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  • La tienda virtual subió las ventas en el mercado local

    Modesto Moreta (I) 
    Redacción Sierra Centro

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    La apertura de una tienda ‘on line’ fue una estrategia que utilizó la empresa Splendor, para llegar con sus productos a la puerta de la casa de sus clientes en el país.

    Esta innovación en su canal de comercialización ayudó a la firma ecuatoriana a elevar en un 4% sus ventas durante el confinamiento.

    En la actualidad, la facturación de Splendor alcanza los USD 400 000 mensuales y la meta es llegar con el agua embotellada al 90% de las provincias del país.

    Carlos Chávez, presidente de Splendor, cuenta que el proyecto de la tienda virtual arrancó en el 2017 con el fin de exportar el agua con partículas de oro y plata a los EE.UU., donde el segmento del ‘e-commerce’ es importante.

    La idea fue utilizar un canal diferente a los supermercados y brokers de distribución. “Es un modelo que aplican varias multinacionales que venden agua; que es la distribución en línea. Estudiamos este modelo y la adaptamos a la marca, para llegar a nuestros consumidores”.
    Explica que es el primer plan piloto en el país con una buena respuesta, porque lograron comercializar unos USD 200 000 en agua, desde el inició la pandemia hasta la actualidad.

    La segunda fase de este modelo de comercialización a gran escala, a través del ‘e-commerce’, permitirá obtener un patrón de consumo de los clientes que requieren el producto. También, optimizar sus inventarios para garantizar el abastecimiento en los hogares.

    Chávez dice que, actualmente, la firma trabaja en lograr una cobertura del 90% del producto con la instalación de centros de distribución que atenderán hasta 140 kilómetros a la redonda.
    Al momento funcionan los centros en Quito, Guayaquil, La Maná, Manta, Portoviejo, Cuenca, Riobamba y próximamente abrirán en Francisco de Orellana, Loja y Esmeraldas. La inversión prevista es de USD 5 millones.

    En la planta Splendor, ubicada en el kilómetro 5 ½ vía a la Maná Estero Hondo, laboran 100 personas, mientras que en las áreas de distribución al menos 120 colaboradores más, en todo el país.

    Los principales mercados de consumo de agua Splendor en sus presentaciones de 20, 5 y 1 litros; además, de 750, 500 y 250 ml, son Guayaquil, Quito, Riobamba, Manta y Cuenca. A mediados del 2021 se presentará una nueva plataforma por WhatsApp, para captar los pedidos de la marca.

    Leandro Riveron, gerente de la Planta, cuenta que la empresa está en pleno crecimiento y para eso invirtieron en mejorar sus líneas de producción, en diversas presentaciones. También en tecnología, instalación de los centros de distribución, en la flota de transporte. La inversión asciende a más de USD 10 millones.

    El ejecutivo indicó que antes de la llegada de la pandemia, la distribución en los hogares estaba en funcionamiento; sin embargo, con el coronavirus las ventas cayeron en el 40%.

    La empresa
    Las proyecciones.  Los ejecutivos esperan que el crecimiento alcance el 32% de las ventas anuales, el 2021. Es decir, cerca de USD 5 millones al año.

    Premios.  Agua Splendor cuenta con partículas de oro y plata. Ganó la medalla de oro en reconocimiento a su pureza. El galardón lo otorgó la Taste Awards 2018 de Fine Waters.

    La logística.  La empresa cuenta con una flota de vehículos que distribuyen el producto a escala nacional. Está integrada por 20 vehículos pesados y otros automotores.

    USD 10 millones  invirtió la empresa en su plan de cobertura para el mercado nacional

    La empresa Splendor mantiene los controles de su producto en el envasado y en la distribución en todo el país. Glenda Giacometti / LÍDERES
    La empresa Splendor mantiene los controles de su producto en el envasado y en la distribución en todo el país. Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Productos locales, en una tienda virtual

    Redacción Quito

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    La pandemia de covid-19 cambió el foco de Plauso, una tienda en línea cuyo concepto inicial era ofrecer todo tipo de productos, especialmente de tecnología.

    Meses antes de lanzarse, al ver los efectos de la emergencia sanitaria sobre la economía, sus fundadores, Mario Hernández y Mauricio Vega, cambiaron el rumbo de la plataforma de comercio electrónico para convertirla en un sitio para el producto local.

    “Vimos la oportunidad de darles esta vitrina. El concepto cambió totalmente, desde lo comercial a lo social”, explica Hernández, quien detalla que la inversión inicial para el desarrollo de la tienda virtual fue de USD 6 000.

    En la búsqueda de productores locales y actores que tuvieran conexión con ellos, hallaron a la Fundación Heifer Ecuador, que ha dado impulso a la Red de Emprendimiento e Innovación Rural -que agrupa a 300 pequeños negocios rurales- y que a su vez estaba en la búsqueda de un canal digital para los miembros de la asociación.

