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  • Las cooperativas crecieron y tienen más cautela para prestar

    Giovanni Astudillo. Editor (I) redaccion@revistalideres.ec

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    Los principales indicadores de las cooperativas de ahorro y crédito de Ecuador mejoraron este año, pese a los efectos generados por la pandemia de covid-19. Hay incrementos en depósitos, cartera, activos, solvencia, liquidez y patrimonio (ver gráfico), de acuerdo con la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.

    Entre marzo y abril hubo personas que requerían dinero para su manutención por el confinamiento, pero esos descensos iniciales en los depósitos no complicaron al sector y luego se registró una recuperación, dice Patricio Barzallo, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito CREA, que tiene su matriz en Cuenca. “No tuvimos retiros masivos”.

    Él señala que en un estudio de mercado realizado para su institución, se determinó que las personas prefieren mantener sus recursos ahorrados y restringirse en sus gastos para afrontar cualquier emergencia en el futuro. Por ello, los depósitos han crecido.

    Además, señala Barzallo, no se aplicó ningún tipo de restricción cuando un socio deseaba retirar su dinero y eso generó confianza.

    Juan Carlos Urgilés, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo, agrega que, si bien existe un crecimiento en los indicadores en este 2020, ya no hay tantas posibilidades de soportar costos más altos porque la calidad de la cartera no es la misma que la del año pasado.

    Además, colocar un buen crédito a una persona que pague correctamente su cuota es más complejo, señala el ejecutivo. Él explica que las personas, al tener menos ingresos, ya no pueden pagar préstamos con cuotas altas y su capacidad de endeudamiento, también se redujo.

    Pone como ejemplo, que una persona que antes recibía un crédito de USD 10 000, en la actualidad, solo puede acceder a uno de USD 7 000 y la cooperativa debe incurrir en casi los mismos costos. “Eso afecta al punto de equilibrio y se reduce el margen que antes existía y que servía para cubrir los costos de otorgamiento y manejo del préstamo e, incluso, se empleaba para cubrir los costos de los créditos muy pequeños”.

    Él explica que ahora la capacidad de generar excedentes es menor, por lo que las cooperativas han tenido que reducir los costos, como devolver arriendos de oficinas, emplear más tecnología para reducir los gastos, disminuir la movilización, entre otros ajustes.

    Durante este año se registra un crecimiento de la morosidad en las cooperativas de ahorro y crédito. En octubre pasado, el indicador se ubicó en 4,21%, mientras que en el mismo mes del año pasado fue del 4,47% para las entidades más grandes del país.

    Urgilés asegura que el sistema -ante las circunstancias- realizó un refinanciamiento, novación, diferimiento, períodos de gracia y reestructuración.

    Al inicio de la pandemia, agrega, se efectuó un diferimiento por tres meses. Luego, al observar que la reactivación era lenta, se planteó la novación o generar mecanismos de diferimiento. Pero cuando los deudores no pueden cancelar las cuotas, ahora se opta por el refinanciamiento para extender los plazos para reducir el pago mensual. “Hemos logrado bajar las cuotas entre 36% y 40%”, asegura Urgilés.

    También, hubo casos de reestructuración cuando la situación era insostenible. “Por eso es importante que se reactive la economía, pero manteniendo los cuidados de bioseguridad para evitar la expansión de la pandemia”.

    Sobre el análisis de los préstamos, Barzallo explica que el historial crediticio ya no tiene tanta ponderación como en el pasado, porque las cosas han cambiado. Actualmente, señala, se identifica en qué actividad se desempeña el solicitante. Es decir, las personas que laboran en agricultura, ganadería y salud tienen más opciones de acceder a un crédito, que alguien vinculado al turismo o el transporte. Los otros parámetros analizados son la capacidad de pago, el colateral que presenta y el capital que tiene el deudor.

    La digitalización es el nuevo desafío para este sector

    La cooperativa CREA inició las inversiones en soluciones electrónicas y digitales desde antes de la pandemia. Foto: archivo/ LÍDERES
    La cooperativa CREA inició las inversiones en soluciones electrónicas y digitales desde antes de la pandemia. Foto: archivo/ LÍDERES

    Redacción Cuenca  (I)
    redaccion@revistalideres.ec
    Uso de aplicaciones, trámites en línea, entre otros servicios son las nuevas necesidades de los socios de las cooperativas de ahorro y crédito, debido al temor de contagiarse de covid-19 en sitios cerrados. La pandemia aceleró los proyectos e inversiones que tenían las instituciones.

    Según Marín Bautista, gerente general en Caja Central Financoop, los servicios presenciales paulatinamente se reducen y se incorporan más los virtuales. “Las cooperativas están invirtiendo más en los servicios virtuales y el uso de canales como aplicaciones y sitios web, por lo que hay que buscar sinergia y economías de escala para concretarlos”.

    Financoop es una institución financiera cooperativa de segundo piso, que provee productos y servicios financieros especializados, para los requerimientos de sus 131 instituciones socias.
    Bautista dice que Caja Central Financoop impulsa a sus socios a través del uso de una plataforma para los servicios virtuales, como solicitudes de créditos, compras, transferencias, pagos, entre otros. “La idea es brindar facilidad y confianza porque tenemos muchos mecanismos de seguridad y ofrecemos una cobertura todos los días y las 24 horas, para cualquier inconveniente”.

    Esta plataforma tiene cerca de dos años y 24 cooperativas del Ecuador ya utilizan sus servicios. Según él, las transacciones son muy importantes y tienen un crecimiento constante. “Ahora, no hay cómo movilizarnos tanto, ni hacer filas ni perder tiempo, por eso son opciones importantes”.

    Patricio Barzallo, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito CREA, señala que las instituciones que quieren perdurar deben realizar inversiones en el desarrollo tecnológico y electrónico. Dice que en su caso ya la hicieron antes del inicio de la pandemia y, en la actualidad, lo aceleraron. “La intención es que los socios no tengan que llegar a las oficinas para realizar los trámites. Pueden tener los servicios en sus casas”.

    En el caso de Cooperativa de Ahorro y Crédito CREA, por ejemplo, se puede presentar la solicitud y tramitar un crédito mediante Internet. Incluso, la firma de los avales y pagarés se cumplen por esa misma vía. “No es necesario que vengan a la oficina”, señala el representante cooperativo.

    El próximo año lanzarán su plataforma de pagos con otras cooperativas de ahorro y crédito. La idea, explica Barzallo, es que los socios paguen mediante un teléfono móvil. El plan piloto se aplicará en las tiendas, supermercados y puntos de venta en Azuay.

    Además, iniciarán con una plataforma de comercio electrónico para que oferten sus socios. Una iniciativa similar ya aplica la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo. Este sitio web se denomina Elake y se ofrecen alimentos, artesanías y muebles, y otros productos del hogar.

    Según el gerente de esa entidad, Juan Carlos Urgilés, uno de los retos principales es la reinversión de la operatividad. “Antes, al tener una actividad presencial la estructura de los costos estaba vinculada a esa condición”.

    Ahora, Jardín Azuayo, que es la segunda cooperativa más grande del Ecuador por nivel de activos, fortaleció sus canales digitales y frena la inversión en edificios.
    Su planteamiento es abrir en el 2021 -junto con otras instituciones- una red de corresponsalías y sistemas de pagos electrónicos con el teléfono móvil, que representa una mejor inversión y comisión que otras alternativas. “La idea es reducir los costos financieros par tener una sostenibilidad en el largo plazo”.

    6 000 transacciones digitales al mes realizan los socios de 24 cooperativas del sistema de Financoop.

    La Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo es la segunda más grande del Ecuador por activos.  En octubre tuvo USD 1 048 millones en este indicador y 816 millones en depósitos. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    La Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo es la segunda más grande del Ecuador por activos. En octubre tuvo USD 1 048 millones en este indicador y 816 millones en depósitos. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Édgar Peñaherrera: El impacto en el sector no fue mayor

    Carolina Enriquez

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    Édgar Peñaherrera es el gerente general de la Red de Integración Ecuatoriana de Cooperativas de Ahorro y Crédito analiza la situación que ha vivido el sector cooperativo en lo que va del año. Asegura que los depósitos crecieron, aunque también la morosidad.

    ¿Cuál es la situación actual del sector cooperativo?

    Como siempre, está sólido, solvente y con la liquidez necesaria. Lógicamente, también esta golpeado como toda la economía del país y el mundo. No ha habido los crecimientos que se esperaba antes de la pandemia. El tema de las colocaciones se ha reducido; a mediados de marzo y todo abril no se colocó nada. Algo comenzó a repuntar en mayo, y en junio hubo cierta tendencia a volver a lo que se pudiera decir normalidad.

    Pero, debe haber requerimientos de créditos.

    Pueden haber muchos requerimientos, pero no hay la posibilidad de pago (en algunos casos). En ese sentido hay que manejar técnicamente las cosas, equilibradamente, procurando siempre que los recursos que se prestan se puedan recuperar en el tiempo. Las cooperativas nunca dejaron de atender en toda la pandemia, pero sí hubo ciertas restricciones. Se atendió con el mínimo de personal en lo que es retiros, pagos, etc. Créditos, entre marzo, abril y mediados de mayo, prácticamente no se atendían porque estábamos en semáforo rojo.

    ¿Alguna cooperativa ha sido muy afectada por la situación económica? ¿Se prevé el cierre de alguna?

    En términos generales el sector no ha sido afectado grandemente. No se prevé que vaya a haber cierres de cooperativas por la situación que ha vivido el país. Se espera, más bien, que se retomen las actividades y que se comenzará a crecer. Tal vez no en los porcentajes que teníamos en años anteriores, en promedio del 20%. Quizás al final del año terminemos conteniendo los efectos de lo que ha pasado en estos meses.

    Este año, ¿Se espera un crecimiento en el sector?

    Sí, sería de entre 3% y 5%. Lo importante es no decrecer. Pero, todo depende. Creo que todavía no se puede ver la magnitud de la pandemia y de la crisis que ya veníamos teniendo antes de eso. Ahorita, por ejemplo, habrá que ver la reacción de las personas, sobre todo de las que tienen microemprendimientos. Ese es uno de los rubros que más financian las cooperativas. El tema del desempleo también es complicado. Hay que ver cómo se va recomponiendo la economía y las acciones que toma el Gobierno para ello.

    ¿En que porcentaje cayó la cartera en los dos primeros meses de pandemia?

    Hubo una reducción de, aproximadamente, 8% de la cartera entre marzo y abril. Ahora, debo decir que este momento ya se está colocando -crédito-. Todo depende de las políticas de cada entidad. En el sector somos 534 cooperativas a escala nacional.

    ¿Qué tipo de créditos han colocado?

    Normalmente, las cooperativas están colocando en microcréditos y consumo. Se ha mantenido en eso. Entiendo que en este tiempo ha habido reducción en lo que es vivienda, un rubro en el que, usualmente, también se coloca.

    ¿Cómo está la morosidad?

    Como es lógico, la morosidad sí se ha incrementado. En el sector, a junio del 2020, fue de un 5,2% (estimado), mientras que al mismo mes del año pasado fue de 4,4%. En el caso puntual de grupo Icored teníamos una tasa de 3,5% antes de la pandemia y para junio pasó a 4,10%. No es alarmante, pero ha subido. Es dinero que no se está pagando.

    ¿Qué ha pasado en cuanto a los diferimientos de créditos?

    Se ha trabajado en eso. Le da cierto oxígeno a los deudores, a los socios que tienen créditos. A las cooperativas, de alguna manera, no les incrementa la morosidad. Hay que ver qué pasa cuando les toque ya pagar esos créditos.

    ¿Cuánto se ha diferido?

    Un total de 771 300 operaciones diferidas, que es una buena cantidad. Eso traducido en dólares es más de USD 6 000 millones. Habrá que ver cómo esos recursos se van pagando. Si no tienen la capacidad de pago, la morosidad se incrementará más. Los escenarios son un poco inciertos porque todavía no ha terminado la pandemia. Siempre hay una inquietud de que se pueda retroceder en las medidas de bioseguridad; además, la gente tiene miedo de salir, no se produce como se debe.

    ¿Diferimientos se entiende como pagos posteriores?

    Sí. Pero, si uno no puede pagar la cuota que le toca, difícilmente va a poder pagar la siguiente.

    ¿Qué han podido detectar de la realidad económica que enfrentan los asociados?

    Como ya estamos en las oficinas y la gente sale un poco más podrán acercarse, conversar un poco más. Vamos a saber la realidad de cómo están. Antes era difícil comunicarse, las personas no estaban yendo a las entidades.

    ¿Cuál es la situación de los depósitos, en lo que va del año, en el sector cooperativo?

    Los depósitos, como dato estimado, crecieron 16% en el primer semestre de este año frente al mismo periodo del anterior. Este rubro se restringió entre marzo y abril. El incremento está relacionado con el hecho de que han regresado recursos que salieron o se han captado algunos nuevos. Hubiéramos crecido más, si no hubiera sido por la pandemia.

    ¿Qué más explica este comportamiento?

    Las personas, en estas circunstancias, han tenido un poco más de confianza en el sector. A mediados de marzo los recursos salieron de la banca y de las cooperativas, un tanto alarmantemente porque hubo una serie de rumores. En ese momento la situación económica era muy complicada. Luego la gente comenzó a tranquilizarse. No solamente regresaron los recursos que salieron, sino que hubo nuevos. de personas que, de pronto, no los tenían en el sistema; tal vez en casa. Los colocaron para ganar un poco de interés.

    ¿Qué tan atractivo es el interés que se paga?

    En el sector de las cooperativas no se ha reducido la tasa. En algunos casos se ha subido la tasa pasiva, es decir, están pagando un poco más para captar.

    ¿A cuánto subieron la tasa?

    Depende de las regiones. Hay unas que pagan el 10% anual; hay cooperativas de otras ciudades que pagan el 8%. Sé que en algunas está sobre el 10%. Las grandes van marcando tendencia, pero la necesidad de captación sí ha influido en el aumento de la tasa.

    ¿Cuáles son las expectativas del sector para los meses que están por venir?

    La expectativa es tratar de controlar la crisis. Hay que renovar ciertos procesos. Definitivamente una gran parte de la población se va a demorar en regresar a las ventanillas y en lo que se está trabajando es en temas tecnológicos que nos permitan impulsar más los canales electrónicos: páginas web transaccionales, solicitudes de crédito en línea, etc. Todo eso nos va a permitir dar atención remota a las personas. La idea es que no tengan que ir a las oficinas, evitar aglomeraciones. Queremos profundizar en el uso de tecnología en las cooperativas.

    Edgar Peñaherrera es economista graduado en la  Universidad Central del Ecuador (UCE) y tiene una maestría en Economía.
    Edgar Peñaherrera es economista graduado en la Universidad Central del Ecuador (UCE) y tiene una maestría en Economía. Foto: EL COMERCIO
  • Al emprendedor le prestaron USD 524,9 millones

    Giovanni Astudillo. Editor
    redaccion@revistalideres.ec (I)

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    El 35% del monto entregado en crédito por las cooperativas de ahorro y crédito en Azuay fue destinado al desarrollo productivo o emprendimientos, entre enero del 2018 y agosto pasado. Es decir, USD 524,9 millones.

    En este período se concedieron USD 1 486, 18 millones en préstamos totales en esa provincia, de acuerdo con la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.

    A finales del 2018, Jenny Matamoros pidió USD 10 000 para adquirir equipos como una máquina para hematología clínica para su laboratorio Pronosticlab, que funciona desde hace dos años en la capital azuaya.

    Ella tiene entre ocho y 10 pacientes al día. Su estrategia es cobrar menos por los exámenes para poder ganar clientela. Con sus ingresos cancela los gastos del laboratorio, el crédito que tiene un plazo a cinco años y su manutención. Matamoros compró de oportunidad este laboratorio para pagar en cómodas cuotas. Antes trabajaba en el laboratorio de la Clínica Santa Ana. “El crédito fue fundamental para poder crecer, sino es imposible”. Esta licenciada en Laboratorio Clínico destaca la agilidad con la que le entregaron los recursos porque necesitaba de urgencia porque era un equipo de oportunidad.

    Un criterio similar tiene Patricio Loja. Él solicitó hace seis meses a la cooperativa CREA USD 16 000 para adquirir una buseta Hyundai modelo 2013, que costaba 25 000. El resto lo cubrió con sus ahorros.

    Él realiza viajes de turismo o paseos familiares y de empresas. “Es un negocio rentable y prácticamente el vehículo se paga solo”. La cuota mensual es de USD 430. Además, Loja tiene un taller de muebles y para adquirir la maquinaria pidió otro préstamo de USD 1 500. “El servicio es bueno porque el trámite no es engorroso”.

    Según el gerente general de la Cooperativa CREA, Patricio Barzallo, el emprendedor, artesano, comerciante y agricultor solicita microcréditos, principalmente, para destinarlos a capital de trabajo y requiere los recursos de forma inmediata. “Por ello, esta entidad trabaja con estándares de calidad y nos certificamos con la ISO9000 para crear un proceso ágil y cumplir la necesidad de los socios… Eso está asociado al historial crediticio de cada persona”.

    Además, dice Barzallo, en los próximos meses se concretará un trámite de solicitud en línea. Según él, la cartera de microcrédito colocada por su cooperativa en Azuay asciende a USD 32,4 millones, con un incremento de 2,5 millones con relación al 2018.

    La mayoría solicita para una ampliación o crecimiento de su negocio relacionado con el comercio, agricultura, ganadería o artesanías. “La expectativa es que el crecimiento se mantenga”, añade Barzallo.

    Juan Francisco Herrera es ganadero y pidió USD 20 000 hace más de un mes. Con ese dinero compró abono, una máquina de ordeño y mejora el sistema de riego y reservorios. Tiene una finca desde hace seis años, en la comunidad de Totora-Chilca, ubicada en la parroquia cuencana de Tarqui.

    Tiene 23 cabezas de ganado de la raza Holstein y a diario obtiene entre 135 y 140 litros de leche, que vende en USD 0,42 cada libro en un centro de acopio cercano. “El negocio es rentable”.

    Su propiedad tiene una extensión de 15 hectáreas, de las cuales 10 son las más productivas. Él trabaja solo y cuando requiere pide ayuda a un familiar.

    Jenny Matamoros solicitó un préstamo para adquirir equipos para su laboratorio clínico Pronosticlab. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Jenny Matamoros solicitó un préstamo para adquirir equipos para su laboratorio clínico Pronosticlab. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Margarita Hernández: ‘Cooperativas crean círculos virtuosos’

    María Vanessa Silva

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Margarita Hernández, superintendenta de la Economía Popular y Solidaria, destaca que el crecimiento del sector obedece a un efectivo control y supervisión. Desde el 2012 hasta 2018, la economía popular sumó alrededor de 2 millones de nuevos socios.

    ¿Cuáles son las principales características de la EPS?

    La economía popular y solidaria (EPS), o la economía social y solidaria es aquel movimiento en el cual las organizaciones se fundamentan en valores que ponen a las personas y al trabajo por sobre el capital. Es decir, que podríamos dividir a la economía en dos universos: uno en el que es el capital el que marca la línea de la empresa, y otro en el que las personas y el trabajo determinan esa línea. En Ecuador tenemos una ventaja enorme y es que nuestra Constitución determina que la economía es social y solidaria, que el sistema económico es social y solidario. No es una recomendación, es un mandato.

    ¿Cómo está conformada?

    Dentro de la EPS tenemos dos universos: el sector financiero popular y solidario, y el sector real o no financiero. Se trata de entender cuál es el objeto al que se dedican esas organizaciones. Los principios del cooperativismo, que son los que rigen a este tipo de organizaciones, son la base fundamental de la gestión en ambos lados (…) sin asociatividad no hay ese compromiso entre los socios, de compartir el mismo fin, que nos compromete con la actividad de la organización.

    ¿Cómo está la participación de las mujeres en la EPS?

    Hay una participación casi igualitaria entre mujeres y hombres. Sin embargo, vemos particularidades interesantes. En el sector financiero quienes más depositan son las mujeres, pero todavía quienes más crédito reciben son los hombres. Podemos seguir trabajando en muchas cosas que hacen que círculos virtuosos que se generan en la EPS vayan haciendo que las personas que se unen a ella tengan mejores posibilidades para una mejor calidad de vida y lograr los fines para los cuales se asociaron.

    ¿Cuál es el rol que desempeñan las cooperativas?

    Si bien en la EPS tenemos al sector financiero y al no financiero, no son solo cooperativas. En el sector financiero sí tenemos cooperativas de ahorro y crédito, pero también tenemos a las mutualistas de ahorro y crédito para la vivienda. Por otro lado, en el sector no financiero, tenemos también asociaciones y, además, organismos comunitarios. Tenemos más de 15 000 organizaciones, pero lo interesante es que de esas casi 12 000 son asociaciones. Es decir, aunque el referente de la EPS sean las cooperativas, lo que más tenemos son asociaciones.

    Margarita Hernández, superintendenta de la Economía Popular y Solidaria. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    ¿En qué se diferencian?

    La cooperativa en el sector no financiero y la asociación tienen una diferencia que es, básicamente, la participación del socio en el cumplimiento del objeto. Por ejemplo, la cooperativa de transporte está dentro de la clasificación de servicios (taxis, buses, camiones, etc.) eso significa que puede ser el socio el que dé el servicio o no. Al otro lado, en la asociación, el socio aporta con su trabajo; el socio se compromete a trabajar para lograr el fin por el que todos se están asociando. Un excelente ejemplo de las asociaciones es lo que tiene que ver con alimentación, textiles o limpieza.

    ¿Cómo están segmentadas las cooperativas?

    La segmentación se hace por activos. Tenemos cinco segmentos. Uno, en el que están todas aquellas que tengan en activos más de USD 80 millones; ahí tenemos a 33 cooperativas de ahorro y crédito. Además ahí tenemos a las 4 cooperativas de ahorro y crédito para la vivienda. Luego, en el segmento dos, tenemos organizaciones que están entre 20 y 80 millones de dólares; ahí tenemos a 41 organizaciones. En el segmento tres, contamos con organizaciones con activos entre 5 y 20 millones de dólares; en este momento son 83. En el segmento cuatro son organizaciones con activos entre 1 y 5 millones de dólares; hay 169. Y en el segmento cinco están 239 organizaciones con activos de menos de 1 millón de dólares.

    ¿Cómo apoya la Superintendencia a las organizaciones?

    Lo primero es capacitar, para el cumplimiento de una normativa. No tiene sentido aplicar una norma o exigir su cumplimiento cuando las instituciones no la han entendido o no la justifican o no saben para qué sirve. Además de eso, tenemos diferentes planes en los que interactuamos no solo con otras instituciones en el Ecuador sino también con otros organismos internacionales que están trabajando por mejorar el sistema cooperativo y de la EPS.

    ¿Cuál es el valor agregado de las cooperativas de ahorro y crédito?

    El valor agregado no solo es la intermediación. Estas organizaciones generan círculos virtuosos que permiten que se atienda a personas en lugares donde no recibirían otra atención o estarían sometidos a otro tipo de actividades financieras no reguladas. La cooperativa tiene esa lógica de estar cerca del socio. Entonces, llega a donde la persona está. Lo más interesantes es que esos puntos de atención, en su mayoría, están en los cantones con mayor nivel de pobreza y de ruralidad. Estamos hablando de un mercado regulado, en el que participan organizaciones robustas de distinta naturaleza, que se complementan.

    En una entrevista reciente usted dijo que los activos subieron 130%, ¿cómo se logró?

    Control y supervisión. Está demostrado en este país y en otros ejemplos internacionales que el control y la supervisión favorecen el crecimiento sano de las organizaciones. Vemos este crecimiento desde que la Superintendencia existe. El dato del 130% es desde el año 2012 hasta 2018, y si comparamos con la fecha actual estoy segura que nos daríamos cuenta de que los indicadores han seguido creciendo.

    ¿Cuáles eran los activos en el 2012 y cuánto en 2018?

    Pasamos de USD 6 027 millones en activos, en el año 2012, a USD 14 000 millones. Es un crecimiento del 132% en activos. Así también, pasamos de 4,9 millones de certificados de aportación a 6,9 millones. Lo importante de este dato es que nos da la medida de que la gente cree en el sector. En cuanto a depósitos pasamos de USD 4 300 millones a USD 10 900 millones, esto es el 150% de crecimiento. Y en cartera de crédito, de USD 4 800 millones a USD 10 500 millones.

    Hoja de vida

    Formación. Doctora en Jurisprudencia por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Posee un MBA en Gerencia Internacional de la Universidad Alemana de Economía y Ecología Nürtingen-Geislingen.

    Trayectoria. Tiene a su haber más de 20 años de experiencia. Ha ocupado cargos en la Superintendencia de Bancos y Seguros, en la misma SEPS, y en el Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess). También ha ejercido la docencia en reconocidas universidades, públicas y privadas, del país.

    Cargo actual. En agosto de 2018 fue designada como Superintendenta de Economía Popular y Solidaria, después de ganar el concurso público.

    Margarita Hernández, superintendenta de la Economía Popular y Solidaria. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Margarita Hernández, superintendenta de la Economía Popular y Solidaria. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Las cooperativas fondean a los emprendedores

    Redacción Cuenca (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    USD 52,8 millones de préstamos concedidos por las cooperativas de ahorro y crédito se destinaron a rubros relacionados con actividades productivas y de microcrédito en Morona Santiago. Ese monto se registró entre enero del 2018 y abril pasado, de acuerdo con datos de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS).

    Los recursos se orientaron a la compra de franquicias, marcas, licencias, terrenos, edificios, vehículos para fines comerciales y productivos y equipos. También, para adquirir maquinaria, servicios, bienes de capital, consumo de microempresarios, construcción y capital de trabajo.

    Tres socios de la compañía de transporte Escotour Abanico de Macas pidieron entre USD 40 000 y 50 000 para la compra de las busetas. El gerente, Henry Rivadeneira, por ejemplo, solicitó USD 42 000 a un plazo de cinco años para comprar una buseta para 16 pasajeros. “Estamos al día en los pagos. Fueron importantes los préstamos para el crecimiento de esta empresa, que tiene 14 socios”.

    Escotour Abanico tiene contratos de transporte con los planteles educativos de Macas, Municipalidad, ECU-911 y entidades gubernamentales. Laboran normalmente desde hace cinco años.

    Ahora, dice Rivadeneira, tramitan los permisos para constituir la empresa Macabeos Tours y requieren una flota de 10 furgonetas. Los recursos prevén solicitar a la cooperativa Cacpe Gualaquiza, que se fundó hace 29 años y en la actualidad tiene 16 800 socios.

    Según el gerente de esa entidad, Patricio Pérez, se entregan créditos desde USD 500 hasta 80 000 y no existe restricción para el microcrédito. “El monto depende de qué tan avanzado esté el negocio o el emprendimiento”.

    Cacpe Gualaquiza tiene más de 3 800 operaciones de crédito colocadas en Morona Santiago. De esa cifra, el 40% corresponde a microcrédito y el resto a consumo. “La gente pide para actividades agrícolas y ganaderas como el cultivo de la pitahaya, guanábana, café, cacao, tilapia, pero también para comercio. En la provincia no hay grandes empresas, por lo que la gente busca emprender para generar empleo”, señala Pérez.

    Rogelio Silva es propietario del Centro Naturista Las Colmenas, ubicado en Macas. Funciona desde hace 10 años y tiene una sucursal en el cantón Sucúa.

    Él solicitó USD 10 000 hace dos años para adquirir mercadería para su local. Vende jarabes, cápsulas, suplementos vitamínicos y otros productos. “El crédito fue importante porque si no, no hubiese podido crecer en mi negocio. Siempre faltan productos o salen nuevos y hay que tener variado”.

    Silva cuenta que vende entre USD 200 y 300 al día. Antes ya pidió otro crédito de USD 5 000 para montar el local. Acabó de pagar y solicitó el segundo.

    Para Luis Elizalde, dueño de la Granja El Lojanito, también fue importante el apoyo cooperativo. Pidió USD 5 000 y paga desde hace un año, de los cuatro de plazo. “El negocio está bien”. Compra ganado en las ferias de los cantones Limón Indanza y Morona.

    En la actualidad, tiene 400 pollos y entre octubre y abril llega hasta 1 000. Además, tiene 40 vacas para ganado de carne y leche. Sus animales los comercializa en Macas, la capital provincial. La Granja El Lojanito está ubicada en la comunidad de Yuquipa, en la carretera Macas-Puyo.

    Las estadísticas

    Las entidades. De acuerdo con información de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, en la provincia de Morona Santiago funcionan 33 agencias de cooperativas de ahorro y crédito. La mayoría en los cantones Morona, Gualaquiza, Santiago y Sucúa.

    Los créditos. El 2018, las entidades de la economía popular y solidaria entregaron un total de USD 137,68 millones distribuidos en 16 929 operaciones de crédito en Morona Santiago. En el primer cuatrimestre del 2019 fueron USD 39,69 millones, en 5 495 préstamos.

    Rogelio Silva (izq.) es propietario del Centro Naturista Las Colmenas, ubicado el centro de Macas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Rogelio Silva (izq.) es propietario del Centro Naturista Las Colmenas, ubicado el centro de Macas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Las cooperativas se consolidan dentro del sistema financiero

    Giovany Astudillo

    Las cooperativas de ahorro y crédito se consolidan en el mercado financiero nacional. Hace una década no representaba ni el 5% del sistema, en el 2013 llegaron al 16% y, ahora, alcanzan el 26%, de acuerdo con la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.

    Son 614 entidades que funcionan en el país y que, en promedio, cuentan con 13 oficinas por cada 100 000 habitantes. Siete millones de personas son atendidas por las cooperativas de ahorro y crédito.

    Si se excluye a los cinco bancos privados más grandes del Ecuador, todo el sector popular y solidario tiene activos superiores a los 19 bancos restantes (medianos y pequeños). Los activos de las cooperativas sumaron USD 13 600 millones en octubre pasado. Esos 19 bancos tienen USD 11 608 millones, señala el director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra.

    Él explica que esta evolución ratifica la consolidación del sector, que “tuvo un importante crecimiento el último año”. Añade que al comparar las cifras de diciembre del 2017 con las de octubre pasado que fueron publicadas por la Superintendencia, hay un crecimiento del 22% en la cartera de crédito, y del 11% en los depósitos.

    Ese crecimiento en el 2018 se sustentó en algunos factores. El primero es la innovación en las metodologías y atención de las necesidades de los socios, lo que mejoró los productos y servicios, señala Guerra. “Tenemos cooperativas que están preparadas con mejores metodologías de gestión de riesgos, calificaciones crediticias y captación de depósitos”.

    Puso como ejemplo, que en el país se otorgaron USD 5 392 millones en microcréditos hasta octubre. De ese monto, el 69% fue colocado por las cooperativas. Guerra sostiene que eso ratifica el compromiso con el desarrollo. “Somos las entidades que más importancia damos a la reactivación económica y productiva basada en el microcrédito”.

    La segunda razón, según Guerra, es la mayor participación del buen gobierno cooperativo. Para él, estas dos razones mejoraron los procesos y la confianza de los socios. Él dice que hay factores externos que también favorecieron.

    Entre otros, destaca, el fondo de liquidez, seguro de depósitos, controles de la Superintendencia, implementación de normas de prudencia, educación financiera y aporte de la Corporación de Finanzas Populares.

    Según el presidente de la Asociación de Bancos del Ecuador, Julio José Prado, las cooperativas del segmento 1 (más de USD 80 millones en activos) son bastante eficientes, “tienen buenos balances y una regulación adecuada”.

    Para Prado las entidades del segmento 2 (entre USD 20 millones y 80 millones en activos) también son relevantes en el ámbito local y regional. Lo importante es mantener los controles continuos a las cooperativas más pequeñas.

    Al respecto, Guerra dice que es necesario que estas últimas pasen por procesos de fortalecimiento y que tengan el apoyo de las más grandes, a través de convenios. Para ello, es necesario promover durante el 2019 el fortalecimiento de la integración cooperativa.
    Otro objetivo es incidir en la construcción de política pública para que exista la articulación entre los sectores financiero popular y solidario y el real porque estas entidades se convirtieron en dinamizadores, según Guerra.

    Además, plantean reformas a la Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria y al Código Orgánico Económico y Financiero y se relacionan con los medios de pagos e inversiones.

    Para Édgar Peñaherrera, gerente de Icored, que agrupa a 137 cooperativas, el desempeño del sector fue mejor al previsto en el 2018, porque los entes apuntaron a la innovación. Añade que a pesar de los impactos macroeconómicos que se esperan para el 2019, las cooperativas continuarán creciendo, porque tienen un marco normativo estricto y porque han logrado generar confianza en los sectores a los que atienden.

    El crédito creció un 30,3% en el 2018

    El 2018 fue un año de menor inyección de liquidez por parte del Gobierno en la economía ecuatoriana, lo que derivó en una ralentización de los depósitos en el sistema financiero.

    Sin embargo, la colocación de crédito de las cooperativas mantuvo cifras de crecimiento. “Las cooperativas fueron bastante proactivas y buscaron impulsar el crédito enfocándose en nichos y segmentos específicos, sabiendo que el crédito dinamiza la economía”, explica Marisela Flores, asesora técnica en cooperativas del norte del país.

    Según un informe de la Asociación de Bancos Privados (Asobanca), a noviembre del 2018, la cartera bruta de crédito otorgado por las cooperativas alcanzó USD 8 615 millones; esto es un 30,3% más que en el mismo mes del 2017.

    Esta tasa de crecimiento es más alta que la de los bancos, que fue de 11,6 % en igual período.

    Mariella Baquerizo, managing director del buró de crédito Equifax, detalla que las entidades del sector de la Economía Popular y Solidaria han asumido el reto de llegar sobre todo al nicho de clientes que nunca antes habían tenido un crédito. Según datos de Equifax, cada mes aproximadamente unas 5 000 personas acceden a su primer crédito y el 70% lo hacen a través cooperativas.

    Baquerizo añade que el buró acompaña a las cooperativas en este reto a través de mecanismos de análisis inteligente de datos.

    “Como son clientes que no tienen un historial crediticio, a base de variables sociodemográficas y atributos de georreferenciación desarrollamos modelos que permiten aportar a la inclusión financiera”, sostiene Baquerizo.

    Del total de créditos otorgados por las cooperativas hasta noviembre del 2018, USD 4 712 millones se destinaron al consumo; es decir, el 55% de la cartera.

    Esto significa que hasta ese mes, el sector colocó USD 1 077 millones más que igual mes del 2017; esto es un crecimiento de 30,7%.

    Stalin Muñoz, gerente general de la Cooperativa Cooprogreso, señala que este tipo de crédito es más demandado en las cooperativas porque tiene tasas de interés más bajas y es más fácil de obtener que el microcédito. De ahí que suele ser utilizado para negocios y emprendimientos que buscan financiamiento más cómodo.

    En esta cooperativa, la cartera total que se colocó en el 2018 alcanzó los USD 191,7 millones, unos USD 42 millones más que en el 2017, señala Muñoz.

    Y aunque el de consumo y el microcrédito son los préstamos más demandados por sus clientes, en porcentaje, el que más creció fue el inmobiliario. Según el vocero de Cooprogreso, la cartera de préstamos para la vivienda creció un 67%; mientras que el microcrédito y el de consumo crecieron alrededor de 20%.

    Según el informe de Asobanca, el caso de esta cooperativa refleja lo que sucedió en el sector el 2018.

    Aunque es el que tiene menor participación en el pastel (representa el 8% de la cartera bruta), el crédito para la vivienda es el que tuvo tasas más altas de crecimiento. Hasta noviembre se colocaron USD 659 millones; es decir, USD 247 millones más que en el 2017.

    Es decir, los préstamos para la vivienda tuvieron un incremento interanual de 60%.
    A pesar del escenario de menor liquidez que vivió el país el año pasado, otro indicador que las cooperativas mantuvieron estable en el 2018 fue el de la morosidad.  
     
    Según Asobanca, la morosidad se ubicó en 3,8%, esto es 1,4 puntos porcentuales menos que en igual mes del 2017.

    La Cooperativa Jardín Azuayo, cuya matriz está en Cuenca, es la segunda más grande del país con USD 849 millones en activos. La primera es la JEP, que también tiene su sede en Azuay. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    La Cooperativa Jardín Azuayo, cuya matriz está en Cuenca, es la segunda más grande del país con USD 849 millones en activos. La primera es la JEP, que también tiene su sede en Azuay. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • El 55% de los créditos de cooperativas va a consumo

    Redacción Quito

    La cartera bruta de las cooperativas del Ecuador pasó de USD 6 490 millones en octubre del 2017 a 8 471 millones en el mismo mes de este año. Al respecto, el 55% del crédito se destinó para consumo y el 45% para producción, rubro en donde están el crédito a la microempresa, a la vivienda y al comercio.

    La información se desprende del informe que presentó la Asociación de Bancos del Ecuador (Asobanca), este lunes 26 de noviembre del 2018.

    El saldo de las captaciones o depósitos cerró a octubre de este año en USD 8 578 millones, lo que significó un crecimiento anual de 17%. Según las estadísticas los depósitos de las cooperativas fueron por 7 329 millones en octubre del año pasado.

    El documento de Asobanca trae más datos. El total de activos, por ejemplo, alcanzó USD 11 182 millones, contrastando a lo obtenido en octubre de 2017 (USD 9 406 millones). En términos anuales esta cuenta creció en 18,9%.

    También se informa que la liquidez y la solvencia bajaron. El primer indicador fue de 19,7% para octubre de 2018; decreció en 4,9% con relación al mismo mes del año anterior. La solvencia bajó del 18,3% al 17,2%.

    La utilidad neta pasó de USD 86 millones a 137 millones. Además la morosidad bajó del 5,38% al 3,74% entre octubre del 2017 y de este año.

    La moneda estadounidense también perdió terreno frente al franco suizo. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
    La moneda estadounidense también perdió terreno frente al franco suizo. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
  • Promueve el sentido cooperativo entre la población indígena

    Cristina Marquez

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    La pobreza, los abusos de los chulqueros y la segregación que vivían los migrantes de las comunidades indígenas en las ciudades marcaron la juventud de Pedro Khipo. Él se propuso desde temprana edad reivindicar a su gente y promover un mecanismo de desarrollo comunitario.

    Khipo es el fundador y gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Fernando Daquilema, una entidad que agrupa a 93 000 socios, la mayoría migrantes. Esta institución tiene una amplia oferta de productos financieros, algunos de ellos, desarrollados especialmente para las personas que trabajan en los mercados.

    Según un estudio que realizó la cooperativa, en estos sitios se concentra gran parte de la población que salió de las comunidades. Ellos se convirtieron en presa fácil de los prestamistas ilegales, quienes cobraban sus deudas hasta con un 20% de interés.

    Para ellos se desarrolló el Daquimóvil, un servicio que les permite hacer depósitos y pagar sus créditos en sus puestos de trabajo. La idea es ofrecer las facilidades que la gente requiere para ahorrar u obtener microcréditos para impulsar sus emprendimientos.

