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  • Cada inicio de año es un desafío en la oficina

    Leonardo Gómez / Redacción Quito

    Diego Salgado es un asesor jurídico de 47 años, 17 de los cuales ha trabajado en el sector público. En diciembre finalizó su contrato en una empresa municipal de Quito y para él eso no es una sorpresa, pues sabe bien que la rotación de personal en el sector público depende de la duración de sus proyectos.

    Salgado no se preocupa, él ya tiene un contrato firmado por todo el 2013 en otra empresa estatal. “En el sector público los contratos no se firman por año calendario, sino por año de corrido. Eso significa que si me contratan en mayo, mi contrato termina en mayo”, explica.

    Se suele pensar que para aplicar en el sector público enero es una buena época. Roberto Estrada, socio de Deloitte, firma que brinda auditoría y consultoría para empresas, explica que esta tendencia suele presentarse porque en ese mes el sector público realiza las contrataciones incluidas previamente en su presupuesto anual, que se termina en diciembre.

    “Normalmente, a inicios de año, se inician de forma planificada los reclutamientos para cubrir vacantes que estaban incluidas en el presupuesto desde el año anterior (…). Se espera que concluya un período para, al inicio del siguiente, avanzar con las nuevas solicitudes de personal”, explica.

    En cuanto al sector privado el panorama cambia, pues en diciembre se suele contratar personal temporal por época navideña. Por supuesto, esta tendencia no es exclusiva de la Navidad; las contrataciones temporales se realizan de acuerdo con la necesidad de la empresa y del sector en el que desarrolle sus actividades. Para Estrada no es un tema de temporada sino que se deriva de la naturaleza del negocio, así como de la evolución económica del mismo.

    “Diciembre es un mes de buenas ventas por la Navidad, agosto es buen mes para las librerías por el inicio de clases en septiembre… mayo es bueno por el Día de la Madres… Dependiendo del mes, hay sectores que requieren más personal por ser época de mucha demanda”, explica Eddy Troya, experto en temas laborales de la Fundación Desarrollo de Competencias (Fundecon).

    Troya explica que en contraste con el sector público, enero es una temporada baja para encontrar empleo en el sector privado, pues las empresas están más centradas en la planificación anual de sus actividades.

    “Por lo general, las vacantes en enero son escasas para el sector privado, en abril y junio es cuando se reactivan las contrataciones”, afirma.

    Eso sucede, según Troya, porque en esos meses comienza el segundo semestre del año y las empresas tienen una visión mas clara del mercado, por lo que pueden arriesgarse a nuevas contrataciones o a proyectos de expansión.

    Detalles

    • Las renuncias. La primera causa para que un ecuatoriano renuncie a su empresa, según la firma Deloitte, es un mejor salario; la segunda causa es la búsqueda de un plan de carrera. La tercera causa de renuncia es el clima laboral.
    • Datos. Un 4,6% de los ecuatorianos estaba desempleado hasta junio del 2012, según el INEC.
  • Los errores al vestir en la oficina

    Xavier Montero Redacción Guayaquil / LÍDERES Xmontero@revistalideres.ec

    Existen prendas que no se ajustan a la contextura de toda persona ni a su profesión u oficio. Así lo consideran tres expertos de moda consultados por LÍDERES. De sus opiniones se recaba una breve guía de los seis errores más comunes que se cometen en el momento de vestirse para acudir a la oficina.

    Los calcetines blancos de lana. Patricio Nieto, asesor en compras de prendas de vestir y bloguero de moda, explica que esta prenda está diseñada solo para realizar ejercicio físico. Tampoco, añade Nieto, se permite calcetines blancos en un atuendo semiformal, mucho menos si tienen estampados de marcas deportivas.

    Las transparencias. El diseñador Hugo Checa explica que las transparencias son sinónimo de sensualidad. Bien utilizadas dan una imagen de femineidad y seguridad a una ejecutiva. Jamás, señala Checa, se debe mostrar ‘mucha piel’, porque se está representando a una empresa o entidad. Un consejo: usarlas con ‘tops’ por debajo de las mismas.

    Minifalda en mujeres de poca estatura. Las prendas deben destinarse a estilizar la figura de quien las viste. Así lo considera Anabella Chávez, coordinadora de la Carrera de Diseño de Modas de la Universidad Tecnológica Equinoccial. Las mujeres de poca estatura pueden optar por faldas hasta la rodilla.

    Las camisas de lunares. Independientemente de la versatilidad e ingenio de los diseñadores -cuando se trata de crear atuendos masculinos- es necesario conocer para qué momentos fueron pensadas. Un look elegante no permite camisas con estampados estrambóticos, geométricos caóticos o de lunares. Camisas llanas o de rayas son la única opción válida, así lo explica Nieto.

    Zapatillas para el look semiformal del viernes. Las zapatillas deportivas no son consideradas, indica Checa, un tipo de zapato casual. No tiene ningún tipo de elegancia para llevarlos puestos junto a un jean los viernes. La opción es calzar zapatos mocasines, botines o del tipo ‘oxford’ de cualquier material. Checa indica que combinarlos correctamente es sinónimo de seguridad al momento de vestir en un día ‘semiformal’.

    Chaqueta, blusa y jeans, un acierto. Hoy el concepto de formalidad se ha flexibilizado. La apuesta de los diseños es mostrar elegancia más allá de remitirse a la sobriedad de cortes rectos y colores sombríos. La tendencia es que los ejecutivos y ejecutivas demuestren dinamismo y frescura al momento de representar a su firma, indica Chávez.

    Tres consejos más

    Corbata, correa y zapatos del mismo color.  Las tres prendas de colores similares dan la apariencia de que se está utilizando un uniforme marcial.

    La corbata.  La corbata resalta al traje y da colorido a la camisa. La tendencia apunta a corbatas tejidas, son más estrechas y con estampados vanguardistas.

    Combinar el negro con el plomo.  Los sacos o blazer blancos,beige o plomos se combinan con camisas o blusas de colores pasteles como celeste o rosa. Las camisas oscuras resaltan con sacos negros.

  • ¿Un gran jefe en la casa y en la oficina?

    Arturo Castillo. Motivador y Prof. de técnicas psicorrelajantes

    Resulta difícil de asumir que los seres humanos no logramos consolidar nuestro carácter, en una vida entera. Muestra de ello es que no paramos de aprender nuevas conductas. Siempre pueden ocurrir cambios de comportamiento capaces de sorprendernos a nosotros mismos y de confundir a los demás.

    Lo que solemos llamar ‘personalidad formada’ es, en el mejor de los casos, un cliché. ¿Cómo explicar, entonces, los cambios radicales que experimentan sujetos en edad madura, que hacen de ellos víctimas de acciones impensables y les lleva a traicionar toda una historia de vida?

    No son raras las conversiones, las rupturas amorosas, los cambios de ideología. Algunos de estos exabruptos coinciden con la crisis de la mitad de la vida. Pero el tema de fondo es que el carácter y la personalidad no son estructuras sino procesos, siempre en transformación.

    Esos procesos hacen de la vida una totalidad, sin fraccionamiento posible. Aplicado este principio a lo personal y a lo profesional, lo que ocurre en uno de los ámbitos, afecta al otro. Por ejemplo, una persona con problemas de comunicación a nivel familiar, tendrá similares dificultades en su trabajo.

    Los conflictos laborales incidirán en lo familiar, aunque el sujeto se proponga mantenerlos al margen; se filtrarán, provocarán cargas de estrés, generarán reacciones y actitudes conflictivas. Mientras que los asuntos de casa acarrearán consecuencias que se manifestarán en el campo ocupacional.

    Ocurre muchas veces que la persona se inhibe en casa, pero da rienda suelta a sus emociones en el espacio laboral. A la inversa, puesto que en el trabajo tiene una posición de dependencia, con la presencia de alguna autoridad, en su hogar será dictatorial, se desahogará emocionalmente.

    Podemos hablar de conductas compensatorias, en ciertos casos, cuando, por ejemplo, la impotencia expresiva en el ambiente familiar se convierte en avasallamiento en el lugar de trabajo. En el caso de los hábitos conductuales, la persona actuará de idéntica manera en la oficina y en la casa; así, puede que encarne al jefe autoritario a tiempo completo.

    Todo esto se sintetiza en la convicción de que el trabajo es el ‘segundo hogar’, en el hecho de que buena parte de la existencia se desenvuelve en los espacios laborales. No es raro que se conozca mejor a los colegas, que se tenga con ellos más comunicación que con a los propios familiares.

    Paradójicamente, tanto la empresa como la familia exigen al sujeto que deje sus problemas en la oficina, que no lleve a su trabajo los ‘rollos’ familiares. El pedido, justo y todo, es impracticable, irrealista.

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  • su dieta la entregan en la casa y la oficina

    Redacción guayaquil

    La entrega a domicilio de comida dietética en Guayaquil es la propuesta de Pomodoro Dietas Express. El negocio fue creado por la pareja conformada por el ecuatoriano Fernando Andrade y la uruguaya Andrea de Concilis.

    La pareja vivió en Estados Unidos por más de cinco años. Allí trabajaron vinculados al mundo culinario. Por este motivo, al radicarse hace dos años en Ecuador, decidieron montar un local de comida.

    La idea inicial era la venta de comida típica. Sin embargo, luego de realizar estudios y analizar el mercado, descubrieron una creciente demanda en la ciudad por los alimentos sanos y nutritivos. Así, decidieron brindar esa opción de comida.

    Por otro lado, consideraron que los ejecutivos carecen de tiempo para cocinar y buscan que este tipo de alimentos esté a su alcance de manera fácil y rápida. “Por esto creímos que la mejor opción era ofrecer el servicio a domicilio”. Una vez definida la línea de negocio, juntaron sus ahorros para iniciar con la microempresa. La inversión fue de USD 2 000, destinados a comprar implementos.

    Finalmente, en diciembre del año pasado, Pomodoro Dietas Express empezó a atender al público. En el primer mes de funcionamiento, la pareja hacía todo; desde la preparación, hasta la entrega, para atender pedidos de 10 clientes.

    Actualmente, la microempresa está compuesta por 10 personas. Cuatro trabajan en la preparación de alimentos, cinco en la entrega y una en la venta. Además, tiene una cartera de clientes de unos 200 contactos, de los cuales 60 son fijos.

    Tal es el caso de la ejecutiva Martha Mendoza, quien compra las dietas de esta pareja desde que iniciaron con las ventas. Ella menciona que la comida la recibe en el trabajo y que el servicio es eficiente.

    La oferta consiste en un menú compuesto por sopa, plato fuerte y postre. Las recetas se rigen bajo los parámetros de la Dieta Mediterránea, que se caracteriza por bajas cantidades de carne roja y un consumo alto de carnes blancas, frutos secos, legumbres y aceite de oliva.

    El cliente puede ordenar paquetes por cinco, 10 y 20 días. Los precios de estos paquetes oscilan entre los USD 25 y 195, dependiendo del número de días y de los ingredientes que requieran.

    La promoción la realizan a través de las redes sociales. Por ejemplo, Paola Matute conoció sobre Pomodoro Dietas Express hace tres meses a través de Twitter. Ella cuenta que leyó buenos comentarios y se animó a hacer un pedido junto a un compañero de trabajo. “Nos ha ayudado a mantenernos en un peso adecuado. Además, la comida es rica y saludable”.

    El ‘boca a boca’ también ha sido clave, ya que muchos clientes han sido recomendados por aquellos que ya han probado sus platos dietéticos. Tal es el caso de Karoly Campuzano. “Me enteré por una amiga en mayo, luego de dar a luz, y compro las dietas desde entonces”, afirma. Agrega que gracias a estas dietas ha llegado al peso deseado de manera sana.

  • El desprecio a lo distinto, a lo diferente

    Arturo Castillo, Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    Muchos aspectos relativos al comportamiento humano parecieran volverse visibles a partir de la creación de términos que los consagran como fenómenos existentes. Ese es el caso de la palabra ‘bullying’, que ha desvelado una forma patológica de interacción social.

    Sin embargo, el hecho de acuñar un término no significa que este agote la realidad subyacente, todo lo que hay detrás de lo que pretende describir.

    Tampoco significa que la nueva palabra se refiera a hechos nunca conocidos. Así, el nacimiento de la expresión ‘personalidad bipolar’ ha dado paso a descripciones de la conducta propia de quien padece tal trastorno, aunque debe entenderse que la expresión no es el fenómeno como tal, sino una osada aproximación teórica.

    Hoy se habla del ‘bullying’, que se manifiesta en prácticamente en todos los campos de la relación entre los individuos. El término elegido alude, en realidad, a una conducta que ha existido desde siempre, como lo demuestra el etólogo austriaco Karl Lorenz en ‘Sobre la agresión’.

    De otra parte, podría decirse que ciertas peculiaridades del comportamiento se manifiestan bajo condiciones sociales específicas. Concretamente, la sociedad de nuestros días es generadora de conductas patológicas. Aun así, no hay nada que los individuos podamos ‘inventar’ acerca de nuestra condición psíquica.

    El ‘bullying’ es la expresión de sociedades crecientemente hostiles, donde los sujetos se perciben como enemigos potenciales, como amenazas latentes, donde el hecho de ser distinto puede condenar al aislamiento permanente. El ‘bullying’ es la exacerbación del ánimo violento que se ha apropiado de la sociedad contemporánea, es la expresión de la naturaleza humana primitiva que ha tomado el control del mundo. La lapidaria frase de Thomas Hobbes, «El hombre es un lobo para el hombre», revela que el acoso es algo que domina la conducta de los hombres desde siempre.

    Este fenómeno ha trascendido el espacio escolar y se ha instalado en la familia, en el trabajo, en toda situación que implique ejercicio de autoridad.

  • El acoso en la oficina trae costos invisibles

    Leonardo Gómez Redacción Quito / LÍDERES

    Cuando Cristina P. comenzó en su nuevo trabajo estaba atravesando por un divorcio. «Es un tema personal que nadie en el trabajo tiene por qué enterarse», pensó sin darle mayor importancia. Lo cierto es que tres meses más tarde, muchas de sus nuevas compañeras comenzaron a molestarle por esa razón.

    «Primero empezaron a preguntarme sobre el tema y cometí el error de contarles mi situación. Al poco tiempo el tema estaba en boca de todo mundo y fui la última en enterarme», cuenta. «Si salía a almorzar con alguno de mis compañeros ya se inventaban alguna historia, peor si alguno, por amabilidad, me acercaba en su carro a mi casa».

    Este es un ejemplo de acoso laboral o ‘mobbing’, asegura Daniel Dávalos, gerente consultor de Selecta, empresa especializada en selección ejecutiva. «Lo que se busca es discriminar o hacer sentir mal a una persona para separarla del grupo, por lo general se ejerce la presión de grupo con el objetivo de obligarla a que renuncie», explica Dávalos.

    El ‘mobbing’, que se asemeja al ‘bullying’, consiste en el continuo maltrato moral y verbal que recibe un trabajador a pesar de tener un excelente desempeño en la oficina. Las razones del hostigamiento se deben a situaciones como celos profesionales, envidia, prejuicios o, en muchos casos, represalias personales.

    Dos de los síntomas más fáciles de identificar cuando un empleado es víctima del ‘mobbing’, asegura el experto, es un bajo rendimiento y el aumento de ausentismo. Asimismo, si recibe constantes críticas a su trabajo, aunque se haya esmerado; si es víctima de rumores falsos que dañan su imagen o si es delegado con frecuencia a tareas por debajo de sus facultades profesionales.

    Renato Baldeón, experto en gestión de Talento Humano, cuenta que ha visto casos donde ubican a la víctima en un escritorio sin ninguna tarea por realizar».

    Las secuelas del ‘mobbing’ no solo causan daño en la salud mental de la víctima, explica, sino también en la economía de las personas. Al ser destruida su reputación o al ser aislada del grupo a la persona le es más difícil tener acceso a un puesto de trabajo o a un ascenso, ya que puede recibir malas referencias.

    Pero, ¿qué puede hacer una empresa para evitar el ‘mobbing’ o acoso laboral? Enrique Barrezueta, director de Corporación Líderes, firma dedicada a la capacitación empresarial, asegura que en el país el acoso laboral no es muy visible, pero que lo adecuado es que cada institución posea políticas de talento humano adecuadas para que el empleado pueda denunciar este comportamiento.

    «Las víctimas del ‘mobbing’ pueden tener miedo a represalias, sobre todo si el victimario es una persona con autoridad. Por eso es necesario que la empresa posea un sistema confidencial de denuncia».

    Las dificultades

    Las leyes. Un empleado se resiste a denunciar el acoso laboral cuando existe una legislación poco clara respecto a las normas de respeto y denuncia.

    El control. El ‘mobbing’ se presenta también por la falta de políticas laborales de seguridad para el empleado y el incumplimiento de las empresas privadas y públicas de las leyes de riesgos laborales y de evaluación de los daños psicofísicos.

    El conflicto. El problema puede darse simplemente porque dos áreas no están de acuerdo, o por un tema de procesos; si no tienen cómo resolverlo el problema se vuelve personal y violento en los casos extremos.

  • Una oficina que aborda cuatro ramas de la ingeniería

    Redacción Quito

    Levantar un proyecto tecnológico es una tarea en la que intervienen varias ramas de la ingeniería; sin embargo, según Omar Aragón, en el mercado ecuatoriano cada especialista oferta sus servicios de manera independiente y es difícil hallar una empresa que reúna sus talentos en un solo sitio.

    Es por eso que Aragón, luego de terminar sus estudios de Ingeniería Electrónica en la Escuela Politécnica Nacional, se propuso juntar a 19 especialistas y crear Sakura Consulting Group, que desde junio brinda asesoría técnica tanto al sector público como al privado. «La idea central era potenciar nuestra cobertura y áreas trabajo juntando habilidades en una misma empresa», explica el creador de esta suerte de asociación.

    Así, él y su socio Juan Carlos Loaiza dividieron las áreas de trabajo en cuatro áreas específicas de la ingeniería.

    La primera es la Ingeniería Eléctrica y Electrónica, para brindar asesoría en líneas de automatización, sistemas eléctricos de potencia, instrumentación biomédica, sistemas de energía renovable y telecomunicaciones. La segunda área de cobertura es la Ingeniería Civil y de Arquitectura, para el diseño y planificación de estructuras, sustentabilidad, seguridad electrónica… La tercera, es la Ingeniería Geográfica y del Medioambiente. Mientras que la cuarta línea de trabajo es la Ingeniería en Sistemas e Informática, con atención a delitos informáticos.

    «Este último es un servicio potencial y no muy común en el país», comenta Aragón. «Contamos con un especialista en hackeo ético, que se encarga de hackear el sistema de la institución que lo solicite y así descubre sus puntos débiles».

    Asimismo, explica, «con la computación forense se da gestión de casos de investigación que involucren crímenes informáticos o que impliquen la recuperación de datos y evidencia digital».

    Esta iniciativa tiene poco tiempo en el mercado; sin embargo, Sakura ya ha trabajado en más de una decena de proyectos con entidades como la Agencia Metropolitana de Promoción Económica ConQuito; Arcolands, que ofrece asesoría para petroleras; la consultora empresarial Deloitte; los ministerios del Interior y Coordinador de la Seguridad, la Fiscalía y el Consejo de la Judicatura.

    Joseph Trávez, de ConQuito, da testimonio de los servicios y asegura que con Sakura trabajaron en la repotenciación de un circuito cerrado de televisión.

    Mientras que Óscar Izurieta, de Deloitte, segura que Sakura se encargó de instalar en sus oficinas un sistema personalizado de alarmas monitoreadas. «Se trata de un equipo muy profesional».

    Esta especie de ‘club de ingenieros ecuatorianos’ tiene, hasta el momento, una facturación mensual de USD 3 000 en promedio.

  • Favor, no gritar dentro de la oficina

    Mariana Maldonado (I) El Universal de México (GDA)

    No es solo que alguien en la oficina -con mucho más frecuencia, un jefe- levante un poco la voz. Se trata de que él (o ella) formule gritos e insultos con un objetivo: lastimar.

    Quizá esa persona no es consciente ni siquiera de ello, o tampoco la víctima lo sea, pero gritar en el lugar de trabajo no es una costumbre; es violencia y por desgracia, suele ser la más común o al menos la más fácil de ejercer.

    Según una encuesta realizada en Reino Unido, 87% reportó haber sufrido violencia verbal. Burlas, insultos, provocaciones, amenazas. Se le ha llamado acoso o ‘bullying‘, o abuso verbal, pero en general, se cataloga como violencia en el trabajo y es sumamente dañina, incluso, al igual que los golpes.

    «La intimidación verbal puede ser tan perjudicial en diferentes maneras como el ‘bullying’ físico. Con este, la meta es degradar a la víctima, haciendo parecer al agresor dominante y poderoso», explica la organización Bullying Statistics.

    Una definición de este abuso es la formulada por el estudio ‘Verbal Abuse: The Words that Divide Impacto in Nurses and Their Perceived Solutions’, el cual lo define como cualquier comunicación a través de la conducta o tono o palabras que tengan como objetivo humillar, degradar o faltar al respeto, dejando al destinatario herido emocionalmente o personal y profesionalmente devaluado.

    Esta conducta, según el estudio, disminuye la felicidad e impacta directamente en la productividad. En general, las mujeres suelen resultar más afectadas.

    Otro estudio realizado por el Instituto de Gestión de la Salud de la Universidad Nacional de Taiwán demostró que entre las violencias estudiadas- psicológica, verbal y física-, la verbal y la psicológica fueron las más comunes.

    En ellas es 2,5 veces más frecuente la intimidación laboral según el Workplace Bullying Institute.

    En México no hay cifras detalladas sobre este tipo de violencia; sin embargo, una encuesta realizada por la OCCMundial en este país arroja una luz sobre el tema: 51% de los profesionistas mexicanos ha sufrido ‘bullying’ laboral.

    Entre ellos, 18,5% ha sufrido insultos o motes y 11% amenazas, dos manifestaciones incluidas en la violencia verbal.

    De la violencia medida por esta encuesta, 54% señaló que esta fue ejercida por compañeros, mientras que 46% aseguraron que venía de un superior.

    Junto al abuso verbal, suelen venir otros tipos de violencia como el maltrato repetido, las conductas abusivas por parte de jefes y colaboradores, la productividad saboteada por otros, la conducta psicológica y física amenazadora y la intimidación y humillación, según el Workplace Bullying Institute.

    Así, la violencia viene en conjunto y de hecho, describe una personalidad determinada. Especialistas coinciden en que este tipo de maltrato es más comúnmente ejercida de jefes hacia subordinados y de hecho, es una de las características que definen a un tipo de liderazgo denominado ‘tóxico’.

    Un documento publicado en la revista Workforce por Gillian Flynn describe a este tipo de líder. «El gerente que acosa, amenaza y grita. El gerente que de acuerdo con sus movimientos de humor determine el clima de la oficina en un día de trabajo», así es este tipo de jefe según este documento.

    Florencia Peña, antropóloga especializada en temas de ‘mobbing’ y acoso laboral, explica que este tipo de jefes suelen ser controladores, lo que les lleva a elevar la voz. «En esta necesidad de reafirmarse a sí mismos, ellos hacen todo bien y los demás siempre hacen todo mal, y una manera de demostrar que las cosas se les sale de control es gritar».

    Factores que influyen El salario.   La especialista Florencia Peña asegura que en México esta situación es crítica debido a las condiciones laborales que prevalecen en el país, entre las que se encuentra la pobreza del salario mínimo.

    La reacción laboral.  Peña indica que el maltrato verbal es una forma de castigo. «En una situación como la mexicana, la gente hace lo que sea por conservar el empleo. Es una violencia estructural de la sociedad», indica.

    En el sector público.  El ‘clientelismo’ – el que un jefe llegue a un puesto gracias a sus contactos y no con méritos propios- también es un factor que promueve la violencia.

  • Un ‘mal empleado’ a lo mejor necesita dormir más

    La Nación de Costa Rica (I) Grupo de Diarios América (GDA)

    No rinde igual que sus compañeros. Una tarea que usualmente podría hacerse en 10 minutos, a él le toma 40. Está irritable, sensible, pasa bostezando todo el tiempo, no presta atención a las instrucciones y le cuesta tomar decisiones. Muchos jefes lo calificarían de un mal trabajador, aunque probablemente su desempeño mejoraría sustancialmente si tan solo pudiera dormir la cantidad necesaria de horas y con sueño de calidad.

    Una caída en el rendimiento laboral es de las principales consecuencias de los trastornos del sueño, tema que fue abordado en la Universidad de Iberoamérica (Unibe).

    «Si estamos con somnolencia, no solo vamos a estar más cansados -y con fatiga, si se trata de algo crónico- sino que también nuestros reflejos disminuyen. nuestro estado de alerta baja en un 30%, se pueden sufrir cambios en el estado de ánimo y, lo que es peor, podemos caer en períodos cortos de sueño», enumeró Lilliana Estrada, especialista en el tema.

    Esta condición de somnolencia es diferente según el tipo de trabajo. «En una oficina, podemos quedarnos dormidos sin más consecuencia física que golpearnos contra la computadora, pero esto nos podría llevar a un despido», añadió Estrada. Sin embargo, en el caso de peones agrícolas, trabajadores de maquila o choferes de bus, esto podría poner en riesgo su vida y la de otras personas.

    Según los especialistas, los problemas más serios se dan en personas con horarios alternos de trabajo, que una semana laboran de día y a la siguiente de noche, y así sucesivamente. Es algo muy difícil, porque estas personas pasan constantemente en un estado similar al del ‘jet lag’ (síndrome de descompensación horaria). «Para ellos, los consejos no son válidos, porque su horario no es fijo. La situación podría empeorar cuando les toca el turno nocturno, pues la calidad de sueño es mejor de noche», aseguró el estadounidense Daniel Skenderian.

    La falta de sueño reparador promueve la depresión, el sobrepeso, las alteraciones cardiovasculares, deteriora la memoria y hasta la voluntad de ejercitarse.

    Un 30% puede disminuir el estado de alerta de una persona por la falta de sueño.