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  • Su labor va más allá de vender café

    Mayra Pacheco

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    No conformarse es la clave de su éxito. Ena Escobar Herrera, gerente de Galletti Coffee Roasters, aprendió desde pequeña que debía perseverar para conseguir sus objetivos.
    Entonces, su ideal era jugar en la calle como lo hacían los niños, que miraba desde su ventana. Pero su mamá, Aída Herrera, no le autorizaba. En los 70 se decía que las mujeres debían pasar en la casa.

    Ese argumento no convenció a Escobar. Ella pensaba que tenía derecho a divertirse como los niños y siguió insistiendo hasta que a los ocho años lo logró. En el exterior descubrió un mundo nuevo.

    Cuando parecía que iba a ganar un juego, los niños le halaban el cabello. Eso fue temporal. Para competir en las mismas condiciones, se cortó la cabellera y reemplazó las faldas por pantalones. “Quien ataja el río del Chota decía de mí, mi familia”.

    El ímpetu que demostró en su niñez se mantuvo. Escobar luchaba para romper esquemas. Consideraba injusto que se califique de malo o bueno ciertos comportamientos. Por esto, emprendió nuevas conquistas.

    Patty Ramón, amiga de Escobar desde hace 20 años, destaca que este espíritu se mantiene. “Ella es alegre, soñadora y positiva”.

    Escobar logró que sus compañeras del Colegio Betlemitas de Ibarra usaran zapatos deportivos con falda o que la asistencia a misa antes de clases no sea obligatoria. De esta forma, esta mujer se forjó una imagen de defensora y líder.

    Esos antecedentes influyeron en su decisión de estudiar leyes en la Universidad Católica del Ecuador. Inicialmente pensó que defendería las causas sin importar los ingresos hasta que su papá ‘Pepe’ Escobar le advirtió que tras terminar su carrera no recibiría más su apoyo económico.

    Cuando llegó ese momento, en 1992 empezó a trabajar. En esa etapa sufrió acoso. Pero no se desmotivó. Viajó a Estados Unidos para perfeccionar su inglés y conseguir un mejor empleo.

    A su retorno se vinculó a una compañía privada y luego ganó un concurso para traducir los contratos y convenios de la ampliación de la Refinería Esmeraldas, entre 1994 y 1995. Debido a que el socio del proyecto era el Eximbank de Japón, por el horario, trabajaba desde las 22:00 hasta las 04:00 para responder la correspondencia que llegaba vía fax. Y luego acudía a la otra compañía.

    En 1996 nació su hijo Enrico. Su esposo Donald Galletti, mecánico nuclear, estuvo a cargo del niño hasta que por la falta de oportunidades abrió la primera cafetería Galletti, en 1997, en la avenida Colón y Santamaría, en Quito.

    Vendía café italiano. Por sus características, el sitio salió en las guías Lonely Planet y South American Explorer. Esto impulsó el negocio. Luego se enfocaron en un café orgánico de Loja, que ya no solo servía para preparar bebidas, también se vendía molido en supermercados y hoteles.

    Cuando tenía dos hijos (Enrico y Angelina), en 2002, Escobar se unió al negocio. Carlos Gallegos, quien fue su jefe en un estudio jurídico, la recuerda como una mujer alegre, amable que se trazaba metas y las cumplía.

    En el 2007 se cerró la cafetería para dedicarse al café de especialidad. El negocio empezó a exportar y a impulsar el desarrollo en las comunidades. Walter Villacís, caficultor, destaca que Escobar no solo se enfoca en la compra del producto, sino también se preocupa de impulsar proyectos para que la gente tenga oportunidades.

    Hoja de vida

    Estudió Jurisprudencia en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Allí obtuvo un doctorado.

    Ejerció como abogada desde 1992 hasta el 2005. Luego se vinculó a un emprendimiento familiar.

    Obtuvo un diplomado en Planificación Estratégica de Negocios en el Instituto Tecnológico de Monterrey .

    Le gusta recorrer el campo y saborear las frutas maduras de los árboles.

    Ena Escobar junto a productores de la Amazonía en la planta (izq.). Recibiendo el premio FoCo (der.). En Imbabura junto a caficultores que son parte del proyecto café del Bosque Nublado. Foto: Patricio  Terán / LÍDERES
    Ena Escobar junto a productores de la Amazonía en la planta (izq.). Recibiendo el premio FoCo (der.). En Imbabura junto a caficultores que son parte del proyecto café del Bosque Nublado. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • En Kansas busca más negocios y contactos de ventas

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    El año pasado fue una de las artífices, conjuntamente con Pro Ecuador, para concretar la exportación de un primer embarque de café producido en Imbabura hacia la cadena de PT’sCoffe, en Kansas, ubicado en el centro de EE.UU.

    En ese estado vive hace unos 11 años Lourdes Egüez Kessler. Esta quiteña se define como una ‘vendedora internacional’. Y eso lo demuestra en las actividades que desempeña: creó la firma South American Trade Co. Y representa a Scienco/Fast, Biomicrobics, en St. Louis Missouri, y en Shawnee Kansas. Estas compañías se dedican a tratamientos de aguas residuales y los productos los vende en Ecuador, España y Chile.

    También es la representante de otras dos compañías: Kenstan, localizada en Nueva York, que manufactura cerraduras de alta seguridad, y Graver, en Nueva Jersey, que se dedica a la desalinización y purificación de agua.

    Graduada en el colegio Cardenal Spellman (Quito) y con estudios de Antropología en la Pontificia Universidad Católica de Quito, el emprendimiento ha sido parte de su gestión empresarial. Uno de los negocios que levantó fue la papelería El asterisco, que funcionó durante unos 15 años en el centro comercial El Bosque. En ese local vendía productos importados de la firma Crayola de EE.UU. y tarjetería de España.

    “Siempre ha sido una mujer trabajadora y le interesaron las ventas. Ahora veo que ha madurado mucho más en esa faceta profesional”. Así la describe Cecilia Missoura de Espinoza, quien la conoce desde las aulas del colegio.

    Cada año, Lourdes Egüez viene al menos unas cuatro veces al Ecuador y asegura que la perseverancia es una de las fortalezas para quien se dedica al mundo de las ventas. Esa persistencia justamente se puso a prueba cuando hace un par de años (2014), comenzó con Pro Ecuador el proceso para concretar la venta del café de La Rafaela, al empresario Jeff Taylor, de la cadena PT’sCoffee.

    “Fue una gestión muy interesante y al final logramos concretar ese negocio. El apoyo de Lourdes (Egüez) fue muy importante”, señala Borys Mejía. Él es representante de la oficina comercial de Pro Ecuador en Chicago. Añade que con su aporte se pueden explorar nuevos nichos de mercado, para productos muy puntuales.

    En el centro de EE.UU. existen muchas oportunidades para que ingresen los productos ecuatorianos tradicionales, como café, cacao, camarón, flores, mariscos.

