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  • Iniciativa ecuatoriana promueve la medicina regenerativa y busca su aceleración en Chile

    Redacción Líderes (I)

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    Ecuador Dragon BioMedUSFQ es una iniciativa empresarial promovida por científicos y estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Este es un emprendimiento con base en la medicina regenerativa que busca el desarrollo y comercialización de un nuevo proceso, el transplante de mitocondrias de células madres.

    La medicina regenerativa tiene el potencial de promover la reparación de los tejidos, y comprende varios enfoques interdisciplinarios novedosos, incluyendo el uso de terapias celulares, génicas y la ingeniería de tejidos.

    Este proyecto se suma al futuro de las terapias regenerativas con la aplicación de las mitocondrias, las plantas de energía de las células madre, que una vez aisladas y acondicionadas se pueden usar para reparar heridas causadas por accidentes o quirúrgicas.

    Tras 10 años de desarrollo, 12 publicaciones en el tema de regeneración y biología celular, una patente de invención y dos en curso, Dragon BioMed busca llegar al mercado con su producto DB-Heal, que al momento se encuentra en fase clínica de desarrollo en pacientes veterinarios.

    Dragon BioMed – USFQ surgió como un esfuerzo multidisciplinario donde su equipo constituido por Andrés Caicedo, profesor Investigador de la Escuela de Medicina, especialista en medicina regenerativa es su CEO. Francisco Cabrera, decano de la Escuela de Medicina Veterinaria y COO en las aplicaciones clínicas. Además, Ramiro Díaz, director del Instituto de Investigaciones en Biomedicina, es COO de relación con el cliente y RR.HH.; y el equipo se complementa con Verónica Castañeda, CTO desarrollo de patentes y tecnología, y Emilia Morales, CTO en Management, ambas Ingenieras graduadas en Biotecnología de la USFQ.

    El proyecto, con el auspicio de la Oficina de Innovación y Sostenibilidad y el Decanato de Investigación de la USFQ, tuvo su máximo impulso para llegar a constituirse como un emprendimiento gracias al programa de aceleración Brain Chile (Business, Research, Acceleration and Innovation) de la Universidad Católica.

    Una investigadora realiza análisis en el laboratorio de la USFQ.
    Una investigadora realiza análisis en el laboratorio de la USFQ.

    Este programa posibilita la aceleración de emprendimientos de base científico / tecnológica, originados en instituciones de educación superior en toda Sudamérica.

    De 300 equipos de toda la región, Dragon BioMed- USFQ está entre los seis equipos ganadores de la fase de aceleración, lo cual les permite avanzar hasta lafinal del evento.

    Esta fase final tiene dos componentes, el voto del público, quien elegirá al mejor emprendimiento de la región, y la rueda de negocios donde los seis equipos ganadores de la etapa de aceleración podrán competir por un premio de USD 53 000, que será repartido entre los 6 equipos donde los mejores pueden llevarse la mayor parte premio en una modalidad Shark Tank (programa de la cadena internacional SONY).

    Esta rueda de negocios también permite la interacción de los mejores con BUSSINES ANGELS e inversionistas. La final se desarrollará el próximo 25 de noviembre.

    Los votos del público se pueden registrar en el sitio  https://brainchile.cl/feria-prototipos/dragon-biomed/

    Las votaciones se cierran este día miércoles 18 de noviembre hasta las 08:00 (hora Ecuador)

    Equipo de docentes y estudiantes del equipo Ecuador Dragon Bio Med - USFQ.
    Equipo de docentes y estudiantes del equipo Ecuador Dragon Bio Med – USFQ.

    Andrés Caicedo, catedrático e Investigador de la Escuela de Medicina y CEO del proyecto. Fotos: cortesía USFQ
    Andrés Caicedo, catedrático e Investigador de la Escuela de Medicina y CEO del proyecto. Fotos: cortesía USFQ
  • Tecnología de punta para la recuperación de pacientes con covid-19

    Carolina Vasco (I)

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    Fundada en 1985, Simed es una empresa familiar ecuatoriana creada para ofrecer equipos y reactivos de diagnóstico médico.

    A lo largo de los años, ha ampliado sus servicios a otras tres unidades de negocio: laboratorio general, biociencias y atención hospitalaria.

    Conformada por 157 trabajadores, la firma extendió sus operaciones a Perú en el 2013 y comenzó a cotizar en la Bolsa de Valores de Quito en el 2012.

    La firma trabaja para contribuir con la salud de las personas y dotar de insumos, materiales y servicios relacionados, con una propuesta de valor basada en el liderazgo de producto y la excelencia operativa que asegura la satisfacción del cliente.

    En la búsqueda de extender sus servicios de salud, Simed trajo al país equipos de tecnología de punta para la extracción del plasma de la sangre. En la actual coyuntura, estos se utilizan para transferir el plasma de pacientes recuperados de covid-19 a aquellos que aún están lidiando con los síntomas la enfermedad.

    Esto con el objetivo de que puedan recuperarse más rápidamente ya que en el plasma de los pacientes recuperados están los anticuerpos que permiten combatir la enfermedad.

    Los equipos se denominan máquinas de aféresis, que llevan a cabo el proceso de manera segura.

    Las máquinas para la extracción de plasma convaleciente surgieron a raíz de otras pandemias como la tifoidea o el síndrome respiratorio de Medio Oriente.

    “Antes no existían procesadores celulares automatizados. De hecho, hace 50 años se conectaba al donante con el receptor que recibía la sangre de manera directa. Las máquinas de aféresis que existen en América Latina ingresaron hace aproximadamente 10 años”, afirma Alexandra Caro bacterióloga con Especialización en Banco de Sangre y gerente de Producto en Simed.

    Las máquinas de aféresis tienen dos objetivos principales: el primero es colectar un componente de la sangre para que luego sea transferido, como en el caso de la extracción del plasma convaleciente de pacientes recuperados.

    El segundo objetivo de las máquinas de aféresis es que sirva de manera terapéutica para diversas enfermedades autoinmunes.

    La Cruz Roja emprendió un proyecto que consiste en que las personas recuperadas de covid-19 se acerquen a donar su plasma y así se logre salvar más vidas.

    Simed es parte de este proyecto y fue escogido por la Cruz Roja debido a su experiencia y altos estándares, además de que ya existía una relación comercial previa de por medio. En el Hemocentro de la Cruz Roja están instaladas máquinas de aféresis de Simed y por eso surge esta alianza estratégica.

    “Este proyecto durará hasta que aparezca un tratamiento efectivo para combatir el covid-19. Esta es una alternativa terapéutica y nosotros, como firma que practica la responsabilidad social empresarial, apoyamos a esta campaña hasta que lo necesiten los pacientes que resultaron contagiados”, explica Alexandra Caro.

    El plasma convaleciente se administra en las casas de salud donde están hospitalizados los pacientes con covid-19.

    Esta decisión de transfusión de plasma es médica y la toman los especialistas tratantes de las personas afectadas por covid-19.

    El proceso de extracción de plasma convaleciente se pone en marcha cuando personas que ya se recuperaron del covid-19, se aceran a la Cruz Roja u hospitales públicos y privados para hacer su donación. En estos sitios, el donante se conecta a unos procesadores celulares automatizados.

    En su interior, estas máquinas tienen una centrifuga que separa los diferentes componentes de la sangre. En este caso, se separa el plasma del paciente recuperado.

    Este es el que se va a utilizar para la transfusión a pacientes graves con covid-19 que están en una unidad de cuidados intensivos o conectados a un respirador.

    Las entidades que aceptan la donación de plasma a escala nacional son la Cruz Roja Ecuatoriana en Quito y Guayaquil, el Hospital Metropolitano, el Hospital Carlos Andrade Marín (Quito), y el Hospital de Especialidades Teodoro Maldonado Carbo (Guayaquil).

    En países desarrollados y golpeados fuertemente por la pandemia como EE.UU., Reino Unido y España, entre otros, la práctica de donación de plasma ha sido ampliamente difundida.

    En un reporte publicado en la Sociedad Estadounidense de Hematología se señala que esta práctica médica data de hace casi 100 años y ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de la rabia, la hepatitis B, la polio, el sarampión, la influenza y el Ébola.

    Estudios citados por este cuerpo médico señalan que el uso de el plasma para tratar pacientes severamente afectados con covid-19 tiene resultados positivos.

    Hasta principios de junio, en EE.UU. se había realizado la transfusión de 7 000 unidades de plasma convaleciente en 5 000 enfermos afectados con covid-19.

    El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS por sus siglas en inglés) también tiene un programa para donación de plasma. Hasta el viernes pasado, 17 131 unidades de plasma fueron recolectadas para distribuirse entre 175 hospitales de país europeo.

    La máquina de aféresis Trima extrae el plasma del paciente recuperado de covid-19 que contiene anticuerpos para los pacientes más graves.
    La máquina de aféresis Trima extrae el plasma del paciente recuperado de covid-19 que contiene anticuerpos para los pacientes más graves. Foto: Cortesía Simed
  • Ximena Garzón: ‘La empatía y la formación permiten manejar a los equipos’

    Patricia González

    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    Cambiar una llanta o la batería de un carro, nunca fue un problema para Ximena Garzón. Su padre, Patricio, le enseñó desde joven ciertas habilidades de mecánica, plomería, electricidad –que históricamente la sociedad ha vinculado con los hombres–, para que nunca tuviese que depender de nadie.

    “Nos enseñó a ser seres humanos independientes”, recuerda Ximena, quien tiene una hermana menor. De su madre, Ximena Villalba, aprendió que es posible conjugar la vida profesional con el cuidado de los hijos.

    Esta mujer es Doctora en Medicina y Cirugía, por la Universidad Central del Ecuador. Tiene una maestría en Seguridad del Trabajo y Prevención de Riesgos Laborales y un PhD en Salud Pública con concentración en Salud Ocupacional, por la Universidad del Sur de la Florida (EE.UU.).

    Se casó y fue madre muy joven, con 24 años. Considera que la mayor responsabilidad de una persona es “criar seres humanos felices”. Es por ello que durante la infancia de su único hijo procuró buscar trabajos que le permitieran pasar más tiempo con él. Luego, retomó con fuerza su desarrollo profesional.

    Durante 14 años laboró como médica del Hotel Quito. Fue Subdirectora de Docencia e Investigación del Hospital del IESS Quito Sur y, actualmente, es coordinadora de Docencia en el Hospital Carlos Andrade Marín, del IESS. Es docente de postgrado en la Universidad Central y en la Universidad de las Américas, en las cátedras de Epidemiología
    e Investigación.

    Discriminación

    “Ninguna mujer está libre de eso. Cuando me gradué del colegio, un par de amigos hombres me dijeron que no estudiara medicina, que me buscara algo más ‘light’, porque mi marido no me iba a dejar ejercer. En la universidad, terminé la carrera embarazada, y el Coordinador de Docencia del hospital donde hacía el internado no me podía ni ver por eso, me decía que me fuera y que regresara después de dos años. Fue una experiencia terrible. En el Hotel Quito, un hombre de alto cargo no me respetaba como médico por ser mujer. En el Hospital del IESS Quito Sur, otra mujer que era líder ejercía acoso psicológico únicamente sobre las tres mujeres que éramos subdirectoras, no sobre los hombres”.

    Equidad

    “Pese a que tenemos una cultura machista, sí hay oportunidades laborales para las mujeres. Si tienes una formación adecuada y demuestras tus capacidades, te dan oportunidades. A mí se me han abierto las puertas por lo que soy. En Ecuador no existen diferencias de pagos entre hombres y mujeres; en Estados Unidos, sí. No voy a negar que para una mujer ser médico es complicado. Por ejemplo, al estar embarazada o cuando se tienen niños pequeños y debes hacer turnos es muy duro”.

    Liderazgo

    “He visto muchas líderes mujeres, especialmente jóvenes, hay gente brillante en muy buenos cargos. Muchas veces nosotras mismas nos ponemos las barreras. Es cuestión de formación. A quienes nos criaron sin limitaciones de género hemos llegado a ser lo que hemos querido. El apoyo de una pareja es importante.

    Mi característica como líder es la empatía. Siempre he tratado a las personas como seres humanos, no como objetos. He manejado conflictos en grupos grandes, promocionado la empatía entre ellos. He tenido que ser estricta. Un hospital es un organismo, tiene que trabajar en conjunto; he tratado de que entiendan que todos somos iguales, y tenemos derechos y obligaciones”.

    Ser madre y el equilibrio

    “Nunca me compliqué mucho, tenía el modelo de mi mamá, de trabajar y cuidar de sus hijos. Mi hijo era responsable, nunca me dio problemas. Además, siempre he tenido el apoyo incondicional de mi marido, sin ese apoyo no hubiese llegado a donde estoy ahora. Cuando vivíamos en EE.UU., por mi doctorado, él continuó trabajando remotamente y además estaba dedicado a nuestro hijo, lo llevaba a sus entrenamientos de natación. Mientras, yo estudiaba de lunes a domingo.

    Yo tengo dos lemas. Uno es que soy súper disciplinada. Y el otro: “La constancia vence lo que la dicha no alcanza”. La mayoría no nace genio, es promedio. Pero, la diferencia entre una persona promedio y una promedio constante, es grande. Si uno se traza metas, no hay límites. Yo me paro a las 5:00 a hacer ejercicio, corro una hora y media todas las mañanas. En mi trabajo tengo un esquema. Y en la casa, compartimos tareas”.

    Ximena Garzón es médica cirujana, con un PhD en Salud Pública.
    Ximena Garzón es médica cirujana, con un PhD en Salud Pública. Foto: Cortesía
  • María Fernanda Heredia: ‘La pasión por el trabajo es vital en las carreras científicas’

    Cristina Marquez

    Redactora (I)

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    María Fernanda Heredia es una experta en biofísica molecular, una carrera poco común en su natal Riobamba. Ella se convirtió en una de las científicas más respetadas de la ciudad tras descubrir mediante una novedosa técnica el biomarcador de la esclerosis múltiple.

    Ese hallazgo le permitirá a los médicos diagnosticar esa enfermedad incluso si los pacientes aún no demuestran síntomas. Su investigación también abrió el camino para que otros investigadores continúen y amplíen el estudio en la Universidad de La Calabria en Italia.

    De 29 años, se abre camino como docente de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, y se prepara para iniciar junto a sus estudiantes un estudio para caracterizar los tipos sanguíneos de la región andina. Este estudio le permitirá posteriormente iniciar nuevas investigaciones sobre enfermedades neuro degenerativas con alta incidencia en Ecuador. 
    Mujeres y ciencia. 

    “A pesar de que estamos en el siglo de la inclusión, la información y la tecnología, la presencia de las mujeres en carreras científicas como la biofísica no es muy frecuente, y cuando hay alguna la gente piensa que no logrará graduarse. Tuve la oportunidad de acceder a una beca para especializarme en biofísica molecular en la Universidad de La Calabria en Italia. En el grupo de 20 estudiantes oriundos de varios países del mundo sólo estábamos seis mujeres y algunos compañeros dudaban que concluiríamos la carrera, pero fuimos las primeras en graduarnos y con mayor puntaje.

    Las maestras del curso me inspiraron, son mujeres inteligentes y muy fuertes en su área. Nosotras tenemos cualidades que nos ayudan a sobresalir, somos perseverantes, responsables y comunicarnos con un equipo nos resulta más fácil”.

    El reto de estudiar lejos

    “Viajé a Italia sin conocer el idioma, pero con muchos deseos de progresar en mi carrera. En Ecuador aún no hay universidades que ofrezcan postgrados en física y hay muchas ramas de esa ciencia que están inexploradas, eso me motivó a viajar.

    La experiencia cultural fue muy enriquecedora, conviví en la residencia universitaria con amigas de varios países del mundo. Allí se hablaban seis idiomas distintos.

    Estar lejos de la familia y amigos es un reto que sólo puede superarse cuando se tiene en mente el objetivo. El mío era conseguir mi especialidad y dedicaba casi todas las horas del día a estudiar, no tuve tiempo para deprimirme”.

    La física y la medicina

    “La combinación de dos ciencias, la física y la medicina, es algo que me apasiona desde mi juventud. Mediante la física podemos entender lo que ocurre en el cuerpo humano y cómo actúan las enfermedades. Empecé a estudiar la esclerosis múltiple en el 2017, cuando me enteré que era una enfermedad degenerativa con alta incidencia en Europa.

    El estudio duró cerca de un año y me enfoqué en estudiar las proteínas de la sangre. El mayor logro fue encontrar en el plasma sanguíneo el biomarcador de la enfermedad.

    Durante meses comparé la cantidad de mida 1 y 2 (proteínas de la sangre), de pacientes con esclerosis y de personas que tienen la enfermedad. Logré determinar una diferencia mediante una técnica estadística y así identificamos el biomarcador, que podría utilizarse como un mecanismo para el diagnóstico temprano y tratamiento de la enfermedad.

    El estudio fue patrocinado por la universidad de La Calabria y se considera un avance muy significativo para la ciencia debido a que se considerará un estudio base para nuevas investigaciones que ayuden en el tratamiento de esa enfermedad neurodegenerativa.

    Las nuevas generaciones

    “La docencia es una experiencia nueva y emocionante. Ahora soy la mentora de una nueva generación de investigadores y científicos en la misma universidad en la que me eduqué en mi pregrado.

    Las nuevas generaciones heredan un desafío importante: explorar las ramas de la física de las que aún no se conoce mucho. Es vital que los jóvenes entiendan que para avanzar es vital la pasión y el amor por la profesión que han elegido, por eso siempre les recomiendo leer artículos científicos en inglés y estar informados de los avances que se logran en otras universidades del mundo.

    Ellos son quienes nos tomarán la posta en algún momento y por eso pieso que ser docente implica una gran responsabilidad. Mi objetivo es motivarlos a investigar y descubrir por su propia cuenta.

    El próximo año iniciaremos el proyecto de caracterización sanguínea, que consiste en identificar las características particulares de las personas de esta región. Este estudio será una punto de partida para nuevas investigaciones sobre enfermedades degenerativas”.

    Con sus estudios, esta investigadora riobambeña aporta al estudio dela esclerosis múltiple. Se especializó en Italia.
    Con sus estudios, esta investigadora riobambeña aporta al estudio dela esclerosis múltiple. Se especializó en Italia. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
  • La innovación llegó al calcetín

    Modesto Moreta

    Coordinador (I)

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    Las medias de compresión para várices y las antiembólicas son los nuevos productos que la firma de calcetines Textidor presentó al mercado.

    Tras varios procesos de innovación con tecnología de punta y el uso de materiales inteligentes, la marca ambateña diseñó estas prendas que mejoran la circulación, ayudan a la prevención de la hinchazón de las várices. Además, dan alivio a las piernas y pies cansados.

    También tiene otras líneas de confección de medias con diseños coloridos y elegantes dirigidos a ejecutivos, niños, jóvenes y adultos, que visten con un ‘look’ casual o formal. En el 2018 la empresa facturó USD 380 175.

    Los ejecutivos de la empresa iniciaron este proceso en el 2016 cuando decidieron invertir en la investigación para producir medias que no se fabricaban en el país. “Antes las empresas especializadas en salud exportaban las medias de compresión y antiembólicas, ahora nosotros buscamos cubrir parte del mercado nacional”, explica el gerente César Buenaño.

    La desaceleración económica que afectó a esta firma también obligo a innovar. Fue por ese momento complicado que desarrolló la línea medias de compresión para tratamiento de las várices y las antiembólicas.

    En la planta industrial, localizada en el sur de Ambato, el movimiento es incesante. Un grupo de colaboradores apura el trabajo de planchado y empaquetado de los calcetines.

    Desde que este producto para la salud salió al mercado, las ventas están en ascenso. En la actualidad produce 8 000 pares de medias de compresión y antiembólicas al mes. Los principales mercados son Quito, Guayaquil, Cuenca y Ambato.

    Antes del empacado los calcetines son planchados. Dos personas son las encargadas de realizar este trabajo en la empresa.
    Antes del empacado los calcetines son planchados. Dos personas son las encargadas de realizar este trabajo en la empresa. Foto: Glenda Giacometti / Líderes

    Buenaño explica que tienen expectativas para abrir la exportación de su producto en Bolivia y a otros países de América Latina. Para lograr este objetivo, a inicios de este año participaron de una feria de productos de innovación y de negocios en el país del Altiplano. Ahí exhibieron su producto especializado para la salud. “Ya comenzaron las negociaciones para ingresar a ese mercado”.

    La inversión inicial en el proyecto fue de USD 150 000 y en la actualidad alcanzó los USD 300 000 en la compra de máquinas de última tecnología.

    La historia de la industria de calcetines Textidor comenzó a escribirse en 1984, cuando César Buenaño luego de que sus dos proyectos de emprendimientos en la confección de camisas, en 1970, y la fabricación de telas para colchas de bebé, en 1978, cerraran.

    Pensó que el negocio en la fabricación de medias de calidad daría resultados. Invirtió 5 millones de sucres en la compra de cinco máquinas tejedoras a su hermano, quien dirigía un pequeño negocio de confección de polines para deportistas.

    El trabajo del emprendimiento arrancó con cuatro personas en la producción de medias para los deportistas, posteriormente innovó la maquinaria y empezó a tejer la línea para niños, jóvenes y ejecutivos. Buenaño cuenta que su emprendimiento fue de los primeros en producir medias en algodón.

    El producto tenía demanda especialmente en valles cálidos y la Costa ecuatoriana. Sin embargo, empresas más grandes comenzaron a competir con productos similares. Aun así, nunca dejaron de invertir en nueva maquinaria. Al momento esta industria produce 33 000 pares de medias al mes, que distribuyen a las grandes cadenas comerciales de ropa y pequeños almacenes en todo el país.

    En 1996, la compañía tuvo un cambio de timonel. Geovanny Buenaño, hijo de César, asumió la administración de la empresa. Eso dio un giro al negocio puesto que comenzó a innovar los productos con nuevos diseños.

    Actualmente la empresa cuenta con registros sanitarios, sistemas de gestión como ISO 9001 e ISO 13485, que es para controlar la calidad de dispositivos médicos. “Eso nos permitirá exportar a la Comunidad Europea”, asegura Buenaño.

    Hace dos años la empresa Ortomédica, de Quito, comenzó a comercializar las medias para las várices con buenos resultados. Fabricio Chávez, representante de Ortomédica, explica que anteriormente no había una industria local que supla la necesidad de estos productos y eran importados. “Ahora estamos fomentando la industria nacional productos con calidad”.

    Ortomédica comercializa en sus 13 puntos de comercialización en Quito, Guayaquil y Ambato. Es más, las ventas subieron entre el 40 y 50%.

    La tecnología y las materias primas que Textidor emplea en la fabricación de sus productos son de calidad y ahora se proyecta a la exportación.
    La tecnología y las materias primas que Textidor emplea en la fabricación de sus productos son de calidad y ahora se proyecta a la exportación. Foto: Glenda Giacometti / Líderes
  • La medicina andina es su oferta

    Cristina Marquez

    Las terapias naturales y las consultas con ancianos indígenas que practican la medicina andina son parte de la oferta del Hospital Andino Alternativo de Chimborazo.

    Este hospital agrupa en su ­planta de profesionales a médicos, especialistas y enfermeras con naturópatas, yachaks, parteras y sobadores.

    Esa casa de salud cuenta, además, con un área completa de medicina alopática (tradicional), con 25 especialidades médicas. Ofrece servicio de hospitalización y tiene uno de los quirófanos mejor equipados de Riobamba.

    La entidad pertenece a la fundación que lleva el mismo nombre del hospital y es presidida por la Diócesis de Riobamba. El Hospital Andino no tiene fines de lucro y tiene precios asequibles para los segmentos socioeconómicos medio y bajo.

    La iniciativa surgió en la década de 1960, cuando Leonidas Proaño, exobispo de Riobamba, fundó los consultorios médicos populares. “Es esa época, la salud no era ni universal ni gratuita, no todos contaban con los recursos para acceder a este servicio, así que la Diócesis decidió ayudar”, explica Edwin Lara, gerente del hospital.

    Los consultorios populares tuvieron alta acogida y más personas se sumaron al proyecto, entre ellos el párroco Wolfgang Schaft, quien donó parte de su herencia para la construcción de una infraestructura propia, el Municipio de Riobamba, y varias Organizaciones de ayuda de Alemania.

    Schaft también gestionó ayuda con varias organizaciones alemanas y consiguió la donación de equipos quirúrgicos de alta tecnología que se utilizan en la atención ciudadana.

    El hospital se inauguró oficialmente en el 2002. Las campañas de atención gratuita y amplios estudios médicos en sectores donde habitan personas en condiciones de pobreza se convirtieron en los proyectos bandera de la institución por lo que llegaron a convertirse en un referente de ayuda social en Riobamba.

    Pero lo que caracteriza a este centro hospitalario son sus tres áreas de medicina avaladas por el Ministerio de Salud y por la Organización Mundial de la Salud. Antes de la inauguración del Hospital los Yachaks, atendían a sus pacientes en las comunidades.

    “Estamos orgullosos de contar con dos áreas médicas adicionales a la medicina tradicional. Estas áreas no están relacionadas entre sí, son independientes. Pero en algunos casos se hacen derivaciones, en los casos tratados por el psicólogo, por ejemplo”, explica el gerente del establecimiento.

    En el área de medicina complementaria trabajan en la actualidad naturópatas y médicos especialistas en acupuntura, homeopatía y osteopatía. Allí se ofrecen 10 terapias como terapia neural, reflexología, reiki, entre otras, que tienen un costo que oscila entre USD 15 y 20.
    “Estas terapias son ideales para el estrés, la depresión y la ansiedad. En la última temporada hemos tenido muchos pacientes con síndrome de Bornout, afectados por estrés laboral”, cuenta Sonia Carrera, coordinadora del área complementaria.

    En el área andina trabajan ocho personas, entre parteras, sobadores y yachaks, ellos ofrecen combinaciones de hierbas medicinales y baños de vapor para tratar ‘malas energías’ y espantos, u otras patologías como golpes y dolores musculares.

    “Todo lo que hacemos aquí es gracias al conocimiento que heredamos de nuestros abuelos. Los remedios los preparamos con una combinación de plantas que conseguimos en los páramos y con nuestra habilidad para liberar la mala energía que puede enfermar a una persona”, explica María Gualla, coordinadora del área andina.

    Ella se sumó a la planta del Hospital Andino hace 13 años. “Nunca me imaginé que algún día podría trabajar en un hospital y prestar un servicio formal, porque antes en las ciudades nuestros cono­cimientos eran menospreciados”, dice Gualla.

    Este emprendimiento social continúa con su labor y se apoya en su equipo de trabajo. 50 especialistas laboran como prestadores de servicios profesionales en la actualidad en el Hospital Andino Alternativo Chimborazo.

    Eduardo Silva, Verónica Vivar, Edwin Lara, Sonia Carrera y María Ashpa son parte del equipo del hospital. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Eduardo Silva, Verónica Vivar, Edwin Lara, Sonia Carrera y María Ashpa son parte del equipo del hospital. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Telecomunicaciones y Medicina se suman a su oferta académica

    Redacción Quito

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    Medicina e Ingeniería en Telecomunicaciones son las nuevas carreras en la oferta académica desde este semestre, la Universidad Técnica del Norte, ubicada en Ibarra.

    Hace tres años, la casona universitaria inició con los procesos administrativos para la aprobación de la carrera de Medicina ante el Consejo de Educación Superior (CES) y la Secretaría Nacional de Educación, Ciencia y Tecnología (Senescyt), señala Widman Martínez, director de Comunicación de la universidad. Hace un año, el mismo trámite se gestionó para la carrera en Ingeniería en Telecomunicaciones.

    Rocío Castillo, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, indica que desde hoy 35 estudiantes inician clases. La inversión solo para esta carrera bordea USD 1 millón; e incluye la construcción de una clínica de simulación, laboratorios de morfofisiología, microbiología, parasitología, bioquímica, embriología, histología.

    Édgar Maya, coordinador de la carrera de Ingeniería en Telecomunicaciones, dice que la inversión también es de USD 1 millón. Para la enseñanza de esta asignatura, unos 25 profesores con maestría y PhD impartirán clases desde marzo del 2017.

    Foto: cortesía UTN La UTN tiene 36 licenciaturas de pregrado, entre modalidad presencial y semipresencial. Además cuenta con el área de posgrado, en la que tienen cuatro profesiones.
    Foto: cortesía UTN
    La UTN tiene 36 licenciaturas de pregrado, entre modalidad presencial y semipresencial. Además cuenta con el área de posgrado, en la que tienen cuatro profesiones.
  • De la cocina a la medicina, IBM apuesta a la inteligencia artificial a gran escala

    Agencia AFP

    Ganó el juego de televisión ‘Jeopardy’. Publicó un libro de cocina. En el futuro, tal vez cure el cáncer. IBM tiene grandes ambiciones para su súpercomputadora Watson, que representa un gran triunfo en su esfuerzo de reinvención.

    Burritos de carne y chocolate, postres con tocino y champiñones: éstas son algunas de las recetas que el ‘Chef Watson’ propuso degustar en una conferencia organizada esta semana en Nueva York por el grupo informático estadounidense para demostrar las posibilidades de su súpercomputadora. Y, de paso, convencer a los desarrolladores a crear nuevas aplicaciones.

    «Watson nos da los ingredientes para hacer un plato, seleccionados para que vayan bien juntos», y luego un verdadero cocinero imagina una receta, explicó James Briscione, director de desarrollo culinario de la escuela de cocina ICE de Nueva York.

    Concretamente, detalló, se le indica a la computadora qué tipo de preparación se quiere hacer (ensalada o burrito, un plato o un postre, a la portuguesa o a la coreana…) y un primer ingrediente.

    A partir de allí, Watson agrega otros tres. Y, cada vez, «es una combinación de ingredientes que a nadie se la habría ocurrido». Watson ha ingerido miles de recetas de la revista Bon Appétit para entender la composición básica de los platos.

    También tiene una base de datos de composiciones químicas de los alimentos para determinar los principales matrimonios de sabores. Si, por ejemplo, propone casar fresas con champiñones, lo hace porque comparten un compuesto químico.

    Los mejores resultados están en un libro lanzado en abril. La aplicación reivindica varios miles de usuarios, pero «Chef Watson» es apenas una de las aplicaciones de esta súpercomputadora. «Todos estamos dispuestos a hacer negocios», afirma Florian Pinel, jefe ingeniero del proyecto.

    Han tenido conversaciones con supermercados y grupos alimentarios, pero hay otras declinaciones en sectores como la salud. El grupo farmacéutico Sanofi quiere utilizar a Watson para encontrar nuevos usos para medicamentos ya existentes.

    Sin límites

    Watson, bautizado así por el primer presidente de IBM, Thomas Watson, combina dos nichos prometedores en torno a los cuales la centenaria empresa busca reinventarse: el ‘big data’ (cantidades masivas de datos que genera la creciente digitalización de la sociedad) y la ‘nube’ (servicios inmateriales en línea).

    Con esto en mente, a principios de 2014 IBM anunció USD 1 000 millones en inversiones en una nueva división consagrada exclusivamente a este proyecto en desarrollo desde hace años, que abrió a cooperaciones comerciales. Cerca de una veintena de sectores de actividad están involucrados actualmente.

    En el terreno de la salud, uno de los más prometedores, IBM acaba de crear una plataforma dedicada (Watson Health) con la cual el grupo farmacéutico Johnson & Johnson o el fabricante de bombas de insulina Medtronic buscan concebir sistemas de control pre y post operatorio y tratar a los diabéticos.

    Además, IBM anunció esta semana su asociación con 14 clínicas y centros de salud estadounidenses especializados en el tratamiento del cáncer, que empezarán a usar la súpercomputadora Watson para acelerar análisis de ADN y determinar tratamientos personalizados para sus pacientes.

    Mientras que los médicos pasarían semanas estudiando cada mutación y la literatura científica existente, Watson es capaz de obtener resultados en «pocos minutos», asegura IBM, destacando que esto podría permitir que una mayor cantidad de pacientes acceda a tratamientos adecuados.

    En materia de finanzas, Watson correlaciona los datos de los clientes de un banco con las notas de los analistas sobre ciertos productos para ayudar a los asesores de inversión. En el comercio, facilita la comparación entre diferentes productos disponibles y determina cuál se adapta mejor al comprador.

    Y en el sector petrolero, la firma británica Arria imaginó integrar Watson a su sistema de vigilancia de fugas en las refinerías. «La aplicabilidad de la tecnología no tiene límites, siempre que haya grandes cantidades de datos», dijo Mike Rhodin, vicepresidente de IBM a cargo de Watson. 

    IBM ha anunciado una inversión de USD 1 000 millones en el proyecto Watson, que combina la 'big data' y la 'nube'. Foto: Wikicommons
    IBM ha anunciado una inversión de USD 1 000 millones en el proyecto Watson, que combina la ‘big data’ y la ‘nube’. Foto: Wikicommons
  • Latinoamérica busca exportar insumos para medicina regenerativa a Europa

    Agencia EFE

    Tejidos óseos y láminas acelulares obtenidas a partir de porcinos y de uso extendido en la medicina regenerativa se busca exportar a partir del próximo año a Europa.

    Una empresa colombiana que ya comercializa sus productos en Nicaragua y República Dominicana. 3Biomat, fundada en 2009 en Bogotá por los hermanos Ricardo y Carolina Beltrán, descubrió una oportunidad de negocio en el desarrollo de insumos para la medicina regenerativa, que se encarga de restaurar tejidos y órganos en humanos.

    A partir de partes de porcinos la compañía crea tejidos óseos, que se utilizan en cirugías maxilofaciales, y tejidos extracelulares para neurocirugía, cirugía pediátrica y cuidado de heridas, entre otros procedimientos.

    «La finalidad de los productos que hacemos es la de mejorar la salud de los pacientes que por diferentes razones han perdido un tejido y mediante un tratamiento buscan regenerarlo», dijo a Colombia.inn, agencia operada por Efe, la directora comercial y cofundadora de la firma, Carolina Beltrán.

    La empresa utiliza para sus procesos la capa submucosa del intestino delgado del porcino y la matriz ósea del fémur de animales criados en EE.UU. y certificados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés).

    «Garantizamos que los cerdos son criados en confinamiento y con una dieta ciento por ciento vegetal para que estén libres de patógenos como salmonella, staphylococcus y escherichia coli, entre otros, que pueden transmitirse y hacerle daño a las personas», indicó.

    Tras someter a procesos mecánicos, químicos y físicos los tejidos empleados como materia prima, los especialistas de 3Biomat obtienen una lámina extracelular cuyo tamaño varía de los 15×22 milímetros a los 20×30 centímetros, y que para los médicos resulta fácil de manipular, cortar, suturar, doblar y fijar en el cuerpo humano.

    «En neurocirugía nuestro producto se usa para regenerar la duramadre, que es la membrana que protege el sistema nervioso central, porque cumple un papel de barrera dándole un soporte a las células para que repoblen el tejido debilitado», comentó Beltrán.

    Además hacen hueso particulado que se usa para regenerar el hueso maxilofacial. «Se emplea en odontología debido a que es altamente resistente a las infecciones y ayuda a la regeneración ósea de pacientes que han perdido dientes y dejan pasar mucho tiempo para hacerse un tratamiento», explicó Beltrán.

    3Biomat ha logrado disminuir sus precios con respecto a la competencia y en el caso de las mallas más grandes las ofrece a USD 2.231 frente a los 6.086 del mercado. «Esta ventaja competitiva es posible gracias a que estamos en la capacidad de fabricar grandes volúmenes de producto que pueden llegar a las 2.000 unidades en 10 días en lo que respecta a regeneración celular», apuntó la emprendedora.

    Beltrán aseguró que como parte de su «política de solidaridad» procuran que los productos «sean asequibles a personas de bajos recursos económicos tanto en Colombia como en los demás países de América Latina para optimizar su calidad de vida».

    La compañía, conformada por 15 profesionales de distintas áreas, vende el 85 % de su producción en Colombia y el resto a Nicaragua y República Dominicana, entre otras naciones de Centro y Suramérica.

    En 2014 3Biomat cerró con una facturación de USD 148.000 y para este año prevé alcanzar los 445.000 dólare en ventas.
    Con el propósito de llegar a Europa y otros países de América Latina este emprendimiento inició un proceso para obtener la certificación internacional ISO13485, que rige a los fabricantes de dispositivos médicos, y conseguir el marcado CE para comercializar en la Comunidad Europea.

    También ha puesto en marcha, con el apoyo de iNNpulsa Colombia, la unidad del Gobierno que promueve el crecimiento empresarial extraordinario, un proyecto para adquirir equipos, producir polímeros reabsorbibles y mejorar su estrategia de ventas.

    Procesos que desarrolla la compañía colombiana 3Biomat, en Bogotá (Colombia). Tejidos óseos y láminas acelulares obtenidas a partir de porcinos y de uso extendido en la medicina regenerativa busca exportar a partir del próximo año a Europa. Foto: EFE
    Procesos que desarrolla la compañía colombiana 3Biomat, en Bogotá (Colombia). Tejidos óseos y láminas acelulares obtenidas a partir de porcinos y de uso extendido en la medicina regenerativa busca exportar a partir del próximo año a Europa. Foto: EFE
  • Jorge Uquillas, sus ideas innovan en la medicina

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    Unos 40 minutos le toma llegar desde su nueva casa hasta su lugar trabajo. Desde septiembre del año pasado, Jorge Uquillas viaja en autobús -hasta que compre un auto- que lo transporta desde Ibarra al campus de Yachay, en Urcuquí (Imbabura).

    En el trayecto que conduce a este centro educativo en construcción, montañas y laderas verdes forman parte del paisaje que convencieron a este quiteño, o como el mismo se autodenomina «puembeño» (oriundo de Puembo, parroquia rural ubicada al oriente de Quito), a radicarse en la ‘Provincia de los lagos‘ .

    Pero más allá de un ritmo de vida apacible, la idea de fundar la carrera de ingeniería biomédica en el país, le convenció dejar Boston (EE.UU.).

    Uquillas, a sus 34 años de edad, es el director de los departamentos de Ingeniería Biomédica y Química de la Universidad de Yachay Tech.

    Cuando se mudó, luego de 14 años fuera de Ecuador, culminó su etapa de investigador en el Departamento de Medicina del Hospital Brigham and Women, debido a su posdoctorado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. También, realizó otro posdoctorado en el Departamento de Ciencias de la Salud y Tecnología del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

    Uquillas, entre algunos de sus trabajos, desarrolló técnicas de vascularización en tejido óseo utilizando biorreactores, además de trabajar en ingeniería de cartílago utilizando ‘high-troughput screening‘ (método probado para la identificación de nuevas y potentes entidades químicas).

    En definitiva, el trabajo de este científico consiste en desarrollar tecnologías, equipos y terapias médicas.

    Este académico creció en medio de prótesis, rayos X y libros de medicina, debido a que su padre, Alfredo Uquillas Freire y su tío abuelo, Gonzalo Uquillas Loaiza, fueron cirujanos ortopédicos y traumatólogos.

    Gracias a esa influencia, cuando culminó la secundaria en el Colegio San Gabriel, en 1998, decidió estudiar ingeniería química en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Carlos Romero fue compañero de clase de Uquillas en la secundaria jesuita. Él, quien actualmente es gerente de riesgos en una aseguradora, lo recuerda como alguien «balanceado». Era un buen estudiante, pero también realizaba otras actividades. Por ejemplo, Romero lo recuerda como «un destacado billarista».

    Asimismo, en sus tiempos libres tenía una banda de rock junto con sus compañeros; él tocaba la batería e interpretaban canciones de bandas de ese género, como las de la argentina Soda Stereo, cuenta Romero.

    Su primer contacto con el mundo académico estadounidense fue cuando realizó un intercambio en la Universidad de Carolina del Norte, donde estudió química orgánica y computacional en el 2002. Un año después se graduó de ingeniero químico en la USFQ.

    César Zambrano, decano de la Escuela de Ciencias de ese centro educativo, fue profesor de química de Uquillas durante tres semestres.

    El catedrático cuenta que «no era un estudiante destacado y nunca buscó destacar». Sin embargo, dice Zambrano, identificaron su potencial para estudiar en el extranjero. De hecho, él le recomendó que ingresara en la Universidad de Purdue, Indiana, EE.UU.

    «Uqui», como le conocían en la USFQ, «fue el estudiante con la defensa de tesis más larga de su facultad, que duró cerca de dos horas y media», comenta Zambrano. Su trabajo consistía en un biorreactor para estudiar el crecimiento bacteriano.

    En el 2004, Uquillas estudió su maestría en ingeniería química y biológica en el Instituto Tecnológico de Florida (FIT, por sus siglas en inglés). Ahí desarrolló una tesis que consistió en crear un reactor bioquímico, para utilizarlo en estaciones espaciales de la NASA.

    Posterior a ello, en el 2007, el ecuatoriano hizo su doctorado en Purdue en ingeniería biomédica, con especialización en Ortopedia y Traumatología. Su disertación consistió en desarrollar tendones y ligamentos artificiales utilizando ingeniería de tejidos.

    Ozan Akkus, profesor de los departamentos de Ingeniería Biomédica y Cirugía Ortopédica de Case Western Reserve University (Ohio, EE.UU.), fue uno de sus mentores. Akkus, a través de un correo electrónico, señala que la característica más importante de Uquillas es su amabilidad. «Siempre discreto y respetuoso con todos. Él era un jugador ávido de fútbol y él todavía está involucrado en el deporte, pero en menor medida».

    Akkus, quien mira al ecuatoriano como un «invistigador dedicado», compartió con él una vivienda por un mes y gracias a ello -sostiene- que es «muy maduro, confiable, y muy ordenado».

    Cuando no está trabajando en sus proyectos académicos a Uquillas le gusta tocar la batería y percusión. También practica deportes, como la natación y el atletismo. Escucha bandas de rock progresivo como Dream Theater y lee con frecuencia a Cortázar y Benedetti.

    Sus ideas innovan en la medicina

    Su aporte. Fue el mentalizador, organizador principal, y director del Comité Científico del Primer Congreso de Ingeniería Biomédica y Modelización Matemática en Biociencias del Ecuador.

    Publicaciones. Su investigación y contribuciones científicas se han difundido en más de 25 publicaciones y exposiciones en el mundo académico.