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  • El matcha, la tendencia en la repostería

    AFP (I)
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    El matcha, un polvo de un verde intenso, deleita los paladares en Japón y en el extranjero, donde incluso se usa para elaborar helados, dulces o bombones, un nuevo filón con el que los japoneses intentan frenar el declive del consumo de té en su propio país.

    En una tienda de venta de té de Shizuoka, la principal provincia productora del país, los clientes se abalanzan sobre un recipiente con siete helados de matcha, cuyo color verde va cambiando de tonalidad en función del sabor. Parecen más interesados en ellos que en el té, su materia prima.

    “El número de consumidores japoneses de té disminuye”, explica Shigehiko Suzuki, jefe de la compañía Marushichi Seicha, que dispone de varios comercios en las islas.

    Este empresario de 55 años comenzó a trabajar con té matcha hace 20 años, y hace nueve se lanzó con los helados del mismo. “La demanda de matcha se encuentra en fuerte expansión en zonas de Asia y en EE.UU., en cuanto a helados, postres y café”.

    El año pasado, Japón exportó más de 5 000 toneladas de té verde (de todo tipo de variedades), 10 veces más que hace dos décadas. Con el paso de los años, el interés por el matcha fue en aumento.

    El matcha se vende dos veces más caro que el sencha, el té verde en hojas más producido en Japón. Históricamente, Japón descubrió el al comienzo del siglo IX. Procedía de China y se usaba por sus propiedades medicinales. Hubo que esperar al siglo XVI para el desarrollo del matcha en Kioto, indisociable de la ceremonia del té.

    Actualmente, esta variedad se vende en tiendas, al estilo de las “coffee shops”. Estas tratan de modernizar la imagen que se tiene del té, sobre todo entre los jóvenes, explica Mikito Tanimoto, que abrió hace dos años.

    La “barista” de salón trabaja entre paredes de un blanco inmaculado y taburetes altos. Aquí los clientes se toman su tiempo y saborean distintas variedades, entre las 43 propuestas. Se da ambiente al sitio.

    Helados, postres y otros productos se fabrican con té matcha en Japón.  Despierta curiosidad en los turistas. Foto: AFP
    Helados, postres y otros productos se fabrican con té matcha en Japón. Despierta curiosidad en los turistas. Foto: AFP
  • La moda masculina es la tendencia top

    Agencia EFE

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    Momad Metrópolis 2017, el salón internacional de la moda española que se cumplió en Madrid, apostó por la masculina como protagonista “de presente y de futuro” y pone de manifiesto que el hombre es “el nuevo consumidor por excelencia”, que sigue las tendencias dictadas desde las pasarelas.

    Un sector en auge, junto a la moda sostenible, que reunió en esta cuarta edición a más de 700 marcas nacionales e internacionales.

    Dos tendencias, la moda masculina y la sostenible, que despuntaron en ediciones anteriores y que ahora se consolidan, en esta nueva cita que renueva su formato para ofrecer una experiencia “atractiva” en un espacio más “compacto”, según ha explicado a Efe el director de Momad Metrópolis, Jaime de la Figuera.

    La moda masculina “es la apuesta de presente y de futuro” de esta feria bianual, un sector que ha crecido en los últimos años gracias al “incremento en el gasto” de los hombres y que llegó a esta feria con fuerza y visos de crecimiento.

    El incremento de marcas especializadas en moda de hombre demuestra que el público masculino es un gran consumidor de últimas tendencias, plasmadas en colecciones que oscilan entre el minimalismo, el estilo “grunge” de los 90 o el respeto por los clásicos como apuestas seguras.

    Esta tendencia de consumo atrae firmas no solo de factura nacional sino internacional. Por ejemplo, con países como Grecia, que llega con Brookers y Sogo, dos marcas de “pronto moda”, la primera orientada al estilo casual y la segunda al clásico, y que recupera la chaqueta americana para la temporada otoño/invierno de 2017 con prendas en tonos marinos, verdes y burdeos.

    Más de 15 países europeos, entre los que se encuentran Alemania, Bélgica e Irlanda; y una decena del resto del mundo, como Arabia Saudí, Hong Kong, India, Angola o EE.UU. contribuyeron a crear “un diálogo” entre la moda española y la internacional, con el “10 por ciento” de la presencia de firmas mundiales y una “destacable” participación de América Latina.

    Son las propuestas de estas firmas internacionales invitadas las que traen variedad de precios, con piezas que pueden alcanzar los 120 euros entre los profesionales del sector, el llamado precio “wholesale”, que equivaldría a 300 o 400 euros a precio de compra en tienda.