    Con un grupo de ellos y otros pequeños negocios, Plauso se lanzó como tienda en línea a inicios de julio. Hoy agrupa a 32 productores nacionales, de los cuales 12 forman parte del gremio rural, con un catálogo de 167 productos. El cofundador dice que se sigue en la calificación de productores para ingresarlos a la plataforma.

    “Estamos enfocados en darle fuerza a lo nacional. Creemos en ayudar a que la economía local crezca; las ventas que los productores logran a través de Plauso les ayudan a pagar a su gente”, añade.

    El comercio digital ofrece productos alimenticios y bebidas, en diversas categorías: carnes, snacks, cereales, conservas, dulces, té, café, cerveza, entre otras. Los productores provienen de la Sierra, Costa y Amazonía.

    “Plauso es un espacio que desde el principio nos entusiasmó. Es una vitrina muy bien trabajada, con alcance y calidad, que la red por sí sola no habría podido lograr. Les garantiza mercado a los productores”, señala Rosa Rodríguez, directora de Heifer Ecuador.

    La Fundación colabora con la tienda en una preselección de los emprendimientos. Además de los criterios de la plataforma, es importante que provengan de familias vulnerables, en cuanto a su situación económica y social, y que se preocupen por el cuidado ambiental. “Debe ser un producto innovador, de aprovechamiento sostenible”, añade Rodríguez.

    Sean rurales o no, para ingresar a la tienda, los negocios deben entregar la información referente al producto: descripción, ingredientes, presentaciones, registro sanitario, precio de distribuidor y venta al público. Además, deben enviar dos muestras para su calificación, según estándares de calidad, explica Hernández.

    Montecini, una iniciativa de conservas de dulce y de sal, es parte de la oferta de Plauso. Juan José Montesinos, su dueño, explica que decidió ingresar porque le gusta su facilidad de uso y la promoción que hace a los productores. En el sitio, además del detalle de cada producto, hay una breve historia de los emprendimientos.

    Plauso se hace cargo de la entrega a domicilio, que por ahora es solo en Quito y demora 48 horas. Los clientes pueden pagar por transferencia o tarjeta de crédito.

    Sofía Ramírez ha comprado por la página, al menos en dos ocasiones. La primera vez fueron unas canastillas por el Día del Padre, con productos que incluían carne y cervezas, que dio a unos amigos. Luego adquirió tortillas de trigo, cacao, galletas; además, le obsequiaron una bebida de guayusa.

    “Me gusta la calidad y que son cumplidos con la entrega. También, el modelo de negocio que ha desarrollado, de apoyo a productores locales”, dice la clienta.

    La empresa de comercio electrónico compra productos a los emprendedores bajo consignación, a precio de distribuidor, para tener un inventario. Para dar a conocer los productos, regala muestras que le envían los emprendedores y ofrece cupones Los planes son lograr entregar a domicilio en otras ciudades, ampliar las categorías de productos y tener también una percha física.

    Mario Hernández, cofundador y gerente de la tienda en línea Plauso Store, que cuenta con una bodega en Quito para el inventario de productos.
    Mario Hernández, cofundador y gerente de la tienda en línea Plauso Store, que cuenta con una bodega en Quito para el inventario de productos. Foto: Cortesía Plauso Store
  • Revista Líderes: Mira aquí la edición del 27 de abril del 2020

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    Revista Líderes presenta a sus lectores este lunes 27 de abril del 2020 un informe de cómo crear un negocio digital. Al menos seis pasos básicos se debe seguir para desarrollar o transformar digitalmente un emprendimiento formal. Además, una entrevista al Director de la Red Ecuatoriana de Tenderos que habla sobre la situación del sector en el primer mes de emergencia sanitaria. El asegura que hay apertura de este tipo de negocios para digitalizarse.

    Portada de la Revista Líderes del lunes 27 de abril del 2020.
    Portada de la Revista Líderes del lunes 27 de abril del 2020.
  • Ambiente y cuidado corporal en una tienda

    Redacción Quito

    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    La tendencia en el consumo de productos cosméticos naturales y ecológicos va ganando espacios en el Ecuador. GreenBliss, Eco Beauty, es una tienda localizada en el centro-norte de Quito que nació bajo este concepto.

    Carolina Corral, ingeniera en Marketing con maestría en Dirección de Empresas y experiencia en retail, y Alexandra Bermúdez, ingeniera en Biotecnología con experiencia en el sector agropecuario, complementaron sus conocimientos para desarrollar este emprendimiento.

    A mediados del 2018 comenzaron con el desarrollo de una línea de jabones con carbón activo y cero residuos para el rostro y el cuerpo. Al momento ambas han desarrollado 12 productos, entre los cuales hay dos líneas de jabones, espumas de afeitar, sales de baño y champú en barra.

    La formulación y producción de las líneas ha estado a cargo de Alexandra. Los productos se diferencian por ser libres de tóxicos; se elaboran a base de extractos de plantas. Las dueñas fomentan el cuidado ambiental al promover la devolución de envases, con descuento, y la recarga de productos.

    Sus primeras ventas fueron en ferias de emprendedores, hasta que en octubre del 2018 empezaron a exhibir sus productos en una tienda compartida con otra marca. La inversión inicial fue cercana a los USD 15 000 en capital de trabajo, apertura del punto de venta y materias primas; desde mayo del 2019 están en un local propio, en el centro-norte, en el cual reinvirtieron USD 8 000.

    Otra de las premisas del negocio es apoyar a otros emprendedores. Por ello han dado espacio a otras 45 marcas, de las cuales 40 son nacionales, para un total de 640 productos.

    Para ingresar a la tienda las marcas deben cumplir exigencias técnicas (productos libres de tóxicos y que cuenten con registro sanitario) y comerciales (una buena presentación y alguna actividad de mercadeo en el local). La mayoría tienen un concepto vegano.

    El local ofrece cuatro categorías de productos. La primera es Alta gama, que incluye serums, contornos de ojos y cremas especializadas. La segunda es Cuidado personal, que abarca desodorantes, pastas de dientes, champús, etc. Además, tienen una categoría para la venta de productos al peso y otra de ‘cero residuos’, es decir que no generan ningún tipo de desperdicios, como la copa menstrual, los desmaquillantes de tela y el champú en barra.

    Kilana Botanical
    , un emprendimiento de cosmética 100% vegana, es una de las marcas ecuatorianas presentes en el local. Cuenta con productos para el cuidado de la piel y el cabello. “Nos ha ido bastante bien en la tienda, los productos han tenido rotación”, dice María Fernanda Arteaga, propietaria.

    Los clientes de GreenBliss reciben asesoría personalizada sobre los productos por parte de las propietarias y una cosmeatra. Además, la tienda ofrece limpiezas faciales y masajes.

    Enrique Cobo y su esposa, Melly Díaz, son clientes frecuentes. “Me pareció interesante la propuesta de productos naturales, bien presentados y estéticos. Nos gusta mucho que la atención sea personalizada. Además, siempre hemos preferido la producción local”, comenta Cobo. La pareja ha comprado cremas faciales, desmaquillantes, jabones, crema dental, entre otros productos. Díaz también se ha realizado limpiezas faciales.

    Moserrate Gómez resalta la calidad de los artículos y la atención. Ha probado diversos productos del local: cremas faciales, mascarillas, champú en barra para el cabello, desodorantes en crema, contorno de ojos, etc. “Hay dos componentes importantes para comprarles: ser responsable con el ambiente y apoyar al emprendimiento ecuatoriano”, comenta esta cliente de 33 años.

    En la tienda, ubicada en el norte de Quito, los clientes pueden hacerse limpiezas faciales.
    En la tienda, ubicada en el norte de Quito, los clientes pueden hacerse limpiezas faciales. Foto: Julio Estrella / Líderes
  • Una tienda exhibe la artesanía y el trabajo local

    Redacción Quito

    (F)
    Contenido intercultural

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    Con la intención de promover la ecoartesanía y el consumo saludable, Lorena Criollo y Samiy Capa fundaron Eco&Crafts en 2016, en Quito.

    Esta tienda tiene un enfoque ecológico. Sus productos provienen de pequeños artesanos ecuatorianos, que usan materiales reciclados, de origen natural o que se producen de manera orgánica.

    Criollo y su familia tienen otros emprendimientos con enfoque verde. Uno de estos es el centro cultural y gastronómico La Cuchara Orgánica, que se especializa en comida saludable basada en plantas y con recetas tradicionales ecuatorianas. Este centro oferta talleres, charlas, asesoría y eventos para “generar una conciencia de consumo responsable y alimentación sana en la gente”, comenta Criollo.

    Otras iniciativas son el taller Ecovive, que elabora joyería con papel de revistas; o la marca Sao, de infusiones de cacao con sabores a fruta tropical.

    A sus múltiples emprendimientos Criollo vinculó su tienda Eco&Crafts. Para esto se asoció con Capa, ya que tenían ideas con mucho en común. La tienda estaba ubicada originalmente en el barrio La Mariscal (centro-norte de Quito), pero se trasladaron recientemente a Pomasqui, norte de la capital.

    El cambio de ubicación trajo una reducción significativa en sus ingresos. “En La Mariscal llegamos a facturar entre 900 y 1 000 dólares; actualmente, por el cambio de sitio, facturamos en promedio 400 al mes, pero estamos creciendo, a medida que la gente del lugar nos conoce”, cuenta Criollo.

    La tienda tiene dos líneas de productos. Una de alimentos, complementaria a su restaurante. Ofertan infusiones de cacao, café orgánico, cerveza artesanal, kombucha (bebida de té fermentado), entre otros productos orgánicos.

    Un cliente es Eduardo Almeida. Él frecuenta el restaurante por su oferta de platos con ingredientes vegetales. “La atención del lugar es excelente. Suelo visitar el restaurante, pero también soy cliente de la tienda. Me gustan sus productos orgánicos, que me ayudan a mantener una mejor alimentación. Creo que este negocio ayuda a fomentar la cultura y el rescate de la tradición alimentaria autóctona”, señala este cliente.

    La segunda línea se enfoca en las artesanías. Algunos de sus proveedores son de Quito, y elaboran sus productos con materias naturales. También trabajan con artesanos locales, por ejemplo alpargateros y productores de chawarmishki.

    Capa comenta que con Eco&Crafts buscan promover la cultura desde los productores locales. “Las personas con las que trabajamos son de los pocos artesanos que conocen esos oficios, como elaborar las alpargatas o el chawarmishki, que son una tradición que se está perdiendo”.

    Otro cliente es Jorge García. Él también frecuenta el lugar por la comida. De la tienda suele comprar productos como la sal marina, vino de mora o la kombucha. “Conozco a los dueños del lugar desde que empezaron con el negocio. Iniciaron con poca artesanía y han ido creciendo. Gracias al esfuerzo que han hecho, ahora son un gran ejemplo de la alimentación sana. Es necesario que estas iniciativas se repliquen”.

    Detalles

    En 2016 se fundó la tienda Eco&Crafts. Sus creadores buscan apoyar a los productores y artesanos locales, a través del comercio justo.

    Su oferta 
    tiene dos líneas. Una de alimentación sana y orgánica, que complementa a su restaurante. La segunda línea son las ecoartesanías.

    Algunos de sus productos son el chawarmishki, alpargatas, muñecas, joyería con papel de revista o vasijas de cerámica hechas por mujeres kichwas de Napo.

    Lorena Criollo y Samiy Capa fundaron Eco&Crafts. En la tienda ofrecen ecoartesanías y productos orgánicos. Foto: LÍDERES
    Lorena Criollo y Samiy Capa fundaron Eco&Crafts. En la tienda ofrecen ecoartesanías y productos orgánicos. Foto: LÍDERES
  • Artesanías con un toque contemporáneo

    José Luis Rosales

    Redactor (F – Contenido Intercultural)

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    Tras residir 25 años en el exterior, el otavaleño Jaime Morales Jimbo retornó a su ciudad para impulsar su propio negocio: Walkas Bisutería.

    Hace un año y medio está al frente de esta firma que elabora productos con un toque étnico y personalizado. Siempre fue su sueño tener una tienda completa, con artesanías y joyería.

    El gusto por los textiles lo heredó de sus padres: Enrique Morales y Zoila Jimbo. Ellos se dedican a la confección de ponchos de lana para los diferentes pueblos y nacionalidades indígenas del país.

    Jaime le apostó por innovar usando su creatividad. Asegura que lo que más le agrada es hacer cosas originales.

    En su permanencia en Italia, Suiza y España tomó algunos cursos sobre sublimación, bisutería y confección en cuero. Le gusta aprender, ver programas en Internet relacionados a lo que hace.

    Una de las líneas que más destaca en Walkas Bisutería son los trabajos personalizados. Con la técnica del sublimado puede plasmar la imagen que un cliente desee en prendas de vestir, llaveros, platos, tazas, cojines, estuches de celulares y edredones.

    En la joyería de acero, en cambio, graba imágenes de fotografías, nombres, dibujos y símbolos que adornan anillos, pulseras, colgantes, entre otros.

    Desde hace varios años empezó a coleccionar fotografías antiguas de Otavalo, que han sido publicadas en redes sociales. Hay imágenes en blanco y negro de la Plaza de los Ponchos, la cascada de Peguche, el lago San Pablo, un músico kichwa tocando una bocina, un rondador, entre otros.

    Esas gráficas las ha replicado en camisetas, buzos, carteras, bolsos. Gustan muchos a los clientes, especialmente extranjeros.

    Una de las cosas que Morales destaca es el servicio de sublimación en gran formato, que permite optimizar tiempo y material.

    El emprendedor señala que la inversión que ha hecho para adquirir la maquinaria para su taller alcanza los USD 60 000.

