Etiqueta: natural

  • El cuidado de la salud alimenta su negocio

    Redacción Guayaquil

    El autismo de su pequeño hijo llevó a Juliana Hernández a emprender. En abril del año pasado, ella descubrió que una forma de mejorar la situación de su hijo era a través de la alimentación.

    Así nació Campher Gluten Free, una microempresa que elabora productos libres de gluten y que se especializa en ofrecer productos para personas con enfermedad celiaca, enfermedades autoinmunes, trastornos del espectro autista, intolerancias, sensibilidad y alergias, entre otras.

    Hernández prepara pan artesanal libre de gluten, lácteos, azúcar y soya que oferta en USD 10. Semanalmente vende, en promedio, 30 panes. Las tortas para personas con diabetes u otras enfermedades que no permiten disfrutar de un pastel son otra de su especialidades a las que suman los cupcakes y ‘negritos’ elaborados con frutas como el banano. Al mes también elabora tres tortas de chocolate y vainilla con frutos secos.

    Ofertar estos alimentos preparados con productos naturales la llevó a profundizar en el tema de la alimentación; por ello, organiza una vez al mes el curso: Cambios de Hábito. En estos talleres comparte recetas y ofrece asesoría para adquirir hábitos sanos, con base en alimentos naturales. Montar este negocio también significó dejar de consumir productos con colorantes o artificiales. «Cambiar el hábito alimenticio conlleva a un cambio de vida positivo», comenta.

    Claudia Amat compra semanalmente, desde hace ocho meses, dos panes para su hijo y esposo, quienes son intolerantes al gluten y a la lactosa.

    Esta consumidora comenta que sus familiares no consumían estos productos, pues en Guayaquil no existía un negocio que los ofertara.

    Para preparar los panes utiliza harina de coco y almendra, que adquiere de un proveedor local. Los utensilios que usa son especiales: de acero inoxidable, a los que se añade un purificador de agua que garantiza que los alimentos son libres de impurezas. En estos insumos, Hernández invirtió unos USD 400.

    En su página en Facebook recibe consultas y contesta dudas sobre los alimentos que deben consumir. Para ella lo principal es que las personas con problemas o enfermedades tengan una opción de mejorar a través de la alimentación.

    «Los productos nacen de la necesidad de cambiar hábitos alimenticios por enfermedades en mi familia, lo hemos comprobado y queremos compartirlo», cuenta la emprendedora.

    El trabajo Harinas. La materia prima que usa para elaborar panes proviene del coco y la almendra.

    La elaboración. Se toman precauciones como que todos los implementos estén lavados con agua purificada.

  • La preparación del pollo tiene un componente más natural

    Redacción Quito

    La venta de pollos preparados es un negocio que tiene acogida en Quito y quienes desean competir tienen que innovar. Bajo ese principio, Papi Gallo entró en el mercado.

    Este sitio se abrió el 1 de septiembre del 2012, cuando Esteban Páez, su dueño, tenía 25 años. «Yo trabajaba como asesor comercial en una distribuidora de licores. A mí me correspondía el área de restaurantes y hoteles. Siempre entraba por la cocina de estos sitios y me gustaba el ambiente. Laboré tres años y ahorré. Fue entonces que decidí ponerme un restaurante, aunque no sabía de qué».

    La primera decisión que tomó este emprendedor fue buscar un local. Un día su padre le comentó que había una casa antigua en la calle Luis Tufiño, en el sector de La Rumiñahui (norte).

    Le gustó el sitio y fue en ese momento que decidió poner un local de pollos, con un concepto revolucionario: cero grasa.Así, puso en marcha el montaje del futuro restaurante. Primero, remodeló la casa con una inversión de USD 25 000. Además, contaba con 15 000, pidió un crédito bancario de 20 000, a tres años plazo, y solicitó 10 000 a sus padres.

    Fue entonces que se concentró en el concepto culinario. Para ello, buscó asesoría e instaló una parrilla, que también cumple la función de horno. La grasa natural del ave cae en unos recipientes y la preparación es totalmente sana.

    «Soy cliente desde que se inició este negocio. Me gusta, porque no usan aceites ni nada de esas cosas, evitando así males como el colesterol alto. Además, la atención es personalizada», indica Paulina Valencia, quien siempre acude al sitio.

    Páez atiende permanentemente en el restaurante, que funciona siempre, excepto la noche del 31 de diciembre.

