Revista Líderes presenta a sus lectores este lunes 18 de mayo del 2020 un informe sobre la actual situación de las aerolíoneas del mundo. El covid-19 generó déficits millonarios en la industria aérea a escala global. Las firmas del sector alistan planes para volver a volar. Además, la historia de una firma de alimentos que supo diversificar su línea de productos en 70 años. Mira nuestra edición impresa.
Portada de la Revista Líderes del lunes 18 de mayo del 2020.
Pablo Villegas está convencido que la mejor forma de entender el presente, incluida la actual crisis sanitaria que vive el mundo, es a través de la historia. Por eso, entre los libros que sacó de su biblioteca, para compartirlos en esta conversación, está ‘Historia alternativa del siglo XX. Más extraño de lo que cabe imaginar’ del periodista John Higgs.
El libro que compró hace cuatro años, en una librería de Perú, es un repaso por mundos de los que se habla poco como el cubismo, la mecánica cuántica, el posmodernismo y la teoría del caos. En esta obra Higgs revisita el siglo XX de una manera atractiva y muestra al lector que la etapa de incertidumbre que se vive por el covid-19 no es algo nuevo para los humanos.
“El libro -añade Villegas- invita a reflexionar sobre la capacidad de adaptación que las personas pueden generar en un mundo poblado de incertidumbres”.
Otro de los libros que seleccionó lleva por título ‘SPQR: Una historia de la antigua Roma’ de Mary Beard, una historiadora inglesa que trabaja en la Universidad de Cambridge. El Vicepresidente del Instituto Ecuatoriano de Derecho Tributario cuenta que se enganchó con este libro porque explora cómo Roma pasó de ser un pueblo insignificante en el centro de Italia, a tener un poder que se extendió de España a Siria pero, sobre todo, porque hurga en el concepto que los romanos tenían de sí mismos.
A contracorriente con su gusto por la literatura histórica, este académico de la Universidad Andina Simón Bolívar decidió enfrascarse, durante la cuarentena, en la lectura de ‘La fiscalidad de la sociedad digital y tecnológica en España y Latinoamérica’. Cuenta que este estudio se enfoca en el tema de tributos en la economía digital y explica cómo esta se encuentra cambiando el sistema impositivo a escala mundial. “Hay empresas como Google o Facebook que no están pagando impuestos en la región. En el libro se plantea qué deberían hacer los países con estas compañías, en relación a los tributos”.
En un paseo virtual por su biblioteca se pueden ver sus colecciones de Derecho Tributario y Civil y su colección de pensadores clásicos griegos y romanos.
Pablo Villegas, a este abogado tributario también le atrae la literatura ecuatoriana contemporánea. Foto: Cortesía Pablo Villegas
Las lecturas de Sergio Torassa son muy variadas y abarcan desde historia, management o gerencia, hasta la literatura de viajes, libros de sociología, de arquitectura o los de desarrollo personal.
‘La filosofía del dinero’, del alemán Georg Simmel, le ayudó a entender el rol del dinero y la fragmentación de la vida moderna, dice. De la ‘Historia crítica de la arquitectura moderna’, de Kenneth Frampton, extrajo “numerosas lecciones sobre los efectos de la globalización en la arquitectura contemporánea y el fenómeno de los arquitectos estrella tan en boga en la actualidad”. ‘El tao del viajero’, de Paul Theroux, es uno de sus títulos de literatura de viajes favoritos, por ejemplo.
“Un directivo tiene que ser hombre de libros, es difícil que un directivo que tiene que dirigir gente y empresa no tenga una visión multidisciplinaria y transversal de lo que es la realidad”, dice Torassa, español que lleva una década afincado en Guayaquil.
El profesor de finanzas de la IDE Business School y director ejecutivo de Cardinal Investments, una desarrolladora inmobiliaria, se inició en la lectura con los cuentos y novelas de autores latinoamericanos como Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa o Jorge Luis Borges, a quien -según dice- la Academia Sueca le quedó debiendo el Nobel.
Pero la historia y el management son ahora sus principales intereses. Y se declara un adepto de la colección de memorias del exprimer ministro británico Winston Churchill sobre ‘La Segunda Guerra Mundial’, una revisión de los hechos como testigo de excepción y protagonista. “Me parece apasionante el tratamiento que Churchill hace respecto de la Segunda Guerra Mundial, sus causas y principales acontecimientos. He vuelto muchas veces a revisar los hechos relevantes y las lecciones para la humanidad que han quedado de esta gran tragedia”, comenta Torassa.
En lo profesional, su libro “de mil y un repasos” es ‘La Gerencia’, de Peter Drucker. “Me lo regaló mi padre cuando era estudiante y me acompaña desde entonces. Me ha servido de inspiración para tomar decisiones en todos los ámbitos, el estratégico o empresarial, el de la dirección o gerencial y el ejecutivo u operacional”.
Lo social también entra en sus intereses. Leyó recientemente ‘La trampa de la meritocracia’, un “estupendo trabajo del colega de Yale, el profesor Daniel Markovits”, en el que explica cómo el mito fundacional de EE.UU. alimenta la desigualdad, desmantela la clase media y devora a su élite, dice. “Toda una referencia para entender la frustración de la juventud occidental actual”.
También destaca entre sus más recientes lecturas al psicólogo e ingeniero industrial español Enric Corbera, el padre de la bioneuroemoción, que promueve una forma holística y global de percibir el mundo. “Los libros de Enric -con quien tuve ocasión de conversar semanas atrás, cuando visitó Guayaquil- son útiles para desarrollar una visión holística del bienestar, en la que nuestros pensamientos, emociones y creencias influyen en nuestro cuerpo y, en consecuencia, en nuestro entorno”.
Mi libro de cabecera
‘La Gerencia’, del consultor austríaco Peter Drucker, uno de los mayores filósofos de la administración del siglo XX, fue un libro que su padre le regaló en su juventud a Sergio Torassa. Las ideas de Drucker fueron decisivas en la creación de la Corporación Moderna.
El español Sergio Torassa es catedrático de la IDE y de la Espol. Foto: cortesía
Twitter reportó este jueves, 8 de febrero del 2018, sus primeras ganancias, un hito importante que podría acallar las especulaciones sobre el modelo de negocios de la popular red social, y que disparó su acción en Wall Street.
Las acciones de Twitter subían 17% a USD 31,51 durante la jornada en Wall Street, luego de que la compañía con sede en San Francisco indicó que obtuvo ganancias por 91 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2017, su primer balance positivo desde que salió a la bolsa en 2013.
Los ingresos aumentaron 2% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta USD 732 millones, mejor de lo esperado.
Ese desempeño “muestra que Twitter tiene poder para quedarse”, algo de lo que “mucha gente ha tenido dudas por muchos años”, dijo Jennifer Grygiel, profesora de la Universidad de Syracuse.
Twitter cautiva a celebridades, periodistas y políticos -es el medio favorito de Donald Trump-, pero no ha logrado tener el atractivo masivo de Facebook y otras plataformas sociales, lo que ha estropeado su habilidad para obtener ingresos publicitarios.
La rentabilidad marca un hito para la red social, que sistemáticamente ha perdido dinero desde que entró en bolsa, provocando especulaciones sobre la necesidad de vender la compañía para que sobreviviera.
El presidente del Consejo de Administración de la compañía, Jack Dorsey, se congratuló por “un final de año sólido” y se dijo “confiado de nuestro camino por delante”.
La red ha intensificado sus esfuerzos para ampliar su base de usuarios y el nivel de interacción, asociándose con medios y organizadores de eventos socioculturales para transmitirlos en directo en streaming y duplicando el límite de caracteres en los tuits a 280.
Una red social sin igual
Al flexibilizar los limites, “se minimiza algo de la complejidad” de usar la plataforma y “de manera más importante permite a las personas ser más expresivas sobre lo que piensan”, dijo Dorsey en una teleconferencia.
Pero aún enfrenta desafíos. El número de usuarios activos mensuales creció 4% en un año a 330 millones, pero se estancó respecto al tercer trimestre de 2017 y fue menor a lo esperado por los analistas.
Debra Aho Williamson, de eMarketer, dijo que “ este era el trimestre que Twitter necesitaba para probarse ante los inversionistas ” .
“Es muy temprano para decir si han pasado la página pero es un buen comienzo”, acotó, subrayando que los resultados aún muestran un lento crecimiento en el volumen global de usuarios.
Aunque lejos de los 2 000 millones de usuarios de Facebook, Twitter dijo que su base diaria de usuarios activos, sobre la cual no ofreció números concretos, tuvo un crecimiento de dos dígitos.
Twitter, que como otras redes sociales está bajo la presión de congresistas y otros preocupados por la difusión de informaciones falsas, dijo también que ha tomado medidas para desmontar los “bots” (cuentas automáticas con identidades digitales falsas) y otros intentos de manipular su plataforma.
“Estamos comprometidos con hacer Twitter más seguro, y estamos aclarando nuestras políticas, mejorando nuestra capacidad para hacerlas cumplir y comunicándonos más claramente”, dijo la compañía en un tuit.
A inicios de este mes, el analista de BTIG Research Richard Greenfield elevó la perspectiva para Twitter, destacando que la gerencia ha “vuelto a enfocar la compañía hacia su producto central”.
La inteligencia artificial ha “hecho la experiencia de Twitter para el usuario más atractiva al mostrar los tuits que más le importan”, señaló.
Para Grygiel, a pesar de sus problemas en los últimos años, Twitter es una red social “sin igual”. “Es realmente el servicio de noticias más rápido que hayamos visto”, señaló. “Los líderes de opinión y los adictos a las noticias van a Twitter por esa función de microblogging que no vemos en otras partes”.
Pero Brian Wieser, de Pivotal Research, más cauto, dijo que el rebote en las acciones podría ser una reacción exagerada del mercado.
“No pensamos que el atractivo de Twitter saldrá pronto de ese estatus de nicho”, dijo Wieser a sus clientes.
“Eso limita severamente su potencial de ingresos, mientras Facebook y Google siguen atrapando el grueso del crecimiento de las inversiones en publicidad digital”, añadió.
El número de usuarios activos mensuales creció 4% en un año a 330 millones, pero se estancó respecto al tercer trimestre de 2017 y fue menor a lo esperado por los analistas. Foto: AFP
La historia de una de las bananeras más grandes del país, Exportadora Bananera Noboa (EBN), se comenzó a escribir en el puerto de Guayaquil, en 1947, cuando el ambateño Luis Noboa Naranjo hizo su primer envío de 100 racimos de banano de la variedad Gross Mitchel, conocida como guineo de seda, para la multinacional Standard Fruit Co, con destino a Nueva York.
El relato de ese primer embarque lo reseña Isabel Noboa, hija del difunto empresario, en el libro dedicado a su padre, ‘El Perfil de un Triunfador’.
Según el libro ‘El Banano en el Ecuador: transnacionales, modernización y subdesarrollo’, la EBN adquirió durante el auge bananero (desde 1964) el principal mercado de su historia: Bélgica, Italia, Holanda, los países nórdicos y otras naciones de Europa Occidental. Además, para esa época, sus ventas a Estados Unidos ocupaban un segundo lugar en ese mercado.
En 1995, según Isidro Romero, entonces presidente ejecutivo de la Corporación Noboa, que aglutinaba además de la bananera otros negocios agrícolas y navieros del empresario ambateño, EBN exportaba alrededor de 71 millones de cajas anuales, es decir, el 41% del banano que Ecuador le vendía al mundo. Así lo publicó EL COMERCIO.
Para 1996, la exportadora -que fue creada con el nombre de Comercio y Transporte Sociedad Anónima en 1946- era la empresa que reportaba mayores ingresos en el país y tenía el control de las haciendas bananeras más grandes de Ecuador La Clementina y La Julia, en Los Ríos. La situación es otra 20 años después: la Bananera que fundó Luis Noboa ya no exporta directamente.
Era 28 de abril de 1994 cuando Luis Noboa murió de un cáncer terminal en Nueva York y desde entonces, sus herederos estuvieron nueve años en cortes de Ecuador, Estados Unidos y Londres tratando de solucionar un lío en torno a cómo se dividirían los negocios del empresario.
Finalmente, el político Álvaro Noboa, uno de los seis hijos del magnate, se hizo del manejo de la bananera, que desde el 2005 enfrentó problemas legales con el Servicio de Rentas Internas (SRI), por glosas relacionadas al pago de impuestos. Para el 2013, Noboa perdió el control de La Clementina, que fue embargada por el SRI.
Por estos problemas, EBN dejó de hacer envíos desde el 2010. En ese año la bananera comenzó a exportar a través de otras empresas creadas por Álvaro Noboa, como Banaconti, Gitzycorp SA y Truisfruit SA.
Según datos de la Asociación de Exportadores de Banano, Truisfruit SA ha exportado este año el 4,99% de las cajas de banano que Ecuador le vende al mundo. Es la tercera, después de Dole y Reybanpac.
Luis Noboa Naranjo comenzó primero en el negocio del arroz. En 1947 hizo su primer envío de banano a Nueva York. Foto: LÍDERES
Las sagas de novelas fantásticas formaron como lector a Xavier Ordeñana Rodríguez, que comenzó leyendo a los 15 años series como ‘El señor de los anillos’, de J. R. R Tolkien, y se enganchó con las aventuras de ‘Las crónicas de Narnia’, de C. S. Lewis o con las historias sobre ‘Harry Potter’, el niño mago. El primer libro de la saga de la británica J. K. Rowling cumplió en junio pasado 20 años desde su aparición y el director académico y de investigación de la Escuela de Posgrado en Administración de Empresas (Espae) de la Espol conserva de esa época el gusto por sumergirse en universos literarios de largo aliento.
Aunque en los últimos quince años ha mudado en buena medida sus intereses hacía la novela histórica, incluso hacia la biografía, actualmente le sigue la pista a una saga de fantasía épica como ‘Canción de hielo y fuego’, del escritor estadounidense George R. R. Martin, en la que está basada la popular serie de televisión de HBO, ‘Juego de tronos’.
Entre sus libros de cabecera están la ‘Trilogía del siglo’ del británico Ken Follett, que narra con historias familiares entrelazadas, los principales acontecimientos del siglo XX. Sigue a cinco familias de diferentes nacionalidades durante tres generaciones, de la Primera Guerra Mundial hasta el triunfo de Barack Obama en las elecciones de 2008. “Me gusta el componente histórico sin que sean libros meramente de historia”, dice Ordeñana, profesor investigador de economía y negocios internacionales de la Escuela Politécnica del Litoral.
También le apasiona un autor como el estadounidense Paul Auster, del que destaca títulos como ‘La trilogía de Nueva York’ o ‘El libro de las ilusiones’, y algunas de sus novelas cortas. Son volúmenes que suele leer en inglés para practicar el idioma, además porque suele adquirir sus libros en Amazon y lee tanto en el formato físico como en el digital.
Confiesa que leyó poco a los autores del ‘boom’ latinoamericano -su biblioteca está llena de autores anglosajones-, pero no deja de destacar las obras del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, aunque prefiere más que la magia de ‘Cien años de soledad’ la postura realista de ‘El amor en los tiempos del cólera’ o la contundente concisión de ‘Crónica de una muerte anunciada’.
El catedrático, especializado en economía internacional, destaca de su rama de estudio textos sobre emprendedores como ‘Originales’, de Adam Grant, con una lectura psicológica sobre cómo la inconformidad mueve el mundo.
Cita también a títulos como ‘El economista camuflado’, de Tim Harford, en el que ha encontrado inspiración “sobre cómo observar economía en las pequeñas cosas”, o ‘El fin del poder’, de Moisés Naím, “sobre la manera como han cambiando los balances de poder en la geopolítica mundial”.
