Etiqueta: lácteos

  • Una inversión de USD 3 millones para duplicar su producción

    Redacción Quito

    La Pasteurizadora Quito continúa con su expansión y diversificación de productos. El envase tetrapack de su marca Vitaleche tiene una nueva imagen y en las perchas de los supermercados colocó dos nuevos productos: la leche deslactosada en funda y el yogur Vitagurt apto para el consumo de personas con intolerancia a la lactosa.

    «La leche deslactosada solo estaba disponible en tetrapack y el envase elevaba su costo. Y el yogur está pensado en un consumidor con otras necesidades», asegura Galo Aguirre, gerente de Mercadeo de la Pasteurizadora.

    Esto es resultado de una nueva apuesta de la Pasteurizadora Quito que en el último año invirtió cerca de USD 3 millones para ampliar su planta y duplicar su capacidad de producción de 200 000 a 400 000 litros de leche por día.

    Con esta inversión la Pasteurizadora adquirió tres envasadoras que permiten procesar hasta 5 000 litros de leche por hora, por unidad. Modernizó el sistema de esterilización, el de procesamiento de energía y está trabajando para que a inicios del 2014 se adecúen plantas independientes para la producción de leche líquida, la de sabores y el yogur. El objetivo es ampliar su participación en el mercado lácteo nacional. Para ganar nuevo clientes también refrescaron la imagen de sus envases tetrapack.

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    Así, los colores rojo, para la leche entera; y azul, para la semidescremada, se mantienen, pero el blanco estará presente en un 90% del empaque en lugar del 60%, como era antes.

    «La idea es mostrar una imagen más fresca, que transmita el concepto de sano y puro característico de la leche», dice Aguirre.

    La Pasteurizadora Quito cuenta con más de 170 proveedores en toda la Sierra, es por ello que adicionalmente ha desarrollado alianzas para asegurarse de materia prima. Un ejemplo es el proyecto Quito produce leche, que realiza desde agosto del 2012, en conjunto con la Agencia Metropolitana ConQuito.

    En este proyecto, pequeños ganaderos del noroccidente de Quito venden leche a la Pasteurizadora a un precio fijo de USD 0,42 por litro. Así, la empresa recibe hasta 5 000 litros de leche diarios .

    Luis Rodríguez y José Valdivieso son productores de leche en la población de Gualea y cuentan que antes de iniciar el proyecto sus ventas eran inestables. «Con este acuerdo tenemos más seguridad en cuanto a las ventas y las ganancias que obtenemos», explica Rodríguez.

    Otros datos

    • El consumo. Del 100% del consumo de lácteos en el país, el 62% corresponde a leche líquida.
    • La exportación. Todavía no es posible mientras Ecuador no sea territorio libre de fiebre aftosa.

  • Más atención para el productor lácteo

    Redacción Quito

    Hace 12 años comenzó elaborando queso de hoja y para ello utilizaba «un tarro» de leche, en la cocina de su casa ubicada en el sur de Cayambe. Actualmente, en ese sitio y con las adecuaciones que demanda una pyme, Productos Lácteos Malco procesa entre 2 500 y 2 800 litros diarios para producir quesos de 125 gramos, 160 g… y yogur de mora, fresa, durazno y guanábana.

    Rita Correa, la propietaria de este negocio que comenzó en el 2002, explica que la demanda de sus productos crece y por lo tanto requiere ampliar su participación de mercado. Para ello cuenta con el apoyo de la Fundación Casa Campesina de Cayambe (FCCC). Un caso similar es el de Productos Lácteos San Nicolás, cuya producción alcanza las 500 unidades diarias de queso de hoja y el fin de semana llega a las 600 y 700 unidades.

    Esta microempresa familiar, de propiedad de Pedro Ulcuango, también confía en el apoyo de la FCCC. Por ahora requiere un crédito de USD 5 000, para ampliar su negocio, explica su administradora Nancy Ulcuango. Por lo pronto, tiene el asesoramiento de los alumnos de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), para optimizar sus procesos.

    Justamente, uno de los objetivos de la FCCC es apoyar al microproductor de los cantones Cayambe y Pedro Moncayo (Pichincha), para que se pueda fortalecer la cadena de valor de lácteos de los pequeños empresarios, explica Carlos Cabascango, vocero de la Fundación.

    En ese contexto y para que unos 750 microempresarios del sector agropecuario de los dos cantones se beneficien, la FCCC desarrolla un proyecto (aprobado el 19 de diciembre), con la participación del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el apoyo de la Fundación La Caixa, para acceder a recursos y asistencia técnica.

    El BID aportará con un financiamiento de USD 800 000 y una contraparte local de 450 000; asimismo, en cooperación técnica se otorgarán USD 325 000 (contribución de La Caixa) y la contraparte de la FCCC, por 222 000.

    El propósito es promover la asociatividad de los pequeños productores; que puedan desarrollar nuevos productos con valor agregado. «Luego se realizarán estudios de mercado, se hará un trabajo de promoción y se aplicarán nuevas estrategias de comercialización», indica Paula Auerbach, especialista del Fomin.

    Este proyecto genera entusiasmo en los pequeños productores. Sobre todo, por el reto que tienen de cumplir con las normas impuestas por el Gobierno: Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), Buenas Prácticas de Producción (BPP)…

    Aunque este tema preocupa a pequeños productores como Pablo Cabascango, Marco Novoa, Luis Morales, Víctor Sandoval… quienes dicen que son acciones difíciles de cumplir (ver puntuales).

    Problemática local

    Las normas. Los pequeños productores tienen hasta noviembre del 2014 para implementar las exigencias del Gobierno, en especial las BPP y las BPM; además de otras normativas de los ministerios de Agricultura, de Industrias, de Salud y Agrocalidad.

    Los riesgos. Actualmente, los pequeños productores de Cayambe y Pedro Moncayo no tienen ni los conocimientos técnicos ni los recursos para realizar inversiones e incorporar esas exigencias (BPM, BPP…), con lo que muchos están en riesgo de desvincularse de la cadena de lácteos.

  • Su yogur conquista el paladar del austro

    Redacción Cuenca

    Juan Carlos Correa se graduó hace 18 años en Ingeniería de Alimentos en la Universidad del Azuay. Luego de laborar cerca de una década en una empresa de lácteos del Austro, incursionó en su negocio. Invirtió USD 500 000 para montar El Pinar, que funciona desde hace siete años (norte de Cuenca).

    Los conocimientos que adquirió le permiten desarrollar productos lácteos y de frutas. En la planta se elaboran yogur, manjar y crema de leche, mantequilla y ‘topping’ de frutas (aderezo), para las heladerías. La inversión inicial también sirvió para abrir y equipar un Delicentro que funciona hasta la actualidad, en el sector de Challuabamba, en la vía rápida Cuenca-Azogues.

    El inicio fue difícil, porque tuvo que competir con empresas que ya estaban consolidadas en el mercado nacional y que tenían un sistema de comercialización montado y funcionando. Otra limitante fue la falta de dinero para crecer.

    Según Correa, venció esas trabas con constancia, ofertas comerciales atractivas y producto de calidad. «El yogur es semidescremado y eso es un ‘plus’ que es apreciado, porque los clientes buscan productos bajos en grasas».

    Hace dos años, Lácteos El Pinar amplió la capacidad de su planta a 3 500 kilos diarios de las diferentes variedades con una inversión de USD 100 000. Al inicio solo producía 200 kilos al día.

    Este año está planificada otra ampliación, porque la firma está trabajando a plena capacidad y la demanda aumenta. Con ello, indica Correa, se producirán nuevas variedades en un par de meses y la capacidad se duplicará.

    Sus conocimientos los reforzó especializándose con cursos en Estados Unidos, Colombia y Europa. Correa también visitó fábricas en países europeos, para conocer sus procesos y el equipamiento. La última ocasión estuvo en Alemania, desde donde importa su nueva tecnología. La anterior es de procedencia francesa e italiana.

    El año pasado, esta empresa cuencana facturó USD 720 000 y para este período planifica cerrar con USD 1 millón. «El incremento se debe al ingreso a Guayas, en donde cada día hay más demanda de los locales comerciales…».

    En la actualidad, laboran 20 empleados en los departamentos de producción, comercialización, administrativo y logístico. La planta está ubicada en la parte posterior del Delicentro, en donde también se oferta comida rápida junto a las 30 líneas de productos de diferentes sabores y tamaños, que tiene la firma.

    Correa tiene vendedores que ofertan la producción en el sur del país. Ellos comercializan en las provincias de Loja, El Oro, Zamora Chinchipe, Cañar, El Oro, Azuay y Guayas. Estas dos últimas jurisdicciones son sus principales mercados, porque tienen cerca del 60% de sus ventas. «En los mercados de Guayaquil, Machala y Loja aún se puede crecer más», señala el empresario, de 40 años.

    Este emprendedor adquiere la leche en un centro de acopio ubicado en el cantón cañarense de Biblián, las frutillas y las moras las compra a una asociación de productores de Sevilla de Oro, un cantón azuayo ubicado en la zona nororiental. «Les compro toda la producción, porque tienen sello verde y ofrecen buenos estándares de calidad. Debo garantizar la calidad de la materia prima para elaborar mis productos», dice Correa.

    Sus productos también se comercializan en heladerías que tienen alcance nacional, como Tutto Freddo, y en centros comerciales, como Almacenes Tía, Coral Hipermercados del Grupo Ortiz y la Megatienda Santa Cecilia. El representante de este último establecimiento ubicado en Centro Histórico de Cuenca, René Barahona, señala que desde hace tres adquieren las variedades de yogur y manjar de Lácteos El Pinar.

    Barahona considera que es una marca que se ha hecho espacio frente a los líderes del sector y lo hace con productos de calidad y con envases; es moderno y resulta atractivo a los clientes. «La rotación del producto es aceptable».

    La pyme por dentro

    • Sus 30 líneas de productos. Se dividen en yogur de varios sabores y tamaños, manjar de leche, topping de frutas y crema de leche al granel e industrial.
    • La planta de Lácteos.  El Pinar está por certificarse con la norma de Buenas Prácticas de Manufactura, para el control sanitario. En los envases colocará la nueva exigencia del Régimen para identificar la cantidad de azúcar y grasa.
  • Alpina: 666 ecuatorianos empujan a esta empresa colombiana

    Santiago Ayala Sarmiento Redacción Quito/ LÍDERES ayalas@elcomercio.com

    Cuando abrió sus operaciones en Ecuador, en 1995, la firma láctea colombiana Alpina tenía solo una persona en su nómina, que se encargaba de importar los productos y comercializarlos. Hoy, la empresa tiene un ‘staff’ de 670 empleados; 666 son ecuatorianos.

    El arranque fue duro, según relata el gerente General, Juan Fernando Maya, uno de los cuatro extranjeros que trabajan en la compañía. En ese entonces, la situación económica del país estaba deteriorándose, hasta llegar a su clímax con el feriado bancario y la crisis financiera.

    Con una inversión de alrededor de USD 4 millones, se empezó la construcción de la fábrica en pleno 1998, a las puertas del peor momento del país. La planta empezó a operar en el 2003.

    Pero lejos de huir despavoridos por el escenario, decidieron invertir y comprar los terrenos en Machachi para edificar la planta de producción. «Vimos al Ecuador como una gran oportunidad y no nos equivocamos», dice Maya.

    En efecto, la sustitución de productos importados por producción local fue cada vez el objetivo. Hoy, el 92% ya tiene exclusivamente componente ecuatoriano. El resto (8%) se mantendrá, pero por razones de que ciertos insumos no se producen en el Ecuador, solo por eso.

    La constante inversión para sustituir importaciones ha hecho crecer a la compañía. Alpina destina alrededor de USD 5 millones anuales para innovar productos, generar nuevas estrategias y abrir otros potenciales mercados.

    En este escenario, dado el éxito logrado en estos casi 20 años de operación en el país, la casa matriz delegó al equipo ecuatoriano para que lidere el proceso de ingreso al mercado peruano. Maya explica que se está haciendo lo mismo que pasó en 1995 en Ecuador y se replicará el modelo que dio réditos. «En Perú estamos en estos momentos como en Ecuador hace 19 años. Será un interesante reto para los próximos años».

    La casa ecuatoriana significa para el conglomerado regional de Alpina (Colombia, Venezuela, EE.UU.) el 8% de su facturación y está por encima del promedio de la corporación. Por eso, el próximo paso será enfocarse en la exportación desde Ecuador hasta otros países.

    El trabajo, además, no solo se concentra a la nave productiva. También se acompaña el trabajo de 200 ganaderos y sus asociaciones, a quienes se les apoya en temas de calidad y de buenas prácticas.

    Adicionalmente, la firma apoya al trabajo de Quesinor, una procesadora de lácteos en San Gabriel, conformada por asociaciones de productores de leche del Carchi. Tras un momento difícil hace varios años, el Gobierno Provincial decidió rescatar la actividad. Y en abril del 2012 también se involucró Alpina, a través de un convenio por medio del cual la empresa proveía asesoría, mientras Quesinor comercializaba los quesos.

    Para el ganadero Rodrigo Lasso, la relación actual con los industriales es muy buena y, por eso, la permanencia de Alpina en el país ha sido positiva, produciendo varios tipos de productos (yogures, quesos y otros) apegados a la gastronomía y costumbres nacionales.

    «Ecuador tiene un gran potencial de exportar lácteos. Perú es un importador neto, Colombia también importa y Venezuela en estos momentos está comprando mucho. A ello se suma que el país tiene fuertes ventajas competitivas. Y, además, el mercado interno todavía tiene mucho por crecer», dice Lasso.

    Dos datos adicionales

    Segunda planta. La empresa lechera abrió otra complejo productor en San Gabriel, que se especializa, principalmente, en la elaboración de quesos.

    El proceso. Tiene cuatro centros de distribución que atienden aproximadamente a 41 000 clientes.

    El insignia

    Vinicio hidalgo Gerente de Costos y Productividad

    ‘Estamos todo el tiempo en modo vanguardista’

    Uno de los momentos más difíciles que he vivido durante estos 16 años de trabajo fue cuando una banda de 15 delincuentes nos asaltó. Nos sometieron con armas de fuego, por tres horas, y se llevaron todo. Fue una experiencia personal muy fuerte. Y, a la vez, nos demostró la calidad de nuestro equipo. Seguimos trabajando, porque debíamos cumplir con nuestros clientes. Ingresé como cajero y fui ascendiendo.

    Lo mejor de trabajar en esta empresa es que se está innovando permanentemente. Pasó de ser una empresa típicamente plana, en sus inicios, a ser muy vanguardista, que evoluciona todos los años. En la compañía estamos siempre preocupados por el servicio y por la calidad del producto. Mantenemos un constante aprendizaje, todo el tiempo.

  • El producto premium tiene su local específico

    Redacción Quito

    Matilde Erazo recuerda que en su infancia sus almuerzos no eran muy comunes. Su madre, Matilde Solines, preparaba platos como sopa de cebolla o crepés con salmón y desde entonces se apasionó por lo gourmet.

    El buen comer siempre ha sido parte de su vida, hasta el punto de convertirse en su fuente de ingresos. Hace 10 años, Erazo incursionó en la venta de carne y mariscos. Su valor agregado era que todos sus productos tenían un toque premium. Esta quiteña entregaba a domicilio mariscos y pescados con calidad IQF; es decir, tan pronto son pescados pasan a un proceso de congelación, por lo que mantienen su frescura.

    Asimismo, Erazo buscaba los mejores cortes de carne; se fijaba en que sus proveedores entregaran sus productos a los restaurantes más renombrados de Quito.

    Pero a principios de este año, el negocio evolucionó y se convirtió en un minimarket especializado en varias líneas de productos gourmet, como lácteos, pastas y especias. Así, en enero de este año nació Chez Matilde.

    Erazo, junto a su esposo Alberto Gómez de la Torre, invirtieron unos USD 1 500 para adecuar un local en el sector de Monteserrín (nororiente de Quito).

    En Chez Matilde se venden productos de marcas nacionales como Karú, que se especializa en yogur griego, o la Qabra Tira al Monte, que elabora pulpas, quesos encurtidos y otros comestibles.

    La idea del negocio cobró fuerza luego de que este matrimonio regresó de EE.UU., país en el que la pareja vivió por siete años, debido al trabajo de Gómez de la Torre. En esa nación formaron parte de un club gourmet y las preparaciones de Erazo eran reconocidas por los miembros de esta agrupación.

    En el 2012, de vuelta al Ecuador, decidieron retomar el negocio de entrega a domicilio de cárnicos y mariscos. Poco a poco, a su portafolio de productos se fueron sumando lácteos como el yogur y queso; el automóvil en el que repartía se convirtió en una tienda rodante.

    De ahí nació la necesidad de montar un local para la comercialización de su creciente oferta. Ahora, Chez Matilde cuenta con unos 80 ítems que se distribuyen en su local, cuya superficie es de 27 m². La facturación mensual promedio llega a los USD 12 000.

    José Barreiro, ingeniero civil y amante de la gastronomía, es cliente del negocio. Él comenta que acude una vez por semana para adquirir productos para sus preparaciones, como comida mexicana, peruana y nacional. «Tiene buen queso mozarela, sales marinas de diferentes sabores, salmón», comenta Barreiro.

    Mientras que María Augusta Maldonado, ama de casa y consultora de política, acude a Chez Matilde para comprar pescados, mariscos y bocaditos para las visitas que llegan a su casa. «Hay una buena variedad de productos que no se encuentran con facilidad en otros sitios».

    Los productos

    Los más requeridos. Entre los más demandados están sales Terramare marina, salsas para pastas, patés, jalapeños con queso chedar, entre otros productos.

    El target. Este minimarket apunta a un target medio alto; el público joven es su asiduo comprador.

    Otros servicios. Chez Matilde también ofrece servicio de catering y cuenta con un menú diario de comida tex-mex, francesa y ecuatoriana.