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  • Ropa étnica de Otavalo se sube a las redes

    José Luis Rosales.  (F)
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    Lo que empezó como un pasatiempo se transformó en su segunda profesión. Sisa Morales, egresada de la carrera de Contabilidad y Auditoría, le apostó a la confección de blusas, que usan las mujeres indígenas otavalos, pero con diseños novedosos.

    Desde hace tres años, esta emprendedora, de 26 años de edad, abrió la microempresa de Bordados Sisa, en su natal Otavalo, provincia de Imbabura.

    La artesana incursionó en el diseño de esta prenda, que es parte del elegante traje indígena, que también consta de dos anacos de paño. Esta especie de falda, de forma rectangular, va sujeta a la cintura con una faja o chumbi.

    Blanca Burga, tía de Morales, le enseñó los secretos para plasmar con hilos, de vistosos colores, las figuras florales en este atuendo de tela de color blanco. Esta técnica aún sobrevive en algunas comunas de la ‘Provincia de los Lagos’.

    Sisa, cuyo nombre significa Flor, en español, recuerda que confeccionar la primera blusa le tomó cerca de un año. Puntada tras punta le dio forma al pecho, la espalda y las hombreras.
    Sin embargo, ahora esta diseñadora invierte de uno a dos días en hilvanar a mano cada camisa.

    Una de las particularidades de este taller es que las ofertas y los pedidos se hacen a través de las redes sociales. Por ello, no necesita abrir un local. Trabaja en casa.

    Cada nueva creación la exhibe en su cuenta de Facebook bajo el nombre de Sisa. La incursión en las redes fue por recomendación de su amigo José Espinosa.

    Este otavaleño, experto en audiovisuales, recuerda que ‘congeló’ en fotos las primeras prendas diseñadas por la artesana, para que las promocionara en la Web.“Era más fácil que estos diseños se promocionen en las redes sociales, que a través de ferias”.

    La propuesta tuvo acogida. En el primer mes alcanzó los 1 000 seguidores en Facebook. Hasta el 7 de octubre pasado, tenía 4 845. Ahora, también publica en Instagram y WhatsApp.
    El medio virtual le permite a la emprendedora kichwa interactuar con sus potenciales clientes. A Miryan Yamberla, por ejemplo, le agradó una blusa con escote, por lo que solicitó una cotización.

    La Internet también le posibilita a la productora tomar en cuenta las preferencias de los compradores en cuanto a modelos y colores.

    Eso sí, Morales asegura que su propuesta es dar un toque moderno a este atuendo ancestral. Por eso, eliminó los anchos encajes en el escote y en las mangas, que portan los tradicionales camisones.

    También reemplazó los bordados de motivos florales por figuras geométricas.
    Otro de los cambios está en el empleo de la materia prima. Al principio, la producción se hacía en tela de lienzo y ahora en dracón y de hilo orlón pasó al seda. También adicionó cintas y diminutas esferas, parecidas a unas perlas.

    En la fabricación de estos trajes tiene la colaboración de Rubí Ruiz y Gladys Otavalo. Ruiz es la encargada del corte y la confección de esta indumentaria.

    Entre tanto, Otavalo es diestra bordadora. Comenta que para labrar las figuras, algunas con identidad étnica, prefiere contrastes de tonalidades primarias.

    Los diseños de Bordados Sisa han subido en tres ocasiones a la pasarela. La última fue en el marco de la celebración del Pawkar Raymi (Fiesta del Florecimiento), que se efectuó en febrero último.

    Ahí, una de las novedades es que no solo desfilaron modelos indígenas, sino también mestizos.

    Sisa Morales explica que este tipo de atuendo ahora también tiene alta demanda de mestizas y extranjeras.

    El año pasado, junto a 16 diseñadores del país tuvo la oportunidad de mostrar su trabajo en Cromía, Encuentro Internacional de Diseño. La cita, en su segunda edición, se realizó en Atuntaqui.

    Esa actuación le hizo crecer profesionalmente. Actualmente, cada mes elabora, en promedio, 30 blusas de diferentes estilos. Cada una cuesta USD 65. La meta de Morales es seguir conquistando el mercado con su creatividad.

