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  • ‘Buscamos más investigación para crecer en innovación’

    Pedro Maldonado O. Redacción Quito / LÍDERES

    Entrevista/ Juan Fernando Salazar

    La innovación y el respeto a la propiedad intelectual van de la mano. El primer proceso requiere de recursos financieros y de tiempo que benefician al segundo. Juan Fernando Salazar, director nacional de Propiedad Industrial del Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI), analiza la importancia de patentar un desarrollo. Según su punto de vista, «la propiedad intelectual es el resultado de la investigación y hay que proteger y reconocer esa investigación». El funcionario señala que con la evaluación y acreditación de las universidades, el Gobierno desarrolla una política integral en favor de la innovación.

    ¿Cuánto importa el tema de la propiedad intelectual en los procesos de innovación de un país?
    La propiedad intelectual se rige por normativas internacionales, como los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic) de la Organización Mundial de Comercio, emitidos en 1996. Los Adpic establecen los estándares mínimos de protección que adopta un país en su legislación, en materia de patentes. En Ecuador, la Ley de Propiedad Intelectual, vigente desde 1998, señala que una patente tiene un período de vigencia de 20 años. Hay que anotar que la propiedad intelectual es un mecanismo que un país lo toma para manejar y proteger a los investigadores. Se trata de una herramienta que, según la perspectiva, puede ser muy comercial o muy social, que protege mucho o que permite el acceso con mecanismos establecidos en la ley. Este Gobierno concibe a la propiedad intelectual, como un mecanismo de desarrollo.

    ¿Qué tipo de investigación o desarrollo puede calificarse como patentable?
    En propiedad intelectual una de las áreas es la propiedad industrial, en donde están las marcas y la unidad de patentes. Dentro de lo que es patentes se receptan las solicitudes, se hace un análisis, un examen de patentabilidad y se buscan tres características: que tenga nivel inventivo, que tenga novedad y que tenga aplicación industrial. Si ese invento, proceso o producto cumple esos tres requisitos se lo considera patentable. Pero antes se verifica que el invento no está protegido.

    ¿Es verdad que un indicador de innovación es el número de patentes que se solicitan y conceden en un país?
    En Ecuador tenemos que este año se presentaron 405 solicitudes de patentes hasta octubre. En el 2012 fueron 489. En años pasados eran 600, 700 o más. Este número ha variado hacia abajo, porque en el IEPI hemos subido los estándares de patentabilidad. Antes, había mucha «patente basura». Dentro de una patente es necesario incluir una reivindicación y una memoria descriptiva, que es básicamente la información que dice de qué se trata el invento o el desarrollo.

    ¿A qué se refiere con «patente basura»?
    No es que negamos por negar sino que subimos los estándares. Desde que se presenta la solicitud de registro de patentes, el producto ya recibe protección. Hay un plazo de 18 meses previo a la publicación para que terceros, que puedan sentirse perjudicados, se puedan oponer aduciendo una titularidad anterior. En esos 18 meses el proceso se queda en confidencialidad, luego la solicitud se publica en la Gaceta de Propiedad Industrial del IEPI, para que la gente sepa qué se está patentando y pueda ejercer sus derechos. Es un tramite común.

    Hay casos de reclamos, ¿cómo se resuelven?
    Siempre tenemos reclamos. Se resuelven con un análisis técnico. Quien presenta una oposición debe aducir un legítimo interés por ser un competidor directo o por tener un registro que diga que un desarrollo ya está patentado. Es un análisis muy técnico; en mi unidad de patentes trabajan 13 personas: de ellos, dos son abogados y 11 son técnicos (químicos, físicos, mecánicos…), porque cuando se discuten temas de innovación o asuntos tecnológicos, se necesita que se pronuncie un experto; lo técnico es primordial.

    ¿Con los datos que menciona sobre solicitud de patentes se puede decir que los niveles de innovación son bajos en el país?
    Hay que tener claro que el Gobierno está dividido en ministerios coordinadores y que en cada uno de estos ministerios hay un Consejo sectorial. Nosotros estamos enmarcados en el Consejo sectorial de Conocimiento y Talento Humano. Con el tema de la evaluación de las universidades, con la idea de tener más investigación, con lo de contar con docentes a tiempo completo, buscamos más investigación para que mañana suban los indicadores de innovación. Por eso hay que entender el tema de las evaluaciones y acreditaciones integralmente. La propiedad intelectual es resultado de la investigación y hay que proteger y reconocer esa investigación e innovación. En investigación se puede gastar tiempo y dinero en algo que ya estaba posicionado y por eso queremos dar orientación. Lo que hacemos es poner en conocimiento lo que está protegido. Recuerde que luego de los 20 años una patente ya no puede renovarse y ese conocimiento queda libre. Esos 20 años es un ‘monopolio legal’ y durante ese tiempo se explota comercialmente a la patente.

    ¿Suena contradictoria esa figura de «monopolio legal»?
    No. Es un monopolio que se da al titular de un medicamento, por ejemplo. Se beneficia quien lo solicita. En propiedad intelectual es un tema de exclusividad, para que terceros no utilicen una patente. A eso se refiere el «monopolio legal».

    Un informe del Banco Mundial señala que América Latina innova menos que otras regiones y que la protección de la propiedad intelectual puede generar una barrera comercial…
    En propiedad intelectual uno de los principio es la territorialidad; es decir, la protección dentro del territorio en el cual una persona o una empresa solicita esa protección. Como empresa o inventor ecuatoriano, si tengo objetivos comerciales en otros países, debo cumplir el mismo procedimiento en otros países. En Ecuador hay casos muy buenos, como el de una petrolera que aplica este principio en México, Brasil, Medio Oriente…

    Con los antecedentes legales que menciona, ¿qué tan fácil es innovar en el país?
    En lo que es el registro de patentes hay figuras que no siempre se utilizan. Muchas veces el registro de una patente demora entre 4 y 5 años, pero la misma ley ofrece mecanismos para agilitar el proceso. La empresa puede ‘renunciar’ a los 18 meses de confidencialidad que mencionamos anteriormente para ganar tiempo. Allí, la clave es conocer las leyes, que los abogados conozcan el sistema. También se necesita conocer los derechos del investigador, temas de derechos de autor, etc. Por eso estamos creando para el próximo año un centro de difusión de la propiedad intelectual, para capacitar en la búsqueda de patentes. Es parte de la política pública y todo esto servirá para innovar.

    UN RESUMEN DE SU HOJA DE VIDA Y SU EXPERIENCIA

    Carrera.  Abogado con más de 10 años de experiencia en los sectores privado y público.

    Especialidad.  Tiene una especialidad en Derecho Constitucional de la Universidad Andina Simón Bolívar.

    Cargo.  Es Director Nacional de Propiedad Industrial en el IEPI y ha participado como representante del Ecuador en materia de propiedad intelectual en Ginebra, Brasil, Cuba y Bélgica.

    «para patentar un producto o un desarrollo se requieren tres condiciones:  que tenga nivel inventivo, que tenga novedad y que tenga aplicación industrial».

  • Dos ecuatorianos y una idea con USD 26 millones

    Redacción Quito

    Una innovación tecnológica de una firma estadounidense liderada por dos ecuatorianos es motivo de análisis y entrevistas en medios económicos de la talla de la revista Forbes.

    El pasado 24 de octubre, esta influyente publicación económica señaló que Leaf, la empresa encabezada por los ecuatorianos Aron Schwarzkopf y Sebastián Castro está al mismo nivel de Square, una ‘startup’ de Jack Dorsey, uno de los fundadores de Twitter.

    El artículo escrito por Peter Cohan señala que el equipo de Leaf y su plataforma LeafPresenter están haciendo «progresos impresionantes», en un mercado en el que se enfrenta cada día a una fuerte competencia.

    Al desarrollo de Leaf se lo puede describir como una caja registradora móvil. Tiene la apariencia de una tablet y fue diseñada, desarrollada y pensada específicamente para ayudar a todo negocio que venda un producto. Así lo explican Schwarzkopf y Castro, en una entrevista concedida a LÍDERES por Skype.

    Esta innovadora idea ha recibido hasta el momento USD 26 millones de financiamiento en EE.UU. y ya se la utiliza en restaurantes y en el sector del retail, en diferentes ciudades de ese país.

    La empresa fue fundada en enero del 2011 con un objetivo: entender el recibo de papel que un comprador obtiene en cada transacción comercial. Schwarzkopf cuenta que la mayoría de comprobantes de venta terminan en el tacho de la basura. «En estos existe mucha información del comprador y del comerciante; entonces pensamos un concepto para llevar ese recibo a la nube. Agregamos servicio y aprovechamos la data del punto de venta. Así nació el concepto de Leaf».

    La plataforma, que se materializa en la tablet, viene con una cuenta para el comerciante y una tienda de aplicaciones similar a la App Store de Apple y Play Store de Google Play, desde la cual se crean y agregan servicios para facilitar el trabajo al comerciante. La tienda de aplicaciones está en formato beta (aún en desarrollo) y a disposición de un grupo de comerciantes. Sin embargo, por lo menos una docena de empresas, entre las que se cuenta Pay Pal, están creando aplicaciones para LeafPresenter.

    Castro cuenta que los dos segmentos en los que el desarrollo ha tenido mayor despliegue son: restaurantes y tiendas de retail. «Desde el inicio de la empresa pensamos en una plataforma para que cualquier negocio nos pueda utilizar».

    Ahora, la idea que está en la mente de ambos es internacionalizar su plataforma. La meta es cambiar la experiencia de los comerciantes.