“La lectura te cambia la visión del mundo, hay que ampliar el rango más allá de los temas de tu profesión”, dice Ordeñana, quien con tres niños siente la necesidad de transmitirles el hábito de la lectura. “Es un desafío, porque las nuevas generaciones son de gratificaciones instantáneas”.
Xavier Ordeñana, profesor investigador de la Escuela de Posgrado. Foto: Joffre Flores / LÍDERES
Cuando se trata de hablar de libros ni la disfonía lo detiene, es uno de los temas que lo apasiona. Sus intereses abarcan literatura, historia, filosofía y poesía. Con lecturas en inglés, italiano o francés y la capacidad para desentrañar de memoria la esencia de los más diversos libros, de autores de todos los tiempos, Joaquín Hernández Alvarado evoca la figura de un erudito.
El Rector de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) recuerda haber leído y disfrutado en la primaria una serie de biografías de figuras históricas como Napoleón, María Antonieta o Joseph Fouché. En la adolescencia lo deslumbró la literatura de autores franceses como André Malraux (‘La condición humana’ y ‘Los conquistadores’) o Albert Camus (‘La peste’).
Luego se interesó por la literatura española, desde la generación del 98 y a la generación del 27, de Azorín, Pío Baroja y el pensamiento de Ortega y Gasset, hasta Unamuno, “el primer existencialista en lengua española”, y la poesía de García Lorca.
En paralelo le apasionaba todo lo que era pensamiento e historia de la filosofía. En la decisión de estudiar filosofía fue capital José Ortega y Gasset. “Él se planteaba por qué razón España había entrado en decadencia, y era por haber perdido el espíritu originario, que estaba según él en ‘El Quijote’, y había que regresar a ‘El Quijote’, para encontrar el espíritu español, aunque no podía ser más una cultura cerrada sino una cultura que asumiera lo europeo”, comenta.
El Rector de la UEES desde 2014 -antes desempeñó en el cargo de Vicerrector de Posgrado– tiene al menos un libro de cabecera por cada área de interés. “Hay libros que nunca dejó de leer y releer. Cada vez son distintos, encuentro aspectos diferentes, matices, cosas que no había advertido, uno es ‘Guerra y paz’ de León Tolstói”.
En filosofía considera fundamentales a Hegel, libros como ‘La fenomenología del espíritu’ y ‘Los fundamentos de la filosofía del derecho’; Nietzsche, con ‘Más allá del bien y del mal’; o Kant, con ‘La crítica de la razón pura’ y ‘La crítica de la razón práctica’, que son “imprescindibles para entender la modernidad”.
Lee también a un filósofo italiano contemporáneo como Giorgio Agamben, el autor de ‘La muchacha indecible’. “Es genial pensando sobre la experiencia del ser humano en el siglo XXI. Hace una síntesis de toda la cultura occidental, maneja pintura, lingüística, semiología, filosofía, literatura e historia y todo ello converge en su posición sobre el destino de la vida humana”, dice.
Cuando se indaga sobre el ‘boom’ latinoamericano’, Hernández habla de su inicial entusiasmo y desilusión con autores como el mexicano Carlos Fuentes. Y dice que hay que leer a Roberto Bolaño, chileno del posboom y antes a Jorge Luis Borges. “Hay un cuento clave, ‘El sur’, donde se plantea el problema de las raíces y la ironía de la cultura argentina, que proviene de extranjeros emigrantes y criollos. Borges plantea el dilema y el cuento sugiere que si uno insiste en hacer esa pregunta, esa búsqueda, termina muriendo”.
Mi libro de cabecera La educación sentimental’. La novela del francés Gustave Flaubert muestra el desarrollo y la crisis de un joven en el final de la era Napoleónica. “Es una historia de lo que es el poder, el fracaso de una generación, de la ilusión y el amor. Una novela de formación”, dice Hernández.
Joaquín Hernández Alvarado es máster y candidato a doctor en Filosofía. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
Las paredes de la casa de Guillermo Arosemena Arosemena recogen algunas páginas de su historia. Ahí están decenas de fotos familiares en blanco y negro, entre las que destaca la de la primera reina de Guayaquil, en el año 1918.
Estudiaba Administración de Negocios en la Georgetown University, en Washington (EE.UU.), a inicios de los años 60, cuando comenzó a interesarse por la historia. En cada clase de economía encontraba la necesidad de investigar lo que estaba detrás de cada fenómeno, ¿por qué ocurrían? Su interés no tenía límites y solicitó asistir de oyente a clases que no necesitaba tomar, pero quería ampliar sus conocimientos.
En la universidad le obligaron a leer incansablemente, a investigar de continuo, a redactar para formar criterios, costumbre que luego practicó en las empresas que dirigió, según lo describe Rodoldo Pérez Pimentel en su enciclopedia bibliográfica.
Los cincos años que estuvo fuera del país ampliaron su interés sobre cómo funcionaba lo económico, político, tecnológico y científico. Más de medio siglo después dice que sigue apasionado por lo que ocurre en mundo.
Desde pequeño se interesó por los negocios internacionales. Su padre Guillermo Arosemena Coronel, vinculado con la gerencia del Banco Central, estaba suscrito a revistas como Fortune y Forbes. A través de esas publicaciones se apasionaba por la vida de triunfos y fracasos de los gigantes de las finanzas, la industria y el comercio.
Jamás se acuesta a dormir sin haber leído varios periódicos y revistas extranjeras. Antes de la era digital dice que gastaba USD 1 000 al año en suscripciones.
Guillermo Arosemena (Guayaquil, 23 de octubre de 1945) es historiador económico, analista, empresario, docente y voluntario.
Ha gerenciado y emprendido empresas que se vinculan a proyectos agrícolas, inmobiliario, financiero, comercial e industrial.
Comenzó a escribir sobre sus experiencias como gerente y así nació su primer libro. En los años 80 editó ‘La cara oculta del banquero’, que generó polémica.
Su investigación sobre el Banco de Descuento, fundado por su abuelo materno Carlos Julio Arosemena Tola, fue su primer libro de historia. Luego publicó otros sobre el ‘boom’ y decadencia del cacao, la historia empresarial en el Ecuador, la Revolución Juliana y muchos otros títulos.
Tiene una prolífica producción intelectual con más de 44 libros sobre investigación, ensayos, historia, economía y en su escritorio hay unos seis títulos iniciados. Ha publicado más de 600 artículos en diarios y revistas.
Semanalmente, escribe en Memorias Porteñas de Expreso, que ya tiene más de 200 ediciones.
Arosemena también es uno de los autores que aportará con sus obras para la colección Bicentenario de Guayaquil, un proyecto del Club de la Unión por los 200 años de independencia de la ciudad.
Virginia Lasio, directora de la Escuela de Negocios Espae de Guayaquil, no se equivoca cuando dice que “debe tener algunos libros en remojo, su trabajo es escribir”. Lo conoció en 1996, un domingo, cuando lo escuchó en una entrevista en televisión. Luego lo buscó para que participara en un foro sobre empresas familiares. Con los años se incorporó como docente y para los estudiantes era poco común tener un profesor que publicara los libros que servían para dictar clases.
Dio la materia de Análisis del entorno y surgió un libro de las experiencias en las aulas. Pero dejó la cátedra cuando la normativa de la educación superior empezó a exigir un título de cuarto nivel.
Para Lasio es un amigo con el que intercambiaba libros y estuvieron “de colegas”, pues ambos padecieron de cáncer. A finales del 2016 donó 300 títulos especializados y en junio pasado la Espae le rindió un homenaje.
Para Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, su tío es un escritor incansable. También “es un emprendedor de la vida, la libertad, la excelencia y la solidaridad”.