    Ese servicio llegó a más de 20 000 familias y recaudó cerca de USD 81 millones en el 2017. Es la estrategia más eficaz para combatir la presencia de los chulqueros, “Estudiamos cómo actuaban los chulqueros, madrugábamos para ver qué hacían, a qué hora estaban ahí y porqué sus servicios tenían acogida. Notamos que el horario de trabajo de las personas les impedía acudir a una entidad financiera. Además, según los parámetros bancarios, no calificaban para los créditos y eso los volvía vulnerables a los préstamos ilegales”, cuenta Khipo.

    Los servicios de la cooperativa se inspiran en la realidad que Khipo conoció en su juventud. La migración dejó vacíos los pequeños poblados de Cacha, parroquia de Chimborazo. De los casi 12 000 habitantes solo quedaban 3 000 para el año 2005, cuando la entidad empezó a operar.

    Es que la tierra de esa parroquia ya no era productiva, estaba erosionada y no había agua. La manufactura de prendas de vestir, que era la principal actividad económica, decayó debido a la aparición de industrias textiles. La migración se volvió la única opción para los padres de familia.

    Khipo sólo tenía 18 años cuando se involucró en la Federación de Cabildos del Pueblo Puruhá Cacha, donde surgió la idea de asociarse para apoyar el desarrollo conjunto. Pero los primeros intentos de la organización fallaron debido a la falta de conocimiento.

    Los confusos estados de cuenta y los conflictos que surgían en las reuniones, cuando no se entendían los informes financieros de la organización, le incentivaron a estudiar contabilidad y auditoría .

    Al graduarse tomó las riendas de la iniciativa y con el apoyo de otros jóvenes, fundó la cooperativa. Luego se especializó en ingeniería comercial, en la Universidad Estatal de Bolívar.

    “Convencer a la gente de reunir un capital para apoyarnos todos y ser solidarios con los demás, fue la primera tarea. Eso no fue difícil porque en las comunidades hemos sido solidarios siempre, faltaba encaminar esos esfuerzos”.

    Luego surgió la necesidad de difundir la educación financiera en las familias, lograr que la gente empezara a ahorrar y que así accediera a microcréditos para emprender. Además, faltaba acompañamiento profesional a los emprendimientos que ya empezaban a surgir en las ciudades.

    Un 70% de la población de Cacha pertenece a la Iglesia Cristiana Evangélica, por lo que las capillas y centros de reuniones en las comunidades de la población indígena, se convirtieron en sitios clave para difundir la creación de una nueva cooperativa.

    “Las Iglesias se volvieron una fortaleza. Y debido a que nuestra cooperativa se formó con esos valores cristianos, rápidamente nos ganamos la confianza de la gente”.

    Uno de los desafíos que enfrentaron fue la falta de recursos humanos capacitados y con experiencia. Es que en esa época acceder a la educación en las comunidades también era complejo, no sólo por la falta de dinero y la distancia, sino también por la discriminación en las ciudades.

    Khipo recuerda que, para culminar sus estudios, tenía que caminar cerca de tres horas, todos los días, desde Cacha hasta el Instituto Intercultural Jaime Roldós. Su madre, María Pilco, elaboraba y vendía fajas; su padre Miguel Khipo trabajaba en los mercados como cargador.

    El pastor Manuel Huilcarema lo conoce desde su niñez. “Siempre fue una persona responsable y trabajadora. Desde muy joven él creía en la igualdad, en que no hubiera ni ricos ni pobres”.

    Los Datos

    Formación. Ingeniero en contabilidad y auditoría en la Espoch, e ingeniería comercial en la Universidad Estatal de Bolívar.

    Experiencia. Se inició como jefe del Registro Civil en su comunidad. Ha sido gerente de la Cooperativa por 13 años.

    Logros por su gestión, la cooperativa ascendió al puesto 27 en el ranking de la SEPS. Recibió varios galardones en el 2017.

    La empresa Agroalina abrió su planta de producción de alimentos a base de quinua en Tabacundo. Es una de las firmas que aprovechó los incentivos tributarios por estar fuera de Quito. Foto: Archivo / LÍDERES
    La empresa Agroalina abrió su planta de producción de alimentos a base de quinua en Tabacundo. Es una de las firmas que aprovechó los incentivos tributarios por estar fuera de Quito. Foto: Archivo / LÍDERES
  • El crédito de consumo es el 51,4% de la cartera de las cooperativas

    Redacción Quito

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    En el país no hay mayor distinción en los préstamos que dan las cooperativas, si se toma en cuenta el segmento en el que están. Sí podrían diferenciarse por montos, es decir, por su estructura financiera las entidades más grandes pudieran ofrecer créditos más altos, aunque no es la regla.

    Así lo indica Édgar Peñaherrera, gerente general de la Red de Integración Ecuatoriana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Icored), la realidad de la entrega de préstamos por parte de cooperativas en Ecuador.

    En el país, de acuerdo con datos de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur, estas entidades cubren a 200 cantones en todo el país. En ciertos sectores se trata del único eje de intermediación financiera; de hecho, la tasa de ruralidad supera el 75%.

    La cartera que manejó el sector cooperativo, hasta febrero del 2018, fue de USD 8 680 millones. Las operaciones de crédito superan las 1,4 millones.

    En 2017, la entrega de créditos creció en 21,72% en montos, en relación con el año anterior. “El sector cooperativo, a pesar de la situación económica del país, siempre ha estado consciente de la necesidad de recursos que tienen nuestros socios. En esa dinámica no hemos dejado de colocar préstamos”, indica Juan Pablo Guerra, presidente de Ucacsur.

    El crédito de consumo representa el 51,4% de toda la cartera de crédito de las cooperativas; los microcréditos tienen el 37%; el inmobiliario es el 8,9%; y el comercial y educativo está por debajo del 2,7% de la cartera.

    En la Cooperativa Atuntaqui, por ejemplo, se concentran en ofrecer microcréditos de consumo y de vivienda. Su mercado se concentra en Imbabura, aunque tiene tres oficinas en Pichincha.

    En el caso de los microcréditos, entrega hasta USD 40 000 con un plazo de hasta 60 meses; los de consumo en ese mismo monto y plazo, mientras que los hipotecarios incluyen desembolsos de que llegan a USD 100 000 con un plazo de hasta 10 años.

    Ciertas cooperativas, dentro del área de microcrédito, tienen subproductos que pueden estar destinados a la compra de autos, maquinaria, entre otros. Eso lo maneja cada institución.

    La Cooperativa 29 de Octubre tiene tres tipos de microcréditos, cuyos montos mínimos y máximos difieren. En el destinado para minoristas, por ejemplo, lo menos que se puede solicitar son USD 100 y el máximo 1 000, con un plazo de hasta 48 meses.

    También ofrece créditos de consumo, comercial y de vivienda.

    Los primeros tienen montos máximos de desembolso de hasta el 60% y el 80% del sueldo, según el caso; los segundos están destinados a pequeñas y medianas empresas, para capital de trabajo, financiamiento de pasivos y activos fijos; mientras que los hipotecarios son para adquisición, construcción y reparación de vivienda, así como para compra de terreno para construir una casa, con un plazo máximo de hasta 15 años.

    Según Icored, los montos crediticios en las cooperativas son dispersos y no se puede establecer un promedio porque existen entidades en zonas rurales en las que los socios no requieren de montos altos, mientras que en las grandes ciudades la tendencia es siempre a solicitar volúmenes mayores. “En las socias de Icored el promedio en microcrédito bordea USD 5 000”, dice Peñaherrera.

    Las cooperativas, explica, hacen esfuerzos por contribuir a incrementar la inclusión financiera, “por ello las personas de escasos recursos económicos han encontrado en ellas una posibilidad de acceder a los servicios financieros, en ahorro y crédito; buscando generar un emprendimiento para garantizar su sustento”.

    Microempresario es sinónimo de esfuerzo y trabajo

    Agricultores, comerciantes, emprendedores, amas de casa y otros encarnan al microempresario ecuatoriano.

    A este actor de la economía ecuatoriana es fácil encontrarlo en mercados, así como en centros comerciales o en tiendas de barrio. También están en el campo o en pequeños locales establecidos en garajes de casas y desde hace pocos años en las redes sociales.

    La agricultura, la ganadería y la pesca son las principales actividades en las que están los microempresarios. Los datos de la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo señalan que en esas tareas se cuentan alrededor de 1,6 millones de personas.

    Luego está el comercio con unos 893 000 microempresarios y más atrás destaca el sector de la construcción con 395 000, según los datos de la RFD que tienen corte en diciembre del 2017.

    En total, el país tenía hasta el mes señalado 4,1 millones de microempresarios, lo que representa el 51% de la población económicamente activa. Otros datos de la RFD señalan que 6 de cada 10 microempresarios tienen menos de 45 años y que el 60% son hombres y el 40%, mujeres.

    Un ejemplo es Lourdes Zapata. Esta mujer renunció a su trabajo y hace dos años montó su emprendimiento: Polifoamflex, en donde elabora almohadas según los requerimientos de los clientes.

    En su taller ubicado en el sector de La Argelia, en el sur de Quito, Zapata realiza las mezclas de materias primas, que son importadas desde Estados Unidos; las coloca sobre moldes especiales, fabricados especialmente para estos productos. En el proceso de fabricación de las almohadas colaboran ocho personas. El área de trabajo tiene 50 metros cuadrados.

    Zapata es una microempresaria con un trabajo que puede calificarse como estable. Pero no todos los microempresarios generan más de un empleo.

    Wilson Araque, director del Observatorio, dice que entre los microempresarios hay dos grupos: el primero está integrado por personas que de manera individual desarrollaron un pequeño negocio. El segundo grupo es el de pequeños comerciantes o productores que deciden asociarse o crear cooperativas para mejorar sus posibilidades de éxito.

    Araque advierte que en el primer grupo muchas veces están microempresas que incorporan una o dos personas, que por lo general son familiares y no siempre son remunerados. “Estos negocios ofrecen productos baratos porque dentro del costo no incorporan la mano de obra”.

    Según Araque, el no valorar a esos factores tiene un efecto: los precios de sus productos son muy bajos. “La ganancia es mínima, se convierten en negocios de subsistencia y no crecen”.

    En el grupo de los que deciden asociarse, las posibilidades de crecer son mayores, aseguran los expertos. El Consorcio de Lácteos Tungurahua (Conlac-T) está integrado por cinco asociaciones localizadas en Pilahuín, Quero, Baños y Pelileo. Las queseras procesan 2 500 litros diarios para producir 1 500 quesos que es el valor agregado. Fanny Masabanda, gerente del Consorcio, explica que al menos 25 000 litros se venden a grandes industrias.

    El financiamiento también incide. Adriana Amaya, profesora de emprendimiento e innovación de Espae-Espol, señala que en el 2016, un 45% de los encuestados por el estudio Global Entrepreneurship Monitor acudieron al sistema bancario.

    Por lo contrario, el uso de inversionistas informales se incrementó en el 2016 al 33% subiendo tres puntos porcentajes con relación al 2015. “Los recursos propios representan la principal fuente de financiamiento: el 99%”.

    La billetera móvil es el proyecto bandera este año

    La billetera móvil será el nuevo servicio tecnológico, que ofrecerán las cooperativas de ahorro y crédito en el país. Este aplicativo será lanzado hasta mediados del 2018 y está a cargo de la Red Transaccional Cooperativa Conecta.

    El proyecto empezó a mediados del año pasado. Hasta la actualidad, 25 instituciones financieras del sector cooperativo han firmado la carta de intención para ser parte de este nuevo servicio.

    Según el vicepresidente de la Red Conecta, Ramiro Baldeón, no se trata de un servicio relacionado con el dinero electrónico, sino de un aplicativo en el cual el teléfono móvil estará atado a una cuenta de ahorros o corriente.

    Mediante esta alternativa el usuario podrá efectuar transacciones y estará interconectado con la red Conecta (cooperativas de ahorro y crédito) y la red bancaria.

    Baldeón dice que desde el ámbito técnico estarán listos desde el próximo mes, pero es necesario esperar por los temas normativos. Por ello, considera que funcionarán antes de finalizar el primer semestre de este año.

    La intención es que 72 cooperativas del país, entre grandes, medianas y pequeñas, sean parte del proyecto. Es decir, las mismas que están conectadas a la red de cajeros automáticos de Conecta.

    “Hay que esperar un tiempo para que cada institución se vaya sumando al servicio”. La billetera móvil, explica Baldeón, permitirá realizar débitos, cobranzas, transferencias… Es decir, los locales comerciales no necesitarán contar con un aparato para hacerlo como ocurre con las tarjetas de débito.

    Conecta es la administradora de la red de cajeros automáticos y tarjetas de débito de 72 cooperativas de ahorro y crédito ecuatorianas. “Proveemos este servicio que a la vez se interconecta con la red nacional bancaria. Con ello, los socios de estas cooperativas tienen acceso a la totalidad de cajeros automáticos del país”.

    Además, ofrecen una red de compras para que los socios de estas entidades accedan a 19 000 puntos de venta en el Ecuador. Baldeón señala que con las cooperativas de ahorro y crédito ofrecen otros servicios tecnológicos como las transferencias de remesas desde el exterior.

    Además, cuentan con una ventanilla móvil que es utilizada por los operarios de las cooperativas, que van, por ejemplo, a los mercados para recibir ahorros o recaudar el pago de créditos.

    Con esta herramienta tecnológica, dice Baldeón, no hace falta desplazarse a las instituciones financieras, sino que se recauda directamente. A través del teléfono móvil se pueden registrar los depósitos y el funcionario de la cooperativa cuenta con una impresora, que se conecta a través Bluetooth para entregar el recibo.

    Baldeón señala que el propósito del sector cooperativo es generar la inclusión financiera para que cada vez más personas puedan transar en estas instituciones y dejen de lado la informalidad. “En estos objetivos, la tecnología es una herramienta importante”.

    Él dice que la tecnología tiene una gran dispersión entre las diferentes cooperativas y esa diferencia es evidente entre las instituciones grandes y las muy pequeñas. Baldeón añade que Conecta ofrece tecnología de primer nivel en medios de pago y “estamos bastante equiparados al sistema financiero”.

    Otros  detalles

    Los controles internos.  Según Ramiro Baldeón, de la Red Conecta, la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria es estricta en el cumplimiento de estándares tecnológicos de seguridad. Por ello, una de las funciones de Conecta es incentivar a las instituciones cumplan con esas exigencias.

    Las aplicaciones. Las cooperativas como JEP, CREA, Alfonso Jaramillo, Cámara de Comercio de Ambato, entre otras, cuentan con aplicaciones para consultar saldos, efectuar transacciones…

    Foto: Diego Pallero / LÍDERES La Cooperativa Atuntaqui tiene tres oficinas en Quito. Una imagen de una de ellas, en el sector de El Ejido.
    Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    La Cooperativa Atuntaqui tiene tres oficinas en Quito. Una imagen de una de ellas, en el sector de El Ejido.
  • La era digital llega a las cooperativas

    Evelyn Tapia

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    El mecanismo conocido como dinero electrónico (e-money) permite cargar y descargar dinero desde una cuenta que se puede crear en un teléfono celular en menos de 10 minutos. Para usarlo, no se necesita tener Internet ni una cuenta tradicional en una institución financiera. En Ecuador, desde el 2014 hasta octubre de este años se han movido USD 53 millones en transacciones con este medio de pago.

    Este año, las 680 cooperativas que forman parte del sistema financiero de la Economía Popular y Solidaria ecuatoriano asumirán, junto con la banca privada y pública, el reto de administrar este sistema, que hasta ahora es exclusivo del Banco Central del Ecuador.

    Las cooperativas llegan con miras a contribuir al plan económico del Gobierno, de que el uso del efectivo en el Ecuador se reduzca hasta en USD 1 600 millones, en los dos próximos años,
    y de alcanzar al 61% de la población no bancarizada del país.

    Para lograr este segundo objetivo, el Central decidió ceder al sector cooperativo la plataforma en la que ha venido manejando el dinero electrónico desde el 2014, en la que invirtió unos 3,7 millones.

    Verónica Artola, gerenta del Banco Central, explica que mientras la banca privada creará su propia plataforma que estaría lista a inicios del 2018, las entidades de la Economía Popular y Solidaria podrán conectarse a la del Central sin pagar por su uso.

    Esto será posible apenas se modifique el artículo 94 del Código Orgánico Monetario y Financiero, en el que se establece que el dinero electrónico es privativo del Banco Central.
    Édgar Peñaherrera, gerente de Icored, gremio que agrupa a unas 37 cooperativas, explica que en el sector de la Economía Popular y Solidaria hay interés de sumarse a la iniciativa, pero esto se irá dando de manera gradual. Las primeras en sumarse -indica- serían las cooperativas del primer segmento, es decir, las que tienen activos superiores a USD 80 millones.
    “La idea es que las casi 700 cooperativas se integren paulatinamente, para darles a los usuarios este servicio. Esperamos que a fin de año, las 25 cooperativas de este segmento estén conectadas”.

    Llegar a los no bancarizados

    En países de África Subsahariana, el uso de moneda electrónica data del 2003 y desde entonces ha contribuido a impulsar al alza en cifras de inclusión financiera en los países en vías de desarrollo. En esta zona, su administración está a cargo de entidades privadas, como en la mayoría de países que usan dinero electrónico.

    Según un informe del Banco Mundial, entre el 2011 y el 2014 el porcentaje de adultos que tenía una cuenta pasó del 51 % al 62% en los países en vías de desarrollo. “En particular, las cuentas de dinero móvil en África al sur del Sahara están ayudando a ampliar e intensificar rápidamente el acceso a los servicios financieros”, dice el estudio.

    En el Ecuador, el sistema entró a funcionar en el 2014, a cargo del ente regulador, el Banco Central. Sin embargo, luego de tres años de su entrada en vigencia, no se cumplieron las metas proyectadas y el nuevo Gobierno decidió cambiar de estrategia. El Central se había propuesto que el dinero electrónico tenga unas 700 000 cuentas hasta el 2015, pero hasta agosto del 2017 solo se habían abierto alrededor 360 000.

    Según datos del Banco Central, la mayoría de transacciones con dinero electrónico se realizó en Quito y en Guayaquil. Del monto total de USD 53 millones de operaciones registradas desde el 2014, las que se han efectuado en cooperativas alcanzaron hasta agosto USD 2 millones.

    De ahí que el 29 de agosto, el presidente Lenín Moreno dio el visto bueno para que el manejo de este medio de pago deje de estar en manos del Central y pase a ser administrado por la banca privada, la banca pública y por las cooperativas del Sector Financiero Popular y Solidario.

    De cara a este nuevo escenario, la meta principal para las cooperativas es lograr que en los sectores rurales -una población en la que hay una menor penetración de la tecnología- los medios de pago digitales como el dinero electrónico e incluso las tarjetas de débito se comiencen a usar con más frecuencia, dice Marín Bautista, gerente de Financoop, una cooperativa de segundo piso que agrupa a 117 entidades.

    Este segmento del sistema financiero deberá lograr enganchar con este mecanismo a las poblaciones de zonas rurales, en donde las cooperativas tienen su nicho de clientes. “El comportamiento del uso de mecanismos electrónicos en zonas rurales es incipiente. Hay que invertir en educación financiera. Sabemos que el uso de tarjetas y dinero virtual está concentrado en Quito, Guayaquil y Cuenca. En las otras áreas periféricas, el uso es muy menor”, señala Saeteros.

    Pero aunque la penetración de las tecnologías es menor que las áreas urbanas, según datos de la última encuesta de Uso de Tecnología en el Ecuador, del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), el uso de celular en áreas rurales ha ido en aumento en los últimos cinco años. En el 2012, el 36% de la población rural dijo tener un celular activado, y en el 2016, creció a un 44,5%.

    Este escenario alienta al sector cooperativo a apostar por la digitalización con el uso del dinero electrónico y otros medios.

    Marisela Flores, jefa de operaciones de la Cooperativa Atuntaqui, cuenta que a pesar de que la acogida del dinero electrónico no fue alta, como se esperaba, en esta institución apuestan a lo digital.

    Flores indica que este año se sumaron al plan piloto Billetera Electrónica, de Financoop, que consiste en la implementación de un aplicativo que permitirá a los clientes usar, desde un celular, todos los servicios que ofrecen las cooperativas (ver página 13).

    Cooperativas con experiencia en ‘e-money’

    Las cuentas de dinero electrónico que están en la plataforma del Banco Central pasarán a ser administradas por las cooperativas que voluntariamente quieran conectar al sistema, cuando se haya reformado el artículo 94 del Código Orgánico Monetario y Financiero, en el que se establece que la emisión de dinero electrónico es privativa del Central.

    El Gobierno nacional espera que esta modificación se realice antes de que termine el 2017 y cuando esto suceda, cada usuario decidirá a qué cooperativa desea que se traspase su cuenta.

    Pero esto no significa que el ‘e-money’ sea ajeno en el sector de la Economía Popular y Solidaria.

    En el 2014, cuando el dinero electrónico estaba en su fase piloto, ocho cooperativas se sumaron al proyecto: Guamote, Juventud Ecuatoriana Progresista, Coo­progreso, Comercio Limitada, 23 de Julio, Caja de Comercio de Ambato, 29 de Octubre y Santa Rosa. Lo hicieron en calidad de “macroagentes”.

    Los macroagentes son las entidades en las que se pueden hacer cargas y descargas de dinero electrónico, en vista de que el Banco Central no cuenta con ventanillas de atención al público. Otras entidades que son macroagentes son supermercados y farmacias, por ejemplo. Hay unos 5 000 establecimientos.

    Desde el 2014, se han incorporando 110 cooperativas como macroagentes, según el BCE. La Cooperativa Juventud Ecuatoriana Progresista (JEP) es la que más ha transaccionado hasta la fecha con este medio de pago.

    No obstante, los movimientos han sido modestos. Desde el 2015, se han movido USD 2 millones en dinero electrónico, de los cuales casi USD 1,3 millones corresponde a movimientos del 2017.

    Santiago Gualotuña, coordinador general de la Cooperativa Luz del Valle, uno de los macroagentes de dinero electrónico, cuenta que hasta agosto solo se habían realizado 338 transacciones con este medio de pago.

    Para Gualotuña, la transaccionalidad ha sido baja debido a dos factores. “Se requerían receptores de ese dinero, la gente hacía cargas, ¿pero en dónde iba a usar ese dinero para consumirlo? Otro tema es que algunos agentes no se interesaban porque hubo una campaña de desprestigio al sistema y la gente estaba temerosa de sumarse”, dice.

    No obstante, Gualotuña considera que es tiempo de que las cooperativas fortalezcan el flanco digital, en el que la banca les lleva ventaja. El dinero electrónico es una oportunidad, pero hay otras iniciativas privadas.

    Por ejemplo, está el plan de la cooperativa de segundo piso Financoop, que está desarrollando el sistema Billetera Electrónica, con una inversión de USD 200 000. El programa está en su fase piloto, con cuatro cooperativas: Luz del Valle, Riobamba, San Francisco y Atuntaqui.

    Marisela Flores, jefa de operaciones de la Cooperativa Atuntaqui, explica que el sistema permitirá a los clientes usar todos los servicios financieros desde el celular. En noviembre empezarán a difundirlo entre sus clientes.

    “La apertura de la cuenta tendrá un costo mínimo, que se pagará una sola vez.
    “La conexión no es un enchufe inmediato, es progresivo. Esperamos que el próximo año podamos tener 50 cooperativas y en el 2019, unas 150”, añade Marín Bautista, gerente de Financoop.

    La  Economía Popular y Solidaria asume el reto de alcanzar a la población no bancarizada del Ecuador, con la implementación de mecanismos digitales como el dinero electrónico y ‘apps’. Foto: Ingimage
    La Economía Popular y Solidaria asume el reto de alcanzar a la población no bancarizada del Ecuador, con la implementación de mecanismos digitales como el dinero electrónico y ‘apps’. Foto: Ingimage