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  • Alta innovación para camaroneras

    Redacción Guayaquil

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    Ofrecer una solución innovadora para la alimentación en piscinas de camarón fue la idea de Fernando Pino y Diego Crespo, fundadores de Biofeeder. Esta empresa ofrece una estructura física de metal, plástico y caja eléctrica con paneles solares que se coloca en las fincas manejadas por un software, que es controlado a través de la nube.

    Detrás de ese servicio están tecnologías como inteligencia artificial, algoritmos, Internet de las Cosas, etc.

    En mayo de 2016, luego de un café, Pino y Crespo decidieron incursionar en la industria acuícola a la que consideran estratégica. Fernando, de 42 años, viene de una familia que se ha dedicado al negocio camaronero por años y, en la búsqueda de impulsar modelos exitosos de tecnificación de procesos de alimentación para el camarón, tomó contacto con Diego (46), experto en telecomunicaciones para crear un sistema de alimentación automática para el crustáceo.

    El software supervisa y administra el equipo de alimentación basado en algoritmos para optimizar automáticamente los horarios y las tasas de alimentación, todo con solo unos pocos clics en una interfaz en línea.

    Diego sostiene que la creación de una infraestructura de alimentación automatizada y centralizada transforma la manera en que los productores de camarón producen sus cultivos. “Se obtiene una mayor productividad y ahorro de recursos”, sostiene.

    En 2016 la firma tuvo su primer cliente. El grupo camaronero de la familia de Fernando apostó por el proyecto confiando en su funcionalidad, les anticiparon USD 200 000 que fueron el punto de partida para iniciar con la construcción de los equipos. Según Diego, esta fue la forma ideal de arrancar el negocio porque tenían el cliente definido. La primera venta fue de 1 000 equipos que se entregaron luego de seis meses.

    La planta de producción está ubicada en  la Vía Durán–Tambo, en las afueras de Guayaquil. La firma tiene 60 colaboradores.
    La planta de producción está ubicada en la Vía Durán–Tambo, en las afueras de Guayaquil. La firma tiene 60 colaboradores.Foto: Mario Faustos / LÍDERES

    Los equipos de Biofeeder están constituidos por una tolva de 175 kilos (contenedor de balanceado), una base de flotación, la estructura metálica de aluminio reforzado, paneles solares y una caja electrónica para el software. “Somos una empresa ecuatoriana que tiene conciencia verde”.

    Todos los equipos son solares, es decir, utilizan tecnología verde. Las tolvas y la estructura metálica se fabrican y se ensamblan en Ecuador. De los 20 proveedores, al menos la mitad son ecuatorianos.

    Al 2017 los emprendedores lo consideraron un año de prueba en el tema de ventas. Por ello en 2018 arrancaron con clientes más fuertes. Actualmente tienen más de 50 clientes.

    La empresa, ubicada en la Vía Durán–Tambo, cuenta con aceptación a escala nacional e internacional. Exportan sus alimentadores a México y Asia. Diego explica que los alimentadores automáticos han sido exitosos en reducir el tiempo y la energía necesaria para la alimentación de los camarones, además permiten incrementar el número de raciones por día.

    Siguiendo el modelo del Internet de las cosas (IOT), los empresarios afirman que la alimentación automática acústica será el plus. “Es una innovación que se ha buscado desde que nació la compañía”. Este nuevo elemento demoró un año para tener un prototipo que sea sustentable en el tiempo; opera desde hace dos meses.

    La acústica implementada se cumple mediante hidrófonos que emiten sonidos cuando el camarón se alimenta. Esto quiere decir, que se podrá controlar cuánto alimento demanda el crustáceo y el aparato lo entrega de acuerdo al sonido que refleja la necesidad del animal.

    Actualmente trabajan en la creación de una plataforma que permita darle las herramientas al camaronero para controlar todo el funcionamiento de sus fincas a través de un software.

    Los fundadores de esta compañía han participado por dos años consecutivos en la Aqua Expo que organiza la Cámara Nacional de Acuacultura en Guayaquil. Afirman que desean consolidarse en el país ya que la extensión de fincas y número de productores permitirían que el negocio crezca. El próximo destino de la firma es conquistar a más países del continente asiático.

    Otro dato que confirma el crecimiento: la comercialización de cada equipo se registra un incremento constante y mensualmente venden alrededor de 500 equipos. “Para este año esperamos triplicar la facturación y adquirir nuevos clientes que se interesen en la tecnificación para las camaroneras”.

    Fernando Pino y Diego Crespo fundaron Biofeeder. El primero viene de una familia dedicada al camarón; el segundo domina telecomunicaciones.
    Fernando Pino y Diego Crespo fundaron Biofeeder. El primero viene de una familia dedicada al camarón; el segundo domina telecomunicaciones. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
  • El BID y la AEI promueven debate para una mayor innovación y emprendimiento en Ecuador

    Redacción Guayaquil

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    La innovación es otro tema que se abordó en las Asambleas del BID, que se cumplen en Guayaquil. Este lunes, 15 de julio del 2019, se realizó el Foro de Emprendimiento e Innovación organizado por la Alianza para el emprendimiento e Innovación (AEI).

