Cuba iniciará en enero una esperada reforma monetaria, según anunció el presidente Miguel Díaz-Canel, fijando un tipo de cambio único de 24 pesos por dólar, lo que la convierte en la primera devaluación del peso desde la revolución del país en 1959.
Como parte de la reforma monetaria, Cuba unificará las dos monedas en curso que durante décadas han llevado los cubanos en sus bolsillos: el peso cubano (CUP) y el peso convertible (CUC), equivalente al dólar. El CUC se eliminará gradualmente.
“Se han concluido las elaboraciones y análisis correspondientes así como todas las normas jurídicas necesarias, por lo que se considera que están creadas las condiciones que permiten anunciar el inicio de la tarea ordenamiento (reforma monetaria) a partir del 1ro de enero”, explicó Díaz-Canel.
Las monedas en Cuba se han canjeado a varias tarifas: 1 a 1 para empresas estatales, 24 pesos por 1 CUC para el público y otras para empresas mixtas, los salarios en la zona especial de desarrollo de la isla, en Mariel, y las transacciones entre agricultores y los hoteles. Los economistas ven resultados en el largo plazo.
La pandemia de coronavirus está revelando un incremento de la desigualdad en Cuba, debido a que una mayor escasez ha obligado a la mayoría de los ciudadanos a pasar horas en largas filas para comprar productos básicos, mientras los más acomodados los adquieren por Internet.
La llegada de la pandemia ha sumido a Cuba en su peor crisis económica desde la caída en la década de 1990 de la UniónSoviética, su antiguo benefactor, pero la flexibilización económica de las últimas tres décadas significa que no todos los cubanos han sido afectados de la misma manera.
Durante más de un año, los compradores han enfrentado largas filas para obtener productos básicos debido al deterioro de la situación económica de Cuba, en gran parte por la implosión de su aliado socialista Venezuela y las sanciones más estrictas impuestas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Actualmente, la enfermedad ha detenido el turismo, ralentizado las remesas y ha aumentado los costos de transporte de carga.
La escasez se ha generalizado a pesar de la acción decisiva del Gobierno que ha disminuido los nuevos casos de coronavirus a menos de 15 por día.
Gente hace fila para retirar productos, algunos comprados en línea, en medio de las preocupaciones por la propagación del COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, en el centro de La Habana, Cuba. 25 de mayo, 2020. Foto: Reuters
Para contrarrestar las filas, el Estado cubano, que tiene el monopolio de las telecomunicaciones y los servicios minoristas, busca alentar las compras en línea. Sin embargo, muchos cubanos simplemente no pueden pagar el servicio.
«No tengo Internet. No gano el dinero para poder obtener cualquier tipo de comida a través de Internet», dijo José Ángel González, un joven que buscaba en La Habana una tienda sin una fila muy larga. Según el Gobierno, el 40 por ciento de la población no tiene servicio de telefonía celular, y mucho menos Internet.
Reuters estima que se necesitaría el equivalente en moneda local de unos 10 dólares por mes para comprar en línea, en un país donde el salario mensual promedio es equivalente a unos 45 dólares.
Yainelis, una empleada estatal y madre soltera de tres hijos en la oriental provincia de Granma, dijo que tenía problemas para llegar a fin de mes con su salario de unos 500 pesos cubanos.
«Solía tener algunas gallinas en el patio trasero para huevos, pero ahora nos las hemos comido todas», dijo. «Ahora, algunos días, solo es con el arroz de la ración mensual y lentejas», añadió.
Desigualdad
Cuba, dependiente de importaciones, abrió a regañadientes la puerta a los crecientes niveles de desigualdad -un hecho que la revolución cubana de 1959 intentó eliminar- al comenzar a atraer divisas para comprar alimentos y combustible durante la depresión posterior a la era soviética. Antes casi todos los cubanos recibían ingresos relativamente similares.
Gente hace fila para comprar comida en el centro de La Habana, Cuba. Foto: Reuters
La isla caribeña, cuya moneda no tiene valor fuera del país, desarrolló el turismo internacional, se abrió a la inversión extranjera, aprobó algunas pequeñas empresas y alentó a cubanos en el extranjero a visitar y enviar dinero a familiares.
