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  • Carlos Uribe: Los ajustes perjudicaron al trabajador

    (I) redaccion@revistalideres.ec

    Entrevista a Carlos Uribe. El PhD y profesor asociado de economía de la Universidad San Francisco de Quito habla sobre el estudio que elaboró, junto con Nicholás Gachet, sobre los impactos de las reformas laborales, a partir del 2008, en el mercado laboral, tanto público como privado.

    Usted y su colega Nicholas Gachet publicaron un estudio en el que muestran los impactos de la llamada rigidez del mercado laboral ecuatoriano. ¿Cuáles fueron?

    El análisis nació de otro estudio que estamos realizando con fondos de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Usamos los datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo. Nos empezamos a preguntar, primero, cómo estaban las horas trabajadas por parte de los ecuatorianos, en el sector público y privado. Lo que más nos llamó la atención fue que antes del 2008 se registraba un nivel estable, luego de ese año comenzó una caída bruta en el caso de los empleados privados bajo relación de dependencia. Entre 2008 y 2017 las horas trabajadas cayeron 7%. Las de los trabajadores públicos, prácticamente, se mantuvieron.

    ¿Cuántas horas trabajaban los empleados privados antes, en promedio?

    Unas 9,8 horas diarias. Tras la caída se pasó a 8,3 horas. Se ajustaron a los niveles de las 40 horas semanales. Aparentemente es bueno, pero en realidad no.

    ¿Por qué razón?

    La contracción en horas trabajadas lleva a tener menores ingresos. La reducción no se da por un aumento de productividad sino por un ajuste de las empresas. Estas dejaron de contratar horas extras. Con menos ingresos los hogares terminan afectados.

    ¿Qué pasó con los salarios?

    Entre el 2003 y el 2017 crecieron casi en un 30%, tanto para el sector público como para el privado. Un primer análisis se hace entre 2003 y 2008. Hasta el 2007 el salario por hora en el sector público estaba 5% por encima del 2003; para 2008 fue 15% mayor y para 2017 un 35% más alto. En el caso del sector privado el alza fue similar.

    Al 2017, ¿cuál fue la brecha en horas trabajadas y salario entre el sector público y el privado?

    Entre 2003 y 2017, en cuanto a salarios, fue de 38%. En horas trabajadas la situación es diferente: la brecha fue, en promedio, 12,5% a favor del sector privado para el período 2003-2009. En el 2017 esta diferencia cayó a 4,5%.

    Ustedes atribuyen este panorama a reformas laborales. ¿A cuáles se refieren?

    El alza del salario mínimo (sobre la inflación), recargos adicionales, haber eliminado la contratación por horas, entre otros.

    ¿Por qué el incremento salarial no fue positivo?

    Una interpretación ingenua sería concluir que un salario real más alto implica mayor bienestar para los trabajadores, dado que su ingreso laboral aumenta. Desgraciadamente, el incremento de los sueldos pone presión sobre la demanda de trabajo por parte de las empresas y en la duración de la contratación.

    ¿Cuánto representa la hora trabajada para el empleado del sector privado?

    Los trabajadores privados deben trabajar más horas que los públicos para poder generar el mismo nivel de ingreso.

    ¿Hay sectores más afectados que otros?

    Los trabajadores de ingresos más bajos, el primer quintil de los asalariados. Sus horas trabajadas bajaron 15% y la capacidad de generación de ingreso en un porcentaje similar entre 2008 y 2017 . Antes de eso estaba subiendo.

    Por grupo de edad, ¿quiénes son los más afectados?

    Los jóvenes, específicamente los mileniales (nacidos entre 1981 y 2000). En el sector privado trabajan las ocho horas y ganan menos. No sucede lo mismo en el público porque muchos tienen la posibilidad de tomar dos horas para sus estudios. Entonces, llegan a trabajar solo seis horas.

    ¿Sucedió a partir del 2008?

    Sí. Desde ese momento hubo una caída brutal de las horas laboradas en este grupo etario específico, en el sector público. El Estado comenzó a contratar personas que todavía estaban estudiando (pregrado o posgrado) o que estaban recién graduadas.

    ¿Qué pasó con los mileniales del sector privado?

    Para este grupo, la capacidad de ingreso se contrajo un 8% entre 2008 y 2017. El estudio dice que, por ejemplo, por hora trabajada un empleado del sector público se lleva a la casa USD 10, pero en el caso del sector privado por esa misma hora, USD 8. -El burócrata- está trabajando menos horas, pero se está llevando a la casa más dólares, el empleado privado no. Trabajan más horas que el público y se llevan menos dinero a la casa.

    ¿Un trabajador milenial del sector público, además, tiene otros privilegios que el del sector privado?

    Cuando los mileniales entraron al mercado laboral había una amplia diferencia entre lo que ofrecía el sector público y el privado. Muchas personas eligen un trabajo, también, por cuestiones no monetarias. Por ejemplo, en el público hay 30 días de vacación, en el privado 15. En esa época hubo una incorporación masiva a la burocracia de gente que apenas estaba empezando a trabajar.

    ¿Cómo impactó eso al país?

    Es problemático porque el sector público no produce, genera administración y servicios. La mayor gente que entró fue a oficinas públicas. Muchas de esas personas, sin embargo, han logrado acumular ligeramente más años de educación que aquellas que entraron al sector privado.

    ¿Cuál es la situación de los jóvenes en Ecuador?

    Son un grupo vulnerable. Enfrentan mayor desempleo e informalidad. Era uno de los grupos que se quería ayudar con las reformas del 2008. Lo que vemos es que los trabajadores privados frente a los públicos terminaron perjudicados con esas normas.

    Luego de haber hecho este análisis, ¿cuáles cree que pueden ser los ajustes que debería incluir una reforma laboral?

    Dejar reglamentado bien cómo debe evolucionar el salario básico. El momento en que se sube este sueldo se genera aumento de la demanda de trabajo porque hay una paga mayor, pero por el lado de las empresas los costos de contratación se hacen mayores.

    ¿La reforma laboral debe ser radical?

    No creo en una reforma laboral extrema. No se puede flexibilizar absolutamente todo. No es la respuesta, porque el mercado laboral en Ecuador no funciona en ningún extremo, es necesario un término medio. La reforma laboral debe ir en dos direcciones: la simplificación de la legislación y la modernización del mercado laboral.

    ¿Por qué debe hacerse en estos dos aspectos?

    Cuando es muy intrincada, se tiene muchos tipos de contratos, diferencias en salarios mínimos por ocupación, etc., hace que la aplicación sea muy complicada. La modernización implica dejar la puerta abierta para que el trabajador pueda manejar su tiempo e incluir, también, a los denominados empleos del futuro.

    Hoja de vida

    Formación. Es economista de la Universidad San Francisco. Tiene un máster en la Flacso sobre economía del desarrollo y otro sobre economía en la Escuela de Economía de Barcelona. Es PhD en economía de la Universidad Reina María de Londres.

    Trayectoria. Es profesor asociado de la Escuela de Economía de la Universidad San Francisco de Quito. Su tesis doctoral se denominó Ensayos de política fiscal y mercado incompletos. Ganó el premio de Investigación de la Corporación Andina de Fomento (CAF, Banco de Desarrollo), tendencias demográficas y tecnológicas, mercados laborales y sistemas de salud y pensiones en América Latina.

    Entrevista a Carlos Uribe, PhD y profesor asociado de economía de la Universidad San Francisco de Quito. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Entrevista a Carlos Uribe, PhD y profesor asociado de economía de la Universidad San Francisco de Quito. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • El trabajador promedio de las ‘apps’, joven y sin título superior

    Diana Serrano

    redaccion@revistalideres.ec

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    Desempleados, con educación primaria o secundaria, con edades entre 18 a 30 años. Esas son las características principales del colaborador promedio de las aplicaciones móviles que operan en el Ecuador.

    Datos de empresas locales como Delivereo permiten delinear el perfil de las personas que trabajan en estos negocios. Multinacionales como Uber Eats, Glovo, entre otras fueron consultadas pero no remitieron información sobre el perfil de sus ‘asociados’.

    De todas formas, estas ‘start ups’ han encontrado en la tecnología una forma de enlazar a consumidores y negocios. El nexo entre ambos son personas dispuestas a brindar servicios de movilidad o entregas a domicilio, a cambio de un ingreso económico.

    Desde hace un año y medio, Pablo M. brinda el servicio de taxi, con la española Cabify.

    Este hombre de 36 años es bachiller y actualmente no tiene empleo, por lo cual destina alrededor de 10 horas diarias a la conducción. Él dispone de su tiempo y tiene ingresos de USD 400 al mes.

    Para otros trabajadores de aplicaciones, un servicio no es suficiente para obtener los ingresos esperados. Carlos es repartidor de Uber Eats durante los fines de semana. Al día destina 11 horas para repartir comida en Guayaquil.

    Este servidor público de 31 años también trabajó a través de la aplicación de reparto Glovo, pero se retiró porque no podía mantener horarios fijos “como la empresa me solicitaba”.

    Toni Riera, director regional de Glovo, afirma que el colaborador no busca que el trabajo por ‘apps’ sea su principal ocupación.

    Sin embargo, datos de firmas locales como Delivereo demuestran que el 40% de sus colaboradores está desempleado (ver gráfico). “La mayoría se conectan en varias plataformas para generar ingresos”, afirma la empresa.

    Además de buscar satisfacer sus necesidades económicas, Stéfano Dino-Guida, CEO de Delivereo, considera que algunos colaboradores optan por esta clase de labor, por la flexibilidad.

    El no contar con un medio de transporte no ha sido problema para quienes quieren colaboran con estos servicios.

    Estudiantes universitarios, que representan el 20% de quienes trabajan por medio de ‘apps’, usan carros de la familia o de conocidos para dar el servicio.

    Ernesto tiene 25 años y es estudiante de la carrera de Jurisprudencia. Hasta obtener su título, trabaja en su tiempo libre haciendo entregas a domicilio con Glovo. La moto con la que brinda el servicio es de un primo, quien lo inscribió en la empresa.

    A esta actividad, Ernesto destina entre tres a cuatro horas diarias, principalmente desde las 10:00. Con este ritmo de trabajo, el estudiante logra reunir USD 300 mensuales, pero la mitad de estos ingresos los entrega al propietario de la moto. “Con esa plata ya puedo ahorrar para mi tesis”.

    Cuando quedó desempleado Richard, que es gestor comercial, trabajó dos meses como conductor a través de la aplicación de Uber. Cuando se le presentaron otros negocios y con un préstamo, Richard tuvo la idea de comprar dos vehículos más para inscribirlos en la aplicación. Actualmente sus tres autos brindan el servicio con choferes contratados.

    “Las personas con las que trabajo buscaban empleo desde hace más de seis meses. Esta es una alternativa para generar dinero para ambas partes”, dice.

    Según la información de las firmas locales, uno de cada 10 colaboradores es mujer.

    La empresa nacional Tipti está incursionando en el modelo de economía colaborativa de forma paulatina. Dentro de seis meses espera contar con 300 colaboradores externos. Una de las prioridades para conformar este grupo de trabajo será la contratación de mujeres, señala el presidente de la firma Rafael Luque.

    “Dándole la oportunidad de ganar ingresos a las mujeres, ayudas a la economía del hogar y del país”, asegura Luque.

    Algoritmos y bonos cuentan en los pagos

    Un repartidor de Uber Eats recorre la avenida 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Fotos: LÍDERES
    Un repartidor de Uber Eats recorre la avenida 6 de Diciembre, en el norte de Quito. Fotos: LÍDERES

    Llueve en Quito. Es la tarde del domingo 18 de noviembre y el reloj marca las 16:10. En el cruce de las avenidas Shyris y Gaspar de Villarroel, en el norte de la ciudad, se detiene un repartidor que trabaja para una aplicación móvil. Va en bicicleta y está empapado.

    Allí se demora un minuto para revisar su teléfono móvil y verificar la dirección a la que debe llegar para cumplir con la entrega. Toma aire y continúa pedaleando hasta su destino.

    48 horas después, el 20 de noviembre, una escena similar se observa en la avenida Mariana de Jesús, cerca de la avenida Occidental. El día está nublado y un joven carga una suerte de mochila, adecuada para llevar alimentos y otros productos. Son las 13:45 y este repartidor se baja de su bicicleta y camina, hasta llegar a una de las torres médicas del sector. Allí saluda con el guardia e ingresa para entregar un pedido.

    Estas escenas son cada vez más comunes en el país, con el incremento de aplicaciones móviles que permiten hacer entregas a domicilio en distintos puntos. Los repartidores se movilizan en bicicleta o motocicleta, esquivando la congestión, en cuestas, bajadas y en zonas planas.

    Un ‘delivery’ de Glovo camina por la avenida Mariana de Jesús, empujando su bicicleta. Foto: LÍDERES
    Un ‘delivery’ de Glovo camina por la avenida Mariana de Jesús, empujando su bicicleta. Foto: LÍDERES

    Carlos, servidor público de Guayaquil, se dedica al reparto de comida a través de la aplicación Uber Eats. Hace tres meses incursionó en esta labor, a la cual dedicaba al menos unas cuatro horas, porque era rentable, afirma.

    Al inicio Carlos tenía unos cinco pedidos diarios y, aunque tuviera menos, la empresa le pagaba ‘horas garantizadas’; es decir, un valor por el tiempo que se conectaba, independientemente del número de entregas, explica Carlos.

    Ahora el mecanismo cambió y recibe neto USD 1,75 por carrera, que es el valor mínimo en Uber Eats. Con este pago, Carlos logra reunir USD 40 al día y trabaja 11 horas diarias durante los fines de semana.

    En otras aplicaciones el valor mínimo que el repartidor recibe por pedido es de USD 1,35, en caso de que tenga bicicleta.

    Determinadas empresas usan un algoritmo que define la productividad y tiempo destinado al trabajo para definir el valor del pago. Los colaboradores de estos servicios ganan entre el 50% al 75% del valor total de las carreras o repartos que hacen.

    Las empresas reciben el resto del porcentaje por la gestión, el acceso a la tecnología y el contacto con los clientes.

    Cuando los pagos son en efectivo van directamente a los bolsillos de los colaboradores. Mientras que los ingresos a través de tarjeta de crédito los recibe la empresa, que debita el porcentaje que le corresponde y si hay un saldo, se lo entrega al repartidos o chofer.

    Empresas como Delivereo otorgan bonos a los repartidores por completar un numero de ordenes específicas en el día. “Por ejemplo, por 20 pedidos ganan USD 50 extras”, explica Stéfano Dino-Guida, CEO de la ‘start up’ ecuatoriana.

    Para ser un colaborador, entre los requisitos que exigen las empresas está contar con un RUC; para los motorizados es indispensable tener licencia de conducción y los papeles del vehículo al día, entre otros.

    Por su parte, las empresas otorgan un seguro de accidentes, que solo aplica para el momento en que el colaborador está conectado, ofreciendo el servicio.

    El Mercado

    Las ‘start ups’ de servicios de movilidad o entregas a domicilio en el país, principalmente las multinacionales, registran crecimiento en el número de pedidos del 40% por semana, aproximadamente.

    La compra de servicios ‘online’ pasó del 69% al 72% en el último año, según el informe Situación del Comercio Electrónico en Ecuador 2018, II medición, de la Universidad Espíritu Santo.

    El Gobierno  anunció en octubre que analiza una modalidad contractual para las personas que colaboran con aplicaciones móviles. El Ministro de Trabajo, Raúl Ledesma, señaló que se debe visibilizar a este tipo de trabajadores para que tengan beneficios de ley, pero de acuerdo con “el tiempo de trabajo que realicen”.

    La precarización inquieta a Europa; en China hay un ‘boom’

    El surgimiento de esta nueva forma de trabajo, con base en la economía colaborativa, genera inquietud en países europeos como España, por la precarización laboral.

    El diario digital español, El Confidencial, publicó en agosto de este año un artículo sobre la subcontratación irregular, a través de las aplicaciones móviles.

    Los colaboradores inscritos “alquilan” sus cuentas a inmigrantes indocumentados a cambio de una comisión. A fin de mes, los “arrendatarios” pagan al repartidor oficial el 30% de lo que ganan , que es entre USD 3 a USD 5 por pedido.

    Los inmigrantes aceptan esta opción porque la otra es estar en la mendicidad, afirman.

    El 20% de los colaboradores de Glovo en España tiene a esta aplicación como su único medio para ganar dinero, señala Toni Riera, director regional de la firma.

    Por lo general, este segmento está conformado por inmigrantes. Según Riera, trabajan de manera exclusiva con la ‘app’, pero “por un periodo determinado”, hasta que encuentren un empleo estable.

    En cambio, el 80% de colaboradores usan Glovo como un medio extra pagar generar ingresos.

    El experto considera que este perfil se repite en otros países de Europa, donde tiene alcance la ‘app’ e, incluso, en algunos de América Latina como Argentina.

    China es otro mercado donde se vive un ‘boom’ de las ‘apps’ para entrega de comida. En el 2017 se hicieron entregas por USD 31 000 millones y este año está previsto que la cifra crezca un 20% según iiMedia Research. El año pasado fueron 343 millones de internautas chinos los que encargaron comida en estas plataformas.

    Según Stéfano Dino-Guida, CEO de Delivereo, las personas eligen esta forma de trabajo también para manejar su tiempo. “Pueden conectarse cuando desean y las horas que desean. Nadie les dice qué hacer y generan ingresos según el tiempo que ellos escogen trabajar”.

    A escala internacional, el promedio de edad de los colaboradores es de 18 a 35 años y son hombres. En el caso de Glovo, la mayoría son estudiantes, que trabajan en su tiempo libre.

    Uber Eats
    señala que la aplicación se presenta como una opción de empleo independiente y flexible para estudiantes, amas de casa, jubilados o desempleados.

    El 60% de los colaboradores, que usan la aplicación de Delivereo para generar ingresos extras, tiene entre 18 a 30 años. César Álvarez cumple las entregas en una motocicleta. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    El 60% de los colaboradores, que usan la aplicación de Delivereo para generar ingresos extras, tiene entre 18 a 30 años. César Álvarez cumple las entregas en una motocicleta. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Una línea difusa en el uso del celular en el trabajo

    Patricia González

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    Los beneficios del uso de un teléfono celular para temas laborales son indiscutibles, generando en muchos casos mayor productividad. Pero cuando se trata del teléfono personal, los límites no están claros, ni para la empresa ni para el trabajador.

    Gabriel Recalde, director del Centro de Estudios de la Política Laboral, parte de una premisa y es que un dispositivo móvil personal forma parte de la libertad e intimidad de las personas. En 2017, 9 de cada 10 hogares en el país tenía al menos un teléfono celular activado, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

    “El teléfono personal es para actividades privadas, salvo en el caso de un trabajador autónomo, puesto que el uso del celular forma parte de sus costos”, recalca.

    Sin embargo, es muy frecuente que se reciban llamadas de trabajo al celular o que el empleado realice llamadas por temas laborales desde su móvil. Para Recalde, estos costos siempre deben ser asumidos por el empleador.

    Adicionalmente, debe incluirse el pago de horas extras cuando esos contactos telefónicos se realizan fuera de horas laborales.

    Byron Villacís, ex director del INEC, coincide en que deben ser gastos costeados por la empresa. Pero, aclara, que operativamente es difícil cuantificarlo cuando el uso del celular para temas de trabajo es marginal. Por lo que recomienda evitar en lo posible que esto suceda.

    “Al inicio puede ser irrelevante, pero con el tiempo la persona se va acostumbrando y se vuelve más difusa la línea entre lo personal y el trabajo”, añade.

    Cuando ya se vuelve indispensable el uso del celular para el trabajo, Recalde considera que las empresas deben analizar si costean la línea telefónica personal del empleado o si le entregan una línea de teléfono independiente para sus funciones laborales.

    Las personas que laboran en ventas, comunicaciones o coordinando áreas logísticas y productivas son las que comúnmente requieren utilizar el celular para el trabajo, detalla Villacís.

    Daniel Dávalos, gerente de la consultora de talento humano Selecta, es partidario de que en todos los casos la compañía asigne un teléfono móvil para uso laboral: “El equipo es una herramienta de trabajo en varios cargos ( los que tienen que ver con servicio, ventas, proveedores). Es normal que la empresa asigne un móvil con el servicio pagado para que el colaborador realice su trabajo”.

    La asignación de una línea para el trabajo es más frecuente en multinacionales. “Mientras más grande sea la compañía mayor es la tendencia a cubrir la recarga del celular”, comenta Villacís.

    Pero en estos casos, advierten los expertos, también se puede incurrir en utilizar la línea telefónica otorgada por la empresa para asuntos personales.

    “Cuando no se cuidan estos límites se producen abusos de los dos lados, o el empleado usa recursos de la empresa para propósitos personales ( no ético) o la empresa usa recursos del colaborador para beneficio de la empresa ( no ético)”, indica Dávalos.

    No hay una normativa en Ecuador que regule el uso del teléfono celular para temas laborales, a excepción de la modalidad del teletrabajo, legalizada mediante un acuerdo ministerial.

    Recalde lamenta que exista un atraso en este aspecto, en comparación a otros países de la región en los que suele estar regulado mediante normas secundarias. No obstante, aclara que muchas empresas lo incluyen en reglamentos internos.

    El director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el Cono Sur, Fabio Bertranou, trato este tema en el marco del seminario “Diálogo tripartito sobre el futuro del trabajo”, celebrado el pasado año en Uruguay.

    “El modelo de trabajo amigable, flexible, en cualquier momento y en cualquier lugar, con un teléfono conectado con el jefe a cualquier hora, podría convertirse fácilmente en un trampa del tipo ‘siempre y en todas partes’ donde algunos empleados estarían expuestos a este tipo de forma de aumentar la producción de su trabajo y tendría efectos importantes en el estrés o el burnout (fatiga extrema)”, advirtió el directivo.

    También se dan casos en que el uso excesivo del celular en horas de trabajo resta productividad al empleado. No obstante, el director del Centro de Estudios de la Política Laboral no considera apropiado restringir su uso, puesto que es un elemento que ha penetrado profundamente en la sociedad. Solo es aceptable, señala el experto, cuando significa un riesgo en la labor desempeñada.

    El móvil es una herramienta útil para temas laborales, pero cuando su uso es regular para estos fines debe ser costeado por el empleado. Ilustración: Ingimage
    El móvil es una herramienta útil para temas laborales, pero cuando su uso es regular para estos fines debe ser costeado por el empleado. Ilustración: Ingimage
  • Flexibilidad y desafíos, claves para retener a un trabajador

    Redacción Quito

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    La flexibilidad, el crecimiento y la independencia son las claves para mantener al talento humano dentro de una empresa. A la vez, también, son los grandes retos dentro de los sitios de trabajo.

    Actualmente, la mayor preocupación de los empresarios es mantener al trabajador joven. Los denominados milenials prefieren el desarrollo y crecimiento laboral sobre la permanencia en un lugar de trabajo y esto se ha convertido un reto para las empresas.

    Es un modelo de liderazgo que propicie el desarrollo, es decir, una cultura que genere oportunidades de desarrollo permanente de los talentos humanos. “Una cosa es aprender y otra crecer; el reto es lo último, porque la gente debe crecer a otros niveles”, explica Eddy Troya, experto en temas de recursos humanos.

    Si bien es cierto el sueldo es importante, el empleador debe darse cuenta que no es el camino sino buscar un líder que apunte a desarrollar sus capacidades. Otra opción es apostar a un paquete de beneficios adecuados, que vele por la calidad de vida de los empleados de una organización.

    En esto coincide Eugenia Medina, directora de PWC asesores empresariales. Él destaca que antes el atractivo para un trabajador era quedarse durante 30 años en una sola empresa. Ahora no por lo que las compañías deben apostarle a poner más retos y desafíos al joven, por ejemplo, no trabajar por horarios encuadrados, sino buscar jornadas flexibles.

    Otra opción es buscar espacios de trabajo como viajes a otras provincias o al exterior. “Esos son los retos que buscan los jóvenes en la actualidad para quedarse unos tres o cuatro años”.

    Adicionalmente, Medina señala que, por ejemplo, si un grupo de trabajadores trabaja hasta altas horas de la noche se debe compensar con una mañana libre, con el objetivo de que haga sus trámites, pase con su familia o descanse por el trabajo realizado. Es lo que se llama el ‘flex day’, que es un día libre. “Si una persona siente que no tiene una vida lejos de su trabajo no hay ningún beneficio para él, por lo que la empresa tampoco”.

    En Wanda Tecnologías, firma que se encarga de la distribución de material tecnológico, optaron por desarrollar actividades internas para que los trabajadores se relajen del trajín del trabajo.

    Juan Carlos Chávez, propietario de la empresa, desarrolló esta idea para fortalecer el equipo y su trabajo. La iniciativa en Wanda Tecnologías empezó en abril pasado con la formación de grupos, que dramatizan una vez por semana diferentes temáticas.
    Este espacio fue creado como una oportunidad de mostrar su talento, creatividad, liderazgo y su habilidad para trabajar en equipo.

    Los 18 trabajadores de esta empresa que desarrolla software tienen varias experiencias como vestirse de mimos, de la vecindad del Chavo, de muñecas y demás personajes. Su mensaje: la unidad.

    PwC entregó una condecoración para las empresas que han realizado una estrategia de flexibilización de horarios, lugares de trabajo y demás estrategias para fortalecer la unidad y retener a los talentos. Una de las premiadas fue Schlumberger, que asegura que no es tan importante el factor monetario sino la posibilidad de crecer dentro de la empresa.

    Cualquier persona puede llegar a ser un buen gerente. Para eso lo entrenan, asegura Nelson Baldeón, director de Comunicaciones de la firma. “Cuando contratas a un joven recién graduado no queremos que sea máster o PhD, lo que interesa es que tenga actitud y hambre de conocimiento el resto se encarga la empresa”.

    Medina dice que, por ejemplo, el empleador puede decir: “necesito este resultado para fin de mes sin importarle el tiempo y el cómo lo haga, pero exige mucha madurez del empresario y del trabajador”.

    La clave es que el empresario sea un líder que enseñe a empleados, que sean proactivos. El jefe que impone ya se quedó en el pasado, porque exige un horario no un resultado, explica.

    Otro factor que influye en mantener un talento humano es el clima organizacional. Si se labora en medio de una jauría no funciona nada. La integración de equipo es importante para laborar en armonía, señala Troya.

    La pregunta es: ¿qué tipo de empleado se debe retener? Para Medina, la respuesta es sencilla, ya que se busca retener a la persona que tenga una buena actitud para el trabajo. No se busca la experiencia o la hoja de vida, ya que lo importante es cómo enfrenta el trabajador los retos que se presentan. No se trata de personas perfectas, porque no existen; lo que se busca es la personalidad.

    Foto: Referencial
    Foto: Referencial
  • 2L Estos uniformes protegen la piel del trabajador

    Redacción Quito

    Luis Logaña junto a Marcia Ochoa, su esposa, afrontaron una dura crisis económica hace 18 años. En aquellos años se dedicaban a la comercialización de ropa y su negocio cayó estrepitosamente por el arribo de tiendas internacionales.

    Fue Abel, hermano de Logaña, quien -preocupado por la situación del emprendedor- le sugirió a la pareja confeccionar un traje impermeable, para el trabajo en las floricultoras. Luego de arriesgarse por la propuesta (Logaña recuerda que en aquellos años existían pocos comerciantes de estos trajes), los esposos empezaron a producir hasta 240 trajes cada mes, de manera ‘artesanal’.

    Los emprendedores, quienes ahorraron 1 250 sucres para comprar su primera máquina de coser y ahora cuentan con 14 selladoras térmicas de tejidos para elaborar 7 000 prendas de trabajo al mes, comentan que tardaron seis años en adquirir su materia prima sin intermediarios.

    Los uniformes de trabajo elaborados -en tela PVC- para las floricultoras son una pieza fundamental para la seguridad laboral. Así lo explica Édison Velasco, representante de Tonicomsa y que comercializa 300 trajes para fumigación con el logo de 2L al mes, desde hace 7 años.

    El nombre de la firma se deriva de las iniciales de Luis Logaña (2L) y es visible en los frontales de cada prenda. La línea de ropa térmica para el trabajo en cámaras de frío se borda con el nombre Jemel, un acróstico de las iniciales de los tres hijos de esta familia, que empezó a coser en la sala de su domicilio, ubicado en el sur de Quito, y que se amplió en el 2006 a una planta de 1 500 m². Esta tiene su sede en Tambillo (cantón Mejía), al suroeste de la urbe.

    Los productos de 2L cumplen con el principio básico de esta vestimenta: la durabilidad. Así lo explica Ximena Játiva, jefa de Compras de la empresa mayorista de insumos de seguridad industrial AMC. “Nuestros clientes visten unos 1 500 delantales para la poscosecha y 600 trajes de fumigación de 2L, en promedio, al mes”.

    45 colaboradores, un 70% mujeres, son quienes se encargan del diseño y corte de las piezas para cada modelo.

    Las piezas se unen con máquinas de termosellado, que garantizan el 100% de impermeabilidad y resistencia del producto. “Me gusta recorrer las industrias, identificar las necesidades que tienen y ofrecer una solución”, indica Logaña.

    Más de 20 modelos constan en el catálogo de 2L, entre enterizos para labores en alcantarillados, mandiles para camaroneras y demás industrias pesqueras, chaquetas para trabajo en zonas húmedas (petroleras), abrigos con reflectivos para empresas de obras públicas, entre otros.

    La firma de servicios petroleros Pec Project considera a 2L como un buen aliado. Así lo asegura Marco Chávez, jefe de Compras, quien explica que -dependiendo del número de obras que desarrollan- se proveen de 500 dotaciones de impermeables y overoles cada trimestre.

    Los testimonios de otros clientes consultados coinciden en que, más allá de la calidad de las prendas que elabora 2L y el estricto cumplimiento de los plazos, es el buen sentido del humor de Logaña y la amabilidad de su esposa, lo que se destaca de este emprendimiento familiar.

    Las anécdotas y los retos

    La maquinaria. Un vendedor les engañó hace más de una década con maquinaria inservible. Hoy, su maquinaria viene de Taiwán y Colombia.
    El terreno. La pareja fue  parte de los afectados por una empresa inmobiliaria que comercializaba terrenos ilegales.

    En su planta se está adecuando una bodega para almacenar  materia prima.

    La materia prima. 2L procesa un promedio de cinco toneladas de tela PVC al mes.

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  • ¿Puede un empleador obligar a un trabajador a cambiar su lugar de residencia, para ejercer un nuevo cargo en otro sitio?

    Diego Jara Arteaga. Sempértegui Abogados

    Un empleador no puede obligar a un empleado a cambiar su lugar de residencia para ejercer un nuevo cargo en otra ciudad.

    Esa actuación, tal como lo señala la Jurisprudencia ecuatoriana, constituye una injuria laboral a partir de la cual el trabajador puede considerarse en situación de despido. Más aún si el cambio de tareas conlleva modificación substancial del contrato de trabajo y sobre todo, si el empleador no justifica que el cambio responde a necesidades del giro de la empresa.

    Si bien esto es ilegítimo, la realidad es que existen actividades empresariales, entre ellas las comerciales, mineras y especialmente petroleras, que requieren el traslado constante de sus trabajadores. Por ello es importante que al momento de suscribir el contrato determinen si el trabajador se trasladará a un lugar distinto al de su residencia, por razones de servicio.

    En tal caso, el empleador tiene la obligación de pagar los gastos de movilización, alojamiento y alimentación del empleado conforme lo establece el numeral 22 del artículo 42 del Código del Trabajo.

  • ¿Una empresa puede retener el monto que corresponde a pensión alimenticia de un trabajador, sin su consentimiento?

    María Elena Corral / Corral Sánchez Abogados S.A.

    Una empresa sí puede retener el monto correspondiente a la pensión alimenticia sin consentimiento del trabajador, siempre y cuando esta sea declarada y ordenada por un juez competente y dentro de un juicio de alimentos que se le haya seguido a la madre o al padre que no estaba cumpliendo con su deber de prestar alimentos a sus hijos.

    Esta situación responde al interés superior que tienen los menores a que sus derechos sean atendidos y cumplidos por parte de sus padres. Adicionalmente, porque el derecho a alimentos es connatural a la relación parento-filial y está relacionado con el derecho a la vida, la supervivencia y una vida digna. Este implica la garantía de proporcionar los recursos para la satisfacción de las necesidades.

    El artículo 91 del Código del Trabajo señala que “la remuneración del trabajo será inembargable, salvo para el pago de pensiones alimenticias”. En concordancia, el artículo 30 del Código de la Niñez y Adolescencia establece que “la prestación económica de alimentos, tiene privilegio de primera clase y se preferirá a cualquier otra obligación”.

  • El cliente es el eje de su proceso

    Pedro Maldonado / Redacción Quito

    Un cambio de cultura organizacional en el que cada empleado es su propio líder y responsable de sus objetivos. Esa fue la consigna que se planteó desde finales del 2008 Humana, la firma de medicina prepagada con sede en Quito y operaciones a escala nacional.

    Cumplir el objetivo fue un desafío para los directivos y empleados de esta empresa, que tiene en la actualidad cerca de 210 000 clientes. Alberto Sandoval, presidente del Directorio de Humana, explica que la idea fue que todo el personal se comprometa, que busque mejorar pensando en sí mismo como persona.

    El cambio empezó por modificar la mentalidad de los empleados, luego se abordaron los procesos internos, pasando de una estructura vertical a una horizontal. “Para esto trabajamos bajo el concepto de organización centrada en procesos (OCP), creando un círculo virtuoso en el que todos asumimos responsabilidades”, agrega Sandoval.

    El tema de procesos tiene como objetivo primordial el cliente, dice Armando Espinosa de los Monteros, coordinador académico del Programa de Procesos del TEC de Monterrey, en Ecuador. Esto se cumple cuando la estructura de una empresa está volcada hacia el cliente y el personal trabaja en solucionar problemas del cliente. “En Humana todos trabajan para el cliente, que es la razón de ser”.

    En este cambio de mentalidad, añade Espinosa de los Monteros, se requiere un liderazgo especial. Solo así se logran transformaciones que demandan energía y delegación de poder. “En esta empresa, el liderazgo viene desde la cúpula, con Sandoval y los directivos a la cabeza”.

    Luego de fortalecer el talento humano y cambiar el ‘chip’, es decir la actitud, Humana se apoyó en la tecnología. Con la asesoría de la empresa informática Bayteq (Quito), Humana implementó el 2011 un sistema informático de IBM.

    Mauricio Bayas, titular de Bayteq, partner de IBM en Ecuador, describe a Humana como una empresa de servicios pionera en el tema de gestión de procesos. “En esta evolución la tecnología se convierte en un apoyo para la organización, en un facilitador de tareas”. Bayteq asesora desde hace dos años a Humana.

    El uso de tecnología de IBM trajo otro logro para esta empresa, cuyos ingresos pasaron de USD 21,5 millones a 43,4 millones entre el 2008 y el 2012. En septiembre pasado, Humana fue escogida entre 5 000 firmas del mundo que usan software de IBM en sus procesos y recibió un galardón por el uso de tecnologías innovadoras en salud.

    Con ese bagaje, ahora los directivos de Humana comparten su experiencia. Además la firma dio otro paso en su expansión: entró a la Bolsa de Valores y emitió obligaciones por USD 7 millones.

    Algunas cifras

    • El apoyo. Humana es parte de Conclina, grupo que factura USD 200 millones al año y tiene unos 2 000 trabajadores.
    • La nómina. El número de empleados de la compañía pasó de 162 a 278, entre el 2008 y el 2012.
  • La ansiedad lleva a postergar el trabajo

    Redacción Quito

    Son las 08:30. Lo primero que hace Andrés al llegar a su trabajo, una constructora, es encender su computadora. La primera dirección que teclea es facebook.com. Luego de revisar su perfil, comentar algunos estados de sus amigos decide entrar a YouTube. Mira algunos videos cómicos, luego pasa a unos de sus artistas favoritos. Deja a un lado los videos y se pone al tanto de las noticias, de la política y del deporte.

    Ya son las 10:30 y Andrés todavía no ha comenzado con su trabajo del día. Pero decide hacerlo, para tomar fuerzas se prepara un café y se demora 20 minutos. Él es una de las personas que posterga su trabajo, es decir procrastina.

    Procrastinar proviene del latín pro: adelante, y crastinus: que se refiere al futuro. Según la Real Academia de la Lengua, significa aplazar o postergar. En cierta medida, todos hemos procrastinado. Pero, ¿qué sucede cuando este problema se agudiza en la jornada de trabajo y afecta en el desempeño laboral? Esteban Prado, psicólogo organizacional, señala que la procrastinación no es un síndrome, sino más bien es un síntoma. El aplazamiento de trabajo y responsabilidades puede ser un indicador de que el entorno laboral no está del todo bien. Podría existir un conflicto en las relaciones con sus jefes o compañeros, falta de motivación, o que al empleado no le gusta el trabajo. Por ello, evadir responsabilidades por medio de excusas es una actitud constante del empleado.

    Por esta razón, los procrastinadores suelen ser trabajadores poco comprometidos, que no presentan nuevas propuestas y que su trabajo no posee un valor agregado. Prado recomienda que cuando se presentan estos casos, la persona debe realizarse una autoevaluación y preguntarse si es que le gusta su trabajo, qué le motiva a trabajar en ese lugar y qué es lo que le molesta.

    Bryan trabaja en una consultora de marketing. Él también se considera un procrastinador; pero él mira eso como una virtud. “Yo trabajo mejor bajo presión”. Aunque reconoce que el hecho de dejar las obligaciones para último momento, en ocasiones ha puesto en riesgo la entrega de proyectos; sin embargo, la calidad de los mismos no ha disminuido. “Procrastinar es distraerse, esperar para que fluyan las ideas, pero a veces eso puede volverse en un mal hábito si es frecuente”.

    Para Lucía González, profesora de Psicología Organizacional de la Pontificia Universidad Católica (PUCE), la procrastinación es producto de la ansiedad, y esta puede ser provocada por el miedo a las actividades que se van a realizar. González sostiene que generalmente este comportamiento se presenta cuando se van a realizar nuevas tareas, como en el cambio de un puesto. El principal efecto, asegura, es la falta de eficiencia que desemboca en trabajos con poca calidad.

    La especialista también recomienda que la primera regla para combatir la procrastinación es reconocerla. Posteriormente, analizar qué es lo que produce la ansiedad. En el caso de que el comportamiento sea agudo, se debe acudir a un especialista para analizar la raíz de la ansiedad.

    En casos extremos, González asegura que la persona debe cambiar de trabajo para dejar de procrastinar y mejorar su estilo de vida. “Las tareas agradables y la afinidad con el entorno son las herramientas para que el empleado no se distraiga y cumpla con sus obligaciones”.

    Las recomendaciones

    Limpia tu escritorio.  Al finalizar cada jornada, limpiar el escritorio para que al día siguiente este no sea un motivo de distracción.

    Los programas.  Cuando se trabaja en la computadora, mantener abierto solo los programas indispensables.

    El descanso.  Dormir lo suficiente, preparar el cuerpo para la siguiente jornada es un punto clave para no procrastinar.

    La agenda.  Una de las actividades principales sugeridas para estos casos es trazarse un cronograma de actividades que servirá de guía para no perder el tiempo en la jornada laboral.

  • Trabajador eficiente hasta en la cama

    Arturo Castillo / Motivador y Prof. De Técnicas Psicorrelajantes

    La omnipresencia de la tecnología en la vida cotidiana de millones de personas ha llevado a niveles de dependencia que tienen características patológicas. La gratificación sensorial que provocan ciertos dispositivos electrónicos puede ser inmensa, al punto de desplazar necesidades fundamentales del organismo.

    Extensivamente, los trastornos de conducta son cada vez más comunes, especialmente entre los jóvenes, cuya habilidad para comunicarse parece atrofiarse aceleradamente, así como la capacidad para distinguir la realidad de la ficción.

    De manera general, la omnipresencia de la tecnología modula cada aspecto de la vida de la actual generación. Concretamente, la vivencia del tiempo ha sufrido un giro radical a causa de la tecnología, que hace que todo transcurra mucho más deprisa, obligando a los individuos a responder con inusitada velocidad, de lo contrario, el tiempo les ‘come’.

    Efectivamente, una hora en el contexto de la tecnología moderna pareciera transcurrir en un abrir y cerrar de ojos, mientras que para las generaciones pasadas se trataba de auténticos 60 minutos, que permitían realizar numerosas actividades, y sobraba tiempo.

    En el campo del trabajo, ese nuevo tiempo, impuesto por las máquinas, hace que los sujetos actúen con atropello y ansiedad, con escasa prolijidad, pues las tareas están siempre pisándoles los talones. En esas circunstancias, el tiempo asignado por la empresa para el cumplimiento de metas puede no siempre ser objetivo, obligando al trabajador a completar los pendientes en su casa.

    Entonces es cuando la omnipresencia de la tecnología ‘auxilia’. Y no hay problema, con los dispositivos móviles, el trabajo puede realizarse ‘cómodamente’ inclusive en cama. Claro, puede que este extraordinario sujeto esté cumpliendo a cabalidad con sus jefes, pero seguramente su relación de pareja está sufriendo un incontrolable deterioro, especialmente si llevar las tareas a la alcoba se vuelve un hábito. Tal ‘eficiencia’, previsiblemente, desembocará en alteraciones de orden sexual, en cansancio crónico y estrés, con su secuela de síntomas psicofísicos.

    Si el trabajador no tiene el carácter para establecer una línea divisoria clara entre lo profesional y lo personal, no podrá esperar la compasiva compresión de su empresa. Quizás esté frente a la penosa situación de decidir quién y qué cuentan más en su vida.

    Escriba a Arturo Castillo: arturo.castillo@catarsis.ec