    Hace 11 años ella viajó a Kansas con su esposo Gary Kessler, abogado de profesión. Durante un par de años colaboró con él en su oficina, pero -dice- lo suyo son las ventas. “Dos años más tarde (2007), comencé a trabajar para Sección Amarilla (un directorio de empresas publicado en español en Kansas, EE.UU.). Luego, trabajé en M & L Trucking Services (compañía de logística). En estas compañías tuve la oportunidad de conocer muchos negocios, que más tarde les interesó que les represente para vender en Ecuador, Latinoamérica y España”.

    Al vender publicidad para el directorio de Sección Amarilla es donde más fortaleció su ‘networking’ y eso le permitió tener contactos empresariales claves.

    En ese recorrido por el mundo de las ventas también hay caídas. Lourdes Egüez representó a una compañía fabricante de barcos en España, suscribió acuerdos con armadores en Ecuador, pero al final el negocio se cerró. “Fue un aprendizaje interesante”, dice.

    Andrés Terán Parral la conoce “desde hace unos 30 años, más o menos”. Asegura que es una mujer dinámica y emprendedora, que ha logrado establecer una red de contactos importantes, para ser un nexo entre las empresas ecuatorianas y estadounidenses. “Siempre ha estado vinculada con el sector privado, con la industria y lo que tiene ahora es el resultado de toda su trayectoria”.

    Ahora, ella está dedicada a realizar negocios orientados al cuidado y preservación ambiental. Justamente, en enero pasado, se reunió con autoridades de Santa Cruz (Galápagos), para comercializar productos que se encargan del tratamiento del agua marina en los barcos, con métodos que cuidan la reserva marina. Además, se reunió con representantes de curtiembres en Tungurahua, para ofrecer soluciones de tratamiento de aguas en sus industrias.

    En las próximas semanas estará en Quito, para reunirse con sus familiares y amigos, y asistir al nacimiento de uno de sus nietos. Estar junto a sus hijas Carolina (ginecóloga) y Andrea (MBA en gerencia de salud), es una de sus mayores alegrías. Mientras tanto, su jornada diaria se reparte entre caminatas de tres o cuatro kilómetros, o disfrutar de la ópera y el teatro en Kansas City.

    La ecuatoriana Lourdes Egüez Kessler es un soporte para la gestión de Pro Ecuador en Kansas. Hace poco estuvo reunida con autoridades de Santa Cruz, en las islas Galápagos.
    La ecuatoriana Lourdes Egüez Kessler es un soporte para la gestión de Pro Ecuador en Kansas. Hace poco estuvo reunida con autoridades de Santa Cruz, en las islas Galápagos.
  • Un nuevo perfil de viajero crece en América Latina

    Redacción Líderes

    Tradicionalmente, el proceso de preparación y reserva de un viaje se realizaba partiendo del destino o destinos que el viajero deseaba conocer. Pero, con la proliferación de vuelos, aerolíneas ‘low cost’ y la mayor cantidad de viajes realizados por las personas a lo largo de su vida, un nuevo viajero está surgiendo: el cazador de ofertas. Este es un perfil que viaja con base en las ofertas de vuelos. Es decir, primero mira qué destinos están en oferta y luego decide dónde viajar.

    “Es un cambio de paradigma producido por la sensación que tienen muchos viajeros de que van a realizar en su vida muchos desplazamientos y que, por lo tanto, un destino puede visitarse en el momento en el que la oferta sea la mejor. Es diferente a cuando se viajaba solamente unas veces en toda la vida o una al año como máximo y entonces se priorizaban destinos que eran un MUST“ destaca Óscar Frías, CEO y fundador de Trabber.es (www.trabber.com), el metabuscador de precios español presente en 19 países.

    “Nosotros incluimos el año pasado esta opción en nuestro portal y el número de personas que realizan las consultas de esta forma (https://www.trabber.com/ofertas/) ha aumentado casi un 8% a día de hoy.” Esto supone, además, un cambio de paradigma para las empresas del sector y los destinos, ya que la conectividad y los precios adquieren cada vez mayor importancia a la hora de captar turistas.

    Perfiles del ‘Cazador de ofertas’

    Según un estudio de hábitos que Trabber.es ha realizado entre sus clientes, se han podido establecer varias tipologías de viajero que responden a esta práctica: 

    *Despedidas de solteros y solteras. Son uno de los grupos que suelen utilizar esta modalidad de viaje principalmente por las ofertas de las aerolíneas y no por su interés turístico en el destino.

    *Estudiantes extranjeros. Jóvenes con flexibilidad de fechas y destinos, procedentes de otros países, que quieren aprovechar al máximo sus años en el exterior al menor precio posible.

    *Solteros y solteras. Es otro de los grupos que aprovechan frecuentemente las ofertas de vuelos sin importar el destino, por la facilidad de coordinar la vida familiar y el trabajo.

    *Viajeros empedernidos. Un gran porcentaje de los viajeros en esta modalidad realizan más de cinco escapadas al año y, frecuentemente, ya han visitado los principales puntos turísticos del planeta.

    En América Latina este perfil es aun emergente (solo el 13,8%) de las búsquedas, con algunos países a la cabeza como Argentina (21%), Brasil (17,2%), México (12%) y por debajo del 10% en el resto de los casos, aunque está creciendo la popularidad de esta forma de elegir destino.

    El 15% no viaja finalmente

    La otra cara de la moneda de esta práctica es que hay un mayor porcentaje de compras que finalmente no se realizan. También, la compra con antelación y con billetes no flexibles conlleva a que muchas veces estos viajeros no puedan volar. “En muchos casos los precios son tan baratos que el cliente lo que hace es comprar una “opción de viajar” sabiendo que puede que al final se tuerzan los planes, pero en muchos casos se acepta el riesgo por una cuestión de riesgo-beneficio”.

    El perfil del nuevo viajero en América Latina es el del 'cazador de ofertas', según un buscador de precios en Internet. Foto: Archivo/ LÍDERES
    El perfil del nuevo viajero en América Latina es el del ‘cazador de ofertas’, según un buscador de precios en Internet. Foto: Archivo/ LÍDERES
  • Susana Cabeza de Vaca pasó de las letras a la economía

    Leonardo Gómez P. Redacción LÍDERES

    Jamás evade una buena conversación y menos si se trata de literatura. No importa si se trata de poesía, novela, ensayo, teatro o filosofía… en cuestión de minutos, con fluidez y buen humor, ella podría hacer una analogía entre ‘La Caverna’, de Platón, y ‘La vida es sueño’, de Calderón de la Barca.

    Se trata de Susana Cabeza de Vaca, quien desde hace 14 años es la Directora Ejecutiva de la Comisión Fulbright del Ecuador, entidad creada en 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, para promover el intercambio educativo y cultural entre los Estados Unidos y otros países del mundo.

    La Comisión Fulbright fue establecida en el país en 1956 y, desde entonces, unos 1 350 ecuatorianos, más 750 ciudadanos estadounidenses han sido seleccionados como ‘Fulbrighters’ o becarios por el programa en Ecuador.