    Para llegar a este punto, la empresa tuvo que pasar por lo que pasa toda nueva compañía: buscar capital, un equipo de trabajo, pensar en un producto… Schwarzkopf tiene 25 años y estudió negocios, mientras que Castró, de 27, es matemático e ingeniero mecánico. Para que Leaf tome forma, explican, aprendieron uno del otro; hoy cuentan con un equipo de trabajo de unas 60 personas. La base de operaciones de Leaf se encuentra en Intrepid Labs, un espacio de co-working, en Cambridge, Massachusetts, EE.UU.

    ¿Qué opinan que su desarrollo se compare con el nuevo proyecto del fundador de Twitter? Ambos ríen durante la entrevista y señalan que Jack Dorsey «es un ejemplo de emprendimiento de nuestra generación, al que seguimos sus pasos. Ahora tiene Square, una nueva empresa que compite con nosotros. Tomamos con mucha humildad que nos comparen con él, pero cualquier comparación es prematura y ridícula».

    Hoy en día, los viajes y reuniones de trabajo copan la agenda de Schwarzkopf y Castro. Saben que han levantado una importante cantidad de dinero, pero del mismo modo reconocen que mientras más dinero recaudan tienen que sacrificar su posición en la empresa. «Por eso hay que utilizar bien y sacarle el jugo a ese dinero», comentan estos dos representantes de una nueva generación de emprendedores.

    Más sobre Leaf

    El capital. En el verano pasado, la empresa levantó USD 20 millones de uno de sus distribuidores, la empresa pública llamada Hertland Payment Systems.

    En el mercado.  La plataforma se encuentra a disposición de comerciantes pequeños de EE.UU. desde hace poco más de un año.

    La empresa.  Schwarzkopf prefiere mantener en reserva los ingresos de la compañía y el número de comerciantes que trabajan en la actualidad con la plataforma.

  • El 1,17% del PIB va a innovación

    Redacción Quito

    La innovación tiene terreno por recorrer en Ecuador. En el 2011, el monto de dinero destinado para actividades de innovación fue de USD 898,4 millones, lo que representó el 1,17% del Producto Interno Bruto (PIB).

    La cifra se halla en la encuesta titulada ‘Principales Indicadores de Actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación’, que fue presentada la semana pasada por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

    La investigación, en el tema específico de innovación, contó con la participación de 3 188 empresas públicas y privadas productoras de bienes y servicios.

    Entre los resultados que arrojó se destaca que el 36,21% de las empresas ecuatorianas introdujo innovaciones de producto, en el período 2009-2011. Otro dato: el 7,4% de las empresas en el Ecuador presentó en el mercado un bien completamente nuevo en el período mencionado. Además, el sector de Servicios resultó ser la actividad económica más propensa a innovar en el país.

    El estudio desarrollado por la Senescyt y el INEC muestra también los objetivos que persiguen las empresas que innovan. Los cinco primeros son: mejorar la calidad de bienes o servicios; aumentar la capacidad para producir bienes o servicios; incrementar la participación de mercado; aumentar la variedad de bienes o servicios; y mejorar la salud o seguridad ocupacional de sus empleados.

    Hasan Tuluy, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, comenta -en un artículo cedido a LÍDERES- que los empresarios exitosos son aquellos individuos que transforman ideas en empresas comerciales rentables. «Este es un proceso que requiere la capacidad de innovar, introducir productos nuevos y explorar nuevos mercados».

    En palabras de Tuluy, los empresarios que buscan prosperar requieren de un ambiente económico e institucional favorable que acentúe los resultados esperados de sus ideas innovadoras. «Empero, la baja innovación caracteriza la realidad empresarial regional. Las empresas formales en América Latina lanzan productos nuevos a un ritmo menor que en otras regiones en desarrollo».

    Para el titular de la Senescyt, René Ramírez, el hecho de tener una economía rentista desincentiva la innovación. «Si queremos un cambio de la matriz productiva tenemos que invertir en investigación y desarrollo y los niveles de inversión en Ecuador son muy bajos. Para mejorar esto hace falta un pacto entre Estado, empresa privada y universidades». Lo dijo la semana pasada en la presentación de la encuesta.

    Tomás Villón, decano de la Facultad de Ingenierías de la Universidad de las Américas, sostiene que en el Ecuador la innovación necesita de leyes que defiendan la propiedad intelectual. «Estas leyes deben aclarar los beneficios del investigador y canalizar las prioridades de la innovación».

    Este catedrático añade que una innovación tiene que ser rentable, así se genera sostenibilidad y calidad de vida. «Lamentablemente no existe una corriente o una ola de innovación».

    La encuesta también señala que la adquisición de maquinaria y equipos es la actividad de innovación que más realizaron las empresas que implementaron innovaciones de producto y proceso.

    Un dato adicional: en el período 2009-2011, el 67% de las actividades de innovación fueron financiadas con recursos propios de las empresas.

