Etiqueta: pan

  • El pan continúa como el preferido

    Carolina Enriquez

    Relacionadas

    El pan es un alimento básico para los ecuatorianos. Hasta el 2012 era producto alimenticio que más se consumía a escala nacional. La información consta en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2011- 2012, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

    Pedro Miranda, presidente de la Federación Ecuatoriana de Panaderos (Fenapan), indica que no se tiene un dato nacional de la producción de pan. La fabricación varía de acuerdo a cada panadería.

    “La producción, sin embargo, ha bajado. Hay panaderías que fabrican solo el 25% de lo que hacían hace 10 años. Uno de los principales problemas que han enfrentado los panderos ha sido la reducción del consumo, por la situación económica, y la aplicación de medidas como las salvaguardias”.

    Esto último debido a que a insumos como las levaduras se les fijó el porcentaje más alto. Lo mismo sobre algunas herramientas para la reparación de maquinarias.

    Con altos y bajos, sin embargo, el consumidor sigue comprando. La encuesta antes nombrada revela que al año el ecuatoriano gasta cerca de USD 34 millones en la compra de pan, principalmente en las tiendas de barrio.

    Esto debido a que es un alimento de consumo popular, de acuerdo con la Asociación de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab).

    A escala nacional, de acuerdo con el INEC, hasta el 2015 existían 5 120 empresas dedicadas a la fabricación de pan y de otros productos secos. Asimismo, se contaban 4 684 negocios dedicados a la elaboración de productos de panadería, confitería y repostería .

    Patricio Anda, gerente de Panificadora Ambato, explica que en Quito, al menos, deben existir

    3 000 panaderías que incluyen negocios legalmente constituidos y otros informales. El Gremio de Panaderos de Pichincha calcula que 1 200 negocios forman parte de este segmento productivo.

    William Cevallos, presidente del Gremio, sostiene que la producción ha bajado entre un 10 al 15% entre 2015 y 2016. “Desde mi perspectiva esto se debe a la falta de dinero de cada familia. Con menos ingresos hacen menos gasto”.

    El directivo confirma la versión de Fenapan al decir que con las salvaguardias subieron los precios de algunos insumos. Hubo ajustes en los negocios, pero aún existe oferta de pan popular para la gente, que no escatima esfuerzos para tenerlo en su mesa.

    Las panaderías son una fuente de empleo. Cevallos considera que, de acuerdo al tamaño de las mismas, cada una emplea entre tres y cinco personas. “Antes había más personal debido a la reducción de la producción. No se puede seguir manteniendo el mismo personal con menos producción de pan y otros ítems”.

    En firmas como Panificadora Ambato han puesto en marcha estrategias de mercado, que han dinamizado el negocio. El año pasado, entre el primer y segundo semestres, la producción creció 15%. “Lanzamos 10 productos enfocados en valor. Tenemos un pan de USD 0,09, que es el más vendido de toda la cadena. Hemos generado una nueva gama de productos, pensando en el consumidor ecuatoriano actual”.

    Actualmente tienen 41 locales en todo el país y su plan de negocios se concentra en abrir tres locales por año. Actualmente, hay una oferta para diferentes gustos (algunos con cereales, chocolate, etc), incluido para aquellos que antes no lo comían por ser alérgicos al gluten.

    En la Panificadora Ambato se despachan cada día alrededor de 17 000 panes; estos se elaboran en la planta que funciona en la avenida América, en el norte de la ciudad. Foto: LIDERES
    En la Panificadora Ambato se despachan cada día alrededor de 17 000 panes; estos se elaboran en la planta que funciona en la avenida América, en el norte de la ciudad. Foto: LIDERES
  • La chicha de jora es parte de sus recetas de pan artesanal

    Redacción Quito

    Relacionadas

    Los hornos de leña, las ollas de barro y la tradición familiar fueron la inspiración de Paulina Tapia para crear una nueva propuesta en la elaboración de pan artesanal.

    Ella y su esposo Paúl Aguilera pusieron en marcha la idea en el 2012. L’Artisan es un emprendimiento que se dedica a la elaboración y distribución de pan artesanal hecho con levaduras naturales como la chicha de jora.

    Los creadores de este negocio utilizan una gran variedad de harinas para producir el pan artesanal;entre estos se cuentan la harina de trigo, de quinua, de maíz, de centeno, entre otras.

    Para impulsar el proyecto la pareja inicialmente invirtió alrededor de USD 18 000. Este valor se invirtió en la compra de las mesas de trabajo y los insumos.

