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  • Con su servicio se adaptan al cliente y al emprendedor

    José Luis Rosales  (I)     redaccion@revistalideres.ec

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    Una oportunidad para desarrollar un emprendimiento durante la pandemia y bajo un principio de asociación es lo que generó Fácil Delivery.

    La firma, que empezó operaciones el 20 de abril pasado, arrancó en Ibarra con el servicio de delivery expres y luego se extendió a Quito con courier.

    La iniciativa surgió de Juan Nicolalde y Felipe Ponce, quienes ya habían sido socios en negocios enfocados al entretenimiento.

    Al equipo se sumaron como accionistas Estefanía y Pablo Echegaray y Katherine Sánchez.
    Una de las razones que alentó este emprendimiento es que en la capital imbabureña esta línea de servicio era poco explotada.

    Según Estefanía Echegaray, gerente general, las personas acostumbran relacionar al delivery solo con comida. Sin embargo, la propuesta de Fácil es que sea útil tanto a empresarios, emprendedores y consumidores.

    Juan Nicolalde, gerente financiero, agrega que este negocio fue concebido para ser inclusivo y diferente a los demás.

    La firma empezó con un mensajero, pero ahora tiene 12. En total laboran 17 personas, incluidos los socios. En sus planes está incorporar a personas con discapacidad en su equipo de trabajo.

    Entre los primeros clientes estuvieron tres locales comerciales y un patio de comidas, que abarca 12 restaurantes. Hallaron un buen nicho en negocios que surgieron a raíz de la pandemia.

    La curva de aprendizaje ha sido importante para este desarrollo, dice Felipe Ponce, gerente de Logística. “Eso nos dio las bases de lo que se debe hacer y lo que no”.

    Otro de los aspectos que resalta es apostar por un transporte ecosustentable. Por eso adquirieron 10 motos eléctricas, cuyas partes son fabricada en China y ensambladas en Ecuador.

    Una de la razones para elegir este sistema es que requieren de un mantenimiento básico. Cada vehículo recorre unos 250 kilómetros al día, en promedio. La proyección es contar con una flota de 200 motocicletas hasta el 2021 .

    La inversión inicial bordea los USD 60 000. Una parte ha sido asignado al desarrollo de una aplicación para teléfonos celulares, que es diseñada por programadores ecuatorianos. Se alista su presentación en el mercado.

    Pablo Echegaray, otro de los ejecutivos, asegura que la app Fácil Delivery permite que el cliente acceda a todos los servicios que hay en una ciudad.

    Este software, que posee una interfaz con animaciones, tiene seis categorías. El usuario podrá acceder a mapas, pedidos, ubicación, principal, interactivo, entre otras.

    Uno de las próximos servicios es ofrecer a los clientes la posibilidad de que realicen sus compras y contratar servicios. “Si alguien necesita contratar un abogado o un contador, o si requiere compras un regalo o ropa, lo podrán hacer”, dice Estefanía Echegaray.

    Por lo pronto, operan a través de una central telefónica. Han establecido protocolos de bioseguridad y de comunicación integral.

    El objetivo es brindar seguridad, precio justo y entrega oportuna. El costo por entrega en Ibarra es de USD 1,50 y en Quito de 3. Para emprendedores abrieron un sistema prepagado; USD 30 por 11 entregas, que deben ser previamente programadas. 

    60 000 dólares es la inversión inicial de este emprendimiento que surgió en Ibarra.

    Ejecutivos y colaboradores de Fácil Delivery, un emprendimiento que surgió durante el inicio de la pandemia. Foto: José Luis Rosales/ LÍDERES
    Ejecutivos y colaboradores de Fácil Delivery, un emprendimiento que surgió durante el inicio de la pandemia. Foto: José Luis Rosales/ LÍDERES
  • La movilidad y los negocios, en esta aplicación

    Redacción Sierra Norte  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Los hermanos Ramiro y Fernando Valencia y Juan Pablo Zaldumbide se unieron para desarrollar la plataforma de movilidad sostenible Umayux Ecuador.

    El nombre de la aplicación móvil está inspirado en un vocablo kichwa, que significa inteligente.

    Las operaciones de la ‘app’ se proyectan, inicialmente, para Ibarra (Imbabura) y tiene cinco ejes: delivery, alquiler de bicicletas, tarjeta para pago digital de buses y taxis, así como parqueo tarifado.

    Según Ramiro Valencia, cofundador de esta firma, la propuesta es brindar al cliente cinco servicios con un solo dispositivo.

    La idea surgió hace dos años. El proyecto se ha desarrollado por fases. La pandemia aceleró la puesta en servicio de la ‘app’.

    En junio último. la firma empezó operaciones con taxis convencionales y el servicio de delivery para restaurantes y negocios.

    El público objetivo de la empresa son personas de entre 25 y 50 años, que tienen más dominio de la tecnología. En el primer mes completaron 500 descargas.

    En el diseño de la plataforma para taxis, los socios trabajaron, aproximadamente, 18 meses.
    A través del aplicativo, al solicitar una unidad, el usuario señala el sitio de salida y destino. El programa, que está elaborado con diferentes algoritmos, remite el nombre del conductor, la unidad y el tiempo estimado de arribo.

    Iván Yánez, uno de los 20 taxistas aliados de Umayux, considera que la aplicación ofrece al cliente seguridad y al dueño del automotor ahorro de combustible, por la utilización de rutas óptimas.

    La plataforma también cuenta con 40 locales asociados de las líneas de restaurantes y comercio. Estos, a través de la misma aplicación, interactúan con los compradores para recibir los pedidos.

    Uno de los beneficios que se resalta es que los dueños de estos negocios no deben cancelar ninguna comisión a Umayux.

    Esta marca ha diseñado protocolos para la recepción y entrega del producto, que está a cargo de seis repartidores. Los socios aseguran que las tarifas son módicas.

    Con los ingresos que generen los dos servicios se busca apalancar la expansión de los demás, diseñados para lograr una ciudad más amigable con el peatón y conseguir una movilidad sostenible.

    Por eso, el siguiente paso es el servicio de bicicletas equipadas con candado electrónico.
    Fernando Valencia, cofundador y responsable de electrónica, explica que con la ayuda de un teléfono celular el cliente ingresará un código QR para abrir o cerrar el cerrojo. Además, el dispositivo permitirá monitorear el desplazamiento de cada vehículo.

    La iniciativa, asimismo, está diseñando una tarjeta única de movilidad. Se trata de un sistema prepago para buses urbanos, taxis, parqueo tarifado, sin tener que cancelar en efectivo.
    Juan Pablo Zaldumbide, gerente tecnológico de la firma, resalta la utilización de herramientas novedosas como el procesamiento en la nube, lo que permitirá atender a un sinnúmero de usuarios.

    Este graduado de ciencias de la computación en Australia explica que a medida que se conecten más usuarios se vincularán con otros servidores virtuales, por lo que el crecimiento es ilimitado. “Cada día se van agregando nuevas cosas. Es un mejoramiento continuo en la programación y funcionalidad de Umayux”.

    Los USD 25 000 invertidos provienen de ahorros. El emprendimiento genera siete fuentes de empleo, incluida la de los cofundadores. Ellos antes incursionaron en instalación de cableado estructurado, servicio de ingeniería eléctrica y una tienda electrónica.

    25 000 dólares han invertido los emprendedores en el desarrollo de la ‘app’

    En Ibarra, creadores y colaboradores de Umayux impulsan esta aplicación como una alternativa para la gente. Foto de la página de Facebook Imbabura en línea
    En Ibarra, creadores y colaboradores de Umayux impulsan esta aplicación como una alternativa para la gente. Foto de la página de Facebook Imbabura en línea
  • Un espacio para casas rodantes está en Ibarra

    José Luis Rosales (I)   redaccion@revistalideres.ec

    Los 365 días del año en Yahuarcocha (Ibarra) es primavera. Así considera el emprendedor alemán Hans Schoetter, propietario de la Finca Sommerwind.

    El nombre del establecimiento turístico que significa vientos de verano proviene de un vocablo de su lengua materna. “Cuando en el cielo – del complejo lacustre- no hay nubes, a partir del mediodía hace un fuerte viento”.

    Este ingeniero naval de profesión se enamoró de la provincia de Imbabura y la hizo su casa. Está radicado allí hace una década.

    Antes de armar viaje al Ecuador, Schoetter laboraba como jefe de mantenimiento en una refinería de petróleo en Europa.

    Recuerda que la primera vez que conoció nuestro país fue para visitar a su hijo Jan, que se encontraba como voluntario en una finca de reforestación en Mindo, en el cantón San Miguel de los Bancos, al noroeste de Pichincha.

    En este periplo, los Schoetter recorrieron varios atractivos turísticos del país. Hans emprendió viaje a Alemania, pero se fue con la idea de retornar para quedarse.

    Aunque le gusta mucho la región costera prefirió establecerse en la Sierra. Para comenzar su sueño buscó una propiedad rodeada de naturaleza.

    Antes del predio de Yahuarcocha le ofrecieron otros terrenos en diferentes puntos de la ‘Provincia de los Lagos’, pero no se ajustaron a sus requerimientos.

    El emprendedor europeo vio un potencial a las 12 hectáreas ubicadas frente a la laguna de Yahuarcocha, pese a que eran desérticas y no contaban con servicios básicos. Eso sí, agrega, hay una vista espectacular del espejo de agua rodeado de montañas áridas.

    Entre sus planes no estaba abrir un campamento turístico. Pero señala que un día llegaron algunos viajeros, especialmente europeos, en casas rodantes, vehículos que tienen todas las comodidades de un hogar, que buscaban un sitio seguro para descansar.

    Ahora, prácticamente es una parada obligatoria para los aventureros que recorren desde Alaska a Argentina, o viceversa. Con un tono de orgullo asegura ser un pionero y que su espacio está registrado en el Ministerio de Turismo para recibir a estos viajeros.

    En el 2014 instaló el campamento y un año después la cafetería, que se especializa en comida y cervezas alemanas.

    A clientes, como Belén Rodríguez, lo que más le atrae es el trato amable, el exquisito sabor del pan y el cheesecake.

    El Café atiende de viernes a domingo. El propietario asegura que a los clientes nacionales les atrae el ambiente tranquilo y el contacto con el campo.

    La Finca Sommerwind cuenta con cuatro cabañas para hospedaje. Dos más grandes, con capacidad para tres personas cada una, están equipadas con cocina de inducción y refrigeradora. El costo de hospedaje es de USD 35 y 45.

    Hasta antes de la pandemia arribaban 30 ‘campers’, en promedio cada mes, con turistas de diferentes países del mundo. Ese número se incrementa para la fiestas de Navidad y fin de año.

    Por USD 6 diarios, las casas rodantes reciben servicio de energía eléctrica, agua potable, baño, Internet, cocina y seguridad.

    Pablo Pareja, responsable de la Unidad de Turismo y Promoción del Municipio de Ibarra, resalta que es una propuesta interesante porque es un turismo diferente al convencional. “Schoetter siempre recomienda a los viajeros los sitios que pueden visitar durante su estadía en Imbabura”.

    El negocio reabrió sus puertas a inicios de este mes tras la crisis sanitaria provocada por el covid-19. En el sitio se aplican medidas de bioseguridad para evitar contagios. Ahí continúan hospedadas cuatro familias extranjeras que fueron sorprendidas por el cierre de fronteras por la cuarentena.

    En el grupo había viajeros de Brasil, Uruguay, Canadá, Alemania, Suiza, Francia, Nueva Zelanda. Varios de ellos retornaron a sus países en vuelos humanitarios
    El proyecto de Hans se complementa con el Café Arco, una sucursal de la Finca que funciona en el centro de Ibarra.

    El local es parte del plan piloto de Ciudades Amigables que busca ayudar a reactivar el turismo, en el caso de la capital imbabureña en el centro histórico.

    45 DÓLARES es el costo de alojamiento en las cabañas para 3 personas.

    Datos del negocio
    En el Ministerio  de Turismo la Finca Sommerwind está registrado como campamento turístico, categoría única.

    El local  también está disponible para el desarrollo de compromisos sociales, como cumpleaños.

    En el menú  denominado Biergarten constan platos fuertes, una variedad de postres y cervezas alemanas.

    La venta  de pan y tortas alemanas y mermeladas caseras es uno de giros del negocio que afianzó en la pandemia.

    El personal   que atiende el establecimiento luce ropa típica de Alemania.

    A Hans Schoetter le gusta atender personalmente a los viajeros en su propiedad  en  Yahuarcocha, en Ibarra. José Luis Rosales / LÍDERES
    A Hans Schoetter le gusta atender personalmente a los viajeros en su propiedad en Yahuarcocha, en Ibarra. José Luis Rosales / LÍDERES
  • Con barro hacen réplicas de instrumentos

    José Luis Rosales

    (F)  
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    La armonía de ocarinas, flautas, botellas-silbato de agua y más sedujeron a Jorge Farinango. Desde hace cuatro años, el artista imbabureño lidera un proyecto para la elaboración en barro de réplicas de este tipo de instrumentos sonoros antiguos.

    Con el apoyo de su esposa, María Soledad Ángulo, abrió el taller Vestigios Cerámica Ancestral, en Ibarra (Imbabura). Este emprendimiento cultural busca poner en valor estos artefactos inspirados en los pueblos originarios.

    Farinango se graduó de bachiller en Artes, en la especialidad escultura, en el Instituto Daniel Reyes, de San Antonio de Ibarra.

    Sin embargo, ahora alterna su pasión por el arte con la actividad de empleado público en la Empresa Eléctrica Regional del Norte.

    En este lapso ha ido descubriendo las particularidades que tiene cada cultura. Una ocarina de la zona interandina, por ejemplo, por su tamaño pequeño tiene los sonidos más agudos.

    En tanto que un silbato en forma de tucán, de origen azteca, se asemeja al canto de las aves.
    Uno de los artefactos que más ha sorprendido a Farinango son las botellas-silbato de agua, de la cultura Chorrera.

    En el interior hay un sistema acústico. Cuando el líquido ingresa y rota de un envase a otro, por la presión que ejerce en ese movimiento, produce un sonido.

    Todos estos detalles los ha aprendido al estudiar catálogos y documentos digitales elaborados por arqueólogos, que han realizado estudios en el país.

    También ha visitado museos como el Centro Cultural Ibarra, Casa del Alabado, en Quito; Pumapungo, en Cuenca, y galerías particulares.

    Las piezas se elaboran con barro que se recolecta en Urcuquí e Ibarra. Con estas se logra una consistencia ideal para modelar y hornear los objetos.

    Se empieza mezclando tierra y agua. Se fricciona con las manos o los pies hasta darle flexibilidad; la masa debe reposar dos meses.

    Jorge Farinango y Soledad Angulo impulsan una iniciativa que busca revalorizar instrumentos ancestrales. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    Jorge Farinango y Soledad Angulo impulsan una iniciativa que busca revalorizar instrumentos ancestrales. Foto: José Luis Rosales / LÍDERES

    Una vez que está listo el material se procede con el modelado de las piezas. No utilizan patrones y los acabados son rústicos.

    Ángulo no sabía nada sobre este tipo de alfarería. Pero con los conocimientos compartidos por su cónyuge empezó a modelar los primeros objetos.

    Una de sus piezas preferidas es la figura de una Venus de Valdivia, que representa a una mujer en estado de embarazo.

    El fabricar las imágenes es algo sencillo, lo difícil es que al usarlas tengan un sonido agradable. Cree que al modelar la pieza y convertirla en instrumento le da vida.

    Con el paso del tiempo, los esposos han ido perfeccionando su habilidad. La técnica del ahumado, que incluye el uso del aserrín, les permite lograr diferentes colores.

    En la mayoría de los casos, Angulo elabora las figuras y Farinango se encarga de darles el sonido. Aunque no es músico ha aprendido algunos conceptos básicos.

    La inversión para instalar el taller no supera los USD 1 000, que se invirtieron en la construcción de un horno artesanal y la materia prima. Por ahora, el obraje está reubicado en el barrio de Tanguarín, de San Antonio de Ibarra. En esta localidad también hay talleres de cerámica utilitaria.

    Los trabajos de Vestigios Cerámica Ancestral han salido del país de la mano de turistas extranjeros que visitan la Plaza de los Ponchos, en Otavalo.

    Jorge y su hermano Santiago, quienes elaboran instrumentos de madera, tienen un puesto en este mercado artesanal, uno de los más grandes de la región.

    Los extranjeros muestran más interés por este tipo de elementos. Algunos tienen conocimientos sobre las características de cada cultura, señala Farinango.

    “Ellos tienen una curiosidad innata. Les gusta manipular y saber a fondo cómo se hace una pieza de barro. Por eso, también hacemos talleres para que elaboren su propio instrumento”.

    Las piezas han sido adquiridas por músicos populares como el cantautor Enrique Males y el musicólogo Carlos Freire.

    Otros datos

    Los artículos los promocionan a través de Facebook: Vestigios Cerámica Ancestral.

    El costo de los silbatos es de USD 10. Hay piezas sonoras de hasta USD 180.

    En el 2019 los emprendedores asistieron a la feria del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares.

    Sus artículos han ido a España, Alemania, Francia, etc.

    El investigador Esteban Valdividia les ha compar­tido sus conocimientos.

    Su próxima meta es implementar un museo itinerante para ir a las parroquias rurales.

    El emprendimiento ­familiar elabora ocarinas, flautas, botellas silbato... que los venden en la Plaza de los Ponchos (Otavalo). Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
    El emprendimiento ­familiar elabora ocarinas, flautas, botellas silbato… que los venden en la Plaza de los Ponchos (Otavalo). Foto: José Luis Rosales / LÍDERES
  • Los complementos alimenticios son la especialidad de Beyalpharma

    José Luis Rosales

    (I)  
    redacción@revistalideres.ec

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    La mitad de los 20 años en los que Rodrigo Espinosa estuvo fuera del país trabajó en un laboratorio de complementos alimenticios en Madrid, España.

    Este inmigrante retornado al país, de 53 años, adquirió conocimientos sobre fórmulas, materias primas y maquinaria.

    Al regresar al país decidió instalar Beyalpharma, que se dedica a elaborar este tipo de productos.

    El identificativo de la firma responde a un juego de palabras de las iniciales de los nombres de sus dos hijos Beatriz y Yago.

    En el sector de los Huertos Familiares, en el norte de Ibarra, instaló el laboratorio que está equipado con tecnología europea.

    En la infraestructura y maquinaria invirtió USD 180 000. La factoría empezó a funcionar en diciembre del año pasado. Actualmente elabora ocho productos entre colágeno marino, regenerador de flora intestinal, adelgazantes y un relajante mental. Éste último con complemento de vitamina B.

    La materia prima es importada de Europa. Espinosa se encarga de la revisión de la ficha técnica y de análisis organolépticos y bacteriológicos del producto.

    El laboratorio cuenta con diferentes áreas y el proceso inicia con el pesaje de la materia prima. La sala está equipada con balanzas de miligramos, gramos y por kilos, lo que posibilita la preparación de cada una de los fórmulas.

    El proceso continúa en la máquina mezcladora, que tiene una capacidad para procesar 36 kilos. El artefacto permite obtener un material homogéneo y sin coloraciones diferentes.

    Por medio de una canalización el polvo es depositado en una bolsa alimentaria. La siguiente fase pasa por una máquina que permite elaborar las cápsulas.

    El proceso finaliza con el control de calidad, empacado, sellado y etiquetado de estos complementos alimenticios.

    Beyalpharma asegura que sus productos cuentan con las notificaciones sanitarias que otorga la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria.

    El objetivo es posicionar las productos en el mercado nacional. La idea es ingresar a cadenas nacionales de farmacias y supermercados, explica Patricio Espinoza, socio de la firma.

    Los emprendedores esperan ser incluidos en las ruedas de negocios entre empresas y productores que impulsa el Ministerio de Producción.

    Por lo pronto, Espinoza explica que cuentan con colaboradores que distribuyen estos complementos alimenticios en tiendas naturistas del país.

    La firma tiene varios planes para ampliar su gama de productos. Por eso, ha realizado los primeros acercamientos con la Universidad Yachay Tech.

    La idea es que estudiantes de este plantel de educación superior realicen pasantías en la planta de Beyalpharma, explica Rodrigo Espinosa. “Hay que realizar investigaciones para obtener principios activos de plantas que florecen en el país”.

    Los datos

    El colágeno marino contiene ácido hialurónico, metilsulfonilmetano, vitamina B.

    El regenerador de flora intestinal está formulado con probióticos.

    El relajante mental, en cambio, está hecho a base de óxido de magnesio con extractos botánicos y vitaminas B.

    Los dos tipos de colágeno y el microflora se puede consumir con un batido de frutas.

    Los pedidos
    se puede realizar a beyalpharma@gmail.com

    Rodrigo Espinosa dirige el laboratorio que funciona desde diciembre del año pasado en la capital de Imbabura. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
    Rodrigo Espinosa dirige el laboratorio que funciona desde diciembre del año pasado en la capital de Imbabura. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
  • La agroecología le permite emprender

    José Luis Rosales

    (F) Contenido intercultural

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    El Rey del ‘Ovo’, una tienda de productos agroecológicos y restaurante, es una de las nuevas propuestas que impulsa Zulay Hernández.

    Tiene 32 años y desde hace siete incursionó con su familia en la agricultura libre de químicos.

    Está vinculado a varios colectivos. Ella asegura que es una de las 600 mujeres de Imbabura que se dedican a esta actividad.

    Recuerda que cuando participó en un encuentro nacional agroecológico, que se hizo en Loja, sugirió que a más de las charlas había que incluir actividades en la que los campesinos puedan compartir sus saberes.

    En aquella ocasión improvisó un taller para elaborar pasta dental en base a hierbas con propiedades medicinales.

    Varios de esos conocimientos los adquirió cuando cursaba el bachillerato técnico agropecuario agroindustrial en el colegio Eloy Alfaro, de Ibarra. Inició la carrera de agroindustrias en la Universidad Técnica del Norte, pero la abandonó por falta de dinero.

    Su espíritu emprendedor le ha impulsado a asumir varios retos. Participa en cuatro ferias de productores en Ibarra y Quito. El producto estrella del negocio de Hernández es el ovo.

    La mujer recuerda que luego de un año de haber ingresado al primer mercado alternativo, que se desarrolla en los patios del Ministerio de Agricultura, le pidieron que regrese a vivir en el campo.

    Su familia posee una propiedad en la parroquia de Ambuquí, en el norte de Ibarra. Ahí surgió la Finca Rey del ‘Ovo’.

    El nombre lo puso Alfonso Hernández, abuelo paterno, en honor al Niño Jesús a quien le ha atribuía las abundantes cosechas del ovo.

    En una hectárea de terreno hay 150 matas de este fruto anaranjado que asegura tienen un sabor dulzón que le atribuyen al uso de abono orgánico. Aunque brotan durante todo el año, la producción plena se da en septiembre.

    También hay 11 variedades de guandul, un fréjol de zona cálida, plantas forrajeras, pastos y, al menos, 150 plantas medicinales. Antes producían en monocultivo la caña de azúcar.

    Cada uno de los ocho integrantes de esta familia tiene su rol. Zulay es la encargada de asistir a los cursos de agroecología y de replicar los conocimientos a los demás. Varias mujeres kichwas de la zona le han compartido saberes.

    También incursionó en la elaboración de artículos de aseo. Silvia Chávez, una especialista cuencana, le enseñó a fabricar jabón, champú, desodorante y detergente líquido para ropa.

    Zulay fue ensayando con sus fórmulas para obtener un jabón con textura dura, que conserve el color y que no se fermente.

    Los recursos de la venta de estos artículos se destinan al pago de la mano de obra de los parientes que trabajan en la finca.

    Otra fuente de ingresos es la visita de turistas a la finca en Ambuquí. La idea es que los visitantes conozcan sobre este tipo de agricultura y también saboreen platillos con el caldo de gallina.

    Participó en representación del Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador en un Encuentro de Mujeres Latinoamericana y del Caribe, en Panamá. Eso le permitió organizar un taller de desarrollo personal con las mujeres campesinas.

    Por lo pronto, tiene como objetivo tramitar el registro sanitario para el jabón. Hay de varios ingredientes, uno de ellos es el de achiote con ralladura de naranja.

    En la tienda Rey del Ovo también se comercializan productos de otro 12 emprendedores. Las jícamas, zanahorias blancas, aguacates, gallinas criollas, miel y café son de la Finca Mira, ubicada en el cantón de mismo nombre.

    Levi Tapia, cliente de la tienda, destaca la calidad de productos, como verduras y frutas.

    En la línea de restaurante ofrecen menús con productos tradicionales. El lunes anterior, por ejemplo, fue una sopa de arroz de cebada y un plato fuerte con arroz, pastel de camote y pollo estofado.

    En la decoración del local invirtieron USD 1000. Algunos de los elementos han sido reciclados.

    En Ibarra, Zulay Hernández abrió una tienda en el que expende productos de su finca y de otros compañeros
    En Ibarra, Zulay Hernández abrió una tienda en el que expende productos de su finca y de otros compañeros. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO
  • Un ‘vino blanco’ que nace en el panal de las abejas

    José Luis Rosales (i)
    redacción@revistalideres.ec

    Alvarium, un ‘vino blanco dulce’, es el primer producto que saca al mercado la firma Agroindustrias R&M.

    La planta artesanal, ubicada en la parroquia de San Antonio de Ibarra (Imbabura), fabrica desde hace dos años la bebida que es elaborada con miel de abeja.

    Este néctar, con aroma de eucalipto, reemplazó a la uva, como materia prima, debido a que este fruto tiene una modesta producción en la Sierra norte.

    José Luis Rivadeneira se interesó por el novedoso licor desde la aulas universitarias. Así recuerda, el gerente de producción y creador de Agroindustrias R&M.

    Incluso, se graduó de ingeniero en esta rama con una tesis sobre el proceso de clarificación de este singular vino.

    El nombre Alvarium, que significa colmena en latín, es un reconocimiento a estos insectos que producen este almíbar viscoso, a partir del dulce de las flores.

    Para determinar la melaza ideal se hizo pruebas con miel de rosas, de aguacate y eucalipto. Las tres muestras fueron degustadas por 60 personas. Rivadeneira señala que la última mixtura es la que más agradó a los catadores.

    Sin bien la elaboración es similar al licor de uva, Alvarium tiene como ingredientes agua purificada, miel de abeja y levaduras. Las últimas son traídas de Francia.

    El proceso inicia con la fusión de los tres elementos anteriores. A este compuesto se le agrega el mosto. Luego, la mezcla se fermenta en un tanque de acero inoxidable, por un mes.

    Con un clarificante natural se retiran los residuos de levaduras y se filtra. El proceso finaliza con la colocación de la etiqueta, en español e inglés, el capuchón y sello fiscal. Cada trimestre produce unas 1 200 botellas, de 750 mililitros. El precio de venta al público es de USD 9.

    Para equipar la planta, el emprendedor invirtió USD 10 000. Los recursos provinieron de un crédito bancario. Eso le permitió adquirir dos tanques de acero inoxidable, de 1 000 litros, cada uno, un clarificador de placas, llenadores de vino y encorchadora.

    Además, costear los trámites de los permisos sanitarios y fiscales y los insumos para la fabricación.

    Las botellas, capuchones, corchos y levaduras vienen de afuera. El proceso de importación está a cargo de Nubia Morales, profesional en comercio exterior y esposa del emprendedor.

    La miel, en cambio, proviene de una colmena de Vicente Vásquez, apicultor oriundo de la vecina parroquia de Natabuela. Vende entre 400 y 500 litros, cada trimestre.

    Es un vino diferente, resalta en su eslogan. Por eso, para posicionarse en el mercado han apelado a hosterías y restaurantes de primera categoría de Imbabura.

    El producto es apreciado, especialmente, por viajeros extranjeros. Se usa como aperitivo. Aunque también es un compañero ideal de las carnes blancas. Se recomienda consumirlo frío.

    Al momento cuenta con dos puntos de distribución en Ibarra y Quito. La próxima meta es llegar a Guayaquil y Cuenca.

    Alvarium está considerado como uno de los 17 mejores emprendimientos de la capital imbabureña, por la Dirección de Desarrollo Económico Local del Municipio de Ibarra. Esta entidad apoya con ruedas de negocios y ferias las ideas creativas, explica Alexandra Bedón, técnica de la entidad.

    Incluso, ahora les promocionan a través de la página web www.emprendedora.ibarra.gob.ec

    José Luis Rivadeneira,  gerente de producción de Agroindustrias R&M, ahora tiene un nuevo proyecto: elaborar vino espumante. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
    José Luis Rivadeneira, gerente de producción de Agroindustrias R&M, ahora tiene un nuevo proyecto: elaborar vino espumante. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
  • Una oferta de turismo vivencial en el sur de Ibarra

    Redacción Sierra Norte
    ​Contenido Intercultural

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    Alexis Criollo, egresado de la carrera de ingeniería en Administración de Empresas Turísticas, fue el responsable de convertir la vivienda familiar en un nuevo atractivo para viajeros.

    Así nació Pondo Wasi (Casa de la vasija, en español) que desde inicios de este año incursiona en la oferta de turismo rural vivencial. El inmueble está adornado con 25 vasijas, de diferentes formas y tamaños, que inspiraron el nombre al establecimiento.

    La antigua casona, ubicada en la La Magdalena, parroquia Angochagua, en el suroriente de Ibarra, que está dentro del denominado territorio kichwa Karanki, fue rehabilitado por los emprendedores, en mingas. El trabajo de restauración duró cerca de dos años.

    “Al visitante se les muestra, en este espacio, el valor y la riqueza de nuestra cultura”. Este es el plus que busca explotar este emprendimiento, explica Criollo.

    Por eso, a los turistas que arriban al sitio se les ofrece desde caminatas por senderos, actividades en la huerta, música y danza indígena, participación en actividades para elaborar pan y tortillas de tiesto y un variado menú local.

    Para preparar los diversos platillos apelan a técnicas de cocción ancestrales como la del pondo y la pachamanca. “Esto le da un sabor más exquisito que la de una cocina normal”, asegura Silvana Criollo, integrante del emprendimiento.

    El cocinar en el vientre de la tierra o pachamanca es una de las actividades que más llama la atención de los huéspedes de Pondo Wasi. “Su preparación es todo un ritual”, explica Marcelo Criollo, patriarca de la familia

    Alimentos como papas, choclos, melloco, habas, carne de res, plátanos, piñas, protegidos por sus vainas u hojas de maíz, se colocaban en un hoyo, sobre piedras ardientes, que previamente fueron calentadas en el fuego.

    La singular hornilla es cubierta con tela de algodón y una estera de totora, para que permita conservar el calor. Mientras dura la cocción, que toma entre unas dos horas, los turistas son invitados a bailar alrededor del lugar.

    En el menú también hay sopas como caldos de gallina de campo, yahuarlocro, colada de chuchuca con queso. Como platos principales está el cordero a la parrilla o al pondo, pollo al horno de leña o al pondo, trucha frita o al horno de leña y fritada. Mientras que, como postres hay colada de zambo con leche y tortillas de harina de maíz, colada morada con pan y morocho con leche y bocadillos.

    La oferta tiene acogida en universidades e institutos de turismo, hotelería y gastronomía, especialmente de Quito. Unos 150 estudiantes del CPS Culinary & Pastry School, de Quito, visitaron la semana pasada Pondo Wasi.

    Los dueños han diseñado paquetes de uno y dos días, que incluye acampar. Éste último adhiere visitas a miradores de la parroquia Angochagua, senderismo de media y alta montaña y visita a emprendimientos de distintas comunidades. Hay precios para estudiantes y familias.
    El sitio es un aporte a la conservación y difusión de nuestra cultura, asegura Lorena Arellano, especialista en turismo.

    El centro abre todo los sábados y domingos. También entre semana, bajo reservaciones. Además atiende compromisos sociales.

    El próximo reto es ofrecer alojamiento en cabañas. La construcción empezó y esperan que este listo en tres meses.

    En Pondo Wasi, Silvana Criollo, Hortencia Tambi yMarcelo Criollo impulsan este emprendimiento familiar. Foto: Cortesía / Pondo Wasi
    En Pondo Wasi, Silvana Criollo, Hortencia Tambi yMarcelo Criollo impulsan este emprendimiento familiar. Foto: Cortesía / Pondo Wasi
  • La economía colaborativa se impulsa en Ibarra

    José Luis Rosales

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    Las instalaciones de la firma Conexiones Coworking, en Ibarra, son como un gimnasio. Así las describe Juan Manuel Mantilla, mentalizador de esta iniciativa de negocios que reúne a diferentes emprendedores de la urbe.

    Se refiere a que los ‘coworkers’, como denominan a los usuarios de este centro de negocios. Ellos pagan cuotas mensuales por las oficinas, como se hace en las salas de acondicionamiento físico.

    La finalidad de esas personas es emprender, innovar y crear.

    Esta iniciativa, que se inició en febrero del año pasado, busca impulsar la economía colaborativa y creativa, explica Mantilla.

    En una vivienda, de propiedad de su familia, se adecuaron espacios para oficinas, salas de reuniones, sitios de estar, entre otros, que comparten los emprendedores para generar ideas y proyectos.

    Fiel a su vocación ecologista, los tres niveles del inmueble fueron remodelados con madera, hierro y cartón de reciclaje. El rediseño duró cinco meses y en ello se invirtieron USD 15 000. La mayor parte provino de un crédito de una institución financiera.

    Conexiones Coworking acoge a profesionales de diferentes disciplinas como diseño, arquitectura, informática, derecho, turismo…

    Para Joselyn López, de Aleph Studio, una firma que se especializa en fotografía, video, diseño y sitios web, este espacio compartido les ha permitido conocer nuevos clientes y establecer un círculo colaborativo con los otros ocupantes del edificio.

    De esta agencia de comunicación también es socio Miguel Avendaño. Los dos creativos han desarrollado ideas para firmas locales como Terminus Burger&Wings, Camino del Sol, Suiton Sushi Bar que, entre otras cosas, buscan posicionar su marca en las redes sociales.

    Los esfuerzos empiezan a dar resultado. Edwin Brito considera a esta estructura como un sitio dinámico. Este arquitecto, que es especialista en restauración de inmuebles con valor histórico y patrimonial, se adaptó a este sistema alternativo de oficinas.

    Él recuerda que cuando instaló su primera oficina, hace 38 años, tenía un espacio de 16 metros cuadrados (m²). Ahora su despacho no sobrepasa los 4 m².

    Sin embargo, este profesional destaca que el sitio es acogedor y compacto, cuenta con todos los servicios y, como beneficio para los inquilinos, tienen servicio de Internet de alta velocidad.
    Conexiones Coworking, además de contar con los emprendedores fijos, busca ser una vitrina para quienes desean emprender y no cuentan con el suficiente capital. Por esta razón, regularmente, se ofrecen talleres de capacitación en diferentes áreas.

    El 17 de marzo próximo se dictará, por ejemplo, un curso completo de Facebook ADS e Instagram ADS. El objetivo es conocer cómo realizar campañas efectivas para los negocios en las redes sociales.

    El coworking también desarrolla ferias de productores y emprendedores. Una de ellas es Café Lunch, una iniciativa que congrega a caficultores.

    El negocio

    Ingresos. Este emprendimiento genera USD 2 000, por concepto del pago de las membresías.

    Alianza. El sitio trabaja con el coworking Impaqto, de Quito. Esto permite a los miembros de Conexiones usar esas instalaciones dos veces al mes.

    Horario. La atención en Conexiones es de 08:00 a 21:00, lo que lleva a que exista un alto número de visitantes.

    Juan Manuel Mantilla instaló en una casa de su familia el primer coworking de la capital de Imbabura. Foto: Francisco Espinosa  para LÍDERES
    Juan Manuel Mantilla instaló en una casa de su familia el primer coworking de la capital de Imbabura. Foto: Francisco Espinosa para LÍDERES
  • Las carnes a la brasa con toque argentino cautivan

    José Luis Rosales

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    Sentite como si estuvieses en una parrilla de Buenos Aires. Los mágicos sabores de la carne argentina están en Chamuyando. Con esa frase el restaurante instalado en Ibarra, en junio del 2014, conquista los paladares.

    El argentino Guillermo Gonzalo es el creador de este emprendimiento, ubicado en el sector de El Retorno, al sur de la ciudad.

    Todo nació con el sueño de tener un negocio propio. Así comenta el bonaerense que llegó al país en 1995, por una propuesta de trabajo. Luego, durante 17 años, gerenció una distribuidora de lácteos en la Sierra norte.

    Sin embargo, en su cabeza siempre rondaba la técnica y el aroma de la carne sobre las brasas rojas, como preparaba Santo, su padre. Esa imagen de la familia y amigos hablando y compartiendo un asado dominical, como se acostumbra en Argentina, se la conoce como chamuyando.

    Luego de independizarse le apostó a la pasión por las carnes cocidas al carbón. Su esposa, la argentina Mónica Polanco, diseñadora gráfica, le sugirió y diseñó la marca, aprovechando el término rioplatense. Así nació Chamuyando Parrilla Bistró.

    Con mucha ilusión, la familia, compuesta por tres hijas, rediseñó su casa. De pronto la villa, de paredes de adobe y teja, se convirtió en un restaurante de cómodas y acogedoras salas.

    Ahora está decorado con fotografías que evocan rincones como el estadio de Boca Junior, el Obelisco, el centro de Buenos Aires. También hay carteles con frases cómicas y sugerentes, que atrapan a los visitantes, como una que dice: Si vino y no toma vino, entonces para qué vino. Hay una variedad de merlot, cabernet sauvignon, malbec, entre otros.

    La carta, que posee una variedad de carnes a las brasas de res, cerdo, cordero y pollo, también tiene nombres con identidad porteña como bife La Recoleta, ojo de bife La Bombonera, cordero Patagónico, milanesa a la Argentina, costilla San Lorenzo, asado de tira Martín Fierro. Este último es un corte de costilla de una res joven.

    Abre jueves, viernes y fin de semana. Al inicio solo domingos.
    Para empezar invitó a personas cercanas a probar las delicias que preparaba personalmente Guillermo en la parrilla que instaló junto a la anterior cocina familiar.

    En apenas un mes la noticia se regó por Ibarra y los comensales comenzaron a llegar, e incluso hacer fila. Eso le obligó a ampliar el horario de atención y contratar un parrillero, con el que compartió los secretos culinarios que aprendió durante su niñez y juventud.

    Otro fuerte de Chamuyando Parrilla Bistró son las pastas elaboradas artesanalmente. El emprendedor aprendió a prepararlas con su abuela Francisca Migli, cuando era chico, como él dice.

    Aún recuerda la cocina de la matrona nacida en Piacenza, en el norte de Italia. Desde ahí vienen las recetas con las que elabora los sorrentinos rellenos de jamón y queso ricota, de espinaca y de jamón. También, hay una variedad de raviolis y hamburguesas. Las ventas mensuales, en promedio, son por USD 8 400.

    Gonzalo disfruta charlando con sus clientes. Esas conversaciones, incluso, le han permitido conocer los gustos de vegetarianos, para quienes también ofrece un menú. “Preparamos un morrón a la parrilla, con queso mozarela y huevo”.

    Uno de los secretos del éxito es que los platillos se renuevan periódicamente. Por estos días, por ejemplo, está en prueba el Súper T-bone, un corte de carne para los más golosos. El platillo, que se ofrece sobre una tabla, va acompañado de papas fritas y ensalada clásica y del huerto. Estas últimas varían, de acuerdo a la temporada.

    El bonaerense Guillermo Gonzalo dirige este emprendimiento familiar que tiene como filosofía superar las expectativas de sus clientes y brindar un servicio esmerado y bien presentado. Foto: Francisco Espinoza,para LÍDERES
    El bonaerense Guillermo Gonzalo dirige este emprendimiento familiar que tiene como filosofía superar las expectativas de sus clientes y brindar un servicio esmerado y bien presentado. Foto: Francisco Espinoza,para LÍDERES