Etiqueta: familia

  • Condimensa, una familia con espacio en la industria de condimentos

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    La fusión de olores del comino, la canela y otras especias están presentes en las oficinas y en la planta de producción de Condimensa, empresa ubicada en Amaguaña (suroriente de Quito).

    Esta compañía, que se especializa en la fabricación de condimentos y aderezos, distribuye sus 31 ítems a las cadenas de autoservicios más grandes del país, como Corporación Favorita, Almacenes Tía, Supermercados Santa María, Grupo Ortiz, entre otros.

    La consolidación de su marca y su experticia en el mundo de los condimentos y aderezos le ha permitido que sus productos también lleguen a EE.UU. Entre 300 y 500 cajas se exportan al mes.

    Pero hace tan solo 15 años, Condimensa nació en el peor escenario posible. 1999 estaba por terminar y el país atravesaba una profunda crisis política y económica. Con una inflación que cada día crecía, la familia Fajardo Chacón, originaria de Piruncay (poblado ubicado en la provincia del Azuay) decidió emprender su negocio.

    El ímpetu de Walter Fajardo, el tercero de seis hermanos, empujó para que empezaran la empresa. Él conocía el mercado desde sus 16 años de edad gracias a que trabajó en la distribución de productos en la empresa Condimentos Amazonas de su tío, Carlos Fajardo López. Walter Chacón conocía de memoria todas las tiendas del sur de Quito. En principio, repartía -a pie- aliño y maní en pasta. En esa época combinaba sus estudios secundarios y su trabajo.

    Fajardo se encargaba de la facturación y contabilidad de Condimentos Amazonas. Pero la falta de tiempo para sus estudios universitarios le motivó a renunciar.

    Sin embargo, el sueldo de su padre, Benjamín Fajardo López no alcanzaba para la familia. Gracias a la experiencia de Fajardo en la industria de los condimentos apostaron por crear su propio negocio.

    Con una inversión de unos USD 12 000, que se destinaron para la compra de un terreno en el sector de la Nueva Aurora (sur de Quito), maquinaria e insumos, nació la empresa Condimensa.

    Por la inestable economía ecuatoriana de esa época las ganancias eran limitadas. Hasta que en el 2002 la marca se posicionó en el mercado quiteño. Tanto, que sus productos se comenzaron a vender en los Supermercados Santa María. Luego también llegaron a bodegas San Andrés, Almacenes Tía, entre otros centros de venta.

    Actualmente, Condimensa lo constituyen Walter y Washington Fajardo. Mientras que otras hermanas, Karen y Nataly, se encargan de la fabricación de salsas de tomate, de ají y pasta de maní. Jackeline y Judith son distribuidoras.

    Christian Pérez, comprador del sector comestibles de Almacenes Tía, asegura que Condimensa ha tenido un crecimiento año a año de un 20%.

    La producción

    La planta. En el 2009, debido a la creciente demanda de productos, la planta se trasladó a Amaguaña. Para esto se invirtió cerca de USD 1 millón.

    Los insumos. Para la fabricación, el ajo se compra en Riobamba y Perú. Mientras que la cebolla en Santa Isabel, Ambato y Carchi. Importan comino de la India e Irán; la canela viene de la India y el clavo de olor de México.

    La producción. Actualmente la producción mensual de Condimensa está entre 30 y 40 toneladas mensuales.

  • Santiago Delgado: En su carrera no sabe fallar

    Redacción Guayaquil

    Los viajes de trabajo y la familia son elementos vitales en la vida de Santiago Delgado. Y las anécdotas que cuenta este ejecutivo, actual gerente de la Región Norte para América Latina de BIC, demuestran la importancia de ambas partes. Por ejemplo, cada vez que Rafaella, su hija menor, miraba pasar un avión, automáticamente exclamaba «¡Papá!».

    Este ejecutivo reconoce que estas anécdotas forman parte de su continua batalla para establecer el balance adecuado entre el tiempo que le dedica a su trabajo y a su familia. Lograr ese equilibrio ha sido fundamental para tener éxito en todos los aspectos de su vida.

    Estar de viaje es una rutina para Delgado. «A veces, cuando dejaba de viajar dos semanas, mis hijos venían y me decían: papá, ¿cuándo te vas?».

    Pero esta situación no necesariamente tiene un tinte negativo en su vida. Este papá de dos hijos mantiene lazos muy estrechos con su familia, su equipo de apoyo.

    Este ejecutivo, que es responsable de la operación de BIC en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, también ha ejercido la docencia en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo en las cátedras de Marketing Estratégico, Emprendimiento, Logística y Distribución.

    Delgado empezó su carrera como jefe de mercadeo y ventas de una pequeña importadora de licores en Quito, cuyos clientes eran bares y restaurantes. «Hacía de todo, cuando faltaba el chofer, me tocaba manejar el camión».

    En ese trabajo tuvo que enfrentar problemas de todo tipo: uno era el contrabando. Sorteó todo obstáculo y ganó experiencia para continuar por otros rumbos. También ejerció de visitador médico; así aprendió sobre el manejo de la visita y gestión de rutas, experiencias que le parecieron interesantes.

    En 1998, Delgado tuvo la oportunidad de gerenciar en el país a Henkel, una compañía que fabricaba productos de higiene. Obtuvo la posición y a pesar de que en esos años la crisis económica del país era insostenible, la compañía a su cargo supo mantener su valor en ventas y hacer que los presupuestos de actividades de mercadeo rindieran.

    Henkel lo promovió a gerente de marca en Chile, donde su desafío fue competir en un mercado donde ellos eran novatos y ya existían empresas muy bien posicionadas. Todo resultaba un reto: la cultura, la forma diferente de hacer negocios y la competencia.

    No obstante, este ecuatoriano utilizó todos los recursos creativos de comercialización, como segmentación de puntos de venta y manejo de Below the Line (BTL), para ubicar a la compañía como la segunda del mercado en el segmento de tintes. «Chile me dio mi mayor aprendizaje, mi mejor maestría».

    La aventura en ese país no la hubiera resistido sin el apoyo de su esposa. La pareja estaba recién casada cuando se mudaron para Chile. Delgado resalta la capacidad de adaptación a nuevas culturas y cambios por los que han atravesado. «Siempre mi esposa me ha apoyado y ha sido el pilar. Actualmente, somos una familia de padres quiteños, hijos chilenos que vivimos y disfrutamos de Guayaquil».

    En el 2003, Delgado y su familia vivieron un nuevo giro derivado de la actividad profesional de este quiteño. Un cazatalentos lo contactó para que participe en una selección. La idea de regresar a su país natal interesó a la familia. Delgado asumió el reto y en el 2004 se desempeñaba como gerente comercial de BIC en Ecuador.

    Su desafío fue ampliar la distribución de una compañía que, en ese entonces, contaba con 25 años de presencia en el país y tenía un firme posicionamiento en el mercado, en sus tres categorías: productos de escritura, encendedores y afeitadoras. En cuatro años, con la gestión de Delgado, las ventas crecieron un 50%.

    Después pasó por varios cargos en la compañía. En el 2008 fue nombrado gerente general, un año después fue promovido a gerente de Región Andina y en el 2010 fue nombrado gerente de la Región Norte para América Latina de BIC. Su tarea hoy es manejar la operación en Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador. En estos países y en Chile comercializa los 180 millones de bolígrafos que se producen al año en Ecuador. Por esta actividad la firma registra ventas anuales de USD 40 millones en la región.

    Marjorie Soria, gerenta de Trade Marketing de BIC, trabaja con él desde hace 11 años. Ella recuerda que con ideas de Delgado mejoraron los índices de puntualidad de los empleados.

    Este ejecutivo cree en el trabajo en equipo y en la importancia de establecer contacto humano. María Fernanda Castro, gerenta de RR.HH. de BIC en Ecuador, sostiene que su compañero es responsable con lo que dice y lo que hace. «Tiene valores sólidos, y confía en la gente con la que trabaja, tanto que tienes la apertura de ir y contarle tus ideas».

    Álvaro Pesantes fue compañero de Santiago en la Maestría en Administración de Empresas impartida en Espae, Graduate School of Management, en el 2009. Señala que aunque solo compartió una materia con Santiago, tuvo la oportunidad de conocer su faceta como estudiante. «Es una persona muy alegre, de reacción rápida, toma decisiones efectivas y creo que ese es uno de los factores necesarios a nivel gerencial».

    SUS BASES

    Los estudios. Comunicación Organizacional en la U. San Francisco de Quito. Marketing General en la U. Diego Portales de Santiago de Chile. Maestría en Administración de Negocios en la Espae.

    La experiencia. Fue Gerente comercial de Henkel Chile. Desde el 2010 es Gerente de la Región Norte de BIC.

    La frase: «No dejar de aprender, no dejar de enseñar, No hay nada que esté hecho. siempre hay una nueva forma de lograr las cosas».

  • La quinua asoció a más de 1600 familias

    Cristina Márquez Redacción Riobamba / LÍDERES

    En Chimborazo, 1 632 familias indígenas encontraron en la asociatividad una oportunidad. La Corporación de Productores Orgánicos Biotaita Chimborazo (Coprobich) exporta quinua a EE.UU. y Francia.

    La organización comercializa el cereal en el extranjero desde el 2010. Cada año se envía a la empresa Inca Organics, en EE.UU., entre 50 y 60 toneladas empacadas en saquillos de 25 libras. Cada tonelada cuesta USD 5 260. La misma cantidad, se envía a la empresa Ethiquable, en Francia, en presentaciones de 500 gramos que cuestan USD 2,35 por caja.

    Antes de fundar la Corporación, los productores comercializaban la quinua por su cuenta. José Sagñay recuerda que hasta hace ocho años la quinua casi no generaba réditos económicos y la mayor parte de la cosecha se destinaba al consumo propio. «Estábamos decepcionados. A pesar de tener muy buena calidad, era rechazada en el mercado local. La gente la consumía muy poco», cuenta Sagñay. De hecho, en esa época eran los intermediarios quienes ponían el precio al quintal, que llegaba a costar hasta USD 30.

    En el 2006, los presidentes de las comunidades con más producción de quinua de Riobamba, Colta y Guamote decidieron unirse e integrar la Coprobich. En un inicio la Corporación se asoció como colectivo a la empresa Sumak Life, que se fundó en las Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador, pero después de dos años decidieron independizarse y ser una empresa comunitaria.

    «Comenzar un negocio propio siempre es difícil, pero con los dirigentes nos reunimos y decidimos dejar de solo proveedores para convertirnos en empresarios y comercializadores», dice Abelino Morocho, presidente de Coprobich.

    El panorama cambió. El primer paso fue deshacerse de los abonos químicos para obtener una certificación de cultivos orgánicos. Para eso recibieron capacitaciones del Ministerio de Agricultura (Magap) y de otras instituciones.

    «Aprendimos a preparar bocashi, té de humus y plaguicidas naturales. Son formas más económicas de cuidar el cultivo y más sanas para nuestros consumidores», cuenta Morocho. Además, cada productor hizo aportes mensuales para adquirir un terreno e instalar un centro de acopio y una planta procesadora.

    La corporación invirtió USD 15 000 en la compra del terreno y el Gobierno Nacional, a través del Magap aportó USD 530 000 para la construcción de la infraestructura y la adquisición de maquinaria para tecnificar el proceso de lavado, pulido y secado de la quinua.

    Cada octubre, cuando concluye la época de cosecha, los productores entregan el cereal en la bodega de la Corporación, ubicada en Cajabamba. Cada entrega se pesa, se codifica y pasa por una estricta revisión de calidad. Después se procesa en la planta. Allí laboran 13 personas que se capacitaron en el manejo de las maquinarias, asimismo en el empacado y envío del producto.

    JAPÓN ALISTA VEHÍCULOS DE HIDRÓGENO

    [[OBJECT]]

    Japón quiere liderar la carrera para imponer el hidrógeno como fuente de energía limpia en el ámbito doméstico y en la automoción y para ello ha trazado una hoja de ruta que busca su uso generalizado en el país asiático para 2040.

    El plan forma parte de la estrategia económica del Gobierno del actual primer ministro, Shinzo Abe, que aboga por recuperar la innovación tecnológica de las grandes corporaciones niponas como motor de crecimiento.

    Dos de los principales fabricantes de vehículos nacionales, Toyota y Honda, están a punto de lanzar ya sus primeros modelos alimentados con hidrógeno (las cuales emiten vapor de agua a la atmósfera en vez de dióxido de carbono) producidas en serie. Y pese a que Toyota ya explicó que su modelo saldría a la venta en Japón en torno a marzo de 2015 por un precio de USD 69 500, un importe lejos de ser competitivo, el Gobierno de Abe ha salido al paso anunciando la semana pasada un plan de subsidios especiales.

    El programa, que beneficiará también al futuro modelo de Honda, recortará el precio del coche de Toyota hasta USD 48 900. Aunque quede lejos del bolsillo de un hogar medio, el precio será lo suficientemente asequible como para permitir renovar sus flotas a las grandes compañías de taxis japonesas o a ministerios.

    Esta fórmula ya se utilizó para sacar a flote en Japón al Prius de Toyota, el primer híbrido que se empezó a fabricar en serie en 1997 y cuyo precio inicial estaba en torno a los USD 20 000 de la época.

    Para atajar otro gran obstáculo que de momento impide extender el uso del vehículo de hidrógeno -la inexistencia de una red de estaciones de recarga- el Partido Liberal Demócrata de Abe medita también ayudas de hasta USD 1,9 millones por cada hidrogenera nueva. EFE

  • Armando Valencia. Aspiraciones profesionales y familia

    Carlos A. Borja y Antonio Rodríguez. IDE Business School

    Armando Valencia, en el año de 1994, cumplía ya siete años trabajando como pintor de pistola en una empresa industrial muy grande y con un muy estructurado cuerpo organizacional, en el que muchos mandos medios habían llegado a altos cargos en virtud de su desempeño y experiencia.

    Armando no se quería quedar atrás, y en la búsqueda de mejores días para él y su familia, hace todo lo que está a su alcance para obtener un mejor puesto, con un ambiente más limpio y que su familia se sintiese muy orgulloso de él.

    Pese a que Armando era un colaborador muy eficiente y que le había ido muy bien en sus funciones como pintor, hasta el punto de convertirse en el mejor de su departamento, ahorrándole muchos costos a sus jefes por su eficiencia y calidad de trabajo, luego de concretar sus aspiraciones de traslado de cargo tuvo que enfrentarse a distintos conflictos de carácter laboral y personal. A continuación se detalla su crecimiento profesional y personal.

    EL CONTEXTO

    La compañía

    Se trataba de una compañía industrial muy grande de fabricación de motores, tenía varias divisiones para efecto de sus distintas operaciones y un correcto cuidado de los procesos.

    Por temas organizacionales, cada división del negocio contaba con su respectivo Director de Fábrica, que era un cargo básicamente administrativo, que no requería necesariamente de un amplio conocimiento técnico, pues para la ejecución de tareas y el cumplimiento de metas se apoyaba en el Director de Producción.

    Cada división separaba sus diferentes procesos a los cuales les asignaba un Jefe de Proceso, también llamado Capataz, cuyas funciones consistían en la supervisión técnica y del talento humano que laboraban en su departamento.

    Roberto Herrera inició en esta empresa en el puesto de capataz, pero debido a su desenvolvimiento técnico y habilidades administrativas, llegó a convertirse en el Director de Fábrica responsable de la administración de la División de Equipo Pesado. En el año 1994, lo acompañaba como director de Producción, Jorge Pérez, y juntos vigilaban con mucha dedicación y trabajo responsable los tres procesos a cargo de la División: Montaje, Acabado y Control de Producción.

    ARMANDO VALENCIA

    Trayectoria profesional

    Armando Valencia, tenía unos 30 años, y apenas había alcanzado la educación media, había llegado a esta empresa hace casi siete años, y había estado en el mismo puesto todo ese tiempo, era uno de los pintores de pistola en el departamento de Acabado, en la División de Equipo Pesado de la compañía.

    Su trabajo no requería realizar un gran esfuerzo físico, era una operación en la que los motores terminados se pintaban, para posteriormente pasar al departamento de Control de Producción, que eran actividades básicamente de supervisión de calidad.

    Jorge Murphy, jefe inmediato de Armando, consideraba que era el mejor pintor que tenía en su departamento, todo el tiempo resaltaba sus cualidades de rapidez y eficiencia al momento de desempeñar sus labores, era muy bueno y trabajaba tan rápido que Jorge solía decir que era «como tener dos pintores en uno».

    Como era un trabajo a destajo, el salario que recibía Armando Valencia era muy bueno luego de trabajar algunas horas extras, lo cual ocurría cuando la demanda de producción de la empresa llegaba a elevados niveles, y se requería de mayor trabajo en ese y en algunos otros procesos.

    ASPIRACIONES

    El trabajo y la familia

    Pese a que a Armando le gustaba mucho su trabajo, y era el mejor en ese puesto, sentía que debía proyectarse de una manera diferente para realizarse laboralmente, él conocía cómo operaba su División en su totalidad, y es que había pasado muchos años allí. Era consciente que ello representaba una ventaja que podía ser una oportunidad.

    Adicionalmente, tenía la presión de su familia, él quería que ellos se sintieran orgullosos de él, ya no quería llevar ropa sucia a casa, y que sus hijos que ya iban a la escuela, cuando les preguntasen, dejaran de decir que su papá era un pintor.

    Armando se llenó de valor, y le manifestó esta situación a Roberto Herrera y a Jorge Pérez, director de la División y director de Producción, respectivamente, proponiéndose para pasar al departamento de Control de Producción. Lo guiaron en el siguiente paso, que era hablar con su jefe inmediato (Jorge Murphy), y con el del otro departamento (Bruno López).

    La respuesta y predisposición fue positiva, pese a que aún no se concretaba nada, Jorge Murphy había aceptado desprenderse de su mejor colaborador, y Bruno López se había comprometido en llamarle en cuanto hubiera una vacante en su departamento. Armando pretendía que ello fuera el primer paso para algún día llegar a ser capataz de algún departamento.

    UN NUEVO CARGO

    De pintor a controlador

    Unas semanas después de plantearles a sus superiores su interés en ser trasladado de departamento, uno de los Controladores en el Departamento de Control de Producción presentó su renuncia y su puesto quedaría vacante.

    Debido a que Bruno López se había comprometido con Armando en considerarlo como primera opción ante una eventualidad como esta, lo contactó para ofrecerle el cargo, advirtiéndole que al no ser un trabajo a destajo, tendría un sueldo fijo inferior al de pintor, ya que no trabajaría horas extras, a lo que Armando contestó: «El salario no es lo más importante, mi casa ya la estoy terminando de pagar, y si en algún momento necesitaríamos de mayores ingresos, mi esposa es enfermera titulada y podrá conseguir un trabajo».

    Luego de explicarle su nuevo cargo y demás asuntos relacionados al mismo, empezó al siguiente día en sus funciones, que ahora consistían en la supervisión del control de calidad de la producción.

    Armando se sentía muy contento con esta oportunidad, su pedido fue escuchado, y ahora iba a trabajar en un ambiente más limpio, ya no llevaría ropa sucia a su casa, y sus hijos ya no dirían «mi papa es pintor», le reconfortaba mucho el hecho de que su familia se sintiese muy orgullosa de él.

    INCONFORMIDAD

    La petición de traslado

    Tres semanas después de que Valencia empezara a trabajar en su nuevo cargo, llegó a oídos de Herrera de tercera mano, que Armando no se sentía muy a gusto como Controlador, sentía que con su trabajo no aportaba y que se había precipitado al tomar la decisión. Herrera le comentó a López, y le pidió que hable con Armando y le pregunte cómo le va en su nuevo cargo.

    Por otro lado, Jorge Murphy, capataz del departamento de acabado, empezó a encontrar dificultades para cumplir los programas de producción después de que Valencia dejó su departamento. El hombre que le había reemplazado no desarrollaba la velocidad que Murphy esperaba.

    Poco después de haber tenido lugar la conversación verificativa con Bruno López, Valencia pasaba por el departamento de acabado, cuando le llamó Murphy y le dijo: «Armando desearía con toda el alma que no nos hubiera dejado. Ahora tengo verdaderas dificultades aquí. Me gustaría que volviera al mismo puesto de trabajo». Valencia sonrió y replicó. «¡Eso mismo quisiera yo!».

    A finales de junio, Valencia se dirigió a López y le dijo «Estoy harto del trabajo de Controlador. No estoy consiguiendo nada. En el departamento de acabado están teniendo dificultades con la pintura y me gustaría volver a mi antiguo puesto».

    LOS CONFLICTOS CONTINUABAN

    El traslado

    Pese a que López le pidió a Armando que meditara cuidadosamente sobre el asunto antes de tomar la decisión y le dijo que volverían a tratar del problema más adelante, Valencia se dirigió a Bruno López y le dijo «He decidido que quiero volver a mi antiguo puesto». Luego de comprobar con Murphy que el antiguo puesto estuviese disponible, todo quedó arreglado para que volviese al cargo, recibiendo instrucciones de iniciar sus labores a las 6 am del siguiente día.

    Al día siguiente Valencia acudió al trabajo a las 8 am, iba vestido con las ropas de su puesto de Controlador y no con las prendas de pintor. «He tenido miedo de decirle a mi mujer que dejaba el trabajo de Controlador. A mi esposa y a los chicos les gustaba que fuera a trabajar con ropas limpias. La razón por la que no me presenté a trabajar a las seis fue porque no pude imaginar una excusa para salir temprano de casa. Hasta tuve que sacar a escondidas el overol para que no se diera cuenta mi familia… Sr. López, siento haberle ocasionado todas estas molestias, pero no he podido evitarlo, cometí un error lo siento, ¿puedo volver a mi puesto de lanzador?».

    Bruno López contestó: «mire, Valencia, usted ya no trabaja para mí, trabaja para el Sr. Murphy en el departamento de acabado». Después de esto Valencia abandonó el despacho de López.

    PREGUNTAS PARA EL LECTOR

    Tres inquietudes que surgen con el caso.

    1. ¿Armando se apresuró en su decisión de volver al antiguo puesto de trabajo? ¿Y sus jefes?

    2. ¿Debería Bruno López permitirle reintegrarse al departamento de Control de Producción?

    3. ¿Hay un problema de confianza entre Armando y su familia?

    Este caso es una adaptación reducida del caso original. La adaptación la ha realizado el IDE para Líderes, con las debidas autorizaciones del autor del caso y la empresa protagonista. La adaptación tiene como finalidad ilustrar de forma sencilla situaciones de negocios, pero no pretende calificar como adecuadas o inadecuadas esas situaciones descritas.