Etiqueta: lectura

  • El gusto por la lectura empezó en Estados Unidos

    Giovany Astudillo

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    Su afición por la lectura empezó cuando tenía 24 años y al principio fue por necesidad, cuenta el empresario y constructor cuencano, Javier Ordóñez, de 40 años. En ese entonces, estudiaba la maestría en Gerencia de Proyectos en la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.

    Aunque destaca la calidad de la educación que recibió en el colegio y en la universidad en la capital azuaya, señala que en esa época ni la investigación ni la lectura eran impulsadas y los estudiantes se conformaban con recibir las clases magistrales y no cuestionar a sus profesores.

    En la Universidad de Maryland, en cambio, lo primero que aprendió fue que tenía que leer una importante cantidad de material para asistir a clases. “Entendí que la mejor manera de aprender era a través de este hábito. En esa universidad se requería de un aprendizaje propio para que las clases no sean solo de recepción de información sino más bien de discusión”, dice Ordóñez.

    Desde entonces, considera que la lectura representa un constante aprendizaje. Para él, fue un privilegio estudiar en la Universidad de Maryland por la cantidad de libros, información y artículos científicos a los que accedía sin inconvenientes. También, aprovechaba el mercado de libros usados para adquirir los textos.

    El hábito por la lectura se afianzó cuando siguió un doctorado en Análisis de Riesgos en la misma universidad. Fueron años de mucha investigación y para ello fue necesario leer con la intención de tener una visión macro del estado de la ciencia en distintas áreas y escoger su tema de investigación.

    Leyó para aprender sobre finanzas, procesos cognitivos… porque son la base de los modelos matemáticos que pretendía emplearlos en su trabajo doctoral.

    Allí, tuvo otra experiencia que le marcó y le dio una lección sobre el valor e importancia de la lectura. “Estaba totalmente centrado en mi tema de investigación, que era Análisis de riesgos en infraestructura hidráulica. Llegué a un punto de no poder avanzar más”.

    Preocupado, Ordóñez consultó a su tutor de tesis, quien le dijo que él tampoco sabía qué solución podía adoptar. Sin embargo, le dio un consejo y este consistía en leer un libro durante una semana y que no asista a la universidad.

    Su tutor le sugirió el ‘Código Da Vinci’ de Dan Brown y le pidió que luego conversarían. Al principio Ordóñez pensó que sería una pérdida de tiempo, pero hizo caso. Hoy recuerda que le gustó el estilo del autor para escribir y porque tiene aspectos relacionados con las matemáticas y toma de decisiones bajo incertidumbre.

    Pero lo más importante que Ordóñez aprendió es que la lectura también permite desconectarse del trajín diario y abrir la mente. “Sirve para descansar mentalmente y tranquilizarse”.

    Ha leído literatura latinoamericana como ‘Las venas abiertas de América Latina’ o los clásicos de Gabriel García Márquez. Le gustan los textos en digital porque puede encontrar cualquiera sin mayores inconvenientes. De preferencia lee en las noches y cuando viaja en un avión.

    Javier Ordóñez con parte de sus libros en su oficina, en Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Javier Ordóñez con parte de sus libros en su oficina, en Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • La lectura es la herramienta de superación de Iván Ontaneda

    Alexander García

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    Es un apasionado de las historias que hay detrás de gente célebre, un rango amplio de personalidades por las que siente algún tipo de empatía o conexión, desde la vida del empresario informático Steve Jobs a la búsqueda espiritual del Dalái Lama.

    El industrial cacaotero Iván Ontaneda es un lector de biografías, cree en la lectura como refugio y pero también como una herramienta de autoconocimiento. “La lectura me ha dado tranquilidad, conocimiento, oportunidades de conocer a otra gente y sus visiones del mundo, y como empresario también me ofrece esperanza, fe, comprosimo”.

    Entre los libros que ha leído recientemente, por ejemplo, están la biografía del cantante argentino Gustavo Cerati, del periodista Juan Morris. Ontaneda se declara seguidor de la música de Soda Stereo y de las verdades que el líder de la banda “dispara sin anestesia” en sus canciones.

    Un título que aún está leyendo es ‘Open’, las memorias del tenista estadounidense Andre Agassi. “Me llamó mucho la atención la forma como Agassi llegó a odiar al tenis y fue el número uno del mundo, cayó al número 120 y regresó al número uno. Hay una historia interesante en todo eso que vivió y sufrió, sin que nadie lo supiera”, comenta el empresario, que hasta el año pasado fue presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao).

    El director ejecutivo y fundador de Eco Kakao, firma exportadora de cacao ecuatoriano fino de aroma, lee también autoayuda y superación, una literatura que aprendió a apreciar en las derivas de su adolescencia. Fue cuando le recomendaron ‘Tus zonas erróneas’, del psicólogo estadounidense Wayne Dyer.

    “Me marcó porque aprendí a tener una lectura de lo que yo era y hacia donde quería ir”, confiesa Ontaneda. “Soy muy autocrítico, trato de ser mejor persona, mejor ser humano, por ello me ha gustado enfocarme también en el tema del autoanálisis y en este tipo de libros”.

    También, leyó la continuación de los exitosos libros de Dyer sobre autoconocimiento y superación de las barreras de la personalidad, como ‘Tus zonas mágicas’ y ‘El cielo es el límite’. Y menciona a otros autores que siguen aunque en menor medida, como Stephen Covey, el autor de ‘Los siete hábitos de la gente altamente efectiva’ y al empresario Robert Kiyosaki, uno de los autores de ‘Padre Rico y Padre Pobre’, que evoca el concepto de libertad financiera a través de la inversión y negocios.

    El entorno empresarial lo empuja además a títulos como ‘La culpa es de las vacas flacas’, de los economistas locales Pablo Lucio Paredes y Pablo Arosemena, o ‘Hay vida después de la crisis’, del español José Carlos Diez, que también recomienda. “Los ecuatorianos nos hemos convertido en una fábrica de excusas y lamentos”, dice Ontaneda. “Es necesario enfocar las situaciones desde otros puntos de vista, hay oportunidades en la crisis y busco también en mis lecturas esas otras visiones. Los empresarios tenemos la obligación de transmitir esperanza y confianza a la gente”.

    Iván Ontaneda, director de Eco Kakao, firma exportadora de cacao. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Iván Ontaneda, director de Eco Kakao, firma exportadora de cacao. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Los libros sobre marketing son sus preferidos

    Gabriel Flores   (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    En la biblioteca de Gabriela Sommerfeld se resumen las diferentes etapas de su vida. Cada uno de los pequeños compartimentos reúne decenas de libros, en inglés y en español, que ha leído para ahondar en el mundo del marketing, la aviación, la religión, el turismo y la gastronomía.

    Los libros de marketing son los más abundantes. La mayoría tiene párrafos subrayados con marcador verde fosforescente. Los que tienen dibujada una flecha en la orilla de la hoja son los más importantes. Párrafos que contienen ideas y reflexiones que se propuso que nunca olvidaría.

    Al que regresa con más frecuencia es ‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’, de Stephen Covey, un libro que se ha convertido en su ‘biblia’. Las páginas de esta publicación no solo le han ayudado en su vida empresarial sino a ordenar su vida personal. “No importa en qué cargo esté, siempre comparto las ideas de este libro con mi equipo de trabajo”.

    Uno de esos equipos fue el que formó cuando estuvo al frente de AeroGal. Ser la primera mujer en presidir una línea aérea, en la región, la llevó a hurgar en la historia de la aviación. Uno de los libros que agregó a su biblioteca es ‘Los hermanos Wright. La conquista de los cielos’, de James Tobin.

    Junto al libro de Tobin está ‘Handbook of Airline Strategy’ una publicación de dos tomos que le ayudó a comprender conceptos sobre el mundo de la aviación. “Tengo libros -dice- que me regalaron personas que estaban vinculadas a la aviación en el país”.

    En otro de los compartimentos de la biblioteca de Sommerfeld hay libros sobre religión y crecimiento espiritual. Durante su adolescencia cuenta que se enfrascó en la lectura de la Biblia y que en los últimos años ha optado por leer libros de otras religiones, sobre todo, para equilibrar su mundo espiritual.

    “Estos últimos años tuve complicaciones en mi salud y me di cuenta que necesitaba sanar mi cuerpo físico y también mi cuerpo espiritual. Me ha servido mucho leer sobre otros mecanismos de sanación”. Dentro de este ámbito ha incluido lecturas como ‘El poder del ahora’, de Eckhart Tolle, y ‘The book of chakra healing’, de la escritora Liz Simpson.

    Para Sommerfeld, la autoformación a través de la lectura sigue siendo trascendental para su vida. Entre los nuevos libros que ha incorporado a su biblioteca están algunos sobre gastronomía ecuatoriana y peruana y otros sobre golf, un deporte en el que está empezando a incursionar. A estas publicaciones se suman libros como ‘La nueva era del marketing’ y ‘Marketing in the age of Google’.

    La agitada vida empresarial de Sommerfeld -hasta finales del 2016 fue gerenta de Quito Turismo- ha hecho que los aeropuertos se conviertan en sus salas de lectura y en sus librerías particulares.

    La mayoría de libros de su biblioteca son elecciones personales, pero también hay regalos de familiares. El que está leyendo ahora es un obsequio de su padre y cuenta la historia del ‘milagro’ económico de Israel. Se trata de ‘Start-Up Nation’, un libro que tiene un prólogo de Shimon Peres.

    Libro de cabecera

    ‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’ Gabriela Sommerfeld sostiene que este libro la ha ayudado a equilibrar su vida personal y profesional. Cree que independientemente de la empresa a la que una persona se dedique, este libro lo ayudará para salir adelante.

    Gabriela Sommerfeld en la biblioteca de su casa, en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Gabriela Sommerfeld en la biblioteca de su casa, en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • La lectura es el pilar personal y profesional de Manuel Vicuña

    Giovany Astudillo

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    Los libros son sus maestros, son sus amigos. Allí, encontró las palabras y enseñanzas que necesitaba para superación personal y profesional. “No entendería cómo sería la vida sin los libros”, dice el cuencano Manuel Vicuña, quien es Gerente de Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos del Grupo Cartopel.

    Esas palabras se comprueban en la práctica. En 1987 consiguió la publicación ‘The Balance Score Card’ de Robert Kaplan y David Norton, que estaba en inglés. Le pareció muy importante porque ofrecía un cambio paradigmático en el manejo de las empresas.
    Según él, aprendió que la estrategia podía volverse tangible.

    Con esa información propuso a la alta Directiva de Cartopel, que aplique el sistema de Balanced Scorecard. Era gerente de Desarrollo Organizacional, pero aún no asumía Recursos Humanos.

    El sistema fue aplicado sin ningún tipo de referente y Cartopel estuvo entre los pioneros del país. Vicuña también se ayudó de textos como ‘La Quinta Disciplina’, de Peter Senge, para entender el manejo sistémico de la organización.

    Su afición por la lectura es innata. Sus primeros textos fueron los cómics de superhéroes, que le regalaron sus padres. Desde entonces no ha perdido este hábito y no puede acostarse sin por lo menos dedicar 30 minutos a esta actividad. Su deseo es aprender.

    Por ello, se interesó del texto ‘The Living Company’, de Arie De Geus. Vicuña entendió que una empresa es una organización viva y no solo se debe pensar en las máquinas e infraestructura sino fundamentalmente en las personas. Por ello, tomó esa opción para administrar su cargo.

    Además, revisó ‘Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva’, de Stephen Covey, y publicaciones filosóficas. “He llegado a la conclusión de que si no hay un desarrollo interior es muy difícil que exista un crecimiento exterior”.

    En 2001 y luego de haber leído varios libros relacionados con la programación neurolingüística de autores como Anthony Robbins, le interesó esta temática. Se formó como Máster en el Instituto Español de Programación Neurolingüística de Salvador Carrión.

    Eso le sirvió para entender por qué algunos procesos, que están técnicamente bien estructurados, no consiguen los resultados o no en el tiempo apropiado, señala Vicuña. Según él, la causa es que no se trabaja en el ámbito personal de quienes ejecutan los proyectos. “El ser humano es la pieza clave”.

    Esos textos también le permitieron mejor la comunicación y el trabajo en equipo.
    En la actualidad, estudia temas relacionados con el Neuromanagement, que es un complemento más científico de lo anterior. Lee ‘Ágilmente’ del argentino Estanislao Bachrach; ‘Usar el cerebro’, de Facundo Manes, y ‘Neuromanagement’, de Lucia Sutil.
    Según Vicuña, al conocer el funcionamiento del cerebro uno puede manejar de mejor manera las organizaciones y hacerlas más productivas y rentables.

    Él dice que si bien, en la actualidad, hay facilidad de leer en tabletas y ‘smartphones’ en cualquier lugar, él prefiere el papel.

    Manuel Vicuña es directivo de la Aso. de Empresas del Parque Industrial. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Manuel Vicuña es directivo de la Aso. de Empresas del Parque Industrial. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Un autor chino es el referente en la lectura de Richard Martínez

    Gabriel Flores

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    En ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu, que el economista Richard Martínez guarda en su maleta de cuero todas las páginas están subrayadas con esfero azul y tienen anotaciones en los bordes.

    A primera vista el libro luce como si lo hubiera comprado en una librería de segunda mano, pero su aspecto avejentado es consecuencia de las relecturas que ha hecho.
    Este libro, de tapa roja, que contiene estrategias y tácticas militares, le ha servido en la política, el deporte, las relaciones interpersonales y en la economía, un área a la que está vinculado desde que inició sus estudios universitarios.

    Martínez no es un devorador de libros, pero sí un lector habitual que ha encontrado en su buena memoria y en su capacidad de reflexión a sus mejores aliados.

    El vínculo que el presidente de la Cámara de Industrias y Producción tiene con los libros inició en los años finales de la Guerra Fría. Durante su infancia, a su casa siempre llegaban dos publicaciones: Misha, una revista infantil de la desaparecida Unión Soviética y Selecciones, una revista de variedades que se edita, desde los años 20, en Estados Unidos.

    El gusto por las revistas le duró hasta la juventud. Con el dinero que ahorraba de sus colaciones compraba publicaciones de rally y de música. Le gustaba leer sobre la vida de bandas como Led Zeppelin, Guns N’ Roses, Héroes del Silencio y Molotov. En esos años nació su gusto, que mantiene hasta ahora, por la historia.

    Roberto Aspiazu, su amigo personal, le ha regalado un par de libros de corte histórico. Uno de ellos es ‘Atahuallpa. Memoria de un dios’, de Daniel Larriqueta. “Este libro me ayudó a reflexionar sobre las divisiones de poderes, un tema que lo vinculé con la realidad que vive ahora el país”.

    En el mundo económico no tiene pensadores marcados pero, en los últimos años, se ha decantado por el pragmatismo de Michael Porter, que habla sobre competitividad, y por Daron Acemoglu y James Robinson quienes publicaron ‘Por qué los países fracasan’, un libro que muestra la importancia de la economía institucional y de cómo las instituciones marcan el desarrollo de los países. “Muchas personas creen que el desarrollo de un país está marcado por el ámbito geográfico o cultural, pero al final del día lo que marca la diferencia es el trabajo en diseño institucional”, dice Martínez.

    A través de sus lecturas ha confirmado que en la región todavía predomina la teoría de la victimización. Por eso leyó, con ojo crítico, ‘Las venas abiertas de América Latina”, escrito por el uruguayo Eduardo Galeano.

    Uno de los autores latinoamericanos con el que nunca encontró una empatía es con Gabriel García Márquez. El que sí lo enganchó es Mario Vargas Llosa. Del Premio Nobel del 2010 cuenta que ha leído todo lo que ha publicado. Lo que más le gusta de su narrativa son sus juegos temporales.

    De autores ecuatorianos sabe poco. Entre los escritores que lo han logrado seducir están José Hidalgo y el ‘Pájaro’ Febres Cordero, de quien destaca su nueva obra ‘El sabio ignorado’, un libro que le llegó con autógrafo del autor incluido.

    Richard Martínez, junto a la biblioteca que tiene en su oficina. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Richard Martínez, junto a la biblioteca que tiene en su oficina. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Una biblioteca al pestilo del Duque de Wellington

    Alexander García 

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    Un detalle de humor inglés lo sorprendió en una visita a la biblioteca de Arthur Wellesley en Londres, héroe de las Guerras Napoleónicas más conocido por su título de Duque de Wellington.

    Al pie de la escalera, en las altas estanterías de libros yacía una escultura de Napoleón desnudo, al cual el militar británico derrotó en la batalla de Waterloo.

    Walter Spurrier se trajo de esa visita una foto de la escalera de la biblioteca, que hizo reproducir tal cual en Guayaquil, para alcanzar los 12 niveles de la gran estantería que cubre ahora una pared en una habitación de su residencia.

    La anécdota sirve para ilustrar los intereses literarios del analista económico, en cuya biblioteca se destacan libros de historia, biografías y novelas históricas. También cuenta con literatura inglesa contemporánea y latinoamericana, que su esposa e hijas leen a mayor velocidad que él, reconoce.

    Spurrier lee en español, francés e inglés. Y atesora los libros que adquirió en el verano de 1968 en Europa, cuando pretendía cursar una segunda maestría en París (Francia) y estalló el mayo francés, pocos días después de su llegada. Tenía 23 años.

    Viajó ocho meses por Europa leyendo sobre todo literatura de impronta existencialista. Conserva las ediciones de bolsillo del 68, en francés, de una docena de novelas entre ellas ‘La náusea’, de Jean-Paul Sartre; y ‘La peste’ o El extranjero’, de Albert Camus. O autores como James Joyce o William Faulkner.

    “Nunca me ha apasionado tanto la literatura como en ese momento, eran libros con los que uno se podía identificar… Estaba mochileando, con todo el tiempo para leer y para reflexionar hacia dónde iba y qué es lo que quería”, cuenta el director del informe económico Análisis Semanal.

    En la adolescencia había leído los volúmenes verde manzana de la colección Juvenil Cadete con títulos de la literatura universal adaptada para los jóvenes. Luego editaron también historia.
    Las aventuras que proponía Emilio Salgari o Julio Verne y los libros de texto de geografía en el Colegio Americano de Guayaquil le comenzaron a interesar por la historia de los países, por la política. Intereses vinculados también con Alfredo Baquerizo Moreno, su abuelo, dos veces presidente del Ecuador y, además, a la ausencia de su padre, el estadounidense Reeve Spurrier, quien murió en un bombardero en el frente alemán, durante la II Guerra Mundial.

    Era natural que se decantara por estudios amplios vinculados con todo lo que le remitiera a cambios para una sociedad, reflexiona: economía, sociología, historia, antropología, con énfasis en ciencias políticas y macroeconomía.

    Ahora centra sus fines de semanas en libros de historia y novela histórica. Líneas que lo llevan a libros como ‘Ottoman Endgame’ (El final del juego), de Sean McMeekin, sobre la caída del imperio otomano y la formación del Oriente Medio moderno, un escenario secundario de la II Guerra Mundial. Y del que salta a una novela sobre un personaje tangencial de aquel: ‘El hombre que amaba a los perros’, de Leonardo Padura, sobre el exilio y el asesinato de León Trotsky.

    Foto: Wladimir Torres / LÍDERES Walter Spurrier en la biblioteca de su casa, en la vía a Samborondón.
    Foto: Wladimir Torres / LÍDERES
    Walter Spurrier en la biblioteca de su casa, en la vía a Samborondón.
  • Una nueva forma para que los niños aprendan a leer

    Redacción Quito (I)  redaccion@revistalideres.ec

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    Con el objetivo de integrar la tecnología y la literatura, Adrián Armijos y Richard Cóndor crearon LifeBooks. Este emprendimiento produce y comercializa libros para niños con realidad aumentada (3D).

