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  • Madel: una familia convierte la madera en pisos, puertas…

    Sebastián Angulo Redacción Quito / LÍDERES

    Cuando se trata de productos de madera, el cuidado medioambiental es el factor primordial. Así lo entienden en Madel, una empresa dedicada a la fabricación de pisos, puertas y molduras.

    Para ello, desde sus orígenes en 1984, la compañía ha buscado procesos que permitan optimizar al máximo el uso de las materias primas y actualmente la firma usa madera y bambú de bosques cultivados (sembrados para la obtención exclusiva de la materia prima).

    Madel inició como un aserradero ubicado en el norte de la ciudad. Hace 29 años, Martha Córdova era la propietaria de Maderas Tratadas, pero delegó a su hijo, Vicente Ríos Córdova, la gerencia de este negocio maderero.

    En ese época, Ríos era un flamante ingeniero electrónico graduado de la Escuela Politécnica Nacional. Cuando el negocio familiar llegó a sus manos, Ríos Córdova decidió especializarlo en la fabricación de pisos. Para ello invirtió alrededor de USD 20 000, en la adquisición de maquinaria.

    Pero el giro de negocio también incluía un cambio de nombre y la introducción de una marca. Así nació Maderas Elaboradas, cuyo acrónimo es Madel.

    Para empezar, la empresa solo se dedicaba a la fabricación de pisos en crudo (sin acabados). Pero el éxito de Madel inició con la elaboración de parqué mosaico alemán. Esta línea le permitió tener reconocimiento en el mercado y les generó réditos económicos.

    Gracias a las ventas y al crecimiento sostenido, la empresa adquirió un terreno para una nueva planta más amplia en el sector de la av. Eloy Alfaro (norte). También invirtió en maquinaria para secado y corte de madera, para la fabricación de pisos más elaborados. La experticia y experiencia de Ríos en temas eléctricos facilitó la implementación de una nueva línea de producción.

    Para complementar esas mejoras, hace 7 años, la empresa incorporó a su plantilla un ingeniero en maderas para innovar su portafolio de productos. Gracias a los desarrollos logrados Madel se abrió terreno en el mercado chileno. A ese país exportó por cuatro años.

    También ha enviado sus pisos a Canadá, EE.UU., Rusia, Bulgaria, España, Panamá y República Dominicana. Desde hace 2 años trabaja con bambú para la fabricación de pisos, una tendencia que crece en el mercado nacional y foráneo.

    Actualmente, Madel está conformada por cuatro áreas: Indubambú, Madeservicios, Maderas Elaboradas Acopio Madel y Maderas Elaboradas ExpoMadel, y su nueva planta de producción está ubicada en Calderón (norte). Su cartera de clientes asciende a 15 constructoras nacionales. También es proveedor para la marca de muebles Adriana Hoyos.

    Raúl Rodríguez, subgerente de Proyectos de Dinámica Construcciones, asegura que son clientes de Madel desde hace dos años, por tres factores: «la calidad del material, el servicio y el precio».

    Al año, esta constructora mantiene unos dos contratos; cada uno asciende a unos USD 50 000, en promedio.

    Edwin Samaniego, destaca la calidad de los pisos de ingeniería. Este arquitecto, que gerencia su constructora que lleva su mismo nombre, le compra unos 2 000 m2 de piso al año. Mientras que en Constructora Meneses son clientes de esta marca desde hace 10 años. Guillermo Meneses, su gerente, cuenta que se «mantienen fieles a Madel, porque el producto es innovador».

    La producción La madera.  La obtienen de pisos cultivados tropicales de las provincias de Esmeraldas y Guayas.

    La cantidad. A la semana esta firma fabrica una extensión de unos 400 m2. Lo que representa cada mes un procesamiento de 120 m3 de madera.

    La insignia

    ‘Mi experiencia aporta a la firma’

    Entré en la compañía en 1996. Ingresé como obrero, luego fui maquinista; al poco tiempo, bodeguero; luego, asistente de planta y, finalmente, ascendí a jefe de planta de Madel. Todo cargo tiene sus responsabilidades, desde que inicié, mi función era de mucha responsabilidad, al igual que la jefatura que presido. Al principio fui uno de los operadores que inauguró las nuevas maquinarias del aserradero; ahora, las instalaciones son bastante modernas.

    Haber vivido las etapas me dan la experiencia para asumir la jefatura de planta. Mi aporte a la empresa es la experiencia, todos los procesos de innovación han pasado pos mis manos. En estos años, la empresa se ha encargado de cumplir sus obligaciones laborales.

  • Desde lo artesanal hacia lo industrial, a la medida

    Redacción Quito

    Cedro en hebreo se escribe ‘erez’. Son árboles de gran tamaño y muy conocidos por proveer una buena madera para muebles. Hace 25 años, Raúl Jaramillo y Mario Ruiz se asociaron para crear Erez Taller de Madera, un negocio que ofrece a los arquitectos trabajos específicos, hechos a la medida.

    Aunque en un inicio, la empresa se llamaba Actel, la idea de renovación de la compañía hizo que hace dos años se adoptara esa imagen hebrea. De la mano, llegó una nueva generación de arquitectos de la familia comandada por Miguel Ruiz, quien se puso al hombro a las ocho personas que forman parte de esta microempresa quiteña (cuatro en la parte administrativa y de ventas, y cuatro entre carpintería y lacado).

    La firma ha funcionado por muchos años en la av. General Rumiñahui, en el valle de Los Chillos, pero en este momento se vio en la necesidad de migrar al norte de Quito, para mejorar su conexión con proveedores y clientes.

    «Lo que nos hace diferentes es que asesoramos a los arquitectos, desde que la idea está concebida por las amas de casa, por las empresas de ingeniería y de construcción».

    Además estos emprendedores brindan asesoría en la parte técnica. «El valor agregado es, justamente, el servicio personalizado que tenemos, desde la idea hasta la terminación del producto. Y, en cualquier problema, podemos responder tanto en el diseño como en la parte técnica. Nosotros estamos ahí para responder en ese momento», dice.

    Entre los clientes, la respuesta es positiva. Alejandro Tapia señala que el hecho de contar con asesoramiento y un trabajo minucioso sobre el pedido, ha hecho que sus ingenieros y arquitectos confíen en esta pequeña empresa para los trabajos.

    En estricto sentido, lo que ha hecho este negocio es llevar la fabricación de muebles desde un nivel artesanal hacia uno más industrial. «Manejamos materiales como la chonta, la tagua, las semillas y ciertas artesanías que tienen que ver con tejidos. Estos insumos los incorporamos a los muebles, todo ello sin olvidarse de cómo se comenzó, que es ofrecer este servicio de exclusividad y servicio personalizado», añade Ruiz.

    El futuro es promisorio para la pequeña empresa, que con su nueva imagen pretende llegar hacia otros mercados en el país. Por lo pronto, tal como los cedros, seguirá creando productos de alta calidad y complaciendo los detalles más exigentes de sus clientes.

    La microempresa

    Catálogo de productos. Pérgolas, muebles de sala, de oficina, sillones, escaleras, cubiertas…, todo ello se ofrece a los clientes.

    Los materiales.  En bambú o en distintas combinaciones de madera, las opciones son múltiples.