Etiqueta: ambato

  • En Ambato se forja el nuevo emprendimiento

    Modesto Moreta. Redacción Sierra Centro

    Hace 45 años, la Universidad Técnica de Ambato (UTA) se inició con las especialidades de Gerencia y Administración y Técnica Industrial con tecnologías en Cuero y Caucho, y Alimentos. En la actualidad, cuenta con 40 carreras y 16 300 alumnos en sus 12 facultades repartidas en los tres campus universitarios de Ingahurco, Quero-Chaca y Huachi Chico. En total, suman 50 000 m2 de construcción.

    Hace un año, la entidad planifica la implementación de seis nuevas carreras en ingenierías industriales, con la especialización en cuero y calzado, y textiles. Asimismo, ingeniería Mecánica con énfasis a metalúrgica, automotriz y carrocerías. A esto se suman las ingenierías de Bioquímica y Biotecnología. Y en Salud, una especialización en Gerontología.

    Galo Naranjo, rector de la UTA, explica que la institución trabaja con el sector productivo. Además, los nuevos profesionales tienen un perfil para instalar sus propios negocios o emprendimientos y la capacidad para dirigir empresas.

    Por eso, la UTA tiene clara su visión que no es formar buscadores, sino generadores de empleo. Los diseños curriculares están dirigidos a fomentar las microempresas mediante proyectos.

    La idea es que los alumnos elaboren sus planes de negocio y constituyan empresas. Además, existe un espacio de vinculación con la sociedad, con un semillero de ideas que pueden ser financiadas.

    Naranjo indica que Tungurahua tiene como fortaleza productiva la fabricación de carrocerías y metalmecánica. Más de 65 empresas entre grandes, medianas y pequeñas funcionan en la provincia. Por eso, proyectan la creación de estas nuevas especialidades. El anuncio que se abrirán las ingenierías en cuero y calzado, y de textiles alegró a los representantes de la Asociación de Confeccionistas Textiles (Acontex), en Tungurahua. Milton Altamirano, presidente de esta entidad, explica que la entrega de títulos de tercer nivel permitirá desarrollar a esta industria, que necesitaba una malla curricular dirigida a este sector productivo. «Es importante, porque la industria requiere de este tipo de profesionales».

    En la actualidad, las facultades emblemáticas de la UTA son las de Alimentos, Administración e Ingeniería Informática. En estas estudian 3 000 alumnos. Por ejemplo, en Ingeniería en Alimentos y Bioquímica cursan 500 alumnos. Esta cuenta con 10 catedráticos PhD provenientes de Argentina. Colombia, Venezuela y España. El propósito de su contratación es potenciar la investigación.

    Gladys Navas, decana de la Facultad de Ingeniería en Alimentos, explica que el número de alumnos es reducido. La idea es cuidar la calidad en la formación del nuevo profesional. Por ello, la mayoría de empresas dedicadas a procesar alimentos contrata a los profesionales.

    Como parte de la vinculación con la sociedad se asesora a los productores de uvilla; a las asociaciones de mora para la elaboración de vinos y mermeladas. Con la participación de investigadores de las politécnicas del Chimborazo y la Politécnica Nacional, la Universidad de Cuenca y la UTA buscan una fórmula para el uso del suero de las queserías en el país.

    Casa adentro
    La universidad.  En la actualidad trabaja en dos áreas: seguridad alimentaria y salud, que funcionarán en el campus de Quero-Chaca con tres unidades académicas, como las facultades de Agropecuaria y Agronómica, Medicina Veterinaria y la Facultad de Ciencias de la Salud e Ingeniería en Alimentos. Será un centro de investigación científica y tecnológica similar a Yachay.

    Las cifras.  La UTA destina de su presupuesto anual (USD 42 millones para este año), 1,5 millones para financiar proyectos de investigación de tres tipos. El primero se denomina semilla con un monto de USD 20 000, el Júnior con 50 000 y el Sénior con 150 000.

  • El emprendedor se da un paseo en Ambato

    Redacción Sierra centro (I)

    Hasta agosto de este año, la empresa Novo no era conocida en Ambato. La firma especializada en elaborar rompecabezas, figuras talladas en tagua, juegos didácticos y más, solo comercializaba sus productos en las grandes ferias de Quito, Guayaquil, Cuenca y otras ciudades. Eso a pesar que la fábrica se encuentra en Ambato.

    Una iniciativa novedosa llamó la atención de su gerenta Carolina Santacruz. La joven empresaria pensó que Paseo Florida, una incubadora de proyectos, era una buena oportunidad para promocionar, comercializar e incrementar sus ventas, y no se equivocó. «Hubo aceptación de nuestros productos en el mercado, especialmente de los padres de familia y de los niños. Las ventas subieron en un 100%», comenta Santacruz.

    En Ambato, Paseo Florida es una nueva oferta de negocios que nació hace tres meses. Un grupo de jóvenes se unió para fundar esta firma con el propósito de ayudar a que los pequeños negocios y emprendimientos despeguen.

    Patricio Oviedo, administrador de Paseo Florida, explica que tras un estudio de marketing definieron abrir esta especie de incubadora de negocios. Colocar sus productos en el mercado, no es una tarea fácil. El emprendedor requiere de USD 5 000 para utilizarlos en el estudio de mercado.

    Además, financiar el arriendo en los primeros seis meses de prueba y equipar el local. «Ese monto se ahorran nuestros clientes porque todo estos beneficios le ofrecemos en Paseo Florida».

    En los 160 m2 que integran este espacio se promocionan, al momento, 18 empresas y emprendimientos en calzado, bisutería, material didáctico para niños, celulares, pastelería, cosméticos y otro.

    Oviedo dice que en montar la infraestructura invirtieron USD 100 000, que incluyeron las islas, decoración, pago de personal y la ubicación de los letreros de los negocios. Además, el emprendedor recibe asesoría, capacitación, motivación para ejecutar su plan de negocios. «La idea es que despegue el proyecto con una cartera de clientes. Aquí, los dueños de los locales realizan su propia investigación de mercado y conocen el grado de aceptación de sus productos. No les damos haciendo, les enseñamos», explica.

    Otro emprendimiento es Tortas Argot, pastelería y galletería, que ofrece unas 10 variedades de tortas, bocaditos, galletas, etc. José Garcés, administrador, indica que se distribuyen a diario 50 pasteles en colegios y cafeterías de la urbe.

    La infraestructura

    El sitio. Está en la calle Sucre, entre Luis A. Martínez y Juan León Mera (centro de Ambato). Arrendar una isla cuesta entre USD 10 y 20, más IVA, al día. En el costo se incluye el pago de agua potable, luz eléctrica y guardianía. Cada estante tiene 1,50 m de ancho y 2 m de alto.

  • Las prendas indígenas ganan mercado local

    Modesto Moreta (I) (F-Contenido Intercultural)

    Atuendos estilizados con llamativos diseños, una variedad de telas y además bordadas son parte de la nueva tendencia de la moda para los jóvenes y los adultos de los pueblos indígenas, en Tungurahua. Este boom se inició con la apertura, hace tres años, de dos boutiques en Ambato.

    Desde entonces, los ejecutivos, empleados de las cooperativas de ahorro y crédito, estudiantes y niños son los principales clientes de estos negocios. Sus propietarios Jenny Ainaguano e Isaías Caluña atienden a su clientela en español y en kichwa. En los dos almacenes el servicio al cliente es la estrategia principal en estos negocios.

    Los dos fundaron sus propias marcas: Jenny Boutique y Native Boutique, respectivamente. En estos locales se ofrece la vestimenta de las etnias Chibuleo, Pilahuín, Salasaca, Tomabelas, entre otras, pero con ciertos toques juveniles. El objetivo es que los chicos vistan algo moderno, elegante y estén a la moda.

    Hace dos años, Jenny Ainaguano, decidió ampliar su local comercial que lo inició en el 2006 su madre María. El negocio funcionaba en un pequeño local. Las ventas no superaban los USD 800 mensuales. Sin embargo, Ainaguano pensó que el pueblo indígena debía tener su propia boutique, en donde la atención sea sin ningún tipo de discriminación.

    Así fundó Jenny Boutique localizado en la avenida 12 de Noviembre y calle Castillo, en el centro de Ambato. «La finalidad es dar la importancia que se merece nuestro pueblo. Queremos que cada persona que adquiera nuestras prendas, pueda demostrar que las raíces indígenas todavía siguen vivas. Para diseñar hacemos una investigación del significado», explica Ainaguano.

    Ese es el caso de Cecilia Quisintuña. La joven llegó a la boutique buscando un par de aretes de coral. Dice que es una alternativa para evitar la discriminación. «Tenemos ganado un espacio importante. Esto permite mantener nuestra vestimenta», cuenta Quisintuña.

    La inversión inicial para montar el negocio fue de USD 35 000. Los recursos los consiguió a través de un crédito en una cooperativa de ahorro local. El dinero se invirtió en la compra de vitrinas, maniquíes y mercadería.

    Con el auge de las cooperativas de ahorro y crédito, las ventas se incrementaron, puesto que una de sus principales características es que sus empleados y ejecutivos utilicen los atuendos que identifican a las comunidades. En el almacén, además de la ropa típica de Chibuleo, se pueden encontrar atuendos y complementos de Pilahuín, Salasaca y Tomabela, entre otros artículos.

    Otro de los emprendedores es de Isaías Caluña, gerente de Native Boutique. El sitio funciona desde el 2010. El emprendedor cuenta que en los inicios del emprendimiento, las ventas fueron bajas. Por eso decidió aplicar como estrategia distribuir hojas volantes. Las repartió en las cooperativas, negocios y almacenes indígenas. Eso le dio resultados. Las ventas subieron de USD 700 hasta 3 000 mensuales. Hace unas semanas abrió una nueva sucursal en Quito. En la oferta de su local se vende ropa típica estilizada, sombreros, fajas, anacos, blusas, alpargatas, collares, aretes…

    El mercado

    Los precios. Un conjunto para mujer, que incluye una blusa blanca con encajes bordados a mano, falda de lino negro, anaco, bayeta, faja con colores típicos y sombrero blanco, cuesta USD 200.

    La oferta. En el caso de la vestimenta para un hombre, el conjunto que tiene pantalón y camisa blanca, chaqueta negra, zapatos de cuero o alpargatas y sombrero vale USD 130.

    Inversiones. Isaías Caluña en su local invirtió USD 20 000 con un préstamo. El crédito logró cancelarlo en dos años y medio. Efectuó otro de USD 35 000 para instalar la sucursal de Quito.