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  • La oferta incluye huevos de gallinas que son felices

    Carolina Enriquez

    Redactora (I)

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    En el páramo de los Illinizas, a 3 200 metros de altitud, cientos de gallinas viven en libertad. Los huevos que producen las aves son parte de la esencia de Dicorne.

    Esta industria alimenticia nació hace tres años y está muy ligada con el cuidado del medioambiente, el fomento de productos ecuatorianos y la innovación.

    Se trata de una empresa familiar en la que Carlos Díaz y sus hijos Carlos, Pablo y José son los socios fundadores. Dicorne tiene en su oferta huevos ecológicos, mermeladas de tres sabores (higo, mandarina y limón), humus de dos tipos, chimichurri y ‘snacks’.

    Para el desarrollo de la planta de producción, ubicada en el sector del Chaupi (Pichincha), al pie de los Illinizas, se invirtieron USD 30 000. “Yo estudiaba en EE.UU. y allí había cosas que aquí no. Conversando con mis hermanos vimos otras alternativas que podíamos hacer y decidimos lanzarnos al mercado con alimentos apetecidos como la pasta de garbanzo, conocida como humus”.

    La planta de producción de la firma se encuentra altamente equipada.
    La planta de producción de la firma se encuentra altamente equipada. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    Tras esta salsa lanzaron los demás productos, en los que siempre han buscado diferenciarse. Un ejemplo de ello, dice Pablo, son las mermeladas de sabores que, regularmente, no hay en el mercado; su chimichurri es fresco y se debe refrigerar.

    En la línea de ‘snacks’ se ofrece chulpi en tres sabores. “Nuestro enfoque es tener productos tradicionales que no se han expuesto a escala internacional”, explica Pablo. Precisamente, tras participar en ferias internacionales, los empresarios han tenido acercamiento con compradores de países como México; aspiran, próximamente, exportar.

    Como parte de su espíritu innovador, hace dos años optaron por la producción de huevos de gallinas que viven sin ningún estrés.

    “El tema de las gallinas felices nació como una iniciativa de cambio en la crianza. Queríamos un nuevo producto dentro del mercado. Iniciamos con un corral móvil”, dice Carlos Díaz padre.

    Un trabajador se encarga de recolectar uno de los huevos de gallinas criadas en libertad.
    Un trabajador se encarga de recolectar uno de los huevos de gallinas criadas en libertad. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    Se trata de un proceso en el cual las gallinas viven en el campo en corrales que, cada semana, se mueven por diferentes lugares de un terreno. Los animales tienen la posibilidad de pasar el día caminando y comiendo en la naturaleza; por las noches pasan al galpón.

    Los corrales se mueven a través de un tractor. Las gallinas, que están acostumbradas al traslado, no se encuentran hacinadas; existe un amplio cuidado técnico de las aves por parte de la empresa.

    Cuando arrancó este proyecto, se contaba con 300 gallinas en el primer corral; la inversión inicial, incluyendo animales, corrales y equipamiento, fue de USD 17 000. Los dueños dicen que, aunque es difícil cuantificar, el número de aves aumentó exponencialmente; ahora tienen cinco corrales móviles en producción y cuatro en desarrollo, en Pichincha, Imbabura y Tungurahua.

    La producción de huevos también ha incrementado. Se trata de un alimento sano que, al igual que el resto de la oferta, se vende en cadenas de supermercados, tiendas especializadas, delicatessen, restaurantes, etc.

    “Hace año y medio estamos trabajando con Dicorne. Comercializamos el humus, ciertas mermeladas, el chimichurri y los huevos. Son de muy buena calidad, tenemos buen servicio del proveedor, son productos ecológicos y respetuosos del medioambiente”, señala Amanda Purtschert, propietaria de Floralp Delicatessen.

    Consumidores de los productos como Lucía del Carmen Paredes destacan el sabor que tienen. “Los huevos son una alta fuente de proteína. Me encanta la presentación y, sobre todo, me gusta que tratan bien a los animales”.

    Los huevos se presentan en cajas de 12 unidades. Al igual que en los empaques del resto de productos, el distintivo de los mismos es la imagen de los Illinizas.

    El color de la cáscara de estos productos difiere, según la raza de las gallinas. Esta empresa tiene aves ponedoras de cuatro tipos.

    En promedio, cada gallina pone huevos por dos años; se calcula que cada animal produce 280 unidades en un año. Para este proyecto productivo, Dicorne cuenta con tres socios estratégicos

    Actualmente, la empresa se encuentra trabajando para obtener la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y de Haccp. Apoya, además, a la iniciativa ambiental 1% for the Planet.

    ‘Me gustó saber preparar alimentos’

    Janeth Obando, asistente de planta productiva

    En Dicorne trabajo desde que arrancó la producción. Me parece interesante el trabajo que realizo, elaborar productos nuevos es agradable. Crear un alimento desde cero me llama mucho la atención y compartir con mis compañeros es bueno. Las personas que trabajamos en la planta, que somos tres, hacemos de todo: limpieza, industrialización, empaque, despacho, etc. Nos desenvolvemos bien en todo, pero también nos hemos especializado en ciertas actividades. En este empleo he aprendido sobre la elaboración de diferentes alimentos y sobre manejo de personal. Muchas veces me desenvuelvo como jefe de personal, porque tengo que estar pendiente del ingreso del personal. También me dedico a controlar la entrada de mercadería, producción, cálculo de lo que se va producir, despacho, laboratorio,. etc. Como parte de nuestro trabajo nos piden que realicemos control de calidad y análisis, para asegurar que nuestros productos sean buenos y no se genere ningún tipo de problema.

    Los productos de Dicorne se fabrican en un ambiente natural, a los pies de los Illinizas (Pichincha).
    Los productos de Dicorne se fabrican en un ambiente natural, a los pies de los Illinizas (Pichincha). Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • La oferta de vinos europeos evoluciona en Ecuador

    Ana Cristina Alvarado

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    El fin de semana se llevó a cabo la cuarta edición de La Vendimia, en el Paseo San Francisco. Esta feria tiene el objetivo de dar a conocer las ofertas de vinos en Ecuador y democratizar su consumo. La siguiente edición se realizará a mediados de noviembre.

    Michael Rosillo, gerente comercial de Divino, la empresa organizadora del evento, cuenta que participaron más de 50 bodegas, cada una con dos o tres etiquetas. Hubo una gran variedad de cepas, tipos de guardas, entre otras variedades determinadas tanto por la cosecha como por la elaboración.

    La novedad de esta edición fue que desde la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea, los vinos de ese continente tienen ahora una representación igual o mayor que los chilenos y argentinos, que tenían la mayoría de la oferta en Ecuador. En la Vendimia participaron vinos de origen portugués, español, francés, italiano y alemán.

    “Han llegado unas cavas interesantes”, dice Rosillo. Se refiere a los vinos espumosos españoles protegidos por su Denominación de Origen. Entre esas, nombra la gama Reina María Cristina, de la bodega Codorníu, que con 500 años de existencia es la empresa de vinos más antigua de España.

    El experto en vinos también asegura que han llegado al Ecuador ‘prossecos’ que llamarán la atención del consumidor por su historia y vanguardia. El ‘prosseco’ es un vino blanco italiano, generalmente espumante.

    La bodega Astoria es una de las marcas auspiciantes del Giro de Italia, la competencia ciclística en la que el ecuatoriano Richard Carapaz se está destacando. Astoria, explica Rosillo, es una casa que mantiene la tradición en cuanto a la cosecha y elaboración del vino, pero que se ha atrevido a renovar su imagen con el uso de un diseño gráfico contemporáneo.

    Los asistentes a la Vendimia también pudieron conocer marcas que tienen propuestas ideales para regalos, como el Gran Cuvée Rosé de Fantini, que tiene un cristal Swarovski en la botella.

    En esta edición de la feria, además, se lanzó el Club de la Vendimia. Tendrá tres niveles: Reserve, Grand Cru y Château. La membrecía fluctúa entre los USD 60 y USD 110. Los miembros recibirán cada mes una caja con un vino y productos y beneficios gastronómicos. “El vino no es un licor solo para tomar, sino para acompañar la comida. Con el Club queremos generar un conocimiento de maridaje”, concluye Rosillo.

    La cultura del vino crece con acuerdos comerciales y espacios enfocados en la cata y el maridaje.
    La cultura del vino crece con acuerdos comerciales y espacios enfocados en la cata y el maridaje.
  • Su oferta se vende en el mercado europeo

    Redacción quito  (I)  
    redaccion@revistalideres.ec

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    Encontrar productos elaborados que sean sanos y nutritivos para su hijo fue una tarea difícil y, a la vez, una oportunidad para Katherine Guerrón, propietaria de Industria Alimenticia Mikhuna.

    Este emprendimiento nació hace cuatro años. Guerrón decidió crear una empresa que oferte productos saludables. Inicialmente la idea surgió con un enfoque hacia los niños, pero los productos están hechos para que los adultos también los puedan disfrutar.

    La inversión inicial para arrancar con este negocio fue de USD 30 000. “Los recursos se invirtieron en la creación de la marca, diseño de empaques, promoción y otros”, afirma la emprende­dora. A lo largo del funcionamiento de la firma se han realizado otras inversiones para garantizar su expansión.

    La marca comercial es Kinuwa Ancestral Foods. Bajo esta se ofrecen productos hechos con quinua, como barras energéticas, ‘snacks’, cereales, quinotos, premezclas, entre otros. También se comercializa quinua al granel (convencional y orgánica).

    “Quise trabajar en un producto de calidad que refleje que tiene componente ecuatoriano”, dice.

    Por ello, Mikhuna trabaja con agricultores de las provincias de Chimborazo y Cotopaxi.

    Con ellos, la empresa prevé realizar proyectos de responsabilidad social, a través de capacitaciones de economía familiar y comunitaria.

    Por otra parte, maquila con dos compañías nacionales especializadas. “Tienen experiencia, certificaciones y nos aportan mucho para la empresa”, dice Guerrón. Por ahora, la firma no se encargará de la producción.

    Kinuwa se comercializó inicialmente en Ecuador. Hoy tiene presencia en otros países de la región, como Chile.

    Además, la compañía exporta quinua al granel a países entre los que se encuentra Holanda.

    Entre las metas de venta está incursionar en los mercados italiano y alemán, este año.

    La expansión del negocio a mercados internacionales es un aspecto que destaca Carolina Jine, jefa de Exportaciones de Panatlantic. Esta compañía asesora desde hace un año a la firma Mikhuna, en cuanto a procesos de logística internacional.

    La asesora comercial recuerda que los primeros envíos de la marca fueron pequeños y, poco a poco, crecieron. “El último envío fue un contenedor completo a Rumania”, explica Jine.

    La cooperación entre ambas compañías ha sido satisfactoria, gracias al compromiso.

    La responsabilidad con el medioambiente también es parte de los lineamientos corporativos.

    Por ejemplo, los empaques están hechos a base de bagazo de caña de azúcar e impresiones con tinta ecológica.

    El crecimiento exponencial de la firma se refleja también en la facturación. El año pasado cerró con USD 90 000. En lo que va del año, ya casi se iguala el monto total del 2018.

    “Cerramos contratos grandes de exportación. Me ha ido bien gracias al apoyo de Pro Ecuador y a la participación de nuestra empresa en ferias internacionales y ruedas de negocios”, comenta Guerrón.

    Actualmente, la empresaria se encuentra residiendo en Europa, donde está trabajando en negociaciones para abrir una oficina y una bodega en ese continente. Allí espera ganar mercado con la promoción de las bondades de la quinua ecuatoriana.

    Entre los planes de la empresa para ampliar su línea de artículos está usar otros ‘superalimentos’ que se producen en el país.

    Además, este año Mikhuna tiene previsto lanzar la línea de productos alimenticios para bebés de entre 6 meses y 2 años.

    Katherine Guerrón vive, actualmente, en Milán (Italia), donde concreta nuevos negocios para la expansión  de su marca en Europa. Foto: Cortesía: Industria Alimenticia Mikhuna
    Katherine Guerrón vive, actualmente, en Milán (Italia), donde concreta nuevos negocios para la expansión de su marca en Europa. Foto: Cortesía: Industria Alimenticia Mikhuna
  • Envases y fundas biodegradables son su oferta

    Redacción Cuenca

    Redacción Cuenca  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Su oferta busca preservar el ambiente al ofrecer envases, cubiertos y fundas que son biodegradables. La cuencana Andrea Matovelle inició en diciembre pasado el emprendimiento Terra.

    Ella buscaba un negocio para desarrollarse y aplicar sus conocimientos en comercio exterior y emprendimiento. Es licenciada en Estudios Internacionales.

    Entre otras conversaciones, las propietarias de bares escolares le contaron que existe una disposición del Ministerio de Educación para que paulatinamente se deje de usar el plástico convencional para entregar los alimentos a los alumnos. La intención es preservar el ambiente.

    Matovelle vio como una oportunidad y desde entonces ofrece dos líneas. La primera consiste en platos con tapa, tendidos y hondos, vasos, cucharas, tenedores, cuchillos, envases para salsas y mayonesas, entre otros. Son elaborados con almidón de maíz.

    Según Matovelle, esta planta tiene un polímero natural para elaborar desechables, que pueden ser degradados en su totalidad en un jardín o en cualquier plantación. “Se eliminará en seis meses como máximo”.

    Es un negocio rentable y a la vez necesario para no afectar al ambiente, agrega la emprendedora. “Se ofrece una alternativa para las personas con conciencia ambiental”.

    Eso precisamente buscan sus clientes como Leonardo Echeverría, de la agencia de viajes Love to Travel, que ofrece fundas de regalos y empaques para ‘box lunch’. Otro de sus clientes es Jonathan Salamea, de la firma de tecnología Click. Para ellos, usar esos empaques beneficia a la imagen de los negocios porque es un aporte ambiental y responsabilidad social.

    La segunda gama de productos son los elaborados con el bagazo de la caña. Se trata de empaques para comida rápida y fundas para llevar ropa, por ejemplo. Son reciclables. Matovelle explica que son más apetecidos por las personas que tienen negocios pequeños y medianos.

    En la actualidad, cuenta con cerca de 100 clientes en Cuenca y Azogues. Ellos son propietarios de boutiques, restaurantes y locales de comida rápida. “Mi objetivo no es netamente monetario, sino también es lindo tener esa satisfacción de que se está aportado a la conservación del planeta”.

    Ella asegura que existe buena acogida y se cumple su plan de ventas. Su reto es visitar otras ciudades del país y otros establecimientos como panaderías. Irá por rangos de negocios.

    La inversión inicial de Terra fue de USD 3 000 en la adquisición de los productos. Los primeros fabricados con almidón de maíz son importados de la marca internacional Ecogreen y los de bagazo de caña en el Ecuador. Todas las ganancias se reinvierten para aumentar el volumen del negocio.

    “Mientras más se incremente, más económico saldrá el producto”, dice Matovelle. Esa estrategia se mantendrá durante este año. Tiene un trabajo estable que le permite mantenerse sin usar los ingresos de Terra. En la actualidad, Matovelle busca alianzas estratégicas para ofertar sorbetes y otras opciones biodegradables.

    Otros detalles

    La marca. La emprendedora cuencana Andrea Matovelle decidió usar la marca Terra por se identifica con la conexión y respeto con la tierra y la naturaleza. El diseño del logotipo también se relación con su nombre y elementos del ambiente.

    La promoción.  
    Los productos que oferta Terra son publicitados mediante las redes sociales como Facebook e Instagram. Durante esta semana, dice Matovelle, también empezará con la promoción en una página web.

    Andrea Matovelle muestra sus envases y fundas biodegradables. Foto:  Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Andrea Matovelle muestra sus envases y fundas biodegradables. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Ecuador oferta cinco productos con denominación de origen

    Carolina Enríquez y
    Evelyn Tapia Zurita (I)

    Cacao arriba, sombreros Montecristi, maní de Transkutukú, pitahaya de Palora y café Galápagos son productos ecuatorianos que están bajo la figura de denominación de origen.

    ¿Qué significa? Que dichos ar­tículos, propios de un lugar específico, se diferencian de los demás del mundo por características peculiares como su sabor, calidad, aroma, color, etc.
    Según el Servicio Nacional de Derechos Intelectuales (Senadi), para que un bien obtenga características particulares influyen factores naturales como la humedad, la temperatura, la altura y factores humanos como los conocimientos tradicionales y las habilidades de los habitantes del lugar.

    Alfredo Corral, abogado experto en propiedad intelectual, explica que “se otorga esta figura cuando un producto lleva el nombre de una zona geográfica específica. Son artículos que tienen un estatus por sus características”.

    La denominación de origen garantiza que solo los productores de una área geográfica en especial puedan usar el nombre de la misma para distinguir a un artículo de otros. Por ejemplo, solo puede llamarse en el mundo cacao arriba al nacional; crece principalmente en Vinces (Los Ríos), Manabí, Esmeraldas y Naranjal (Guayas), según Francisco Miranda, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao).

    En el mundo hay otros ejemplos: champagne es el licor que se produce en dicha zona francesa con ese nombre, en otros lugares se lo llama vino espumante.

    Según el Senadi, la denominación de origen también permite que el precio de un producto en el mercado internacional sea mayor al que otros comunes. “Incrementa su valor hasta en un 30%, beneficiando de forma directa a pequeños y medianos productores” nacionales.

    Para David López, jefe técnico de la Cámara de Comercio de Quito, hoy el consumidor está más consciente de los productos que adquiere y de toda su cadena de valor, por lo que valora aquellos que se diferencian de otros por sus especificidades.

    “Les importa cómo se produjeron, de dónde vienen, qué características tienen, etc. Tener artículos con un valor agregado le permite al país captar compradores de mercados nicho. Estos bienes son rentables para toda la trazabilidad, toda la cadena”, dice.

    La denominación de origen también es clave dentro de los acuerdos comerciales. Al suscribir el convenio con la Unión Europea (UE) se otorgó el beneficio para el cacao arriba nacional y 114 productos del bloque regional.

    Así, nadie distinto a los productores y exportadores certificados de esta pepa pueden comercializarla en Europa. Si una industria quiere registrar en su etiqueta que el cacao con el que se elaboró su chocolate es de tipo arriba deberá realizar un pedido al Estado, a través de Senadi, explica Corral.

    Esta entidad es la que se encarga de otorgar en el país la denominación de origen. La misma explicó que, actualmente, cuentan con solicitudes para obtener esta figura tres productos más, que se elaboran en las provincias de Zamora Chinchipe, Manabí y Carchi (ver más información en la página 11).

    El proceso para solicitar una denominación de origen en Senadi se realiza en línea a través del sitio www.propiedadintelectual.gob.ec. La persona debe ingresar en ‘solicitudes en línea’, registrarse y seguir los pasos.

    Actualmente, el proceso no tiene costo. La entidad hará análisis de fondo y forma, inspecciones para verificar el cumplimiento de condiciones y se emitirá el informe. “En virtud de eso se elaborará la resolución respectiva. Si la misma es favorable se emitirá el certificado de declaratoria de la denominación de origen propuesta” para un producto.

    En febrero, el Ministerio de Agricultura y el de Producción lanzaron un acuerdo para impulsar la denominación de origen y hacer atractivos a los bienes.

    Tres alimentos más están a la espera

    Hace 11 años que en el país se expide el certificado de denominación de origen. El primer producto en obtenerlo y el que mejor se ha posicionado en el mercado internacional desde el 2008 es el cacao arriba.

    “Somos el principal exportador de esta variedad, la certificación ayudó a que seamos más reconocidos y ha ayudado a posicionarnos en toda la cadena de chocolate”, explica Xavier Rosero, gerente técnico de la Federación de Exportadores (Fedexpor).

    Desde el 2009 se han sumado cuatro productos, según el Servicio Nacional de Derechos Intelectuales (Senadi).

    El último certificado se otorgó en junio del año pasado, a la pitahaya amarilla, una fruta que se produce en Palora, un poblado de la provincia de Morona Santiago.

    Según el Senadi, tres productos están en proceso para obtener la certificación: el café de Palanda Chinchipe, de las zonas de Zumba y Palanda ( Zamora Chinchipe); el cacao de fortaleza del Valle, en Calceta (Manabí) y el queso amasado del Carchi.

    La entidad además ha brindado asesoría a las productores que buscan solicitar la declaratoria para el Café que se produce en la localidad de Zaruma y de Loja.

    Roberto Robalino, presidente de la Asociación de Productores de Pitahaya, con 700 agricultores, explica que el 90% de la pitahaya que exporta Ecuador es de la variedad que crece en Palora, por lo que considera que la denominación de origen ayudará a que la fruta se posicione en el exterior.

    Robalino considera que de la mano con esta certificación, los productores necesitan que se abra el mercado chino, en donde se consumen grandes cantidades de fruta. “Hay sobreproducción de pitahaya, esa fruta podría entrar a China, pero se requieren permisos fitosanitarios, En diciembre, en la gira a China, el Gobierno prometió que se solucionaría esa barrera, pero aún no ocurre”.

    Rosero señala que para que los productos agrícolas se posicionen no basta una certificación de origen. Se requiere un trabajo articulado con las entidades del Gobierno, que diseñen políticas de apertura de mercado y de promoción de exportaciones. “Los productores pueden tener mayor alcance si logran asociarse, homologar prácticas”.

    Destaca que un trabajo arduo fue el que se realizó y todavía se realiza, para posicionar el sombrero de Montecristi, antes conocido como ‘Panama Hat’. “Antes a los productores no les querían comprar el producto si no tenía la etiqueta que diga Panama Hat, eso ha cambiado y los volúmenes de venta han crecido”, dice Rosero.

    El cacao arriba es el primer producto que obtuvo denominación de origen en el país. El grano se tuesta en las haciendas productoras, que están en zonas como Vinces y Naranjal. Foto: Archivo / LÍDERES
    El cacao arriba es el primer producto que obtuvo denominación de origen en el país. El grano se tuesta en las haciendas productoras, que están en zonas como Vinces y Naranjal. Foto: Archivo / LÍDERES
  • El horno inteligente es su oferta

    Cristina Marquez

    Un horno inteligente equipado con una pantalla táctil, que le permite a los panaderos y chefs configurar ciclos de vapor, temperatura y almacenar hasta 99 recetas con un código, es el producto estrella de Inox, y también es el resultado de una investigación de las necesidades de las panaderías ecuatorianas.

    Ese horno, denominado H 10 pro, también es el producto más novedoso de esa empresa riobambeña. Salió a la venta en octubre pasado y la alta tecnología con la que está equipado le permitió a sus creadores competir con otras empresas extranjeras que ofertan equipos similares, pero con costos más elevados.

    La meta de la empresa para este año es posicionar sus productos en el mercado internacional e Inox ya se alista para exportar estos equipos a dos países de Latinoamérica. El trabajo de internacionalización está en desarrollo.

    “Nos tomó cerca de dos años desarrollar el horno. Armamos un equipo de ingeniería que investigó cómo era el proceso de la panificación en las panaderías locales y también en las grandes cadenas. Ellos estudiaron los diferentes tipos de panes, los grados de calor y vapor que necesita cada uno para alcanzar un punto perfecto de cocción, e incluso estudiaron la rutina de ventas”, explica Liliana Velasteguí, gerente de la marca.

    Ella recuerda que su empresa se inició como un pequeño taller de mecánica en el garaje de su casa. En el 2006 su esposo, Alonso Cajo, acababa de obtener su título como ingeniero mecánico en la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo y tras dos años de viajes por el extranjero, se sintió listo para iniciar un negocio de proyectos mecánicos enfocados especialmente el sector agrícola.

    “Había dos opciones para las panaderías. Podían adquirir un horno importado de Italia o Brasil, que son muy costosos, o pedir en los talleres de metalmecánica que les fabricaran uno artesanal”, recuerda Cajo.

    Ese mismo año llegó a su taller un grupo de panaderos de Riobamba, quienes pedían el desarrollo de un horno seguro y accesible. Así Alonso descubrió una necesidad insatisfecha y un nicho de mercado en el país, por lo que decidió concentrar sus esfuerzos e investigación en los hornos especializados para pan.

    El objetivo era desarrollar hornos que simplificaran las tareas de la panificación. Los primeros resultados tuvieron una alta acogida en el sector al que apuntaban, y eso motivó a la pareja, que en esa época acababa de contraer matrimonio, a llevar el negocio a otro nivel.

    En el 2008 obtuvieron un crédito de la Corporación Financiera Nacional e invirtieron USD 200 000 en la compra de una nave para la planta de producción, que está situada en el Parque Industrial de Riobamba.

    Con el dinero también adquirieron equipos básicos para la manufactura de los hornos. Ese año desarrollaron las primeras versiones de los equipos que denominaron Gavilán y Harpía, como un homenaje a las aves endémicas del país.

    Esos primeros hornos estáticos y rotativos, de convección a diesel o a gas, se diseñaron en cuatro tamaños distintos que le permiten a los panaderos hornear entre cinco y 20 bandejas de pan cada hora. Hasta el 2012 se producían 12 hornos cada mes, y se enviaban a panaderías de todo el país.

    Para el 2012, la marca ya estaba posicionada y las ventas se incrementaron. Los esposos invirtieron cerca de USD 1 millón en la compra de nuevos equipos para la planta de producción, como una cortadora láser de alta precisión y otros materiales.

    La inversión no sólo mejoró la calidad de los productos, sino que también se incrementó paulatinamente la capacidad producción. Actualmente producen 50 hornos cada mes, y eso corresponde al 70% de la capacidad instalada de la fábrica.

    Otra ventaja que lograron con los nuevos equipos fue la ampliación del público objetivo. Los hornos son multifuncionales y versátiles, por lo que también tienen una alta demanda en cafeterías, hoteles y restaurantes.

    Uno de los clientes es Marco Palacios, dueño de una panadería en Riobamba. “Estamos muy contentos con los resultados de los equipos Inox, son ideales para el trabajo diario”. Palacios añade que la gente disfruta del pan fresco y caliente. “Cuando adquirimos el horno cambiamos la rutina de horneado y ahora tenemos pan caliente cada 30 minutos. Y las ventas subieron”.

    La planta de producción está situada en el Parque Industrial de Riobamba. Un crédito de la banca pública permitió levantarla y equiparla. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
    La planta de producción está situada en el Parque Industrial de Riobamba. Un crédito de la banca pública permitió levantarla y equiparla. Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Los mariscos empacados al vacío son la oferta de este negocio

    Marcel Bonilla

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    Treinta productos derivados del mar son la carta de presentación de la empresa Jefe Mar, dedicada al empacado y producción de productos congelados desde hace ocho años en Esmeraldas.

    La empresa nació con el propósito de vender pescado y mariscos, dándole valor agregado, para que las personas no tengan dificultad al preparar camarón, langostinos, filetes de pescado, carne de cangrejo, jaibas y conchas. El negocio empezó entregando de puerta en puerta a los amigos y clientes.

    El capital inicial fue USD 800 para emprender. Con el tiempo se destinaron unos USD 15 000 para la compra de más producto, congeladores, cortadora, empacadora y vitrinas frigoríficas.

    Actualmente, la venta de mariscos alcanza un promedio de 10 000 libras al mes, y se entrega empacado al vacío a los hoteles y restaurantes de Esmeraldas, Atacames, Ibarra y Quito. “Esta es una buena iniciativa porque ofrecen un producto bien tratado”, asegura Nelson Araujo, comerciante de marisco.

    Ariosto Franco y Gabriela Zambrano, propietarios de la pescadería, provienen de familias de pescadores. La empresa cuenta con el empaquetado, marca registrada y código de barra. Además el cuidado de la cadena de frío.

    Este emprendimiento tuvo el asesoramiento del Ministerio de Industrias, que por medio de ruedas de negocios le ha permitido promocionar los productos y posesionarse en el mercado local.

    Ariosto Franco, técnico en pesca y propietario de la empresa Jefe Mar, explica que ahora incursionan en el camarón congelado individual. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Ariosto Franco, técnico en pesca y propietario de la empresa Jefe Mar, explica que ahora incursionan en el camarón congelado individual. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Ecuador presentó su oferta de café en Palestina

    Agencia EFE

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    Ecuador presentó su oferta de café en Palestina a través de una degustación de distintas variedades del producto, preparado por una empresa de ese país que importa el grano a nivel mundial, informó este miércoles, 29 de agosto del 2018, la Cancillería.

    El café ecuatoriano es apreciado «por su calidad y magníficos sabores» en Ramala, aseguró la Cancillería en un comunicado, en el que comentó sobre la ceremonia de presentación del producto nacional ante representantes del sector público, empresarial, comercial y de la sociedad civil palestina.

    El consumo de café en el mercado palestino es de 3,8 kilos por persona al año, agregó.

    El embajador de Ecuador en Palestina, Javier Santos, indicó que debido a la política de diversificación de mercados del Gobierno de Quito, se difundió en Oriente Medio sobre el gran potencial que tiene el suelo ecuatoriano para producir diferentes tipos de café.

    Y es que Ecuador es uno de los pocos países del mundo que exporta todos los tipos de café como el arábigo lavado, arábigo natural y robusta, subraya el texto de la Cancillería.

    Agrega que las zonas cafeteras de Ecuador son varias, entre ellas las que se han constituido en zonas amazónicas de las provincias de Loja y Zamora Chinchipe, así como en el andina de Pichincha e Imbabura, la costera de Manabí y en el archipiélago de Galápagos.

    «Nuestro país se encuentra en un proceso de impulsar la producción local, no para seguir exportando materia prima, sino para transformarla y dotarla de un valor agregado», manifestó el embajador Santos.  

    En la ciudad de Ramala (Palestina) se realizó una degustación de diferentes variedades de café que contó con la participación de representantes de los sectores público, empresarial, comercial y de la sociedad civil palestina. Foto: Cortesía Cancillería
    En la ciudad de Ramala (Palestina) se realizó una degustación de diferentes variedades de café que contó con la participación de representantes de los sectores público, empresarial, comercial y de la sociedad civil palestina. Foto: Cortesía Cancillería
  • Las ventas por la web mueven a este negocio de flores

    María Victoria Espinosa

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    Las ventas en línea han permitido que floristería Juanito se posicione en el mercado de Santo Domingo de los Tsáchilas.

    A través de la página web y las redes sociales, los clientes que viven en España, Colombia, Perú o Argentina pueden escoger entre unas 30 opciones de ramos de rosas, tarjetas, peluches, dulces y chocolates para luego enviarlas a sus seres queridos en Ecuador.

    Por lo general, lo hacen en fechas especiales como el Día de la Madre, San Valentín o Navidad. También para cumpleaños o aniversarios. Los arreglos varían entre USD 8 y USD 120, dependiendo de los detalles y el número de rosas que lleve el arreglo.

    Juan Jiménez, gerente de Floristería Juanito, señala que fue un proceso largo llegar a brindar este servicio, que nació de la necesidad de innovar para poder competir en el mercado.

    Él recuerda que hace 17 años cuando instaló la floristería, esta era la única que había en la calle Guayaquil, en el centro de la ciudad, que ahora es conocida como la calle de las flores.

    Pero, luego de un año empezaron a abrirse nuevas floristerías. En tres años, ya había 13 en una sola calle. Por eso, Jiménez decidió personalizar los ramos de flores. Empezó a añadir peluches, tarjetas, globos y cartas de amor.

    Con esos nuevos diseños, el gerente consiguió mantener su cartera de clientes fijos que en el 2007 llegó a unas 300 personas mensuales. “Los medios de comunicación empezaron a llegar a mi negocio a ofrecerme publicidad. Eso empezó a darme buenos resultados”.

    También asistía a programas de radio o televisión y en vivo enseñaba a la audiencia a armar ramos de flores. Así empezó a popularizarse su negocio.

    Los clientes ya no iban hasta su local, sino que hacían sus pedidos por teléfono y depositaban el pago en la cuenta bancaria de Jiménez.

    Ese nuevo sistema empezó a dar frutos y los clientes aumentaron a unos 400 mensuales. Pero surgió un inconveniente: los clientes buscaban opciones diferentes y por medio de una llamada telefónica era difícil de explicarles cada detalle y color del ramo.

    Por eso decidió crear, hace unos nueve años, la página web. “Al principio, la veían ecuatorianos en Murcia y pensaban que vivía allá y se confundían al hacer los pedidos. Pero luego lo vieron como una buena opción para enviar ramos a Santo Domingo”.

    También se creó una página de Facebook, que ya tiene más de 7 000 seguidores y en la que se postea a diario una foto, descuentos y promociones. La clientela aumentó y eso permitió que se abriera un nuevo local en Santo Domingo.

    Jiménez ha invertido en total USD 10 000 en mercadería, vitrinas y perchas. Pero hace 17 años, inició con USD 450, con los que compró dos sillas de plástico para exhibir los ramos, pagó un mes de arriendo y las flores se las dieron a crédito. Con los primeros 10 ramos que vendió pudo pagarles a los proveedores y empezó a adecuar el pequeño local.

    Carmen Pazmiño es cliente de floristería Juanito desde hace 17 años. Ella afirma que el negocio ha crecido por la atención al cliente que es personalizada. “Si queremos flores azules, don Juanito las consigue o si no sabemos que regalar el nos ayuda a escoger”.

    Jiménez asegura que para posicionar el negocio fue necesario competir con bajos precios. Él pudo hacerlo porque hace unos 25 años trabajaba en el Mercado Municipal en un puesto de flores y plantas medicinales. Eso le permitió aprender a negociar y a conseguir mejores precios.

    Además también sirvió para que aprendiera a cuidar las flores para que resistan más tiempo. Fue en ese trabajo, que aprendió a hacer los ramos. Él recuerda que un día, una cliente llegó desesperada al puesto y le contó que en una floristería no le habían hecho a tiempo un ramo y que lo necesitaba de urgencia. “Me pidió que lo hiciera. Yo tenía miedo, pero ella me brindó confianza y lo logré”.

    Para hacerlo, tuvo que improvisar una base con arena y una malla para sostenerla. Luego de ese ramo, hubo otras personas a las que también les hizo bouquet.

    Pero su técnica no era perfecta. Así que decidió trabajar en una floristería para aprender a elaborar ramos en forma de corazón, cascada o las coronas fúnebres.

    En ese trabajo estuvo un año. En ese tiempo ahorró USD 400 para abrir su local. El negocio despegó en abril de 2001, pero el día clave fue la celebración a las madres, en mayo de ese año. Él recuerda que vendió más de 100 ramos pequeños, de entre USD 5 y USD 10.
    Desde entonces debió contratar a tres personas más. Pero en fechas especiales como San Valentín contrata por horas a dos o tres trabajadores más.

    Para el último trimestre de este año, Jiménez ofrecerá un nuevo servicio: mensajes impresos en los pétalos de las rosas. “Mi plan es siempre ofrecer algo nuevo”.

    Juan Jiménez es el gerente propietario de la floristería Juanito, ubicada en Santo Domingo, que ofrece más de 30 opciones de ramos de flores. Fotos: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Juan Jiménez es el gerente propietario de la floristería Juanito, ubicada en Santo Domingo, que ofrece más de 30 opciones de ramos de flores. Fotos: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • Una oferta de turismo vivencial en el sur de Ibarra

    Redacción Sierra Norte
    ​Contenido Intercultural

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    Alexis Criollo, egresado de la carrera de ingeniería en Administración de Empresas Turísticas, fue el responsable de convertir la vivienda familiar en un nuevo atractivo para viajeros.

    Así nació Pondo Wasi (Casa de la vasija, en español) que desde inicios de este año incursiona en la oferta de turismo rural vivencial. El inmueble está adornado con 25 vasijas, de diferentes formas y tamaños, que inspiraron el nombre al establecimiento.

    La antigua casona, ubicada en la La Magdalena, parroquia Angochagua, en el suroriente de Ibarra, que está dentro del denominado territorio kichwa Karanki, fue rehabilitado por los emprendedores, en mingas. El trabajo de restauración duró cerca de dos años.

    “Al visitante se les muestra, en este espacio, el valor y la riqueza de nuestra cultura”. Este es el plus que busca explotar este emprendimiento, explica Criollo.

    Por eso, a los turistas que arriban al sitio se les ofrece desde caminatas por senderos, actividades en la huerta, música y danza indígena, participación en actividades para elaborar pan y tortillas de tiesto y un variado menú local.

    Para preparar los diversos platillos apelan a técnicas de cocción ancestrales como la del pondo y la pachamanca. “Esto le da un sabor más exquisito que la de una cocina normal”, asegura Silvana Criollo, integrante del emprendimiento.

    El cocinar en el vientre de la tierra o pachamanca es una de las actividades que más llama la atención de los huéspedes de Pondo Wasi. “Su preparación es todo un ritual”, explica Marcelo Criollo, patriarca de la familia

    Alimentos como papas, choclos, melloco, habas, carne de res, plátanos, piñas, protegidos por sus vainas u hojas de maíz, se colocaban en un hoyo, sobre piedras ardientes, que previamente fueron calentadas en el fuego.

    La singular hornilla es cubierta con tela de algodón y una estera de totora, para que permita conservar el calor. Mientras dura la cocción, que toma entre unas dos horas, los turistas son invitados a bailar alrededor del lugar.

    En el menú también hay sopas como caldos de gallina de campo, yahuarlocro, colada de chuchuca con queso. Como platos principales está el cordero a la parrilla o al pondo, pollo al horno de leña o al pondo, trucha frita o al horno de leña y fritada. Mientras que, como postres hay colada de zambo con leche y tortillas de harina de maíz, colada morada con pan y morocho con leche y bocadillos.

    La oferta tiene acogida en universidades e institutos de turismo, hotelería y gastronomía, especialmente de Quito. Unos 150 estudiantes del CPS Culinary & Pastry School, de Quito, visitaron la semana pasada Pondo Wasi.

    Los dueños han diseñado paquetes de uno y dos días, que incluye acampar. Éste último adhiere visitas a miradores de la parroquia Angochagua, senderismo de media y alta montaña y visita a emprendimientos de distintas comunidades. Hay precios para estudiantes y familias.
    El sitio es un aporte a la conservación y difusión de nuestra cultura, asegura Lorena Arellano, especialista en turismo.

    El centro abre todo los sábados y domingos. También entre semana, bajo reservaciones. Además atiende compromisos sociales.

    El próximo reto es ofrecer alojamiento en cabañas. La construcción empezó y esperan que este listo en tres meses.

    En Pondo Wasi, Silvana Criollo, Hortencia Tambi yMarcelo Criollo impulsan este emprendimiento familiar. Foto: Cortesía / Pondo Wasi
    En Pondo Wasi, Silvana Criollo, Hortencia Tambi yMarcelo Criollo impulsan este emprendimiento familiar. Foto: Cortesía / Pondo Wasi