    Tapia cuenta que en Europa se especializó en la elaboración de pan artesanal en el 2009. Pero al llegar a Ecuador, en el 2011, quiso rescatar algunas de las tradiciones ancestrales.

    La abuela de Tapia ayudó a rescatar la receta tradicional con chicha. La emprendedora cuenta que se sentó varios días con su abuela para descubrir la receta.

    La pareja de emprendedores se demoró alrededor de un año en experimentar el proceso y las cantidades necesarias para crear la masa que tenía como ingrediente la bebida tradicional.

    Los dos emprendedores explican que la chicha es utilizada como una levadura natural para que el pan se fermente y crezca. “Los microorganismos de esta bebida se encargan de transformar y fermentar los ingredientes del pan”, afirma Aguilera.

    Ahora, la microempresa tiene una variedad de ocho panes fermentados a base de chicha, entre estos se cuentan: maíz y queso; pan mestizo; de quinua; las lloronas; boyos de cardamomo, entre otras.

    La panadería busca rescatar las formas de elaboración ancestral de pan, sin el uso de levadura comercial que hace que el proceso de elaboración se acelere.

    La panadería L’Artisan tiene un menú de diferente tipo de panes cada día. Estos son comercializados a través de la página web (lartisanpan.com) y en tiendas como Superfoods, Canello, Gaia.

    Grizella Greene, propietaria de Superfoods, compra los productos de L’Artisan para su tienda y piensa que el pan fermentado con chicha “es un producto tradicional, L’Artisan está rescatando nuestras tradiciones y con esta idea preparan un producto de calidad ”, afirma Greene.

    Cuando la compra se hace a través de la página web, el pan se envía al domicilio del consumidor final. La empresa aplica esta modalidad en Quito, Guayaquil y Cuenca.

    El peso de los panes que comercializa este emprendimiento van desde los 400 g a un kilo. Los costos oscilan entre USD 4 y 6 según el proceso y los ingredientes que se utilicen.
    En la actualidad la empresa fabrica alrededor de 4 000 kilogramos de pan al mes y la facturación, en ese período, es de USD 1 0 000.

    Paúl Aguirre y Paulina Tapia elaboran su producto en hornos de leña. En el 2016 los emprendedores realizaron la ampliación de su taller. Foto : Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Paúl Aguirre y Paulina Tapia elaboran su producto en hornos de leña. En el 2016 los emprendedores realizaron la ampliación de su taller. Foto : Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • Las recetas de su pan artesanal se saborean en Quito

    Sofía Ramirez

    Relacionadas

    Once variedades de pan artesanal: con avena y miel, con chía, entre otros, es la propuesta de La Fábrica, panadería y pastelería boutique de autor.

    Su nombre, según Xavier Echeverría -propietario del establecimiento- se debe a que todas las recetas son de su autoría. “Ese -dice- es el valor agregado que ofrecemos a nuestros clientes”.
    Este chef de 34 años indica que en sus años de formación en esta profesión en la extinta Universidad Santo Tomás, no le llamaban la atención las materias relacionadas con panadería y repostería.

    No obstante, su clic con esta actividad llegó en el 2015, durante un viaje familiar a Orlando (EE.UU.)

    En esta ciudad conoció el concepto de panadería boutique. Esto se refiere a la creación de variedades de panes con recetas o ingredientes como tomate deshidratado, pasas, al pesto, entre otros, los cuales le dan al tradicional pan un toque gourmet.

    Echeverría regresó de su viaje para reiniciar sus labores en una empresa gourmet ubicada en Manta, pero su determinación de tener negocio propio lo llevó a renunciar a mediados del 2015.
    Y en dos meses, una vez que este emprendedor se radicó en Quito, empezó a delinear su plan de negocios para su emprendimiento.

    En octubre de ese año se inauguró La Fábrica, en Cumbayá. Sin embargo, a los tres meses se trasladó a otro local que se encuentra en el norte de Quito.

    Xavier Echeverría
    detalla que en un inicio solo tenía una persona que lo ayudaba en la elaboración de los panes artesanales, pero actualmente las plazas de trabajo aumentaron.

    El emprendedor explica que minuciosamente trabaja en cada receta para sacar cada semana distintas variedades de pan. Para eso utiliza sus máquinas de hornear y diferentes mezcladoras.

    El emprendedor cuenta que en los primeros meses de operación de La Fábrica decidió extender su línea de producción a otros productos, como masas dulces, galletas, bollos o bizcochos.

    En un inicio, utilizaba un 30% del quintal de harina para elaborar el pan, pero esto se incrementó con la demanda del producto.

    Ahora el emprendimiento trabaja con más de cinco proveedores. Algunos ingredientes, como las frutas para elaborar el relleno, los compra en los principales mercados de Quito.
    Una de las proveedoras es Sofía Villacís, dueña de Vilo’s. Su negocio elabora queso lojano amasado y tortillas de yuca sin gluten.

    Desde mayo pasado, este negocio entregaba cinco libras de queso amasado cada 15 días a La Fábrica. Y en este año tratarán de ubicar en ese negocio otros productos como las conservas.

    Desde el año pasado, La Fábrica fortaleció su menú de desayunos, y también se convirtió en vitrina para exponer a otros emprendedores quiteños. Por ejemplo, las marcas de cerveza artesanal Speck y Sra tienen mayor exposición desde que se ofertan en La Fábrica, detalla Juan Jácome, propietario de la cervecería Speck.

    Desde febrero pasado, ambos emprendimientos se contactaron vía Facebook para entablar relaciones comerciales.

    La Fábrica en este año tiene la consigna de elaborar más variedades de pan y masas dulces.
    La parte de publicidad y comunicación es esencial, por lo que fortalecerán sus distintos canales como redes sociales para viralizar su producto, cuenta Echeverría.

    Este negocio también tiene como objetivo apoyar a otros emprendedores en sus perchas.

    Xavier Echeverría es el chef que elabora recetas artesanales para el pan. Su emprendimiento, denominado La Fábrica, está ubicado en el norte de Quito. Ofrece 11 variedades de pan al día. Fotos: Paúl Rivas/LÍDERES
    Xavier Echeverría es el chef que elabora recetas artesanales para el pan. Su emprendimiento, denominado La Fábrica, está ubicado en el norte de Quito. Ofrece 11 variedades de pan al día. Fotos: Paúl Rivas/LÍDERES
  • Pan y salsas italianos con insumos locales

    Redacción Líderes

    Relacionadas

    Cuando llegó a Ecuador hace 29 años Giorgio Corini ya estaba encantado con la cocina, pero también con el voluntariado.

    Este emprendedor social arribó desde Italia para trabajar junto al fallecido padre Carollo en el proyecto Tierra Nueva. Ahora, maneja un comedor en el barrio Lucha de los Pobres en el que alimenta a 60 personas cada día, entre niños y ciudadanos de la tercera edad.

    A la par, desde hace tres años, Corini plasmó en un negocio su pasión culinaria. Fabrica tres tipos de panes artesanales que incluyen diferentes insumos como romero, nueces, linaza y harina integral, sin grasas y mínima cantidad de levadura y sal.

    Antes de emprender los preparaba únicamente para su casa. Luego los amigos y parientes comenzaron a requerir los panes, de 600 gramos, y así fue como decidió elaborarlos para la venta.

    Al inicio, la comercialización era esporádica, pero ahora entregan a la semana hasta 25 unidades. La aspiración, sin embargo, es alcanzar 100 unidades en ese período. “Sí hay mercado, parece que no hay producción de ese tipo de pan”, dice optimista.

    Ahora el producto se vende a conocidos, a compradores que conocieron en ferias y a una finca que distribuye canastas orgánicas. Sin embargo, hay propuestas para que entreguen el pan en delicatesen y locales naturistas.

    Valcalepio, que es el nombre del negocio, es un emprendimiento familiar. Sonia Santa Cruz, esposa de Corini, ayuda en la producción del pan y desde septiembre del año pasado trabaja en la elaboración de tres salsas italianas y otras picantes con toque ahumado y preparación tipo conserva.

    “En Ecuador comen el ají con agua, pero en Italia con aceite. Si uso el ají fresco tiene poca duración, por eso mi trabajo es deshidratar y ahumar”.

    Ella explica que los productos que utiliza, entre los que están berenjena, orégano, etc., vienen de un huerto orgánico con el que cuenta este hogar. A este sitio, cada 15 días, acuden unos 30 niños y ancianos del comedor para sembrar y cosechar como una forma para educarse, conocer la importancia de la alimentación natural, entre otros aspectos.

    Giorgio y Sonia impulsan el comercio justo. Incluso, forman parte del programa Empresas Solidarias e Innovadoras de ConQuito, que está enfocado en desarrollar productos con valor agregado e impulsar la innovación social, productiva y comercial.

    Vanesa Rosero, responsable de la Unidad de Economía Popular y Solidaria de ConQuito, destaca que Corini que tuvo la valentía para darle un toque novedoso al negocio y mostrar que tiene el potencial para crecer más. “Es un producto exquisito, agradable a la vista y cuenta ya con una marca”.

    Los emprendedores no tienen como objetivo montar un local; su estrategia es distribuir.

    Giorgio Corini es el creador de  Valcalepio, una iniciativa enmarcada en el emprendimiento social. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Giorgio Corini es el creador de Valcalepio, una iniciativa enmarcada en el emprendimiento social. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • La receta clásica de pan que crece como franquicia

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    La historia de este negocio inicia con el exfutbolista de Liga Deportiva Universitaria de Quito Enrique Portilla Castro. El exjugador -campeón en 1969 con el equipo albo- se dedicó a la panadería, luego de su retiro de las canchas.

    La receta de esta exgloria del balompié la heredó su hijo Felipe Portilla. En el 2006, él junto con su esposa -y ahora también socia- Andrea Izurieta decidieron emprender y apostaron por la panadería y pastelería.

    Así nació Pan del Parque, que en ese entonces estaba ubicado en un local de 40 m², en el parque de Cumbayá (nororiente de Quito).

    Para iniciar los emprendedores invirtieron unos USD 35 000 -con un crédito bancario- que destinaron a la compra de maquinaria, insumos y adecuación del local.

    El valor agregado de su negocio, sostienen los emprendedores, se basa en la elaboración de pan con procesos artesanales y en el buen servicio a los clientes.

    En 10 años, Pan del Parque se ha expandido y crecido gracias a la venta de franquicias. Portilla comenta que desde que fundó su emprendimiento pensó en este modelo de negocios.

    Ahora, la empresa cuenta con cuatro locales, dos de ellos franquicias: el de la avenida Brasil (norte), y La Primavera de Cumbayá. A estos se suman los dos ubicados también en esa parroquia: uno en el centro y otro en el sector de San Juan. Junto a ese último local funciona su planta de producción en donde se amasa la mayoría de sus ítems.

    La primera franquicia ubicada en la avenida Brasil, comenta Izurieta, se vendió en el 2014. Y la segunda, en el sector La Primavera, en septiembre de este año.

    Pese a su modelo de expansión, Pan del Parque busca mantener su esencia y trabaja para mantener sus estándares y la calidad de un pan artesanal. En el 2010, fruto de este esfuerzo, el negocio ganó el Primer Concurso de la Mejor Baguette por su pan centeno sin levadura, organizado por la Cámara de Comercio e Industrias Franco-Ecuatoriana y la Embajada de Francia en Ecuador.

    Jorge Soria, auditor, comenta que es cliente del Pan del Parque desde hace más de un año. Él vive en Cumbayá y un día decidió probar un pan ‘ciabatta’ (pan blanco elaborado con harina de trigo); gracias a su calidad y sabor decidió volver y se convirtió en un cliente frecuente.
    Soria cuenta que acude a la panadería pasando un día y prefiere una variedad sin levadura que le recetaron por su salud.

    Pan del Parque
    ahora produce 50 diferentes ítems que van desde pan popular de USD 0,16 hasta el sofisticado centeno artesanal de 600 gramos -elaborado con masa madre- a USD 2,45.

    Álvaro Suárez es otro de los clientes del Pan del Parque. Él es el administrador del Café del Teatro y de un proyecto gastronómico denominado La Bella Easo, ubicado en El Café Para Ti, en Cumbayá. Para los dos negocios, Suárez compra un total de 250 panes mensuales.
    “Tiene una increíble calidad ese pan. Yo he estado rebuscando muchas panaderías pero su calidad y precio están bastante bien”, sostiene Suárez.

    Desde hace tres años, Karina Contag, emprendedora también es clienta del Pan del Parque. Ella destaca la ubicación de los locales y la calidad del producto. Contag comenta que asiste a la panadería dos o tres veces por semana.

    La emprendedora confiesa que adquiere pan ‘baguette’ y los productos empacados, como bizcochos y otros postres.

    Andrea Izurieta y Felipe Portilla, socios fundadores de la panadería, junto a Maricela Llano, en el local ubicado en Cumbayá donde también producen gran parte de la pastelería. Fotos: VIcente Costales / LÍDERES
    Andrea Izurieta y Felipe Portilla, socios fundadores de la panadería, junto a Maricela Llano, en el local ubicado en Cumbayá donde también producen gran parte de la pastelería. Fotos: VIcente Costales / LÍDERES
  • Dos locales más para degustar pan y pasteles

    Redacción quito (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    Dos sucursales más de la Panadería La Unión se abrieron en Quito. Los deliciosos panes, pasteles, desayunos y platos fuertes podrán degustarse en el Centro Comercial El Recreo, en el sur de la ciudad, y en el local de la Amazonas y Gaspar de Villarroel, en el norte.

    Joselito Cobo, quien levantó este negocio, está satisfecho con la apertura de estos dos locales, que se suman a los seis que se ubican en determinados puntos de la urbe. Para él, el éxito de la panadería es que mantiene la calidad y el sabor de cada uno de los productos que se comercializan.

    La Unión nació hace casi tres décadas en el sur, en el sector de Chaguarquingo. Son 28 años de tradición y de servicio de calidad a los clientes, comentó Cobo.

    En los dos nuevos negocios, los desayunos son los más cotizados. Yadira Durán acostumbra a ir a comer junto con su familia una vez por semana. Lo hace porque es una fiel clientes de la panadería. “Me gusta porque hay una variedad de productos de panadería e incluso se puede degustar platillos a la carta”. Esta clienta, además, acostumbra a comprar los postres para eventos especiales en su casa o en su trabajo.

    Una de las situaciones que destaca Cobo es que tiene la posibilidad de ofrecer trabajo a otras personas. En los locales nuevos trabajan cerca de 40 personas, quienes realizan las tareas de panadería, atención a los clientes y otras actividades.

    Otra de las fortalezas es que los productos son frescos y pueden consumirse desde las 06:00, cuando abren los locales de La Unión. La jornada es extendida y los locales se cierran a las 22:00.

    El único local que no atiende en esos horarios es el de El Recreo, que se rige a los horarios de apertura y de cierre que tiene el centro comercial.

    Los retos para Joselito Cobo y para La Unión son amplios porque tienen el objetivo de convertir a la empresa en una organización sólida y solvente, con tecnología y recursos modernos que le permitan optimizar los procesos de producción y comercialización de sus productos.
    Los nuevos proyectos se amasarán el próximo año.

    Joselito Cobo en el local de El Recreo, en el sur. Hay cafetería y panadería. Foto: Armando Prado/Líderes
    Joselito Cobo en el local de El Recreo, en el sur. Hay cafetería y panadería. Foto: Armando Prado/Líderes
  • Un reconocimiento al sabor y la calidad

    Washington Paspuel

    Relacionadas

    El Grupo Vilaseca, un holding con presencia en varios países de la región con cuatro unidades de negocios, recibió en julio pasado un reconocimiento internacional a la calidad de dos de sus productos más emblemáticos en su segmento de alimentos procesados: el pan de yuca con queso criollo de la línea Facundo y el yogur clásico de frutilla de la línea de lácteos Chivería.

    El Grupo es uno de los conglomerados empresariales más diversificados del país, con segmentos de negocios dedicados a la exportación, producción y distribución de productos y al sector inmobiliario.

    La unidad de alimentos del holding recibió el reconocimiento del Instituto Internacional de Sabor y Calidad (íTQí, por su siglas en inglés) este 2016. El galardón fue por los dos productos, que son considerados como exitosos por su posicionamiento entre los consumidores.

    El Instituto, con sede en Bruselas (Bélgica), es una entidad especializada en catar y promocionar productos alimenticios de atributos destacados de determinadas características.

    Según la compañía, el sello iTQi Superior Taste Award es un reconocimiento a la calidad en sabor, otorgado anualmente por 120 chefs y sommeliers. El jurado del premio lo componen miembros de 17 países, que representan a las asociaciones culinarias consideradas las más prestigiosas en Europa.

    “Al igual que la guía Michelin (de los mejores restaurantes del mundo), el iTQi no organiza una competición, sino que recompensa a los productos por sus propios méritos”, explicó el grupo empresarial.

    Los dos productos del holding recibieron la calificación de dos estrellas de oro, como reconocimiento a sus atributos de sabor, olor y textura.

    Fanny López, directora de la Unidad de Negocios del holding, manifestó que ese reconocimiento se traslada a todo el portafolio de la compañía. “Todas nuestras fábricas tienen los mejores certificaciones de producción. El yogur Chivería, por ejemplo, está hecho con leche fresca, sin aditivos”, explicó la ejecutiva.

    En el caso del pan de yuca Facundo, la compañía detalló que en su desarrollo se buscó la mejor receta criolla y en el proceso se descubrió al queso ecuatoriano. “Es más esponjoso y garantizamos a nuestros consumidores que no tenemos conservantes ni aditivos en sus procesos”, dijo.

    El holding citó a la consultora internacional de mercado GFK para señalar que el pan de yuca es el preferido por seis de cada 10 consumidores ecuatorianos.

    El Holding nació en 1931 y está presente, actualmente, con el portafolio de su unidad de alimentos en 43 países, a los que exporta procesados, lácteos, bebidas y helados, según datos de la compañía. El grupo tiene presencia en Perú y Colombia.

    Francisco Risques, presidente ejecutivo de la Unidad de Alimentos de Vilaseca, manifestó que las dos líneas de alimentos tienen más de 50 años dentro del grupo empresarial. En el caso del yogur clásico de frutilla, el ejecutivo contó que se procesa con ingredientes frescos, sin la adición de colorantes ni preservantes.

    El color de la bebida, por ejemplo, lo obtienen de la propia pulpa de la fruta fresca, cosechada en las haciendas que posee la firma y la leche se recolecta en centros de acopio que se manejan con controles de calidad. “Es un orgullo porque es una prueba más de que hacemos las cosas correctamente”. Según la firma, se trata del único producto en su segmento que recibe dicha distinción en América Latina.

    Con este reconocimiento la compañía apunta a potenciar la imagen de sus dos productos. Fernando Calderón, jefe de Compras de Frigomar, una comercializadora de lácteos y congelados del norte de Guayaquil, mencionó que el yogur de la firma mantiene una alta rotación en sus perchas porque se promociona como un producto natural. “Hay una mayor clientela que ahora busca productos que ofrecen ingredientes frescos y sin aditivos”, manifestó.

    Lo propio hizo la consumidora María Paredes, quien considera que el yogur tiene un toque de sabor que concentra la fruta. Igualmente destaca el pan de yuca.

    Los principales ejecutivos del Grupo Vilaseca presentaron los dos productos de su línea de alimentos reconocidos por su calidad y sabor. Foto: Cortesía Grupo Vilaseca
    Los principales ejecutivos del Grupo Vilaseca presentaron los dos productos de su línea de alimentos reconocidos por su calidad y sabor. Foto: Cortesía Grupo Vilaseca
  • Recetas originales de pan que tienen 86 años

    Cristina Marquez

    Cada tarde, en los exteriores de la Panadería La Vienesa, se forma una larga fila de clientes que esperan adquirir el producto estrella de esta empresa familiar: palanquetas de agua y pan de centeno. Estas recetas están intactas desde hace 86 años.

    Gilberto Brito fundó la empresa en 1930, en Riobamba. Él invirtió cerca de 300 000 sucres en la importación de hornos y maquinaria alemana para sus preparaciones, y transformó su casa en la planta de producción de pan más grande de esa época en la ciudad.

    “Él siempre pensó en grande. Desde que se creó la empresa tuvo la intención de producir pan para distribuirlo a las tiendas”, cuenta su nieto, Juan Carlos Brito, quien ahora se desempeña como gerente de la empresa.

    De hecho, esa estrategia de distribución de pan también se mantiene en la actualidad. En Riobamba y Cajabamba hay al menos unos 350 puntos de venta y dos sucursales de la panadería.

    Cuando Brito inició el negocio contrataba pequeñas carretas para distribuir el pan por la ciudad. Hoy, lo hacen con seis camiones que empiezan sus recorridos a las 04:00, para que los productos lleguen frescos a las tiendas.

    En la planta de producción, situada en el Centro Histórico de Riobamba, cada día se producen entre 20 000 y 22 000 panes de 50 variedades. Hay clásicos como moldes de pasas, bolas de dulce, briollos, cachos, yemitas… y también recetas nuevas que se agregaron al menú para cubrir las nuevas tendencias del mercado, como pan dietético, pan de fibra, muyuelas, entre otros.

    Pero los panes con más aceptación, y que incluso se consideran una tradición riobambeña, son las palanquetas de agua. Por eso, el 72% de la producción de la empresa corresponde a esta variedad.

    Para prepararlas los panaderos siguen una receta alemana que se convirtió en la marca de la empresa desde su creación.

    “Uno de los técnicos alemanes que vino a Riobamba para instalar los equipos que compró mi abuelo era panadero. Él lo convenció de quedarse. Así surgieron las primeras recetas y gustaron tanto que aún las conservamos”, dijo.

    Él y su hermano Luis asumieron el mando de la empresa en el año 2000 y son la tercera generación al frente del negocio familiar. Ellos invirtieron unos USD 150 000 en la adquisición de cinco camiones para la distribución y otros

    350 000 en la renovación de las maquinarias para la planta.
    Esta inversión les permitió duplicar la producción e incrementar los puntos de ventas en la ciudad. Además, el proceso en la planta de producción se volvió más ágil y efectivo.
    Los nuevos administradores implementaron dos sucursales de la panadería que a su vez funcionan como cafeterías. Allí se ofrecen desayunos, sánduches y otras preparaciones hechas con el pan de La Vienesa.

    A mediano plazo, la familia Brito espera encontrar nuevos mercados en Riobamba para incrementar su producción, pues la inversión reciente amplió su capacidad. Mientras que a largo plazo esperan expandirse a otras ciudades.

    Para Rosa Espinoza, propietaria de uno de los puntos de venta más grandes de Riobamba, el sabor del pan y el nombre reconocido de la empresa en esta céntrica urbe son la razón del éxito. “La gente ya sabe a qué hora llega el pan de La Vienesa y viene. Ni siquiera necesitamos hacer publicidad”.

    Juan Carlos Brito es el gerente de la panadería  ubicada en Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Juan Carlos Brito es el gerente de la panadería ubicada en Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Ají, pimiento e higo hacen un pan diferente

    Valeria Heredia 

    Relacionadas

    El aroma del pan mezclado con el pimiento, las pasas o los arándanos inundan el ambiente en el local de Andrei Charpentier, un emprendedor y propietario de la panadería Charpentier. El joven decidió levantar su negocio con la ayuda de su padre Petronio y de su hermano Diego.

    Esta panadería no es un simple negocio que se ubicó en el norte de Quito. Su particularidad son los ingredientes que añaden al pan. El sabor picante del ají o el toque exótico de la aceituna se unen con la masa para dar como resultado una mezcla deliciosa, que puede acompañarse con café, chocolate o cualquier otra bebida.

    El sueño de Andrei Charpentier se volvió realidad hace un año. Lo primero que hizo fue buscar un local. No fue difícil porque la familia de su padre tiene una vivienda en el sector de El Batán.

    El siguiente paso fue conseguir la indumentaria para elaborar pan. El joven tuvo suerte, porque su tío Pablo y su primo Hugo les regalaron una refrigeradora y una amasadora. “Ellos fueron un motor que nos impulsaron a que salgamos adelante”, dice este ingeniero en alimentos.

    Desde el inicio, esta panadería tuvo ingresos buenos. Al momento, la facturación es de unos USD 200 al día y la inversión no fue excesiva. Alcanzó a los USD 9 000. “Siempre tuve la idea de descubrir algo nuevo y siempre le hemos visto como un negocio lucrativo pero sacrificado”.

    Una de las fortalezas del emprendimiento es que une a toda la familia. Andrei y Diego son los encargados de la elaboración del pan. Petronio atiende y comercializa las delicias panaderas.

    La unión de esta familia se refuerza porque uno de sus primos empezó a trabajar con ellos desde la semana pasada. “Se interesó y viene a hacer una especie de pasantías en el local”.

    Los ingredientes diferentes y el sabor es la principal razón que atrajo a William Fueres, un cliente. El joven acostumbra a comprar pan en este local porque “le gusta el sabor distinto”.

    En Charpentier también tienen otros ingredientes. El pan de albahaca y orégano, el de higo, el de queso y panela son algunos de los más consumidos porque son elaborados con masa integral.

    Además, ofrece empanadas o moldes con refrito de queso. O el pan sueco que tienen harina xde centeno orgánica, arándanos y nuez. Charpentier reconoce que algunas de sus recetas son de su tío, pero ellos también le han apostado a algo nuevo como el pan con jalapeños. Aunque es muy picante tiene clientela, comenta.

    Los precios de los panes son económicos. Hay desde USD 0,15 hasta moldes de 2. Y los especiales, que son más grandes y dietéticos (no tienen grasa ni azúcar), están a USD 2,50.
    Otra diferencia de esta panadería es que todos los días sacan sabores diferentes. Es decir, un lunes elaboran pan con ají y el martes con aceitunas.

    La producción de lunes a viernes es estable. Se genera entre 60 y 70 libras de pan. Estos días son movidos por las personas de las oficinas del sector. Mientras que el sábado es bajo, porque hay poca carga vehicular y peatonal.

    ¿Cómo es emprender en Quito? Andrei responde que la gente es ávida de nuevas cosas, pero de calidad. La idea es apostarle a un producto novedoso, artesanal y orgánico. Busca extender su negocio y abrir más panaderías.

    La familia Charpentier elabora panes con ingredientes novedosos como el ají, las aceitunas, los arándanos... Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    La familia Charpentier elabora panes con ingredientes novedosos como el ají, las aceitunas, los arándanos… Foto: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • El pan horneado en Guayaquil tiene esencia ambateña

    Evelyn Tapia

    Relacionadas

    El aroma de pan recién horneado se percibe desde la puerta de ingreso. En una decena de repisas descansan los moldes de pan recién preparados y en una mesa, dos mujeres decoran los rostros de las guaguas de pan.

    Las jornadas de trabajo en la planta de producción de Panadería y Pastelería California son más ajetreadas en el último trimestre del año, cuando se preparan guaguas y panes de Pascua, para complementar la oferta regular de 200 productos que vende esta empresa dirigida por el ambateño Carlos Ramírez Tamayo, desde 1984.

    El primer local del negocio, que fue creado en 1941 por Julián Orellana, todavía está abierto en las calles Aguirre y Boyacá, en el centro de Guayaquil.

    Hace 31 años, cuando Ramírez compró el negocio, ocho trabajadores formaban parte de la panificadora. Actualmente, son 50 puntos de venta en Guayas, Santa Elena, Los Ríos y El Oro. Con unos 480 empleados, esta cadena de panadería y pastelería es el resultado de una vida de aprendizaje y pasión al oficio, dice el ambateño.

    Cuando tenía 10 años, Ramírez se mudó a Guayaquil luego de la muerte de su madre. En esta ciudad, sus tíos maternos le enseñaron el oficio y desde entonces, no paró. A los 16 años ya era jefe de Producción en la Panadería Roma, que uno de sus tíos alquiló.

    “Desde pequeño compartía el estudio con el trabajo en la panadería, no era obligado, pero yo sabía que tenía que ayudar y siempre me gustó trabajar. Todo lo que tenemos hasta ahora es por la pasión a lo que hacemos, el amor a hacer pan”, señala Rodríguez, mientras recorre la planta saludando a sus operarios.

    La planta de producción, ubicada en la avenida Felipe Pezo, en el norte de Guayaquil, comenzó a operar en el 2002 y tiene capacidad para convertir 6 toneladas diarias de harina en productos como panes, roscas y postres.

    Entre octubre y la primera semana de noviembre estaba previsto producir 20 000 guaguas de pan y unos 300 litros de colada morada, cuenta Germán Mendoza, jefe de Panadería.

    Pero además de esta dotación especial, en un día normal se producen en promedio unas 40 000 piezas de pan y en el 2016, se espera duplicar la producción con la implementación de nueva maquinaria que automatizará procesos.

    En 1990, California ya tenía cuatro locales además de la matriz (la Alborada, calle Sucre, calle 10 de Agosto y en la península de Santa Elena), pero fue en ese año cuando Ramírez se propuso expandir el negocio a centros comerciales y supermercados, en donde además de comercializar pan amasado y horneado de manera artesanal, también se vende pan empacado de molde, para hamburguesa y hotdog.

    La estrategia de crecimiento apunta ahora a los supermercados. “Queremos comenzar a vender a distribuidores y también vamos a ofrecer pan congelado”, cuenta Ramírez.
    Actualmente, el pan empacado que vende esta firma se comercializa en supermercados como Avícola Fernández y Del Portal.

    Leonel Cedeño, administrador de uno de los locales Del Portal, en el sur de Guayaquil, señala que cada semana en esta sucursal se abastecen de unos USD 300 en productos. “Les compramos sobre todo el pan de hamburguesa y criollo. Son productos que tienen bastante rotación porque tienen precios cómodos y son de buena calidad”, cuenta.

    Panadería California 

    El ambateño Carlos Ramírez Tamayo sabe elaborar pan desde los 10 años de edad. Actualmente, dirige una cadena de panaderías con 50 locales.

    El negocio fue creado en 1941, pero desde 1984, cuando Carlos Ramírez adquirió el negocio, California se convirtió en una de las cadenas de panaderías más grande de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / Líderes
    El negocio fue creado en 1941, pero desde 1984, cuando Carlos Ramírez adquirió el negocio, California se convirtió en una de las cadenas de panaderías más grande de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / Líderes