Etiqueta: miel

  • El turrón es el producto principal de su negocio

    José Luis Rosales (I)   Redacción Sierra norte

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    Diana, Karina, David y Damián Aguilar Cadena crearon, en el 2018, Campo Real. Este emprendimiento familiar surgió para dar un valor agregado a la miel de abeja.

    El negocio, domiciliado en la parroquia de San Roque, en Antonio Ante (Imbabura), empezó con la producción de turrones con este néctar y otros frutos deshidratados. Ahora busca incursionar en la línea de granos secos.

    Diana Aguilar es ingeniera agroindustrial. Ella renunció a su trabajo en una firma de alimentos y se puso al frente de esta iniciativa, que se abre campo en supermercados, tiendas, cafeterías. La joven recuerda que todo empezó luego que su hermano David, como pasatiempo, instaló -tres años antes de iniciar el negocio-, un panal junto a la casa de la familia.

    Él es ingeniero agrónomo y en sus tiempos libres y los fines de semana se interesó por la apicultura. En los inicios, la miel la vendían en envases de plástico y de cristal; en este último artículo, empezaron a incorporar una etiqueta con la marca de Honey Campo Real.

    En el logotipo del producto se resalta una corona en alusión a la abeja reina. Este diseño fue creado por Damián, el menor de los cuatro hermanos, que estudia la carrera de diseño y publicidad.

    Esta microempresa empezó con una inversión de USD 1 800, que se destinaron para la adquisición de utensilios y artefactos para el proceso de fabricación.

    El funcionamiento responde a un trabajo en equipo. David abastece la materia prima, Diana y Karina se encargan de la producción; Damián, de la imagen del negocio y el manejo de redes sociales.

    Las hermanas investigaron los ingredientes de la receta y cómo se elabora este manjar de origen mediterráneo.

    En la cocina de la casa hicieron los primeros ensayos. Ahí lograron el punto exacto del caramelo para que tenga una consistencia blanda, que caracteriza a los turrones de Campo Real.

    Ahora se oferta cuatro sabores: el clásico de almendras, almendra con cacao, almendra con piña y almendra con uvilla. Hay presentaciones de 35 gramos.

    Hicieron varias degustaciones y comprobaron que el bocadillo empezó a tener buena aceptación.

    Al igual que la miel de abeja, los primeros turrones empezaron a venderlos entre los vecinos.
    En estos dos años de operaciones han mejorado el proceso de elaboración artesanal. Al principio producían 18 unidades en cuatro horas y ahora 60, en una hora.

    Los cuatro emprendedores se distribuyen las labores en los proceso de cocción de la miel, el pesado, moldeado y empacado.

    Para incrementar el mercado para sus productos, los emprendedores participaron en una rueda de negocios en la que estuvieron cadenas de supermercados, hoteles, restaurantes, entre otros.

    El año pasado ingresaron a una cadena de alimentos nacional y ahora buscan conquistar a otros establecimientos. Al mes producen entre 2 000 y 2 200 turrones.

    Antes de la pandemia, los productos también los promocionaban en ferias que se realizaron en Ibarra, Quito y Guayaquil. En esta última ciudad participaron en la rueda de negocios de ProEcuador. En este año la mayoría de exposiciones han sido virtuales.

    Campo Real espera incursionar en nuevas líneas de alimentos. Ahora busca mercado para la venta de maíz y fréjol, de 450 gramos, y quinua y lenteja, de 500.

    Diana Aguilar señala que quieren aprovechar que San Roque es productora de maíz y fréjol, y tender lazos comerciales con los agricultores. “Lo que buscamos no es solo quedarnos en el nicho de la miel, sino ofrecer una gama de productos”. Por eso, añade, hay nuevos proyectos en los que planean incursionar.

    1800  dólares fue la inversión inicial de este emprendimiento en Imbabura.

    Diana Aguilar es ingeniera agroindustrial. Ella está al frente de esta iniciativa que se instaló en el cantón Antonio Ante, en Imbabura. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    Diana Aguilar es ingeniera agroindustrial. Ella está al frente de esta iniciativa que se instaló en el cantón Antonio Ante, en Imbabura. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
  • ‘Miel Gibson’, un final feliz para el emprendimiento chileno que enfadó al actor

    Agencia AFP

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    La profesora chilena Yohana Agurto es la expresión viva de que toda crisis puede convertirse en una oportunidad. Sin ingresos por la pandemia decidió envasar miel para venderla bajo el juego de palabras ‘Miel Gibson‘, sin pensar que el mismísimo actor de Hollywood cuyo nombre quería emular le complicaría su pyme.

    Advertida por los representantes del artista acerca del uso de los derechos de su imagen, recibió miles de mensajes de apoyo en las redes sociales; consiguió un acuerdo para la utilización del nombre y multiplicó las ventas de miel, a tal punto que tras un desenlace feliz piensa hoy dejar la docencia y dedicarse sólo a este negocio.

    “Estaba complicada para obtener el dinero para pagar la luz y los insumos básicos de mi hogar”, explica Yohana a la AFP sobre los motivos que la llevaron a emprender este negocio, que hoy la tienen ocupada a tiempo completo.

    Madre soltera y con cuatro hijos, dejó de trabajar en febrero como profesora. En mayo, cuando ya se había gastado sus ahorros se le ocurrió vender una miel que tenía acumulada en su casa. Para ofrecer el producto, utilizó una imagen de Mel Gibson encarnando el papel de William Wallace en “Braveheart” o “Corazón valiente”, en su traducción para América Latina, y nombrar a su producto como Miel Gibson, como un juego de palabras, agregando la frase: “Sólo para corazones valientes”.

    Las ventas iban bien hasta que la semana pasada abogados del actor le advirtieron en una carta que tenía 48 horas para dejar de utilizar esa imagen. Publicó la historia en sus redes sociales y el caso explotó.

    “La gente se expresó con tal nivel, que de 1.200 seguidores pasé a 15.000. La gente empezó a manifestarse en apoyo a esta causa que tenía que ver con vender miel, no con usar la imagen de alguien”, afirma mientras hace un alto para atender una de tantas llamadas de nuevos pedidos.

    Yohana Agurto llegó a un acuerdo con los representantes del actor estadounidense Mel Gibson y solo deberá cambiar la imagen del logo de los envases de su miel de abeja, pero podrá seguir usando el nombre 'Miel Gibson'. Foto: AFP
    Yohana Agurto llegó a un acuerdo con los representantes del actor estadounidense Mel Gibson y solo deberá cambiar la imagen del logo de los envases de su miel de abeja, pero podrá seguir usando el nombre ‘Miel Gibson’. Foto: AFP

    Final feliz
    Tras el revuelo, llegó a un acuerdo con los representantes del actor estadounidense: sólo deberá cambiar la imagen de su logo pero podrá seguir usando el nombre “Miel Gibson”.

    Mientras retira las etiquetas antiguas y baraja varias opciones de nuevo logo, los pedidos de miel se acumulan en su celular y redes sociales, colapsadas también de mensajes de aliento.

    Los últimos días no para de llenar tarros de miel y tuvo que recurrir a la producción anual de una tía productora en el sur de Chile, para responder a una demanda que ha multiplicado por 300 el volumen del negocio.

    A tanto ha llegado que ahora se plantea si volver a la docencia o seguir con el proyecto, mientras fantasea con la idea de crear una empresa con la asesoría que recibió estos días y con que su producto “esté en la mesa de Chile” e incluso del extranjero. Ya recibió pedidos de México y Brasil.

    “El otro día tuve un sueño en la noche. Soñé que tenía una tienda donde no solamente tenía mieles sino que tenía hasta ‘merchandising’ y un delantal con una abeja”, dice la vendedora.

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    Atención, tenemos comunicado oficial.

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    Un envase de 'Miel Gibson', miel de abeja que comercializa Yohana Agurto en Santiago de Chile. Foto: AFP
    Un envase de ‘Miel Gibson’, miel de abeja que comercializa Yohana Agurto en Santiago de Chile. Foto: AFP
  • Playa de Oro apunta a la miel de abeja

    Marcel Bonilla

    Marcel Bonilla  (F)
    Contenido Intercultural

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    Las 85 familias que habitan en la comunidad de Playa de Oro, norte de Esmeraldas, son parte de un proyecto apícola.

    Esa población, donde habitan afroesmeraldeños, conserva sus tradiciones como la producción de miel, debido a que cuentan con una rica masa boscosa, junto a la Reserva Cotacachi-Cayapas.

    La proyección anual es producir, inicialmente, 20 kilos de miel por cada una de las tres colmenas instaladas, es decir uno 600 kilos hasta finales de año, que le representará a la comunidad USD 15 000, cifra que puede aumentar.

    Para el efecto se ha preparado en apicultura a 15 jóvenes que están dedicados a la producción de miel, con apoyo técnico de la Unidad Forestal de la Prefectura de Esmeraldas.

    Jorge Moor, uno de los líderes responsable de Playa de Oro, se encarga, con 14 jóvenes más, de cuidar el proceso de producción que empezó hace un mes, después de la implementación de 80 000 abejas y de los equipos.

    Martha Corzo cuenta que tienen la experiencia ancestral en la producción de miel, pero con las técnicas aprendidas cree que podrán doblar la producción de almíbar, como es el propósito.

    El proyecto en marcha pretende un desarrollo económico con la veta de miel, la creación de una marca y traspasar la cultura ancestral de una de las comunas más antiguas del país, ubicada en el cantón Eloy Alfaro.

    Este proceso empezó en septiembre del 2019, con apoyo de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, que realizó trabajo de campo con emprendedores de Playa de Oro.

    Los emprendedores usan equipos de protección, ahumadores y palancas para apicultura. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los emprendedores usan equipos de protección, ahumadores y palancas para apicultura. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES

    En la zona existen plantas melíferas, que son las que tienen el néctar y polen que necesitan las abejas para desarrollarse y producir la miel, explica Fred Corozo, técnico forestal de la Prefectura.

    Históricamente, los habitantes de Playa de Oro han trabajado con las abejas melíferas y las meliponas. Por eso, antes del inicio del proyecto se realizó un estudio para determinar si había suficiente carga melífera.

    Durante la implementación, las colmenas fueron instaladas a 20 minutos de la comunidad. Los emprendedores cuentan con 13 equipos de protección, ahumadores y palancas para apicultura, como parte de una primera fase.

    La segunda fase contempló la adquisición de alzas de colmenas y medias alzas, que son cajas que contienen cera para comenzar la producción de miel. Y se sembraron plantas melíferas comestibles, como cítricos y aguacates.

    Entre junio y julio será la tercera fase, que implicará la primera cosecha y la compra de nuevos equipos con financiamiento de la institución, explica Raúl Quintero, técnico de Fomento Productivo.

    Todo el proyecto apunta al desarrollo de la bioeconomía de los habitantes de Playa de Oro, por ser la miel un bioemprendimiento donde se potencia todo el recurso natural de la zona.

    Lo que se busca al final del proceso es mejorar las condiciones de vida de los nativos, pero también aportar a los demás cultivos de la comunidad.

    Datos

    En este proyecto,  la Prefectura de Esmeraldas ha invertido USD 20 000.
    La comunidad y  el Cabildo de Playa de Oro destinarán USD 10 000, que también servirán para desarrollar la marca que llevará la miel producida.
    Unos de los principales mercados para la venta de la miel son las provincias fronterizas con Esmeraldas.
    Los planes de negocios se elaboran con apoyo técnico de Fomento Productivo de la Prefectura.
    Un proyecto similar se cumplió hace un año en Quinindé, con afros y montuvios de la zona.

    El trabajo se cumple en a comunidad de Playa de Oro, en el norte de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    El trabajo se cumple en a comunidad de Playa de Oro, en el norte de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • La miel más pura de todo el mundo está en Cuba

    Agencia AFP

    En los montes de la provincia de Matanzas, en el este de Cuba, las abejas zumban lejos del peligro que las acecha en otras partes del mundo, tienen una dieta rica en flores silvestres y producen una miel de alta calidad de gran demanda en Europa.

    Las alarmas están encendidas: la población de abejas en el planeta está disminuyendo por el cambio climático, la agricultura intensiva, las plagas y los agroquímicos. Pero en la isla caribeña estos polinizadores tienen un paraíso.

    Entre la maleza, porque “ la abeja no es de zona urbana ni agrícola, es de monte” , el ingeniero mecánico Rogelio Marcelo Fundora, de 51 años, y su hermano, el maestro Santiago Esteban (54) , tienen 600 colmenas llenas de pequeñas y laboriosas operarias.

    Los hermanos abrazaron la apicultura durante la crisis económica de los 90, tras el colapso de la Unión Soviética, país del que llegaban anualmente a la isla miles de toneladas de pesticidas, fertilizantes y herbicidas químicos destinados para la agricultura.

    Privada de esos recursos, en parte también por el embargo que le aplica EE.UU., Cuba comenzó a desarrollar los biofertilizantes y los biopesticidas, reduciendo a niveles muy bajos el uso de los agroquímicos, que están diezmando las colonias de abejas en el mundo y contaminan la miel.

    “El año pasado obtuvimos 80 toneladas de miel” , cuenta Santiago entre la manigua y detrás de un velo negro que lo protege de las picaduras del enjambre, ahora revuelto por los intrusos que llegaron cerca del colmenar.

    Los Fundora son desde 2006 los “reyes” de la apicultura en la isla, con rendimientos de hasta 160kilogramos (kg) de miel por colmena, más del triple del promedio nacional (51 kg) .
    “No hay milagros, hay mucho trabajo” , y “ un manejo incansable en cuanto a cambio de reina, selección de la abeja, rotación de los panales ” , añade este exprofesor, curtido por el sol y el trabajo.

    De sus 21 apiarios, ubicados a decenas de kilómetros (Km) de su finca en el pueblo de Navajas, 140 Km al este de La Habana, extraen una miel, como dicen, “limpia” (libre de agrotóxicos) .

    En 2018, Cuba produjo 8 834 toneladas de miel, 1 300 toneladas por encima del plan previsto por la estatal Empresa Apícola Cubana (Apicuba) , una cantidad pequeña si se compara con Argentina, el mayor productor de la región, que superó las 76 000 toneladas en 2017, según la Organización de las Naciones Unidas para los Alimentos (FAO).

    Del total cubano, “unas 1 900 toneladas” fueron certificadas como miel orgánica, marcando un “récord” nacional, dijo el jefe de la dirección Técnica y Desarrollo de Apicuba, Dayron Álvarez.
    Según Álvarez, la meta inmediata de la empresa es alcanzar el récord histórico de 10 200 toneladas de miel, que data de 1983.

    El 95% de la miel cubana se exporta y los principales destinos son Alemania, Francia, España, Gran Bretaña y Suiza. “Y estamos trabajando para insertarnos en el mercado chino y en el mercado de Arabia Saudita ” , añadió Álvarez.

    Cuba exportó 6 779 toneladas de miel en 2017 por un valor de USD 18 millones, según cifras oficiales. Esto equivale a 2 655 la tonelada.

    Apicuba, que tiene el monopolio sobre la comercialización de la miel cubana, paga a los productores un máximo de USD 1000 por tonelada de miel orgánica.

    Cuba tiene unos 1 660 apicultores, de los cuales un centenar, incluidos los Fundora, están en proceso para certificar su miel como orgánica.

    “Por la tendencia que ha habido a la poca aplicación de productos químicos, pudiera decir que la miel de Cuba es casi toda orgánica” , dijo el biólogo Adolfo Pérez, director del estatal Centro de Investigaciones Apícolas de la isla.

    En el campo cubano, sin grandes riesgos ni amenazas, las abejas “gozan de muy buena salud”, afirma Santiago.“No usamos ningún tipo de químicos a la hora de fumigar los apiarios, de chapearlos (desherbar)” , y “no usamos ningún tipo de antibióticos” .

    Asegura que con la técnica del “panal trampa” -que atrae a la plaga y protege al resto de la colmena- han logrado “controlar” la varroa destructor, un ácaro convertido en la principal amenaza para la apicultura en el mundo.

    Los Fundora llegan al monte a bordo de “ Frankenstein ” , un camión que Rogelio, que es también su mecánico y chofer, mantiene rodando con mucho ingenio.

    Los hermanos Fundora se encargan de  revisar las colmenas que crecen en zonas casi agrestes. Con diferentes técnicas evitan que las plagas enfermen a los insectos y dañen la miel. Fotos: Yamil Lage / LÍDERES
    Los hermanos Fundora se encargan de revisar las colmenas que crecen en zonas casi agrestes. Con diferentes técnicas evitan que las plagas enfermen a los insectos y dañen la miel. Fotos: Yamil Lage / LÍDERES
  • Indígenas y afros se unen para producir miel

    Marcel Bonilla

    (F) Contenido intercultural

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    Veintidós personas integran la asociación de meliponiculturas de Eloy Alfaro y San Lorenzo y se dedican a la producción de miel de abeja y polen deshidratado, desde hace 17 años.

    Los emprendedores están asentados en la comunidad La Chiquita, parroquia Tululbí del cantón Eloy Alfaro, desde donde sacan sus productos los fines de semana para venderlos en una feria que se realiza en San Lorenzo.

    Este emprendimiento cuenta con una marca que llamada Wimal, que significa abeja en idioma Awá. Inicialmente ellos solo producían miel, pero ahora ofertan polen deshidratado en presentaciones de 35 gramos y 50 mililitros, en recipientes plásticos.

    En la etiqueta del producto constan los análisis nutricionales tanto de la miel como del polen. En este proceso existe una articulación entre la Prefectura de Esmeraldas y la fundación Antrópico, que asesoró técnicamente a los productores.

    Marlene Valencia, emprendedora de La Chiquita, señala que se necesita de una mayor inversión económica para continuar con esta actividad ancestral. Solo la Prefectura ha invertido USD 15 000 en temas de levantamiento de información. Este año se invertirán USD 7 000 para tecnificar la obtención de miel y polen.

    El trabajo técnico se lo realiza con los ingenieros Marco Jiménez y Sergio Bobos, de la fundación Altrópico, quienes han organizado a la comunidad para orientar los procesos legales y capacitación de los asociados.

    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional. Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas, por eso se denominan meliponiculturas.

    L
    a diferencia con las abejas convencionales es que la miel proviene de abejones que no tienen aguijón, por eso para su cultivo no necesitan ningún equipo de protección por ser indefensas.

    La producción de miel es una actividad considerada ancestral en las poblaciones afros e indígenas, debido a que sus antepasados la realizaban como una de sus tantas actividades del campo, por eso la miel es considerada como un tesoro del bosque.

    El almíbar que se produce tiene otras propiedades que distan de las melíferas. La miel de las meliponas tiene vitaminas A y C, algunos oligoelementos y complejo B.

    A través de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, se trabajó en una metodología denominada ‘Creciendo con su negocio’, para desarrollar relaciones comerciales estables y justas.

    Inicialmente la producción de la miel era de 260 litros anuales, debido a la falta de implementación que permitiera mejorar los procesos. Actualmente la producción aumentó a 380 litros por año, debido a los procesos implementados con los comuneros.

    Raúl Quintero de la Dirección de Fomento Productivo explica que esa miel es más costosa por su proceso en la extracción, que se realiza con las mujeres de esta zona, encargadas de llevar una estadística de la producción.

    Por esos se aplicó la metodología de la Prefectura. También se ejecutó un plan de mejoras, que consistía en aumentar el número de colmenas para incrementar la producción.

    La Fundación Altrópico había entregado 22 colmenas para ocho comunidades destinadas a la producir miel, pero de a poco han ido desarrollándose para multiplicar las colmenas y aumentar.

    Actualmente esta asociación registras ingresos anuales de entre USD 10 000 y USD 15 000 por la venta del producto que se hace en la feria de San Lorenzo los días sábado. Para este año, la Prefectura proveerá de nuevas cajas para la producción de miel que permita redoblar las ganancias.

    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional.  Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas.
    La miel de abeja que producen en La Chiquita no es la tradicional. Se obtiene de abeja nativas llamadas meliponas indecisas. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
  • 12 variedades de miel es su oferta

    Mayra Pacheco (F.)
    Contenido Intercultural

    Cada frasco de miel Ajala evoca la diversidad de cada zona del país. Las personas que degustan este producto, que es orgánico, pueden apreciar una variedad de sabores, según el lugar en el que fue cosechada esta jalea.

    Juan Aguirre, propietario de Indumiel, que comercializa este endulzante natural desde hace 20 años, comenta que esta sustancia adquiere un sabor particular, en función del sitio en el que las colmenas construyen sus panales.

    El aroma, tono y sabor diferente provienen de los cultivos que están en el entorno del panal.

    Así, en Cotopaxi esta jalea tiene un toque de eucalipto; en Manabí de frutas tropicales; en Guayllabamba predominan los aromas de aguacates; y en la reserva ecológica Pululahua esta sabe a matico y ruda silvestre.

    Indumiel ha identificado al menos 200 tipos de miel en Ecuador. Pero, actualmente, comercializa alrededor de 12 variedades.

    Este descubrimiento de la miel de abejas se dio a propósito de que Mirian Franco, esposa de Aguirre, recibió un tratamiento de apicultura debido a problemas en las articulaciones. Ella empezó a consumir miel y hacía terapias alternativas con estos insectos.

    Esto les permitió conocer de cerca los beneficios que ofrecen estos pequeños insectos para la salud de las personas. Por esto, se dedicaron a trabajar en la producción y recolección de miel.

    Aguirre y Franco están pendientes de las colonias de abejas. Tienen identificado los sitios donde construyen sus panales y saben cómo y cuándo recoger la miel.

    Cada sustancia es envasada de acuerdo con la zona en el que recolectada para conservar sus cualidades. El proceso es artesanal y el producto es natural.

    Indumiel ofrece paquetes con mieles de varios sabores. Foto referencial: Pixabay
    Indumiel ofrece paquetes con mieles de varios sabores. Foto referencial: Pixabay


    Pedro Almeida
    , cliente de Indumiel, consume desde hace un año este producto. Él comenta que el producto es especial, porque el sabor varía según su origen. Además, es pura. “Me llama la atención que producen mieles de diferentes partes del Ecuador”.

    Almeida emplea, de manera habitual, la miel como endulzante. Compra un frasco de 750 mililitros que para un mes. En esto invierte alrededor de USD 15.

    En el proceso de cosecha Indumiel cuida que las acciones que realizan no afecten al desarrollo del entorno natural.

    Aguirre cuenta que estos insectos, que cumplen un rol indispensable en el ecosistema, están desapareciendo. “Las colonias (grupos de abejas) se han reducido debido al cambio climático y a la intervención del hombre”.

    Esta realidad les motiva a ser cuidadosos en los procesos.

    La empresa comercializa miel, polen, propóleo, turrón semiblando, miel con macadamia, polen granulado, kits de variedades de miel. En promedio ofrecen 12 productos. Los costos de estos oscilan entre USD 1,50 y 30.

    Para almacenar la miel se emplean frascos de vidrio y tapas que permiten realizar un sellado hermético. Estos se adquieren en Distribuidora Castro, en Quito. En promedio, Aguirre adquiere 84 unidades para la cosecha de cada temporada. El precio de los envases varía, según el tamaño. Se encuentra de USD 1, 2, 3 o más.

    Aparte de estos productos se ofrecen también talleres sobre producción y cosecha de miel, el mundo de las abejas, terapias con estos insectos. La facturación de Indumiel es de alrededor de USD 500 mensuales.

    El producto

    Los productos de Indumiel son 100% orgánicos. Para la cosecha se emplea técnicas tradicionales. Las personas pueden adquirir estos productos en el local de esta empresa. La dirección es calle Pungochaca N5-68 y avenida Intervalles, junto al peaje, en Tumbaco.
    La atención es de lunes a viernes de 14:00 a 19:00.

    Las terapias
    alternativas de salud con abejas tienen un costo de USD 10 cada sesión. También se imparten talleres sobre abejas y miel. Estos cuestan USD 15.
    Para pedidos de miel, productos derivados o servicios las personas se pueden comunicar al 099 814 8649.

    Juan Aguirre (centro) realiza también talleres sobre la recolección de miel y los beneficios de la apicultura. Foto: Cortesía Casa Raíz EC
    Juan Aguirre (centro) realiza también talleres sobre la recolección de miel y los beneficios de la apicultura. Foto: Cortesía Casa Raíz EC
  • La apicultura se mueve con tres ejes estratégicos en Ecuador

    Red. Quito y Guayaquil (I)  

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    La productividad apícola en Ecuador alcanza, en promedio, 10,2 kilogramos de miel por colmena al año. Sin embargo, el Gobierno elabora estrategias para duplicar esta cifra para el 2020.

    El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) estableció tres ejes estratégicos para ello: asistencia técnica, transferencia de tecnología y créditos financieros.

    De acuerdo con el Registro Apícola Nacional, que el Gobierno realizó en noviembre pasado, el sector posee un total de 15 820 colmenas y 1 400 apicultores.

    Uno de estos es Guido Carlozama, representante de Apícola Imbabura, una empresa familiar que maneja alrededor de 700 colmenas. “La apicultura es un área muy productiva. Solo hay que manejar las líneas, educar a las personas para que puedan hacer un mejor manejo del sector y obtener mayor rentabilidad”.

    Su empresa, fundada por su abuelo, percibe un ingreso de USD 400 por colmena al año. Entre sus proyectos de crecimiento menciona la especialización en genética, para lograr un adecuado manejo de las abejas reinas.

    Carlozama cree que el elemento más costoso de la apicultura es la alimentación de las abejas (pastas especiales), que consume cerca del 30% del costo de producción.

    En la sierra se concentra la mayor cantidad de apicultores, siendo Pichincha una de las provincias de mayor producción. La Asociación de Apicultores de Pichincha (Adapi), que agrupa a 82 integrantes, genera en promedio 35 kilos de miel por colmena.

    Ángel Acero, propietario de Productos Apícolas Bio Ecosweet, trabaja en la apicultura desde 1981. En la última temporada (octubre 2017- mayo 2018) alcanzó 80 colmenas, distribuidas en diferentes zonas de Pichincha.

    El 90% de la miel que produce la transforma en turrones de sabores. El resto lo vende como miel pura, extracto de propóleo, hidromiel (vino de miel), cóctel de sabores, cera para cosmetología o para tratar la madera.

    Entre sus clientes están los mercados de Iñaquito y Santa Clara, en Quito, y tiendas naturistas.
    Sonia Gálvez, presidenta de Adapi, advierte que a pesar de que la producción de la provincia ha ido en aumento, el sector afronta diversas problemáticas.

    Una de ellas es la fuerte competencia con mieles importadas de China, Argentina o Uruguay e, incluso, con las que llegan por contrabando desde Colombia o Perú. A esto se añade la comercialización de mieles adulteradas, en detrimento de la salud de los consumidores, lamenta Gálvez.

    Otra dificultad es la salud de las abejas. Según la presidenta de Adapi no se tiene los productos adecuados para afrontar diferentes enfermedades. “Hay compañeros que lo hacen con tratamientos natural, pero de una forma empírica y a veces matan las colmenas”.

    Ítalo Espinoza, trabajador de Los Cerros, empresa dedicada a la producción y manejo de abejas nativas sin aguijón , añade que los medicamentos para enfermedades y plagas en las abejas son costosos y de difícil acceso. Por ello se recurre a tratamientos caseros, principalmente preventivos.

    Con 14 años de experiencia en el área, Espinoza se encarga de darle valor agregado a la miel para lograr, a su vez, mayor sostenibilidad de la actividad.

    Su portafolio es amplio. La empresa no solo mantiene una producción mensual de 500 frascos de miel, además elabora al año 200 unidades de pintura de propóleo, remedio natural con propiedades antibacteriana, cicatrizante y calmante. También 400 jabones de miel y propóleo al mes y 400 bálsamos labiales, que incluyen cera de abeja y aceites naturales.

    Para Espinoza, la apicultura es un sector que aún está en crecimiento en el país.

    Como parte de este proceso de asistencia al productor, el país formó parte del Primer Tour Internacional Apícola Suramérica 2018, que se realizó entre el 19 y 22 de este mes en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

    Llegaron conferencistas de Perú, México, Argentina y Australia, además de expertos y productores locales, quienes debatieron sobre las estrategias y avances de la apicultura profesional.

    Por ejemplo, Marco Antonio Muñoz, gerente de la empresa Apícola Élite, de México, participó con una ponencia sobre la alimentación de las abejas para lograr una mejor reproducción.

    Isabel Cuevas Castro, presidenta de la Fundación Mujeres Apícolas, de Argentina, explicó la importancia de las cooperativas y asociaciones de apicultores como estrategia para afrontar los altos costos de producción que se enfrenta a diario en el negocio.

    Productos Apícolas Bio Ecosweet alcanzó este año 80 colmenas, distribuidas en diferentes sectores de Pichincha. El 90% de su producción de miel se lo transforma en turrrones. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Productos Apícolas Bio Ecosweet alcanzó este año 80 colmenas, distribuidas en diferentes sectores de Pichincha. El 90% de su producción de miel se lo transforma en turrrones. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Una cocada con miel de caña y cacao, en Borbón

    Marcel bonilla  (F)
    Contenido intercultural

    El Capricho. Ese es el nombre de una pequeña comunidad de la parroquia Borbón, norte de Esmeraldas, donde se elabora la tradicional cocada con chocolate y miel de caña de azúcar.

    15 de 40 habitantes de esta población empezaron hace 10 años la producción de cocada a través de una iniciativa comunitaria, poniendo valor agregado al dulce tradicional.

    Esta pequeña comunidad dedicada en los años 70 a aserrar madera durante el auge maderero en Borbón, encontró en la fusión de tres productos (coco, miel de azúcar y cacao) una fuente de ingresos económicos.

    Tras el terremoto del 16 de abril de 2016, la Prefectura de Esmeradas empezó con un proceso de reactivación de las iniciativas productivas en el norte de la provincia, con pequeñas inversiones y apoyo técnico.

    Desde hace un año se empezó a capacitar a los productores de cocadas en temas de mejoramiento de la producción y la búsqueda de mercados fuera de Esmeradas que garantice la venta.

    Los afrodescendientes que habitan en esa zona cultivan la caña y por medio de un trapiche eléctrico obtienen la miel de caña. Una parte es envasada para su comercialización, el resto se usa para endulzar la cocada.

    “Con la molienda obtenemos la miel usada como endulzante, que produce un sabor distinto a la cocada que ofrecemos en la comunidad”, señala Maritza Cabezas, representante del proyecto.

    La cocada se cuece en pailas de bronce en fogones que tienen como combustible la leña. Los hombres acopian la leña que baja del río, la secan a la intemperie y luego la utilizan en los fogones para su actividad.

    Las mujeres se encargan de cortar y empacar el producto en presentaciones de 50 gramos. Ahora se avanza en los trámites para obtener la notificación sanitaria a través de la Agencia de Control y Regulación Sanitaria (Arcsa).

    La producción de cocada depende de los pedidos: pueden ser hasta 2 000 diarias de 50 gramos cada una. Los principales mercados son Quito y Guayaquil, pero se busca una relación estable con clientes fijos.

    En la Arcsa también se realizan los análisis para cocada con leche. Las mujeres de la asociación artesanal El Capricho preparan cocadas con manjar, papaya y ajonjolí. El objetivo es llegar hasta fin de año con seis notificaciones sanitarias, porque la ley exige que cada sabor cuente con una notificación.

    Con la ayuda de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas se trabaja en una marca como cocadas con chocolate El Capricho, que será presentada en el primer trimestre del 2018, señala Gelio Vera, técnico de la Prefectura.

    Quienes llegan a Borbón no tienen necesidad de ir hasta El Capricho, porque en la población se vende el producto a través de los miembros de la asociación, que han montado un pequeño estand.

    La comunidad tomó el nombre del aserradero que funcionó por muchos años en ese lugar, donde se asentó un parte de Borbón.

    En ese pequeño poblado se observan sembríos de caña y grandes palmeras de coco, materia primara para elaborar el producto. Cuando hace falta coco se trae de la población de Limones, donde los afros de la zona producen coco para abastecer el mercado local.

    El trabajo

    Las familias fieles a sus tradiciones de sembrar cacao tienen sus plantas en sus fincas las que utilizan para complementar la cocada con cacao fino de aroma, en el norte de la provincia de Esmeraldas.

    La cocada se cuece en pailas de bronce en fogones que tienen como combustible la leña.
    Los hombres  acopian la leña que baja del río, la secan a la intemperie y luego la utilizan en los fogones para su actividad. Las mujeres se encargan de cortar y empacar el producto para venderlo.

    Los comuneros El Capricho siembran su caña y cacao para emplearlos en su emprendimiento. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Los comuneros El Capricho siembran su caña y cacao para emplearlos en su emprendimiento. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Con granos y miel este equipo destacó en EE.UU.

    Redacción Guayaquil

    Max Núñez, Samantha Granizo y Eduardo Morales, estudiantes de Ingeniería en Negocios Internacionales, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), obtuvieron el segundo lugar en la competencia regional Hult Prize.

    Los emprendedores concursaron con su producto alimenticio Nutri-Aid en el evento que se desarrolló el 3 y 4 de marzo, en San Francisco, Estados Unidos.

    Nutri-Aid es un producto elaborado con granos tostados y miel cuyo valor nutricional permite sustituir una comida al día. El objetivo es convertir el alimento en una propuesta alimenticia para los refugiados a nivel mundial.

    Núñez cuenta que la idea de crear el producto nació cuando junto a sus otros dos compañeros decidieron crear un proyecto para concursar en el Hult Prize Ecuador que se realizó el 21 de enero pasado en la universidad Yachay.

    El Hult Prize es una de las competencias de emprendimientos sociales más importantes del mundo. Cada año, el concurso establece un reto para los estudiantes universitarios quienes compiten por ganar USD 1 millón como capital semilla para implementar sus proyectos. Este año el tema fueron los refugiados.

    Un total de 11 proyectos de ocho universidades de Ecuador fueron seleccionados para representar al país en las finales regionales de la competición. La Espol estuvo presente con dos representantes: Nutri-Aid y el programa MadeByMe.

    Esta última idea promovía fomentar la autoestima en niños de 7 a 12 años a través de un kit para que los menores pudieran fabricar linternas sin pilas y zapatillas ecológicas con materiales reciclados como caucho de neumáticos y lonas de vallas publicitarias.

    El proyecto Nutri-Aid logró destacar en su competición y obtuvo el segundo lugar en la regional entre 65 equipos participantes provenientes de universidades internacionales como la Cambridge, de Inglaterra; Rochester, de New York; Yale, Harvard, University of British Columbia, entre otros centros.

    Nutri-Aid tiene la opción de participar por un último cupo en la competencia, a través de una postulación online el 1 de abril. Según Morales no habría podido haber conseguido este logro sin la ayuda de la Espol. “Todas las áreas nos apoyaron. Profesionales de diferentes áreas lo hicieron posible y les agradecemos”.

    Guido Caicedo, del Centro de Emprendedores de la Espol, destacó que brindó ayuda a los jóvenes para que pudieran hacer análisis nutricionales de su producto en los laboratorios de la institución. “Se trabajó con ellos para mejorar el alimento”.

    Para Granizo, uno de los objetivos está cumplido. La otra meta es comercializar su producto a un bajo costo en el mercado. “Como recién empezamos la producción es netamente casera y artesanal pero queremos poner en práctica nuestras profesión en negocios internacionales y que el alimento sea de consumo masivo”.

    Max Núñez, Samantha Granizo y Eduardo Moreira son los creadores del producto alimenticio Nutri-Aid. Foto: cortesía Espol
    Max Núñez, Samantha Granizo y Eduardo Moreira son los creadores del producto alimenticio Nutri-Aid. Foto: cortesía Espol
  • Miel y manzanilla nutrena sus productos para la piel

    Redacción Quito

    Un suceso desafortunado fue el origen de su emprendimiento. Gladis Ramírez -cuando tenía 28 años de edad- tuvo un accidente con un producto químico le cayó sobre su rostro mientras trabajaba en una planta florícola.

    Desde ese entonces su piel quedó más sensible y años después -cuando se desempeñaba como ayudante de un ingeniero químico- aprendió a hacer jabón líquido para su uso personal.

    La emprendedora -oriunda de la comuna de Playa de Álvarez (Carchi)– buscó ingredientes como miel de abejas y manzanilla para preparar un jabón que sea suave y le brinde los nutrientes necesarios para su piel.

    Luego de experimentar y con una inversión de unos USD 50, Ramírez elaboró su producto. Así, desde el año pasado nació su negocio: Maraldi, jabón líquido de miel y manzanilla.
    Ramírez cuenta que uno de los aspectos más importantes para elaborar su jabón es la miel de abeja, que tiene que ser pura.

    Luego de experimentar con el jabón, la emprendedora decidió probar con una crema cuyos ingredientes principales son la cera de abeja, manteca de cacao y manzanilla. “Es una crema humectante, hidratante. Previene las líneas de expresión en pieles maduras. Es hecha con base de cera de abeja”, cuenta la emprendedora.

    El proceso de elaboración del jabón es de manera artesanal y le toma cerca de 20 minutos por cada recipiente.

    El año pasado, Ramírez acudió a una capacitación en ConQuito junto a la asociación Mujeres Luchando por la Vida, un colectivo que aglutina a cerca de 100 mujeres y dos hombres y al cual pertenece. Ramírez y un compañero de la agrupación, Fernando Vega, decidieron emprender formalmente. Vega se dedica a comercializar café orgánico cosechado en San Miguel de Los Bancos (noroccidente de Pichincha). Entre los dos negocios facturan al mes -en promedio- unos USD 300.

    Para Ramírez, Maraldi representa un ingreso adicional. Actualmente, ella trabaja en una empresa de limpieza. También se dedica a la agricultura. Cultiva guanábanas y naranjas en su finca en su comunidad natal.

    Por el momento, Ramírez prepara los jabones y cremas bajo pedido, sobre todo de a personas que conoce en su trabajo de limpieza.

    Vanessa Rosero, responsable de la Unidad de Economía Popular y Solidaria de ConQuito, señala que Maraldi participó del programa de Empresas Solidarias Innovadoras. “Este programa nace en función de las necesidades de generar innovaciones sociales productivas y comerciales de las pymes de economía popular y solidaria”, explica Rosero.

    La funcionaria de ConQuito comenta que a este tipo de emprendimiento -que tienen buenas ideas- les han ayudado y capacitado para crear un logotipo, eslogan, una marca e identidad para las pequeñas iniciativas.

    Rosero añade que otra de las ramas en las que se les capacitó fue ciertas técnicas para que las pymes puedan crear productos diferenciados y que logren llamar la atención y sobresalir de su competencia: las grandes marcas que llevan tiempo en el mercado.

    Gladis Ramírez elabora los productos en su casa, que está ubicada en Puengasí, en el suroriente de Quito. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Gladis Ramírez elabora los productos en su casa, que está ubicada en Puengasí, en el suroriente de Quito. Foto: Julio Estrella / LÍDERES