«Recibo dinero de mi hermana en Miami. Su ayuda es un gran alivio en estos días pues hay que buscar mucho por comida», dijo la maestra de la escuela primaria, Imilsis Labrada, mientras hacía fila en una oficina de Western Union en La Habana.
Expertos sobre Cuba estiman que al menos el 40 por ciento de la población recibe remesas del exterior, que en total ascienden a unos pocos miles de millones de dólares anuales, pero que aumentan considerablemente su poder adquisitivo.
Estos cubanos, y los que trabajan en el sector privado más lucrativo, representan la mayoría de los compradores en línea. Mientras, los empleados estatales, el 70 por ciento de la fuerza laboral, no puede pagar el servicio «on line», al menos que también reciban remesas.
Gente hace fila para retirar productos, algunos comprados en línea, en medio de las preocupaciones por la propagación del COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, en el centro de La Habana, Cuba. 25 de mayo, 2020. Foto: Reuters
Nada es perfecto: luciendo en sus prendas el humor y la energía típicos de Cuba, Clandestina, la primera marca de moda independiente de la isla, ha viajado a NuevaYork para ofrecer sus propuestas, fruto de una generación resiliente y con vocación global.
En una tienda ‘pop-up’ (efímera) en Brooklyn, las fundadoras de Clandestina, la cubana Idania Del Río y la española Leire Fernández, cuentan su historia.
“Queremos traer la energía que hay en Cuba y que tenemos en nuestra tienda en La Habana aquí, a Nueva York, y la de un colectivo de creadores que están intentando poner el diseño cubano a nivel global y lo están consiguiendo”, afirma Fernández.
Esa intención se refleja en lemas como “Nada es perfecto”, “Actually, Im in Havana” y “País en construcción” impresos en muchas de las camisetas, faldas y bolsos que Clandestina venderá hasta el 24 de junio en el neoyorquino espacio The Canvas, aunque su ropa recoge la idiosincrasia de la isla también desde otros detalles.
Una camisa con flores hecha a partir de una cortina, una suave chaqueta tipo ‘bomber’ con colchas tejidas -que funciona muy bien entre ‘influencers’, dicen- y otra camisa elaborada con el traje de las brigadas que fumigan mosquitos para prevenir el dengue. “Esta es la fumigueitor”, bromea Fernández.
Uno de los mayores exponentes del cuentapropismo en Cuba, Clandestina es un emprendimiento privado que abrió en 2015, tras dos años de burocracia y en un contexto sociopolítico de cierta apertura, pero que ha crecido “bailando la lambada” y aprendiendo del error para “contar la realidad de la gente de tú a tú”, explica.
Ahora, gracias a mucho trabajo, de buen “timing” y de “mucha gente queriendo cambiar cosas”, la firma emplea a un colectivo de 32 trabajadores en su conocida tienda de La Habana, distribuye por Internet a todo el mundo y también ofrece piezas en un minorista en Miami (EE.UU.).
Pero aterrizar en Nueva York, escaparate del mundo, supone un hito más allá de la expansión de la marca: “Significa que hay una oportunidad para el diseño cubano, para el cubano en general, de decir: Ok, este modelo existe, esta gente lo ha hecho, es posible. Una ventanita de aire fresco, esperanza”, desgrana Del Río.
El colectivo de Clandestina sabe de vicisitudes pero también de “resiliencia”: allí la materia prima procede sobre todo del mercado de segunda mano, ya que el “sector de la moda está deprimido, es inexistente, y no hay tecnología para producir”, dice la diseñadora, que ensalza el valor de artesanías como la costura.
Ante la línea dura del Gobierno de Donald Trump, las fundadoras de Clandestina recuerdan el “primer impacto” del mandatario sobre su negocio: en 2017 perdieron “el 50 % del mercado, porque los turistas americanos eran importantes”. “Siempre buscas de lo malo una oportunidad, y nuestra oportunidad con Trump fue descubrir a nuestra comunidad local”, confiesa, sentada junto a Del Río entre percheros con unas coloridas prendas.