    Cabeza de Vaca es una persona elocuente. Nació, literalmente, en los brazos de su padre, Ramiro Cabeza de Vaca. «Él solía contar que el doctor no llegaba cuando mi madre estaba en labor de parto, y fue él quien me recibió. ‘Olvide darte la palmada’, decía. ‘Por eso soy alegre’, le respondía», cuenta entre risas.

    Su familia no era un modelo muy común en la década de 1950; su madre, Olga González Suárez, siempre la impulsó a ella y sus dos hermanas menores a estudiar en la universidad. «Una idea un tanto revolucionaria para esa época».

    Recuerda que a la hora de la cena con su familia las conversaciones trataban de libros. También cuenta que para ella, una niña inquieta a diferencia de la mayoría, «los árboles eran para subirse y los techos para explorar».

    Terminó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Americano de Quito, en 1963. Siempre fue la única mujer en los clubes de Periodismo y Debate. Muchos de sus paseos eran a la biblioteca del Centro Ecuatoriano Norteamericano, que cerró en 1960.

    En 1963 calificó a la beca Fulbright para estudiar en el Kalamazoo College, en Michigan (Estados Unidos). Allí estudió lingüística y literatura, obtuvo su B.A. (Bachelor of Arts) y una maestría en literatura y lenguas hispánicas.

    En el mismo instituto conoció a su esposo con quien viajó a Brasil apoyándolo para que termine su tesis de un doctorado en Economía. Incluso le ayudaba con sus trabajos académicos, lo que le permitió sumar sus conocimientos en la materia.

    Ya en Sao Paulo, en 1972, trabajó para la firma Cunha Bueno, que administraba la representación de la empresa Kidder, vinculada al sector financiero. Allí aprendió sobre banca de inversiones, investigación y preparación de portafolios de negocios para fusiones, análisis de posibilidades para «joint-ventures», lanzamiento de bonos estatales y cálculo de presupuestos.

    Tras divorciarse, viajó de regreso a Michigan en donde retomó su carrera en Literatura, en el Departamento de Lenguas Romance y Clásicas, de la Michigan State University. Allí desarrolló el curriculum para el primer programa del enseñanza de portugués.

    Sin perder tiempo, también organizó cursos de español para la Policía de Lansing y para los médicos de la misma ciudad. «Era una necesidad urgente que tenían cuando, por ejemplo, llegaba de urgencia un migrante mexicano que no hablaba inglés», recuerda.

    En 1980 regresó al mundo de la economía y durante el año siguiente diseñó e implementó una campaña de marketing para introducir servicios y productos a mercados de 21 países de América Latina. Esto lo hace trabajando para el International Security Service Inc., con sede en Virginia.

    Luego viajó a Lisboa, Portugal, en donde trabajó como intérprete de diferentes embajadas. En 1981, regresó a Quito, donde tuvo un imprevisto. En un partido de tenis se lesionó se vio forzada a extender su estadía.

    Entonces se vinculó a la oficina en Quito del Chase Manhattan Bank. En esa entidad estuvo a cargo de la Dirección de Recursos Humanos; también fue contralor financiera. Desarrolló sistemas de control, preparación y seguimiento de planes a corto y mediano plazo, presupuestos de gastos de capital, seguimiento y control de las cuentas perdidas…

    Entre 1986 y 1992 estuvo en la dirección corporativa de Marketing en Textiles Nacionales S.A. (Tenasa). Al mismo tiempo dictó el primer curso de Marketing de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), cátedra que asume formalmente en 1992.

    Del tiempo que trabajó en Tenasa, su amigo y ex colaborador Fernando Mestanza la recuerda con cariño y gran admiración. «Es una excelente profesional con mucha experiencia. Distinguía mucho en el trabajo por buscar siempre una gerencia humanizada, nos llevaba a pensar no solo en las ganancias sino también en la calidad de vida de nuestros colaboradores».

    Durante los seis siguientes años fue también decana del Colegio de Administración para el Desarrollo de la USFQ, en donde además de ser la responsable del diseño del currículum académico, coordinó varios programas de intercambio.

    Siempre estuvo ligada a programas enfocados al servicio de la comunidad. Por eso Cabeza de Vaca se relacionó con grupos ecologistas como Fundación Natura, en donde fue parte del directorio.

    Carolina Jijón, actual directora del Jardín Botánico de Quito, conoce bien esa etapa pues fue presidenta de esa Fundación. «Conozco a Susana unos 15 años. Es una persona admirable por su inteligencia y proactivismo. Le da el valor correcto a las cosas y tiene la habilidad de mantener siempre un buen sentido del humor», asegura Jijón.

    En eso coincide Danilo Silva, director de Ecofondo, entidad que coordina programas nacionales direccionados a la conservación de los recursos naturales. «En casi 20 años de conocer a Susana, algo que destacó es que es una mujer muy optimista, que no fija su atención en los problemas, sino en encontrar las soluciones».

    Desde 1998 está en la dirección ejecutiva de la Comisión Fulbright del Ecuador, en donde permanece hasta el día de hoy. Elena Durango es colaboradora de Cabeza de Vaca desde hace 12 años y destaca el trabajo de su jefa. «No es la clase de líder que ordena y espera resultados, ella se involucra en cada una de las áreas y departamentos de la Fulbright. Es muy justa y tiene muy buen ojo para conocer a las personas».

    LOGROS EN LA ACADEMIA

    1963. Beca Fulbright, Kalamazoo College Michigan.

    1974. Premio a la Excelencia en la Enseñanza, en Michigan University.

    2007. Hasta el 2009 fue ministra Coordinadora de la Producción.

  • Corinne Lebrun lleva innovación a las empresas

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    La frase «Todo en la vida es marketing» puede sonar exagerada, pero para Corinne Lebrun es la regla de oro que le ha dado éxito y reconocimiento como ejecutiva en el mundo de los negocios.

    Esta quiteña, que debido al origen de su padre también posee la nacionalidad francesa, es responsable de algunos casos de éxito en empresas ecuatorianas. También ha formado parte de proyectos en firmas internacionales.

    Lebrun calza fácilmente en el modelo de ejecutiva del siglo XXI: una mujer con alta preparación académica, constantemente en juntas y reuniones y de imagen impecable. Pero a la vez está pendiente de sus dos hijos (Joaquín, de 6 años de edad, y Tomás, de 3), de las tareas de la escuela, juegos y formación, junto a su esposo, Gabriel Hidalgo.

    Actualmente, Lebrun ocupa el cargo de gerenta de Marketing en Lafarge, en Ecuador. Esta firma francesa llegó al país hace ocho años y adquirió la empresa Cementos Selva Alegre.

    Cuando Lebrun llegó al cargo, hace cuatro años, la consigna era posicionar la marca en el mercado ecuatoriano. En esa época el departamento de marketing estaba a cargo la gerencia comercial. Pero para conseguir los objetivos de la marca se creó la gerencia de Marketing, a mediados del 2011.

    Para lograr el posicionamiento y ganar terreno en el mercado de cementos y materiales de construcción, la innovación era la clave. Así, Lebrun asumió el reto de buscar el camino para que la marca sea más atractiva.

    En ese entonces, Lafarge contaba únicamente con Cemento Selva Alegre como su único producto.

