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  • Martín Acosta apuesta por la teoría de A. Giddens

    Gabriel Flores

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    Entre el 2000 y el 2001 la presencia del inglés Anthony Giddens se volvió cotidiana en la vida de Martín Acosta. El sociólogo que planteó la famosa teoría de la Tercera Vía era rector del London School of Economics and Political Science, el centro de estudios donde el gerente general de Kiwa estudiaba su maestría.

    Esos fueron los años en los que Acosta devoraba libros. Uno de sus preferidos era precisamente ‘La tercera vía’, de Giddens. Un libro en el que este teórico rescata cosas, que a su criterio, son positivas del capitalismo y del socialismo, para proponer una nueva alternativa social y económica.

    La propuesta de Giddens sedujo tanto a Acosta que a su regreso al país, en el 2002, escribió ‘Competencia y Sentido Social’, un libro en el que analiza cómo la teoría de la Tercera Vía se podía aplicar en América Latina. “Después de su publicación -dice- varios profesores de la Universidad San Francisco lo usaban en sus clases”.

    Las lecturas de Acosta siempre estuvieron encaminadas a un beneficio en su vida práctica. El pragmatismo en sus lecturas tuvo su origen en los años colegiales. Cuando cursaba primer curso leyó ‘El hombre que calculaba’, del escritor y profesor brasileño Julio César de Mello Souza.

    Lo que más le llamó la atención de aquella lectura fue descubrir cómo el uso de las matemáticas podían darle un enfoque diferente a la vida. “Hasta ahora tengo la costumbre de analizar los números antes de tomar una decisión”.

    Junto a esta lectura llegaron las de un clásico infantil y juvenil. ‘Grandes Obras Ilustradas’, de Julio Verne, fue el libro que despertó en Acosta su pasión por descubrir nuevos mundos. El libro es uno de los tesoros de su biblioteca. Aunque las páginas están amarillas y arrugadas por el paso del tiempo lo muestra con orgullo, “hace unos meses estuve en Arabia Saudita. No te imaginas lo que es estar a 55 grados. Ese gusto por las aventuras nacieron gracias a la lectura de este libro”, dice.

    Para este empresario, suscrito a la revista The Economist desde el 2001, otro de sus referentes literarios es ‘Elon Musk’, escrito por Ashlee Vance. Este libro cuenta la vida del estadounidense que es considerado como el nuevo Steve Jobs, un emprendedor que trabaja en la industria energética, automovilística y aeroespacial.

    “Me atrae la perseverancia y la humildad que tiene Musk. Me impactó el potencial que tiene como emprendedor. Seguro su legado va perdurar por mucho tiempo”.

    El pragmatismo de Acosta se confirma cuando cuenta, sin empacho, que la lectura de novelas le parece inservible porque nunca le han dejado algún aprendizaje.

    Entre sus últimos intereses literarios están libros de neurociencia, sobre todo, los que explican el funcionamiento del cerebro humano. Esta afición apareció hace unos meses en un aeropuerto internacional, estos espacios y los aviones son los lugares donde más lee en la actualidad.

    Una de las lecturas que Acosta ha mantenido a lo largo de toda su vida, más allá de los libros sobre economía o emprendimiento, son los relacionados al fútbol, sobre todo, a la historia de la FIFA.

    Martín Acosta tiene su biblioteca en una oficina ubicada en Cumbayá. Foto: Diego Pallero/LÍDERES
    Martín Acosta tiene su biblioteca en una oficina ubicada en Cumbayá. Foto: Diego Pallero/LÍDERES
  • Su vocación por la docencia se la debe a los libros

    María Victoria Espinosa

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    El catedrático universitario Ángel Zapata descubrió su pasión por la economía y la docencia cuando tenía 15 años.

    Su tío, Franklin Barros, le regaló el libro ‘Economía: teoría y práctica’, que es un texto para estudiantes en el que se explica de manera didáctica la evolución del pensamiento económico y que aborda temas como el neoliberalismo.

    Ese primer acercamiento con la economía le hizo entender el desarrollo económico del país y también autoevaluarse. Con cada cuestionario que respondía al terminar cada capítulo del libro, Zapata empezó a forjar su carrera como docente, que se inició formalmente en el 2011.

