Etiqueta: madera

  • La madera da el toque a estas gafas y lentes

    Valeria Heredia

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    Una madera fina de color café recubre el lente rojo de unas gafas. Se denominan Fuya Fuya y son parte de la colección Andes, de Inti Eyewear.

    María Fernanda García, Amira Andrade, Jonathan Bermeo y Martín Valencia son los cuatro jóvenes que levantaron este negocio dedicado a la producción artesanal de gafas y lentes con marcos de madera.

    La iniciativa nació hace tres años en las aulas de clase de la Universidad Católica. Martín y Jonathan, ambos diseñadores industriales, presentaron el producto para un trabajo universitario. Con el tiempo la idea se convertiría en su negocio.

    Martín, quien es el gerente de Producción de Inti, relata que la idea de elaborar lentes y gafas de madera tuvo una buena acogida entre sus compañeros y, ahora, en el mercado.

    Uno de los clientes es Fernando Aguilera, quien compró unas gafas el mes anterior. Para este hombre de 40 años, la idea es innovadora y diferente. “Me gustaron porque puedo apoyar a artesanos ecuatorianos y son muy bellas”.

    La marca fue lanzada en noviembre del 2015. Desde ahí no han parado de producir este tipo de gafas, que tienen un tinte tradicional y ecuatoriano.

    Pero, ¿por qué escogieron la madera? Martín comentó que este material es noble y bello. “Tenemos una gran variedad de madera y nos pareció valioso rescatarlas”.

    Las maderas son certificadas por el Ministerio del Ambiente y son de bosques renovables. “Tenemos una filosofía corporativa basada en la conservación del ambiente”. Además, destacan los materiales ecoamigables y artesanales.

    La materia prima viene desde la Amazonía ecuatoriana. Ellos se abastecen de este material cada mes y piden cuatro tablones. “Tratamos de optimizar al máximo el material para no desperdiciar”.

    La elaboración de gafas representa un trabajo minucioso. El corte inicial se realiza en una fresadora, con ayuda de un software. Luego se hace el proceso de curvatura de la madera para realizar las patas y el cuerpo de los lentes o gafas. Finalmente es el proceso del lijado y pulido para que el trabajo sea de calidad.

    Un par de gafas se elabora en alrededor de cuatro horas y hoy en día se producen 15 pares a la semana. Los valores oscilan entre USD 89 y 130. Y la facturación alcanza los USD 3 700 al mes.

    Las gafas se distribuyen en Quito, Guayaquil y Cuenca. Se pueden adquirir vía online y en tiendas como Olga Fish.

    Fernanda García, quien es gerente Comercial y de Marketing, se unió a la iniciativa para incentivar el uso de productos propios de los artesanos quiteños. “Somos un equipo multidisciplinario, que le apuesta rescatar lo nuestro”.

    Otro de los servicios que tienen estos jóvenes emprendedores es la producción de gafas por pedido. Es decir, los clientes solicitan modelos específicos. “Podemos adaptar un diseño externo a la madera. Tenemos la capacidad de hacerlo”. Los costos de estas gafas representan unos USD 30 o 50 adicionales y su elaboración toma más tiempo.

    Inti además realiza envíos a escala nacional. Trabajan con empresas ‘courier’ para que el producto llegue a su lugar de destino.

    Otra de las novedades de estas gafas es la colocación de apliques de plata con siluetas andinas como la serpiente, el colibrí, el perfil de la cordillera, llamas y demás. Este tipo de gafas se exhiben en una boutique en París (Francia). “Hace unos meses, una diseñadora abrió una tienda en este país y enviamos para que sean comercializadas”, explica Valencia.
    Su meta es que el negocio crezca aún más y que las gafas y lentes recorren los diferentes países.

    Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES Martín Valencia empezó con la elaboración de las gafas de madera junto a su compañero de universidad Jonathan Bermeo. El grupo se amplió.
    Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Martín Valencia empezó con la elaboración de las gafas de madera junto a su compañero de universidad Jonathan Bermeo. El grupo se amplió.
  • El dulce de guayaba en caja de madera sale desde Ambato

    Modesto Moreta (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    ¿Quién no ha degustado un dulce de guayaba envasado en una caja de madera que tiene la forma de un corazón? Dulcería Danita, en Ambato, fabrica estos bocados que están decorados con flores y frases escritas a colores. El negocio también produce manjar de leche, melcochas, paletas, etc.

