La Cooperación Corea-Ecuador 2019-2021 permitirá que el país cuente, en su momento, con un Centro de Desarrollo Tecnológico para alimentos y bebidas denominado Food Task Center (FTC). Así lo dio a conocer el Ministerio de la Producción.
El costo de este Centro es de USD 9,2 millones, con financiamiento del Instituto Coreano para el Avance Tecnológico de la República de Corea (KIAT) y apoyo técnico del Instituto de Desarrollo Agroindustrial Internacional de Corea (KADI), y otras instituciones de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) de la nación asiática.
El viceministro de Producción, Jackson Torres, mantuvo reuniones con el presidente del KADI, Yoon Lee y el presidente de KIAT, Yeong Cheol Seok, con sus respectivos equipos de trabajo.
Para la construcción e implementación del Centro, que arrancaría en el año 2022 y culminaría el 2026, Corea ha solicitado un estudio de prefactibilidad que Ecuador está elaborando y espera entregarla hasta el 31 de enero del 2021.
El Centro tiene por objetivo incrementar la competitividad del sector de alimentos y bebidas mediante la innovación tecnológica y productiva, desarrollo de productos e impulso de nuevos productos y modelos de negocio que fomenten la diversificación productiva para consumo local y exportaciones.
Con esta intervención se espera beneficiar a más de 1 500 empresas procesadoras de alimentos y bebidas del país.
En la Procesadora de Alimentos Gramolino, ubicada en Tumbaco, se selecciona los granos y luego se los empaca para distribuirlos a tiendas y supermercados del país. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
El espíritu de la educación en artes liberales se ve reflejado en su perfil. María José Vásconez es una joven ejecutiva ambateña, que desde hace cinco años está al frente de la gerencia de mercadeo de la firma de vehículos Ambacar.
Diseñadora de interiores graduada en las universidades de San Sebastián y Barcelona en España, también tiene estudios superiores de química, psicología, marketinge innovación. Habla de cómo lograr ser una joven líder de equipos en una firma de más de 50 años de trayectoria.
Un amplio ‘background’ “Siempre he sido bastante curiosa. Me gusta mucho investigar y crear nuevas cosas. Estudié asignaturas que pueden parecer disímiles. Pero al mirarlo en retrospectiva, gracias a ello tengo una visión más amplia y la experiencia me ha permitido ponerlas en práctica en mi día a día. La parte del diseño gráfico va muy atada al tema publicitario, y lo aplico siempre para que el mensaje elegido y los artes sean coherentes con la estrategia y objetivos planteados, que luego serán utilizados para medios ‘offline’ y ‘online’. Junto con mi equipo, creamos el robot de Ambacar, un elemento clave dentro de la comunicación de la empresa”.
Vinculación empresarial “Ambacar es una empresa familiar en la que he trabajado toda mi vida. Cuando regresé de España, me vinculé a la firma para ayudar en ciertos temas que hacían falta como el manual de imagen corporativa. Trabajé en temas de diseño gráfico y, posteriormente, vino el reto de delinear una estrategia de marketing. Miraba a la empresa desde afuera y veía necesario el innovar. Así, me centré también en la parte del servicio al cliente.
Como profesional, la visión que he encabezado siempre en Ambacar (y que continuaré haciéndolo independientemente de la empresa y cargo que ocupe), se basa en cuatro pilares: 1) Transformar una industria tradicional a un modelo que entienda al consumidor y refleje sus necesidades. 2) Generar una cultura de innovación y preparación constante. 3) Ser apasionados por nuestros clientes y entender el valor que un cliente satisfecho trae a la empresa. 4) Generar empleo e integración con la comunidad”.
Innovación, una pieza clave “Cuando llegué, Ambacar tenía un presupuesto publicitario muy reducido y era retador disponer de las herramientas adecuadas para llegar a donde queríamos. Por ello, empecé a trabajar en redes sociales y digitalización para posicionar la marca en estos canales, donde era más fácil llegar con un presupuesto menor.
Éramos una marca nueva en el 2010 que aún no tenía la confianza del público. Parte de nuestra estrategia era romper paradigmas respecto a una marca de vehículos de China, porque nuestros autos tienen una muy buena calidad.
Entonces comunicamos que respaldaríamos a los clientes con nuestros más de 40 años de prestigio como distribuidores de vehículos en el mercado, en esa época. Pero queríamos una marca propia de buena calidad y buen precio. Es así como distribuimos y ensamblamos autos Great Wall, Haval, Zotye y Shineray, entre otros”.
