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  • Ellos innovan en el sector textil

    Redacción Quito

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    La innovación para enfrentar retos es una de las características de Textiles Padilla. Esta empresa familiar, fundada a inicios de los años 70 por Manuel Vicente Padilla y María Virginia Teresa Pozo enfrenta desde marzo pasado un nuevo desafío con covid-19.

    Con su planta de producción ubicada en San Carlos de Alangasí, al oriente de Quito, en el valle de los Chillos, la empresa venía despuntando en la producción de telas. El enfoque estaba en los textiles de microfibra, muy demandados para la elaboración de ropa deportiva. “Ese era el segmento del mercado en el que nos movíamos con fuerza”, explica Christian Padilla, gerente Comercial.

    Con esa tela la compañía se había posicionado y contaba con distribuidores en ciudades como Portoviejo. Marita Cedeño, de la empresa Selenita, en la capital de Manabí, cuenta que trabajan con Textiles Padilla desde hace 14 años y tienen una relación comercial muy buena. “Siempre están innovando y por eso sus productos son de calidad”.

    Cedeño añade que mensualmente le compraban a Textiles Padilla entre 7 000 y 10 000 kilos de tela. “La microfibra para ropa deportiva es muy buena y nuestros clientes estaban satisfechos”. Las compras se suspendieron por la emergencia sanitaria que vive el país y Cedeño espera que las actividades productivas se reactiven para seguir comprando.

    En la planta de producción de Textiles Padilla, las actividades se suspendieron a mediados de marzo. El gerente Comercial cuenta que si bien existió inquietud, el equipo de investigación y desarrollo empezó a pensar en nuevos productos .

    Antes de la emergencia la empresa ya escuchaba a clientes que preguntaban si elaboraban mascarillas y telas para repeler líquidos. “Con la llegada de covid-19 tuvimos que adecuarnos, aprovechar la tecnología y el conocimiento del mercado para preparar una nueva tela antifluído, que sirva para mandiles y mascarillas. Pensamos en la protección de personal médico y de consumidores en general”.

    La investigación arrancó. Este proceso incluyó cerca de 50 pruebas hasta dar con el producto adecuado. Una vez que se desarrolló el tipo de tela, fue necesario contar con los permisos de las autoridades que la avalen.

    Desde abril pasado, la empresa cuenta con la línea Medical para uso no quirúrgico. Este desarrollo sirvió para que la empresa enfrente la crisis.

    Hasta febrero pasado Textiles Padilla producía unos 200 000 kilos de tela al mes, pero con covid-19 el negocio se frenó y ahora la producción mensual está en alrededor de 40 000 kilos.

    El equipo de trabajo también se redujo de 120 personas a unas 60, hoy en día. Sin embargo, la familia Padilla está optimista y espera que la producción crezca en lo que queda del año.

    El ánimo viene dado por desafíos que ya enfrentó la compañía en tiempos pasados . Uno de los más grandes fue competir con telas extranjeras y con el contrabando.

    Christian Padilla es parte de la segunda generación de esta empresa familiar. Su hermano Santiago es el gerente General. El primero recuerda que cuando asumieron responsabilidades, hace 20 años, la producción mensual era de 20 000 kilos de tela.

    El crecimiento, explica, se dio gracias a la colocación de capital efectuada en nuevas tecnologías y en capacitación del personal. “Hemos invertido para innovar y destacar en el mercado. La inversión más reciente fue de USD 600 000 en maquinaria de baños, laboratorio automático para tinturar telas, por ejemplo”.

    En esta temporada la empresa se ha apoyado en confeccionistas que aportan en la elaboración de mascarillas. Alexandra Camacho tiene un taller de costura en el centro de Quito y con otras cinco mujeres cumplen con los pedidos que hace Textiles Padilla.

    “Desde hace un mes elaboramos mascarillas con las telas que la familia Padilla nos entrega. Confeccionamos unas 5 000 a la semana y puedo decir que la calidad del material que se usa es excelente”, dice Camacho.

    Los planes pare el corto y mediano plazo incluyen reforzar la línea Medical. Padilla cuenta que ahora están desarrollando un semi-impermeable y overoles con estampados. “Estamos reinventándonos, con nuevos productos, creando y viendo cómo movernos en medio de todo”.

    Una vez que la situación se estabilice Padilla confía en reforzar el equipo y volver a los niveles de producción de inicios de año.

    La planta de producción se encuentra en San Carlos de Alangasí, en Los Chillos. Hoy en día trabajan allí cerca de 60 operarios.
    La planta de producción se encuentra en San Carlos de Alangasí, en Los Chillos. Hoy en día trabajan allí cerca de 60 operarios. Foto: Cortesía
  • Las alpacas, la punta del negocio textil

    Agencia AFP

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    La industria textil, sometida en todo el planeta a la implacable competencia de Asia, está apostando en Perú a la codiciada lana de sus alpacas andinas, cuya floreciente producción sustentable genera empleo y valor agregado.

    En la granja Pacomarca, a pocos kilómetros de la localidad de Llalli, cerca del lago Titicaca en la región de Puno (sureste) , cientos de alpacas salen del corral para pastar en la soleada pradera. “Las alpacas son uno de los pocos animales que pueden sobrevivir y dar rentabilidad a sus productores, o a la gente que trabaja con ellas, por encima de los 4 000 metros”, explica el biólogo Alan Cruz, jefe de la granja, un centro experimental del grupo textil Inca que hace estudios genéticos en alpacas.