    Esta tradicional envoltura de las golosinas se comercializa en las romerías de las vírgenes del Cisne (Loja), Rosario de Agua Santa (Baños, Tungurahua), del Quinche (Pichincha), del Huayco (Guaranda) o en las terminales terrestres de Ambato, Guayaquil, Quito y otras ciudades del país.

    El gerente de este emprendimiento es César Vera. Él recuerda que su madre Teresa se quedó sin empleo: la fábrica en donde ella laboró durante 18 años, en la preparación de esos dulces, quebró. Su progenitora, dice, le propuso que invierta en la microempresa.

    Antes, Vera recorrió terminales terrestres y los negocios donde se realizan las romerías y sin contar aún con el producto, les contó que estaban montando una microempresa. “Lo que me exigieron fue calidad, pureza y que sea todo natural. Tras dialogar con los proveedores de la materia prima miró que era factible el negocio”.

    El emprendimiento familiar inició en el 2012 con una inversión de USD 15 000. Con los recursos compró las pailas de bronce, máquinas, otros utensilios y la materia prima. Además, renunció al trabajo para dedicarse al plan.

    Otro compañero de trabajo de su progenitora y experto en la elaboración de los dulces, Alfonso Broncano, se sumó al equipo. Dice que entrar en el mercado no fue nada fácil, “pero una vez que comprobaron los clientes la calidad, las ventas crecieron”.

    Producía entre cajas pequeñas, grandes, medianas y los cortados alrededor de 20 000 unidades. César se encargó de la comercialización y distribución. Comenzó a recorrer Baños, Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayaquil, Quito, Ambato, Quevedo, Babahoyo…
    Arrancó preparando 50 cajas de guayaba quincenal y con tres colaboradores; actualmente procesa entre 100 y 150 cajas semanales y participan ocho empleados.

    En el 2014 inyectó a la microempresa otros USD 15 000 en la adquisición de batidoras, peladoras y lavadoras para la guayaba en acero inoxidable. También, se amplió a otros productos como palillos de melcocha, paletas, leche condensada.

    Mensualmente, factura entre USD 4 500 y 5 000. Su esposa Mayra Núñez innovó la presentación de los dulces. La joven decora con gráficos llamativos, de acuerdo con el lugar al que se envía. Hay frases como: Recuerdo de la Virgen del Cisne, un recuerdo de Baños, El Quinche le saluda.

    La producción del dulce de guayaba con calidad se realiza en Ambato. Se vende en las terminales terrestres y romerías de todo el país. Ocho colaboradores trabajan en la microempresa. Fotos: Glenda Giacometti/Líderes
    La producción del dulce de guayaba con calidad se realiza en Ambato. Se vende en las terminales terrestres y romerías de todo el país. Ocho colaboradores trabajan en la microempresa. Fotos: Glenda Giacometti/Líderes
  • Ecuador es sede de encuentro mundial sobre madera de teca

    Evelyn Tapia (I) Redactora

    Los 190 000 metros cúbicos de exportaciones de teca que alcanzó Ecuador en el 2014 lo posicionan como líder mundial en ventas de este tipo de madera, por encima de Birmania y Costa Rica.

    Con ese precedente, Guayaquil recibe a unos 300 participantes en el marco de la Tercera Conferencia Mundial de Teca que se inauguró el martes 12 de mayo, y se extenderá hasta el viernes 15.

    Delegados de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), representantes del Ministerio del Medio Ambiente, del Ministerio de Industrias y Productividad y de la Corporación Financiera Nacional estuvieron presentes durante la inauguración del evento en el que se destacó el potencial forestal del Ecuador.

    Según Javier Ponce, ministro Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), se espera que con el plan de incentivos de reembolso por inversiones en estas plantaciones se alcancen al menos 120 000 hectáreas de producción forestal comercial hasta el 2017.

    “En nuestro programa de incentivos hemos entregado más de USD 5 millones para plantaciones forestales, es evidente que la teca es de las más importantes pues se han destinado cerca del 40% de los incentivos”, puntualizó.