Juventud y liderazgo “Trabajamos muy bien en mi equipo. Aunque allí tenemos edades similares, sí debo interactuar con gente mayor de otras áreas. Lo más importante es persuadir a las personas con argumentos. Por ejemplo, cuando implementamos procesos de digitalización, hubo personas que se resistían. Sin embargo, les enseñamos a utilizar las herramientas y eso se reflejó en un mejor servicio al cliente”.
El gen del emprendedor “Cuando apenas tenía 30 años llegué a ser gerente de marketing. Gracias a Dios, el haber nacido en una familia de empresarios y tener contacto con personas que saben mucho de diversas áreas ayuda a tener la visión emprendedora y a saber cómo solucionar un problema en poco tiempo.
Pero no depende solo de eso, o solo de la educación, sino también de la experiencia. Varios amigos emprendedores han salido adelante sin tener esas condiciones. También hay que arriesgarse”.
El arte y lo espiritual “Me encanta salir a la naturaleza y escalar. Meditar todos los días me hace conectarme conmigo misma y me ayuda a solucionar problemas. Me encanta pintar, el arte, visitar los museos. Uno de mis libros favoritos es ‘La ciudad de la alegría’ de Dominique Lapierre, un drama sobre las diferencias sociales en la India. Creo en Dios, soy católica y muy creyente. Más que la religión es el ser espiritual, la conexión con el ser superior”.
Su visión Transformar una industria tradicional a un modelo que entienda al consumidor y refleje sus necesidades. Esto es la ‘customer centricity’, un modelo que está basado en el consumidor.
Su perfil Educación. Diseñadora de Interiores titulada en elInstituto Europeo di Design de Barcelona, España. Tiene un diplomado en Innovate Marketing del Tecnológico de Monterrey, También tiene estudios de química en Inglaterra, psicología en la USFQ y diseño gráfico en Europa. Sus cargos. Trabaja en Ambacar desde el 2011. Ha trabajado en diseño gráfico, publicidad y servicio al cliente en esta firma. Es gerente de Marketing de la empresa desde el
María José Vásconez, gerenta de marketing de Ambacar. Tiene estudios de mercadeo e innovación en el país. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
Espae, la Escuela de Negocios de la Escuela Politécnica del Litoral, es por cuarto año consecutivo la primera del Ecuador, según el ranking MBA Latinoamérica elaborado por la revista América Economía, que cubre toda América Latina. Así mismo, el Master of Business Administration (MBA) que imparte ESPAE, es también el número uno del país, de acuerdo a este respetado ranking.
La medición, que incorpora nuevos parámetros en esta edición 2020, se basa en cinco decisivas dimensiones de análisis: fortaleza académica, internacionalización, retorno sobre la inversión en estudios, el poder de creación de redes y la producción de conocimiento. Además, incorpora subranking para medir el impacto de cursar un MBA tanto en lo monetario como sobre la trayectoria profesional.
La revista encuestó a graduados de las escuelas latinoamericanas sobre sus resultados profesionales. Es así que en el apartado: Retorno sobre Inversión, dato de mucha trascendencia para elegir un postgrado, con un puntaje de 71,94 en el ranking, el MBA de ESPAE se ubica como el más rentable del Ecuador; y “si se trata de variación absoluta del ingreso promedio mensual a los tres años de haber egresado”, el MBA de ESPAE es el segundo en toda Latinoamérica”. Asimismo, el puntaje en Fortaleza Académica es de 81.81, lo que indica una excelencia académica con estándares internacionales.
A la par, ESPAE ha escalado una posición más, respecto a 2019, en el ranking de las Escuelas de Negocios de la región, ubicándose décimo tercera en toda Latinoamérica este 2020.
El Decano de Espae, Xavier Ordeñana, destaca la fortaleza académica de la escuela y sus acreditaciones internacionales, ya que ESPAE es la única escuela en el país que mantiene estas dos acreditaciones simultáneamente: AACSB International y AMBA. Su planta docente posee un equilibrio entre investigadores de primera línea, con profesores con amplia experiencia gerencial. Y reafirma que en “la nueva normalidad, será aún más importante formarse adecuadamente para poder navegar los distintos desafíos que enfrentarán las empresas”.
El ranking latinoamericano está encabezado por la EAESP Getulio Vargas, con sede en Brasil.