    Cada animal tiene una tarjeta con un número en su oreja que permite a los científicos consultar toda su información genealógica en una base de datos. Pero no hacen estas investigaciones con fines científicos sino económicos.

    Es que una fibra más delgada significa mayor precio para la lana, que ahora compite frente a las cotizadas prendas de cachemir de India y mohair de África del Sur en tiendas de lujo de todo el mundo.

    La lana de alpaca, un animal domesticado hace 6 000 años por los antiguos moradores de los Andes, está empujando la próspera industria textil de Perú (USD 1 400 millones de exportaciones en 2018) , en especial en Arequipa, la segunda ciudad del país (suroeste) .

    Fundada en 1931, Michell es la compañía líder de la industria alpaquera, con 2 500 empleados. En su planta cada día toneladas de lana bruta son sometidas a un proceso de lavado, secado e hilado. También hay fábricas de hilados y prendas medianas y pequeñas, incluidas unas dedicadas a la “maquila” , o sea, a producir para otros grandes productores. “El proceso de lavado y acabado es lo más importante en la alpaca”, dice Erika Muñoz mientras muestra orgullosa su pequeña fábrica de confecciones Brisan, donde trabajan 12 personas.

    Un caso de crecimiento vertiginoso es el de Art Atlas, que empezó como pequeño negocio de venta de suéteres hace dos décadas y ahora diseña, confecciona y exporta miles de prendas cada año, además de emplear a unas 500 personas, la mayoría mujeres.

    “ Hace cinco años decidimos lanzar nuestra propia marca y la producción, nuestra colección fue muy bien recibida en el mercado”, cuenta su fundadora, Jéssica Rodríguez.

    Las exportaciones de prendas de alpaca todavía no alcanzan los volúmenes de las de algodón (USD 744 millones en 2018) , pero tienen precio más elevado y crecen más rápido.

    En 2018, Perú exportó USD 308 millones de lana de alpaca, 22% más que en 2017, según la asociación de industriales. El kilo de prendas de alpaca se vendió en 2018 en USD 91, en promedio, frente a USD 44 de las de algodón. Este ‘boom’ favorece a unas 250 000 familias que viven directa e indirectamente de la alpaca, desde modestos pastores a grandes industriales.

    Las negras

    Como la vicuña, la llama y el guanaco, la alpaca tiene ancestros comunes con los camellos del Medio Oriente.

    Cada ejemplar, que vive en promedio unos 20 años, provee unos tres kilos de lana al año (la esquila se hace en noviembre) . La fibra más fina y valiosa, llamada “ baby alpaca ” , se extrae de la parte trasera del cuello.

    Por décadas, los fabricantes textiles privilegiaban la lana blanca de alpaca, que era teñida, pero ahora hay demanda creciente por los tonos naturales, que alcanzan la treintena.
    La lana negra es escasa, porque el 60% de las alpacas son blancas. Por esta razón, Pacomarca tiene un programa de “ recuperación ” de la alpaca negra, que ahora representa el 10% del total, explica Cruz.

    Dos mujeres trabajan en una de las empresas que procesa lana de alpaca en arequipa, al suroeste de Perú. La lana negra es escasa, porque el 60% de las alpacas son blancas. Fotos: AFP
    Dos mujeres trabajan en una de las empresas que procesa lana de alpaca en arequipa, al suroeste de Perú. La lana negra es escasa, porque el 60% de las alpacas son blancas. Fotos: AFP
  • De empacadora pasó a gerente del sector textil

    Agencia EFE

    La colombiana Marleny Giraldo convirtió un pequeño taller de confecciones con tres operarias en una sólida empresa que, con el trabajo de sus 28 empleados, fabrica cada año 90 000 pijamas para sus clientes en al menos cinco países.

    Con “intuición” y un inagotable deseo de aprender, su creadora, que inició en el sector textil-confecciones a los 18 años como empacadora de calzoncillos, puso en marcha hace casi tres décadas su empresa en su casa en Medellín.

    “Yo no tenía capital, pero mi hermana vio mis capacidades como empresaria y compró las máquinas para empezar a confeccionarle camisetas y pijamas a empresas del sector”, cuenta Giraldo al reconstruir el nacimiento de Dulces Sueños, la marca que logró posicionar en boutiques y cadenas.

    Hasta Puerto Rico, Costa Rica, Panamá y Venezuela han llegado las prendas que elabora con su equipo de empleados después de años de errores y aciertos.

    La idea surgió al ver una valla publicitaria con la frase: “Actuar cree y crea empresas” que se cruzó en su camino y la llevó a iniciar un ciclo de capacitaciones en el momento más difícil de su emprendimiento.

    “Le debía a mi esposo y a los bancos. Iba a llegar la Navidad y no sabía cómo iba a pagarle a mis trabajadoras sus prestaciones sociales”, relató la empresaria que tiene más de 400 clientes.

    Con esta desazón, Giraldo buscó apoyo en Acción por Antioquia: Actuar, nombre con el que nació la corporación Interactuar, que cumple 35 años y tiene entre sus logros el acompañamiento a más de 300 000 empresarios. Esta entidad le entregó las herramientas para darle un giro a su fábrica y crear su marca.

    “Lo que me enseñaron en el aula lo aplicaba en la empresa”, dice la empresaria sobre las capacitaciones que recibió en Interactuar, entre otras entidades que la orientaron, para mantenerse actualizada en áreas como el mercadeo, control de calidad, sistema de producción y exportaciones.

    Luego de maquilar para clientes como Caribú, Almacenes Éxito y Offcorss por diez años, empezó su propio camino y eligió las pijamas para bebé como su producto estrella.
    “Quería sacar un producto diferente y que mis anteriores clientes no pensaran que cogí sus moldes o los copié. Quería que me vieran como una empresaria que había salido adelante por mis propios medios”.

    Esta idea la ha llevado a participar en 12 ediciones de Colombiamoda, considerada la feria más importante del país y que le ha servido como vitrina.

    “Mis pijamas iluminan en la oscuridad. Y saqué otras con aroma, algo que no existía en el mercado, para ese momento”, comentó sobre esa invención que le valió uno de los premios que ha ganado en su trayectoria en el sector textil.

    Además de ganarse una capacitación en Valencia (España), recibió la distinción de participar en un proyecto piloto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y un viaje a Canadá para asistir a una feria mundial de negocios.

    Marleney Giraldo fundó una empresa que confecciona pijamas. Ella cuenta su historia y su plan para superar retos.
    Marleney Giraldo fundó una empresa que confecciona pijamas. Ella cuenta su historia y su plan para superar retos.
  • Sector textil potenciará su programa de formación dual con apoyo alemán

    Carolina Enriquez

    Entre 40 propuestas concursantes, la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador (AITE) ganó uno de los tres proyectos de financiamiento del fondo de innovación que maneja la cooperación alemana en Ecuador.

    El gremio participó con un plan para fortalecer el modelo de formación dual, que busca la educación de especialistas en producción y confección textil mediante una malla curricular que combina la capacitación teórica con la práctica.

    El programa que se desarrollará consta de tres ejes.

    El primero está relacionado con equipamiento de laboratorios textiles (para pruebas físicas y mecánicas de fibras, hilados y tejidos; químico para tintorería y química general) en el Instituto Tecnológico Sucre, establecimiento aliado de AITE para la enseñanza teórica.

    El segundo está vinculado con procesos de rotación de los alumnos entre diversas empresas, para que durante la fase práctica adquieran conocimientos de toda la cadena de producción.

    El tercero se relaciona con la organización de seminarios, nacionales e internacionales, de intercambio de experiencias de formación profesional tecnológica, emprendimiento e innovación, y capacitaciones para docentes y tutores empresariales.

    La selección de los proyectos ganadores estuvo a cargo de la Cancillería y de la embajada de Alemania en el país.

    La implementación de este programa tiene un costo de USD 121 000, de los cuales el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania aportará con el 80% mientras AITE el 20% restante. Los tres ejes deberán funcionar dentro de los próximos ocho meses, contando con el apoyo técnico de GIZ Ecuador (cooperación alemana).

    En la actualidad, el sector textil cuenta con dos carreras de formación dual: tecnología en producción textil y tecnología en confección textil.

    Los esfuerzos por incorporar este tipo de educación en la industria iniciaron en 2014 en un trabajo coordinado por la Alianza para la Formación Profesional y la la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), con la asesoría de la Cámara de Industrias y Comercio Ecuatoriano-Alemana.

    El primer grupo de estudiantes de la carrera de producción textil empezó su proceso de formación en 2016, y la nueva promoción iniciará clases en pocas semanas.

    La organización de seminarios, nacionales e internacionales, de intercambio de experiencias de formación profesional tecnológica, emprendimiento e innovación, y capacitaciones para docentes y tutores empresariales es uno de los ejes del programa. Foto: Ar
    La organización de seminarios, nacionales e internacionales, de intercambio de experiencias de formación profesional tecnológica, emprendimiento e innovación, y capacitaciones para docentes y tutores empresariales es uno de los ejes del programa. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Estudiantes asesoran a firmas del sector textil

    José Luis Rosales

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    Otavalo, en Imbabura, no deja de ser una inmensa factoría de textiles artesanales. Pero, ahora las micros y pequeñas empresas que operan en torno a la tradicional Plaza de Ponchos buscan tecnificarse para ganar nuevos clientes.

    Una de las propuestas que nació en las aulas de la Universidad de Otavalo (UO) es generar un modelo de producción y comercialización para el fortalecimiento de la competitividad. Para ello las micros y pequeñas empresas buscan crear una marca que les abra las puertas del mercado internacional.

    El proyecto arrancó este año y tiene como techo el 2019. Se trata de una alianza estratégica entre las carreras de Administración de Empresas y de Comercio Exterior y Finanzas de la UO y los productores textiles de la ciudad.

    Tras un primer diagnóstico se determinó que es necesario el fortalecimiento en la gestión administrativa y comercial de estos emprendimientos, señala Óscar Andrade, director de la Escuela de Administración de Empresas.

    Del estudio se desprende que en esta urbe imbabureña funcionan 74 firmas de esta índole. Solo 13 tienen más de ocho años en el mercado. La mayoría de las empresas textiles son nuevas.

    Una de ellas es Neos Internacional, que nació hace cuatro años. La firma se especializa en la producción de pijamas, salidas de cama, pantuflas, entre otros.

    Según Wilson Otavalo, gerente de esta pequeña empresa, al momento fabrican entre 5 000 y 7 000 prendas a la semana. La producción se envía a Cuenca, Loja, Guayaquil, Quito, en Ecuador. También se han realizado despachos a Colombia, Estados Unidos y Canadá. “Ha sido un camino duro, especialmente por la competencia desleal a causa del contrabando”. Así explica Otavalo, que está al frente de ocho obreros.

    Mientras tanto, Diana Paillacho, estudiante de la UO, identificó que este emprendimiento carece de herramientas administrativas que permita mejorar su capacidad productiva.

    Esta universitaria busca una solución a ese inconveniente. Ese material le servirá de tesis de grado. Como este hay cuatro empresas más que se beneficiarán con el asesoramiento de estudiantes que buscan la profesionalización. La tarea será supervisada por catedráticos de este plante de educación superior.

    Esta iniciativa, que tiende puentes entre la academia y el sector productivo, también beneficiará a Tejidos Ramos, Macro Textil, Disverpan y Aly Textiles.

    Se trata de un proceso que avanzará en tres etapas, explica Óscar Albán, director de la carrera de Comercio Internacional del centro de estudios.

    “La primera es la gestión administrativa y comercial, la segunda de producción, para consolidar oferta exportable. Luego viene las certificaciones de calidad, de estos productos que deben diferenciarse del resto”.

    La idea es que no sea un proyecto aislado, sino que ofrezca un mejoramiento continuo de las empresas. La propuesta inició con modelos que se pueden aplicar a todo el sector. Después vienen estrategias y sistema de gestión que tienen como meta apoyar a los empresarios del sector textil de Otavalo.

    El equipo de estudiantes y docentes que inició el proyecto de diagnóstico de los negocios. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    El equipo de estudiantes y docentes que inició el proyecto de diagnóstico de los negocios. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • El sector teje sus esperanzas en la mesa sectorial

    Redacción Líderes

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    Las confecciones y los textiles ecuatorianos no escapan a los problemas y a la crisis que existe en el sector productivo. La semana pasada, en Ambato, representantes del sector se reunieron con funcionarios gubernamentales, en el marco de las mesas sectoriales, planteadas por el Gobierno.

    Si bien hay problemas que son comunes para los diversos sectores productivos, el textil tiene sus particularidades. Es más lo que ocurre con empresas de textiles y confecciones del Ecuador se replica en Sudamérica, incluyendo Brasil y Perú, y abarca hacia México, más hacia el norte.

    Así lo señala Javier Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador. Él señala que en los últimos 12 a 15 años China ha incrementado su presencia en la región. En este tiempo se han ido sumando otros países asiáticos que han aprovechado una serie de prácticas que desde la óptica de la legislación de nuestros países son desleales.

    “Han basado su competitividad en temas de explotación laboral en reglas ambientales bastante laxas o inexistentes, en subsidios estatales. También, en economías de escalas; son productores de grandes volúmenes que les permite bajar sus costos. Han golpeado bastante a la región”, dice.

    Díaz señala que en Ecuador en los últimos dos años hubo empresas que redujeron sus horas de trabajo. Las ventas anuales han caído, en promedio, un 15%. De igual forma, es un sector que afronta cierres, principalmente de empresas pequeñas de confección. Esto no se ha hecho público porque han pasado a la informalidad.

    “En la confección en el país hay mucha informalidad, generando empleo inadecuado”. Hay el caso de una empresa grande que, hace dos años, tenía 500 trabajadores y debió reducirse a 150.

    Básicamente, dice, las empresas aguantan, están en supervivencia, señala Díaz. Pocas son las que tienen un comportamiento sano y de crecimiento. Algunas son muy especializadas con productos para segmentos puntuales.

    Por eso, son fundamentales los cambios. “Hemos apostado mucho a la mesa sectorial. Se han planteado una serie de propuestas en las áreas tributarias y laboral que en nuestro sector inciden mucho. Por ejemplo, está la propuesta de fomento de exportaciones. El tema del comercio ilegal, cómo combatirlo. Una cosa es todo ese ingreso de producto asiático y otra es el contrabando, la falsificación de productos, la entrada de las maletas por los viajeros llenos de ropa para salir a la venta o el ingreso de productos por el tráfico postal que salen a la venta.

    Las acciones que se requieren son: combate al comercio ilegal, reducir la carga tributaria para generar mayor liquidez y competitividad; ahí está, principalmente, la eliminación del impuesto mínimo y el tema de eliminar cargas tributarias para importar materia prima, insumos, maquinaria y repuestos. Ahí están aranceles, ISD, incluso el IVA para la maquinaria. Los dos primeros sería a cero y el IVA una reducción significativa.

    Se han planteado, además, que se generen esquemas contractuales y más dinámicos. Esquemas más acordes a la realidad que tiene el sector cuando hay necesidades de contratación temporal.

    Por ejemplo, si hay contratos específicos como compras públicas, exportaciones o un cliente inusual que obliga a duplicar personal por cuatro meses, poder aplicar un contrato por obra, que está en el Código del Trabajo, pero con unas reglas más amplias, que lo haga más aplicables o utilizables. Es bueno pero quedó muy limitado en el Gobierno anterior.

    De la misma forma, hay un contrato que se llama jornada parcial permanente, que se usa mucho en el agro, es un tipo de contrato que podría adecuarse perfectamente a la manufactura y es para estas opciones de crecimiento eventual de un negocio.

    Una política de Estado, de largo plazo es una gran campaña de formación profesional que permitirá reducir el desempleo y garantizar la mano de obra para el sector.

    Una cuarta propuesta es el fomento de las exportaciones. El sector requiere mercados, para eso se necesitan acuerdos comerciales con socios estratégicos como los Estados Unidos, y crear un esquema de incentivos a los exportadores que se llama abono tributario que puede ser temporal revisable y con unos requisitos de desempeño sostenible en el tiempo que permite a los exportadores no tradicionales, poder recuperar mercados donde se ha perdido espacio representativo.

    Mercado
    Para el  sector, Colombia es el mercado más competitivo. Es el número uno. El dos era EE.UU. pero desde que el país renunció al Atpdea pasó a ser el cuarto o quinto.

    En la actualidad el segundo mercado se disputa entre Chile y México. Son prácticamente nuevos mercados.

    Después hay un comercio interesante con Venezuela, Perú y Bolivia que son pequeños, pero significativos. Este último tiene características especiales, está creciendo y comprando bastante a Ecuador.

    Se vende telas, suéteres, medias y en el hogar.

    La situación preocupa en Colombia

    El sector textil-confecciones de Colombia, uno de los que impulsó la economía en décadas pasadas al generar miles de empleos, atraviesa una de sus peores crisis. Esto por el contrabando, importaciones chinas y los aranceles.

    En julio pasado, el Departamento Nacional de Estadísticas informó que la hiladura, tejeduría y acabado de productos textiles cayó el 19,9% y completó una disminución del 8,8% en el primer semestre. Se suma la baja del 9,7% entre enero y junio de la producción de confecciones y la pérdida de unos 50 000 empleos, este 2017.

    Como si fuera poco, la Cámara Colombiana de la Confección (CCC) hizo saltar las alarmas la semana pasada al denunciar que 1,8 millones de puestos de trabajo están en peligro. “El sector se derrumba”, aseveró el vicepresidente de la CCC, Enrique Gómez, entidad que aclaró que de no tomar cartas en el asunto la cifra de empleos perdidos puede llegar a los 150 000 en este segundo semestre.

    Uno de los peores golpes anímicos para la industria lo recibió el pasado fin de semana cuando la tradicional compañía Fabricato, que manufactura telas desde hace 90 años, anunció que suspenderá su producción industrial por “condiciones negativas de la economía” del país. Los 2 419 empleados fueron notificados de la decisión, que se extenderá por 15 días, desde el 26 de agosto.

    El panorama para los textileros y confeccionistas colombianos se tornó oscuro en la edición 28 de Colombiamoda, la feria más importante de la industria en América Latina, que en julio no alcanzó en Medellín sus expectativas de negocios.
    De la meta trazada en ventas, de USD 350 millones, solo se lograron 179 millones; la preocupación se agudizó.

    “La economía del país presenta síntomas de desaceleración y la industria no es ajena a esa coyuntura”, dijo entonces Carlos Eduardo Botero, presidente del Instituto para la Exportación y la Moda, Inexmoda, organizador del evento. Sobre Fabricato, precisó que “no se puede hacer pánico económico porque la decisión de esa empresa, una de las más conocidas, busca equilibrar el ritmo de ventas con los inventarios”.

    La ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, habló del asunto. La semana pasada hubo una reunión entre las partes y se acordó expedir un decreto de control aduanero para productos textiles, como ya hizo con las confecciones.

    En dicho decreto, que se trabajará de la mano con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), se establecerá un umbral de precios para las importaciones con el objetivo de que aquellos que ingresen a Colombia con un valor más bajo sean sometidos al control de las autoridades. Se busca evitar la competencia que se presenta los artículos chinos.

    Sobre los textiles, Lacouture precisó que aún no se ha definido el tope y, en lo que tiene que ver con las confecciones, indicó que se trabaja en los controles aduaneros actuales, introduciendo una variable adicional de peso por prenda”. El Ministerio de Comercio establecerá un reglamento técnico fijo de marquillas frente al flagelo del contrabando.

    La acción oficial

    El presidente Juan Manuel Santos dijo que el combate contra los bienes que ingresan de manera ilegal al país debe ser “permanente”. De hecho, en lo que va de año se han decomisado textiles y confecciones por 125 000 millones de pesos (unos USD 41,7 millones), se han judicializado más de 1 200 personas y se investigan 77 empresas por irregularidades arancelarias en las importaciones.

    Por ahora, si bien las dificultades continúan, lo cierto es que ni el sector público ni el privado en Colombia están dispuestos a permitir que el sector textil-confecciones, uno de los mayor reconocimiento internacional, se quede sin tela para cortar. Otros gremios, la semana pasada, hablaron de que no existe crisis en este importante sector.

    El protagonismo en el mundo lo tiene Asia

    En los próximos años el mercado mundial de textiles y de ropa presentará tendencias marcadas. Más de un experto, en la última década, ha mencionado la importancia y el peso que tiene Asia, principalmente China e India en este sector.

    Gabriel Farías, experto internacional, en el portal Tendencias Globales, Aprovisionamiento Textil, señala que China es el mayor exportador de textiles y prendas de vestir del mundo. Su infraestructura para la fabricación textil, la confección y de medios de transporte es la más grande e importante a escala global.

    Las exportaciones de textiles y prendas de vestir de China han dominado el comercio mundial en la última década, con una participación en el rango del ~ 40%.

    Al parecer, China ha alcanzado el porcentaje máximo en el comercio mundial en los últimos años y se espera que baje en los próximos 15 años.

    Con el crecimiento económico, la demanda interna de China superará a las exportaciones y se espera que el crecimiento de la producción reduzca su velocidad de un 7% a un más consistente 5 a 6% anual. El vacío creado por la desaceleración de las exportaciones chinas se estima en USD 100 billones más por la pérdida de China en la participación en el comercio mundial. Así deja lugar y oportunidades para otras naciones exportadoras como lo son India, Bangladesh, Pakistán, Vietnam, entre otras.

    Los exportadores de India tienen en cuenta este potencial. Así desarrolla unidades de productos y expansión de infraestructura para satisfacer las demandas que China ya no podrá atender.

    La industria textil y confecciones emplea a 170 000 personas;  la segunda ocupa el 70%.
    La industria textil y confecciones emplea a 170 000 personas; la segunda ocupa el 70%.
  • Sector textil es el segundo de Ecuador que genera más empleo

    Agencia EFE

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    El sector textil es el segundo de Ecuador que genera más empleo, con 174. 25 puestos de trabajo que representan el 21 % de los que produce la industria manufacturera del país, dijo este jueves 16 de marzo del 2017,  el ministro de Industria y Productividad, Santiago León.

    Las ventas del sector textil fueron de USD  1.313 millones en 2016 y representaron el 5 % del sector manufacturero, señaló el titular de esa cartera, quien agregó que se trata de un área prioritaria para la economía nacional, que supuso el 8 % del producto interno bruto (PIB) industrial entre 2007 y 2015.

    El ministro ofreció estos datos durante la inauguración de la séptima edición de la Muestra de Textiles, Maquinarias e Insumos (XPOTEX), feria que reúne hasta este viernes en la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha, en Quito, a expositores nacionales y extranjeros.

    También se congregan en el certamen fabricantes y distribuidores de telas, tejidos, insumos, maquinaria, productos químicos y auxiliares para la industria textil, entre otros, indicó en un comunicado el Ministerio.

    León dijo que el sector textil mantiene encadenamientos con 33 ramas productivas y aunque reconoció que las exportaciones, que cifró en 81 millones de dólares, «aún son menores», esta actividad «tiene un enorme potencial para la sustitución de importaciones», ya que durante 2016 redujo el 31 % las de materias textiles y sus manufacturados.

    El ministro destacó también la madurez empresarial del sector y su capacidad para asumir con responsabilidad los retos productivos actuales, para generar nuevas oportunidades de emprendimientos, producir con calidad, diversificar sus productos y contribuir a la ampliación de mercados.

    Empresarios durante la séptima edición de la Muestra de Textiles, Maquinarias e Insumos (XPOTEX) en Quito. Foto: Tomada de Flickr del Ministerio de Industrias.
    Empresarios durante la séptima edición de la Muestra de Textiles, Maquinarias e Insumos (XPOTEX) en Quito. Foto: Tomada de Flickr del Ministerio de Industrias.
  • La exportación es clave este año

    Carolina Enriquez

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    Al sector externo es al que más apuntan los empresarios del sector textil en este año.
    Según el Banco Central del Ecuador (BCE), para el tercer trimestre del año pasado la contribución del valor agregado bruto del sector manufacturero, que incluye el textil, al Producto Interno Bruto (PIB) del país fue de 0,04%, mientras que en el mismo período del 2015 fue de -0,02%.

    Pese a esta mejoría, el sector considera que los resultados del 2016 no fueron los mejores. Las ventas, sumando internas y externas, bajaron en un 25% frente al 2015, dice Javier Díaz, presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (AITE).

    El empresario considera que durante el primer semestre de este año el mercado interno seguirá contraído debido a que las industrias y talleres estarán expectantes ante las decisiones que tome el nuevo gobierno.

    De ahí que para él algunas empresas encontrarán la principal oportunidad en la exportación de telas, hilos y prendas. Los mercados de la región son vitales.

    Según AITE, con datos del primer semestre del 2016, el principal comprador de Ecuador es la Comunidad Andina de Naciones (CAN), seguido de países del Asia y de la Unión Europea (UE), aunque también se encuentran ciertas naciones de América Latina.

    Ante ello, este año los textileros pueden ver cómo evolucionan las ventas a Bolivia o Chile. Pero, cada firma debe analizar cuáles son sus reales oportunidades de venta.

    En Textiservi, fabrica textil ubicada en Conocoto, por ejemplo, el acuerdo comercial con el bloque europeo traerá oportunidades.

    “Todos sabemos que en Europa les agrada mucho las fibras naturales. Nosotros tenemos acá dos tesoros escondidos que deben ser debidamente explotados como lo ha hecho Perú: las fibras de la lana de oveja y alpaca. Este momento existe producción y se debe realizar un mejoramiento de la explotación de las mismas”, dice Carlos Ribadeneira, de Textiservi.

    Con las mezclas de textiles naturales y sintéticos adecuados, explica, se puede ingresar al mercado europeo. Incluso, para esto pueden aprovechar los bienes de capital que importará de la UE.

    Para la primera quincena de febrero el empresario espera dos contenedores que importó con maquinaria de Italia. “Estoy trayendo dos baños de tinturación, un vaporizador, dos hiladoras de 600 usos cada una. Adicionalmente, equipos de lavandería, secado y planchado desde España”.

    Asimismo, importará este año algunas fibras acrílicas especiales de Italia, España y Alemania.
    El acuerdo, según el Ministerio de Comercio Exterior, contempla, para beneficio de la industria textil una serie de desgravaciones de productos desde cero de manera inmediata hasta 10 años, dependiendo del tipo de productos.

    Otros sectores como el confeccionista consideran que la tecnificación es clave para en un futuro exportar sus productos.

    Milton Altamirano, presidente de la Asociación de Confeccionistas Textiles, considera que el acuerdo comercial con la UE, este año, podría permitirles obtener mayores conocimiento tecnológicos. “En dos o tres años, sin embargo, podríamos tener allí mercado. Ahora debemos tecnificarnos para contar con productos más competitivos”.

    Como parte de este proceso un grupo de confeccionistas prevé viajar este año algunas ferias textiles que se realicen en países del bloque europeo como Alemania e Italia. Ellos esperan conocer las maquinarias disponibles, las posibilidades de compra y las técnicas de producción.

    En Ecuador, dice Altamirano, el pronóstico es difícil por el contrabando y por el hecho de que los consumidores ecuatorianos compren productos baratos en los mercados vecinos.
    Las ventas del sector confeccionista cayeron 35% en 2016. El último trimestre, sin embargo, la situación mejoró en algo.

    Para enfrentar esto estos profesionales tienen un plan de acción para este año. Incluye mejorar la calidad de los productos, desarrollar campañas de impulso de las marcas, entre otros procesos.

    En fábricas como Impactex, ubicada en Ambato, la idea es innovar con telas y modelos nuevos para sus prendas de vestir. Cada tres meses genera nuevas colecciones.

    En dicha empresa trabaja, actualmente, una centena de trabajadores, incluido el personal administrativo y de producción. Los años anteriores, sin embargo, tuvieron que terminar los contratos con maquiladoras y, de esa manera, 150 personas salieron.

    Según la encuesta de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de septiembre de 2016, se contaban 165 000 trabajadores directos en las áreas textil y de confección.

    Las empresas de este último sector, según la AITE, apuntan al financiamiento de la banca privada. Pero según Altamirano hay ciertas dificultades para acceder a los créditos de las públicas.

    Para los confeccionistas más pequeños como los de la economía popular y solidaria el reto es ofrecer productos nuevos para ofrecer al comprador. Emprendedores en la Agencia de Promoción Económica del Municipio de Quito, por ejemplo, desarrollan prendas de montaña, otras hechas con fibras naturales, etc.

    La producción de lanas se realiza en la empresa Textiservi, ubicada en Conocoto. En ese sitio una centena de trabajadores se encarga de los procesos de producción  de lanas. Fotos:  Julio Estrella y Glenda Giacometti / LÍDERES
    La producción de lanas se realiza en la empresa Textiservi, ubicada en Conocoto. En ese sitio una centena de trabajadores se encarga de los procesos de producción de lanas. Fotos: Julio Estrella y Glenda Giacometti / LÍDERES
  • En Londres se premió a Texpac

    Valeria Heredia

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    La calidad, el liderazgo, la tecnología y la innovación son los cuatro pilares de la empresa Texpac, que se levantó hace casi 40 años en el norte de la capital.

    La empresa se dedica a la producción de telas para diferentes segmentos como médicos, militares, deportistas y trabajadores de las industrias, detalla Augusto Luzuriaga, propietario de la firma.

    Tras una vida de producción de telas, la empresa ganó un premio a la calidad e innovación. El galardón fue otorgado por Business Initiative Directions (BID), en el marco del concurso BID Internacional Quality Award de este año, en Londres (Inglaterra).

    El reconocimiento se recibió en noviembre pasado y es considerado uno de los principales galardones del mundo empresarial; participaron 51 empresas de distintos países.

    Para Luzuriaga, la importancia del premio radica en que se reconoció la búsqueda constante de la excelencia, la inteligencia social y empresarial. “Es por el compromiso de la empresa y porque se promueve los ideales de la inteligencia social y empresarial”.

    El premio lo recibió su hijo Bruno Luzuriaga, quien se vinculó a la empresa meses atrás. Él asistió a la Convención Internacional a la Calidad de la capital inglesa.

    El galardón además se da a aquellas empresas que han logrado optimizar sus recursos para el incremento de las ventas y la optimización de la producción.

    La empresa cuenta con 65 trabajadores entre administrativos y operativos. Estos últimos se encargan del control de la maquinaria, importada desde Europa.

    Durante sus cuatro décadas, la empresa logró producir cerca de 60 ítems, que se destacan por sus diseños, calidad y resistencia. “Nuestras telas son especiales para los trabajadores petroleros, militares y más. Satisfacemos las necesidades de varios sectores”.

    Las telas son, por ejemplo, impermeables, repelentes a fluidos, antibacteriales, retardantes de las llamas. Tienen una serie de características que hacen diferente a la empresa, señala Luzuriaga.

    La capacitación es uno de los factores claves. “Al personal hay que formarlo, principalmente, en el tema de la responsabilidad y calidad”.

    El apoyo a la comunidad es uno de los factores que resalta en esta empresa. A lo largo de su trayectoria ha apoyado en el desarrollo del deporte en los diferentes sectores de la capital.
    Uno de los ejemplos de esto es la contribución para la Copa Texpac, que es un campeonato de fútbol barrial en el que participan cerca de 5 500 deportistas de todas las edades.

    Se suma el apoyo dado a equipos de talla nacional como El Nacional, Espoli, Aucas y otros.
    Otro proyecto que apoyan es el trabajo con Fe y Alegría.

    La empresa ha conseguido más reconocimientos como el trofeo internacional a la calidad, el Golden Europe Award.

    Bruno Luzuriaga, hijo y actual administrador de la compañía, señala que desde pequeño admiró el trabajo de su padre en la fábrica, por lo que considera que es un aporte para la empresa. “Estoy dispuesto a ayudar y he aprendido bastante en este tiempo”.

    Otra de las telas que produce esta fábrica es la tela automotriz, que se utiliza para los interiores de los vehículos, repelen líquidos,textura agradables y más.Para el 2017 los retos y desafíos continúan en la empresa.

    En la empresa Texpac, ubicada en el norte de la urbe, se producen telas para trajes deportivos, militares y más. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    En la empresa Texpac, ubicada en el norte de la urbe, se producen telas para trajes deportivos, militares y más. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • En el sector textil, el 85% de los actores son pymes

    Redacción Quito

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    El 2016 no ha sido un año fácil para la industria textil. La caída en el consumo afectó directamente a esta industria. Por eso, las pymes del sector buscan adaptarse con estrategias y promociones para recuperar las ventas en medio de un año complejo.

    Javier Díaz, presidente de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador (AITE), señala que las ventas se han reducido en un 30%, comparado con el año pasado. Mientras que la producción se reducirá en un 6%. Todo esto, según Díaz, impacta directamente en el empleo.

    El sector textil movió USD 700 millones en el 2015, según el titular del gremio. Para este año esperan que las ventas lleguen a unos USD 550 millones.

    Díaz sostiene que las pymes representan el 85% del sector y por ende han sido las más afectadas del período recesivo. En el 2015, según cifras de la AITE, se registraron unas 4 500 unidades productivas del sector textil.

    Una de las consecuencias de la situación económica del país ha sido que varios de los negocios, sostiene Díaz, vayan a la informalidad para poder subsistir.

    Juan Almeida, gerente propietario de las cadenas de almacenes El Ahorro, sostiene que el reto del sector textil -que incluye también comercio- es aplicar estrategias que permitan el aumento de ventas. La idea, por ejemplo, es ofrecer productos de calidad a menor costo, porque el ecuatoriano ahora decide su compra por el precio.

    En El Ahorro, pese a que el número de clientes aumentó, la capacidad de compra de los mismos disminuyó. Lo que evidenció que los ciudadanos ahora adquieren menos productos y aprovechan descuentos o promociones.

    Elena Izurieta, propietaria de La Esperanza
    , relata que este año fue complicado, porque no se cumplieron algunas metas que se propusieron en este año. “Nos planteamos llegar a los tres millones y medio de ventas, sin embargo vemos que alcanzaremos unos tres millones”.

    Esta realidad les obligó a desvincular a unas 30 personas de sus puestos de trabajo para evitar pérdidas mayores en la empresa.

    La decisión fue difícil, porque se trata de familias completas que ­salen de esta empresa, especializada en ropa infantil.

    Pese a esto la propietaria, junto a su familia, ha ideado estrategias para evitar más salidas de su personal. Por ejemplo, buscan nuevas tendencias de moda, variedad y color para enganchar a más clientes y que las ventas mejoren.

    Pero para el sector también se vislumbran nuevos retos. Con el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE), Díaz sostiene que se abren oportunidades para los pequeños comerciantes, sobre todo, para los que se especializan en la producción de artesanías.

    Pro Ecuador sostiene que los textiles ecuatorianos poseen una relevante participación en mercados internacionales con confecciones de prendas de vestir, lencería para hogar, hoteles y restaurantes, que se encuentran inmersas en procesos de internacionalización.
    La industria textil, según Pro Ecuador, cuenta con certificaciones ISO 9000, confecciones de tejido orgánico y poseen certificación de Comercio Justo.

    Uno de los principales mercados del sector era Colombia, sostiene Díaz. No obstante, debido a la apreciación del dólar frente al peso colombiano, los precios de los productos ecuatorianos perdieron competitividad.

    La historia de la producción textil en el Ecuador, según información de Pro Ecuador, inició su desarrollo con la aparición de las primeras industrias dedicadas al procesamiento de lana, hasta que a inicios del siglo XX se introdujo el algodón, que impulsó la producción hasta la década de 1950.

    Actualmente, la industria textil elabora productos provenientes de todo tipo de fibras, entre las que se encuentra el algodón, poliéster, nailon, lana y seda.

    Las empresas de textiles del país, según la entidad gubernamental, se ubican en parques industriales para optimizar sus recursos e implementar procesos de mejora ambiental.

    Algunos datos

    Ubicación. Las empresas dedicadas a la actividad textil en el país se encuentran ubicadas en diferentes provincias, siendo Pichincha, Guayas, Azuay, Tungurahua e Imbabura las de mayor producción, seguidas de Chimborazo, Cotopaxi, El Oro y Manabí, con menor actividad pero igual de importante en el peso total del sector.

    Mercados. Los países más desarrollados concentran el mayor porcentaje de consumo textil, como es el caso de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea que abarcan el 40% del consumo mundial de textiles, consumo que está ligado a factores como el nivel per cápita, sexo o edad.

    Innovación. En cuanto a innovación, existe una nueva tendencia de reciclaje textil para utilizar fibras, prendas u otros materiales para su reprocesamiento y obtención de un producto nuevo. En Ecuador hay casos de innovación en el sector textil.

    La planta de la empresa textil La Esperanza está ubicada en el norte de Quito. Actualmente esta empresa, con 18 años de trabajo, cuenta con 130 colaboradores. Foto: Valeria Heredia  /LÍDERES
    La planta de la empresa textil La Esperanza está ubicada en el norte de Quito. Actualmente esta empresa, con 18 años de trabajo, cuenta con 130 colaboradores. Foto: Valeria Heredia / LÍDERES