La cofundadora de la marca de moda Clandestina, la cubana Idania Del Río, enseña una prenda. Foto: EFE
En los montes de la provincia de Matanzas, en el este de Cuba, las abejas zumban lejos del peligro que las acecha en otras partes del mundo, tienen una dieta rica en flores silvestres y producen una miel de alta calidad de gran demanda en Europa.
Las alarmas están encendidas: la población de abejas en el planeta está disminuyendo por el cambio climático, la agricultura intensiva, las plagas y los agroquímicos. Pero en la isla caribeña estos polinizadores tienen un paraíso.
Entre la maleza, porque “ la abeja no es de zona urbana ni agrícola, es de monte” , el ingeniero mecánico Rogelio Marcelo Fundora, de 51 años, y su hermano, el maestro Santiago Esteban (54) , tienen 600 colmenas llenas de pequeñas y laboriosas operarias.
Los hermanos abrazaron la apicultura durante la crisis económica de los 90, tras el colapso de la Unión Soviética, país del que llegaban anualmente a la isla miles de toneladas de pesticidas, fertilizantes y herbicidas químicos destinados para la agricultura.
Privada de esos recursos, en parte también por el embargo que le aplica EE.UU., Cuba comenzó a desarrollar los biofertilizantes y los biopesticidas, reduciendo a niveles muy bajos el uso de los agroquímicos, que están diezmando las colonias de abejas en el mundo y contaminan la miel.
“El año pasado obtuvimos 80 toneladas de miel” , cuenta Santiago entre la manigua y detrás de un velo negro que lo protege de las picaduras del enjambre, ahora revuelto por los intrusos que llegaron cerca del colmenar.
Los Fundora son desde 2006 los “reyes” de la apicultura en la isla, con rendimientos de hasta 160kilogramos (kg) de miel por colmena, más del triple del promedio nacional (51 kg) . “No hay milagros, hay mucho trabajo” , y “ un manejo incansable en cuanto a cambio de reina, selección de la abeja, rotación de los panales ” , añade este exprofesor, curtido por el sol y el trabajo.
De sus 21 apiarios, ubicados a decenas de kilómetros (Km) de su finca en el pueblo de Navajas, 140 Km al este de La Habana, extraen una miel, como dicen, “limpia” (libre de agrotóxicos) .
En 2018, Cuba produjo 8 834 toneladas de miel, 1 300 toneladas por encima del plan previsto por la estatal Empresa Apícola Cubana (Apicuba) , una cantidad pequeña si se compara con Argentina, el mayor productor de la región, que superó las 76 000 toneladas en 2017, según la Organización de las Naciones Unidas para los Alimentos (FAO).
Del total cubano, “unas 1 900 toneladas” fueron certificadas como miel orgánica, marcando un “récord” nacional, dijo el jefe de la dirección Técnica y Desarrollo de Apicuba, Dayron Álvarez. Según Álvarez, la meta inmediata de la empresa es alcanzar el récord histórico de 10 200 toneladas de miel, que data de 1983.
El 95% de la miel cubana se exporta y los principales destinos son Alemania, Francia, España, Gran Bretaña y Suiza. “Y estamos trabajando para insertarnos en el mercado chino y en el mercado de Arabia Saudita ” , añadió Álvarez.
Cuba exportó 6 779 toneladas de miel en 2017 por un valor de USD 18 millones, según cifras oficiales. Esto equivale a 2 655 la tonelada.
Apicuba, que tiene el monopolio sobre la comercialización de la miel cubana, paga a los productores un máximo de USD 1000 por tonelada de miel orgánica.
Cuba tiene unos 1 660 apicultores, de los cuales un centenar, incluidos los Fundora, están en proceso para certificar su miel como orgánica.
“Por la tendencia que ha habido a la poca aplicación de productos químicos, pudiera decir que la miel de Cuba es casi toda orgánica” , dijo el biólogo Adolfo Pérez, director del estatal Centro de Investigaciones Apícolas de la isla.
En el campo cubano, sin grandes riesgos ni amenazas, las abejas “gozan de muy buena salud”, afirma Santiago.“No usamos ningún tipo de químicos a la hora de fumigar los apiarios, de chapearlos (desherbar)” , y “no usamos ningún tipo de antibióticos” .
Asegura que con la técnica del “panal trampa” -que atrae a la plaga y protege al resto de la colmena- han logrado “controlar” la varroa destructor, un ácaro convertido en la principal amenaza para la apicultura en el mundo.
Los Fundora llegan al monte a bordo de “ Frankenstein ” , un camión que Rogelio, que es también su mecánico y chofer, mantiene rodando con mucho ingenio.
Los hermanos Fundora se encargan de revisar las colmenas que crecen en zonas casi agrestes. Con diferentes técnicas evitan que las plagas enfermen a los insectos y dañen la miel. Fotos: Yamil Lage / LÍDERES
El Fondo de la OPEP para el Desarrollo Internacional (OFID) contribuirá con un crédito blando de USD 45 millones a la financiación de un proyecto de desarrollo de la energía solar en Cuba, informó la Cancillería de la isla el jueves, 1 de marzo del 2018.
Representantes de Cuba y el Fondo de la OPEP firmaron en Viena un acuerdo de préstamo para contribuir a la modernización y diversificación de la matriz energética cubana, mediante el incremento de la capacidad instalada de fuentes de energía renovables como la energía solar.
El proyecto permitirá aumentar la generación de electricidad y optimizar el sistema eléctrico del país caribeño mediante el uso de sistemas domésticos fotovoltaicos y calentadores solares de agua para uso industrial y doméstico, según explicó el director general de la OFID, Suleiman Jasir Al-Herbish, firmante del acuerdo.
Por su parte, la encargada de negocios interina de la Embajada cubana en Austria, Marieta García, valoró el apoyo y la cooperación recibidos de la OFID durante dos décadas, citada por Cubaminrex, el sitio oficial de la Cancillería de la isla.
La diplomática refirió que en ese periodo se han adoptado 13 acuerdos de préstamo para proyectos de impacto económico-social en los sectores de la agricultura, la rehabilitación de redes eléctricas y de los sistemas de acueducto y alcantarillado y las energías renovables, en varias provincias de Cuba.
Ambas partes manifestaron su «satisfacción» por la «estrecha cooperación» existente entre Cuba y OFID, que comprende también donativos destinados a paliar los daños ocasionados por fuertes huracanes a la isla y para apoyar el trabajo de las misiones médicas cubanas que combatieron la epidemia del Ébola en África.
El Gobierno cubano ha puesto en marcha un programa con el fin de cambiar su matriz energética, de forma que para 2030 el 24 % de la energía de la isla (alrededor de 2.300 megavatios) provenga de fuentes renovables, fundamentalmente de centrales bioeléctricas y parques solares y eólicos.
Entre los proyectos para reforzar el cambio de matriz figuran además la instalación de calentadores solares, la puesta en marcha de módulos solares fotovoltaicos, la sustitución de millones de bombillas tradicionales por luces LED, la venta de cocinas de inducción y el bombeo de agua con energía solar en la agricultura.
El objetivo es ahorrar petróleo para reducir la dependencia energética de ese combustible fósil que la isla recibe principalmente de Venezuela a precios subsidiados mediante un acuerdo de cooperación firmado por los dos países en 2003.
Se estima que en los últimos dos años el suministro de crudo venezolano se ha reducido a unos 55.000 barriles diarios, alrededor de la mitad de sus mejores momentos, debido a la crisis económica en el país suramericano y la caída de los precios del petróleo.
En este momento, según datos oficiales difundidos en diciembre de 2017, las energías renovables aportan 87,5 megavatios al sistema eléctrico nacional, aunque para este año se espera que alcancen los 283.
Ambas partes manifestaron su «satisfacción» por la «estrecha cooperación» existente entre Cuba y OFID. Foto: Twitter Cancillería Cuba
Fruto del histórico deshielo entre EE.UU. y Cuba y varias reformas económicas internas, una nueva clase media con «alto poder adquisitivo» se ha gestado en la isla, dando origen a un «verdadero boom en el sector privado cubano», resalta en un informe The Havana Consulting Group (THCG).
Se trata de una clase media que ha crecido rápidamente y dado una clara muestra de «autonomía económica, gran emprendimiento, poder innovador y una tremenda fuerza para generar riqueza», indica el artículo elaborado por Emilio Morales, presidente del THCG.
Aunque todavía de forma limitada, esta nueva clase media ha logrado en el período 2010-2016 concretar modelos de negocio «muy exitosos y lucrativos», que van desde «paladares» (restaurantes privados) y hoteles para el alquiler de habitaciones hasta salones de belleza, talleres para reparación de teléfonos celulares o venta de calzado.
Los «paladares» se convirtieron en 2016 en la modalidad más lucrativa de negocio, con 1.716 licencias otorgadas y una facturación máxima anual estimada de algo más de 693 millones de CUC (peso convertible cubano equivalente a dólares).
En segundo lugar se situaron los salones de belleza, con 17.837 licencias y una facturación máxima estimada de unos 120 millones de CUC, seguidos del mercado mayorista a distancia y el hospedaje (alquiler de viviendas y habitaciones).
Según el THCG Business Report de junio, los emprendedores cubanos que trabajan en las modalidades citadas y otras autorizadas por cuenta propia «han formado un tejido empresarial muy exitoso».
Sin duda, destaca en el informe Morales, la ayuda económica de los cubanos en el exterior supone un «factor clave» en el desarrollo del naciente sector privado en la isla caribeña, un mercado de bienes y servicios que se estima entre 2.500 y 3.800 millones de CUC anuales.
Especial relevancia alcanza el capítulo de las remesas enviadas por la diáspora cubana, en la actualidad la principal fuente para el sostenimiento del «comercio minorista dolarizado de la isla y su valor total».
Así, entre los años 2009 y 2016, durante el mandato del entonces presidente Barack Obama, los cubanos recibieron USD 21.235 millones en remesas en efectivo, lo que supone un crecimiento del 108,4 %. Solo en 2016, las remesas ascendieron a 3.444 millones de dólares, comparado con los 1.653 millones de dólares en 2009.
También ayudó la apertura económica puesta en marcha por el presidente cubano, Raúl Castro, que «permitió la expansión del sector privado a 201 modalidades en un ambiente de leyes más flexibles».
El informe del THCG apunta que, al cierre de 2016, se reportaban unos «535.000 cubanos trabajando directamente en el sector privado de forma legal por medio de licencias», frente a los 157.371 que lo hacían en el año 2010.
Morales recuerda que, no obstante, los emprendedores sufren numerosas limitaciones por parte de la Administración cubana, como los altos impuestos o la falta de un mercado mayorista para adquirir bienes.
Y es que, como subraya el artículo, el sector estatal cubano ha alcanzado un peso en la economía como nunca había tenido en los 60 años de Gobierno comunista.
De hecho, precisa, las Fuerzas Armadas cubanas «controlan sectores estratégicos»: el 85 % del mercado minorista, el 40 % del sector hotelero, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel y el 27 % de ETECSA (empresa de telecomunicaciones estatal), entro otros.
Resalta también el informe el «crecimiento meteórico» del turismo nacional en los últimos nueve años, con 991.122 cubanos hospedados en 2016.
Starwood se convierte en la primera empresa, con sede en Estados Unidos, en operar en Cuba. Foto: AFP
Cuba ensambló los primeros 3 500 portátiles y 3 583 tabletas en su única fábrica nacional, que funciona desde diciembre de 2016 con tecnología y materia prima chinas y espera producir 50 000 equipos este año, informan hoy medios oficiales de la isla.
Los ordenadores serán destinados a empresas y organismos del Estado y forman parte de la «voluntad del Gobierno cubano de continuar ampliando, en la medida de las posibilidades financieras, la informatización segura de la sociedad», señala una nota de la estatal Agencia Cubana de Noticias. Los equipos se fabricaron con partes y componentes enviados por la empresa china Haier, que firmó con la isla un contrato de transferencia de tecnologías y se ha encargado además del entrenamiento de los operarios cubanos.
La estatal Empresa Industrial para la Informática, las Comunicaciones y la Electrónica (Gedeme), perteneciente al Ministerio de Industrias, y la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) han sido las principales encargadas de poner en marcha y gestionar la nueva industria por la parte cubana.
El jefe del Proyecto de Soluciones Informáticas de Gedeme, Fernando Fernández, explicó que esperan producir 50.000 unidades este año y adelantó que se crean las condiciones para fabricar las pantallas de los dispositivos.
La especialista de Gestión de Calidad, Yolanda Domínguez, aseguró que la línea de producción pasa un «riguroso control» y afirmó que controlan la materia prima desde que toca tierra en Cuba para evitar «insatisfacciones en los clientes».
Gedeme es la encargada del ensamblaje de los equipos y la comercialización en la cadena de tiendas mayoristas del país, mientras que la UCI aporta los sistemas operativos Nova, desarrollado por sus estudiantes, y las aplicaciones informáticas. La empresa china Haier provee toda la tecnología, las materias primas y garantiza los procesos de capacitación e intercambio técnico con los especialistas cubanos.
Según la isla, la moderna línea híbrida de la fábrica cubana puede llegar a producir 120 mil unidades anuales de portátiles de sexta generación.
Las tabletas se ensamblarán en dos modelos de 8 y 10 pulgadas, este último con accesorios y un teclado que permite su conversión a una mini-laptop y manejar capacidades de hasta un Terabyte de información
En 2015, la cifra de ordenadores registrados en Cuba se elevó a 1.071,600, de ellos 546.100 con conexión a internet, de acuerdo con un informe de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) del país caribeño.
Cuba es uno de los países con las tasas de penetración de internet más bajas del mundo.
Como parte de una estrategia para aumentar la conectividad en la isla -una de las asignaturas pendientes de Cuba-, el monopolio estatal de las telecomunicaciones Etecsa inició en julio de 2015 la instalación de zonas wifi públicas, que ya suman más de 1.006 en todo el país y a las que se añadirán otras 180 a lo largo de 2017.
Por muchos años la conexión en los hogares estuvo limitada solo a algunos profesionales, pero la semana pasada Etecsa comenzó la comercialización gradual del servicio en los casas, contratado de momento por 358 clientes que participaron en una prueba piloto que se puso en marcha en La Habana Vieja.
Un recorrido por unA de las calles de La Habana. Foto: EFE
Los fumadores de habanos salvaron al mercado de lujo de un año discreto al desembolsar USD 445 millones en 2016, un 5% más que en 2015.
“En ese mismo período la industria de bienes de lujo ha aumentado un 0%”, resaltó Javier Terres, vicepresidente de Desarrollo de Habanos S.A., la compañía franco-española-cubana que distribuye los puros mas famosos del mundo.
Terres divulgó los resultados durante la apertura del XIX Festival Internacional del Habano, una fiesta de humo azul, con más 2 000 fumadores, expertos y distribuidores de 50 países.
Un habano puede valer decenas de dólares, según su marca, y es quizás el más efímero artículo de lujo: se quema en manos de una hora. Los tabacos son el cuarto producto de exportación de isla socialista, tras los medicamentos, las vacunas, el níquel y el azúcar.
Creada en 1994, en el punto más crítico de la crisis económica cubana tras el colapso soviético, Habanos S.A. maneja el 70% del mercado mundial de puros premium (de lujo), excluyendo a Estados Unidos. Según Terres, los principales mercados del habano en 2016 fueron “España, Francia, China, Alemania, Cuba y Suiza”, que cubrieron un 50% de las ventas.
En el caso de Cuba el consumo está vinculado con el turismo internacional, que el año pasado creció 13%, con cuatro millones de visitantes. EE.UU. es el mayor consumidor de tabacos de lujo en el mundo, pero los habanos no ingresan a ese mercado por cuenta del embargo vigente desde 1962.
Un obrero clasifica puros en una fábrica ubicada en La Habana. Foto: Alejandro Ernesto / EFE
Cuba recibirá en junio al Carnival Paradise, el mayor crucero proveniente de EE.UU que llegará a la isla en su historia, con capacidad para 2.052 pasajeros y procedente de la ciudad de Tampa, informan hoy medios oficiales de la isla.
El navío realizará viajes de cuatro y cinco días que incluirán visitas diurnas y nocturnas a la isla, según un comunicado de Carnival -que ya ha obtenido los permisos del Gobierno cubano para operar con ese buque-, citado por la estatal Agencia Cubana de Noticias.
