La economía y la política han marcado la evolución del emprendedor ecuatoriano en los pasados 20 años. En la década de 1990 estos soñadores enfrentaban dificultades para encontrar recursos económicos, buscaban oportunidades en sectores como la tecnología o la agricultura y se enfocaban en el mercado local.
Los emprendedores eran universitarios o jóvenes profesionales con edades comprendidas principalmente entre los 17 y los 32 años; 8 de cada 10 decidían emprender en la ciudad en la que vivían. Los hombres eran mayoría y la actividad emprendedora era vista como un último recurso.
El emprendedor desarrolló su actividad soportando crisis políticas y económicas que lo han hecho madurar, dice Gary Flor, coordinador del Centro de Emprendimiento (Cesek).
Para Wilson Araque, director del Observatorio de la Pequeña y Mediana Industria de la Universidad Andina Simón Bolívar, el emprendedor ecuatoriano ha transitado en tres momentos. En el primero (1997-2002), predominaron emprendimientos de emergencia para la subsistencia familiar. “Muchos emprendedores –en un escenario de crisis económica, congelamiento de fondos financieros y de cambio de moneda-, si no migraron al exterior desarrollaron actividades que lo que buscaban era generar un ingreso para subsistir”. La innovación no era una prioridad.
En esa etapa predominaron actividades de carácter comercial. “Entre 1997 y 1999, las tasas de interés llegaron incluso a niveles mayores al 100% y más que emprendimiento lo que esto estimulaba era a la especulación financiera”. Por eso, añade Araque quienes tenían ahorros preferían hacer inversiones financieras antes que emprender.
Por su parte, Flor recuerda que las iniciativas de esa época priorizaban el precio en lugar de la calidad, el servicio era visto como un costo y no se tenía clara la fórmula de la productividad. Aún así hubo emprendedores que apostaron por sectores específicos y que demandaban una mayor especialidad. Así lo recuerda Ernesto Kruger, fundador de Kruger Labs. Él comenta que la década de 1990 Ecuador tuvo grandes iniciativas en tecnología para el sector financiero. “También hubo propuestas en sectores como la construcción y la agroindustria”.
Araque añade que entre 2003 y 2010 se dio un segundo momento, una vez que la economía se estabilizó por influencia de la dolarización, las tasas de interés se ubicaron por debajo del 10%. “Esto motivó, a que los ahorristas empiecen a ver al emprendimiento como una opción de inversión con fines productivos”. Así empezaba una nueva era.
Los emprendedores eran universitarios o jóvenes profesionales con edades comprendidas principalmente entre los 17 y los 32 años; 8 de cada 10 decidían emprender en la ciudad en la que vivían. Foto: Líderes
Drink Me nació hace cuatro años, cuando la familia Guadalupe Flores decidió cambiar sus hábitos alimenticios.
Karina Flores recuerda que cuando se embarazó de su primer hijo sintió la necesidad de nutrirse adecuadamente, pero no toleraba las verduras. Así que tomaba jugos con alimentos como la sábila, naranja o alfalfa, que vendían en la calle. Pero se intoxicó.
Por eso, su esposo Danilo Guadalupe empezó a prepararle jugos con frutas y verduras. Luego, buscaron la ayuda de una nutricionista para que les recomendara verduras que tuvieran ácido fólico, que es una vitamina fundamental para el desarrollo de los bebés.
Flores continuó con los jugos, luego del embarazo y notó cambios en su digestión y también el sistema inmune se fortaleció.
En el 2016 decidieron ofrecer las bebidas a sus amigos y familiares. También las introdujeron en una cafetería que abrieron llamada Drink Me, como los jugos. “Era importante tener un negocio para compartir tiempo en familia”.
La pareja empezó a investigar sobre las propiedades de los alimentos y sobre cómo mejorar el sabor y la duración de los productos naturales sin utilizar conservantes ni preservantes.
Los emprendedores descubrieron que en EE.UU. vendían una máquina llamada cold press (presión en frío), que permite obtener el zumo del producto sin que pierda sus nutrientes y de esa forma también se conserva el sabor y el olor de la fruta o verdura.
Flores señaló que se valieron de sus familiares, que viajaban a EE.UU., para adquirir las máquinas y utensilios en los que han invertido alrededor de USD 5 000.
