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  • Salarios con mejor gestión

    Enfoque / El Comercio De Lima (GDA)

    Hay que cuidar que los costos de la planilla no crezcan exponencialmente. Si una empresa no está en condiciones de subir salarios, debe evaluar el desempeño de sus empleados y saber compensar el trato en el ambiente laboral, analizando lo que necesita el equipo.

    Hay que averiguar en qué situación está nuestra empresa. Para eso debemos realizar una encuesta anónima interna con el objetivo de conocer la percepción de nuestros empleados sobre el clima laboral, el trato justo, las capacitaciones, los planes de carrera, los salarios, etc.

    Todo esto para identificar aquello en lo cual se está invirtiendo bien y en lo que no se hace lo debido. Esta encuesta debería ser realizada por un tercero, que no tenga vinculación con la empresa, para asegurar transparencia y honestidad en las respuestas.

    Paralelamente, hay que contar con información sobre el mercado laboral de nuestro entorno, para saber lo que ofrecen los competidores en los diferentes puestos. Esta información la debemos utilizar para identificar nuestras bandas salariales y lo que deberíamos pagar y ofrecer al equipo de trabajo por cada puesto en la empresa.

    Una forma de cuidar nuestros costos de planilla es la diferenciación: los incrementos salariales deben estar ligados al mérito y no entregarse en bloque. Aquellos que destacan deben saber que se los premia y aquellos que no, podrán identificar el porqué no se les sube el sueldo.

  • El cuy tiene mejor presencia en su negocio

    Redacción Quito

    ¿Se imagina degustar piernas de cuy en salsa barbecue o en salsa gourmet? Esta idea, que en principio les parecía “descabellada” y que tendría poca aceptación en el mercado, la hicieron realidad Andrés Pazmiño, José Lema y Wendy Torres.

    Ellos estudiaron Ingeniería Agropecuaria en la Escuela Politécnica del Ejército (Espe), y luego de tener dificultades para conseguir empleo -al egresar de su carrera- decidieron emprender.

    Hace dos años, Pazmiño barajaba varias opciones. Pero la que más le llamó la atención fue el procesamiento de la carne de cuy. A él le pareció un nicho de mercado no explorado. Por ello, junto a José Lema acudieron a restaurantes para realizar un sondeo y verificar la aceptación que tendría este tipo de carne en salones y entre el consumidor final.

    Lo que encontraron en su estudio fue que a los consumidores les gustaba el cuy, pero no su apariencia. Por esta razón, decidieron darle una mejor presentación. Luego de verificar que este producto podría contar con buena aceptación decidieron empezar el negocio. En principio, invirtieron cerca de USD 300 para adquirir una empacadora y los cuyes para ser procesados.

    Uno de los procesos que les llevó más tiempo fue encontrar proveedores, debido a que la mayoría no les entregaba cuyes con un peso uniforme.

    Tras la búsqueda, encontraron a Cuyera Nacional de Pifo (nororiente de Quito) y la asociación Señor Cuy de Chimborazo, que cumplían con sus requerimientos.

    Actualmente, los emprendedores tienen una facturación de USD 1 200, en promedio al mes y su producción es de 400 cuyes al mes. Con el incremento del nivel de ventas, también adquirieron nuevos equipos, como una empacadora industrial. Ahora, el monto total de inversiones asciende a USD 7 000.

    Sus productos los distribuyen en restaurantes de Quito y minimarkets. Al momento, se encuentran en conversaciones para distribuirlos en cadenas de supermercados a escala nacional, pero deberán incrementar su producción. Por esta razón, entre sus planes está la construcción de una planta en el valles de Los Chillos (suroriente de Quito).

    Juan Carlos Chávez es distribuidor de Cuyempak en Cayambe, desde hace dos meses. Él asegura que estos productos han tenido gran aceptación entre los compradores; el que más prefieren es el cuy tradicional de dos kilos.

    Mientras que Juan Carlos Iñaquiza también es un distribuidor de Cuyempak en el sur de Quito. Al mes, vende unas 10 unidades. Él asegura que los productos han llamado mucho la atención entre los clientes de su local, por la facilidad para preparar y la salubridad.

  • Mas-Can, su cliente es el mejor amigo del hombre

    Redacción Quito

    Durante un viaje a Estados Unidos, Eduardo Sosa Vorbeck encontró la oportunidad para hacer negocios: notó que EE.UU. era un país con mucha demanda de juguetes para perros, pero que no contaba con producción propia.

    Era 1990, Sosa visitaba en el país del norte a su amigo William Garcés y durante un paseo por supermercados se fijó en los huesos para perros que se ofertaban en los estantes y que además tenían gran aceptación de los clientes. «En Ecuador ni se pensaba en un producto así. Había la costumbre de alimentar a los perros con sobras, a lo mucho una harina amarilla y no se usaba la comida para perros como tal», recuerda.

    Ese mismo año Sosa y Garcés conocieron a Steven Mendel, de la empresa Petrapport, que maneja la marca Beefeaters de productos caninos para EE.UU.Mendel adquiría huesos para perros en Argentina, pero la demanda era tan alta que debía también comprar el producto elaborado a Colombia. Esto porque son países que poseen en grandes cantidades la materia prima con la que se elaboran estos huesos: la carnaza de ganado.

    Allí Sosa recordó que en Ambato existe una oferta considerable de este material. «Tuvimos que competir con las gelatineras, pues también utilizan carnaza para hacer gelatina», recuerda.

    Sosa y Garcés se asociaron y juntaron USD 50 000 para rentar un espacio, comprar materia prima y montar un planta en Salcedo. En 1991 comenzaron con la producción, que solo se vendía a la empresa Beefeaters, en EEUU.

    Su primera exportación fue de 5 toneladas de huesos para perro, en agosto de 1991. Para entonces contaban con apenas 30 empleados, pero esta cifra se duplicó en 1993, por lo que compraron un terreno de 3 500 metros cuadrados y levantaron su propia planta.

    La planta creció y se duplicó la cantidad de carnaza procesada que pasó de 12 toneladas por mes, en 1991, a 25 toneladas por mes, en 1993.

    Hasta 1995, Sosa Vorbeck y su socio vendían su producto exclusivamente a la empresa de Mendel, pero ese año, con la aparición de las diferentes marcas de comida para canes en el país, decidieron crear la marca Mas-Can, para abrirse mercado en Ecuador.

    Esta decisión salvó de la quiebra a la empresa años más tarde, pues en 1999 Brasil comenzó también a fabricar huesos para perro que vendían a EE.UU. a precios más bajos, dejando atrás a los tres productores sudamericanos: Argentina, Ecuador y Colombia.

    Entre 1999 y el 2000, con la dolarización de por medio, Mas-Can estuvo por desaparecer. Sosa compró las acciones de su socio y les otorgó las gerencias General y la de Ventas a sus hijos Eduardo y Esteban Sosa, respectivamente.

    En el 2001 los productos de Mas-Can llegaron al mercado peruano, en donde se mantienen hasta hoy. Su última exportación a EE.UU. fue en el 2003 y desde ese año hasta el 2006 exportaron su producto a Chile.

    Para el 2012 su facturación alcanzó el USD 1 050 000 y las principales cadenas de supermercados como Supermaxi, Mi Comisariato, Almacenes Tía, así como tiendas para mascotas y veterinarias ofertan su productos. Un 35% del total de la producción se vende a Supermaxi.

    Javier Aguirre, gerente de la cadena de tiendas Mundo Mágico de la Mascota, trabaja con Mas-Can desde hace aproximadamente unos 15 años y compra un promedio USD 5 000 de sus productos cada mes.

    También se vende el producto en el hospital veterinario Sinaí y en la clínica veterinaria San Francisco de Asís. Christian Caicedo es médico en esta última y asegura que los productos de Mas-Can evitan el estrés de los canes.

    El especialista cuenta que trabaja hace cuatro años con los productos de Mas-Can. «Los recomiendo sobre todo a las personas que tienen a sus perros en departamentos, así evitan que la mascota, a causa de la ansiedad, haga cualquier destrozo dentro de casa».

    La producción

    Los productos.  Mas-Can cuenta con una línea de 30 productos entre huesos de carnaza, masticables, barras… para razas de perros pequeñas, medianas y grandes.

    Una nueva línea.  Para el segundo semestre de este año esta empresa tiene previsto lanzar la línea de aseo canina Mas-Clean, de jabones, talcos de baño en seco y champús para perros. Tiene 60 empleados; las mujeres son el 75%.

  • ‘El mejor camarón del mundo’ tiene identidad ecuatoriana

    Redacción Guayaquil

    No basta con ser el segundo producto no petrolero que más exporta Ecuador al mercado internacional, ni estar en la mesa de los consumidores de más de 50 países. El camarón ecuatoriano va por más: quiere convertirse en el producto estrella del país.

    Con ese objetivo en mente, la Cámara Nacional de Acuacultura lanzó en junio pasado la campaña El Mejor Camarón del Mundo. El fuerte de la iniciativa está en las redes sociales, con una intensa presencia a través de videos testimoniales.

    Las imágenes muestran diferentes actores del sector, desde la ama de casa que se emplea en una empacadora del crustáceo, hasta un pequeño productor de la zona costera de Manabí. Los videos apelan al lado social de la actividad. Esta, según el gremio acuicultor, genera ingresos para 180 000 familias.

    Los testimonios se difunden en plataformas de video como YouTube y Vimeo, y en las redes sociales, principalmente en Facebook y Twitter.

    Pensando en llegar a más internautas, el gremio también lanzó la página web www.elmejorcamarondelmundo.com en la que se despliegan datos, cifras y análisis que explican qué hace del crustáceo ecuatoriano uno de los de mayor aceptación en los mercados internacionales.

    Las exportaciones ecuatorianas del crustáceo han exhibido un crecimiento sostenido durante los últimos 24 meses, con divisas para el país por alrededor de USD 1 800 millones anuales, producto de las exportaciones.

    La Cámara Nacional de Acuacultura prevé que, si la tendencia de crecimiento sigue, este año el camarón superará al banano como el primer producto de exportación no petrolera del país.

    José Antonio Camposano, presidente ejecutivo del gremio acuicultor, explica que la campaña pretende generar conciencia de la importancia del camarón ecuatoriano, así como posicionarlo como marca país, al igual que el banano o los sombreros de paja de Montecristi.

    La campaña también se apuntala con afiches, trípticos y visitas a los medios de comunicación.

    Enrique Macías, vicepresidente técnico de la Cámara de Industrias de Guayaquil, elogia el buen momento del camarón ecuatoriano. El empresario sostiene que el crustáceo está muy posicionado en el mundo por su calidad y frescura, al igual que otros productos del sector pesquero, como el atún.

    Camposano manifiesta que la campaña destaca además cualidades del crustáceo como su frescura y valor agregado. «El camarón prístino, que se pesca, se congela y se exporta, es por el que el consumidor está dispuesto a pagar más».

  • El empleado que se entretiene alcanza un mejor desempeño

    Por Johan Stuve (I) Consultor de The Edge Group en Ecuador

    El desarrollo de la felicidad en el trabajo está estrechamente relacionado con todos los conceptos de la psicología positiva. Shawn Achor, en su libro ‘The Happiness Advantage’, plantea que la felicidad es en sí misma una ventaja.

    Cuando estamos felices, nuestro cerebro libera serotonina y dopamina, lo que nos permite desempeñarnos a nuestro 100%. Por eso las personas que buscan y le ven el lado positivo a las cosas tienden a obtener mejores resultados que los más pesimistas.

    Esta afirmación de la ciencia de la felicidad tiene relación con algunos resultados de la encuesta que junto a IPSOS y Happiness at Works, el Grupo The Edge ha corrido en el Ecuador.

    Comencemos mirando cómo perciben los trabajadores ecuatorianos el impacto de su trabajo en la sociedad.

    Como pueden observar en la gráfica anexa, un alto porcentaje (68%) considera que efectivamente las funciones que cumple dentro de la organización en la que trabajan tiene un impacto positivo en la sociedad.

    Desde la mirada de la psicología positiva, este es un elemento de gran valor, ya que la mayoría de los trabajadores del Ecuador tiene un sentido de trascendencia en lo que está haciendo. Y es de gran valor, porque precisamente uno de los elementos que define a la felicidad en el trabajo es el sentido de propósito y significado en lo que hago. Además de ser un elemento movilizador para la Generación Y.

    Otro aspecto del estudio muestra cómo el balance vida-trabajo; es decir, el balance que hay entre el tiempo que pasamos en el trabajo y el que invertimos en otros aspectos de nuestra vida, es un elemento a poner bajo observación.

    La mayoría de los ecuatorianos no están satisfechos con este balance.

    Los estudios científicos realizados en este tema demuestran reiteradamente cómo los trabajadores que realizan otras actividades (deportes, labor social, hobbies, esparcimiento, tiempo con la familia y/o amigos), de manera sistemática se desempeñan mejor que los que ‘solo’ se dedican a trabajar. Las empresas ecuatorianas necesitan escuchar con más atención a estos estudios y a sus propios trabajadores, sobre la importancia y beneficios de tener un adecuado balance en la vida laboral y personal.

    Los desafíos

    Las ocho horas. Es complejo romper el paradigma de las ocho horas de trabajo, y más aún algunas culturas de trabajo extendido.

    Sin temor. Arriesgarse y ensayar ha traído beneficios a las empresas que se fijan en este aspecto.

    La próxima semana. La relación entre la felicidad y el salario de los ecuatorianos.

    LÍDERES y The Edge Group, una alianza para romper paradigmas

  • Sonríe, Ríe y sé feliz para trabajar mejor

    El Universal de México. Grupo de Diarios América (GDA)

    En el 2010, un camión escolar pintado de azul salió a recorrer las calles de Austin, Texas, para «escuchar» de primera mano cómo la gente estaba transformando sus vidas a través de la felicidad.

    Suena frívolo o banal, pero Jenn Lim, entonces mánager de Tony Hsieh, CEO de la firma de zapatos Zappos, reconocida por ser uno de los mejores lugares para trabajar según la revista Fortune, y Hsieh hallaron que la felicidad dentro de las oficinas puede ser un modelo de negocio. Es decir, que entre más felices sean las personas en una organización, más ganancias habrá para esa empresa.

    ‘Entregando Felicidad’, el libro en el que el CEO de Zappos explica las bases de la cultura organizacional basada en la felicidad y que se ha traducido a 20 idiomas y ha vendido 550 000 copias, fue precursor de un movimiento que se ha contagiado a través del mundo.

    ‘Entregando Felicidad’ hoy es una consultoría fundada por ella y por Hsieh que ha logrado influencia en 110 países en la que Jenn es en vez de CEO, CHO, Chief Happiness Officer (que podría traducirse como oficial en jefe de la felicidad); se encarga de inspirar pasión y propósito en el trabajo y en la vida.

    Lo que hace un CHO, según Jenn, es lo mismo que un CEO pero a través de la felicidad como un modelo de negocio.

    La felicidad no solo es uno de los más placenteros sino uno de los que hacen ganar más dinero a las organizaciones, según demuestran varios estudios.

    Los efectos de la felicidad en el trabajo traen 300% más innovación en las empresas; 37% más en ventas, 31% más en productividad; 125% menos de personas sufriendo ‘burnout’, síndrome que fatiga a colaboradores e incluso les impide trabajar, y 66% menos ausentismo laboral, según fuentes de la consultoría.

    La idea de ‘Entregando Felicidad’ parece sencilla y hace sentido al hablar de negocios: empleados felices = a clientes felices = a empresa exitosa.

    En una entrevista a propósito de su visita al INCMonterrey -uno de los eventos más grandes de emprendimiento organizado por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey-, Jenn Lim, cofundadora de este movimiento, asegura que construir una organización a través de este método se convierte en una ventaja competitiva que la hace exitosa a largo plazo.

    «Si puedes aumentar la felicidad o el bienestar de tus empleados como individuos y como equipo se sienten más comprometidos con su trabajo; se sienten alineados con los valores y el propósito de la compañía y alinean los suyos a estos.

    Eso en sí es más motivante, y en consecuencia, los vuelve más productivos al final, ya que hacen las cosas porque las quieren hacer, no porque las tienen que hacer», explica Lim.

    Buscar la felicidad al interior de las organizaciones no es algo frívolo como puede sonar para algunos, es en realidad una estrategia de negocio. En tres años desde que fue fundada por Lim y Tony Hsieh, ‘Entregando Felicidad’ ya ha trabajado con empresas como Deloitte, Morgan Stanley, HP, Audi, Cisco, The Economist y Facebook, entre otras. «Sugeriría considerarlo como algo que necesita ocurrir para innovar, para mantener a buenos empleados y atraer a verdaderos buenos empleados», dice Lim.

    El propósito de ‘Entregando Felicidad es crear más personas, compañías, comunidades y en consecuencia, un mundo más feliz. Esta felicidad dentro de las organizaciones se logra a través de la alineación de los empleados con los valores y esta razón de ser de la empresa.

    Quizá haya quienes no crean en esta metodología, asegura Jenn, sin embargo, no es asunto de hacer cambiar a las personas de opinión, sino que en realidad se trata no de obligar a ser felices sino de mostrar la manera en la que se logra dentro de las organizaciones.

    Así lo ha logrado su staff, hoy desperdigado alrededor del mundo. El proceso siempre será inacabado, porque la felicidad es una travesía. «Es casi como el champú: enjuaga, lava y repite. Es un ciclo cambiante y dinámico», asegura.

    Mandamientos de Zappos
    Para los analistas corporativos, el punto central del éxito detrás de Zappos está en los 10 mandamientos que orientan su forma de hacer negocios: 1) Sorprender con calidad de servicio. 2) Tener mentalidad permanente de cambio. 3) Disfrutar y divertirse con el trabajo. 4) Aventurar con creatividad. 5) Crecer y aprender constantemente. 6) Construir relaciones transparentes basadas en buena comunicación. 7) Trabajo en equipo y espíritu familiar. 8) Hacer más con menos. 9) Pasión y 10) Humildad.

    En cuanto a la mística laboral, la firma también ha marcado la diferencia. Sus más de 1 400 empleados comparten diariamente información a través de Twitter, transmitiéndose lecciones en un ambiente de trabajo que empieza con cuatro semanas de inducción remuneradas.

    Alcanzar la felicidad

    El proceso. La manera en la que ellos (Lim y Tony Hsieh) lo hacen en el interior de las empresas es esta: primero, educan e inspiran con la historia de la felicidad como un modelo de negocio.

    El siguiente paso. Aplican una encuesta entre los empleados para medir los niveles entre el equipo. Luego se reúnen con los líderes para definir las metas, visión, valores y el propósito de la empresa, porque toda esta metodología se basa en que la organización, para lograr que todos sus empleados estén felices, tenga un propósito y valores.

    Resultados. Esta meta va más allá de generar dinero y busca la creación de una propuesta de valor para los clientes.

    El especialista

    Felicidad laboral, ¿existe tal cosa?

    Arturo Castillo. Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    No hay nada que el ser humano busque con más afán que la felicidad; nada que le resulte más difícil de alcanzar. Está convencido de que al hallar la felicidad, conjurará definitivamente el sufrimiento. No se le puede culpar, solo trata de escapar del dolor.

    Por ello, le resulta difícil rehusarse a cualquier promesa de felicidad, por ello se vuelve vulnerable, manipulable, al punto de confundir felicidad con ilusión. Sin embargo, lo que concibe como felicidad, no es algo duradero, permanente, una posesión. Pronto se verá enfrentando la frustración, de vuelta a algún refugio, a una nueva promesa de felicidad.

    Y esa promesa puede estar en diferentes lugares, como un señuelo. Por ejemplo, puede que la persona busque la felicidad en el trabajo, en su profesión. En sintonía con ese anhelo, quizás algunas empresas se propongan garantizarle la consecución de la felicidad; pero se trata de un ofrecimiento que excede sus verdaderas posibilidades.

    Es bien sabido que la felicidad es transitoria, que, en el mejor de los casos, los individuos experimentan momentos de fugaz felicidad.

    Consecuentemente, en el campo del trabajo, parece más pertinente hablar de satisfacción, como un sentimiento de autorrealización.

    Mientras que la felicidad está condicionada a factores externos (como una empresa que se ‘encarga’ de que sus trabajadores sean felices), la satisfacción es, en cambio, una conquista personal, algo que se experimenta en la entrega plena, en la conexión emocional con los quehaceres.

    Desde esta perspectiva, la satisfacción no es un subproducto del trabajo, sino aquello que lo sustenta, su valor espiritual. La satisfacción es un sentimiento íntimo, que no se mide, necesariamente, con la productividad.

    ¿Se puede ser feliz sin experimentar satisfacción? Difícilmente.

    En ese sentido, tal vez las empresas debieran medir el grado de satisfacción de sus colaboradores desde otros parámetros que no sean estrictamente el rendimiento y la eficiencia. Finalmente, no se puede pretender que la felicidad se convierta en una experiencia colectiva, como si se tratara de una droga infalible. Tal propósito trae a la memoria el relato futurista de Aldous Huxley, en su famosa obra ‘Un mundo feliz’.

    La frase. «La satisfacción es un sentimiento íntimo, que no se mide, necesariamente, con la productividad en el trabajo».