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  • Mauricio Padilla lidera su startup en Montreal

    Pedro Maldonado Ordóñez. Redacción Quito / LÍDERES

    Fundar una empresa es complicado. Lo es más, si se trata de un emprendimiento en un país que no es el de uno. Pero el grado de dificultad se multiplica si también hay que buscar inversionistas para un segmento que está en auge, como es el desarrollo de aplicaciones.

    Pero Mauricio Padilla, quiteño de 28 años, no lo vio complicado. Este apasionado por el fútbol dejó su natal Ecuador, se instaló en Montreal (Canadá), estudió, trabajó en firmas tecnológicas y fundó el año pasado, junto al italiano James Fabbi, Beysik: una startup que desarrolla aplicaciones deportivas para dispositivos móviles. Su más reciente trabajo es Goler, una ‘app’ que permite visualizar datos y estadísticas de partidos de fútbol en tiempo real. La aplicación llegó al mercado poco antes del Mundial de Brasil 2014 y permite compartir la información en redes sociales.

    La empresa que Padilla fundó es un ejemplo del trabajo remoto que le saca el máximo provecho a la tecnología. Beysik no tiene una «oficina física». El trabajo se ejecuta vía Skype, con videoconferencias, correos electrónicos o llamadas telefónicas. Padilla trabaja desde su casa en Montreal o conectado en cafeterías.

    El equipo de trabajo está repartido en distintos países y ciudades. Los miembros se encuentran en Montreal, Miami, Houston y Quito. Además, la riqueza de esta startup, que cuenta con inversiones de Singapur, pasa por reunir profesionales de Ecuador, Canadá, Italia, Inglaterra, Bolivia y Francia.

    El camino para fundar una empresa tecnológica comenzó, para Padilla, desde su niñez. Siempre le gustaron los juegos de video. Su padre, quien lleva el mismo nombre, recuerda que su hijo estuvo apegado a lo tecnológico. «Se destacaba por su pericia para dominarlos». Además, de niño siempre pedía equipos tecnológicos que, en los años noventa, aún no llegaban a Ecuador.

    A los 12 años, Padilla ya buscaba quemadores de CD y era un experto en descargar música de Internet, con ayuda del desaparecido portal Napster. «Fue solo un hobbie», recuerda en una entrevista concedida a LÍDERES vía Skype.

    La afición por la tecnología se intensificó en el colegio y en su primer año de universidad. Tuvo un proyecto de hologramas que no prosperó. Pablo Pinto, amigo desde la niñez, afirma que las metas y los proyectos que tiene Padilla pueden a veces sonar ambiciosos e inalcanzables para muchos. «Pero eso es lo que lo motiva».

    Pinto no se sorprende por lo logrado por su amigo. «Mauricio es muy hábil para identificar los productos y servicios que tienen potencial. Siempre ha estado a la vanguardia de la tecnología. Durante sus estudios en el extranjero ya empezó a maquinar ideas y estoy seguro que habrá muchos otros proyectos en camino».

    Padilla obtuvo su bachillerato en el Colegio Sek de Quito. Luego ingresó a la Universidad San Francisco de Quito, donde estudió Negocios Internacionales durante un año. Pero este hincha de la Liga de Quito deseaba probar suerte en el extranjero. «Quería conocer nuevas culturas, conectarme con el mundo tecnológico, por eso me trasladé a Montreal, una ciudad que mezcla el estilo europeo con el americano, y en donde están asentadas muchas empresas de software».

    Era el 2005 y apenas se instaló en Canadá continuó con sus estudios en Negocios Internacionales, en Concordia University. Cuenta que estuvo muy emocionado, hasta que empezó a sentir el rigor del invierno canadiense. No se desanimó y siguió con sus planes.

    Entre el 2008 y el 2011 fue ejecutivo de cuentas, de Insight Enterprises, firma proveedora de hardware, software y soluciones de negocios. Luego, se vinculó a Nakisa otra firma del sector tecnológico, en donde fue desde consultor hasta gerente de operaciones para Latinoamérica. En la actualidad, Padilla reparte su tiempo entre Nakisa y Beysik.

    Ese fue el camino que recorrió antes de arrancar con su propia compañía. James Fabbi, el otro fundador de Beysik, recuerda cuando conoció a este ecuatoriano. «Llegó muy bien preparado y con su actitud facilitó el crecimiento de la empresa. Todos en la firma lo aprecian».

    Fabbi, nacido en Italia, lo describe como un visionario que desayuna innovación, almuerza tecnología y pica emprendimiento. «Nunca se le oye decir que algo es imposible, aunque a veces creo que piensa que sí hay cosas imposibles. Por todo eso lo respeto mucho».

    Otra de sus compañeras en Beysik es la inglesa Melloney Jewell. Según la responsable del área de marketing, Padilla es una persona que tiene la habilidad de soñar un proyecto y hacerlo realidad exitosamente. «Es un líder natural que dirige, organiza e inspira a quienes trabajamos con él. Estas condiciones son claves cuando se trata de una startup».

    Hoy en día, Padilla se mantiene concentrado en la empresa que fundó. En sus tiempos libres se las arregla para jugar fútbol y para correr en los parques, a pesar del frío canadiense, o para conducir su motocicleta en los alrededores de Montreal. Piensa en regresar al Ecuador, aunque no tiene fecha. Pero también tiene en la mente los nuevos desafíos de su empresa, como un desarrollo para Google Glass, en el que las estadísticas deportivas siguen como materia prima.

    RESUMEN DE SU TRAYECTORIA ACADÉMICA

    Estudios. Obtuvo una licenciatura en Comercio, en la John Molson School of Business, en Concordia University, Canadá.

    En Ecuador. Estudió en el Colegio Sek y un año en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

    Idiomas. Habla inglés, francés y portugués.

  • Créditos, trámites, riesgo, inexperiencia… son obstáculos

    Hablar de la actividad emprendedora temprana o TEA es referirse a la concepción, al nacimiento y al sostenimiento de una empresa. En esta etapa participan el emprendedor naciente y, pasados cerca de tres años y medio, ya se puede hablar del dueño o administrador de un nuevo negocio.

    En esta fase, los expertos también se refieren al ‘valle de la muerte’; es decir, a la etapa de supervivencia de una iniciativa. El tiempo que toma ‘atravesar’ ese valle oscila entre los tres años y medio, y los cuatro años, según los expertos.

    Pedro Cruz y su microempresa Rock Candy encajan en la definición de actividad emprendedora temprana. El negocio que montó Cruz -en Quito- se dedica a la elaboración de caramelos de manera artesanal, desde noviembre del 2012.

    Este joven de 26 años y con estudios vinculados con el mundo gastronómico decidió emprender luego de vivir y trabajar una temporada fuera del país. Cruz cuenta que al regresar a Ecuador tuvo la intención de integrarse a una empresa, pero no tuvo suerte. Entonces, por necesidad, se lanzó a su emprendimiento. «Vencí los miedos que tenía y me lancé a la aventura. Investigué y planifiqué la idea de los caramelos artesanales».

    Para Cruz, este año y medio como emprendedor ha sido un tiempo de aprendizaje y de paciencia. Obtener los permisos municipales o el registro sanitario, asegura este microempresario, es un proceso largo y tedioso que impide un crecimiento más rápido. También pesó la falta de experiencia en el mundo de los negocios.

    La opinión de Cruz la comparte Fernando Méndez, gerente de la empresa Caditex, con sede en Cuenca. Su negocio desarrolla máquinas con aplicaciones láser que permiten hacer cortes y grabados en materiales no metálicos. «Nosotros investigamos para desarrollar tecnología y generamos conocimiento. Desafortunadamente, el conocimiento no tiene un valor cuantitativo y por eso se nos ha complicado el financiamiento. Las entidades de crédito buscan tangibles y los intangibles no son valorados, prefieren activos como casas, terrenos, autos…».

    En Caditex, no obstante, están convencidos de que el talento humano del ecuatoriano es grande. «Somos imaginativos y eso nos permite salir adelante en cualquier situación», dice Méndez.

    El estudio Global Entrepreneurship Monitor GEM Ecuador 2013 trae datos respecto al registro y formalización de negocios. La investigación señala que en el 2013, un 11,1% de emprendedores se suscribieron al Régimen Impositivo Simplificado Ecuatoriano (RISE) y que un 16,8% había obtenido una patente municipal. Estas tasas se han incrementado con respecto a lo observado en el 2012.

    Incluso, agrega el estudio, «un 21% de los emprendedores afirmaron que sus negocios estaban registrados en al menos uno de los dos sistemas, casi duplicando a lo observado en el 2012».

    Para Luis Cruz, fundador de la empresa de mantenimiento industrial preventivo Insercruz, los inicios de su emprendimiento fueron complicados. Él compara la tramitología con un laberinto y señala que el acceso al crédito resultó complejo. «Para una empresa que está empezando resulta casi imposible cumplir las exigencias».

    Este emprendedor añade que cuando la empresa empezó a dar frutos económicos, en los bancos, especialmente privados, sí se ofreció ayuda, «pero los plazos e intereses son un obstáculo». En la banca pública, en cambio, no existen créditos para empresas prestadoras de servicios aunque sean innovadoras, lo que se convierte en un gran obstáculo.

    En el tema del financiamiento, el estudio desarrollado para Ecuador por la Espae Graduate School of Management, indica que hay mucho por hacer. Allí se sugiere que las políticas orientadas hacia el financiamiento de emprendimientos noten las diferencias entre: capital semilla, capital de riesgo o inversiones ángeles y financiamiento tradicional. Esto, porque cada etapa está asociada con un distinto nivel de riesgo y por ende las condiciones serán diferentes.

    También se recomienda mayores niveles de capital semilla para crear, no solo más empresas, sino de mayor tamaño y que pueden ser más dinámicas. Además, es importante que se fomenten redes de inversionistas ángeles desde el Gobierno, las escuelas de negocios o los mismos emprendedores.

    El talento humano es otro de los elementos cruciales en el tema del emprendimiento. Los emprendedores, según el estudio, tienen la percepción de que cuentan con los conocimientos y habilidades necesarios. Sin embargo, el GEM sostiene que existen muchos retos.

    Entre otros está la idea de formar a los emprendedores para que amplíen su horizonte hacia los mercados internacionales. Allí, el trabajo empieza desde la escuela y el colegio, y se refuerza en la universidad. También es necesario entender que no todas las personas son emprendedoras, pero sí pueden aportar como intraemprendedores o como mano de obra altamente calificada.

  • ‘El ecuatoriano soluciona sus problemas de empleo’

    Virginia Lasio. Directora de Espae Graduate School of Management

    El crecimiento de la tasa de emprendimiento por necesidad está directamente relacionado con el desempleo y el subempleo. Esto, porque en la categoría de necesidad se agrupa a quienes en sus respuestas están iniciando un negocio, que inclusive puede ser autoempleo y por no tener otras alternativas laborales.

    En cuanto al análisis del nivel de educación, parecería que para los profesionales existe mayor estabilidad laboral; además, estos arriesgarían más al independizarse para emprender.

    La educación influye. Como señala en el informe, quienes están motivados por una oportunidad en general y por oportunidad de mejora son más educados que quienes emprenden por necesidad.

    Ecuador tiene la TEA más alta entre los países de América Latina.

    El análisis de por qué es más alta y el contraste con otras economías es lo que realmente aporta valor para establecer políticas o tomar acciones, etc. El dato realmente habla de la actitud hacia el emprendimiento de un país (favorable en el caso ecuatoriano), y también de los recursivos que son nuestros habitantes, de su iniciativa para dar solución a sus problemas de empleo e ingresos.

  • El sector público y la empresa privada tienen una tarea conjunta

    El trabajo conjunto entre el sector público y la empresa privada es vital para apuntalar la actividad emprendedora. Así lo señalan los expertos y en Ecuador ya se dan nuevos acercamientos.

    Por eso, el pasado 8 de mayo se presentó en la Asamblea Nacional la Estrategia de Emprendimiento e Innovación, impulsada por la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación (AEI), con el acompañamiento de la Comisión de Desarrollo Económico, Productivo y de la Microempresa de la Asamblea.

    La estrategia de emprendimiento se sustenta en siete pilares, cuyos ejes se refieren a: soluciones integrales para la gestión emprendedora, innovación, procesos sistémicos, cobertura nacional, cadenas productivas, aprendizaje continuo y articulación institucional.

    Andrés Zurita, vocero de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación del Ecuador (AEI), comenta que lo alcanzado hasta el momento es importante. Existe un esfuerzo compartido entre entidades públicas y organizaciones privadas que será de beneficio para los emprendedores.

    Al analizar los datos del GEM 2013, Zurita destaca la creciente intención de emprender. «Eso es bueno, pero lo malo es que pocas empresas pasan de fase. Hay ideas, pero no se consolidan».

    Esto ocurre, según el representante de la AEI, por factores como el temor a arriesgar dinero, el actual marco regulatorio y por la visión que tiene el emprendedor ecuatoriano sobre el mercado.

    «La gente tiene miedo al fracaso; además, los ecuatorianos, por un asunto cultural, no colocan recursos en riesgo, y prefieren el banco o comprar bienes».

    El cierre o liquidación de una compañía también es un trámite molesto, indica Zurita, y en el país no se lo está analizando como se debería. Y en cuanto a los mercados, «el emprendedor no tiene una visión internacional y eso es un problema para crecer. No se habla inglés, se teme salir a nuevos destinos y a eso se suma que el tamaño del mercado local es muy pequeño. Tenemos que aceptar eso».

    Los factores que menciona Zurita frenan la actividad emprendedora y, como consecuencia, impiden dar el siguiente paso: la innovación.

    El Global Entrepreneurship Monitor GEM Ecuador 2013 asegura que en temas de innovación algunos de los retos que se presentan en el país son la poca relación entre las universidades y las empresas. La poca investigación que realiza la universidad no es comúnmente utilizada en las empresas. «La escasez de centros de investigación y desarrollo (I+D) en empresas -o el poco nivel de recursos dedicado al tema- es otro problema. Hay iniciativas de parques tecnológicos para facilitar la transferencia de tecnología (…), pero aún están en fase inicial».

  • Raúl Moreno, con su idea llegó a Wall Street

    Pedro Maldonado. (I) Redacción Quito / LÍDERES

    El inversionista y empresario estadounidense Warren Buffett es un ícono global en el mundo de los negocios. Y para el ecuatoriano Raúl Moreno es una fuente de inspiración, tanto, que ha leído todo lo que ha podido sobre él.

    Moreno califica a Buffett como un ejemplo y un líder para los emprendedores y los empresarios. Lo dice desde Nueva York ciudad en la que estudió, en la que vive y en la que hace negocios, tal como lo hace el inversionista estadounidense, considerado uno de los cinco hombres más ricos del planeta.

    Para Moreno, los empresarios y los inversionistas como Buffett, George Soros, Carl Icahn, Dan Loeb y David Einhorn, entre otros, son motivo de admiración. Pero también son una especie de materia prima para su empresa iBillionaire. Esta compañía nació en el 2013 en EE.UU. y su trabajo es sencillo: monitorea los portafolios de inversores multimillonarios estadounidenses.

    «Esa información es pública en Estados Unidos», aclara este ecuatoriano de 30 años. Con esa data en las manos, ­Moreno y su socio, el argentino Alejandro Estrada, dirigen y hacen crecer a iBillionaire. Esta ‘startup’ lanzó al mercado, en abril del 2013, su primer producto: una aplicación para iPhone. Semanas después presentó la misma herramienta para el sistema operativo Android y para sitios web.

    La idea fue democratizar la información de los multimillonarios. Con el tiempo, la empresa lanzó un índice -el iBillionaire Index- que simula, mediante la aplicación móvil, una lista de las 30 compañías favoritas de los inversores más exitosos de EE.UU., según se explica en un comunicado de la firma.

    Y la semana pasada, 15 meses después de su lanzamiento, la compañía y Moreno cumplieron uno de los sueños de toda empresa: iBillionaire empezó a cotizar en Wall Street y el ecuatoriano estuvo en la Bolsa de Valores de Nueva York, el día en que se oficializó la operación en el mercado bursátil.

    Para lograrlo, la compañía creó un fondo de inversión con la colaboración de Direxion Investments. Incluso la agencia de información financiera Bloomberg calificó al fondo como uno de los más esperados del 2014.

    Moreno no se marea y mantiene los pies en la tierra. En una entrevista vía Skype, horas después de haber estado en el corazón del mundo financiero, se describe como un emprendedor. «Estoy empezando y me gustaría ser un gran empresario».

    Hoy en día la aplicación desarrollada por la empresa de Moreno registra cerca de 140 000 descargas. Este desarrollo es resultado, según Moreno, de aprendizajes y fracasos, de estudios y de atrevimiento.

    Alejando Estrada, socio de Moreno en iBillionaire, lo conoce desde principios del 2013. Estrada sostiene que el ecuatoriano es un excelente profesional, muy determinado, lleno de energía y apasionado con el proyecto. «Tiene claridad de pensamiento, excelente carácter y altísima capacidad de adaptación». Para Estrada, la herramienta desarrollada tiene todas las condiciones para transformarse en la mayor plataforma móvil del mundo de distribución de fondos de cotización bursátil (ETF por sus siglas en inglés).

    Ariel Arrieta, CEO del fondo de inversión Nxtp Labs, inversor ángel y emprendedor tecnológico, conoce a Moreno hace cinco años. Lo describe como un profesional apasionado, que trabaja de manera incansable para dar forma a sus ideas y a sus visiones empresariales.

    Arrieta asegura que las fortalezas del ecuatoriano son la pasión, el empuje, la constancia y el compromiso en sus actividades. «Creo que iBillionaire se puede convertir en la herramienta ideal para aquellos inversores que les gusta decidir en qué están invirtiendo su dinero pero que no tienen el tiempo, la dedicación o los conocimientos para operar directamente», comenta en una entrevista hecha por correo electrónico.

    La historia de emprendimientos de Moreno se remonta al 2009, cuando fue uno de los fundadores de Mobiliciouz, una iniciativa tecnológica que estuvo al aire durante un año y tres meses.

    En el 2011 volvió a emprender con Kinetik, una herramienta que permitía descubrir aplicaciones en la plataforma de Apple. Esta iniciativa no prosperó por ser competencia directa de la misma Apple. Pero lo aprendido en su desarrollo fue la base para la llegada de iBillionaire, según lo reconoce Moreno. «Todo lo que aprendimos en el desarrollo de Kinetic nos sirve hoy en día».

    Antes de emprender, este aficionado al fútbol, la natación y la bicicleta fue analista en la firma financiera GFG Capital, con oficinas en Miami y en San Diego, en EE.UU. Además estudió Finanzas en la Escuela de Negocios Leonard N. Stern, de la Universidad de Nueva York.

    Esa etapa de su vida fue otro desafío. Moreno recuerda que la educación era exigente y costosa. Además, se vio obligado a separarse de su familia y sus amistades en Ecuador. Rodolfo Rake, excompañero de la universidad, recuerda que Moreno era un estudiante responsable, tranquilo, y siempre con inquietud por hacer cosas diferentes. «En lo profesional conozco que es un visionario, una persona enfocada. No tiene miedo a tratar en algo nuevo, es muy trabajador».

    En su familia cuentan que Moreno siempre hablaba de emprender y lo recuerdan como un lector de temas financieros. Juan Moreno, hermano del cofundador de iBillionaire, lo describe como una persona responsable, muy analítica, que ve todas las posibilidades. «Lo admiro por su persistencia y determinación, tal vez soy la persona que más conoce cuánto luchó y me siento muy contento. Ahora estoy seguro que uno sí puede alcanzar sus sueños».

    Entre los puntos débiles, sus conocidos señalan que se trata de una persona reservada, inquieta y demasiado optimista en cuanto a los desarrollos tecnológicos en los que participa.

    Hoy su vida transcurre entre Broo­klyn, en donde vive, y Soho, el sector en donde se encuentran las oficinas de la ‘startup’, todo en Nueva York. Cuando puede se moviliza en bicicleta.

    Su jornada de trabajo transcurre con reuniones con su equipo de trabajo (seis personas entre ingenieros y analistas financieros), reuniones con clientes, búsqueda de nuevos talentos para la empresa y reuniones que se prolongan en las tardes. Hace ocho meses se casó con una arquitecta argentina. Sobre su futuro aspira a convertir en iBillionaire en una marca global. «Tenemos interés de llevar nuestros productos a Hong Kong, Australia, América Latina…».

    Al hablar sobre la actividad emprendedora en general, Moreno es directo y señala que muchas veces la gente no arriesga y prefiere un trabajo seguro. Pero él prefiere probar y está consciente de que cuando se empieza un proyecto las posibilidades de fracasar son altas.

    CON ESTUDIOS EN NUEVA YORK

    Formación. Entre el 2001 y el 2005 estudió en la Escuela de Negocios Leonard N. Stern, en la ­universidad de Nueva York.

    Emprendedor. Ha fundado tres compañías, todas vinculadas a la tecnología.

    Afinidad. Se interesa por desarrollo de aplicaciones, estrategias de negocios…

  • De la parrilla Familiar pasó al restaurante

    REDACCIÓN QUITO (I)

    En abril del 2009, Karina Cepeda y Francisco Chiza estudiaban Ingeniería Hotelera en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE). Al mismo tiempo decidieron emprender en un negocio de comida rápida: La Kafra.

    Ellos no habían aún visto materias sobre emprendimiento o proyectos. Desconocían la teoría, pero de todos modos se animaron para montar un negocio con la meta de ofrecer comida de calidad y a precios asequibles.

    Para empezar, usaron USD 450 que Chiza recibió de liquidación luego de trabajar en una empresa de ropa deportiva. A ese capital inicial se sumó el apoyo moral y económico de las familias de esta pareja. Los papás de Cepeda les permitieron usar 13 metros cuadrados del garaje de su casa, ubicada en San Rafael, al oriente de Quito.

    «Con apoyo de la familia adecuamos un techo, levantamos un par de paredes y colocamos puertas», cuentan estos jóvenes emprendedores de 26 y 27 años. En total se invirtieron unos USD 5 000, entre ahorros de cada uno y de la familia.

    La oferta inicial consistía, principalmente, en hamburguesas a la parrilla. «Empezar fue difícil, la calle no estaba asfaltada por completo, había poco tránsito y llegaban unos dos o tres clientes al día», recuerda Cepeda, quien antes de emprender por su cuenta trabajó como mesera en una franquicia de comida.

    La pareja, que se casó en el 2011 y que tiene dos hijos, no se dio por vencida. Sabían que tenían que sacar adelante su proyecto y se mantuvieron firmes. Ambos realizaban las compras, preparaban los platos (10 en un principio) y atendían a los clientes. El panorama mejoró y para el 2011, familias enteras llegaban al pequeño local que apenas tenía una mesa.

    Entonces fue necesaria una primera ampliación y la contratación de una persona para la parrilla. Le siguieron al menos dos ampliaciones más y en la actualidad el local tiene 80 metros cuadrados, 50 mesas y 30 empleados, entre personal de cocina y meseros, la mayoría, a medio tiempo.

    Fernanda Díaz y Verónica Ribadeneira son clientes de La Kafra. Ellas van con sus esposos e hijos y destacan que la atención es rápida y que existe variedad de platos, que van desde desayunos, almuerzos, jugos de frutas y platos a la carta. «La comida es rica y tienen un menú especial para niños, lo que es de ayuda para los padres» destaca Ribadeneira.

    Cepeda cuenta que uno de los pilares de este negocio fue su madre Rosa Carvajal, quien falleció semanas atrás. «De ella aprendí todos los trucos de la cocina. Además, me enseñó que la clave es la amabilidad y el buen servicio al cliente».

    Entre sus proveedores se cuentan comerciantes independientes y firmas como Pronaca o Juris. Nubia Pavón, de esta última empresa, comenta que trabaja con La Kafra desde hace tres meses. «Son muy buenos compradores. Les proveemos de jamón, salchichas y otros embutidos. Les visito una vez a la semana para receptar los pedidos», indica Pavón.

    Los planes de crecimiento de La Kafra continúan. Sus dueños están por empezar otra remodelación del local, pensando en las fiestas navideñas y de fin de año.

    Cepeda y Chiza mantienen el mismo ánimo del principio. Ellos trabajan en el local desde antes de las 08:00 y permanecen atentos del negocio todo el día. «Es un asunto de compromiso, constancia y dedicación», resume Cepeda.

  • En Dinamarca se destaca una iniciativa manabita

    Redacción Manta (I)

    Aprovechar todos los componentes de la maracuyá fue el proyecto presentando por los emprendedores manabitas Lorena Fasce y Édgar Mera en el marco del encuentro ‘The World championships for creative entrepreneurs Business Concept Template’. Este se desarrolló en Copenhagen-Dinamarca, entre el 17 y 19 de noviembre.

    El proyecto de Fasce y Mera, ambos estudiantes de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam) denominado ‘Pasión Fruit’, ganó el primer lugar en una feria desarrollada en Manta, el pasado 8 de agosto. Luego, fue reconocido como revelación en Ecuador y en Dinamarca fue reconocido como Negocio gastronómico innovador CBC 2014, entre 600 emprendimientos de 65 países.

    ‘Pasión Fruit’ aprovecha la pulpa de la maracuyá para producir jugo; mientras que las semillas permiten producir harina que será utilizada como alimento balanceado para animales y la cáscara es convertida en fruta confitada aprovechando su suave textura interna. Y, del agua que se usa en el proceso de cocción de la fruta, se extrae jalea, comenta Mera.

    La familia de Lorena tiene una finca en el sitio Cantagallo de Puerto Cayo, Jipijapa, en el suroeste de Manabí. La fruta que se siembra, cultiva y cosecha en esa jurisdicción fue aprovechada por ella y Édgar Mera para realizar un proceso de producción con valor agregado y así aprovechar el producto por completo.

    Los emprendedores comentan que su exposición en Dinamarca se concentró en mostrar las bondades del proyecto, ante unos empresarios de unos 12 países. «Nos preguntaron sobre la dinámica de ‘Pasión Fruit’. Les comentamos que nuestra fruta es cultivada en clima templado», indica Mera quien añade que hay interés de algunos empresarios en su iniciativa.

    Actualmente, dicen los emprendedores, están concentrados en adquirir equipos en Perú e iniciar la producción.

    El encuentro de Dinamarca sirvió para fortalecer la capacidad empresarial en las industrias creativas y tiene como objetivo promover las facilidades de financiamiento. Los proyectos reconocidos en Dinamarca fueron: Crowbar de Islandia, Groed de Dinamarca, Agrivi de Croacia, Original Unverpackt de Alemania, Vanilla Kitchen de Bulgaria y ‘Pasión Fruit’ de Ecuador.

    El primer lugar se hizo acreedor a un premio económico de USD 10 000.

    Datos

    El encuentro. Creative Business Cup es parte de la semana global de emprendimiento que sirve para fortalecer la capacidad empresarial en las industrias creativas.

    El proyecto. Pasion Fruit logró el primer lugar en la feria Juego de Empresas organizada por la Uleam.

  • La cerveza de este local tiene secretos de Múnich y Chicago

    REDACCIÓN QUITO (I) Twitter: @RevistaLideres

    El segmento de la cerveza artesanal está en plena expansión en Quito y sus protagonistas afinan sus estrategias para enganchar a los consumidores. Nelson Calle, ingeniero en alimentos, planificó meticulosamente su entrada a este dinámico mercado.

    Su familia contaba con un local en el norte de Quito, que podía funcionar como taller de producción y punto de venta. Eso lo animó a viajar a EE.UU. para estudiar un diplomado en Tecnología Cervecera en el Siebel Institute, en Chicago. Eso se dio en el 2012.

    Su siguiente paso fue aprender al detalle todas las técnicas en la elaboración de la cerveza artesanal. Como parte del diplomado también viajó a Múnich, Alemania, para completar la formación.

    De retorno al Ecuador, empezó el trabajo para montar lo que hoy es Abysmo, un local de cerveza artesanal que en la actualidad oferta ocho variedades a sus clientes. La inversión inicial fue de USD 25 000 en la maquinaria que Calle diseñó con sus conocimientos adquiridos en EE.UU. y Alemania. «Emprender es bastante difícil. Hay muchos requisitos que exigen las autoridades». Calle no se desanimó y empezó a producir hace unos dos años. «Lo hacía bajo pedido».

    Pero él intuía que podía crecer más. Así, adecuó el local de su familia que hoy tiene 400 metros cuadrados y lo convirtió en una suerte de ‘pub’. Allí la demanda de oficinistas y extranjeros crece sostenidamente, desde mayo de este año. En sus inicios Abysmo elaboraba 300 litros al mes; hoy produce alrededor 4 800 litros.

    En este crecimiento es clave el trabajo en equipo. Tres personas se encargan de la producción y 15 colaboran en la cocina, la caja, en el servicio…

    Ana Nájera es proveedora de materia prima para Abysmo. «Nelson se contactó con nosotros en busca de materia prima. Hoy le entregamos malta, lúpulo…». Nájera añade que en Quito la competencia de estos productos está creciendo.

    Nicolás Pinzón es cliente de Abysmo. Él comenta que este emprendimiento tiene dos ventajas: la primera es que tiene local propio, lo que le permite conocer de cerca a sus consumidores. «Además al conocer las opiniones de sus clientes puede incrementar la variedad de las cervezas que oferta».

    Calle está contento con lo alcanzado con su iniciativa, pero sus planes no se han detenido. Este momento Abysmo tiene un solo local en el norte de Quito, pero para los siguientes años planea crecer en la capital y en otras ciudades.

    El mercado

    Las ventas. Abysmo factura un promedio de USD 35 000 al mes. La mayoría de esa cantidad corresponde a cerveza artesanal.

    La oferta. Este emprendimiento también ofrece a sus clientes empanadas y picaditas.

  • Luis Bajaña, un emprendedor del mundo digital

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES (I)

    Ocho fueron los intentos fallidos de Luis Bajaña antes de crear su ‘start up’ exitosa. Este guayaquileño de 29 años fue el coautor de varios emprendimientos tecnológicos, pero su idea, Cycle Money, fue la que le abrió las puertas al mundo.

    Esta iniciativa ha ganado los primeros puestos de certámenes como el APPS Challenge de Desarrollando América Latina (DAL Latinoamérica), en su versión nacional y regional. En agosto de este año, su propuesta fue una de las siete seleccionadas del programa Manos Accelerator que cuenta con el apoyo de Google for Entrepreneurs, de un total de 83 candidatas de todo el mundo.

    Esta misma iniciativa tecnológica también fue seleccionada por Start-Up Chile y ahora trabaja en Santiago para la fundación ‘Sociedad de los niños’.

    Cycle Money es «minería urbana». Su proyecto busca reciclar aparatos tecnológicos para que personas que no acceden a este tipo de equipos puedan hacerlo. A través de una aplicación para celulares, se busca que donantes de partes de computadores en desuso se asocien para poder armar un computador.

    Hasta el momento, Cycle Money ha reunido 20 computadores en Santiago de Chile que han servido para favorecer a niños de la ciudad. Esta iniciativa va acompañada de cursos de computación; actualmente Bajaña imparte clases a 20 niños de la comunidad de Macul, en el centro-oriente de la capital chilena.

    Su idea de ensamblar computadoras con partes recicladas se remonta a inicios de la década del 2000. De hecho, su primera computadora la armó a través de esa modalidad. «Estudié Sistemas, porque me llamaba la atención lo caras que eran las computadoras; siempre eso despertó curiosidad en mí», cuenta el emprendedor.

    Cuando estudiaba Sistemas en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol) formó parte de la comunidad Kokoa, que busca promover el uso de tecnologías libres. En el 2006, con esta agrupación desarrollo un programa de reciclaje de aparatos tecnológicos que se llamaba Ayni, que en quichua significa cooperación o solidaridad.

    Tres años después se convirtió en el cofundador junto a Andrés Granda y Marcos Silva de CometBits, una empresa que se especializaba en el desarrollo de aplicaciones. La más exitosa fue Club 40, un juego de Facebook que logró captar unos 200 000 usuarios de esta red social.

    Eduardo Raad, CEO de la firma tecnológica Datilmedia, trabajó con Bajaña en esa época. Él lo recuerda como «un tipo interesante, agradable, creativo», con la habilidad para crear cosas rápidamente.

    Raad y CometBits se asociaron para implementar el servicio de compra de una moneda virtual para poder jugar en Club 40, por medio de mensajes de texto.

    El éxito de este juego hizo que en enero del 2012 CometBits se asociara con Ernesto Hidalgo para fundar Betmul, un sitio web de apuestas en línea en la que el usuario puede apostar sobre cualquier tema y que cuenta con usuarios en Argentina, Chile, Uruguay, Portugal, Italia, entre otras naciones de América Latina.

    Sin embargo, Bajaña dejó esas dos empresas y decidió hacer realidad sus propios proyectos. Mientras tanto, participaba en varios certámenes de desarrollo de software. Por ejemplo, en el NASA Space Apps Global, hackathon de Guayaquil (2013), en el que obtuvo el primer lugar, o en el Angel Hack Chile, en el que obtuvo el tercer puesto. También participó en el Miami Legal Hack hackaton y se ubicó tercero.

    Pero fue en el Campus Party del año pasado que nació el concepto de Cycle Money. Bajaña decidió llevar su proyecto universitario Ayni al mundo digital. Para ello, creó la aplicación que facilite reciclar en el Reto Green Telefónica Movistar hackathon.

    La ‘app’ Ayni se llevó el primer lugar y gracias a ello Eduardo Béjar, director Ejecutivo de la Fundación Ayuda por Internet (Fundapi), le motivó a participar en concursos de DAL Latinoamérica que lo llevaría a Chile.

    Bajaña también ha estado vinculado a fomentar el emprendimiento. Michelle Arévalo, cofundadora de Impacto Quito, una comunidad de emprendedores e innovadores sociales que buscan desarrollar proyectos, cuenta que lo conoce desde hace un año para la realización del Lean Startup Machine. Se trata de un concurso que buscaba crear una empresa en tres días. «Luis es generoso con sus conocimientos (…); tiene esa actitud de apoyar a otras personas».

    En ello coincide Hélene Billaud, CEO de Ayni, una plataforma social que busca apoyar ideas sustentables. «Es uno de los pocos geeks con visión social que conozco», comenta Billaud.

    Por lo pronto, la base de operaciones del guayaquileño sigue siendo Santiago de Chile. Aunque Bajaña se considera un Workaholic, también tiene tiempo para trotar y escuchar bandas ‘indie’, como Phoenix, DIIV, Wild Nothing o leer a Pablo Neruda.

    Su formación y experiencia

    2013. Egresado de Ingeniería en SIstemas de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol).

    2012. Cofundador de Betmul, sitio en línea de apuestas.

    2011. Tercer lugar en el Banco de Guayaquil Hackathon.

    2009. Cofundador de CometBits, una empresa que desarrollaba aplicaciones y juegos para Facebook.

    «En ecuador hace falta una cultura del fracaso. Si eso sucede te señalan, Pero cuando emprendes eso te tiene que pasar para aprender».

  • El reciclaje de las TICS es una idea premiada

    REDACCIÓN QUITO (I)

    Tres jóvenes profesionales vinculados con el mundo de la tecnología apuestan por una iniciativa que combina las TICS, la responsabilidad social y el reciclaje. Ellos son Marco Rivadeneira, Diego Guacho y Elton Pontón, quienes estudiaron Electrónica y Redes de la Información, en la Escuela Politécnica Nacional Electrónica.

    Ahora empiezan su faceta de emprendedores. A inicios de este año se enteraron de la competencia Talento e Innovación de las Américas (TIC Américas); esta se trata de una plataforma internacional de emprendimiento y un acelerador de negocios para jóvenes emprendedores y startups, cuya novena edición, con más de 2 000 iniciativas, se cumplió este año en Asunción, Paraguay.

    Los tres se animaron a participar con una idea que tenían hace tiempo: reciclar computadoras obsoletas, darles una segunda oportunidad y ponerlas a funcionar en escuelas de escasos recursos.

    La idea ganó el TIC Américas, en la categoría Eco-Reto, y obtuvo USD 5 000. Los organizadores -que este año pidieron soluciones de negocio innovadoras, sostenibles y viables- reconocen la propuesta: «Greenetics plantea la construcción de laboratorios informáticos en centros educativos mediante la reutilización de equipos informáticos considerados obsoletos para la educación».

    A más del premio económico, los jóvenes también recibieron asesoría de expertos en temas de tecnología y responsabilidad social. De regreso en Ecuador vieron que su propuesta tenía potencial.

    Utilizaron el premio para empezar con el emprendimiento, al que denominaron Greenetics, en un juego de palabras que resume ambiente, responsabilidad social y tecnologías. «Ahora, creamos la campaña Apadrina una escuela, para buscar alianzas con empresas que desechen sus computadoras».

    La idea también llegó a la final del Global TIC en Taiwán, en agosto, y participó en Berlín, Alemania, en The Youth Citizen Entrepreneurship Competition organizado por la Fundación GOI para la Paz, Fundación Empresarial de Berlín y la Unesco.

    El reto

    El concurso. El TIC Américas es liderado por Young Americas Business Trust con el apoyo de la OEA, PepsiCo y CBC.