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  • El clima laboral es la inquietud de siempre

    Redacción Quito

    Los métodos de trabajo evolucionan, la tecnología permite incrementar la productividad, las telecomunicaciones son una herramienta clave, los espacios de trabajo son cada vez más amigables, sofisticados y funcionales…

    Pero todavía persiste un punto que sigue sin resolverse en las empresas, sin importar el sector productivo al que pertenezcan: el clima laboral. Este tema inquieta por igual a gerentes generales, directores de talento humano, catedráticos y empleados de una organización.

    Los expertos en temas de recursos humanos lo resumen de manera sencilla: cuando existe un buen clima o ambiente en la oficina, todo mejora. De lo contrario, los procesos de la compañía y las relaciones entre colaboradores se debilitan.

    William Ramos, director de la escuela de liderazgo Focus Internacional, ofrece charlas y capacitaciones a empresas de diferentes sectores. Él admite que la preocupación por generar un adecuado ambiente es una constante en distintas compañías de diferentes países.

    «Lo que más afecta a una compañía es el clima que producen los líderes. A pesar de las tecnologías y nuevas prácticas, la incorrecta comunicación es uno de los grandes abismos que separan a líderes de sus equipos». Por eso, añade Ramos, es necesario construir confianza entre los miembros de una organización.

    Otra anotación que hace este capacitador es que sin buen clima laboral no habrá liderazgo y los problemas que tiene una compañía se mantendrán en el tiempo, sin una adecuada solución.

    ¿Y cómo surge un ambiente laboral óptimo? «No ocurre por casualidad, sino cuando existe un trabajo consciente y direccionado», sostiene Lorena Pastor, consultora en recursos humanos.

    Ella añade que lo del clima laboral no es un moda. La gente cada vez pasa más tiempo en su lugar de trabajo, por eso «mientras se ocupe menos tiempo en adaptarse al clima laboral es mejor, es más productivo para la empresa».

    Para esto, las cabezas de la organización tienen que estar 100% interesadas en las relaciones de sus colaboradores y manejar una estrategia al respecto.

    En Ecuador, una de las maneras más comunes de medir el ambiente de trabajo es con encuestas anuales o semestrales. Al respecto, Pastor señala que esta metodología sirve a pesar de estar afectada por eventos recientes. Una ola de despidos o el pago de utilidades inciden, pero tienen un efecto que no dura más allá de tres meses. Aún así, esta especialista insiste en que hay que hacer la medición a pesar de que no existe un momento ideal.

    Otra opinión sobre el tema la tiene Eddy Troya, gerente de la consultora Human Plus. Él manifiesta que no más del 10% de las empresas ecuatorianas aplica acciones encaminadas a generar un buen ambiente laboral. «Para lograrlo bastaría elevar los sueldos o entregar bonos a los empleados, pero eso no ayuda en el mediano o largo plazo».

    Troya dice que la clave es generar modelos de liderazgo, ofrecer a los colaboradores un balance entre la vida familiar y la profesional, generar la sensación de aprecio, facilitar los procesos de desarrollo, etc. «Estas acciones son propias de empresas que están evolucionando y que reconocen el valor de la gestión de personal, pero que desafortunadamente todavía son minoría en Ecuador».

    Como los demás analistas, Troya indica que es necesario un plan de la empresa y que el departamento de RR.HH. evolucione en sus funciones.

    El análisis sirve para…

    La satisfacción.  Determinar y analizar el estado de la satisfacción laboral de los trabajadores, para encontrar aspectos que puedan entorpecer la obtención de los resultados programados.

    Conflictos.  Identificar las fuentes de conflicto que puedan ocasionar resultados inadecuados.

    Comportamiento.  Evaluar el comportamiento de la toma de decisiones y las acciones que se ponen en práctica.

    Revisión de planes.  Tomar las medidas correctivas relacionadas con los proyectos puestos en práctica.

    Los jefes. Corregir comportamientos de los jefes y directivos en general.

  • El colaborador que toda empresa necesita

    Mariana F. Maldonado El Universal de México (GDA)

    Si ya tienes tu propia empresa, deberías pensar en rodearte de ellos. Son creativos, innovadores; saben sortear el entramado burocrático y romper las reglas a su favor. Se los llama intraemprendedores y según los especialistas que los han estudiado, son quienes más rápidamente transforman a una organización. Tienen las características de los emprendedores, pero ellos lo hacen desde el interior.

    «Mientras los emprendedores eligen la autonomía y la celebridad, ellos escogen escala e impacto. Mientras los emprendedores prefieren el control, estos individuos tienen la habilidad envidiable de hacer las cosas desde el interior de sistemas masivamente complejos.

    Ellos son jugadores igual de importantes que los emprendedores, pero detrás de bambalinas», explica un estudio realizado por Allianz, IDEO, Skoll Foundation y SustainAbility, algunas de estas organizaciones dedicadas a impulsar este tipo de emprendimiento.

    El término fue utilizado por primera vez a finales de la década de los setenta por Gifford Pinchot, profesor de negocios, emprendedor, y fundador de la primera escuela que impartió un MBA en negocios sustentables, en una investigación realizada en conjunto con su esposa.

    Allí, se plantea la necesidad de que en las grandes corporaciones los empleados comenzaran a realizar actividades propias del emprendimiento. Ahí se acuñó la palabra intraemprendedor.

    «La gente tiene un enorme potencial para el bien, la penetración, creatividad y para el trabajo. Gran parte de este potencial se encuentra atrapado dentro de las limitaciones de las grandes organizaciones jerárquicas actuales. El desarrollo del emprendedor es un paso más adelante para liberar individuos y nuestras organizaciones y sociedades deben construir vidas más plenas, ricas y productivas… el intraemprendimiento es una idea a la que le ha llegado el tiempo», dice Pinchot.

    Una de las características principales y que de hecho lo constituyen como un intraemprendedor es la de tener nuevas ideas. «La mayoría de verdaderos innovadores está detrás de las puertas de las corporaciones gigantescas del mundo», indica el análisis de las organizaciones.

    Este los describe como integradores, solucionadores de problemas y facilitadores; suelen tener habilidad política, tacto, facilidad para trabajar en equipo y paciencia, porque para llevar sus proyectos a cabo, necesitan carisma y una «hábil manipulación» del capital intelectual y financiero de la organización.

    En tu empresa seguramente hay un intraemprendedor o al menos, no le falta la innovación. De acuerdo con un estudio realizado por un par de profesores de liderazgo y publicado en la Harvard Business Review en el que analizaron una firma de 5 000 empleados, al menos 250 eran innovadores naturales. De estos, 25 eran grandes intraemprendedores.

    Vijay Govindarajan y Jatin Desai, los autores, aseguran que los intraemprendedores ya están en una empresa y que el detalle está en encontrarlos. «Ellos no son siempre parte del talento que es sobresaliente en la empresa ni son rebeldes e inconformistas de manera obvia».

    Para las compañías Los intraemprendedores.  ¿Cuál es la diferencia entre el intraemprendedor social y el intraemprendedor? Que el primero deja en segundo lugar el objetivo puramente económico, y el otro, que el acento está puesto en la parte social y medioambiental.

    Un riesgo. Un riesgo siempre latente es que las empresas no identifiquen a tiempo a sus ‘intraemprendedores’ y estos abandonen la organización. Según cifras de Tomas Chamorro-Premuzic, profesor de psicología empresarial en la Universidad de Londres, un 70% de emprendedores exitosos incubaron sus ideas de negocio, mientras estaban empleados por alguien más.