Carnival hizo historia el pasado mayo al convertirse en la primera compañía de cruceros de EE.UU. en llegar a La Habana con su línea Fathom, un viaje inaugural que estuvo envuelto en polémica y provocó que el Gobierno cubano levantara parcialmente la prohibición a los viajes de sus ciudadanos por vía marítima.
«Estamos complacidos de que se nos haya aprobado nuevamente viajar a Cuba. En esta ocasión es para nuestra marca homónima, la Línea de Cruceros Carnival», dijo en el comunicado el consejero delegado de Carnival Corporation, Arnold Donald.
Donald agregó que esta «icónica marca» ha transportado a 10 millones de pasajeros en más de 40 años y subrayó que la experiencia ganada al ser los primeros en navegar desde EE.UU a la isla en décadas, será «invaluable» para garantizar a sus viajeros unas gratas vacaciones en uno de los destinos más deseados del Caribe.
El CEO de Carnival aseguró que se mantienen «optimistas» sobre la posibilidad de que el Gobierno cubano conceda licencias a otras líneas de la empresa.
Este año también ha llegado a La Habana el crucero Pearl Mist, de la compañía Pearl Seas, la segunda línea de navíos estadounidense en conectar a los dos países, que iniciaron en 2014 un «deshielo» materializado en julio de 2015 con la reapertura formal de embajadas tras más de medio siglo de enemistad.
Según cifras oficiales, 284.937 estadounidenses visitaron Cuba en 2016, para un aumento del 74 % con respecto del año anterior.
Aunque continúa vigente la prohibición a los viajes a Cuba para los ciudadanos de EE.UU., estos pueden llegar a la isla bajo doce categorías autorizadas que incluyen los «viajes educacionales para el intercambio pueblo a pueblo».
Según cálculos de analistas, cuando los estadounidenses puedan viajar a Cuba como turistas, podrían llegar en un primer momento hasta dos millones de viajeros al año, cifra que podría alcanzar los cinco millones a medio plazo.
En 2016 Cuba recibió por primera vez en su historia a 4 millones de turistas en 2016, récord que representó un crecimiento del 14,5 por ciento, y para el año en curso proyecta subir el número de visitantes hasta 4,2 millones.
A esta alza contribuyó el restablecimiento de los vuelos regulares entre ambas naciones, uno de los acuerdos más importantes en la nueva etapa de normalización bilateral, que abre la posibilidad de realizar más de 110 operaciones diarias.
El CEO de Carnival aseguró que se mantienen «optimistas» sobre la posibilidad de que el Gobierno cubano conceda licencias a otras líneas de la empresa. Foto: Internet
Los ingresos de Cuba por turismo superaron los USD 1 200 millones durante el primer semestre del año, con un aumento del 15 por ciento respecto al mismo periodo de 2015, informaron este viernes 11 de noviembre medios locales.
Durante los primeros seis meses del año 2,1 millones de turistas visitaron Cuba lo que significa un crecimiento del 11,7 por ciento con respecto a similar periodo del año pasado, señaló la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Canadá se mantiene en el primer lugar de los países con mayor emisión de turistas a la isla, aunque sufrió una reducción del 3,3 por ciento. Le sigue en la lista de mercados, la comunidad cubana en el exterior y Estados Unidos, que presentan un crecimiento del 79,7 por ciento. Los ciudadanos estadounidenses no pueden visitar la isla como turistas por restricciones de Washington a sus ciudadanos por lo que suelen viajar acogiéndose a 12 permisos especiales como los viajes culturales, religiosos o académicos.
Los mayores ingresos del sector turístico vinieron de la gastronomía seguido de las actividades recreativas, alojamiento y transporte según los datos de las entidades estatales adscritas al ministerio del Turismo. El turismo es uno de los sectores más importantes de la economía cubana.
En 2015 la isla recibió ingresos de USD 2 800 millones, significando la segunda fuente de ingresos tras la venta de servicios profesionales en el exterior. El ministerio del Turismo tiene pronosticado que el año 2016 cierre con la cifra de 3,7 millones de visitantes a la isla.
Ante el crecimiento del turismo, las autoridades cubanas tiene previsto la construcción de más de 100 mil nuevas habitaciones hasta el año 2030.
Un auto clásico pasa por una calle en La Habana (Cuba). Foto: EFE