    El docente es quiteño, pero en la actualidad se ha radicado en Santo Domingo de los Tsáchilas, donde es catedrático de materias de pregrado y posgrado en la Escuela de Ciencias Administrativas y Contables de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Santo Domingo.

    Él señaló que su pasión por la lectura si bien tuvo un giro a los 15 años, empezó antes. Su madre le compraba pequeños cuentos que fueron atrapándolo en el mundo de los libros. “Probablemente, cada vez que tomo y leo un libro estoy tratando de recordar la emoción de cuando mi mamá me enseñó a leer”.

    Ya en su adolescencia tuvo predilección por la literatura ecuatoriana con cuentos como ‘El chulla Romero y Flores’, de Jorge Icaza.

    Luego descubrió en la literatura latinoamericana a su autor preferido: Jorge Luis Borges. Del escritor argentino ha leído obras como ‘La historia universal de la infamia’, ‘Fervor de Buenos Aires’, ‘El libro de arena’, entre otros.

    Para el docente, Borges es un gran contador de historias. Los libros están cargados de un lenguaje excelente y muy refinado. “En sus obras, Borges muestra una erudición brillante porque para entender sus textos hay primero que leer a otros autores como Joseph Conrad y la tradición literaria francesa e inglesa”.

    En el campo económico, Zapata empezó leyendo los libros universitarios que su tío le prestaba, hasta que le regalaron la obra ‘Colonialismo y Soberanía’, de Diego Delgado Jara.

    Esa fue la pauta para leer ya libros de su especialización en economía, como los de Adam Smith. Él señala que para entender la teoría de este autor sobre el capitalismo es fundamental que no solo se lea ‘La riqueza de las naciones’, sino que se complemente la información con el libro ‘La teoría de los sentimientos morales’. “Si no se leen al menos esos dos libros no pueden comprender que Smith crítica el egoísmo en su primera obra”, señaló.

    Por eso, uno de los requisitos en las clases magistrales es que los estudiantes deben leer. Una metodología que le ha dado resultado es proponer en clases lecturas obligatorias y opciones. Quienes leen las segundas obtienen puntos adicionales. “No hay costumbre de leer y de cierta forma debemos empezar a crear ese hábito”.

    Uno de los libros que el docente recomienda es ‘El hombre más rico de Babilonia’, de George Clason, porque enseña a las personas a manejar su economía.

    El economista Ángel Zapata es docente en la PUCE Santo Domingo. Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    El economista Ángel Zapata es docente en la PUCE Santo Domingo. Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Seguidor de los premios Nobel de Economía

    Alexander García

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    Su padre, el historiador y periodista guayaquileño Carlos Calderón Chico (1953-2013), tenía repisas con libros hasta en los baños de su casa en el centro de Guayaquil. Dejó de cocinar, pues terminó acumulando volúmenes hasta en el horno de la cocineta. Jorge Calderón, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), recuerda que incluso en su infancia los libros de su padre dominaban las paredes de su habitación, con poco espacio libre hasta para ubicar sus juguetes.

    Era imposible no leer en una casa así, dice el economista, que le debe su inclinación por las ciencias sociales a las lecturas que le iba recomendando su padre, quien le extendía libros de su propia autoría -desde extensas entrevistas a sus investigaciones-; lo mismo biografías de los personajes más disímiles, clásicos de teoría económica, hasta las más grandes obras de la literatura latinoamericana.

    “El hábito de la lectura fue uno de los mejores regalos que mi padre me dejó”, dice Calderón, quien también ha demostrado aptitudes para la investigación y cuenta con sus propias publicaciones.

    Entre las biografías que su padre le extendía estaban volúmenes sobre las vidas de exponentes de la economía clásica: el escocés Adam Smith y el inglés David Ricardo. Luego se interesó por otros libros de la biblioteca paterna, como ‘La riqueza de las naciones’, del propio Smith; o la ‘Ventaja competitiva’ del economista estadounidense Michael Porter.

    “Lo curioso es que mi papá, siendo una persona de izquierda, un socialista, me ofreció muchos libros de autores de pensamiento liberal, por lo cual yo lo molestaba y a menudo nos reíamos de ello. (…) Y por ahí comenzó a interesarme mucho el tema económico”, dice el magíster en Administración de Empresas.

    Tampoco podía faltar en la biblioteca paterna las cimas de la literatura latinoamericana, con atención especial en premios Nobel como Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias u Octavio Paz. Calderón destaca novelas e historias cortas de ‘Gabo’, una obra que de “una manera mágica ofrece un entendimiento de las raíces, la vida, la idiosincrasia y los problemas históricos” de todo un continente.

    Calderón realiza también un seguimiento a las obras de los premios Nobel de Economía, desde el estadounidense Joseph E. Stiglitz -crítico con la globalización y con las políticas del sistema financiero mundial-, hasta Muhammad Yunus, el líder social bangladesí, desarrollador de los conceptos de microcrédito y microfinanzas.

    “Seguir a los premios Nobel está lejos de ser una moda, es un terreno de descubrimientos, de nuevas motivaciones e intereses a nivel profesional. Hay cosas que están pasando en una sociedad y que sirven de modelo para trasladarla a otras”, sostiene el autor del libro ‘El microcrédito, opción de desarrollo’. Las microfinanzas, el conflicto trabajo-familia, las relaciones universidad-empresa-estado hacen parte en los últimos años de sus líneas de lectura y de investigación.

    Jorge Calderón en el área de biblioteca de la UEES, en  Samborondón. Foto: Enrique Pesantes / Líderes
    Jorge Calderón en el área de biblioteca de la UEES, en Samborondón. Foto: Enrique Pesantes / Líderes
  • Lo existencial guía buena parte de sus lecturas

    Alexander García

    Cuando se le pregunta a Nicolás Romero Ordeñana por un libro de cabecera o un título al que vuelva con frecuencia, el gerente de Expoguayaquil, la empresa concesionaria del Centro de Convenciones, lanza un alegato en favor de la simplicidad.

    Recuerda un axioma cómico de la administración de empresas, el efecto ‘kiss’ para ejecutivos que tienden a complicarlo todo: “¡Keep It Simple, Stupid!” (¡Hazlo sencillo, estúpido!). Y en lo teológico recurre a la que considera la mejor de las definiciones para una deidad suprema: “Dios es amor”.

    Toda la argumentación le sirve para explicar por qué elegiría como un libro al cual volver a ‘El Principito’, la novela corta del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. La novela narra de la forma más sencilla posible, “sin adornos ni arandelas”, valores fundamentales en la vida del ser humano, dice. “Probablemente hay muchos autores que han escrito sobre lo mismo, pienso en el filosofo (Immanuel) Kant, por ejemplo, pero son autores a los que es muy complejo llegar”.

    El existencialismo marca buena parte de los intereses de este gerente como lector; al igual que lo hace, por otra parte, la novela latinoamericana y en una menor medida los libros de gastronomía (Romero Ordeñana es un entusiasta cocinero).

    “No tengo un tema específico, especial o de interés, los temas van variando a lo largo de la vida, depende de las necesidades psicológicas, emocionales y de las épocas que te toca vivir”, dice.

    Pero son preguntas existenciales las que en el último año lo han llevado a leer -y apasionarse- por la astronomía, con libros de divulgación científica como ‘El universo elegante’ de Brian Greene, ‘Breve historia del tiempo’ de Stephen Hawking y autores como Michio Kaku, otro físico teórico estadounidense.

    Aunque las matemáticas del tema lo superan “con mucho”, le apasiona la teoría de cuerdas, un modelo de la física teórica que según explica pretende conciliar la Teoría de la Relatividad de Einstein con la física cuántica, lo macro con lo micro, pues parecería que “la forma como funcionan los planetas y las moléculas no respondieran a las mismas leyes”.

    Romero Ordeñana cuenta que a los 20 años se apasionó con el existencialismo, con escritores como Albert Camus o Jean-Paul Sartre. Y sorprende la cantidad de títulos que es capaz de mencionar del checo Milán Kundera: ‘La insoportable levedad del ser’, ‘La inmortalidad’ y ‘Los testamentos traicionados’…

    El ejecutivo destaca la última novela de Kundera, ‘La fiesta de la insignificancia’ (2014) como un “extraordinario cuestionamiento a las relaciones superfluas”.

    Admirador de la literatura de Cortázar, Borges o Benedetti, Romero menciona entre sus últimos descubrimientos al escritor peruano Santiago Roncagliolo, libros como ‘Abril rojo’ (premio Alfaguara de novela 2006) y ‘La noche de los alfileres’.

    “La lectura -dice- es una fuente increíble de enriquecimiento personal, una forma de vivir mundos paralelos con la imaginación”.

    Nicolás Romero O. maneja el Centro de convenciones de Guayaquil. Foto: Joffre Flores / LÍDERES
    Nicolás Romero O. maneja el Centro de convenciones de Guayaquil. Foto: Joffre Flores / LÍDERES
  • La historia y la geografía son sus preferencias

    Redacción Cuenca

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    Pedro Medina, de 54 años, tiene cerca de 500 libros, revistas y textos, que están distribuidos en su departamento, oficina y en el estudio de la vivienda de su madre. En este último espacio están guardados los tres tomos de la ‘Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial’, que son sus favoritos.

    Estas publicaciones pertenecían a su padre y Medina empezó a leerlas cuando tenía 13 años, por recomendación de su hermano mayor. La historia y la geografía son dos ámbitos que le apasionan, pero, en especial, la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

    Mientras revisa estas publicaciones habla sobre las causas, alianzas que se formaron, aliados que tuvo cada bando, repercusiones… Incluso, se llevó a Italia el tercer tomo de la ‘Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial’.

    En 1984, este ingeniero eléctrico viajó a estudiar un posgrado en el Instituto Tecnológico Italiano, en San Benedetto del Tronto. “Me decían que no lo lleve porque era pesado y que lo iba a perder”.

    A Medina no le gustan las publicaciones de ciencia ficción, sino las que se refieren a la vida real. Por ello, no dudó en seguir el consejo de su hija mayor para leer el ‘Diario de Ana Frank’. De su progenitor y su hermano mayor aprendió que la lectura es una necesidad imperiosa para aumentar los conocimientos.

    Al expresidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos de Azuay tampoco le gusta leer en digital porque le apasiona el contacto con el papel. Su otra pasión son los libros técnicos y revistas especializadas con su profesión.

    Él destaca que ese gusto le sirvió para ejecutar proyectos pioneros en la capital azuaya. Recuerda que mientras fue contratado para instalar el sistema eléctrico del edificio del Banco del Pichincha, en la capital azuaya, estaba leyendo publicaciones sobre el cableado estructurado. Era 1995. “Fue el primer proyecto de ese tipo en Cuenca, solo había otro en Guayaquil”.

    Asimismo, cuando trabajaba en la instalación eléctrica y telefónica del edificio Paseo del Puente, en el Barranco del río Tomebamba, había un inconveniente. Necesitaban cerca de 200 líneas telefónicas, pero había mucha restricción para acceder, recuerda Medina. La lectura de publicaciones de la empresa Alcatel resolvió el problema. Instaló un equipo que permite, con una conexión, dar servicio para siete teléfonos.

    En la actualidad, es coleccionista de la revista trimestral IEEE. Por lo general, revisa los artículos vinculados con la iluminación, sistemas de construcción, automatización de los edificios…

    Según Medina, hay libros de otros ámbitos como la naturaleza, fauna, jardinería… que también son de su preferencia. Entre los últimos textos que revisó está ‘Cocteles con historia’, de Julio Patán, que ordena las diferentes bebidas desde la A hasta la Z. Está acompañado con información que los relaciona con personajes importantes de la humanidad como Winston Churchill.

    En la actualidad, lee ‘Cómo escribir bien’, de Hernán Rodríguez Castelo. Su objetivo es prepararse para publicar un libro porque considera que las personas deben trascender y esta es una de las formas de hacerlo.

    Pedro Medina El expresidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca tiene más de 500 libros y revistas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Pedro Medina El expresidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca tiene más de 500 libros y revistas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • El empresario que lee sobre la vida de caudillos

    Gabriel Flores

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    Durante los últimos años, los intereses literarios de Patricio Alarcón, presidente de la Cámara de Comercio de Quito, se han enfocado en la vida de caudillos, líderes que a escala regional y global han dejado una huella imborrable en la sociedad.

    Los libros sobre Hitler, Stalin, Chávez, Lenin, Castro y Velasco Ibarra ocupan un lugar importante en la biblioteca de su casa ubicada en Cumbayá y en su iPad, el dispositivo electrónico donde guarda sus nuevas lecturas.

    El libro que está leyendo por estos días es ‘Lenin on the train’, de Catherine Merridale. Una novela ambientada en 1917, que cuenta el viaje que Lenin realizó a través de Alemania, Suecia y Finlandia, para regresar a San Petersburgo.

    Hurgar en vidas como la de Lenin, Hitler y Stalin -también leyó el libro ‘Vidas Paralelas’- de Alan Bullock, le ha permitido a Alarcón encontrar conexiones con líderes políticos de la vida contemporánea. “A través de estas lecturas me di cuenta de que estos caudillos tienen rasgos en común que se reflejan a través de su carácter. Uno de ellos es la paranoia”.

    Uno de los fenómenos sociales por el que más se ha interesado es la Revolución Cubana. En su biblioteca están libros como ‘Che Guevara: Valgo más vivo que muerto’, de Alberto Muller; ‘La vida oculta de Fidel Castro’, de Juan Reinaldo Sánchez, un relato contado en primera persona por su guardaespaldas; y ‘Cuba después de Fidel’, de Heinz Dieterich.

    Al interés de Alarcón por libros sobre líderes políticos se suman lecturas relacionadas a la actualidad de la región. Uno de sus asesores literarios es el analista político Lolo Echeverría. El último libro que le recomendó tiene por título ‘Mujer, sexualidad, internet y política: los nuevos electores latinoamericanos’, de Jaime Durán Barba y Santiago Nieto.
    El libro publicado por la editorial Fondo de Cultura Económica está en una pequeña pila de libros que están en su escritorio.

    Sobre este texto está ‘Historias del mundo’, de Jorge Ortiz. Este libro que recopila 39 relatos, de estilo periodístico, sobre episodios históricos que influyeron en el progreso de la humanidad, es una de las lecturas que más ha disfrutado. “El libro -dice- es un resumen de historias interesantes de cómo el ser humano ha evolucionado”.

    Alarcón confiesa que no es un lector feroz, pero que cuando se engancha con una historia no la suelta hasta terminarla. “Para mí la lectura es un espacio para conocer más sobre otras visiones y formas de entender el mundo”.

    El hábito lector de este empresario ha cambiado en los últimos años. En sus noches de lectura prefiere utilizar el iPad. En este dispositivo tiene una larga lista de libros entre los que se encuentran obras de Dan Brown, Steve Jobs y Paul Hawkins, la autora de ‘La chica del tren’, uno de los últimos best-seller mundiales.

    Su última adquisición en Kindle fue la ‘La rebelión de Atlas’, un libro de Ayn Rand publicado en Estados Unidos, en 1957 que explica cómo el socialismo no es un sistema que genera valores prácticos en la sociedad.

    Patricio Alarcón en la biblioteca de su casa, en el valle de Cumbayá. Foto: Vicente Costales  / LÍDERES
    Patricio Alarcón en la biblioteca de su casa, en el valle de Cumbayá. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • La filosofía y la poesía marcan sus lecturas

    Giovanni Astudillo

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    La lectura es uno de sus modos de vida a través de la cual recupera la capacidad de asombro y el reencantamiento de la existencia. Esta afición de Pablo Estrella, director del Centro de Mediación y Arbitraje de las cámaras de la Producción del Azuay, empezó en su infancia por un gusto innato y que contó con el apoyo familiar.

    La lectura se tornó en su forma de vida porque durante 40 años laboró en la Universidad de Cuenca, como profesor de Sociología del Derecho y Filosofía del Derecho en la Facultad de Jurisprudencia, de la que también fue decano.

    Para preparar las clases debía leer constantemente. “Tenía que enseñarle a pensar al estudiante sobre la relación del derecho con la sociedad… y el deber ser del derecho”. Su lectura se tornó muy amplia en torno a la sociología y, sobre todo, la filosofía que es el arte del vivir bien.

    Entre otros están los textos de los clásicos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles, pero también los textos de lo que denomina una filosofía vitalista. Es decir, la que permite que podamos vivir mejor. Estrella destaca a autores como José Ortega y Gasset y Fernando Savater.

    En la actualidad, prefiere los textos del francés André Comte-Sponville y, en especial, ‘La Felicidad Desesperadamente’. “Hace pensar qué mismo es la felicidad… Da conferencias, le graban y se plasman en textos y él los revisa”.

    Estrella tiene otra afición que es la poesía. Hay textos que le gustan y otros no y jamás revisa un libro de este género de forma completa. En ocasiones empieza desde la mitad del libro, se salta páginas, regresa… “La poesía no tiene una secuencia lógica para mí. Es el reinvento de la palabra”.

    Según él, uno de los libros fundamentales de poesía es ‘Hojas de Hierba’ del estadounidense Walt Whitman, quien inauguró el verso libre. Es el único texto de este autor y que tiene nueve ediciones. También, les gustan los textos del mexicano Octavio Paz. Le parece interesante como el autor vincula los mitos aztecas con la filosofía oriental y aplicados al mundo contemporáneo desde la poesía.

    En autores nacionales, él destaca a César Dávila Andrade, Jorge Enrique Adoum, Efraín Jara Idrovo y Cristóbal Zapata.

    Estrella también tiene sus creaciones. Cuando tenía 20 años participó en el concurso español Caravela con su libro de poesía ‘El retorno de la hora cero’. Ganó una mención de honor.

    Otro texto se titula ‘120 reflexiones sobre la vida’. Es una selección de sus artículos de opinión publicados en el diario El Tiempo de la capital azuaya y tienen una temática relacionada con la vida.

    Estrella admite que es un tanto caótico en la lectura. Es decir, hay textos que no puede dejarlos como ocurre con ‘La carne’ de Rosa Montero. Otros, en cambio, no le interesa seguir leyendo y los deja. Pero, por lo general, revisa varias publicaciones a la vez.
    Estrella cree que esa costumbre empezó cuando trabajó como ayudante en la biblioteca Juan Bautista Vásquez de la Universidad de Cuenca, en la época que era alumno de Derecho. “Me deslumbré con las joyas que existían”.

    Pablo Estrella prefiere las publicaciones en papel y no las digitales. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Pablo Estrella prefiere las publicaciones en papel y no las digitales. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • La historia, eje de sus lecturas y de su formación

    Alexander García

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    La historia ha sido uno de los grandes intereses de Andrés Briones, incluso desde épocas escolares al punto que fue profesor de historia del Ecuador en el colegio guayaquileño Alemán Humboldt. Y la historia lo llevó a la ciencia ficción, a descubrir un autor emblemático del género como el escritor estadounidense Isaac Asimov, quien escribió sobre civilizaciones futuristas y sobre los dilemas de la convivencia entre humanos y robots.

    El guayaquileño, máster en comercio exterior y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), lee la ciencia ficción casi como un reverso de la historia. De hecho, empezó leyendo al propio Asimov en su serie Historia Universal, con obras como ‘Constantinopla’ y la ‘República Romana’.

    Entre sus libros preferidos de Asimov están toda la serie de La Fundación, una especie de historia del futuro, que según Briones toma y resignifica componentes y personajes del pasado de la humanidad. Pero también lee ensayos de divulgación científica y le interesa la propia historia del Universo, en libros de autores como Stephen Hawking o Carl Sagan, en su momento.

    “La historia es transversal en mis intereses como lector. Y de ahí se derivan lecturas sobre la democracia, el tema de la política o la mitología. La cultura se asume desde varios aspectos, desde las costumbres, desde los hechos, desde la filosofía, desde lo mítico, desde la prospección hacia futuros posibles…”, indica el presidente fundador del gremio que agrupa y ofrece asesoría a jóvenes empresarios del país.

    En ciencias políticas vuelve a autores como Giovanni Sartori y Norberto Bobbio, teóricos sobre la democracia y los sistemas de gobierno que aportan a su cátedra como profesor de comercio exterior y negocios internacionales de la Universidad Casa Grande y del Instituto de Desarrollo Empresarial (IDE), en la que suele repasar la historia de los sistemas económicos. Aunque en materia de comercio exterior su principal inspiración es el profesor guatemalteco Manuel Ayau, académico y político liberal que pondera “la capacidad de producción y de progreso del individuo apoyado en el mercado”, con una intervención mínima del Estado.

    Con la creación de la AJE en 2014, junto a seis jóvenes empresarios buscaron crear una asociación que atienda las necesidades puntuales del emprendedor joven, con servicios diferenciados, creación de redes de negocios a partir de la complementariedad, la posibilidad de acceder a crédito y la capacitación.

    Las novelas clásicas de fantasía heroica de J. R. R. Tolkien también se encuentran entre sus lecturas, aunque antes de ‘El hobbit’ y ‘El Señor de los Anillos’ , descubrió ‘El Silmarillión’ que narra el nacimiento de las razas más importantes de la Tierra Media sobre las que el escritor británico luego erigiría su saga de fantasía y de aventuras. “La lectura ha sido fundamental en mi formación, me ha dado capacidad crítica y de análisis; además de un estilo y una semántica para redactar”, agrega el consultor en exportaciones.

    Andrés Briones es consultor y docente de la Universidad Casa Grande. Foto: Jofre Flores / LÍDERES
    Andrés Briones es consultor y docente de la Universidad Casa Grande. Foto: Jofre Flores / LÍDERES
  • En su biblioteca virtual prefiere lo pragmático

    Gabriel Flores

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    Quien sabe sabe, uno de los programas concurso más populares de la televisión local, en los años 80, reconcilió a Ernesto Kruger con la lectura. Tenía 16 años y estudiaba en el Pensionado Universitario, el colegio que resultó campeón de esa edición.

    Cada vez que su equipo ganaba una etapa recibía, como premio, un libro. En total fueron tres: ‘Cómo ganar amigos e influir sobre las personas’, ‘Cómo hablar en público e influir en los hombres de negocios’ y ‘Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir.

    Estos libros escritos por el empresario y escritor estadounidense Dale Carnegie -dice Kruger- le cambiaron la vida y lo convirtieron en el hombre que es. “En esos libros encontré las herramientas para ser un emprendedor”.

    Antes de participar en este concurso de TV su lectura preferida era el libro del ‘Eclesiastés’ que forma parte del ‘Antiguo Testamento’. El hábito de leer la Biblia llegó de la mano de Laura, su madre. Kruger se enfocó en el sentido filosófico de este libro y través de él entendió el significado de las cosas y comprendió -dice- que en la vida el que gana no es el más rápido o el más fuerte sino el que tiene valores. Esos valores ahora son los pilares de la empresa de innovación tecnológica que dirige.

    Kruger es un lector pragmático. Lee solo lo que sabe que le va a servir para conseguir sus metas personales y profesionales. “Soy como una flecha clavada. Cuando di en el blanco me fui haciendo de los libros que necesitaba”. Los primeros que devoró, luego de terminar su ingeniería en electrónica en la Escuela Politécnica Nacional, fueron los empresariales.

    De un tirón leyó libros como ‘La Quinta Disciplina’, de Peter Senge, ‘Control de mando integral’, de David Norton y Robert Kaplan y ‘La estrategia del océano azul’, de W. Chan Kim. Un libro que habla sobre la importancia de innovar en el mundo empresarial.

    Con el tiempo se enfrascó en la lectura de títulos que hablan sobre inteligencia emocional y la felicidad. Las reflexiones sobre esas lecturas se ven reflejadas en la decoración interior del edificio donde funciona su empresa. En esta edificación de seis pisos, ubicada en el barrio El Batán Alto, hay desde legos gigantes hasta una piscina llena de bolitas de colores.

    Como era de esperarse su biblioteca está perfectamente organizada dentro de su iPad. A Kruger los libros físicos no le seducen para nada. Uno de los pocos que tiene en su oficina es uno de gran formato titulado ‘Silicon Valley’. Un regalo que comparte espacio con pequeños legos, caramelos, hojas de papel de colores y fotografías y cartas de sus hijos.

    El mundo por el que transita Kruger está poblado de ‘millennnials’, esa generación de jóvenes fascinada por lo visual. “Sé que a ellos no les gusta mucho leer. El hábito de la lectura es importante. Una persona es lo que lee”, dice.

    Este empresario disfruta leer en otros idiomas. Por estos días se está despachando ‘The one thing’, de Gary Keller. Uno de los libros más vendidos del Wall Street Journal que habla sobre cómo sacarle provecho a las cosas que llegan a la vida, materia que Kruger, parece, la tiene bien aprendida.

    Ernesto Kruger en su oficina ubicada en el barrio El Batán Alto. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Ernesto Kruger en su oficina ubicada en el barrio El Batán Alto. Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES