Etiqueta: comida

  • Los insectos, la cereza del pastel de sus postres

    Redacción Cuenca  (I)

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    Brincos BJ es un emprendimiento dedicado a la elaboración de productos basados en la entomofagía, que funciona en Cotopaxi. Jonathan Lema y Betsabé Pacheco ofrecen postres y gelatinas cuyo ingrediente singular son los insectos deshidratados como grillos, catzos, entre otros.

    Emplean esos insectos porque poseen muchas proteínas beneficiosas para el ser humano, asegura Lema. El emprendimiento surgió hace un año y fue un trabajo de él para presentarlo en su carrera de Turismo, en la sede de Latacunga de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE). Lema, en la actualidad, ya se graduó como Ingeniero en Turismo.

    Su novia Betsabé Pacheco le apoya por sus conocimientos en biología. Ella está por culminar esa carrera en la ciudad de Latacunga. Ambos decidieron emprender en la elaboración de postres basados en estos insectos porque ‘es una idea singular’.

    “El objetivo es combatir los problemas de nutrición que existen en Latacunga y una de las mejores maneras de hacerlo es a través de este tipo de postres, porque estos insectos tienen un alto nivel proteínico”, dice Lema.

    Él asegura que los grillos, por ejemplo, aportan con más proteínas que cualquier otro tipo de carne y solo son superados por el salmón y el atún. Este ingeniero en turismo se encarga de la preparación de los postres, mientras que Pacheco indica qué insectos se pueden consumir.
    La profesora de emprendimiento de Lema les puso en contacto con el Centro de Innovación y Emprendimiento Prendho de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Ellos participaron en una convocatoria y fueron escogidos para ser capacitados y desarrollar su proyecto.

    En Prendho aprendieron a conocer la mentalidad de los clientes y desarrollar su eslogan, formas de comercialización, costeo, evaluación de los productos…

    Antes de la pandemia ya realizaron las primeras ventas cuando participaban en ferias en Latacunga, Riobamba, Loja, entre otras ciudades del país. En total vendieron 900 postres de chocolate, pasteles y gelatinas con diferentes insectos. Desde el confinamiento no pueden participar en estos espacios de ventas, por lo que ahora laboran bajo pedido.

    Los pastelitos con varias capas de crema y el insecto cuestan desde USD 1,50. Lema explica que en los postres de chocolate se coloca el grillo entero y deshidratado y es bañado con mermelada.

    Según él, es un producto rentable porque la ganancia supera el 100% frente al costo. La inversión es poca ya que tienen un criadero de insectos y la máquina deshidratadora la presta un amigo, que tiene un emprendimiento de frutas deshidratadas.

    “Nuestro emprendimiento ofrece al consumidor una experiencia diferente y logramos la aceptación, aunque hay quienes tienen temor. A ellos se les explica el valor nutricional que tienen los insectos y se animan a probarlos”, señala Lema. Sus productos tienen más aceptación en Latacunga. 

    900 postres y gelatinas comercializaron en las ferias realizadas en ciudades de la Sierra.

    Jonathan Lema y Betsabé Pacheco iniciaron el emprendimiento el 2019. Se capacitaron en el Centro Prendho. Foto: cortesía Brincos BJ
    Jonathan Lema y Betsabé Pacheco iniciaron el emprendimiento el 2019. Se capacitaron en el Centro Prendho. Foto: cortesía Brincos BJ
  • La tradición y la innovación se fusionan

    Redacción Quito  (I)

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    Espumilla Bate que Bate fue creada por Cecy Tapia, quien solía preparar el tradicional postre a sus hijos cuando eran pequeños y durante las fiestas familiares.

    Tapia se inspiró en esa tradición para dar inicio a un emprendimiento familiar, del que ahora están a cargo sus hijos Marco y Paulina Tapia, con apoyo de otros miembros del hogar. Su fundadora supervisa el negocio.

    El primer local lo instalaron en octubre del 2015, en la avenida Real Audiencia, en el norte de Quito, con una inversión cercana a USD 10 000. Hace año y medio abrieron una segunda sucursal en el valle de Cumbayá.

    “El éxito del negocio está en que el producto es 100% natural y mi mamá sabe muy bien el punto en que debe estar la fruta para que salga bien”, comenta Paulina.

    El emprendimiento no solo ofrece la tradicional espumilla de guayaba, también tiene de maracuyá y de mora, este último solo los viernes. El producto se puede servir acompañado con gelatina, frutas y flan; en vaso o tulipán.

    También vende granizados, en tres presentaciones: candy (sabor a algodón de azúcar, chicle y tutifruti, acompañado de chicles, gomitas y masmelos), ácido (sabor a limón, maracuyá y mango verde, con maracuyá en fruta) y tropical (combinación de dos sabores de frutas). Otra bebida es la limonada de hierbabuena .

    En Cumbayá, ofrecen, además, nachos con queso, y en la Real Audiencia, helados de frutas y brownie con espumilla.

    Pamela Cevallos, cliente de Bate que Bate, consumía espumillas de pequeña, en casa de su abuela. Ahora lleva a sus tres hijas de 15, 11 y 7 años, a los locales de la familia Tapia. “Muchas tradiciones se van perdiendo. Me parece importante que ahora existan negocios como este en zonas distintas al centro, adonde solía ir a comprarla”.

    A Cevallos le gusta la espumilla de guayaba y la de maracuyá, que le parece una innovación. Otro de los productos que disfruta con sus hijas es el granizado ácido.

    Francisco Salazar suele visitar los fines de semana el local de Cumbayá, junto a su novia. “La espumilla es de calidad, el sabor es muy rico. También me gustan los granizados y los nachos”, comenta este cliente, quien destaca la excelente atención.

    En el 2019, Espumilla Bate que Bate facturaba un promedio de USD 2 500 al mes; la pandemia ha afectado fuertemente al negocio, que se mantuvo cerrado por seis meses, explica Tapia. En septiembre, con inyección de capital, reabrió en la Real Audiencia y a finales de octubre, en Cumbayá.

    Luego de hacer pruebas para preservar la calidad del producto, decidieron hacer entregas a domicilio, por medio de conocidas aplicaciones de ‘delivery’ y a través de una empresa independiente.

    Los locales
    Horarios. Los establecimientos de Espumilla Bate que Bate abren de miércoles a domingo. En la Real Audiencia, desde las 12:00 hasta las 18:00. En Cumbayá, de 12:00 a 18:30.

    Servicio. El negocio atiende en sus locales con las medidas de bioseguridad exigidas.

    La visió
    n. Bate que Bate busca expandirse a otras ciudades del país o incrementar los puntos de Quito, bajo la aplicación del modelo de franquicia.

    10 000 dólares fue el capital inicial para arrancar el emprendimiento postres tradicionales.

    Paulina Tapia atiende a visitantes del local de Espumilla Bate que Bate, ubicado en el Valle de Cumbayá. Foto: cortesía Espumilla Bate que Bate
    Paulina Tapia atiende a visitantes del local de Espumilla Bate que Bate, ubicado en el Valle de Cumbayá. Foto: cortesía Espumilla Bate que Bate
  • El sabor de las comidas se realza con sus productos

    Redacción Quito, (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Conseguir que un nuevo proyecto se concrete en medio de la pandemia fue el reto que superó María del Carmen Grijalva. Lo hizo a través de Grial Food & Kitchen, iniciativa que da valor agregado a su empresa original.

    En el 2003 su madre, María del Carmen Álvarez, inició Grijalvarez, bajo la marca Grial. Este es un negocio dedicado a la producción de alimentos, que incluyen encurtidos, mermeladas, conservas…

    Tras el deceso de la propietaria, el negocio pasó a manos de sus hijas. Grijalva es ahora la gerenta general y relata que desde siempre su familia estuvo involucrada en el mundo de la gastronomía. “La marca nació en la casa. Mi mamá fue una persona que inició con el tema de la cocina profesional hace más de 30 años”, comenta.

    La empresa nació con la idea de crear una línea de conservas que permitiera facilitar la preparación y mejorar los sabores de las comidas. Grijalva explica que son productos sanos y de calidad.

    Una inversión de USD 200 permitió iniciar esta firma. El primer producto que se lanzó al mercado fue la guarnición de tomates secos en aceite de oliva; actualmente, la empresa cuenta con 17 artículos.

    Su portal web muestra mermeladas de pulpa de mora, naranja, mora y frutilla, y naranja y piña. En el segmento de alimentos de sal se encuentran pickles, conservas de berenjena en aceite vegetal, alcachofas con champiñones, salsa de pesto, pimientos morrones y más.

    Los productos, combinados con otros alimentos, permiten realzar el sabor de cualquier plato. Por ejemplo, si a una ensalada se le aumentan los tomates con aceite de oliva se hace visualmente más atractiva y cambia completamente la sensación en el paladar.

    Para la empresa, además, la innovación debe ser permanente, con el fin de responder a las necesidades de los consumidores. Al comprender que en esta época hay menos tiempo para cocinar, desarrolló y lanzó una línea de productos refrigerados entre los que están tortilla española, tamales, dulce de babaco con jengibre, dulce de tomate con jengibre.

    En la planta de la Mitad del Mundo, las trabajadoras se encargan del procesamiento de tomates en aceite de oliva, el producto estrella del negocio. Fotos: Diego Pallero y Vicente Costales
    En la planta de la Mitad del Mundo, las trabajadoras se encargan del procesamiento de tomates en aceite de oliva, el producto estrella del negocio. Fotos: Diego Pallero y Vicente Costales

    Actualmente, los productos se los elabora en una planta de producción, ubicada en el sector de la Mitad del Mundo. La mayoría de procesos son artesanales; el 60% de la producción se concentra en el tomate con aceite de oliva.

    A finales del próximo año busca exportar a países de la región.

    En la actualidad, Grial llega con su oferta a 25 puntos de venta entre los que se encuentran markets, delicatessen y grandes cadenas de supermercados. Una de ellas es Corporación Favorita.

    En este sitio se comercializa la guarnición de tomate y los pimientos en conserva. “Nos entregan cerca de 50 cajas mensuales de cada ítem.

    Son productos de buena calidad y con una presentación bastante vistosa”, indica la compañía.
    Grial se propuso no solo llegar al público a través de terceros, sino que lanzó sus propias tiendas especializadas a las que denominó Grial Food & Kitchen. En julio de este año abrió un local en Cumbayá y desde este mes en Quito.

    Grial Food & Kitchen de Cumbayá abrió en julio. En esta y la  tienda especializada de Quito, el 70% de los productos que se ofertan son nuevos.
    Grial Food & Kitchen de Cumbayá abrió en julio. En esta y la tienda especializada de Quito, el 70% de los productos que se ofertan son nuevos.

    Uno de los elementos que motivó a dar este paso fue que en las difíciles circunstancias que atravesaba la economía, era importante mantenerse como empresa y apoyar a emprendedores pequeños.

    Además de mostrar su propia oferta, las tiendas especializadas funcionan como vitrina de estos negocios; actualmente, cuentan con artículos de unas 20 marcas. Entre los productos que se encuentran están limonadas en sachés, hamburguesas de camarón, yogures griegos, granolas, ajo negro, raviolis, pastas y salsas artesanales, mieles, alfajores, arropes, bolones, tigrillos y más.

    Munana es la marca bajo la cual se venden estos últimos. Están en Grial Food & Kitchen desde el inicio de la pandemia; se trata de productos empacados al vacío.

    Alejandra Serrano, propietaria de este negocio, explica que provee a la empresa, aproximadamente, unos 100 paquetes de cuatro unidades cada mes. Destaca que Grial escoge los mejores productos del mercado, que principalmente son gourmet.

    Los clientes también reconocen la oferta que se ofrece en las tiendas. Una de ellas es Ana María Romero, quien sostiene que la mayoría de productos (90%) son nacionales y se encuentra una buena oferta orgánica y natural.

    ‘Me gusta saber más sobre la preparación’
    Cecilia Flores / Encarga del personal de la planta
    Trabajo en la empresa hace 12 años. Me dedico a la producción del tomate seco en aceite de oliva. Me encargo de supervisar que los trabajadores cumplan con las actividades que tienen asignadas. Por ejemplo, hay personas que se dedican al procesamiento de los pickles, de los pimientos, de las mermeladas, etc. Me dedico a revisar que se coloquen los ingredientes necesarios y que el trabajo sea de calidad. Aquí he aprendido a realizar un trabajo en equipo y a llevarme bien con mis compañeras. Es muy interesante aprender cómo es el proceso de preparación de los diferentes alimentos que se producen en la planta. Considero que también es entretenida la producción. Nosotros realizamos los procesos de manera artesanal, en su mayoría. Sí tenemos una maquinaria, que son los hornos, que usamos para secar. También contamos con algunas máquinas que son para picar más rápido, pero otras cosas hacemos a mano. Algunos procesos toman bastante tiempo porque son laboriosos. El ambiente en este lugar de trabajo es muy bueno.

    María del Carmen Grijalva, gerenta de Grial. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    María del Carmen Grijalva, gerenta de Grial. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Un giro de negocio con conciencia ambiental

    Priscilla Alvarado. (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Traer los sabores ancestrales de la cocina polaca a la mesa de los ecuatorianos motivó a Giuliana Nowakowski a emprender su negocio de caldos envasados en Guayaquil.

    Le Zuppé salió al mercado en enero del 2020, con USD 2 300 como inversión inicial, que se destinó a adquirir materia prima, ollas especializadas, creación y diseño del logo. La firma nació bajo el concepto de marca paraguas. Esto quiere decir que aglutinaría a diferentes productos, con el fin de aprovechar el nombre principal.

    Luego de renunciar a su trabajo en el sector naviero en el 2018, la propietaria de Le Zuppé barajó varias ideas de productos para lanzar al mercado.

    Fue en junio del 2019 cuando finalmente decidió que elaboraría caldos concentrados para venderlos en envases de vidrio que, más adelante, se pudieran reciclar. La preparación del concepto de la marca y perfeccionar la receta le tomó más de seis meses.

    El concentrado de pollo fue el producto con el que se lanzó al mercado. La sopa tiene como base carne de aves criadas en una granja ecológica de Guayas. Los pollos son libres de hormonas, químicos para engorde o productos para acelerar su crecimiento.

    Don Bala es su proveedor de materia prima. La empresa cría y comercializa pollos semiorgánicos. José Antonio Balarezo, su propietario, dice que los caldos son un producto no solo diferente, sino que llama la atención del público al ser novedoso y natural.

    Nowakowski
    señala que la idea de su negocio es brindar una experiencia culinaria y garantizar que los productos obedezcan el principio de una marca que preserva el ambiente. “Queremos que la gente, cuando vea los concentrados, sepa que estamos alineados a lo natural, sano y al reciclaje”.

    Su ascendencia polaca fue un elemento clave para inclinarse por este giro de negocio. Por influencia de sus abuelos, originarios de ese país, conoció el mundo de los caldos desde pequeña.

    Según la joven, de 28 años, la cocina polaca tiene como ingrediente principal los concentrados líquidos hechos a base de vegetales o de huesos de algún animal. “Esto transporta al comensal a una experiencia cercana al campo y al amor de casa”, relata.

    Por esta razón, Le Zuppé nació con la idea de implantar en la retina del consumidor ecuatoriano el concepto de caldos líquidos, por encima de los colocados en el mercado, que se presentan en forma de cubitos o en polvo.

    Luego de la aceptación del concentrado de pollo, lanzó casi cinco meses después tres productos nuevos. Un caldo vegano, un vinagre de guineo y una lasagna hecha con láminas de palmito.

    Mónica Torres, copropietaria de Alpeso, adquiere los productos del pequeño negocio para colocar en las perchas de su tienda desde sus inicios. “Son 100% naturales y libres de aditivos, tienen una muy buena aceptación en el público”.

    Actualmente, comercializa y producen mensualmente 200 envases de 700 mililitros (ml) de caldos de pollo y vegetales y 40 frascos de 40 ml de vinagre de guineo. Las lasagnas las elaboran bajo pedido. Los precios de los productos van desde USD 7,50 a 13.

    Su catálogo se vende, por el momento, en ocho puntos en Quito, Cumbayá, Machala y Guayaquil.

    Para impulsar sus ventas, la joven también se apalanca en redes sociales. A través de Instagram gana clientes en diferentes partes del país. Según Nowakowski, los caldos son un mercado aún por explotar en Ecuador. Por esta razón, su meta en el corto plazo es lanzar una variedad de concentrado de res. “Esperamos posicionarnos localmente y, más adelante, llegar a internacionalizar nuestros productos envasados”, afirma la emprendedora.

    2300 dólares fue la inversión inicial que dio vida al emprendimiento

    La emprendedora Giuliana Nowakowski muestra los productos que se comercializan en ocho puntos de distribución de cuatro urbes del país. Foto cortesía de Giuliana Nowakowski
    La emprendedora Giuliana Nowakowski muestra los productos que se comercializan en ocho puntos de distribución de cuatro urbes del país. Foto cortesía de Giuliana Nowakowski
  • Pastas y raviolis, para servirse en 8 provincias

    Priscilla Alvarado  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    La variedad de sabores y un marcado gusto italiano son las fortalezas de Di Simona Pastas. Francesca Petrilli es la propietaria de la firma, que surgió en Guayas y que ahora distribuye a otras ocho provincias del Ecuador.

    Su gusto por la comida italiana la motivó a crear su propia marca de raviolis. Ese es el nombre de un tipo de pasta italiana rellena con diversos ingredientes, generalmente de forma cuadrada y que se acompaña con aderezos o salsas.

    Francesca investigó el mercado ecuatoriano y detectó que no existía una empresa que ofreciera similar producto en el país. Con esta premisa, diseñó un menú inspirado en las tradicionales pastas italianas, pero con adaptaciones de sabor que le aporten su propia identidad al producto.

    El menú incluye, por ejemplo, raviolis de jamón curado y pera; así como espinaca, queso ricota, pollo y tocino. “La idea es que la gente al consumir el producto sienta que tiene un poquito de Italia en su mesa. Además, conservar la calidad que tienen las pastas de ese país, sobre todo, el sabor de casa”, cuenta Petrilli, de 28 años.

    Tras graduarse de la universidad, empezó a cristalizar la idea de tener una marca, en el 2016.
    “Nunca lo vi como un negocio en el que se proyectara un crecimiento exponencial, simplemente quería hacer algo que me gustaba”, recuerda.

    Aunque ella estudió Finanzas en Italia, su pasión por la cocina y los sabores la llevaron a tomar un curso especializado para elaborar pastas. Durante su estancia en Europa, la emprendedora visitó un centenar de restaurantes e hizo prácticas en varios de ellos.

    Petrilli se capacitó en la preparación de las masas, los rellenos, las maquinarias, insumos, entre otros detalles del negocio.

    A su retorno a Ecuador, en junio de ese mismo año, Francesca, con su marca Di Simona, empezó e inscribirse en todas las ferias de degustación de comida que se realizaban en Guayaquil y Samborondón. Allí, asegura, logró educar a los consumidores sobre el producto que estaba ofreciendo.

    Para ese entonces, también, la marca ya tenía un logo y un concepto. Los colores rosado y blanco primaban en los empaques.

    Inicialmente, la joven inició sus preparaciones en la cocina de su domicilio, pero poco a poco, con la acogida que tuvo el producto, tuvo que migrar en el 2018 a una fábrica ubicada en Samborondón.

    En la parte de producción y empacado, los colaboradores se encargan de ser cuidadosos para preservar la forma y calidad del producto. Fotos: cortesía de Di Simone Pastas
    En la parte de producción y empacado, los colaboradores se encargan de ser cuidadosos para preservar la forma y calidad del producto. Fotos: cortesía de Di Simone Pastas

    En el lugar invirtió alrededor de USD 50 000. Con el dinero de la primera inversión importó maquinarias para la preparación de las pastas y materia prima. Además, contrató a un equipo para el desarrollo de los productos ya que, poco a poco, los pedidos se fueron incrementando.

    En la fábrica se producen, semanalmente, unas 50 fundas de 300 gramos de cada sabor de raviolis, 30 cajas de fideos largos y 30 envases de salsas; el monto varía acorde a la demanda. Di Simona está colocado en las perchas de más de 50 puntos en ocho provincias del país.

    Guayaquil, Quito, Manta, Loja y Cuenca son algunas de las plazas donde se puede encontrar el catálogo de la empresa. Además, distribuye a restaurantes, hoteles y servicios de catering.

    Para Mariuxi Ludeña, encargada de compras en Ecuagourmet -establecimiento que adquiere sus productos desde hace tres años-, los raviolis y las pastas tienen gran calidad, frescura y buen sabor. “Es interesante hacer negocios con personas jóvenes y con grandes visiones.

    Francesca tiene muy bien pensada su marca y a dónde apunta con sus productos. Tiene el plus de que cuida cada detalle, desde el empaque hasta el sabor”, señala Ludeña.

    Fabiana Jalil consume los raviolis desde sus inicios, en el 2016. “Siempre están innovando, con sabores y variedades para todos los gustos. Existe la consigna de que es algo rápido que estará en tu plato con un sabor fabuloso y, sobre todo, que al pasar los años la receta se mantiene y se mejora”.

    La meta a corto plazo es expandirse y ganar nuevos mercados dentro del país, principalmente.
    El primer paso es producir para las grandes corporaciones y maquilar su producto. Para ese fin, la propietaria de esta firma está experimentando con nuevos sabores para cubrir todas las necesidades de los consumidores. Además, no descarta, en el mediano plazo, iniciar con la exportación.

    ‘Un sabor de casa bien elaborado’
    Las pastas y raviolis tienen un sabor muy especial y en ellos se refleja una marca personal. Cada detalle de la presentación está muy bien pensado y, al probar un bocado, te transporta al hogar, en donde existe mucho cuidado y detalle. Los productos son originales y creo que no hay alguno parecido colocado en las perchas. Todo esto es parte de una experiencia gastronómica que está ideada por Francesca. Ella buscaba un sabor italiano, de casa; alcanzar a las familias. Por algo, ahora estamos colocados en ocho provincias y con la perspectiva de seguir creciendo. Como jefa de producción, mi función es vigilar que el equipo de colaboradores respete la misma calidad de presentación y el sabor en las pastas. El crecimiento dentro de la empresa creo que ha sido compartido. La marca ha ido madurando con los años.

    La innovación también caracteriza a Di Simona.. Francesca, constantemente, está involucrada en la producción, probando nuevas preparaciones y nuevos ingredientes, pero sin perder la calidad original.

    Francesca Petrilli es la creadora de Di Simona Pastas. La fábrica está en Guayas. Su producto se distribuye, actualmente, en más de 50 puntos.
    Francesca Petrilli es la creadora de Di Simona Pastas. La fábrica está en Guayas. Su producto se distribuye, actualmente, en más de 50 puntos.
  • Productos saludables, con insumos 100% naturales

    Priscilla Alvarado. (I)
    Redacción Guayaquil

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    Energía en un ‘snack’ 100% natural es lo que ofrece Kandú a sus clientes. Así lo indican Alejandro y Santiago Muñoz, fundador y cofundador de la marca que produce barras de proteína bajo el mismo nombre.

    La idea surgió como un modo de innovación en un mercado que no había sido explotado en el país. El objetivo fue crear un producto que tenga dos puntos diferenciadores: buen sabor e ingredientes autóctonos. Entre los que figuran miel, cacao orgánico, frutos rojos y maní. Además, ofrecer un bocadillo con calidad de exportación para el mercado local.

    Alejandro es ingeniero mecánico y cuenta que, en primera instancia, se pensó en la importación de barras. Sin embargo, esta idea se frenó al observar que el trámite para traer productos alimenticios del exterior es engorroso.

    Con esta premisa, a inicios del 2018, en un pequeño cuarto de una fábrica en Guayas, empezaron a hacer pruebas de laboratorio junto a un ingeniero en alimentos hasta conseguir la textura y el gusto ideal. Los primeros meses fueron de prueba y error.

    En ese entonces, explican los emprendedores, en las perchas de los supermercados del país existían muchas variedades de barras de proteína, pero todas tenían ingredientes poco conocidos.

    “Quisimos que quienes consuman nuestro producto puedan leer la información nutricional y entenderla. Además, buscamos romper el paradigma que las barras solo las consumen los deportistas”, dice Alejandro, de 28 años.

    El negocio se levantó con una inversión inicial de USD 50 000, para la compra de cuatro máquinas de elaborado y empaquetado. Parte del capital también se destinó al desarrollo de la marca y a la imagen que mantienen hasta hoy.

    Los colores negro, naranja, morado y rojo priman en los empaques. Las imágenes de los ingredientes principales se imprimen en la parte frontal de las barras.
    Detrás del nombre de la marca también hay un significado fuerte. ‘Kandú’ proviene ‘Can do’, en inglés, que significa tú puedes.

    Santiago es ingeniero en administración de empresas. El joven de 25 años menciona que tener ese nombre es un buen impulso para que, quien consuma el producto, se sienta motivado.

    Santiago y Alejandro Muñoz, de 25 y 28 años, crearon la marca Kandú en el 2018. Las barras de proteína llegan a más de 50 puntos en el país.
    Santiago y Alejandro Muñoz, de 25 y 28 años, crearon la marca Kandú en el 2018. Las barras de proteína llegan a más de 50 puntos en el país.

    El lanzamiento de su primer producto fue en septiembre del 2018. La barra de proteína hecha con maní fue colocada en pequeñas tiendas de Guayaquil y Samborondón. En mayo del 2019 se amplió el catálogo del negocio con la barra con chocolate y, meses después, en febrero del 2020, se incluyó la barra de frutos rojos.

    En la fase de producción receptan la materia prima de 10 proveedores. La miel es de una hacienda en Cerecita, en la provincia del Guayas; el maní, de unos productores de Manabí, y el chocho lo adquieren en Quito.

    Lucía Rosales, de la Hacienda El Castillo, les provee de chocolate desde hace un año y medio. Para Rosales, la experiencia de trabajar con Kandú es muy buena. “Existe una comunicación directa y fluida con el propietario (Alejandro) y, al ser jóvenes, él y su hermano son muy abiertos a recibir recomendaciones sobre calidad y variedad de productos”.

    Actualmente producen 7 000 barras al mes, que se distribuyen en 50 puntos a escala nacional. Desde cadenas de supermercado hasta gasolineras tienen en sus perchas los productos Kandú.

    José Velasco consume los bocadillos desde que se creó la firma en el 2018 y afirma que el ‘snack’ tiene la porción ideal para cualquier ocasión. “Me gusta lo que transmite la marca, esa motivación de que puedes hacer lo que quieras”.

    Además, dice Velasco, al ser una empresa joven constantemente están desarrollando productos sin desviarse de su principal objetivo: ofrecer algo saludable.

    Para impulsar sus ventas, los jóvenes se apalancan en redes sociales. A través de Instagram ganan clientes en diferentes partes del país. Según Alejandro y Santiago, las barras son un mercado a explotar en Ecuador. “Debemos aprender a caminar antes de empezar a correr”, aseguran.

    Por lo que, a decisión de ambos, su idea inicial es posicionarse localmente ya que consideran al ecuatoriano como el principal “catador” de estas golosinas. Más adelante, si proyectan internacionalizar sus barras de proteína.

    En el área operativa se cuida que cada empaque tenga el gramaje correcto. Los empleados usan trajes especiales para mantener el ambiente limpio. Fotos: Cortesía de Kandú
    En el área operativa se cuida que cada empaque tenga el gramaje correcto. Los empleados usan trajes especiales para mantener el ambiente limpio. Fotos: Cortesía de Kandú
  • El ‘food truck’ que pasó a ser franquicia de comida

    Redacción Quito (I)

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    De un ‘food truck’ que se estacionaba de lunes a sábado entre las calles República del Salvador y Portugal, en el norte de Quito, Inka Burger creció hasta tener hoy seis locales propios, siete bajo modelo de franquicia y una “cocina fantasma” para entrega a domicilio.

    El emprendimiento de hamburguesas gourmet se inauguró un 1 de octubre del 2015, en una feria de la agencia de promoción económica ConQuito, celebrada en el Parque Itchimbía. Por cerca de cuatro meses se estacionaron con su “carrito de comida” en la República del Salvador y Portugal.

    Fueron pioneros en este modelo de negocio en Quito y de los pocos que lograron sobrevivir y evolucionar. Los vacíos legales para operar en el espacio público y una posterior ordenanza “poco atractiva” para los emprendedores fue “la muerte” de los ‘food truck’ en la capital, considera David Maldonado, cofundador de Inka Burger junto a Mario Hidalgo.

    Progresivamente los ‘food trucks’ migraron a locales en plazas de comida. Inka Burger también se subió a esta ola y a la par decidió abrir locales independientes. En marzo del 2016 inauguraron un establecimiento en la Gaspar de Villaroel, en el norte de Quito, con un concepto estético similar al de un ‘food truck’, con mesas de comida y una barra adicional de cervezas y cocteles.

    Adicionalmente, la marca se encuentra en tres plazas de comida rápida en el norte y en el patio de comidas del centro comercial El Recreo, en el sur. Además, desde abril cuentan con una “cocina fantasma”, únicamente para entregas delivery en el norte de Quito.

    El emprendimiento nació con un concepto de hamburguesas gourmet y aún lo conserva. Entre sus ingredientes hay queso azul, salsa de aceitunas negras y queso parmesano, salsa de queso con cerveza. El menú se ha mantenido similar con innovaciones en el tiempo. Recientemente incluyeron en su oferta las alitas, con cinco opciones de salsas.

    Uno de los proveedores de Inka Burger es Floralp, que les abastece desde sus inicios de distintos quesos, como americano, cheddar y provolone ahumado. “Desde un principio vimos el potencial de la marca, la acogida que tenía en el público. Ha sido importante ver su proceso de crecimiento”, comenta Juan Francisco Bahamonde, jefe comercial Floralp.

    Como parte de una estrategia de crecimiento, la empresa decidió en 2018 comenzar a franquiciar la marca, principalmente con la idea de llegar a otras ciudades del país. “Hicimos una consultoría para tener un sistema válido y ordenado, con garantías para los inversionistas. Nosotros brindamos un acompañamiento integral”, asegura Maldonado. Por derecho de uso de la marca, la empresa cobra un monto de USD 20 000 y un 4% por ventas brutas del local.
    La primera franquicia se abrió en Riobamba, donde en los próximos días se inaugurará otra. Hay tres más en Guayaquil. Una en el valle de Los Chillos y otra en el valle de Cumbayá, en Quito.

    El emprendedor David Maldonado es el cofundador y gerente general de la empresa Inka Burger. El negocio desarrolla planes de expansión.
    El emprendedor David Maldonado es el cofundador y gerente general de la empresa Inka Burger. El negocio desarrolla planes de expansión.

    Georgina Valle está asociada en la de Los Chillos, junto a otra persona, desde mayo del 2019. El local está ubicado en una plaza de restaurantes. “Buscábamos emprender. Anteriormente habíamos sido clientes de Inka y nos llamaba la atención el tipo de negocios y que ya era una marca reconocida”, recuerda Valle, quien comenta que hasta ahora les ha ido muy bien, incluso en medio de la pandemia. “Los resultados han sido favorables, fue lo que nos prometieron”.

    Uno de los locales de Guayaquil está localizado en la zona cultural Plaza Guayarte. Los hermanos Vicente y Alejandro Maldonado invirtieron en la franquicia, inaugurada en noviembre del 2018. “Nos gustó el concepto de hamburguesas gourmet. No nos equivocamos, la respuesta ha sido muy buena. La ubicación también ayudó mucho”, cuenta Vicente e indica que antes de la pandemia tenían más de 200 pedidos por día. Recientemente reabrieron, luego de tres meses cerrados.

    Los planes de Inka Burger, que factura USD 1 millón al año, es afianzar la ampliación de la marca en el país. Para el 2021 también prevé abrir locales en Miami y Nueva York, a través de un holding de franquicias. “Estamos conversando con inversionistas internacionales”, adelanta el gerente general, David Maldonado.

    Dayana Garrido;  Analista de Talento Humano / ‘Lo importante es que hay un buen equipo’

    Soy Administradora de Empresas Gastronómicas, graduada en la Universidad Tecnológica Equinoccial. En Inka Burger llevo un año y un mes. Me encargo del manejo de personal, contratación de los empleados, administración, hacer cierres de cajas. Estoy al tanto de todo lo concerniente a talento humano en cada departamento. Actualmente, estamos 40 personas, entre personal administrativo y operativo. La experiencia ha sido buena porque cada día se va aprendiendo cosas nuevas, me manejo con clientes también. Lo más complicado ha sido el manejo del personal operativo, porque cada uno es diferente, hay que saber cómo tratarlos. Pero tengo un buen equipo. Al principio fue más difícil, pero me llevo con todos. Tengo buenos trabajadores. Los jefes siempre nos están apoyando, nunca nos dejan solos. Trabajo de lunes a viernes en jornada regular y los sábados de 08:00 a 12:00. Hemos realizado eventos en el local de la Gaspar de Villaroel, ahí he tenido la oportunidad de atender al cliente y he estado a cargo del manejo de la caja.

    Inka Burger tiene uno de sus locales principales en la Gaspar de Villarroel, en el norte de Quito. La cocina está ubicada dentro de un ‘food truck’. Fotos: Diego Pallero/ LÍDERES
    Inka Burger tiene uno de sus locales principales en la Gaspar de Villarroel, en el norte de Quito. La cocina está ubicada dentro de un ‘food truck’. Fotos: Diego Pallero/ LÍDERES
  • Las ‘cocinas fantasmas’ crecen frente a la crisis

    Patricia González

    redaccion@revistalideres.ec

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    Solicitar comida desde una aplicación móvil se ha vuelto una forma recurrente de pedir comida a domicilio. Esta industria que crece globalmente ha propiciado el auge de las llamadas ‘cocinas fantasmas’, en las que no existe un restaurante físico de atención al consumidor.
    El concepto se ha popularizado en países del primer mundo y en las grandes urbes de América Latina. La tendencia llegó a Quito.

    Rafael Chiriboga, Pedro Meneses, Belén Ubidia, Diego Meneses y Martín Iturralde juntaron sus conocimientos en administración de empresas, tecnología, mercadeo y gastronomía para incursionar en este novedoso mercado con esta empresa.

    Con un capital inicial de USD 50 000, en diciembre del año pasado lanzaron a través de canales virtuales y en varias aplicaciones de entrega Burger Lab, la primera marca de cocina virtual de Lab Restaurants.

    Al no haber atención al público, solo requirieron de un pequeño local para instalar la cocina –ubicada en el norte de Quito–, con lo que disminuyeron costos operativos, explica Rafael Chiriboga, gerente general.

    En el ‘laboratorio de sabor’ se preparan hasta 10 tipos de hamburguesas, que pueden adaptarse a versión vegetariana o de pollo. “Nos enfocamos en los sabores y en las salsas”, comenta Martín Iturralde, chef del emprendimiento. Algunas hamburguesas se identifican por la salsa o algún ingrediente que destaque: Lab Pesto, Lab Ají, Lab Aguacate, Lab Mango (con mango rostizado). Se pueden pedir en combo con un ‘mix’ de papas y camote.

    El restaurante virtual amplió su oferta en mayo: Chicken Lab y Wing Lab son sus nuevas marcas. Por día recibe en promedio 25 pedidos, con lo que facturan cerca de USD 10 000 al mes.

    Andrés Camacho, vicepresidente de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha, es propietario de una ‘cocina fantasma’ que maneja cinco marcas en distintas variedades de comida: Focaccia, Nacho Camacho, Healthy Xpress, La Criolla y Chef Cama. Algunas nacieron bajo esta modalidad y otras cuentan con restaurante físico y se están expandiendo por la ciudad de esta manera, por la diferencia en costos en comparación a abrir un local nuevo.

    El representante gremial explica que esta tendencia irá en aumento por varios factores. Por un lado, los altos costos de un arriendo en una zona comercial, que se puede llevar hasta un 25% de la facturación. Por otra parte, la crisis económica que atraviesa el país, agravada con la pandemia. “El cliente ya no va a consumir afuera igual que antes, porque muchos se quedaron sin trabajo o les bajaron el sueldo”.

    Recalca que es importante invertir en marketing y redes sociales. También considera que no se debe reducir la entrega a las aplicaciones de ‘delivery’, puesto que estas se llevan entre un 18 %y 30% de la facturación.

    Estas ‘apps’ solo cubren cinco kilómetros a la redonda de la ubicación del local. Es por ello, además, que las “cocinas fantasmas” se apoyan con repartidores particulares para llegar a zonas más alejadas.

    La modalidad ganó impulso con la pandemia. Angus Burger salió al mercado hace dos meses. La idea inicial era de restaurante presencial, pero en medio de una cuarentena que mantenía a la gente confinada en sus casas decidieron lanzarse solo como ‘delivery’, explica Daniel Ponce, propietario de la marca, quien invirtió cerca de USD 20 000 de capital inicial.

    El elemento diferenciador de este emprendimiento de hamburguesas es la carne, que es 100% angus (un tipo de raza de ganado), importada desde EE.UU. “Esto la hace premium. El sabor es espectacular”, comenta. El menú es sencillo, ofrecen una hamburguesa simple (carne de 120 gramos) o doble (240 g), a la que el cliente puede añadir distintos ingredientes a su gusto. Sus pedidos llegan desde el centro hasta el norte de Quito y al valle de Cumbayá.

    “La comisión que nos cobra la ‘app’ de entrega es alta, pero menor a los gastos que nos generaría un local con atención al público”, comenta el propietario.

    Muchos emprendimientos de comida nacen en la cocina de una casa. Si bien no son propiamente una ‘cocina fantasma’, algunos se encaminan hacia allá. Es el caso de Sushimoto Express, especializado en sushi y otros platos de mar, que arrancó en octubre del 2019 con entregas a domicilio a través de una ‘app’ de entrega y por cuenta propia, en el norte de Quito. Con el crecimiento que han tenido en los últimos meses, esperan profesionalizar la cocina y fortalecer el ‘delivery’, explica Lucas Rincón, propietario.

    Las aplicaciones de entrega están dando impulso a este tipo restaurantes. En Latinoamérica, Rappi tiene asociados más de 300. Alejandro Freund, gerente de la aplicación en Ecuador, cuenta que están en conversaciones con empresas de Colombia, Perú y Chile, que desean incursionar en el país con infraestructuras que agrupen a distintas marcas de cocinas fantasmas. “Una especie de coworking, pero solo de comida”.

    Freund asegura que el único objetivo de la firma es promover estos negocios gastronómicos: “Buscamos que se junten distintos emprendedores para que tengan más capacidad de venta, a un menor costo”, dice el vocero de Rappi y agrega que en los últimos cuatro meses está ‘app’ incrementó sus pedidos de comida seis veces.

    24% en promedio cobran las ‘apps’ por comisión de venta a las ‘cocinas fantasmas’

    La cocina fantasma de  Lab Restaurants se encuentra en el norte de Quito. El chef Martín Iturralde dirige las preparaciones. Patricio Terán / LÍDERES
    La cocina fantasma de Lab Restaurants se encuentra en el norte de Quito. El chef Martín Iturralde dirige las preparaciones. Patricio Terán / LÍDERES
  • Un nuevo canal para distribuir comida en el país

    Redacción Quito

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    Como una alternativa de entrega de comida a domicilio llegó a Ecuador Uber Eats. Se trata de una nueva línea de la compañía internacional de transporte Uber.

    La multinacional lanzó la aplicación en 2015 en los EE.UU.

    Los restaurantes que concretan una alianza con Uber Eats obtienen servicio a domicilio a través de los repartidores de la empresa. Según Cristina Villareal, gerente de comunicación de la aplicación, a través de este convenio los restaurantes pueden acceder a más clientes y darse a conocer.

    Actualmente, Uber Eats se encuentra en 250 ciudades del mundo, en 35 países. En América Latina está en México, Panamá, Costa Rica, Perú, Colombia, etc.

    A mediados de este mes inició sus operaciones en Ecuador. Los clientes pueden encontrar más de 270 restaurantes; ahora solo se da el servicio en Quito y Guayaquil, aunque más adelante se prevé trabajar en otras ciudades del país. Villareal explica que los repartidores trabajan de manera autónoma. Esto permite a las personas organicen su propio horario de trabajo, según su disponibilidad. “Creemos que con Uber Eats podemos llegar a ser un motor y ayudar a dinamizar el tema del auto emprendimiento” comenta.

    Para hacer uso de la plataforma digital los usuarios deben descargar la aplicación o visitar el portal web UberEats.com, elegir el plato de acuerdo al restaurante de preferencia, hacer el pedido y concretar el pago. El usuario puede rastrear al repartidor en tiempo real.

    La variedad de platos típicos, la amplia oferta de restaurantes y la cultura gastronómica fueron los aspectos que motivaron a la empresa a operar en Ecuador.

    Le atrajo que este país esté entre los 10 países más emprendedores del mundo, según Global Entrepreneurship Monitor (2017 – 2018). También tomaron en cuenta que en diciembre del 2017 existían 373 871 desempleados; la mayoría de hasta 30 años.

    Las personas que quieran dar el servicio de delivery deben ser mayores de edad y contar con un medio de transporte (bicicleta, moto o vehículo) para movilizar los alimentos a los clientes.

    Al conductor se le entrega una identificación y se ofrece un seguro para los repartidores. A los restaurantes registrados dentro de la aplicación móvil se les entrega una tablet con la que pueden procesar los pedidos. Asimismo, sirve como canal de comunicación entre los comensales y los socios repartidores.

    Uber Eats trabaja con grandes y pequeñas cadenas de alimentos en el país. Algunos de los restaurantes en Quito con los que mantienen alianza son Papa John’s, Burger King, Subway, Go Green, Wok to Walk, Freshii, Dunkin Donuts, Pizza Hut, El Corral, Inca Burger, El Chacal, Fritadas Amazonas, entre otras. Mientras que en Guayaquil cuentan con El Capi, Naturissimo, Nice Lab, Ceviches To Go, Yogurt Persa, Munchies, Puerto Moro, entre otros.

    Andrea Segura es una cliente que solicitó comida a domicilio a través de la aplicación. “El servicio es eficiente y el personal es capacitado para la entrega”.

    Carlos Loaiza, propietario de “Típico de vos” asoció su restaurante con Uber Eats. “La empresa nos permite promocionar nuestra marca en el mercado nacional”.

    Uber Eats permite realizar pedidos de comida a domicilio a través de su aplicación móvil en Quito y Guayaquil. Foto: cortesía  Uber Eats
    Uber Eats permite realizar pedidos de comida a domicilio a través de su aplicación móvil en Quito y Guayaquil. Foto: cortesía Uber Eats