    El primer paso fue crear una base de datos de las demandas que el consumidor tenía en el mercado en esta área. Luego de las conclusiones que arrojaron los estudios se implementaron dos nuevos productos en el 2011 y 2012: los cementos Campeón y Terraforte.

    Según cifras de la compañía, actualmente estos dos nuevos ítems representan el 10% del total de las ventas. Para el 2018 la meta es llegar al 28%.

    Lafarge contrató a Lebrun debido a su experiencia con nuevos productos. Entre el 2007 y el 2009 ella fue parte de General Motors del Ecuador. En esta firma automotriz su misión fue desarrollar estrategias para los modelos Spark, Aveo, Aveo Emotion y Optra. Estos eran nuevos vehículos que comenzaban a ensamblarse e introducirse al país.

    Luis Miguel Díaz, que actualmente es director Ejecutivo de WalkerBrand, fue compañero de Lebrun en General Motors. Él menciona que la conocía debido a que en años pasados ella trabaja en Autofrancia.

    Díaz define a Lebrun como «una persona bastante agradable, sencilla y simple para trabajar, no se da mucha vueltas en detalles, va directo al grano, ataca el problema de raíz«, añade.

    Lebrun estuvo a cargo del proceso de transición del modelo Corsa por el Aveo. Del modelo que salía del mercado se vendían entre 800 y 900 unidades anuales. Ella consiguió que en su primer año de comercialización se vendan 1 200 unidades del Aveo.

    Algo similar ocurrió en Autofrancia, donde Lebrun trabajó entre el 2005 y el 2007. Fue la encargada de la campaña para la comercialización del Peugeot 206. También estuvo a cargo del relanzamiento de la marca y la implementación del concepto ‘Blue Box’ (concesionarias y talleres Peugeot en el mismo sitio).

    Por su desempeño, formación académica y experiencia, Lebrun es el perfil que un ‘headhunter’ o cazatalentos anhela. ¿Pero cuándo despertó su pasión por el mundo del marketing y los negocios? Cuando era niña, a Lebrun le gustaban las ventas. Pero ella señala que se despertó su gustó por los negocios en el colegio La Condamine, cuando realizaban proyectos de emprendimientos.

    Ana Paulina Pozo conoce a Lebrun desde hace 15 años. Ella señala que una de las claves de su éxito es que siempre tuvo sus objetivos claros; además, destaca que el conocimiento de otros idiomas ayudaron para que pueda estudiar en prestigiosas universidades del mundo.

    En esto coincide su hermano, Cristophe Lebrun. En época del colegio la recuerda como alguien muy responsable y dedicada a sus estudios y hobbies. Él recuerda que tenía como pasión el ballet y el piano, actividades en las que demostraba gran disciplina. Acudía constantemente a clases; a esto se suma que los profesores visitaban su casa para impartir las lecciones de lectura musical, o de cómo ejecutar melodías de compositores clásicos.

    Luego de terminar sus estudios secundarios en 1996, decidió viajar a Francia para ingresar a Intégrale, una escuela preparatoria para ingresar a escuelas de negocio. Luego, en 1999, se incorporó a ESSEC en la ciudad de Cergy. En el 2001 obtuvo el Bachelor en Marketing.

    Luego de culminar su carrera tuvo la oportunidad de trabajar en S.C. Johnson France, que se dedica a la fabricación de productos de limpieza. En principio, fue analista de mercado y en el 2002 fue jefa de Producto de la marca Glade. Luego de un año obtuvo un MBA en ESSEC.

    Cristian Guerrero, quien es actualmente jefe de Producto de Nestlé, conoció a Lebrun mientras trabajaba en esa firma. Él la recuerda como «alguien dinámica, alegre y con una sonrisa en su rostro». Destaca que una de sus cualidades que sobresalen es la manera amable de tratar a la gente. Es una persona muy abierta, concluye Guerrero.

    En el 2003, cuando regresó a Ecuador, la primera firma a la que se incorporó fue a la productora de leche Parmalat, como jefa de Producto. En esa empresa estuvo un año; luego pasó a Autofrancia.

    En la actualidad, Lebrun, cuando no trabaja, disfruta de pasar tiempo con sus hijos y su esposo. Acuden al cine o visitan el zoológico. Desde hace un año, también entrena atletismo y entre sus objetivos está competir en una maratón.

    Le gusta leer novelas románticas para «desconectarse de su trabajo». Hace poco terminó ‘Un día’, del escritor británico David Nichols. Aunque ahora ya no toca el piano, escucha música pop latina de varios artistas.

    Su hermano Cristophe cuenta que siempre están en contacto con su familia. Todos los viernes se reúnen con su madre para tomar café y conversar de lo que ha ocurrido en la semana.

    Empresas que la formaron

    2001. Analista de Mercado en SC Johnson France.

    2003. Jefa de Producto en Parmalat del Ecuador.

    2005. Jefa Comercial en Autofrancia, que comercializa la marca Peugeot.

  • Fernando Coellar: Su arte se cotiza en Hollywood

    Ivanna Zauzich. Redacción Cuenca / LÍDERES

    Si alguien quiere que un río atraviese un desierto o construir un castillo en las nubes, Fernando Coellar Márquez puede hacerlo. Este cuencano no es arquitecto ni mago, sino un diseñador de ambientes para la industria del cine y la moda en Estados Unidos.

    Con su empresa Pink elephants Inc. (elefantes rosados), con sede en Los Ángeles (EE.UU.), organiza las fiestas para lanzamientos de películas de Disney o Warner Bros; arma escenografías para cadenas de almacenes o pasarelas para desfiles de diseñadores como Marc Jacobs, Prada, Versace, Chanel y otros 60 clientes corporativos.

    Coellar siempre está sonriente y de buen humor. Su vestimenta es cómoda -jean, camisa, chaqueta y zapatos deportivos- y su actitud sencilla.

    Con humildad dice que en su trabajo es un empleado y que no habla con las superestrellas, aunque sus escenarios son usados por ellas. Uno de sus últimos contratos fue la fiesta de lanzamiento de la cinta ‘El gran Gatsby’, en Nueva York, a la que asistieron los actores Leonardo Dicaprio, Carey Mulligan y Tobey Maguire.

    Este creativo recreó el escenario de la película ambientada en EE.UU. en 1925, para lo que elaboró -junto a su equipo de seis personas fijas y 40 por contrato- miles de mariposas doradas, estructuras piramidales para colocar las copas de champaña y decoraciones con plumas. El costo de esta fiesta bordeó los USD 500 000.

    Este azuayo no se deslumbra por el dinero ni el excesivo lujo de la industria de Hollywood. Para él, lo más importante es su familia, sus amigos y sus raíces cuencanas. Su amor por esta ciudad, en la que nació hace 50 años, lo demuestra cuando decora los escenarios. En sus proyectos suele incorporar flores del Parque Nacional Cajas o dulces cuencanos.

    Desde su juventud, este empresario demostró su habilidad para pintar y crear porque «jamás abandonó su niño interior», dice la fundadora de la Bienal de Cuenca, Eudoxia Estrella.

