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  • ‘En el mundo existen cada vez menos pobres, pero más desigualdad’

    Santiago Ayala Sarmiento / LÍDERES

    En un fluido español afrancesado, este catedrático, que ha paseado sus conocimientos por las más prestigiosas aulas de Economía y Negocios de Europa y EE.UU., y que ha publicado alrededor de 15 libros e innumerables artículos en revistas académicas y periódicos como Le Monde, Le Figaro y Les Echos, desenreda los conceptos de desigualdad y pobreza, que no en pocas ocasiones han constituido un motivo de confusión y de un manejo político sesgado.

    A menudo se suelen atar dos conceptos que en apariencia pueden significar lo mismo: pobreza y desigualdad. ¿Ambas circunstancias encierran el mismo problema de fondo; es decir, que alrededor del planeta, en las últimas décadas, los ricos se han hecho más ricos y los pobres más pobres?

    No, no es verdad esa relación. Que actualmente los ricos sean más ricos no significa que los pobres sean más pobres. Tomemos el ejemplo de China, por ser una nación que ha venido liderando el desarrollo económico en los últimos años. En esa nación asiática, los ricos, efectivamente, son mucho más ricos. Pero del otro lado, muchos de los pobres son ahora menos pobres. Y para ellos, eso cuenta mucho. Nunca en la historia de la humanidad tanta gente ha dejado la pobreza, como se ha experimentado en el caso de China. Y al mismo tiempo, es verdad que hay más millonarios que en EE.UU. Este fenómeno se da porque con las tasas de crecimiento que viene registrando China, es posible que todos aumenten un poquito su riqueza, incluso sabiendo que algunos aumenten mucho más.

    Entonces, ¿que disminuya la desigualdad (la brecha entre ricos y pobres) implica en términos finales que se reduzca la pobreza?

    El concepto de desigualdad es difícil de definir. Se lo puede medir de muchas maneras y cada una tiene sus ventajas y desventajas. A mis estudiantes les pongo un ejercicio: tenemos a un país dividido en cinco regiones, con un producto total de 100. Lo más igual sería que cada región tuviera 20. Pero les detallo cinco distintas distribuciones y les pregunto cuál es la más desigual. Y entonces nacen discusiones complejas. L a pobreza, en cambio, señala el número de gente que está bajo determinado umbral, el problema es que siempre es arbitrario. Por ejemplo, volviendo a China, la he visitado varias ocasiones y he visto mucha gente pobre en el campo que trabaja por USD 1 al día. Y al mismo tiempo, hay chinos que tienen cuadros de Picasso en sus casas. Es un país muy desigual. Pero al mismo tiempo es un país en el cual centenares de millones de habitantes han dejado la pobreza. Cada año, alrededor de 50 millones de personas dejan de ser pobres. Es un caso en el cual hay aumento de desigualdad, pero con disminución de la pobreza; el pobre definido como quien tiene menos de USD 2 al día.

    ¿Bajo esa óptica, significaría que el número de pobres se reducirá durante los próximos años, empujado particularmente por el desarrollo que están experimentando ciertas naciones?

    Hay casos en los cuales el desarrollo viene acompañado de un aumento de la desigualdad. Y en otros, lo contrario. Depende del nivel de vida. Por un lado, en una selva, por ejemplo, donde viven solo nativos, no hay ninguna desigualdad. Por otro lado, cuando se aumenta la producción, cuando hay una especialización, hay personas que hacen mejor las cosas que otras. También hay fenómenos de poderes. Los jefes tienen la actitud de obtener lo que más pueden para ellos y eso aumenta la desigualdad. No obstante, después de un cierto nivel, USD 13 000 per cápita, el fenómeno es contrario, porque para proseguir el proceso de desarrollo es necesario el aparecimiento de clases medias. En cuanto al papel de un Gobierno, en muchos casos, cuando su injerencia económica se incrementa, la desigualdad disminuye.

    ¿Entregar beneficios sociales -como el Bono de Desarrollo Humano (BHD), cuyo incremento se debate actualmente- ayuda a disminuir la pobreza?, ¿es una buena política económica de un Gobierno?

    Dar dinero a los pobres seguramente que disminuye la pobreza. Sin embargo, puede ser y puede no ser una buena estrategia. Si la aplicación de esa política económica significa que las inversiones disminuyan, si eso se hace al costo de las inversiones, en pocos años ese beneficio no va a ser muy efectivo. Los pobres no invierten mucho, tienen tan poco, que cuando se aumenta su renta lo gastan inmediatamente en cosas básicas.

    ¿Cuál es la situación de los países de América Latina respecto de los indicadores de desigualdad y pobreza respecto del mundo?

    Hay relativamente poca pobreza en América Latina. De todos los pobres del mundo, solo el 3% está en los países de esta región, que es una proporción un poco menor a la de la población ecuatoriana. Y, al mismo tiempo, América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo. Quizás solo en Sudáfrica y en los países del Golfo existen índices de Gini más elevados.

    ¿A qué se debe que la desigualdad en América Latina sea tan elevada?

    Mi hipótesis es que es algo cultural, situaciones que no logro entender bien.

    ¿Las crisis económicas son detonantes que disparan los niveles de pobreza y desigualdad en el mundo? ¿Cómo ve el futuro económico para los próximos años?

    Crisis económicas siempre hay, en distintos países y de importancia diversa. En estos días, la situación en Europa es bastante mala, la economía está enferma. Y por los años que vienen, la situación allí no va a mejorarse de una manera muy importante. Incluso, podría ser aún peor. En el resto del mundo no hay una gran razón para hablar de crisis. China no va a continuar creciendo al 10% por año, pero por el momento lo seguirá haciendo a un menor ritmo. La India se desarrolla, aún con sus problemas. América Latina también, no existen razones para pensar que no lo haría. Incluso África se está desarrollando. Solo Oriente Medio no se ve con buen futuro ya que depende demasiado del precio de petróleo, que no es una cosa muy buena para el desarrollo de un país. EE.UU. superará sus dificultades. Pero no soy profeta…

    ¿El mayor acceso a la tecnología ayuda a reducir los índices de desigualdad y pobreza?

    En realidad, la pobreza y la desigualdad han disminuido en el mundo, en gran parte, por el desarrollo de países como China e India.

  • José Furoiani lleva medio siglo en la arquitectura local

    Julissa Villanueva / Redacción Guayaquil

    En la oficina de José Antonio Furoiani Villagómez resaltan planos, maquetas, placas de reconocimiento y un gallo de 60 centímetros, que es la insignia de Ciudad Santiago, una de las urbanizaciones que levanta en el norte de Guayaquil.

    Un nuevo amanecer’ es el eslogan del proyecto. “Y qué mejor que despertar con el canto de un gallo”, dice Furoiani, el arquitecto número 12 que registró Ecuador en los años sesenta, cuando se creó el Colegio de Arquitectos del Guayas. Era tan poco común esta profesión, que en sus inicios le decían ‘ingeniero’. Fue cuestión de tiempo, para aclarar en qué consistía su trabajo y ser llamado por su título.

    Cincuenta años después de crear cientos de diseños arquitectónicos, muchos de ellos insignes de la ciudad y del país, Furoiani es un referente en el mundo de la construcción local. Su apellido es la marca de la constructora que dirige con dos de sus hijos: José Luis y Ana María.

    El Planetario de la Armada, la Federación Ecuatoriana de Fútbol, la Politécnica del Litoral, el Hospital de Niños Roberto Gilbert Elizalde, en Guayaquil, y el Hospital de Solca, en Manabí, son parte de las obras que perennizan su nombre.

    Se dice fiel admirador de las familias ecuatorianas, especialmente de las guayaquileñas que son con quienes ha tenido más contacto, porque entre sus prioridades siempre está tener un techo. Y cuando finalmente adquieren uno, generalmente a crédito, luchan por pagarla a tiempo y cuidarla con su vida.

    En ese contexto, dice que la gente es aspiracional. “Ofrecemos casas de todo precio, pero me puede creer que cuando se da a elegir entre una y otra, generalmente eligen las de mayor precio, porque tiene mayor confort”.

    Eso y la gran mano de obra que genera en cada uno de sus proyectos lo motivan a seguir en el mundo de la construcción, según ha podido advertir Alfredo Navarrete, proveedor de la firma Graiman. Cuando él ve a tanta gente trabajando como gasfitero, albañiles o en demás oficios se le nota su satisfacción.

    Como excelente profesional y algo reservado caracteriza Navarrete a Furoiani.

    El Hospital Roberto Gilbert es una de las obras que marcó a este manabita, que nació en 1935 en su Bahía de Caráquez. El centro hospitalario para niños fue inaugurado en octubre del año 2000 y atiende a unos 78 000 pacientes al año.

    “Esta obra se hizo en una época en la cual la construcción estaba un poco deprimida, porque esto es cíclico. Pero es una actividad noble que se recupera con mucha facilidad, porque depende mucho de la gente”, advierte.

    José Antonio Furoiani confiesa que siempre prefirió un perfil bajo, pero sus amigos se empeñan en mantenerlo en la palestra pública, bromea y sonríe.

    La Asociación de Promotores Inmobiliarios de Vivienda del Ecuador (Apive), le concedió el mes pasado el nombramiento de director vitalicio de la institución. “Es un reconocimiento destacando su labor profesional en beneficio del país”, comenta el presidente del gremio, Jaime Rumbea.

    Constructora Furoiani tiene en proceso levantar 5 600 casas para gente de diferentes niveles socioeconómicos entre los proyectos Ciudad Santiago, Milann y Napoli I. En su trayectoria al frente de la empresa ha construido unas 13 000 viviendas en Guayaquil.

    Grecia Cando, presidenta del Colegio de Arquitectos del Guayas, dice que este gremio vive básicamente por el aporte profesional y el conocimiento de socios como Furoiani Villagómez, Antonio Loor, Roberto Béjar, Juan Péndola, entre otros, que con su trayectoria cimentan las bases de una organización que cada vez se va innovando. Todos ellos han tenido en sus manos, alguna vez, la dirección del Colegio de Arquitectos y la han llevado siempre por buen camino.

    Cando, quien además es concejala de Guayaquil, destaca a Ciudad Santiago como un proyecto inmobiliario con mucha connotación social, con 4 000 viviendas en el primer grupo y otras 4 000, en el segundo. Hay casas desde USD 20 000.

    Pero un dato curioso que, a criterio de Cando dice mucho de él como persona, es que es reconocido en el gremio por poseer un espíritu de unidad que inspira entre sus colaboradores. “Constructora Furoiani tiene un grupo coral angelical, que está conformado por su personal administrativo. Tiene que ver una de sus presentaciones para saber de lo que hablo”.

    La evolución de la construcción ha definido claramente algo: antes el principal cliente era el Gobierno, con obra pública, ahora son los empresarios privados y la gente. Para él, la adquisición de vivienda propia se fue democratizando a partir de una serie de incentivos que iniciaron en el gobierno de León Febres Cordero, y se afianzó con el actual Régimen.

    Definitivamente la participación del Biess inyectó esa dinamia en la construcción, advierte Furoiani. Y la entrega de bonos también, aunque lamentablemente ese beneficio se suspendió. Es algo que sugiere que el Gobierno debiera revisar.

    Ya con su medio siglo de trayectoria, este arquitecto de 77 años está en un proceso de transición que consiste en dejar las riendas del negocio a sus hijos. De tres, dos trabajan en la marca Furoiani.

    Un poco más sobre su trayectoria

    • Sus obras. Estas pueden ser encontradas en Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta, Portoviejo, Daule y Samborondón, por mencionar algunas localidades en las que junto a su empresa, Furoiani Obras y Proyectos, ha desarrollado todo tipo de construcción.
    • Reconocimiento. Fue nombrado director vitalicio de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Viviendas.

  • Pablo Carrera abre los ojos a los ejecutivos que caminan sin brújula

    Santiago Ayala S. / Redacción Quito

    Muy pocos son quienes se atreven a trabajar gratis con tal de hacer la actividad que más les gusta. Para este guayaquileño de nacimiento, pero quiteño por naturalización (llegó a la ciudad a los seis años), dirigir el TEC de Monterrey era su sueño. Y por eso se ofreció a trabajar sin sueldo.

    Corría el año 1996. Pablo Carrera Narváez, a sus 21 años y recién graduado de su licenciatura en comunicación organizacional en la Universidad San Francisco, recibía un empujón del destino: empezó a laborar en la Corporación Gerenciar, justo la organización que pactó con el TEC de Monterrey un convenio para desarrollar programas de capacitación ejecutiva, un nicho aún en pañales en el Ecuador.

    Fue durante esta primera experiencia laboral cuando conoció a Ismael Vélez, el primer director del TEC. Su sueño estaba a punto de cumplirse. Sin dudarlo, se lanzó y le planteó trabajar para el instituto sin salario. Hacía de todo, hasta que se le encargó que haga el contacto con las empresas, que “venda” el concepto de capacitaciones ejecutivas de alto nivel. Allí despuntó y, en solamente seis meses, su trabajo era tan productivo, que no solo que empezó a recibir paga, sino que se le planteó que fuera a coordinar el Instituto TEC, ¡en el mismísimo México!

    No lo dudó. Armó maletas y se fue a Toluca, desde donde dirigió los programas de posgrado para la zona central de México (el DF, Pachuca, Morelia y Puebla). El éxito le sonreía a su corta edad. Estaba logrando que los ejecutivos de las empresas asistieran masivamente a los programas. Y, a la par, empezó también a capacitar.

    Cuando le tocó dictar su primera cátedra, a jóvenes mexicanos de alrededor de 20 años, no durmió la noche anterior. Estaba nervioso, pese a la autoconfianza que se tenía. No sabía cómo iban a responder sus alumnos. Es más, se veía como uno de ellos. Pero logró sortear con uno que otro tropezón este escollo.

    Tras cuatro años, su fama dentro del TEC se había ampliado. Por ello, la institución decidió dejar en sus manos un nuevo reto: ser el director en Argentina y abrir el mercado en ese difícil escenario. Un año y medio duró este nuevo periplo. Razones de orden administrativo le obligaron a alejarse del TEC y volver al país, en el 2010. Para ello, ya se había casado con la mexicana Eva Benítez y había engendrado dos hijos: Galilea y Aldo.

    Fue momento de evaluar su situación y levantar su propia organización. Junto a dos socios latinoamericanos, formó Sicurello Educación Corporativa, que ahora opera en cuatro países: Brasil, Argentina, Perú y, obviamente, Ecuador. Desde este lado, ha logrado crear programas prácticos e innovadores para los ejecutivos.

    Por ello, tanto empresas privadas como públicas están requiriendo sus servicios cada vez más. Según Francisco Ante, un ejecutivo que recibió una capacitación con Carrera, “estos cursos son radiografías corporativas y personales. Eso le da un valor agregado y, realmente, hace que los ejecutivos salgamos de un programa con las ganas de cambiar paradigmas”.

    En los pasillos de la Universidad de las Américas (UDLA), donde dicta clases a los jóvenes universitarios, enfocadas en innovación, liderazgo y trabajo en equipo, su carisma también le ha ganado el respeto. “Inyecta mucha energía. Siempre nos dice que las cosas están bien y pueden ser mejores. Pero también es estricto”, señala Andrea, una joven de ese centro.

    Pero quizás su aporte más valioso que brinda a los ejecutivos, son sus experiencias obtenidas y compartidas con ejecutivos de otros países. Carrera lo tiene claro. Para él, lo valioso del empresario mexicano tiene entusiasmo, alegría, y por eso le apuesta a proyectos grandes. En conclusión, son más visionarios.

    De los argentinos, resalta el hecho de que son muy eficientes con el uso de su tiempo. “Valoran mucho lo que es la calidad de vida. Ellos trabajan para vivir. Nosotros vivimos para trabajar. Acá, aún hay jefes que te valoran en función de cuantas horas/nalga tienes en el escritorio”.

    Finalmente, de los empresarios ecuatorianos elogia su capacidad para reaccionar frente a las crisis, no se dan por vencidos y busca soluciones, aunque no sean necesariamente respuestas profesionales.

    Sin embargo, explica que el principal problema del empresario ecuatoriano es su falta de humildad para aceptar que están haciendo las cosas mal. “Es difícil romper viejas formas de trabajo. Y no consultan a los mandos operativos”.

    Carrera enfocada en el trato humano

    En la Universidad San Francisco. Obtuvo el título de Bachelor Organizational Comunication.
    En Holanda. Cursó un programa en metodología en Maastricht University.
    En el TEC. Fue Director en Argentina, Quito y Guayaquil.

    Más de su perfil

    A través de un programa de radio, enseña a las personas a manejar sus finanzas personales.
    Actualmente también dicta cátedra a los alumno s de la Universidad de las Américas (UDLA), en Quito.

  • Edgar Lascano mostró su talento en el BID y la ONU

    Leonardo Gómez / LÍDERES

    Ha realizado consultorías en proyectos de la Unicef, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y para el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA). Ahora a sus 40 años, Edgar Lascano dirige Holística Consultores, una empresa enfocada en el mejoramiento del desempeño empresarial.

    Para los negocios es un hombre de resultados y para su familia es una persona tenaz. Carmen Salas, compañera de trabajo lo describe como extremadamente trabajador y perfeccionista. “Cuando se trata de buscar propuestas no le gusta trabajar con lo que él llama ‘enlatados’, sino que estudia primero las distintas alternativas que se puedan aplicar a la realidad de cada empresa”, asevera.

    Lascano estudió la primaria en la escuela San José De La Salle, cuando estaba frente a la Basílica del Voto Nacional, en el centro de Quito. La secundaria la estudió en el Colegio San Gabriel.

    Lenin Cevallos, amigo personal desde el cuarto grado de escuela, lo recuerda como un estudiante aplicado y un buen amigo con el que solían caminar de regreso a sus casas, después de clases.

    “Si mal no recuerdo, nos conocimos en el primer grado pero nos hicimos amigos en cuarto grado, creo que en 1978. A la salida de clases, como ambos vivíamos por San Juan, la mamá de un compañero nos llevaba en su camioneta y nos acercaba a nuestras casas. Recuerdo que le gustaba mucho el tenis”, cuenta Cevallos.

    La afición de Lascano por el tenis continuó en la adolescencia, incluso representó a su colegio en intercolegiales. Cuando cumplió 17 años, ya era instructor de tenis y dictaba clases particulares en las canchas del parque La Carolina.

    A los 19 años ya llevaba las riendas de su primer emprendimiento. Cuatro computadores y conocimientos básicos de computación le sirvieron para ofrecer capacitaciones en entidades educativas y empresas privadas. Daba clases e instalaba temporalmente los centros de cómputo.

    La venta de un Mini Austin verde, que le regaló su padre a los 17 años para que traslade los equipos que utilizaba para dictar clases de tenis, le sirvió para financiar su emprendimiento. Era de 1991.

    Sin los conocimientos necesarios para mantener una empresa y sin experiencia en el mercado, un año más tarde, en 1992, tuvo que vender el negocio que para entonces había crecido y contaba con 266 computadores.

    La lección para Lascano fue clara: “Un caballo desbocado es, a veces, casi o más peligroso que un caballo parado”, dice.

    Su padre quería que sea economista y por ese motivo estudió en la Universidad Católica de Quito, pero decidió retirarse después del primer año de estudios. Acto seguido, comenzó un segundo emprendimiento en el que trabajó con los desarrolladores Óscar y Ricardo Montero.

    Juntos desarrollaron un software llamado Safief, Sistema de Administración Financiera para Instituciones de Educación Fiscal, que utilizaban las colecturías de entidades fiscales para llevar su contabilidad.

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    Para evitar que se repita la experiencia de su primer negocio, a los 22 años, Lascano regresó a los estudios. Pero esta vez eligió la carrera de Ingeniería Comercial en la Universidad Internacional del Ecuador, en donde se graduó.

    En 1995, a los 23 años, se casó y fundó el Instituto Tecnológico Corporativo, que enseñaba conceptos de calidad total y reingeniería a nivel de tecnología. La crisis bancaria de 1999 lo obligó a vender el instituto, que aún funciona en el norte de Quito con el nombre de Instituto Tecnológico Edwards Deming.

    Después se dedicó a la cátedra, hizo pequeños trabajos de consultoría y en el 2001 recibió una invitación de las Naciones Unidas para realizar una consultoría en un programa de alimentación en Ecuador en coordinación con el Ministerio de Salud. Así se involucró con los organismos internacionales.

    En julio del 2004 decidió estudiar una maestría en la Escuela de Negocios Incae y viajó a Nicaragua, donde estuvo 18 meses. A su regreso, trabajó como asesor en el Ministerio de Bienestar Social (actual MIES) y continuó con la docencia en la Escuela Politécnica del Ejército y la Universidad Tecnológica Equinoccial.

    En abril del 2006 fundó Holística Consultores, empresa con la que ha realizado cerca de 50 consultorías a organizaciones como el Banco Mundial y la Unicef.

    Hincha de la Liga, amante del tango y la salsa, recuerda entre risas la época de oro de la discoteca Mayo 68, ubicada en la Mariscal de Quito.

    Su hermana, Martha Lascano, lo recuerda como un hombre tenaz que no se deja vencer por la adversidad y que siempre busca oportunidades para nuevos negocios. “Es de familia, nuestro padre también tiene espíritu emprendedor”.

    Una lección en su vida fue el tiempo que le quitó a su familia. “Por muchos años manejé a mi familia en piloto automático y no siempre estuve cuando lo necesitaban, eso me costó el divorcio. Ahora trato de equilibrar mi vida porque mis hijos: Sofía, Victoria y Andrés, son la razón de mi vida… Muchos se refugian en el trabajo pero cuando quieren retomar las riendas de su familia ya es muy tarde”.

  • Christian Rojas dejó la medicina y hoy enseña en EE.UU.

    Jeeyla Benítez / Redacción Quito / LÍDERES

    Desde su etapa escolar y colegial, Christian Rojas se preparó para ser médico. Él describe a esta profesión como una de las más nobles. Por ello materias como ciencias naturales y biología marcaron la infancia y la adolescencia de este quiteño.

    No obstante, cuando se graduó del Colegio San Gabriel, en Quito, se dio cuenta de que psicológicamente no era compatible con la medicina. “Es un ser humano muy sensible”, cuenta su madre, Elena Acosta.

    Rojas descartó la medicina y se inclinó por los números. Este hincha del Deportivo Quito se graduó de economista en la Pontificia Universidad Católica de Quito. Hoy, es profesor e investigador a tiempo completo del Departamento de Economía de los Recursos, en la Universidad de Massachusetts, en EE.UU. A ese cargo llegó con la ayuda de su dominio del inglés, que aprendió durante dos intercambios estudiantiles en su etapa en la secundaria y la universidad.

    Además, una beca que obtuvo en la Universidad Estatal de Virginia para estudiar un doctorado en Economía, luego de aplicar en 50 instituciones, le abrió las puertas. En el Virginia Tech conoció a una docente que le recomendó estudiar un posdoctorado en Dallas, Texas. Él aceptó la propuesta. Durante ese año su tarea fue investigar, y logró hacer un estudio sobre la competencia de mercado y precios enfocado en la industria cervecera norteamericana.

    Una vez concluido el posdoctorado recibió ofertas de trabajo de diferentes centros de estudios. Sin embargo, escogió a la Universidad Estatal de Massachusetts. Lleva allí seis años.

    Desde el 2001, año en que se graduó de la Universidad Católica de Quito, está radicado en EE.UU. En ese tiempo mantiene contacto con su país natal, y ha realizado 13 consultorías para el sector público y privado. “Mantengo el vínculo porque siento que hago algo por el lugar donde nací, y espero seguir ayudando a la gente que conozco”.

    La investigación es el norte en las actividades de Rojas. Su hoja de vida muestra 22 investigaciones, auspiciadas y científicas. Hoy desarrolla estudios en el área de telecomunicaciones y mercados. Esa tenacidad por la investigación le hizo merecedor, en el 2010, a la denominación ‘Investigador del Año’ en la Universidad de Massachusetts.

    Antes de viajar a EE.UU. cumplió un requisito personal: se casó con su compañera de aula, Alexandra Andino.

    Su pasión por la investigación la tuvo desde niño. “Hacía preguntas que eran difíciles de responder, yo debía pensar muy bien lo que iba a decir”, cuenta su madre. Además, en la escuela leía mucho, y en clases era muy inquieto.

    La vida de Rojas dio un giro cuando este tenía 14 años. Su padre murió y cambio su rumbo en la vida. “Sabía que tenía que ser mucho más responsable”.

    Uno de sus compañeros de colegio, Diego Monteros, recuerda que este hecho fue un momento muy complicado para su amigo. Este ingeniero agrónomo resalta que a pesar de esa tragedia, Rojas siempre fue un ejemplo. “Con todas las dificultades que tuvo, Christian no cambió, y es de los amigos que las mamás quieren que uno tenga siempre”.

    Esta amistad continúa. Aunque fueron compañeros solo hasta tercer curso, no perdieron el rastro, y se juntaron al final de la carrera universitaria para iniciar con un negocio agrícola: una plantación de babacos y tomates de árbol. El objetivo principal fue la exportación.

    En esa época la oferta de estos frutos superó la demanda, y el producto se quedó en la plantación. Lograron comercializar en la cadena Supermaxi, pero aún así la producción fue mayor que los pedidos que recibieron.

    Entonces, decidieron ofertar el babaco y el tomate de árbol en el Mercado Iñaquito. El pago no era el justo, pero no tenían opción porque la fruta se echaba a perder. “Fue una buena experiencia. Christian demostró seriedad en el manejo del dinero y del negocio”, dice Monteros. A los dos años, la iniciativa quebró porque el mercado estuvo saturado de la fruta. Los socios vendieron el invernadero que construyeron en las afueras de la ciudad, recuperaron el capital invertido y abandonaron la idea.

    Una nueva experiencia profesional la tuvo junto a otro compañero de aula, Santiago Caviedes. Rojas ingresó a Andinatel (que hoy junto a Pacifictel conforman lo que es la Corporación Nacional de Telecomunicaciones) y se desempeñó en el área de interconexión.

    En Andinatel, Rojas tomó gusto por las telecomunicaciones. Hoy, una parte de su tiempo la dedica a hacer estudios de competencia y mercado que involucra a las operadoras de telefonía.

    Su carácter y personalidad, que ahora es admirada por sus mismos compañeros, se forjó mucho antes. Durante su estadía en EE.UU., en 1997, mientras estudiaba en la universidad de Idaho, también junto a Caviedes, trabajó en la cafetería de la institución. Cocinar, limpiar, atender mesas y lavar platos eran parte de sus actividades. Él recuerda que Rojas ahorraba todo lo que ganaba. “Eso le sirvió para viajar por Europa”.

    En el ámbito profesional, caviedes señala que su amigo es una persona muy seria y responsable. “Cuando se le pide que realice una investigación cumple con su trabajo, y aún más. Casi no se estresa, porque hace lo que le gusta”. Aún así, Caviedes reconoce que cuando algún colega suyo critica su trabajo, se molesta. “Ése es el típico celo profesional. Si la crítica viene de otra persona, él la acoge”.

    En EE.UU. la vida de Rojas gira en torno a su familia. Trata de pasar la mayor parte del tiempo junto a su hijo de 5 años, Agustín, y su esposa Alexandra. “Trato siempre de llegar muy temprano a la casa. Tengo la suerte de comer con mi hijo, lavarle los dientes, ponerle el pijama y contarle un cuento en las noches. Eso es algo sagrado para mí”.

    En el ámbito educativo, dos días de la semana dicta clases, y el resto del tiempo lo dedica a sus investigaciones. Él prefiere continuar con sus actividades investigativas después de que su hijo se duerme, así no lo priva de su presencia. “El nacimiento de mi hijo fue muy especial. No es el evento del nacimiento, sino todo lo que llega después. En el día a día, uno va aprendiendo a ser papá”, finaliza.

    SU HOJA DE RUTA ES LA ECONOMÍA

    En el 2003. Obtuvo su PhD en la Universidad de Virginia.

    En el 2011.  Fue panelista internacional, 2a. Conferencia ‘Beeronomics’, Freising, en Alemania.

  • Alex Frías: Un ‘Ironman’ para los negocios

    Xavier Montero C. Redacción Guayaquil / LÍDERES

    El primer reto deportivo que Alex Frías se propuso fue recorrer 210 kilómetros en bicicleta. El actual gerente general de Plásticos Ecuatorianos inició su vinculación con la élite deportiva en el 2003. Ese año, Frías era analista de la Cadena de Suministros en la Refinería Shell de Geelong (Australia). Tardó 10 horas en cumplir la ruta junto a 24 compañeros más de la petrolera.

    Hoy, Frías, quien celebró sus 40 años el mes pasado, ha cruzado la meta de cinco competencias Ironman, con una duración en un promedio de seis horas cada una. En cada competencia nadó unos 9 500 metros, recorrió 450 km en bicicleta y corrió 105 kilómetros en asfalto.

    En cuanto a su carrera empresarial, este MBA por la Universidad Santa María (Guayaquil, 2010) también fue gerente de Producción para América Latina y gerente de Planificación de la Cadena de Suministros para el norte de Latinoamérica en Shell, hasta el 2009. Desde aquel año ejerce como el principal de Plásticos Ecuatorianos, con sede en Guayaquil, cuyas ventas alcanzan los USD 45 millones anuales y tiene 570 colaboradores.

    Frías es deportista desde su juventud. Paralelamente a sus estudios en el Colegio Alemán Humboldt practicaba atletismo y jugaba como alero en las divisiones de baloncesto del C.S. Emelec. También ganó becas por mérito académico mientras estudiaba Ingeniería Mecánica en la Esc. Politécnica del Litoral.

    «Luego de graduarse (1997), Alex vivió muchos cambios. Se casó, entró a la Shell y nació su primera hija. Los ‘cannes’, nuestro grupo de amigos desde hace 26 años, admiramos su amor hacia la familia», indica Gonzalo Balladares, quien lo conoce desde hace más de dos décadas, cuando vivían en la ciudadela Amazonas, en el sur de Guayaquil.

    Frías ingresó a Shell como supervisor de Mantenimiento, y ascendió a cargos en el área de Distribución y Logística; y planeador de Manufactura y Distribución de lubricantes en México, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.

    Luego, la petrolera lo llevó hacia Australia. «Allí compré mi primera bicicleta de ruta en USD 10. Las actividades deportivas eran parte del espíritu empresarial, y aceptar ese reto me cambió la vida», indica Frías, quien instituyó dos campeonatos internos de fútbol para los colaboradores de Plásticos Ecuatorianos.

    También desarrolló el Reto PESA, un reality en el que participaron 90 de sus colaboradores con sobrepeso para mejorar su condición física mediante ejercicios, y encabezó la organización de la Maratón para los colaboradores de Tonicorp5K -del holding al que pertenece Plásticos Ecuatorianos-, que se realizó hace dos semanas.

    «Cuando Alex cruzó la meta del Guayasman en el 2006, me motivé a ser triatlonista», cuenta Mauricio Villamar, quien lo conoce hace ocho años, y con quien en diciembre recorrió 50 km en bicicleta en la ruta predilecta para Frías: la vía a la Costa.

    En aquella carretera del occidente guayaquileño sufrió un accidente el pasado agosto. Se fracturó la clavícula. Y su preparación de seis meses para competir por primera vez en el Ironman Cozumel 2012 (unos 3,8km de natación, más 180 km de ciclismo, más 42,2 km de atletismo, en menos de 15 horas) se vio truncada a dos meses de la carrera.

    «Alex viajó a la línea de partida en Cozumel (México) y culminó la prueba en el agua. Su constancia es admirable», indica Gonzalo Díaz, su amigo desde hace una década, quien resalta el apoyo de su esposa Vanessa. Las rutinas de entrenamientos inician en la madrugada, dos o tres veces por semana. Los sábados o domingos se extienden por varias horas.

    En las reuniones de amigos, es Frías quien toma el micrófono para interpretar una canción de Soda Stereo o Pink Floyd junto a su hija Nicole. Con Sebastián, su hijo, comparte la pasión por el fútbol y por el club Emelec; y con Valentina, la menor, su gusto por el baile. Su capacidad en la oratoria la heredó de su padre, Alex. Y de su madre, Mónica Zuberbühler, la dedicación por los estudios.

    Más logros

    Sus cursos. Ha asistido a capacitaciones empresariales en Honduras, Singapur, Malasia, Buenos Aires, Río de Janeiro…
    Sus libros. Antes de ingresar a gerenciar Plásticos Ecuatorianos, leía a Vargas Llosa y García Márquez. Hoy lee ‘La Meta’, de Eliyahu Goldratt.
    El cantante. Es vocalista de la banda de rock latino ‘PESAdilla’.

  • Fernando Vázquez: La diversificación es su estrategia

    IVANNA ZAUZICH. Redacción Cuenca / LÍDERES

    La agenda de Fernando Vázquez incluye viajes por tres continentes. Los destinos que más visita por negocios son Japón, Estados Unidos y países europeos.

    Este cuencano gerencia el holding Necopa, de la familia Vázquez, que agremia 26 firmas de los sectores automotriz, consumo masivo, construcción, ensamblaje de motos, turismo… Algunas de las empresas son: Importadora Tomebamba que en el 2011 facturó unos USD 129 millones; almacenes Costto que invirtió, hace dos años, USD 5 millones en infraestructura y mercadería; Joyería Guillermo Vázquez que tiene locales en Quito, Loja, Cuenca, Machala, Portoviejo…

    Fernando Vázquez es el gerente de este holding y su estrategia se ha direccionado hacia la diversificación de los negocios. De la comercialización de llantas Maxxis pasó al reencauche. De la importación de electrodomésticos y motos al ensamblaje de los mismos en el país. Con esto el holding genera unos 1 300 empleos a escala nacional y, también, se ganó el respeto del gremio empresarial ecuatoriano.

    El presidente del Grupo Industrial Graiman, Alfredo Peña, destaca el aporte de Vázquez a la ciudad, por sus proyectos que impulsan el desarrollo económico. Además, lo describe como emprendedor y con una visión aguda para los negocios.

    Este padre de tres hijos se enamoró del mundo empresarial desde que estudiaba en el Colegio Técnico Salesiano en Cuenca. Desde su juventud se vinculó a las ventas de la joyería de su padre, donde comercializaba relojes de marcas como Omega, Tissot, entre otras.

    Esa experiencia le brindó la certeza de que quería dedicarse a los negocios de su familia, por lo que eligió estudiar economía en la Universidad de Cuenca en donde se graduó en 1978.

    Desde ese año, este abuelo de cuatro nietos, se enfocó en la administración de las diferentes empresas y en 1994 creó el holding Necopa que agrupa a las compañías de su familia.

    Para su hermana, y ex ministra de Turismo, Rocío Vázquez, este ejecutivo es perseverante, metódico, trabajador y con ganas de aportar al desarrollo del país. Mientras que en «el plano personal es dedicado a su familia y colaborador con las personas de su entorno». Por esas aptitudes fue elegido por sus padres y tres hermanos para encabezar este grupo.

    Esta fue una decisión acertada, dice su hermana Rocío, porque «Fernando es un trabajador incansable, que innova en los negocios y mejora cada una de las empresas del grupo».

    Al hablar con Vázquez deja claro que no recuerda fechas ni cifras con exactitud, pero con soltura maneja las tendencias de consumo en los sectores automotriz, turístico, construcción, de consumo masivo

    «Él conoce el mercado ecuatoriano y hacia dónde está evolucionando», dice el gerente regional de Hyunmotor S.A., Fabián Moscoso, quien conoce a este emprendedor hace más de 25 años.

    Moscoso indica que este apasionado del ejercicio es ético, solidario, luchador y con metas claras. «Todo lo que se propone lo cumple». En lo personal lo calificaa como honesto, perseverante, amigable, respetuoso, honorable…

    Una de las cualidades que más resaltan quienes lo conocen es su disciplina y esto se evidencia cada tarde que se le ve en el gimnasio. Una de sus pasiones es correr y ejercitarse porque siente que fortalece su cuerpo y mente.

    Ese equilibrio es admirado por las personas que lo rodean. El presidente de la Cámara de Comercio de Cuenca, Mario Terreros, destaca que este cuencano es correcto y razonable para hacer negocios, lo que lo convierte en un ejemplo para el resto de empresarios.

    Y para el presidente de la Asociación Ecuatoriana Automotriz del Austro, Fernando Andrade, es evidente lo mucho que heredó Vázquez de su padre, quien fue reconocido por su rectitud y honestidad. Sin embargo, algo propio del gerente de Necopa, dice Andrade, es la energía que inyecta a cada proyecto. «Su entusiasmo contagia y la dinámica empresarial fluye por esa actitud».

    La jornada de Vázquez inicia a las 07:00. Desde temprano se le ve en la oficina reuniéndose con clientes, socios y colaboradores. Su agenda es ocupada y, en ocasiones, atiende dos reuniones simultáneamente.

    Mantener ese ritmo de trabajo le ha dado la confianza de sus familiares, empleados, socios, clientes y empresarios y eso lo que más valora este hombre de negocios. No obstante, no todo es trabajo y Vázquez lo sabe. Cuando habla de su esposa, hijos y nietos se le ilumina el rostro y no puede evitar sonreír.

    Ser organizado es una de sus cualidades y eso lo demuestra con su itinerario de viajes. Para trabajar le encanta Japón por la cultura de ese país. Con su esposa disfruta Europa y con sus nietos los parques de diversiones en Estados Unidos.

    Además de los viajes al exterior, este empresario disfruta conocer su país. Las playas y las haciendas turísticas en Azuay son sus destinos favoritos.

    Otro de los sectores fuertes del holding Necopa es la actividad turística, en la que incursiona con agencias de viajes y hoteles. Este empresario está convencido del potencial de este sector en el país.

    Una vida de disciplina y formación

    1994. Obtuvo un MBA en el Incae Business School (Costa Rica).

    1972. Viajó dos años a Inglaterra y EE.UU. donde estudió inglés.

    2011. Corrió la maratón (42 kilómetros) de Chicago en EE.UU.

    2012. Corrió la maratón de Berlín (Alemania) y el año pasado la de París (Francia).

  • Wilson Merino R.: Lo que toca se hace… sonrisas

    Santiago Ayala Sarmiento. Redacción Quito / LÍDERES

    Una parte de su historia de vida pudo haber sido el guión perfecto para elegir descarriarse. Y hasta pudo ser, en cierta forma, entendible: su madre murió de cáncer cuando él tenía 19 años. Y el año pasado su padre fue asesinado luego de un confuso secuestro.

    Pero no. Wilson Merino Rivadeneira decidió mostrarle su sonrisa al destino e intentar contagiarla al mundo. Por eso, no deja de sonreír y hacer sonreír. Aunque claro está, como todo ejecutivo que se enfrenta al mundo, también debe sacar su casta de luchador. Y ahí, no siempre está sonriente, porque, cuando quiere lograr lo que quiere, pelea con todo.

    Así fue desde el inicio. Con el dolor a cuestas por la partida de su madre, y obligado a buscar su autosustento, montó una empresa, Get & Go, que regalaba tarjetas promocionales de puntos estratégicos (hoteles, restaurantes, tiendas de compras, etc.). «En ese tiempo era toda una novedad para el mercado ecuatoriano. La gente podía tomar gratis estas tarjetitas y llevárselas. A partir de allí nacieron otras ideas similares», recuerda el marketero Juan Carlos Frei.

    La firma estuvo vigente cinco años, desde enero del 2003 hasta el 2008, con un buen prestigio que lo llevó incluso a exportar la marca hacia Perú. Sin embargo, algo no engranaba. Este joven quiteño sentía que ese no era su camino, pese a que el negocio caminaba bien.

    Y la noche del 31 de enero del 2003, fue al mar a visitar a su madre (el deseo de ella había sido que sus cenizas fueran regadas en el mar); y en medio del océano tuvo la visión de crear una organización de ayuda contra el cáncer. Así nació la Fundación Cecilia Rivadeneira, en honor al ser que esa noche le susurró a su corazón que emprendiera este reto.

    Con pocos recursos para empezar y sin noción de cómo hacerlo, se lanzó. El doctor José Iguiguren, entonces jefe de Oncología en Solca, le abrió las puertas. El día que el joven fue a tocar las puertas de su consultorio llegó con la convicción de sacar el proyecto a como diera lugar. Viendo la determinación, Iguiguren le brindó todo el apoyo.

    ¿Cómo emprender un proyecto social cuando no se tiene dinero? Simple: el voluntariado. Y empezó improvisando, creando una red con sus amigos, con los amigos de los amigos. Así, ladrillo por ladrillo fue construyendo, desde el 2004, el mayor voluntariado juvenil del país, por donde han pasado más de 8 000 jóvenes.

    Y sin recibir un solo centavo de donaciones, la Fundación se ha ido sosteniendo bajo una estructura bautizada como «la cultura del regalo», donde ser autosustentable es la columna vertebral. Los voluntarios dan sus habilidades, sus conocimientos, su trabajo y, a cambio, reciben capacitación u otros beneficios.

    En el medio se desarrollan varios productos y servicios que generan recursos, entre ellos la producción y venta de kits lúdicos que incluyen lápices de colores, marcadores, títeres de dedo, etc., capacitación en ‘terapias de la risa’ y ‘clowns’ y otros programas que se ejecutan en alianza con terceros.

    En este último aspecto, los hechos más relevantes fueron la llegada al país de l famoso ‘clown’ hospitalario Patch Adams y del lanzamiento de la escuela de fútbol del Real Madrid en el Ecuador, para los hermanos de los niños afectados con cáncer.

    La socióloga Daniela Armijos, quien ha hecho seguimiento de las fundaciones en el país, señala que el trabajo realizado por Merino ha sido valioso en cuanto a la incorporación, primero, de los jóvenes, y, segundo, de una idea conceptual de utilizar al payaso como un canalizador de alegría y sanación emocional a los enfermos. «El hecho de que sea autosustentable también le brinda una independencia de posibles presiones externas».

    Y eso se evidencia en todo el equipo de trabajo de la Fundación, que no pasan de cinco (en el área administrativa), pero que a través del impulso en redes sociales han logrado insertar el proyecto a nivel mundial. Por eso, ahora, esto que nació como un sueño, se ha convertido en una realidad que es vista con buenos ojos desde afuera.

    De hecho, la labor de la Fundación acaba de ser seleccionada como participante para el concurso del Emprendedor Social del Año, que organiza la prestigiosa Fundación Schwab.

    Merino, de 31 años, feliz reciente tío, no se ha quedado allí. Durante los últimos cinco años vivió en China, haciéndose un lugar en ese ‘caníbal’ mundo ejecutivo. Su capacidad para olfatear proyectos que impacten positivamente en la sociedad, le permitió acceder al cargo de Cónsul Comercial de Ecuador en ese país.

    Desde su escritorio construyó un innovador proyecto de apoyo a los exportadores ecuatorianos (en especial a los más pequeños) para que logren colocar más productos allá sin incurrir en los altísimos costos de operación. El proyecto reposa en las manos de las principales autoridades del Comercio Exterior.

    Y aunque salió de su cargo público, Merino espera haber dado un granito de arena para que muchas personas se beneficien de esta herramienta. Al fin y al cabo, como él dice: «El dinero, la multiplicación de recursos es algo que permite alcanzar un fin colectivo. La mejor paga son la sonrisa y el abrazo de gratitud».

    La fundación

    La Fundación mantiene alianzas con entes como Children Cancer en Singapur o Make a Wish.

    Cada voluntario debe cumplir con cuatro horas de voluntariado/mes.

  • Javier Obando impone tendencia en el modelaje

    Sebastián Angulo. Redacción Quito / LÍDERES

    A dónde va, siempre le acompaña su cámara Canon que le regalaron sus padres. Javier Obando, un quiteño de 30 años de edad, redescubrió su gusto por la fotografía hace siete años.

    Ahora, el destello del flash y «disparar» se convirtieron en su pasión y en su espacio para descubrir retratos cotidianos de personas que transitan por la calle, y también, en su agencia de modelos.

    Pero no es una agencia de modelos común. Se trata de Crudo, una firma que se ha ganado su nombre en el mundo de la publicidad y la moda en Buenos Aires (Argentina), gracias a su concepto: «100% fresco, nada artificial».

    Crudo, más allá de proponer belleza en sus modelos, oferta ‘actitud’. Para ello, su portafolio no solo cuenta con profesionales de la pasarela o estudios fotográficos, sino también con «gente normal» -que con su estilo y apariencia- comunican algo; esa imagen deseada que una marca busca transmitir a su target.

    Gracias a ello, compañías como Levis, Ford, Converse (Corea del Sur), PlayStation (Inglaterra), entre otros, eligieron a Crudo para sus campañas publicitarias.

    Obando creó la agencia en el 2010 junto a su socia Flora Grzetic de Río Gallegos (sur de Argentina). Pero la idea nació hace seis años, con el blog denominado ‘On The Corner’ (OTC).

    En esa época, Obando y Grzetic terminaban sus estudios de Publicidad en la Universidad de Palermo y les llamó la atención el ‘look’ del bonaerense, del porteño que camina por las arterias, avenidas y plazas de la ciudad.

    Quisieron buscar los retratos más llamativos de hombres y mujeres de la urbe; su edad y ocupación no importaban. Así, tras varias horas de recorrer las calles en bicicleta y con cámara en mano, reunieron imágenes de ‘personas con actitud’.

    En principio, con el mero ánimo de mostrar el interesante material fotográfico que habían conseguido, nació OTC en el 2007. Rápidamente el sitio alcanzó un promedio de 700 visitas diarias.

    De a poco, el blog ganó popularidad en otras latitudes. Por ejemplo, una revista de moda surcoreana les contactó para publicar sus fotografías. También publicaciones como Vogue de Francia, Petra de Alemania, The Rolling Stones de Argentina, The New York Times, Nylon Guys de EE.UU., entre otras, realizaron reportajes sobre OTC.

    El portal comenzó a recibir propuestas de marcas que mostraban interés por personas que miraron en el sitio. Obando y Grzetic contactaron a los «modelos» requeridos por las firmas y así fue como nació Crudo.

    El nombre se les ocurrió mientras almorzaban y miraron una pierna de jamón colgada en el restaurante. «Pongámosle Crudo», sugirió Grzetic. A los dos les gustó la idea porque encerraba su concepto: natural y actitud.

    Con una inversión aproximada de unos USD 5 000 la agencia de modelos cosechó la popularidad de OTC y ahora se ha convertido en un referente en el mundo publicitario, de la moda y la fotografía en Argentina. El año pasado facturó más de 1 millón de pesos (unos USD 230 000).

    Grzetic define a «Javi» (así lo llaman en su círculo social) como un «líder, inteligente, emprendedor y asertivo». Más allá del ámbito laboral, su socia asegura que es su amigo, una persona «divertida y espontánea».

    Una de las anécdotas que recuerdan en su tarea de fotografiar gente en la calle ocurrió en el barrio de San Telmo. Mientras esperaban que aparezca una persona para tomarle una foto bebían cervezas y comían algo de picar en un bar. De repente, vieron un chico caminando en sandalias, short y tirantes, sin camiseta. «Salimos y corrimos para alcanzarlo y fotografiarlo, y atrás nuestro salió corriendo el mozo, asustado de que nos vayamos sin pagar. Obviamente volvimos después de hacer la foto y pagamos todo», cuenta Grzetic.

    Pero la historia de Obando y su afición por retratar personas se remonta a 1999, cuando tenía 16 años.

    Aunque era aficionado al cine, la cámara fotográfica que le regaló su padre -Guido Obando- le motivó a tomar un curso en el Centro de la Imagen de la Alianza Francesa (CIAF). Desde que tomó las clases descubrió que le gustaba tomar fotografías de personas.

    Obando recuerda sus primeras fotos de las salidas de campo al Valle del Chota (provincia de Imbabura). Hasta ahora conserva algunas imágenes y rollos sin revelar de esas excursiones.

    Marcelo Bahamonde, director del CIAF, señala que recibir noticias de que algún exestudiante triunfa en el mundo de la fotografía es satisfactorio y siempre lo comentan entre sus alumnos para motivarlos en su clases.

    Bahamonde explica que en el curso básico siempre realizan recorridos en búsqueda de rostros, de descubrir los rasgos de las personas y su actitud. Gracias a ello, algunos estudiantes deciden incursionar en la fotografía artística.

    Pero a la hora de decidir su carrera universitaria, Obando no se decidió por la fotografía ni el cine. Luego de obtener su bachillerato en el Colegio San Gabriel (2001), viajó a Argentina para estudiar Publicidad en la Universidad de Palermo.

    Pablo Morales fue compañero de colegio de Obando y desde esa época son amigos; ahora es propietario de un estudio jurídico en Quito. Él lo recuerda como alguien vanguardista, que siempre estaba a la moda. «El fue uno de los primeros en jugar con diábolo en el colegio (juguete de malabaristas), lo mismo ocurría con su ropa y zapatos».

    Morales cuenta que hasta ahora se mantiene en contacto con Obando y entre sus compañeros del colegio comentan el éxito que su excompañero y amigo logró en Argentina.

    Ahora «Javi» busca también posicionar sus proyectos independientes. Los retratos y la fotografía experimental se mantienen en su mente; también espera realizar proyectos en Ecuador.

    Disfruta ver filmes de Wes Anderson, Wong Kar-Wai, Alex de la Iglesia, Godart… En cuanto a música escucha de todo: desde cumbia colombiana, rock argentino, hasta bandas como Gorillaz o los franceses Daft Punk.

  • Javier Urey: ‘Consolidar voluntades es el reto de la empresa familiar’

    Xavier Montero, Redacción Guayaquil / LÍDERES

    El empresario Javier Urey, autor del libro ‘Padres trabajadores, hijos ricos, nietos pobres ¿mito o realidad?’, fue conferencista del ExpoManagement organizado por IDE Business School el mes pasado. Urey, quien es el principal de la firma boliviana Mainter SRL y también es miembro del Directorio del Diario El Deber, habla sobre el papel de las empresas familiares en la región y el protagonismo que podrían llegar a ocupar en las economías interconectadas.

    ¿Los padres trabajadores no son el pilar de una sólida estructura generadora de riqueza para las siguientes generaciones?
    Hay que definir ese concepto de riqueza porque no se trata únicamente de un tema patrimonial. Uno puede heredar bonos y bienes a sus hijos pero si no hay una cultura, una educación en valores, difícilmente ellos o los nietos podrán mantener lo creado. La cultura de la empresa refleja la cultura de la familia, el cómo tú actúas en una mesa del comedor, si conversas con tu esposo, tu esposa o con tus hijos va a reflejarse el día de mañana en la mesa de un directorio empresarial. El cómo le enseñas a tus hijos a tratar al personal doméstico, al chofer, a la niñera, al jardinero… será un parámetro de cómo ellos manejarán los RR.HH. en un futuro. La complejidad de las empresas familiares va por allí, por cómo se inculca a los hijos una estructura de valores que los forme para que sean las personas idóneas para hacerse cargo de los negocios.

    Entonces, ¿el no cultivar aquellos aspectos podría significar que las empresas no trasciendan entre generaciones?
    Sí. El otro concepto que plantea mi libro es, aunque no conozco a profundidad al tejido empresarial ecuatoriano, cuestionar a la sociedad sobre si las empresas exitosas en la década de 1970 y 1980 en el Ecuador hoy siguen operando. Si la respuesta es negativa hay que identificar el porqué. Allí uno se encuentra con una dura realidad: algunas firmas dejaron de existir por nepotismo, falta de comunicación, de claridad al establecer una sucesión generacional, falta de compromiso… En las empresas familiares no existen recetas de cocina sino realidades distintas y soluciones diferentes para cada caso.

    ¿En qué se asemejan las empresas familiares bolivianas a las ecuatorianas? En ambos casos se desarrollan en economías extractivistas.

    Existen algunos casos que se podrían asemejar en empresas dedicadas a la industria agrícola. Bolivia, y especialmente mi región Santa Cruz, es un gran exportador de soya y derivados. Pero en ese contexto agroindustrial hay algo comparable en ambos casos: hay generaciones de empresarios que, probablemente, pasaron por aulas académicas y tienen una visión diferente de hacer negocios. Ellos se han preocupado por formar a sus sucesores, por invertir en la educación de sus hijos e inculcarles una estructura de valores. Cuando se indaga sobre casos de las empresas familiares en el mundo es muy incipiente el material de ejemplos de nuestros países. He visto con mucha satisfacción que el IDE Business School está manejando estadísticas duras, y cuando leí que el 51% del PIB ecuatoriano tiene su origen en empresas familiares me di cuenta que es un tema a tratar con mucha responsabilidad. Existe una fuerte responsabilidad del empresario con su familia, con sus trabajadores, con el país y con la región. Ese deber es lograr que su empresa sea sostenible en el tiempo, que siga creciendo y que no termine por la ineficiencia de quienes llegaron a guiar las riendas sin conocimiento.

    ¿Por qué el mito sugiere que los nietos de los padres trabajadores terminarían en pobreza?
    Porque hay una estadística en la que se demuestra que normalmente los hijos no pueden sostener lo que los padres crean y lo que heredan terminan dilapidándolo y por eso la siguiente generación no la hereda. Tuve una experiencia hace un par de años con un empresario argentino muy exitoso. Él consiguió consolidar siete empresas en el rubro de la construcción y el transporte, y hoy está jubilado. Cuando le consulté sobre sus negocios me quedé impresionado con su primera respuesta: a mis empresas las hice ladrillo, vendí todo porque a ninguno de mis hijos les interesó nada, me cansé y con el dinero que obtuve compré casas y vivo de arriendos. ¿Acaso no es ese un duro pero real ejemplo?

    ¿Las empresas familiares deberían empezar por introducir a personas ajenas a la familia en mandos medios o a los altos mandos?
    Lo primero es tomar conciencia de que la problemática en las empresas familiares es una realidad y que es necesario discutir esos temas. Me satisface ver espacios de discusión donde no hay conflictos de intereses y que forjan, en definitiva, el lugar ideal para establecer un ‘protocolo familiar’. Hoy el norte de toda empresa de este tipo es consolidar aquel acuerdo de voluntades que, en lo formal, en un documento donde se establecen las reglas del juego en materia de políticas salariales, de contratación y sucesión de personal, en inversiones y distribución de utilidades… Es llevar toda la complejidad de lo empresarial al plano familiar para establecer límites tanto para la empresa como para la familia.

    ¿Se refiere a profesionalizar las empresas?
    Se habla mucho de que profesionalizar las empresas familiares es contratar a terceros, pero eso es un mito. En las empresas familiares tú tomas decisiones con el corazón. El corazón, el sentimentalismo, te dice: quiero que mis hijos manejen el negocio que fundé. De allí que los padres se esfuerzan en educar a sus hijos para la sucesión aunque eso no garantice nada. Entonces entra el plano de la comunicación en la que se visualiza el ingreso de otras personas que permitan que el negocio funcione.

    ¿Los sucesores empresariales nacen o se hacen mediante la educación?
    Si tú obligas a los hijos a perpetuar la empresa familiar, cuando los fundadores mueren y ese hijo no tiene la pasión para el negocio, lo primero que harán es venderla. La alternativa es buscar mecanismos como directorios mixtos o consejos familiares.

    ‘CONSOLIDAR VOLUNTADES ES EL RETO DE LA EMPRESA FAMILIAR’

    FORMADO EN DOS PAÍSES: En Chile. Es ingeniero comercial por la Universidad Gabriela Mistral de Santiago de Chile. Su MBA lo obtuvo en la Universidad Privada de Santa Cruz (Bolivia).

    Los gremios. Pertenece a la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) y es tenista destacado.

    «LA MANERA EN LA QUE UNO ACTÚA EN EL HOGAR, SI CONVERSAS CON TU ESPOSO O CON TUS HIJOS SE VA A REFLEJAR EL DÍA DE MAÑANA EN LA MESA DE UN DIRECTORIO».

    «FIRMAS FAMILIARES DEJARON DE EXISTIR POR NEPOTISMO, FALTA DE COMUNICACIÓN, DE CLARIDAD EN LA SUCESIÓN GENERACIONAL».

    «EL NORTE DE TODA EMPRESA FAMILIAR ES CONSOLIDAR UN PROTOCOLO, UN DOCUMENTO DONDE SE ESTABLECEN LAS REGLAS DEL JUEGO».