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  • Una ‘app’ acompaña a los niños con cáncer

    Redacción Quito

    (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    Con un enfoque social y dirigido a la salud, Paola Ortiz y Kimberly Muñoz crearon la aplicación Kusi. Esta herramienta funciona en el sistema operativo Android y contiene información sobre los cuidados paliativos para niños con cáncer.

    Sus creadoras idearon esta iniciativa como parte de su trabajo de tesis. Ellas estudian diseño web y aplicaciones multimedia en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). Gracias a un convenio con el hospital Solca, vincularon el proyecto con esta institución y contaron con la asesoría de doctores y enfermeras.

    El proceso de creación de Kusi duró cuatro meses. Inició con investigación y reuniones con profesionales de Solca, para determinar el contenido y sus funcionalidades. El lanzamiento oficial fue en julio del 2019.

    La ‘app’ presenta a un personaje animado llamado Felipe que interactúa con los niños y les da consejos e información sobre el tratamiento de su enfermedad.

    En la interfaz de Kusi predominan los colores amarillo y morado. Ortiz explica que este combinación cromática se debe a estudios que aseguran que los niños responden de mejor manera al estímulo de estos colores.

    La aplicación tiene cuatro funcionalidades principales: guía, diario, alimentos y frases.

    La guía explica los efectos secundarios de la quimioterapia para tratar el cáncer, como el dolor o la fiebre. El diario permite dar seguimiento al estado emocional y físico del paciente. En alimentos se recopila recetas para una correcta nutrición. Las frases buscan motivar y levantar el ánimo de los niños cuando están tristes.

    Luego de publicar Kusi en la tienda de aplicaciones de Android, Ortiz y Muñoz la presentaron en Solca, a los niños que allí se atienden. Ellas recogieron sus opiniones. “A los niños que usaron Kusi les gustó mucho nuestro personaje Felipe. Se divirtieron y al mismo tiempo aprendieron”, asegura Muñoz.

    Diego Carrera, docente de la Facultad de Arte, Diseño y Comunicación Audiovisual de la Espol, acompañó a las estudiantes en el proceso de desarrollo de Kusi. Él asegura que es una iniciativa novedosa y espera que el proyecto pueda continuar. “Motivamos a Paola y Kimberly a mantener Kusi y continuar con su desarrollo. También es importante que el Estado financie y dote de recursos a este tipo de ideas, que tienen un alto impacto”, comenta.

    Para Carrera, la importancia de Kusi radica en que gracias a su diseño, sencillo y amigable, los niños son más abiertos y receptivos a las indicaciones del doctor; además, puede ser una potente herramienta a la hora de evaluar la evolución del tratamiento. 

    Los detalles

    Kusi se lanzó a finales de julio, en Android, y cuenta con más de 50 descargas.

    Cuatro meses tardó la investigación y desarrollo de Kusi. El desarrollo se lo hizo en la herramienta Android studio.

    Felipe es un personaje animado presente en la aplicación, que acompaña y explica a los niños el funcionamiento y contenido de Kusi.

    Los colores amarillo y morado, que predominan en la ‘app’ son los preferidos por los niños.

    Una función extra de la ‘app’ es un botón que permite al usuario comunicarse con la línea paliativa de Solca.

    Paola Ortiz y Kimberly Muñoz son las desarrolladoras de Kusi, como parte de su trabajo de tesis en la universidad Espol. Foto: cortesía
    Paola Ortiz y Kimberly Muñoz son las desarrolladoras de Kusi, como parte de su trabajo de tesis en la universidad Espol. Foto: cortesía
  • Decorar espacios para niños es la especialidad

    Patricia González (i) redaccion@revistalideres.ec

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    La llegada de Valentina a la familia fue el germen para la creación de Crisa Deco Design, empresa especializada en diseño de interiores y mobiliario, con énfasis en espacios infantiles.

    Valentina es nieta de María Cristina Sarasti y sobrina de Betsy Herrera. En la espera de su nacimiento, buscaron opciones en el mercado para decorarle su habitación, pero hallaron “más de lo mismo, nada innovador”, dicen.

    Fue entonces cuando decidieron fusionar sus habilidades para diseñar juntas un moisés en mimbre para la nueva integrante de la familia. Betsy es diseñadora gráfica industrial; María Cristina, si bien es administradora, también se ha desarrollado en el arte, como pintora y escritora de poesía.

    Además del moisés, diseñaron otros elementos: cuna, alfombra, lámpara, espejo, sofá. Esta experiencia y el interés de otras personas en sus diseños, les llevó a conceptualizar el negocio, siempre con la visión de ofrecer productos personalizados.

    Arrancaron en mayo del 2016 con un local pequeño, de venta al público, en el valle de Cumbayá, que requirió de una inversión de USD 25 000. Luego, cambiaron a otro establecimiento en la misma parroquia; hasta que en marzo del 2018 lograron ingresar al Quicentro Shopping, en el norte de Quito. Además, cuentan con una oficina y ‘show room’ en Cumbayá.

    La pequeña empresa produce una variedad de artículos para habitaciones infantiles: cunas y camas con todo el menaje, tippies, alfombras estimuladoras, repisas, cuadros, lámparas, almohadas de lactancia, entre otros productos. Todos son elaborados a mano en sus propios talleres.

    Crisa diseña desde un mueble hasta una habitación completa. Para ello, Betsy y Cristina visitan la casa del cliente, para conocer la habitación. Luego presentan tres propuestas, basadas en la solicitud del cliente y sus recomendaciones. Luego, viene la etapa del diseño y selección de los materiales; hasta la entrega del producto.

    Betsy explica que la tendencia actual en habitaciones infantiles es el método Montessori, diseñadas a la altura de los niños, brindándoles autonomía y permitiéndoles explorar su ambiente.

    María José Erazo
    ha contratado sus servicios en dos ocasiones. La primera vez cuando iba a nacer su hijo, que hoy tiene un año y ocho meses, y recientemente remodeló el cuarto al estilo Montessori, con temática del sistema solar. “Mi hijo lloraba en la cuna cuando se despertaba porque no podía bajarse. Ahora, sube y baja cuando quiere de la cama, lo ha hecho independiente y está más tranquilo”, comenta esta cliente.

    Carolina Aguilar
    también optó por una habitación de este estilo para su sobrina. “Me guiaron de la mejor manera para hacerlo de acuerdo al tamaño de mi sobrina. Es muy bueno, porque todo está a su alcance. Estoy muy satisfecha”.

    La decoración de la habitación incluye el diseño de las paredes: colores, texturas, formas y figuras de acuerdo a la temática, que suelen plasmar en papel tapiz o vinil.

    Para la impresión de diseños en vinil trabajan con la empresa Vinilosos. “Nos ha ido muy bien. A raíz de que se pasaron al Quicentro los pedidos han ido creciendo”, comenta Samanta Lasso, vendedora.

    La empresa de decoración, que está facturando entre USD 25 000 y 30 000, está incursionando en el diseño y confección de prendas básicas de ropa para bebés.

    Datos
    Crisa Deco Design es una firma especializada en el diseño de mobiliario y decoración de habitaciones infantiles. Tiene 11 colaboradores.

    La inversión para el primer local fue de USD 25 000.

    Los productos están a la venta en el Quicentro Shopping, pero también brindan servicio de diseños personalizados.

    La facturación mensual de la firma está entre USD 25 000 y 30 000. En todo el 2018 alcanzaron una facturación cercana a los USD 220 000.

    Betsy Herrera, cofundadora de Crisa Deco Design, en el ‘show room’ de la empresa, en el Valle de Cumbayá. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Betsy Herrera, cofundadora de Crisa Deco Design, en el ‘show room’ de la empresa, en el Valle de Cumbayá. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Universitarios capacitan a niños en programación

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    En los laboratorios de computación de las escuelas José María Velaz y Emaús, a cargo de la Federación Internacional Fe y Alegría, 183 niños de entre 10 y 11 años aprenden a programar gracias a la enseñanza de estudiantes de la Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

    Esto se logró tras el convenio que suscribió la institución de educación superior con la fundación Progracademy, con sede en España. La idea es ofrecer a los pequeños competencias para desenvolverse en el siglo XXI: computación, pensamiento crítico, creatividad, comunicación, colaboración y carácter.

    Francisco Rodríguez, coordinador de prácticas pre profesionales de la carrera de Ingeniería en Sistemas de la PUCE, explica que la planificación y el desarrollo del proyecto arrancaron a inicios de año, mientras que la parte operativa en septiembre, al iniciar el año lectivo de Sierra-Amazonía.

    Durante el verano cuatro profesores y 15 alumnos, estos últimos de entre cuarto y sexto semestre, se capacitaron con Progracademy para la enseñanza. Los primeros, catalogados como master coach, son una guía para los universitarios; los segundos, enseñan a los pequeños de manera virtual.

    Este proyecto ya se desarrolló en Venezuela hace dos años en una escuela de Fe y Alegría de Caracas. La Universidad Andrés Bello, de padres jesuitas al igual que la PUCE, es una de las dos que colabora en ese país.

    La experiencia exitosa permitió que la iniciativa de Progracademy se repitiera en Ecuador. Valeria León gerencia el proyecto, mientras que Germán Gil coordina operaciones de aprendizaje.

    Tanto maestros como alumnos universitarios resaltan los resultados alcanzados en las dos escuelas locales. Hay niños que, incluso, prefieren no salir a recreo hasta acabar con la programación asignada ya que aprenden jugando.

    “Se les enseña a través de un lenguaje de programación que se llama Code. Lo desarrolló el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Es gráfico, orientado a los niños”, comenta Rodríguez.

    Las clases se imparten lunes y jueves. Son cuatro horas por semana, dos son teóricas y dos en el laboratorio de computación.

    La capacitación funciona de tal manera que uno de los universitarios envía las instrucciones a través de una computadora. En el aula, los niños, usando comandos, ponen en marcha lo solicitado.

    Cuando se presenta alguna consulta los universitarios ayudan a que los mismos niños encuentren la solución. Además, hay un profesor de la propia escuela que se encuentra en el momento de clases.

    Para la madre Maribel Vásquez, rectora de la escuela José María Velaz, a través del aprendizaje de programación los niños van a obtener competencias que les permitirán crecer académicamente. Algunos las podrán poner en práctica en la especialidad de informática, si es que la adoptan en secundaria, o en el mundo laboral.

    Actualmente, el proyecto capacita a niños que están en los últimos niveles de escuela, pero la idea es que luego se enseñe a estudiantes de otros cursos.

    Para alumnos tutores de la PUCE como Sofía Cruz, de sexto semestre, la experiencia ha sido enriquecedora. “Avanzar en computación es vital. Buscamos ir a la vanguardia de otros países en nivel de informática.”

    Mientras que Gonzalo Navarrete, de cuarto semestre, está sorprendido de las habilidades que ha desarrollado en cuanto a enseñanza de menores. Asegura que el proceso es un ganar-ganar pues pequeños y tutores aprenden y solucionan dificultades juntos. “La programación es importante para los estudiantes de educación inicial porque les ayuda a resolver problemas y el desarrollo cognitivo (…) puedo seguir el progreso de ellos. No es una clase magistral. Soy más un entrenador que un profesor. Tengo a mi cargo, aproximadamente, 16 niños”.

    La idea de la PUCE es que este proyecto se aplique, a futuro, en 50 escuelas. Progracademy, en la capacitación a los tutores universitarios, les da tips para enseñar.

    Progracademy explica que su modelo da trabajo voluntario, en línea, está dirigido a estudiantes en prácticas pre profesionales, profesores universitarios y empleados de empresas que tienen programas de responsabilidad social. Estos últimos, aportan 10 horas al año en enseñanza en línea.

    Datos

    En Venezuela. Estudiantes de Informática y Educación de la Universidad Andrés Bello dictaron clases virtuales para enseñar los elementos básicos de programación y creación de software a niños de sexto grado del colegio Ciudad de los Muchachos de Guarenas, estado Miranda.
    Meta. Progracademy tiene como meta difundir las ciencias de la computación en Ecuador. La idea es cerrar la brecha digital que tiene ahora el país.

    El pasado lunes los estudiantes de una escuela recibieron su capacitación en programación a las 09:00. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    El pasado lunes los estudiantes de una escuela recibieron su capacitación en programación a las 09:00. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Esta empresa viste a niños hace 20 años

    Mayra Pacheco

    redaccion@revistalideres.ec 

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    La experiencia adquirida durante décadas como vendedora y el apoyo de su familia y amigos permitió que Elena Izurieta, gerenta comercial de La Esperanza, creara su empresa hace 20 años.

    Este negocio, que se dedica a confeccionar prendas de vestir para niños de hasta 12 años, empezó atendiendo en una casa, en La Kennedy, en Quito. La inversión inicial fue de USD 250.

    Entonces, no tenía máquinas, pero enviaban los cortes de tela para que quienes prestan el servicio de maquila cosan, borden y estampen, recuerda Izurieta, de 75 años. Ella, desde su oficina, observa cómo sus colaboradores confeccionan vestidos, blusas, pantalones y más prendas.

    Inicialmente eran cuatro personas. Hoy tiene una nómina de 150 personas. También cuenta con 40 talleres que prestan el servicio de maquila. Algunos son emprendedores que han salido de esta fábrica.

    La empresa tiene 2 500 metros cuadrados. “Mi sueño era tener una fábrica de ropa de niños”, expresa Izurieta.

    La Esperanza, ubicada hace siete años Collaloma, en el norte de Quito, tiene presencia en cadenas de venta de ropa del país. Sus prendas se encuentran en Corporación Favorita, Etafashion, De Prati, Corporación El Rosado, Almacenes Tía, Súper Éxito y almacenes en provincias. Tiene alrededor de 200 clientes. Pero ofrece productos diferenciados.

    Para cada tienda se elaboran cada mes colecciones de 12 prendas de vestir exclusivas. Aunque la versatilidad de estas piezas permite formar hasta 20 conjuntos. Etafashion refiere que tiene entre sus perchas prendas de La Esperanza, porque son de buena calidad y los detalles hacen que la ropa sea única.

    En los diseños se destacan unicornios, flores, bordados, super­héroes y más personajes. La Esperanza tiene la marca Bambino. Hace 6 meses logró la certificación Fama, que le permite producir prendas de marca Disney. Cuenta también con la licencia Disney World que además le permite comercializar las prendas.

    Para la confección de esta ropa infantil se emplea materia prima nacional e importada. Al mes se usan en promedio 5 000 kg de tela. Entre los proveedores están Pat Primo Ecuador, J. Jersey y otros.

    Carlos Portilla, gerente comercial de Pat Primo, comenta que trabaja con La Esperanza desde 1999. “Esta empresa familiar es uno de nuestros clientes VIP. Los pedidos al año suman más de USD 500 000 y son cumplidos”.

    La inspiración para confeccionar estas prendas viene de la creatividad y capacitación. El personal visita tres veces al año ferias de moda en Lima, Medellín y Nueva York. La capacidad de producción mensual es 40 000 prendas, aunque la meta para el 2019 es llegar a 50 000. Para lograr esto se adquirió nueva infraestructura.

    La Esperanza factura al año USD 3,5 millones. La demanda es alta, porque se trabaja de acuerdo con las tendencias de moda y materiales de calidad. Esto ha hecho que reciba reconocimientos de sus proveedores. Incluso la Corporación Mucho Mejor Ecuador entregó en este año una calificación doble AA por cumplir con parámetros de calidad. Estas placas están en la oficina de Izurieta. El mercado es nacional, aunque La Esperanza exportó ya hace ocho meses a Bolivia.

    Esta empresa contaba en un inicio solo con cuatro colaboradores. Actualmente emplea a 150 personas
    Esta empresa contaba en un inicio solo con cuatro colaboradores. Actualmente emplea a 150 personas. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • El cuidado de niños y ancianos, entre los negocios con más futuro

    Carolina Enriquez

    Giovanni Astudillo.

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    Los negocios destinados al cuidado de adultos mayores, personas enfermas o con discapacidades y niños tomarán fuerza a futuro porque es una de las actividades en las que los robots o las nuevas tecnologías no desplazarán al hombre en el mundo.

    A esta conclusión llegaron los expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y se hizo pública en el marco de la XIX reunión americana de la entidad, que se desarrolló a inicios de mes.

    María Arteta, especialista en temas de género de la oficina de la OIT en San José (Costa Rica), explica que los cambios económicos y de la composición de la familia están presionando cada vez más a que se necesiten negocios de cuidado a escala mundial.

    ¿Por qué? En década pasadas, en América Latina, se vivía en la familia ampliada: hermanos, tíos, primos, etc., podían cuidar de los ancianos o de los niños. Pero el escenario cambió. Actualmente, solo el 15,7% de la población de la región en edad de trabajar vive en estos hogares y el 42,7% en familias nucleares. En estas últimas madre y padre deben trabajar por lo que el cuidado de los hijos pasa a terceros; además, las personas de la tercera edad quedan solas y, en muchos casos, se necesitan de trabajadores independientes o empresas especiales para su cuidado.

    En América Latina y el Caribe, en 2015, 176 millones de personas necesitaban de atención (160 millones de niños menores de 15 años y 16 millones de adultos mayores). Para el 2030 esta composición variará porque el número de personas de la tercera edad incrementará a 24 millones.

    En ese marco, cada día se generarán más oportunidades para la aparición de las empresas del cuidado. ¿Qué son? Actividades de trabajo directo, personal y relacionadas al hogar, la educación, la salud y las labores domésticas.

    Según la OIT, el trabajo del cuidado puede ser remunerado y no remunerado. En este último caso se encuentran todas las personas cuidadoras que ofrecen apoyo y realizan actividades domésticas dentro de las casas o en la comunidad, sin recompensa monetaria.

    Las mujeres son las que, en su mayoría, enfrentan estas condiciones. Pero, desde el lado positivo, son las que más oportunidades tienen para conseguir un empleo en el área del cuidado.

    Actualmente, 47,2 millones de personas se dedican a estas actividades; de esa cifra 36,8 millones son mujeres. Conforme el paso de los años habrá más posibilidades para que este segmento brinde sus esfuerzos en cuidado y educación en la primera etapa de la infancia; cuidado, temporal o permanente, de personas de la tercera edad; servicios domésticos de limpieza de hogares y oficinas a través de empresas especializadas, etc.

    En Ecuador ha aparecido este tipo de negocios. Limpiecito, por ejemplo, opera desde el 2012 y brinda limpieza y otros servicios similares. “Existe la demanda para ellos”, explica Luis Ambuludí, gerente de la firma.

    Otras empresas han nacido ante la cada vez más alta inclusión de las mujeres en el mundo laboral. Según la OIT, en América Latina la participación de este género en el mercado del trabajo pasó del 40,2% en 1991, a 51,5% en 2018.

    Hay cada vez menos mujeres con posibilidad de encargarse de los hijos. Compañías como Nannys Home les dan una mano con una base de más de 200 niñeras, tanto en Quito como Guayaquil.

    “Antes las mamás nos quedábamos en casa o las abuelas ayudaban. Sin embargo, muchas de ellas trabajan, por lo que el cuidado del niño debe pasar a otro. En estos años nuestro servicio ha crecido en un 60%”, explica Carolina Saa, gerenta de la empresa. El servicio ofrece cuidado de pequeños durante las noches o con niñeras fijas en la semana.

    Los servicios para la atención de los niños y los adultos mayores son variados y se ajustan a las necesidades y al presupuesto familiar. En todos los casos, la demanda es creciente en el Ecuador, según los actores del sector.

    En el país existen cerca de un millón de personas mayores de 65 años, que representan el 6,5% de la población total, de acuerdo con estadísticas del Ministerio de Inclusión Económica y Social.

    En el 2020 se estima que serán el 7,4% y en el 2054 representarán el 18% de los ecuatorianos. Para las mujeres la esperanza de vida será mayor con 83 años comparada con los 77 años de los hombres, según esta Secretaría de Estado.

    Eliana Crespo es directora del Centro Gerontológico Años Dorados, con dos locales en Quito y dos en Cuenca. Según ella, el cuidado de los adultos mayores por parte de profesionales tiene más demanda en el Ecuador por dos factores principales. El primero, explica, es el mayor envejecimiento de la población y el segundo es la aceptación de las familias, “que entienden que los ancianos también requieren de centros especializados para su cuidado”.

    Años Dorados funciona desde hace 13 años. Empezó con un local en Sangolquí y ahora tiene otro en Capelo (Pichincha) y dos en Challuabamba, en el norte de Cuenca. Escogieron esos lugares porque el adulto requiere de un clima templado, dice Crespo.

    En total cuidan a 60 personas. Ofrecen el servicio de guardería, atención permanente o residencia, estadías cortas o por vacaciones de la familia. Tienen enfermeras, médico geriatra, odontología, psicólogo y efectúan terapias ocupacionales, recreativas, entre otras. Ofrecen alimentación, lavado de ropa y más, señala Crespo. El costo va desde los USD 500 al mes.

    Otra opción son los centros de entretenimiento para paliar la soledad de los adultos mayores. Es el objetivo del Club Mitra, que funciona desde noviembre pasado en Quito. Su directora, María José Ollague, dice que su servicio trata la parte emocional y ocupacional de estas personas. Atienden a 30, que tienen entre 68 años y 91 años.

    Allí brindan recreación trabajando en las áreas física, manual y cognitiva. Además, ofrecen psicología y ‘coaching’ para tratar la parte emocional, dice Ollague. “El objetivo es detener el deterioro que naturalmente tienen, tanto físico como cognitivo. La interacción social con otras personas de su edad les motiva”. El costo oscila entre USD 120 por un día y 375 de lunes a viernes, más impuestos.

    Tienen yoga, manualidades, pintura, tejido, fisioterapia… Según ella, el familiar deja al adulto mayor entre las 09:00 y las 12:00 o puede contratar una buseta.

    En la atención a los niños también hay demanda, según la directora del Centro de Desarrollo Infantil Mundo Creativo (Cuenca), Ximena Padilla. Allí atienden a 60 niños. “Hay más demanda porque papás y mamás deben trabajar y no hay el mismo tiempo para cuidar a sus hijos y porque los niños deben adquirir destrezas”, dice.

    Trabajan bajo la malla curricular del Gobierno y ofrecen artes marciales, natación, equitación o fútbol para mejorar la motricidad. El mediodía vale USD 168 y todo el día sube a USD 225.

    Los adultos mayores del Club Mitra, en Quito, durante una fisioterapia
    Los adultos mayores del Club Mitra, en Quito, durante una fisioterapia. Foto: Cortesía del Club Mitra
  • Una firma donó 400 pares de zapatos a niños

    Redacción Quito

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    Payless Shoesource ratifica su compromiso de ayuda a las personas en riesgo de las comunidades. Este año y por tercera vez consecutiva la empresa obsequió a 400 niños de Aldeas de Niños SOS, nuevos pares de zapatos a través de la campaña Payless regala zapatos para niños.

    Esta actividad se realizó como parte del retorno a clases. La entrega se realizó los días 6 y 7 de septiembre en Quito y Guayaquil respectivamente, los niños visitaron la tienda de Payless para elegir los zapatos que más les gustaron, según un comunicado.

    El evento fue además un agasajo con sorpresas. Los niños de un grupo representativo de 20 pequeños en cada ciudad disfrutaron de distintas actividades, entre ellas show de magia, almuerzo y una entretenida tarde de cine.

    El donativo se entregan mediante cupones canjeables a los representantes de la fundación, quienes los distribuirán a los pequeños de la fundación.

    El aporte de las personalidades del país también se hizo presente con la partición de padrinos de la actividad quienes compartieron con los niños.

    La campaña es parte de los planes de Responsabilidad Social Empresarial que la marca realiza en América Latina, con el deseo de contribuir en el mejoramiento de la calidad de vida de miles de personas.

    Miguel Cevallos, representante de Payless Shoesource Quito, manifestó: “que es prioritario para la empresa buscar espacios de aporte social y devolverle a la comunidad todo el cariño y preferencia que siempre han recibido”.

    Nicole Rubira, cantante ecuatoriana junto a Fernando Santelli, Gerente Regional Costa Payless Shoesource. Ellos participaron en la donación de los zapatos. Foto: Cortesía
    Nicole Rubira, cantante ecuatoriana junto a Fernando Santelli, Gerente Regional Costa Payless Shoesource. Ellos participaron en la donación de los zapatos. Foto: Cortesía
  • Las etnias del país están en figuras hechas para niños

    Redacción Quito

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    La elaboración de figuras en mazapán es una tradición en la parroquia de Calderón. Aunque las técnicas han cambiado y ahora es más común el uso de porcelanicrón, el oficio sigue vigente.

    Lilian Ochoa llegó hace 35 años a Calderón. Su primer trabajo fue como cajera en una sucursal de una supermercado, pero una vez que se casó y tuvo su primer hijo, quiso buscar un trabajo independiente, que le permitiese generar ingresos y a su vez criar a sus hijos.

    “Todo el mundo trabajaba el mazapán en Calderón. Yo también deseaba aprender”, recuerda. El proceso no fue sencillo. Lilian cuenta que en los locales del sector le cerraban las puertas. Así que aprendió de forma autodidacta en su propia casa, imitando las figuras que salían en los diarios.

    Sus insumos eran harina de trigo, agua y pigmentos. Además se valía de instrumentos rudimentarios como palillos de dientes y latas. Las primeras figuras que trabajó fueron las indias. También se especializó en la creación de nacimientos, botas navideñas y caritas de Papá Noel.

    “Me di cuenta que con la masa se podía lograr lo que uno quisiera”, comenta la emprendedora. A la semana, Lilian elaboraba alrededor de 100 piezas, que vendía a los propios locales de Calderón.

    Así transcurrieron los primeros años de su taller “Arte y Vida”. Poco a poco, los pedidos fueron creciendo en cantidad. En una ocasión, le solicitaron 100 000 peregrinos en tamaño de prendedor para un peregrinaje en España. La producción de ese pedido demoró dos meses y contó con el apoyo de vecinos de Calderón, que también trabajaban el mazapán.

    El proyecto más reciente del taller es Wawayay, que en lengua quechua significa “volver a ser niño”. Son 12 parejas de etnias representativas del Ecuador.

    Las figuras no son proporcionales. La cabeza y los pies son de tamaño exagerado, mientras que las manos son de pequeño tamaño. Lucen los trajes típicos de las diferentes etnias.

    El público objetivo de esta colección son los pequeños de la casa, con el fin de que aprendan sobre las etnias del país de una forma didáctica. El empaque incluye una pareja y una porción de masa de porcelanicrón para que los niños realicen otras figuras.

    Desde hace cuatro meses, su hijo Juan José se sumó a Arte y Vida. Renunció a su trabajo para ayudar a su madre a impulsar el negocio, compartiendo su tiempo con sus estudios en marketing en la Universidad de las Américas.

    El proyecto Wawayay tomó forma gracias a la participación de Lilian en una capacitación de la Agencia de Promoción Económica Conquito, la cual le permitió también profesionalizarse en el oficio. Recibió conocimientos en administración, comercialización y diseño de empaque.

    Lilian resultó ganadora en un concurso de Conquito. Como premio, en los meses de noviembre y diciembre, Arte y Vida estará presente con Wawayay en una isla del Quicentro Shopping.

    Lilian Ochoa y su hijo, Juan José, con las figuras étnicas del proyecto Wawayay del taller Arte y Vida. Foto: Vicente Costales /  LÍDERES
    Lilian Ochoa y su hijo, Juan José, con las figuras étnicas del proyecto Wawayay del taller Arte y Vida. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Una red de ayuda que se enfoca en atender a niños

    Redacción Quito

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    Donar un excedente de las ganancias a una actividad caritativa o filantrópica ya no califica como actividad de responsabilidad social, y las empresas lo saben. Quienes trabajan en esta área también están conscientes de que ni siquiera es necesario un enorme presupuesto para mantener una gestión que promueva el bienestar económico, social y ambiental en la comunidad donde cada organización desarrolla sus operaciones.

    Del otro lado, para las organizaciones no gubernamentales, cuyo trabajo se sostiene en gran medida gracias a aportes, se vuelve un desafío plantear formas de ayuda y apoyo que vayan más allá del asistencialismo.

    El objetivo es ahora que las empresas de todo tamaño se involucren en acciones con una meta por cumplir, y que estas puedan mantenerse en el tiempo.

    Dentro de este ámbito, con sueños a lo grande y altas dosis de creatividad, firmeza y perseverancia, la Fundación Cecilia Rivadeneira, creada en el 2004, ha sabido generar un modelo innovador en el campo de lo social.

    Ha creado redes de colaboradores permanentes que incluyen a empresas privadas y públicas –en menor grado-, organizaciones sociales, entidades educativas y cientos de personas cuyo única meta es hacer que los niños con cáncer y sus familias tengan un mejor estilo de vida y, por qué no, soñar que algún día la enfermedad no ataque a ningún ecuatoriano. Actualmente cuenta con puntos de trabajo continuo en seis provincias del país.

    La tarea ha demandado horas y horas de trabajo de todo este voluntariado. Durante este tiempo esta célula viva ha logrado sumar más y más proyectos en beneficio de los pequeños niños y niñas ecuatorianos: visita a los hospitales con los Doctores Sonrisa; formación en artes escénicas para los niños con cáncer; investigación socio-económica sobre las problemáticas de la enfermedad; la primera escuela sociodeportiva en alianza con el club de fútbol español Real Madrid para los hermanos de los niños y niñas afectadas; capacitación en emprendimiento a los tutores de los niños que tienen cáncer…

    En total, 12 programas son financiados en un 48% por donaciones y el resto por diferentes actividades. Quizás la más importante es la colecta anual, que este año se realizará el 21 y 22 de abril, con cientos de sonrientes voluntarios en las calles con el único fin de captar el 37% del presupuesto de la Fundación para el 2017.

    Este entretejido de colaboradores, según explica Wilson Merino, director de la Fundación, “permite motivar a miles de jóvenes a salir a la calles para ser parte de algo más grande, de la cultura del ahorro, y de la visión macro sobre un proyecto de invaluable aporte de justicia social, económica, medioambiental, e inclusive racial”. Agrega que no buscan el paternalismo sino “construir una sociedad con conciencia social, donde los beneficiarios de cada acción son al mismo tiempo actores de su propio desarrollo”.

    Decenas de voluntarios participan en actividades lúdicas y educativas en la Escuela Granja de la Fundación. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Decenas de voluntarios participan en actividades lúdicas y educativas en la Escuela Granja de la Fundación. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • El balón es su aliado para educar a niños

    Redacción Quito

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    Dos arcos, césped y un balón pueden ser los mejores pedagogos para los niños. Este es el concepto de Little Kickers, una franquicia que llegó al país en el 2012 de la mano de Julián Mora, quien cuenta que esta iniciativa se fundó justamente en la cuna del balompié: Inglaterra, hace 15 años.

    Mora resume la propuesta de la marca británica como un proyecto que “tiene el objetivo de desarrollar el amor por el deporte con le herramienta del fútbol como forma de aprendizaje”.

    El fin, dice Mora, no es crear futbolistas o ser simplemente una escuela de fútbol, sino utilizar esta actividad -en la que pueden participar niños hábiles y no tan hábiles con el balón- para el desarrollo motriz grueso: coordinación, equilibrio corporal, fuerza, etc.

    Little Kickers se especializa en niños de dos a cinco años y para ello ha desarrollado una metodología propia que busca estimular las mencionadas destrezas.

    Por ejemplo, dice Mora, niños que eran muy tímidos ganan confianza y seguridad gracias al deporte para su vida cotidiana. Mientras que los niños hiperactivos pueden ganar mayor control sobre sus emociones.

    Para iniciar, el emprendedor invirtió entre USD 20 000 y 25 000 para comprar la franquicia y promocionar la marca para ganar los primeros clientes.

    Actualmente, Little Kickers cuenta con cinco puntos en Quito: Cumbayá (nororiente), valle de Los Chillos (suroriente), sur, centro norte y Puembo (nororiente). Ahora, sostiene Mora, buscan expandirse a ciudades como Guayaquil, Ambato y Cuenca.

    A la semana, a las cinco sedes de las franquicias acuden cerca de 2 000 niños. La principal estrategia ha sido realizar alianzas estratégicas con 35 guarderías y colegios capitalinos, como Academia Cotopaxi, Liceo Campoverde o Liceo del Valle.

    Little Kickers complementa los estudios formales, explica Mora, a través del deporte en los niños de los centros de estudios.

    Pero no solo se trata de fútbol. La iniciativa también busca reforzar el vínculo familiar entre padres e hijos los fines de semana. Además, realizan fiestas infantiles con temáticas futboleras.

    La facturación mensual de la franquicia de Mora (solo en Cumbayá) está entre USD 10 000 y 12 000. Además de manejar su sede, Mora también se encarga de supervisar lo que suceden en los otros centros y expandir la marca.

    Otro de los objetivos es realizar alianzas estratégicas con empresas para llevar sus servicios al sector corporativo.

    En Kikirikids, un centro de desarrollo infantil ubicado en San Juan de Cumbayá, trabajan con Little Kickers desde hace cuatro años. Mónica Baratau, una de las propietarias, comenta que con Little Kickers trabajan el desarrollo de neuromotores: la conexión del cerebro con el cuerpo de los niños, a través de actividad física que estimula la coordinación, el balance y equilibrio.

    “Es una franquicia súper organizada, superestructurada, sus actividades son divertidas, los niños disfrutan y no se dan cuenta que mientras disfrutan están teniendo un aprendizaje”, dice Baratau.

    En el centro de desarrollo infantil Terapia de Estimulación del Lenguaje (TEL) también trabajan con Little Kickers. Macarena Sánchez, directora de TEL, cuenta que uno de los principales puntales es el estímulo de valores como trabajo en equipo, compañerismo, solidaridad, etc.

    Julián Mora es el responsable de la franquicia en Ecuador y propietario de la sede en Cumbayá. Foto: Diego Pallero / LÍDERESa
    Julián Mora es el responsable de la franquicia en Ecuador y propietario de la sede en Cumbayá. Foto: Diego Pallero / LÍDERESa
  • Ellas elaboran bocaditos para niños con alergias

    Redacción Quito

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    La necesidad de dos madres de alimentar adecuadamente a sus niños que tienen alergias a determinadas proteínas de la leche fue el detonante para que llegue al mercado nacional Baby Bites, un cereal para consumo de niños desde los seis meses.

    Constanza Gaitán, abogada y Paulina Echeverría, administradora de alimentos y bebidas, buscaban alternativas de bocaditos para sus hijos, que sean orgánicos, sin lácteos ni mantequilla. “Nosotros teníamos que traer de afuera productos que sean apropiados para nuestros niños”, comenta Gaitán, madre de dos varones, quien está encargada de la gerencia de Nutrición Infantil Nutrinfa Cía. Ltda.

    La empresa fue constituida por estas amigas en mayo del 2016, pero su producto estrella Baby Bites se trabajó desde agosto del 2015 y fue lanzado en julio de 2016 en la Expo Baby. Un equipo de expertos que contaba con profesionales como una ingeniera en alimentos, una nutricionista infantil, pediatras, etc., se encargó del desarrollo del producto, que contó con una inversión inicial realizada por partes que sumó alrededor de USD 130 000, según explicó Echeverría, madre de una niña y presidenta de la compañía.

    En septiembre de 2016, Baby Bites llegó a perchas. Pese a ser un producto nuevo, logró entrar a cadenas como Supermaxi (Quito, Guayaquil y Ambato) y Fybeca (Quito, Guayaquil, Ambato, Cuenca, Machala, Ibarra y Manta), además de cuatro tiendas de productos naturales en los valles y norte de Quito. En los próximos días esperan llegar también a dos tiendas orgánicas en Guayaquil y una en Cuenca.

    Este producto está elaborado con quinua y arroz como base, a lo que se le añade el sabor natural de la fruta (manzana, fresa y banana), además de calcio y vitaminas E. No contiene gluten. La quinua fue escogida como uno de sus ingredientes porque es de fácil digestión y no ha sido relacionada al desarrollo de ninguna patología.

    El producto se puede consumir como un ‘snack’ a cualquier hora del día. Además de ayudar a la introducción a los alimentos sólidos, un beneficio adicional es que al ser en forma de pequeñas estrellas ayuda a que los niños desarrollen su motricidad fina. El cereal se deshace en la boca del bebé por lo que no corre el riesgo de atorarse.

    Si bien Baby Bites es la primera marca de Nutrinfa enfocada en bebés, la proyección es avanzar en la línea de infantes y niños de hasta seis años y desarrollar una línea de productos prenatales. Para ello se prevé realizar una nueva inversión de al menos USD 70 000.

    Echeverría asegura que la empresa podrá seguir creciendo ya que han tenido buenos resultados pese a ser un producto delicado, porque no es fácil que una mamá le dé cualquier alimento a su bebé de seis meses. Sin embargo, el “boca a boca” ha sido fundamental para Baby Bites. “Hay muchos chats de mamás primerizas que hablan del producto y se aconsejan, eso nos ha ayudado mucho”, indica Echeverría.

    Luz Rizo, encargada de Kaelum, una tienda gourmet donde se distribuye el producto, confirma la aceptación. “Hago pedidos semanales de al menos 30 unidades y se terminan enseguida”, asegura.

    Actualmente Nutrinfa está vendiendo unos 6 000 envases mensuales, pero su meta es llegar a las 10 000 unidades. Como aún no tienen su propia planta de producción, la generación de empleo es indirecto para al menos 30 personas.

    La Insignia

    Ana Karina Espinel . Distribuidora de Baby Bites

    Trabajo en la distribución desde hace cuatro meses. Tengo dos flancos de acción, el uno con pediatras, a quienes les presento el producto para que vean sus bondades. El segundo es con centros de estimulación infantil.

    En el sector médico, los profesionales recomiendan el producto como un ‘snack’ de media mañana o media tarde. Les parece bueno porque es natural.

    Otra vía de promoción y entrega es a través de los chats de mamás. Me involucré en este negocio porque probé el producto. Tengo una bebé y a ella le gustó, además de que consulté con mi hermano que es pediatra.

    Un estimado de la distribución que realizo es de entre 20 y 25 cajas al mes. Espero que siga incrementando, ya que empecé con una caja y el crecimiento ha sido rápido. Este año estoy buscando ampliar la distribución a escala nacional. Ahora tengo un punto de venta en Loja, dos en Guayaquil y un tercero por salir en la misma ciudad, además de una oportunidad en Cuenca.

    Constanza Gaitán y Paulina Echeverría buscaban un snack para sus hijos con alergias. La falta de opciones despertó en ellas el impulso para desarrollar el producto localmente. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Constanza Gaitán y Paulina Echeverría buscaban un snack para sus hijos con alergias. La falta de opciones despertó en ellas el impulso para desarrollar el producto localmente. Foto: Julio Estrella / LÍDERES