    El evento forma parte de las acciones que la AEI realiza para impulsar el ecosistema de innovación y emprendimiento en Ecuador. Andrés Zurita, director ejecutivo de la AEI, explicó que para Guayaquil se ha contemplado un plan de acción que tiene como objetivo una inversión USD 46 millones hasta 2022.

    El encuentro se desarrolló en dos fases. En la primera, llamada ‘Historias de éxito de emprendedores, se expusieron las historias de Santiago Rivadeneira, CEO de Endeavor; Ana Cristina Cordero, gerente de Biofemme; y José Jaramillo, CEO y fundados de Grupasa.

    Cordero contó que uno de los principales retos en la actualidad es el trabajo en redes sociales y fomentar el contacto directo con los clientes. Citó como ejemplo los inicios de Biofemme, una compañía dedicada al cuidado femenino que la llevó de cerca a conocer las necesidades de las mujeres.

    El CEO de Grupasa dijo que otro de los puntos a considerar cuando se innova es no temerle al fracaso. Afirmó que muchos emprendedores se frenan luego de la primera caída, por lo que es necesario tener de referencia a mentores y personas que crean en el proyecto.

    En la segunda parte del encuentro se desarrolló el panel ‘Oportunidades desde la innovación abierta para el ecosistema de emprendimiento’. Allí participaron Juan Carlos Díaz, PMO Manager de Phillip Morris International; Sebastián González, jefe de negocios y alianzas de Wayra Chile; Lorena Montalvo, directora ejecutiva de ConQuito; e Irene Arias, gerente general de BID Lab.

    En Ecuador, según la gerente de BID Lab, existe un potencial agroindustrial e industrial fuerte en el que los empresarios de las grandes corporaciones deberían apostar por la innovación abierta y convertirse en dinamizadores del sector emprendedor. Destacó que al aplicar el modelo de innovación se puede evitar el desgaste de recursos y esfuerzos por parte de los emprendedores.

    Arias añadió que en el país se han identificados tres pilares que se deben reforzar: La cultura de innovación, desafíos de la innovación abierta y una vinculación Universidad-Empresas. “Estamos en una era de información y capacidad analítica que debe ser aprovechada”, concluyó.

    El foro se cumplió en en la Plaza Rodolfo Baquerizo, en Guayaquil. Mario Faustos / LÍDERES
    El foro se cumplió en en la Plaza Rodolfo Baquerizo, en Guayaquil. Mario Faustos / LÍDERES
  • Ecuador, retrasado en innovación científica

    Agencia EFE

    (I)

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    Expertos nacionales e internacionales en materia de invernaderos científicos debaten estos días en Quito sobre la necesidad de que Ecuador avance en materia de innovación tecnológica, sobre todo cuando se encuentra a 20 años de distancia de los países de su entorno.

    En esta idea coincidieron varios expertos durante la inauguración del simposio Parques científicos y desarrollo local, que tuvo lugar la semana pasada en la Escuela Politécnica Nacional (EPN), en donde también se ha destacado que el país tiene que desarrollarse en la construcción de sinergias y estrategias mancomunadas entre los distintos actores.

    Todo ello, como apuntó Adriana Arango, encargada del programa de Medicina de la Universidad Remington y profesora de la Universidad de Antioquia, bajo la premisa de que estos conocimientos deben tener en cuenta las necesidades de la población.

    “Hay que pensar en las personas, que son las que van a utilizar todo este conocimiento”, afirmó, para después añadir que es necesario conocer “mucho el medio” en el que se mueven las investigaciones y haberlo “vivido”.

    Ecuador, cuya Constitución del 2008 introdujo la necesidad de crear un sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación que fomente la investigación y el desarrollo tecnológico en articulación con el sector productivo, todavía no ha dado el “salto”, según los expertos, hacia la tercera fase del desarrollo científico-tecnológico.

    Esta es lograr que la investigación, que se genera en las universidades se convierta en transferencia de conocimiento, por lo que dé respuesta a problemas sociales con una mirada hacia la comunidad que demanda esos conocimientos.

    Según la coordinadora del Grupo de Investigación Multidisciplinar en Sistemas de Información, Gestión de la Tecnología e Innovación, Valentina Ramos, Ecuador ha llegado tarde a la definición de estrategias mancomunadas para el crecimiento regional.

    Es algo en lo que convinieron representantes de los tres actores del desarrollo científico: academia, Estado y sector productivo.

    Como indicó el director del Centro de Apoyo al Desenvolvimiento Científico y Tecnológico de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande do Sul (Brasil), Eduardo Giugliani, es necesario articular “una estrategia de innovación en conjunto”, ya que es lo que buscan las propias empresas.

    “Las empresas buscan hoy tener conexiones en red. Para desarrollar el conocimiento de hoy, es necesario tener conexiones transversales”.

    Para el subdecano de la Facultad de Ciencias Administrativas de la EPN, Antonio Franco, Ecuador necesita cambiar “drásticamente” porque si no, un futuro “drástico, complejo y oscuro” podría darse. Tachó al país de ser “muy débil” en cuestiones políticas, económicas y sociales, por lo que problemas graves como la migración o el cambio climático no encontrarán una respuesta de Ecuador.

    La rectora de la EPN, Florinella Muñoz, inauguró el simposio Parques científicos y desarrollo local.
    La rectora de la EPN, Florinella Muñoz, inauguró el simposio Parques científicos y desarrollo local. Foto: Cortesía
  • La innovación llegó al calcetín

    Modesto Moreta

    Coordinador (I)

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    Las medias de compresión para várices y las antiembólicas son los nuevos productos que la firma de calcetines Textidor presentó al mercado.

    Tras varios procesos de innovación con tecnología de punta y el uso de materiales inteligentes, la marca ambateña diseñó estas prendas que mejoran la circulación, ayudan a la prevención de la hinchazón de las várices. Además, dan alivio a las piernas y pies cansados.

    También tiene otras líneas de confección de medias con diseños coloridos y elegantes dirigidos a ejecutivos, niños, jóvenes y adultos, que visten con un ‘look’ casual o formal. En el 2018 la empresa facturó USD 380 175.

    Los ejecutivos de la empresa iniciaron este proceso en el 2016 cuando decidieron invertir en la investigación para producir medias que no se fabricaban en el país. “Antes las empresas especializadas en salud exportaban las medias de compresión y antiembólicas, ahora nosotros buscamos cubrir parte del mercado nacional”, explica el gerente César Buenaño.

    La desaceleración económica que afectó a esta firma también obligo a innovar. Fue por ese momento complicado que desarrolló la línea medias de compresión para tratamiento de las várices y las antiembólicas.

    En la planta industrial, localizada en el sur de Ambato, el movimiento es incesante. Un grupo de colaboradores apura el trabajo de planchado y empaquetado de los calcetines.

    Desde que este producto para la salud salió al mercado, las ventas están en ascenso. En la actualidad produce 8 000 pares de medias de compresión y antiembólicas al mes. Los principales mercados son Quito, Guayaquil, Cuenca y Ambato.

    Antes del empacado los calcetines son planchados. Dos personas son las encargadas de realizar este trabajo en la empresa.
    Antes del empacado los calcetines son planchados. Dos personas son las encargadas de realizar este trabajo en la empresa. Foto: Glenda Giacometti / Líderes

    Buenaño explica que tienen expectativas para abrir la exportación de su producto en Bolivia y a otros países de América Latina. Para lograr este objetivo, a inicios de este año participaron de una feria de productos de innovación y de negocios en el país del Altiplano. Ahí exhibieron su producto especializado para la salud. “Ya comenzaron las negociaciones para ingresar a ese mercado”.

    La inversión inicial en el proyecto fue de USD 150 000 y en la actualidad alcanzó los USD 300 000 en la compra de máquinas de última tecnología.

    La historia de la industria de calcetines Textidor comenzó a escribirse en 1984, cuando César Buenaño luego de que sus dos proyectos de emprendimientos en la confección de camisas, en 1970, y la fabricación de telas para colchas de bebé, en 1978, cerraran.

    Pensó que el negocio en la fabricación de medias de calidad daría resultados. Invirtió 5 millones de sucres en la compra de cinco máquinas tejedoras a su hermano, quien dirigía un pequeño negocio de confección de polines para deportistas.

    El trabajo del emprendimiento arrancó con cuatro personas en la producción de medias para los deportistas, posteriormente innovó la maquinaria y empezó a tejer la línea para niños, jóvenes y ejecutivos. Buenaño cuenta que su emprendimiento fue de los primeros en producir medias en algodón.

    El producto tenía demanda especialmente en valles cálidos y la Costa ecuatoriana. Sin embargo, empresas más grandes comenzaron a competir con productos similares. Aun así, nunca dejaron de invertir en nueva maquinaria. Al momento esta industria produce 33 000 pares de medias al mes, que distribuyen a las grandes cadenas comerciales de ropa y pequeños almacenes en todo el país.

    En 1996, la compañía tuvo un cambio de timonel. Geovanny Buenaño, hijo de César, asumió la administración de la empresa. Eso dio un giro al negocio puesto que comenzó a innovar los productos con nuevos diseños.

    Actualmente la empresa cuenta con registros sanitarios, sistemas de gestión como ISO 9001 e ISO 13485, que es para controlar la calidad de dispositivos médicos. “Eso nos permitirá exportar a la Comunidad Europea”, asegura Buenaño.

    Hace dos años la empresa Ortomédica, de Quito, comenzó a comercializar las medias para las várices con buenos resultados. Fabricio Chávez, representante de Ortomédica, explica que anteriormente no había una industria local que supla la necesidad de estos productos y eran importados. “Ahora estamos fomentando la industria nacional productos con calidad”.

    Ortomédica comercializa en sus 13 puntos de comercialización en Quito, Guayaquil y Ambato. Es más, las ventas subieron entre el 40 y 50%.

    La tecnología y las materias primas que Textidor emplea en la fabricación de sus productos son de calidad y ahora se proyecta a la exportación.
    La tecnología y las materias primas que Textidor emplea en la fabricación de sus productos son de calidad y ahora se proyecta a la exportación. Foto: Glenda Giacometti / Líderes
  • Las alternativas a la carne se multiplican

    Agencia AFP

    Nueva York, AFP (I)

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    Entre Burger King, que ofrece una versión vegetariana de su famosa hamburguesa Whopper’ , o la exitosa llegada a Wall Street de la ‘start up’ vegana ‘Beyond Meat’, las compañías que ofrecen alternativas a la carne están en aumento en EE.UU.

    El filete de soja ha existido mucho tiempo y es un clásico en las tiendas de productos orgánicos. Pero algunas compañías han dado un paso más en los últimos años utilizando tecnologías sofisticadas para imitar el sabor, la textura e incluso la sangre de la carne.

    Usan remolacha, garbanzos o aceite de coco para hacer hamburguesas, salchichas y carne picada.

    Entre las empresas nuevas más conocidas están Beyond Meat, que acaba de estrenarse en Wall Street como una de las estrellas de la tecnología; o Impossible Burger, que se ha asociado con las tradicionales Burger King.

    Se benefician de los cambios en los hábitos alimentarios de cierta parte de la población que limita su consumo de carne por razones medioambientales, de salud o de protección de los animales.

    La primera hamburguesa in vitro, elaborada a partir de células madre de vacas por un científico holandés de la Universidad de Maastricht, Mark Post, se presentó en 2013. Fue bautizada como Frankenburger.

    Desde entonces, varias empresas emergentes han llegado al mercado en EE.UU., Israel, Holanda o Japón para tratar de fabricar, solo a partir de células animales, presas de pollo, cerdo o pescado.

    Aunque todavía no han logrado lanzar una producción masiva para bajar suficientemente los precios, la empresa estadounidense Memphis Meat y la holandesa Mosa Meat han anunciado que quieren comercializar un producto a partir de 2021.

    Las ventas de alimentos vegetales para reemplazar la carne convencional crecieron un 23% en 2018 en EE.UU., según The Good Food Institute, una asociación que promueve el sector; pero aún representa menos del 1% del mercado de carne en el país.

    Y las inversiones en el sector siguen siendo pequeñas: en 2018 se invirtieron USD 673 millones en empresas que elaboran con vegetales productos equivalentes a la carne, los huevos o la leche.

    Una cantidad irrisoria si se compara con los USD 96 600 millones invertidos en el sector de la tecnología agrícola o los USD 25 000 millones desembolsados en el del cannabis.

    Para Danielle Beck, representante de la Asociación Americana de Productores de Carne de Res (NCBA) , el entusiasmo por estos nuevos productos no representa una amenaza para los ganaderos.

    Con el aumento de los niveles de vida en los países emergentes, la demanda de proteínas sigue siendo fuerte, señala. Y cuando la población mundial alcance los 10 000 millones en 2050, la necesitaremos en todas sus formas.

    Para algunas personas, servirse carnes vegetales es una opción de vida porque contribuye a su estado de salud. Además, les ayuda a bajar de peso porque no consumen proteínas en exceso.

    Existen varios tipos de carnes vegetales y a partir de ellos se producen alimentos procesados,

    El seitán es la principal, por su valor nutricional y su textura. Se encuentra fácilmente en supermercados y tiendas ecológicas.

    Está hecha de gluten, la proteína del trigo, con lo cual no es apto para celiacos. Se presenta en forma de una masa compacta.

    Datos

    El tofu  es un alimento de la cocina asiática que se preparara con leche de soya con un procedimiento parecido a lo del queso.. Hay presentaciones para untar y tipo cubos.
    La idea de los productores de carnes vegetales es que, mas que una alternativa a los productos de animales, se requiere alimentos que ocupen su lugar y que gusten a las personas que todavía son carnívoras. Lo importante es que ellas no tengan que hacer un sacrificio enorme y renunciar a algo con sabor al volverse vegetarianos o veganos.

    Las ventas de alimentos vegetales para reemplazar la carne convencional crecieron un 23% en 2018 en EE.UU.. Foto: AFP
    Las ventas de alimentos vegetales para reemplazar la carne convencional crecieron un 23% en 2018 en EE.UU.. Foto: AFP
  • Medellín apuesta por la innovación y la industria 4.0

    Agencia EFE

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    El primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial de América Latina fue inaugurado la semana pasada en Medellín, que se convertirá con ello en motor regional de la innovación como parte de una red global impulsada por el Foro Económico Mundial.

    La ciudad, capital del departamento de Antioquia (noroeste), hizo de la innovación y el emprendimiento pilares de su transformación social después de la oscura época del narcoterrorismo de los años 80 y 90, y esa experiencia le valió para ser escogida por el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) para integrar la red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial.

    “La grandeza de Medellín reside en cómo ha superado sus obstáculos y cómo lo ha aprovechado para transformarse y convertirlos en grandes oportunidades”, expresó el alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez, en la inauguración del Centro, alojado en el Distrito de Innovación Ruta N.

    Gutiérrez destacó que en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando comenzó en Inglaterra la Revolución Industrial con la invención de la máquina de vapor, Medellín era poco más que una aldea y hoy está a la vanguardia latinoamericana en el desarrollo de tecnologías, innovación y emprendimiento.

    El Centro inaugurado en Medellín se especializará en el desarrollo de sistemas de Inteligencia Artificial (IA), de Internet de las Cosas (IoT, sigla en inglés) y de la tecnología conocida como “blockchain” (cadena de bloques), que serán aplicados en la ciudad y en el país como pilotos para el resto de América Latina.

    “Estamos hablando de tres tecnologías que están cambiando el mundo”, dijo al respecto el presidente colombiano, Iván Duque.

    El mandatario agregó que la Inteligencia Artificial ayudará “a entender los fenómenos globales” y aplicarlos en el país y en la región, la Internet de las Cosas será “decisiva para apostar a la conectividad y llegar a la (tecnología) 5G”, y el “Blockchain” puede llevar a Colombia “a ser líder en la banca en América Latina”.

    “Colombia quiere pensar en grande, actuar en grande y transformar en grande”, manifestó Duque, quien destacó que el de Medellín es el primer centro de este tipo “en un país hispanohablante”.

    Por su parte, el Alcalde llamó la atención sobre el impacto social de la Cuarta Revolución Industrial, principalmente en el desarrollo del talento y la educación.

    La red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial fue creada en 2017 bajo el impulso del Foro Económico Mundial y a la sede central, situada en San Francisco (EE.UU.), se sumaron el año pasado tres más ubicadas en Tokio, Pekín y Bombay (India).

    Esos centros son los ejes de una red que incluye otros regionales como los de Colombia, Israel y Emiratos Árabes Unidos, a los cuales se sumarán los de Noruega y Sudáfrica. “Este es un momento histórico no solo para Colombia y Latinoamérica sino para todo el mundo”, manifestó el director de la Red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial del WEF, Murat Sönmez.

    El experto del WEF destacó que estos centros constituyen “un esfuerzo global” de gobiernos, academia, organizaciones y empresas privadas.

    El primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial de la región está en el Distrito de Innovación Ruta N.
    El primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial de la región está en el Distrito de Innovación Ruta N. Foto: EFE
  • La tecnología que salió del campus y atrae inversiones

    Redacción Guayaquil

    (I)

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    Alishiel CAD 3D nació hace 8 meses como un emprendimiento. Su mentor es Isaías Gómez y desde diciembre del año pasado tiene un socio, Jorge Salazar. La Escuela Politécnica del Litoral (Espol) fue el espacio donde el proyecto se perfeccionó con la guía del profesor Efraín Terán.

    La aceptación fuera de las aulas ha sido tan buena que ya se encuentran en conversaciones con tres inversionistas. Uno de ellos en el sector acuícola. La aspiración es implementar la impresión 3D de metal en el país y diversificar el negocio. Traer esa tecnología desde Estados Unidos costaría un aproximado de USD 500 000.

    Pero los nombres de las empresas interesadas no los revelan hasta que el negocio se concrete. Las áreas en las que Alishiel se enfoca, por ahora, son manufactura aditiva y fabricación de filamento (materia prima para impresoras 3D).

    Gómez tiene 24 años y se gradúa en los próximos meses como ingeniero mecánico en la Espol. Desde que empezó la carrera ya tenía en mente su innovación. “Yo siempre quise empezar una empresa que se dedique a manufactura aditiva”.

    La elaboración a la que él se refiere consiste en “crear un producto a partir de capas y con eso se va generando volumen”, agrega Gómez. El resultado es mayor detalle y no se desperdicia material.

    Salazar, ingeniero industrial de 29 años, explica que esta forma de crear es aplicable a industrias como la automotriz, aeroespacial, médico (prótesis a medida).

    Como estrategia, Salazar sabe que el campo al que apuntan es amplio y no se ha profundizado en ese mercado.

    El desarrollo que logra Alishiel es a partir del diseño asistido por computadora. Esa es la parte CAD, programas que sirven para bajo medidas estándares, exportar un archivo e imprimir en 3D lo que se haya requerido.

    Un ejemplo de ese trabajo fue la impresión de una pieza que hicieron el año pasado para una maquinaria. Se la sacó y por pedido del cliente, se la fundió en metal para mayor resistencia.

    Esa es el área en la que se especializa Alishiel –que tiene relación con el nombre de Isaías- y que ha ido ganando espacio por los reconocimientos obtenidos. El último fue el concurso de emprendimientos Ideatón 2018 organizado por la Alcaldía de Guayaquil. Gómez logró el primer lugar.

    Desde ese momento, la segunda etapa del emprendimiento tomó impulso. “La elaboración de nuestro filamento se obtiene a partir de material reciclado”, dice Salazar. La producción es mínima de este modo y se busca expandirla.

    Hallar el mecanismo para sacar el filamento del polietileno de las botellas plásticas y reutilizarlo fue lo difícil. Ese fue el plus ganador que los volvió noticia por contribuir en la economía naranja (industria creativa y cultural).

    Las investigaciones para dar con el método las desarrolló Gómez con su tutor de la Espol en el laboratorio de mecatrónica. A ese espacio todavía acuden para el uso de equipos y la otra parte de sus recursos los tiene en su domicilio.

    Este sueño se ha nutrido de concursos. La primera inversión fue de USD 5 000. “Lo gané por hacer un diseño y con eso compré la primera impresora 3D”, recuerda Gómez de sus inicios. Ahora ha sumado dos más y tres escáner.

    Isaías Gómez (izq), junto a Jorge Salazar (centro) y el docente Efraín Terán, sostienen el filamento que generan.
    Isaías Gómez (izq), junto a Jorge Salazar (centro) y el docente Efraín Terán, sostienen el filamento que generan. Foto: Cortesía Espol
  • En sus ‘snacks’ frutales se aplica la fritura al vacío

    Redacción Quito

    (I)

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    Trabajar por el bien común es la expresión a la que se refiere la palabra quichua Ayni. Ese es el objetivo y el nombre del emprendimiento fundado por José, Juan Pablo y Alfredo Pillajo.

    Hace tres años tuvieron la idea de impulsar un emprendimiento que utilizara productos propios del Ecuador y que, en su momento, tuviera un impacto social. El proyecto de tesis de Juan Pablo fue la excusa ideal para empezar.

    “Estudié en la Universidad Tecnológica Equinoccial. Mi tema estaba vinculado a frituras al vacío y pensé que era una gran alternativa para la preparación de ‘snacks’. Les comenté de esto a mis hermanos y les llamó la atención. Era innovador”, dice Juan Pablo.

    Esta tecnología tiene pocos años en América Latina. Consiste en freír los productos sin oxígeno, lo que permite que se vuelvan crocantes, no se oxiden y mantengan sus propiedades alimenticias.

    Importar máquinas para realizar estas preparaciones es costoso. Ante ello, los hermanos Pillajo, dos de los cuales son mecánicos, pusieron en marcha su ingenio y fabricaron su propia tecnología; desarrollaron varios prototipos hasta que dieron con el indicado.

    El proyecto, con el nombre de Ayni Green, arrancó en 2016. La inversión inicial fue de alrededor de USD 15 000, incluyendo la maquinaria y la mano de obra.

    Las frutas que se utilizan son frescas. Se escoge con mucho cuidado la condición de las mismas. Las piñas adquieren un sabor delicioso.
    Las frutas que se utilizan son frescas. Se escoge con mucho cuidado la condición de las mismas. Las piñas adquieren un sabor delicioso. Foto: Líderes

    Los emprendedores se decidieron por freír frutas tradicionales: manzanas tipo Ana, frutillas de la zona de Pifo y piñas y plátano de Santo Domingo de los Tsáchilas. Con ellas hacen un mix de frutas.

    Hasta el 2018 la empresa realizó pruebas y ofreció productos para testeo. Oficialmente, la comercialización arrancó en enero pasado.

    “Hay una aceptación bastante grande de los clientes”, comenta Juan Pablo. Durante la etapa de pruebas producían 100 fundas diarias, pero ahora son 300.

    Entre los sitios en los que se vende el mix de frutas está la tienda Camari y La Bola de Oro. Susana Ruiz, titular de este último sitio, comenta que compra los ‘snacks’ desde este año. “Han salido bien. Les hago pedidos casi a diario. Hacemos una degustación a los clientes y los adquieren. Hemos aumentado los pedidos”.

    Ayni Green trabaja con la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación y la fundación Crisfé. Estas han direccionado a los emprendedores en el proceso de desarrollo; incluso, los contactaron con un estudio creativo con el que hicieron los empaques.

    Se trata de fundas de 30 gramos que contienen el mix de frutas fritas al vacío. Cada uno cuesta USD 1, para el público en general.

    Este producto se fabrica en un área pequeña ubicada en el sector de Pifo, al oriente de Pichincha. Los emprendedores se encuentran ampliando su planta procesadora para aumentar su capacidad de producción; esperan que en dos meses esté listo el nuevo galpón y contarán con maquinaria de mayor tamaño.

    Los insumos para la fabricación los reciben de tres proveedores. Uno de ellos es Jaime Calero, quien entrega de 10 a 15 racimos de barraganete por semana, desde Puerto Limón. Él considera que Ayni Green es un negocio con futuro y que crecerá la demanda.

    Los emprendedores buscan ayudar a agricultores, principalmente de productos nativos, para que sigan cultivando y coloquen su oferta. Para ello tienen iniciativas como la fabricación de ‘snacks’ de tubérculos andinos entre los que se encuentran variedades de papas (morada y rosada), oca, mashua, maca, etc.

    La idea de los Pillajo, tal y como el nombre de la marca lo dice, es desarrollar acciones por el bien común. Como parte de ese objetivo también apuntan a producir frituras al vacío de nuevas frutas o mix de verduras con esta técnica.

    Los emprendedores también maquilan para otra empresa que saldrá al mercado con ‘snacks’ fritos al vacío de vegetales (remolacha, camote, zanahoria blanca y maqueño). Para esta, actualmente, hacen 300 fundas semanales.

    Este producto va dirigido para un mercado de personas que tienen una dieta saludable y que hacen ejercicio. La oferta de Ayni Green apunta a personas de alto nivel adquisitivo, aunque luego que inició la comercialización se está vendiendo a cualquier sector.

    Los emprendedores explican que sus bocaditos no tienen grasas saturadas.

    La planta de la empresa se encuentra en el sector de Pifo. En dos meses se espera que esté listo un sitio más amplio y maquinaria más grande.
    La planta de la empresa se encuentra en el sector de Pifo. En dos meses se espera que esté listo un sitio más amplio y maquinaria más grande. Foto: Líderes
  • Shenzhen, de laboratorio chino a centro innovador

    Agencia AFP

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    Era una ciudad de pescadores, perdida a las puertas de Hong Kong. Hoy, la metrópolis de Shenzhen, símbolo de los 40 años de reformas que han hecho de China la fábrica del mundo, aspira a ser el faro planetario de la innovación tecnológica.

    Para ello, habrá primero que eliminar la imagen de paraíso del plagio. “Ahora sentimos un gran apego a la propiedad intelectual y a las patentes”, asegura Wu Yebin en su oficina, en el 35º piso de un moderno rascacielos.

    Otrora imitador de grandes marcas, creó MeegoPad, una floreciente empresa de electrónica.

    En diciembre de 1978, China decidió abrirse a la economía de mercado para dar de comer a su población, en la miseria. Shenzhen, donde 310 000 habitantes vivían de la pesca y del cultivo del arroz, fue el laboratorio de esas reformas.

    Prosperó produciendo artículos de gigantes como Apple o Samsung, vio emerger a mastodontes locales como Huawei (telefonía) o Tencent (internet) y brotar a decenas de miles de fábricas que producen componentes, chips o pantallas táctiles, que le han valido el apodo de ‘Silicon Valley del hardware’.

    Zhang Zhaohui es el CEO de Youibot, una empresa que produce robots autónomos. Foto: AFP
    Zhang Zhaohui es el CEO de Youibot, una empresa que produce robots autónomos. Foto: AFP


    Hijo de una familia rural pobre, Wu Yebin, de 35 años, llegó en 2005 a la ciudad, que ya cuenta con 13 millones de habitantes. Empezó fabricando, como miles de otros jóvenes del “shanzhai”, copias piratas, a veces creativas, inspiradas en productos electrónicos de marcas extranjeras.

    Alemania, Estados Unidos, Japón… todos los países desarrollados han hecho eso para hacer avanzar su industria manufacturera. Es un paso obligado para acumular experiencia”, considera Wu. Pero, si bien ese modelo económico estaba “muy en boga” hace solo unos años en las fábricas locales, “ya no es viable en la actualidad”, admite.

    Punto de encuentro

    Shenzhen sigue siendo uno de núcleos manufactureros del país. Pero otras ciudades chinas le siguen a la zaga, y supo encontrar un nuevo motor de crecimiento.

    “Hoy, apostamos por la innovación para asegurar el desarrollo. China se convierte en el líder mundial en ese campo”, declara Wu Yebin, cuya empresa factura 25 millones de euros anuales. Vende unos ingeniosos PC miniaturizados en llaves HDMI y crea gafas de realidad aumentada.

    “Shenzhen se convierte en un punto de encuentro para ingenieros creativos de todo el mundo”, señala.

    Entre estos, Meng Jie, un francés que dejó Silicon Valley en 2017 para crear Maybe, que produce altavoces inteligentes con los que se puede conversar para aprender mandarín.

    “Silicon Valley sigue estando muy por delante en materia de inteligencia artificial. Pero en Shenzhen, encuentras tres veces más rápidamente el componente electrónico o mecánico que necesitas. Es como pasar de una nacional a la autopista”, cuenta entusiasmado el joven treintañero de origen chino.

    “La gente ve a Silicon Valley como la meca de la tecnología. Y Shenzhen es una ciudad que subestiman mucho. Porque no saben lo que está pasando aquí ” , subraya, señalando la hilera de rascacielos desde la ventana de su oficina. Pekín lanzó en 2015 el programa industrial “ Fabricado en China 2025 ” , con el objetivo de “ dejar de ser la fábrica del mundo ” para pasar a ser un líder tecnológico en el sector de la robótica, los coches eléctricos, la inteligencia artificial…

    Potencial enorme

    “Las autoridades, en materia de innovación, definen claramente los sectores en los que desean invertir. Si tu empresa está en esa órbita, es la vía más rápida y obtienes financiación ” , declara Duncan Turner, director general de HAX, incubadora de empresas emergentes en Shenzhen.

    El presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó su preocupación ante esta competencia. Lanzó una guerra comercial contra Pekín y aumentó los aranceles a productos chinos relacionados con ese plan industrial, principalmente del campo de la informática, la aeronáutica y la robótica.

    ¿Una pérdida de tiempo? Para Turner, instalado en Shenzhen desde 2009, el mayor cambio desde su llegada es que los jóvenes chinos que antes copiaban “se convirtieron en unos expertos de la investigación y del desarrollo increíblemente inventivos y emprendedores”.

    El aumento del nivel de formación permitió que naciera una nueva generación de ingenieros. Como Zhang Zhaohui, presidente de Youibot, instalado en la incubadora HAX, desde donde diseña el primer robot autónomo de mantenimiento para autobuses. “ El potencial de Shenzhen es enorme. La ciudad podría alcanzar muy rápidamente a Silicon Valley” , augura el emprendedor de 26 años.

    El francés Meng Jie asiente: “En 10 años, Shenzhen será una ciudad muy importante en el mundo”.

    Una vista panorámica nocturna de Shenzhen. La ciudad, con 12 millones de habitantes, tiene un plan para convertirse en un centro de desarrollo tecnológico de punta en Asia. Foto: AFP
    Una vista panorámica nocturna de Shenzhen. La ciudad, con 12 millones de habitantes, tiene un plan para convertirse en un centro de desarrollo tecnológico de punta en Asia. Foto: AFP
  • Él innova para solucionar problemas globales

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario Líderes (I)

    Innovador. Visionario. Estratega. Curioso. Un líder de la revolución industrial 4.0. Esas son algunas de las características que tiene el ecuatoriano Inty Gronneberg, que en la actualidad reside en el Reino Unido.

    En Londres fundó Ichthion, una ‘start up que desarrolla tecnología capaz de combatir la polución por plásticos de los océanos a escala global; Ichthion suma reconocimientos de organismos como Climate Kic, en Europa; Techa Planter, en Japón; o el MIT Technology Review, en Estados Unidos.

    Esta última acaba de nombrarlo a finales de noviembre pasado como uno de los ‘Inventores del 2018 en América Latina’. Esta distinción llega por su trabajo contra la contaminación plástica. Gronneberg, con el equipo de la ‘start up’, inventó una turbina que recolecta basura plástica de ríos y océanos.

    De padre noruego y madre ecuatoriana, Gronneberg nació en Ibarra, se educó en Quito y ahora brilla en Londres, Inglaterra. En la actualidad tiene 34 años y estudia un PhD en innovación tecnológica en emprendimientos en el Imperial College London, una de las instituciones de educación más destacadas en materia de innovación en Europa y el mundo.

    Luego de culminar sus estudios en la Escuela Politécnica del Ejército, (ahora Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe) y trabajar durante casi 10 años en el sector industrial, Gronneberg salió de Ecuador hace cinco años para estudiar una maestría en manufactura avanzada, en Londres, gracias a una beca del Gobierno ecuatoriano. Este inventor conoce de cerca lo que sucede en el ecosistema emprendedor nacional. “En el país existe una actitud positiva ante el emprendimiento, pero el emprendimiento tecnológico es distinto. En este último se requiere de un sistema que soporte la innovación tecnológica y Ecuador tiene mucho que desarrollar en este tema”, cuenta sin rubores en una entrevista telefónica.

    Los estudios y la dedicación siempre fueron dos de sus fortalezas, según cuentan quienes lo conocen. Alexis Ortiz fue su profesor en la universidad y lo recuerda como un excelente estudiante. “Era preguntón, buscaba información y debatía con argumentos”. Ortiz añade que Gronneberg era de esos alumnos que exigen a los profesores y hacen crecer al grupo de estudiantes. “Es un líder, con un gran espíritu humano, sencillo y de un corazón enorme que siempre prioriza el interés colectivo”.

    Casado con una polaca a la que conoció en el Reino Unido y con quien tiene una pequeña hija de dos meses, Gronneberg se define como un innovador, pero también como un inventor. “Son dos términos que van de la mano”.

    Uno de sus inventos es una tricicleta eléctrica pensada en sustituir a los vehículos convencionales. “En Europa 1,3 personas en promedio usan un solo vehículo. Eso es un problema por el espacio que ocupan los autos. Mi invención busca reducir el espacio y combatir el sedentarismo”.

    La jornada de este ecuatoriano se cumple principalmente en la oficina que tiene Ichthion en el clúster de innovación de Imperial College. El laboratorio de manufactura es el sitio donde pasa la mayoría de su tiempo, como investigador. Allí realiza pruebas permanentes de los prototipos pensados y desarrollados por el equipo que dirige junto a Robert Rouse, cofundador de Ichthion.

    Javier Maza estudió la universidad con Gronneberg y luego fue compañero de trabajo en una ensambladora de vehículos. Él lo califica como una persona muy inteligente, con liderazgo notable, estratega y sumamente analítico. “Es un excelente profesional y siempre está dispuesto a apoyar y liderar causas de bien común”.

    Sobre los reconocimientos que su excompañero de aulas tiene. Meza dice sentirse feliz. “Son merecidos y no serán los últimos ya que es un entusiasta por el emprendimiento y la innovación”.

    El voluntariado es otra de las facetas de este innovador. Mario Hidalgo,otro ecuatoriano que estudia en Londres, lo conoce desde hace tres años y recuerda cuando trabajaron juntos en la campaña se llamó SOSEcuador que tuvo como objetivo recaudar fondos para los damnificados del terremoto de abril del 2016. “Se unieron más de 200 estudiantes ecuatorianos en el Reino Unido y alcanzamos a recoger alrededor de USD 80 000 en un mes”.

    Para Hidalgo, Gronneberg es un visionario con gran capacidad de resolver problemas. “Él tiene la capacidad de ver un problema desde distintos ángulos y de ese modo generar soluciones que quizás la mayoría de personas no logra ver. Es una persona que realmente piensa ‘out of the box’”.

    Gronneberg sigue con los pies en la tierra pensando en nuevas soluciones a problemas globales.

    Inty Gronneberg explica al príncipe Alberto de Mónaco, el funcionamiento de la turbina desarrollada por Ichthion. Abajo aparece en la premiación del MIT Technology Review. Foto: Cortesía de Inty Gronneberg
    Inty Gronneberg explica al príncipe Alberto de Mónaco, el funcionamiento de la turbina desarrollada por Ichthion. Abajo aparece en la premiación del MIT Technology Review. Foto: Cortesía de Inty Gronneberg