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  • Dolores Vintimilla: ‘Cuando se hace lo que nos apasiona el resultado será positivo’

    Carolina Enriquez

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Una experiencia traumática, sumada a sus conocimientos en derecho y una amplia trayectoria profesional, le permitieron a Dolores Vintimilla convertirse en una aliada para las mujeres víctimas de violencia.

    Nació en Cuenca. Se graduó de abogada en su ciudad natal; años más tarde, en Quito, se especializó en derecho penal en la Universidad Andina Simón Bolívar y, actualmente, estudia una maestría en la Universidad de la Rioja (España) en derecho penal económico.

    Dejó su ciudad cuando se dio la oportunidad de trabajar en el Ministerio de Justicia. Este trabajo le permitió conocer a fondo el sistema penitenciario del país.

    La misma pasión que siente por las leyes la tiene por apoyar a las mujeres. Cuando tenía 17 años fue víctima de un secuestro; tras esa experiencia se propuso luchar para que ninguna mujer viva ninguna clase de agresión.

    Ha dado conferencias vivenciales para apoyar a grupos femeninos. También brinda capacitaciones y hoy está desarrollando una fundación para emprendedoras, principalmente. Es gerenta del estudio jurídico Luigi García Cano.

    Violencia

    “Tengo casos de mujeres que muchas veces por la dependencia económica que tienen con sus parejas aguantan malos tratos, violencia psicológica o sexual.

    El enfoque que le doy a mi fundación para emprendedor es ‘Independízate. Tú puedes sola’.
    He dado charlas en el sentido de empoderar mujeres. Yo vengo desde cero, todo lo que soy ahora lo he construido yo. Ese es un mensaje que he querido dar.

    También me encargo de brindar asesoría legal a mujeres víctimas de violencia doméstica. Es un apoyo totalmente gratuito porque no tengo interés monetario.

    Doy también acompañamiento porque es muy difícil para una mujer hablar de estos temas con un hombre, luego ir sola y revictimizarse. Siempre voy con mis clientas porque comprendo que necesitan una mano amiga.

    En mi experiencia, si bien yo no fui víctima de violencia doméstica me rescataron con una costilla rota, me apuñalaron en la pierna, tenía golpes y heridas de alambre.

    Ese día me juré que iba a ayudar a otras personas víctimas”.

    Emprendimiento

    “Se me ocurrió la idea encontrar una solución a la dependencia económica de las parejas a través del emprendimiento.

    Les pregunto a mis clientas ¿Para qué son buenas? Algunas dicen para nada. Yo les digo que sí tienen algo bueno y que piensen en qué. Es entonces cuando me cuentan que saben hacer joyas, manualidades, etc. Ahí está su negocio.

    La segunda parte de este proceso es la asesoría. Está en ayudarles a crear la empresa, a sacar permisos, a obtener el RUC o Rise, darles apoyo continuo, etc.”

    Carrera y sociedad

    “En mi profesión, el hecho de ser mujer es algo complicado. No hay muchas dedicadas al derecho penal o no se han dado a conocer plenamente. ¿Por qué sucede eso? Porque hay mucho machismo.

    A mí me ha tocado luchar bastante contra eso. Muchos creen que porque uno es mujer no es una rival. Le subestiman. Me ha tocado por mis medios, mis conocimientos, mis habilidades demostrar todo lo contrario.

    Escalar mi posición ha sido demasiado duro. En el Ministerio de Justicia, cuando me dediqué a hacer un censo de extranjeros en las cárceles, me decían que cómo voy a entrar sola, que ese trabajo no era para una mujer, etc.

    Desde ahí he tenido que demostrar que nosotras somos perfectamente capaces. Cuando uno hace lo que le apasiona y lo que le gusta no importa si uno es hombre o mujer. De todas formas uno va a tener resultados positivos.

    Como persona no he tenido miedo. Durante la experiencia que tuve pensé que me iba a morir. Ahí me volví de acero.

    Lo que sí me ha tocado enfrentar es acoso. Pero me he dado mi lugar a las malas”.

    Apoyo

    “Creo que ayudo a otras mujeres contando mi historia. Quiero que digan ‘si ella pudo yo también puedo’. No hay límites para nadie.

    Fui ponente de la conferencia I woman en Loja. Cada una cuenta una historia. La mía es de triunfos y fracasos. Yo creo que toqué fondo antes de llegar a la posición en la que me encuentro ahora.

    Les digo a mis clientas todos los días que siempre hay que seguir adelante. Ellas creen que el mundo se les ha acabado y yo les digo que para mí también se acabó alguna vez, pero que pueden salir. Además, siempre hay que prepararse académicamente”.

    Datos

    Profesión. Se especializó en litigación oral y técnicas para este procedimiento. Se formó en California Western School of Law.

    Familia. Está casada. Le gustan las mascotas. Tiene dos perros.

    Pasatiempos. Hace deporte en el gimnasio y le gusta mucho la lectura.

    Aporte. No se centra solamente en temas de violencia dentro del núcleo familiar, sino en general. Sin embargo, asegura que son los casos que más se encuentran.

    Visión. Considera que la libertad económica es fundamental para que las mujeres puedan romper con la violencia. Todas pueden alcanzar sus metas. La formación profesional es fundamental .