Es de pensamiento liberal. En uno de sus artículos de febrero pasado en Desde mi trinchera, una publicación digital, se planteaba ¿Por qué han fallado los gobiernos? Decía que los seis períodos de prosperidad del Ecuador desde 1830 todos se debieron a factores exógenos, no a políticas económicas establecidas por los gobernantes. Y concluyó que el “último experimento criollo” no ha funcionado y se ha convertido en el más costoso de la historia.
Arosemena cree que al país le falta conocer la historia de los empresarios nacionales. Por eso, hace 30 años impulsó la creación del Museo de la Producción, pero es uno de los capítulos que quedaron pendientes.
Su aporte al voluntariado guayaquileño
La vida de Guillermo Arosemena también está marcada por el voluntariado. En la crisis económica de 1999 Lautaro Aspiazu Wright (ya fallecido), director de la Junta de Beneficencia, lo invitó a colaborar en la entidad y a modernizar el área administrativa del Hospital Luis Vernaza.
En el 2002, la Junta publicó un libro suyo y escribió otro sobre los cambios.
En el 2011 renunció a la entidad y luego de 37 años de voluntariado, recordó. Luego se sumó a rescatar el Archivo Histórico de Guayaquil.
Pero mucho más joven, Arosemena, ya había estado vinculado a la Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca). A los 27 años lo invitaron a ser parte del Directorio y fue presidente de la comisión de construcción del Hospital Juan Tanca Marengo.
En su discurso en el homenaje de la Espae recordó que a los 18 años su padre le había advertido que “no todo en la vida era hacer dinero”. En algún momento debía trabajar gratis y el momento llegó cuando fue parte de Solca.
Ahí estuvo 20 años en el Consejo Directivo y dijo que aprendió a trabajar con cientos de personas que dedican su vida al voluntariado. Aprendió también a trabajar con pocos recursos económicos. “Las instituciones de beneficencia viven raspando la olla, tienen que hacer milagros con los exiguos fondos que manejan”.
En 1972 la Junta Militar le retiró a Solca los fondos de operación. Posteriormente -recuerda- el papel de Mariana Roldós fue fundamental para convencer a su hermano, el presidente Jaime Roldós, para restituir los fondos y mantener abierto el hospital.
Guillermo Arosemena ha estado vinculado a actividades académicas y empresariales. En junio pasado recibió un homenaje de la Escuela de Negocios Espae (Izq.). Foto: Enrique Pesantes y Cortesía Espae / LÍDERES
Generar una «historia de marca» que aporte valor al producto nacional ayudará a las pequeñas y medianas empresas uruguayas del sector de la moda a exportar e internacionalizarse, dijo a Efe la experta argentina Mariana Flink, que impartió un taller a casi 100 emprendedores del país.
«Hay que darle valor a lo nacional, a lo real, a lo propio y generar una historia de marca», subrayó a Flink, quien, además, recalcó que uno de los errores de las marcas latinoamericanas es que optan por adoptar «historias más internacionales», lo que hace que «se pierda un poco la identidad».
Según la consultora argentina, una de las claves para triunfar es «no copiarse», tendencia que según ella se da «mucho» en este sector.
Flink hizo hincapié en que «las empresas de afuera, cuando vienen acá, buscan una identidad nacional».
Con respecto al diseño uruguayo, la suramericana destacó la «buena calidad» de las prendas, la «originalidad» de los diseños y la «seriedad de los uruguayos» para trabajar. Mientras a nivel regional, la dueña de Despacho de Moda anotó que «es el momento de fortalecer lo que es la moda latinoamericana».
«Los países de acá tienen que empezar por exportar a los países estados vecinos, para así fortalecer la imagen de latinoamérica y, después, salir a Europa o Estados Unidos», apostilló.
El taller, denominado «Exportando Moda«, está organizado por la agencia de comercio exterior Uruguay XXI y la Cámara del Diseño del país suramericano, y es uno de los «requisitos» que tienen que pasar las pymes que deseen participar en la próxima ronda de negocios de la Moweek, que se celebrará en octubre en Montevideo.
En su inauguración también estuvo presente el director ejecutivo de Uruguay XXI, Antonio Carámbula, quién explicó que el instituto se centra en «la internacionalización de las pequeñas y medianas empresas y en promover la cultura exportadora por el emprendedurismo».
Asimismo, remarcó que este taller ofrecerá a los 90 asistentes la posibilidad de hacer «estancias de coaching (asesoramiento) B2B (negocia a negocio)».
«Nuestros datos señalan que solo el 20 % de las pequeñas y medianas empresas logran mantenerse como exportadoras al cabo de 15 años. Por lo cual, hay ahí un rol de general capacidades, de colaborar en la elaboración de los planes de internacionalización y de colaborar en el proceso del negocio», dijo el uruguayo.
Carámbula, además, detalló que la exportación de concepciones uruguayos «es todavía de nicho» y que los principales destinos de venta están en la región, pero que la institución cree que «es un sector que vale la pena estimular e impulsar».
La experta argentina en negocios, márketing y comunicación Mariana Flink participa en el taller Exportando Moda en Montevideo (Uruguay). Foto: EFE
Pedro Medina, de 54 años, tiene cerca de 500 libros, revistas y textos, que están distribuidos en su departamento, oficina y en el estudio de la vivienda de su madre. En este último espacio están guardados los tres tomos de la ‘Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial’, que son sus favoritos.
Estas publicaciones pertenecían a su padre y Medina empezó a leerlas cuando tenía 13 años, por recomendación de su hermano mayor. La historia y la geografía son dos ámbitos que le apasionan, pero, en especial, la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Mientras revisa estas publicaciones habla sobre las causas, alianzas que se formaron, aliados que tuvo cada bando, repercusiones… Incluso, se llevó a Italia el tercer tomo de la ‘Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial’.
En 1984, este ingeniero eléctrico viajó a estudiar un posgrado en el Instituto Tecnológico Italiano, en San Benedetto del Tronto. “Me decían que no lo lleve porque era pesado y que lo iba a perder”.
A Medina no le gustan las publicaciones de ciencia ficción, sino las que se refieren a la vida real. Por ello, no dudó en seguir el consejo de su hija mayor para leer el ‘Diario de Ana Frank’. De su progenitor y su hermano mayor aprendió que la lectura es una necesidad imperiosa para aumentar los conocimientos.
Al expresidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos de Azuay tampoco le gusta leer en digital porque le apasiona el contacto con el papel. Su otra pasión son los libros técnicos y revistas especializadas con su profesión.
Él destaca que ese gusto le sirvió para ejecutar proyectos pioneros en la capital azuaya. Recuerda que mientras fue contratado para instalar el sistema eléctrico del edificio del Banco del Pichincha, en la capital azuaya, estaba leyendo publicaciones sobre el cableado estructurado. Era 1995. “Fue el primer proyecto de ese tipo en Cuenca, solo había otro en Guayaquil”.
Asimismo, cuando trabajaba en la instalación eléctrica y telefónica del edificio Paseo del Puente, en el Barranco del río Tomebamba, había un inconveniente. Necesitaban cerca de 200 líneas telefónicas, pero había mucha restricción para acceder, recuerda Medina. La lectura de publicaciones de la empresa Alcatel resolvió el problema. Instaló un equipo que permite, con una conexión, dar servicio para siete teléfonos.
En la actualidad, es coleccionista de la revista trimestral IEEE. Por lo general, revisa los artículos vinculados con la iluminación, sistemas de construcción, automatización de los edificios…
Según Medina, hay libros de otros ámbitos como la naturaleza, fauna, jardinería… que también son de su preferencia. Entre los últimos textos que revisó está ‘Cocteles con historia’, de Julio Patán, que ordena las diferentes bebidas desde la A hasta la Z. Está acompañado con información que los relaciona con personajes importantes de la humanidad como Winston Churchill.
En la actualidad, lee ‘Cómo escribir bien’, de Hernán Rodríguez Castelo. Su objetivo es prepararse para publicar un libro porque considera que las personas deben trascender y esta es una de las formas de hacerlo.
Pedro Medina El expresidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca tiene más de 500 libros y revistas. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES