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  • El cacao fino de aroma es la base de sus bombones

    Patricia González

    Mooié Chocolatería Fina, como muchos emprendimientos, tuvo dos comienzos. El primero fue en 2010 con la marca Bless, con la que tuvo su primer local en el norte de Quito, pero al poco tiempo se decidió cerrarlo y mantener solo las entregas bajo pedido. En 2014, la marca cambió a Mooié y se relanzó con una chocolatería en el centro-norte de la ciudad.

    La idea inicial fue de Rolland Jara Jhayya, ingeniero agroindustrial con especializaciones en Cocina Profesional, Pastelería Profesional y Chocolatería en el Instituto de Gastronomía Gato Dumas, de Argentina, donde se preparó por dos años y medio.

    Retornó al país a finales del 2009 con un objetivo: montar una chocolatería fina en la que el ingrediente principal de sus productos fuera el cacao fino ecuatoriano. En 2010 arrancó el negocio con el apoyo de sus padres: César Jara y Tatiana Jhayya, quienes le facilitaron un espacio en la parte de atrás de la casa, localizada en Calderón, para construir un pequeño taller.

    El capital para arrancar fue de USD 30 000, destinado para la adquisición de maquinaria básica, moldes y mobiliario del primer local, en el que solo permanecieron seis meses. “Fue muy complicado darnos a conocer y conseguir un mercado que nos permitiera mantener las ventas y pagar arriendo”, explica el emprendedor.

    Luego de cuatro años trabajando solo con entregas a domicilio, bajo pedido, la familia solicitó un préstamo bancario para la compra de un local. Adicionalmente, reinvirtió cerca de USD 30 000 para mejorar el taller, compra de utensilios y el mobiliario del nuevo negocio, que desde hace siete meses lo atiende Raquel Espín, esposa de Jara.

    El cacao fino de aroma se diferencia por la calidad en su sabor y aroma. Dependiendo del lugar donde se cosecha, tiene características distintas. Encontrar el indicado para sus productos, les llevó varios años. Desde hace unos cinco, los emprendedores fabrican chocolate que contiene una mezcla de cacao proveniente de Esmeraldas (Costa) y Orellana (Amazonía).

    “El de Esmeraldas tiene un porcentaje mayor de grasa, lo que resalta el aroma; es amaderado. El del Oriente, en cambio, es frutal y cítrico. Esta mezcla combina muy bien con los ingredientes que usamos para la bombonería”, detalla el chocolatero.

    Entre los ingredientes hay frutas como uvilla, mora, maracuyá y piña; también frutos secos: avellana, macadamia, almendra, pistacho, entre otros. Todos los productos son procesados con el fin de resaltar su sabor.

    La empresa trabaja con alrededor de 30 proveedores. Chocoleyenda les provee del chocolate, en diferentes porcentajes de pureza (entre 60% y 80%). Al mes les vende alrededor de 120 kilos, cantidad que en temporadas altas, como Navidad, puede llegar a 250 kilos, indica Hernán Cruz, representante de ventas de la procesadora de cacao ecuatoriano.

    En frutos secos, uno de sus proveedores es Prodeli, que le factura cerca de USD 800 cada seis meses en variedad de productos importados, en su mayoría, de Chile y Brasil, detalla Christian Luna, gerente administrativo.

    La chocolatería tiene 27 sabores en 50 presentaciones distintas, distribuidas en categorías de productos: cajas con chocolates, con trufas, figuras de chocolate, tabletas, productos a granel, regalos especiales, obsequios corporativos, cajas y figuras de chocolate para bodas y eventos, entre otros.

    Además, este negocio elabora postres, que en su mayoría contienen su chocolate. En bebidas, ofrecen café lojano y chocolate caliente, semiamargo.

    La empresa chocolatera atiende al año a cerca de 75 clientes corporativos. Uno de ellos es Hapn, una firma de desarrollo de negocios digitales que ha comprado sus cajas con chocolates o trufas para regalar a sus clientes en tres ocasiones, comenta Jorge García, director ejecutivo.

    Mientras que la empresa textil Alexa Tejidos también ha regalado sus cajas de chocolate a clientes en Navidad y Día de la Mujer. “En cada ocasión, les compramos unas 80 cajas para los colaboradores de seis clientes. Es un regalo discreto y elegante. El sabor es muy bueno”, señala Isabel Rojas, jefa administrativa.

    Rolland Jara Jhayya tuvo la idea inicial de crear esta empresa hace 10 años. Ofrecen bombones, trufas, figuras con diferentes ingredientes
    Rolland Jara Jhayya tuvo la idea inicial de crear esta empresa hace 10 años. Ofrecen bombones, trufas, figuras con diferentes ingredientes. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Con amaranto y chocolate gana mercados

    Redacción Sierra Norte
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    El amaranto y el chocolate son los elementos primordiales de Yuri. Este emprendimiento familiar que se creó hace tres años en la comunidad de Gualaví, en Otavalo (Imbabura), apuesta por la producción de alimentos altamente nutritivos.

    Esta iniciativa es impulsada por César Perugachi. Él tiene 29 años y estudió Gastronomía en Quito. En esa ciudad organizó varias ferias de emprendedores.

    Ahí tuvo la idea de empezar un negocio propio. Explica que el fusionar estas semillas doradas y el cacao fino de aroma tiene buena acogida en el mercado, especialmente de la capital.

    Destaca que el amaranto es una fuente de proteínas de alto contenido alimenticio. Este cultivo, que se considera uno de los más antiguos de América, le provee Sumak Maki, una organización campesina de Cotacachi.

    En este cantón se recuperó la semilla milenaria. La idea es cerrar el círculo productivo. “Los campesinos de esta zona generan el grano y nosotros lo procesamos y lo vendemos”.

    Yuri o Nacer a la Vida tiene el taller de producción en Gualaví, una comuna con población mayoritariamente kichwa Kayambi. Para Perugachi es un laboratorio para experimentar.

    Así han surgido los cinco productos que actualmente fabrican. Se trata de Amaranto Natural, un cereal libre de gluten. También ofrecen el denominado Chocopop y Amaranto con Panela. Hay paquetes de 100 gramos. El costo oscila entre USD 2,50 y 3.

    Además tiene barras de chocolates de 50 gramos, con sabores de amaranto, mora y maracuyá. Cada barra vale USD 2,50. La idea es cubrir las necesidades nutricionales de la familia.

    Hasta el momento ha invertido USD 8 000 en equipar el taller, en materia prima y permisos.

    Perugachi creció rodeado por parcelas de trigo, cebada, maíz, papas de la zona andina. Sin embargo, siente una afinidad por el fruto de clima cálido. Eso descubrió cuando cursaba los estudios en el Instituto Chef Center, en Quito.

    El involucrarse en las exposiciones también le ayudó a conocer a productores.

    El cacao fino de aroma proviene de la provincia de Los Ríos. El proceso para la obtención de la pasta de cacao natural es minucioso. Eso le permite obtener chocolates con purezas del 45 al 70%, que son los porcentajes que emplea para sus barras.

    Previamente, el grano de cacao es limpiado, secado y descascarillado para a hacer tostado, molido y refinado. En junio pasado, Perugachi participó en el Salón del Chocolate.

    La firma Yuri, cuyo eslogan es ‘Alimento de los Dioses’, se acogió a la iniciativa de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), que promueve la tramitación de la Notificación Simplificada.

    “Esa campaña permite simplificar la documentación y es una ayuda para que los emprendimientos puedan tener un rumbo seguro”, comenta el emprendedor. Su padre, Ángel Perugachi, quien trabaja en el área de la construcción, ha sido uno de los que más ha impulsado esta iniciativa. En este negocio también labora Diana Farinango, esposa del emprendedor.

    Los alimentos los comercializa en ferias, especialmente en Cumbayá. “Estos espacios han sido una buena alternativa para posicionar la marca, hacer contactos con proveedores y negocios”.

    Los alimentos también se expenden en tiendas orgánicas como El Motilón, ubicada en Quito.

    Otros datos

    Yuri apuesta por una alimentación saludable y el consumo de productos orgánicos.

    El valor de las semillas ancestrales, como el amaranto, es uno de los plus de este emprendimiento familiar.

    Mercados. Los productos de Yuri se comercializan en Quito y en ferias que se organizan en varias ciudades del país.

    César Perugachi tiene 29 años y estudió Gastronomía, en Quito. Con apoyo de su familia levantó el emprendimiento. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    César Perugachi tiene 29 años y estudió Gastronomía, en Quito. Con apoyo de su familia levantó el emprendimiento. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
  • El chocolate y el café inspiraron su marca

    Cristina Marquez

    (F)
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    Los bombones que fusionan licores tradicionales con el sabor intenso del chocolate y el café son el producto estrella de Saté, una marca que comercializa cuatro tipos de productos: cosméticos, bebidas con y sin alcohol, artesanías y chocolatería fina.

    El emprendimiento es parte del proyecto Aroma Ecuador, una marca que vincula a más de 15 000 agricultores de Los Ríos, Esmeraldas, El Oro, Napo y Orellana. El propósito de la empresa es difundir los sabores característicos del cacao y el café ecuatoriano, y vincularlos al turismo.

    Saté se inició en abril del 2017 cuando su propietario, Patricio Yucta, y su esposa, Ligia Asqui, decidieron emprender con un negocio propio. Ambos se especializaron en turismo y en gestión de proyectos.

    Además, Patricio llevaba cerca de 15 años trabajando para la organización no gubernamental Conservación y Desarrollo. Él colaboró en el impulso de la Ruta del Cacao, un producto turístico que funciona en cinco provincias.

    Como parte de esta iniciativa, los turistas visitan las fincas donde se siembra cacao, pueden degustar una variedad de productos hechos a base del chocolate e incluso pueden probar la fruta. El trabajo en ese proyecto le acercó a los agricultores, aprendió todo sobre cata y maridaje de diferentes variedades de cacao y café, e inspiró su plan de negocio.

    “Me enamoré del chocolate ecuatoriano porque hay diversidad de sabores y variedades en un país tan pequeño. Empecé a encontrar oportunidades para emprender; la experiencia ya la tenía”, cuenta Patricio Yucta.

    Él y su esposa invirtieron USD 15 000 de su capital familiar en la adquisición de equipos para manufacturar algunos de los productos que se ofrecen en su menú, como los bombones rellenos y una cerveza artesanal con sabor a chocolate y café.

    La pareja se capacitó sobre la elaboración de estos productos, que se consideran estrellas en sus vitrinas. Los bombones se venden individualmente o en presentaciones de nueve chocolates, los bombones se pueden adquirir desde los USD 0,50.

    “Me encantan los sabores únicos de los chocolates de Saté, son intensos y aromáticos”, dice Carmen Asqui, una cliente.

    La empresa abrió su primer punto de ventas en julio de este año en la Plaza Artesanal del Tren, en Riobamba. Según el propietario, el sitio se escogió estratégicamente debido al pasado histórico que vincula a esa ciudad con la industria del cacao en el país.

    “Antiguamente, el cacao se transportaba en tren y Riobamba se convirtió en un punto estratégico para el comercio de este producto. La fruta trajo mucho movimiento económico”, cuenta Yucta, quien investigó la historia del producto en el país.

    Él comparte todos sus conocimientos sobre el chocolate y el café con los turistas que visitan la Estación del Tren. Recientemente abrió un nuevo stand en la comunidad Jatari Campesino, situada en las faldas del volcán Chimborazo, donde funciona un proyecto de turismo comunitario.

    Allí la gente de la comunidad tiene un pequeño museo donde se exhiben prendas hechas con lana de alpaca y se muestran productos tradicionales de la zona. La idea de los emprendedores es vincular el pasado histórico del chocolate a la cultura andina.

    Para lograrlo, las mujeres de la zona ya están recibiendo capacitación sobre el chocolate y el café ecuatoriano. El objetivo es que en el futuro sean ellas las administradoras de una franquicia de Saté.

    “Empezamos por motivar el consumo de estos productos ecuatorianos en las comunidades. Queremos que ellas se enamoren de los sabores locales”, dice Yucta.

    Patricio Yucta, dueño del negocio, dice que el primer punto de ventas de Saté funciona en la Estación del Tren, situada en el centro de Riobamba. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Patricio Yucta, dueño del negocio, dice que el primer punto de ventas de Saté funciona en la Estación del Tren, situada en el centro de Riobamba. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
  • 10 productos derivados del cacao se promocionan

    Marcel Bonilla

    Contenido intercultural

    La marca de cacao Anbu, que significa rico en el idioma chachi, trabaja desde hace un año en la obtención de 10 productos derivados del cacao orgánico, producido en la población de Chigüe, cantón Esmeraldas.

    El nombre de la marca da mayor identidad al producto, porque está en cha’palaa, lengua materna de los primeros originarios de Esmeraldas como fue la nacionalidad chachi, dedicada a la producción de cacao fino de aroma.

    Francisco Robinson, un emprendedor dedicado a la producción de caco, decidió dar valor agregado a 10 de los 40 quintales que produce anualmente su finca de cinco hectáreas.

    Con ocho quintales de cacao elabora una línea de 10 productos como barras de chocolate amargo, semi amargo, te de cacao, mix de cacao, chocolate en polvo, jabón, velas, aceite, crema facial y corporal de cacao.

    Toda la producción se elabora en un taller artesanal en el que tiene invertido USD 5 000, destinados a la compra de molinos, fundidoras de chocolate, moldes, mezcladoras y mesas de trabajo.

    Anbu trabaja bajo pedidos y tiene una producción semanal de 600 barras de chocolate amargo y 200 fundas de té de cacao al mes, que también están en el mercado.

    Esmeraldas es una de las provincias cacaoteras del país, pues más de 18 000 familias están dedicada a la producción en cantones como San Lorenzo, Eloy Alfaro, Atacames, Muisne y Quinindé, que producen unas 30 000 toneladas al año.

    Carlos Bastida, técnico de la mesa de cacao de la Prefectura de Esmeraldas, explica que se han entregado plántulas, así como manejo de cultivo, asesoramiento genético para mejorar la producción y organización de productores.

    Además se conformó un consorcio para la venta del cacao en barra, del que son parte organizaciones como Aprocane, Cocpe y Uoprocafe, para impulsar el procesamiento y venta de cacao.

    Las ferias de emprendedores han servido para dar a conocer el producto y han ganado clientes interesados en la producción, con pedido de un promedio de 100 barras de chocolates semanales.

    Los cinco clientes con los que ahora cuenta son de la ciudad de Guayaquil, pero la aspiración de los representantes de esta marca es lograr mayores espacios que le permitan aumentar sus ventas, pero no cuentan con registro, que está en trámite.

    Con la obtención de la notificación sanitaria se espera una mayor apertura para incursionar en otros mercados e introducir la mayor cantidad del producto.

    En Esmeraldas se realizan ferias de emprendimiento donde se presentan las iniciativas de los emprendedores, quienes presentan sus trabajos y reciben apoyo técnico de entidades que dirigen el crecimiento del negocio.

    Por ahora Robinson trabaja con dos de sus hijos en esta empresa familiar en la que todos aportan desde la siembra del cacao, pasando poda, cosecha y la elaboración de los productos.

    Además, trabajan en el empacado de las barras y el té de cacao, con una especia de plástico transparente, sobre el cual se pone la etiqueta con la marca del producto Anbu.

    Anbu trabaja bajo pedidos y tiene una producción semanal de 600 barras de chocolate amargo y 200 fundas de té de cacao al mes. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Anbu trabaja bajo pedidos y tiene una producción semanal de 600 barras de chocolate amargo y 200 fundas de té de cacao al mes. Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Tueste y fermentación, las claves en su chocolate

    Evelyn Tapia

    Redactora (I)

    Las notas aromáticas herbales de nueces, frutales y florales de las matas de cacao que crecen en el cantón manabita Flavio Alfaro cautivaron a Danilo Valencia, uno de los fundadores de la fábrica Alikakao. Esta produce chocolate y semielaborados de cacao en Cayambe, bajo la marca Flavia.

    Valencia, ingeniero agroindustrial que trabajó como especialista de seguridad alimentaria en una multinacional, quería emprender su negocio propio de producción de chocolate con cacao de la variedad de fino aroma. Durante tres años buscó un fruto especial y, para ello, visitó varias provincias.

    Finalmente, el emprendedor encontró en Flavio Alfaro a Santiago Arroyo y Melquiades Mejía quienes capacitan a pequeños productores de la zona en cultivos orgánicos y técnicas agrícolas, para tener mejor productividad.

    En este proceso trabaja con Kakawen, una iniciativa orientada a la producción y venta de derivados de cacao arriba. Valencia concretó con esta una alianza estratégica y ahora son socios.

    Mary Arias y Santiago Villalba, dos amigos que conoció en la multinacional en la que Valencia laboró, se sumaron como socios capitalistas y en marzo del 2018 se abrió la fábrica en Cayambe, con una inversión de USD 120 000 para el terreno y la infraestructura.

    Kakawen acopia el producto y se encarga de que la pepa atraviese un proceso para alcanzar el nivel adecuado de fermentación que, según Valencia, es un factor clave para el sabor del chocolate.

    Valencia destaca que en Flavio Alfaro, el cacao que crece en fincas no está “tan intervenido con variedades de clones y de un solo perfil aromático”.

    Añade que otro valor agregado de la marca Flavia es que en la zona donde se cultiva la materia prima, hay plantas de cacao con genética que no es tan conocida y comercializada.

    Son 350 pequeños agricultores de esta área quienes proveen de cacao fino aroma a Alikakao. De ellos, 50 obtendrán este año la certificación orgánica.

    En la fábrica de Cayambe, el 60% de la producción corresponde a semielaborados como polvo de cacao, manteca de cacao y licor de cacao, que se vende a negocios que usan estos productos como insumos para chocolates, repostería, cosmética, etc.

    Una de sus clientes es Rocío Cárdenas, dueña de Golky Cacao y Quinua. Ella compra polvo natural de cacao hace tres meses en esta planta. “Es difícil conseguir un buen proveedor de este tipo de insumos y con ellos nos ha ido excelente, el producto es de muy buena calidad y los precios son muy competitivos”, manifiesta.

    El otro 40% de la producción corresponde a las barras de chocolate negro que se venden como producto terminado en presentaciones de 50 gramos (65, 72 y 80% de chocolate) y bocaditos de chocolate con leche.

    El producto se vende en espacios como Natuorganic, con locales en Quito y el Valle de los Chillos. Este se especializa en productos orgánicos y saludables.

    Tania Velasco, propietaria del sitio, cuenta que abrieron espacio a la marca Flavia porque es un producto que beneficia a comunidades agrícolas de Manabí y porque las barras están libres de preservantes y saborizantes. “Además de que los sabores son únicos, propios del cacao de fino aroma. Las barras tienen un porcentaje saludable de chocolate, aquellas de 70 y 80% de cacao son buenas para la salud”, dice.

    El emprendedor cuenta que el reto más importante fue encontrar el punto ideal de tueste del grano para cada variedad aromática de cacao con la que trabajan. “En este negocio hay mucho celo en cuanto a las técnicas y al conocimiento, entonces tuvimos que investigar mucho, ir a libros antiguos para aprender más”.

    Desde 2018, Alikakao ha atendido a alrededor de 30 clientes, entre empresas, emprendedores que alquilan la planta para maquila y negocios en los que se vende el producto final. Hoy factura algo más de USD 3 000 al mes.

    La principal estrategia de promoción es la cata, en donde esperan que el cliente ecuatoriano aprenda a distinguir y disfrutar de este chocolate. Este año está previsto que salgan a la venta dos nuevos productos: chocolate con fruta y cremas de cacao con avellana y con maní.

    La planta de producción de la marca Flavia se ubica en Cayambe. La materia prima es cacao de fino aroma que se cultiva en Flavio Alfaro, Manabí.
    La planta de producción de la marca Flavia se ubica en Cayambe. La materia prima es cacao de fino aroma que se cultiva en Flavio Alfaro, Manabí. Foto: Diego Pallero / Líderes
  • La asociatividad da impulso a este chocolate

    Marcel Bonilla

    Chocounión es un proyecto para la elaboración de barras de cacao que tiene el apoyo técnico de la Universidad Católica de Esmeraldas y organismos internacionales. La marca refleja el nombre de una cooperativa agropecuaria que se formó dentro del proyecto para mejorar los medios de vida sostenible de la población rural de Quinindé.

    Esta propuesta se trabaja con la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), la Pontificia Universidad Católica de Esmeraldas, el Fondo Religioso para la Salud y la Universidad Politécnica de Valencia-España.

    Las 89 familias que son parte del proyecto cuentan con una pequeña planta artesanal de chocolate construida a un costo de USD 32 500 y ubicada en la parroquia La Unión, de Quinindé, donde ya se producen las barras.

    Estas familias tienen 356 hectáreas de cacao y producen anualmente 2 848 quintales anuales. Ellas dan valor agregado a la pepa.

    Las familias elaboran barras de chocolate dulces de 50 gramos. Las mujeres participan de ciclos cortos de comercialización y trabajan en el proceso para legalizar la cooperativa Chocounión.

    Por ahora la producción es muy baja, pero la planta puede procesar hasta 1 200 barras de 50 gramos semanales. También puede elaborar bombones y la pasta de chocolate para chocolate casero.

    Las barras están compuestas con cacao producido en las fincas de las socias que son parte de asociaciones como 11 de Noviembre, Revolución Verde y Ocasvi del recinto San Vicente, todos de Quinindé.

    A través de la universidad, los socios han recibido capacitaciones en varias temáticas hasta llegar a constituir la cooperativa de producción agropecuaria, explica Tatiana Cañola, técnica de la Universidad Católica.

    Uno de los módulos utilizados para la capacitación de los agroproductores fue dictado por docentes de la Universidad Católica, a los que se sumaron técnicos de entidades estatales como el Ministerio de Industrias, Arcsa y el Servicio de Rentas Internas

    Una de las ventajas del proyecto es que todas las familias socias son productoras de cacao y colocan una determinada cantidad para la producción de las barras.

    Alexandra Valencia, una de las beneficiarias del proyecto, explica que se trabaja con el cacao nacional para garantizar el aroma y sabor del producto. “Nosotras aportamos con 100 libras de cacao para darle valor agregado en nuestra fábrica artesanal”, señala Valencia.

    La inversión del proyecto es de 200 000 euros, de ese monto 140 000 euros son financiados por la Agencia Española para la Cooperación Internacional, los 60 000 restantes son la contraparte de la Universidad Politécnica de Valencia y el Fondo Religioso de la Salud.

    Elías Salazar, administrador del proyecto, explica que la iniciativa de elaborar chocolates tiene un alto componente social, porque apunta a terminar con la violencia económica contra la mujer, dándole protagonismo en el que prueben su capacidad para emprender.

  • Un ‘snack’ elaborado en Ecuador con chocolate de altagama

    Redacción Quito

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    Alimentarse de manera saludable y deliciosa, utilizando insumos autóctonos de Ecuador, es el objetivo de Productora de Alimentos Saludables y Cholocates (Prochoc).

    En el 2015 los socios Diego Romero Rueda y Alberto Reyes se dieron cuenta de que en el mercado existía la necesidad de tener este tipo de oferta. Uno de los detalles que querían incluir en sus alimentos era chocolate premiun.

    Ellos analizaron opciones y concluyeron que podían fabricar un snack 100% ecuatoriano. La pequeña empresa desarrolló la parte preoperativa durante el 2016.

    En el 2017 comenzó la producción. En agosto se hizo el lanzamiento y comercialización a escala nacional de los productos, bajo la marca Sunkao.

    El nombre es una combinación de dos palabras vinculadas con sol y cacao. El astro es uno de los principales elementos que fertiliza y permite la producción de alimentos nutritivos en el mundo.

    La elaboración arrancó con dos tipos de productos, pero ahora cuenta con cuatro, cada uno con dos presentaciones (35 y 120 gramos). Al momento, la iniciativa ecuatoriana está dedicada a nuevos desarrollos por lo que espera que a fin de año incremente la oferta al público.

    Entre los alimentos que comercializa Prochoc están bolitas de quinua y maíz cubiertas de chocolate con leche y bolitas de cada cereal cubiertas con chocolate negro semiamargo, con un alto porcentaje de cacao fino de aroma.

    En un inicio la producción fue mínima, sin embargo, ahora se procesan cuatro toneladas, promedio, al mes. Para fin de año la pequeña empresa proyecta cerrar en 20 toneladas cada mes, tomando en cuenta que el producto tiene alta demanda a escala nacional.

    La planta productora se encuentra en Guayaquil por razones logísticas. “Dentro de nuestra estrategia de negocio está el realizar una verificación in situ de los insumos y en la Costa están los cultivos de cacao. Tratamos de estar cerca de los productores para obtener materias primas de alta calidad”, comenta Romero Rueda, gerente general.

    Actualmente, el producto se comercializa en cadenas de supermercados y tiendas especializadas. Según Corporación Favorita, Prochoc ofrece productos sanos y nutritivos y “al presentarlos como bocaditos tienen una mejor aceptación del cliente”.

    Asimismo, los snacks se venden en Cinemark. Joffre López, encargado del departamento de alimentos y bebidas de la cadena de cines, indica que el producto, en todas sus presentaciones, se ofrece hace seis meses en todas las salas que tienen en el país: Quito, Guayaquil, Ambato y Latacunga.

    Las fundas de Sunkao se venden dentro los combos, que incluyen también canguil y bebida. “Eso tiene un costo de USD 9. Compramos a la empresa cada mes unas 900 unidades . Nos gusta la línea de snkack saludable y ecuatoriano, les gusta a los clientes”, dice.

    Prochoc se encuentra en plena etapa de internacionalización. Este momento está por cerrar una negociación para exportar a Bolivia; se espera que los envío se hagan este mismo año.

    La oficina comercial de Pro Ecuador en Bolivia anunció que la empresa, precisamente, participó en una misión comercial a mediados de abril pasado en Santa Cruz y La Paz. En la última década, Bolivia importó USD 4 804 millones en alimentos elaborados, creciendo en un promedio de 6% anual y comprando a 71 países distintos.

    Para concretar la exportación, a Prochoc le falta obtener los registros sanitarios que le permitan comercializar su oferta.

    Los propietarios explicaron que prevén participar en ferias para presentar sus productos. También tienen avanzada una negociación en Chile.

    Prochoc emplea a  un total de nueve personas . La facturación mensual oscila entre USD 20 000 y 25 000. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
    Prochoc emplea a un total de nueve personas . La facturación mensual oscila entre USD 20 000 y 25 000. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
  • Unidos para formar un consorcio de cacao

    Marcel Bonilla

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    Los productores de cacao de Esmeraldas se agruparon en un consorcio comercial asociativo llamado “Herencia Esmeraldas”, para dar valor agregado al producto que se lleva a otras poblaciones.

    El logotipo del producto muestra, en una mazorca de cacao, el perfil de una mujer afro, como las que cosechan en las poblaciones norteñas. Así se da identidad a una propuesta de la provincia. El nombre lo escogieron las organizaciones cacaoteras que operan como Coopec, Aprocane, Uprocae, Aproca y Ecocacao.

    Los productores trabajaron durante un año en la propuesta, que incluyó el desarrollo de los estatutos de la organización. Para la primera producción destinaron 25 quintales de cacao seco con los que elaboraron 4 000 barras de chocolates de 35 gramos (gr).

    Estas organizaciones acopian cacao que producen familias afros y chachis del norte de la provincia, así como de la parte central, en Quinindé, uno de los cantones esmeraldeños que más produce.

    Todo el acompañamiento técnico en la primera producción del negocio se hizo con la empresa Hoja Verde, que también apoya en la comercialización y procesamiento de las barras de chocolate.

    Las primeras 4 000 unidades ya están en las perchas de dicha compañía, en Quito, y se piensan en la segunda producción que podrían doblar el número anterior.

    Raúl Quintero, técnico de la Dirección de Fomento Productivo de la Prefectura de Esmeraldas, explica que en la producción se utiliza cacao orgánico certificado por las organizaciones que participan. La propuesta de los productores es que no solo se haga chocolate con leche, sino que se elabore chocolate con coco y chocolate con banano, para llegar hacia otros mercados con una propuesta alternativa.

    En la elaboración de la marca y su diseño participó ACRA, organización internacional que sigue de cerca los emprendimientos en las poblaciones del norte de Esmeraldas, donde hay un alto porcentajes de afros dedicados a la siembra y cultivo de cacao.

    Al trabajo de apoyo se ha sumado Cefodi, otra organización, que ayuda en el proceso de certificación de las fincas, para garantizar el cacao a utilizar en la elaboración de barras y otros productos, como polvo de cacao.

    En Esmeraldas existen 80 000 hectáreas dedicadas a la producción de cacao, con un promedio de ocho quintales por hectáreas (ha) al año. Carlos Bastidas, integrante de la mesa del cacao en Esmeraldas, señala que unos 1 000 productores se benefician directamente del consorcio formado.

    “Este es un importante avance en la organización porque ahora Esmeraldas da valor agregado al producto y no como antes, cuando se vendía toda la materia prima hacia el exterior”, señala Ruvin Oviedo, técnico de cacao.

    Entre los objetivos del consorcio está desarrollar su mercado dentro y fuera del país. La exportación a Europa es clave. Esmeraldas ya tiene experiencia en la exportación de cacao fino de aroma, que se recoge de los productores del norte de la provincia para ser llevado a Suiza.

    Ahora, lo que se quiere es instituir una marca registrada para “Herencia Esmeraldas”, mediante actividades promociónales hasta posesionarse como tal.

    En Esmeraldas, el Ministerio de Agricultura trabaja en el mejoramiento de la calidad del producto, para subir la productividad del cacao en la zona de Rioverde.

    Con esto se quiere aumentar la producción, que está sobre 1 000 quintales mensuales para el mercado nacional. Para eso se ha previsto de equipos técnicos para 360 agricultores de Rioverde, agrupados en la Asociación Eloy Alfaro, quienes se han reunido desde finales del año anterior con los representantes de ese ministerio.

    La inversión para potenciar el centro de acopio de Rioverde es de USD 178 000. En Esmeraldas, San Lorenzo, Muisne, Quinindé, Rioverde y Eloy Alfaro, se han legalizado 14 600 hectáreas que permitirán a sus dueños acceder a créditos en BanEcuador, para financiar la actividad cacaotera.

    Algunos datos

    Catálogo.Entre las acciones del consorcio está ocuparse de la elaboración de catálogos comunes y realizar investigaciones de mercado para averiguar dónde se pueden desarrollar mejor las actividades.

    Procesos. Un equipo trabajará en la selección de las fuentes de adquisición de materia prima y maquinaria para uso de las asociaciones socias.

    Convenios. La organización realizará alianzas estratégicas con organizaciones y entidades y participar en empresas (locales) o extranjeras que tengan los mismos fines.

    Rioverde. En esa localidad existen diversas asociaciones.

    Cifra

    80 000 Hectáreas dedicadas a la producción hay en Esmeraldas.

    Una imagen de la comercialización de los productos del consorcio en la playa de Las Palmas, en Esmeraldas.Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
    Una imagen de la comercialización de los productos del consorcio en la playa de Las Palmas, en Esmeraldas.Foto: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Tour del chocolate, atractivo para el turista

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    La hostería El Quetzal de Mindo le ofrece al turista la posibilidad conocer cómo se elabora el chocolate, que se vende en este lugar.

    Lo hace vía el tour del chocolate, que dura cerca de una hora.

    El recorrido empieza en la entrada de la hostería, desde donde se puede percibir el olor a cacao y a chocolate. Durante el transcurso del tour, los guías turísticos le explican al visitante sobre el cultivo del cacao fino de aroma, el secado de la fruta y la fabricación del chocolate amargo y semi amargo.

    El tour se realiza cada hora, los siete días de la semana. Cada mes, el Quetzal recibe a 3 000 turistas, de estos 2000 realizan el tour, que está a cargo de siete guías. Tres de ellos, se dedican a atender a los clientes extranjeros.

    El turista estadounidense Ethan Brown hizo el recorrido del chocolate la semana anterior, con su familia, en la noche. En ese tour se cuentan las leyendas en torno a la elaboración del chocolate en 1800 y sobre cómo llegó el cacao al país. “Fue una muy buena experiencia”.

    José Meza es el propietario de El Quetzal de Mindo. Él recuerda que el negocio nació hace diez años, cuando retornó de EE.UU, tras vivir en el país americano por más de 40 años.

    Meza reconoce que entre sus planes no estaba incursionar en el turismo ni en la chocolatería. En ese terreno, ubicado en Mindo, quería construir una casa de descanso. Pero su esposa Bárbara Wilson empezó a elaborar postres y nació la idea de instalar una hostería con restaurante.

    A la par empezaron leer y ver videos sobre la fabricación de chocolate y empezaron a comprar a 40 productores de cacao unos 10 quintales para hacer chocolate.

    Las máquinas para triturar el cacao fueron diseñadas por Meza y fabricadas en Quito.
    Al principio, solo tenían cinco empleados para atender la hostería y el restaurante.

    Pero el producto empezó a gustarle a los clientes y por eso desde hace cinco años se empezó a hacer la ruta del chocolate.

    A la par se buscó la manera para elaborar otros productos como la cerveza artesanal. En la actualidad, realizan tres tipos. Dos con sabor a jengibre y otra con sabor a guayaba. En la planta y en la hostería, actualmente, trabajan 17 personas con contrato permanente y cinco proveedores.

    Además, elaboran chocolate y jengibre en polvo, miel y manteca de cacao, entre otros.
    También le han apuntado a los postres y comidas gourmet como los camarones glaseados con manteca de cacao o trozos pequeños de yuca frita, bañada en chocolate caliente.

    Todo el chocolate que se utiliza en el centro de hospedaje es elaborado en la fábrica artesanal.
    Para la construcción de la hostería, la familia Meza invirtió USD 200 000. Pero cuando se decidió abrir la fabrica se debió invertir otros USD 300 000 para maquinarias y utensilios.

    En ese lugar se fabrican al menos dos toneladas mensuales de chocolate para vender en polvo, también para hacer producto en barra combinado son macadamias y café, en trozos pequeños y también en manteca de cacao.

    Según Meza, desde el 2009 también se empezó a exportar a EE.UU la cascara, manteca y chocolate. “Nada se desperdicia. Con las cascaras del cacao se hace y con el jugo una especie de miel”.

    Anualmente se exportan entre dos y tres toneladas. Las ganancias que deja la fábrica son de al menos USD 10 000. Mientras que las exportaciones dejan alrededor de 40 000 mensuales.

    A El Quetzal de Mindo llegan  entre 100 y 150 clientes a diario para hacer el tour del chocolate. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    A El Quetzal de Mindo llegan entre 100 y 150 clientes a diario para hacer el tour del chocolate. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • 6 empresas cacaoteras y chocolateras del país mostraron su oferta en Corea del Sur

    Carolina Enriquez

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    USD 168 000 en expectativas de negocios deja la participación de seis empresas ecuatorianas dedicadas a la producción y comercialización de cacao y chocolate en el salón del Chocolate que terminó el pasado 21 de enero en Corea del Sur.

    La información la entregó Pro Ecuador. Durante el encuentro los empresarios participantes pudieron mostrar su oferta a potenciales compradores y realizar degustaciones con consumidores de Seúl.

    Una de las empresas que presentó sus mazorcas y granos de cacao fue Palo Santo; mientras que Tree to Bar mostró mojitos de cacao ecuatoriano, chocolate caliente, nibs, cubiertas de chocolate, entre otros alimentos.

    Otras empresas ecuatorianas del sector chocolatero ya presentes en Corea del Sur, como República del Cacao, indicaron durante el Salón que buscan consolidar su posición en ese mercado a través de su participación en ferias y seminarios dirigidos a la industria.

    En el encuentro chocolatero también estuvieron presentes las compañías Flordhari, Agrosamex Costa Esmeraldas y KVMI. Además, se presentaron nuevas marcas.

    Para Daniel Hong, country manager de República del Cacao, ferias de ese tipo son una buena oportunidad para dar a conocer el chocolate ecuatoriano.

    Otras empresas ecuatorianas del sector chocolatero ya presentes en Corea del Sur, como República del Cacao, indicaron durante el Salón que buscan consolidar su posición en ese mercado a través de su participación en ferias y seminarios dirigidos a la indu
    Otras empresas ecuatorianas del sector chocolatero ya presentes en Corea del Sur, como República del Cacao, indicaron durante el Salón que buscan consolidar su posición en ese mercado a través de su participación en ferias y seminarios dirigidos a la industria. Foto: Twitter @Pro_Ecuador