    Él siempre tuvo un lente creativo, agregaba color donde faltaba y su capacidad de recrear escenarios era, y es, impactante, recuerda Estrella. Por ejemplo, Coellar a sus veintitantos -Estrella no recuerda la fecha- recreó en el Museo de Arte Moderno de Cuenca, una feria medieval en la que no olvidó ningún detalle de la vestimenta o la decoración; incluso elaboró monedas de forma irregular con escudos imitando las que se usaban en esa época.

    Su éxito no es casualidad, dice la fundadora de la Bienal, porque convirtió su pasión en una empresa lucrativa y de trayectoria.

    Con esa visión coincide el director de Cultura del Municipio de Cuenca, Diego Carrasco, quien destaca la habilidad polifacética de Coellar, ya que maneja las artes visuales de forma integral (pintura, instalación, dibujo, escenografía…). «Lo más admirable es que es un autodidacta que ha aprendido con la experiencia».

    Sus escuelas han sido compañías estadounidenses del mundo del entretenimiento como la firma Roschu Inc., donde se desempeñó, entre 1987 y 1995, como Director del Departamento de Arte. En 1996 ingresó a Merv Griffith Productions como Director Creativo hasta que, siete años después, inició su propia compañía de entretenimiento.

    Su trabajo es reconocido en el medio artístico estadounidense, según el diseñador de modas mexicano, Louis Verdad. Él destaca su creatividad y la forma como Coellar entiende lo que el cliente quiere. «En la organización de los eventos ha superado las expectativas de los asistentes», comenta Verdad.

    Coellar, un apasionado por la diversidad de culturas, no obtuvo un título universitario, pero ha realizado cursos de arte en Georgetown University, en Washington y otras instituciones. Su principal aprendizaje lo recibió cuando dictaba clases -hace 30 años- en el Museo de Arte Moderno de la capital azuaya.

    De esa etapa, Renato Zamora tiene los mejores recuerdos, ya que fue alumno de Coellar. Eran clases didácticas y creativas, recuerda este músico, en las que aprendimos a trabajar con papel, pintura, arcilla… «Nos entretenía con anécdotas e historias divertidas».

    Coellar tiene una vida tranquila en Los Ángeles, cuando su trabajo no lo obliga a movilizarse a Las Vegas, Nueva York o Miami.

    En sus ratos libres se dedica a pintar. La semana pasada lanzó, en Cuenca, ‘Laberinto de Beaterías’ en la que expone más de 65 pinturas de vírgenes y santos con una experiencia multisensorial.

    En esta exposición, en la sala de Santa Rosa de Lima hay más de 1 000 rosas rosadas, para conmemorar la obra de esta santa canonizada por el papa Clemente X en 1671. También hay una sala para vestir a la virgen María con diseños ‘Prêt-à-porter’ (alta costura).

    El secreto de Coellar es mantener vivo su niño interior. Por eso en el 2009 hizo una exposición de arte en Cuenca donde los asistentes se sintieron como niños, porque fabricó sillas y mesas de cuatro metros de altura. Las personas caminaban entre los manteles y patas de las sillas y no podían alcanzar los manjares servidos en la mesa. «Coellar aún es un niño pero sí alcanzó los manjares del éxito en Hollywood», dice Eudoxia Estrella.

    Trayectoria

    2009. En la alfombra roja de la cinta Destino final. Pink elephants Inc. fue la encargada de crear la alfombra roja donde desfilan los actores de esta película. Coellar trabajó en los efectos del vidrio roto y la calavera.

    2010. En el lanzamiento del film Campanita. Este azuayo ambientó un picnic, una comida al aire libre, para el lanzamiento de la película de las hadas de Disney. Allí usó figuras de flores y mariposas gigantes, para que los asistentes se sintieran como hadas.

    Industria del cine y marketing

    Cine. Organizó, en 2012, la fiesta para la película Fuerza Anti gangster (Gangster Squad) en Hollywood.

    Cosméticos.  El año pasado diseñó el estand para el lanzamiento del perfume Cinderella de Sephora, en Las Vegas.

    Eventos.  En el 2010 trabajó en el escenario para los X Games, en Los Ángeles.

  • Mauricio Fraga, de los fracasos a las realizaciones

    Redacción Quito

    El ecuatoriano es propietario de la firma Latin Concepts, en Washington DC. Actualmente, impulsa una nueva empresa en Madrid, España.

    El amor al fracaso es lo que lo impulsan y motivan. Se apasiona cuando recuerda los errores cometidos en ese camino que le conducen a creer en sus emprendimientos. No tiene ambages al decir que fue un «vago, desordenado, indisciplinado…», mientras cursaba sus estudios en el Colegio Spellman de Varones de Quito y en el Intisana.

    A los 19 años, cuando vio que «no estaba haciendo nada» en el Ecuador, decidió ir para EE.UU.; lo hizo con USD 600 en el bolsillo y un total desconocimiento del idioma inglés. Tres décadas después es un personaje reconocido en Washington DC y actualmente busca un espacio en el competitivo mercado empresarial madrileño, con su última empresa: Vive Spain. Y todas esas experiencias, las comparte a través de su plataforma: ‘I Love Failure’ (Amo el fracaso), que en Facebook alcanzó, hasta la semana pasada, 128 000 ‘followers’.

    Orgullo, determinación y recuperación. Estas tres palabras conforman el trípode en donde se asienta su filosofía de vida. Esa es la principal lección que dejó a quienes sueñan con emprender y que acudieron a su charla el pasado 23 de enero, en el Círculo de Emprendimiento de la firma Startups Ventures, en Quito.

    Dos días antes, sentado frente a una laptop, vía Skype y desde el sector de Miravalle (oriente de Quito), conversa y toma decisiones con el gerente de su empresa Latin Concepts, asentada en Washington DC desde el 2002. Se trata de una compañía dedicada a crear negocios creativos (restaurantes, lounges…), inspirados en conceptos latinos. Los locales más representativos en la ciudad en donde se asienta la Casa Blanca son Guarapo Lounge, Chicha Lounge y Maté. Incluso este último fue designado a inicios del mes como uno de los sitios ‘Hot Spot’.

    Cuando llegó a EE.UU., su primer trabajo en Florida fue para una empresa que instalaba televisión por cable. La responsabilidad que tenía era excavar la tierra para colocar cajas. Así, lograba ganar USD 3 por hora. Después fue ayudante de panadero, con un horario desde las 22:00 hasta las 06:00.

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    Durante el día, iba a un Community College, donde tomaba clases de inglés, computación y matemática avanzada. «Con estas clases y créditos logré obtener una beca parcial en American University. Como me faltaba dinero me dediqué a vender enciclopedias puerta a puerta». En esta etapa, el principal compañero que guiaba sus acciones era Og Mandino, a través de su libro ‘El vendedor más grande del mundo’, un best seller que ha tenido más de 50 millones de copias.

    Es un convencido de que aprendió a utilizar las ‘debilidades’ a su favor. «A los 8 años me rompí el brazo derecho y con eso me hice extrovertido. Eso me dio personalidad para hablar con la gente».