    Modelos en la pasarela durante el show de Hugo Boss como parte del desfile de moda y comercio 'Bread and Butter', en Berlín, Alemania, el pasado 02 de septiembre de 2017.  Foto: EFE
    Modelos en la pasarela durante el show de Hugo Boss como parte del desfile de moda y comercio ‘Bread and Butter’, en Berlín, Alemania, el pasado 02 de septiembre de 2017. Foto: EFE
  • El trabajo ‘freelance’, una tendencia en América Latina

    Agencia AFP

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    En busca de independencia o de complementar sus ingresos, los latinoamericanos recurren cada vez más al trabajo autónomo que se vale de la tecnología, y aprovechan la oferta de proyectos cortos que les permiten además trabajar desde su hogar.

    La tendencia es bastante clara para Sebastián Seiseles, director para las Américas del sitio Freelancer.com, el más grande de su tipo con más de 20 millones de usuarios, de los cuales 1,5 millones están en América Latina.

    “Cada vez hay menos fidelidad del empleado con el empleador. Esa cuestión de pertenencia in eternum con la empresa existe cada vez menos, y va a dejar de existir a manos del trabajo freelance”, vaticina Seiseles.

    “¿Por qué trabajar para una empresa si puedo trabajar desde mi casa, o desde París? ¿Por qué tengo que ir todos los días (al lugar de trabajo) para perder tiempo de viaje si lo puedo hacer desde mi casa y voy a ser más productivo?”, se pregunta este argentino de 39 años, que dirige Freelancer.com en el continente desde que comenzó a operar en la región en 2012.

    El sitio con sede en Australia es la mayor plataforma mundial de trabajo por cuenta propia, y ha generado unos 10 millones de vínculos laborales entre demandantes y oferentes de mano de obra desde 2009.

    Las motivaciones para apostar al trabajo autónomo varían, explica Seiseles.

    “Tiene que ver con hacia dónde va la libido. Con el trabajo ‘freelance’ se da vuelta la ecuación: de adaptar la vida al trabajo, a adaptar el trabajo a la vida”, explica, y recuerda que no se trata de un fenómeno nuevo, aunque la tecnología lo potencia.

    En América Latina la empresa cuenta con 1,5 millones de usuarios. Brasil, México, Argentina y Colombia son los países en donde mayor penetración ha encontrado. India y Estados Unidos son los mercados principales de la empresa, con cinco y tres millones de abonados respectivamente.

    Desde que se fundó la firma ha acumulado un volumen de negocios de 2.000 millones de dólares, con 6 000 nuevas ofertas de trabajo diarias.

    Independencia y dinero 

    Consultado sobre el perfil y motivación de los trabajadores “freelance” latinoamericanos, Seiseles afirma que hay señas marcadas.

    “El latinoamericano busca muchísimo la independencia. Creo que está en nuestro ADN. Es la región de las pequeñas y medianas empresas, donde el 90% de las empresas o más son Pymes, el 85% o más de la mano de obra es empleada por Pymes”, detalla.

    “Los latinoamericanos somos muy independientes, somos muy emprendedores, somos muy creativos. (…) Las crisis nos han llevado a buscar nuestros propios caminos”, asegura.

    En su plataforma, 74% de los trabajadores “son jóvenes ‘millenials’, nativos digitales, entre 18 y 37 años, que nacieron, crecieron y se criaron con una computadora”, describe, y establece al mismo tiempo una diferencia generacional en el abordaje del trabajo.

    “(Nuestros abuelos) entraban en una empresa y se jubilaban de esa empresa. Nuestros padres trabajaban 15-20 años en una empresa. (Las personas de 40 años) trabajamos 6-7 años en una empresa y vamos para otra. Un joven ‘millenial’, si es que pasa por una empresa, está dos o tres años”.

     Autonomía y tecnología

    El trabajo “freelance” como “término, remite a un trabajador independiente, un trabajador autónomo, que se vale por sí mismo y que no quiere o no tiene ataduras o vínculo formal de empleado con una empresa. Hoy en día se lo relaciona íntimamente al término con la tecnología”, explica Seiseles.

    Según este especialista, con la llegada de la tecnología el trabajador puede acceder a enorme variedad de ofertas de cualquier lugar del mundo con solo un click.

    En muchos casos, ese trabajador “comienza siendo un empleado de otra empresa, que por motivos económicos (o) por querer equilibrar su vida personal y profesional, o (porque) quiere dirigir sus propios destinos, comienza a trabajar en sus tiempos extra”.

    El objetivo final: “Decidir qué, cuándo, cómo y para quién trabajar”, concluye.

    La modalidad de  empleo ‘freelance’ aún  no cuenta con muchos  adeptos en el país.
    La modalidad de empleo ‘freelance’ aún no cuenta con muchos adeptos en el país.
  • ‘Muppie’ es la nueva tendencia que deja atrás a los ‘hipster’

    Agencia EFE

    Tras el paso de los ‘hipster’, que pusieron de moda los anteojos de marcos gruesos, los estilismos ‘vintage’ y la defensa del medio ambiente, llegan los ‘muppie’, una nueva generación de nativos digitales que pueden hacer mil cosas a la vez, al mismo tiempo que se desviven por llevar una vida sana.