La Espae es por cuarto año consecutivo la primera del Ecuador, según el ranking MBA de América Economía. Archivo / LÍDERES
El Centro de Servicios Empresariales (Cesem) es la más reciente iniciativa de vinculación con la sociedad, que ofrece la Universidad de Cuenca. El 29 de mayo fue inaugurada esta oficina de atención en el campus principal.
El objetivo es colaborar con las personas, que necesitan los servicios de asesoría, estudios y acompañamiento para sus emprendimientos. Es decir, ayuda desde la generación de la idea y desarrollo y otras etapas que son necesarias para la puesta en marcha de un negocio.
Según el coordinador del Centro de Servicios Empresariales, Juan Fernando Castillo, el interesado debe llegar a la oficina y tomar contacto con uno de los asesores, quienes se encargan de determinar cuál es el requerimiento en cada caso y cómo los profesores y estudiantes de la universidad pueden colaborar.
“Si la idea está desarrollada o suelta. Dependiendo de eso surge la recomendación que de cuáles son los primeros pasos que se requieren”, explica Castillo. El asesoramiento es gratuito.
Durante la primera semana de operación del centro ya se presentaron los primeros interesados, quienes presentaron sus casos. Uno de estos está relacionado con el montaje de un centro de revisión técnica vehicular en el cantónazuayo de Gualaceo.
Según Castillo, esta iniciativa requiere los estudios de factibilidad y ese trabajo fue canalizado a través de la carrera de Administración de Empresas. “Si el resultado es positivo, se elaborará un modelo de negocio”.
Otro caso está relacionado con una pareja de venezolanos que montó hace cuatro meses un negocio de venta de comida rápida en el Centro Histórico de la capital azuaya. Ellos quieren abrir un segundo local y necesitan asesoramiento contable.
Las dos ideas recibirán apoyo, dice Castillo. El primero es un asesoramiento en la construcción de la marca que estará a cargo de la carrera de Marketing y el segundo es la ayuda contable y tributaria, que lo manejará la escuela de Contabilidad y Auditoría.
La primera etapa de atención del Centro de Servicios Empresariales se cumplirá hasta el 2021 y se orientará a las personas vulnerables como de la tercera edad, discapacitados, estudiantes, jóvenes, migrantes, escasos recursos económicos, entre otros.
Con este centro hay tres beneficiados, asegura Castillo. Las personas que acceden a una asesoría gratuita. Los estudiantes que pueden realizar prácticas preprofesionales y, finalmente, la universidad que amplía su vinculación con la sociedad. “Este proyecto, cuya idea surgió hace más de cinco años, es diferente porque sale a la calle y no se queda dentro de la universidad”.
Están involucrados los alumnos de los últimos años de Administración de Empresas, Contabilidad y Auditoría, Economía, Mercadotecnia y Sociología, que son parte de la Facultad de Economía de la Universidad de Cuenca.
Juan Fernando Castillo es el coordinador del Centro de Servicios Empresariales de la Universidad de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
Era una ciudad de pescadores, perdida a las puertas de Hong Kong. Hoy, la metrópolis de Shenzhen, símbolo de los 40 años de reformas que han hecho de China la fábrica del mundo, aspira a ser el faro planetario de la innovación tecnológica.
Para ello, habrá primero que eliminar la imagen de paraíso del plagio. “Ahora sentimos un gran apego a la propiedad intelectual y a las patentes”, asegura Wu Yebin en su oficina, en el 35º piso de un moderno rascacielos.
Otrora imitador de grandes marcas, creó MeegoPad, una floreciente empresa de electrónica.
En diciembre de 1978, China decidió abrirse a la economía de mercado para dar de comer a su población, en la miseria. Shenzhen, donde 310 000 habitantes vivían de la pesca y del cultivo del arroz, fue el laboratorio de esas reformas.
Prosperó produciendo artículos de gigantes como Apple o Samsung, vio emerger a mastodontes locales como Huawei (telefonía) o Tencent (internet) y brotar a decenas de miles de fábricas que producen componentes, chips o pantallas táctiles, que le han valido el apodo de ‘Silicon Valley del hardware’.
Zhang Zhaohui es el CEO de Youibot, una empresa que produce robots autónomos. Foto: AFP
Hijo de una familia rural pobre, Wu Yebin, de 35 años, llegó en 2005 a la ciudad, que ya cuenta con 13 millones de habitantes. Empezó fabricando, como miles de otros jóvenes del “shanzhai”, copias piratas, a veces creativas, inspiradas en productos electrónicos de marcas extranjeras.
“Alemania, Estados Unidos, Japón… todos los países desarrollados han hecho eso para hacer avanzar su industria manufacturera. Es un paso obligado para acumular experiencia”, considera Wu. Pero, si bien ese modelo económico estaba “muy en boga” hace solo unos años en las fábricas locales, “ya no es viable en la actualidad”, admite.
Punto de encuentro
Shenzhen sigue siendo uno de núcleos manufactureros del país. Pero otras ciudades chinas le siguen a la zaga, y supo encontrar un nuevo motor de crecimiento.
“Hoy, apostamos por la innovación para asegurar el desarrollo. China se convierte en el líder mundial en ese campo”, declara Wu Yebin, cuya empresa factura 25 millones de euros anuales. Vende unos ingeniosos PC miniaturizados en llaves HDMI y crea gafas de realidadaumentada.
“Shenzhen se convierte en un punto de encuentro para ingenieros creativos de todo el mundo”, señala.
Entre estos, Meng Jie, un francés que dejó Silicon Valley en 2017 para crear Maybe, que produce altavoces inteligentes con los que se puede conversar para aprender mandarín.
“Silicon Valley sigue estando muy por delante en materia de inteligencia artificial. Pero en Shenzhen, encuentras tres veces más rápidamente el componente electrónico o mecánico que necesitas. Es como pasar de una nacional a la autopista”, cuenta entusiasmado el joven treintañero de origen chino.
“La gente ve a Silicon Valley como la meca de la tecnología. Y Shenzhen es una ciudad que subestiman mucho. Porque no saben lo que está pasando aquí ” , subraya, señalando la hilera de rascacielos desde la ventana de su oficina. Pekín lanzó en 2015 el programa industrial “ Fabricado en China 2025 ” , con el objetivo de “ dejar de ser la fábrica del mundo ” para pasar a ser un líder tecnológico en el sector de la robótica, los coches eléctricos, la inteligencia artificial…
Potencial enorme
“Las autoridades, en materia de innovación, definen claramente los sectores en los que desean invertir. Si tu empresa está en esa órbita, es la vía más rápida y obtienes financiación ” , declara Duncan Turner, director general de HAX, incubadora de empresas emergentes en Shenzhen.
El presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó su preocupación ante esta competencia. Lanzó una guerra comercial contra Pekín y aumentó los aranceles a productos chinos relacionados con ese plan industrial, principalmente del campo de la informática, la aeronáutica y la robótica.
¿Una pérdida de tiempo? Para Turner, instalado en Shenzhen desde 2009, el mayor cambio desde su llegada es que los jóvenes chinos que antes copiaban “se convirtieron en unos expertos de la investigación y del desarrollo increíblemente inventivos y emprendedores”.
El aumento del nivel de formación permitió que naciera una nueva generación de ingenieros. Como Zhang Zhaohui, presidente de Youibot, instalado en la incubadora HAX, desde donde diseña el primer robot autónomo de mantenimiento para autobuses. “ El potencial de Shenzhen es enorme. La ciudad podría alcanzar muy rápidamente a Silicon Valley” , augura el emprendedor de 26 años.
El francés Meng Jie asiente: “En 10 años, Shenzhen será una ciudad muy importante en el mundo”.
Una vista panorámica nocturna de Shenzhen. La ciudad, con 12 millones de habitantes, tiene un plan para convertirse en un centro de desarrollo tecnológico de punta en Asia. Foto: AFP
Prohibido hablar del cáncer. Esa es una de las premisas básicas del taller “Luzca bien… Siéntase mejor”, dirigido a personas en tratamiento de esta enfermedad.
Durante dos horas los pacientes comparten en una sala para aprender de maquillaje y cuidado personal, guiados por profesionales.
El proyecto nació en 1989, en Estados Unidos, por iniciativa del Consejo sobre productos de cuidado personal, en colaboración con la Sociedad Americana contra el cáncer y la Asociación de belleza profesional. Hoy es una franquicia con presencia en más de 25 países.
A Ecuador llegó en el 2011, de la mano de la Asociación Ecuatoriana de Venta Directa (AEVD) y Procosméticos, que tienen la representación de la franquicia.
La base del proyecto es la donación de productos, tanto de maquillaje como de cuidado personal, con la característica de hipoalergénicos, los cuales son obsequiados a los pacientes para su uso durante el taller y en casa.
En el país colaboran 20 empresas integrantes de Procosméticos y cinco de la AEVD, indica María Fernanda León, directora ejecutiva de ambos gremios.
El taller de automaquillaje, dirigido a mujeres, se enfoca en limpieza de la piel, hidratación, uso del bloqueador solar y maquillaje. Además se aprende a disimular las manchas producidas por los efectos colaterales del tratamiento de la quimioterapia.
Otra consecuencia secundaria es la caída del cabello, por lo que también se les enseña sobre el correcto uso y cuidado de las pelucas, y la manera adecuada y atractiva de llevar pañuelos.
El curso se imparte con el apoyo de las áreas de voluntariado de centros de salud. En Quito se dicta con regularidad en el Hospital Carlos Andrade Marín y Eugenio Espejo. Y en Guayaquil, en el hospital de la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca).
Lizeth González, de 44 años, participó del taller en el Andrade Marín. “Fue muy enriquecedor, el vernos bien nos ayuda muchísimo en el manejo del tratamiento. Me ayudó a volver a sentirme segura”. Cuando comenzó con el tratamiento de quimioterapia, para combatir el cáncer de mama, no se maquillaba porque tenía la creencia de que todo le causaría daño, pero tras el taller aprendió que existen productos adecuados para pieles sensibles, que no le causarían daño.
Carmen Cervantes, de 40 años, también cursó un taller en el mismo centro médico. Comenta que la experiencia le ayudó mucho a mejorar su estado de ánimo. “A nosotras se nos cae bastante el cabello, tenemos que cuidar la imagen superior de nuestro rostro”.
También se imparte un taller para hombres, dedicado al cuidado personal. Entre las temáticas que se tratan están las técnicas correctas de afeitado cuando se está en tratamiento de quimioterapia, la importancia del uso del protector solar e imagen personal.
El taller para hombres incluye una charla motivacional dictada por gerentes de empresas de la AEVD y Procosméticos.
La meta del proyecto es incrementar su presencia en Quito y al interior del país.
A las participantes se les enseña limpieza de la piel, hidratación, bloqueador solar y maquillaje. También sobre uso de pelucas y pañuelos. Foto: Cortesía AEVD y Proscosméticos
En la vía a Papallacta, a 3 700 metros de altura sobre el nivel del mar, se encuentra Marullacta. Una empresa pecuaria con certificación orgánica.
Su propietaria es María Eugenia Espinosa, una mujer que sonríe y se conmueve con los logros que ella y su esposo han alcanzado con este proyecto que se propusieron hace casi dos décadas.
La ganadería orgánica se basa en la forma de alimentar y cuidar el ganado, para que tanto su carne como los productos derivados como la leche estén libres de químicos, hormonas y pesticidas.
Como está prohibido incluso el uso de antibióticos, para mantener a las vacas saludables se les debe suministrar fitoterapéuticos (a partir de hierbas medicinales) u homeopáticos.
“A mí me entregaron un libro y me dijeron: ‘si quiere ser orgánica haga esto’. Y ni siquiera entendía lo que era, pero valía la pena”, recuerda Espinosa.
Ella cuenta que los primeros años fueron muy difíciles, pues se morían las vacas. Luego de siete años, las nuevas crías se acostumbraron a la alimentación sin químicos. El pasto de la finca está fertilizado únicamente con las heces de la vaca. Aunque a la altura a la que se encuentra demora más en crecer, es más nutritivo y el ganado lo asimila mejor, afirma.
“Tenemos un ordeño controlado e inmediatamente pasamos los productos a procesar”, agrega.
El esposo de Espinosa, Jorge Da Silva, es el encargado de la producción de los lácteos. Hoy la marca comercializa 14 productos certificados, entre queso, yogurt (que se vende en Supermaxi), mantequilla y manjar.
La pareja tiene 50 animales orgánicos. A 20 se les ordeña y producen cada día 200 litros de leche y otros 100 de yogurt. El resto lo elaboran según la demanda.
La propietaria sostiene que la venta es una de las principales dificultades del negocio. “Nos ha tocado hacer todo absolutamente solos, desde los estudios para llegar a las certificaciones como la capacitación a las personas. Hemos llegado a ser autosustentables”, cuenta Espinosa y relata que trabajan con energía eólica y tienen su propia planta de tratamiento del agua.
Hace entonces una breve pausa. Sus ojos se tornan acuosos. Y rememora que todo comenzó con el interés de ayudar a su nieta, que sufría de alergias a ciertos productos, lo que le dificultaba una correcta alimentación. “Ahora es una niña maravillosa”.
Espinosa antes era gerente en una plantación de rosas; la “antítesis”, dice. “Por eso sé lo que es químico y lo que es orgánico”.