    Las patentes

    • Un indicador. Según expertos, las patentes son un indicador de innovación.
    • La solicitud.La encuesta revela que solo el 1,97% de las solicitudes de patentes proviene de ecuatorianos.
    • Fármacos. El 56% de las patentes concedidas fue para farmacéuticas.
    • Un dato pobre. Las universidades ecuatorianas solicitan en promedio 1,3 patentes al año.
  • Héctor Rodríguez: ‘Yachay será el puente entre los sectores público y privado’

    César Augusto Sosa. Redacción Quito / LÍDERES

    La Ciudad del Conocimiento, como se denomina a Yachay, involucra la creación de un parque tecnológico, otro industrial y una zona de biotecnología, articulados en 4 800 hectáreas, en Urcuquí. El Gerente de Yachay cuenta que esta ciudad está planificada para la innovación tecnológica y contará con institutos públicos y privados de investigación, empresas de alta tecnología, una universidad y espacios para el desarrollo de biotecnología y agricultura experimental. Las clases empezarán en marzo.

    ¿Qué institutos públicos trasladarán sus instalaciones a Yachay?

    Los de investigación como el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), el de Energías Renovables, el de Salud Humana, de Biodiversidad. Son 12 en total. Cada entidad tiene una lógica de ‘cluster’ y estará en una especie de barrio donde interactuará con empresas.

    ¿Está lista la infraestructura?

    Hemos hecho intervenciones patrimoniales que, en algunos casos, ya se han entregado. Por ejemplo, la zona administrativa de la universidad y las residencias para profesores. En febrero del 2014 entregaremos el pabellón de aulas, la primera biblioteca y la residencia para estudiantes. A finales de este año ya tendríamos consolidadas las zonas académica y de los institutos, con al menos dos de cuatro ‘clusters’ terminados. A inicios del 2015 estarán en pleno funcionamiento, pero la universidad abrirá sus puertas este próximo marzo con el módulo de nivelación. Y en septiembre, empezará el primer año.

    ¿Con qué carreras?

    Tenemos cinco áreas de especialización: ciencias de la vida, nanociencias, tecnologías de la información y comunicación, petroquímica y energía renovable y cambio climático. Cada una tiene la opción de licenciatura o de ingeniería.

    ¿Las mallas académicas ya están definidas?

    Sí. Este mes empieza el trámite de aprobación en el Consejo de Educación Superior. Y la Senescyt emitirá un informe hasta obtener el permiso de funcionamiento. Hay 30 días de plazo.

    ¿Y los profesores?

    En marzo empezamos el módulo de nivelación con los estudiantes y durará hasta septiembre. Tenemos una lista de 500 profesionales inscritos, de los cuales hemos tomado en cuenta a 40 con PhD, quienes se insertarán desde el módulo de nivelación. Luego se incorporarán docentes más especializados, que ya están seleccionados.

    ¿Cuántos estudiantes entrarán?

    En el primer módulo de nivelación hay 200, pero hay espacio para 100 estudiantes más.

    ¿De todo el país?

    Vienen hasta de Galápagos. Tendremos un sistema tipo internado, al estilo norteamericano, donde los estudiantes tienen vivienda y jornadas extendidas de estudio, liberándolos de la responsabilidad de trabajar para poder estudiar.

    ¿Todos tienen una beca?

    La beca es de manutención, según la condición económica. Si es hijo de un empresario con altos recursos, dentro del decil de mayores ingresos de la población, no tendría beca, que es un salario básico.

    ¿Cuál es el presupuesto de Yachay?

    El proyecto cuenta con una asignación plurianual de USD 1 040 millones para los próximos 4 años, básicamente para infraestructura. Yachay no disputa recursos al Fondo Permanente de Desarrollo Universitario y Politécnico (Fopedeupo); es decir, no le quita fondos al resto de universidades en preasignaciones. A partir del quinto año, luego de su acreditación, sí será parte de esta asignación.

    ¿Desde cuándo será autosustentable?

    Calculamos que a partir del 2016 tendremos una facturación importante por generación de tecnología. Eso nos permitirá cubrir los costos operativos.

    ¿Cómo participarán las empresas privadas?

    Hemos firmado convenios con 30 empresas. Yachay es una plataforma de servicios que ofrece: talento humano especializado, infraestructura y equipamiento, servicios básicos, tecnología y recursos financieros bajo la lógica de capital semilla y de riesgo para ideas o proyectos de negocio con oportunidades de mercado.

    ¿De dónde sale ese capital semilla?

    De un fondo que se denomina Emprende Yachay. Son recursos públicos, pero otra parte es crédito de la banca pública y privada. Se trata de incentivar al sector privado para que genere mecanismos de financiamiento permanente para este tipo de proyectos.

    ¿Qué incentivos existen para que las empresas o emprendedores vayan a Yachay?

    Ofrecemos talento humano, apalancamiento de recursos financieros, infraestructura privilegiada y equipamiento, todo bajo la lógica de un ‘Hub’. Por ejemplo, si la Asociación de Empresas Textiles quiere desarrollar nuevas fibras usando nanotecnología, difícilmente podrá financiar un laboratorio que cuesta USD 15 millones. Entonces, nosotros hacemos esa inversión, pero coordinamos con otras instituciones como cámaras de la construcción, universidades y empresas interesadas en usar este tipo de materiales. De esa forma se aprovecha el laboratorio para múltiples usos. Las empresas llegan, obtienen lo que buscan y pagan por ese servicio. Por eso Yachay es una empresa pública, cuyo fin es brindar el servicio y cobrar para reinvertir en equipos.

    ¿Qué infraestructura ofrecen a las empresas?

    Ofrecemos servicios de calidad: energía eléctrica, agua segura, servicios de tecnología, etc.

    ¿Qué marca la diferencia?

    En Yachay garantizamos que nunca se irá la luz. Tenemos cuatro anillos de redundancia: sistema nacional interconectado, paneles fotovoltaicos, un generador térmico y una central hidroeléctrica (Piñal Tumbabiro), con conexión directa a Yachay. Para negocios de alta tecnología hay sistemas de voz y datos. Ofrecemos tres anillos de redundancia, proporcionados por la CNT, Movistar y un tercer proveedor con el cual estamos negociando.

    UN VISTAZO A SU HOJA DE VIDA

    La formación. Graduado como Sociólogo en la Universidad Católica. Doctor en Políticas Públicas.

    La experiencia. Profesor de la Universidad Internacional del Instituto de Altos Estudios Nacionales – IAEN. Director de la Agesi, asesor del Secretario de la Senplades. Presidente del Directorio del IECE.

  • La región tiene índices de innovación poco alentadores

    Pedro Maldonado O. / Redacción Quito / LÍDERES

    Hay muchas razones posibles por las que las empresas de América Latina y el Caribe crecen tan lentamente como lo hacen y una de ellas es la falta de innovación. La frase resulta dura, pero es parte del informe elaborado por el Banco Mundial y presentado el pasado 5 de diciembre, titulado: ‘El emprendimiento en América Latina, muchas empresas y poca innovación’.

    El estudio añade que las empresas de la región introducen productos nuevos con menos frecuencia que las empresas de otras economías similares. También sostiene que la gestión de los emprendedores de gama alta suele estar lejos de las mejores prácticas en el ámbito global, que las empresas invierten poco en investigación y desarrollo (I+D) y que la actividad en materia de patentes está por debajo de los niveles de referencia.

    Por eso, en el informe se señala que la probabilidad de haber introducido un producto nuevo por parte de las empresas de América Latina está 20 puntos porcentuales por debajo de la observada en las empresas de países de ingreso mediano de Europa y Asia Central.

    «La intensidad de la innovación suele ser escasa o inadecuada para estimular la productividad», es otra de las conclusiones del reporte del Banco Mundial.

    Tomás Villón, decano de la facultad de Ingenierías de la Universidad de las Américas, reconoce que lo dicho en el estudio es una realidad. «América Latina es rica en recursos naturales, mineros, agrícolas, energéticos… Tenemos todo y parece mentira que ese escenario sea una causa para que no seamos innovadores. Se prefiere explotar la naturaleza en lugar de innovar».

    En su análisis, este catedrático considera que América Latina genera mucha protección al producto nacional y eso origina que las empresas no estén en condiciones de competir internacionalmente. La consecuencia, asegura Villón, es que se generan barreras arancelarias para que la producción sea consumida en el mercado interno, que «no es tan exigente como los mercados externos y eso hace que seamos menos innovadores que otras regiones».

    El estudio del Banco Mundial compara lo que ocurre en América Latina y otras regiones. La inversión promedio en I+D de las cinco economías más grandes de la región equivale a dos tercios de la de China si se expresa como porcentaje del valor agregado del sector manufacturero y a un tercio si se expresa como porcentaje del PIB.

    Para la firma ecuatoriana Pronaca, la región aún no puede competir en investigación de ciencia básica y por tanto en innovación tecnológica de alto nivel, porque no cuenta con los recursos ni la infraestructura de otras regiones. Sin embargo, la brecha se está reduciendo con la globalización de la información y de las relaciones científicas. «Estas permiten la integración de América Latina al contexto mundial de investigación».

    Mientras el estudio del Banco Mundial se analizaba la semana pasada, la Comisión Europea abrió el 11 de diciembre la convocatoria para financiar proyectos científicos y de investigación entre 2014 y 2015, con fondos de hasta 15 000 millones de euros (USD 20 631 millones), como parte de su plan para potenciar la innovación hasta 2020.

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  • Un plan innovador para estudiar y ganar experiencia

    Giovanni Astudillo

    El Programa Universidad Empresarial es una carrera innovadora que oferta la Universidad de Cuenca. Fue aprobada en el 2005 y está en funcionamiento desde el año siguiente, y en la actualidad tiene 120 estudiantes.

    Son nueve semestres en los que los alumnos tienen un aprendizaje teórico y práctico. Los dos primeros ciclos están dedicados a los conocimientos generales y desde el tercer semestre la situación cambia. En los siguientes dos años, la carrera se enfoca en cuatro áreas de las empresas como son marketing y ventas, producción y logística, finanzas y contabilidad y recursos humanos.

    Cada ciclo tiene 13 semanas teóricas que le siguen 13 prácticas y al final de cada semestre el estudiante debe presentar un proyecto que puede ser aplicado en la empresa formadora. Para cumplir esa formación dual, dice René Esquivel, director del programa, hay convenios con 97 empresas azuayas, de todas las áreas desde pequeñas hasta grandes. «La ventaja es que el alumno acumula experiencia y no es como otros que salen a buscarla y toman cualquier empleo».

    Los últimos tres ciclos están enfocados en la profundización de conocimientos, de acuerdo con la especialización que quiera tomar cada estudiante. Se deben escoger dos ámbitos y, finalmente, los estudiantes se capacitan en toma de decisiones de gerencia.

    Esa formación es destacada por Cristiana Regalado, quien está en el último semestre. Ella se forma en la empresa José Verdezoto, que distribuye medicinas para clínicas, hospitales y farmacias. «Es positivo unir la teoría con la práctica, para enfrentar la vida real».

    Según ella, dos de sus proyectos han sido implementados en esta distribuidora. Se trata de un análisis de la satisfacción de los clientes de Cuenca, Loja y Machala, y el otro proyecto se relaciona con la gestión por procesos y sistema de control de bodega.

    Su compañero Danilo Ñauta se forma en Continental Tire Andina. Él aportó con un proyecto de análisis de costos, que fue seleccionado para concursar en el exterior. Otra iniciativa se relacionó con el mejoramiento de la productividad en la firma. «Las empresas quieren personal que se forme y esté capacitado, y que al final pueda responder a sus demandas».

    Las empresas escogen a los estudiantes de una terna que es presentada por la Universidad de Cuenca. Así pasó con Israel Quindi, quien egresó de esta carrera en el 2012 y ahora labora en la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo, que fue su empresa formadora durante su carrera. Destaca que cuando entró a trabajar no solo tenía conocimientos académicos y prácticos sino que también conocía cómo funciona esa organización.

    En la actualidad, Quindi labora en gestión de servicios y comercialización de esta cooperativa y cuando fue alumno pasó por marketing, ventas, logística…

    97 estudiantes se graduaron como ingenieros de Empresas en esta carrera.

  • Una alianza promueve la innovación en Ecuador

    Una iniciativa del sector privado para fomentar el emprendimiento y la innovación opera en Ecuador desde hace nueve meses. En este tiempo, la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI) ha logrado agrupar a 21 entidades del sector público, privado y de la academia.

    Los objetivos, explica el director ejecutivo de la Alianza, Andrés Zurita, son cinco: incrementar las exportaciones de productos no tradicionales; activar la industria de capital de riesgo en Ecuador; mejorar la relación universidad-empresa; crear empresas innovadoras; y desarrollar entidades que apoyen el emprendimiento y la innovación.

    Según Zurita, cada miembro de la Alianza viene implementando proyectos de fomento al emprendimiento y a la innovación. Esto demuestra un interés genuino por generar beneficios para todos los ecuatorianos. Esto motivó la unión de los actores con el fin de potenciar sus esfuerzos, generando sinergias.

    Zurita considera que en el Ecuador existen dos sectores en los cuales existe mayor potencial para innovar: la agroindustria y el turismo. Pero también señala que la industria de software cuenta con buenas perspectivas, «debido a su grado de asociatividad y los casos exitosos empresariales que nos convirtieron en líderes en el desarrollo de software financiero». Otro sector que merece atención, es el de la minería: «está por despertar en el país y tiene el potencial de generar innovación y negocios complementarios».

    Al analizar la actual situación de la innovación en Ecuador y el gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) como porcentaje del PIB, el representante de la Alianza señala que aún estamos lejos de potencias como EE.UU. o Corea del Sur, pero mejor que Colombia. Para afinazar el proceso la clave está -según Zurita- en reducir la brecha entre la universidad y la empresa. «Esa brecha impide que la universidad no transfiera el conocimiento a la empresa y que la empresa no incluya lo investigado en su modelo de negocio».

    Las áreas de trabajo

    Las metas. Los miembros de la Alianza tienen como meta generar el acceso a nuevos mercados, generar información para innovadores, financiar proyectos.

    El diálogo.  Entre las áreas de trabajo también están la generación de espacios de diálogo público-privados, generación de programas de formación y la creación de una cultura de emprendimiento e innovación.

    Un vacío.  La Alianza detectó un vacío en temas como investigación aplicada y transferencia tecnológica.

  • Las empresas nacionales recién están dando sus primeros pasos

    Redacción LÍDERES

    En Ecuador la innovación en las empresas aún tiene camino por recorrer, según especialistas consultados. Sin embargo, existen compañías que sobresalen por la investigación y el desarrollo de nuevos productos de manera constante.

    Pronaca, por ejemplo, se toma entre seis meses y dos años para desarrollar un nuevo producto. Su objetivo es lanzar al mercado entre 10 y 15 nuevos productos cada año. Para eso invierte alrededor de USD 1,5 millones anuales, solo para temas de innovación.

    La firma de alimentos reconoce que el proceso de innovación en Ecuador, más que complicado, puede resultar lento debido a factores como la obtención del registro sanitario actual, que debe hacerse por producto y con largos procesos de evaluación. También menciona otras limitaciones como la falta de laboratorios de análisis calificados, así como la provisión de materiales, insumos, equipos y normativas. «Quizás el principal obstáculo a la innovación es, en muchos casos, la falta de visión y de compromiso con ella», sostiene la compañía.

    ¿Para innovar bastan las buenas ideas? Pronaca cree que la mejor idea no sirve de nada si no está acompañada de un plan que permita su ejecución. Además, la compañía sostiene que la innovación empieza conociendo al mercado. Por eso, toda compañía tiene que estar en capacidad de detectar oportunidades de mercado y contar con el impulso y los recursos necesarios para buscar soluciones y convertirlas en productos y servicios que satisfagan a sus clientes.

    Pasteurizadora Quito también apuesta de forma constante por la investigación y desarrollo. La empresa presenta nuevos productos en promedio cada seis meses. Esto ha permitido consolidar la marca Vita, según explica el gerente de la compañía, Patricio Calderón.

    Uno de los productos más recientes que desarrolló y lanzó al mercado Pasteurizadora Quito es la leche Vita D Niños, dirigida a los menores en edad escolar. Para Calderón, innovar en el Ecuador y en cualquier parte del mundo es un proceso muy complejo y costoso. «Esto parte de entender el comportamiento del mercado y las necesidades de los consumidores, así como de estar consciente de las fortalezas y debilidades que tiene cada productor».

    El ejecutivo añade que el talento humano interno, la correcta interpretación de las necesidades de los consumidores, las facilidades de los equipos de fábrica y los recursos económicos para financiar los proyectos son los factores que permiten que una empresa sea innovadora.

    Tomás Villón, decano de la Facultad de Ingenierías de la Universidad de las Américas, define a la innovación como una mejora continua por un afán de inventar artículos que suplen necesidades en mercados competitivos «Es el resultado del conocimiento y de la tecnología».

    A criterio de Villón, en Ecuador no se agrega valor, porque las empresas se conforman con la venta directa de la materia prima; además, no hay los suficientes ingenieros, laboratorios, científicos… Este catedrático asegura que uno de los indicadores que miden el nivel de innovación en cualquier país es el número de patentes que se solicitan y se conceden.

    El año pasado, en Ecuador se contabilizaron 489 solicitudes de patentes y este año, hasta octubre, la cifra se ubicó en 405. Juan Fernando Salazar, director nacional de Propiedad Industrial del Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI), comenta que cerca del 90% de las solicitudes que recibe el IEPI corresponde a empresas extranjeras con operaciones en Ecuador. Además, asegura que 9 de cada 10 solicitudes provienen de empresas del sector farmacéutico, seguidas de compañías de los sectores de ingeniería y agroquímico.

    Salazar explica que en la solicitud y obtención de patentes existen mecanismos legales que no siempre se utilizan en el país. «Muchas veces el proceso dura entre 4 o 5 años, pero la ley ofrece mecanismos para acelerar el proceso y cumplirlo en un año. Si la empresa y sus abogados conocen los detalles pueden ganar tiempo». Como consecuencia se facilita el proceso de innovación.

  • Quito acoge un espacio para innovar y emprender

    REDACCIÓN QUITO

    Los accesos al edificio están hechos con fichas de colores. Adentro, los empleados y visitantes se encuentran con muros de escalada, así como con un tobogán que recorre un par de pisos y que termina en una red, que recuerda a los trapecistas de los circos.

    También se encuentra una cancha de fútbol-tenis, mesas de pimpón, una terraza con techo retráctil… y oficinas de trabajo. Ese es, en breves rasgos, el ambiente de trabajo del edificio Kruger+, inaugurado la semana pasada y concebido como un espacio «de emprendedores para emprendedores, un edificio pensando para los jóvenes, para los locos que cambiamos el mundo», en palabras de Ernesto Kruger, CEO de Kruger Corp. y visionario del sector de la tecnología en Ecuador y a escala regional.

    Este emprendedor define al concepto del edificio como un laboratorio de prototipos que se convertirán en empresas que buscan inversionistas ángeles.

    Dentro del edificio está KrugerLabs, un espacio dedicado a capturar, procesar y evaluar ideas para convertirlas en modelos de negocios y empresas rentables. Y ya tiene resultados como Sisaluna, una empresa de venta de rosas de lujo en EE.UU. o Revolucionatuprecio.com, calificada como una plataforma para liquidación de inventarios, entre otras iniciativas.

    Kruger+ está inspirado en los modelos de Google, Facebook y Twitter. La creatividad, los colores, los espacios abiertos y relajados son el sello distintivo de este edificio inteligente de seis pisos, con 2 600 metros cuadrados de construcción.

    La inauguración del edificio coincidió con una fecha símbolo del mundo tecnológico. El 12 de marzo de 1989 nació la world wide web (www); además, el 12 de marzo de hace 20 años surgió Kruger y Asociados, la empresa que hasta el momento cuenta con más de 500 proyectos desarrollados en Ecuador y la región.

    Empresas privadas como Corporación Favorita, Pronaca, Banco de Guayaquil... y entidades públicas, como el Servicio de Rentas Internas o la Corporación Nacional de Telecomunicaciones se cuentan entre los clientes de la empresa.

    El ministro de Industrias, Ramiro González, participó en la inauguración del edificio. «Lo de Kruger nos emociona, porque la nueva riqueza del mundo es el conocimiento y qué bueno que hayan empresas ecuatorianas que piensen así».

    El funcionario anunció la firma de un convenio con Kruger Corp., para facilitar el emprendimiento. Este acuerdo también servirá para fomentar temas como la asociatividad, líneas de crédito, para que las ideas se generen en este edificio se concreten.

    Para Kruger, la clave del éxito está en ser perseverante, en «ponerle el corazón» en todas las actividades que realizan las personas. Solo así, asegura, se explica cómo una iniciativa que nació en un garaje con un beeper y un maletín, hoy sea una corporación que apuesta por la innovación y el emprendimiento.

  • Messina: ‘Los sistemas de gestión son bastante anticuados’

    Julián Messina, economista sénior en la Oficina del Economista y Jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, dice que elcapital humano es tema pendiente.

    ¿Por qué en América Latina se innova en menor grado que en otras regiones del planeta?
    En realidad esa es la pregunta del millón, es complicado de responder. Lo que hacemos en el informe es evaluar determinantes de innovación y lo que vemos es cómo América Latina se comporta frente a otras regiones del mundo.

    ¿Qué se encontró en la evaluación que efectuaron en el Banco Mundial?
    Identificamos tres factores importantes: el primero y quizá el más claro es el capital humano. Observamos que nuestras empresas y gerentes tienen sistemas de gestión empresarial bastante anticuados. Esto no solo tiene que ver con el hecho de que nuestras empresas locales tienen formas de producción que no son las más adecuadas, sino que las multinacionales extranjeras, cuando se establecen en la región, tienen fórmulas de management que no son tan avanzadas como las que se observan en países del sudeste asiático, por ejemplo. Hay algo, por tanto, en el clima de negocios, en la estructura de las economías latinoamericanas que tiene que explicar esta forma de innovación. Entonces, vemos que en la región hay un problema serio en la producción de capital humano de calidad. Nos hemos acercado a países más avanzados en sistemas educativos, pero aún existen temas pendientes; además, al hablar de innovación se necesita un capital humano particular: tecnólogos ingenieros o científicos, y la región está rezagada en ese aspecto.

    ¿Cuáles son los otros dos factores?
    El segundo es la competencia. La excesiva competencia puede ser negativa para la innovación, porque las empresas no obtienen ningún beneficio y sin beneficios no se puede invertir. Pero también está claro que si existe poca competencia también falta el incentivo; entonces, las empresas que tienen una posición de dominio no necesitan desarrollar innovaciones para mejorar beneficios, porque ya tienen beneficios capturados. Y el tercer punto está vinculado fundamentalmente al respeto de derechos intelectuales. En la región estamos por debajo, pero el caso de Ecuador es una excepción, está un poquito mejor en temas de propiedad intelectual. Estos tres factores que mencionamos son en los que la mayoría de países de la región están rezagados, pero aún hay mucho por entender de este rezago en innovación.

    ¿La universidad y el sector empresarial están conectadas?
    La región adolece de niveles de inversión en investigación, son tremendamente bajos y la mayor parte de esta inversión en investigación y desarrollo, casi la totalidad, es del sector público y de las universidades. Para que el sector privado genere más innovación necesitamos lo dicho: más competencia, mejor capital humano y mayor protección a la propiedad intelectual. Pero también se necesita un empuje de una mayor conexión entre universidad y sector privado. En EE.UU. y Alemania, países que están en la frontera de la innovación, por ejemplo, se observa esta correlación.

    ¿Existe miedo? ¿El empresario no se arriesga?
    No sé si tienen miedo. Lo que decimos es que no tienen incentivos. Están cómodos, sentados en ganancias garantizadas, sin necesidad de innovar. Hemos observado en la región tremendos cambios, pero estos cambios generan incertidumbre y eso no es bueno para la innovación. Se necesitan climas de negocios estables.

    Hoja de vida

    Experiencia.  Es uno de los autores del estudio del Banco Mundial sobre innovación en América Latina. Ha impartido clases como profesor visitante en distintas universidades. Obtuvo su doctorado en Economía en el Instituto Universitario Europeo en el 2002.

    En la cátedra. Antes de unirse al Banco Mundial, Messina trabajó en el Departamento de Investigación del Banco Central Europeo y fue profesor asociado en la Universidad de Girona.