    ‘Muppie’, término inventado de la unión de ‘millenial’ y ‘yuppie’ por la escritora estadounidense Michelle Miller en su libro ‘The Underwriting’ (Kindle Edition), engloba a una serie de jóvenes entre 25 y 35 años que se esfuerza para conseguir el éxito laboral, más por satisfacción personal que por una buena remuneración.

    «Esta nueva generación, que tiene entre 22 y 35 años, pasa una hora al día navegando en internet, treinta minutos realizando compras online y cuarenta minutos confeccionado el menú del día siguiente», escribe Miller.

    Trabajan en lo que les gusta, son solidarios y adictos a las redes sociales, pero su verdadera droga es el deporte y la ingesta de alimentos saludables.

    No conciben la realidad sin tecnología, crecieron con el CD, el MP3 y el MP4 y la Play Station, viven pegados al ‘smartphone’ y para ellos Twitter es su fuente de información. Cuentan con una buena formación, generalmente con estudios superiores, dominan dos idiomas, incluso tres, han estudiado en el extranjero y se han ocupado de engrosar su currículum con cursos específicos y algún que otro máster.

    Unas veces remunerada y otras no, presumen de una larga experiencia profesional en la que han podido ser desde diseñadores hasta ‘Dj’, pasando por ‘bloggers’, modelos por un día u organizadores de eventos.

    Tras esa experiencia, crean su propia empresa, ese proyecto con el que tantas veces han soñado y, que hoy por hoy, más que darles beneficios, les divierte y les hace sentir bien.

    Para un ‘muppie’, el dinero no es lo más importante, prefieren disfrutar de las pequeñas cosas del día al día y darse algún que otro capricho. Su vida social se mueve en Instagram y Facebook.

    Les encanta viajar, conocer nuevas culturas y disfrutar de la gastronomía, vivencias que en solo unos segundos comparten en las redes, su objetivo es conseguir más seguidores. Recurren al yoga y al ‘running’ para desconectarse del trabajo.

    La fotografía, el cine, la literatura, las manualidades, hacer punto o coser son algunas de sus aficiones. Entre su prioridades se encuentra la salud y el bienestar. Adoran los productos ecológicos, los zumos de frutas, verduras y alimentos saludables como el brócoli, col rizada, soya, los frutos rojos o las nueces.

    Prefieren el pan artesano y, por supuesto, dulces ecológicos e hipocalóricos, ricos en soya, avena o cebada malteada. Son responsables con la naturaleza y están concienciados con la importancia de preservar el medio ambiente, entre sus hábitos se encuentra el reciclaje.

    En cuanto a su estética, los ‘muppie’, visten con ropa de firma, pero sin seguir tendencias, imponen su estilo informal y rehuyen de los trajes de chaqueta, son ‘fans’ de los jeans de última generación y prendas que declinan el estilo ‘preppy’.

    Bolsos, carteras y zapatos, junto con los accesorios para personalizar la tableta y el teléfono móvil, son sus complementos favoritos. No miran hacia el futuro, prefieren vivir el día a día, sin grandes planes y disfrutar de las buenas cosas que les brinda la vida. 

    Los 'muppies' pasan, al menos, una hora al día navegando en Internet. Foto referencial: Pixabay
    Los ‘muppies’ pasan, al menos, una hora al día navegando en Internet. Foto referencial: Pixabay
  • América Latina dará el gran salto al libro digital de aquí al 2020

    Agencia EFE

    Las ventas de libros digitales en América Latina, que hoy en día son en promedio menos del 1% del total, treparán al 10 ó el 15% en 2020, según el español Javier Celaya, director general para España y Latinoamérica de Bookwire.

    En unas declaraciones en Bogotá, donde está invitado a la Feria Internacional del Libro de la ciudad, Celaya hizo una encendida defensa del libro digital y criticó a autores como Mario Vargas Llosa o Jonathan Franzen por presentarlo como algo negativo y al tiempo beneficiarse de las ediciones electrónicas de sus libros.

    «Si tan nefasto es (el libro digital), debería ser coherente y no editar sus libros en ese formato», dijo Celaya sobre el Nobel peruano, cuya obra admira y lee, en digital por supuesto, pero cuyas «posturas fundamentalistas» sobre este tema rechaza abiertamente.

    Algunos argumentos de los defensores del libro en papel, como el que señala que al leer libros en formato digital no se alcanza el mismo nivel de comprensión, le parecen un «insulto al lector».

    Celaya es creador del portal dosdoce.com, un observatorio sobre el uso de las nuevas tecnologías en el mundo editorial con once años de existencia, y además es responsable para los países que hablan en español de Bookwire, una empresa alemana que distribuye libros electrónicos a 600 librerías de todo el mundo.

    Bookwire ha entendido el potencial para el libro electrónico que tiene América Latina, donde la gente lee pocos libros en papel pero casi todo el mundo tiene teléfono celular, y ya ha desembarcado en Brasil, México y ahora en Colombia, en este caso de la mano de un socio, Hipertexto.

    A juicio de Celaya el mundo vive una «revolución de imprenta», como en la era de Gutenberg. En América Latina han aparecido pequeñas editoriales independientes «cien por cien digitales», que han apostado incluso a editar también en inglés para ampliar su mercado y también otras del mismo tipo pero que editan en papel y están empeñadas en acrecentar la «bibliodiversidad», la calidad en la edición y los valores del libro como objeto.

    Esas editoriales proliferan en los tres países que son los mayores productores hispanoamericanos de libros (Argentina, México y Colombia) y también aparecen en otros como Perú y Chile.

    En el caso de estas últimas, sobre todo, su espacio es el 15% que no dominan los dos grandes «monstruos» del mercado editorial en español, Planeta y Penguin Random House (antes Santillana), con un modelo de negocio, «perfectamente legítimo», que apunta fundamentalmente a lograr grandes cifras de ventas.

    Para Celaya, ambos modelos deben coexistir y para ello es necesario que las administraciones públicas de América Latina apoyen a esas pequeñas editoriales y además entiendan que internet debe ser considerado un servicio público, como la salud o la educación.

    «Si se deja en manos del mercado, la cultura desaparecerá», asevera. Internet no tiene fronteras y puede llevar los libros a los lugares donde los reclaman, así sean los más insospechados, y además sin importar el tamaño de quien los edite pueden alcanzar gran difusión, subraya Celaya.

    Otra de las grandes ventajas del libro digital es su precio, estandarizado por Amazon desde su posición dominante en 7,99 euros y USD 9,99. También destaca su accesibilidad para personas con problemas de visión, debido a que se puede cambiar el tamaño y el tipo de letra.

    Mientras en América Latina, las ventas de libros digitales no representan ni un 1% del total, en España están entre el 7 y el 10%, en Alemania en el 15% y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30%.

    Los que leen libros digitales en América Latina lo hacen mayoritariamente en teléfonos inteligentes, una tendencia generalizada en el mundo, y, según recientes estudios, no son jovencitos precisamente, dice Celaya.

    Un estudio de Pew Research revela que el perfil socioeconómico del lector de libros digitales en el mundo es una persona de 30 a 40 años, de poder adquisitivo alto y poseedora de tarjeta de crédito. Como lector está entre los «ávidos», es decir los que leen 12 libros o mas al año.

    Según el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), la producción editorial latinoamericana, medida por el número de títulos con registro ISBN, fue en el primer semestre de 2014 un 4,8% menor a la de igual periodo de 2013, pero aumentó la participación del libro digital.

    El organismo dependiente de la Unesco y con sede en Bogotá reseña que de enero a junio de 2014 se registraron 83 162 títulos con ISBN (Número Internacional Normalizado del Libro) en América Latina, de los cuales 16 933 fueron editados en formato digital, lo que significa un 20,4 % del total. 

    Las ventas de libros digitales, representan en España el 7 y el 10%, en Alemania en el 15% y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30%. Foto: Pixabay
    Las ventas de libros digitales, representan en España el 7 y el 10%, en Alemania en el 15% y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30%. Foto: Pixabay
  • Moda y tecnología ahora van de la mano

    Agencia EFE

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    Relojes que miden el ritmo cardiaco, anillos con alarma para evitar un ataque, paraguas con luces LED para circular por la noche y abrigos que se convierten en tiendas de campaña e incorporan auriculares son ejemplos de la alianza de moda y tecnología que facilitan una vida «en línea» y muy chic.

    La moda inteligente se ha creado para satisfacer las necesidades cotidianas de un consumidor activo en internet, que puede ya incorporar a su armario diseños estéticos y útiles como los paraguas con luces LED que permiten una mayor visibilidad.

    La moda y la tecnología comparten su gusto por la innovación y la experimentación; una y otra «contribuyen a mejorar y personalizar las vivencias cotidianas de las personas», explica el director de Relaciones Corporativas de Samsung, Francisco Hortigüela, quien incide también en la importancia del «diseño».

    Ese afán por incorporar la «wearable technology» (tecnología para vestir) al permeable lenguaje de la moda ha llevado al diseñador jaenés Rubén Gómez a conseguir el premio Samsung EGO Innovation Project, un reconocimiento que permitirá a su firma, Gómez, abrir la pasarela EGO de jóvenes diseñadores el 11 de febrero.

    Su colección, Masdar Coats, es un juego a dos voces entre la moda y la electrónica. Las camisetas, chompas y abrigos que ha ideado Gómez pueden convertirse en tiendas de campaña e indexan en sus tejidos ultraligeros altavoces, manos libres o iluminación LED.
    «La idea es encerrar en un espacio-prenda todo lo que podemos hacer con nuestras tabletas o teléfonos, como escuchar música, hacer la compra o tener nuestra oficina en el teléfono móvil», explica el diseñador. Su principal inspiración hay que buscarla en la habitación del dueño y creador de Playboy, Hugh Hefner, quien disponía en su alcoba de todo lo necesario para trabajar y divertirse.

    «Pensé que hoy en día eso puede tenerse, pero en movimiento», justifica Rubén Gómez. Aunque todavía no puede adelantar muchos detalles sobre la colección y la puesta en escena que abrirán la pasarela Samsung EGO, sí ha confesado que habrá ropa de acabado deportivo, siluetas «oversize» en tejido vaquero o camisas oxford con cuello de cisne, todas ellas prendas que incorporan la tecnología en cada pespunte.

    El proyecto de Rubén Gómez fusiona moda y tecnología de una forma «muy práctica», valora Francisco Hortigüela, cuyo equipo en Samsung ha recibido 16 trabajos «de un nivel extraordinario», como el que caracterizó la propuesta ganadora de la segunda edición de Samsung EGO Innovation Project, Pepa Salazar, quien subió a la pasarela tejidos hidrocrómicos (que cambian de color bajo el agua).

    Las prendas inteligentes permiten monitorizar el ritmo de vida, conectividad perpetua y más personalización. También un deleite estético que permite a los diseños convertirse en una parte más del «show», como aquel famoso vestido de Lady Gaga que integraba un mecanismo para hacer pompas de jabón o el diseño blanco de Katy Perry con miles de luces LED que firmó la marca inglesa CuteCircuit.

    La conexión con el mundo exterior que posibilita la moda 2.0 se ha aprovechado desde el campo de la seguridad. El anillo Sireng Ring, una joya normal en apariencia, esconde en su interior una alarma antiagresores; Undercover Colors es otro ejemplo de lo lejos que pueden llegar los agentes con un simple esmalte de uñas, que en este caso cambia de color cuando detecta la presencia de drogas.

    La tecnología es una extensión del hombre, teorizó el sociólogo Marshall McLuhan. Ahora, también lo es de la moda, ese vehículo de expresión cada vez más automatizado que permite a cada uno construir su propio «yo» y afrontar una nueva era en la que vivir «offline» significa perderse demasiadas cosas.

    Pepa Salazar creó prendas que cambiaban de color al contacto con el agua.Foto: Víctor Lerena/EFE
    Pepa Salazar creó prendas que cambiaban de color al contacto con el agua.Foto: Víctor Lerena/EFE
  • La tendencia es aplicar estrategias ecológicas

    Redacción Guayaquil

    El marketing verde es la aplicación de las herramientas del mercadeo para la gestión de una marca con componentes de sostenibilidad. Así lo explica Andrés Seminario, presidente de Actúa Verde, una firma dedicada a las relaciones públicas, comunicación y marketing con enfoque ambiental.

    Según el experto, en el Ecuador la tendencia de este tipo de mercadeo inició en el 2009. Responde a tres factores que son la normativa, la exigencia de los consumidores y la disposición de parte de los compradores a pagar más por los productos que sigan una línea verde.

    Por normativa se refiere a todas las nuevas leyes ambientales, como los derechos de la naturaleza establecidos en la Constitución de la República. “Esto incentiva a las empresas a tener gestiones y productos ambientalmente más amigables”, menciona Seminario.

    Por otro lado, los consumidores ecuatorianos tienden a demandar productos ecológicos, indica Edmundo Acosta, experto en marketing. “Lo que inició como pasatiempo o moda, se ha convertido en una cultura de consumo”.

    A esto, Seminario agrega que según un último estudio hecho por Consultor Apoyo, el 83% de los ecuatorianos considera que las empresas por ley deben ser ambientalmente responsables.

    Sobre el último factor, Acosta indica que está vinculado con el segundo. “Al volverse una cultura, los productos que siguen líneas verdes representan un valor agregado para el consumidor”, dice.

    Seminario acota que los consumidores están dispuestos a pagar entre un 5 y un 20% adicional al valor. Para esto, las marcas deben demostrar acciones concretas, específicas y públicas de responsabilidad ambiental, señala el experto.

    Para Seminario son tres estrategias principales del marketing verde. La primera es de bajo nivel, con la que únicamente se comunican mensajes verdes.

    La segunda es de nivel medio, a través de la cual se busca que los consumidores colaboren con acciones ecológicas. En la última, de nivel alto, se trata de cambiar hábitos de los consumidores.

    Como ejemplo de empresas que aplican el marketing verde en Ecuador, Seminario destaca la labor de la Cervecería Nacional (CN) y su programa Encuentro Daule realizado en el 2011.

    Este año la CN reactivó el proyecto bajo el nombre Red Daule. Consiste en la creación de una red para el cuidado de la cuenca del río Daule.

    Es importante resaltar que el tema del marketing verde no debe ser un tema aislado, dice Iván Sierra, consultor en marketing. Para él, este tipo de mercadeo debe ser una herramienta conjunta en el tema de Responsabilidad Social. Dice que ser amigable con el medioambiente es uno de los siete ejes contemplados dentro de la responsabilidad social. “El marketing verde sirve como apoyo en el tema y no como un simple método para atraer clientes”, opina.

    Para este experto, suele haber una distorsión de parte de las empresas sobre el tema. “Muchas veces se toma como una inversión en pro de la marca. No debe ser así, ya que todo actor económico tiene la obligación de ser responsable con la sociedad que lo rodea”, señala.

    Sobre las estrategias, cree que depende de las necesidades de las compañías. Si se buscan resultados a corto plazo, las firmas deben difundir su labor. Las relaciones públicas y la cobertura de medios son útiles en este caso. “El objetivo es hacer notoria la acción”. En el caso de las metas a largo plazo, se debe modificar las acciones en los consumidores. “Se logra a través de campañas y medidas un poco más agresivas”, afirma.

  • Una moda que está en alza y se pinta a mano

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Similar a un lienzo, algunos diseñadores toman prendas terminadas como camisetas, pantalones y carteras, y con aerosoles o pinceles delinean paisajes, mezclan colores y dan personalidad a la ropa que exhiben y comercializan.

    Esta tendencia de prendas pintadas a mano tomó fuerza en la década del 90 en Barcelona (España). Desde el 2010 es más evidente en Ecuador, donde ha despuntado, porque el consumidor es menos convencional que hace unos años, y más atrevido para vestir, explica la diseñadora de Moda, Amelia Crespo.

    Es común usar una chaqueta formal con una camiseta con un dragón pintado a mano. También es viable vestir camisa y zapatos elegantes con un jean, en donde las rosas dibujadas con barniz den el toque moderno. Zapatos, pañoletas, pantalones, camisetas y carteras son las prendas más comunes para plasmar la creatividad de los diseñadores.

    En esta tendencia también se generan alianzas estratégicas. Por ejemplo, los diseñadores se alían con pintores para que dibujen en las prendas. También pactan con poetas para transcribir fragmentos de sus textos en camisetas, dice Miguel Sánchez, diseñador de objetos.

    En Cu Gallery Fashion Art (centro de Cuenca), los diseños pintados a mano se evidencian en las perchas, estanterías y paredes. Bolsos con retazos de tela dibujados con mariposas, paisajes… decoran el almacén. Para la vendedora de este local, Daniela Miranda, esta es una moda que ha crecido en Cuenca, por la llegada de los estadounidenses y canadienses que viven en la capital azuaya y valoran el trabajo artesanal en las prendas.

    Asimismo, los jóvenes son más atrevidos y buscan exclusividad en sus prendas. Esta tendencia, continúa Miranda, le da al consumidor la tranquilidad de que adquiere un objeto único, ya que cada prenda se pinta y no se repite ese diseño.

    Susana Muñoz, de 23 años, adquirió una cartera y pañoleta pintadas con el mismo paisaje, “que hacen juego”. Ambos productos costaron USD 40.

    El perfil del consumidor son mujeres ecuatorianas entre 14 y 25 años y extranjeros entre 30 y 60, asegura Miranda.

    Otro local que oferta ropa, prendas y accesorios pintados a mano es Manly (Centro). Uno de sus propietarios, Topher Guzmán, comercializa material de arte, pero desde el 2011 identificó la oportunidad de diversificar la oferta y diseñar camisetas, mochilas… En una vitrina están estos productos que “han tenido acogida del público cuencano”.

    Igualmente, Guzmán pinta parches para que sus clientes adhieran en la ropa o accesorios. “Así, dan un valor agregado a su vestimenta”. Para él, el consumidor es más exigente y demande productos de mejor calidad. En este local, él conversa con los clientes sobre sus gustos, pero en cada dibujo imprime su estilo.

    El mercado

    Los costos.  Según el trabajo y materiales utilizados varía el precio. Estas prendas se encuentran, en promedio, en USD 30.

    La oferta.  En las boutiques galería o encuentros artesanales se pueden encontrar estas prendas. También hay marcas europeas que comercializan esta ropa.

  • Pablo Samaniego: Las tendencias son complejas para la industria ecuatoriana

    Redacción Quito

    En la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Ecuador, se analizaron (entre el 24 y 25 de enero) las estrategias de desarrollo industrial en América Latina y el papel de las pymes. En ese contexto, cabe un análisis de cómo está la industria ecuatoriana. Pablo Samaniego, docente de la Flacso, analiza la situcación de la industria en el Ecuador.

    ¿Cómo se puede describir en este momento a la industria en el Ecuador?

    Podemos hablar de cómo está estructurada y cómo ha crecido. La estructura de la industria ha cambiado poco y lo más notorio es que las empresas que más crecen y las que ganan en participación en el PIB industrial son las de fabricación de maquinaria, equipo y material de transporte, que engloba actividades como el ensamblaje, pero que no desarrollan todo el proceso industrial. También, se ha robustecido la parte media del estrato industrial, que es la que demanda más mano de obra y no se basa en los recursos naturales, como los textiles, químicos, metálicas…

    ¿Qué otra lectura se puede realizar?

    Desde una visión por estrato tecnológico, aunque no hay información histórica de su comportamiento, podemos suponer que las empresas más pequeñas se están ajustando a las normas NIIF y eso tiene costos asociados, que deben afrontar para mantenerse competitivas. En las empresas grandes eso es más fácil de afrontar; les ha ido muy bien en estos años y están sirviendo a un mercado doméstico más grande, que ha crecido por la reducción de la pobreza, la mejora en la distribución de los ingresos y el alza en los salarios. Desde otra entrada y valiéndonos de las cifras del 2010 se puede decir que la industria es demasiado monopolizada: 1% de las empresas industriales concentra casi el 70% de las ventas.

    Si partimos de cualquiera de estas entradas, ¿cómo se puede calificar a la industria ecuatoriana en estos momentos?

    El ritmo de crecimiento de la industria se ha ido reduciendo desde los setenta en relación con los ochenta, los noventa, y en esta última década le ha ido mejor. Visto desde esa forma está mejor y ha generado más empleo.

    En esta situación de mejora, ¿cuáles han sido los factores que han ayudado?

    Por un lado, la dolarización trajo beneficios, mayor estabilidad de precios y se destapó la concesión de créditos. Cuando se salió de la crisis y se dolariza la economía, volvió la confianza en los bancos; cuando estos vuelven a tener liquidez, las tasas de crecimiento son importantes en todos los estratos, incluso en la microempresa, pero no significa que estén cubiertas todas las necesidades del sector productivo. El Banco Central hizo hace un par de años encuestas sobre demanda de crédito y ahí se veía que todavía hay necesidades de financiamiento. Por otro lado, tenemos esta reducción de la pobreza en la última década.

    ¿Qué otros factores han influido?

    Otro factor que ha ayudado son los períodos de depreciación del tipo de cambio real, pero también hay otra etapa de apreciaciones y ahí se fortalece la industria productora de bienes de capital, de maquinarias y equipos, en desmedro de otras que tienen más competencia de los países vecinos, como en textiles, por ejemplo. Esos sectores están sometidos a más competencia que otros, que construyen bienes que son más demandados para la construcción, por ejemplo. En el último período el cambio de Régimen es importante.

    ¿Ahí pesa más el sector público?

    Sí, pero hay que tomar en cuenta que todo lo que gasta el sector público va al privado; si vemos las carreteras, son construidas por empresas privadas. Entonces, el aumento del gasto público no significa que haya menos recursos para la empresa privada, al contrario. Ha habido un jalón de la demanda importante, porque casi todos los recursos petroleros se invierten. Este cambio de régimen ayuda a las empresas; además, hay otras medidas, como la fijación de aranceles para el calzado, textiles… o la reducción de aranceles para importar maquinarias y equipos. Todo eso ha hecho que la industria goce de un mejor ambiente.

    Pero en el entorno se percibe que cada vez se inauguran más centros comerciales y pocas empresas anuncian inversiones…

    No creo que cabe una comparación, porque eso más bien tiene que ver con el ámbito del comercio. En todo este proceso de incremento de la demanda doméstica hay un aumento de la preferencia por importar. Entonces, hay un desplazamiento del producto nacional y eso se ve en los centros comerciales.

    Es decir, ¿se trata de un tema relacionado más con el poder adquisitivo?

    El poder adquisitivo de la población cambió y por eso hay tanto centro comercial; se ve que es posible tener esos centros en ciudades más pequeñas, que antes estaban reservadas solo para Quito, Guayaquil y Cuenca.

    Desde esa perspectiva, ¿cuáles son las tendencias para la industria en el 2013?

    Las tendencias son bien complejas, porque tenemos un escenario internacional bien enmarañado. Ecuador llega con una industria débil a una década excelente para A. Latina y llega con una estructura debilitada. Ecuador sigue con una participación de la industria en el PIB sin mayores cambios. Además, China e India también llegan a nuestros mercados con sus productos. Eso abre un problema de reflexión: tenemos políticas públicas que se diseñaron desde el 2007 con el Plan de Desarrollo, luego con el Código de la Producción, pero que no han llegado a ser lo suficientemente fuertes. Pese a que ahora hay política industrial, no existen las condiciones completas para hacer política industrial y ahí hay un problema con la dolarización.

    ¿Cuál es el problema?

    En la medida en que no tenemos política monetaria ni cambiaria, estamos sujetos al ciclo económico de EE.UU. Al no tener política monetaria, la fijación de las tasas de interés es compleja y lo que se ha hecho aquí es poner topes máximos. Eso no significa que las tasas de interés no se peguen al techo. Entonces, la dolarización es hacer política sectorial con las alas cortadas. Ahí hay un problema, porque de pronto necesitaríamos tener ahora un tipo de cambio real un poco más devaluado para estimular ciertas exportaciones industriales.

    ¿Ante esa situación hay alternativas?

    No, no hay alternativa. Si se quiere ver una, puede ser que el sector público pueda dar financiamiento más barato, que haya exenciones fiscales, pero en los proyectos que pueda emprender hay que tener presente que deben ser temporales y requieren un monitoreo permanente. No es justo que el sector público gaste dinero o deje de cobrar impuestos a cambio de nada, como en los setenta.

    ¿Ahora, el Gobierno le apuesta al cambio de la matriz productiva?

    Ese cambio solo puede haber en el largo plazo. No podemos pasar de una producción elemental como la que hay en Ecuador, a producir nanotecnología. No solo se necesita tener buenos profesionales sino mandos medios que puedan operar las industrias. Tenemos la necesidad de robustecer toda la cadena productiva. Es necesario el financiamiento, la capacitación de los empresarios, porque no es lo mismo negociar bananos que negociar computadores en cualquier mercado. Cada nicho requiere una especialización distinta y hacia eso hay que ir. Pero el camino es largo y es complejo; en las estructuras económicas e industriales no se producen milagros.

    DOCENTE E INVESTIGADOR A TIEMPO COMPLETO

    La formación. Facultad de Ciencias Humanas, Escuela de Ciencias Políticas y Sociales (PUCE); Maestría en Economía con especialización en Desarrollo y Política Económica (Flacso, Ecuador).

    La docencia. Profesor-investigador de la Flacso (Ecuador), Profesor-investigador del Instituto de Altos Estudios Nacionales.

    La investigación. Ex director de la Dirección de Investigaciones Económicas, Banco Central (1999 -2000).

  • Los microvideos son la nueva tendencia en las redes sociales

    Redacción Quito

    La creatividad en las redes sociales se puso a prueba este año con la aparición de una nueva tendencia virtual: la creación de microvideos que los usuarios filman desde sus ‘smartphones’ y comparten a través de plataformas como Vine, Instagram o Mixbit.

    La moda comenzó con Vine, una aplicación desarrollada por Twitter, que permite crear y publicar videos cortos de hasta seis segundos. Fue relanzada el 24 de enero pasado, inicialmente disponible para el sistema operativo iOS.3 y, desde el 3 de junio, también en Android.4.

    Tanto éxito tuvo Vine, que Facebook decidió competir con la red del pajarito azul y habilitó una opción en Instagram para grabar y compartir videos de hasta 15 segundos, cuyas tomas pueden ser modificadas con 13 filtros diferentes.

    Dos cofundadores de Youtube no quisieron quedarse atrás y a inicios de agosto presentaron al mercado Mixbit. Su funcionamiento básico es sencillo: permite grabar clips de hasta 16 segundos e incluye un aspecto social curioso e interesante: se puede usar y mezclar los vídeos de otros usuarios.

    También existen otras opciones como Unda, con el que se puede enviar vídeos cortos a modo de mensajes a otras personas; Wopp, la red social de microvideos española; Cinemagram, que incorpora una serie de efectos en postproducción, como los de crear ‘gifts’ animados; o SocialCam, que graba, aplica filtros y música; también tiene una opción para etiquetar a las personas que salen en el microvideo, para luego subirle a la red.

    En general, la idea es la misma: compartir pequeños clips, en su mayoría casuales, espontáneos y sin grandes preocupaciones sobre el encuadre o iluminación.

    Para Christian Espinosa, experto en nuevos medios y profesor de periodismo móvil, esta tendencia responde a una necesidad de los usuarios de compartir muchos de los videos que grababan en su celular.

    «La gente graba videos con el teléfono y no sabe qué hacer con ese material. Estas aplicaciones son una alternativa que rompe con el esquema tradicional del video, abriendo campo a una narrativa pensada para el celular».

    Espinosa explica que los videos muy extensos eran una dificultad para las tecnologías móviles por el tiempo que demoran en subirse a la red, por ello, estas ‘apps’ tuvieron buena acogida.

    Mauricio Reinoso, Community y Content Manager, comparte esa visión y ve un panorama favorable una vez que se incorporen las redes 4G. «El video es una forma más personal de producir contenido, esto atrae al usuario, pero aún falta mejorar algunas tecnologías».

    LA CIFRA:
    5 millones de videos subió Instagram las primeras 24 horas