    Dolores Vintimilla es abogada y especialista en derecho penal. Apoya a mujeres víctimas de agresiones. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Dolores Vintimilla es abogada y especialista en derecho penal. Apoya a mujeres víctimas de agresiones. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Las empresas activan planes ante la violencia contra la mujer

    Carolina Enriquez

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Llegaba cansada, a veces sin dormir y con los nervios destrozados. A veces no recordaba las tareas que tenía que hacer, otras las realizaba a menor velocidad; también, por la profunda pena, indicaba que estaba enferma y se ausentaba por varios días.

    Esa era la rutina que llevaba María (nombre protegido) en su trabajo durante la época que fue víctima de violencia por parte de su pareja. Según la Encuesta de relaciones familiares y violencia de género del 2019, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 65 de cada 100 mujeres en Ecuador han experimentado por lo menos un hecho de violencia en toda su vida.

    El documento explica que entre las víctimas de violencia dentro del ámbito familiar y de pareja están mujeres que trabajan.

    El estudio

    Los costos empresariales de la violencia de género contra la mujeres de Ecuador, elaborado por la Universidad San Martín de Porres de Perú, explica que en las empresas también coexisten los agresores y los colaboradores testigos.

    Este último informe detalla que 31 de cada 100 trabajadores, de 35 empresas que participaron en el análisis, estuvieron involucrados directamente en situaciones de violencia contra la mujer.

    Ausentismo, tardanza, baja producción, etc., tal y como se describe en el caso de María, son los principales impactos para una firma. Esto se traduce, a su vez, en días y dinero perdido; 10,5 días hábiles al año por trabajadora agredida, 12,5 por agresor y USD 1 800 millones en pérdidas económicas en empresas ecuatorianas.

    Violencia implica agresiones físicas, psicológicas y económicas que han sido “normalizadas”.

    Los impactos económicos para las empresas también se generan por los problemas que viven las los agresores: faltan al trabajo, se distraen mucho, tienen mal rendimiento, tienen celos, etc.

    La Cámara de Industrias y Producción conoció estos resultados y considera que es fundamental que el sector privado tome acciones ante esta situación. Las empresas que participaron en el estudio ya han desarrollado políticas una vez que conocieron cuál era la situación de agredidos y agresores en sus firmas.

    “Tenemos una línea base que es alarmante, por lo que decidimos intervenir inmediatamente”, dijo Nidian Rodríguez, jefa de responsabilidad social de Pharmabrand.

    La empresa, que tiene 1 000 empleados, cuenta con talleres de sensibilización desde este año. A través de esta experiencia la firma ha logrado que ciertas personas se acerquen para consultar dónde pedir ayuda; en estos procesos participa el área de trabajo social.

    Asimismo, desarrollará trabajos preventivos e impulsará la iniciativa de la ‘píldora’ Desaprendol. Se trata de un símbolo para que la gente se dé cuenta que se deben desaprender conductas violentas que están normalizadas.

    En Holcim, con 960 empleados, se busca atacar, principalmente, la violencia normalizada.

    “Hemos empezado con entender qué significa violencia contra la mujer. También contamos talleres de grupos pequeños para que las mujeres puedan abrirse, contar sus experiencias y darse cuenta que no están solas”, indica María Dolores Franco, directora de recursos humanos de la empresa.

    Esta firma del sector constructor también tiene un programa de tolerancia cero en casos de violencia contra las mujeres en el ámbito laboral. Como parte de su estrategia de diversidad e inclusión cuenta, además, con programa de empoderamiento y desarrollo de liderazgo femenino.

    Estas acciones se toman en todos los niveles de la firma, desde el comité directivo hasta la parte operativa. “Si mujeres en mandos medios, en gerencias, direcciones, han dicho basta todas pueden hacerlo”, dice Franco.

    En Endesa Botrosa, maderera con 2 000 colaboradores, también se trabaja en cambios de política institucional desde la directiva. A través de grupos multiplican el mensaje de la no violencia.

    En las empresas se requiere que la alta gerencia se comprometa con la implementación de una política de cero tolerancia a la violencia de género. Foto: Freepik.es
    En las empresas se requiere que la alta gerencia se comprometa con la implementación de una política de cero tolerancia a la violencia de género. Foto: Freepik.es

    problema está presente en todo sector

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Las trabajadoras que sufren violencia presentan una serie de secuelas y situaciones que inciden en sus tareas. Estas personas tienden a faltar más, sufren dolencias o se sienten indispuestas. Además, deben atender gastos para atender su salud mental, resolver temas legales o financieros.

    Así lo advierte el estudio Los costos empresariales de la violencia contra las mujeres en Ecuador. El documento añade que el personal que vive situaciones de violencia contra las mujeres (sean las agredidas o los agresores) tiende a sufrir más distracciones, cero productividad, siniestralidad, preocupaciones y agotamiento. Todo lo anterior se conoce como presentismo.

    Otro dato indica que la violencia contra las mujeres en relaciones de pareja está presente en todos los sectores productivos, siendo ligeramente mayor en las industrias manufactureras (33,6%), seguido de servicios (31,9%) y comercio (28,1%). Esto demuestra que, sin importar a qué se dedique la empresa, la violencia contra la mujer está presente en todas ellas. De las 35 empresas participantes en el estudio, ninguna ha estado libre de este problema.

    El lugar de la agresión también fue analizado. Según el reporte, el 12,9% de las mujeres ha sido agredida por su pareja o expareja mientras trabajaba. En el caso de los hombres, el 9,7% expresó haber agredido en el ambiente laboral a su pareja o expareja.