La cafetería dejó de operar. Ahora, los jugos se preparan en la vivienda de la pareja y se entregan a domicilio cada mañana en casas, gimnasios e instituciones.
La jornada de trabajo se inicia antes de las 06:00 porque los jugos se preparan y envasan al instante, según las necesidades del cliente.
Ellos hacen entregas diarias ya sea de un jugo o también paquetes para su clientela. Uno de sus productos es el de desintoxicación para un día, que incluye seis jugos de distintos sabores, dos bebidas pequeñas (shot) con el sabor concentrado del jengibre, limón y manzana, que sirven para alcalinizar y energizar el cuerpo, y un sobre de té. Los paquetes se pueden consumir por tres y cinco días más.
Guadalupe señaló que a diario se preparan 85 bebidas con nutrientes que ayudan al cuerpo a recuperar energía, desintoxicarse, alimentarse e hidratarse. “Nuestros clientes, por lo general, son personas jóvenes, que buscan mejorar el sistema digestivo, adelgazar o impulsar su salud”.
Flores señaló que para darle una orientación al cliente sobre cómo llevar un estilo de vida sano, está cursando una especialización en alimentación saludable.
Sin embargo, ella afirmó que recomienda a los consumidores consultar antes al médico sobre el tipo de jugo que deben tomar. “Les decimos que no somos médicos y que si tienen enfermedades como la hipertensión o la diabetes es importante que lo hablen primero con el doctor”.
Luego de la desintoxicación, la pareja crea un plan de alimentación saludable para el cliente. La presentadora de televisión Evelyn Celi los consume a diario. Ella señala que conoció el producto a través de las redes sociales y que le han ayudado como un complemento nutricional.
Flores explica que también se comercializan productos como la leche de almendras normal o saborizada con chocolate orgánico, que pueden consumir los niños y adultos con ciertas intolerancias.
Danilo Guadalupe y Karina Flores son los encargados de hacer más de siete tipos jugos, que combinan frutas con verduras y que ayudan desintoxicar y fortalecer el sistema inmune. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
A Víctor Galarza siempre le interesó la posibilidad de medir las emociones de los consumidores. Desde que trabajó como ejecutivo en una aerolínea regional, este emprendedor ecuatoriano estuvo enfocado en medir las sensaciones de las personas cuando compran un bien o reciben un servicio.
Con esa ‘semilla’ en su mente tuvo un primer emprendimiento con uno de sus hermanos. Fue una consultora que consiguió algunos contratos, arrendó una oficina, pero que al final no superó el valle de la muerte que deben atravesar los emprendimientos para ser sostenibles y rentables.
Pero Galarza no desmayó en sus intentos y hace un año y medio volvió a la cancha de los emprendedores, no sin antes capacitarse en Perú sobre neuromarketing.
En el país vecino aprendió el manejo de equipos biométricos, que permiten hacer mediciones en la mente de los consumidores. Así empezó VHG5, en octubre del 2014, hace tres años. Los equipos son suecos y para su compra se invirtieron USD 43 000.
Para arrancar Galarza se asoció con su pareja Sophia Tapia, gastrónoma de profesión quien también tenía en mente emprender su propio negocio.
VHG5 tiene su base de operaciones en Quito. Esta consultora creó el concepto de la ‘neurocreatividad’, en el que se combinan las ventas, el marketing y la creatividad. “A nuestros clientes les explicamos cómo funciona el cerebro ante los estímulos externos de un producto y les sugerimos incorporar los resultados de la medición al discurso de ventas que tienen las empresas”, dicen Galarza y Tapia, mientras enseñan los equipos y el software que utilizan en las mediciones.
Los términos técnicos predominan en el servicio de este negocio. Pero en términos sencillos significa que al ver un producto con cientos de características, VHG5 trabaja para resaltar los beneficios de ese producto. “Ayudamos a que las empresas expliquen a sus clientes los beneficios de sus productos o servicios”.
Entre los clientes de este emprendimiento se encuentran empresas en sectores como el automotor, el farmacéutico, el agropecuario. También ofrecen servicios a universidades, empresas de seguros y cooperativas de ahorro.