    La tecnología, desarrollada por ellos, permite que los niños puedan leer, escuchar e incluso jugar con un libro tradicional a través de una tablet o un smartphone.

    “Vimos que las nuevas generaciones, por un lado, tienen menos costumbre para leer libros físicos; pero, por otro, nacen y ya tienen un teléfono o tablet. Entonces, pensamos que la mejor forma de atraerlos hacia la lectura sería por medio de esa tecnología”, explica Armijos, quien se dedica al desarrollo y edición de los cuentos.

    La idea nació como parte de un proyecto estudiantil para la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), en el 2014. Con una inversión inicial de USD 400, ellos crearon el primer prototipo y obtuvieron el primer puesto en la XIII Ceremonia de Premiación de Emprendimiento de la USFQ.

    La innovación de este emprendimiento también fue reconocida internacionalmente. En representación de Ecuador fueron invitados, junto con 13 países más, al Global Student Entrepreneur­ship Challenge, realizado por la Universidad Virginia Tech, de Estados Unidos. “Creo que como país podemos brindar algo más que solo el turismo, podemos
    dar ideas e innovación única”, comenta Armijos.

    La tecnología detrás de su negocio les tomó casi un año de desarrollo. Armijos explica que es muy similar a los códigos de productos QR, pero en vez de analizar cuadrados negros y blancos, el software analiza imágenes y colores. De tal forma que los niños pueden leer el cuento de manera tradicional o por medio de la aplicación, crear imágenes 3D para apoyar en el aprendizaje y la experiencia de lectura. La aplicación puede ser descargada de manera gratuita en Google Play o el App Store.

    “Este es un ejemplo de innovación, ya que al momento de gestar la idea eran los únicos en el país haciendo este tipo productos”, explica Giovanni Rosanía, profesor y coordinador de emprendimiento de la USFQ.

    En abril del 2015 empezaron a comercializar el primer cuento titulado ‘Bruna Sancocha’. Realizaron un tiraje de 300 copias que se comercializó en ferias y la página web. “El primer libro fue más una prueba de mercado, para ver si a la gente le interesaba”, explica Cóndor. Ahora se encuentran esperando el lanzamiento de su próximo título ‘Marty The Martian’, un libro interactivo que ayudará a reforzar el inglés.

    Los libros se comercializan con un valor de USD 25 y desde abril hasta el momento han facturado un promedio de USD 8 800.

    La primera edición se encuentra agotada, pero esperan que para finales de este año, el nuevo libro se encuentre en librerías a escala nacional. “Hicimos ciertos cambios y el cuento ahora no solo brinda realidad aumentada, sino que es interactivo como un juego que impulsa la lectura”, agrega Armijos. Los emprendedores esperan tener un tiraje de 5 000 ejemplares.

    Tres Datos extras

    Recursos

    Recibieron un fondo semilla de USD 2 500, por parte del Banco Pichincha.
    Inversión. En el momento han obtenido alrededor de USD 53 000 en capital de trabajo por medio de varias fuentes, destacando el Banco de Ideas de la Secretaría de Educación Superior (Senescyt).

    Autor

    La historia de ‘Bruna Sancocha’ fue escrita por Juana Neira, presidenta de la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil.

    Richard Cóndor y Adrián Armijos trabajaron con expertos en aprendizaje infantil para la creación de su marca. Foto: María Isabel Valarezo/ LÍDERES
    Richard Cóndor y Adrián Armijos trabajaron con expertos en aprendizaje infantil para la creación de su marca. Foto: María Isabel Valarezo/ LÍDERES
  • El iPad entra en rivalidad con las revistas

    Katherine Chiglinsky. Bloomberg News

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    Las líneas aéreas, de American Airlines Group Inc. a Air France-KLM Group, compiten por los fugaces períodos de atención de cientos de millones de pasajeros, por lo que ahora recurren a escritores como el novelista Dana Vachon y el crítico musical neoyorquino Sasha Frere-Jones, para que escriban artículos. Así publican coloridas fotos a doble página y lanzan ediciones digitales.

    Cualquiera sea el formato, las revistas son un recurso para comunicarse con los pasajeros y construir la marca de la aerolínea… y los ingresos por publicidad tampoco vienen mal.

    “Las revistas de a bordo son dinosaurios impresos vivientes”, comentó René Steinhaus, especialista en aviación de la consultora A.T. Kearney de Berlín. “Mientras que muchos medios impresos desaparecieron en los últimos años, las revistas de a bordo siguen ‘vivas’. Son una rareza”.

    El desafío es hacer que las publicaciones sean lo suficientemente atractivas y entretenidas como para que los pasajeros las abran. Eso significa atraer a personas como Paige Wilson.
    En los dos vuelos semanales de Nueva York a Boston que realizó por trabajo en los últimos cuatro meses, Wilson, de 23 años, dijo que a veces echó una ojeada a las páginas de las revistas de a bordo, mientras comía una rosquilla y antes de utilizar su dispositivo electrónico para adelantar trabajo para su consultora.

    “Durante el vuelo, en general uso la tablet o la laptop”, declaró Wilson en una entrevista. “Esa es mi principal distracción”.

    En teoría, los pasajeros de las aerolíneas atrapados en los aviones durante horas constituyen un público redituable para los anunciantes, explicó Steinhaus.

    “Si una línea aérea grande tiene 100 millones de clientes por año y si solo el 10% de ellos lee la revista, son 10 millones de clientes para un anunciante. Es un alcance enorme”, comentó Steinhaus en una entrevista telefónica.

    Emirates impulsó su revista, Open Skies, en enero y planea aumentar la tirada un 5% para estar a tono con la expansión de la flota. Los cambios incluyen dar más importancia a la fotografía, ofrecer una mezcla de cuentos y artículos largos y permitir que los lectores descarguen un ejemplar digital además de la versión impresa.

    “El pasajero puede leer en la revista un artículo sobre un hotel y después conectarse a Internet para hacer una reserva”, explicó Patrick Brannelly, vicepresidente de comunicaciones con los pasajeros de la línea aérea de Dubái. “Se complementan”.

    Brannelly comentó que la revista de a bordo de Emirates tiene “buenas ventas” y “cubre holgadamente” sus costos. Las ganancias que genera no son “desdeñables”, añadió. “Creemos que tiene por delante muchos años y que seguirá evolucionando”.

    “Las revistas seguirán aquí durante bastante tiempo y las plataformas electrónicas de a bordo se sumarán a ellas”, opinó Steinhaus de A.T. Kearney. “Podríamos llegar a un punto en que la revista impresa se convierta en algo especial, algo como una carta persona en papel”.
    Mientras se produce este comportamiento en los pasajeros de las aerolíneas, las diferentes normativas de navegación aérea se adaptan y ajustan a la posibilidad de utilizar estos dispositivos.

    Por ejemplo, la Comisión Europea y la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, por sus siglas en inglés), actualizaron a lo largo del último trimestre del año pasado las orientaciones para el uso de equipos tecnológicos durante todas las fases del vuelo.

    Además, establecieron los criterios y requisitos operacionales necesarios para que las compañías aéreas permitan el uso de dichos dispositivos a bordo.

    Las compañías aéreas también están en esta etapa de innovación y ofrecen el servicio como un plus para sus pasajeros.

    Contexto
    El caso de SkyMall. El catálogo de artículos que se encuentra en la mayoría de aviones se declaró en bancarrota, de acuerdo con una publicación del diario Los Angeles Times.

    Las razones. La empresa SkyMall argumenta que la posibilidad de usar dispositivos electrónicos durante el despegue ha provocado que nadie la hojee, y por ende las ventas de artículos hayan tocado fondo.

    El desafío es hacer que las publicaciones sean lo suficientemente atractivas y entretenidas como para que los pasajeros las abran. Foto: Thomas Coex/ AFP.
    El desafío es hacer que las publicaciones sean lo suficientemente atractivas y entretenidas como para que los pasajeros las abran. Foto: Thomas Coex/ AFP.