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  • CAF colocó sus primeros ‘bonos de agua’ en el mercado japonés

    Agencia EFE

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    El Banco de Desarrollo de América Latina ha colocado sus primeros «bonos de agua» en el mercado japonés y los USD 102 millones obtenidos financiarán proyectos de abastecimiento, saneamiento, tratamiento de aguas residuales y riego en Latinoamérica y el Caribe, informó hoy 6 de enero del 2016 la entidad.

    Esta fue su primera colocación temática de bonos, que fueron adquiridos por «inversionistas minoristas» de Japón, indicó en un comunicado la institución financiera multilateral que tiene su sede central en Caracas.

    Los bonos tienen un plazo de cuatro años y se emitieron en dos monedas diferentes: 590 millones en Rands Sudafricanos (ZAR) y 192 millones en liras turcas, con un cupón de 9 y 10,73 por ciento anual, respectivamente.

    Fue una emisión de bonos «histórica para CAF» debido a que va dirigida «a una temática específica: el financiamiento de proyectos de agua», destacó el presidente ejecutivo de la entidad, Enrique García.

    Además, señaló que la misma «llega en un momento crucial para América Latina y el Caribe, toda vez que estamos padeciendo los efectos del cambio climático y necesitamos recursos para financiar proyectos sostenibles que impulsen el desarrollo».

    El desarrollo del sector del agua es una de las prioridades de CAF en apoyo a los 19 países miembros, a los que entregó USD 4 300 millones entre 2010 y 2014, el 9% del total de sus aprobaciones en ese lapso, para financiar diversos proyectos y asistencia técnica.

    Constituida en 1970 y conformada en la actualidad por 19 países (España, Portugal y 17 naciones de América Latina y el Caribe), CAF -que también asocia a 14 bancos privados- es una de las principales fuentes de financiación multilateral para la región.

    Este tipo de bonos brinda la oportunidad a los japoneses, agregó García, «de apoyar la visión y la estrategia» para el acceso a los servicios de agua potable y de saneamiento, «siguiendo los principios de la gestión integrada de recursos hídricos».

    García resaltó a Efe el mes pasado que el medioambiente es un tema «clave» y América Latina «puede ser un factor decisivo en ayudar a que los acuerdos relacionados con la cumbre del clima de París «se hagan realidad».

    En 2015 la institución financiera multilateral invertió más de USD 12 000 millones en programas de infraestructura económica y social, apoyo a los sectores productivos, a la iniciativa privada, a la pequeña y mediana empresa, la microempresa y el comercio, destacó el presidente.

    Los recursos obtenidos por los 'bonos del agua' servirán para el saneamiento, tratamiento de aguas residuales y riego en Latinoamérica y el Caribe. Foto: EFE
    Los recursos obtenidos por los ‘bonos del agua’ servirán para el saneamiento, tratamiento de aguas residuales y riego en Latinoamérica y el Caribe. Foto: EFE
  • Aprenda cómo se hace un calentador solar alternativo de agua

    Lucia Vasconez

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    En domos, en tejados o en el piso están los prototipos de calentadores solares diseñados por la unidad de investigación de la especialidad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe. Son cientos de botellas de plástico montadas en ingeniosos diseños ubicados en la terraza del laboratorio de Energía Renovable que muestran años de investigación.

    El profesor José Guasumba, encargado del estudio, relata que el primer prototipo se realizó en el 2003, desde ahí se ha venido perfeccionando el sistema de calentamiento solar y en la actualidad ya es utilizado en la vida práctica. Por ejemplo, en la hostería Tunas y Cabras, en Imbabura, se instalaron seis domos con 1 000 botellas plásticas cada uno, para calentar una piscina de 130 metros cúbicos de agua.

    En 2003, el equipo de investigación inició con el estudió de las propiedades de las botellas de polietileno conocidas como ‘pet’. Una de las conclusiones fue que la exposición de estos envases al sol produce el llamado efecto invernadero, lo cual genera energía térmica que puede ser aprovechada.

