Etiqueta: investigación

  • Él investiga sobre big data en España

    Redacción Quito

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    Paciente, tranquilo y analítico. Diego Gachet Sánchez es un ecuatoriano que en octubre de 1989 viajó a España para estudiar. Se radicó en ese país y se convirtió en un catedrático e investigador bastante respetado y valorado.

    En Madrid se especializó -desde 1993- en temas como telecomunicaciones, lenguajes informáticos, redes de sensores inalámbricos, robótica, internet de las cosas, big data, entre otros. Ya en los años noventa, por ejemplo, Gachet estudiaba redes neuronales artificiales, un término que de cierto modo antecede a lo que hoy se conoce como inteligencia artificial.

    Antes de mudarse a España, Gachet era profesor de la Escuela Politécnica del Ejército, en el valle de Los Chillos, al oriente de Quito. Tenía 28 años y surgió la oportunidad de estudiar un curso en Madrid, con una beca del gobierno español en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Aprovechó la oportunidad y la convirtió en el primer peldaño de una larga carrera como investigador y académico.

    Todo esto lo cuenta Gachet con un leve acento español, producto de casi tres décadas de vivir en el país europeo. De hecho, en 1994 obtuvo la nacionalidad española, sin abandonar la ecuatoriana.

    La hoja de vida de este quiteño destaca sus líneas de investigación: sistemas y arquitecturas big data y cloud computing, computación ubicua y en tiempo real, redes de sensores e Internet de las cosas, analítica de sensores e inteligencia ambiental y ‘e-health’.

    Esa terminología bastante tecnológica contrasta con el carácter sencillo de este ecuatoriano que en sus tiempos libres aprovecha para pasear por lugares escondidos de Madrid y por conocer pequeños poblados llenos de historia, que se ubican en los alrededores de la capital española.

    Este autor de más de 50 publicaciones tanto en revistas nacionales como internacionales, recuerda que al principio fue un poco duro adaptarse a España. Dice que en esos años los laboratorios de la universidad ecuatoriana no era tan desarrollado como ahora. “Me costó adaptarme a temas como estaciones de trabajo o software que no conocía o robots que nunca había imaginado y que ya se usaban en España”.

    Pero Gachet superó las dificultades, se adaptó a Madrid y obtuvo su doctorado, con un premio de por medio por su desempeño académico. Este investigador hace memoria y cuenta que a inicios de los años noventa ya había un desarrollo avanzado en robótica industrial, a escala global. Lo que no se conocía mucho era el tema de robots móviles o autónomos.

    El tema le llamó la atención y decidió que su tesis doctoral sería sobre los robots móviles. De por medio estaban técnicas de inteligencia artificial, explica durante una entrevista concedida al Semanario LÍDERES, en Quito, en medio de sus vacaciones de verano.

    Cuando explica sus investigaciones, Gachet utiliza palabras sencillas que permiten entender con claridad los alcances de sus investigaciones. Así lo ha hecho siempre, desde que fue Profesor visitante en la Universidad Carlos III de Madrid,hasta en sus visitas de investigación en centros de estudio como Greenwich University, Universidad de Liverpool, Universidad de California en Berkeley, Cyprus European University, entre otros.

    Gary Flor, Director del Centro de Emprendimiento de la UISEK, lo conoce desde la niñez y lo recuerda como un excelente estudiante, “el número uno en la escuela”. Añade que Gachet siempre estuvo preocupado por su superación intelectual. “Es una persona seria, calmada, pausada al hablar y uno de los pocos ecuatorianos que ha llegado a ser catedrático en Europa”.

    Manuel De Buenaga también es profesor de la Universidad Europea de Madrid y conoce a Gachet. Dice que el ecuatoriano es respetado y apreciado por sus alumnos y compañeros. Recuerda además que Gachet ha participado en numerosos proyectos de investigación y desarrollo con un foco especialmente dedicado a aplicaciones de sistemas inteligentes y big data en el ámbito de la salud y ciudades inteligentes.

    “Es destacable tanto en su vertiente científica y técnica, como en sus valores y su trato personal y humano”, dice De Buenaga.

    Casado con la ecuatoriana María Fernanda Yépez, que fue su alumna en la Espe y a la que conquistó años después, en una visita de estudios, Gachet se declara un convencido de que los nuevos desarrollos tecnológicos traerán un mundo mejor. “Tenemos empresas gigantescas que cada vez ofrecen más servicios. Estamos ante un desarrollo exponencial”.

    Pronostica que una máquina siempre será una máquina, y hará lo que las personas pidan.

    Diego Gachet es catedrático en la Universidad Europea de Madrid. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES
    Diego Gachet es catedrático en la Universidad Europea de Madrid. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Él ayudó a desenredar el caso Lava Jato en Brasil

    Redacción Quito

    Por las manos del ecuatoriano Fernando Cevallos han pasado investigaciones de delitos empresariales de la talla de Lava Jato, el escándalo que destapó la corrupción en Brasil en el 2014, considerado por la Policía de ese país como una de las más grandes investigaciones de corrupción.

    Economista de profesión, este guayaquileño que hoy vive en México maneja a diario, por su trabajo, términos como corrupción, fraude empresarial, lavado de dinero, crimen organizado, entre otros. Cevallos se desempeña en la actualidad en México como Socio del área de servicios forense de Deloitte y coordinador académico de programas académicos en anticorrupción a nivel diplomado, certificación profesional y maestría en universidades de México y Brasil.

    En su hoja de vida se describe como miembro del equipo que comentó y desarrolló la ley anticorrupción brasileña. También es coordinador global del comité de comunicación de la Certificación Internacional ISO 37001, pensada en sistemas de gestión antisoborno . “Mi trabajo es investigar la corrupción, pero también mitigar los efectos de ese cáncer”, cuenta este ecuatoriano de 41 años y que ha desarrollado investigaciones forenses, en América Latina, Estados Unidos, Europa, Asia y Oriente Medio.

    ¿Qué implica la investigación forense? Cevallos se emociona ante la pregunta y explica que se trata de armar un rompecabezas. El trabajo, añade, es reconstruir una historia tal como se ve en las series policiales, cada vez más apoyado en la tecnología y los datos. “Se detecta un acto erróneo que desfavorezca a una compañía o que se haya cometido un acto de corrupción. Allí está todo lo que son delitos financieros. Es fascinante, porque lleva tiempo, se revisan documentos, se habla con personas, se confronta y se arma el rompecabezas”.

    Brasil, la frontera de México y EE.UU., Colombia, Venezuela, Argentina, Perú, Nicaragua son algunos de los países por los que ha trabajado investigando la corrupción en distintos niveles. “Antes de Lava Jato hubo otras investigaciones en Brasil y ese caso fue una consecuencia de investigaciones previas”, dice Cevallos quien trabajó en el gigante sudamericano entre 2008 y 2013.

    Sus inicios profesionales fueron en abril de 1999, cuando el Ecuador atravesaba el crack financiero. Cevallos había culminado sus estudios universitarios y hallar empleo no era sencillo. Estaba por viajar a Estados Unidos a buscar oportunidades cuando fue contratado en una consultora internacional con operaciones en el país. Así empezó su trayectoria en la investigación forense este ecuatoriano hincha del Barcelona de Guayaquil y antiguo seleccionado ecuatoriano de natación.

    Oswaldo Bravo, socio de Deloitte Ecuador, lo describe como una persona persistente y muy inquisidora en sus tareas profesionales. Una de las cualidades de Cevallos, dice, es la capacidad de conectar muy bien con la gente que trabaja.

    Bravo sabía de Cevallos y su trabajo en la consultora en México, aunque desconocía que era ecuatoriano. “Tengo mucha confianza en Fernando, en lo profesional y en lo personal”.

    Un día de Cevallos arranca con una sesión de cross fit, cerca de su casa en Ciudad de México. Luego deja a sus hijas en la escuela y se dirige a la oficina, ubicada en Paseo de la Reforma, o a reuniones con clientes. Los viajes son una constante, así como los extendidos horarios de trabajo. “No tengo hora de entrada, ni de salida”.

    Para desconectarse del trabajo practica deporte. El gimnasio es una opción, pero también disfruta de acompañar a sus hijas a partidos de softball, gusto heredado de la esposa del ecuatoriano, con quien vive desde hace cuatro años en la capital mexicana.

    En Deloitte México, Cevallos trabaja con otros cinco socios y un equipo de 41 personas.
    Sus aptitudes son valoradas por otros profesionales de distintos países. El brasileño Carlos Ayres es uno de los artífices de la ley anticorrupción brasileña e invitó a Cevallos a ser parte del grupo de discusión de la misma. “He trabajado extensamente con Fernando. Lo describiría como ágil, responsable, trabajador y con una excelente habilidad de investigación. Su experiencia internacional es un activo importante”

    Ayres también trabajó en las discusiones de la ISO 37 0001. “Dado el gran número de personas involucradas en las discusiones (alrededor de 100), solo un verdadero líder como Fernando podía organizarlo”.

    Cevallos continúa con su trabajo. No se anima a decir dónde estará en cinco años, pero sí que seguirá trabajando con dedicación y dando buen ejemplo a sus hijas.

    Fernando Cevallos en tres facetas: con sus hijas, en cursos sobre anticorrupción y en los medios hablando sobre su trabajo. El ecuatoriano tiene 41 años y ha vivido en varios países.  Fotos: Armando Prado  / LÍDERES
    Fernando Cevallos en tres facetas: con sus hijas, en cursos sobre anticorrupción y en los medios hablando sobre su trabajo. El ecuatoriano tiene 41 años y ha vivido en varios países. Fotos: Armando Prado / LÍDERES
  • El chocho dio pasó a una investigación en las aulas universitarias

    Pedro Maldonado

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    En los laboratorios de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) el chocho se convirtió en el centro de una investigación. Un grupo de investigadores planteó una hipótesis: el consumo de chocho disminuye los niveles de azúcar en casos de diabetes tipo II.

    La investigación se cumplió en el Centro de Investigación Biomédica de la UTE se establecieron demostrar a nivel celular y molecular. Y luego de tres meses de trabajo en los laboratorios de la Universidad de Illinois en EE.UU., la respuesta es positiva.

    “Teníamos evidencia que demuestra que consumir chochos disminuye el azúcar en la sangre en pacientes con diabetes o prediabetes. Lo que no sabíamos era el mecanismo de acción y ese fue el objetivo de esta fase del estudio”, explica Manuel Baldeón, Director de Cenbio.

    Según un comunicado del centro de estudios, desde agosto a octubre de 2017, Érika Muñoz, investigadora del Centro, trabajó junto a Elvira de Mejía, una reconocida especialista en Ciencias de la Alimentación y Nutrición de la Universidad de Illinois, para analizar a esta leguminosa.

    La harina de chocho fue uno de los insumos utilizados en la investigación. La idea era determinar si el consumo frenaba la producción de glucosa.

    A través de una aproximación sistemática se evaluó a los fármacos que actualmente tratan la enfermedad y se enfocaron en los tres mecanismos de acción: inhibición de encimas para la disminución de glucosa, aumento de sensibilidad del transportador de insulina a nivel celular, e inhibición de gluconeogénesis (producción de glucosa).

    Los resultados fueron publicados en la revista ‘Journal of Functional Foods’ en abril de 2018. Como señala Baldeón, la investigación da luz sobre el tratamiento a pacientes con la enfermedad ya que, incluir este tipo de alimentos en su dieta más los medicamentos puede mejorar el estilo de vida y en el caso de personas sin la enfermedad, “sin duda, el consumo regular reducirá el riesgo”.

    En base a estudios internacionales, y basado en un revisión global a diciembre de 2018, se recomienda un consumo de 100 gramos (un puñado) de leguminosas (chochos, habas, fréjol) por día al menos tres veces a la semana para tener un efecto positivo.

    El Centro de Investigación Biomédica de la Universidad Tecnológica Equinoccial trabajó con la universidad de Illinois. Foto: Cortesía UTE
    El Centro de Investigación Biomédica de la Universidad Tecnológica Equinoccial trabajó con la universidad de Illinois. Foto: Cortesía UTE
  • En sus aulas se trabaja para apuntalar la productividad

    Modesto Moreta

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    Estudios en mecatrónica, alimentos funcionales, desarrollo agrícola, biotecnología, el sector pecuario, certificación de producción limpia, programas de vinculación con la comunidad y más desarrolla la Universidad Técnica de Ambato (UTA) en sus 10 facultades y 40 carreras.

    Son 150 proyectos de investigación en los que trabajan estudiantes y catedráticos de la universidad ambateña.

    La investigación que se desarrolla en la UTA está enfocada atender las necesidades de la Zona 3 integrada por las provincias de Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua y Pastaza. “Tenemos investigadores de primer nivel trabajando en proyectos científicos. Desde el año pasado nos mantenemos como el referente investigativo en la Sierra Centro”, dice Freddy Del Pozo, director de Investigación y Desarrollo de la UTA.

    Para lograrlo, el centro de estudios trabaja con los sectores productivos, gobiernos descentralizados y la industria local. Pozo explica que existe una correlación entre la investigación, educación y producción, que está ligada a la transferencia de tecnología a las comunidades que los ponen en práctica, y a la innovación tecnológica. El presupuesto anual destinado sobrepasa el USD 1 millón.

    Por ejemplo, la Facultad de Ingeniería Mecánica trabaja con el sector carrocero en el diseño de carrocerías más aerodinámicas, así como diseños ergonómicos con el sector de calzado.

    En la Facultad de Ingeniería en Alimentos también hay proyectos. Mónica Silva, investigadora de la Facultad, cuenta que hace tres años ganaron un concurso a escala nacional del programa del canje de deuda con España. Se presentaron 30 proyectos y se escogieron cinco, uno de ellos fue de la UTA sobre Fortalecimiento de la Unidad Operativa de investigación y tecnología de alimentos para la investigación, tecnología e innovación para el área de alimentos con el fin de promover el desarrollo de las empresas agroindustriales en la Zona 3.

    Con los USD 2 millones del premio más la contraparte de la UTA de USD 300 000 se adquirieron nuevos equipos. Así se estudió lo que sucede con metales como cadmio y plomo a nivel de los cultivos de pasto, frutas, hortalizas y el agua afectados con el polvo volcánico. La idea fue conocer si había la presencia de estos metales en los alimentos y si persistían con la lluvia.

    También se trabaja es buscar bacterias que produzcan plástico biodegradable. La idea es utilizar esas bacterias para producir plásticos a partir de fuentes renovables usando los desechos de las industrias lácteas de la zona. . “Las bacterias se alimentan de los residuos y producen plástico biodegradable, explica Darwin Llumigusín, estudiante del centro universitario. La investigación inició hace cuatro meses y está prevista que concluya en ocho meses.

    Del Pozo agrega que el año pasado la universidad logró publicar 72 artículos científicos en revistas especializadas. Entre los estudios de impacto en la comunidad científica internacional se encuentran investigaciones relacionadas con el diseño de puestos de trabajo en la fabricación de calzado, el diseño e implementación de un sistema de monitoreo remoto para las instalaciones fotovoltaicas, así como la obtención de nuevos ingredientes funcionales a partir de las proteínas de amaranto y quinua en la elaboración de un alimento funcional.

    Estos y otros proyectos de investigación tratan sobre la producción agrícola que hay en la provincia y otros sectores de la Sierra Centro, en donde la UTA tiene puesta la atención.

    Esta universidad pública tiene hoy en día 90 catedráticos que se encuentran fuera del país estudiando en universidades postgrados y doctorados a través de becas. El objetivo es que a su regreso, estos catedráticos apuntalen la investigación dentro de este centro de estudios que se alista para celebrar en el 2019 sus 50 años de trayectoria académica en la sierra centro del país.

    Datos

    16 000 alumnos estudian en la Universidad Técnica de Ambato que tiene 48 años de actividad.
    15 proyectos  en investigación se desarrollan en la Facultad de Alimentos a cargo de los docentes y estudiantes en áreas como alimentos de consumo masivo, biotecnología, entre otras.

    En la Facultad de Ingeniería en Alimentos trabajan estudiantes y catedráticos. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    En la Facultad de Ingeniería en Alimentos trabajan estudiantes y catedráticos. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Tres empresas son laboratorios para una investigación

    Giovany Astudillo

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    La primera fase del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje arrancó en septiembre pasado, en tres empresas del Grupo Ortiz. Esta es una iniciativa multidisciplinaria que impulsa la Universidad de Cuenca.

    El proyecto ganó, en el 2017, un concurso interno de este centro de estudios superiores para recibir financiamiento y ejecutarlo. En mayo del 2017, la propuesta fue planteada a los directivos del Grupo Ortiz, que dieron la aceptación para iniciar con el diagnóstico (primera fase) en tres empresas, que se dedican al ensamblaje de bicicletas, motocicletas, televisores y tarjetas electrónicas.

    “Los empresarios están abiertos a la aplicación, porque quieren acceder a la capacidad cognitiva de la universidad”, señala el director del proyecto, Villie Morocho, quien tiene un doctorado en Ingeniería de Software. Este trabajo también está liderado por Lorena Sigüenza, quien tiene un doctorado en Optimización de Procesos, y el profesor de ciencias económicas, Rodrigo Arcentales.

    Según Morocho, pese a que estas fábricas tienen experiencia y conocimientos en sus especialidades, “no necesariamente pueden estar haciendo las cosas de la manera más óptima”.

    Al Grupo Ortiz -agrega Sigüenza- le interesa contar con un diagnóstico que le permitirá conocer en qué puede mejorar. La intención es que posteriormente se puede cumplir una segunda fase para impulsar ese mejoramiento. El equipo de la universidad tiene previsto estar en estas empresas hasta agosto próximo.

    En la propuesta inicial solo estuvieron involucrados cinco profesores, por lo que hubo la necesidad de incorporar a más personas a través de la participación de estudiantes y otros profesionales. Arcentales realiza su tesis de doctorado con este modelo de gestión. Además, se efectúan dos tesis de maestría en Ingeniería de Sistemas y Administración de Empresas y ocho de pregrado en Administración de Empresas y Ciencias Químicas.

    Con ello, dice Sigüenza, no solo hay una interrelación con investigadores de diferentes disciplinas sino también la posibilidad de generar temas de tesis que forman parte y aportan a este proyecto. Con ello, lograron tener un equipo multidisciplinario de más de 20 profesionales y estudiantes de Sistemas, Ciencias Económicas y Ciencias Químicas.

    En la actualidad, los estudiantes de pregrado toman los tiempos de los procesos productivos de las tres plantas ensambladoras y en sus líneas de producción.

    Morocho asegura que con esta toma de información se puede determinar cómo optimizar los costos dependiendo de la mano de obra, materiales, tiempo, entre otros factores. Además, se elaborará el mapa de procesos de una industria de ensamblaje.

    Morocho dice que este proyecto forma parte de una relación que mantienen con la empresa privada, que se inició en el 2004 a través de investigaciones que financiaban con fondos externos o con las donaciones del Impuesto a la Renta por parte de las compañías.

    Entre otros se destaca un trabajo con la Unión Cementera Nacional, en la planta de Guapán (Azogues). Según Morocho, esa industria cofinanció directamente la investigación en el 2015.
    En este caso, se generó un modelado matemático del funcionamiento del horno. Es decir, se pudo simular cómo se producen los efectos químicos y mejorar la calidad y optimización del producto, sin necesidad de desperdiciar material. “Se hizo un simulador para jugar con las variables y predecir los resultados”.

    Morocho cuenta que, posteriormente, se buscó una relación con la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca. Hubo una presentación e interés por parte de los empresarios, “pero la situación económica del 2016 frenó cualquier ejecución”.

    En el caso del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje se requerían recursos para financiar un diagnóstico, pero el industrial, dice Morocho, no invierte en investigación si no sabe cómo le sirve o cómo podrá optimizar los costos. Para hacer esas predicciones, hay que hacer un estudio previo que requiere de financiamiento, que se obtuvo con el concurso de la Universidad de Cuenca, agrega el investigador.

    Otros detalles
    El financiamiento.  
    El concurso interno de la Universidad de Cuenca otorgó un premio de cerca de USD 45 000 para la ejecución del modelo de gestión para la optimización de procesos y costos en la industria de ensamblaje.

    Otro aporte. 
    A más del financiamiento, este centro de estudios superiores aporta con las horas de clases de docentes e investigadores. Ese rubro se estimó en unos USD 53 000.

    Los estudiantes que participan en el proyecto recopilan información de los procesos en las fábricas del Grupo Ortiz. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Los estudiantes que participan en el proyecto recopilan información de los procesos en las fábricas del Grupo Ortiz. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Un Centro que se enfoca en elevar la producción de caña

    Redacción Guayaquil

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    Incrementar la productividad de la cosecha de caña de azúcar y llevar adelante un trabajo de investigación en biotécnica son parte de los objetivos principales del Centro de Investigación y Desarrollo perteneciente a la Unión de Cañicultores del Ecuador (UNCE).

    El Centro funciona desde junio del año 2001 y allí trabajan 25 personas. Los investigadores se reparten entre el laboratorio de biotecnología, cuya función es realizar las investigaciones para la mejora de la producción.

    También se desempeñan en el laboratorio de entomología, que se encarga de la evaluación y el control biológico de la diatraea, o barrenador del tallo, considerada una de las plagas que más afecta los cultivos de caña de azúcar.

    Además, cuenta con un sistema de pesas y medidas que funciona principalmente durante la época de zafra, entre julio y enero.

    El proceso que lleva adelante el laboratorio de biotecnología, que actualmente dirige la bióloga Ana Arellano, inicia con la selección de una semilla de los campos de caña de azúcar.

    A la semilla se le aplica una desinfección externa y luego se pasa a una cabina de flujo laminar para retirarle elementos externos que puedan ser contaminantes y finalmente pasa al cultivo in vitro.

    Luego del examinado, el meristemo (tejido joven del vegetal) se siembra en un cultivo sólido o líquido, y pasa al proceso de termoterapia, con agua destilada a 51° durante 10 minutos.

    Fotos: Enrique Pesantes / LÍDERES

    “Una vez que se obtiene el saneamiento y rejuvenecimiento del cultivo, la semilla va a incrementar el rendimiento en un 20 y 30%, dependiendo del agricultor y el cuidado que le dé a su cosecha en términos de siembra y fertilización”, asegura Arellano.

    Una de las semillas en las que trabaja el Centro es la variedad Ragnar, importada de Australia desde hace más de cinco décadas. Es la de mayor consumo en las siembras del país.
    Asimismo se examinan otros tipos como CC85-92, CR74-250, RD75-11 y BJ70-43. La intención es determinar qué elementos mejoran su rendimiento.

    Luego de analizadas, se reparten de manera gratuita unas 5 000 semillas a pequeños agricultores ubicados en Guayas, Cotopaxi, Loja, Chimborazo, Imbabura y Carchi, principalmente.

    El Centro se mantiene gracias a los aportes de los productores que integran la Unión Nacional de Cañicultores. Ellos donan 0,5% de su producción para el mantenimiento de equipos, obtención de insumos y ejecución de investigaciones.

    La institución realiza, además, publicaciones en medios científicos nacionales e internacionales.

    Una es la investigación que hiciera sobre la obtención de semilla biotecnológica de caña de azúcar (Saccharum ssp hibrido) de alta calidad genética y fitosanitaria. El estudio fue publicado por la revista colombiana de Biotecnología en el 2015.

    Otros estudios han sido recopilados en las Memorias del VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe sobre biotecnología agropecuaria (México) y las Memorias del III Congreso de la Caña de Azúcar, sus Derivados y Bioenergía (Guayaquil).

    Entre los proyectos que posee el Centro para el 2018 está expandir su plan de acción.
    La siembra se realizará en cultivos de mayor número de hectáreas en el cantón de El Triunfo para poder comprobar la efectividad de los clones trabajados en el laboratorio.

    “La idea es corroborar el trabajo que venimos haciendo en el Centro. Comprobar que estos clones dan para una nueva variedad y mejorar el rendimiento de los cultivos”, puntualiza Arellano.

    Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES El Centro de Investigación  funciona gracias al aporte de los cañicultores de El Triunfo. Allí trabaja Ana Arellano.
    Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    El Centro de Investigación funciona gracias al aporte de los cañicultores de El Triunfo. Allí trabaja Ana Arellano.
  • Una alianza por la investigación minera

    Redacción Quito

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    El Ministerio de Minería y la Facultad de Ingeniería en Geología, Minas, Petróleo y Ambiente (Figempa) de la Universidad Central del Ecuador (UCE) acordaron una alianza. El objetivo es fortalecer la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales mineros.

    Rebeca Illescas, ministra de Minería subrogante, destacó que la industria minera se ha convertido en un gran mercado laboral pues se estima que gracias a la producción de proyectos emblemáticos como Fruta del Norte y Mirador, en Zamora Chinchipe; Río Blanco y Loma Larga, en Azuay; y San Carlos Panantza en Morona Santiago, se generen 25 000 empleos hasta el 2021.

    La funcionaria consideró fundamental el trabajo conjunto de las instituciones públicas y académicas para mejorar el aprovechamiento ya no solo de los recursos naturales, sino también de los tecnológicos que se derivan de la actividad minera.

    Illescas añadió que el Estado trabaja en la gobernanza de los recursos naturales para avanzar en el camino de la equidad, sostenibilidad y protección del ambiente, que están establecidos en la agenda del gobierno.

    Francisco Viteri, decano de la Facultad, recordó que desde 1962 se ha entregado a la comunidad nacional e internacional profesionales especialistas de calidad, cuya labor tiene gran incidencia en el manejo racional y responsable de los recursos naturales. “Este es un motivo de regocijo y alegría que nos motiva hacer de la Figempa una unidad de educación superior de calidad”.

    En 1962 nació la Escuela de Geología y Minas para encargarse de la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales del país. En 1984 se convirtió en la Facultad de Ingeniería en Geología, Minas, Petróleo y Ambiente.

    Universidad Central El objetivo es fortalecer la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales. Foto: Cortesía
    Universidad Central El objetivo es fortalecer la investigación y el aprovechamiento de los recursos naturales. Foto: Cortesía
  • La investigación que explora el Yasuní

    Agencia EFE

    A 270 kilómetros de Quito, en lo más profundo de la Amazonía ecuatoriana, el Parque Nacional Yasuní acuna una de las mayores reservas de especies de todo el planeta, una parte de cuya biodiversidad sale a la luz en un nuevo libro fruto de dos décadas de investigaciones.

    Ubicado en la región oriental del país, con severas restricciones de acceso para proteger este exclusivo entorno, el Yasuní es hogar de un millón de especies, según los expertos. “El 80 % de las especies del Parque todavía no tienen ni nombre científico (…) y aún hay mucho por hacer”, asegura Kelly Swing, director de la Estación de Biodiversidad Tiputini (EBT), que comenzó sus trabajos a mediados de la década del 90.

    Coautor del libro Los secretos del Yasuní, que se presentó la semana pasada, recuerda que en el mundo hay alrededor de nueve millones de especies, es decir que el Parque alberga a “casi el 10 % de todas las especies del planeta”.

    Con esa publicación, en la que se compilan investigaciones de 30 biólogos de todo el mundo, los expertos quieren llevar a la sociedad los datos más emblemáticos de la riqueza de la Amazonía ecuatoriana.

    David Romo, codirector con Swing de la EBT, dependiente de la Universidad San Francisco de Quito, indica que uno de los grandes problemas con el que se encuentran es que el conocimiento científico tarda “demasiado” en llegar a la gente.

    Por ello, la publicación de 345 páginas, con textos, fotos y mapas, se ha hecho “con un lenguaje muy suave”, pero sin sacrificar la calidad de la información.

    El Parque Yasuní está dentro de la Reserva da la Biósfera Yasuní, declarada como tal en 1980 por la Unesco, y es allí donde el EBT distribuirá su texto en colegios, de forma que indígenas kichwa, waorani, shuar y colonos puedan conocer más sobre su riqueza.

    Con una inversión de USD 12 000 de la Cooperación alemana (GIZ) y USD 3 000 de la Universidad, el libro -editado en conjunto con el Ministerio de Ambiente- se repartirá también gratuitamente entre las comunidades locales para apoyar el turismo comunitario y reforzar científicamente los conocimientos ancestrales de esa zona. “Este es tal vez su aporte más grande, porque estamos desvelando los secretos del Yasuní a la gente que vive allí”, subraya.

    En uno de los proyectos del EBT, los investigadores siguieron a través de cámaras las actividades de monos, osos hormigueros, ocelotes, jaguares, tapires y pumas, así como de otros muchos animales de un Parque que se extiende por un millón de hectáreas.

    “Gracias a las cámaras podemos extrapolar información que nos permitiría aseverar que somos el país con la mayor concentración de jaguares por kilómetro cuadrado”, explicó.

    El libro refleja asimismo el resultado del seguimiento hecho a plantas, murciélagos, chinches saltarines, felinos del Yasuní, aves, insectos, tortugas, anfibios y reptiles, así como las observaciones preliminares sobre la ictiofauna amazónica de Ecuador.

    Una vida reflejada con fotografías y mapas a todo color, y acompañada de un análisis sobre los retos para su conservación.

    Romo asegura que el manejo del petróleo es uno de los “problemas” que afronta el Yasuní. “Tenemos la oportunidad o la responsabilidad de salvaguardar la décima parte de todas las especies del planeta”, advierte Swing.

    El investigador destaca que ni siquiera se conocen aún todas las “bondades” que estas especies podrían tener “para los humanos”, porque, se ha operado en una nube de ignorancia.
    Swing recuerda que más del 60% de todos los fármacos usados en el mundo tienen sus orígenes en plantas y que en el Yasuní hay “miles de especies de plantas” de las que se han estudiado sólo 2% con fines terapéuticos. Catalogar todas las especies del Parque es ahora el gran reto científico. Una realidad para la que se necesitarían “miles de científicos” y que, a juicio de Swing, acabaría reflejando la verdadera “riqueza de la biodiversidad”.

    El Parque Yasuní está dentro de la Reserva de la Biósfera Yasuní, declarada así en 1980 por la Unesco. Foto: archivo / LÍDERES
    El Parque Yasuní está dentro de la Reserva de la Biósfera Yasuní, declarada así en 1980 por la Unesco. Foto: archivo / LÍDERES
  • Un nuevo campus para la investigación

    Redacción Sierra Norte  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Fortalecer la investigación. Ese es el objetivo de la Universidad Técnica del Norte (UTN), en Ibarra. Para lograr esa meta, el 22 de mayo pasado, se inauguró el Campus Universitario San Vicente de Paúl, en donde se instalaron 22 modernos laboratorios de diferentes especialidades, además de aulas y oficinas.

    En este inmueble patrimonial, en donde funcionó el primer hospital de Ibarra, del cual adoptó el nombre, se desarrollan varios estudios que se enmarcan en las 10 líneas de investigación, que fueron actualizadas por el Consejo Universitario, en el 2016.

    En la lista figuran: producción industrial y tecnología sostenible; desarrollo agropecuario y forestal sostenible; biotecnología, energía y recursos naturales renovables; soberanía, seguridad e inocuidad alimentaria sustentable.

    También, están salud y bienestar integral; gestión, calidad de la educación, procesos pedagógicos e idiomas; desarrollo artístico, diseño y publicidad; desarrollo social y del comportamiento humano; gestión, producción, productividad, innovación y desarrollo socioeconómico; y desarrollo, aplicación de software y seguridad cibernértica.

    Quizá uno de los proyectos más novedosos es el que desarrolla investigaciones de cepas que fueron traídas de la Antártida, por un equipo integrado por las docentes investigadoras Tania Oña y Elizabeth Velarde, desde el 2014.

    Según Bolívar Batallas, decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Ambientales (Ficaya), la idea es adaptar bacterias para recuperar zonas afectadas por derrames de petróleo. Este es uno de los proyectos más ambiciosos del campus más grande de la Sierra norte, que posee 8 000 estudiantes de pregrado.

    La Ficaya también tiene laboratorios de análisis físico y químico y de investigaciones ambientales.

    El costo del equipamiento de los laboratorios sobrepasa los USD 5 millones. En la rehabilitación de la edificación, cuya construcción original finalizó en 1895, se invirtieron USD 2,5 millones. Así explica Miguel Naranjo, que se de-sempeñaba como rector, durante la inauguración.

    “El objetivo es propiciar una educación integral, por un lado; y, por otro, que responda a los requerimientos de desarrollo de la zona norte y del país”.

    Por ello, a más de las propuestas de investigación que se generan en las diferentes carreras que oferta la UTN, aseguró que también se buscará dar respuesta a necesidades del ambiente social.

    En el inmueble de dos plantas, que ocupa una hectárea de la parte antigua de la ciudad, se han instalado además laboratorios de medicina, terapia física, gastronomía, nutrición, enfermería y de ingeniería en ciencias aplicadas.

    Esta última cuenta con recintos de autotrónica, termodinámica, seguridad e higiene industrial y procesos de simulación.

    Estos desarrollan un estudio, trabajando en conjunto, sobre la producción de biodiésel. Se trata de un combustible ecológico que se obtiene a partir de la planta de higuerilla, explica Milton Gavilanes, decano de la FICA. “Tiene las mismas prestaciones del diésel común, pero se reduce las emisiones de gases”.

    El proyecto está en la última fase. Se han realizado pruebas en laboratorios de la Universidad Central del Ecuador y de la Escuela Politécnica Nacional, en Quito. El decano asegura que han obtenido resultados prometedores.

    El Campus San Vicente de Paúl también albergará a las investigaciones de las carreras de enfermería, nutrición y medicina. Esta última es de reciente creación.

    Marcelo Cevallos, flamante rector de la UTN, señala que se planea implementar en este sitio el hospital o clínica universitaria.

    Naranjo, quien ocupa ahora el Vicerrectorado Administrativo, estima que el centro recibirá cada día entre 300 y 400 estudiantes y de 50 a 100 catedráticos, al día.

    En el sitio se puede acceder a una biblioteca virtual que posee 1,2 millones de fuentes bibliográficas y documentales que permitan sustentar los estudios y análisis de catedráticos y estudiantes.

    En la segunda planta también se contemplan áreas destinadas para seminarios y talleres de capacitación. Las autoridades universitarias esperan que el Campus se convierta en un polo de desarrollo de la ‘Ciudad Blanca’.

    Los laboratorios de  la carrera de medicina recibieron a los primeros estudiantes de esta especialidad, que aprenden con tecnología de punta. Fotos: Francisco Espinoza para/ LÍDERES
    Los laboratorios de la carrera de medicina recibieron a los primeros estudiantes de esta especialidad, que aprenden con tecnología de punta. Fotos: Francisco Espinoza para/ LÍDERES
  • Dos días para hablar de investigación en las aulas

    Redacción Quito

    La Universidad Internacional SEK organizó la segunda edición del Simposio Internacional de Investigación e Innovación 2017. El encuentro se realizó entre el 18 y el 19 de mayo en el auditorio del Campus Carcelén, Quito.

    El objetivo de este encuentro fue contribuir al intercambio de conocimientos entre estudiantes, docentes e investigadores.

    En el evento, que se cumplió en la sede de la universidad, participaron investigadores y docentes de alrededor de 10 países. Entre estos están: Brasil, EE.UU., Alemania, Cuba, España, México, Colombia, entre otros.

    Durante los dos días se buscó generar espacios de participación, debate e intercambio de conocimiento en temas como seguridad y salud ocupacional; desarrollo y transformación social; biodiversidad y recursos naturales aplicados a la gestión ambiental; y desarrollo tecnológico.

    Para Alfonso Algora, rector de la Universidad Internacional SEK, este simposio sirvió para que los jóvenes valoren la investigación como una manera de expandir su conocimiento y no conformarse con lo que tienen.

    Tomas Ortiz, Phd en Psicología en la Universidad Complutense de Madrid, fue uno de los primeros en participar. Él habló sobre ‘El papel del cerebro en la regulación del comportamiento y emociones humanas’.

    La astrobiología es otro de los temas abordados dentro del simposio de investigación. Jesús Díaz, conferencista español, piensa que este tema encierra múltiples disciplinas que ayudan al desarrollo del estudiante. Entre estas: la ética, la educación y la tecnología.

    Al evento acudieron alrededor de 250 personas, entre investigadores, docentes, profesionales y estudiantes. Yury Rosales, investigador de la Escuela Superior Politécnica del Chimborazo,
    acudió al simposio internacional y comenta que es primordial compartir ideas y estos espacios permiten aprender con investigadores internacionales y sus perspectivas. “Me interesa la parte de salud y ciencias del comportamiento humano”.

    El Simposio de Investigación e Innovación 2017 se cumplió en  la universidad. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    El Simposio de Investigación e Innovación 2017 se cumplió en la universidad. Foto: Diego Pallero / LÍDERES