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  • Ambato inauguró el centro para la homologación de carrocerías

    Modesto Moreta (I)

    El Centro de Fomento Carrocero y Metalmecánico fue inaugurado en el cantón Ambato de la provincia de Tungurahua, este 2 de febrero del 2016. Estas modernas instalaciones equipadas con tecnología de punta beneficiarán a más de 55 empresas dedicadas a la construcción de carrocerías de todo el país.

    Aquí se podrán realizar las pruebas de volteado de la carrocería para buses. El costo de la obra bordeó los USD 3 millones y fue financiado con el aporte del Ministerio de la Producción (Mipro) y de la Prefectura de Tungurahua.

    La moderna planta de 1 000 metros cuadrados se levanta en el sector de Catiglata, ubicado en el norte de la ciudad. Jorge Sánchez y Gustavo Camelos, técnicos del Consejo Provincial y del Ministerio de Productividad, respectivamente indicaron que el nuevo modelo de gestión que se aplica en la provincia ayudó a plasmar en realidad este proyecto que impulsará al sector metalmecánico.

    El centro cuenta con un laboratorio de análisis estructural donde el industrial carrocero podrá desarrollar sus diseños y prototipos a través de una impresora 3D. Asimismo de partes para los autobuses.

    Además con un área destinada a la validación de los diseños de las estructuras de los buses para que resista un eventual choque o volcamiento. Ricardo Zambrano, subsecretario del Ministerio de Productividad, aseguró que esto no solo beneficiará a las 55 empresas localizada en el centro del país, sino a al menos 90 que hay en los países dedicados a la fabricación de carrocerías.

    En la actualidad da empleo directo a más de 2 500 personas en forma indirecta y 5 000 indirectamente. La moderna infraestructura está equipada con tecnología de última generación.
    Durante la inauguración el prefecto de Tungurahua, Fernando Naranjo, indicó que es un logro el alcanzado para el sector productivo de la Región. Ahora se realizan los estudios para la instalación de otros centros y laboratorios productivos dirigidos al calzado, destilería y la agricultura.

    Inauguración del Centro de Fomento Carrocero en Ambato. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
    Inauguración del Centro de Fomento Carrocero en Ambato. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
  • La industria compra sus zapatos

    Modesto Moreta (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Cuando se trata de dar seguridad al pie en las condiciones de trabajo más extremas y exigentes, la empresa Búffalo cumple con esas especificaciones.

    Esta compañía, desde 1991 tiene experiencia en la fabricación de calzado para seguridad industrial de protección mecánica que cumple con la norma EN: 12568 y botines de protección eléctrica con la norma ASTM F2413-11 EH para 18 000 voltios. Además, produce calzado para cuartos fríos, deportivos e institucionales.

    La calidad del calzado hizo que la producción de esta industria se incrementara en los últimos cuatro años de 85 973 a 115 298 pares de zapatos. Es más, el año pasado facturó USD 3,6 millones. El 90% de las ventas se realizó a las industrias privadas ubicadas en Guayaquil, Quito, Cuenca y otras ciudades del país, y el porcentaje restante a empresas públicas.

    Su gerente Patricio Chérrez recuerda que los conocimientos en la confección de calzado que los aprendió de su padre Jorge, quien elaboraba zapato infantil, le ayudaron a incursionar en la fabricación de un producto para la seguridad, puesto que hace 26 años este nicho de mercado estaba totalmente desatendido.

    Con una inversión de 2 millones de sucres, Patricio adquirió máquinas para el aparado y cosido. “Comprábamos las puntas de acero en Colombia y confeccionábamos los zapatos de seguridad en forma artesanal. Iniciamos con 20 pares diarios y dos empleados”.

    Desde los inicios, la empresa fue bautizada como Búffalo. Con el nombre trataron de representar la fortaleza de ese animal en su producto y lo lograron. La calidad le permitió que las ventas crecieran a 1 200 pares mensuales.

    En el 2000, ya contaban con 25 trabajadores. Sin embargo, el congelamiento de los recursos y la dolarización por poco hicieron que quebrara. El par de zapatos que en ese momento costaba 25 000 sucres con la dolarización bajó a USD 1. A esto se sumó el ingreso del zapato chino. “Nos sostuvimos con los pocos recursos que teníamos y endeudándonos. Luego, nos recuperamos. Para continuar despidió al 50% de los colaboradores”.

    Las ventas subieron y pronto resolvió hacer la primera inversión de USD 30 000 en la compra de nuevos equipos como armadoras de puntas, pegadoras y un horno reactivador de suelas. También, la firma participó por primera vez en una feria internacional de calzado. Allí sus mentores conocieron las bondades de la nueva tecnología y decidieron tecnificar parte de su producción. Los recursos los prestó su progenitor.

    Otra inyección de recursos fue en el 2012, con USD 400 000 en la adquisición de una máquina de inyección directa al corte.

    Para seguir creciendo, entre el 2010 y 2015, las utilidades fueron reinvertidas en la planta de producción, que está ubicada en Letamendi Bajo (sur de Ambato). La inversión total en infraestructura y maquinaria en la actualidad suma USD 3 millones. La producción es de 1 000 pares diarios.

    En el 2015, Chérrez hizo una alianza estratégica con Andrés Hinojosa, gerente de Frank Import, uno de los principales importadores de calzado industrial, con la idea de sumarse al plan de cambio de la Matriz Productiva.

    La inyección de recursos fue por USD 300 000 con la adquisición de maquinaria para una nueva línea de producción de calzado Good Year Well, un sistema constructivo conocido mundialmente por su durabilidad y fortaleza para el zapato de trabajo. “Con la fabricación de este tipo de calzado buscan sustituir las importaciones con producto nacional de calidad y con tecnología”.

    Hinojosa es uno de los principales comercializadores de calzado de seguridad. Dice que el asesoramiento de técnicos italianos en la planificación de la nueva línea de producción aseguró la calidad del calzado que usan las empresas petroleras, hidroeléctricas, etc.

    Gerente

    Patricio Chérrez

    La capacitación constante de nuestros colaboradores va de la mano con la nueva tecnología que se aplica. Eso dio éxito en nuestros procesos de fabricación del calzado de seguridad industrial. Por tal motivo somos la única empresa del país que cuenta con certificación Satra (Empresa Certificadora de Calidad con sede en el Reino Unido) y de la Escuela Politécnica Nacional. Nuestro objetivo inmediato es cubrir la demanda local y prepararnos para exportar.

    Elaboración zapatos
    La empresa Búffalo cuenta con 65 colaboradores directos y 30 indirectos. En el 2015 la empresa suscribió una alianza estratégica para la compra de maquinaria. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Confeccionistas de los ponchos indígenas

    RED. SIERRA CENTRO (F)
    Contenido Intercultural  redaccion@revistalideres.ec

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    Una familia de Chibuleo teje esta prenda de vestir. También elabora en los telares fajas y bayetas.

    La casa de José Sisa se convirtió en el taller artesanal donde los cinco miembros de la familia tejen ponchos, bayetas y fajas para vestir a los habitantes de las comunas indígenas de Chibuleo, Pilahuín, Quisapincha y Tomabelas.

    Son elaboradas en telares antiguos de madera. Esta microempresa funciona en la población de San Francisco de Chibuleo, localizada en la vía Ambato-Guaranda. El emprendimiento se inició hace 30 años. La inversión fue de unos 200 000 sucres. El dinero se destinó a la compra de lana y en la construcción del telar de madera. Su esposa Nancy fue quien se capacitó en el tejido. Luego, la técnica la aprendió José.

    Entre los dos instalaron un pequeño taller donde elaboraban al día seis ponchos rojos, color que identifica a los habitantes de Chibuleo, e igual número de bayetas, que es el complemento de la vestimenta de las mujeres.

    Las prendas eran comercializadas a sus vecinos. La calidad ayudó en el crecimiento del negocio. Los clientes comenzaron a dejarles obras para que les tejieran.  

    Sisa cuenta que luego adquirieron otras dos tejedoras manuales. En la actualidad cuentan con ocho en total y todas están en funcionamiento. Sus tres hijos Auki, Huaskar y Pachakamak también son parte del proyecto familiar.

    En los 30 años de funcionamiento invirtieron USD 20 000 en la compra de equipos, máquinas de coser y la materia prima. La última inyección de recursos fue de USD 10 000 para la adquisición de dos tejedoras eléctricas.

    “Nuestro producto tiene demanda de los empleados de las cooperativas indígenas de ahorro y crédito, también en el proyecto Hilando el Desarrollo, para la gente del pueblo. Y de otras partes nos contratan para la confección de su vestimenta”, afirma Sisa.

    Actualmente tejen unos 400 ponchos, para los diferentes pueblos indígenas, 420 bayetas y más de 100 fajas. El taller artesanal se denomina Auki y factura entre USD 2 500 y 3 000 al mes.

    Un poncho puede costar USD 45 y una bayeta USD 25. Sisa explica que la promoción de su producto en las plazas y mercados fue otra de las claves para su éxito.

    Según el emprendedor, cada color de poncho tiene un significado en la cosmovisión andina. El rojo de los chibuleos representa la sangre que se derramó en las derrotas. También tiene una franja a los dos lados, con tonos azules, blancos, verdes y fucsias, que simbolizan la biodiversidad y el esplendor del camino de la vida.

    En las fajas que usan las mujeres también hay figuras. Cita por ejemplo, que cuando hay una olla de barro es que es viuda. Si hay una llama o gato es soltera y si aparecen dos figuras unidas de animales es casada. “Las costumbres originales de nuestro pueblo, como la vestimenta, se están recuperando. Ahora, usar el poncho y bayetas es importante para los funcionarios y estudiantes de las instituciones indígenas. Es como el terno para los mestizos”, menciona Sisa.

    Uno de sus proyectos es ampliar el emprendimiento, a través de la construcción de un galpón para instalar la empresa y atender todos los pedidos. Asimismo, tejer prendas autóctonas que están elaboradas con lana de llama, alpaca o de borrego.

    Su hijo Huaskar Sisa, graduado en ingeniería en Gestión de Negocios, tomó las riendas del emprendimiento. Cuenta que a más de tejer en los telares se encarga del control de calidad de cada una de las prendas.

    El objetivo es que el cliente vuelva a comprar nuestro producto y que sepa que es de marca. Además, otra de las metas es vender a través de catálogo. La revista está en proceso de planificación. “Otra de las metas es que si hay fallas en la confección, el cliente podrá devolvernos presentando la factura, para entregarle una nueva. Nuestra marca Auki debe ser la mejor y elegante”, manifiesta Huaskar.

    Rodrigo Llambo, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Chibuleo, dice que constantemente adquieren la ropa a José Sisa, por la buena calidad, la seriedad y el cumplimiento. Para este año solicitó la confección de 150 bayetas y 150 ponchos. “La recuperación de nuestra vestimenta está a cargo de los artesanos”.

    El emprendimiento familiar tiene la marca Auki. La iniciativa nació hace 30 años y teje ponchos, bayetas y fajas. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES
    El emprendimiento familiar tiene la marca Auki. La iniciativa nació hace 30 años y teje ponchos, bayetas y fajas. Foto: Raúl Díaz para LÍDERES
  • Un proveedor de PVC en Ambato

    Modesto Moreta (I) 
    mmoreta@elcomercio.com

    La empresa Millpolímeros Sociedad Anónima tiene un ganado prestigio en la fabricación de compuestos de PVC. La investigación en sus laboratorios para la elaboración de sus productos y el asesoramiento técnico gratuito a sus clientes son el valor agregado para el crecimiento de esta firma.

    Estos servicios permitieron a la compañía ambateña elevar sus ventas y abastecer con su producto al 30% del mercado nacional. El año pasado comercializó 1 630 toneladas de compuesto de PVC y facturó USD 3 535 000.

    Sus principales clientes están en Ambato, Quito, Guayaquil, Cuenca y otras ciudades donde se levantan las fábricas dedicadas a la producción de calzado plástico, envases, perfiles, mangueras, cables, entre otros artículos.

    Millpolímeros inició sus operaciones en el 2012. Victoria Navas, subgerenta, cuenta que la inversión inicial fue de USD 400 000. Los recursos se invirtieron en la adquisición de la maquinaria a través de un crédito con Euler Hermes de Alemania. Sin embargo, el proyecto e idea de negocio arrancó desde el 2010 ante la necesidad de proveer de la materia prima a las empresas del Grupo Mil, como son Milplast y Milboots.

    La eficiencia del proceso productivo y la calidad de sus compuestos le permitieron expandirse a otras provincias del país, especialmente a empresas fabricantes de productos plásticos. “Nuestro crecimiento se debe a la calidad del producto. Estamos ingresando a los mercados que anteriormente eran ocupados por otras marcas”, cuenta Navas.

    Cuando empezó, solo elaboraba compuestos de PVC para calzado, actualmente la firma ofrece una amplia gama de compuestos para la fabricación de perfiles, cables, mangueras y más.

    “Es un emprendimiento familiar que comenzó con 4 colaboradores, en la actualidad tenemos 24 y producimos alrededor de 250 toneladas al mes, desde inicios de este año”, asegura Navas.

    El 70% de la producción anual se comercializa en la Sierra centro y el 30% restante en las ciudades de Guayaquil, Cuenca, Quito y otras.

    A comienzos de este año, Millpolímeros a través de un crédito de USD 500 000 otorgado por el Gobierno italiano, por medio del fondo denominado Sace, adquirió maquinaria para contar con una nueva línea de mezclado. La idea es incrementar la producción para abastecer al mercado local y ampliar su cartera de clientes.

    Una de las facilidades que Millpolímeros ofrece a sus compradores es que estos puedan adquirir desde una tonelada en adelante. El objetivo es que el cliente se ahorre el 5% de la salida de divisas, no incurra en costos logísticos de manejo e importación. En la actualidad el tiempo de entrega es de 48 a 72 horas, en promedio.

    Uno de sus clientes más importantes es la fábrica de Calzado Bunky de Quito. Esta empresa trabaja con Millpolímeros hace cuatro años. Sonia Carranco, jefa de Logística de esta firma, cuenta que el producto es de calidad y carta aparte es el asesoramiento técnico que da a las empresas sobre los materiales. “Se identifica con los clientes; este es un valor agregado que no se entrega en otras industrias”.

    Menciona que cuando planifican la nueva producción, les ayudan con el asesoramiento técnico y la tecnología con que cuenta el laboratorio de pruebas. Luego de varios estudios se llega a la formulación adecuada que necesita para cumplir los parámetros de calidad de su calzado.

    La firma adquiere 20 toneladas mensuales. “Antes, importábamos el PVC de Colombia, pero nuestro objetivo es trabajar con producto nacional, y al conocer esta fábrica trabajamos con ellos. Por eso Bunky mantiene su prestigio de calidad en el mercado”.

    Asimismo, a finales del 2014 Millpolímeros inició el proceso para la implementación de un sistema de gestión de calidad, con miras a obtener la certificación ISO. La idea es exportar sus productos.

    Juan Pablo López, encargado del sistema de mezclado del compuesto de PVC, asegura que un paso importante es que los sistemas de elaboración son automatizados, “eso permite una mezcla homogénea y exacta”. Además, que garantiza la calidad del producto para los clientes.

    Subgerenta Victoria Navas

    Uno de los puntales para el crecimiento de la empresa Millpolímeros es la inversión en el desarrollo de la investigación. Tenemos un laboratorio equipado con tecnología de punta. Ahí los ingenieros químicos y mecánicos realizan el análisis de la materia prima y los ensayos de laboratorio del producto terminado, para conocer su resistencia y calidad. El objetivo es contar con un compuesto de PVC óptimo y de calidad, superior a los que elabora la competencia.

    PVC Ambato
    Juan Pilataxi controla que las mezclas de los materiales sean óptimas para que la materia prima sea de calidad. Esta es parte de la maquinaria que tiene Millpolímeros. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES
  • Una emprendedora en Ambato promueve ferias de bodas

    Fabián Maisanche

    Viajes, bodas y más se encarga de promocionar destinos para la luna de miel y las bodas a nivel nacional. El asesoramiento en la planificación de los matrimonios de parejas de la Sierra centro es otro de las dinámicas de esta microempresa nacida en Ambato.

    Es así que Carla Vasco se encarga de recomendar a los futuros esposos una amplia oferta de hoteles, hosterías y haciendas del país. Desde una oficina, en el tradicional barrio Ficoa, coordina el futuro viaje de las parejas a la luna de miel a un rincón del país.

    En un folleto están fotografías de una cabalgata por las montañas o disfrutando de un cóctel en las playas del país. En otras imágenes se observa a parejas arriesgadas que practican deportes extremos en la Amazonía.

    “En los detalles está la excelencia de una buena atención al cliente. Nosotros nos encargamos de recomendar a las empresas con altos estándares en servicio al cliente”, comenta Vasco.
    Viajes, bodas y más inició como un proyecto en el 2010. La directora se enfocó en promocionar el turismo y las celebraciones maritales. Los cinco años como agente de viajes la motivó a promocionar los rincones del país.

    Otro impulso es a los pequeños negocios de artesanos y empresarios de la Sierra centro. Vasco asesora a las parejas donde pueden planificar su matrimonio, la preparación de los alimentos, bebidas y el servicio de recepciones. Un ramo de flores blancas y un vestido de novia de cola larga adornan su oficina.

    “Decidí unir todo esto en un sola exposición. Donde las parejas interactúen con los prestadores de servicio. En este espacio las empresas pueden promocionarse y ofrecer descuentos”.
    La primera expo inició con una inversión de USD 3 500 en la Villa Alhambra, en el centro de la capital de Tungurahua. La casona patrimonial albergo a nueve expositores de Quito, Ambato, Guayaquil y Cuenca.

    El fotógrafo de bodas, Fernando Carrillo, comentó que esta exposición le abrió las puertas para promocionar su trabajo. Carrillo participó por tres ocasiones en la exposición. “Captar el momento de la boda es único. Una sesión de fotos con su vestido y la felicidad que la pareja refleja en ese instante es indescriptible”, mencionó Carrillo.

    La directora se encuentra impulsando la Quinta edición de la expo Viajes, Bodas y más, a desarrollarse el próximo 7 y 8 de mayo en Ambato. En este espacio se confirmó a representantes de 12 ciudades del país.

    En uno de los tres salones del hotel Ambato se ubicarán alrededor de 30 expositores. Allí se mostrará a los visitantes a los proveedores en la elaboración de vestidos de novia, banquetes, fotógrafos, alimentos, bebidas y otros. “Le apostamos a lo nuestro desde una zona comercial”, indicó Carla Vasco.

    En la quinta edición se invertirá alrededor de USD 30 000 entre promoción y logística. El costo de los stands varía entre los USD 700 y USD 1 500. En la gala se ubicarán espacios para los lugares de hospedaje como Casa Ceibo, Mantahost Hotel, Quinta San Martín, Hacienda Manteles, Hostería Finca el Retiro, La Mirage, Mansión del Ángel, Mansión Alcázar.

    Un segmento estará destinado a las diseñadoras de joyas como María José Zambrano con la marca Manabijou y la cuencana Isabel López. En otro se ubicará a la empresa riobambeña eventos Passa Bocca, Dlu peluquerías, Costuritas y más. El aniversario, está previsto contar con vitrina viviente en la preparación de la novia, desfile de vestidos y lencería para las novias y la presentación de los hoteles exclusivos del país.

    Según Cecilia García, propietaria de Costuristas, la exposición es la principal vitrina de Ambato. “La elaboración de los vestidos tiene un precio alto. Con esta exposición nosotros rebajamos el costo y promocionamos”.

    Carla Vasco, emprendedora, propietaria de bodas viajes y más en Ambato. Foto  Fabián Maisanche / Lideres
    Carla Vasco, emprendedora, propietaria de bodas viajes y más en Ambato. Foto Fabián Maisanche / Lideres
  • En Ambato 600 quintales de arroz se vendieron en forma directa al consumidor

    Modesto Moreta

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    En Ambato, se comercializaron 600 quintales de arroz a bajo costo este 30 de marzo del 2015. La Unidad Nacional de Almacenamiento Empresa Pública vendió los dos kilos en USD 1,74 y el quintal en USD 37,50.

    El proyecto es parte de un plan que se desarrolla en todo el país con el objetivo es regular el precio de la gramínea. Carlos Bermeo, miembro de la Unidad Nacional de Almacenamiento, explicó que las ferias se cumplen en las plazas de la Medalla Milagrosa y de la Segunda Constituyente, en el centro de Ambato, una ciudad Andina del Ecuador, en coordinación con la Intendencia de Policía y la Gobernación de la provincia.

    El valor del quintal de la gramínea en las últimas semanas se ubicó entre USD 48 y más de USD 50 en el mercado. “Con la venta directa, lo que buscamos es que la gente ahorre dinero y evite a los especuladores”.

    Bermeo mencionó que ferias similares se efectuaron en Guayaquil y Quito. Ahora en Ambato y próximamente en Riobamba, Santo Domingo, y otras ciudades del país. “Tenemos para comercializar en cada ciudad 10 000 quintales. Es arroz envejecido de buena calidad”.

    Uno de los beneficiarios fue Juan Merino y su esposa Susana. Ellos se enteraron por la radio que se vendería arroz a bajo costo. Este 29 de marzo, adquirieron 10 fundas de dos kilos cada una. Por eso pagaron USD 17,40. “El precio es conveniente, puesto que en las tiendas comercializan la libra en USD 0,60. Falta más control de las autoridades, los previos de los productos en el mercado están elevados”.

    La intendenta de Policía encargada de Tungurahua, Mónica Durán, mencionó que el propósito de vender en forma directa es evitar a los especuladores. En los próximos días se efectuarán operativos de control en los almacenes distribuidores y en las tiendas. “Esperamos que el Ministerio de Agricultura nos entregue un valor referencial del quintal y la libra de la gramínea para iniciar con los operativos en toda la provincia”. ​

    Según los comerciantes, el quintal de la gramínea les empezó a llegar desde la semana pasada con un incremento de entre USD 5 y USD 8. Foto: María Isabel Valarezo/ El Comercio
    Según los comerciantes, el quintal de la gramínea les empezó a llegar desde la semana pasada con un incremento de entre USD 5 y USD 8. Foto: María Isabel Valarezo/ El Comercio
  • Cuero ecuatoriano de exportación

    Modesto Moreta  (I)
    Redacción Sierra Centro / LÍDERES

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    Los cueros que produce Curtiduría Tungurahua se exportan a China, Italia, Francia, Portugal, España, Centro América, Estados Unidos y otros países. La calidad, el cumplimiento y la tecnología que emplea en sus procesos, catapultaron a esta firma en el 2008. El año pasado, las ventas llegaron a los USD 13,1 millones.

    La empresa ambateña se inició con la marca de Curtiduría Pizarro y fue fundada por Demóstenes Pizarro en 1939. Dos años más tarde fue adquirida por la sociedad Ricardo Callejas Vásconez y Hermanos. Sin embargo, en 1967, Callejas adquirió todas las acciones.
    Así continuó hasta 1983 cuando cambió a Curtiduría Tungurahua Ricardo Callejas Vásconez e Hijos. La antigua fábrica funcionaba en la av. Bolivariana, (oriente de Ambato). Pero en el 2009, sus ejecutivos decidieron modernizarla.

    Gonzalo Callejas pertenece a la tercera generación en administrar la empresa. El joven gerente explica que el proyecto de construcción y montaje de la nueva planta lo hicieron en el Parque Industrial Ambato (PIA). “La infraestructura de 5 400 m2 cuenta con equipos con tecnología de punta en el procesamiento de las pieles”.

    Además, tiene una planta de tratamiento para las aguas residuales. “La idea es no contaminar el ambiente. Además, se creó una fundación para la reforestación. Se plantaron más de 60 000 árboles en el cerro Casigana, las riberas del Río Ambato y en el PIA”.

    Hace tres años, se inauguraron las nuevas instalaciones. Callejas explica que el 92,5% de la maquinaria fue cambiada, aunque no revela el monto de la inversión. “Se decidió invertir tras la aplicación de las salvaguardas del Gobierno para el ingreso del zapato extranjero. Eso fortaleció al industrial del cuero y el calzado de la provincia y el país, y las ventas subieron”.

    El 2008 Curtiduría Tungurahua dio un salto importante en los negocios del cuero tras abrir el mercado para la exportación a Venezuela, Centroamérica, Colombia y Perú. Sin embargo, por problemas esta se suspendió, sobre todo a Venezuela. Asimismo, en esa época se enviaron cuatro contenedores a Rusia, para la elaboración de botas para el ejército. Eso motivó a los directivos a cambiar las estrategias para llegar a nuevos mercados. La clave fue intervenir en las ferias internacionales. La primera en participar se realizó en China, país que en la actualidad es uno de sus mayores clientes.

    De las 14 000 pieles (cuero terminado) que se procesan anualmente, el 32% se exporta. El país asiático adquiere las bajas selecciones (cuero con fallas) para fabricar calzado de trabajo. “Esto ocurre debido a que el ganado vacuno no es bien mantenido, pero encontramos un mercado para comercializar estos productos”.

    Uno de los técnicos de la empresa es Patricio Lara. Cuenta que la transportación de las pieles es aérea. Para que salga el producto terminado debe pasar por un proceso en nueve estaciones. Entre ellas está el proceso de descarne; es decir, retirar el sebo y la grasa en las pieles. Luego pasa a la máquina divididora, e ingresa a grandes tambores para el tratamiento.

    El cuero es clasificado desde la A hasta la F. La A es la que tiene menos defectos y la F con más fallas.

    Hasta el 2006, que Gonzalo asumió la administración de la curtiduría, trabajaban 52 personas y se producían 250 cueros al día. Con el despunte en las ventas, más pedidos de las fábricas y las exportaciones se creció a 500 cueros y los empleos subieron a 187 puestos.

    Miguel Gutiérrez, gerente de la Empresa Gamos, menciona que el cuero de Curtiduría Tungurahua es de buena calidad. Con este confecciona los zapatos de montaña. “Es una de las empresas emblemáticas, porque constantemente está mejorando su maquinaria”.

    La empresa ambateña envía sus productos a China, Italia, Francia, Portugal, España, EE.UU., Centroamérica... Las ventas en el 2014 fueron de USD 13,1 millones. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
    La empresa ambateña envía sus productos a China, Italia, Francia, Portugal, España, EE.UU., Centroamérica… Las ventas en el 2014 fueron de USD 13,1 millones. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
  • Rosario Manzano:con el pan de Ambato horneó un negocio que llegó a Miami

    Leonardo Gómez / Redacción Quito

    Del latín que le enseño su padre, un ex postulante al sacerdocio jesuita, apenas recuerda unas cuantas palabras. No obstante, en su mente queda intacto el recuerdo de la hora de la cena en su natal Ambato, sentada junto a sus siete hermanos y compartiendo el pan en la mesa.

    Rosario Manzano es la cofundadora y gerenta general de la Panificadora Ambato, empresa que creó en octubre de 1978 con su ex esposo Eduardo Cobo.

    De familia católica y con un gusto especial por la música de Julio Iglesias y Marco Antonio Solís, esta empresaria dejó su ciudad natal a los 19 años. Junto con su esposo y su primer hijo, Santiago, se radicó en Quito para estudiar Psicología en la Universidad Central.

    La pareja llegó con la idea de abrir un negocio, el único impedimento que tenían, aparte del dinero, fue no saber qué tipo de negocio querían.

    Pero con ayuda del profesor y economista Luis Racines, que entonces era catedrático en la Central, Manzano y Cobo hicieron un estudio de mercado y encontraron una oportunidad en el sabor del tradicional pan de Ambato.

    Lo siguiente fue trabajar en un plan de negocios y conseguir un préstamo por 40 000 sucres (unos USD 1 600) para comprar maquinaria, arrendar y adecuar un local en la av. América y Selva Alegre (norte de Quito). Además, contrataron dos panaderos ambateños.

    Su hermana menor, María Elena, recuerda que los primeros días su hermana no lograba vender nada y con mucho pesar los estantes quedaron con todo el producto en las primeras semanas.

    Pero esa racha no duró mucho tiempo. Poco a poco los clientes conocieron su producto y fueron creciendo hasta el punto que “hacían largas filas y esperaban hasta 20 minutos para comprar el pan”.

    Al mismo tiempo, Manzano continuaba sus estudios universitarios, cuidaba de sus tres hijos, administraba su empresa y trabajaba por horas en un centro infantil como profesora de niños de hasta 5 años. Esto le ganó entre su familia el apelativo de ‘mujer orquesta’.

    Matilde Arias fue compañera de Manzano en el Colegio Ambato y describe a su amiga como una mujer que siempre fue muy organizada. “No hace nada de última hora, siempre le gusta programar las cosas y tomar todo con seriedad”.

    Para 1984 la panadería creció y se cambió a un local más grande, a unas cuadras del anterior, en la av. América y Rumipamba, en donde hasta hoy se mantienen las oficinas principales de la empresa.

    Actualmente, Panificadora Ambato cuenta con 30 sucursales en Quito y seis en Ambato. En 2011 facturó USD 4,8 millones y está preparada la apertura de tres locales más en Quito y abrirse mercado en Guayaquil.

    Víctor Calderón, gerente comercial de Alpina, trabaja con esta emprendedora desde 1995. Él considera necesario destacar la trayectoria de Manzano pues “no muchas mujeres como ella han podido desarrollar un negocio en el Ecuador. Es realmente de quitarse el sombrero”.

    Su visión es compartida por Ricardo Flor, presidente de la Cámara de la mediana y pequeña empresa (Capeipi). “Es una empresaria exitosa que sirve de ejemplo”, dice Flor.

    Llama la atención que Manzano trabaje hasta hoy con los mismos proveedores con los que trabajaba en los inicios de la Panificadora. Así lo confirma Patricio Eastman, gerente de Molinos Poultier, empresa a la que el negocio de Manzano compra entre 700 y 800 sacos de harina al mes.

    En 1992 Manzano terminó su compromiso con Cobo, pero en 2006 se volvió a casar con John Palacio, un empresario radicado en Miami (EE.UU.). Esto la lleva a viajar a esa ciudad con frecuencia.

    En el 2008, con una inversión de USD 350 000, abrió en Miami la panadería El Trigal, con el sabor tradicional del pan de Ambato. Para finales del 2011, ya contaba con una planta y un punto de venta.

    No conforme, Manzano compró el año pasado los derechos para Ecuador de la franquicia de helados de yogur bajos en calorías ChicBerry, cuyo local inauguró en diciembre pasado en las calles República del Salvador y Portugal. Ahora la Panificadora está en manos de sus hijos.

    ACERCA DE ROSARIO MANZANO

    Se formó con destrezas combinadas

    Psicología. Obtuvo su licenciatura en Psicología, en la Universidad Central, en Quito.
    Empresaria. Con la Panificadora Ambato comienza su vida empresarial en 1978.
    Nuevas ideas. En 2008 abre El Trigal y en 2011ChicBerry.

  • Muebles León: sus diseños ya van por la tercera generación

    Carlos Velasteguí / Redacción Ambato

    Cuando culminó la primaria, Carlos Vicente León llegó al taller de mecánica industrial de su padre César. Allí, a los 13 años, aprendió el oficio de la mecánica con destreza, y cuando tenía 17, León decidió instalar su propio negocio fabricando muebles de metal.

    En su adolescencia empezó con la ayuda de un operario a construir camas y muebles para salas y comedores. También elaboraban ventanas, puertas, rejas…. “Para esta actividad mi padre me permitió que ocupe una esquina de su mecánica”. Así nació Muebles León.

    Eso sucedió hace 41 años. León no se quedó estático. “Siempre pensé en ofrecer algo novedoso, un producto que no se encontrara en el mercado”.

    En 1979, León adquirió maquinaria con la que empezó a dar recubrimientos a las piezas metálicas. Esto dio paso a la instalación de una planta cromadora en el centro del país.

    Hace tres años, León entregó la dirección de la compañía a su hijo Xavier León Velástegui. Él estudió administración de empresas en la Universidad del Pacífico, y empezó un proceso de modernización de las instalaciones y la maquinaria. La fábrica opera en el sector de la American Park, en el oriente de Ambato.

    Uno de los primeros recuerdos de León Velástegui es cuando hacía sus tareas escolares en una mesa fabricada por su padre, mientras su madre, Cleotilde, llevaba la contabilidad del negocio. Según ella, “han sido años de realización personal, y también un aporte al crecimiento económico del país, porque cada empresa que se mantiene de pie continúa siendo fuente generadora de trabajo”.

    León Velástegui se vinculó con la empresa en su adolescencia. Manejaba los camiones de repartición. Hoy, la producción anual de Muebles León es de 2 776 camas, 970 juegos de comedores y 650 unidades de muebles de oficina. La producción se distribuye y se comercializa en ciudades como Ambato, Latacunga, Guayaquil y Cuenca.

    En los últimos dos años, la empresa modernizó su cizalla, dobladoras, plegadoras, ensambladoras y soldadoras. Para esto invirtió USD 160 000, que provinieron de préstamos con entidades financieras. El joven empresario es cauto en las inversiones. Es partidario de no sobreendeudar a la compañía.

    La empresa creció, y hoy reúne a 120 trabajadores. Una de las clientes de Muebles León es Elena Molina, propietaria de Creaciones Geovanna, distribuidora de muebles y colchones. Ella adquiere camas cromadas y pintadas. “Es una empresa seria que nunca ha fallado en los pedidos y la mercadería de calidad”.

    Otra compañía que hace negocio con Muebles León es Carrocerías Varma. Una de su ejecutivas, Karina Velástegui, ejecutiva, contó que efectuaron dos contratos por un monto aproximado de USD 55 000 para la elaboración de modulares, lavabos y literas.

    La oferta

    • La empresa.  La compañía ambateña se especializa en la fabricación de camas, muebles, juegos de dormitorio, etc.
    • El diseño.  Óscar León Velástegui, hermano de Xavier, diseña los muebles.
    • Cuatro décadas.  El trabajo de la empresa se desarrolla hace 41 años.
  • ‘El cuero y lo textil tendrían su especialización’

    Galo Naranjo. Rector de la UTA

    En este momento se efectúan los estudios para la creación se seis nuevas carreras en ingeniería. Se prevé que las promociones de profesionales sean limitadas con la idea de no saturar el mercado laboral, como ocurre hoy con especialidades como abogacía, periodismo… Proponemos formar a ingenieros industriales, con especialización en cuero y calzado. La propuesta es responder el aparato productivo de Tungurahua y el país. En la provincia se encuentran 2 500 de los 5 000 talleres y empresas medianas, grandes y pequeñas del país, dedicadas a la producción de calzado.

    En la provincia se producen 12 de los 14 millones de pares de zapatos anuales y que abastecen el mercado local e internacional. Por eso, se realizaron acercamientos con la Cámara de Calzado, con la finalidad de crear programas de tercer nivel, como la ingeniería industrial en cuero y calzado. Es necesario preparar estos especialistas para responder las necesidades del sector productivo.

    Se coordina con el eje empleo del Gobierno Provincial de Tungurahua, para provocar la innovación en la calidad de los productos, con novedosos diseños de impacto a escala mundial.

    Otra especialidad que creará la UTA es la Ingeniería Industrial con énfasis en textiles. En la provincia hay más de 3 200 talleres que generan más de 9 600 empleos. La mayoría de la mano de obra no es calificada o tecnificada. Uno de estos sectores es el cantón Pelileo, con la industria del jean. En otros hay tejidos como en Salasaca y en Quero.

    Para el funcionamiento de dos de las seis nuevas carreras contaremos con catedráticos especializados. Se planifica que máximo haya tres a cuatro promociones de ingenieros. En la actualidad, todas las especialidades de la UTA están sujetas a un proceso de rediseño curricular. La Senescyt y Ceaaces están trabajando en una serie de eventos de capacitación para trabajar con nuevas matrices.

    Se trabajó en cuatro talleres de capacitación, pero aún falta uno. Eso ayudará a definir las carreras. Por pedido de la Senescyt la UTA en la actualidad es el eje de los diseños curriculares de la región central del país. Estamos colaborando con las universidades técnica del Norte, de Esmeraldas, Guayaquil y otras. Hay un equipo sólido para avanzar en este proceso. Las autoridades esperan que las dos carreras inicien el próximo semestre.