Etiqueta: sostenible

  • Agroturismo con una visión sostenible

    José Luis Rosales 
    Redacción Sierra Norte

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    La Hostería Cananvalle, situada a 10 minutos de Ibarra, busca cautivar al turista nacional y extranjero, con su ambiente campestre.

    En este valle, por el que atraviesa la línea férrea que conecta a la capital imbabureña con la parroquia Salinas, hay una vista privilegiada del Imbabura y Cotacachi.

    Carlos Salazar, junto a su esposa, concibieron este establecimiento con un enfoque de desarrollo sostenible. Antes de empezar el proyecto laboraron en otros países.

    Hace una década abrieron la hostería, que al inicio estuvo dirigido al turismo extranjero, con hospedaje y alimentación. Pero luego empezaron a llegar visitantes de Quito, Guayaquil, Cuenca.

    Salazar estudió un posgrado en Turismo Rural en Buenos Aires, Argentina. Asegura que la hostería surgió como producto de la tesis de grado. También cursó una maestría en destinos turísticos.

    Hace 20 años, la pareja compró a un familiar un área de ocho hectáreas. El predio era parte de la antigua hacienda Cananvalle, en donde se producía caña de azúcar.

    En una primera intervención sembraron árboles de pino, que sobrepasan los 15 metros de altura. Después regeneraron la tierra, recuperaron el entorno natural e implementaron una producción agrícola orgánica. La inversión inicial bordeó los USD 200 000.

    En el sitio únicamente había una construcción antigua, en donde funcionaba un trapiche. En esta edificación mixta, de ladrillo visto, teja y madera, se acondicionaron habitaciones para huéspedes.

    El establecimiento tiene capacidad para alojar a 45 personas. Hay suites matrimoniales, habitacionales familiares, dobles, simples.

    Otra de las edificaciones que resalta es la denominada casa grande, cuya fachada está cubierta con las hojas novia de la pared, una especie que trajeron de Bolivia.

    La edificación, que se asemeja a una antigua casa de hacienda, cuenta en el primer piso con la cocina, restaurante y una sala.

    Desde el interior es posible observar a colibríes, tangaras de diferentes colores, a pájaros carpinteros revolotear en los jardines.

    Cananvalle cuenta con varios senderos para que los visitantes puedan mantenerse activos.
    Hay plantas de café sembradas en varios sitios. El objetivo es convertirle en una finca cafetalera.

    Actualmente, hay ocho variedades del aromático: geisha, yava, moka, pacamara, tabi, bourbon, Ana Café 14 y caturra. Las dos últimas están en producción.

    Eso inspiró la apertura de la cafetería. El administrador Andrés Yépez señala que el proceso incluye cosecha, poscosecha, secado, molienda y los diferentes tipos de procesos. Los visitantes pueden elegir del menú unas 15 bebidas con café.

    En total hay 13 500 plantas del aromático, 4 000 árboles de aguacate y 600 de limón, mandarina y naranja. También hay una huerta con lechuga, brócoli, coliflor…

    El sitio ofrece empleo a 17 personas, entre tiempo completo y medio tiempo. El siguiente paso es abrir un museo con piezas arqueológicas que están inventariadas, anuncian sus propietarios.

    El servicio
    La atención.  El sitio atiende de miércoles a domingo. La cafetería abre de 09:30 a 21:30.
    Instalaciones. Por la pandemia el turista debe cumplir con las normas de bioseguridad.

    La oferta.  El visitante puede conocer las variedades de café, el proceso de cosecha y tueste.

    Productos.  El sitio también tiene a la venta café, en presentaciones de 400 gramos.

    Decoración.  En lugares como la cafetería se inspiraron en diseños de Centroamérica. Resalta el uso de materiales de la zona, como el adobe y la teja.

    El establecimiento turístico está en Ibarra, provincia de Imbabura. Foto de la página de Facebook Hostería Cananvalle
    El establecimiento turístico está en Ibarra, provincia de Imbabura. Foto de la página de Facebook Hostería Cananvalle
  • Medio de movilidad sostenible para Quito

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Hasta 25 km por hora pueden deslizarse por la ciudad los monopatines de Moveo. Se trata de una opción de movilidad limpia, ya que estos vehículos son completamente eléctricos.

    Este proyecto nació hace un año tras una alianza entre la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) e inversionistas privados, que permitió el surgimiento de la idea.

    “Quito ha tenido siempre un transporte público saturado, con mal servicio, peligroso, etc. Se pensó que era necesaria una solución de movilidad y, tras una investigación en otras urbes de la región, vimos que estaba funcionando el tema de los ‘scooters’ eléctricos”, dice Sebastián Chiriboga, vocero de la iniciativa.

    En el país la demanda de estos vehículos ha crecido. Según el Banco Central del Ecuador (BCE), las importaciones de esta partida, entre enero y mayo del año pasado frente al mismo periodo del 2020, pasaron de alrededor de USD 190 000 a 1,2 millones.

    Moveo importó los monopatines de China. En este rubro se colocó parte de los USD 200 000 de inversión inicial del proyecto.

    Dentro del proceso de desarrollo de la iniciativa de transporte, se trabajó para darle viabilidad técnica y económica y se gestionaron los permisos de operación.

    Previo al lanzamiento se produjo la pandemia y fue cuando hubo el riesgo de que se paralizara el proyecto. Había el temor de que no funcione pero, al ver que la gente necesitaba de mecanismos para movilizarse debido a las restricciones, se iniciaron las operaciones la primera semana de julio.

    Para poder operar, Moveo tuvo que gestionar un acuerdo de uso de suelo con el Municipio de la ciudad; se colocaron paradas de arranque referenciales, que están ubicadas en la zona para movilizarse con los monopatines: desde El Labrador, en el norte, hasta la Plaza Chica (Centro Histórico).

    Hoy, la empresa tiene aprobadas 34 paradas y se están utilizando 13. La operación se realiza de lunes a sábado de 07:00 a 19:00, este último día es uno de los de mayor movimiento ya que la gente usa el servicio para distraerse.

    Otras personas, sin embargo, también utilizan los ‘scooters’ para ir a trabajar. Uno de ellos es Daniel Acevedo, quien se dedica al marketing digital. “Lo estoy usando hace unas dos semanas. Vivo en el sector de La Carolina y con eso de las restricciones ha sido de gran ayuda. Puedo trasladarme donde mis clientes quienes, en su mayoría, se encuentran por esta zona. Además, puedo pagar este servicio sin problemas”, dice.

    El costo del uso es de USD 0,50 el arranque y 0,05 el minuto recorrido. El pago se realiza con tarjeta de crédito o débito.

    Acevedo explica que sus cuentas han estado entre USD 1,20 y 1,80. Mientras que otros usuarios, como el ingeniero ambiental Xavier Tipán, han destinado alrededor de USD 0,60 a 0,70.

    “La velocidad de los ‘scooters’ está bien, más que suficiente para trasladarte dentro de la ciudad. Uso el servicio por temas laborales. Voy desde la Plaza de Toros al Jardín. A veces he tenido que subir cuestas al ir a otros lados, y sí me ha funcionado bien”, detalla.

    Para usar los dispositivos la persona tiene que descargar una aplicación, disponible para Android e iOS, y registrarse. Cuando desee usar un ‘scooter’ debe acercarse al vehículo, escanear el código y comenzar a deslizarse.

    La persona puede dejar el transporte en cualquiera de las paradas cuando termine de usarlo. Sin embargo, si no hay ninguna cerca puede dejarlo en la acera y el personal de Moveo lo retirará.

    Por cuestiones de covid-19 se recomienda a los usuarios limpiar sus manos con alcohol antes de subir a los aparatos. De todas formas la empresa se encarga de desinfectarlos todos los días.

    Ésta espera seguir creciendo en la ciudad; para 2021 prevé contar con una flota de 600 transportes. Se ha tenido acercamiento con ciudades como Ambato e Ibarra para ampliar el servicio a estas.

    Otro proyecto que tiene es generar big data y entregarla al Municipio para que pueda tomar decisiones sobre transporte alternativo

    Un vistazo al sector
    Cifras. Según Global Market Insight Inc., el mercado de soluciones de movilidad alternativa tiene una prospectiva de crecimiento a escala mundial de USD 40 000 millones para el 2026. Entre estos productos, precisamente, se encuentran los monopatines.

    Usuarios. Las personas que hacen uso del servicio necesariamente deben estar bancarizadas. Son profesionales entre 24 y 40 años; gente que tiene que ir de manera rápida y segura a sus sitios de trabajo.

    Seguridad. No se necesita licencia para manejar los monopatines. Se recomienda utilizar dispositivos de protección personales.

    110 monopatines forman parte de la flota de Moveo en Quito

    Las personas se movilizan a sus trabajos en los ‘scooters’ en la zona del centro financiero de al ciudad. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Las personas se movilizan a sus trabajos en los ‘scooters’ en la zona del centro financiero de al ciudad. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Nydian Rodríguez: ‘El trabajo sostenible y la educación van siempre de la mano’

    REDACCIÓN QUITO (I)  redaccion@revistalideres.ec

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    Nydian Rodríguez, jefa de Responsabilidad Social y Relaciones Públicas del Grupo empresarial Cid, aprendió a sembrar y a valorar la comida del campo gracias a su abuela Enriqueta Naranjo de Villalobos, quien tuvo una fuerte influencia en su crianza y educación.

    Rodríguez nació en Lita, una parroquia rural del cantón Ibarra, Imbabura. Y hasta los 5 años vivió junto a sus padres en la casa de sus abuelos maternos, adonde siempre volvían con frecuencia. “Mi abuela tenía una pequeña finca, con su huerto y animales”.

    Estudió en el Colegio de América, solo para mujeres, en Quito. Se tituló como Trabajadora Social en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Es especialista en Sostenibilidad, con posgrado en Responsabilidad Social Empresarial en la Universidad de Castilla-La Mancha (España).

    En el campo laboral comenzó a relacionarse con temas de sostenibilidad en la multinacional Nestlé, donde trabajó por ocho años en distintas posiciones, entre ellas Analista de Responsabilidad Social. En el 2018 se sumó al Grupo Cid. Sus líneas de trabajo han estado vinculadas a los temas de género, empoderamiento de las mujeres y la erradicación
    del trabajo infantil.

    Equidad en Ecuador
    “Estamos reaccionando favorablemente. Se están articulando acciones entre el Gobierno, la empresa privada y la sociedad. Tenemos protocolos. Hay instituciones, como el ECU-911, metidas de cabeza en la violencia de género. Tenemos la cooperación de agencias del exterior, que están invirtiendo recursos en temas de género. Hay una política de Estado, con sus brazos ejecutores. Estamos en el momento de estructurar un plan para tener resultados en el mediano plazo. El Estado está cambiando el rol de punitivo o de victimizar al agredido por un rol reactivo, haciendo un trabajo intrafamiliar. El único cambio posible es desde la educación”.

    Responsabilidad social
    “En Ecuador todavía no es una obligación ni está en ley tener un plan de sostenibilidad y áreas de responsabilidad social. Pero veo con buenos ojos que muchas empresas tienen estos planes sin que sea obligación, sino por conciencia. Más del 60% de las empresas tienen planes de sostenibilidad y acciones a favor de la sociedad. Ser ejemplo de buenas prácticas corporativas es una responsabilidad y eso genera reputación.

    Grupo Cid tiene una Escuela de Emprendimiento para mujeres, de la que ya se han graduado más de 70 mujeres, siete de estas ahora son proveedoras del Grupo para diferentes materias primas, como confección, diseño de uniformes, maquila, decoración de locales, BTL. Son parte de nuestra cadena de suministros. Es muy importante la educación y capacitación, son mujeres que necesitan estar vinculadas con el movimiento de la economía”.

    Desarrollo femenino
    “Las mujeres han evolucionado en el campo de la responsabilidad social y la sostenibilidad. Hay mujeres que empezaron por vivencias personales que les llevó a la acción y ahora tienen fundaciones. El camino de la sostenibilidad nos lleva siempre por los mismos rumbos: género, erradicación del trabajo infantil, desarrollo de emprendimientos. Es un camino en el que todas estamos vinculadas. Debes estar metida en el campo, tienes que tener un convencimiento. Generalmente venimos de historias de campo, de violencia, de trabajo infantil, creo que
    se visibiliza de esa forma”.

    Liderazgo
    “Al liderazgo lo vivo desde la articulación. Creo en la tríada: empresa privada, empresa pública y comunidad. He encontrado acá un fortalecimiento del liderazgo interinstitucional. Es uno de los objetivos de desarrollo sostenible, articular el trabajo comunitario para el logro de objetivos. Creo que esa ha sido parte de la estrategia: un modelo de gestión basado en la articulación”.

    Balance
    “Soy madre de tres hijos, dos grandes, ya profesionales, y una hija de 10 años. Soy divorciada, pero tengo mi pareja. Incluir es muy importante: Mi hija Rafaela, la pequeña, está involucrada en todos mis planes, está pendiente de lo que yo hago y está muy orgullosa de mí, ese es el mayor premio. Siempre hay que tener claros los límites entre los temas laborales y familiares, pero no deben estar peleados, pueden estar vinculados. Trabajar desde casa ha sido un aprendizaje, no es fácil tener un balance. He recibido un par de capacitaciones que me han dejado con buenas prácticas a ­nivel personal, sobre los límites que uno tiene que tener”.

    Su visión
    Nydian Rodríguez considera que para trabajar en sostenibilidad se requiere de un convencimiento. En su caso, sus abuelos tuvieron influencia en su vinculación con esta área de trabajo.

    EL CV
    Trabajadora Social, por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
    Postgradoen Responsabi­lidad Social Empresarial, en la Universidad de Castilla-La Mancha (España).

    Gerenta de Responsabilidad Social y Relaciones Públicas del Grupo empresarial Cid.

    Presidenta del Directorio de la Red de Empresas por la Erradicación del Trabajo Infantil del Ecuador.

    Miembro del Consorcio Ceres.

    La gerenta de Responsabilidad Social del Grupo Cid, Nydian Rodríguez, habla sobre la importancia del liderazgo, empoderamiento y sostenibilidad. Foto: Cortesía
    La gerenta de Responsabilidad Social del Grupo Cid, Nydian Rodríguez, habla sobre la importancia del liderazgo, empoderamiento y sostenibilidad. Foto: Cortesía
  • Gema Sacristán: ‘Hoy ser no sostenible es un riesgo’

    Pedro Maldonado

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    ¿Qué son los bonos temáticos y cómo surgen estos instrumentos financieros?
    Hoy existen a escala global dos grandes agendas de desarrollo: la agenda 2030 con los ODS y la agenda de París, que básicamente habla de objetivos de cambio climático. Cada país se compromete con ambas agendas y sus objetivos. Entonces, las necesidades de inversión para lograr esos objetivos son muy importantes. Las necesidades de inversión son muy grandes, se requieren más de USD  650 000 millones al año para los ODS y alguien tiene que financiar eso. El sector privado está tomando un papel más importante, dado que cada país tiene sus retos económicos internos. Los gobiernos se dan cuenta de que solos no podrán financiar estas agendas. Entonces, los ODS y la Agenda de París son el marco de surgimiento de los bonos temáticos, que agrupan a los bonos sociales, verdes y sostenibles.

    Entonces, ¿el sector privado gana protagonismo?
    Surgen oportunidades. Dentro del sector privado, el financiero tiene que jugar un papel para financiar estos retos globales y surgen distintos instrumentos, entre ellos los bonos temáticos.

    ¿Cuál es el rol de cada bono temático?
    Los bonos verdes financian proyectos verdes, energía, agricultura, turismo. Los sociales van más enfocados a educación, salud, inclusión financiera, género. Los sostenibles pueden financiar proyectos verdes y sociales; son una combinación. Esta industria sigue protocolos de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales que especifica cada bono temático. Los lineamientos que se siguen son internacionales y los fija esta asociación. Cada emisión de bonos verdes, por ejemplo, tiene un proceso y compromisos para financiar proyectos verdes.

    En Ecuador, Banco Pichincha es un ejemplo…
    Ellos emitieron papeles y consiguieron USD 150 millones. Los papeles los compraron la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial; Proparco, la agencia de desarrollo francesa, y BID Invest. Nosotros ayudamos a estructurar y para eso se siguió un proceso: identificar la cartera que se va a financiar; luego tener un ‘framework’, es decir especificar para qué se va a usar esa cartera; y después viene una segunda opinión que la da una empresa internacional, que certifica todo el proceso y que el dinero vaya a donde se acordó.

    ¿Cómo está el tema de los bonos temáticos en América Latina?
    Acabamos de sacar en septiembre del 2019 el último reporte de bonos temáticos. Los más desarrollados en la región son los bonos verdes, con el liderazgo de Brasil en el sector de energía, en particular. En Colombia solo hay bonos emitidos por entidades financieras. Hasta septiembre se emitieron USD 13 600 millones en bonos verdes, 1 800 millones en bonos sociales y 1 700 millones en bonos sostenibles. El primer bono verde lo emitió Perú en el 2014, con una empresa de energía eólica.

    ¿Qué ha pasado en Perú tras esa emisión?
    Emitió un bono de inclusión financiera, con la filial de Banco Pichincha Perú. Con lo cual ha pasado una cosa buena con la Bolsa: se publicó una guía de bonos verdes y han tenido algunas emisiones, pero no ha sido el crecimiento tan grande como Brasil.

    ¿Sin contar con Brasil, cómo está la región?
    Brasil y México son los que más bonos verdes tienen. Luego están pasando cosas interesantes. Chile fue el primero en emitir bonos verdes, en euros y dólares y en enero hizo otra emisión de bonos verdes. Esa emisión ha abierto el camino a otros países. Colombia y Perú están viendo oportunidades.

    ¿Cuánto pueden incidir los vaivenes de la economía en la emisión de bonos temáticos?
    La situación financiera hace que las empresas no quieran invertir tanto y ahora vamos a ver qué pasa con los temas políticos y sociales. Poco a poco vamos viendo que las empresas se decantan por un bono temático en lugar de un bono corporativo, porque muestra que las empresas se comprometen con la agenda sostenible. Emitir un bono temático es un compromiso con los grupos de interés, además muestra que la compañía se compromete a informar a los bonistas y al mercado al detallar adónde va el dinero.

    ¿Y cómo reacciona el mercado?
    A escala mundial, cuando la situación es incierta, los mercados se mueven menos. Pero estamos viendo una tendencia de que las empresas piensan en sostenible y hay cada vez más inversionistas con esta sensibilidad.

    ¿Qué papel juega el mercado de valores?
    Tiene que regular e influir. Regular es tener las políticas y la idiosincrasia que faciliten a que la inversión se lleve a cabo. E influir en el sentido de la demanda, dar a conocer el tema, poner en valor lo que se está haciendo. Crear conocimiento y que la gente sepa que estas son opciones. La Bolsa está para facilitar las emisiones y para que otros vengan.

    El reto es grande en Ecuador, dado que la cultura bursátil no está tan desarrollada…

    En general, en América Latina el desarrollo no es tan profundo. Las empresas pueden financiarse por su propios ingresos, por la banca o por el mercado de capitales. Hay una tendencia clara de ir por el mercado de capitales y la banca ve esto como una amenaza por lo que empiezan a incorporar la sostenibilidad y a ayudar a emitir bonos. Los bancos crean productos innovadores en los que el precio no solo se ata al riesgo de crédito, sino a ciertos objetivos sociales o sostenibles, lo que se llama la tasa de interés ligada a sostenibilidad. Si se cumplen ciertos objetivos se baja la tasa de interés, si no se la sube. Esto significa que ser no sostenible es un riesgo.

    ¿Esto es salirse del molde de los negocios?
    Esa es la tendencia. Si soy un inversor comprometido, quiero que mi dinero genere rentabilidad social. La industria financiera sabe que juega un rol porque el futuro será sostenible o no habrá futuro.

    Gema Sacristán La Directora de Negocios de BID Invest, en Washington, explica qué significan los bonos temáticos y cómo estos instrumentos financieros van posicionándose en América Latina. Asegura que más inversionistas también buscan rentabilidad social.
    Gema Sacristán La Directora de Negocios de BID Invest, en Washington, explica qué significan los bonos temáticos y cómo estos instrumentos financieros van posicionándose en América Latina. Asegura que más inversionistas también buscan rentabilidad social.
  • El turismo sostenible y la energía renovable, claves

    Agencia EFE

    Costa Rica ha vuelto a lograr 300 días consecutivos de electricidad generada con energías renovables y en Barbados ya hablan de temporada de calor por el alza de las temperaturas y la demanda global de turismo sostenible de aventura crece.

    Estos ejemplos de visión de futuro para América Latina centraron las ponencias en la Semana de Sostenibilidad organizada por BID Invest, el principal foro regional, que se celebra en Panamá hasta el próximo viernes.

    La necesidad de adaptación y mitigación del cambio climático, así como un desarrollo que incluya a todos los estratos sociales, es uno de los elementos centrales de las discusiones.
    En este sentido, Costa Rica, que recientemente logró batir su propio récord de 300 días consecutivos con electricidad generada por energías renovables, es una de las referencias globales.

    “Contamos con una ley de hace 70 años que marcó la cancha, definió que la electricidad en Costa Rica debería ser generada con fuentes naturales y recursos de nuestro país. Una ley muy visionaria porque hablaba además de inclusividad, de llevar electricidad a todo el país, y que fuese responsable con el medioambiente”, indicó Irene Cañas, del Instituto Costarricense de Electricidad.

    “Como consecuencia – agregó – hoy en día casi toda la población tiene acceso a electricidad, y toda con fuentes renovables: hidroeléctrica, geotérmica, energía eólica, biomasa y solar”.
    Los efectos del calentamiento global ya se notan en toda la región, y el Caribe es una de las zonas más vulnerables.

    Para Loretto Duffy, de la Caribbean Cooling Initiative, una organización centrada en aumentar la eficiencia de los sistemas de aire condicionado, advirtió que en Barbados, por ejemplo, antes solo había “temporada de lluvias y seca, ahora hay temporada de calor, en el Caribe, imagínense”.

    “Y para un sector como el del turismo, que en el Caribe es la principal fuente de ingresos, es fundamental desarrollar energía sostenible y renovable”, apuntó.

    Desde el BID Invest se trata de implicar al sector privado en todas estas cuestiones, consciente de que el tamaño del reto supera a los Gobiernos y solo puede ser encarado con el apoyo de las empresas privadas

    “Los enormes desafíos de la región, las enormes brechas, son oportunidades para el sector privado”, explicó Javier Rodríguez de Colmenares, jefe de infraestructura de BID Invest.
    “Ahí es donde entra BID Invest para movilizar el ahorro local hacia inversiones sostenibles “, sostuvo.

    Recordó, además, cómo el panorama ha cambiado ya que antes no se hacían análisis ambientales o sociales y ahora son las propias empresas las que los plantean.
    Otro elemento interesante es el de la creciente demanda de turismo sostenible, centrado más en experiencias individuales y aventura, y donde Latinoamérica puede ser una potencia mundial.

    “Todas las grandes zonas turísticas comenzaron con los ‘backpackers’ (mochileros). Nuestra idea es mantener ese espíritu. No queremos ofrecer descanso, queremos dar algo más, alimentar el alma”, subrayó Moshe Levi, consejero delegado de Casi Cielo, un proyecto turístico en Bocas del Toro (Panamá).

    Levi explicó que el objetivo “es unir tecnología y naturaleza, crear un ecosistema que sea económicamente viable” al subrayar que el “turismo de aventura global mueve más de 700.000 millones de dólares en todo el mundo, con una tasa de crecimiento de doble dígitos”.

    BID Invest, miembro del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es un banco multilateral de desarrollo comprometido a promover el desarrollo económico de sus países miembros a través del sector privado, y cuenta actualmente con una cartera de más de 12.100 millones de dólares en activos bajo administración.

    “La sostenibilidad desborda la cuestión financiera. Sostenibles quiere decir que los proyectos en los que trabajamos sean sostenibles en el largo plazo. Y tiene un sinnúmero de aristas: sociales, medioambientales, de gobernanza”, explicó James Scriven, director gerente del BID Invest. Entre los temas más llamaron la atención estuvieron las emisiones de bonos verdes y sociales, que cada vez más están creciendo en la región, o los llamados préstamos indexados a la sostenibilidad.

    Fotos: LÍDERES El turismo es una de las principales fuentes de ingresos en Costa Rica. Ese país también apela a las energías renovables.
    Fotos: LÍDERES
    El turismo es una de las principales fuentes de ingresos en Costa Rica. Ese país también apela a las energías renovables.
  • Mónica Maldonado: ‘El atún sostenible ayuda a competir’

    Redacción Quito

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    Ecuador presentó días atrás su nueva marca de atún sostenible. ¿Qué le llevó a la industria a desarrollar este concepto de sostenibilidad?
    La Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa) desarrolló en el 2010 un código que norma la gestión de la pesca responsable y toda la cadena de valor del atún en el Ecuador. Se elaboró un protocolo basado en los lineamentos de la FAO, organización que vio con buenos ojos esta iniciativa y con la que se firmó, en Roma, un memorándum de entendimiento para promover la aplicación de ese código. Esto se hizo porque cada vez tenemos mas competencia en mercados exteriores y tenemos que diferenciarnos. Y eso se logra con la trazabilidad del atún ecuatoriano, que viene de la mano con el tema de sostenibilidad.

    Algo parecido ocurre en otras industrias vinculadas con los alimentos…
    Lo que estamos haciendo con la trazabilidad no es nuevo. Esto implica inocuidad sanitaria porque manejamos alimentos y la empresa privada debe aplicar sí o sí el código de las mejoras en prácticas alimentarias. Entonces la industria atunera nace con esa naturaleza de la seguridad alimentaria para el consumidor. Otras industrias, motivadas por sus mercados y clientes, buscan certificaciones que son valoradas en mercados como Europa, donde son muy exigentes. A esto se suman iniciativas de certificaciones para las flotas pesqueras, cumplimento de vedas, métodos de captura. Todo esto es parte del concepto de sostenibilidad.

    ¿Cómo ha evolucionado la estrategia para promover una industria sostenible?
    Desde el 2010 hasta la fecha logramos hacer cada dos años un foro regional orientado a la sostenibilidad del atún. Traemos a oficiales de pesca de la FAO de distintos países para mejorar y reforzar la imagen del sector atunero del Ecuador. Impulsamos un comportamiento ético con el ambiente, con los trabajadores, con los consumidores y cada dos años el foro se convierte en una herramienta para que se sepa el trabajo hecho, así como nuevos planteamientos.

    ¿Cuáles han sido los retos que han enfrentado para consolidar la iniciativa y lograr que el foro sea más conocido?
    Hoy en día es importante y necesaria la cooperación y la coordinación entre todos los actores de la industria. Los cambios continuos de autoridades estatales complican mucho al sector, esa falta de estabilidad nos impide trabajar y por más que fortalezcamos el entorno normativo y lo que corresponde a documentos legales, la inestabilidad en instituciones públicas nos complica. En México, por ejemplo, hay un Secretario de Pesca por más de 20 años. El sector tiene que ser tratado de manera técnica, no política. Ese es el mayor escollo.

    ¿Ese ha sido el mayor reto?
    Así es, nos ha resultado muy complicado. En los últimos años hemos tenido una posición muy activa en el tema de las exportaciones, pero la falta de estabilidad institucional afecta mucho.

    ¿Cómo han enfrentado esta situación?
    Definimos mesas de trabajo y con cada nueva autoridad nos sentamos para hacer mesas técnicas. Ahora queremos impulsar un plan nacional del atún, independiente de la autoridad de turno. Ese plan conlleva muchas aristas, como el de las certificaciones. Se necesita de voluntad política para implementar este plan.

    ¿Estos desafíos han frenado o impactado de alguna manera en el concepto de sostenibilidad?
    No se ha frenado. La industria es muy activa y propositiva, es un sector líder y como tal debemos mantener ese liderazgo a escala mundial, somos los segundos productores de atún. Impulsamos herramientas técnicas, como el código de pesca responsable y los sistemas de certificación. Esto conlleva prácticas a bordo, practicas sanitarias de inocuidad sanitaria, temas de responsabilidad social. Buscamos una combinación público-privada para otorgar una marca sectorial como la que se lanzó en el foro de Manta hace dos semanas. Ningún industrial podrá usar la marca de atún premium sustentable si no tiene un sistema de certificación hacia atrás.

    ¿Cómo funciona la marca?
    El Estado es el dueño de la marca. El sector privado implementa un sistema de certificación. Todo esto nos permite diferenciarnos. Lo que buscamos no es aumentar las ventas, sino mantener la calidad del atún, con trazabilidad y sostenibilidad. El mercado busca desplazar las ventas del Ecuador por precios, entonces buscamos que el atún deje de ser un ‘commoditie’. En esta industria hay mucho trabajo por detrás, desde la flota que está más de 40 días en el mar para capturar, hasta miles de personas trabajando. Esto no es un ‘commoditie’, sino un producto alimenticio, una proteína.

    ¿A escala internacional existen iniciativas similares como la marca de atún sostenible?

    Hemos escuchado con interés lo que pide el mercado. No nos hemos decantado por una marca certificadora privada. Hemos visto con buenos ojos lo que ha hecho la flota española que desarrolló una norma para su flota de barcos sostenibles. En Ecuador la diferencia es que trabajamos en toda la cadena de valor: con los barcos y con las plantas procesadoras. Si a un barco la va bien, lo mismo le pasa la industria. Es una ventaja muy importante. Tailandia, nuestro principal competidor a escala global, no tiene barcos, solo plantas y por ese motivo impulsamos que la flota y la industria en tierra mantengan el encadenamiento.

    ¿Cómo mira el panorama para la industria atunera en el segundo semestre del año? ¿Por dónde pueden venir las oportunidades para el sector?
    Siempre nos gusta pensar en positivo y la industria atunera con su liderazgo tiene que ver siempre oportunidades. Miramos con optimismo el tema de sacar adelante el plan nacional del atún. Vemos con optimismo el manejo macroeconómico del país. El clima de negocios debe estar estable y los empresarios necesitamos luces de parte de las autoridades. Vemos que es necesario fortalecer ciertas alianzas estratégicas con ciertos mercados como Estados Unidos, con el que debemos llegar a un acuerdo. Estamos complacidos porque el empresario puede expresar una agenda; allí necesitamos una agenda que sea pragmática y no se quede en enunciados. El anuncio de que el anticipo del impuesto a la renta se pague en cuotas, por ejemplo, hubiera sido el éxito en enero, pero el mensaje es positivo.

    ¿Hay dificultades?
    El sector está golpeado por las bajas en los precios en el mercado internacional. Además, nos afectan las altas tasas de interés. Los costos financieros que debemos asumir las empresas van a bajar los márgenes de utilidad que hoy en día son del 1% o 2%, cuando en otros sectores o industria alcanza hasta el 9%, a pesar de que el atún es el segundo rubro de las exportaciones no petroleras.

    La directora ejecutiva Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa) explica el plan de sostenibilidad que tiene la industria. Critica el cambio constante de autoridades y es optimista por el actual manejo de la economía. Foto: Archiv
    La directora ejecutiva Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa) explica el plan de sostenibilidad que tiene la industria. Critica el cambio constante de autoridades y es optimista por el actual manejo de la economía. Foto: Archivo / Líderes
  • Ecuador apuesta por un ‘atún sostenible’

    Agencia EFE

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    Ecuador presentó este jueves su nueva marca de «atún sostenible» con el que busca ofrecer un valor añadido y diferenciado al tercer producto no petrolero que exporta, con cifras que superan los USD 1 400 millones anuales.

    La nueva marca sectorial se presentó en el marco del IV Foro Regional de Sostenibilidad del Atún, patrocinado por la Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO) y la Cámara Ecuatoriana de Industriales y Procesadores Atuneros (Ceipa), en la ciudad de Manta, conocida por su puerto y la industria pesquera de túnidos.

    La directora ejecutiva de Ceipa, Mónica Maldonado, explicó en una rueda de prensa con la que arrancó el encuentro que el Ministerio de Pesca premiará a aquellas industrias nacionales del atún que desarrollen su labor cumpliendo con un sistema de certificación.

    «Se trata de mantener el mercado, el sector tiene mucha competencia a nivel mundial», expresó la ejecutiva, para quien la clave de cara al futuro será «la diferenciación basada en la sostenibilidad» tanto del comercio interior como de exportaciones.

    El sector atunero es uno de los más desarrollados de Ecuador, que después de Tailandia es el segundo exportador de este pescado, con mercados prioritarios en la UE, EE.UU. y Colombia.

    España recibe el 25 por ciento del atún que Ecuador exporta a los países comunitarios.

    Ahora, Ecuador busca subir un peldaño y convertir la reconocida calidad de su atún en una marca identitaria, con el fin de apuntalar una industria que lleva más de siete décadas procesando este tipo de especies en el Pacífico oriental y que dispone de una flota de más de 115 barcos.

    Maldonado resaltó que los atunes de aleta amarilla son los que copan buena parte de la pesca ecuatoriana, y que se ha logrado que tanto el sector oficial como el privado cumplan con los ordenamientos sobre la pesca y procesamiento, incluida una veda de 72 días al año.

    Por su parte, el ministro encargado de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, Yuri Parreño, subrayó en el evento que la exportación del atún ecuatoriano ascendió el último año a los 1 400 millones de dólares, lo que supuso 327 000 toneladas de pescado fresco y enlatado.

    Esa suma equivale a un 11 por ciento del total de las exportaciones ecuatorianas.

    La pesca de atún es regulada en Ecuador por unas estrictas restricciones medioambientales y sanitarias, lo que es visto por la FAO como un ejemplo de explotación responsable.

    Su representante en Ecuador, John Preissing, explicó el interés de su organización en un evento en el que la pesca sostenible y la alimentación, y la seguridad alimentaria van de la mano: «Aquí se analiza todo el rango, cómo se produce, cómo se transforma y se consume».

    Interpelado sobre el porqué de la sostenibilidad hoy en día es considerada un «valor añadido» para la exportación, manifestó que independientemente de que el comercio haya visto una ventaja cualitativa en esa «etiqueta», la realidad de los mares es plausible.

    «El 33 por ciento de la pesca está sobrexplotada y a punto de caer al precipicio, el 60 por ciento se encuentra al máximo de su explotación y solo el 7 por ciento está subexplotada. Definitivamente, tenemos que cambiar algo», concluyó.

    En este encuentro regional de dos días participan representantes de Perú, España, Panamá y El Salvador y se desarrolla de forma paralela a un concurso, el «Golden Tuna Award«, que premia a los mejores talentos culinarios del Ecuador, que serán seleccionados por tres maestros de la cocina reconocidos con estrellas Michelin, como el español Juan Rafael Zafra.

    El sector atunero es uno de los más desarrollados de Ecuador, que después de Tailandia es el segundo exportador de este pescado. Foto: Archivo / EL COMERCIO
    El sector atunero es uno de los más desarrollados de Ecuador, que después de Tailandia es el segundo exportador de este pescado. Foto: Archivo / EL COMERCIO
  • En su agenda se combina lo digital y lo sostenible

    Redacción Quito

    Los viernes en la noche Paúl Rivera apaga su teléfono celular. Salvo contadas excepciones lo vuelve a prender durante el fin de semana, de lo contrario lo mantiene apagado hasta el domingo en la noche. Esa es la manera en la que este quiteño de 36 años se desconecta del trabajo para disfrutar de su familia y sus pasatiempos.

    Esta acción resulta de alguna manera paradójica para alguien que se dedica a ofrecer soluciones tecnológicas a empresas y organizaciones no gubernamentales. Pero también confirma que es una persona metódica y disciplinada, que sigue procesos al pie de la letra para alcanzar sus objetivos.

    Ingeniero químico, con un MBA y especialista en análisis de negocios, Rivera es el CEO de Cognitiva una firma ecuatoriana que ofrece soluciones de tecnología para operaciones industriales, logística y retail. También trabaja en temas de la industria 4.0, digitalización, algoritmos, realidad aumentada, entre otras materias posicionadas a escala global y que van ganando relevancia en el Ecuador.

    Rivera también tiene conocimientos en tecnologías de la información, cadena de suministros e incluso psicología. Para este padre de familia, aprender a diario es muy importante, por eso en las noches, cuando su esposa y su hija descansan, aprovecha para leer temas vinculados a su trabajo, pero también ciencia ficción. Uno de sus autores favoritos es el ruso Isaac Asimov. “Fue un genio, un adelantado a su tiempo”, cuenta desde un balcón de su oficina en Cumbayá, al oriente de Quito.

    Rivera habla con seguridad de lo importante que es la inversión sostenible, en donde lo ambiental, lo social y la tecnología son fundamentales. “Las empresas que no incorporen estos conceptos pierden cuota de mercado”. Esa filosofía es la esencia del trabajo que realiza Cognitiva con sus clientes (ver nota inferior).

    Este emprendedor también es un defensor del talento ecuatoriano. En los algoritmos precursores de inteligencia artificial que desarrolla la firma que dirige, la investigación y el desarrollo están a cargo de profesionales ecuatorianos. Esto, añade, le permite no depender de empresas extranjeras.

    El día de trabajo de Rivera empieza a las 03:30. A esa hora ya está en pie y lo primero que hace es meditar. “Es una manera de reflexionar sobre lo hecho y lo que está por hacerse”. Luego de 30 minutos de ordenar sus ideas y pensamientos empieza a responder correos electrónicos y reparte instrucciones entre su equipo de trabajo. Para las 07:00 está listo para desayunar con su esposa y su hija y a las 08:00 vuelve a conectarse con su trabajo.

    Las reuniones con clientes, revisión de proyectos y el trabajo de oficina ocupan su mañana y tarde, siempre y cuando no esté viajando. “Soy muy metódico, me agradan los resultados” confiesa Rivera, quien gusta de pasear por la montaña con sus cinco perros, pero que también disfruta escuchando guitarra clásica española.

    Belén Aldás, amiga y excompañera de la universidad, lo describe como una persona muy responsable. “En clases dejaba en claro sus opiniones y siempre defendía su posición”. Añade que sigue siendo sincero y confiable. “Además tiene un interés particular por los temas ambientales”.

    Esta última cualidad permitió que Rivera desde hace seis meses sea parte del proyecto Mi Empresa 2030, que es parte del programa Ecuador 2030. Mi Empresa 2030 tiene como objetivo facilitar la visualización a futuro de las empresas de manera desafiante con el objetivo de que se proyecten a través de un proceso guiado de acompañamiento profesional en temas de cuarta revolución industrial, pensamiento exponencial y Objetivos de Desarrollo Sostenible, explica Stephany Leavy, líder de Implementación del proyecto.

    Ella cuenta que desde el primer día que Rivera fue parte del proyecto él demostró su naturaleza crítica, honesta y siempre proactiva. “Su ética laboral, el espíritu colaborador y su visión sistémica han sido claves para el desarrollo metodológico y operativo del proyecto. Es un facilitador innato gracias a su habilidad de generar empatía. Es un profesional que busca el bien colectivo por sobre cualquier cosa”.

    ¿Es complicado aterrizar en el país conceptos como inteligencia artificial o industria 4.0? Rivera reconoce que es complejo. Dice que en el Ecuador es común encontrar ejecutivos que piensan que los negocios solo se logran con ventas masivas, en grandes volúmenes. “Pero eso está cambiando. Entre mis clientes veo que existe cada día mayor interés por temas como trazabilidad o uso de blockchain. Es parte de un proceso para ser más competitivos”, dice este empresario que en cinco años se visualiza con su empresa creciendo a escala regional.

    Paúl Rivera en tres facetas. Los fines de semana sube a la montaña con sus perros. Arriba, en una conferencia; a la izquierda, durante un receso en  una reunión de trabajo. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES y archivo particular
    Paúl Rivera en tres facetas. Los fines de semana sube a la montaña con sus perros. Arriba, en una conferencia; a la izquierda, durante un receso en una reunión de trabajo. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES y archivo particular
  • El transporte sostenible es la oferta de este negocio

    Mayra Pacheco

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    Llegar puntual e impecable al trabajo luego de pedalear una bicicleta no es una tarea imposible.

    Las bicicletas de ElectroBike Ecuador tienen un motor eléctrico que facilita el desplazamiento. Sin importar el estado físico del conductor, con estas ‘bicis’ se puede subir, sin mayor esfuerzo, por las empinadas cuestas de Quito, sortear la congestión de las horas pico y llegar puntual al destino.

    Las características de estos vehículos facilitan el traslado de personas que tienen ciertas limitaciones físicas. Por esto, Andrés Mesías, director de ElectroBike Ecuador y aficionado al ciclismo, decidió ser parte de esta franquicia mexicana para ofertar este producto en Ecuador.
    Para empezar invirtió, en el 2016, USD 300 000. Esto le permitió abrir su primer local, en la avenida Naciones Unidas e Iñaquito, en el norte de Quito.

    Cuando empezó tenía cuatro modelos en oferta, porque debido a las salvaguardias este producto se encareció. Pero la convicción de que las bicicletas serán, en el futuro próximo, un medio de transporte con mayor acogida en la urbe incentivo a Mesías a continuar con su proyecto.

    Ahora, este emprendedor de 32 años tiene dos locales, uno en Quito y otro en Cumbayá. En estos sitios se exhiben siete modelos de bicicletas eléctricas. Entre la oferta se encuentran diseños plegables, bicis urbanas o montañeras.

    Estos vehículos vienen preensamblados; en Quito un grupo de técnicos ecuatorianos capacitados en el país azteca última detalles para dejar a las ‘bicis’ listas para ser utilizadas. Ellos ofrecen también el servicio de mantenimiento y de reparación.

    Los costos de estas oscilan entre USD 800 y 2 500, según las características de los modelos. Para facilitar su compra se aceptan tarjetas de crédito y se cuenta con una alianza con la Cooperativa de Ahorro y Crédito Andalucía para financiar la compra a plazos.

    Francisco Astudillo,
    representante de la cooperativa, menciona que para facilitar el acceso a este producto se ofrecen desde hace unos dos meses préstamos de hasta USD 2 500 a 24 meses plazos. “Ya se han otorgado alrededor de 15 créditos”.

    Estas ‘bicis’ eléctricas tienen mayor acogida entre jóvenes, ejecutivos, universitarios, que piensan en el cuidado del ambiente, según ElectroBike Ecuador. Pero también son aptas para personas que brindan servicio de mensajería, entrega de alimentos u otros.

    Su uso no implica gastos adicionales, porque al tener un motor más eficiente requiere menos mantenimiento. Tampoco necesita combustible, no se paga tarifas de parqueadero ni costos de matriculación como ocurre cuando una persona adquiere un carro.

    Otro de los beneficios que brinda este medio de transporte, reconocido a escala internacional, es que permite sortear la congestión vehicular y llegar a tiempo. Francisco Abad, quien se moviliza a diario en su bicicleta desde su casa al trabajo, comenta que debido a que su ‘bici’ es eléctrica no requiere mayor esfuerzo.

    El motor eléctrico de estos vehículos, que se activa con una llave, permite alcanzar una velocidad de hasta 30 kilómetros por hora. La batería se carga de manera similar a un celular durante cinco horas en un tomacorriente de 110 voltios. Esto brinda una autonomía de hasta 45 km.

    Para quienes deciden hacer uso de estas bicicletas su medio de transporte, ElectroBike Ecuador ofrece bolsos de la marca Otter, elaborados por Soledad Cárdenas. Estos sirven de complemento para colocar en las ‘bicis’ y llevar en su interior carteras, carpetas, mochilas y hasta alimentos.

    Andrés Mesías, director de ElectroBike Ecuador, inició con este emprendimiento en febrero del 2016. Actualmente, tiene dos tiendas y busca nuevos socios para abrir otras tiendas. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Andrés Mesías, director de ElectroBike Ecuador, inició con este emprendimiento en febrero del 2016. Actualmente, tiene dos tiendas y busca nuevos socios para abrir otras tiendas. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • De las acciones filantrópicas a una gestión de desarrollo sostenible

    María Carvajal

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    En Ecuador y en todo el mundo, el mayor desafío ha sido siempre un cambio de ‘chip’. Cuando hace 20 años se empezaba a hablar en el país de Responsabilidad Social, las empresas en general estaban dirigidas por sus fundadores o sus hijos, y este concepto se relacionaba estrechamente con el cumplimiento a rajatabla de las leyes y también con la filantropía: regalar fundas de caramelos en Navidad, organizar grupos para pintar una escuela, donar productos e insumos para una u otra fundación, y así…

    Los fondos para estas acciones aisladas eran, en general, destinadas desde la dirección o la gerencia a partir de las ganancias de una compañía. Y, obviamente, cuando estas disminuían o por cualquier razón se aplicaba una reducción de costos de operación, este era el primer rubro que desaparecía del presupuesto.

    Pero la llegada de nuevas generaciones de altos ejecutivos fue, según varios expertos, el punto de partida para asimilar la importancia de lo que el premio Nobel de Economía 1970 Paul Samuelson ya había formulado años antes: las empresas deben asumir las responsabilidades por las consecuencias de sus decisiones y acciones ante la sociedad. A partir de ahí, empezaron a avanzar los capítulos locales de las iniciativas globales para ‘evangelizar’ a las organizaciones públicas y privadas sobre el amplio abanico de posibilidades para mostrar a sus respectivos grupos de interés de que hay un compromiso que va más allá del balance de resultados.

    Esto ha llevado paulatinamente a no solo hablar de Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa, sino también de Sostenibilidad, de un trabajo que perdure en el tiempo.
    Naciones Unidas empezó proponiendo ‘Buenas Prácticas’, las cuales debían arrojar resultados tangibles en la calidad de vida de las personas, ser resultado de una alianza entre lo público, privado y la sociedad civil, y ser sostenibles (que tengan continuidad). Desde el 2011, a través de su red Pacto Global, 116 organizaciones en el país han suscrito el compromiso de implantar diez principios enfocados al respeto a los derechos humanos, al cumplimiento de estándares laborales, al cuidado del medioambiente y a la lucha contra la corrupción. Todo esto se encamina al cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2015-2030 de la ONU.

    A esto se suma el trabajo sostenido del Consorcio Ecuatoriano de Responsabilidad Social (Ceres), que en colaboración con sus pares de Latinoamérica promueve desde el 2005 un enfoque corporativo basado en la generación de un valor agregado empresarial, buscando apoyar una dirección en los negocios socialmente responsable. Actualmente, cuenta con 48 miembros que, entre otras cosas, coordinan esfuerzos para conseguir beneficios tangibles y perdurables en los ámbitos y comunidades en los que intervienen.

    Ya a nivel de Quito, la Ordenanza metropolitana número 0084, vigente desde el 2015, que busca el fomento del Distrito Metropolitano como un territorio sostenible y socialmente y responsable. Todas sus acciones son coordinadas a través del Consejo Metropolitano de Responsabilidad Social, que integra a todos los actores y promueve el reconocimiento a las mejores prácticas dentro de la ciudad.

    El desafío de todos, al momento, es un nuevo cambio de ‘chip’: ya no se trata de un asunto de grandes corporaciones o multinacionales, sino de todos.

    RES:  las empresas deben asumir las responsabilidades por las consecuencias de sus decisiones y acciones ante la sociedad.
    RES: las empresas deben asumir las responsabilidades por las consecuencias de sus decisiones y acciones ante la sociedad.