    La Asociación de Productores y Comercializadores de Teca y Maderas Tropicales (Asoteca), organizadora del evento, busca presentar el potencial del Ecuador en producción forestal, por eso además de las charlas magistrales que se realizarán, también se han organizado visitas de campo para potenciales inversionistas.

    “La producción de teca ha venido con un crecimiento muy importante, pasamos de 9 000 contenedores exportados en el 2013 a casi 12 000. Para el 2015 esperamos un crecimiento del 10% en las exportaciones”, señaló Antonio Pino, director de Asoteca.

    Este crecimiento se debe a que la demanda mundial de madera sigue creciendo y a que algunos de los principales competidores de Ecuador, como India y Birmania, han mermado su producción.

    Pablo Noboa, subsecretario de Producción Forestal de Magap, explica que en países de África, en donde están los principales comercializadores de madera fina como la teca, no existen planes de manejo sostenible de cultivo, sino que se tala el bosque nativo. De ahí que el plan de incentivos forestales del Ecuador está alineado a una producción responsable que podría dar aún mejores frutos. “En el 2010 habían solo 20 000 hectáreas de teca y ahora son 45 000. Es una madera que viene con una dinámica fuerte. Antes pensar en industrializar no hubiera sido posible, ahora es momento de hacerlo”, dijo.

    Aunque ahora los principales compradores de madera de teca del Ecuador son India, Vietnam y China, Antonio Pino considera que si las exportaciones siguen creciendo, el país debe ganar espacio en nuevos mercados con productos con valor agregado como muebles, tableros, pisos, entre otros. “Tenemos oportunidad de expandirnos a países como Estados Unidos y países del Oriente Medio también”, dijo.

    El evento es una oportunidad para los empresarios que estén interesados alcanzar alianzas y embarcarse en proyectos con valor agregado, puesto que están presentes representantes de empresas de toda la cadena productiva de al menos unos 40 países.

    La tercera Conferencia Mundial de Teca se llavará a cabo hasta el viernes 15 de mayo de 2015 en Guayaquil. Foto: Gabriel Proaño/El Comercio
    La tercera Conferencia Mundial de Teca se llavará a cabo hasta el viernes 15 de mayo de 2015 en Guayaquil. Foto: Gabriel Proaño/El Comercio
  • La industria de la teca prepara su cumbre mundial en Guayaquil

    Washington Paspuel

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    Alrededor de 300 participantes de 40 países, entre conferencistas y empresas, han confirmado su participación en la III Conferencia Mundial de la Teca, que se realizará en Guayaquil del 12 al 15 de mayo del 2015.

    La Asociación Ecuatoriana de Productores de Teca y Maderas Tropicales (Asoteca) organizará la cita mundial, con el apoyo de la FAO, los ministerios de Agricultura, Ganadería y Pesca; y de Productividad e Industrias, y firmas privadas del sector. El Comité Organizador del encuentro internacional dio este martes 14 de abril detalles de la organización.

    La cita será en el hotel Hilton Colón. Allí se ofrecerán conferencias especializadas para productores, comercializadores, industriales y entidades públicas relacionadas con el sector forestal.

    Según Asoteca, Ecuador apuesta a alcanzar un desarrollo sostenido de cara a los mercados internacionales. “El sector forestal en conjunto representa cerca de USD 230 millones en exportaciones anuales, con India como el principal destino de esta madera. Este negocio representa el 1,65% del PIB ecuatoriano, o USD 1 700 millones.”, señala el gremio forestal.

    Asoteca agrupa a 58 empresarios de la teca y las maderas tropicales, que en conjunto poseen alrededor de 32 000 hectáreas de plantaciones forestales en todo el país.

    Asoteca agrupa a 58 empresarios de la teca y las maderas tropicales. Foto: Cortesía Asoteca
    Asoteca agrupa a 58 empresarios de la teca y las maderas tropicales. Foto: Cortesía Asoteca
  • Sus cuadernos visten tapas de madera con diseños originales

    Redacción Quito (I)

    La madera y el diseño son los elementos esenciales de los productos que nacen en Cuica o, como la llaman sus creadores, el ‘laboratorio de inventos’. Gabriel Barreto y Carolina Corral son los fundadores de este emprendimiento.