    Uno de sus mejores amigos, excompañero en el Intisana y socio empresarial, Gerardo Villacreces, lo define como un buen comunicador, buen empresario, altamente creativo, con una interesante visión global del mundo, intuitivo e inteligente. En cuanto a las debilidades, «requiere de un tercero, que le dé soporte en la organización y en los detalles».

    Con un año en American University, Mauricio Fraga-Rosenfeld decidió crear PHD Express. Era una tarjeta de crédito para estudiantes que, con el respaldo de la firma NCA, otorgaba crédito en locales comerciales de Washington. Este emprendimiento creció, pero la inexperiencia en administración y negocios lo llevaron a la quiebra. Ese momento tenía dos opciones: «pedir a mi padre el boleto de retorno al país o reinventarme. El amor propio es lo más importante en la vida, la autoestima, la dignidad… Si vine a este país (EE.UU.) es para triunfar».

    Empezar nuevamente de cero fue un reto, pero había oportunidades. La red de contactos que generó con PHD Expres le ayudó a desarrollar otra idea de negocios. Se acercó a los restaurantes que tenían poca clientela y les proponía a los dueños, que le permitieran hacer campañas de mercadeo (en patines). A cambio no recibía sueldo, pero sí una comisión por el aumento de las ventas.

    Esa iniciativa le dio resultados. A los 22 años estaba completamente quebrado, pero dos años después, a los 24, dice, tenía 100 personas trabajando para él.

    A partir de esa época se dedicó a edificar lounges y restaurantes. Entre los 26 y los 40 años, asegura que construyó 15 diferentes espacios en el área de DC. También ha invertido en Ecuador y tiene un sabor agridulce de esa experiencia.

    A los asistentes a su charla en el Círculo de Emprendimiento, les contó que a los 40 años, cuando creía que lo sabía todo y por sentirse confiado y arrogante, «tuve que afrontar una pérdida inmensa: cerré tres empresas y casi pierdo a mi familia; poco después me diagnosticaron cáncer… Esto fue hace 6 años».

    El empresario Hernán Albuja lo define como un mentor, que quiere ayudar a otros emprendedores a superarse y comparte algunos ‘tips’ de negocios. «Es una persona vehemente, que cuando se le mete algo en la cabeza, lo logra». Un ejemplo de ello es cuando participó por primera vez en la Últimas 15K: «entrenaba unas dos horas diarias y logró cruzar la meta en una hora y cuarto».

    Publicaciones especializadas estadounidenses han resaltado su trayectoria. El Washingtonian Magazine, por ejemplo, lo denominó en el 2006 como una de las personas con más estilo; asimismo, el Washington Business Journal ha destacado sus negocios en esa ciudad, en donde tiene previsto abrir cinco restaurantes para el 2015. Asimismo, ha sido el promotor de obras sociales.

    Mauricio Fraga-Rosenfeld hace un par de semanas voló a Madrid, para afianzar su Vive Spain y asistir al Madrid Fusión, en donde compartió sus experiencias gastronómicas con los afamados chefs, el peruano Gastón Acurio y el español José Ramón Andrés Puerta. Vivencias que comparte con sus tres hijos, a quienes ha visto crecer en una sociedad que no quiere o no permite que los niños fracasen. «Desafortunadamente estamos enseñando a los niños que si ellos no son perfectos, no tendrán éxito».

    Sus tres palabras clave

    Orgullo. «Cuando uso esta palabra, no la uso como arrogancia. Yo la uso como autoestima, como amor propio».

    Determinación. «Es la energía vital para lograr cualquier objetivo».

    Recuperación (Resilencia). «Es la capacidad que tiene una persona, para superar circunstancias traumáticas».

  • Roberto Salas, desde Chile dirige una multinacional

    Thalíe Ponce. Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Cuando cursaba los últimos años de la secundaria, Roberto Salas no sabía qué carrera universitaria seguir. En su familia, su padre y sus dos hermanos mayores habían optado por la Medicina, pero él no sentía que esa fuese su inclinación.

    Al hacer un análisis vocacional en el Colegio Javier de Guayaquil, donde se graduó, los resultados arrojaron que tenía dos fortalezas: las ciencias sociales y las matemáticas. «Parecía una combinación extraña», recuerda.

    A partir de eso, un sacerdote de esa institución académica le recomendó que estudiara Economía. Era un término nuevo para él, pero siguió el consejo. Esa decisión enrumbó su vida.

    Actualmente es el Gerente General corporativo de la firma Masisa, dedicada a la elaboración y comercialización de tableros de fibra de madera para muebles y decoración de interiores. La multinacional, con sede en Chile, opera además en otros ocho países: Ecuador, Brasil, Argentina, Colombia, México, Perú, Estados Unidos y Venezuela.

    Roberto Salas tiene 53 años. Nació en Esmeraldas pero ha vivido en otras ciudades como Guayaquil y Quito. En el Puerto Principal cursó sus estudios superiores en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG).

    La informática es su segunda pasión. Paralelamente a su carrera de Economía, estudió Programación en la UCSG, lo que lo llevó a conseguir su primer empleo en el centro de cómputo de esa institución, cuando tenía 20 años.

    En esa misma universidad, además, ejerció como catedrático de materias relacionadas con la Programación y la Economía. En un curso de macroeconomía, Iliana González fue su alumna, casi dos décadas atrás. Ella lo describe como un hombre analítico, crítico, claro para expresarse y «con visión».

    Son características que este ejecutivo ha conservado y ha sabido explotar a través del tiempo. El pasado 28 de noviembre, él visitó el país como conferencista invitado en un evento especial celebrado por los 30 años de la Espae Graduate School of Management. En el Hotel Oro Verde de Guayaquil, dictó la conferencia titulada: La práctica gerencial en la era del desarrollo sostenible. Ahí, demostró seguridad y dominio del tema. En unos 40 minutos expresó las ideas de forma clara y dejó satisfecho a su público.

    Virginia Lasio, directora de la Espae Graduate School of Management, dice que se lo seleccionó por su perfil. Para el evento se buscó llamar la atención de los empresarios sobre el tema de sostenibilidad. «Nos pareció idóneo, ya que él es un ecuatoriano destacado en una empresa con un excelente modelo de gestión sostenible».

    Ese perfil lo llevó a ingresar, en 1989, al Grupo Nueva, un holding de inversiones especializado en la industria forestal y productos de madera. Ahí inició su carrera. Más tarde, ocupó otros cargos en el país como gerente general de Plastigama y Eternit Ecuatoriana.

    En esa época lo conoció Bolívar Albán, hoy gerente y propietario de la empresa Bac Tecnology. Recuerda que a Salas, quien fue su jefe en Plastigama, se lo puede resumir en una sola palabra: «Brillante». «Es una persona preparada, amigable, con una gran capacidad de liderazgo». Otro rasgo que destaca es «que siempre se puede aprender algo de él».

    La vida ‘nómada’ de Salas también ha sido fuera del país. Vivió en diferentes rincones del continente, como Costa Rica, Brasil y actualmente en Chile.

    Al país centroamericano llegó en 1999, cuando fue nombrado vicepresidente del Grupo Amanco, al que pertenece la empresa de plásticos Plastigama. Cuatro años después, Salas asumió la presidencia del grupo y decidió trasladar la sede corporativa a Brasil.

    Ahí aprendió a hablar portugués y reestructuró toda la empresa, logrando resultados positivos bajo su dirección. Amanco duplicó sus ventas en un período de siete años. En el 2008, llegó a Chile a desempeñar sus actuales funciones.

    Este esmeraldeño, que tiene un ligero dejo chileno al hablar. Cree que todos estos cambios lo han fortalecido y lo han ayudado a crecer, no solo profesional sino también personalmente. Considera que «salir de su zona de confort», lo puso frente a nuevas situaciones. Estas -asegura- le permitieron forjar capacidades que le han sido útiles en la actualidad.

    Junto a él, en todos estos cambios y situaciones nuevas, siempre ha estado su mayor apoyo: su esposa Patricia dos Santos. Con ella, también ecuatoriana, comparte su vida desde que tiene 15 años. Tienen 30 años de matrimonio y tres hijos. Son Roberto, Manuel Alejandro y María Cristina; quienes -dice Salas- son su mayor orgullo.

    Su familia es muy importante dentro de sus logros. Así lo asegura Miguel Salas, hermano menor del empresario. Dice que cada dos meses, su hermano Roberto viaja al país para visitar a su madre.

    Sobre sus rasgos, afirma que es un líder nato y que aunque parece lo contrario, es introvertido. Agrega que es inteligente y que, a pesar de sus logros, no ha perdido su sencillez.

    Formación y gestión empresarial

    Estudios en el exterior. Tiene estudios en Gerencia en la Kellogg Business School, de la Northwestern University, y en la Wharton Business School, de la University of Pennsylvania.

    En el Ecuador. Se graduó en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. ­Cursó un programa de Alta Dirección en el IDE.

  • Ramiro Salazar: su lente brilla con la publicidad

    Pedro Maldonado. Redacción Quito / LÍDERES

    Llegar de un colegio privado a una universidad pública, a finales de los años 80, llamaba la atención. Esa experiencia la vivió Ramiro Salazar, quien tras obtener su bachillerato en el Colegio Americano de Quito ingresó en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central. En las aulas, en los primeros días de clase, cuando Salazar se presentaba ante los profesores, sus compañeros lo molestaban por su pasado colegial.

    Así lo recuerda Carlos Villalba, amigo y colega de este fotógrafo ecuatoriano. «Pero siempre tuvo mucha personalidad; la demostró desde el primer día de clase. Eso y su amabilidad permitieron que Ramiro se integrara fácilmente con los demás estudiantes de la Facso. Además -agrega Villalba- era el ‘pintón’ de la clase y levantaba suspiros en los pasillos».

    En esa época, Salazar era un apasionado de la lectura y de la escritura. La fotografía era un campo que no le llamaba la atención, a pesar de que su padre era un apasionado por la fotografía y de que su familia tenía una imprenta.

    Pero eso cambió cuando este quiteño, nacido en 1972, tenía entre 20 y 21 años de edad. «En segundo año de la universidad me topé con la necesidad de la imagen». Entonces, con la ayuda de Villalba empezó a disparar sus primeras imágenes, así como a revelar en formato blanco y negro.

    Usaba una cámara Olympus que le obsequió su papá y hacía fotos para la imprenta de su familia. «Fueron, indirectamente, mis primeros trabajos en la fotografía publicitaria«, relata en una animada conversación en su estudio ubicado en el norte de Quito.

    Hoy, Salazar cuenta con una hoja de vida profesional llena de reconocimientos. Sus fotografías han obtenido premios en festivales internacionales de publicidad como Cannes, Ojo de Iberoamérica, FIAP y Festival del Caribe. En el 2012 fue premiado en el concurso One Eyeland Awards (India), como Fotógrafo del Año en Publicidad.

    También es profeta en su tierra. En Ecuador ha obtenido siete Cóndores de Oro (a la excelencia fotográfica de la publicidad ecuatoriana), entre el 2003 y el 2012. Este es uno de los reconocimientos más representativos en el mundo de la publicidad ecuatoriana.

    Tras los años universitarios, este padre de tres menores se capacitó por su cuenta. Siguió tomando fotos, revelando y experimentando. Con trabajos para revistas de caballos de Ecuador y Perú de por medio, Salazar fue sentando las bases de su trabajo como fotógrafo publicitario.

    A finales de 1997, con 25 años de edad, viajó a España para estudiar Escritura de Guión para Cine y Televisión, y Teoría y Práctica del Documental Creativo, en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su sueño era regresar a Ecuador para incursionar en el mundo de la televisión.

    Al regresar al país, en 1999, se encontró con una pesadilla: «Ecuador estaba destrozado por la crisis económica; intenté trabajar como guionista, pero me encontré con personas que eran un desastre, sin ninguna seriedad. Lo audiovisual, con contadas excepciones, estaba muerto en el país«.

    Salazar creó sus propias oportunidades para mantenerse a flote. Volvió a la fotografía comercial, editorial e industrial. Además, fue contratado como profesor en la Universidad San Francisco de Quito. En este centro de estudios, luego de impartir clases se quedaba revisando libros de fotografía. «Me aseguraba de aprender bien la teoría, antes de hacerlo en la práctica. Fui autodidacta, lo hice todo solo, no tuve profesor», admite sin poses.

    Así llegó a trabajar para una cadena de comida internacional. Era el 2001 y la fotografía digital estaba en pañales en el Ecuador. Sin miedo a salirse del molde, contaba para entonces con una cámara digital Fuji; luego probó con una Kodak. Las posibilidades de trabajo aumentaron con las nuevas tecnologías, a pesar de que los clientes no estaban del todo convencidos de la imagen digital.

    El destino tenía un nuevo reto para él. Un feriado del 2003, la naciente agencia de publicidad La Facultad, con sede en Quito, necesitaba un fotógrafo porque con quien contaban para un trabajo no se encontraba disponible. Xavier Barona, uno de los fundadores de La Facultad, recuerda que una persona cercana le recomendó el nombre de Ramiro Salazar.

    Así nació la relación de trabajo que se mantiene 11 años después. Barona lo describe como una persona con la que es fácil trabajar, como un profesional a carta cabal. «Es un caballero. Domina el tema de la luz y la composición, pero más allá de la técnica que tiene, resalta su parte humana. Es un fotógrafo que se entrega por completo al trabajo».

    En los trabajos que ha realizado se cuentan firmas y marcas como Chevrolet, Yanbal, Glemo, Tame, Nestlé… Sofía Albán, chef corporativa de Nestlé, comenta que la primera vez que trabajó con él fue en el 2007.

    Albán cuenta que entre libros, recetarios, campañas y comerciales ya van siete años de trabajo en conjunto. Y agrega que ya ha perdido la cuenta del número de proyectos en los que ha contado con Salazar.

    «Ramiro siempre está en la búsqueda constante de la mejor foto, se ha llegado a comprometer tanto que conoce muy bien mi marca. De hecho, lo considero parte fundamental para mi trabajo, porque como decía antes, somos un equipo. Una producción con él ya no es trabajo, es un momento de creatividad compartida«. ¿Anécdotas? «Le encantan las almendras y los frutos secos que utilizamos en las producciones».

    Actualmente, Salazar mantiene intactas sus ganas de seguir aprendiendo. Además, defiende con argumentos la situación publicitaria que atraviesa Ecuador. «Es un momento muy bueno. Los bancos de imágenes, a los que en alguna ocasión vendí fotos, destruyeron el trabajo del fotógrafo en este y otros países. Ahora con la Ley de Comunicación, que prohíbe el uso de estos bancos de imágenes, nos obligamos a pensar».

    ¿En cuántas campañas publicitarias ha trabajado? No lleva la cuenta. Lo dice en su estudio, que está lleno de muebles y rodeado de cojines de color, con escaleras colgadas del techo y cámaras colocadas en trípodes. Allí, en ese espacio, sabe que lo suyo es una buena mezcla de creatividad y negocios.

    Estudios en el país y en España
    Estudios.
    Es Licenciado en Comunicación Social (Universidad Central del Ecuador) y estudió Filosofía en la Universidad Católica.

    En el extranjero. Tiene maestrías en Escritura de Guión para Cine y Televisión y Teoría y Práctica del Documental Creativo, realizados en la Univesidad Autónoma de Barcelona.

  • Jaime Basurto: 40 años en el mundo de la energía

    Mónica Orozco. Redacción Quito / LÍDERES

    En 1967 una huelga estudiantil, que llevó al gobierno de José María Velasco Ibarra a cerrar las universidades, condujo a Jaime Basurto a buscar oportunidades de formación académica fuera del país.

    Este ambateño se desempeña actualmente como director general para América Latina de la empresa alemana Linde Ingeniería, especializada en la tecnología y construcción de plantas petroquímicas, de refinación de petróleo, de gas natural, de gases del aire, etc.

    Basurto cree que esta carrera empezó cuando al cumplir 15 años decidió que se convertiría en ingeniero, tras su primera clase de Química con el profesor Jorge Flores, en el colegio Juan León Mera de Ambato. «Él hacía que operaciones químicas más complejas parezcan un juego de niños», rememora con una sonrisa.

    Basurto le apostó a Brasil para hacer su carrera universitaria, luego de ganar una beca del gobierno de ese país. Allí, vivió en lo que llama «una mini república de ecuatorianos»: un departamento de 70 metros cuadrados que compartió con otros ecuatorianos que buscaban un mejor futuro.

    Así inició su vida de estudiante. De esos años guarda el compañerismo de sus compatriotas y la hospitalidad del país. «En Brasil se puede ganar amigos incluso en un elevador».

    Basurto vivió también los altibajos que sufren los estudiantes cuando están lejos de sus familias, pero la ilusión por educarse pudo más.

    Tras terminar sus estudios como Ingeniero Químico, Basurto regresó al Ecuador y se convirtió en uno de los primeros 100 trabajadores de CEPE (actual Petroecuador) con la que el Ecuador se bautizaba como exportador de petróleo.

    Los estudios que Basurto hizo en Brasil le permitieron asumir su primer reto profesional. Así, con solo 25 años y gracias a sus estudios en el extranjero, fue escogido para ser parte de un grupo de 15 profesionales de alto nivel encargados de supervisar el montaje y recepción de la planta de procesamiento de combustibles más importante del país, la Refinería de Esmeraldas.

    Así lo recuerda su amigo, el ingeniero Luis Bacigalupo, quien también fue parte de ese grupo de profesionales. «Rotábamos por grupos para este trabajo. Estábamos profesionales preparados en Alemania, Brasil y otros países. Jaime siempre destacó por su profesionalismo y liderazgo».

    De esa época, Bacigalupo destaca la capacidad de liderazgo que demostró su amigo cuando fue designado por el Gobierno militar de la época para dar apoyo a la refinería de Anglo, ubicada en La Libertad, una de las primeras del país.

    Una huelga en la planta había generado algunos daños y su paralización. Basurto fue el encargado de ponerla nuevamente en marcha y evitar el desabastecimiento de combustibles en el país.

    Esto le valió ser designado como gerente de una de las unidades de la planta de Esmeraldas. «Solo entonces sentí que me gradué de ingeniero», dice Basurto.

    También fue el responsable de reactivar la unidad de gas de la refinería de Shushufindi e incluso fue parte del equipo de diseño del proyecto Refinería Atahualpa, un complejo que debía levantarse en Guayas, pero que por falta de decisión gubernamental nunca se hizo.

    Tras ocho años de incursionar en el mundo petrolero estatal, aceptó un trabajo en la multinacional AGA GAS. Siempre apasionado por el desarrollo tecnológico, Basurto instaló, como parte de esta firma, la primera planta de separación de aire en Guayaquil.

    Gracias a ello, el país podía producir nitrógeno para congelar camarón, oxígeno para aplicaciones médicas, etc.

    Pero desde su experiencia en Brasil, viajar se convirtió en una forma de vida. Por ello, pidió a la empresa que lo traslade fuera del país. Fue director general de la firma en ese país, Puerto Rico y República Dominicana.

    Uno de los mayores retos fue levantar Linde México. «La firma estaba en número rojos, se formó un equipo y tuvimos que hacer una ingeniería para ponerla a ganar dinero».

    El plan incluyó un rediseño de la parte productiva y una reorganización de los canales de venta. Con ello, la división en México pasó a ser una de las más rentables en el mundo de AGA GAS, con retorno del 16% sobre ventas y 44% de retorno sobre capital. En el 2000, Linde adquirió AGA GAS a escala mundial y Basurto pasó a esta compañía.

    Toda esta experiencia, le ha permitido convertirse en un profesional con «liderazgo multicultural para entender culturas diferentes y sus medios de motivación», dice su hijo Daniel Basurto, quien reside en México.

    En el 2007, Basurto aceptó un nuevo reto en Brasil en una división de la compañía diferente: Linde Ingeniería. «Lo más duro ha sido separarse de sus hijos», dice Daniel.

    Uno de los recientes proyectos que emprendió, como parte de este nuevo cargo, fue la elaboración de la ingeniería básica de la Refinería del Pacífico de Manta. Los retos a futuro son continuar con el desarrollo tecnologías, en especial para la producción de energía limpia.

    Un vistazo a su gestión empresarial

    Formación. Es ingeniero químico con especialización en refinación de petróleos y tecnologías criogénicas.

    2006. Su trabajo en México. Jaime Basurto trabajó en una planta de fertilizantes en Pemex México. Este ingeniero trabajó por casi dos décadas en ese país.

    Experiencia. Realizó cursos de especialización práctica en Petrobras y de alta gerencia en el Instituto Mexicano del Petróleo. Aprendió a operar la refinería Pauliña, la más grande de Brasil.