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  • Una biblioteca al pestilo del Duque de Wellington

    Alexander García 

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    Un detalle de humor inglés lo sorprendió en una visita a la biblioteca de Arthur Wellesley en Londres, héroe de las Guerras Napoleónicas más conocido por su título de Duque de Wellington.

    Al pie de la escalera, en las altas estanterías de libros yacía una escultura de Napoleón desnudo, al cual el militar británico derrotó en la batalla de Waterloo.

    Walter Spurrier se trajo de esa visita una foto de la escalera de la biblioteca, que hizo reproducir tal cual en Guayaquil, para alcanzar los 12 niveles de la gran estantería que cubre ahora una pared en una habitación de su residencia.

    La anécdota sirve para ilustrar los intereses literarios del analista económico, en cuya biblioteca se destacan libros de historia, biografías y novelas históricas. También cuenta con literatura inglesa contemporánea y latinoamericana, que su esposa e hijas leen a mayor velocidad que él, reconoce.

    Spurrier lee en español, francés e inglés. Y atesora los libros que adquirió en el verano de 1968 en Europa, cuando pretendía cursar una segunda maestría en París (Francia) y estalló el mayo francés, pocos días después de su llegada. Tenía 23 años.

    Viajó ocho meses por Europa leyendo sobre todo literatura de impronta existencialista. Conserva las ediciones de bolsillo del 68, en francés, de una docena de novelas entre ellas ‘La náusea’, de Jean-Paul Sartre; y ‘La peste’ o El extranjero’, de Albert Camus. O autores como James Joyce o William Faulkner.

    “Nunca me ha apasionado tanto la literatura como en ese momento, eran libros con los que uno se podía identificar… Estaba mochileando, con todo el tiempo para leer y para reflexionar hacia dónde iba y qué es lo que quería”, cuenta el director del informe económico Análisis Semanal.

    En la adolescencia había leído los volúmenes verde manzana de la colección Juvenil Cadete con títulos de la literatura universal adaptada para los jóvenes. Luego editaron también historia.
    Las aventuras que proponía Emilio Salgari o Julio Verne y los libros de texto de geografía en el Colegio Americano de Guayaquil le comenzaron a interesar por la historia de los países, por la política. Intereses vinculados también con Alfredo Baquerizo Moreno, su abuelo, dos veces presidente del Ecuador y, además, a la ausencia de su padre, el estadounidense Reeve Spurrier, quien murió en un bombardero en el frente alemán, durante la II Guerra Mundial.

    Era natural que se decantara por estudios amplios vinculados con todo lo que le remitiera a cambios para una sociedad, reflexiona: economía, sociología, historia, antropología, con énfasis en ciencias políticas y macroeconomía.

    Ahora centra sus fines de semanas en libros de historia y novela histórica. Líneas que lo llevan a libros como ‘Ottoman Endgame’ (El final del juego), de Sean McMeekin, sobre la caída del imperio otomano y la formación del Oriente Medio moderno, un escenario secundario de la II Guerra Mundial. Y del que salta a una novela sobre un personaje tangencial de aquel: ‘El hombre que amaba a los perros’, de Leonardo Padura, sobre el exilio y el asesinato de León Trotsky.

    Foto: Wladimir Torres / LÍDERES Walter Spurrier en la biblioteca de su casa, en la vía a Samborondón.
    Foto: Wladimir Torres / LÍDERES
    Walter Spurrier en la biblioteca de su casa, en la vía a Samborondón.
  • Una nueva forma para que los niños aprendan a leer

    Redacción Quito (I)  redaccion@revistalideres.ec

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    Con el objetivo de integrar la tecnología y la literatura, Adrián Armijos y Richard Cóndor crearon LifeBooks. Este emprendimiento produce y comercializa libros para niños con realidad aumentada (3D).

    La tecnología, desarrollada por ellos, permite que los niños puedan leer, escuchar e incluso jugar con un libro tradicional a través de una tablet o un smartphone.

    “Vimos que las nuevas generaciones, por un lado, tienen menos costumbre para leer libros físicos; pero, por otro, nacen y ya tienen un teléfono o tablet. Entonces, pensamos que la mejor forma de atraerlos hacia la lectura sería por medio de esa tecnología”, explica Armijos, quien se dedica al desarrollo y edición de los cuentos.

    La idea nació como parte de un proyecto estudiantil para la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), en el 2014. Con una inversión inicial de USD 400, ellos crearon el primer prototipo y obtuvieron el primer puesto en la XIII Ceremonia de Premiación de Emprendimiento de la USFQ.

    La innovación de este emprendimiento también fue reconocida internacionalmente. En representación de Ecuador fueron invitados, junto con 13 países más, al Global Student Entrepreneur­ship Challenge, realizado por la Universidad Virginia Tech, de Estados Unidos. “Creo que como país podemos brindar algo más que solo el turismo, podemos
    dar ideas e innovación única”, comenta Armijos.

    La tecnología detrás de su negocio les tomó casi un año de desarrollo. Armijos explica que es muy similar a los códigos de productos QR, pero en vez de analizar cuadrados negros y blancos, el software analiza imágenes y colores. De tal forma que los niños pueden leer el cuento de manera tradicional o por medio de la aplicación, crear imágenes 3D para apoyar en el aprendizaje y la experiencia de lectura. La aplicación puede ser descargada de manera gratuita en Google Play o el App Store.

    “Este es un ejemplo de innovación, ya que al momento de gestar la idea eran los únicos en el país haciendo este tipo productos”, explica Giovanni Rosanía, profesor y coordinador de emprendimiento de la USFQ.

    En abril del 2015 empezaron a comercializar el primer cuento titulado ‘Bruna Sancocha’. Realizaron un tiraje de 300 copias que se comercializó en ferias y la página web. “El primer libro fue más una prueba de mercado, para ver si a la gente le interesaba”, explica Cóndor. Ahora se encuentran esperando el lanzamiento de su próximo título ‘Marty The Martian’, un libro interactivo que ayudará a reforzar el inglés.

    Los libros se comercializan con un valor de USD 25 y desde abril hasta el momento han facturado un promedio de USD 8 800.

    La primera edición se encuentra agotada, pero esperan que para finales de este año, el nuevo libro se encuentre en librerías a escala nacional. “Hicimos ciertos cambios y el cuento ahora no solo brinda realidad aumentada, sino que es interactivo como un juego que impulsa la lectura”, agrega Armijos. Los emprendedores esperan tener un tiraje de 5 000 ejemplares.

    Tres Datos extras

    Recursos

    Recibieron un fondo semilla de USD 2 500, por parte del Banco Pichincha.
    Inversión. En el momento han obtenido alrededor de USD 53 000 en capital de trabajo por medio de varias fuentes, destacando el Banco de Ideas de la Secretaría de Educación Superior (Senescyt).

    Autor

    La historia de ‘Bruna Sancocha’ fue escrita por Juana Neira, presidenta de la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil.

    Richard Cóndor y Adrián Armijos trabajaron con expertos en aprendizaje infantil para la creación de su marca. Foto: María Isabel Valarezo/ LÍDERES
    Richard Cóndor y Adrián Armijos trabajaron con expertos en aprendizaje infantil para la creación de su marca. Foto: María Isabel Valarezo/ LÍDERES
  • América Latina dará el gran salto al libro digital de aquí al 2020

    Agencia EFE

    Las ventas de libros digitales en América Latina, que hoy en día son en promedio menos del 1% del total, treparán al 10 ó el 15% en 2020, según el español Javier Celaya, director general para España y Latinoamérica de Bookwire.

    En unas declaraciones en Bogotá, donde está invitado a la Feria Internacional del Libro de la ciudad, Celaya hizo una encendida defensa del libro digital y criticó a autores como Mario Vargas Llosa o Jonathan Franzen por presentarlo como algo negativo y al tiempo beneficiarse de las ediciones electrónicas de sus libros.

    «Si tan nefasto es (el libro digital), debería ser coherente y no editar sus libros en ese formato», dijo Celaya sobre el Nobel peruano, cuya obra admira y lee, en digital por supuesto, pero cuyas «posturas fundamentalistas» sobre este tema rechaza abiertamente.

    Algunos argumentos de los defensores del libro en papel, como el que señala que al leer libros en formato digital no se alcanza el mismo nivel de comprensión, le parecen un «insulto al lector».

    Celaya es creador del portal dosdoce.com, un observatorio sobre el uso de las nuevas tecnologías en el mundo editorial con once años de existencia, y además es responsable para los países que hablan en español de Bookwire, una empresa alemana que distribuye libros electrónicos a 600 librerías de todo el mundo.

    Bookwire ha entendido el potencial para el libro electrónico que tiene América Latina, donde la gente lee pocos libros en papel pero casi todo el mundo tiene teléfono celular, y ya ha desembarcado en Brasil, México y ahora en Colombia, en este caso de la mano de un socio, Hipertexto.

    A juicio de Celaya el mundo vive una «revolución de imprenta», como en la era de Gutenberg. En América Latina han aparecido pequeñas editoriales independientes «cien por cien digitales», que han apostado incluso a editar también en inglés para ampliar su mercado y también otras del mismo tipo pero que editan en papel y están empeñadas en acrecentar la «bibliodiversidad», la calidad en la edición y los valores del libro como objeto.

    Esas editoriales proliferan en los tres países que son los mayores productores hispanoamericanos de libros (Argentina, México y Colombia) y también aparecen en otros como Perú y Chile.

    En el caso de estas últimas, sobre todo, su espacio es el 15% que no dominan los dos grandes «monstruos» del mercado editorial en español, Planeta y Penguin Random House (antes Santillana), con un modelo de negocio, «perfectamente legítimo», que apunta fundamentalmente a lograr grandes cifras de ventas.

    Para Celaya, ambos modelos deben coexistir y para ello es necesario que las administraciones públicas de América Latina apoyen a esas pequeñas editoriales y además entiendan que internet debe ser considerado un servicio público, como la salud o la educación.

    «Si se deja en manos del mercado, la cultura desaparecerá», asevera. Internet no tiene fronteras y puede llevar los libros a los lugares donde los reclaman, así sean los más insospechados, y además sin importar el tamaño de quien los edite pueden alcanzar gran difusión, subraya Celaya.

    Otra de las grandes ventajas del libro digital es su precio, estandarizado por Amazon desde su posición dominante en 7,99 euros y USD 9,99. También destaca su accesibilidad para personas con problemas de visión, debido a que se puede cambiar el tamaño y el tipo de letra.

    Mientras en América Latina, las ventas de libros digitales no representan ni un 1% del total, en España están entre el 7 y el 10%, en Alemania en el 15% y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30%.

    Los que leen libros digitales en América Latina lo hacen mayoritariamente en teléfonos inteligentes, una tendencia generalizada en el mundo, y, según recientes estudios, no son jovencitos precisamente, dice Celaya.

    Un estudio de Pew Research revela que el perfil socioeconómico del lector de libros digitales en el mundo es una persona de 30 a 40 años, de poder adquisitivo alto y poseedora de tarjeta de crédito. Como lector está entre los «ávidos», es decir los que leen 12 libros o mas al año.

    Según el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), la producción editorial latinoamericana, medida por el número de títulos con registro ISBN, fue en el primer semestre de 2014 un 4,8% menor a la de igual periodo de 2013, pero aumentó la participación del libro digital.

    El organismo dependiente de la Unesco y con sede en Bogotá reseña que de enero a junio de 2014 se registraron 83 162 títulos con ISBN (Número Internacional Normalizado del Libro) en América Latina, de los cuales 16 933 fueron editados en formato digital, lo que significa un 20,4 % del total. 

    Las ventas de libros digitales, representan en España el 7 y el 10%, en Alemania en el 15% y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30%. Foto: Pixabay
    Las ventas de libros digitales, representan en España el 7 y el 10%, en Alemania en el 15% y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30%. Foto: Pixabay
  • La impresora de libros promete revolucionar el mercado editorial

    Agencia AFP

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    La librería del futuro quizá sea así: uno se acercará a la pantalla de una máquina, elegirá una obra entre las miles disponibles, pulsará un botón y se marchará cinco minutos después con el libro recién impreso y encuadernado.

    En el Salón del Libro de París, dos editoriales francesas, PUF (Prensas Universitarias de Francia) y La Martinière, decidieron presentar sendas impresoras de libros bajo demanda, una innovación que podría revolucionar el mercado editorial.

    La Expresso Book Machine, presentada por PUF, atrae a decenas de curiosos. La máquina fue ideada por la empresa norteamericana Xerox, pero en Francia la explota el programa Ireneo, impulsado por la Asociación Nacional de Impresores. Se asemeja a una enorme impresora y uno ve desfilar a toda marcha las páginas por un lado, mientras la portada se acerca por el otro. El resultado es sorprendente: el libro es casi idéntico a un ejemplar clásico y cuesta lo mismo, tan solo se percibe un brillo distinto en la tapa.

    El modelo que presenta La Martinière es bastante más pequeño, pero el resultado es similar. Lo creó la empresa japonesa Ricoh y lo gestiona la empresa francesa Orséry. La tecnología, que existe desde hace una década en Estados Unidos, prepara ahora su desembarco en Francia. «Esto supone una gran oportunidad para todos», asegura, entusiasta, el director general de PUF, Frédéric Mériot. «Con esta máquina, se solucionan muchos de los problemas que viven hoy las editoriales, los libreros y los clientes».

    Dar una nueva vida al libro

    El uso de estas máquinas promete reducir los costes relacionados con el transporte y el almacenamiento de los libros, así como los plazos de entrega y los daños medioambientales. «Nosotros tenemos miles de títulos cuya demanda es demasiado baja para que sean rentables», explica Mériot. «Ahora tenemos la posibilidad de darles una segunda vida con pequeñas tiradas. No hay riesgo porque un libro impreso es un libro vendido».

    Para los promotores del proyecto, la dificultad consiste ahora en convencer a los libreros y a los lectores de que utilicen el invento. Con un precio que ronda los USD 86 000 dólares, parece poco factible que los libreros adquieran una de estas impresoras. «Proponemos alquilar nuestra máquina a los libreros por USD 273 mensuales. A cambio, ellos ingresarán el 33% del precio de venta del libro», poco más que lo que se llevan habitualmente, asegura el presidente de Orséry, Christian Vié.

    En PUF, creen que el futuro no solo pasa por el alquiler de estas máquinas, sino también por la creación de una red de imprentas capaces de proporcionar cualquier libro al librero en cuestión de horas. El gran tamaño de las impresoras es otro escollo a la hora de convencer a las librerías. «Hay que explicar al librero que, al instalar uno de estos modelos, tendrá que quitar dos mesas de exposición, pero que, a cambio, dispondrá de un catálogo mucho más amplio».

    «Yo creo que no tendremos ningún problema para atraer a los libreros», afirma, por su parte, Vié, que opina que las impresoras les permitirán defenderse ante gigantes como la compañía estadounidense Amazon. «Hoy en día, un lector puede acudir un par de veces a su librería en busca de la obra que desea comprar, pero si no la tienen se irá a Amazon. Con la impresora, los libreros podrán conservar a este tipo de clientes», asegura.

    Más allá de las librerías y los lectores, el éxito o el fracaso de estas iniciativas dependerá, en gran medida, del interés de las editoriales. «Lo más importante es el catálogo», explica Vié. «Cuantas más editoriales consigamos, más librerías se interesarán por el proyecto», afirma el presidente de Orséry, que ya firmó un contrato con los grupos editoriales franceses La Martinière, Média Participations y Éditis.

    «Pensábamos que el mundo digital iba a acabar con el libro de papel, pero no ha sido así», dice Mériot. «Ahora puede incluso que las soluciones digitales den una segunda vida al libro clásico. Quizá estemos ante la revancha del papel sobre lo digital».

    El uso de estas máquinas promete reducir los costes relacionados con el transporte y el almacenamiento de los libros, así como los plazos de entrega y los daños medioambientales. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
    El uso de estas máquinas promete reducir los costes relacionados con el transporte y el almacenamiento de los libros, así como los plazos de entrega y los daños medioambientales. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
  • Desde Perú llega inversión para el mundo de los libros

    Redacción Quito

    Libroexpress, una tradición de más de 30 años en la venta de libros en el Ecuador, pasó de la familia ecuatoriana Luzuriaga al grupo Librerías Crisol de Perú. El traspaso se selló hace tres semanas, cuando se oficializó la venta de Libroexpress.

    La nueva dueña es la cadena Crisol, fundada en el 2001, con 16 tiendas de libros en Lima, Arequipa, Trujillo, Huancayo y Chiclayo, y en la actualidad con ventas promedio de 51 000 ejemplares mensuales.

    Fabián Luzuriaga, representante de Libroexpress, indica que la primera tienda de la cadena la abrió su padre en 1982, en el centro-norte de Quito. En esa época en el sector se concentraban los locales comerciales de Quito y los centros comerciales daban sus primeros pasos. El local, ubicado en la Amazonas y Veintimilla, se enfocaba en la venta de libros, revistas y periódicos nacionales e internacionales.

    La firma, cuenta Luzuriaga, abrió un segundo local en 1994, en el Quicentro Shopping, cuando este centro comercial no superaba los 20 locales dispuestos en forma de L hacia la calle Naciones Unidas, también en el norte de la capital.

    Diez años después, la cadena abrió otro local en el antiguo aeropuerto de Quito, dos librerías en la terminal aérea de Guayaquil y una más en el Centro Comercial San Marino del Puerto Principal. En el 2011, la cadena abrió un nuevo local en la Plaza de las Américas, consolidando así siete librerías en todo el país.

    Sin embargo, la internet, los impuestos a publicaciones importadas y la expansión con fuerza de grandes cadenas de librerías obligaron a los Luzuriaga a cerrar cinco de sus locales y entrar en conversaciones con Crisol. En contraste, la firma peruana buscaba expandirse en el mercado regional con su negocio bajo la lógica del ‘retail’ (al por menor). Ello implica locales con grandes superficies donde se ofertan muchos géneros como un «gran supermercado del libro».

    El gerente de Crisol, Jaime Carbajal, cuenta que decidieron expandirse hacia el Ecuador por ser un mercado en crecimiento, con una economía sólida y con un interés creciente por la lectura.

    La cadena peruana invertirá USD 1 millón en los próximos dos años. Planea mantener los dos locales que tenía Libroexpress, y abrir tres tiendas más en Quito durante este año. Para el próximo año la meta de Crisol es consolidar la expansión e inaugurar cuatro locales en Guayaquil y uno en Cuenca.

    Sobre Crisol Fundada en 2001. Creado por Santillana, pasó en el 2006 a un grupo de inversionistas peruanos.

    16 tiendas en Perú. Vende 51 000 ejemplares al mes, en Lima, Arequipa, Trujillo, Huancayo y Chiclayo.

    LA CIFRA:
    USD 1 millón invertirá Crisol en Ecuador.

  • Prolipa aporta a la educación con sus textos

    Leonardo Gómez Redacción Quito / LÍDERES

    Luis Calderón no puede disimular la emoción cuando se da cuenta que más de tres generaciones aprendieron a leer con el libro que él y sus esposa, Blanca de Calderón, diseñaron: El Patito Lee.

    Esteban Salas, por ejemplo, recuerda que hace 22 años, cuando cursaba el primer grado, imprimió en el Patito sus primeros garabatos. «Era un texto muy didáctico y me llama la atención que ahora lo utilizan también mis sobrinos».

    Lo que Salas desconoce es que el Patito inició como un cuaderno de trabajo que Calderón y su esposa diseñaron para Cristian, el primero de sus cuatro hijos, quien sufría de osteomielitis y le impedía asistir regularmente a la escuela, a causa de los cuidados médicos que recibía.

    Los esposos se formaron en la docencia y cuentan que para la década de 1970 solo existían textos de lectura y no de trabajo. «Los maestros perdíamos mucho tiempo dibujando en cada cuaderno las muestras de cada letra del abecedario, para que los estudiantes pudieran hacer sus deberes», recuerda Alexandra Tapia, una maestra de primaria retirada.

    Era 1979, cuando con un préstamo de 5 000 sucres los esposos Calderón imprimieron la primera edición de Patito, nombre que escogieron en honor a su tercer hijo: Patricio. «De ese tiraje, 4 500 libros se repartieron gratis en todas las escuelas que había en la Costa y Sierra», recuerda Calderón. Seis meses después tuvieron que imprimir 25 000 libros adicionales, pues las escuelas comenzaron a solicitar el texto para su malla curricular.

    Calderón y su esposa se encargaban del diseño y contenido, pero no tenían una imprenta, por lo que imprimían sus textos en Gráficas Mediavilla Hermanos, propiedad de los hermanos de Blanca.

    En el 2000 invirtieron USD 300 000 para comprar una imprenta y consolidar Grafitex, que actualmente gerencia su primogénito en el sector de Calacalí (norte de Quito). Tres años más tarde crearon Prolipa y confiaron la gerencia a José Luis Calderón, su segundo hijo. Desde el 2003, ampliaron su producción con textos de Ciencias Naturales, Estudios Sociales, Matemáticas y Lenguaje.

    La oferta se amplió a 25 títulos, manteniendo como producto estrella: El Patito Lee. En el 2004, comenzaron a exportar sus libros a Costa Rica, Guatemala, Panamá y El Salvador, lo que les genera ventas de un promedio de USD 50 000 a 70 000 al año.

    Con 90 personas en la nómina, en el 2012 Prolipa facturó USD 5,1 millones.

    Uno de los distribuidores más antiguos es Armando Solórzano. Vende esos libros en Azuay. «Fui docente y distribuyo desde hace 28 años porque confió en la calidad de los contenidos».

    LA INSIGNIA

    ‘El crecimiento benefcia a todos’

    María Rosa Obando, Gerenta Administrativa Comercial.

    Estoy a cargo del control adnministrativo y la gestión de calidad y trabajo en Prolipa desde hace siete años. Algo que llama mucho la atención en esta empresa es que la gente realmente está puesta la camiseta, es casi como una familia y muestra de eso es que la rotación de personal es realmente baja.

    El trabajo es exigente y quizás no tenemos los salarios más altos del mercado, pero el trato y el buen ambiente hace que la gente se quede. Además, en ciertas áreas existe un plan de carrera.

    El crecimiento económico es sostenido y de eso se benefician todos en la empresa, desde la parte directiva como en el personal operativo. Uno de los factores para eso es que todo el tiempo se está innovando.

  • Movimiento de firmas editoriales

    Madrid / Agencia DPA

    La editorial Penguin Random House acordó con la española Santillana, controlada mayoritariamente por el grupo Prisa, la adquisición de sus ediciones generales en español y portugués por 72 millones de euros (casi USD 100 millones), informaron ambas empresas. La notificación de dicho acuerdo se dio a conocer el pasado 19 de marzo.

    De esta forma, los sellos Alfaguara, Taurus, Aguilar, Suma de Letras, Punto de Lectura, Altea, Fontanar y Objetiva pasarán a manos de Penguin Random House. Mientras, Santillana buscará centrarse y reforzar su línea educativa, que supone el 87% de sus ingresos.

    Queda excluido de la venta el segmento de obras y actividad que realiza Alfaguara Infantil y Juvenil dirigido al canal escolar, que seguirá en Santillana, según aclaró la editorial.

    La operación se materializará cuando se cumplan los requisitos jurídicos y administrativos pertinentes. Con ella, Penguin Random House pretende reforzar su presencia en España y América Latina.

    La filial española de la editorial, Penguin Random House Grupo Editorial, comprará los negocios de publicaciones en español y portugués de Santillana Ediciones Generales. La sociedad adquirida se unirá con Penguin Random House Grupo Editorial en España, Portugal e Hispanoamérica.

    Por otra parte, Penguin Random House Brasil adquirirá la editorial Objetiva, sello de publicaciones generales de Santillana en Brasil, con la que pretende tener presencia propia en el «gigante» suramericano. Además de reforzar su mercado en 22 países, la editorial estará presente por primera vez en Portugal y se introducirá con más fuerza en el mercado hispanohablante de EE.UU.