    Esta tecnología, desarrollada cien por ciento en el país, será internacionalizada. “En pocos meses estaremos capacitando a varias comunidades para que ellos también puedan instalar este sistema en sus casas. Lo haremos en Chimborazo y también en el Cuzco, Perú”, señala Guasumba, sin dar fechas. “Queremos servir a las comunidades, especialmente a las más pobres, para que ellos puedan tener estos calentadores compatibles con el medio ambiente y disfrutar de agua caliente todo el tiempo, con energía renovable (solar)”.

    El montaje del sistema es sencillo, explica el investigador. Solo se necesitan botellas plásticas, una manguera, un tanque, una bomba de agua y un panel fotovoltaico. Cualquier persona que desee implementar este sistema puede pedir asesoría a su equipo de investigación, que está dispuestos a compartir sus conocimientos, agrega.

    Materiales para implementar un calentador de energía renovable en casa:

    – 250 botellas plásticas, conocidas como ‘pet’, de 1,35 litros en buen estado. Es preferible que sean lisas, sin ranuras, y transparentes, sin color, para que capte la mayor cantidad de calor.
    – 200 metros de manguera negra
    – Un tanque de 200 litros para agua
    – Una bomba de agua
    – Un panel fotovoltaico (panel solar)

    Paso 1.
    Recolectar las botellas de plástico, retirar las etiquetas y limpiarlas por dentro y por fuera.

    Paso 2.
    Con un tubo de acero caliente, este debe ser del mismo diámetro de la manguera, perforar la parte inferior de las botellas y con un cuchillo, también caliente, retirar la parte superior de cada una.

    Paso 3.
    Introducir la manguera en cada botella hasta conectarla con el tanque de agua. Instalar la bomba de agua en el tanque, para que pueda succionar el líquido y dar movimiento para que el calentamiento sea uniforme.

    El panel fotovoltaico otorga energía a la bomba de agua para que esta funcione.

    Guasumba señala que en un día de mucho sol el agua ha superado los 40 grados centígrados de temperatura, pero que en un día normal de sol la temperatura del agua sobrepasa los 30 grados. La energía solar, reitera el ingeniero, es una energía renovable que debe ser aprovechada.

    “Tener un calentador solar importado para una familia de 6 miembros costaría alrededor de USD 2 500. Pero con este sistema el precio llegaría a unos USD 250”, asegura. La vida útil de las botellas instaladas es de 12 años aproximadamente; luego hay que reemplazarlas.

    Mire los detalles en el video:

    El profesor José Guasumba trabaja en las propiedades de las botellas 'pet' desde 2013. Foto: Jenny Navarro / Líderes
    El profesor José Guasumba trabaja en las propiedades de las botellas ‘pet’ desde 2013. Foto: Jenny Navarro / Líderes
  • Un sistema para calentar agua se desarrolló en equipo

    REDACCIÓN QUITO  (I)

    En la vía que conecta Ibarra con El Chota, en Imbabura, se encuentra la hostería Tunas y Cabras, especializada en ecoturismo. En sus instalaciones los visitantes pueden encontrar una innovación tecnológica diseñada y elaborada por mentes y manos ecuatorianas.

    Se trata de un sistema para calentar el agua de la piscina de la hostería, que tiene capacidad para 130 metros cúbicos. Este calentador solar alternativo fue desarrollado por profesores de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe. La historia de este desarrollo se remonta al 2003, según explica José Guasumba, investigador del establecimiento de educación superior.

    Ese año, Guasumba empezó a estudiar las propiedades de los envases de plástico utilizados para gaseosas. Estos envases, también conocidos como plástico ‘pet’, permiten captar energía que, a su vez, sirve para calentar agua. Así una botella de 1,3 litros puede generar 12 vatios térmicos y elevar la temperatura de una piscina hasta los 28 grados, según explica el investigador de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe.

    El funcionamiento de este sistema es bastante sencillo. Primero se necesitó recolectar botellas plásticas, una tarea en la que participaron estudiantes del establecimiento. Luego se adquirieron las mangueras y empezó el montaje del sistema.

    Guasumba explica que en la hostería se levantaron seis domos. En cada uno se usaron 1 000 botellas y 900 metros de manguera; los domos tienen un diámetro de 6 metros en su base y de 2,5 metros en la parte superior.

    Los envases plásticos sirven como una especie de dispositivo por el que atraviesa la manguera que transporta el agua hacia la piscina. Las botellas cumplen con la función de calentar la manguera usando la energía solar que captan en su interior. “Es similar a la sensación que tiene una persona cuando ingresa a un vehículo que ha estado a la intemperie en una mañana o tarde de sol”.

    El investigador señala que levantar estos sistemas para calentar agua es fácil y que no se necesita mayores conocimientos. La clave está en ser hábil con las manos para manipular las botellas y la manguera. “Es como elaborar una artesanía, es decir que lo importante es tener habilidades manuales. Además es un trabajo que permite dar un nuevo uso a envases que por lo general se desechan y se convierten en basura”.

    Los domos tienen forma parabólica. Este diseño no es casual sino que permite captar más energía solar. “No se necesita una estructura especial, solo material de reciclaje”, insiste el investigador.

    Fernando Acosta, gerente de la hostería, recuerda que el contacto con la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe, se dio para una colaboración en otro negocio suyo: Polylepis Lodge. Luego de algunas reuniones Acosta les comentó de la hostería Tunas y Cabras y así surgió la idea de aplicar el sistema en la piscina del centro turístico. “Les dije que necesitaba calentar la piscina y que buscaba un sistema amigable con el ambiente. Y me propusieron usar el calentador solar alternativo”.

    Acosta, antes de contactar con la universidad, había calculado que el uso de paneles solares requería una inversión de USD 70 000 aproximadamente. “Era una cifra elevada, pero con el desarrollo de la Universidad de las Fuerzas Armadas la inversión fue 15 000”.

    El gerente de la hostería recuerda que la primera reunión para el proyecto fue hace alrededor de un año. Cuenta que llegaron estudiantes, profesores y técnicos para examinar el espacio y las condiciones climáticas de la zona.

    El estudio duro más de tres años y la implementación unos tres meses. En el armado e instalación de los domos, botellas, mangueras y sensores, trabajaron cerca de 120 personas y el sistema empezó a funcionar a inicios de diciembre.

    Los trabajos fueron detallados. Por ejemplo, los estudiantes perforaron más de 2 200 botellas de plástico, las limpiaron y las acoplaron a la manguera.

    Con las pruebas realizadas se comprobó que la temperatura del agua se elevó de 25 a 31 grados. Guasumba añade que el trabajo en equipo y la colaboración de la hostería fueron fundamentales para que el proyecto funcione. “No cobramos nada solo pedimos materiales y un espacio para probar el sistema y para que los alumnos se involucren”.

    Fernando Acosta, gerente de la hostería Tunas y Cabras,  junto a los domos que calientan el agua. Foto:  José Mafla / LÍDERES
    Fernando Acosta, gerente de la hostería Tunas y Cabras, junto a los domos que calientan el agua. Foto: José Mafla / LÍDERES
  • Un sistema para calentar agua se desarrolló en equipo

    Redacción Quito

    En la vía que conecta Ibarra con El Chota, en Imbabura, se encuentra la hostería Tunas y Cabras, especializada en ecoturismo. En sus instalaciones los visitantes pueden encontrar una innovación tecnológica diseñada y elaborada por mentes y manos ecuatorianas.

    Se trata de un sistema para calentar el agua de la piscina de la hostería, que tiene capacidad para 130 metros cúbicos. Este calentador solar alternativo fue desarrollado por profesores de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe. La historia de este desarrollo se remonta al 2003, según explica José Guasumba, investigador del establecimiento de educación superior.

    Ese año, Guasumba empezó a estudiar las propiedades de los envases de plástico utilizados para gaseosas. Estos envases, también conocidos como plástico ‘pet’, permiten captar energía que, a su vez, sirve para calentar agua. Así una botella de 1,3 litros puede generar 12 vatios térmicos y elevar la temperatura de una piscina hasta los 28 grados, según explica el investigador de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe.

    El funcionamiento de este sistema es bastante sencillo. Primero se necesitó recolectar botellas plásticas, una tarea en la que participaron estudiantes del establecimiento. Luego se adquirieron las mangueras y empezó el montaje del sistema.

    Guasumba explica que en la hostería se levantaron seis domos. En cada uno se usaron 1 000 botellas y 900 metros de manguera; los domos tienen un diámetro de 6 metros en su base y de 2,5 metros en la parte superior.

    Los envases plásticos sirven como una especie de dispositivo por el que atraviesa la manguera que transporta el agua hacia la piscina. Las botellas cumplen con la función de calentar la manguera usando la energía solar que captan en su interior. “Es similar a la sensación que tiene una persona cuando ingresa a un vehículo que ha estado a la intemperie en una mañana o tarde de sol”.

    El investigador señala que levantar estos sistemas para calentar agua es fácil y que no se necesita mayores conocimientos. La clave está en ser hábil con las manos para manipular las botellas y la manguera. “Es como elaborar una artesanía, es decir que lo importante es tener habilidades manuales. Además es un trabajo que permite dar un nuevo uso a envases que por lo general se dese-chan y se convierten en basura”.

    Los domos tienen forma parabólica. Este diseño no es casual sino que permite captar más energía solar. “No se necesita una estructura especial, solo material de reciclaje”, insiste el investigador.

    Fernando Acosta, gerente de la hostería, recuerda que el contacto con la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe, se dio para una colaboración en otro negocio suyo: Polylepis Lodge. Luego de algunas reuniones Acosta les comentó de la hostería Tunas y Cabras y así surgió la idea de aplicar el sistema en la piscina del centro turístico. “Les dije que necesitaba calentar la piscina y que buscaba un sistema amigable con el ambiente. Y me propusieron usar el calentador solar alternativo”.

    Acosta, antes de contactar con la universidad, había calculado que el uso de paneles solares requería una inversión de USD 70 000 aproximadamente. “Era una cifra elevada, pero con el desarrollo de la Universidad de las Fuerzas la inversión fue 15 000”.

    El gerente de la hostería recuerda que la primera reunión para el proyecto fue hace alrededor de un año. Cuenta que llegaron estudiantes, profesores y técnicos para examinar el espacio y las condiciones climáticas de la zona.

    El estudio duro más de tres años y la implementación unos tres meses. En el armado e instalación de los domos, botellas, mangueras y sensores, trabajaron cerca de 120 personas y el sistema empezó a funcionar a inicios de diciembre.

    Los trabajos fueron detallados. Por ejemplo, los estudiantes perforaron más de 2 200 botellas de plástico, las limpiaron y las acoplaron a la manguera.

    Con las pruebas realizadas se comprobó que la temperatura del agua se elevó de 25 a 31 grados. Guasumba añade que el trabajo en equipo y la colaboración de la hostería fueron fundamentales para que el proyecto funcione. “No cobramos nada solo pedimos materiales y un espacio para probar el sistema y para que los alumnos se involucren”.

    CON CALOR

    Un calentador de agua importado cuesta alrededor de USD 2 500 para una familia de 5 personas. Este sistema cuesta entre USD 80 y 250, según datos que maneja José Guasumba.
    La instalación  del sistema se realizó a finales de noviembre pasado, con 40 estudiantes y los investigadores y profesores José Guasumba, Pablo Soria y Oswaldo Mariño, de la carrera de Ingeniería Mecánica, de la Universidad de las Fuerzas Armadas-Espe.

  • Hasta el 2020 se espera inversión mundial de USD 22 000 millones en servicios de agua

    Pamela García, Redacción Quito.

    La Semana de Conocimiento sobre Agua y Saneamiento, organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps), reunió alrededor de 180 personas representantes de 26 países de América Latina y el Caribe, Europa y Norteamérica.

    En el evento, que concluyó este 16 de abril en Quito, tuvo como principal resultado el intercambio de experiencias sobre logros y desafíos en el sector por los principales actores regionales.

    Durante el encuentro se comentó que para alcanzar la cobertura universal en el año 2020, se requeriría incorporar al servicio de agua a aproximadamente 95 millones de personas, y al saneamiento a 170 millones; con una inversión de USD 22 000 millones en agua, y una inversión de USD 43 000 millones en saneamiento.

    Históricamente el BID ha estado estrechamente relacionado con el desarrollo del sector de agua y saneamiento en la región. Durante este encuentro, especialistas del BID, autoridades del sector y ejecutivos de empresas operadoras impulsaron el debate sobre drenaje urbano, derecho humano al agua, nexo agua y energía, y fondos de agua.

    Morgan Doyle, representante del BID en Ecuador, señaló que este evento tuvo como fin la profundización en el conocimiento sobre agua y saneamiento, anticipando tendencias de desarrollo en temas de financiamiento innovador para protección de fuentes. Así también destacó la importancia de la elaboración de políticas públicas inclusivas en términos de derecho humano al agua y trabajo multisectorial en un contexto de cambio climático.

    En un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), la escasez de agua en varias zonas del mundo amenaza la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia.

    En 2050 habrá agua suficiente para producir los alimentos necesarios para una población mundial que superará los 9 000 millones de personas, pero el consumo excesivo, la degradación de los recursos y el impacto del cambio climático reducirá el suministro de agua en muchas regiones, especialmente los países en desarrollo, según advirtió la FAO en el documento ‘Hacia un futuro con seguridad hídrica y alimentaria’.

    Ante esto sugieren a los líderes mundiales «adoptar programas que incluyan inversiones con beneficios a largo plazo, como la rehabilitación de infraestructuras. La agricultura tiene que seguir el camino de la sostenibilidad y no el de la rentabilidad inmediata», indica Benedito Braga, presidente del Consejo Mundial del Agua.

    Así también señala que para ese año se necesitará un 60% más de alimentos, hasta el 100% en los países en desarrollo, para alimentar al planeta, mientras que la agricultura seguirá siendo el mayor consumidor de agua a nivel mundial, lo que representa en muchos países cerca de dos tercios de los suministros procedentes de ríos, lagos y acuíferos.

    Por ello, a través de la tecnología y las prácticas de gestión, los agricultores, especialmente los pequeños campesinos, tendrán que encontrar maneras de aumentar su producción con una limitada disponibilidad de tierra y agua.

    Los efectos del calentamiento global, incluyendo patrones inusuales de precipitaciones y temperatura y los fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes (sequías y ciclones), tendrán un impacto creciente, en particular sobre la agricultura y los recursos hídricos, advirtió el informe presentado por la FAO.

    En la actualidad, la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial, una proporción que alcanzará los dos tercios para 2050.

    En algunas regiones la agricultura intensiva, el desarrollo industrial y el crecimiento en las ciudades son responsables de la contaminación de las fuentes del agua, añade el informe.

    En la actualidad, la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial. Foto: Archivo/El Comercio
    En la actualidad, la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial. Foto: Archivo/El Comercio
  • ‘El ahorro de agua es una prioridad’

    Milton Silva. Catedrático de la Escuela Politécnica Nacional

    Los urinarios ecológicos presentan un diseño novedoso. A pesar de ello, el filtro que poseen para el bloqueo de olores es una solución a corto plazo.

    Cuando se instala este tipo de urinarios, también es importante tomar en cuenta el sistema de tuberías, para que no exista una afectación a mediano plazo.

    En principio, los ecourinarios pueden ahorrar agua y evitar malos olores. Pero, se debe tener en cuenta que al no haber agua que facilite la circulación de los desechos, se pueden acumular con más facilidad bacterias y se pueden corroer las tuberías que utilizan estos nuevos artículos.

    En estos casos, el problema no es solo el ahorro de agua. Además, se podría afectar al resto de tuberías, porque todo el sistema de desagüe está interconectado.

    También debido a la descomposición de la materia orgánica se producen gases. Esto no dañaría a los urinarios, sino a los otros ambientes de la edificación.

    Ahora también existen nuevas tendencias para reducir el desperdicio de agua. Por ejemplo, existen inodoros que implementan el uso de ventiladores para ayudar a la circulación de los desechos.

    En el ámbito de la construcción sanitaria y servicios higiénicos es indispensable el uso de agua. Este recurso siempre va a ser importante para un funcionamiento higiénico y óptimo. No se puede prescindir totalmente de este recurso, pero sí se pueden reducir los volúmenes de uso.

    La descarga de agua en los urinarios no es mucha. Lo que se debe hacer es tratar de controlar las cantidades por medio de pulsores u otros artefactos. También es vital controlar la presión del agua con accesorios adicionales.

    Finalmente, la principal alternativa es tratar de concienciar a los usuarios para que hagan buen uso de este recurso.

  • El agua nutre una investigación que se transformó en negocio

    Redacción Cuenca

    Un sensor se coloca en los ríos y, a través de un software, indica en una computadora la velocidad de la corriente, el caudal, el coeficiente de rugosidad (las ondas del río que determinan la capacidad para absorber la contaminación), entre otras características.

    Esa información es clave para calcular los volúmenes de agua y dar uso, según los resultados, a las fuentes hídricas. También sirve para medir la potencia de las corrientes para proyectos hidroeléctricos y cálculos en el sector minero, explica el consultor, Ismael Jaramillo, gerente de la firma guayaquileña Construproject.

    Este producto se denomina Inirida Deep Flow y es parte de la oferta de la empresa Amazonas Technologies, que inició sus operaciones en 1998.

    Uno de los creadores es el colombiano Alejandro Carvajal, quien vive en Quito desde el 2011. La iniciativa surgió en 1998 en Colombia, porque uno de sus socios Alfredo Constain, identificó que el correntómetro (para medir el caudal del río), requería que una persona ingresara al afluente, lo que implicaba un riesgo.

    Carvajal, su hermano Jairo y Alfredo Constain reunieron USD 50 000 de sus ahorros y financiaron una investigación de tres años y el desarrollo del producto.

    Desde el 2001, Amazonas Technologies vende este sensor en Colombia, y brinda asesoría para proyectos ambientales. El consultor en medioambiente, Ramiro Pulido, señala que es un kit de fácil uso para medir fuentes hídricas.

    Ese dispositivo ha sido utilizado por técnicos colombianos de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca y de las universidades Nacional de Antioquia y La Salle, etc. Con el Inirida Deep Flow, continúa Pulido, se realizaron mediciones para determinar la contaminación de los ríos Bogotá, Cali, Cauca…

    Desde el año pasado, el sensor se vende en Ecuador, porque Carvajal identificó una oportunidad en el país. En Cuenca se usó para analizar las condiciones de las lagunas de aguas servidas de Ucubamba, que administra la empresa municipal Etapa, dice el director del Programa para el Manejo del Agua y el Suelo de la Universidad de Cuenca, Felipe Cisneros.

    Esa entidad estuvo a cargo de la investigación. El funcionario destaca el aporte de Amazonas Technologies, “porque miden cualquier caudal”. En esas lagunas, agregó, lograron resultados importantes, pese a que la corriente es escasa.

    Para Cisneros, eso promueve la calidad de investigación, porque con herramientas adecuadas se obtienen mejores resultados. El Inirida Deep Flow es el producto estrella, pero la asesoría es parte del negocio. Amazonas Technologies vende en promedio, dos equipos al año.

  • El agua de páramo es el secreto de su pan

    Redacción Cuenca

    El parque Nacional Cajas tiene 232 lagunas y es una de las riquezas naturales de Cuenca. Su agua es el secreto del local El Pan de las Villacís, una panadería que funciona desde 1908 en el centro de la capital azuaya.

    Hace dos años, este emprendimiento empezó a usar el agua de esta reserva natural para la elaboración del pan, explica el gerente, Daniel Idrovo. Esta estrategia se sumó al trigo orgánico que ya utilizaban, para que sus clientes tengan la certeza de la procedencia natural de los ingredientes y estén tranquilos con lo que consumen.

    Ana Mejía, directora del centro Nutrición y Salud (Cuenca), señala que entre más puros sean los ingredientes, se obtienen mejores productos. Por ejemplo, el agua del Cajas no tiene cloro y cuando se mezcla con la levadura, el pan leuda o crece más, porque no hay sustancias que afecten la fermentación natural del pan.

    Además, el uso de productos orgánicos favorece a la salud y sabor. Incluso, a los pacientes con complicaciones gastrointestinales se les recomienda consumir este tipo de pan. Para Miguel Jaramillo, cliente frecuente, el pan que elaboran es excelente por el sabor que da el horno de leña.

    Asimismo, ese cuidado en la selección de la materia prima genera confianza y fidelidad hacia el producto, por esa razón hace tres años camina siete cuadras para comprar el pan allí.

    Además de esa meticulosidad en la selección de ingredientes, Idrovo destinó USD 15 000 para ampliar el local. En los estantes de madera exhiben pan de maíz, mestizo (con harina integral), costra de dulce, cebolla y queso, entre otros sabores. Asimismo, ofertan mermeladas de fruta orgánica, mistelas, crema de café, bocadillos, melcochas, quesadillas, galletas…

    Idrovo reconoce que los negocios relacionados a la gastronomía están alineados con los colores, la presentación, el servicio al cliente y la calidad. Por esa razón, cada que un consumidor visita el local lo invita a probar nuevos productos para que conozca, también capacita a las vendedoras sobre servicio al cliente.

    El Pan de las Villacís conserva sus recetas centenarias y aún son apetecidas entre sus clientes. Por ejemplo, el pan de Pascua, Carnaval y dulce con queso son solicitados. También la leche de tigre (mezcla de leche de vaca, huevos, azúcar y puntas) y las mistelas que combinan frutas y licor de caña. Para Martha Jiménez, la modernidad del local y las nuevas estrategias de venta combinan con la tradición en la elaboración de los panes.

    El cuidado de la salud es un tema que preocupa al consumidor y eso lo sabe Idrovo. Por eso, este cuencano explora ingredientes para mejorar el producto, sin sacrificar el sabor. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, a escala nacional, existen 7 957 panaderías. El gerente de El Pan de la Villacís es consciente de esa competencia y por eso apunta hacia la diversificación.

    Sobre la receta

    Los precios.  Se encuentra pan desde los USD 0,15, según el sabor. Uno de los productos más comercializados es la leche de tigre que cuesta USD 7,95.

    La materia prima.  Esta familia tiene 15 hectáreas cultivadas con trigo orgánico en el cantón Nabón (en la parte oriental del Azuay) con el que elaboran el pan que luego se comercializa en el centro de la capital azuaya.

  • Güitig, una historia de más de 100 años

    Ir por agua mineral es “ir por Güitig”. Como esta, pocas marcas han logrado asociarse tan directamente con el producto mismo. Pero no siempre fue así.

    Allá por la década de 1870, el agua mineral, que brotaba de las vertientes de Tesalia, ubicadas en una hacienda de Machachi, ya llamó la atención del científico Teodoro Wolf, quien había llegado a estudiar las riquezas naturales del país. Aunque resaltó el valor curativo del agua, el científico registró que esta no era valorada en aquella época.

    El envasado del agua mineral empezó a finales del siglo XIX de manera artesanal en botellas de vidrio de 20 litros, que se distribuían localmente.

    Recién a inicios del siglo XX un francés llamado Pierre Denis vendió la idea de industrializar el producto a los propietarios de la hacienda, la familia Zaldumbide, que importó maquinaria y botellas francesas para el envasado. “Eran botellas verdes, como las del famoso champán europeo Perrier, pero las nuestras tenían el oso polar en la mitad”, relata Marta Zaldumbide, bisnieta del fundador de la firma y hasta hace dos años accionista de la compañía.

    El producto se comercializaba en boticas de Quito. “La gente no estaba acostumbrada a tomar agua mineral, se la usaba como purgante”, dice.

    La demanda no producía suficientes ingresos para pagar la costosa maquinaria, por lo que la familia buscó inversionistas. El principal accionista fue Ricardo Fernández Salvador. “En Machachi se decía que don Ricardo hizo agua sus haciendas porque vendió todo para comprar Tesalia”, relata Zaldumbide.

    Con este capital, en 1921 se constituyó The Tesalia Springs Co., la primera empresa ecuatoriana de bebidas, que compró nueva maquinaria.

    Entonces, la firma emprendió una estrategia agresiva de comercialización. Para 1930, Güitig había dejado de ser una medicina para tomar el lugar del champán en el centro de la mesa.

    En 1940 la firma había alcanzado ya a la Sierra centro y arrancó la distribución de Güitig a la Costa ecuatoriana, que se hizo en tren. “Fue el ‘boom’ de la Güitig”, recuerda Zaldumbide con absoluta lucidez a sus 85 años de edad.

    Juan Amable Jácome, de 81 años y quien aún trabaja como jardinero en The Tesalia Springs Company, conoce de cerca la historia de esta empresa. Nació en 1932 y trabajó en la empresa desde que cumplió 16 años. “Al principio, todo era manual. Las botellas se tapaban con tusas de mazorcas, que salían disparadas por la fuerza del agua. La Güitig se sacaba a vender a lomo de mula o burro”. Luego se importaron corchos y maquinaria, recuerda.

    Pese a los cambios e innovaciones que se dieron en décadas posteriores, Tesalia siempre mantuvo una tradición ecuatoriana hasta el año pasado, cuando sus accionistas decidieron firmar una alianza para compartir el 50% de su operación con Corporación de Bebidas Continental y del Caribe (CBC), cuya sede está en de Guatemala.

  • Güitig se diversifica para un cliente más exigente

    redacción guayaquil

    El valle de Machachi está ubicado a 35 kilómetros al sur de Quito. En esa zona, en la que abundan las fuentes hidrominerales, se encuentran los manantiales de Güitig.

    Esta marca, que nació en la década de 1880, busca renovarse. Con un 90% de participación en el mercado de aguas minerales, Güitig ha emprendido estrategias para conquistar nuevos consumidores. La primera acción fue renovar su imagen y la puso en marcha en febrero pasado. Esto incluyó un cambio de logotipo, que dio a la marca un estilo más elegante.

    Este tipo de acciones hicieron que Güitig ingrese, en mayo de este año, al Marketing Hall of Fame Ecuador.

    Esta vez, la marca apunta a llegar a un consumidor más exigente, con su nuevo envase de vidrio. El lanzamiento se realizó la semana pasada en Guayaquil.

    Claudia Núñez, la gerenta de Marca de Güitig, explica que con este nuevo envase se busca rescatar el antiguo hábito ecuatoriano de tomar agua mineral con las comidas. Esta presentación -sostiene- es más sofisticada y apunta a ser consumida, principalmente en restaurantes, bares y cafeterías.

    Para el lanzamiento, la marca de aguas minerales trajo a Ecuador al antropólogo austríaco Michael Mascha, un sommelier de aguas. El experto mantiene la página web www.finewaters.com, en la que comenta sobre las aguas más finas a escala global. Güitig es la única ecuatoriana en su lista y se ‘codea’ con marcas como Badoit (Francia), Santa Vittoria (Italia), Iskilde (Dinamarca) y Ice Swan (Chile).

    Mascha asegura que lo que diferencia a las aguas finas de las aguas industriales es que las primeras provienen de una fuente natural y no son sometidas a procesos industriales. «Güitig, por ejemplo, es naturalmente carbonatada. Hay muchas aguas en el mundo que añaden CO ² industrialmente y eso altera su calidad y su sabor».

    Otra estrategia de Güitig es implementar un plan de capacitación en los restaurantes en todo el país. Así lo asegura Núñez. La idea es que el personal aprenda desde el maridaje del agua con las comidas, hasta la preparación de platillos especiales con agua mineral.

    Envase de vidrio
    La presentación. La botella está disponible en dos presentaciones: 330 y 700 mililitros.

    Los puntos de venta. Será comercializada, principalmente, en restaurantes.

    LA CIFRA
    70 millones (lt) produce al año Güitig.