Etiqueta: Japón

  • Japón puso en órbita un nuevo satélite radar espía ante amenaza de Corea

    Agencia AFP

    El cohete japonés H2A puso en órbita este 1 de febrero un nuevo satélite radar espía para completar un dispositivo de vigilancia y defensa de su territorio, en particular ante la amenaza de Corea del Norte.

    Según la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), este satélite de «recogida de información» fue lanzado con éxito unos minutos después del despegue que tuvo lugar desde la base de Tanegashima.

    Fue la 27ª misión del cohete japonés H2A. Contrariamente a otros lanzamientos, la JAXA no retransmitió este lanzamiento en directo por televisión o por internet porque se trata de una misión gubernamental relacionada con la defensa del país.

    El sistema de satélites espías fue imaginado al final de los años 1990 debido a los temores que inspiraba Corea del Norte. Permite, entre otras cosas, localizar objetos de al menos un metro de largo en el suelo, de noche o a través de las nubes, desde una altitud de varios cientos de kilómetros. También puede servir para recoger datos sobre los daños producidos por las catástrofes naturales, como terremotos, tsunamis o tifones.

    Japón ya puso en órbita en el pasado varios satélites espía equipados con cámaras y otros radares, pero al menos dos de ellos se averiaron. La recopilación de información y la vigilancia por satélite se decidieron después de unos ensayos de misiles efectuados por Corea del Norte en 1998.

    En 2012, Pyongyang procedió a dos pruebas de cohetes que Japón sospechaba que eran misiles. El dispositivo japonés completo debe permitir observar al menos una vez al día cada zona terrestre.

    La JAXA y el operador del cohete H2A, el grupo Mitsubishi Heavy Industries (MHI), no proporcionaron más información sobre la misión por razones de seguridad.

    El sistema de satélites espías fue imaginado al final de los años 1990 debido a los temores que inspiraba Corea del Norte. Foto referencial: Bill Ingalls/ AFP
    El sistema de satélites espías fue imaginado al final de los años 1990 debido a los temores que inspiraba Corea del Norte. Foto referencial: Bill Ingalls/ AFP
  • En Japón crean bebé robot para acompañar a los adultos mayores

    Agencia EFE

    Smiby es la nueva apuesta robótica de las empresas en Japón, país con la población más longeva del mundo, para paliar la sensación de aislamiento de los mayores que viven solos.

    Se trata de un bebé ávido de mimos que demanda constantemente la atención de su veterano «progenitor”.
    Smiby mide 44 centímetros de largo y pesa 1,2 kilos. Es de plástico y silicio. Está dotado de un sensor diseñado para reaccionar cuando sus «padres» lo acunan.

    El bebé robot viste un mono blanco aterciopelado, está coronado con un cordón rosa y dos suaves pompones. Ríe cuando lo agarran y sus mejillas se sonrojan cuando está contento.

    También llora si se lo balancea con violencia o se lo deja demasiado tiempo solo. En ese momento sus ojos negros se tornan azules, simulando lágrimas. Si tras un lapso nadie acude a atenderlo, se duerme solo.

    Masayoshi Kanoh es quien dio vida al neonato autómata. El profesor de la Universidad Chukyo de Nagoya explica que desarrolló un robot que no sabe hacer nada con el fin de ofrecer a los adultos mayores un ambiente donde tengan un objetivo vital: cuidar a su robot.

    El proyecto comenzó en 2008, pero no fue hasta 2010 cuando Kanoh comenzó a colaborar con la empresa Togo Seisakusyo. Allí nació Smiby.

    El robot saldrá a la venta a fines de enero y costará 68 000 yenes (511 euros, aproximadamente). Emite 500 tipos de voces, según la situación. Reproduce sonidos de niños de un año que los desarrolladores grabaron durante seis meses.

    Kanoh asegura que aquellos que lo han probado experimentan una «sensación de cariño», y que su expresión y forma, además de su voz, «los relaja».

    Pero Smiby no es el primer robot creado expresamente para la tercera edad por los nipones, que cuentan con la sociedad más envejecida del mundo. Casi 33 millones de personas mayores de 65 años, más de la cuarta parte de su población.

    El más conocido es Paro. Un robot que tiene forma de cría de foca arpa, desarrollado por el Instituto Nacional de Ciencia Industrial Avanzada y de Tecnología nipón. En 2008 sus bondades terapéuticas se reconocieron en el Libro Guiness, año en que se le calificó como el robot más terapéutico del mundo.

    Paro mide 57 centímetros. Está cubierto por piel artificial, se comporta de manera cariñosa cuando se le acaricia. Además, diversas pruebas demostraron sus poderes curativos en personas de avanzada edad, como la reducción del estrés y depresión.

    También existe Tocco. Un robot-peluche con forma de oso panda, que la Universidad de Waseda, en Tokio, creó para asistir a quienes hacen ejercicios de locomoción o rehabilitación. Sus creadores afirman que para las personas ancianas es más entretenido ejercitarse a través de un muñeco de ese tipo.

    Smiby saldrá a la venta a fines de enero y costará 68 000 yenes (511 euros, aproximadamente).
    Smiby saldrá a la venta a fines de enero y costará 68 000 yenes (511 euros, aproximadamente).
  • Un aire tecnológico renueva a 38 locales

    Redacción Quito

    Almacenes Japón renovó su imagen por completo. Desde su fundación, en 1997, sus logotipos se mostraban en amarillo, rojo y azul; sin embargo, el nuevo rostro de la empresa, presentado hace dos semanas, apunta al sector tecnológico por lo que se privilegian los colores rojo, negro y blanco.

    El cambio de imagen incluye una renovación estética en sus 38 locales en todo el país. La estantería, la iluminación, la decoración y la ubicación de los productos mantienen un concepto contemporáneo. El objetivo es que los clientes no solo vean los productos, sino que interactúen con la tecnología de punta.

    Para esta renovación se requirió de un presupuesto de USD 1,6 millones; es decir, una inversión de USD 42 000 promedio, por cada local. Esta cifra incluye el monto pagado a la agencia de publicidad Percrea por el rediseño de la marca.

    Así lo explica el presidente Ejecutivo de Almacenes Japón, Carlos Martínez, quien considera que la oferta de tecnología debe manejarse no solo desde la imagen, sino también desde la experiencia de compra.»Estábamos acostumbrados a ver el producto de alta tecnología detrás de una vitrina. En el nuevo diseño de Almacenes Japón, el cliente tiene la posibilidad de interactuar con el producto».

    El cambio total de los locales en todo el país, estima Martínez, debe estar terminado hasta febrero del 2014; sin embargo, la colocación del nuevo rotulado podrá apreciarse hasta mediados de julio.

    El proyecto de cambio comenzó en noviembre del año pasado y su diseño estuvo completo a finales de marzo; de inmediato comenzaron con la adecuación del primer local, ubicado en el Centro Comercial El Recreo (Quito), allí se invirtió un mes de trabajo; para junio se prevé renovar un segundo local en Guayaquil.

    La nueva imagen de Almacenes Japón busca darle a la cadena una personalidad más contemporánea, dando énfasis en el aspecto tecnológico, para así diferenciar la marca de otras de la competencia, asegura el director creativo de Percrea, Ricardo Amat. Y es por esta razón que se resaltaron en color negro las dos últimas letras (on) del nombre Japón.

    «Buscamos mostrar la palabra ‘on’ como un concepto. Actualmente, no podemos vivir si no estamos conectados a algo, al menos que seamos un hermitaño, todos tiene una televisión, un iPad, una tablet, un celular… y en torno a esa idea se creó la nueva imagen de marca».

    Adicional al cambio estético del logo y estanterías, se dio un cambio estratégico en la ubicación de la mercadería.

    Valeria Pinos, gerenta de Marketing de Almacenes Japón, explica que con la iluminación y ubicación de los productos se intenta dar al cliente una total perspectiva de la oferta del almacén.

    «Ubicamos las zonas calientes y frías en las tiendas, en base al diseño de cada uno de los locales, para adecuar la iluminación, el decorado y los artículos. Los productos altos tienen que ir en la parte de atrás para que no tape la visión al cliente cuando entra a la tienda», explica.

    LA CIFRA:
    USD 1,6 millones destinados para 38 locales

  • Mecaniza recibe el visto bueno de Japón, Corea del Sur

    Sebastián Angulo, Redacción Quito / LÍDERES

    Mencionar marcas como Kía, Mazda o Chevrolet es hablar de compañías que llevan décadas perfeccionando su diseño e ingeniería para sus vehículos.

    El ingenio y la tecnología surcoreana, japonesa y estadounidense se han plasmado en la construcción de automotores que ya forman parte de la historia del desarrollo industrial de estas naciones.

    Esa ingeniería es parte de la industria ecuatoriana. Un ejemplo es la historia de Jorge Nicolalde Pérez, un quiteño que decidió abrir un taller metalmecánico en 1975, que estaba ubicado en la av. Del Maestro y 10 de Agosto (norte de Quito). Hoy, 38 años después, la fábrica de Nicolalde Pérez elabora y entrega piezas para tres ensambladoras de vehículos.

    En la década de 1970, terminó sus estudios secundarios en el Colegio Central Técnico y cinco años después se graduó como ingeniero mecánico en la Escuela Politécnica Nacional.

    El taller de Nicolalde Pérez, denominado Mecniza se dedicaba a la reparación de maquinaria de la industria plástica, petrolera y automotriz.

    Dos de sus hijos, que crecieron entre las herramientas, fierros y el oficio de su padre, decidieron seguirle sus pasos.

    Uno de ellos, Roberto Nicolalde Salvador, ingresó a la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), en el 2001.

    En ese año, él se enroló en Lanic Engineering, una ensambladora de aviones, con sede en California (EE.UU.). Cuatro años después, de regreso a Ecuador, se incorporó a General Motors Omnibus BB (GMOBB), en el Área de Calidad.

    Pero en el 2008, surgió un nuevo reto. Padre e hijo se plantearon la idea de montar su propia empresa. Por ello, con la ayuda de sus ahorros y créditos bancarios, invirtieron USD 150 000 para iniciar su compañía.

    El pequeño taller que se llamaba Mecniza se transformó en Mecaniza, e incorporaría nueva maquinaria con mayor tecnología. Desde ese entonces, su nicho de mercado ya fue tan disperso; la naciente empresa se especializó en la elaboración de autopartes para el sector automotor.

    Mecaniza se dedicó a la producción de estampados metálicos. Es decir, a partir de planchas de acero que son cortadas en diferentes formas por medio de prensas y troqueladoras, que ejercen presión de 10 a 500 toneladas, se fabrican la soportería interna de los vehículos.

    Algunas de estas piezas conforman el chasis interno del vehículo, otras sirven de soporte para los tubos de escape o varillas para los capós…

    Estos autopartes son parte de modelos como el Chevrolet SZ, Luv Dimax, Chevrolet Sail, Aveo, Mazda BT-50, Kía Río y Sportage, entre otros.

    Para darle un valor agregado a su firma, otro miembro de la familia, Jorge Nicolalde Salvador, se unió en el 2010 como jefe de Diseño. Él llegó de estudiar Mecánica Estructural de Aviones, de Mt. San Antonio College, en EE.UU.

    Actualmente, su cartera de clientes la conforman tres ensambladoras: GMOBB (adquiere el 70% de su producción), Maresa (el 20%) y Aymesa (el 10%).

    Pero, ¿cuál es el proceso para que marcas automotrices multinacionales acepten a sus proveedores para la fabricación de piezas para sus vehículos? Pablo Morillo, de compras directas en el extranjero de Corporación Maresa, cuenta que las compañías se fijan en los procesos técnicos de los fabricantes.

    La verificación de calidad se realiza por universidades nacionales o técnicos de su firma en Japón. Para que los fabricantes de autopartes ensamblen de acuerdo con sus especificaciones puede tomar de cuatro a cinco meses. A esto se añade seis meses más de verificación técnica de esta compañía en Japón.

    Félix Jaramillo, comprador de material directo de Gmobb, comenta que a pesar de ser una firma pequeña, «cumplen con sus especificaciones técnicas. En esto coincide Carlos Paredes, gerente de calidad de Aymesa.

  • Un negocio que se hilvana con una tendencia de Japón

    Redacción Quito

    Osos, gatos, conejos, pollos, ‘cupcakes’… todos ellos elaborados con puntadas de un gancho metálico y lana. En su textura se nota la laboriosidad de estos muñecos que nacen gracias al croché (técnica de tejido).

    Así es el amigurumi, una tendencia o moda japonesa que consiste en la confección a mano de peluches de lana.

    Esta actividad -que busca ganar adeptos en el país- se convirtió en el pasatiempo de Diana Rueda, pintora y músico. Pero la pasión por este hobby la llevó a fundar su propia marca para promocionar y comercializar sus creaciones.

    Así, en el 2009 nació Arropilla, palabra que en Colombia da el nombre a las melcochas o dulces elaborados con panela. Para la emprendedora, el término encajaba con la esencia de sus productos: «dulzura y artesanales».

    En principio elaboraba solo gorros y bufandas, pero luego de investigar en tutoriales, revistas e Internet comenzó a tejer las figuras. En el 2011, gracias a la buena acogida del público en ferias de diseño, en Quito, decidió potenciar su negocio con los amigurumis.

    Para obtener una primera producción de unas 40 unidades, Rueda, exintegrante de la agrupación de pop Kiruba, invirtió USD 100 en materiales, como lana y algodón sintético.

    El tiempo que le toma tejer cada uno de los muñecos varía de acuerdo con su tamaño; en los más pequeños se puede demorar unas tres horas y en los de mayores dimensiones hasta dos días.

    Ahora, Arropilla se promociona por medio de una ‘fan page’ en Facebook y produce unas 40 unidades al mes. Las ventas mensuales fluctúan entre USD 100 y USD 400; los meses que asiste a ferias o registra una mayor facturación.

    José Luis Fiallo, ingeniero automotor, ha comprado siete de estos muñecos, todos para obsequiarlos. Fiallo comenta que Arropilla es una buena opción para entregar un regalo diferente.

    Mientras que Andrea Cáceres, profesional en Relaciones Internacionales, asegura que los muñecos también son una opción como artículos decorativos.

  • Las ideas que surgen con la moda asiática

    Leonardo Gómez P. Redacción Quito / LÍDERES

    La moda pop de Japón y Corea del Sur inspiran nuevos estilos de vida en Quito y Guayaquil. La música y el baile, los artistas, el cómic y hasta los disfraces de personajes animados son emulados por jóvenes ecuatorianos que buscan difundir esta tendencia y convertir su hobbie en nuevos y originales emprendimientos.

    En su mayoría son personas desde los 18 hasta los 30 años de edad, cuya afición por el anime japonés y sus personajes los impulsa a crear tiendas online para la venta de productos importados, de accesorios elaborados por ellos mismos, organizar festivales y concursos, o abrir restaurantes en los que las meseras, llamadas ‘maid’, atienden disfrazadas de personajes de ánime.

    Existe al menos de una decena de estos sitios conocidos como ‘maid coffe’ en el país. Algunos son el Nyan Coffe, el Doragon Café y el Kabu Coffe Maid, en Quito; o el Fantasy Maid, en Guayaquil.

    Allí se ofertan platos típicos de Japón como el sushi, el ‘ramén’ o fideo japonés, y el ‘oniguri’, que consiste en una bola de arroz rellena. Los precios van desde los USD 2 en adelante, y en algunos ‘maid coffe’ solo se atiende previa reservación.

    Los trajes que utilizan las camareras y en general todos los aficionados de esta moda no se venden en Ecuador, por lo que cada uno debe buscar la forma de fabricarlos en el país.

    Ana Jiménez es diseñadora de trajes de personajes de ficción y conoce bien el mundo del cómic japonés. En el 2009, ella abrió una tienda virtual llamada Anne Annie Annet Atelier. Allí confecciona trajes bajo pedido. «Los costos varían dependiendo de la complejidad del traje. USD 40, si se trata de un traje de tela, hasta USD 500 cuando son armaduras completas de fibra de vidrio.

    También existen los amantes de la música pop de Corea del Sur, conocida como K Pop. Sus fans reproducen las complejas coreografías de los artistas de ese país y organizan festivales en donde dan a conocer sus habilidades.

    Un evento representativo de este año fue el K Star, al que asistieron cerca de 1 500 personas y participaron 20 grupos de baile K Pop. Así lo aseguran Carolina Játiva, María Teresa Ponce y José Hidalgo, quienes son parte del grupo de organizadores de este evento que recaudó más de USD 2 000 en tres meses.

    Ponce asegura que los fans del K Pop pueden gastar USD 200 en un álbum original y autografiado. «Pero son artículos que solo se consiguen por internet. Hay pocas tiendas en el país», cuenta.

    Una de estas tiendas es K Pop Live. Funciona en Quito y oferta accesorios, bolsos, cd’s y posters autografiados… importados de Corea del Sur, a través de las redes sociales. Su dueña es Daniela Gresely, de 19 años, y cuenta que la venta de estos productos le han generado ventas de hasta USD 1 200 por mes.

  • La moda japonesa le da el toque a este café

    Redacción Quito

    Josué Ortiz y Fabricio Hidalgo son dos jóvenes aficionados al anime o cómic japonés. Su gusto mutuo por este estilo de animación los motivó en el 2011 a crear un café temático para que otras personas con la misma afición compartieran videos, películas, música y en donde también pudieran degustar algunos de los bocadillos de la cultura oriental.

    Así nació Nyan Coffe, con el concepto de lo que la comunidad de seguidores del anime llama ‘coffe maid’ o restaurantes cosplay. Este tipo de sitios establecimientos de comida donde el personal atiende a los clientes disfrazados de personajes de anime.

    La idea surgió durante una celebración en la que se dieron cita varios aficionados del anime. «Estas fiestas se realizan con frecuencia entre grupos de amigos y club de fans. También se organizan festivales», explica Ortiz.

    Ambos son alumnos universitarios, Hidalgo estudia Administración de Empresas en la Universidad Politécnica Salesiana y Ortiz cursa Ingeniería Electrónica en Redes de Información en la Universidad Central.

    Para iniciar con este emprendimiento lo primero fue hallar un local y aprovecharon que el papá de Ortiz tenía uno disponible en el norte de Quito, que lo utilizaba como bodega. Allí encontraron algunos muebles que luego utilizaron para su negocio.

    Mientras limpiaban el espacio, en marzo del 2011 realizaron un sondeo a través de las redes sociales para conocer los gustos de sus potenciales clientes. Tres meses después pidieron al diseñador gráfico Jonathan Echeverría que los ayudara con el logotipo.

    En este proceso invirtieron USD 250, que sirvieron para la adecuación del local. En agosto convocaron a un ‘casting’ para contratar a las camareras o ‘chicas maid’, que según la temática del sitio deben estar disfrazadas como las camareras de cómic japonés: vestidos de encaje estilo victoriano o francés, delantales y un lazo para la cabeza conocido con el nombre de katyusha. En cada traje invirtieron en promedio USD 80.

    Como lanzamiento del sitio organizaron un festival en noviembre del 2011, al que llamaron Nyan Suri. A este evento asistieron 250 personas. Desde entonces el Nyan Coffe solo atiende previa reservación, el menú está disponible en su página de Facebook.

    David Viteri fue uno de los primeros clientes del Nyan Coffe. Él asegura que este negocio llamó su atención por ser uno de los primeros cafés temáticos de este tipo. «El hecho de que solo atiendan con reservación lo convierte en un espacio diferente. Cuando voy ordeno onigiri, que es un plato japonés que consiste en una bola de arroz rellena», cuenta.

    • USD 80 costó cada traje de las camareras.
  • Akio Hosono: ‘La innovación camina por lo incremental y trascendental’

    Xavier Basantes Editor del Semanario LÍDERES

    Entrevista / Akio Hosono, asesor Sénior del Instituto de Investigaciones de la Agencia Internacional de Cooperación del Japón

    La Cámara de Industrias y Producción y la Embajada del Japón realizaron, el 14 de mayo, el seminario Profundización de las Relaciones Económicas entre Japón y Ecuador para potenciar el Cambio de Matriz Productiva. El evento contó con la participación de Akio Hosono, quien explica algunos detalles claves en un proceso de innovación productiva.

    El Gobierno quiere promover el cambio de Matriz Productiva y a la par se impulsa un proyecto universitario que busca la innovación: Yachay. De su experiencia, ¿esos son los procedimientos? ¿El país está en el camino correcto?
    Creo que las grandes líneas están trazadas. Es muy acertado, en primer lugar, la generación de tecnología, de conocimiento; eso es fundamental para el cambio de Matriz Productiva, porque sin mayores conocimientos en nuevas áreas y sin tecnología no es fácil trasladar de un esquema de monoproductor a un esquema de mayor valor agregado, con base en cadenas competitivas de valor y eso es fundamental de esta nueva iniciativa de ciudad de ciencias.

    ¿Existen experiencias similares?
    Personalmente he vivido en la ciudad de ciencias de Tsukuba (noreste de Tokio). Este fue el origen de este tipo de iniciativas en muchas ciudades dentro de Japón, para Asia y otros países. Esa iniciativa está acertada como línea de grandes ejes (Yachay), pero lo importante es qué tipo de tecnologías va a crear y habría que movilizar los científicos, técnicos, investigadores, capaces de crear tecnologías necesarias, requeridas para el cambio de Matriz Productiva.

    En el caso de Japón, un país entre comillas ‘pequeño’ en extensión, grande en innovación y sin recursos naturales, ¿cómo logró consolidar su desarrollo tecnológico?
    Sin recursos naturales significa que tenemos que depender de la tecnología; es el único recurso con el que podemos sobrevivir. La tecnología no es algo abstracto, es una relación estrecha con la formación del capital humano. También, invertir en investigación y desarrollo: con respecto al PIB, Japón es el que más invierte en el mundo. Nosotros invertimos en eso, porque no tenemos recursos naturales; pero Ecuador está en una posición privilegiada y tiene recursos para invertir en investigación y desarrollo. Japón no tiene recursos naturales, tenemos que pagar cuentas muy grandes para importar energía, alimentos, pero como la tecnología es el único recurso para que Japón siga creciendo, hemos hecho inversiones muy grandes en inversión y desarrollo.

    ¿Solo depende de la inversión estatal?
    Estos recursos no solo son del Gobierno japonés sino de las empresas privadas grandes, que dedican una parte de sus ganancias a la investigación y al desarrollo como Sony, Panasonic, Toyota… Es importante dedicar esos recursos, pero en forma eficaz, no hay que perder dinero en algunas áreas que no pueden resultar. Hay que enfocar esa inversión en aquellas áreas que el país requiere.

    ¿Las empresas japonesas destinan esos recursos voluntariamente o existen disposiciones gubernamentales que les obligan a eso?
    Fundamentalmente es voluntaria. Saben que sin innovación, tecnología avanzada, estas empresas no pueden sobrevivir. Saben que pueden vender a corto plazo, pero saben que en el largo plazo deben tener nuevos productos para crecer. Saben que hay que invertir más en investigación y desarrollo para crecer.

    En el caso de las microempresas y los nuevos emprendimientos, ¿cómo se los apoya? ¿Qué hace Japón por los nuevos emprendimientos?
    Hay emprendimientos de empleados que se independizan y hay que apoyarlos y hemos hecho mucho esfuerzo en tema de emprendimientos como crear la ciudad de ciencias (Tsukuba). Pero creo que hay mucho camino para recorrer, estamos conscientes de que necesitamos más medidas.

    ¿Cómo se puede avanzar por el camino correcto de la innovación?
    En el tema de innovación hay dos tipos. Innovación transcendental, cuando aparece la computadora, por ejemplo. ¿Cuáles son los países que pueden hacer innovaciones transcendentales? Pocos países pueden hacer eso, porque se necesitan muchas condiciones. Y tenemos que pensar en innovaciones incrementales, paso a paso. Ustedes están logrando nuevos productos, mejoras continuas, que en un año no son visibles, pero en tres años ustedes están logrando muchas cosas. Japón es el único país no occidental que ha logrado niveles industriales innovadores. Lo trascendental y lo incremental son procesos que pueden ser complementarios.

    ¿En Ecuador vamos por el lado incremental?
    Puede ganar mucho por lo incremental, si busca desde el comienzo, desde cero, como inventar el computador. Cuantos países pueden hacer eso, pero ellos también pueden hacer innovaciones con el esfuerzo del día a día. En Ecuador, con el brócoli, el plátano de calidad, es un esfuerzo incremental.

    ¿En el tiempo se puede establecer cuánto tarda desarrollar un proceso de innovación, de incremental a transcendental?
    Es un proceso de aprendizaje. La innovación incremental es aprendizaje e innovación transcendental podría ser producto de un genio que puede inventar algo. En Ecuador también puede haber un genio que también puede inventar algo. No tenemos que perder la pista de las innovaciones incrementales. En el tema de innovación no se puede generalizar, porque depende de los productos, del tipo de servicio, de las características del producto, de las industrias. Por ahora están logrando nuevos productos, nuevas oportunidades que aparecen en Ecuador, son valiosos y hay que apoyarlos.

    ¿A qué productos se refiere?
    Banano, cacao procesado para chocolate, brócoli, café y puede haber más productos agroindustriales, pesqueros, porque Ecuador tiene un gran capital y puede haber en otros sectores, como minería. Se está hablando de utilizar energía geotérmica y necesitan mucha preparación y Ecuador está buscando y está encontrando. Eso es innovación.

    SU GESTIÓN:

    La formación. Doctorado en economía por la Universidad de Tokio. Vicerrector de la Universidad de Tsukuba en la Ciudad de las Ciencias en Tsukuba.

    La experiencia. Asesor Sénior de Investigación; Vicepresidente de la Asociación Japonesa de América Latina y el Caribe.

    LAS FRASES:

    «En una ciudad de ciencias y de conocimiento,  lo más importante es identificar qué tipo de tecnología se quiere desarrollar; en qué se quiere innovar».

    «el desarrollo tecnológico  no es algo abstracto, es una relación estrecha con la formación del capital humano».

    «En innovación no se puede generalizar,  depende de los productos, de las características del producto, de las industrias…».