    Al inicio solo se ofertaba pollo, consomé, ensaladas, arroz y papas, pero tras un año de funcionamiento se diversificó y hoy en el menú constan seco de pollo estilo peruano, chaulafán, carnes… Todos se preparan con un concepto saludable.

    Esta idea le ha permitido crecer al sitio «como la espuma» y casi ha se logrado recuperar la inversión inicial. «Falta poco para pagar el crédito», comenta Páez.

    El año pasado, el sitio facturó USD 90 000. Al inicio vendía 6 500 en promedio al mes y ahora hasta 8 000.

    Asimismo, el número de empleados creció. Empezó con dos colaboradores y ahora están tres de planta y uno temporal. «Esta labor me ha ayudado bastante. Lo conseguí a través de Socio Empleo», dijo Paola Cabezas, mesera del sitio.

    Directo a franquiciar
    Iniciativa.  Esteban Páez está dispuesto a franquiciar su negocio en USD 2 000. Por ese monto, se otorga el uso de la marca, imagen, recetas, etc. Él ganó un concurso para ofertar 700 pollos a Aglomerados Cotopaxi, en la Navidad pasada.60 es la cantidad de pollos que vende el fin de semana

  • Lo natural y orgánico apoyan su expansión

    Redacción Quito

    El consumo de productos orgánicos es una tendencia que genera la demanda de alimentos naturales. Ante este nuevo mercado, más emprendimientos apuntan a la producción sin químicos ni preservantes. Pero surge una inquietud: ¿dónde comercializarlos? Alexandra Duarte, Michel Laforge, Rosa Mena y Enrique Tashintuña decidieron emprender en Megasano para brindar un espacio para empresarios, microempresarios y artesanos que se dedican a la fabricación de productos naturales y orgánicos. Laforge, un ingeniero agrónomo, señala que muchos productos se cultivan con químicos y los animales se desarrollan gracias al consumo de balanceados y hormonas. Por esa razón, su negocio busca «que el cliente consuma productos de calidad y naturales».

    Gabriela Andrade es vegetariana y considera que encontrar lugares que sean proveedores de carne vegetal es complicado. «Lo bueno de Megasano es que tienen productos que otras empresas no. La carne vegetal es difícil de conseguir y ahí la puedo encontrar con facilidad».

    El portafolio de la firma abarca unos 300 alimentos entre hortalizas, lácteos, quesos, carne vegetal, carne animal y productos de belleza. «Algunos productos no son 100% orgánicos. Por ejemplo, la miel es natural, pero no podemos garantizar que la abeja no consuma de una plantación con químicos y la miel no contenga productos nocivos. Por eso comercializamos lo natural», dice Laforge.

    En enero del 2013, Megasano comenzó como una iniciativa en Internet, donde los clientes realizaban sus pedidos. Los productos, según la especificación del cliente, se pueden entregar a domicilio o pueden ser retirados desde un punto de encuentro. A partir de marzo del 2014, decidieron ampliar su mercado e inauguraron un local en la av. de los Shyris y Gaspar de Villarroel (norte).

    40 proveedores trabajan con Megasano. El pago por sus productos es de manera inmediata y solo se encuentra a consignación aquello que se establecen por requerimiento de los productores. «Practicamos una política de precio justo con los proveedores. Nuestra ganancia no supera más del 35% del precio del producto», indica Duarte.

    Verónica Parra, propietaria de la microempresa Yananti, es una de sus proveedoras. Indica que se siente a gusto de las políticas de comercio justo que manejan, ya que le permiten desarrollar de manera positiva su emprendimiento.

    La facturación mensual de Megasano oscila entre USD 4 000 y 4 500 al mes. El 50% de sus ventas son por Internet y el resto en la tienda. Para las compras en Internet no se realiza el pago en el sitio web. La compra es directa o con transferencia bancaria y el costo del envío en Quito es USD 1,50. «Miércoles se cosechan las hortalizas y el jueves ya enviamos», dice Alexandra Duarte, administradora de Megasano.

    Sus principales clientes son personas menores de 30 años, vegetarianos y practicantes del yoga. Daniel Heredia, cliente de Megasano, señala que lo que más les gusta es la variedad y los bajos precios. «Uno piensa que porque es orgánico el producto es caro. Es todo lo contrario».

    Así también instituciones públicas y privadas solicitan sus servicios. Una escuela en Conocoto también solicita sus productos, por las normativas para brindar productos naturales a los niños.