    Los productos

    La diseñadora

    Ella ha creado unos 20 modelos de blusas. En uno de ellos, utiliza cintas para la decoración de la colorida vestimenta.

    Los pedidos

    Estos llegan de varias partes del país y del exterior. Las contrataciones se realizan por redes sociales. En la última semana envió una docena de prendas a España.

    Los contactos

    La emprendedora trabaja con su cuenta en Facebook Sisa. También recibe pedidos directos, de quienes conocen sus productos.

    La promoción

    Hay anacos, alpargatas, camisas, fajas… que también se muestran en las redes sociales.

    En la vivienda de Sisa Morales, ubicada en la ciudadela Los Lagos, en Otavalo, también funciona su taller. Foto: José  Mafla / LÍDERES
    En la vivienda de Sisa Morales, ubicada en la ciudadela Los Lagos, en Otavalo, también funciona su taller. Foto: José Mafla / LÍDERES
  • El lago San Pablo y el Imbabura son sus mejores aliados

    José Luis Rosales (I)

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    redaccion@revistalideres.ec

    La imagen del lago San Pablo y del volcán Imbabura son un valor agregado que ofrece Mira Lago, en el ingreso sur de Otavalo.

    El paisaje se mira nítido por los ventanales de la cafetería, ubicada junto a la vía Panamericana, que enlaza a Pichincha con Imbabura, a 3 km del límite de El Cajas.

    Todo empezó hace tres décadas. Pedro Izurieta se ‘enamoró’ de este rincón de Imbabura, durante los constantes viajes hacia Carchi. Ahí, este ingeniero civil oriundo de Riobamba desarrollaba varios contratos de construcción.Más de una vez comentó a su esposa, Cristina Tapia, de la geografía ideal para instalar un establecimiento enfocado en el turismo.

    La propuesta tuvo eco. Compraron un terreno de 11 000 m2, en la comunidad Mariscal Sucre, parroquia González Suárez.

    Antes de levantar la flamante infraestructura, de ladrillo visto y amplios ventanales, con un área de 1 082 m2 de construcción, tuvieron que aplanar una loma.

    Lo primero que edificaron fueron dos cabañas, de 200 m2. Ahí instalaron, hace 15 años, una cafetería y una tienda de artesanías.Con ello, empezaron a enganchar a los visitantes, nacionales y extranjeros, que iban rumbo a Otavalo. Así recuerda Cristina Tapia.

    Con los años fue creciendo el número de clientes. Ahora les visitan un promedio de 1 000 turistas cada sábado. El sitio es una parada casi obligatoria para los operadores de turismo.
    “A los turistas siempre le sugerimos la foto con el lago y el volcán”, indica Giovanny Proaño, guía de Adventure Life. También -dice- les agrada la artesanías y el menú.

    Ese flujo obligó a ampliar los servicios y las nuevas instalaciones, abiertas desde el 3 de junio.

    El edificio, de cinco niveles, se levantó en un año, a un costo de USD 350 000. El 30% se cubrió con ahorros familiares y el resto con un crédito de la CFN.

    Pedro Izurieta Tapia, jefe del proyecto, explica que en el estilo arquitectónico fusionaron un diseño rústico y contemporáneo.

    Uno de los inconvenientes que enfrentó este emprendimiento familiar fue la espera de cuatro meses hasta que se defina el diseño de ampliación de la carretera.

    La pareja de industriales repartió, hace 12 años, el negocio a sus cinco hijos. Hace tres meses, ellos constituyeron Mira Lago Izta Services Compañía Limitada.

    La compañía contempla ahora tres ejes en el negocio: cafetería, artesanías y restaurante. “La idea es que la gente se quede”, explica Katalina López, administradora.

    Para ello, entre los atractivos está el menú del local. Los desayunos llevan nombres como: Mira Lago, Taita Imbabura y Quinde. El costo oscila entre USD 4 y 5.

    El primero lleva una tortilla de huevos revueltos con jamón, un sánduche de queso y jamón, empanada o torta de la casa. Se acompaña de café, bizcochos, queso de hoja y manjar de leche.

    En el área de artesanías, en cambio, se ofrece chales, bufandas, sombreros, cerámicas, souvenirs. Hay un centenar de proveedores.

    Los beneficios del flamante proyecto se empiezan a sentir. En el primer mes facturó USD 7 000. López explica que eso supera los USD 1 700, en promedio, que ingresaban antes de la ampliación.

    En Mira Lago al momento se ultiman los acabados del restaurante y de la sala de convenciones, que abrirán en tres meses más.

    Ricardo Andrade, director de Turismo del Municipio de Otavalo, señala que el sitio aporta al mejoramiento de servicios turísticos.

    Insignia

    ‘El paisaje es nuestra mayor fortaleza’

    Grace Izurieta.Gerenta General de Mira Lago. Foto: José Mafla/ LÍDERES.
    Grace Izurieta.Gerenta General de Mira Lago. Foto: José Mafla/ LÍDERES.

    Estudié hotelería en Ecuador y realicé una maestría en Negocios Internacionales y Liderazgo en University of Ulster, en Inglaterra. Con la ventaja de la ubicación de Mira Lago, plasmamos algunas ideas mías, de mi familia y lo que hemos visto en otros países, en el diseño para la ampliación de esta atracción turística de Imbabura.

    El paisaje que tenemos es único. Buscamos aprovechar al máximo este espectáculo natural.
    Me encargo de la administración del establecimiento. Las áreas de cafetería, tienda de artesanías, restaurante y el salón de convenciones los manejamos individualmente.

    En la última sección, una de las estrategias que vamos a desarrollar es visitar empresas para vender paquetes que incluyan el servicio para reuniones empresariales, conferencias, convenciones. También ofreceremos nuestra línea de alimentos y bebidas y logística. Esa experiencia la conocí en Australia y la voy implementar en esta firma. También busco aplicar mis conocimientos.

    La familia Izurieta Tapia posiciona su empresa Mira Lago, con el complejo turístico. Este año lograron levantar un nuevo local, en donde instalarán un restaurante y un salón de convenciones. Foto: Fotos: José Mafla / LÍDERES.
    La familia Izurieta Tapia posiciona su empresa Mira Lago, con el complejo turístico. Este año lograron levantar un nuevo local, en donde instalarán un restaurante y un salón de convenciones. Foto: Fotos: José Mafla / LÍDERES.
  • Pinto lleva 100 años innovando

    Mónica Orozco, Redacción Quito / LÍDERES

    En los años 80, la fábrica de Empresas Pinto, ubicada en Otavalo, en el norte del país, era lo más parecido a la «universidad». Entre máquinas de coser e tejidos, la gente de la localidad aprendía los secretos de la industria textil.

    Aunque desde entonces la economía se ha diversificado -la industria representa el 5% de la economía del cantón, lejos del sector comercial y artesanal que representa cerca del 82%- Pinto es aún una gran generadora de mano de obra e inversión en la zona.

    La firma emplea 370 personas en Otavalo y más de 700 en el ámbito nacional (incluidos puntos de venta).

    «Pinto ha sido clave en la capacitación de la mano de obra que se ha preparado en confección, hilatura… La gente se especializaba ahí y luego salía a instalar su propio taller», comenta el alcalde de Otavalo, Mario Conejo.

    Esto en buena medida porque cada 20 años Pinto ha renovado la maquinaria de sus fábricas. La más reciente modernización inició en septiembre del 2012. Para ello, invirtió USD 4 millones en 94 equipos nuevos entre máquinas de corte, tejeduría, de tinte y de confección. El cambio ha permitido reducir el desperdicio de insumos y tecnificar procesos. Con ello espera este año aumentar un 15% su producción, que en el 2012 alcanzó más de dos millones de prendas.

    Pero la actividad de Empresas Pinto empezó mucho antes en un pequeño depósito donde hoy aún giran las hélices de una pequeña turbina alemana de 100 kilovatios de potencia. Con ello, abastece de energía para iluminación de la industria de Pinto en Otavalo.

    En ese mismo sitio, en 1913, Segundo Miguel y Tomás Abel Pinto inauguraron la primera central hidroeléctrica, que le permitió a Otavalo contar por primera vez con energía eléctrica.