    Cuenta que uno de los países en el que pasó más tiempo fue en España. Incluso, asegura, tiene maquinaria y herramienta guardada con la que realizaba el mismo oficio en ese territorio.

    Una de las nuevas líneas de trabajo en las que incursionó este creativo es la de fabricación de calzado con telas artesanales, adornadas con íconos kichwas. Hay para damas y caballeros; trabaja en tallas de la 35 a la 43.

    Los zapatos también son confeccionados a la medida y al gusto de cliente. Jaime Morales asegura que puede confeccionar zapatos para una persona y entregarlos en una hora, por que dispone de una amplia variedad de piezas para ensamblarlas.

    Por ahora, los pares llevan la marca Walkas. Sin embargo, analiza la posibilidad de desarrollar un nombre con identidad.

    A clientes como Jaime Cedeño, que llegó desde Quito, le gustaron las zapatillas. Comenta que son ideales para vestir a los integrantes de un grupo de danza del colectivo 60 y Piquito.
    Otra de las especialidades de este establecimiento artesanal es la bisutería. Si bien los anillos, aretes, cadenas, colgantes y otros son importados, Morales asegura que el cliente le pone el toque final. Es decir, letras, figuras, fotos.

    En las vitrinas resaltan colgantes traídos de destinos lejanos como India y Tailandia y de naciones regionales como Colombia y Brasil. De este último país provienen materiales de bisutería en macramé, que es un tejido trenzado manualmente con hilos.

    También se encuentran en el sitio las tradicionales walcas ecuatorianas, que son los collares que lucen las mujeres indígenas de la región interandina.

    Estos artículos son confeccionados con un toque contemporáneo. Las doradas y gruesas esferas, por ejemplo, han sido reemplazadas por delgados y finos mullos de vidrio. “No es tan fácil haber vivido en otros países y retornar a Otavalo a abrirse mercado”, explica Morales. Sin embargo, la creatividad le permite mantenerse a flote en esta población de Imbabura.

    El otavaleño Jaime Morales es el diseñador y fabricante de los artículos de la tienda Walkas Bisutería.
    El otavaleño Jaime Morales es el diseñador y fabricante de los artículos de la tienda Walkas Bisutería. Foto: José Luis Rosales / EL COMERCIO
  • La tienda que ofrece artesanías étnicas

    Redacción Sierra Norte (F) Contenido Intercultural

    Miguel Ángel Ramos plasmó uno de sus sueños: tener un negocio propio.
    Tiene casi tres décadas en la actividad artesanal. Inició en la parroquia La Esperanza, en el suroriente de Ibarra. Ahí, junto a 87 artesanos, la mayoría dedicados al bordado, fundaron la Plaza Artesanal Caranqui. Sin embargo, esa iniciativa no prosperó.

    El primer local, que instaló en la casa de sus padres, le denominó Café Tierra Libre. Sin embargo, decidió buscar nuevas oportunidades y se fue a vivir a Otavalo.

    Cerca de la Plaza de Ponchos abrió un local para ofrecer, especialmente a turistas extranjeros que llegan atraídos por el lugar, artesanías alternativas.

    Ramos recuerda que allí empezó a elaborar artículos en base a materiales que podía reciclar entre los que se destacan el papel, las semillas y la caña guadua.

    Ésta última ha sido un soporte excelente. Hoy, con esta variedad de bambú, se elabora artículos decorativos para el hogar o la oficina, que llevan plasmados elementos de la naturaleza e íconos de pueblos nativos de la Sierra norte. Este tipo de artesanías son adquiridas por comerciantes de almacenes de las Islas Galápagos.

    Además, en el sitio se comenzó a fabricar prendas con fusión de artículos como cuero, textiles, cabuya, semillas. Así surgió, en 1997, la Galería Taller La Tierra.

    Ha tenido un crecimiento paulatino. La mayoría de los artículos que se exhiben y venden en este pasaje, que ahora está situado en las calles Sucre y Morales, en el centro de Otavalo, son producidos por el emprendedor y su familia. En esas tareas colaboran su esposa, Yéssika Goycoechea, y su hermana, Laura Inés Ramos.

    El resto proviene de artesanos locales que fabrican ponchos y calzados. Los diseños de éstos últimos son realizados por el emprendedor, pero del armado en la horma se encargan colaboradores externos. Una de las reglas que se autoimpusieron es no vender artículos de otros países.

    En estanterías de madera, que están ubicadas en una casa centenaria, se pueden observar bolsos, carteras, billeteras, monederos, máscaras, cuadros, etc. También hay ponchos, chales, una variedad de bisutería, entre otros.

    Hay artículos para el alcance de todo bolsillo, desde USD 1 a 100. Sin embargo, la mayoría de las ventas se realizan por productos que fluctúan entre 5 y 20.

    El gusto por las artesanías de cuero, comenta el artesano, lo adquirió en talleres de talabartería de La Esperanza. Una de sus últimas creaciones es un brazalete hecho de piel, con alma de metal, que está adornado con un fino tejido de mullos multicolores.

    Miguel Ángel Ramos se ha inspirado en productos, paisajes y escenas que ha visto. Es un aventurero. Asegura que ha recorrido dos veces el país. La primera en bicicleta y otra caminando.

    Esas experiencias le han permitido absorber conocimientos y el gusto por las formas y colores.
    La Galería Taller La Tierra abre de lunes a domingo. Por ahora, planea recibir a grupos de turistas que quieran experimentar el trabajo de las manufacturas.

    Además, en la misma ciudad el emprendedor abrió una sucursal que la bautizaron como La Tierra, Étnicos Culturas, vecina a la Plaza.

    No ha cuantificado la inversión realizada. Pero, explica que las herramientas como troqueles, estanterías y diseño del local han sido desarrolladas por el grupo familiar que maneja el sitio.
    El almacén en donde la Galería Taller La Tierra ofrece sus productos, también tiene su atractivo. Fue decorado con productos que muestran un sincretismo entre la cultura mestiza e indígena.

    Un ejemplo de ello son las doradas mazorcas de maíz seco que adornan el tumbado, como acostumbran hacer los kichwas en la zona rural. También las ruedas de madera que se utilizan tradicionalmente para el hilado se acondicionaron como lámparas.

    Este imbabureño es un diseñador innato. Prácticamente siempre está inventando nuevos modelos. Eso le ha dado fama.

    En el centro de Otavalo, Miguel Ángel Ramos instaló  Galería Taller La Tierra,con  variedad de manufacturas. Foto:  José Luis Rosales/LÍDERES
    En el centro de Otavalo, Miguel Ángel Ramos instaló Galería Taller La Tierra,con variedad de manufacturas. Foto: José Luis Rosales/LÍDERES
  • Una tienda virtual que se especializa en chocolates

    Cristina Marquez

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    El atractivo visual y los innovadores empaques de los bombones, caramelos, conservas y cremas de chocolate que se elaboran en Fela Handycraft los vuelven ideales para obsequiar en ocasiones especiales. Los productos se venden en una tienda virtual que tiene su base en Riobamba.

    Alejandra Fraga y su esposo Rafael Ortega son chefs y propietarios del emprendimiento, que se inició en septiembre del 2015. A ellos los unió su amor por la gastronomía y la idea de crear sabores nuevos, atractivos al paladar y a la vista.

    Así surgió Fela Handycraft, una microempresa que ofrece golosinas que al mismo tiempo prometen lucir como esculturas de arte plástico. La combinación de colores y formas poco usuales es una de las características.

    Todos los productos se promueven y comercializan a través de las redes sociales de la marca, y se entregan bajo pedido. Los clientes no solo pueden elegir los sabores, sino que también pueden personalizar los productos y empaques.“Nuestros productos se modifican acorde al gusto del cliente”, explica Ortega.

    Unos bombones de sake y wasabi que se crearon para un restaurante japonés, son un ejemplo del concepto personalizado de la empresa. Además, los chocolates se pintan a mano y las cajas de madera y terciopelo pueden incluir los logotipos y colores de instituciones o nombres de personas.

    De hecho, esos bombones personalizados son el producto estrella. Los rellenos siempre varían en el menú, pero los más solicitados son los de babaco y hierbabuena, miel y jengibre, pájaro azul, reducción de frutos rojos, frutas amazónicas y otras combinaciones.

    Los bombones se hacen con chocolate fino adquirido a los productores amazónicos, y cuestan entre USD 0,75 y 1. Para comprarlos, hay que ordenarlos con tres días de anticipación.
    “No vendemos solo dulces, sino regalos. Por eso cuidamos todos los detalles de la presentación y el empaque”, cuenta Ortega.

    Cuando la micro se inició, la pareja ofrecía caramelos duros y blandos de sabores originales. La idea era crear esculturas de caramelo que atrajeran por su colorido y vistosidad, así que empezaron a experimentar en su cocina.

    Sus primeras experiencias en la preparación de dulces les inspiró a nombrar su emprendimiento Fela Cuisine Lab, pues los sabores más solicitados del menú surgieron tras varios experimentos.

    Sus creaciones incluso se expusieron en el Mundial de Artes Dulces, en Francia. Allí, Rafael Ortega no sólo mostró las excelentes cualidades del chocolate ecuatoriano, sino que también aprendió técnicas novedosas que hoy se aplican a sus productos.

    “Lo que me gusta de los productos de Fela, es que son únicos, no he visto nada similar en el mercado”, cuenta Rafael Garantón, uno de los clientes del negocio.

    Las cremas de chocolate para untar son otro producto solicitado por la clientela de Fela. Hay combinaciones con naranjilla amazónica y otras frutas exóticas. Cuestan entre USD 4,50 y 5.
    “Las cremas son nuestros favoritos. Es una forma ideal de degustar el chocolate”, cuenta Estrella Buenaño, otra clienta.

    Respaldar a otros negocios pequeños y a los productores agrícolas es parte del concepto empresarial. Todas las materias primas que se compran en ferias de economía popular y solidaria, como la que organiza la Diócesis de Riobamba cada viernes.

    “La única forma de crecer es respaldando a otros negocios pequeños”, cuenta Fraga.
    La meta es crecer en tamaño, pero conservar la manufactura artesanal. Este año publicarán una página web de ventas con nuevos productos. A mediano plazo esperan inaugurar su primera tienda física en Riobamba.

    Rafael Ortega y Alejandra Fraga elaboran chocolates y caramelos que se entregan en innovadores empaques.Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Rafael Ortega y Alejandra Fraga elaboran chocolates y caramelos que se entregan en innovadores empaques.Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Esta tienda viste a mujeres de dos pueblos

    José Luis Rosales.  (F)
    Contenido Intercultural

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    Los trajes de tonos turquesa y rojo priman en la nueva colección que Warmi Wasy (Casa de la Mujer, en español), sacará al mercado el próximo mes.

    La firma, que se especializa en el diseño y confección de ropa tradicional para damas kayambi y karanki, ofrece nuevos diseños, dos veces al año.

    El vestuario de las mujeres de estas dos parcialidades es parecido. En los dos casos consta de un anaco plisado, una blusa bordada, un chal, sombrero y alpargatas. Sin embargo, el bordado de la camisa karanki tiene un trazado más geométrico que la otra.

    La próxima presentación de los nuevos estilos coincide con la proximidad del Inti Raymi (Fiesta del Sol), que celebran en junio los pueblos de la zona andina.

    Esta es una de las épocas que se registra mayor cantidad de ventas. La otra es en Navidad, asegura la propietaria Esther Tambi.

    El taller y el almacén funcionan, desde hace 13 años, en la parroquia González Suárez, en Otavalo (Imbabura). La artesana, oriunda de la comunidad karanki de La Magdalena, es la líder de este emprendimiento familiar.

    Esther Tambi inició la microempresa; lleva cerca de cuatro década con el bordado. Fotos: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Esther Tambi inició la microempresa; lleva cerca de cuatro década con el bordado. Fotos: Francisco Espinoza para LÍDERES

    Tambi labora junto a sus hijas Sofía, que se encarga de los diseños, y Sandy Paola, de la administración de esta boutique étnica.

    La matrona lleva la mayoría de sus 45 años entre telas, tijeras, hilos y agujas. Aprendió los secretos del bordado de su madre, Mercedes Molina, que es la matriarca de tres generaciones de hábiles cosedoras. Seis de sus ocho hijas se dedican a este arte.

    Antes de instalar Warmi Wasy, Esther Tambi confeccionaba las faldas plisadas, que son más conocidas como centros, y blusas bordadas, para otros almacenes. Sin embargo, seis años después decidió abrir su propia tienda.

    La microempresaria recuerda que su primera máquina de coser era casera. Con ella labraba los dibujos de flores, animales, soles, con el apoyo de un tambor.

    Poco a poco, el taller se fue modernizando. Ahora posee dos máquinas bordadoras computarizadas profesionales, de nueve hilos, y otras dos semiprofesionales, de seis. También hay artefactos de costura recta y overlock.

    Otra de las innovaciones está en la línea de armado de ropa. Con el transcurso de los años aprendieron a satisfacer los gustos de sus clientes. La mujer karanki viste con adornos inspirados en la naturaleza, la kayambi prefiere íconos andinos. Hoy, una de las más solicitadas, especialmente entre las jóvenes, es la chacana bordada. La cruz andina se luce en el cuello de las blusas con aya humas, soles, explica Sandy Paola Tocagón.

    Todos esos cambios les ha permitido crecer. Ahora, a más del centro y camisas, ofrecen finas chalinas, alpargatas y hualcas, como se denomina a los collares de mullos dorados.

    Los diseños diferentes y la atención cálida es lo que más agrada a Margarita Quilumbaquín, una cliente frecuente. Por un último traje, que se compone de una falda y una blusa bordada a máquina, canceló USD 150.

    El taller garantiza el trabajo a las tres emprendedoras y una asistente. Además, cuentan con siete colaboradores externos que se encargan de las tareas de armado, bordado manual y planchado.

    Otros Datos 

    El almacén abre de lunes a viernes de 08:00 a 20:00. Los sábados, en cambio, atienden hasta mediodía.

    Los costos  de las blusas bordadas a máquina van desde USD 90. Si son a mano 150. Las faldas cuestan USD 60.

    Los materiales que utilizan para elaborar las prendas de vestir son nacionales e importados, como el encaje de randa.

    La primera feria  y pasarela de ropa indígena karanki y kayambi se efectuó en marzo último, en La Magdalena, en Ibarra.

    La promoción se realiza directamente en la tienda. Pero, además, a través de las redes sociales Warmi Wasy.

    Las hermanas Sofía y Sandy Paola Tocagón impulsaron el crecimiento del taller familiar. Fotos: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Las hermanas Sofía y Sandy Paola Tocagón impulsaron el crecimiento del taller familiar. Fotos: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Su idea es una vitrina para lo orgánico y lo tradicional

    Redacción Quito

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    La idea se concretó en cuestión de meses. En mayo del 2016 Jossette Vázquez, una madre de familia con espíritu emprendedor, tenía en mente un negocio para promover iniciativas de otras mujeres que impulsaban la comida orgánica y artesanal.

    El análisis fue rápido. “Estaba dedicada a mis hijos, pero también quería ayudar a mujeres que promocionan sus productos en redes sociales”. Así surgió El Market Express, en Cumbayá, un negocio que abrió sus puertas el 1 de septiembre del año en mención.

    Para arrancar, Vázquez se contactó con mujeres que están en grupos como las Wikis o las Destrabadas para que sean sus proveedoras. En esos espacios virtuales existe mucha creatividad y se confirma la tendencia de una alimentación enfocada en alimentos orgánicos o elaborados artesanalmente, cuenta Vásquez en su local, mientras también atiende a los clientes que preguntan por mariscos frescos.

    En principio tuvo cerca de 60 proveedores de productos como galletas, mermeladas, lácteos, carnes y más alimentos. La oferta incluía lo orgánico y artesanal, así como lo tradicional. “Si hacía solo orgánico no sé si hubiera crecido. La clave fue no limitar la oferta”.

    Los primeros días fueron emocionantes. El local se llenaba de amigos y familiares que compraban. Pero luego de unas semanas, las ventas se estancaron. Entonces Vázquez apeló a las redes sociales. Tanto Facebook como Instagram se convirtieron en sus espacios de promoción. Así fue cómo el negocio levantó cabeza y se consolidó. Hoy cuenta con cerca de 300 proveedores y decenas de clientes por día, que se multiplican los fines de semana.
    Los sábados, por ejemplo, llegan padres de familia que desean cocinar en casa. “Nuestros productos se caracterizan por ser de fácil preparación”, añade esta mujer.

    El 30% de los clientes llega buscando productos orgánicos y libres de gluten. El 70% restante viene porque le gusta comer rico, bien y gourmet. “Esa es la esencia del mercado al que me dirijo”.

    Vázquez reconoce que el negocio de comida es bastante sacrificado. El local abre todos los días y la emprendedora se apoya en un equipo de trabajo: dos mujeres le ayudan en la caja y el pago a proveedores. Una tercera lleva la contabilidad de manera externa.

    Esta emprendedora es bastante exigente. Por eso ella se encarga, desde el principio, de probar cada producto que desea estar en las perchas de El Market Express. “Muchas veces llegan productos con unas presentaciones muy novedosas, pero fallan en los sabores o ingredientes. Por eso les doy ciertos consejos y mejoran la calidad. Así ganan los proveedores y cuido la reputación de mi local”.

    Uno de los proveedores es Gourmet Andino, una pequeña empresa que elabora mezclas orgánicas de frutos andinos para pastelería. José Luis Quintero, representante de esta iniciativa, cuenta que sus productos tienen buena rotación en el local de Vásquez. “Trabajamos con ella desde hace un año. Cada mes le envío una caja de 24 unidades con nuestros productos”.

    Según Quintero, El Market Express es un negocio con mucha afluencia de público. “No es tanto el target al que apuntamos, pero me sirve para posicionar y dar a conocer mi producto”.
    En el crecimiento del negocio de Vázquez, las redes sociales se mantienen como una ventana. Ella publica todos los días fotos, recetas y consejos para sus clientes. “Me han pedido franquiciar o abrir locales en Quito, pero no lo haré todavía. El negocio es como un hijo y quiero hacerlo crecer fuerte y sano”.

    Jossette Vázquez es la propietaria de El Market Express. Este minimercado ubicado en el corazón de Cumbayá oferta alimentos orgánicos, artesanales y tradicionales. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
    Jossette Vázquez es la propietaria de El Market Express. Este minimercado ubicado en el corazón de Cumbayá oferta alimentos orgánicos, artesanales y tradicionales. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES