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  • Juan Carlos Bermeo: ‘La producción de crudo es estable’

    Pedro Maldonado

    (I) Editor del Semanario LÍDERES

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    El gerente de Petroamazonas Juan Carlos Bermeo habla sobre la coyuntura de la industria petrolera ecuatoriana en medio de la pandemia, de la caída del precio del crudo y la rotura de dos oleoductos. Detalla los planes en los pozos de Sacha y del ITT.

    En lo que va del año, la industria petrolera ecuatoriana ha enfrentado problemas como la rotura de dos oleoductos y la caída del precio interna­cional de crudo. ¿Cómo está el actual momento para el sector?
    Para analizar el momento y la situación de la industria petrolera hay que mirar semanas atrás, que fueron complicadas, en las que se alinearon varios puntos. Allí estuvo un precio internacional del crudo absolutamente bajo, con niveles negativos; una pandemia mundial; y sobre todo la rotura del OCP y del Sote, que nos impidió transportar el crudo. Todo concurrió y dio como resultado una disminución drástica de la producción a 35 000 barriles por día, frente a los 420 000 barriles diarios que era lo normal. Entonces, para cualquier empresa en el mundo reducir a un 10% la producción significa un golpe económico y operacional muy duro y difícil de reponerse.

    ¿Cómo venía el plan de Petroamazanas hasta febrero o marzo y cómo cambia ahora con los hechos ocurridos?
    Veníamos cumpliendo, en algunos casos, por encima de la programación. Teníamos metas mensuales y anuales que las veníamos cumpliendo de manera estricta. Luego se complicó la situación, la rotura de los oleoductos nos obligó a parar y a reducir la producción. Esta suspensión de tareas nos llevó a hacer un diagnóstico de dónde estábamos y cómo estábamos. No nos quedamos quietos y decidimos elaborar un plan de contingencia, que incluía una serie de tareas de mantenimiento para estar listos cuando los oleoductos estén en funcionamiento. En otras condiciones, con las operaciones normales hubiera sido poco menos que imposible ejecutar el mantenimiento. Se hicieron 700 actividades de mantenimiento como líneas eléctricas, de estaciones de bombeo, limpieza de tuberías, automatización de procesos, la parte electrónica, motores, generadores… Nos enfocamos en varias áreas. En la parte eléctrica el tema es muy serio por los niveles de voltaje. Y en la automatización de bombeo también es sensible y de mucha especialización.

    Fue una tarea delicada…
    El trabajo se hizo con nuestro personal, en medio de restricciones de logística por la pandemia. Todas las actividades fueron ejecutadas con altos estándares de seguridad y se logró con cero problemas. Estas crisis son oportunidades, a nadie le gustó que esto ocurriera, pero una vez que tuvimos el problema aprovechamos para hacer las tareas y alistarnos para el reinicio de operaciones.

    ¿Tras el mantenimiento y el reinicio de operaciones, qué viene?
    Los arreglos tomaron 21 días, desde el 8 de abril. Luego empezamos a producir de manera sostenida y hoy la producción es estable en 425 000 barriles al día, superior al pronóstico que teníamos. Eso es destacable, la capacidad de reaccionar y volver a operar, superando en algunos casos los pronósticos. Hubo un plan de contingencia muy bien definido y ejecutado.

    ¿En caso de no ocurrir la rotura de los oleoductos o la pandemia, cuándo se hubiera realizado el mantenimiento tan minucioso?
    Hubiéramos tenido que hacer un mantenimiento gradual a lo largo del tiempo, con el único propósito de no suspender la producción. Por ejemplo, en determinado campo para determinado motor, y progresivamente hasta alcanzar el 100% del mantenimiento. Pero no habría sido de la intensidad que se pudo hacer en estos días.
    Ahora, ¿cuál es el camino para Petroamazonas en lo que queda del 2020 y pensando en el 2021?
    Soy optimista. Creo que si contamos con los recursos económicos suficientes, porque dependemos de las asignaciones del presupuesto que nos entrega Finanzas, podremos mantener sin duda la producción estable y llegaremos a final de año no con la proyección de inicios de año.

    Usted dice si es que se cumple el presupuesto. ¿Hay alguna posibilidad de que esto no ocurra dada la situación fiscal del país?
    No, necesariamente. Digo si es que se cumple porque todos conocemos la situación económica del país y Petroamazonas no está fuera de esa realidad. La situación es compleja
    y el Ministerio de Finanzas deberá tomar medidas y recaudos ­para no afectar a Petroamazonas y otras entidades, pero la caja fiscal tiene problemas de liquidez.

    ¿Cómo les ha impactado a ustedes estos problemas de liquidez de la caja fiscal?
    Hasta el momento no ha habido mayor afectación. Estamos dedicados a lo que sabemos y eso es producir petróleo. Lo vamos a seguir haciendo con todos nuestros planes para el resto del año. Esperamos que afines de año reconozcamos un trabajo exitoso.

    ¿En qué pozos se están enfocando para el segundo semestre?
    Tenemos planes muy claros y bien definidos, esperamos cumplir con ellos. Hay dos campos en especial: Sacha e ITT. En el primero esperamos este año perforar seis pozos en el primero y 34 en el segundo. Sacha es de alta productividad y el trabajo está orientado a obtener un pico de producción de 80 000 barriles por día, recuperando 300 millones de barriles de reservas para los próximos 15 años. En ITT, 28 pozos, 10 torres. Esto es nuestro corazón del plan. También habrá trabajos de recuperación secundaria en campos como Auca, Culebra, Chonta Sur, Shushufindi entre otros, con una producción de 23 000 barriles.

    ¿Cómo avanza el trabajo en los pozos del ITT?
    Seguimos con los planes de desarrollo, estamos ajustándonos. Ya contratamos las torres de exploración para Tambococha. En los próximos días revisaremos el proceso para la perforación en Ishpingo, seguimos adelante enmarcados dentro los requerimientos ambientales.

    Viendo el mercado mundial, las nuevas tendencias de energías renovables, para usted ¿cuál es futuro del sector petrolero?
    La pandemia ha dado muestras de que el petróleo sigue siendo clave para el país. Es una industria extractiva vital para el desarrollo del Ecuador y eso genera un compromiso muy alto para Petroamazonas. El crudo es un ‘commoditie’, nadie tiene la bola de cristal para ver el precio a futuro, pero viendo estudios es posible que cerremos el año con un precio de 25 a 30 dólares el barril. Y lo mismo el próximo. Nuestra tarea es seguir produciendo, ayudar a la caja fiscal y contribuir al país.

    CV
    Ingeniero Civil, por la Escuela Politécnica Nacional. Tiene dos postgrados en Mediación y Solución de Conflictos Ambientales y Desarrollo Sustentable. Además, tiene una maestría en Sistemas Integrados de Gestión y un curso de Diplomado en Energía y Ambiente.

    Tiene 39 años de experiencia profesional en el sector público y privado en asesoría y ejecución de proyectos, gestión ambiental y perforación, entre otros aspectos relacionados a las industrias hidrocarburífera e hidráulica.

    Fue Viceministro de Hidrocarburos, Gerente Regional del Banco del Estado, Coordinador General de la Unidad de Administración y Fiscalización del Proyecto OCP, Director Nacional de Hidrocarburos, entre otros cargos.

    Juan Carlos Bermeo. Ingeniero Civil por la Escuela Politécnica Nacional. Tiene dos postgrados en Mediación y Solución de Conflictos Ambientales y Desarrollo Sustentable. Foto: Cortesía
    Juan Carlos Bermeo. Ingeniero Civil por la Escuela Politécnica Nacional. Tiene dos postgrados en Mediación y Solución de Conflictos Ambientales y Desarrollo Sustentable. Foto: Cortesía
  • Juan Manuel Domínguez: ‘Falta invertir en tecnología agrícola’

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES. (I)

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    Juan Manuel Domínguez es economista graduado en la Espol. Tiene una maestría en economía en la Universitat Pompeu Fabra. Estudios doctorales en el área de economía aplicada y agrícola en la Universidad de Minnesota, Twin Cities, con su tesis sobre la economía de biocombustibles.

    Hoy en día se desempeña como Director de Investigación de la Espae. En el  sector público fue director del INIAP. Fue viceministro de Agricultura. Sus publicaciones académicas están relacionadas en las áreas de agricultura, organización industrial y bioenergía en reconocidas revistas nacionales e internacionales. Además, ha sido consultor para empresas nacionales y organismos internacionales.

    Con su experiencia en el sector público y en la academia, ¿cómo califica al sector agrícola del Ecuador en este momento?

    En este análisis hay que apuntar que existe un vínculo directo entre la macroeconomía y la agricultura. ¿Cómo se nota esto? Por ejemplo, al observar la cotización del dólar o las tasas de interés vemos que están asociados con el desempeño y la estructura de los mercados agrícolas. Hoy podemos ver cómo el valor del dólar se está apreciando, lo que implica que los productos de Ecuador -país dolarizado- van a ser mucho más caros. Allí también está el tema de la competitividad en función de la cotización del dólar. Lo que ocurre en este momento, que coincide con el covid-19, es que nuestros productos están perdiendo competitividad.

    Lo de la apreciación del dólar es el dilema que ha sufrido el Ecuador desde el 2000…
    Por supuesto, dado que no tenemos política monetaria ni cambiaria, siempre habrá

    restricciones para Ecuador. Si los países vecinos ajustan sus monedas encontrarán nuevas formas para salir de una crisis. Ecuador, con el dólar, no. Igual no estamos pensando en salir de este sistema. Se ha demostrado que con la apreciación del dólar hay una correlación negativa con el precio de las mercancías agrícolas. Me refiero a un comportamiento de manera inversa: sube el dólar, pero el precio de mercancías agrícolas tiende a la baja. Y eso estamos experimentando con algunos mercados agrícolas como cacao o maíz, por ejemplo. Hay una tendencia a la baja dramática. Este comportamiento no es nuevo, existe y uno puede anticipar estrategias.

    ¿Qué clase de estrategias por ejemplo?

    Unas dependen de las autoridades y otras de los agricultores. Hay que revisar en la estructura de costos los componentes más importantes. En una crisis como la del covid-19 es más difícil definir costos de producción porque no se lo puede hacer de un día para otro. Sin embargo, esta relación de variables no es reciente, sino que se la viene discutiendo desde los años de 1970. Incluso la Cepal ha mostrado evidencia sobre cómo este comportamiento, esta correlación negativa se ha acentuando desde el año 2000. Sube el dólar un 1% y en ese mismo porcentaje bajan los productos agrícolas. Pero no se ha hecho mucho en reducir costos de producción. Entonces toca ir a la estructura de ingresos: ser más productivo, invertir en ciencia y tecnología. El problema es que en América Latina no se está invirtiendo en ciencia y tecnología agrícola.

    ¿Hay lecciones del pasado?

    Las crisis nos dejan lecciones, pero estas se han basado en el pasado porque estas caídas de precios ya han ocurrido.

    ¿Pero no hemos aprendido?

    Correcto. Aunque hay buenos ejemplos: en el 2007 y 2008 hubo una depreciación del dólar y nuestros productos eran más baratos y más competitivos. Además, los productos agrícolas estaban al alza y fue un ‘boom’ para la economía ecuatoriana. Ahora tenemos lo contrario. Además, hay que anotar el precio del petróleo que tiene un comportamiento positivo con muchos de los precios de las mercancías agrícolas. Cuando cae, los precios de algunos productos bajan. Allí están la palma aceitera, el cacao, el maíz. Estos son comportamientos de los que pudimos aprender algunas lecciones, pero no lo hicimos y no se pudieron anticipar estrategias que toman cinco o más años.

    ¿Qué podemos esperar en el agro ante el covid-19?

    En términos de precios, mientras dure el covid-19, van a estar a la baja. Vamos a tener muchas dificultades relacionadas con los costos de producción. Si hay un precio muy bajo, los costos de producción seguirán altos no solo por el dólar, sino por el costo de la mano de obra y los insumos. Entonces los márgenes de ganancia se pueden reducir o ser negativos.

    ¿Puede ser el escenario para replantear el modelo agrícola, para empezar a invertir en tecnología e innovación?

    Por supuesto. Para salir de esta ‘trampa’ se necesita invertir en investigación y desarrollo. La trasmisión de las crisis es más rápida para una economía que cumple tres condiciones: ser una economía pequeña porque no puede influir en los precios a escala internacional; ser una economía cuya producción está concentrada en pocos productos, con una canasta exportable limitada; y la tercera condición es que los productos de exportación van a pocos mercados en el mundo y allí los ejemplos de estos días son el camarón o la pitahaya que no podían llegar a China. Ecuador cumple esas tres condiciones y ese es un problema ante crisis como las que estamos viviendo ahora. Entonces, era fácil predecir un impacto muy fuerte para la economía ecuatoriana, en especial para los productos agrícolas.

    ¿Entonces es el momento para trazar un nuevo plan en materia agrícola?

    Creo que en esta situación que estamos viviendo unos pueden decir que es bueno o malo estar en un sistema dolarizado. Yo como analista veo que tenemos un sistema dolarizado y que hay una relación entre el valor del dólar, el precio de los productos agrícolas y el precio del petróleo. Al saber de esas relaciones se pueden sacar ventajas incluso en épocas de crisis porque sé cómo se van a comportar los mercados y los preciso. Así puedo predecir mi flujo de caja como agricultor; igual a escala empresarial puedo saber que voy a tener una temporada en la que hay que cuidar el flujo, en la que debo mantener abiertas las líneas de crédito y que debo ser muy cuidadoso con los costos de producción. Estas son las recomendaciones, pero para salir del problema la solución en el largo plazo es invertir en investigación y desarrollo, que permita presentar a los mercados extranjeros nuevos productos. El problema es que en momentos de crisis es cuando se dan más recortes a los recursos para investigación y desarrollo.

    Hemos visto los temas macro, ¿pero cómo están los pequeños agricultores ecuatorianos, qué tan preparados están ante estas crisis?


    En mi experiencia veo que los pequeños y medianos agricultores no tienen esta información. La información sobre los precios y sobre las maneras de enfrentar crisis debe estar disponible de manera pública. Los sistemas de transferencia de información en el sector agrícola son muy débiles, hay que reestructurarlos. Hoy en día la información en tiempo real pero pocos agricultores conocen esto y de alguna forma las instituciones públicas y privadas deben ayudar a que esa información esté disponible.

    Juan Manuel Domínguez, Director de Investigación de la Espae, habla sobre la relación entre la apreciación del dólar, el precio del petróleo y los mercados agrícolas
    Juan Manuel Domínguez, Director de Investigación de la Espae, habla sobre la relación entre la apreciación del dólar, el precio del petróleo y los mercados agrícolas. Foto: Cortesía Espae
  • Juan José de la Torre: ‘Lo digital ahora es un commoditie’

    Pedro Maldonado

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    El Líder de Transformación Digital de IBM conversó con LÍDERES vía correo electrónico sobre las nuevas experiencias que deben ofrecer las empresas a los consumidores. Asegura que los CEO tienen el reto de no perder el foco del negocio.

    ¿Cuáles son las diferencias que siente usted en las empresas, según las regiones del planeta en las que ha trabajado?

    Las empresas son un reflejo del mercado en el cual operan. Hay mercados en los cuales la innovación es más relevante, utilizada como elemento diferenciador. Existen otros donde la eficiencia operativa es lo que se destaca y la innovación es lo que se utiliza para alcanzar esa eficiencia. Depende mucho de la madurez de los propios mercados y de su curva de utilización y adopción de tecnologías digitales. Hay mercados cuyo nivel de adopción de tecnología es alto, pero que no instauran dichas tecnologías en las empresas, en procesos internos.

    Por ejemplo…

    Esto se ve en algunos países de Latinoamérica o Oriente Medio y Asia, donde hay una utilización alta de productos digitales por parte de sus clientes finales, pero este nivel de adopción no ha sido aprovechada por las empresas de manera interna. Un ejemplo claro de esto se da en los bancos cuando solicitan a sus clientes completar información de forma física, lo cual es tedioso e impreciso, para luego solicitarles que utilicen productos digitales. Es decir, son mercados que ven la parte digital como elemento diferenciador y casi de marketing, pero no lo implementan en el ‘core’ de la empresa. Hay que tener en cuenta que hoy en día lo digital ya no es un elemento diferenciador, sino un commoditie, utilizado para entregar un mejor servicio a los clientes.

    ¿Qué sensación tiene usted sobre los nuevos CEO a escala mundial?

    Existe una necesidad cada vez más imperiosa donde los CEO deben volverse clientes de sus propias empresas, es decir, retornar a los inicios donde el foco de la empresa era la experiencia que le daban a sus clientes. A lo largo de la evolución de la tecnología y del mundo empresarial, pasamos por distintas olas o etapas, algunas más enfocadas en elementos internos y/o externos, pero creo que todas tenían en sí, el mismo acento. Me refiero a una visión interna de las empresas enfocada hacia el cliente. Hasta hace poco la experiencia del usuario era un resultante de las iniciativas de la compañía. Hoy en día, muchas suelen enfocarse en la propia visión, que puede ser aumentar sus ventas o liderar el mercado.

    ¿Qué efectos dejó eso?

    Todo esto creó un espiral para muchos empresarios cuyo objetivo es netamente alcanzar la visión de su compañía o enfocarse en las actividades de marketing. Y nunca hay que perder de lado la experiencia de nuestros clientes.

    Las brechas entre regiones y países son un hecho. ¿Cómo ayuda la tecnología para reducir esas brechas?

    Definitivamente, la tecnología permite a los países más pobres competir con los más ricos con la misma estructura de costos. Esto se ve, por ejemplo, en las creaciones de aplicaciones ya que crear una tiene el mismo costo en cualquier lado, sin importar la localización. Si los países fueran capaces de entender las capacidades del mundo digital, podrían tomar posiciones muy interesantes a escala global, especialmente los países en vías de desarrollo. Claramente, la tecnología disminuye la brecha y todos tenemos acceso. Lo que importa es la forma en la que hacemos uso de ella.

    ¿Una empresa pequeña o mediana sin tecnología de punta puede innovar en su producción?

    Hay pequeños elementos que pueden hacer la innovación. Se trata de entender al cliente más que la tecnología, ya que esta hace factible que la experiencia sea más rica, nutrida y relevante para un cliente. Toda empresa puede centrarse en la experiencia del cliente. Tomemos el caso de una empresa que vende chocolates: oferta un producto no diferenciado, sin embargo, puede construir una experiencia de cliente única a través de un ‘packaging’ diferenciado, con distintos tipos de sabores, con información para el cliente e incorporando elementos tecnológicos que amplifiquen dicha experiencia. Es decir, se puede utilizar la tecnología para convertir un producto base en uno premium creando una experiencia enfocada en el cliente.

    ¿La tecnología engancha al cliente?

    A través de la tecnología, pueden conocer más datos de sus clientes, como los sabores que prefieren, el momento del día de mayor compra, los productos más comercializados, la relación del consumo con el clima. Un ejemplo de implementación de una experiencia amplificada por la tecnología la podemos encontrar en el aeropuerto de Dubái, donde todas las pantallas, tanto las de publicidad, las del duty free y las de los vuelos están sincronizadas a fin de entregar a los pasajeros una experiencia de viaje más personalizada y en pos de la comunidad viajera. Así, cuando un viajero viene llegando, al entrar al aeropuerto verá información en su idioma actualizada para él, pero al mismo tiempo se usa la misma plataforma para entregar publicidad segmentada a un cliente especifico.

    ¿Todo lo dicho se enmarca en la transformación digital?

    La transformación digital significa utilizar elementos digitales para entregar una mejor experiencia al cliente. No se trata de digitalizar, sino más bien de llevar a la empresa a una nueva relación con sus clientes, soportada por tecnologías digitales.

    ¿Cómo puede incidir la transformación digital en la evolución de una pequeña o mediana empresa?

    La compañía que no utilice las potencialidades de la transformación digital va a quedar obsoleta de manera muy rápida. Volviendo al ejemplo del chocolate, toda experiencia debe ser más que solamente vender un producto o servicio. La tecnología nos permite ingresar a un mundo infinito de estadísticas y datos para conocer a nuestros consumidores y de esta forma crear experiencias únicas. Hay que aprovecharla y saber utilizarla en pos de la empresa y de nuestros clientes.

    La transformación digital ya está cambiando hábitos de consumo. ¿Cómo debe reaccionar una empresa?

    Como expliqué, estamos frente a un nuevo paradigma, que se basa, no en crear un nuevo producto o servicio, sino en proveer una experiencia diferenciadora, a nivel de visión, como si fuese un sueño a alcanzar, es decir, nuestra estrella del norte, la guía de toda empresa.
    Cuando creamos la primera visión de esa experiencia, hay que seguir ese camino y a partir de allí, revolucionar el futuro, en base al comportamiento de nuestros clientes. Por ejemplo, para Airbnb, su ‘north star’ es crear la mejor experiencia de los usuarios fuera de su propia casa, y no solo para los inquilinos sino también para los propietarios. Airbnb está en una encrucijada permanente de la mejora de su experiencia de cliente, lo cual impacta en la evolución de su propuesta de valor. Es entrar en una nueva forma de operar, donde la revolución y reinvención no son una paradigma, sino el cómo operamos en el día a día.

    Español, líder de transformación digital de IBM. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Español, líder de transformación digital de IBM. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Compartir libros es su modo de enseñar a otros

    Giovany Astudillo

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    Pese a la insistencia de su padre, no le gustaba leer y si lo hacía era por obligación. “Lee por favor lee, después no has de tener tiempo”, repetía Lauro Urgilés a su hijo Juan Carlos, en su infancia.

    Pero ese gusto recién surgió cuando el actual Gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo terminaba la carrera universitaria de economía. Cuando hacía su tesis sobre la ‘Evaluación del impacto ambiental de la actividad petrolera en la Amazonía’ estudió la Teoría del Desarrollo para plantear el enfoque de trabajo.

    Desde febrero de 1996 empezó a trabajar en Jardín Azuayo, en el cantón azuayo de Paute. En ese entonces, con su esposa querían seguir una maestría, pero no se concretó por los costos y la distancia. Por ello, optó por aprovechar el tiempo libre con la lectura.

    Empezó con ‘Mercados Financieros Internacionales’ de Franco Modigliani y Frank J. Fabozzi. Lo leyó detalladamente durante cuatro meses. “Me contaba cosas que necesitaba y obtenía repuestas… Me di cuenta de que, pese a que estaba lejos, podía acceder al conocimiento a través de un libro”. Luego revisó las publicaciones de Manfred Max Neef.

    Desde entonces considera que “un texto bueno y bien leído es la mejor inversión”. Urgilés lee de tres a cuatro libros a la vez. Ahora, por ejemplo, está con ‘El gobierno de los bienes comunes’ de Elinor Ostrom y ‘Educomunicación’, de Victorino Zecchetto.

    También, revisa los ‘Derechos Humanos desde la Interculturalidad’, de Piedad Vázquez, hasta una tesis doctoral de la Flacso sobre las condiciones del buen vivir de las cooperativas.
    Según Urgilés, del libro ‘El gobierno de los bienes comunes’ aprende que el problema más grave de una organización no es técnico ni productivo ni de mercado, sino de propiedad. “Si la empresa es familiar es viable por ese vínculo social y se hace gobernable, pero cuando empieza a crecer la cosa se complica”.

    Para Urgilés, un beneficio de un libro es la capacidad que tiene para ofrecer el resumen de tanto trabajo del autor. Pero también, agrega que hay textos que causan desilusión porque son mediocres. Por esa razón, cuando adquiere alguno se asesora bien.

    Le interesan las publicaciones de historia económica, antropología y sociología económica, derechos humanos, ciencia política y gobierno. Además de pedagogía, psicología, sociología… porque su cargo no solo le exige tener habilidades técnicas-financieras sino también comunicacionales para transmitir los conocimientos.

    Según él, lee despacio porque anota las ideas y al final hace una ficha. “Después es complicado encontrar las ideas principales o las que me marcaron”. También, es un apasionado de la música y poesía. Entre otras, destaca ‘Poemas sin permiso’ de Jaime Galarza Zavala. Urgilés recita de memoria los poemas de esa publicación.

    Como costumbre le gusta regalar libros en la cooperativa Jardín Azuayo. Lo hace cuando quiere explicar o que se conozca algún tema. De esa forma presiona para que su grupo de trabajo lea.

    El economista Juan Carlos Urgilés posa en la biblioteca familiar. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    El economista Juan Carlos Urgilés posa en la biblioteca familiar. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Juan Manuel Lopera: ‘La tecnología potencia al emprendedor’

    Isabel Alarcón

    Este empresario colombiano es el cofundador de Aulas Amigas, una compañía que aplica la tecnología para la enseñanza dentro de las aulas. Él habla sobre la importancia que tiene la educación en el desarrollo de futuros emprendedores.

    Desde hace 10 años se creó su compañía con el enfoque de desarrollar tecnología para el acompañamiento en la enseñanza de los maestros. ¿Cuál es el rol de los profesores en contribuir a la productividad de un país y por qué el enfoque está en ellos?

    El corazón de la compañía es la pregunta: ¿Qué necesita un maestro para que logre inspirar a aprendices del siglo XXI? Cada vez es más difícil inspirar. Esta es una compañía que se creó por una historia personal. Crecí en un barrio violento en la ciudad de Medellín y a los 12 años, en ese momento que uno empieza a perder el rumbo, un maestro me cambió la vida. Por eso, luego de algunos años y, a pesar de no haber tenido el dinero para ir a la universidad, me dediqué a hacer una compañía con este fin. Construimos una empresa que tiene un equipo con más de 250 personas en Colombia, Ecuador, Argentina, México y recientemente en India. Soñamos con ser la empresa que marque la historia en esa nueva versión de los maestros en el mundo.

    ¿Cómo motiva este programa la participación de los jóvenes en la enseñanza?

    TOMi es uno de los últimos inventos. Es una especie de mini computadora que funciona como asistente personal del maestro. TOMi hace varias cosas. Primero, llega a las escuelas donde no hay Internet. Cuando este aparato se enciende en las aulas de clase, se activa una red wifi que permite que los niños se conecten a la red desde cualquier dispositivo y puedan navegar, como si estuvieran conectados a Internet, pero solamente dentro de los contenidos que el profesor haya preparado para la clase. Además, si lo pones frente al tablero, hace táctil la pared, como si fuese un iPad gigante, donde los niños pueden pararse e interactuar con los contenidos. También, ayuda a los maestros a calificar exámenes rápidos de selección múltiple y manda los resultados a los papás a través de una aplicación móvil que se puede descargar gratuitamente. Al ser una computadora, el profesor puede conectarla a su televisor y hacer lo que hace con su computadora. En un único dispositivo pusimos lo que un maestro necesita para formarse y hacer más cautivadora sus clases.

    ¿Cómo ayuda esta forma de impartir las clases y la tecnología empleada a despertar el potencial emprendedor de los alumnos?

    La labor de la tecnología y del maestro es abrirles los ojos a los niños y hacerles ver que tienen muchas oportunidades, más allá de las cosas tangibles y visibles de su barrio o de su colegio. Como seres humanos, muchas veces desperdiciamos ese potencial ilimitado que tenemos de hacer grandes cosas o de atravesar fronteras a través de la creación de negocios multinacionales, porque creemos que nacimos en un país en vías de desarrollo o porque crecimos sin dinero. Pero, finalmente, la tecnología o el maestro utilizando esta tecnología, es ese canal para que los niños abran los ojos y se den cuenta que tienen millones de oportunidades que pueden aprovechar.

    Usted fue elegido el innovador del año en el Heroes Fest 2016 por la idea 1 de 100 que están transformando la educación en América Latina. ¿Es complicado ser innovador en esta región?

    Sin duda hay más barreras que las que encuentras en un país desarrollado. En un país como Ecuador o como Colombia necesitas tener una empresa facturando y con mucho respaldo para conseguir USD 1 millón de financiación de un fondo de inversión, mientras que en Estados Unidos vas con una idea y solo en la idea se puede lograr que inviertan
    USD 50 millones.

    ¿Por qué cree que sucede este fenómeno en la región?

    Hay un tema de credibilidad, pero creo que es a lo que, como emprendedores, debemos empezar a apostarle en nuestros países en vías de desarrollo. Debemos demostrar que las ideas que nacen en esta región del continente también pueden convertirse en multinacionales. Hoy es más difícil hacer tecnología en América Latina que hacerla en otros países, pero hay que comenzar a andar ese camino y tenemos que aprovechar la tenacidad que tenemos los latinos para sacar estas ideas.

    ¿Estimular de esta forma a los más jóvenes, ayudará a largo plazo al desarrollo de los países de la región?

    Si la educación no lo hace no hay otra forma de hacerlo. Darnos cuenta que si queremos desarrollarnos como países ya no podemos ser simplemente comercializadores de productos básicos o de recursos naturales sino que tenemos que hacer que las mentes de los jóvenes produzcan valor. Esa es la nueva economía, que es la economía del conocimiento, y finalmente eso solo puede pasar si tenemos maestros que lo promueven desde el colegio. Por arte de magia, de repente, no aparecen muchachos creativos o capaces de generar empresas o generar conocimiento masivamente. No podemos seguir haciendo solo obreros, por supuesto es importante tener buenos obreros en nuestros países, pero necesitamos tener mentes produciendo más valor.

    ¿Cuál es la situación de la empresa en el Ecuador?

    Generalmente llegamos a un país y nos dicen: ¿Ustedes pretenden que los maestros compren tecnología? Pero, nos encontramos con que en las escuelas públicas y privadas, los maestros están dispuestos a invertir dinero para ser mejores. La respuesta ha sido fenomenal. Aulas Amigas opera desde hace cinco años en el país y hace un año empezó a acelerar su crecimiento. Empezamos un modelo de formación gratuita en las escuelas. La convocatoria está abierta de forma permanente a través del portal de Internet aulas.ceo, que es un portal social donde los colegios se postulan para recibir formación y acompañamiento en innovación educativa. Al iniciar el programa, una persona va a los colegios y los asiste en estos temas. Al final, invita a los maestros a ser más innovadores. Tratamos de cambiarle el chip a los profesores para que den ese paso en sus aulas de clase y motiven a sus estudiantes hacia la innovación. Hemos formado alrededor de 300 000 profesores en Ecuador y hemos llegado aproximadamente a las 1 000 aulas digitalizadas.

    Es CEO del proyecto Aulas Amigas que está en más de 20 mil aulas en cinco países. Obtuvo el primer lugar en la categoría Start Up en el Medellín Innovation 2015. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Es CEO del proyecto Aulas Amigas que está en más de 20 mil aulas en cinco países. Obtuvo el primer lugar en la categoría Start Up en el Medellín Innovation 2015. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • El mayor gusto lo encuentra en las novelas

    Redacción Cuenca

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    La colección de libros de Julio Verne como ‘Viaje al centro de la tierra’ y la ‘Vuelta al mundo en 80 días’ fue el inicio de su gusto por la lectura. La tía de Juan Francisco Cordero, director de la carrera de Formación Dual en Ingeniería Empresarial de la Universidad de Cuenca, le regaló esas obras por su primera comunión.

    Desde entonces es un apasionado por los textos, pero sobre todo por los que tienen un toque de humor y contenido social. Cordero, de 46 años, siempre recomienda que sus estudiantes deben tener tres tipos de libros. Los primeros vinculados a la profesión ya sea en administración de empresas, ingeniería, marketing, entre otras especialidades. La intención, dice, es siempre estar actualizado.

    En el segundo grupo están las novelas para recrear la imaginación y relajarse, aconseja Cordero. En el tercero, en cambio, están los textos de autosuperación y motivación, “comenzando desde la Biblia”.

    De todos estos grupos, Cordero admite que encuentra más gusto por las novelas porque le permiten dejarse llevar por el autor a diferentes ciudades y/o escenarios. Eso le ocurre principalmente con las publicaciones del autor brasileño Jorge Amado con libros como ‘Gabriela, clavo y canela’ y ‘Doña Flor y sus dos maridos’.

    Incluso, este cuencano tiene como aspiración viajar a la ciudad brasileña de Salvador de Bahía para conocer dónde vivió Amado. Según Cordero, “muy pocas películas o casi ninguna es tan buena como un libro”.

    En la actualidad, lee ‘A flor de piel’ del autor Javier Moro, quien aprendió del escritor Dominique Lapierre a encontrar historias vinculadas con epopeyas mundiales. Según Cordero, esta última publicación cuenta cómo una misión llevó a Cuba, México y Sudamérica la cura para la viruela y cómo pudieron salvar muchas vidas.

    Otros textos que recuerda son ‘¿Quién mató a Palomino Molero?’ del peruano Mario Vargas Llosa, ‘The Kalahari typing school for men’ de Alexander McCall Smith, y ‘Más grandes que el amor’ de Dominique Lapierre. Cordero cuenta que las publicaciones que son muy serias y que tienen mucha fantasía no son de su gusto.

    Entre los escritores nacionales, destaca al cuencano Arturo Semería. “A veces no son tan conocidos, pero solo es cuestión de explorar un poco más en las bibliotecas”. De los famosos le gustan las publicaciones de Demetrio Aguilera Malta y José de la Cuadra.

    Cordero prefiere solo concretarse a leer un libro a la vez. Incluso, si el texto le atrapa puede terminar de leer durante una semana; sino se toma de dos a tres semanas. No le gustan los textos digitalizados sino los publicados en papel “porque así aprendí a leer. Tocar y oler las páginas son sensaciones únicas, que no se pueden reemplazar”.

    El director de Formación Dual en Ingeniería Empresarial de la Universidad de Cuenca consigue los textos por recomendaciones de familiares y amigos. Él aconseja que una buena alternativa es buscar en tiendas que venden textos usados. “Me gusta comprar libros originales, no las malas ediciones o fotocopias”.

    Juan Francisco Cordero conserva sus libros en la casa y en la oficina. Foto: Xavier Caivingua para LÍDERES
    Juan Francisco Cordero conserva sus libros en la casa y en la oficina. Foto: Xavier Caivingua para LÍDERES
  • Las manos de Juan Sebastián Pérez convierten lo local en alta cocina

    Sebastián Angulo

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    Frente a la cámara fotográfica, Juan Sebastián Pérez se muestra algo incómodo. Una de las razones es que ve a la gastronomía no solamente como un plato de comida bien servido, con un chef que se lleva todos los créditos.

    En la alta cocina, para este chef de 30 años, también son importantes los actores de toda la cadena de producción: agricultores, pescadores, intermediarios… Detrás de cada uno de ellos hay una historia que hace posible que el plato sea algo más que solo alimentos.

    Esa visión le ha convertido a Pérez en uno de los chefs que busca impulsar a la gastronomía ecuatoriana a través de preparaciones vanguardistas, pero sin dejar de lado a cada uno de sus actores.

    El año pasado fundó Quitu Identidad Culinaria, en el sector de Las Casas (norte de Quito). Este lugar busca generar experiencias a través de sus platillos. Por ejemplo, se resaltan postres como la ‘caca de perro’ en helado, los cebiches en jugos cítricos frutales o el cochinillo y maíz de Selva Alegre que mezcla mote sucio, chulpi, morocho y cebolla caramelizada.

    Pero para llegar a este punto, Pérez recorrió un largo tramo por varias vertientes gastronómicas que aportaron a su formación.

    Su viaje por la cocina inició en la adolescencia. ‘Juanse’ -como le dicen sus amigos- se crió en una familia vinculada a la industria del turismo. Su abuelo, Eduardo Proaño, fue el fundador de Metropolitan Touring.

    Esa inclinación familiar por el servicio le llevó a vincularse a los 15 años a la cocina del Hotel Marriott. Su apego a la tabla de picar y al cuchillo inició cortando legumbres y verduras o sacando escamas de pescados.

    Cuando llegaban de las fiestas, a la 01:00 o 02:00, Pérez cocinaba platos “deliciosos” con lo que encontraba en la refrigeradora, cuenta su amigo, José Saúl Guarderas, quien ahora es arquitecto.

    Pese a las altas horas de la madrugada, recuerda Guarderas, el entonces adolescente ‘Juanse’ se esmeraba hasta una hora por preparar sus platillos.

    Otra de sus aficiones era el fútbol. Jugaba como volante de enganche en la Universidad Católica, pero la cocina pesó más y cuando cumplió 18 años viajó a México, para estudiar en Le Cordon Bleu Internacional.

    De regreso a Ecuador, en el 2007, se incorporó al Chez Jérôme, restaurante del norte de Quito. En ese lugar conoció la comida europea. Luego se incorporó a Chef Ejecutivo, Elsass Bistro & Vinos, un emprendimiento familiar.

    Pese a que trabajaba en lo que le apasionaba, la cocina que realizaba no le llenaba y siempre estaba en constante búsqueda. Por esta razón, implementó una pequeña cocina para experimentar sabores en su casa, en Puembo, comunidad del nororiente de Quito.

    Esa experimentación le permitió acercarse a los agricultores de Puembo y conocer todos sus procesos. De hecho, se convirtieron en sus proveedores cuando trabajó como chef en la Embajada de Canadá. En ese lugar le pidieron cocinar comida ecuatoriana, territorio desconocido para Pérez.

    Para descubrir la comida ecuatoriana realizó un viaje por todo el Ecuador. En su auto se paseó por la provincia de Esmeraldas. Por ejemplo, paraba en una cebichería para convivir con los propietarios y aprender a hacer cebiches, encocados, etc. También se detuvo en mercados de la Sierra para desentrañar platos como el hornado, llapingachos y más.

    Luego de varias semanas de completar su periplo elaboró una clasificación completa de los platos nacionales: líquidos, sólidos, calientes y fríos.

    Toda esa visión le sirvió para contribuir al proyecto Rescate de los Sabores tradicionales del Ecuador, elaborado por la Universidad de las Américas, en el 2011, por el chef Carlos Gallardo. Pérez también fue docente de esa casa de estudios.

    ‘Juanse’, dice Mauricio Acuña, director del festival gastronómico Latitud Cero, pertenece a la nueva generación de chefs nacionales que está buscando llevar la gastronomía local a otro sitial. “Lo que más valoro de Juan Sebastián es la tenacidad y la búsqueda de identidad”, comenta Acuña.

    Identidad Culinaria, además de su restaurante Quitu, cuenta con dos proyectos que están en desarrollo que también buscan resaltar la comida nacional. Además, Pérez también es consultor para la apertura de otros restaurantes de colegas de la ciudad.

    Luis Maldonado, consultor de turismo, sostiene que Pérez trabaja mucho desde “lo auténtico, lo orgánico, sacar directamente desde el huerto”. Además, el experto sostiene que el chef aporta mucho a la identidad local debido a que va a las raíces mismas de los platos, a las culturas indígenas y sus comunidades.

    El chef emprende con sus proyectos


    La búsqueda constante de su identidad gastronómica le ha llevado a emprender sus propios restaurantes, que busca el comercio justo en toda la cadena productiva.

    Por ejemplo, para abrir Quitu Identidad Culinaria, Pérez invirtió unos USD 40 000 que destinó para la compra de equipos de cocina y adecuación del local. El chef escogió abrir su local en el sector de Las Casas porque hace un año le permitía tener una mayor rentabilidad que en otros sitios de mayor costo en la ciudad.

    No obstante, ahora Quitu Identidad Culinaria abrirá sus puertas en otro sitio de la ciudad. En los próximos días se trasladará a una casa patrimonial del centro norte de la ciudad.

    Otro de los proyectos en los que busca incursionar es un sitio casual de comida. En el lugar buscará comercializar gastronomía con un estilo urbano en un ambiente distendido.

    Por ejemplo, la carne la compra a la Hacienda Caleta Same de Esmeraldas. David Pacheco, su propietario, cuenta que Pérez es muy preocupado por los insumos que utiliza para sus preparaciones para darle el sabor ideal a los platos. Además, dice Pacheco, Pérez entabla buena relación con sus proveedores y trata de conocer siempre los productos que va a utilizar.

    Este tipo de relación con los proveedores Pérez la apuntaló en Perú, cuando trabajó durante 10 meses en la cocina del prestigioso Central Restaurante, en Lima, premiado como el mejor del continente.

    El proyecto Identidad Culinaria incluye otras propuestas como el desarrollo de una huerta para el cultivo de sus propios insumos. La idea es crear una terraza, como lo hacían los Quitu Cara, para cultivar productos.

    Este chef quiteño desarrolla proyectos gastronómicos basados en la filosofía de comercio justo. Foto: Julio Estrella / LÌDERES
    Este chef quiteño desarrolla proyectos gastronómicos basados en la filosofía de comercio justo. Foto: Julio Estrella / LÌDERES
  • En cada libro, Juan Pablo Guerra se enfoca en hallar valores

    Giovany Astudillo

    Desde hace un mes y medio, ‘El Secreto de un Ganador’ del tenista Novak Djokovic es la publicación que le cautiva. La descargó en su tablet y la lee como parte de su motivación para cumplir el reto que se planteó.

    El director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra, se propuso correr este año una media maratón en Cuenca y una maratón en Nueva York. Por recomendación de un amigo se interesó por este texto. “Este tenista tuvo un problema de rendimiento relacionado con temas psicológicos, físicos y afectivos. Pero resurgió mejorando sus hábitos”.

    Según Guerra, este libro le aporta con valores como la importancia de la familia y su apoyo y el esfuerzo que se necesita para vencer los obstáculos. “Es muy interesante porque da consejos prácticos para quienes hacen deportes. Hace sugerencias de alimentación…”.

    Para la consecución de su objetivo, Guerra también leyó otros libros como ‘42 kilómetros para amar el maratón’ de Alfredo Varona. Cuenta las historias de personas que se fijan ese desafío. Otra publicación es ‘Efecto maratón’ de Rafa Vega, que plasma los criterios de quienes se prepararon y vencieron los obstáculos.

    Desde la infancia del representante cooperativo, sus padres Jaime Guerra y Dora Galán le inculcaron la lectura. “Tenía lecciones o no. Debía leer por lo menos un par de hojas de un libro”. En la actualidad, mantiene ese hábito.

    En la casa de sus progenitores tenían una pequeña biblioteca, pero ahora prefiere descargar libros y tenerlos en digital. “Los espacios en las casas han cambiado”, señala Guerra.
    Le gustan los textos de superación personal, liderazgo y del sector cooperativo. En este último ámbito, un libro importante es ‘El vuelo del abejorro’ de Ivano Barberini. Trata sobre el cooperativismo, la ética y el desarrollo.

    En superación personal, Guerra recomienda ‘Levantarse y luchar: Cómo superar la adversidad con la resiliencia’, de Rafi Santos. También, le gustan las autobiografías como las de Mahatma Gandhi. “Es un impulso para luchar y saber que nuestras adversidades no son nada en comparación con las de otras personas”.

    Para Guerra, la lectura es un hábito que se debe transmitir a los hijos, pero incentivándoles con textos infantiles y no por imposición. Su primer libro fue ‘Las aventuras’ de Tom Sawyer de Mark Twain, que aún lo conserva. También atesora ‘La Vuelta al Mundo en 80 días’, de Julio Verne. Fueron regalos de sus padres.

    Guerra recuerda que su padre le decía que a la lectura hay que buscarle el gusto y tener pasión por uno mismo, por su familia y por el espacio que le rodea.

    “Con el pasar de los años entendí, que uno tiene que conocer sobre el lugar dónde vive”. Por ello, sus padres le regalaron dos libros de Cuenca, de Miguel Vázquez Moreno y Carlos María Alvear. Su madre, Dora Galán, le dijo que tiene que saber y comprender qué es Cuenca, su historia, su gente… Esas dos publicaciones aún los conserva en su casa.

    Juan Pablo Guerra descarga en su computadora las publicaciones. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Juan Pablo Guerra descarga en su computadora las publicaciones. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Con la distribución, Juan de la Cruz escaló a lo alto

    Sebastián Angulo

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    En toda su pierna derecha, Juan de la Cruz lleva un inmovilizador de color negro, de esos que se colocan con velcro. Es martes y el día anterior un especialista le diagnosticó fractura de tibia y peroné, producto de una caída cuando ascendía al Iliniza como preparación para conquistar el Antisana y el Chimborazo.

    Pese a que el doctor le recomendó reposo de una semana, él está en las instalaciones de su empresa que lleva su nombre y que acaba de cumplir 30 años. Para justificar el desacato a la orden del médico, dice sonriente que su trabajo se lo toma muy en serio y es su pasión.

    De hecho, confiesa que a veces le consideran ‘workaholic’ (adicto al trabajo), pero dice que esa constancia ha hecho que su empresa Multiservicios Juan de la Cruz –que se especializa en la distribución de productos de consumo masivo- presente estas cifras: el año pasado facturó USD 77 millones, cubre a 35 000 clientes, seis puntos de distribución en el país. Además, tiene 357 colaboradores y genera 2 500 empleos indirectos.

    Esa pasión está en su ADN, asegura, y que una de las satisfacciones que más le ha dado la vida es levantar su negocio con esfuerzo.

    De la Cruz decidió abrir su primer local en 1986, en San Juan (centro de Quito), junto a su hermano Jorge de la Cruz.

    Juan dejó la distribuidora Elena Izurieta -especializada en productos masivos- y decidió emprender. Luego de trabajar cuatro años en el área de ventas en Elena Izurieta aprendió el movimiento de negoció y creyó que estaba listo para emprender.

    En principio, cuenta, incursionó en la distribución de licores. Después de un año incorporó el papel higiénico a su portafolio y arrendó otra bodega más amplia en la misma zona de la ciudad.

    De la Cruz cree que 1990 fue una de las épocas de mayor impulso de su naciente negocio. Ese año su distribuidora abrió su propia bodega en el barrio La Gasca (centro-norte de Quito). Desde ese entonces, su esposa, María Eugenia Peñaherrera, también ha trabajado junto a De la Cruz en el área financiera.

    A partir de ese año, el negocio se expandió en el país. Su primera sucursal fue en Santo Domingo, un año después abrió en Ibarra, y luego en Ambato y Lago Agrio.

    Una de las estrategias que la considera clave, comenta De la Cruz, fue siempre apostar por las segundas marcas más importantes de cada segmento. Además, cree que en la década de los 90 el mercado de productos masivos tuvo su primera expansión.

    Pero no solo esos factores influyeron para su expansión. Byron Niama, su amigo desde la infancia, cuenta que De la Cruz aprendió a ser emprendedor desde que estudiaba la escuela y eso también influyó en su actual negocio.

    Niama fue su compañero en la Escuela Manuel María Sánchez de Alausí (en Chimborazo) y rememora que en esa época -en la década de 1960- en ese centro de estudios tenían horas de trabajo de fabricación y venta de helados en otras escuelas.

    Ese dinero servía para el comedor escolar, peluquería y el agasajo navideño, dice su amigo.

    Niama comenta que se reencontró con De la Cruz hace 10 años y se llevó la sorpresa de que era un “exitoso empresario”. Ahora, dice que De la Cruz es generoso y es solidario en secreto. “Parece que se deja llevar por el pasaje bíblico que lo que haga tu mano derecha no sepa tu izquierda”.

    “A Juan le gusta cantar”, cuenta Carol Cornú, su amiga y de su familia. Le conoce debido a que Corfruit, la empresa de su padre, Enrique Cornú, importa frutos secos desde Chile y es uno de sus proveedores. Entre una de las cualidades, señala Cornú, es un buen consejero.

    Ahora, dice De la Cruz, el andinismo le cambió la perspectiva de la vida y entendió que debe delegar funciones. Sus hijos Juan Francisco, Katterine y Martín Alejandro, se preparan para tomar la posta y desde ahora trabajan en diferentes cargos para afrontar los nuevos retos de la empresa.

    Los proveedores, sus principales socios

    Actualmente, 13 firmas están entre sus principales proveedores. Entre otros están Negocios Industriales Real (Nirsa), Ferrero del Ecuador, Jabonería Wilson, Colgate-Palmolive del Ecuador, Industrial Papelera Ecuatoriana Inapaecsa, Sociedad Agrícola e Industrial San Carlos, Nestlé, Productos Alimenticios y Licores, Johnson & Johnson del Ecuador. También, Energizer Ecuador, Bic Ecuador, Johnsonwax del Ecuador y Papeles Nacional.

    Andrés Merizalde, gerente nacional de Ventas de Nirsa, señala que conoce a Juan de la Cruz desde hace 20 años, cuando era gerente comercial de Sumesa y desde ese entonces vio crecer el negocio de distribución.

    Cuatro años después Merizalde pasó a Nirsa y mantuvo una relación profesional con De la Cruz debido a que también distribuía productos de esta empresa. Ahora, dice Merizalde, Multiservicios Juan de la Cruz es uno de los principales socios de Nirsa.

    Merizalde sostiene que entre una de las cualidades que posee de la Cruz es que es un hombre visionario, con mucha perseverancia y transparencia.

    Otro de los proyectos en los que incursiona la empresa está la implementación de una cadena de supermercados. Jumbo Center, por ahora con un local, busca expandirse en este segmento. Además, cuenta con otros negocios como Ecuassence, a cargo de su hermana Silvia de la Cruz, que se especializa en la producción de perfumes. Entre los proyectos de la firma está también ofrecer servicios de logística y cubrir todo el territorio nacional con productos.

    Juan de la Cruz Inició con una bodega en Quito y ahora su firma se expande por todo el país. Foto: Cortesía
    Juan de la Cruz Inició con una bodega en Quito y ahora su firma se expande por todo el país. Foto: Cortesía
  • Cadena colombiana de cafés Juan Valdez aumentó en 216 % ganancia semestral

    Agencia EFE

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    La cadena colombiana de cafés Juan Valdez registró en el primer semestre de 2015 una utilidad neta de USD 1,75 millones, un 216 % más que en el mismo periodo de 2014, informó este jueves 6 de agosto la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).

    Los ingresos de la compañía alcanzaron entre enero y julio 97.313 millones de pesos (unos 33 millones de dólares), lo que supone un aumento del 25 % con respecto al primer semestre del año pasado, detalló la FNC en un comunicado.

    La Federación destacó que la estrategia de expansión «es uno de los pilares que más ha aportado al positivo crecimiento de Juan Valdez durante este año», e indicó que en el primer semestre inauguraron una tienda en San José (Costa Rica) y seis en los aeropuertos de Barranquilla, Medellín y El Dorado de Bogotá. «En total se han inaugurado 11 tiendas en Colombia y 4 en países como Chile, Kuwait, El Salvador y Ecuador, lo que permitió llegar a 322 tiendas en operación a nivel global», añadió la FNC en un comunicado.

    El beneficio antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización (Ebitda) subió entretanto un 19 %, hasta los USD 3,6 millones. Para Hernán Méndez, presidente de Procafecol, entidad que forma parte de la FNC y que opera la marca y la cadena de tiendas Juan Valdez, estos resultados muestran que van «por buen camino» y siguen «generando valor a los caficultores colombianos». «Hemos reforzado nuestra estrategia de expansión de tiendas y además le hemos apostado fuertemente a las alianzas estratégicas con el propósito de continuar siendo el lugar preferido para disfrutar de la experiencia auténtica del café premium colombiano», añadió.

    Procafecol paga una prima sobre el precio del grano y regalías al Fondo Nacional del Café por las utilidades de Juan Valdez.

    Una de las tiendas de  Juan Valdez, en el Centro Comercial Granahorrar de la calle 72 (Bogotá).
    Una de las tiendas de Juan Valdez, en el Centro Comercial Granahorrar de la calle 72 (Bogotá).