Soraya Peñaherrera, representante de la cooperativa Cacpeco, que tiene su matriz en Latacunga (Cotopaxi), cuenta que trabajan con VHG5 en un proyecto con el personal de Negocios. La meta, dice esta ejecutiva, es mejorar las competencias comerciales. “Hasta el momento ha concluido con satisfacción dos etapas del mismo”, dice Peñaherrera.
La vocera de Cacpeco califica a Galarza y Tapia como un equipo muy profesional que le pone todo el entusiasmo para que las cosas salgan bien. “Los servicios de neuromarketing son prácticos y de fácil aplicación hasta ahora. Nos han parecido diferentes a lo que ofertan otros consultores”. Geraldine Araujo, Subgerente General de Consermin, también da buenas referencias de VHG5. “Víctor y Sophia son un equipo dinámico y eso se siente en su profesionalismo y en sus servicios. Según Araujo las técnicas utilizadas son muy interesantes e innovadoras.
“Recomiendo sus interesantes y diferentes servicios en temas organizacionales. Sus capacitaciones son geniales y muy practicas, y son amantes de la tecnología, lo cual les ayuda a comunicarse perfectamente”
Víctor Galarza y Sophia Tapia son los fundadores de VHG5, un negocio que se basa en el neuromarketing. Foto: Armando Prado / LÍDERES
De un problema pueden surgir grandes ideas. Esto lo puso en marcha María Grazia Borja, la propietaria de Lolita Pastry Gluten Free.
Su emprendimiento produce pan, pasteles, pastas, cup cakes, entre otros productos de panadería y pastelería libres del gluten del trigo, avena, cebada y centeno.
La iniciativa nació luego que a la madre de esta empresaria le detectaron enfermedad celíaca, es decir, intolerancia al gluten. Gracias a su formación en gastronomía ella comenzó una investigación, que se extendió a lo largo de dos años, para la producción de masas que pudieran reemplazar los alimentos que se hacen con trigo y cereales similares.
Grazia hizo diferentes pruebas hasta dar con la receta indicada. Invirtió USD 10 000 en la compra de equipo e implementación de procesos y desde hace un año comenzó con la comercialización de su oferta panadera y pastelera.
Lolita Pastry Gluten Free tiene una tienda virtual. Los pedidos se hacen a través de la página web (www.lolitaglutenfree.com) o redes sociales. Los clientes pueden recoger el producto en el taller del negocio o solicitar que se lo entreguen en cualquier punto de Quito.
El único detalle a tomar en cuenta es que los pedidos deben hacerse con 24 horas de anticipación.
Para los consumidores, el producto se ha convertido en una bendición. Este es el caso de Gabriela Otatti, quien es cliente desde que empezó el negocio.
Ella también sufre intolerancia al gluten y le era complicado acceder a productos como pan y galletas que no le produjeran un impacto en su salud. Sin embargo, cuando conoció la oferta de Lolita Pastry Gluten Free quedó encantada porque volvió a disfrutar de tostadas en el desayuno.
“Son productos con muy buen sabor, De la oferta de este negocio me gustan mucho las galletas tipo chocochips, los ‘muffins’ de zanahoria y el pan”, manifiesta.
Este último producto tiene una característica particular. Se lo puede congelar y cuando se lo quiera utilizar se lo saca de la nevera, se lo calienta con un poco de mantequilla o queso y queda listo para poder ingerirlo.
Los productos son para el consumo de cualquier persona, incluso de aquellos que no tienen enfermedad celíaca pero que quieren alimentos sin gluten.
Grazia explica que su producción requiere de precisión y cuidado milimétrico. Por ello en el negocio se cuida que todos los proveedores ofrezcan también insumos, como el chocolate, libres de trazas de gluten.
La Asociación Ecuatoriana de Enfermedades Digestivas indica que la enfermedad celíaca se produce cuando al momento de ingerir productos con gluten el sistema inmune agrede a la sustancia y se afecta el intestino. De ahí el cuidado que pone Grazia en toda la preparación. Tomando en cuenta las limitaciones alimentarias que enfrentan las personas celíacas ha desarrollado nuevos productos que incluyen mermeladas, galletas, pre pizzas e, incluso, productos estacionales como las guaguas de pan, la rosca de reyes, etc.
La emprendedora tiene nuevos planes. Quisiera abrir una tienda física para comercializar sus productos en Quito y en Guayaquil. La idea es que la gente pueda comprar sus productos cuando quiera y vivir la experiencia de la compra. Hoy tiene clientes en diferentes ciudades del país y la oferta sigue creciendo. Otro objetivo del negocio es poder industrializar. Ahora la empresa brinda un plus para sus clientes que implica la decoración de las mesas de dulces cuando, por ejemplo, se hacen pedidos para una fiesta infantil.
María Grazia Borja es la propietaria de Lolita Pastry Gluten Free. Su centro de operaciones está en el norte de Quito, cerca al parque metropolitano Guangüiltagua. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
Al principio era un hobbie, como tantas oportunidades de negocio en la vida. Cristian Sáenz usaba aplicaciones para contactar viajeros y darles hospedaje en su casa en Guayaquil.
Además tenía dos bicicletas y en cierta ocasión ofreció un recorrido a la ciudad a una turista alemana. Ella quiso darle propina, pero él se negó. Entonces la mujer le insistió: había estado en Colombia y Perú, y aquella era la primera vez que experimentaba el turismo de esa manera. Sáenz lo pensó y lo convirtió en negocio.
Así el 23 de mayo de 2016 creó Iguana Bikes Tours, un emprendimiento que ofrece ciclopaseos turísticos por Guayaquil. Su intención es que la persona entre en contacto con la naturaleza, los habitantes de la ciudad y sus costumbres, con la historia que está tras muros y parques. De allí también el nombre: “La iguana es un animal que nos representa y es llamativo para los extranjeros”.
Los paseos guiados tienen un costo de USD 25 por persona y USD 30 si se solicita la opción Iguana Extrema, que incluye canopy. El usuario tiene derecho a la bicicleta, el casco, el guía, ‘snacks’, herramientas y un botiquín de primeros auxilios.
Los viajes están distribuidos por toda la ciudad, en sus zonas norte, centro y sur; con paseos especiales por zonas históricas, gastronómicas y de vida animal.
Actualmente cuenta con una decena de bicicletas. Cada mes pueden atender entre 35 y 40 turistas; los días jueves, viernes y sábado son los más solicitados.
A Iguana Bikes Tours lo contactan a través de las redes sociales. Los clientes son, en su mayoría, turistas de Estados Unidos, Alemania, España y Francia.
“Casi todas las personas que solicitan el servicio son las que usan la bicicleta como medio de transporte en sus países. No se acostumbran a estar dentro de un carro”, dice Sáenz, que también es subdirector de Deportes de la Cámara de Turismo del Guayas.
El emprendimiento le genera entre USD 1 000 y 2 500 mensuales. “No es mucho”, dice; sin embargo le apasiona porque fusiona historia, cultura y naturaleza, con una visión ecológica. Una pasión que le ha traído apoyo.
El año pasado esta iniciativa fue una de las cinco ganadoras del concurso municipal Guayaquil Emprende y recibió USD 2 000, con lo que se pudo inyectar capital al negocio. Actualmente no tienen sede, son un servicio que llaman exprés; sin embargo para los próximos meses tendrán lista su página web, con toda la información sobre las rutas turísticas, videos de los participantes e información sobre la ciudad.
“Iguana Bikes Tours es ecoamigable, saludable y tiene un impacto visual en la comunidad, damos el mensaje de que se puede disfrutar de la ciudad en bicicleta. Sin embargo, Guayaquil es una ciudad que aún está en pañales en cuanto al uso de ciclovías. Trabajar en pro de ello es parte de mi objetivo”.
Sáenz tiene tiempo buscando las herramientas para fortalecer su emprendimiento. Actualmente está en Portland, ciudad de Oregon en Estados Unidos.
Está allá gracias al programa Young Leaders of the Americas Initiative (YLAI) que beca a 250 emprendedores de América Latina y el Caribe y les ofrece entrenamiento para que puedan desarrollar con éxito sus proyectos.
“Cuando regrese mi intención es tener un acercamiento con el Ministerio de Turismo y con el Municipio para ver qué se puede mejorar”, dice Sáenz.
En el corto plazo, su intención es ofrecer más plazas de trabajo y para los años siguientes su intención es lograr que Guayaquil tenga la primera red de ciclovía.
Cristian Sáenz y Diana Tapia son los fundadores de este emprendimiento que opera en Guayaquil. Cortesía y Joffre Flores / LÍDERES
Cómo enfrentar el fracaso y aprovecharlo para alcanzar el éxito fue el tema central del conversatorio organizado por la revista Líderes y la incubadora de emprendimientos Impaqto: La Noche del Fracaso.
Este encuentro es parte de las celebraciones por los 20 años de la revista especializada, que pertenece a Grupo El Comercio.
En la cita, emprendedores y empresarios compartieron sus experiencias de fracaso, que les ha permitido liderar proyectos exitosos. Tal es el caso de Martín Jara del portal de comercio electrónico Yaesta.com que vio en el fracaso una oportunidad para aprender y, hoy en día, en su sitio web cuenta con más de 10 000 productos.
Reconocer el fracaso, dar la vuelta a la página y empezar de nuevo son estrategias que recomienda Maca Lara, CEO de Kipus, quien tuvo que hacerlo en su primer emprendimiento Vider.
El mundo del periodismo también está lleno de errores y rectificaciones, así lo reconoció Pedro Maldonado, editor de revista Líderes, quien compartió anécdotas laborales, las cuales se pudieron superar gracias a la pasión por el oficio.
En el conversatorio también participaron David Marín, analista y Jackie Arango, gerente de innovación de Bancolombia.
El semanario Líderes y la incubadora de emprendimientos Impaqto en La Noche del Fracaso .Foto: Diego Pallero / LÌDERES
En la búsqueda de un emprendimiento estable que prospere con éxito, los socios Juan Carlos Rivadeneira, Juan Miranda y Guillermo Conosea idearon la manera de facilitar la contratación de maestros de obra y, además, asegurar la calidad de los trabajos.
Según Rivadeneira, desde hace mucho tiempo, se había dado cuenta que la informalidad en la que trabajaban los maestros de obra era un gran problema para quienes requerían sus servicios.
“La informalidad conlleva un sinnúmero de problemas para los clientes; por ejemplo, los precios son inestables, no hay garantía del servicio, no hay un espacio para quejas. En fin, todo esto tratamos de solucionar”, comenta.
De esta manera, los socios decidieron crear una plataforma web en la que los clientes puedan realizar sus pedidos de diferentes servicios, como plomería, pintura, entre otros, y así nació lo que denominaron Aló Maestro.
El proceso de creación de implementación la tecnología necesaria y la creación de la red de servicios duró tres meses y necesitó una inversión de USD 80 000.
Además, según los emprendedores, uno de los obstáculos más difíciles que enfrentaron fue hacer las alianzas con los maestros que formarían parte del equipo.
Sin embargo, en la actualidad, el grupo Aló Maestro cuenta con 15 maestros de obra; quienes han tenido que pasar por un riguroso proceso de selección, que incluyó tanto pruebas técnicas y psicológicas, para asegurar que el servicio que prestarían esté de acuerdo con los estándares de calidad.
Según Rivadeneira, esta plataforma web ha sido beneficiosa para los maestros que forman parte del grupo, ya que cuando trabajaban informalmente, había épocas que no podían laborar. No obstante, al formar parte de Aló Maestro, cuentan con obras que realizar a diario.
El proceso para realizar un pedido de servicio en Alomaestro.com es muy sencillo. En primer lugar, se realiza una cotización preliminar seleccionando el tipo de servicio que se requiere, para qué tipo de área se necesita dicho servicio y otros datos generales.
Después, un técnico se contacta con el cliente para dar una cotización preliminar y agendar una cita para una inspección del lugar, totalmente gratuita.
De esta manera, cuando el cliente ya conoce el precio final y el tiempo que se necesita, decide si aceptar el servicio o no.
Además, es importante señalar que el trabajo que realizan los maestros es monitoreado por supervisores de calidad, los mismo que mantienen contacto con los clientes. Asimismo, al final de cada obra, el cliente tiene la oportunidad de calificar el servicio que ha recibido. Estas puntuaciones son tomadas en cuenta para poder realizar mejoras y saber el nivel de satisfacción que tienen los clientes de este nuevo servicio.
Según los socios, la aceptación del servicio de la plataforma web ha sido muy grande y los clientes se han hecho presentes desde los primeros días de operación. Esto ha llevado a que el emprendimiento, en los tres meses que lleva oficialmente en funcionamiento, facture una cantidad mensual aproximada de USD 10 000.
Juan Carlos Rivadeneira y Juan Miranda son dos de los tres socios de Alomaestro.com, portal web dirigido a servicios de mantenimiento. Foto: Cortesía
Las semillas de los aguacates, consideradas para muchas personas como desechos, adquieren un valor adicional en las manos de Ann Formeller, propietaria de Avocado Seed Jewelry.
Desde hace cuatro años, esta mujer de doble nacionalidad: estadounidense y ecuatoriana diseña con estos productos collares, aretes, pulseras, dijes y llaveros.
La inversión inicial para este emprendimiento fue de USD 500. Se invirtió principalmente en herramientas y materiales extras, porque las semillas de aguacate casi no le representan costos.
La materia prima para elaborar este tipo de joyería se obtiene, mientras Formeller, de 56 años, prepara recetas que incluyen este fruto típico de las zonas cálidas de Ecuador. Ella hace guacamole, ensaladas y otras preparaciones, pero jamás desecha las semillas. Incluso acepta las pepas que le obsequian sus vecinos, propietarios de restaurantes y amigos.
En estas semillas frescas, Formeller realiza cortes con una navaja. Estos pedazos conservan, en parte, la forma natural de las pepas. Tras este procedimiento que se realiza antes de que la materia prima se seque, se obtienen figuras en formas de corazones, gotas, círculos, óvalos, triángulos, cuadrados, medias lunas y más. Y de ahí se arma de paciencia.
Para poder manipular las piezas talladas en las semillas de aguacate, esta artesana debe esperar al menos cinco meses. Transcurrido este tiempo las pequeñas figuras se vuelven rígidas y tienen una textura parecida a la madera.
Sobre estos pedazos de semillas de aguacate, Formeller talla con un aparato especial motivos alusivos a las culturas indígenas ecuatorianas, animales de las Islas Galápagos, flores. Estos dibujos son pintados y, luego se coloca una capa de barniz no tóxico para proteger el diseño de la pieza.
Para darle el toque final a estas joyas se incluye cintas, cuero, piezas metálicas bañadas en plata y otros materiales para que sus diseños sean funcionales para sus consumidoras. Además, esta bisutería hecha, principalmente, con materia orgánica, va dentro de una caja elaborada con otra fibra natural: la cabuya.
La encargada de hacer las envolturas para estas joyas es Cecilia Pérez, de 50 años. Esta artesa hace estos paquetes en formas de caja y de sobre para complementar así el trabajo de Formeller. Estos productos se hacen totalmente a mano. Para esto se usa la fibra natural, resinas y gomas biodegradables. El costo de estas se incluye en el precio final de la bisutería. En el proceso de elaboración de los diseños de Avocado Seed Jewelry participan en total cinco personas, incluido un joyero.
Esta bisutería se entrega bajo pedido, pero también los clientes pueden encontrar las piezas de Avocado Seed Jewelry en ferias artesanales, en Casa Raíz, ubicada en Rumihuaico, en Tumbaco; en la Fundación Conservación y Desarrollo, en el sector de La Concepción; en tiendas del aeropuerto Mariscal Sucre, en Tababela; y en Angelique Galería, en Santa Cruz, en las Islas Galápagos.
Aparte las personas interesadas pueden adquirir estas joyas en el taller de Formeller, ubicado en las calles Gonzalo de Vera, casa 574 y Gonzalo Díaz de Pineda, en la parroquia de Tumbaco.
Los diseños de Avocado Seed Jewelry son minimalistas. En estos priman los tonos marrones. Pero también se dispone de motivos que son réplicas en miniatura de los aguacates. Los costos de estas piezas van entre USD 2 y 45,90.
En Santa Cruz-Galápagos, los diseños de Formeller han tenido gran acogida. Los turistas aprecian que estas joyas tengan motivos alusivos a las islas y además que en estas se emplee material reciclado, comenta Angelique Darling, propietaria de la tienda Angelique Galería. “Son piezas son muy lindas y originales. La gente valora la creatividad”.
Por las características de estos productos, en esta zona turística las personas han pagado, sin problema, entre USD 12 y 18 por un juego hecho con semillas.
El trabajo que ha realizado Formeller en este tiempo le ha permitido facturar alrededor de USD 1 000. Pero tiene expectativa por abrir nuevos mercados o adquirir un local propio en una zona con alto tránsito de turistas nacionales y extranjeros como por ejemplo, la terminal aérea de Quito.
Formeller rescata que a diferencia de la joyería tradicional, en la elaboración de los diseños de Avocado Seed Jewelry la materia prima se obtiene de manera natural. En este emprendimiento no se trabaja en minas ni en condiciones precarias.
Para darle forma a la bisutería, después de degustar este fruto en alguna comida, a las semillas de aguacate solo se les retira los restos del fruto y se remueve una cáscara oscura que recubre la pepa para empezar a hacer los cortes en este producto. Esto es lo único que ella desecha. La cobertura del exterior también la conserva para hacer papel para tarjetería.
El proceso de elaboración de joyas con semillas es relativamente fácil, por eso esta artista que aún mantiene su acento extranjero no tiene complicaciones para enseñar a otras personas su técnica. Para ella el idioma no es una limitación. Formeller vive ya en el país desde hace más de 20 años y su español es fluido.
Los talleres se realizan en su vivienda ubicada en Tumbaco. Los horarios se establecen en acuerdo con las interesadas. Cada hora de curso cuesta USD 5. Además, la artesana proporciona los materiales básicos. El tiempo de aprendizaje depende de cada persona. Para mayor información se pueden comunicar al 099 105 0525.
A la final, el diseño definitivo de una joya hecha con semilla de aguacate depende de la creatividad de cada artista. No se pueden hacer juegos en serie, porque la labor es manual en todo el proceso. En promedio, un juego de bisutería se podría diseñar en un par de días, siempre y cuando se tenga ya las semillas secas en su totalidad.
Las pepas de los aguacates son la materia prima de esta artista. Con esto elabora figuras diversas para formar aretes, pulseras, cadenas, y llaveros. Foto: Mayra Pacheco / LÍDERES
Observar la playa de Las Palmas desde las partes altas del norte de la ciudad de Esmeraldas tiene un componente adicional. Ahí se mezcla la naturaleza con la conservación de las viejas chozas construidas con técnicas ancestrales y la gastronomía esmeraldeña.
En el sector conocido como El Faro se mantiene los llamados miradores turísticos, desde donde se divisa la playa y el mar, en su real dimensión. Ahí los habitantes han construidos bohíos con cañas guadúa y techos con hojas de rampira, que evocan parte de su historia, sobre cómo se vivían sus ancestros. El aspecto de rusticidad en las construcciones, con el uso de materiales del medio usados en mesas, bares y comedores, hace que llamen la atención a quienes prefieren espacios abiertos para disfrutar de la brisa marina. Esta iniciativa turística ha permitido no solo disfrutar de las comidas típicas de Esmeraldas, sino relacionarse con su historia.
Los diseñadores de las chozas son cholos y afros, que aprovecharon el exquisito paisaje para poner en práctica sus costumbres gastronómicas y conocimientos patrimoniales en materia de construcción y preparación de alimentos. Con mucha práctica han construido un cerramiento con viejos trasmallos, de los que utilizan para pescar sierra, bagres y albacoras. Sobre la cuerda principal, que sostiene la malla, se conservan las boyas de color amarillo.
Un bongo o canoa pequeña de color turquesa, de las que se usan artesanalmente para pescar cerca la playa, está en el centro de la choza, como símbolo de unas de las actividades a las que se dedican.
En el interior del recinto se han construido minichozas de madera con cubiertas de hojas de rampira, mesas y asientos hechos con troncos de árboles cortados a la medida. En el centro de la construcción hay un mesa larga con tablas rústicas, y los asientos son de caña, asegurados en el piso, con vista a la playa. En los alrededores se han sembrado plantas con las que tradicionalmente se condimenta el tapa’o esmeraldeño, como la chiyangua, orégano y chirarán, con lo que dan un toque de ancestralidad.
Alfredo Hernández, propietario de chozas del Mirador, dice que este proyecto busca mostrar a los turistas la cultura de Esmeraldas en sus distintas manifestaciones. Hernández proviene de padres pescadores y carpinteros, que a través de las construcciones han mantenido la tradición de casas de madera con el uso de la caña guadúa o bambú. “La construcción es parte de la etnocultura que buscamos fomentar en cada actividad en la ciudad”, asegura el antropólogo Adison Güisamano, de la Unidad de Diversidad Cultural del Municipio de Esmeraldas.
Ahí se hace énfasis en las actividades que históricamente han realizado los esmeraldeños, como construir sus casas con técnicas de carpinterías ancestral, faenas de pesca y cultivar sus las plantas para condimentar sus platillos.
La ubicación de las cabañas permite tener una vista privilegiada del mar y otros sitios turísticos importantes en la ciudad de Esmeraldas. Foto: Marcel Bonilla / Líderes
El mundo de Verónica Chuquín es dar vida a elfos, brujas, duendes, magos, dragones, mantras, hadas y una diversidad de seres mágicos que exhibe en cada rincón de su taller localizado en el ingreso norte de Ambato.
Parecen salidos de los cuentos y lugares mágicos. Colores verde, amarillo, café y lila, predominan en las pequeñas, medianas y grandes figuras con orejas alargadas y puntiagudas.
Esta artesana ibarreña radicada en Ambato, hace cuatro años y medio fundó su emprendimiento denominado Verukarte cositas hechas con amor. Ahí moldea las figuras que ella misma las imagina y los recrea en muñecos que sirven como recuerdos, adornos o para decorar espacios casas, jardines, casas comerciales o llaveros.
Su emprendimiento cuenta con cinco líneas de trabajo como pintura, escultura, cerámica, tallado en madera, línea de seres mágicos, figuras personalizadas bajo pedido y carros alegóricos. El año pasado facturó USD 30 000.
Esta misma magia transmite cuando diseña y confecciona los gigantes carros alegóricos que cada año crea y construye para los desfiles de fiestas emblemáticas como de la Fruta y de las Flores en Ambato. Además, de las ciudades de Guayaquil, Riobamba, Quito, Ibarra y otras ciudades.
Cuenta que los seres mágicos es una línea que está en apogeo y tiene gran demanda en el mercado local y nacional. Estas figuras son elaboradas con porcelanicron o masilla polimérica. Las fórmulas con que elabora la materia prima las patentó en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI). Además, creó una pasta que resplandece en la oscuridad.
La joven artista arribó a Ambato hace 17 años en busca de trabajo y con el propósito de finalizar sus estudios. Comenzó construyendo maquetas para estudiantes, tallado en madera y los seres mágicos, que aún no eran conocidos.
Con su habilidad y conocimiento en arte montó su microemprendimiento. La inversión inicial fue de USD 5 000 que lo hizo a través de un crédito en una institución financiera. Con los recursos financió la compra del instrumental, materiales como telas, fibra de vidrio, latón…
Dice que de pequeña su padre Marcelo Chuquín le enseñó este arte que tiene más de tres generaciones en Imbabura. En sus inicios facturaba 2,5 millones de sucres, es decir, USD 100 al mes. Ahora además trabaja en la construcción de carros alegóricos.
Al mes produce en forma artesanal 500 figuras mágicas de 30 centímetros. También, de 5 y 10 centímetros, uno, dos y cinco metros de alto, todo depende de la necesidad del cliente.
Chuquín contó que los 106 seres mágicos que tiene creados los patentó en el IEPI. Una de sus colaboradoras y clientes es Lourdes Gutiérrez. Trabaja hace 10 años en la confección de los carros alegóricos para la Fiesta de la Fruta y en la elaboración de muñecos personalizados.
Cuando inició no tenía conocimiento de este arte, pero poco a poco alcanzó esta habilidad artesanal. Participa en las ferias en diversos sectores del país. Ahí comercializa lo que producen en forma artesanal. Lo importante es que seguimos capacitándonos y adquiriendo experiencia.
Verónica Chuquín es la mentalizadora de este emprendimiento, en Ambato. Foto: Modesto Moreta/ LÍDERES