Marullacta cuenta con una decena de sellos y certificados orgánicos, entre los que están el Kosher, el ICEA y los que otorga Agrocalidad y el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
A su juicio, en el país aún no hay una cultura extendida de producción orgánica, por lo que cree necesario mayor apoyo gubernamental para la capacitación y reducción de costos de producción.
“Es súper bonito trabajar así. Ver las hierbas que se deben utilizar para poder sacar adelante a un animal”, finaliza.
María Eugenia Espinosa y Jorge Da Silva están al frente de esta empresa que elabora queso, mantequilla, manjar y yogurt. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
Alimentos sustentables, aplicaciones web, autos ecológicos y hasta complejos dispositivos diseñados para ayudar en los diagnósticos médicos se presentaron la semana pasada en el recinto ferial Macají, en Riobamba. El Municipio de esa urbe y la Escuela Politécnica del Chimborazo (Espoch) organizaron la cuarta edición de la Semana de la Ciencia, la Innovación y la Tecnología.
El Cabildo organiza este encuentro desde el 2015 con el objetivo de convertirlo en una vitrina para que los jóvenes compartan sus ideas para solucionar problemas de la comunidad. Los proyectos más innovadores reciben incentivos económicos.
Un jurado integrado por especialistas eligió el viernes pasado a los ganadores. El primer puesto recibirá USD 7 000, el segundo o USD 5 000, y el tercero USD 3 000.
Los emprendedores deberán usar ese dinero para potenciar sus ideas y mejorarlas, o como un capital semilla para iniciar su negocio propio, en base a su proyecto. Los organizadores explicaron que entre las bases del concurso constaba que los proyectos sean aplicables a la realidad de Riobamba.
Los ganadores de ferias pasadas utilizaron el dinero para mejorar sus prototipos, adquirir equipos o instalar laboratorios de última tecnología para el desarrollo de nuevos proyectos. La semana de la ciencia y el emprendimiento se inauguró el lunes pasado y se desarrolló hasta el viernes en el galpón de expositores de Macají. El sitio fue visitado por unos 10 000 espectadores.
En el ingreso se ubicaron stands de emprendimientos privados, en los que se mostraron artesanías, alimentos, prendas de vestir, entre otros productos. Mientras que en la sala de exposiciones se ubicaron los estudiantes de institutos tecnológicos y universidades de siete ciudades del país.
Los estudiantes de la Espoch llamaron la atención del público con sus aplicaciones y prototipos para diferentes áreas.
Los integrantes del Grupo de Investigación de Biotecnología de la Facultad de Ingeniería de esta entidad de educación superior, por ejemplo, presentaron un traje sensorial y un exoesqueleto para rehabilitación física.
Su invención permite que pacientes que fueron víctimas de traumas severos o que padecen paraplejia, reciban rehabilitación a través de una máquina que controla los movimientos de forma remota. Además, el traje sensorial registra en una computadora todos los movimientos realizados por una persona con mucho detalle, lo que permitiría que a través de una conexión web, un especialista diagnostique la lesión desde cualquier parte del mundo.
“Es una solución médica para las personas que posiblemente no tengan acceso a un centro médico donde puedan ser tratados por especialistas”, dice Carlos Muñoz.
Los estudiantes del Instituto Tecnológico Stanford también optaron por una solución médica para su proyecto. Ellos presentaron un dispositivo que permite medir todos los signos vitales de una persona simultáneamente y sólo en 45 segundos.
La máquina parece una pesa convencional pero tiene adaptaciones electrónicas. Tiene la capacidad de medir el peso, talla, temperatura y presión arterial.
“Los resultados son sumamente precisos, este producto podría ahorrar mucho tiempo a los médicos y también contribuir en la toma de signos de una gran cantidad de personas o para medir el índice de masa corporal de una población”, explica Betsy Quintanilla.
Los estudiantes del Instituto Carlos Cisneros dirigieron su proyecto a las personas que padecen esclerosis. Los pacientes con esta enfermedad degenerativa no pueden mover sus extremidades debido a la rigidez, pero conservan intacta su capacidad intelectual.
Cristofer Ameza y Cristian Hernández se inspiraron en la silla de ruedas mejorada que usaba Stephen Hawking, quien padecía la misma enfermedad. Pero lograron que su invento sea más económico y accesible. La silla de ruedas de este equipo se acciona con el movimiento pupilar capturado con una cámara web.
Tiene un diseño ergonómico y una batería que se recarga con un panel solar o con electricidad. “Queremos ganar el premio para llevar nuestro producto al mercado y ayudar a las personas que padecen esta enfermedad y no cuentan con equipos adecuados”, manifiesta la estudiante Ameza, quien tiene 22 años.
Un vehículo diseñado por estudiantes de ingeniería automotriz, puede recorrer hasta 150 kilómetros con un litro de gasolina. Fotos: Glenda Giacometti / Líderes
El Centro de Innovación y Desarrollo para la Industria y Minería (CIMA) busca generar desarrollo productivo. Esta iniciativa de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) empezó en el 2013 y se centró inicialmente en el ámbito minero, pero al año siguiente amplió su campo de acción.
Desde entonces tiene tres ejes estratégicos. El primero se centra en el entrenamiento y formación con la implementación de programas de capacitación certificados, que contribuyan a generar capacidades para el sector productivo.
El segundo, en cambio, se relaciona con el emprendimiento y el desarrollo. La idea es lograr la expansión de los negocios no solo industriales y mineros, sino también prosperidad comunitaria.
El tercero es la gobernanza con un trabajo con municipios y gobiernos parroquiales o provinciales, señala el director del CIMA, Leonardo Benavides. En este caso, el objetivo es mejorar las competencias técnicas para que administren de mejor manera los recursos de sus jurisdicciones.
En la práctica, por ejemplo, este centro realizó el año pasado la capacitación técnica para ayudantes de la construcción, que tuvo el apoyo de la minera Lundingold y la Fundación Lundin.
Formaron a 170 ayudantes en construcción, soldadura, electricidad y metalmecánica. La intención fue que las personas, que viven en zonas cercanas al proyecto minero Fruta del Norte como son los Encuentros, El Zarza y otras comunidades, puedan acceder y aprender estas capacidades.
Según Benavides, la meta es que ellos creen sus emprendimientos o accedan a un empleo en la mina. El programa empezó en septiembre de 2017 y acabó en marzo.
Fue una capacitación dual. El 40% fue teórico y el resto práctico y se dio énfasis a la seguridad y salud ocupacional. Por ejemplo, los ayudantes de soldadura aprendieron sobre instalaciones de un circuito eléctrico, tipos de corrientes y soldaduras y sus aplicaciones. En la práctica, los estudiantes elaboraron estructuras metálicas y pequeños muebles.
El año pasado también se realizó el programa de formación de auditores técnicos mineros, que estuvo dirigido a ingenieros geólogos, mineros y metalúrgicos, que están dedicados a consultorías o asesoramientos de los pequeños proyectos mineros o artesanales. Fue avalado por la Agencia de Regulación y Control Minero. Tuvo 85 participantes en los cursos realizados en Loja y Quito. Luego se replicará Cuenca y Guayaquil.
Otra iniciativa de CIMA es la escuela de operadores de maquinaria pesada, que es parte del proyecto Escop y está acreditada por la Agencia de Nacional de Tránsito. Según Benavides, es la primera universidad ecuatoriana acreditada para formar este tipo de operadores. A finales del 2016 empezó la primera formación y hubo 88 graduados.
En septiembre del 2017 arrancó la segunda con 76 alumnos y en abril pasado inició la tercera con 80 asistentes. Benavides destaca que cuentan con simuladores. Allí, se realizan las prácticas de manejo y cumplimiento de tareas como una fase previa a tomar una maquinaria pesada. Esa tecnología está instalada en el campus de la UTPL en la ciudad de Zamora. También, tienen la maquinaria y un patio de maniobras y operaciones para las prácticas. “Primero aprenden la teoría, luego van a los simuladores y, finalmente, a la maquinaria”, dice Benavides
En el área de capacitación también trabajan dentro de las empresas como las compañías mineras y construcción, sobre todo, en seguridad y salud ocupación.
Según Benavides, el ámbito de acción de CIMA es nacional, aunque iniciaron en Loja y Zamora Chinchipe. También, tuvieron requerimientos en Chimborazo, Azuay, Guayas y El Oro. Para este año buscan una proyección más nacional y para ello tienen la infraestructura de UTPL con 84 centros.
En emprendimiento y desarrollo brindan consultorías técnicas y administrativas y tienen el programa Nexo Conexión Empresarial, que cuenta con el apoyo de la Fundación Lundin. La idea es fortalecer la eficiencia de proveedores locales y mejorar su competitividad. Han realizado talleres en administración de tiendas, panadería, cocina, contabilidad, agricultura, ganadería y lácteos.
Otros detalles
Administración.
El CIMA es administrado por la Fundación para el Desarrollo Empresarial y Social de la UTPL. No tiene fines de lucro.
El personal.
Tienen siete empleados en Loja, seis en Zamora y 15 instructores. En Los Encuentros (Zamora Ch.), otros cuatro y en Guayaquil, uno.
Otro curso.
Promueve la certificación en prevención de riesgos laborales. Son tres días de curso y uno de evaluación.
Los estudiantes, como Anahí Mora, utilizan la maquinaria en el patio de maniobras de la UTPL, en la ciudad de Zamora. Foto: Giovanni Astudillo/LÍDERES
El generar productos con alto valor agregado es lo que promueve el Centro Ecuatoriano de Biotecnología y Ambiente (CEBA), que se creó en el 2009.
Este organismo, formado por 18 profesionales de diversas áreas, enfoca su labor al desarrollo de tecnologías para aprovechar la biodiversidad del país. Así explica su director ejecutivo, Julio Pineda. Este PhD, de 49 años, señala que este nuevo tipo de economía se sustenta en tres pilares: la microbiología, bioquímica y biotecnología.
“A partir del manejo de microorganismos y otras materias primas se puede producir miles de productos, más que el petróleo”. Éstos pueden aplicarse en la industria de alimentos, fármacos, biofármacos, bioplásticos, biotextiles, entre otros.
Desde hace dos años, a raíz de que 12 de los 18 investigadores empezaron a retornar al país, tras cursar estudios de doctorado en el exterior, definieron un plan con enfoque empresarial para aprovechar toda su capacidad científica.
Para ello, el 2017 recibieron asistencia técnica de la Universidad Católica de Oriente, de Colombia, para crear empresas a partir del desarrollo tecnológico. Así surgió la firma Biodiversity, que busca explorar varias líneas de productos con biotecnología en agricultura, alimentos, salud, ambiente e industria.
Una de las fortalezas de este grupo de científicos nacionales es trabajar bajo la metodología de escalado industrial. La idea es que antes de que un producto salga al mercado pase por las etapas de laboratorio, banco, piloto, semindustrial e industrial. Este último incluye el diseño, instalación y montaje de una planta.
Así identifican productos de esta bioeconomía que están en el mercado. Luego, realizan ingeniería inversa, hacen un estudio de patentes y por último analizan la posibilidad de fabricarlos.
La marca nacional ha desarrollado productos como el Biosintato, una fórmula basada en aminoácidos que funciona como un antiestrés para una planta vegetal.
Igualmente, el Biotensor que es un plaguicida de alto poder, que se obtiene del jugo de cabuya. Por lo pronto, se comercializan en pequeñas cantidades porque tramitan el registro de Agrocalidad.
Otra iniciativa es una planta piloto para la producción de células filamentosas, que fueron extraídas de la parroquia de Lita, en Ibarra. Esta zona, en el noroccidente de Imbabura, es rica en una variedad en hongos comestibles y plantas medicinales.
La célula, que previamente fue reproducida y domesticada, posee un 21% de proteína. Pineda explica que eso permite reemplazar a la carne. Además, destaca que contiene la molécula beta-glucan, que fortalece el sistema inmunológico. En el momento, producen 1 000 bandejas de este hongo comestible nutriceútico, que tiene dos presentaciones: blanca y rosada. Los 100 gramos cuestan USD 1.
A la par, están desarrollando 22 productos. Uno de ellos es con Asochacra, de la comunidad de Pijal, en Otavalo. Desde hace cuatro años, la organización que aglutina a 15 socios cultiva uvillas. Hoy produce entre 1 000 a 1 500 toneladas a la semana.
El CEBA está investigando a la planta para sacar productos de alta calidad, explica Sergio Imbaquingo, líder de la organización. Están elaborando licor y sirope de los frutos de la uvilla.
Otros Datos Otro plan en marcha es la extracción del quitosano de la cáscara del camarón. Está en prueba piloto y servirá para fortalecer el sistema inmunológico de las plantas.
La estabilización a varias temperaturas de la chicha de jora es otro de sus logros. Ahora la bebida se comercializa bajo la marca Sara Mama.
Bionatura es la revista del CEBA. Se trata de una publicación trimestral, con textos en español e inglés, que publica trabajos inéditos de investigación en ciencias biológicas.
El Centro Ecuatoriano de Biotecnología y Ambiente tiene su base de operaciones en Ibarra. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES