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  • José Antonio Hidalgo en los negocios habla mandarín

    Sebastián Angulo (i) Redacción Quito / LÍDERES

    A José Antonio Hidalgo aprender chino mandarín le cambió la vida. No solo que le aportó con el conocimiento de una nueva cultura, producto natural de cultivar una nueva lengua; también le dio otra perspectiva de su mundo profesional.

    Este guayaquileño es el vicepresidente y uno de los fundadores de Annex Asia Business Solutions, una firma de servicios que sirve de nexo entre empresas de América Latina y China. Y desde hace cinco meses es el presidente de la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos de la Universidad de Pekín.

    La relación de Hidalgo con el mundo oriental tiene una historia de ocho años. En el 2006, luego de obtener el bachillerato en el Liceo Naval de Guayaquil, el joven de 18 años decidió, en un par de días, que quería viajar al país asiático. En ese entonces, una de sus primas vivía en esa nación y fue el factor determinante para que tomara la decisión.

    Las otras opciones eran ir a Francia o a EE.UU. Su padre, Raúl Hidalgo Zambrano, era un convencido de que el aprendizaje de otra lengua abriría muchas oportunidades a sus tres hijos.

    Hidalgo durante un año vivió en la ciudad de Quanzhou, situada en la costa. En esa urbe, al ser portuaria, se realizan ferias comerciales y posee un ambiente de negocios y emprendimientos. Ese fue su primer contacto con el mundo económico del gigante asiático.

    Luego de un año de estancia en China regresó a Ecuador para estudiar Gestión Empresarial, en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

    Desde el inicio de sus estudios ya mostraba sus aptitudes como ejecutivo. En los primeros semestres incursionó en un proyecto de exportación de banano hacia Chile. No le fue tan bien y creyó que la mejor manera de aprender era primero trabajando bajo relación de dependencia.

    Gustavo Cáceres, director Ejecutivo de la Cámara de Comercio Ecuatoriano-China, fue compañero de Hidalgo en la universidad. Él recuerda que formaron parte de una agrupación estudiantil política de la Facultada de Economía, que se denominaba Independiente.

    Cáceres lo describe como «emprendedor, incansable; todo lo que se proponía lo lograba a través de la autogestión». Gracias a esas cualidades, a sus 22 años de edad, se vinculó a la Cámara Ecuatoriano-China como Director Ejecutivo.

    Vicente Wong, presidente de esa agremiación, en principio fue escéptico por la corta edad de Hidalgo. Pero su conocimiento del idioma mandarín finalmente pesó para su contratación.

    Cuando el joven universitario se incorporó, la organización estaba en sus inicios. Una de las iniciativas que desarrolló en el 2011 fue la feria Expo China, que también le sirvió como proyecto de tesis de graduación.

    Luego de tres ediciones, este evento se consolidó como una plataforma importante para hacer negocios entre las empresas nacionales y asiáticas.

    «Es un ejecutor de ideas», dice Genaro Pinos, vicepresidente de la Cámara. Él rememora que a pesar de su corta experiencia pudo llevar a cabo la iniciativa. «El próximo mes realizaremos la cuarta edición de este evento, gracias a su gestión en este evento».

    Esa experiencia también fue la inspiración para que junto a su hermano, Raúl Hidalgo, funden la empresa Annex Asia Business Solutions, en el 2011. Ahora, la firma tiene 15 clientes fijos, entre ellos, compañías mexicanas y chilenas.

    El vínculo estrecho que forjó con China le impulsó a estudiar una maestría en esa nación. Por ello, eligió la Universidad de Pekín para realizar su máster en Relaciones Internacionales.

    Para obtener una beca en el centro de estudios aplicó al programa de ‘Universidades de Excelencia’, de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).

    En agosto del año pasado su vida ya no fue la misma. Luego del proceso de postulación, logró ingresar al centro de estudios y viajó a China. Ese mismo mes también contrajo matrimonio con la guayaquileña María José Yépez.

    No siempre estuvo en los planes de Hidalgo involucrarse en los negocios. Cuando estudiaba la secundaria pasó por su mente enrolarse a la Marina, siguiendo el ejemplo de su padre.

    Oswaldo Zambrano es su amigo de la infancia. «Era muy buen estudiante, muy aplicado», comenta. A pesar de ello era muy sociable y se relacionaba sin problemas con sus compañeros.

    En esa época, comenta Zambrano, Hidalgo practicaba varios deportes: el básquet era su favorito. Uno de los recuerdos más gratos que conserva es el de una competencia de triatlón.

    Hidalgo llevaba la delantera y decidió esperar a su amigo para darle ánimos y que también llegue a la meta. El espíritu deportivo no lo ha perdido. En mayo de este año compitió en la Maratón de la Gran Muralla China. El atletismo es una de sus actividades habituales mientras no está en el ámbito académico o al frente de su empresa. Luego de terminar sus estudios de posgrado espera volver a Ecuador, en el 2015.

    Su experiencia y formación

    2008. En la empresa Hidmol SA fue Gerente de importaciones.

    2009. Se desem-peñó como cofundador de la joyería guayaquileña Amatista by Daniela.

    2011. Cofundador y vicepresidente de Annex Asia Business Solutions.

    2011. Certificado en Liderazgo y Gerencia en INCAE Business School.

  • María Clara Dávalos, toda una artista para los negocios

    Santiago Ayala Sarmiento. Redacción Quito / LÍDERES

    No sabe ‘ni pío’ de números, pero ha dibujado a la perfección una carrera de empresaria que no sospechó jamás que iba a desarrollar. Pese a que lleva el linaje empresarial de su familia, a María Clara Dávalos poco o nada le interesaba saber sobre ingresos, egresos, utilidades, apalancamientos, flujos de caja, etc. Ella había nacido para el arte.

    Por eso, cuando su padre, el floricultor Mauricio Dávalos, le propuso hace ocho años que liderara el ambicioso proyecto de posicionar el aceite de aguacate en los mercados internacionales, se quedó en blanco. Primero, porque ella se consideraba artista, no empresaria. Y, segundo, porque no tenía la más pálida idea de lo que era ese producto.

    Había escuchado y hasta probado el aceite, en sus distintos versiones (soya, girasol, oliva…) y hasta sabía que en los terrenos de su familia florecían los aguacates para acompañar el locro de papas. Solo fue el día en que recibió la propuesta cuando vio que podía emprender una aventura que, a la vez, le dejaría enseñanzas más allá de los pinceles.

    Divorciada de su pareja, con quien vivió en España, regresó al Ecuador con su hija en brazos, de apenas 2 años y medio. En ese país había pasado cuatro años, combinando su vida marital con cursos de bellas artes en una pequeña academia del Puerto de Santa María.

    Tras la ruptura y ya en el país, quería montar una empresa de diseño para aplicar todo lo que había aprendido a lo largo de su recorrido por las aulas. La realidad fue distinta, el aguacate empezó a colorear sus amaneceres.

    Pero toda esta historia se remonta a 1999, cuando su padre introdujo en el país la variedad de aguacate ‘hass’ o palta, desde Chile. Antes solo había el aguacate guatemalteco. Mauricio recuerda que en el 2002, a través de la Internet, descubrió que dos años antes, en Nueva Zelanda, una empresa había producido por primer vez en el mundo el aceite extravirgen de aguacate. «Inmediatamente nos pusimos a averiguar. Y fue en el 2006 que recién decidimos instalar una fábrica para elaborar este producto. Buscamos maquinaria no tan costosa y solicitamos un crédito a la Corporación Financiera Nacional (CFN), para poner la fábrica y expandir los cultivos».

    Cuando todo estaba listo, él fue designado Ministro Coordinador de la Producción, a inicios del actual Gobierno. Por tanto, debía dejar el reto a uno de sus cuatro hijos. Y en ese momento, alineados todos los astros, María Clara, la segunda hija de la familia, recibió la propuesta.

    «Sin ella, creo que habría sido imposible el poder hacer el desarrollo de todos estos productos. Es muy dulce y firme a la vez. Ella ha manejado todo sin haber tenido una formación académica para esto. Y lo ha logrado por su excelente forma de relacionarse con los clientes, saber inglés y desenvolverse muy bien. Fue un gran acierto haberla involucrado», dice Mauricio.

    Trabajar con un producto que tiene apenas 14 años de edad en el mundo y competir con otros aceites como el de oliva, que lleva 4 500 años de vida, no es tarea sencilla. María Clara empezó desde cero: tuvo que organizar la planta -con la ayuda de un ingeniero industrial italiano, amigo de la familia-, crear la marca, realizar los diseños de las etiquetas y las botellas y, sobre todo, salir al mundo a explicar por qué debían comprar este producto de calidad nacional.

    Con un empujón inicial de unos USD 500 000 nació Mira, un aceite de aguacate que -según varios estudios mundiales- es magnífico para la salud. «Abrirnos mercado ha sido un trabajo durísimo. Nuestra primera exportación fue en el 2008, de 2 500 botellas (USD 10 000). Ha sido un trabajo increíble de ir a ferias, de estar en misiones comerciales, en reuniones en muchos países, tocando puertas y tocando puertas, porque no es un producto que se llama y se dice ‘tengo este producto’ y ya. No, hay que explicar, educar», dice la ejecutiva.

    Muchas veces ha querido botar la toalla de esta firma que ya tiene 50 colaboradores, que exporta a Holanda, Alemania, Colombia, Coread el Sur, Japón, Rumania, Canadá y Panamá. Pero ver todo lo que ha construido, ver la satisfacción de los clientes y consumidores y seguir ganando premios de calidad hacen que vuelva cada mañana a su escritorio a seguir empujando por este negocio.

    Francesca García descubrió el producto hace unos dos años y señala que es muy diferente a los otros aceites. «En un inicio pensé que era extranjero, era delicioso. Utilizo a veces un poquito para la piel y el cabello, tal como me lo recomendaron, y el resultado es buenísimo».

    Hervé Jouanneau, presidente de Asociación de Valorización de Productos Agrícolas (AVPA), resaltó la excelencia del trabajo realizado. «El producto contiene una gran cantidad de vitaminas y conserva el sabor y el aroma del fruto».

    Todo este prestigio que ha ido ganándose María Clara ha hecho que el aceite de aguacate Mira haya recibido varios premios a nivel mundial: el año pasado obtuvo las medallas de plata y de bronce por parte de AVPA. Además, ProEcuador lo eligió como el producto más innovador. Y todo lleva la huella de María Clara, incluso los estands de exhibición, que son verdaderas obras de arte.

    Hoja de vida

    Estudios. Bachillerato Internacional de Arte en el Colegio Americano. Estudió Ecología, con mención en Arte, en la Universidad San Francisco de Quito. Diseñadora de modas en Miami University of Art and Design.

    Experiencia. Gerenta Comercial de Uyamá Farms S.A. durante los últimos ocho años. Es la imagen ejecutiva de la marca de aceite Mira.

  • Marie Landázuri, su talento despegó en KLM

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    ‘Cuando se trabaja en aviación no se la puede dejar». Así resume su trayectoria de 18 años, Marie Noelle Landázuri, gerenta actual de la aerolínea KLM en Ecuador.

    En su oficina, ubicada en un gran edificio de la avenida 12 de Octubre, del norte de Quito, esta quiteña se encarga de que todos los vuelos cumplan con su itinerario y lleguen a su destino final.

    Mapamundis de fondo en su lugar de trabajo y aviones miniatura denotan la pasión que siente por las coordenadas, las escalas, y solucionar con eficiencia inconvenientes, como retrasos de vuelos e incluso, pérdidas de equipajes.

    Ella está al frente de las operaciones en Ecuador de KLM. Entre sus méritos está el haber escalado en un ámbito en el cual los hombres predominan en los cargos gerenciales.

    Pero su periplo por el mundo de la aviación se remonta a 1991. Luego de graduarse como Ingeniera en administración de empresas, en la Universidad Católica de Quito, se incorporó como agente de pasajes en Air France. En ese cargo se mantuvo un año y luego fue promovida a asistente de ventas, en donde permaneció hasta 1995.

    Patricia Arboleda es su amiga desde esa época, debido que su madre era compañera en Air France. Ella la define como una «mujer luchadora, que con tenacidad ha escaldado para ocupar «cargos importantes y decisivos». Añade que uno de los factores para que la ejecutiva ame el mundo de la aviación es que a ella le gusta viajar. «El año pasado fuimos de vacaciones a Caracas y a Miami».

    Otros de los rasgos que resalta Landázuri es la importancia de su familia como parte esencial de su vida. Por ello, busca aprovechar el tiempo al máximo; eso, porque debido a las diferencias de horario con la matriz de KLM en Holanda, sus labores requieren de mayor tiempo.

    Luego de cuatro de años de experiencia en la aerolínea francesa fue promovida al cargo de Gerenta de Ventas. Tras permanecer dos años en esa función renunció, para conseguir un empleo que le brinde un horario más flexible.

    Así se vinculó a la docencia; Landázuri trabajó durante un año como profesora de inglés en el Colegio Tomás Moro (Quito). Pero las aulas no era lo suyo. La ejecutiva extrañaba el ritmo vertiginoso de trabajo en una aerolínea. Después de su paso fugaz por la educación secundaria, recibió una propuesta de KLM para vincularse como asistente de ventas. Sin pensarlo dos veces aceptó la oferta y así llegó a la compañía.

    Amparo Romero, quien ahora es gerenta de Recursos Humanos de KLM, ingresó a la par de Landázuri a esta firma.

    Ella destaca los atributos, como la entrega y compromiso con su empresa. En el ámbito profesional, comenta Romero, «tiene una habilidad muy grande de interpretar cifras de movimiento de ventas y con base en eso, actuar sobre la marcha en ofertas para el público».

    Un año después de su llegada a KLM fue designada supervisora de oficina y en el 2000 fue nombrada como soporte de ventas internas. Uno de los puestos decisivos que ocupó antes de estar al frente de las operaciones nacionales fue el de la Gerencia de Marketing en el 2003.

    Jorge Paz es uno de los abogados de KLM en Ecuador desde 1985. Él asegura que es una gran profesional, con propuestas innovadoras. Añade que en sus casi tres décadas de brindar asesoría jurídica a la multinacional, pocos han sido los ecuatorianos que han sido nombrados en altos cargos directivos y no recuerda que una mujer haya llegado a ese cargo. Gracias a sus iniciativas, dice Paz, ha sido reconocida por la compañía en Holanda, EE.UU., entre otros países.

    Uno de sus logros es haber incrementado el número de vuelos de la aerolínea en el país hacia Holanda. Cuando ella asumió la gerencia, habían entre tres o cuatro vuelos semanales y eran frecuencias compartidas, con Curazao o Bonaire. Pero ahora KLM tiene siete vuelos directos a Holanda y aviones Boeing 777 de la aerolínea ya llegan al Ecuador.

    Cuando estaba al frente de Marketing y Publicidad también se encargó de la parte comercial. En esa época, el holandés Axel Metsellar estaba al frente de KLM Ecuador. La compañía decidió abrir sus oficinas en Panamá y por esta razón trasladaron al directivo a ese país.

    Así, luego de reuniones de los altos ejecutivos de KLM, tomaron la decisión de ponerla al frente de la aerolínea en Ecuador desde el 2007. Ahora, la compañía festeja sus 60 años en Ecuador con una ecuatoriana como timonel en el país.

    Cuando su atención no la ocupa la puntualidad de los vuelos o que se cumpla a plenitud los itinerarios, ella pasa tiempo con sus hijas María José y Daniela Viteri; el cine es una de sus actividades preferidas. Entre sus pasatiempos la lectura es su favorita y sus autores preferidos son el estadounidense Dan Brown y la chilena Isabel Allende.

    Entre risas, comenta que su otra opción de carrera era la psicología, pero ahora, luego de viajar por el mundo y con un sinnúmero de experiencias vividas por su profesión, cree que tomó la decisión correcta.

    Su talento despegó en KLM

    Su trayectoria y experiencia En Air France. Ingresó a la aerolínea francesa como agente de pasajes en 1992; en esa compañía permaneció durante seis años.

    En KLM. En la aerolínea holandesa ingresó en 1997 y ha ocupado cargos en las áreas de ventas, marketing hasta llegar a la gerencia general.

    La docencia. Por un año fue profesora de inglés.

  • Samuel Morocho triunfó como chef en Nueva York

    Giovanni Astudillo (I) Redacción Cuenca / LÍDERES

    El tenista croata, Marin Cilic, ganó a principios de este mes el Abierto de Tenis de Estados Unidos (US Open). La celebración del primer Grand Slam de su carrera se realizó en el restaurante Primola, ubicado en la segunda avenida y calle 64, en Manhattan, Nueva York.

    De ese festejo, que se publicó en el New York Post, se enteró el cañarense Samuel Morocho hace dos semanas, en su vivienda en el norte de la capital azuaya. Su emoción era visible cuando el croata, Giuliano Zuliani, su socio, le contó vía telefónica sobre la celebración efectuada en este restaurante, cuya especialidad es la comida italiana.

    Morocho, de 50 años, es copropietario de Primola desde 1998. En ese entonces, Zuliani le ofreció la oportunidad de adquirir la mitad de las acciones de este negocio. La inversión alcanzó los USD 600 000. Parte de ese dinero lo reunió vendiendo las propiedades que compró en Cuenca, con los ahorros que acumuló por su trabajo en Estados Unidos. También, vendió un bus interprovincial. «Conseguí unos USD 200 000».

    El resto fue financiado a dos años y lo pagó antes del plazo sin problemas, con lo que generó el mismo negocio. Zuliani lo escogió porque su anterior socio se retiró y buscó una persona confiable y con deseos de superación. Según el croata, Morocho es responsable y le gusta capacitarse. «Siempre está creando nuevos platos». Cada dos años, el ecuatoriano realiza cursos de cocina en Roma, Milán, Venecia… Su esposa Ruth Campoverde siempre le acompaña.

    Él nació en el cantón cañarense de Déleg, que es el poblado con mayor migración en el sur del Ecuador. Como dice el chef, es un pueblo casi vacío por el éxodo de sus habitantes. Él lo dejó cuando era adolescente y fue a estudiar en el colegio de los franciscanos de Azogues. Lo hizo como interno y solo tres veces al año salía para visitar a su familia.

    Después, ingresó a la Universidad de Cuenca para estudiar en la Facultad de Jurisprudencia, pero solo duró un ciclo porque prefirió emigrar a Estados Unidos, donde vivía su padre Luis desde mediados de la década de los 70.

    Morocho viajó como ilegal el 14 de abril de 1984. De Guayaquil voló a Ciudad de México y desde allí por tierra a la frontera estadounidense y luego a Los Ángeles, donde tomó un vuelo a Nueva York. «En esa época era fácil el viaje… Ahora es muy riesgoso».

    Su progenitor y otros parientes laboraban en restaurantes en esa ciudad y por contactos consiguió un trabajo en un restaurante italiano. Durante tres meses lavó platos y después fue ascendido para preparar pasta. Pesó su deseo de aprender.

    A los dos años, Morocho regresó al Ecuador para arreglar sus papeles, pero su estadía de dos meses le costó el trabajo. Se enteró que Zuliani necesitaba empleados para la cocina del restaurante Primola que estaba abriendo. Era 1986.

    Ambos se conocían, porque el croata solía comer en el restaurante donde antes laboraba Morocho. La facilidad para hacer amigos fue la clave.

    En su nuevo trabajo se encargó de la preparación de las carnes a la brasa y laboró por 12 años, en constante ascenso. Ahora, como dueño, es Jefe de los chefs y es el encargado de las compras. «Todo pasa por sus manos», dice Zuliani.

    Las especialidades de Morocho son la langosta con pasta o con risotto. También, el tartufo blanco, que es la trufa más cara del mundo. Morocho dice que un plato cuesta USD 200.

    Su trabajo es minucioso y no puede descuidar ningún detalle para mantener el prestigio. Cilic no ha sido la única personalidad que ha visitado Primola: también Pelé, Alfredo James Pacino (Al Pacino), Hillary Clinton, entre otros.

    Morocho destaca la calidez de estos personajes, «que son muy abiertos». De ellos conoce sus gustos. Él y Zuliani, quien se encarga de la atención, lograron combinar sus habilidades para que el negocio crezca. En el 2002 abrieron otro restaurante, Canaletto, en Manhattan. La comida italiana también es la especialidad, pero su estilo es más informal. En cambio, Primola es más clásico y grande. Tiene 24 mesas, siete meseros y cinco cocineros para atender a un promedio de 200 personas al día.

    Su cuñado, Julio Campoverde, quien es dueño del restaurante Grecia, en el centro de Cuenca, destaca la humildad y la apertura para enseñar. «Cuando llega al país me enseña nuevos platos».

    Ahora, Morocho piensa en el futuro. Su apuesta es abrir un hotel en el Centro Histórico de Cuenca. Más de USD 1 millón está destinado a ese propósito y estará listo en un año y medio. El arquitecto, Claudio Ullauri, está encargado del proyecto. Para él, Morocho es muy hábil para negociar y se esfuerza por conseguir los mejores precios. «Sabe invertir y analiza entre todas las opciones».

    Otra característica, que destaca Ullauri, es la facilidad para hacer amigos y su dedicación en los proyectos. «Ha estado hasta la medianoche viendo cómo hemos sacado el material de la casa». Se trata de un bien patrimonial con patio, traspatio y huerta. Serán 21 habitaciones.

    Su experiencia y capacitación

    En 1982. Se graduó de bachiller en el colegio de los franciscanos en Azogues. Luego, siguió un ciclo de Jurisprudencia en la Universidad de Cuenca.

    La capacitación. Este chef ecuatoriano ha realizado cursos de comida italiana. Ha viajado a Roma, Milán y otras urbes italianas. También en Grecia. Otra de sus especialidades es los postres.

  • Wagner Arias, una estrella del sector hotelero

    Redacción Quito (I) redaccion@revistalideres.ec

    Convertir lo imposible en posible es el trabajo de los ‘concierges‘ de lujo a escala mundial. Quien ejerza este oficio debe tener la capacidad para cumplir con éxito los requisitos más extravagantes que a los huéspedes de un hotel se les cruce por la mente.

    El ‘concierge’ es un asistente personal de huéspedes en los hoteles que se encarga de realizar reservaciones, recomendar los mejores restaurantes, asistir con arreglos de viaje y equipaje, y cumplir con las necesidades del cliente.

    Esa es la actividad a la que se dedica Wagner Arias, ‘concierge’ del Hotel Casa Gangotena, ubicado en el Centro Histórico de Quito. Este ecuatoriano recibió en abril pasado, las Clefs d’Or (Llaves de Oro) de parte de la Unión Internacional de Conserjes de Hoteles (UICH), el más grande reconocimiento para un ‘concierge’ dentro de la industria. La UICH es una organización con sede en Francia que capacita y certifica a profesionales que desempeñan el cargo de ‘concierges’ en los principales hoteles de distintos países.

    El galardón es un premio a la carrera de Arias. Él empezó en el mundo de la hotelería como cajero de restaurante y ahora en el Hotel Casa Gangotena disfruta una de las etapas más gratificantes de su carrera. «Para mí, uno de los momento más emotivos en mi vida profesional fue cuando en la premiación Clefs D’Or los demás concierges nos ovacionaron de pie», indica Arias.

    Para obtener el Clefs D’Or se nece­sitan al menos tres años de experiencia en el área y aprobar un exhaustivo examen de seis horas de duración, en el que se abordan temas referentes a la conserjería y cultura general del país en el que el ‘concierge’ trabaja.

    Cristina Barriga, jefa de Recursos Humanos del Hotel Casa Gangotena, destaca el empeño que Arias pone a su trabajo.»Siempre se adelanta a las necesidades de los clientes.» El presidente de la Asociación Clefs D’Or con sede en Argentina, Mario Morelli, indica que el profesionalismo de Arias y la seriedad en su trabajo fueron determinantes para obtener una alta calificación en la evaluación. Además, señala que su esfuerzo contribuye al desarrollo del turismo en Ecuador.

    Pero no solo Morelli reconoce estas cualidades. Las personas que conocen a Arias más de cerca concuerdan en que este ecuatoriano tiene una personalidad tranquila e introvertida.

    Lidia Vargas, supervisora de Bares y Restaurantes del Hotel Marriott de Quito, lo conoce desde hace tres años. Ella indica que es una persona con una actitud siempre positiva y dispuesta, tanto en su vida profesional como en su vida privada, y eso es lo que lo hace tan asequible. «Tiene una buena disposición para resolver cualquier prueba. Es un gran amigo y un excelente padre de familia para sus dos pequeñas hijas», señala Vargas.

    Pero según Arias, no todo es fácil en la vida de un ‘concierge’. Hay huéspedes difíciles y requisitos exigentes que lo ponen a prueba a diario.

    Édgar Palacios, gerente de Operaciones en Termas de Papallacta, relata una anécdota cuando Arias trabajaba bajo su mando en el Hotel Mercure de Quito, en el 2006. Palacios cuenta que en una ocasión un huésped se quejó porque no se habían cumplido los requisitos de su reservación. «El cliente estaba como loco, así que llamamos a Wagner para que nos ayudara. En pocos minutos el huésped se tranquilizó e incluso se despidió feliz cuando terminó su estancia en el hotel».

    Así también, Arias ha consentido a conocidas celebridades durante su trayectoria de 23 años en la industria.

    Danny DeVito, estrella de cine de Hollywood, visitó Quito con su esposa y sus hijas en el 2011. Arias se encargó de planificar sus actividades, organizó sus reservaciones en restaurantes y se encargó de mantener el anonimato de la celebridad. «Si un cliente nos pide exclusividad, nosotros nos encargamos de cumplir con sus exigencias. Nadie se enteró que estuvo aquí», indica Arias.

    El servicio siempre estuvo en la mente de este ecuatoriano desde su juventud, aunque con una carrera muy diferente. Su hermano, Julio Arias, relata que el ahora ‘concierge’ quería ser piloto de la Fuerza Aérea Ecuatoriana pero que una ambliopía (ojo vago), no le permitió seguir con su sueño. Al poco tiempo abandonó su carrera militar y decidió concentrar su atención en la hotelería, donde descubriría su verdadera pasión.

    Para Arias, un día en su vida consiste en cuidar a sus hijas mientras su esposa trabaja en las mañanas. Al llegar al hotel, a las tres de la tarde, cumple con sus funciones de supervisor y revisa que cada detalle se encuentre de acuerdo con las especificaciones de los huéspedes.

    Prepara a su vez los tours más populares que se ofertan en Quito: la Iglesia de La Compañía, las visitas al Teleférico o los paseos en el City Tour para conocer la ciudad. Así también en las tardes visita los restaurantes y espectáculos más populares para saber cuál de estos locales puede agradar al gusto de sus clientes.

    Antes de finalizar su turno prepara crucigramas del New York Times para sus clientes más selectos y escribe los últimos detalles en la bitácora del hotel. Su turno termina a las 23:00, pero su interés por ayudar a los visitantes sigue día a día.

    Datos interesantes

    Estudios. Tiene un título en Hospitalidad y Administración de Empresas en la Universidad de las Fuerzas Armadas- Espe.

    Idiomas. Por su trabajo con extranjeros maneja tres idiomas: español, inglés y francés.

    Aspiración. Busca crear una Asociación de Concierges en Ecuador en conjunto con Clefs D’Or.

  • El emprendedor ¿un sujeto peligroso?

    Arturo CAstillo Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    Nada provoca más incomodidad en las empresas ‘consolidadas’ que el ánimo emprendedor, las iniciativas, de los nuevos trabajadores.

    De ahí que el tacto y la prudencia sean esenciales para ganarse un espacio en ese tipo de entornos, hostiles a los cambios.

    El estatus de ‘foráneo‘ es algo que puede durar un buen tiempo, hasta que los círculos de poder, los sujetos influyentes dentro de la organización, decidan que es tiempo de aceptar al ‘nuevo’.

    Como parte de la ‘iniciación‘, la persona deberá seguir ciertas reglas, simplemente implícitas, como no pasarse de listo, no tomar iniciativas que impliquen desacomodar las cosas, agitar las aguas.

    Es decir, el ánimo emprendedor, el deseo de tomar iniciativas, deben atemperarse, frenarse en su ímpetu, pues, paradójicamente, son capaces de generar recelos, sentimientos territoriales.

    Concretamente, los emprendedores deben aguardar el tiempo propicio.

    Lo primero que deben hacer es observar, aprender de la idiosincrasia de la empresa, descubrir quiénes manejan el poder; usar su capacidad de escucha y, sobre todo, empeñarse, genuinamente, en tejer alianzas, en construir nexos humanos.

    Deben identificar los liderazgos y tener la habilidad necesaria para ahuyentar los miedos a la competencia que podrían provocar sus opiniones e iniciativas.

    El último escollo que encuentran está en la gerencia; sin el respaldo del ‘duro’ de la compañía, todo afán emprendedor quedará frustrado.

    Hablar de intraemprendedores suena provocativo, como un hecho natural en el horizonte profesional que debe lograr todo individuo, como la lógica que debiera mover a toda organización.

    La realidad, sin embargo, es que la tierra fértil para que crezcan y se desarrollen los emprendedores la ofrecen muy pocas organizaciones.

    Estos sujetos resultan ser conflictivos para compañías que se aferran al statu quo, que solo quieren cambios moderados, epidérmicos.

    Por eso se empeñan en ‘domesticar‘ la vehemencia de los emprendedores, que acaban por amoldarse al pensamiento rutinario, a la comodidad.

    Pensar en los intraemprendedores como individuos autosuficientes, que no necesitan de un equipo de trabajo, constituye una negación del carácter orgánico que gobierna a toda empresa.

    La frase: «La realidad  es que la tierra fértil para que se desarrollen los emprendedores la ofrecen pocas empresas».