    El pequeño taller nació hace un año, aunque vino pensándose desde más de siete. Antes de abrir Cuica, ensayaron ideas como camisetas pintadas a mano, cajas decorativas y otros, pero fueron iniciativas dispersas que no prosperaron.

    En noviembre del año pasado se unieron para participar en un concurso de diseño de un afiche, para una campaña en contra de las drogas, donde se llevaron el segundo lugar. «Esa experiencia nos dio la pauta para ver cómo podíamos trabajar juntos», recuerda Gabriel.

    En medio de su taller, ubicado en La Floresta (centro), está un objeto que a primera vista parece un cajón, pero en realidad es una mesa, con un soporte que se arma con botellas de vino recicladas. Este fue el primer producto que crearon.

    El mayor desafío fue desarrollar la técnica para pintar la madera. Primero lo hicieron a mano, pero luego desarrollaron una técnica para imprimir sobre madera que les permitió ampliar su producción.

    El artículo estrella de este emprendimiento son los cuadernos con pastas de madera, explica Carolina. Además, elaboran portarretratos, portavasos y cintas multiuso con adornos de madera que se utilizan como cintillo o cinturón.

    Los cuadernos tienen gran acogida. María Cordovez, hija de la propietaria de la Librería Rayuela, comenta que lo que más llama la atención en los clientes es que la pasta de las libretas es de madera.

    El producto se vende desde julio pasado en este establecimiento. «En Navidad, los cuadernos fueron una buena opción de regalo», indica Cordovez.

    El eje del negocio es generar productos amigables con el ambiente; por ello, usan insumos como tríplex, papel de hojas de caña de azúcar, entre otros.

    La inversión hasta ahora suma unos USD 4 000. Los ingresos que han tenido hasta ahora se han reinvertido en el emprendimiento. La meta a futuro de esta iniciativa es abrir una tienda.

    Galería Gourmet, una vitrina donde se exhiben productos artesanales que está en el sector de La Mariscal, en Quito, también vende artículos de Cuica desde hace tres meses. «Presentan productos nuevos, pero han tenido gran acogida, sobre todo entre los clientes extranjeros», comenta Diego Castillo, administrador de este negocio.

    Los productos

    Las ventas. Los cuadernos tienen edición limitada. En cada uno de ellos se informa cuántas unidades se produjeron de cada diseño.

    Lo que se viene. En agenda están productos como billeteras de madera, tarjeteros, juguetes, etc.

  • Apoyo a la siembra de madera y cacao en Esmeraldas

    Redacción Esmeraldas

    Un proyecto agroforestal que contempla la siembra de cacao y madera involucra a 500 agricultores de 32 comunidades de Esmeraldas, Pichincha e Imbabura.

    La iniciativa partió de la Fundación Forestal Juan Manuel Durini y su programa Bosques para Siempre, con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento, hoy Banco de Desarrollo de América Latina.

    Ángel Jácome, director de la Fundación, explica que la finalidad es contribuir a que los agricultores mejoren sus ingresos económicos. Ellos recibieron guías metodológicas y capacitación sobre cómo plantar variedades de cacao y madera.

    En la primera fase que empezó en junio del 2010, participaron 250 agricultores. En el 2011 se involucraron otros 250. La meta es tener 500 hectáreas sembradas de cacao fino de aroma y madera.

    Los agricultores tienen tres maneras de sembrar: con linderos establecidos con árboles forestales; mediante plantaciones agroforestales, donde se mezcla cacao con árboles forestales; y con el método de plantaciones puras.

    JoséÁlvarez, uno de los beneficiados del proyecto, sembró cuatro hectáreas con cacao fino de aroma, a orillas del río Canandé, en Quinindé. “El apoyo técnico entregado ha sido importante”.

    Otro de los beneficiados es Pedro Quintanilla, de la Comunidad Unidos Venceremos Dos, del cantón Pedro Vicente Maldonado. Cuenta que aprendió a mejorar la poda y la clonación del cacao para mejor la calidad del producto.

    A los agricultores se les entrega, sin costo, 300 plantas de cacao fino de aroma y 300 plantas de cuatro especies: laurel, terminalia, melina y jacarandá.

    Las plantas son altamente productivas. En el caso de la madera, los agricultores cosecharán después de 14 años, y el cacao entre 16 y 24 meses. Con la genética aplicada se obtendrán más cacao por hectárea, asegura el director de la Fundación.

    Si una finca producía dos quintales por hectáreas, con las nuevas técnicas, se tendrá 25 quintales, aclara. Ahora se trabaja en la consecución de empresas anclas que garanticen la compra del cacao.

    En el caso de la madera, la Empresa Endesa Botrosa, compraría toda la producción en las zonas intervenidas, tras la firma de un acuerdo con los agricultores.

    La inversión en el proyecto es de USD 450 000. El Banco de Desarrollo de América Latina aporta con 150 000 no reembolsables, explica Jairo Tiusabá, ejecutivo de Competitividad del organismo.

    En la primera fase se involucraron a 15 comunidades, y en la segunda 17. El proyecto termina en julio de este año. En lo posterior se incorporarán a más comunidades a que participen en reforestación, una vez que se evalúe el proceso.

    En una tercera etapa se hará la conexión entre los agricultores y el gran mercado para vender el cacao sin intermediarios.

  • Con madera liviana en artesanías llegan al extranjero

    Redacción Cuenca

    El matrimonio de Luis Matute y Cumandá Tenemaza ‘está tallado en madera, en vez de piedra’. Al menos así bromean este par de cuencanos, que llevan 30 años de casados y desde entonces se dedican a la elaboración artesanal de cucharas, bandejas, jarrones, cofres, flores, móviles, etc., en madera liviana.

    Es decir, utilizan pino, sauce, alisa… y las piezas que elaboran pesan en promedio 70 gramos. Con esta iniciativa, llamada ARTD artesanías en madera liviana, pueden vender hasta USD 600 en ferias -participan en cuatro al año- y mediante intermediarios, sus productos llegan a Brasil, España, Suiza, México, EE.UU., Costa Rica, Perú y Colombia.

    Este emprendimiento comenzó, hace unos 30 años, como un pasatiempo de Tenemaza, quien aprendió a pintar en cerámica. Los productos que elaboraba los comercializaba desde su hogar (noreste de la capital azuaya).

    Ella identificó que a los clientes extranjeros les gustaban sus creaciones, pero como la cerámica pesaba y se quebraba era difícil transportarla en maletas hacia sus países de origen.

    Frente a esa limitación, esta cuencana buscó una solución para atraer al cliente extranjero. En el cantón azuayo de Paute encontró artesanos que elaboran cucharas para cocinar. Habló con ellos, para que tallaran sus productos (cucharones, bandejas, etc.), en pino, sauce y alisa.

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    Inés Quishpe vende las figuras en madera, desde 1984, a Tenemaza y resalta su responsabilidad en sus obligaciones.

    A esta iniciativa se sumó Luis Matute en 1985, quien añadió sus conocimientos en mercadeo, comercialización, exposición en ferias, etc. También invirtió unos USD 90 (al cambio de 1984) para comprar pinceles, pinturas y lacas. Su facturación inicial bordeaba USD 80 al mes.

    Actualmente, la microempresa suma cuatro colaboradores incluyendo a Tenemaza y Matute, quienes durante 15 años mantuvieron solos el negocio.

    En 1994, aún atendiendo desde la casa, invirtieron 500 000 sucres (USD 156) para adquirir un tornero mecánico que le da forma a los jarrones y vasijas.

    En 1998, esta pareja de emprendedores se trasladó a un local en el centro de Cuenca, donde aún exhiben sus productos. Un año después, en plena crisis bancaria que vivió el país, ARTD se sostuvo en el mercado, porque un 90% de sus clientes eran extranjeros. Esa situación aún se mantiene. De hecho, comerciantes de Suiza, España, México, Colombia… adquieren los productos para comercializarlos en los países donde viven.

    Por ejemplo, ese es el caso de Gregory Dunn, quien vive en Nueva York (EE.UU.) y una vez al año viaja a Cuenca para llevar adornos de esta firma. Lo que más comercializa son huevos, móviles, bandejas y jarrones pintados a mano.

  • Los tableros vienen de los bosques chilenos

    Redacción Guayaquil

    En 27 locales a escala nacional está presente el logotipo Placacentro Masisa. El pájaro carpintero, ícono de esta franquicia chilena, decora aquellas fachadas desde el 2002, cuando se inauguró su primer local en Imbabura.

    Las proyecciones locales sobre un creciente mercado de equipamiento habitacional y comercial han permitido, según sus directivos, la expansión de esta firma dedicada a la venta de tableros de madera y demás accesorios para carpinteros.

    El mueblista Juan Muñoz, propietario de un taller (sur de Guayaquil), dice que es cliente de Placacentro Masisa Hipertableros (noroeste) desde hace dos años. Sostiene que el plus que allí encuentra es la variedad de tableros de MDF (fibra de madera) y MDP (partículas de madera). La firma chilena tiene presencia en 340 locales en 11 países, a escala regional.

    La producción se realiza en 12 complejos industriales ubicados en Chile, Argentina, México, Brasil y Venezuela. De los 3,25 millones de m 3 de tableros de madera anuales que elabora, un 10% se comercializa en Ecuador.

    Manuel Muena, gerente de Placacentro Masisa Ecuador, indica que el aumento en el consumo de este tipo de maderas surgió a mediados de la década anterior. Las exigencias estadounidenses -cuenta Muena- de que los productos que ingresen por sus puertos sean transportados o empaquetados en maderas de bosques sustentables motivó especialmente a las firmas bananeras. Masisa cuenta con un patrimonio de 243 000 hectáreas de bosques en Venezuela y Chile.

    La innovación en el diseño de interiores es, según Luis Darío Villacrés, uno de los socios de la firma y que lidera ocho locales, otro factor de la demanda. Los diseños de muebles se modifican con el gusto del cliente. Antes, dice Villacrés, los modelos de muebles eran estándares y pasaban de generación en generación.

    “Voy a armar un clóset según una guía que me facilitaron. No soy carpintero profesional, pero intentaré dar otro ambiente a mi dormitorio”, dice Carlos Barreño, cliente de Placacentro Masisa.

    Para Andrea Navarrete, gerenta de Marketing de Placacentro Masisa Ecuador, la valoración de sus productos se relaciona, entre otras cosas, con el cumplimiento de la norma europea E-1, que certifica baja emisión de formaldehído en sus tableros; la de Melamina Antimicrobiana, la de Gestión Forestal Responsable (FSC, en inglés)… Ser parte de esta marca involucra un acuerdo comercial, añade Muena, con base en el sentido altruista del origen de la marca, relacionada con el cuidado ambiental y el desarrollo humanístico.

    Según los directivos, la inversión por local de Placacentro bordea los USD 200 000 y se atiende, en promedio, a 300 clientes al día, en todos sus locales.

  • Entre sus recetas también se incluye la madera reciclada

    Redacción Quito

    Cuando cinco socios decidieron abrir su restaurante buscaban que la decoración no fuera «invasiva». Luego de barajar algunas opciones se decidieron por el concepto de lo renovable y ecológico, una tendencia que a más de estar de moda, les ofrecía la posibilidad de ahorrar inversión y ser amigables con el medio ambiente.

    Andrés Rosero, Luis Antonio Ortíz, Patricio Egüez, Gabriel Crespo y Nicolás Macchiavello comenzaron a trabajar a finales del año pasado para la apertura de su restaurante, especializado en hamburguesas gourmet.

    Así, en febrero de este año nació Red Burguer Society, un restaurante decorado principalmente con materiales reciclados. Macchiavello, quien es arquitecto, diseñó el concepto del restaurante junto a Carolina Vaca y Carolina Chávez, dos mujeres especializadas en construcciones sostenibles.

    Con la idea mencionada en principio, los socios comenzaron a buscar los materiales para la decoración del local, una casa antigua, ubicada en el sector de la Floresta (centro-norte de Quito).

    Los materiales reciclados seleccionados fueron rejas de madera, también llamada pallets. El siguiente paso fue conseguir los proveedores de este material. Para esto se pusieron en contacto con Cervecería Nacional (CN), que utiliza estos artículos en sus camiones, para transportar sus productos.