    En las pérdidas económicas y de días de trabajo en las empresas también cuentan los testigos. Estos son todos aquellos colegas que escuchan las historias de los agredidos o agresores, quienes conocen los casos o brindan algún apoyo. Al estar inmersos en estos problemas también pueden llegar a descuidarse en su trabajo. El estudio de la Universidad San Martín de Porres revela que el 16% del personal atestigua las situaciones de violencia dentro de las firmas analizadas.

    Daniela es una empleada privada de 36 años. Hace seis conoció del caso de una colega que recibía maltrato psicológico por parte de su expareja. “Generó en mí: tristeza, frustración e indignación, ya que en el medio en que nos desen­volvemos debemos enfrentar estrés, mucha presión y, en sí, muchas emociones, porque tratamos todo el día con muchas personas. Yo considero que siempre hay que ayudarnos unas otras”.

    Según el estudio, entre los principales impactos de la violencia que enfrentan los testigos, las agredidas y los agresores se cuentan ansiedad, estrés postraumático, dolores físicos, problemas gastrointestinales, falta de sueño, irritabilidad, entre otros.

    Paula Yánez, coordinadora de la carrera de psicología de la Universidad de las Américas, explica que se debe pensar también en la violencia de género en el ámbito laboral porque impacta en la salud física y mental de las personas.

    El trabajo interno de las empresas es fundamental

    Una vez que existe un diagnóstico sobre este problema social y económico, el siguiente paso es tomar acciones para frenar y controlar los ataques.

    Viviana Maldonado, coordinadora del programa PreviMujer, de la GIZ, se anima a pronosticar que con el estudio las empresas del país tomarán conciencia, “porque saben que están impactadas”.

    Esta experta tiene algunos planteamientos para los sectores productivos. Lo primero es trabajar en prevención. “Si se hace un trabajo sostenido, visibilizando el tema, la tarea será más sencilla”.

    Maldonado hace notar que existe un gran porcentaje de empresas y actividades que aún no sufren por la violencia. Por eso cree que es necesario contar con políticas de cero tolerancia y trabajar muy de cerca con los empleados.

    La Cámara de Industrias y Producción también tiene un plan para desarrollarlo con sus agremiados. Pablo Zambrano, presidente de la Cámara, detalla que existen tres acciones concretas: generar conciencia del problema, organizar al sector privado para que se aborde la problemática y desarrollar acciones como talleres de sensibilidad o campañas de prevención.

    Para esto, el gremio replicará los buenos ejemplos de otros países, así como de multinacionales que operan en el país y tienen una política muy clara respecto de la violencia de género.

    Zambrano reconoce que existen desafíos en el camino. Uno es la vergüenza, en especial la del agresor. Por eso existen empresas que participan en el estudio, pero de manera anónima, con el objetivo de que las víctimas no sean victimizadas nuevamente.

    “Necesitamos elevar la conciencia y elevar el perfil del problema para combatirlo desde distintos ámbitos”. Uno de los puntos de partida, según Zambrano, son los reglamentos internos que deben abordar claramente el tema.

    El estudio también tiene recomendaciones. “Para una prevención efectiva, se requiere que la alta gerencia se comprometa con la implementación de una política empresarial de cero tolerancia a la violencia contra las mujeres en relaciones de pareja, en primer lugar porque vulnera los derechos humanos universales y, en segundo, porque destruye la productividad de la organización”.

    Para los casos de personal que sufre o ejerce violencia extrema, se requerirá articular una red de servicios especializados para tratar psicológica, física y legalmente cada situación. Hay que crear un canal efectivo y brindar las facilidades del caso para atender al personal afectado.

    Los grupos de trabajo en los que se dialoga sobre la erradicación de la violencia contra la mujer forman parte de las políticas implementadas por diferentes firmas contra este problema. Foto: Freepik.es
    Los grupos de trabajo en los que se dialoga sobre la erradicación de la violencia contra la mujer forman parte de las políticas implementadas por diferentes firmas contra este problema. Foto: Freepik.es
  • USD 1 800 millones pierden al año las empresas en Ecuador por la violencia contra la mujer

    Carolina Enriquez

    (I)

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    La violencia contra las mujeres genera pérdidas de USD 1 800 millones al año para el sector privado, en Ecuador. Esto incluye las agresiones físicas y sicológicas de las víctimas y los victimarios colaboradores de empresas y de los trabajadores testigos.

    La información se dio a conocer el 21 de noviembre del 2019 en Quito como parte del estudio de Los costos empresariales de la violencia contra las mujeres en Ecuador.

    De la elaboración del documento estuvo a cargo la Universidad San Martín de Porres de Perú la cual utilizó una metodología de la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ), a través de su programa Combatir la Violencia contra las Mujeres en Latinoamérica.

    Para el estudio se trabajó con 12 101 colaboradores de 35 grandes y medianas compañías, de distintas ciudades ecuatorianas.

    Los resultados muestran que 31 de cada 100 trabajadores (hombres y mujeres) de las empresas que participaron estuvieron involucrados directamente en situaciones de violencia contra la mujer, sea como agredidas o como agresores, en algún momento de su relación de pareja.

    Esta situación genera baja productividad, ausentismo, etc. Al año se pierden 10,5 días hábiles por trabajadoras agredidas, 12,5 días por agresor, 7,8 por empleada mujer que atestigua y 11,4 días por testigo varón.

    Arístides Vara, encargado de la elaboración del estudio y catedrático de la Universidad San Martín de Porres, explica que cuando la gente piensa en violencia cree que son solo situaciones físicas. “Es un grupo pequeño, 1 de cada 100. La mayoría sufre violencia desapercibida: sicológica, económica, etc. Es la que está normalizada. Esa la viven 25 de cada 100 mujeres”.

    Imagen referencial. Los resultados del estudio muestran que 31 de cada 100 trabajadores (hombres y mujeres) de las empresas que participaron estuvieron involucrados directamente en situaciones de violencia contra la mujer. Foto: Pixabay
    Imagen referencial. Los resultados del estudio muestran que 31 de cada 100 trabajadores (hombres y mujeres) de las empresas que participaron estuvieron involucrados directamente en situaciones de violencia contra la mujer. Foto: Pixabay
  • Un plan frente a la violencia de género

    Patricia González

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    En Ecuador, seis de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia de género en sus vidas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

    La lucha contra la violencia doméstica es uno de los pilares en responsabilidad social de la empresa de venta de productos por catálogo Avon, desde este 2017.

    La primera acción la realizaron en abril con la inclusión de “productos solidarios” en su catálogo del mes. Es decir, un porcentaje de la venta de dos productos (labiales y bandas para recoger el cabello) se destinó a un fondo, que maneja la Fundación Avon.

    En total se recaudaron USD 30 000. Ese dinero se entregará este mes o el próximo a organizaciones que brindan apoyo a mujeres que han sido víctimas de la violencia doméstica.

    Adicionalmente, en septiembre, Avon Ecuador lanzó la campaña Alza tu voz, una iniciativa que desde meses atrás la multina­cional presentó en otros países de la región: Colombia, México, Perú y Venezuela.

    La campaña internacional se lleva adelante en alianza con la Fundación Natalia Ponce de León y su creadora, de nombre homónimo. Ella es una colombiana que fue víctima de un ataque con ácido. Luego de ese suceso, impulsó un proyecto legislativo al que se debe la creación de una nueva norma en Colombia que endureció las penas para los agresores.

    Natalia participó en Ecuador del foro de lanzamiento de la campaña Alza tu voz , que se desarrolló en Quito. El encuentro contó, además, con la presencia de otras mujeres, que desde su campo profesional aportan a esta causa.

    Se sumaron a esta actividad: Marlene Villavicencio, directora de la Casa de Acogida María Amor; Oderay Game, directora de la productora The Other Eye; y Giovanna Tassi, directora de Radio Pública del Ecuador.

    “La violencia de género es un problema social que no distingue etnia, edad, orientación sexual, nivel de educación ni ingresos socioeconómicos”, subrayó María Evelina Araujo, gerenta de Mercadeo de Avon Ecuador.

    La campaña también se está promoviendo en las redes sociales, invitando a la población en general a detectar señales de violencia doméstica. “Si te grita, si te golpea, si te impone horarios, si te critica la ropa… Son algunos ejemplos del comienzo de un trato violento”, detalló Araujo.

    Comentó que para el próximo año está previsto dar un seguimiento al foro realizado en septiembre pasado e invitar nuevamente a Natalia Ponce. El objetivo es reunir nuevamente a las personas que participaron y evaluar las tareas que quedaron pendientes.

    Otro proyecto bandera de Avon es la prevención del cáncer de seno. Con el fin de generar más conciencia sobre el tema, que permita estar atento a posibles síntomas, llevó a cabo el pasado 1 de octubre una caminata, en la cual participaron 1 000 peronas.

    En pro de recolectar fondos por esta causa, la compañía también ha incluido otros “productos solidarios” en sus catálogos.

    Natalia Ponce de León (centro), una colombiana que fue víctima de un ataque con ácido, estuvo en Quito. Foto: Cortesía Avon
    Natalia Ponce de León (centro), una colombiana que fue víctima de un ataque con ácido, estuvo en Quito. Foto: Cortesía Avon
  • La ‘app’ pensada para la violencia de género

    Patricia González

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    De cada 10 mujeres en el Ecuador, seis han sufrido algún tipo de violencia durante su vida, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos.

    Con esa estadística y con el objetivo de contribuir a disminuir los índices de violencia en el país, a través de la prevención, la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) lanzó en diciembre de 2015 la aplicación móvil Junt@s, descargable sin ningún costo para dispositivos Android y iOS.

    La ‘app’ está dirigida a mujeres que sufren de violencia de género, pero también está destinada a cualquier persona que detecte en su entorno una posible situación de violencia de género.

    Al entrar en Junt@s el usuario tiene varias opciones para escoger. Una de ellas es el Test de Violencia, el cual a través de indicadores puede ayudarle a detectar si es víctima de acoso sexual en el entorno laboral, de ciberacoso; si sufre de violencia en una relación de pareja o si, por el contrario, es una persona violenta.

    También, ofrece recomendaciones para mujeres acerca de qué deben hacer en caso de que sean víctimas de violencia, como solicitar ayuda al ECU 911, pedir asesoramiento legal a la Defensoría Pública marcando al 151, buscar apoyo profesional para salir de este círculo y denunciar ante las Unidades Judiciales Especializadas contra la violencia a la Mujer y a la Familia a nivel nacional o en casos de delitos sexuales en las Fiscalías especializadas en el tema ubicadas en todo el país.

    La aplicación orienta a la víctima sobre cómo realizar una denuncia en la Fiscalía y cuáles son las medidas de protección que la institución podría brindarle.

    Las sugerencias además están dirigidas a amigos y familiares de mujeres que son víctimas de violencia de género. En concreto, detalla cómo hablar con las víctimas sobre lo que les sucede y cómo actuar en caso de presenciar un acto de violencia.

    De igual forma, se informa a la víctima acerca de las entidades en las que puede solicitar apoyo (Defensoría Pública, ECU 911 y Fiscalía General del Estado). En el caso de la Fiscalía, el usuario encontrará puntos georreferenciados de las diferentes sedes del ente en todo el territorio nacional.

    También se ofrecen datos de contacto de casas de refugio para mujeres víctimas de violencia de género en diferentes ciudades.

    La última pestaña de la ‘app’ permite registrar hasta cuatro contactos de personas de confianza, que puedan ayudar a la víctima en caso de necesitar ayuda inmediata. En la parte inferior de la aplicación se encuentra la opción de “Mensaje para ayuda”, a través del cual la persona puede enviar un mensaje de texto a cualquiera de los contactos registrados.
    Ante un caso de violencia en lugar público se puede activar el botón de “auxilio”, que disparará automáticamente una alarma.

    María Antonieta Palacios, jefa de Responsabilidad Corporativa de la CNT, recordó que la ‘app’ se enfoca únicamente en la prevención de esta problemática social.
    En marzo pasado, la CNT firmó un convenio por un año con la Fiscalía General del Estado para la difusión y socialización de la ‘app’, enfocado hacia los colaboradores del ente público.

    Datos DE LA APP

    -La aplicación móvil Junt@s suma a la fecha 2 903 descargas en dispositivos iOS y Android.
    -La inversión en el desarrollo de la herramienta de la CNT fue de USD 4 385.
    -La CNT ha socializado Junt@s con colaboradores de la Fiscalía General, de la Cooperativa de la Policía Nacional y de la Gobernación de Tungurahua.
    -La aplicación  Junt@s se puede descargar sin ningún costo para el usuario.

    María Antonieta Palacios, jefa de Responsabilidad Corporativa, indica cómo funciona la ‘app’. Foto: Julio Estrella/LÍDERES
    María Antonieta Palacios, jefa de Responsabilidad Corporativa, indica cómo funciona la ‘app’. Foto: Julio Estrella/LÍDERES
  • Una certificación por la no violencia

    Redacción Líderes

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    A más del efecto psicológico, la violencia contra las mujeres tiene un costo económico en la sociedad. Según un estudio de la Universidad San Martín de Porres, de Perú; Cooperación Alemana, GIZ y CoMVol Mujer, entre 3 y 7 de cada 10 mujeres de la región andina y Paraguay sufren algún tipo de violencia.

    En el caso de las empresas, pequeñas, medianas y grandes, los costos de la violencia de género son significativos. En Perú, el ‘precio’ de este problema social asciende a los USD 6,7 millones al año. Esta cifra implica reducción de la productividad de las mujeres agredidas, así como de los agresores, costos para las empresas por el ausentismo, por el tiempo destinado para curar las heridas…

    “Es un impacto enorme”, dice Arístides Vara, director de Investigaciones, Ciencias Administrativas y Recursos Humanos en la Universidad San Martín de Porres. En Paraguay y Bolivia, añade Vara, la violencia de género afecta entre el 2,4 y el 5% del Producto Interno Bruto. “Pocas empresas sabían que sus empleadas mujeres son agredidas por sus parejas mientras trabajan”.

    Esta cruda realidad dio paso a una iniciativa que promueve una certificación para las empresas que promueven entre sus empleados la no violencia de género. La certificación ‘Empresa segura’ surgió en abril del año pasado como un programa de capacitación para empresas de la región de distintos tamaños que quieran impulsar un ambiente de trabajo seguro para la mujer.
    En Ecuador se cuentan cuatro empresas certificadas: la estatal CNT, HOV Hotelera Quito (Swissotel y Hotel Plaza Grande), Endesa-Botrosa y Verde Canandé.

    ‘Empresa segura’ es una certificación en línea o presencial, desarrollada por Induction One. Viviana Maldonado, vocera de GIZ, explica que con esta metodología los colaboradores de una empresa son consultados sobre comportamientos y actitudes. “Muchas veces se piensa que un determinado comportamiento con las mujeres es el normal, pero con esta medición la gente descubre que no es así. Esto es un problema cotidiano”. De esta manera, añade Maldonado, se sensibiliza el asunto de la violencia de género y se generan iniciativas al interior de las empresas.

    Uno de los indicadores que se analizan es el falso presentismo, en el que el agresor o la agredida están en sus puestos de trabajo, pero no rinden como deberían. “La persona está allí , pero su mente está ocupada en el problema que vivió con su pareja”.

    En CNT tomaron conciencia del tema y trabajan desde hace dos años en prevención de la violencia de género. La entidad estatal trabajó de la mano con GIZ en el diseño de talleres para hablar sobre el tema. Además, con una herramienta en línea se certificó a 6282 colaboradores, de los casi 7 000 que tiene.

    CNT también desarrolló la aplicación móvil Junt@s, que permite hablar del tema así como reportar situaciones de violencia, explica Fabiola Terán, analista de gestión de responsabilidad corporativa. La funcionaria añade que la entidad trabaja en la medición de los costos de la violencia de género.

    HOV Hotelera Quito además se animó en participar en la certificación, tras constatar violencia familiar y acoso. Martha Madrid, trabajadora social del Swissotel, cuenta que esas situaciones generaban ausentismo y afectaban las actividades de trabajo.

    La cadena decidió enfrentar la situación y se contactó con GIZ. Se armaron reuniones con todo el personal y con el apoyo de los directivos se despertó el interés entre los colaboradores. “Así ahora se puede advertir cualquier problema. Además, los casos de violencia han disminuido y se mantiene una campaña”.

    En el hotel se aplica un reglamento sobre el tema, con sanciones de por medio, y todo está consensuado con los empleados.

    Los empleados del Swissotel participan en campañas de sensibilización. La firma tiene un programa estructurado y posee el aval de sus directivos. Foto: cortesía Swissötel
    Los empleados del Swissotel participan en campañas de sensibilización. La firma tiene un programa estructurado y posee el aval de sus directivos. Foto: cortesía Swissötel
  • Cómo reconocer a un abusador financiero

    Lucia Vasconez

    Si tiene una pareja demasiado controladora que revisa su estado de cuenta o su cartera para ver cuánto ha gastado, y que además le deja pagar todas las cuentas, tenga cuidado porque puede estar frente a un abusador financiero, según los expertos en violencia de género.

    El llamado abuso financiero es parte de la violencia doméstica. Y corresponde al 98% de todos los casos en los que se presenta el maltrato de género, según un cálculo de la Red Nacional para Acabar con el Abuso Doméstico, en Estado Unidos, citado en la página web del medio británico BBC.

    Según el mismo portal, en América Latina hay pocos datos sobre el abuso financiero, en muchas ocasiones porque –igual como ocurre con la violencia doméstica- las mujeres no denuncian a sus parejas.

    En tanto que, para Patricia Garza, directora de filantropía estratégica de la Fundación Allstate, citada por Spanish.latinospost, aunque la violencia financiera es común, casi nadie le relaciona con la violencia de género y por ellos no hay datos fidedignos.

    En Ecuador tampoco hay cifras sobre violencia financiera. Pero los datos que sí se conocen son que el 60,6% de las mujeres han vivido algún tipo de violencia doméstica, según el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), muchas de ellas podrían estar dentro de las estadísticas de abuso económico.

    ONU Mujeres y otras organizaciones dedicadas a trabajar contra el maltrato femenino señalan que el abuso financiero es frecuente en el mundo y es uno de los primeros síntomas de la violencia doméstica, así lo confirmó Women’s Aid en un informe titulado «Atrapada y controlada», detallado en la BBC.

    Las autoras del documento, Marilyn Howard y Amy Skipp, enumeraron varios aspectos para reconocer a un abusador económico:

    • Toma importantes decisiones financieras sin su participación
    • Usa su tarjeta de débito/crédito sin preguntar
    • Controla su acceso al dinero (tarjetas de crédito o cuenta bancaria)
    • Se apropia de sus ingresos
    • Se niega a contribuir para los gastos del hogar
    • Pone las cuentas a su nombre, pero no ayuda a pagarlas
    • Toma créditos en representación suya, y no colabora con el pago de las cuotas
    • Saca dinero de su cartera o cuenta bancaria
    • Le obliga a que deje de trabajar
    • Le utiliza como una fuente laboral gratuita

    Polly Neate, directora de Women’s Aid, citada también por el portal británico, asegura que es necesario un cambio jurídico y cultural en todo el mundo para que las víctimas se atrevan a denunciar el abuso financiero, y así erradicar este mal.

    El abuso financiero es frecuente en todo el mundo, según Women's Aid. Foto referencial: Pixabay
    El abuso financiero es frecuente en todo el mundo, según Women’s Aid. Foto referencial: Pixabay
  • La violencia en Latinoamérica se devora hasta el 6% del PIB de la región

    Agencia EFE

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    El impacto de la violencia por la delincuencia en Latinoamérica es de hasta el 6% de su producto interno bruto (PIB), dijo este 26 de marzo un funcionario de CAF responsable de un estudio sobre prevención del delito en América Latina.

    El director de Análisis Económico del Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, Pablo Sanguinetti, presentó este 26 de marzo en Panamá el reporte ‘Por una América Latina más segura‘.

    Sanguinetti explicó que el informe, dedicado a la prevención y control del delito violento, establece que el 24% de la población de América Latina tiene como principal preocupación a la delincuencia. «Hay varias formas de medir el costo del delito, hay indicadores que hablan de entre el 4% a 6% del PIB, lo que uno incorpora son los gastos de los gobiernos en reprimir, las compensaciones a las víctimas», dijo el representante del CAF.

    Pero «hay costos más indirectos, como por ejemplo en algunos lugares en México cuando el crimen hace que la gente no pueda acudir a trabajar o acceder a la educación, eso es lo más difícil de medir», explicó. «Así como afecta el bienestar de muchas personas, tiene también su costo económico porque hay que destinar recursos para la Policía como para la prevención», acotó Sanguinetti.

    El vocero del CAF detalló que «en los últimos 15 años en América Latina la tasa de homicidios ha aumentado, comparado con otras regiones del mundo», y que el informe, de 260 páginas, aborda los diferentes factores que inciden en la existencia de la delincuencia. «En promedio la tasa de homicidio en la región está entre 25 a 27 por cada 100 000 habitantes, eso es una tasa muy, muy, elevada. En el reporte mencionamos, con una perspectiva histórica, cuando algunos países desarrollados» como Italia y Reino Unido «tenían tasas de homicidios de ese nivel (…). Uno tiene que irse a 400 años atrás», para encontrar ese nivel de incidencia, reflexionó.

    «Chile tiene una tasa de 3,5 (homicidios) por cada 100 000 (habitantes), Argentina está en 7, Uruguay en 6″ y aunque «en América del Sur el fenómeno es menos agudo, la gente está preocupada». Colombia ha logrado reducir de 70 a casi 35 la tasa de homicidios por cada 100 000 habitantes, Venezuela aumentó de 20 a 50 y Panamá, que antes tenía tasas más bajas, lo llevó de 10 a 20. «Es cierto que en el norte de América del Sur y en Centroamérica los indicadores (de homicidios) son peores», añadió.

    Precisó que en «Honduras y Guatemala la tasa varía de 80 a 90 por cada 100 000, recientemente medidos, son niveles muy altos, El Salvador también, donde son 65 por
    100 000″, y reconoció que allí se dan «circunstancias» que involucran «ciertos mercados ilegales como la droga».

    El Director del informe enfatizó en que los países tienen que «ponerse serios con el problema» de la inseguridad «porque la sociedad los trae de la mano».

    Sobre la situación en México, acotó que la tasa de homicidios que era de hasta 12 por cada 100 000 habitantes en 2006 ha subido hasta 26. Ese comportamiento coincidió con un ataque del Gobierno mexicano a los carteles de droga y con el éxito en Colombia en el combate al narcotráfico, porque ciertas actividades pasaron a México, un país que está decidido a combatir el flagelo, dijo Sanguinetti.

    «No hay soluciones mágicas, no hay una bala de plata con que se acabe esa situación, es un trabajo en varias áreas que requiere de ministerios, individuos, de la educación temprana, de actividades socioemocionales de control, la infraestructura urbana, el capital social de los barrios y lo tradicional como las actividades policiales», advirtió.

    En CAF, aclaró, «no damos recomendaciones particulares por países, la idea es que cada país tome los elementos y tome sus propias decisiones». Admitió que en el estudio de banco «no se hace énfasis en la corrupción, porque es un delito de guante blanco que no genera mucha violencia, es un tema importante también pero no es parte del informe». Lo que sí incluye son datos sobre la violencia contra la mujer y de genero, que genera conductas en los niños.

    A la presentación del informe asistió el ministro panameño de Seguridad, Rodolfo Aguilera, funcionarios y expertos civiles y policiales del país y el alcalde de la capital, José Blandón.

    En la imagen militares custodian al líder de la organización criminal Los Zetas, Omar Treviño Morales. En México el crimen hace que la gente no pueda acudir a trabajar. Foto: Sáshenka Gutiérrez/ EFE
    En la imagen militares custodian al líder de la organización criminal Los Zetas, Omar Treviño Morales. En México el crimen hace que la gente no pueda acudir a trabajar. Foto: Sáshenka Gutiérrez/ EFE
  • EL negocio pierde recursos y se estanca

    Las consecuencias

    Carolina C., de 74 años, quien tiene un pequeño negocio de lavado de ropa, no pudo comprarse la lavadora industrial que requería para ampliar su empresa por problemas con su pareja. «Necesitaba que me firme los papeles para comprar a crédito una lavadora, pero él no quería firmar, me daba largas. En la empresa les dije que yo voy a pagar la lavadora, no él. Pero aún así no pude.» 50 de cada 100 microempresarias en el país viven algún tipo de violencia de pareja, lo cual no solo afecta su salud emocional e integridad personal, sino la sostenibilidad de sus microempresas.

    Así lo demuestra el estudio ‘Los costos invisibles de la violencia contra las mujeres para las microempresas’, encargado por el Programa ComVoMujer, de la Agencia de Cooperación Alemana, a la Universidad San Martín de Porres, con sede en Perú.

    Para mujeres como Ana Molina, quien posee un consultorio dental ubicado en el norte de Quito, la convivencia con su pareja le significó pérdidas económicas y daño emocional.

    Relata que apenas se casó pensó en crear una clínica odontológica con su pareja. «Él puso una parte y yo aporté con dinero que había ahorrado desde soltera», recuerda. Pero aunque crearon el negocio, él nunca la hizo participar del proyecto. Cuando se separó, ella se quedó sin nada.

    «El proceso de separación fue demasiado doloroso, y al final yo preferí no exigir, porque lo que quería era tranquilidad y ya no tener más problemas.» Molina tuvo que empezar de cero. Hoy dirige su propio consultorio. Aunque todavía sueña con tener su clínica, no cuenta con los recursos.

    Arístides Vara, del Instituto de Investigación de la Universidad San Martín de Porres, considera que la violencia hace que los emprendimientos de las mujeres se conviertan en micronegocios de subsistencia. «Para crecer necesitan reinvertir las ganancias, pero si ese dinero se gasta en curarse, o en resolver problemas familiares, difícilmente van a crecer.» Otro problema es la sobrecarga laboral. «La mujer debe recuperar los días perdidos por problemas familiares, y trabaja más de ocho horas diarias», comenta el investigador peruano.

    María O., de 60 años, enfrenta esta realidad. Ella es propietaria de una pequeña tienda, y relata que debe trabajar hasta 18 y 20 horas al día para poder generar los ingresos para mantener su negocio. Como otras microempresarias, María O. siente cómo la violencia de pareja afecta a su negocio: «A veces se porta grosero delante de la clientela. Es gritón, mandón, piensa que es mi dueño», dice esta microempresaria, quien debe asumir sola los gastos de la casa.

    Para Christine Brendel, directora regional de ComVoMujer, la violencia contra las mujeres es una problemática que afecta al Ecuador, un problema que para ser erradicado requiere del compromiso del Estado, la sociedad y las empresas.

    El presentismo es otro de los resultados de la violencia

    La violencia de pareja genera lo que se conoce en términos de talento humano como presentismo. Esto no es más que una situación en la cual una microempresaria reduce su rendimiento productivo, la calidad del trabajo disminuye, o hay cero o poca productividad. Además, cuando un trabajador sufre de presentismo, enfrenta un alto riesgo de sufrir accidentes laborales.

    Arístides Vara, del Instituto de Investigación de la Universidad San Martín de Porres, considera que esta es una variable que muy pocas veces se tiene en cuenta al momento de medir la productividad.

    Ricardo Flor, presidente de la Cámara de la Pequeña Industria de Pichincha, señala que cuando existe violencia de pareja hacia la mujer, la productividad se ve afectada. «Todo lo que sucede en nuestro hogar lo llevamos a nuestro trabajo, consciente o inconscientemente».

    A nivel empresarial, otros efectos son el ausentismo y la rotación de personal que también generan costos importantes a nivel de productividad.

    Vara acota que el objeto del estudio es motivar acciones desde los sectores privados (gremios) y públicos (Gobierno) para pensar en políticas públicas de prevención de la violencia contra la mujer.

    Las entidades financieras de microcrédito así como las empresas también pueden ayudar a detectar la problemática. «La clave es prevenir», dice este investigador peruano.

    Además de la investigación efectuado en el ámbito microempresarial, el programa ComVoMujer ha trabajado en estudios específicos en otros sectores como el florícola, el maderero, etc. Los estudios evidenciaron los costos en términos de productividad que generan los problemas de violencia contra la mujer.

    Las cifras

    Denuncias. El 70% de mujeres microempresarias solteras con pareja no ha denunciado el hecho de violencia porque creen que las agresiones recibidas no son importantes.

    El apoyo. El 37% de microempresarias que sufren violencia buscan apoyo en su familia.

    El daño físico. El 54% de microempresarias ha sufrido algún daño físico. Los más frecuentes son los moretones o hinchazón, las hemorragias, las luxaciones o esguinces y los desmayos.

    Otros daños. El 85% de microempresarias ha sufrido algún daño emocional por temas de violencia. Los síntomas más frecuentes son tristeza depresiva, angustia o miedo.

    La ayuda. Solo 11% de las mujeres casadas o en unión ha recibido atención médica o psicológica.

    50 de cada 100 microempresarias sufren algún tipo de violencia de pareja.

  • La comunicación y perder el miedo son las soluciones

    Cuando en la Cámara de Comercio de Quito (CCQ) notaban que los pagos de los créditos que otorgaban a microempresarias se retrasaban surgieron varias interrogantes.

    Una de las primeras hipótesis fue que la violencia podía estar afectando a las emprendedoras. Por ello, junto al Programa Regional ComVoMujer, de la Cooperación Alemana, el gremio participó en un estudio enfocado en el segmento de las microempresas.

    Tras las investigaciones se encontró que existían negocios que cerraban por problemas de violencia de pareja.

    Pero, ¿cuáles son la alternativas que se plantean desde las empresas y las cámaras para brindar soluciones a las mujeres ante esta problemática? Para Ricardo Flor, presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria de Pichincha (Capeipi), una de las alternativas es que las empresas implementen programas de concientización por medio de sus trabajadoras sociales a toda la plantilla de trabajadores.

    Flor añade que «no se debe olvidar que este problema es estructural y atraviesa toda la sociedad». Por ello recomienda que las charlas o talleres se deben impartir a hombres y mujeres.

    En la Capeipi no disponen de datos estadísticos sobre este problema. Por ello, realizan un estudio para obtener información de cómo están las empresas asociadas; a mediados de este año esperan tener resultados.

    Benito Jaramillo, presidente del Directorio de Expoflores, comenta que el sector florícola es muy consciente de este tipo de problemas.

    Por ello, la mayoría de empresas cuenta con sellos sociales o certificados que tratan de evitar o combatir este tipo de situaciones. «Los trabajadores y psicólogos industriales -dice Jaramillo- juegan un papel preponderante en estos casos».

    El representante del gremio floricultor considera que para poner fin a esta situación, la educación cumple un papel preponderante. El segundo aspecto es que las «mujeres comuniquen y sepan y manifestar sus problemas».

    Mientras que Eddy Troya, gerente de HumanPlus, consultora en temas laborales, señala que es necesario trabajar muy fuerte en el ámbito de la familia, sino se empieza por ese ámbito, «cualquier esfuerzo será en vano». Por ello, Troya aconseja que las empresas deben implementar programas en el que participen todos los miembros de la familia, jornadas de integración y charlas periódicas.

    Para Evelyn Gómez, especialista en Talento Humano, para que un emprendimiento tenga éxito y para que un empleado tenga un buen rendimiento laboral, debe tener en orden su vida familiar.

    Una de las alternativas es generar un «entorno de confianza en la empresa», para que las mujeres puedan contar su situación, y así, buscar soluciones.

    Evangelina Gómez, directora del Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social (Ceres), asegura que los temas de violencia son más complicados para las pequeñas empresas, porque puede generarse una rápida descapitalización (más gastos que ingresos) y sobrecarga laboral si no se lo controla.

    Por ello, Gómez comenta que es indispensable que se reconozca el problema y que las empleadas reciban capacitación sobre estos temas, para que ellas puedan reconocer una situación de violencia y denunciarla.

    Más datos

    Microempresarias. 422 100 emprendedoras han sufrido o sufren actualmente violencia por parte de su pareja o ex pareja.

    En el último año. Más de 123 000 microempresarias fueron atacadas por sus parejas o ex parejas.