Etiqueta: natural

  • La cosmética natural es su sello diferenciador

    Redacción Quito  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El emprendimiento Mama Tungurahua tiene su origen en Baños de Agua Santa (Tungurahua), donde Rosa González, dueña del Hospedaje Higuerón, aprendió a elaborar jabones, en el 2014, con la orientación de una norteamericana.

    Paralelamente, su hermana Sofía González –quien se había quedado sin empleo en Quito– comenzó a preparar cremas para uso personal, que le ayudaron a mantener su piel hidratada durante su embarazo. “Era difícil encontrar productos naturales. Así que investigué y empecé a hacerlas yo”, comenta.

    Fue así como vieron en la elaboración artesanal de productos de cuidado personal una oportunidad de negocio.

    La producción la comenzaron con una inversión de USD 2 000, para la compra de insumos y adecuación de un taller en el hostal, en la ciudad de Baños.

    El primer producto que comercializaron, a inicios del 2014, fue jabón. De este, actualmente, tienen seis variedades con notificación sanitaria: aguacate y leche, rosas y chocolate, avena y miel, chocolate, cenizas del volcán de Tungurahua y enfieltrado. Además, producen bálsamos labiales en barra, de coco y caléndula.

    En un comienzo su principal punto de venta eran las ferias agroecológicas, como la del Parque La Carolina, en Quito. Actualmente, esta se encuentra suspendida por la pandemia de covid-19.

    La pequeña empresa ha desarrollado otros productos; se encuentra en proceso de gestionar la certificación técnica para la venta formal de los mismos. En jabones tiene presentaciones de caléndula, sábila, cerveza y café. Adicionalmente, elabora champús en barra y jabón para la higiene dental; cremas en barra a base de cacao y un bálsamo para la barba.

    “Todo se produce en el mismo taller, con permisos sanitarios”, explica Sofía, cofundadora. Las dueñas investigan muy bien sobre los beneficios de cada producto que utilizarán como materia prima; trabajan con más de 15 proveedores, en su mayoría locales.

    La fórmula se testea por entre uno y tres meses; luego se ajusta para su comercialización, etapa en la que también se realiza un testeo. “No siempre son demandados”, indica Sofía González.

    Todos los productos están en estado sólido, para evitar el embalaje en plástico. Los jabones se entregan en cajas de cartulina de caña y las cremas en cajas de madera. Los bálsamos son el único producto que entregan en plástico, pero están en proceso de cambiar a papel, con el objetivo de evitar la contaminación ambiental.

    Los productos de Mama Tungurahua se encuentran en alrededor de 21 tiendas del país, que comercializan artículos naturales y artesanales y que promueven la tendencia de “cero desperdicios”. Están localizadas en las provincias de Pichincha, Tungurahua, Imbabura, El Oro, Santa Elena y Loja. Actualmente, también se pueden encontrar en una feria artesanal, que se realiza cada sábado en el local El Cafecito, del sector La Mariscal, en Quito.

    All Green Shop, una tienda de productos orgánicos, biodegradables y naturales localizada en Ambato, ofrece los productos de Mama Tungurahua por alinearse con sus objetivos de cuidado del planeta. “Tienen conciencia ambiental desde el origen de los insumos hasta la presentación de los productos”, señala Andrea López, copropietaria de la tienda .

    Alexandra Carrera, de 34 años, es una clienta frecuente del emprendimiento de cosmética artesanal. Les ha comprado champús en barra y jabones para rostro y cuerpo. “Los productos naturales le hacen muy bien a mi cuerpo. Estoy tratando de no usar tantos químicos, los estoy dejando poco a poco. Su jabón de sábila me dejó muy bien el rostro”, comenta.

    Con la pandemia, Sofía y Rosa han fortalecido la venta directa por medio de canales digitales, con entrega a domicilio, en todo el país. La marca de productos de cuidado personal factura entre USD 1 200 y 1 500 mensuales.

