Etiqueta: Joyas

  • Secha Jewelry ofrece joyas con huella amazónica

    Sara Oñate

    Desde pequeño Nanki Saant, de nacionalidad shuar, sintió el gusto por la elaboración de artesanías. Junto a sus padres pasaba los días en la Amazonía confeccionando toda clase de objetos artesanales. “De mi padre aprendí a manipular las semillas y de mi madre el control de calidad”, cuenta el joven de 25 años que actualmente radica en Quito.

    A pesar de los obstáculos y de las limitaciones que ha enfrentado Nanki, siempre supo que el llamado que tenía la vida para él era el emprendimiento y hacer algo por la sociedad. Con el apoyo incondicional de sus padres y su propio esfuerzo, logró conseguir una beca en la Universidad San Francisco en la que estudia Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas.

    Justamente en las aulas de la universidad, en el 2014, nació Secha Jewelry. Se trata de un proyecto que conjuga la elaboración de joyas, el comercio justo y la interculturalidad. La idea “era meramente académica que surgió en medio de una clase de joyería que nos dio un profesor”, comenta Saant.

    El concepto que maneja la empresa, dice Nanki, es la combinación de técnicas de joyería moderna con significados de la estética de nacionalidades y pueblos del Ecuador. ¿Y qué es lo que aporta cada una? “De la cultura occidental tomamos el trabajo y las técnicas del manejo de los metales; de la parte de la Amazonía empleamos los conceptos de naturaleza, su significado y lo que implica vivir allí”.

    Esta fusión se plasma en las joyas elaboradas en oro, plata y piedras preciosas, combinadas con materiales que brinda la naturaleza como semillas, plumas, fibras… con un rígido control de calidad. “No solo nos preocupamos en el objeto si no en lo que implica todo el proceso de elaboración”, asegura.

    Nanki Saant, fundador de Secha Jewelry. Foto: Cortesía
    Nanki Saant, fundador de Secha Jewelry. Foto: Cortesía

    Una empresa con enfoque social

    Secha Jewelry está calificada como una empresa de comercio justo, que implica que trabajan con mujeres de nacionalidad shuar en estado de vulnerabilidad. Según Saant, hasta el momento alrededor de 25 de ellas están involucradas en el proyecto. Su labor es proveer de insumos como semillas, plumas, fibras. “El objetivo es que tengan un empleo digno en su localidad, que no deban alejarse de su familia, que tengan un ingreso para vivir y que se retroalimente la cultura”, indica Nanki.

    Las mujeres también han aportado con nuevos diseños y técnicas de elaboración de artesanía. Además, en cada joya está plasmada una historia, una experiencia de vida compartida con la naturaleza.

    Respecto a los precios, Nanki señala que busca un equilibrio entre el manejo de los costos y el pago de todos los colaboradores. “Sin duda, el mercado que buscamos es el medio alto. Es un grupo dispuesto a cubrir el costo que representa el comercio justo, sabiendo que está beneficiando a una familia, a un grupo de personas que no dan su trabajo como mano de obra barata”.

    Las joyas de Secha Jewelry varían de precio y se las puede encontrar desde los USD 40 hasta los USD 600 en diseños personalizados.

    Una muestra del trabajo de Secha Jewelry. Foto tomada de https://flic.kr/s/aHsk2DYt5A
    Una muestra del trabajo de Secha Jewelry. Foto tomada de https://flic.kr/s/aHsk2DYt5A

    A pesar de tener poco tiempo en el mercado, la empresa ya ha recibido propuestas para exportar las joyas aunque la producción todavía no abastece. “Producimos alrededor de 150 o 200 unidades al mes. Estamos en un proceso de captación de capital para dar ese salto y a mediados de año esperamos exportar”, dice.

    Tare Enomenga, huaorani de 24 años, se vinculó este año al grupo de emprendimiento. Al igual que Nanki, también estudia en la Universidad San Francisco. Su tarea en Secha Jewelry es coordinar la recolección de las plumas y semillas con mujeres huaoranis.

    La recolección se realiza en el marco de otra de sus filosofías que es el cuidado de la naturaleza. “Para obtener las plumas esperamos que las aves las pierdan y las recogemos sin causarles ningún daño”, señala Tare. También trabajan con fibras naturales como la chamira, semillas, hueso de boa, restos de animales que encuentran en su territorio.

    A más de las joyas, han planificado proyectos como la elaboración de coronas, armas de exhibición como lanzas, jabalinas. «Lo que buscamos es cada día mejorar la calidad para competir en mercados internacionales«, enfatiza.

    Lucely Tigse, panzaleo de 25 años, es una de las fundadoras de Secha Jewelry y la encargada de la parte creativa y del diseño de las joyas. Ella trabaja con las mujeres shuar en la elaboración de artesanías. Para ella, este emprendimiento le ha permitido mantener su cultura. “Buscaba una forma de representar a mi pueblo para que no se pierda la identidad”.

    Por ahora el trabajo se concentra en la cultura amazónica y más adelante implementarán diseños con materiales propios de la Sierra ecuatoriana. “Me apasiona y no se me hace complicado. Pero si necesitas conocer de la cultura, las historias, los mitos porque no es una simple joya, es una historia, una vivencia”, finaliza Lucely.

    Secha Jewelry joyas
    Foto tomada de https://flic.kr/s/aHsk2DYt5A
    SechaEn la imagen están los colaboradores de Secha Jewelry. En el fondo está Nanki Saant y Lucely Tigse, con sombrero. Foto: Cortesía
    En la imagen están los colaboradores de Secha Jewelry. En el fondo está Nanki Saant y Lucely Tigse, con sombrero. Foto: Cortesía
  • Esta pareja funde sus ideas en finas joyas a la medida del cliente

    Redacción Quito

    Karina López recuerda que hace dos años, Jorge Jaramillo le pidió que fuera su esposa y le entregó un anillo de oro blanco, de 18 kilates. Antes de que esto suceda, Jaramillo le solicitó a Aldo Guayasamín, diseñador de joyas, que elabore una pieza para esa ocasión.

    A partir de ese hecho, este matrimonio se convirtió en cliente de Aldo Guayasamín Diseños y Joyas, un emprendimiento que lleva siete años en el mercado.

    Guayasamín comenta que combinar y fundir metales es su pasión y oficio. Por medio de esta actividad, él manufactura aretes, collares, pulseras, anillos portarretrato…, en materiales como plata, oro, cobre, bronce, latón, entre otros.

    Este quiteño de 27 años instaló su taller en su casa ubicada en Nayón (nororiente de Quito); su nombre y apellido se convirtieron en la marca para comercializar sus creaciones plasmadas en joyas. El emprendimiento lo inició en 2005, junto a su esposa y socia Soledad Velasco.

    Pero el origen de este negocio se remonta cuando Guayasamín tenía 18 años de edad y decidió viajar por Latinoamérica. Su objetivo, como él mismo lo indica, fue “encontrarse consigo mismo”.

    Luego de su travesía por la región llegó a Guaraparí, estado de Espíritu Santo en Brasil, en 2002. Ahí aprendió la orfebrería. Esta actividad le ayudó a permanecer en esa nación durante unos tres años.

    De regresó al país, en 2005, conoció a su esposa, quien estudió en España un curso de repujado en metales (una rama de la orfebrería). En esa época juntos invirtieron aproximadamente USD 7 000; con este monto compraron herramientas y materia prima. Ahora tienen una facturación mensual entre USD 650 y 850.

    Guayasamín comenta que decidieron crear la marca con su apellido, debido al reconocimiento que este tiene en la sociedad ecuatoriana. Él define su público como hombres y mujeres entre los 22 y 70 años, de clases media y media alta.

    La realización de las joyas le puede tomar desde unas cuatro horas, en casos de piezas básicas; o inclusive, seis días para diseños complejos. El proceso conlleva trabajar en aleaciones de metales, realizar diseños, incrustar piedras preciosas, etc.

    Los precios de las obras varían de acuerdo con el metal con el que las elabora. Se ubican entre los USD 15, si es de latón, por ejemplo; hasta pueden costar 1 800, cuando son de oro blanco, con diamantes que se importan desde Rusia.

    Liliana Hallo, diseñadora de interiores, cuenta que encontró a Aldo Guayasamín Diseños y Joyas en la feria Alaja, que se realizó hace tres semanas en el Centro de Arte Contemporáneo, en Quito. Ella destaca la diversidad de modelos. En esa ocasión compró unos aretes y anillos de plata que le costaron unos USD 70.

    Mientras que Bernarda Pérez, consultora para un organismo internacional, realizó un pedido de manufacturación de un anillo en oro blanco. Pérez sostiene que le brindaron asesoría completa y que quedó satisfecha con el trabajo final. Por la joya pagó unos USD 800.

  • Gisella Zambrano promueve el arte y la participación del artesano de las joyas

    Redacción Guayaquil

    En la sala de la casa de Gisella Zambrano reposan libros de arte, historia y poesía, colocados sobre las mesas. En las paredes, además de fotografías familiares se exhiben más de 12 cuadros pintados en óleo y acuarela; todos realizados por ella.

    Este amor por el arte y las humanidades ha sido siempre un rasgo característico de esta diseñadora de joyas afirma su madre, Adalgiza Valarezo. “Desde pequeña se ha sentido atraída por el mundo artístico; siempre le gustó pintar y demostró gran talento para ello”, recuerda la progenitora de la guayaquileña nacida en 1958.

    Fue esta habilidad lo que llevó a Zambrano a estudiar Decoración en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) en 1975. Sin embargo, no terminó la carrera, porque dos años después se casó con el economista Jack Chávez, a quien describe como su “apoyo incondicional” y asesor en los negocios. Juntos, tomaron la decisión de mudarse a Neuchâtel (Suiza) en 1977.

    En esa ciudad, Zambrano realizó estudios de Bellas Artes en la Universidad de Neuchâtel; y de idiomas, en la Universidad de Fribourg y la Ecole de Comerce de Neuchâtel . “Ahí cursé materias como cerámica, dibujo e historia del arte. Nunca tomé diseño de joyas, pero desde ya ese tema me llamaba mucho la atención”.

    En 1984 retornó a su ciudad natal y los ocho años siguientes se dedicó solo a pintar y a cuidar a sus dos hijos, quienes ahora tienen 34 y 27 años. Luego, en 1992, se decidió a estudiar lo que tanto le gustaba e ingresó como alumna de Diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño.

    Tres años más tarde, obtuvo el título de Tecnóloga en Diseño de Joyas. En conjunto con sus compañeras realizó algunas exposiciones de su trabajo. “Gisella fue sobresaliente como estudiante”, recuerda Francia de Sadum, directora de Eurodiseño. “Después, como profesional, demostró su preocupación por los detalles y su meticulosidad en el proceso creativo. Por esto, decidimos incluirla en nuestro equipo de docentes”, dice De Sadum.

    Así, desde 1997, Zambrano se inició como docente de ese instituto superior, una actividad que la sigue desempeñando hasta hoy. Además, ha sido invitada a dictar charlas y cursos en la Academia de Joyas Espinoza & Hijos, en la UCSG y en el antiguo Museo Antropológico Arte Contemporáneo (MAAC).

    En este museo, también se desempeñó como administradora de la tienda de artesanías y recuerdos, y en el 2005 empezó con sus exposiciones individuales. Luego, sus collares, gargantillas, pulseras, aretes y demás piezas se expusieron en el Espacio Latinoamericano en Bruselas (Bélgica) en el 2008; en el Museo Latinoamericano de Los Ángeles (Estados Unidos), en el 2009, y en la oficina comercial de la Embajada de Ecuador en París (Francia), en el 2011.

    Los materiales con los que trabaja son principalmente oro, plata, concha de nácar y concha spondylus. “El haber vivido en otro país, me hizo reconocer la importancia de destacar los productos y la historia ecuatoriana”. Sus diseños son inspirados por las culturas precolombinas de la Costa del Ecuador, principalmente por las figuras femeninas de las culturas Valdivia, Machalilla y Chorrera.

    El paso final del trabajo lo realiza con orfebres de las comunidades de la denominada Ruta del Spondylus. Estos artesanos de las comunidades de Libertador Bolívar, Dos Mangas, Sitio Nuevo, La Libertad y de otras más son quienes dan forma a los bocetos e ilustraciones ideadas por Zambrano. También trabaja con artesanos de Chordeleg (Azuay), Guayaquil y de la Isla Santay (Guayas).

    Su esposo dice que el trabajo que ella realiza es interesante y está vinculado a muchas personas. “Con los artesanos es justa y trata de mantener buenas relaciones. Es una mujer sensible y emprendedora; se fija metas y siempre las cumple”.

    Gracias a esa cualidad de emprendedora que destacan sus conocidos, sus diseños originales y representativos del Ecuador se han ganado espacio en el mercado de EE.UU. y de Europa. Actualmente, Zambrano exporta y comercializa sus productos hacia esos mercados. En Estados Unidos, especialmente a Los Ángeles, y en Europa, principalmente a Suiza.

    Daniela Muñoz es coordinadora de ferias y misiones de Pro Ecuador, institución que ha apoyado a la diseñadora en la promoción de sus productos en el mercado europeo. Ella señala que los diseños de Zambrano tienen un componente muy importante, que marca una diferencia en el mercado. “Resalta la parte étnica en sus joyas y eso les da un valor agregado frente al producto europeo. Por eso tiene éxito en este mercado, tanto como en Ecuador”.

    Todas las actividades realizadas por la emprendedora la llevaron a juntarse con otro grupo de artesanos en el 2006. Allí nació el Consorcio de Joyeros, con sede en Cuenca, para proyectar internacionalmente el diseño ecuatoriano. En conjunto, crearon la marca Grial. Paralelamente, Zambrano desarrolló su marca Drac.

    Anualmente, esta diseñadora lanza dos colecciones. Cada una se compone de entre 100 y 150 juegos de tres piezas cada una. Los valores de cada juego oscilan entre USD 150 y 600 en plata y de 5 000 en adelante en oro, dependiendo del peso y de la dificultad de creación.

    Algunas de sus colecciones más destacadas son Oculta y Poderosa, y Accesorios Orgánicos La Venus, que se han comercializado local e internacionalmente.

    Ana Teresa Nouhra es amiga de Zambrano desde hace más de 40 años. Dice que “es una mujer que nunca se cansa de aprender cosas nuevas”. Esto se ve reflejado en los últimos estudios realizados por esta diseñadora de joyas en el 2011. Ella cursó una especialización en negociaciones internacionales en la UCSG.

    Algunas destrezas

    La docencia. Imparte las materias de Fundamentos del diseño y Diseño de joyas en Eurodiseño. A esto dedica ocho horas a la semana.
    Los materiales. Prefiere realizar sus creaciones con materiales nacionales como oro, plata, concha de nácar y concha spondylus.

    ACERCA DE GISELLA ZAMBRANO

    Ella combina sus habilidades innatas con los estudios

    La secundaria. Se graduó en el Colegio Nuestra Señora de la Merced, de Guayaquil.
    Bellas Artes. Obtuvo un título de Bellas Artes en la Universidad de Neuchâtel, Suiza.
    El diseño. Estudió diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño.

  • Las ‘joyitas’ que confecciona se las llevan clientes extranjeros

    redacción Guayaquil

    En un pequeño taller en donde las piedras semipreciosas se las puede encontrar por todas partes, Jahaira Rivas confecciona sus joyas artesanales.

    Los hilos, broches y piezas de oro, plata, acero, entre otros materiales, también inundan el taller. Con paciencia y cuidado, Rivas da forma a las piezas que confecciona desde hace cuatro años, para su marca Joyitas a mano.

    La artesana aprendió y se capacitó en el diseño de joyas hace siete años, cuando su última jefa le enseñó a elaborar pulseras. También aprendió del oficio en Perú.

    En sus inicios, Rivas confeccionaba joyas para sus amigas y conocidas. Al ver la respuesta y la aceptación que tenían sus creaciones decidió emprender su negocio y renunció a su trabajo. «Quería hacer algo por mí y por mis hijos», confiesa. Ella invirtió alrededor de USD 700, con los que compró piedras como ámbar, cuarzo, coral, swarovski, plata, dijes entre otros. La materia prima que utiliza proviene de Perú y Estados Unidos.

    El éxito del negocio -según Rivas- radica en que sus joyas son modelos únicos. «Cuando creo una prenda, solo hago un modelo de collar, esto atrae el interés de mis clientes».

    Sus principales compradores son del exterior. Semanalmente recibe pedidos de Chile, Estados Unidos, España e Italia. «Algunos familiares radicados en España me hacían pedidos que luego compartían en Facebook. De este manera, más personas de allá empezaron a interesarse por mis joyas», cuenta.

    Una de ellas es Yoleidys García, quien desde Estados Unidos le hace pedidos. Ella se contactó con Rivas a través de Facebook. La exclusividad de sus creaciones es lo que le llamó la atención a Mery Arboleda. Ella compra joyas a Rivas desde hace tres meses. «Puedo decir que mis joyas no las tiene nadie más», expresa. Arboleda agrega que le gusta el acabado y la elegancia que transmiten.

    En promedio, este negocio factura alrededor de USD 800. ‘Joyita’, como le dicen sus amigos e incluso sus hijos, cree que lo más difícil de emprender en este tipo de negocio es la competencia que existe. Pese a ello -agrega- la calidad es su principal carta de presentación.

    Joyitas a mano participó en la feria de artesanos Montañita 2013, que se dio en el marco del Mundial de Surf, en abril. En esa feria pudo ampliar sus contactos con clientes en el exterior. También expuso sus creaciones en la última edición del evento de moda Ecuador Fashion Week 2013. Una de las aspiraciones de Rivas es poder enseñar a las madres de niños con cáncer la confección de joyas. Para ello ha conversado con entidades gubernamentales para hacerlo.

    El negocio, en detalle
    Producción. Al día confecciona entre 10 y 15 joyas. Tarda desde 45 minutos a cuatro horas en elaborar un accesorio.

    El diseño. Antes de confeccionar una joya, traza un boceto; luego, selecciona los colores y los materiales que usará.

    LA CIFRA:
    USD 800 factura mensualmente este negocio, en promedio.

  • En las redes sociales brillan sus joyas de plata

    Redacción Quito

    Al ingresar al taller de Gina Rueda la creatividad se siente en el aire. Una laminadora, un soplete, un motor de mano, metales y otras materias primas son los recursos para crear anillos, collares, pulseras y más.

    Esta quiteña, de 27 años, es la propietaria de Joyas GinaGrey. Esta firma se promociona y se comercializa por medio de su blog y su ‘fan page’ de Facebook.

    A Rueda le gustaba el arte desde que estudiaba en el colegio. Por ello, cuando culminó la secundaria en el Liceo del Valle de Quito, en el 2005, decidió estudiar diseño de joyas.

    En principio, le fue difícil encontrar un lugar para estudiar, pero finalmente ingresó al Instituto Superior Galileo, de la capital. Gracias a lo aprendido, en el 2010 decidió iniciar su emprendimiento.

    En principio, vendía sus creaciones a amigos y familiares, pero la popularidad de sus joyas creció y con ello la demanda. Esto motivó a Rueda a pensar en su propia marca en el 2010.

    Para conseguirlo invirtió aproximadamente USD 10 000; este monto lo destinó a la implementación de su taller que está en su casa, ubicada en el valle de Los Chillos (sureste de Quito), con la compra de herramientas y materias primas.

    Cuando Rueda buscaba un nombre para su negocio, se dio cuenta que la mayoría de diseñadoras usaban su nombre y apellido como marca. Por ello, quiso buscar algo distinto: juntó su nombre junto a ‘Grey’, que significa gris en inglés, debido al color de sus joyas de plata. Así nació GinaGrey.

    Ella se especializa en joyería clásica y en su taller funde plata, realiza grabado rústico en ácido nítrico, elabora anillos para compromiso, o simplemente, lo que el cliente pida. Por ello, asegura que no tiene un target definido; mujeres y hombres de toda edad realizan los pedidos por medio de la red social.

    Sin embargo, a inicios del año pasado, el negocio se detuvo, debido a que Rueda viajó a Argentina para especializarse en el Complejo Educativo de Joyería (CEJ) de Buenos Aires.

    De regreso al país, a finales del año pasado, continuó con la promoción de sus trabajos. Además, la presencia en ferias de diseño que se realizan en Quito.

    El ingreso mensual fluctúa entre USD 400 y 1 500; la cantidad varía de acuerdo con los pedidos que reciba.

    Beka Benavides, productora de cine y televisión, comenta que las joyas de GinaGrey «son increíbles y vanguardistas». Ella es su clienta desde hace unos cuatro años y destaca el diseño exclusivo de cada una de las prendas.

    Benavides recuerda que en una ocasión envió a Rueda un dije, muy preciado para ella, para que lo convierta en anillo. «El trabajo fue espectacular, impecable», añade.

    Andrea Cáceres, profesional en Relaciones Internacionales, destaca de Rueda la evolución que ha tenido en sus diseños. Cáceres ha adquirido una pulsera con arte andino, dijes, anillos, entre otras joyas. Y Maribel Guevara, economista quiteña, cuenta que el valor agregado de GinaGrey son los diseños personalizados.

    Las joyas

    La materia prima. Entre los materiales que usa están: piedras preciosas, perlas y materiales alternativos como madera, vidrio, plástico, hilo, cuero, entre otros.

    El proceso creativo. Antes de la elaboración de la joya realiza un boceto o una acuarela.