    13 años más tarde, en 1926, los cultivos de algodón de El Chota motivaron a estos emprendedores a comprar maquinaria desmontadora de algodón y empezar el negocio textil. En 1932 el negocio se transformó en lo que sería una de las primeras industrias del norte del país.

    Con 93 años de edad, Carlos Cifuentes, ha sido testigo de casi toda esta historia. Con un asistente, este trabajador de diálogo pausado aún ayuda a supervisar la operación de esta central, un trabajo que realiza desde hace 72 años.

    «A mí me duele el corazón cuando la gente le dice la planta vieja a la primera planta textil, porque de esa fábrica y de esta central eléctrica nació lo que hoy es Pinto», recuerda el trabajador que se jubiló en los años 60. Germánico Pinto, quien impulsó el negocio en los años 50, le permitió conservar su empleo.

    «Hacer lo que más me gusta hasta ahora es lo que me mantiene joven», confiesa Cifuentes con una sonrisa. «La gente contaba que antes Pinto tenía telares y trabajaba gabardinas. Luego compraron máquinas más modernas».

    Una creciente del río Jatunyacu, cerca al cual se ubicaba la primera planta, inundó todas las instalaciones. «El lodo de la fábrica se sacaba hasta en carretillas».

    Zulay Romero, quien labora como secretaria desde hace 47 años en la firma, recuerda que la fábrica paró más de cuatro meses. «Fueron tiempos duros. Falleció un trabajador. Se perdieron insumos, se dañaron algunas máquinas. Por eso en los 90 se construyó una nueva planta», dice Romero.

    La creciente no detuvo el crecimiento de la industria textilera. Romero presenció el cambio de la empresa con la incorporación de nuevas tecnologías, especialmente en la confección de tejidos. Inicialmente Pinto ofrecía ropa interior, luego se fabricaron prendas básicas y después ropa de moda.

    Otro reto fue consolidar la relación con los empleados. Hace unos 15 años se firmó el primer contrato colectivo entre Pinto y sus trabajadores. Hoy 410 colaboradores pertenecen a este régimen. «Siempre hemos tenido una buena relación con la empresa por el bien común. Y la empresa siempre nos ha dado la apertura», comenta Edwin Peñafiel, vicepresidente de esta organización.

    Julio Fuentes, tesorero de la Cámara de Comercio de Otavalo, dice que Pinto es una de las principales empresas del cantón junto a la cementera Lafarge y la también textil Indutexma. «Su mayor aporte es en término de generación de mano de obra y pago de impuestos».

    Según datos de la Alcaldía Otavalo, en lo que va del año Pinto ha pagado USD 40 832 en impuestos prediales, patentes y otros pagos municipales.

    Aunque Pinto se internacionalizó a Perú y Colombia, Ecuador es el principal centro industrial de esta compañía. En el país se concentra el 73% de su producción. En Perú y Colombia se generan prendas con procesos especiales de estampado, etc., explica Jenny Aguirre, jefe de Talleres de Empresas Pinto.

    Cristina Muñoz, gerente de Márketing de esta compañía, sostiene que la innovación ha sido otro pilar del crecimiento. «Antes solo teníamos diseños básicos. Desde 1995 se renovaron los diseños dos veces al año. Hoy cada trimestre lanzamos una tendencia y cada mes una colección diferente», acota Aguirre.

    El 18 de octubre próximo la firma cumple 100 años. Para celebrarlo lanzará, una colección especial denominada «Premiun».


    Los datos

    Ventas. Pinto factura USD 1,8 millones mensuales. En Navidad multiplica ese valor por 2,5. (ventas nacionales, no incluye exportaciones).

    Producción. Entre el 2007 y el 2008 creció 15%. Entre el 2009 y el 2010 superó el 24%. Para este 2013, se espera aumentar un 15% frente al 2012.

    La exportación. La producción se vende en un 68% en Ecuador y el resto al exterior, principalmente Alemania. El 18 de octubre próximo la firma cumple 100 años y venderá su camiseta número 17 millones a ese país.