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  • Rocío Vásquez Alcázar: ‘El libro es el mejor amigo de una persona’

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    Rocío Vázquez Alcázar tenía 12 años cuando incursionó en una experiencia trascendental en su vida. Su madre Agustina, quien era una gran lectora, le abrió su biblioteca. No le dio ni le sugirió ningún libro, solo le dijo “aquí tienes todo”.

    Desde entonces empezó una suerte de exploración y fue encontrando espléndidas publicaciones, recuerda la empresaria cuencana. También, tenía otras motivaciones para leer. Su tía Pilar Alcázar había sido una de las primeras españolas que se había graduado de periodista en ese país y a los 27 años escribió un libro, que no fue publicado.

    A Vázquez le cautivó la lectura porque podía transportarse a realidades diferentes o acceder a lugares ficticios o reales mediante un libro. En esa época, era introvertida y los textos eran su gran compañía. Ella aprendió de su madre que el mejor amigo que tiene una persona es un libro.

    Las publicaciones de Erich Fromm se convirtieron en sus favoritos, al igual que los textos de Hermann Hesse, como ‘El lobo estepario’ y, fundamentalmente, la novela ‘Siddhartha’, que fue escrita en 1922. Sobre este último hizo su proyecto de libro leído cuando estuvo en el colegio.

    Vázquez siguió incursionando en la literatura y nunca ha dejado de leer, sobre todo, literatura universal. No puede dormir sin leer y siempre tiene dos libros en su velador. Le gusta el papel y subrayar.

    Las biografías son otro de sus géneros favoritos porque se interesa por los personajes que han marcado la historia de la humanidad. Destaca las publicaciones de autores como Stefan Zweig.

    Su padre, Guillermo Vázquez Astudillo, le incentivó para que se interesara por las biografías y que así conozca facetas poco difundidas de los personajes.

    Entre su interés literario está la historia para aprender sobre las civilizaciones precolombinas. Ha revisado publicaciones de escritores peruanos y ecuatorianos. Ha leído textos sobre administración de empresas porque ha tenido que trabajar en ese campo y “una de las formas de aprender es leyendo”.

    Vázquez tuvo un punto de inflexión el 4 de abril del 2009, cuando tuvo un problema de salud que marcó un antes y un después. Fue una gran oportunidad que la vida le dio para saber dónde estaban sus prioridades. No fue algo negativo sino lo contrario, destaca.

    Ella empezó a preguntarse qué hace en este mundo y por qué no se fue y es una sobreviviente. “La sociedad se encarga de marearnos, hay mucho circo, diversión y entretenimiento y la energía la ponemos en trabajar, consumir…, pero nos olvidamos de que el ser humano tiene un alma, que tiene un propósito de vida”.

    La lectura le ayuda en esa búsqueda para comprender muchas cosas. Ella práctica yoga, que le permitió autoconocerse mejor.

    Destaca libros como la ‘Autografía de un Yogui’, de Paramahansa Yogananda, que la leyó en su juventud. Ahora, su lectura se centra el Kriya Yoga, que es una guía para quien quiere conocerse. Ha leído el ‘Yoga de Jesús’, ‘El Bhagavad Guita’, entre otros.

    Rocío Vázquez prefiere las publicaciones en papel y no las digitales.
    Rocío Vázquez prefiere las publicaciones en papel y no las digitales. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
  • La motivación y el liderazgo, entre sus lecturas

    Alexander García

    Una de las grandes vetas como lector de Arturo Álvarez, presidente ejecutivo del grupo empresarial Alianco, corresponde a temas históricos y a biografías de líderes, incluso aquellos díscolos como Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno o Adolfo Hitler. También le interesa la historia del auge y caída de los grandes imperios, del imperio babilónico y otomano, a la civilización egipcia y griega o a la pérdida de hegemonía de la antigua Unión Soviética.

    “La pregunta es qué hicieron mal para dejar de existir, después de ostentar tanto poder político, económico y militar; allí está, para mí, buena parte del provecho de la historia”, dice Álvarez. Y lo aplica también a los libros de no-ficción sobre personajes históricos, que toma como una suerte de cable a tierra, aunque reconoce que también los lee como una forma de solaz y descanso de lo cotidiano.

    “En una empresa manejas también poder, sea muy poco o mucho, y también se puede usar el poder de forma equivocada en la administración de una compañía”, indica el ejecutivo de 42 años, que a los 28 fundó Consolti, un ‘broker’ de seguros, y ahora dirige un pequeño grupo de cuatro empresas adscritas a diversos sectores económicos.

    “En la historia de los grandes conquistadores casi siempre empiezan a utilizar el poder de forma inadecuada cuando pierden la humildad”, apunta el empresario. “Hay cosas que no cambian, como la codicia, la ambición desmedida y el uso abusivo del poder”, dice.

    Los libros de motivación y liderazgo, además de los que dan cuenta de experiencias en el mundo de las empresas, están también entre sus principales lecturas.

    En el primer ámbito se destacan títulos como ‘Una vida con propósito’, el superventas de inspiración diaria del estadounidense Rick Warren. “Siempre estoy descubriendo ese propósito, como un generador de trabajo y servicio; o a nivel personal, en el papel de formador de mis hijos”, dice el guayaquileño. Alianco agrupa además a Maconsi, empresa de mantenimiento, construcción de obras civiles y servicios industriales, a la firma de climatización Climaproyectos y a Acuanutri, un emprendimiento con el que importa desde Rusia artemia, un alimento para larvas de camarón.

    En materia de liderazgo empresarial menciona libros del escritor y management estadounidense Ken Blanchard, como ‘Liderazgo al más alto nivel’ o ‘Ejecutivo al minuto’, que tratan el tema de cómo crear y dirigir organizaciones de alto desempeño.

    Entre sus libros se destacan también novelas y ensayos de autores ecuatorianos de la colección de la editorial Paradiso Editores, aunque aclara que prefiere la no-ficción. “La lectura enriquece el léxico y ayuda a desconectarte de los problemas, a trasportarse a mundos desconocidos, a situaciones por las que pasaron ciertas personas que uno nunca imaginaría y que te aportan, por ello priorizo los libros con base real”.

    Mi libro de cabecera
    ‘Una vida con propósito’.  

    Se trata de un libro devocional y best-seller del escritor y pastor cristiano estadounidense Rick Warren. Arturo Álvarez es creyente católico pero dice que el libro ‘anti-autoayuda’ invita a reflexionar a diario sobre lo verdaderamente importante.

    Arturo Álvarez es presidente ejecutivo del grupo empresarial Alianco. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Arturo Álvarez es presidente ejecutivo del grupo empresarial Alianco. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Tres personas influenciaron en su gusto por leer

    Redacción Cuenca

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    Tres personas marcaron el gusto por la lectura que tiene el presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Cuenca (AJE), Nicolás Muñoz. Esa influencia ocurrió en momentos distintos de su vida.

    Cuando tenía siete años, su padre Nicolás Muñoz Chávez le motivó a que lea las ‘Aventuras de Robinson Crusoe’. “Fue bastante interesante y motivante”.

    La segunda influencia fue Marcia Salcedo, profesora de Lenguaje en la Unidad Educativa Borja. Les pedía que leyeran textos de Édgar Allan Poe y otros autores. Si bien no era el género que prefería, ella dijo una frase que lo marcó: “cada persona encuentra su estilo en un tipo de narrativa, el éxito es que lea”. Él tenía 14 años.

    Muñoz optó por las publicaciones vinculadas con la mecánica y electrónica. El tercer momento ocurrió una década después cuando Muñoz revisaba en YouTube una conferencia de Robert Kiyosaki, que recomendaba el libro ‘Padre rico, padre pobre’. En esa época ya estaba graduado de Doctor en Jurisprudencia.

    Desde entonces empezó a leer publicaciones de inteligencia financiera y emocional, entre otras temáticas relacionadas. Adicionalmente, se interesa por libros relacionados con su profesión.

    Entre otros, destaca a ‘Cómo se ganan los juicios’, del abogado litigante Lee Bailey, ‘Estructura básica del derecho penal’ de Eugenio Raúl Zaffaroni, y el ‘Manual de propiedad industrial’, de los autores Carlos Fernández-Nóvoa, José Otero Lastres y Manuel Botana Agra. “Me han servido”.

    Le gustan los libros técnicos de relevancia y que -por su contenido- son costosos. “A cierta edad uno aprende que los libros económicos no resuelven nada cuando estamos frente a un problema complicado”, señala Muñoz, quien es experto en propiedad intelectual. Una parte importante de sus ingresos se destinan a la compra de textos.

    Este abogado dicta conferencias y al iniciar cada una recomienda publicaciones. Entre ellas están ‘Liderazgo el poder de la inteligencia emociona’, de Daniel Goleman. Con este texto se percató por qué tuvo éxito en la dirigencia, que es un rol que le encanta desde la escuela. “La clave es que soy bueno para organizar y tengo autocontrol, empatía y puedo persuadir y tengo facilidad de palabra, eso atrae a la gente… Cuando uno es desorganizado la repele”.

    Otras publicaciones que recomienda son ‘Padre rico, padre pobre’, de Sharon Lechter, ‘El cuadrante del dinero’, de Robert Kiyosaki, y ‘El poder de la kabbalah’, de Yehuda Berg.
    “Mi frase de felicidad es que se puede comprar más libros de los que se puede leer. Me encanta hacerlo”, dice el dirigente empresarial. Cuando el libro es bueno lo acaba de leer por completo, pero si no lo está lo deja a medias y no tiene inconveniente.

    Tampoco tiene problemas si es un libro de papel o digital o un audio libro. Esta última alternativa la utiliza cuando hace deporte o está de viaje. La noche es su horario predilecto para leer y tiene otro hábito, que es dedicar un mes a ver Netflix y otro solo para leer.

    En su oficina en Sur Legal guarda los libros relacionados con el derecho. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    En su oficina en Sur Legal guarda los libros relacionados con el derecho. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Las lecturas afianzaron su autoaprendizaje

    Alexander García

    (I)

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    La biblioteca de Joseph Garzozi Buchdid, una pequeña habitación de su casa, está abarrotada de libros de los más diversos temas y géneros: novelas, libros de historia, títulos sobre turismo y mercadeo, de neuromarketing y educación, libros motivaciones y de crecimiento personal.

    El ejecutivo de la rama turística, ahora en el retiro -en sus inicios fue director de exportaciones de una firma de comercio exterior española y vendió maquinaria para Oriente Medio– le atribuye el amplio rango de sus intereses como lector a su autoformación. “Prácticamente soy un autodidacta en todo, la lectura me ha dejado una riqueza increíble para entender las complejidades del ser humano y para volverme cada vez más humilde, porque mientras más leo, sé que menos sé”, dice.

    Garzozi ha ejercido en todas las ramas del turismo -fue gerente fundador del hotel Unipark de Guayaquil, gerente de aerolínea, propietario de agencias de viajes, director fundador de la carrera de Turismo de la Universidad Católica de Guayaquil-. El turismo y el marketing son sus principales pasiones, lo que se refleja en su biblioteca, y dice que el posicionamiento de marca ciudad fue uno de sus aportes como director de Turismo Municipal de Guayaquil , cargo que ejerció por 12 años.

    Las novelas de ciencia ficción y ensayos sobre el futuro que le espera a la humanidad están entre las lecturas que más disfruta. En el primer caso destaca una serie de novelas como ‘Caballo de Troya’, del escritor español J. J. Benítez, que narra la vida de Jesús de Nazaret, según el relato de un viajero del tiempo procedente del siglo XX. Y entre los libros prospectivos elogia títulos como ‘Homo Deus, Breve historia del mañana’, del historiador y escritor israelí Yuval Noah Harari, que indaga en el futuro que puede esperar a la humanidad.

    “El hombre está entrando en un estado de soberbia tal que ya se considera creador, al punto de replicar a seres humanos o de crear robots inteligentes que ha llegado a un desarrollo intelectual similar al del hombre”, observa Garzozi. “En Estados Unidos tiraron abajo hace poco un programa porque dos computadoras comenzaron a comunicarse entre ellas, crearon un lenguaje que no entendían los humanos, lo que es por lo menos inquietante”.

    En ese mismo sentido, exalta un libro como ‘De la estupidez a la locura’, del escritor y filósofo italiano Umberto Eco -subtitulado como ‘Crónicas para el futuro que nos espera’ y también ‘Cómo vivir en un mundo sin rumbo’-. Se trata de una recopilación de artículos y crónicas breves en las que reflexiona de manera crítica acerca de temas actuales como el poder y sus instrumentos o el consumismo “que nos deja llenos de objetos y vacíos de ideas”.

    “Eco cuenta anécdotas jugosas, hace gala de genio y de sentido del humor y hace una crítica de la sociedad italiana”, refiere Garzozi. “Uno de los problemas de la sociedad actual es que la gente no piensa, actúa orientada por la moda, hay una pérdida de valores tremenda, al no leer nos privamos también de ideas y pensamiento”.

    Joseph Garzozi fue gerente fundador del hotel Unipark, en Guayaquil.
    Joseph Garzozi fue gerente fundador del hotel Unipark, en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / Líderes
  • Las novelas y los libros técnicos son sus favoritos

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    En las noches cumple una suerte de ritual. El presidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca, José Jaramillo, lee durante una hora antes de dormir.

    Desde su juventud le gustan los libros que le permiten despertar la imaginación, por eso le apasionan las novelas y los textos históricos. Esa una afición que surgió cuando estaba en el colegio Rafael Borja.

    Sus primeros libros estuvieron relacionados con la mitología griega como ‘La Ilíada‘ y ‘La Odisea‘, de Homero. “Tienen un tinte de aventura y heroísmo, que son atractivos para la lectura y me han permitido dejar volar la imaginación. Me parece que la juventud debería fomentar esta práctica”.

    Este ingeniero civil visualiza las escenas como si se tratara de una película que se proyecta en una sala de cine. También, le gustan las novelas clásicas de autores ecuatorianos. Una de sus predilectas es ‘Cumandá’, de Juan León Mera porque también le permitió desarrollar su imaginación y visualizaba los escenarios en los que se desarrolló la trama. “Incluso, pensaba como sería la indígena Cumandá, un personaje que tendría mucha personalidad”.

    La misma experiencia tuvo con ‘El Coronel no tiene quién le escriba’, de Gabriel García Márquez. “Soy de las últimas generaciones donde se fomentaba el gusto por la lectura educativa. En la actualidad, la tecnología e Internet dan mucha facilidad. No está mal, pero se pierden estas aficiones”.

    La lectura también fue importante para su formación académica. Cuando estuvo en la Universidad de Cuenca le gustaba las matemáticas y la geometría analítica. “Era uno de mis mejores entretenimientos desarrollar los problemas que estaban en los libros”, señala Jaramillo.

    ‘La Geometría’, de Jorge Wentworth y David Eugenio Smith, fue el ingreso para el conocimiento de este campo y de la trigonometría. Desde entonces se planteó retos como resolver todos los problemas del libro de resistencia de materiales ‘Siete Rusos’.

    Cuando estuvo en tercer año de Ingeniería Civil su puso la meta junto con un grupo de compañeros de elaborar una suerte de manual con el desarrollo de estos ejercicios. El documento está en la Universidad de Cuenca y es usado, en la actualidad, como fuente de consulta por los alumnos.

    Ahora, la lectura técnica le permite actualizar sus conocimientos para mejorar los procesos constructivos. Entre otras publicaciones, él destaca el manual de Pmbok, que fue desarrollado por el Project Management Institute (PMI). Este texto está vinculado con las buenas prácticas relacionadas con la gestión, la administración y la dirección de proyectos mediante la implementación de técnicas y herramientas.

    O
    tro documento relevante en su profesión, señala Jaramillo, es el Manual ACI, que es básico para conocer las normas para la elaboración del concreto. Cuando se trata de la lectura técnica, el presidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca prefiere los libros digitales porque son más fáciles de acceder y están más actualizados. Además, por conciencia ambiental.

    José Jaramillo lidera la Cámara de la Construcción desde el 2017.
    José Jaramillo lidera la Cámara de la Construcción desde el 2017. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
  • Los libros sobre desarrollo son sus preferidos

    Gabriel Flores

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    A los 16 años, Jaime Carrera ganó un concurso colegial de libro leído. Aquella pequeña conquista de la adolescencia disparó su gusto por la lectura. Era la década los setenta y vivía en Guaranda. El libro con el que ganó la competencia se titulaba ‘El viejo y el mar’, una novela escrita por Ernest Hemingway.

    Con el paso del tiempo, las lecturas del actual Secretario Técnico del Observatorio de la Política Fiscal, se volvieron más pragmáticas. Sentado en una oficina del noveno piso de la torre A del World Trade Center, Carrera desmenuza su andar por el mundo de los libros y comienza con Vargas Llosa, un autor recurrente en las lecturas de los economistas de su generación.

    Del Premio Nobel de Literatura 2010 recuerda dos novelas en especial: ‘La fiesta del Chivo’ y ‘La llamada de la tribu’ su nuevo libro, un ensayo que recorre la historia del liberalismo a través de sus pensadores más importantes como Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaiah Berlin y Jean-François Revel.

    Después de ojear una hoja de papel con una serie de nombres, que le sirve de ayuda memoria, Carrera lanza el nombre de Amartya Sen y el título de uno de sus libros más populares: ‘Desarrollo y libertad’. “La lectura de este libro -dice- me permitió reflexionar sobre cómo el desarrollo de un país va de la mano del ejercicio pleno de las libertades individuales”.

    El siguiente nombre de su lista es el de Oswaldo Hurtado, autor de ‘Las costumbres de los ecuatorianos’, un ‘bestseller’ local en el que el expresidente del país reflexiona sobre las causas del subdesarrollo local a través de un análisis del comportamiento cultural de los ecuatorianos, desde la Colonia.

    A este nombre le suceden los de Daron Acemoglu y James Robinson, autores del libro ‘Por qué fracasan los países’, quienes, a criterio de Carrera, realizan un análisis parecido al de Hurtado pero a una escala más global. “Entre los casos que más recuerdo de esa lectura está el de Sonora, donde explican por qué la parte ubicada en Estados Unidos es más desarrollada que la que está en México”.

    En la lista de Carrera hay nombres que no alcanza a mencionar a lo largo de esta entrevista, pero hay uno que cita en varias ocasiones. Se trata de Thomas Friedman autor de ‘Gracias por llegar tarde’. El libro que está leyendo por estos días pone el acento en cómo la revolución tecnológica ha cambiado la vida de la humanidad durante los últimos 10 años. “A primera vista el título no dice mucho de lo que contiene el libro pero Friedman, de manera minuciosa, analiza lo que hay detrás de todas las transformaciones tecnológicas de esta década”.

    También cuenta que esta lectura le ha permitido hacer varias reflexiones y paralelismos con lo sucedido en el país durante el correísmo. “Friedman sostiene que solo la capitalización de Facebook y Apple es de un billón de dólares mientras el país produce solo 100 000 millones de dólares al año. Que una empresa sea capaz de producir diez veces lo que produce el país da cuenta de las diferencias en la visión que se tiene sobre el desarrollo”.

    El economista Jaime Carrera en la biblioteca que tiene en su casa. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    El economista Jaime Carrera en la biblioteca que tiene en su casa. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Cine y literatura: sus dos mundos inseparables

    Gabriel Flores

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    Escena 1: Quito, década de 1970. Mariana Andrade, una adolescente de cuerpo menudo que estudia en un colegio de monjas espera con ansiedad que comience la clase de Sor Violeta, la mujer que le inculcó su amor por la literatura. La lectura de ese día está dedicada a ‘La Tigra’, uno de los cuentos más famosos del escritor José de la Cuadra.

    Cuando Andrade, dueña del cine OchoyMedio ubicado en el barrio La Floresta, era adolescente sus lecturas estuvieron vinculadas a las amistades que la rodeaban, jóvenes de clase media con ideas de izquierda. A más de los escritores ecuatorianos que fueron parte del realismo social leía al nicaragüense Ernesto Cardenal, al peruano César Vallejo y al poeta español Miguel Hernández. Cuando ‘La montaña es algo más que una inmensa estepa verde’, el libro de Omar Cabezas, llegó a sus manos creía en el comunismo.

    Escena 2: Quito, finales de los 80. Mariana Andrade trabaja en la producción de La Tigra, película dirigida por Camilo Luzuriaga. Por esos años comienza a vincular a la literatura con el cine, dos mundos, que tiempo después, se convertirán en el epicentro de su trabajo. Ella y su mundo literario deciden ‘saltar’ el Muro de Berlín.

    Una de las cosas que más seducen a Andrade es descubrir que muchas de las películas que ve en el cine son adaptaciones de libros o hacen referencia a autores que a ella le llaman la atención. Lee mucho a Stanley Kubrikc. El director del Resplandor, 2001: una odisea del espacio y La naranja mecánica la atrapa por su capacidad de trasgresión con todo lo establecido en el mundo del cine y por su renovada propuesta audiovisual.

    Escena 3: Quito, mayo del 2018. Mariana Andrade está sentada en una pequeña oficina que está ubicada arriba del cine que ella dirige. Confiesa que una de las películas que ama es ‘Partículas elementales’ y que después de descubrir que es una adaptación de una obra literaria corrió a leer el libro escrito por Michel Houellebecq.

    A Andrade ese libro la perturba por su dura descripción de la descomposición de las relaciones humanas en el mundo actual. “Me gusta por polémico e irreverente. También por el manejo del humor sarcástico, la visualidad de sus textos y porque sus libros no compiten con las adaptaciones”.

    Después de leer ‘Partículas elementales’ siguió con ‘Plataforma’ y ‘Sumisión’. Lo de ahora es Haruki Murakami de quien ha leído ‘Después del terremoto’ y ‘Baila, baila, baila’. Lo siguiente será IQ84, una de las últimas novelas del escritor japonés.

    Escena 4: Después de un ‘fade out’ aparece una imagen de la pequeña biblioteca que Mariana Andrade tiene en su oficina, hay una más grande en su casa, en ella aparece su colección de cine de la editorial Taschen

    Estos tesoros literarios se han convertido en una fuente de consulta constante para sus trabajos de investigación. Uno de sus sueños es que algún director ecuatoriano se arriesgue a realizar una adaptación de ‘Poso Wells’, una de las novelas más populares de Gabriela Alemán. En lo personal su tarea pendiente es enfrascarse en la lectura de la escritora guayaquileña Mónica Ojeda.

    Mi libro de cabecera

    ‘Partículas elementales’  Para Mariana Andrade el libro del escritor francés Michel Houellebecq es un cuestionamiento frontal a la generación que vivió el Mayo del 68 y que luego se convirtió en la dueña del poder económico. También la seduce por su juego constante con el humor negro.

    Mariana Andrade, empresaria y gestora cultural, es amante de la literatura de la escritora Gabriela Alemán.Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    Mariana Andrade, empresaria y gestora cultural, es amante de la literatura de la escritora Gabriela Alemán.Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Un amante de la poesía y los textos policiales

    Alexander García

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    La librería Compte, regentada por su padre -Florencio Compte Andrade- durante 64 años en Guayaquil y la propia biblioteca con la que la familia contaba en casa, hicieron de Florencio Compte un lector precoz que a los nueve años leía una obra monumental como ‘Cien años de soledad’, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, armado claro con un árbol genealógico para no perderse y seguir la historia familiar de los Buendía.

    “Nunca hubo límites sobre lo que se podía leer o no. Y la librería de mi papá era como ‘una forma de paraíso’, como dice Borges”, cuenta Florencio Compte Guerrero, decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

    El profesor e investigador guayaquileño aprecia cierto tipo de poesía -la metafísica, dice- y el humor, a los autores que son capaces de reírse de sí mismos, además de novelas policiales, como las decenas de libros de la británica Agatha Christie. También menciona los cuentos detectivescos de Honorio Bustos Domecq, el autor ficticio de la colección ‘Seis problemas para don Isidro Parodi’ , escritos en colaboración entre los argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

    Además es un seguidor de la poesía de Borges, ha releído colecciones de poemas como ‘La cifra’ y recita algunos de sus versos de memoria. “El propio Borges dice que hay dos tipos de poesía, la sonora y la poesía metafísica, aquella en la que no hay un solo referente sino que todo son conceptos, en la que se inscriben autores como Francisco de Quevedo”.

    Compte, quien leyó la obra íntegra de García Márquez y buena parte de autores latinoamericanos como del peruano Mario Vargas Llosa, destaca libros menos conocidos del ‘boom’ literario regional. “‘El jardín de al lado’, un libro muy divertido del chileno José Donoso , habla de un intelectual de segundo orden que durante la dictadura se autoexilia para aparecer como que es perseguido, una forma de burlarse de sí mismo. Igual de ameno es ‘Un tal Lucas’, álter ego del argentino Julio Cortázar, una especie de libro autobiográfico, con cuentos independientes que leídos en conjunto forman una suerte de novela”.

    El catedrático, formador de generaciones de arquitectos, recomienda en su rama títulos como ‘¿Quien teme al ba haus feroz?’, donde Tom Wolfe, maestro estadounidense del ‘nuevo periodismo’, hace una crítica al abandono de la originalidad en la arquitectura a causa de las modas. También pondera la fineza de los ensayos del español Oscar Tusquets, arquitecto ateo que en ‘Dios lo ve’, dice “hagamos de cuenta como que si Dios existiera y volvamos a hacer una arquitectura para enaltecer a Dios, como en el pasado”. 

    Los mejores frisos del Partenón casi no se alcanzan a ver. Y Miguel Ángel se tomó la misma molestia en tallar partes de esculturas que ahora están pegadas a una pared, apunta Compte. ¿Por qué lo hicieron?, pregunta Tusquets. Se tomaron esas molestias porque tenían una noción superior de estética y consideraban sagrado su trabajo.

    Mi libro de cabecera

    Argentinos.  Entre los libros de cabecera de Florencio Compte está el poemario ‘La cifra’, de Jorge Luis Borges. Y ‘Un tal Lucas’, de Julio Cortázar, que intercala cuentos sueltos diversos junto con capítulos sobre la vida de Lucas, álter ego del propio Cortázar.

    Florencio Compte Guerrero junto a la estantería de libros de su oficina.Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Florencio Compte Guerrero junto a la estantería de libros de su oficina.Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Compartir libros es su modo de enseñar a otros

    Giovany Astudillo

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    Pese a la insistencia de su padre, no le gustaba leer y si lo hacía era por obligación. “Lee por favor lee, después no has de tener tiempo”, repetía Lauro Urgilés a su hijo Juan Carlos, en su infancia.

    Pero ese gusto recién surgió cuando el actual Gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo terminaba la carrera universitaria de economía. Cuando hacía su tesis sobre la ‘Evaluación del impacto ambiental de la actividad petrolera en la Amazonía’ estudió la Teoría del Desarrollo para plantear el enfoque de trabajo.

    Desde febrero de 1996 empezó a trabajar en Jardín Azuayo, en el cantón azuayo de Paute. En ese entonces, con su esposa querían seguir una maestría, pero no se concretó por los costos y la distancia. Por ello, optó por aprovechar el tiempo libre con la lectura.

    Empezó con ‘Mercados Financieros Internacionales’ de Franco Modigliani y Frank J. Fabozzi. Lo leyó detalladamente durante cuatro meses. “Me contaba cosas que necesitaba y obtenía repuestas… Me di cuenta de que, pese a que estaba lejos, podía acceder al conocimiento a través de un libro”. Luego revisó las publicaciones de Manfred Max Neef.

    Desde entonces considera que “un texto bueno y bien leído es la mejor inversión”. Urgilés lee de tres a cuatro libros a la vez. Ahora, por ejemplo, está con ‘El gobierno de los bienes comunes’ de Elinor Ostrom y ‘Educomunicación’, de Victorino Zecchetto.

    También, revisa los ‘Derechos Humanos desde la Interculturalidad’, de Piedad Vázquez, hasta una tesis doctoral de la Flacso sobre las condiciones del buen vivir de las cooperativas.
    Según Urgilés, del libro ‘El gobierno de los bienes comunes’ aprende que el problema más grave de una organización no es técnico ni productivo ni de mercado, sino de propiedad. “Si la empresa es familiar es viable por ese vínculo social y se hace gobernable, pero cuando empieza a crecer la cosa se complica”.

    Para Urgilés, un beneficio de un libro es la capacidad que tiene para ofrecer el resumen de tanto trabajo del autor. Pero también, agrega que hay textos que causan desilusión porque son mediocres. Por esa razón, cuando adquiere alguno se asesora bien.

    Le interesan las publicaciones de historia económica, antropología y sociología económica, derechos humanos, ciencia política y gobierno. Además de pedagogía, psicología, sociología… porque su cargo no solo le exige tener habilidades técnicas-financieras sino también comunicacionales para transmitir los conocimientos.

    Según él, lee despacio porque anota las ideas y al final hace una ficha. “Después es complicado encontrar las ideas principales o las que me marcaron”. También, es un apasionado de la música y poesía. Entre otras, destaca ‘Poemas sin permiso’ de Jaime Galarza Zavala. Urgilés recita de memoria los poemas de esa publicación.

    Como costumbre le gusta regalar libros en la cooperativa Jardín Azuayo. Lo hace cuando quiere explicar o que se conozca algún tema. De esa forma presiona para que su grupo de trabajo lea.

    El economista Juan Carlos Urgilés posa en la biblioteca familiar. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    El economista Juan Carlos Urgilés posa en la biblioteca familiar. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Libros escritos por mujeres son sus preferidos

    Gabriel Flores

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    En menos de un año el libro ha pasado por las manos de ocho empleados de Thought Works Andes. La primera en leerlo fue Leslie Jarrín, la directora ejecutiva de la empresa. ‘Cómo ser mujer’, de la británica Caitlin Moran llegó a sus manos por casualidad. Un día entró a una librería local y se encontró de frente con el libro. Leyó la reseña de la contraportada, se enganchó con la temática y lo devoró de un solo tirón.

    Desde hace algún tiempo, a esta empresaria le interesan los libros que hablan sobre la condición femenina o los que son escritos por mujeres. A la lectura del libro de Moran se han sumado ‘El libro de mi destino’ de la iraní Parinoush Saniee, ‘Memorias de Adriano’, de la belga Marguerite Yourcenar, o ‘Se que vienen a matarme’, de la ecuatoriana Alicia Yánez Cossío.

    El libro de Moran la atrapó porque su discurso sobre el feminismo no es “de autodefensa sino de orgullo”, argumenta. Agrega que el libro tiene algunas cosas que la incomodan, pero cree necesario que se hable de ciertos temas como las actitudes machistas que tienen hombres y mujeres.

    Para ella la literatura es una puerta de escape a su cotidianidad, un mundo dedicado a la tecnología y los negocios. Su gusto por los libros despertó cuando estaba en la universidad, con el realismo mágico. Leía los libros de Gabriel García Márquez que le prestaba su compañera de cuarto. “Para una persona que se dedicaba día y noche a la ingeniería en sistemas leer libros como ‘Cien años de soledad’ era liberador”.

    Cuenta que ha desarrollado la capacidad de leer dos libros a la vez, por lo general una novela y otro relacionado al mundo de los negocios o a la cultura organizacional. En estos días mientras lee ‘The open organization’, sobre cómo crear empresas exitosas en el entorno tecnológico, también se enganchó con la lectura de ‘Leonora’, de Elena Poniatowska. “Mis lecturas -dice- dependen de mi estado de ánimo”.

    Los tiempos que esta empresaria tiene para leer se han tenido que adecuar a su condición de directora de Thought Works Andes, de hija, de esposa y de madre de tres niños. Esta empresaria cuenta que prefiere leer por las noches cuando todo está en calma y que aprovecha los viajes del trabajo para leer en aviones y hoteles.

    El exceso de información, sobre todo, el que existe en redes sociales, últimamente, ha jugado en contra de Jarrín. Confiesa que es una lectora recurrente de blogs y de pequeños textos que al final del día -dice- se podrían condensar en un nuevas publicaciones.

    Cuando era niña veía como su abuelo devoraba libros. Ahora, que la lectura es parte de sus hábitos de vida, sabe que un buen libro puede cambiarle la vida a una persona, o al menos darle pistas para recorrer nuevos caminos.

    En la oficina de Thought Works Andes el libro de Moran ya ha alcanzado la categoría de ‘best- seller’. Según Jarrín varios de sus colaboradores están a la espera de leerlo, para comprobar la irreverencia de la narradora.

    La empresaria Leslie Jarrín armó un pequeña biblioteca en su oficina. Foto: Patricio Terán/LÍDERES
    La empresaria Leslie Jarrín armó un pequeña biblioteca en su oficina. Foto: Patricio Terán/LÍDERES