    2 000 DÓLARES Fue la inversión inicial para comenzar con la producción de Mama Tungurahua

    Sofía y Rosa González, fundadoras del emprendimiento cosmético, que produce al mes cerca de 200 jabones, en su taller, en Baños de Agua Santa. Foto: cortesía Mama Tungurahua
    Sofía y Rosa González, fundadoras del emprendimiento cosmético, que produce al mes cerca de 200 jabones, en su taller, en Baños de Agua Santa. Foto: cortesía Mama Tungurahua
  • El sabor natural del chifle es la esencia

    María Victoria Espinosa

    Hace nueve años, Cesar Álvarez atravesaba una difícil crisis económica. El racimo del plátano se vendía a USD 0,20 en los mercados de Chone (Manabí).

    Con ese precio no alcanzaba a sostener los gastos de la plantación. Un día mientras conversaba con Loli Álvarez, una de sus hermanas que vive en Europa, se le ocurrió vender el plátano verde convertido en chifles. Su hermana lo apoyó y le depositó USD 800.

    Con ese dinero compró una freidora con una paila y adecuó una ramada de cinco metros de ancho por ocho de largo. Inició todo.

    El primer día que comercializó el producto, solo vendió seis fundas pequeñas de chifles. Pero con el paso de los días, las ventas aumentaron a 20 y luego 50 diarias.

    Al principio, el empaque era transparente. Luego, el emprendedor desarrolló un diseño y decidióllamarlo El Campeón.

    Para ampliar la distribución, Álvarez decidió vender su camioneta y comprarse un pequeño camión. Con el vehículo pudo promocionar los chifles en recintos cercanos a Chone, Tosagua, Rocafuerte y también en Manta, pero a través de amigos que le ayudaban a colocar los chifles.

    A los cinco años pudo ampliar la planta a 24 metros cuadrados y comprar máquinas para empaquetar el producto, que le costaron alrededor de USD 60 000. “Fue muy difícil al principio, pero no rendirme hizo que llegaran nuevas oportunidades”.

    Una de esas fue distribuir el producto en al menos 10 provincias, incluida Galápagos. El Campeón se vende en supermercados nacionales como Megamaxi, Mi Comisariato, Almacenes Tía y otros.

    Para Álvarez, vender chifles es rendirle un homenaje a sus raíces montuvias manabitas. Eso debido a que este plátano – cortado en rodajas – es parte de la mayoría de platos típicos de Manabí. “Los montuvios tienen una sabiduría ancestral para hacer que el sabor del plátano sea diferente al cultivado en otros lugares”.

    Por eso, Álvarez afirma que ha buscado conservar el sabor típico del chifle. Por eso no utiliza químicos ni saborizantes que modifiquen el sabor.

    Sin embargo, han logrado diversificar sus productos, pero naturalmente. Es decir, también tiene chifles picantes, con la receta del ají manabita y chifles elaborados con plátano maduro.

    Rocío Zambrano es una consumidora del producto. Ella lo adquiere en un supermercado de Manta y se lo envía a sus hijos de refrigerio o también para acompañar el encebollado, el ceviche o las sopas de pollo. “Me gusta mucho este chifle porque lo siento natural, como el que hacía mi abuela en la finca por cantidades”.

    La facturación del negocio es de USD 30 000 mensuales. Aunque, Álvarez señala que antes del terremoto del 16 de abril del 2016, las ventas llegaban hasta USD 45 000.

    Bajaron USD 20 000, durante el primer año del terremoto. De hecho, luego del sismo la producción de varias semanas se envió como donaciones a las zonas más afectadas de la provincia. “No nos recuperamos del todo, pero seguimos luchando por estar en el mercado”, comenta.

    Álvarez señala que expandir su negocio en estos nueve años ha sido difícil. Una de las anécdotas del emprendedor es de hace dos años, cuando intentó exportar por primera vez su producto.

    Una agencia le propuso que vendiera a E.E.U.U. y Europa. Álvarez obtuvo los permisos y certificados para exportar. Además diseñó un nuevo empaque, de mejor calidad traducido al inglés.

    Sin embargo, se rechazó el producto porque en la etiqueta le colocaron que tenía gluten.
    Álvarez perdió USD 15 000 y aún no cancela el contrato con la agencia. “Fue una experiencia para aprender. Ahora estoy pagando ese dinero y aún quiero exportar”.

    El chonense debió hacer un nuevo estudio para determinar que el nivel de gluten es mínimo. Ahora tiene una nueva propuesta desde Chile. Ya envió las primeras muestras y fueron aprobadas.

    Aspira que el producto ecuatoriano se conozca en más lugares de la región.

    El manabita Cesar Álvarez es el propietario de una planta procesadora de chifles, llamada El Campeón. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    El manabita Cesar Álvarez es el propietario de una planta procesadora de chifles, llamada El Campeón. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • El ‘jet lag’ se trata de forma natural

    Ana Cristina Alvarado

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    El ‘jet lag’, conocido en español como descompensación horaria, es un síndrome que aparece cuando el reloj interno de una persona no coincide con el horario de su destino. Se da después de viajes muy largos o cuando los vuelos se realizan en la noche, según explica Gabriela Hurtado, médico del servicio médico del Aeropuerto Mariscal Sucre de Quito.

    Hurtado dice que no todos los pasajeros sufren de este síndrome, aunque son propensos quienes tienen ansiedad, hipertensión y diabetes. Los niños también son susceptibles, pues su adaptación es más variable.

    Antes de un viaje, la médico recomienda mantener la higiene del sueño, es decir, no excederse en las actividades diarias, dormir lo suficiente y alimentarse de forma saludable. Esto le da satisfacción al cuerpo y le permite adaptarse de forma fácil a los nuevos horarios.

    Si se viaja durante el día, se aconseja mantenerse hidratado, para que el sistema digestivo esté activo y, por lo tanto, se dé señales al cerebro de que es momento de estar despierto. Aunque se viaje en la noche, no hay que descuidar la hidratación, ya que el ambiente en el avión es seco y esto también contribuye al malestar.

    Al llegar al destino, Hurtado recomienda tomar sol. Esta sencilla actividad le da señales al cerebro para que el reloj interno del pasajero se iguale al nuevo horario.

    Esto sucede porque la luz solar estimula la producción de vitamina D. La falta de esta vitamina está asociada a la somnolencia durante el día y a trastornos del sueño. Además, la luz del sol le indica al cerebro que produzca las hormonas para estar despierto.

    El descanso también es importante para regular el reloj interno. Se recomienda dormir en un ambiente oscuro y con temperatura agradable. Si es que no se puede dormir durante la noche, Hurtado aconseja el uso de recetas naturales, como la valeriana o ejercicios de relajación.

    Los largos viajes crean un desequilibrio entre el reloj interno y el horario en el lugar de destino. Foto: Referencial
    Los largos viajes crean un desequilibrio entre el reloj interno y el horario en el lugar de destino. Foto: Referencial
  • El sabor natural de las plantas dan vida a este licor

    Valeria Heredia

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    Imagine el sabor de la hoja de limón recorriendo su paladar. Perciba el aroma de la hierbaluisa o el cedrón. Si ya lo hizo, ahora sabe de algunos de los sabores y olores que tiene el licor Amaranto Gin.

    Esta ginebra surgió de la curiosidad de una familia quiteña, que levantó hace un año este negocio en Carcelén, en el norte de Quito.

    En este espacio, ellos levantaron una pequeña fábrica con USD 25 000 de inversión. El monto sirvió para adecuar el sitio y comprar la maquinaria e insumos necesarios para el proceso de destilación de este licor de origen europeo.

    Pero hicieron una segunda inversión (USD 120 000), que sirvió para ampliar la planta y mejorar los procesos de producción.

    Y valió la pena, según reconoce Andrés Jaramillo, emprendedor e impulsor del negocio. Él considera que la pequeña empresa está cerca de convertirse en una industria. Cada mes se producen 4 600 botellas de la bebida.

    Amaranto Gin no es una copia de la ginebra europea, que mezcla sabores importados. Este aguardiente ecuatoriano tiene identidad nacional.

    Las hierbas que surgen de los terrenos de los páramos andinos y de otros sitios del país son los ingredientes que están detrás de este aromático licor.

    El cedrón, la hierbaluisa, el ataco (hecho con horchata), la hoja de limón y el llantén son cinco de los 21 ingredientes que tiene este Gin, que cuenta con tres premios internacionales (uno en Bélgica, otro en España y el tercero en Estados Unidos). Los galardones se entregaron por la calidad y el sabor del producto ecuatoriano.

    La mezcla de sabores típicos de las plantas medicinales del país hizo posible que esta familia emprendedora dé trabajo a otros negocios, que comercializan este tipo de productos. Apoyan unas 50 familias, que entregan los productos de este tipo.

    Marcela García es representante de una empresa exportadora de especies. Ellos entregan al año cerca de 50 kilos de cardamomo a Amaranto Gin. “Es interesante que una empresa utilice este tipo de planta para hacer un producto dentro del país”.

    La elaboración de este licor no es fácil. Antes de sacar el producto a la venta se hicieron varias pruebas y Andrés Jaramillo estuvo encargado de este proceso.

    Su hermana y socia, Gabriela Jaramillo recuerda que la pasión por este tipo de licor surgió cuando su hermano salió del país para estudiar una maestría.

    En ese tiempo el joven emprendedor tuvo la idea de fusionar la ginebra inglesa con productos nacionales. “La materia prima nacional es de calidad, por lo que nos incentivamos para desarrollar el producto”, dice la joven.

    El proceso de elaboración de la ginebra duró un año, ya que hicieron varias pruebas para obtener un producto de calidad. Lo lograron porque el licor es desarrollado de forma natural, lo que garantiza su sabor y aroma de las plantas medicinales. “Es un licor muy noble, que hace que los sabores nacionales salgan a la luz”, señala la hermana.

    La familia Jaramillo tiene varios proyectos como la elaboración de los licores espirituosos y bebidas autóctonas del Ecuador como técnicas internacionales. La elaboración de un ron o un whisky nacionales están en de sus planes.

    Este licor puede degustarlo en espacios como La Guarda o, también, en grandes cadenas de supermercados. En estos últimos espacios ingresaron desde abril.

    La familia Jaramillo apostó por la elaboración del licor conocido como ginebra. Este negocio abrió las puertas a nueve trabajadores y tiene cerca de 40 proveedores de hierbas. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    La familia Jaramillo apostó por la elaboración del licor conocido como ginebra. Este negocio abrió las puertas a nueve trabajadores y tiene cerca de 40 proveedores de hierbas. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Allkugrass, césped natural para perros que viven en departamentos

    Lucia Vasconez

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    Cuando Diego del Pozo miraba a su mascota que no tenía una espacio en el que jugar o hacer sus necesidades biológicas porque viven en un departamento sin espacio para estas actividades nació la idea de un emprendimiento. Él es uno de los dos socios fundadores de Allkugrass, una empresa que produce césped natural, totalmente biodegradable para las mascotas.

    Del Pozo junto con su amigo y compañero de universidad, Christian Naranjo, iniciaron la empresa Allkugrass en junio del 2016 con una inversión de USD 16 000, la que fue destinada principalmente para el invernadero, sistemas de riego y una plataforma web.

    Los dos jóvenes de 27 años culminaron sus estudios en la Universidad Internacional en las carreras de Mecatrónica y Negocios, por ello, para lograr su producto, han tenido que capacitarse en agricultura y asesorarse con un equipo de agrónomos para desarrollar su césped natural para las mascotas.

    “Este césped es óptimo para los perros, no necesita mantenimiento, es natural, retiene los líquidos y los olores”, señala Naranjo.

    En el mercado hay otros productos para estas necesidades de las mascotas: como césped sintético y paños de algodón. El césped de Allkugrass es natural, por esta razón amigable con el medio ambiente. Después de que el «perrito lo ha utilizado completamente, se lo deshecha”, agregó.

    Las mascotas se adaptan al césped de Allkugrass. Foto Facebook de Allkugrass
    Las mascotas se adaptan al césped de Allkugrass. Foto Facebook de Allkugrass

    El césped de Allkugrass viene en cajas de dos tamaños: de 40 cm x 60 cm, para razas pequeñas y medianas; y 60 cm por 80 cm para las grandes. Tiene un alto aproximado de 10 cm. Está diseñado para departamentos, casas, oficinas. El cambio de cada caja se lo debe realizar cada tres semanas o dependiendo de su uso.

    El proceso de siembra y crecimiento del césped, hasta que se logre el tamaño requerido para la venta, es de aproximadamente 28 días y requiere de cuidados específicos. Por ello han implementado un invernadero en la parroquia de Tumbaco, en el nororiente de Quito.

    Actualmente la producción de esta empresa es 270 cajas al mes, las mismas que se distribuyen en la capital, Manta, Guayaquil y Ambato.

    El nombre de la empresa surgió de la combinación de las palabras allku (perro en quichua) y grass (césped en inglés).

    La empresa vende sus productos a través de su plataforma web (http://allkugrass.com/), el costo de cada caja, USD 18 99, las pequeñas y USD 24,99, las grandes, ya incluye el servicio de transporte dentro de la ciudad de Quito.

    Además del césped, la empresa ofrece, a través de su página web, otros servicios, todos a domicilios: peluquería canina, paseos para perros y veterinaria.

    Diego del Pozo y Christian Naranjo, cofundadores de la empresa Allkugrass. Foto: Víctor Munoz / LÍDERES
    Diego del Pozo y Christian Naranjo, cofundadores de la empresa Allkugrass. Foto: Víctor Munoz / LÍDERES
  • El gas natural es un recurso en crecimiento

    El cambio de matriz energética es un tema de debate mundial. Buscar y utilizar nuevos recursos más eficientes y amigables con el ambiente es el reto que se plantean las naciones, cuya economía actualmente depende del uso y comercialización de combustibles fósiles.

    A pesar de ello, el planeta todavía está atado al uso del petróleo y el gas natural, como principales fuentes para la generación energética.

    Por ejemplo, en el 2008, el aumento de los precios del petróleo estuvo acompañado por los rumores de que se iniciaría una era de escasez permanente de este recurso.

    En ese año, el panorama fue muy similar para el gas natural. La producción inevitablemente se reduciría y Estados Unidos estaba destinado a gastar USD 100 billones al año, para importar gas natural licuado (GLP), desde el África occidental, Oriente Medio, Australia y Rusia.

    Además, el mercado del gas natural se ha ido transformado por la rápida expansión de la producción de gas de esquisto (mineral). Hace 12 años, la producción de este tipo de gas ascendió a solo el 2% de la producción total estadounidense.

    Actualmente, la producción se ubica en el 37% y va en aumento. Sin embargo, el gas natural cuenta con grandes reservas mundiales recientemente descubiertas, lo que ha causado que su precio se derrumbe.

    Por ejemplo, en mayo de este año se descubrieron nuevas reservas importantes de petróleo y gas natural en territorio israelí.

    Este hallazgo se encuentra, aproximadamente, a 135 km al oeste del puerto de Haifa, y a 5 km de profundidad. A esta reserva se le ha llamado Leviatán, en referencia al monstruo marino bíblico.

    Tres empresas de energía israelitas en cooperación con la compañía de Texas, Noble Energy, anunciaron que las estimaciones de gas ascienden a 450 millones de metros cúbicos, lo que representa el mayor descubrimiento de gas en aguas profundas de los últimos 10 años.

    Con estas cifras, el campo Leviatán posee reservas suficientes para abastecer de gas a Israel por un siglo.

    La autosuficiencia energética era inimaginable para ese país desde su fundación, en 1948. Los trabajos de exploración de las empresas de petróleo y gas habían sido infructuosos, en las últimas cinco décadas. A diferencia de sus vecinos árabes, ricos en fuentes de energía.

    Antes del descubrimiento del campo Leviatán, el total de las reservas de gas de Israel se estimó en solo 45 millones de metros cúbicos. Las estimaciones de los organismos gubernamentales de energía aseguraban que la explotación del campo Tetis Yam, que representa aproximadamente el 70% del gas natural, del país, se agotaría en tres años.

    Con este escenario, el panorama mundial energético señala que el mundo todavía cuenta con un importante remanente de recursos no renovables. Esto conlleva a que las naciones se preocupen menos de buscar nuevas alternativas.

  • La medicina natural da vitalidad a Renase

    Redacción Quito

    Desde niño, Jaime Bolívar Rodríguez aprendió de su padre el uso medicinal de las plantas de la Amazonía ecuatoriana. Esas lecciones lo acompañaron toda su vida y, en 1986, a la edad de 50 años, fundó Renase Cía. Ltda., una pyme que produce y comercializa productos naturales de uso medicinal, alimenticio y cosmético.

    Renase comenzó con una inversión de 1 500 sucres, dinero que se invirtió en la compra de envases, etiquetas y materia prima. En ese año, un dólar se cotizaba en 95 sucres, según información del archivo del Banco Central del Ecuador.

    Para entonces, el negocio contaba con cinco productos; entre ellos, la sangre de drago y la hoja de guayusa que traían desde la actual provincia de Orellana.

    Rodríguez recuerda que entregaba sus productos a consignación, en cuanta tienda naturista encontrara. “No había muchas, pero hubo excelentes resultados y a los 15 días ya nos hacían más pedidos. Facturábamos hasta 200 sucres al mes”.

    Apenas tres años después, en 1989, este negocio aumentó su línea de producción y comenzó a distribuir propóleo. Se trata de un remedio natural usado para curar las afecciones de garganta, como la faringitis o la laringitis y aliviar resfriados.

    La innovación siempre fue un factor que destacó a este empresario, que no se limitó a distribuir la esencia pura del propóleo o la sangre de drago sino que convirtió esas esencias en polvo concentrado para poder encapsularlas y venderlas. Para 1996, contaba también con concentrados encapsulados de plantas medicinales como la uña de gato y la chancapiedra.

    “Los cambios no se hicieron de un día para otro, fue un trabajo que tomó su tiempo y esfuerzo”, comenta Alicia Apunte, esposa de Rodríguez.

    Adaptándose a los nuevos tiempos, en el 2002 decidieron invertir en tecnología. Compraron mezcladoras, una tapadora de frascos, balanzas de precisión, utensilios de control de calidad… Resultado de esta innovación comenzaron a producir champú y jarabes como el de zarzaparrilla, que no tiene un sabor amargo sino que sabe a miel.

    Renase facturó en el 2010 cerca de USD 181 000. Un año después, esta cifra alcanzó los USD 226 000 y, según Isabel, gerenta general de Renase e hija de Rodríguez, aspiran cerrar este años con una facturación de USD 250 000.

    Esta es una pyme familiar. “Mi esposa y yo comenzamos esta empresa cuando nuestra primer hija, Wendy, era muy pequeña. Isabel también era una niña, pero con el tiempo todas mis hijas se fueron incorporando”, comenta Rodríguez. “Ahora tenemos un equipo consolidado. Yo prácticamente me he retirado, ellas se encargan de todo y cuando me necesitan estoy para darles el soporte”.

    El trabajo en familia es agradable y productivo, pero para lograrlo “hemos aprendido a diferenciar los temas de la casa de los de la empresa”, asegura Angélica Rodríguez, la menor de las hermanas.

    Actualmente, Renase cuenta con una línea de 45 productos entre jarabes, suplementos nutricionales, cápsulas, champú, jabones. Antes de comercializarlos, cada producto debe pasar por los respectivos exámenes de toxicología y farmacología que realizan en laboratorios de Cuba.

    En el exterior se abrieron mercado desde el 2002, año en el que estrenaron su página web y llevaron su producto a los Estados Unidos, Canadá, Rusia, Italia Bélgica, España, México y Colombia.

    El aceite de hunguragua, utilizado para la detener la caída del cabello, es su producto estrella en el extranjero, asegura Isabel Rodríguez. También lo es la sangre de drago que ofertan en jabón, crema, champú y extracto en polvo.

    Magdalena Ramón, dueña de la cadena de tiendas naturistas ‘Natura’, distribuye los productos de este negocio desde sus inicio y lo recomienda. “La sangre de dragon es lo que más se vende en mis locales, su producto es excelente”.

    Para abastecer sus pedidos requieren de varios proveedores, entre ellos la empresa Ingeme, a la que compran unos 40 000 envases al año. Elizabeth Carranza, asistente de gerencia, destaca la puntualidad de Renase para sus obligaciones de pago.

    Medicina natural

    • En las perchas. Cada producto demora un promedio de un año en salir a la venta. En ese tiempo se hacen los exámenes farmacológicos.
    • Los productos. Todos los productos de esta empresa cuentan con registro sanitario. Renase cuenta con una línea de 45 productos de uso medicinal, alimenticio y cosmético.

  • Lo natural transmite identidad a su negocio

    REDACCIÓN QUITO

    En el ambiente se huele a especias. Las estanterías tienen fruta fresca de vivos colores y frascos con conservas naturales. En el lugar, predomina el color blanco de las mesas y sillas, que fueron recicladas, pero que completan el ambiente de un sitio que le apuesta a lo alternativo y orgánico.

    Así es La Divina Papaya, una café-bar y tienda que propone un menú y productos 100% naturales.

    La idea nació de las hermanas Andrea y Daniela Moreno Wray, inspiradas por su madre, Natalia Wray. Ella es antropóloga y gracias al contacto con diferentes culturas, dentro y fuera del país, aprendió a elaborar, de manera artesanal, productos como frutas deshidratadas, conservas, especias y más.

    En diciembre del año pasado, las hermanas comenzaron a comercializar sus productos. Para ello, invirtieron unos USD 3 000 en materias primas y en una máquina deshidratadora.

    En principio, tenían pedidos de familiares y amigos. Las emprendedoras aprovecharon la época de Navidad para ofertar sus creaciones.

    Gracias al éxito en las ventas decidieron abrir un local. Aunque Andrea también se dedica a la actuación y Daniela a la producción de cine, las hermanas Moreno Wray quisieron dedicarle tiempo a la gastronomía y el emprendimiento.

    Además, la propuesta de compartir espacio con Sushi Nori, un restaurante de comida tailandesa y japonesa ubicado en la avenida González Suárez (norte de Quito), les impulsó a abrir su local.

    Con una inversión de unos USD 10 000 decoraron el restaurante y adquirieron el mobiliario, implementos e ingredientes para iniciar el negocio. Lo hicieron en abril de este año.

    Sal de flores, sal al vino, pan artesanal, té, jugos naturales, sánduches, postres… son algunas de las alternativas que los comensales pueden degustar.

    Actualmente, el café-bar cuenta con una facturación de USD 5 400 al mes en promedio. Además, su mercado oscila entre 80 a 100 personas diarias.

    Paola Granja, quien se dedica a la producción de televisión, asiste a La Divina Papaya con frecuencia. Ella lo define como un «espacio dirigido para un público que busca lugares diferentes». Asiste con su familia y amigos; comenta que de la oferta que se promociona, le gusta el jugo de pepino, los cocteles y el sánduche de jamón serrano.

    Mientras que Juan Lorenzo Barragán, diseñador gráfico, acude para degustar la cerveza artesanal y los jugos.

    LA CIFRA:
    USD 5 400 es la facturación mensual de este emprendimiento

  • La energía viene con sabor a maracuyá, uvilla, chocolate…

    Redacción Quito

    Energía proporcionada por un producto 100% natural es lo que ofrece Batery a sus clientes. Así lo indica Gabriel Lemarie, gerente general de la empresa que produce barras energéticas bajo el nombre de Bolt.

    Él, junto a otros dos socios, adquirió la marca en el 2007. El anterior dueño la creó en el 2002 como un proyecto de tesis, que luego se desarrolló hacia una producción de carácter artesanal. «En ese entonces fabricaban una barra de granola, coco y pasas. Luego nosotros hicimos una inversión inicial de USD 25 000 para la compra de la empresa y su desarrollo. Le dimos un giro de 180 grados. Cambiamos la imagen y diversificamos la producción«.

    Los nuevos dueños mantuvieron la barra energética con los ingredientes originales y desarrollaron otras de dos sabores: maracuyá/ uvilla y café/chocolate. Iniciaron con una producción de 20 cajas ‘madre’ (cada una con 20 paquetes pequeños, dentro de las cuales había cinco barras). Actualmente, y tras el cambio de empaques, producen 200 ‘cajas madre’ al mes (contienen 20 cajas pequeñas, pero en cada una entran ocho barras).

    Ocho personas trabajan en la elaboración de este producto (el 70% del trabajo es manual y el 30% tecnificado). El proceso inicia con la cocción del líquido hecho a base de panela. Luego este pasa a una mezcladora en la que se une con ingredientes como avena, granola, fruta, etc. La pasta resultante se pone en moldes, se hornea, se corta y se empaca.

    En principio Batery comercializaba USD 2 500 al mes, mientras que ahora son USD 20 000. De igual forma el número de clientes pasó de dos a 15, entre los cuales están Fybeca, Oki Doki, Godart Catering Group, Nevado Ecuador, Grupo Hanaska, Supermaxi, entre otras empresas.

    Batery le apunta a la calidad por lo que consiguió la certificación Cradel to Cradel de la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual avala los empaques de la empresa. «Hubo un concurso y un grupo de expertos seleccionó a la empresa (…) La compañía está comprometida en la mejora de sus productos. Busca ser rentable, pero también sostenible con el medioambiente», indicó Kevin de Cuba, especialista en energía sostenible de la OEA.

    Otro dato: El año pasado, luego de un trabajo con Pro Ecuador, Batery logró realizar un primer envío a los supermercados Associated, ubicados en Nueva York, Estados Unidos.

    Más datos

    Proveedores. Entre los proveedores de Batery se encuentra Pacari, Café Vélez, Avena Base Sur, Centro Gráfico…

    La voz de un cliente. Marilyn Ramos, de Neyplex, asegura que trabajan con Batery con esta desde hace tres años.

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  • Los ingredientes vegetales dan forma a los jabones de Anisa

    Redacción Guayaquil

    Frutas como la frambuesa y el durazno; plantas como la menta, el eucalipto y la hierbaluisa; alimentos como la avena, el chocolate, la granola… son la materia prima de Anisa. Aunque pudiera parecer un emprendimiento gastronómico, no se trata de eso, sino de jabonería artesanal.

    Detrás de esta idea está la guayaquileña Ana Isabel Moreno. Sus manos son las que crean los jabones de Anisa, desde hace tres años y medio. 20 combinaciones como chocolate fudge, naranja con canela o almendras con café, se elaboran cada mes en su taller.

    Esta firma funciona en su domicilio, en la ciudadela Puerto Azul (vía a la Costa). Allí, produce 3 000 barras mensuales, en promedio, con la ayuda de una asistente. Algunas de las fragancias más demandadas son Miel Salvaje, Otoño (frutos secos y especias), Granola, y Mentalipto (menta con eucalipto).

    La idea de hacer jabones artesanales surgió hace más de cuatro años, cuando en un canal alemán de televisión, la emprendedora conoció el proceso. Se enamoró -dice- de la forma «romántica y creativa» de elaborar los jabones y decidió hacerlo. Para ello, compró algunos libros del tema en Estados Unidos. La técnica la perfeccionó durante un año. Así, a mediados del 2009 nació Anisa.

    Los componentes principales de estos jabones son la manteca de cacao ecuatoriano, la canola, el ricino y agua destilada. La creación se complementa con aceites esenciales importados. El proceso de elaboración toma cerca de un mes.

    Cada barra se vende en USD 5. «El precio está justificado debido a su calidad y duración», dice Inés San Luces, una de sus clientas. Agrega que «siente la diferencia» entre el jabón industrial y los de Anisa. «Dejan la piel suave y se pueden usar hasta en la cara, ya que no tienen químicos ni preservantes».

    Anisa se promociona principalmente a través de su página web (www.anisajabon.com) y de las redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter y Pinterest. Además, participa en ferias como El Mercadito y Bonaterra.

    La marca realiza envíos a todo el país, con un recargo adicional de USD 2. Incluso, tiene clientes en la Amazonía, en ciudades como Napo y Zamora. El producto también se vende en algunas boutiques, hoteles y spas. Por ejemplo, se puede encontrar en el Hostal Boutique El Manso (centro de Guayaquil), en el spa Esteticare y en la boutique Gloss.

    Sol Riofrío es otra de las clientas frecuentes de Anisa. Asegura que en su hogar usa únicamente los jabones de esta marca. Riofrío afirma que usarlos en la ducha «es una experiencia sensorial», debido a su textura y aroma.

    El negocio.

    El target. Son hombres y mujeres entre los 25 y 60 años. El 80% de los compradores son mujeres.

    Otros productos. Además de jabones, produce exfoliantes bajo pedido. Próximamente creará una línea de bálsamos labiales.