    Luego de que Cervecería Nacional le entregó 15 pallets, acudieron a un carpintero para restaurar las pallets que tenían daños. El trabajo consistió en reemplazar maderas dañadas y hacer los procesos sellado, lacado y pintado.

    Macchiavello explica que los pallets no solamente cumplen una función decorativa, sino que también forman parte del mobiliario del local. Por ejemplo, una estructura de este material reciclado conforma una columna junto a las gradas para subir a la planta alta del lugar.

    También reutilizaron bancas recicladas de escuelas, que fueron restauradas para completar el mobiliario. Con todas las adecuaciones, la inversión aproximada para montar el restaurante ascendió a USD 150 000; cada socio participó con partes iguales.

    Actualmente, Red Burguer Society tiene una facturación mensual de USD 60 000. Daniela Carrillo, su administradora, señala que el lugar ha tenido buena acogida; por ello los fines de semana el restaurante «se llena en tres ocasiones».

    Andrés Bolek, representante de la Cervecería Nacional, asegura que la compañía decidió apoyar esta iniciativa porque se alinea con sus proyectos de responsabilidad con el medio ambiente.

    Bolek comenta que la compañía también reutiliza los pallets, pero les llamó la atención el proyecto de Red Burguer Society, por eso decidieron apoyarlos y facilitarle el material que necesitaban para dar forma a su proyecto.

    LA CIFRA:
    USD 150 000 fue la inversión aproximada para el restaurante

  • Entre bicicletas y madera esta iniciativa tomó forma

    Redacción Quito

    El abuelo de Jean Paul Simon fabricaba bicicletas en Alemania hasta 1945, en plena Segunda Guerra Mundial. Él, por la recesión económica, cerró la empresa y tuvo que abandonar ese país; llegó a Ecuador donde tenía un hermano y consigo trajo los conocimientos que luego transfirió a su hijo y, posteriormente, a su nieto.

    Simon creó Madera Infinito en el 2009. Esta es una microempresa que nació de una combinación entre la herencia familiar, la afición de Simon por el ciclismo de montaña y su habilidad para moldear la madera. «Crecí entre bicicletas. Mi abuelo y mi padre me enseñaron a montar bicicleta y me inculcaron su espíritu creativo«, cuenta.

    En un taller, ubicado en su propia casa, en el norte de Quito, este emprendedor se propuso diseñar bicicletas de madera para niños de dos a cinco años. También fabricaba muebles ergonómicos especiales para cuidar la postura de la espalda; estos no tuvieron la acogida esperada, por lo que enfocó sus esfuerzos en la bicicleta a la que bautizó con el nombre Wawa Express.

    La primera bicicleta que fabricó fue para su hija Amelia, que hoy tiene siete años de edad. Ella fue la primera en probar la bicicleta de madera y a pesar de que en ocasiones hasta su padre la ha utilizado, la bicicleta sigue en perfecto estado. «Fabriqué la bicicleta pensando en ella, quería crear algo diferente y tenía la idea en la cabeza, igual que el de otros juguetes de madera».

    Santiago Anzola ayudó a Simon con el diseño de las partes para la bicicleta. También aportó con el diseño de otros juguetes como la Balance Board (tabla de balance), que funciona con una tabla ovalada que hace equilibrio en un cilindro de metal.

    «Jean Paul tenía las ideas y dibujos que yo trasladaba al diseño. Así comenzamos a fabricar la Wawa Express y el Balance Board, hasta que quedaron listas», cuenta Anzola.

    Simon ya contaba con un taller para trabajar la madera en su propia casa, por lo que la inversión inicial de esta micro no fue muy grande. Cerca de USD 5 000 invirtió en la compra de madera, ruedas, tuercas y materia prima para crear los primeros prototipos de estos medios de transporte y acrobacia ecológicos.

    Pablo Andrade, amante del surf y la patineta, ayudó en el diseño del Balance Board. «El Balance ayuda a mejorar el equilibrio, da resistencia y destreza a la persona».

    Para María Isabel Salvador, la tabla es muy divertida. «Uno se sube e intenta equilibrarse, hace alguna pirueta, si puede, y así uno puede pasar horas jugando», comenta esta joven.