Etiqueta: mujeres

  • Las mujeres constituyen el 61,8% del personal ocupado

    a los 16 años de edad Salomé Cevallos se dio cuenta que le gustaba la anatomía y fisiología. Ella pensó ser diseñadora de modas, actriz o bailarina, pero entró a la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Quito. Ahora tiene 22 años y se encuentra en el séptimo semestre de esta carrera.

    La joven comenta que lo que más ha aprendido es que la atención debe ser integral. “La salud no se trata de estar sano solamente en la parte física, sino de tener un equilibrio total, que abarque la parte social y psicológica del paciente”, dice la estudiante.

    Según estadísticas del último Censo Nacional Económico del INEC, en el país había 106 634 personas que trabajan en actividades relacionadas con la atención de la salud humana y de asistencia social, en el 2010. De esta cantidad, 65 961 eran mujeres, es decir, el 61,8%, y 40 673, hombres.

    Para Ana Delgado, directora ejecutiva de la Asociación de Clínicas y Hospitales Privados del Ecuador (Achpe), en este ámbito existe un número importante de médicas, pero todavía predominan los médicos varones. Sin embargo, Delgado indica que en los campos de la Obstetricia, la Psicología y la Enfermería la mayoría de profesionales en el país son mujeres.

    La directora de la Achpe sostiene que la mujer tiene tenacidad y cualidades especiales para estas labores. La sensibilidad y el servicio conforman su lista de fortalezas, dice la funcionaria.

    María José Oliva, gerenta de Recursos Humanos del Hospital de los Valles, asegura que el 71% de trabajadores de esta institución son mujeres. En el área de Enfermería existe mayor participación de este género. El sueldo promedio en esta función es de aproximadamente USD 1 200, en este centro médico.

    La doctora Ana Lucía Iturralde trabaja en el Hospital del Sur Enrique Garcés, en Quito. Cuenta que su jornada de trabajo inicia a las 08:00 y termina pasadas las 17:00. Es residente del área de Urología y afirma que lo más satisfactorio es ver que los pacientes tras recibir atención, regresen sanos a sus casas.

    María Elena Gonzales, directora de Recursos Humanos del Hospital Metropolitano, explica que el 65% del personal de esta casa de salud es femenino. Para la funcionaria, actualmente las mujeres tienen gran preparación académica en esta área, y no solamente en el campo de la enfermería, sino en cirugías y otras áreas.

  • El diseño cuencano abriga a las mujeres de tres ciudades

    redacción Quito

    Los detalles son esenciales en las prendas de vestir de calidad y eso se aprecia en los diseños de FIT.

    Este negocio, formado por las diseñadoras cuencanas Daniela López, Ruth Galindo y la abogada Gabriela López, nació en el 2008 y hoy cuenta con tres locales en Cuenca, Quito y Azogues.

    Gabriela comenta que la iniciativa surgió hace cuatro años entre su hermana Daniela y Ruth Galindo. Ellas crearon el negocio con la confección, a medida, de vestidos de fiesta y abrigos.

    En el 2009 arrancaron con ponchos y capas e ingresaron al mundo de las prendas ‘prêt-à-porter’ (ropa lista para llevar), en Cuenca. En principio se manejó un estilo más clásico, para mujeres desde 25 años en adelante. También añadieron accesorios a sus líneas a través de diademas, apliques o prendedores.

    En el 2011 inauguraron una sucursal de FIT en el Centro Comercial Bartolomé Serrano, en Azogues (Cañar), y en febrero de este año llegaron a Cumbayá (al oriente de Quito), cuando Gabriela López ingresó como socia al negocio.

    Ella, para establecer el local aportó con USD 10 000, una suma igual al de las otras socias. También se encargó de la producción de la línea de calzado, que también es diseñada por Daniela y Ruth y confeccionada por artesanos cuencanos.

    Los locales mantienen similitudes en su decoración y distribución, donde priman tres colores: blanco, negro y rojo.

    López menciona que la mayor parte de la materia prima es ecuatoriana y que en algunos diseños se utilizan apliques importados. Mientras que la confección está a cargo de seis costureras, en Cuenca.

    La exclusividad también es importante para FIT, por eso realizan los vestidos y capas en tallas y diseños únicos. Mientras que los abrigos se confeccionan modelos en tres tallas (S, M, L), que se distribuyen una por local. El control de calidad es otro factor importante en las prendas, pues los forros, botones y acabados llevan el sello de esta iniciativa.

    Según Andrea Jerves, clienta hace tres años, “los diseños son modernos, además Daniela hace sugerencias de acuerdo a la forma del cuerpo, al color de la piel, o a lo que está de moda”.

    Para Daniela López, expandir sus diseños es una alegría, especialmente porque “la gente tiene más aceptación en cuanto al diseño, antes se pensaba que la ropa extranjera era mejor; pero ahora se valora el diseño y el trabajo artesanal del país”.

    En su última colección FIT se concentró en los vestidos casuales, que pueden utilizarse dentro y fuera de la oficina. Además de incluir blusas, y faldas.

  • Las mujeres tienen más impulso para emprender

    La incursión femenina en el emprendimiento es notoria y aumentó en el último año. De acuerdo con el GEM Ecuador 2012, el año pasado el 54% de los emprendedores eran mujeres.

    La cifra es una proporción similar a lo observado en el mercado laboral para el mismo período. En ese año, la tasa de desempleo de las mujeres era del 4,8% y la de hombres del 3,5%.

    Para Javier Andrade, director del proyecto Emprendedores Ecuatorianos del Instituto Ecuatoriano de Economía Política, otro factor que influye tiene que ver con las microfinanzas. «Últimamente se ha notado que en las microfinanzas las mujeres tienen mayor cumplimiento».

    En el proyecto dirigido por Andrade, que otorga becas de capacitación para 45 jóvenes emprendedores, 18 de los becarios son hombres y 27 son mujeres.

    Andrade explica que siendo el capital semilla una parte indispensable para iniciar un emprendimiento, esta característica detectada en el grupo femenino ha hecho que se canalicen más microcréditos a las mujeres que en años anteriores.

    Un ejemplo son los 73 000 créditos destinados en el 2012 a mujeres beneficiarias del Bono de Desarrollo Humano, que asciende a los USD 30 millones.

    Andrade menciona que otro factor clave es la tasa de subempleo de mujeres. Esto concuerda con el informe, en el que se indica que el porcentaje de mujeres que se encontraban subocupadas en el 2012 era del 60,6% mientras que el de hombres era del 49,8%.

    Según el documento, «las condiciones laborales en las que se encuentra el promedio de mujeres en el país puede ser un justificativo de su mayor incursión en la puesta en marcha de negocios».

    Para Christian Morán, docente de Emprendimiento, de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, la mujer ha ganado una mayor participación en la economía del país. «Muchas mujeres son ahora cabezas y jefas de hogar, en algunos casos debido a que sus esposos migraron, esto las lleva a emprender para ser el sustento de sus familias».

    Morán añade que las mujeres son más solidarias en este tipo de iniciativas. «Cuando una mujer emprende busca que sus amigas lo hagan también».

    Aparentemente no existen diferencias entre hombres y mujeres emprendiendo por oportunidad: 50,3% y 49,7% respectivamente. En cambio, se observa un comportamiento diferente en el emprendimiento por necesidad. En el 2012, el 62,3% de los emprendedores por necesidad fueron mujeres, según el estudio.

    Allí se explica que el año pasado, la Actividad Emprendedora Temprana (TEA) por necesidad para las mujeres fue de 11,3%. En contraste, en los hombres esta tasa fue de aproximadamente 7,6%.

    La cifra difiere con el 2010, año en el que la tasa de emprendimiento por necesidad de mujeres era del 5% mientras que la de los hombres era de 6,8%. El informe indica que esto implicaría que «la mayor parte del incremento en la TEA por necesidad de los últimos dos años se dio por la incorporación de mujeres a este tipo de emprendimiento, lo que insinuaría un incremento en la vulnerabilidad de este grupo de la población».

  • Fruconsa, la mano de obra femenina es su mayor fortaleza

    Mónica Orozco (I) Redacción Quito / LÍDERES

    Iván Mora, un zarumeño de 49 años, se sumergió hace 20 años en el negocio de la venta y entrega de frutas al por mayor. Pero en el 2006 decidió que era hora de darle valor agregado al producto y abrió Fruconsa, una empresa que procesa pulpa de fruta.

    La idea nació para aprovechar la fruta que no calificaba para los supermercados y que se quedaba en las bodegas de Morvie, una empresa también de propiedad de Mora y que ya lleva 17 años en el mercado. «Es buena fruta, pero no califica por el tamaño o porque tienen un pequeño rasguño o deformación».

    En el mercado local, esta fruta se paga con un castigo del 30%, explica Mora, por lo que pensó en industrializarla con miras a generar una mayor ganancia.

    Fruconsa operaba como una unidad de negocio de Morvie, pero gracias a la acogida de la pulpa se independizó en el 2006. «El espacio quedó corto y compramos este local en Conocoto (Pichincha)», recuerda este emprendedor.

    La empresa empezó con una camioneta para el transporte, ocho empleados, tres máquinas y un cuarto de congelación, que le permitía obtener pulpas naturales. Luego, la firma adquirió más maquinaria y se amplió. Hasta la fecha se ha realizado una inversión de más de USD 500 000.

    Además, cuenta con 35 empleados; de ellos, el 65% son mujeres. «La mujer es muy delicada para manejar la fruta. Tienen mejor visión para la fruta en el momento de clasificarla y es muy responsable», explica Mora.

    Inicialmente, el producto se vendía al granel a otras fábricas. Pero a partir del 2006 lanzaron su propia marca: Frutasi. Con imagen propia, la pulpa pudo entregarse en restaurantes, hoteles y servicio de catering (como Catering Premier). Fruconsa también coloca su producto en las perchas de grandes cadenas de supermercados, como Supermaxi, Tia, Magda y, de restaurantes, como KFC.

    La firma empezó con cuatro sabores (naranjilla, mora, guanábana y tomate). Actualmente, oferta más de 20 ítems, entre sabores originales y mezclas.

    Hace 7 años, Mora incursionó en los cultivos de papaya, maracuyá, naranja y guanábana, que se cultivan actualmente en 30 hectáreas. «En ciertas épocas dependíamos de fruta que venía de afuera. Vi que no había necesidad de traerla de afuera, porque la podíamos producir localmente», puntualiza el empresario.

    El resto se compra a diversos proveedores. Grupo Quirola es uno de ellos. La compañía cultiva mango, guanábana y otros productos en una finca ubicada en la isla Puná (Guayas). Fruconsa es su cliente principal, al cual vende unas 150 000 kilos al año. «Les proveemos, porque se han mantenido, nos compran todo lo que les ofrecemos y no tenemos que estar buscando clientes. Es un cliente cumplido y serio», dice Jersey Cevallos, gerente administrativo de Iccsa, empresa que es dueña de la finca y pertenece a Grupo Quirola.

    Mora empezó en el negocio de la fruta entregando este producto para terceros, pero siempre quiso tener una negocio propio. Su empresa aún no exporta, pues por ahora el objetivo es consolidarse en el mercado local.

    Jaime Zapata es un consumidor frecuente de la marca Frutasi. Adquiere entre dos y tres paquetes de frutas, especialmente de mora y guanábana.»Compro la fruta cada semana. Me gusta, porque el sabor es natural y, además, viene listo para preparar. Me ahorro mucho tiempo», comenta.

    La oferta

    Producción. La firma procesa sobre las 5 toneladas diarias de fruta.

    Productos más demandados. Mora, con ventas de 12 toneladas al mes. En segundo lugar están frutas como guanábana, frutilla, naranjilla. Luego están tomate de árbol, maracuyá y otras.

  • Los accesorios de este negocio salvan a las mujeres de apuros

    Redacción Quito

    ¿Le ha tocado alguna vez tener que grapar la basta de su pantalón porque se deshilachó? La microempresa Oops, chao apuros tiene la solución.

    Este emprendimiento nació como idea hace dos años. Las hermanas Betty y Alexandra Sandoval buscaban productos para salvar aquellos apuros que les toca vivir a las mujeres en la vida diaria.

    Su primer paso fue investigar el mercado y contactarse con proveedores. Las ocupaciones diarias les impedían desarrollar la idea hasta que este año, al quedarse sin trabajo, ambas decidieron que era el momento de operativizar todo.

    «Decidimos pisar el acelerador al proceso y salimos a finales de mayo. Empezamos a desarrollar nuestra marca», dice Alexandra. En los siete meses de funcionamiento han invertido USD 90 000.

    Este negocio tiene en su portafolio cuatro productos. El primero es el fashion tape, una cinta doble faz, hipoalergénica, que permite, justamente, dejar en su lugar a las bastas de pantalón cuando se han deshilachado o en el caso de querer doblarlas sin coser. «Esto ayuda a evitar acciones como grapar los pantalones (…). Las cintas también permiten unir una blusa cuando al abotonarse queda abierto», añade Betty. Además, ayudan a fijar las blusas o vestidos ‘strapples’, permiten ocultar tirantes, etc.

    Otro de los productos son los clips para brasieres, diseñados para cruzar las tiras de estas prendas y así utilizarlas con las blusas sin mangas. También dan realce al busto.

    Oops, chao apuros también ofrece parches para cubrir los pezones en el caso de que la persona no utilice brasieres o use uno transparente. Asimismo, protege del roce con la tela cuando la persona hace ejercicios. Son de tela, lavables y reusables hasta 15 veces. Su último artículo es la esponja para limpiar el desodorante de las prendas.

    Estos productos se importan desde EE.UU. y Taiwán. Sin embargo, el objetivo del negocio es desarrollar productos locales y el 2015 aspiran a lanzar un bálsamo para pies de fabricación nacional. «Por esta tema de las importaciones hemos decidido hacerlo. Estamos buscando proveedores», comenta Alexandra.

    La microempresa no tiene un local para vender sus productos, sino que los distribuye, según los pedidos que recibe. Al inicio solo entregaban productos a Fybeca, pero ahora son 11 clientes.

    La clienta Estefanía Paredes opina que estos productos son muy útiles, especialmente «cuando se tienen emergencias con ciertas prendas».

    La oferta al público

    Precios. El cubrepezón y los fash ion tapes cuestan USD 10. El clip, USD 6,35 y la esponja USD 5,25.

    La venta. Los productos de Oops, chao apuros han participado en ferias en el Distrito Metropolitano.

    Cifras. 90 000 dólares han invertido hasta ahora las dueñas del negocio

  • La canasta se llena con emprendedoras

    Cristina Márquez. Redacción Sierra Centro / LÍDERES

    En Riobamba, 30 mujeres entre indígenas y mestizas que migraron de los campos a la ciudad, se asociaron para integrar la Fundación Guamán Poma. Ellas reúnen los productos orgánicos que cosechan en sus huertas y los expenden cada sábado en canastos que contienen entre 16 y 18 vegetales, frutas, hortalizas. Este producto se denomina La Canasta Comunitaria y su precio es de USD 10.

    Cada sábado, el centro donde funciona la Coordinadora Política de la Mujer, ubicado en el centro de la urbe, se convierte en un espacio donde las risas y el trabajo se conjugan. Desde las 09:00, las agricultoras se reúnen para armar las cestas con los vegetales limpios y listos para consumirse, que se cosechan durante la semana en Punín, San Martín, Columbe, Licto, San Luis y otras comunidades.

    «Todos nuestros productos son muy limpios y saludables, porque evitamos el uso de químicos para combatir las plagas. Además, como valor agregado, entregamos los vegetales lavados, desgranados y seleccionados, tal como podrían encontrarlos en un supermercado, pero a menos precio», cuenta Ana María Guacho, una de las fundadoras del grupo.

    Las cestas contienen acelgas, papas, tomates, cebollas, zanahorias, lechugas y otras hortalizas de temporada. Pero por un valor adicional de USD 2 se pueden adquirir huevos de campo, habas tostadas y harinas de cereales tostados como trigo, cebada, quinua, entre otros.

    La organización se inició en el 2010. En ese año, Guacho logró un acuerdo con el Ministerio de Inclusión Económica y Social para distribuir los productos a los centros infantiles del buen vivir en Chimborazo y reunió a otras mujeres.

    Sin embargo, su labor por motivar a las familias a asociarse se inició en 1990. En esa época, los indígenas de Chimborazo sembraban en tierras propias después de la disolución de las haciendas, pero el intermediario pagaba precios demasiado bajos por sus productos. «Monseñor Leonidas Proaño nos enseñó a unirnos para luchar por lo justo. Por eso, encontramos en la asociatividad un mecanismo para conseguir beneficios y precios justos», dice Guacho, de 68 años.

    En un inicio, los productos se entregaban a instituciones y empresas comercializadoras, pero este año las mujeres se propusieron convertirse en emprendedoras autónomas y fundaron el programa La Canasta Comunitaria en abril.

    La primera semana solo se elaboraron tres canastas y fue difícil venderlas en el mercado abierto; otra dificultad fue acordar los precios de los productos para que fueran competitivos. Pero después de varias reuniones de asesoramiento que les dictaron los técnicos del Ministerio de Agricultura, desarrollaron un mecanismo de organización. «Las socias no comprendían que los precios no podían manejarse volubles, como en el mercado, sino que debían ser estables. Cuando logramos comprender este principio de la economía solidaria nuestra microempresa se consolidó», cuenta Azucena Aucancela, presidenta de la organización.

    Blanca Rodríguez, oriunda de Puela se integró hace seis meses. «En la Fundación no solo encontré una oportunidad para obtener ingresos, sino también el apoyo de mis compañeras. Muchas somos madres solteras o viudas».

    La oferta

    La venta.  La Canasta Comunitaria se expende los sábados en la Coordinadora Política de la Mujer, ubicada en las calles Olmedo y 5 de junio, de 09:00 a 15:00. Para adquirirla se puede comunica al teléfono 098 806 9841.

    El grupo.  Las socias recibieron capacitaciones sobre el manejo de alimentos. Para el 2015, la meta es desarrollar una granja integral.

    Clínica que ‘atiende’ a negocios

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    Perú es uno de los países en la región que tiene altos índices de emprendimientos; sin embargo, es uno en donde los emprendedores tienen el menor acceso a la información técnica, lo que hace que muchas de las iniciativas empresariales mueran.

    Considerando esta realidad, desde hace dos años, la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide) ha desarrollado la Clínica de Negocios, una iniciativa que juega con la idea de una atención médica.

    Los emprendedores asisten a la clínica, indican sus preocupaciones y se les asigna un especialista (vestido como médico), quien le hace un diagnóstico de la situación y le entrega una receta a seguir.

    Luis Terrones, gerente de Desarrollo de Cofide, indica que la clínica tiene tres ediciones al año y se realiza en las instalaciones de Cofide; no obstante, se implementa en la Feria del Emprendedor, que se realizó en octubre, en Lima.

    La Clínica de Negocios atiende en su mayoría temas relacionados con marketing, costos, tributación, contabilidad y comercio exterior, aspectos que son los más consultados por los ‘pacientes’.

    Los especialistas (doctores) son voluntarios con mucha experiencia y que forman parte de la red de voluntariado que tiene la entidad financiera. Terrones explica que desde que se inició el proyecto se han dado más de 2 130 atenciones. En la última edición se dieron 452 atenciones a emprendedores.

    El ejecutivo indica que se espera hacer de este proyecto una actividad itinerante de manera que la clínica también pueda atender en provincias, considerando el alto nivel de satisfacción que ha tenido la experiencia, según lo revelan las encuestas que se realizan en cada edición. Según Luis Terrones, gerente de Desarrollo de Cofide, la idea de la Feria del Emprendedor es ayudar al microempresarios en temas de financiamiento y de gestión.