Etiqueta: reciclaje

  • La innovación es clave para impulsar el reciclaje

    Agencia EFE

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    Dado que la próxima década será crucial para lograr un sistema de producción y consumo más respetuoso con el medioambiente, la innovación de las empresas y la concienciación de la ciudadanía en prácticas como el reciclaje resulta cada vez más necesaria, según varios expertos.

    Los incentivos para que los ciudadanos participen se van desplegando y en las calles mexicanas ya se observan máquinas que a cambio de entregar las botellas de plástico otorgan puntos o premios y, en paralelo, el ciudadano ya puede pagar servicios como Netflix mediante la entrega de latas de aluminio usadas.

    El presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac), Raúl Mendoza, apunta que tiene que haber “campañas que difundan de manera adecuada la correcta disposición de envases posconsumo, así como la reducción, la reutilización, el reciclaje, para poder gestionar de manera adecuada el residuo”.

    “Se requiere de mucha información, mucha conciencia, todos nosotros como ciudadanos requerimos de esa información y conciencia para no generar más desinformación”.

    El plástico no es malo por ser plástico, lo que es cuestionable es lo que se haga como ciudadanos y sociedad cuando se termina con su función y uso.

    Mendoza considera que la economía circular, basada en la reutilización y en dar valor a lo que aparentemente ya no lo tiene, es una realidad y debe normalizarse en los próximos años si se quieren cumplir los objetivos de desarrollo sostenible.

    “Todos estamos virando hacia la economía circular, no es si vamos a subirnos o no como industria y como sociedad, sino cuándo nos subimos”, afirma.

    En México, la industria del plástico tiene cerca de 70 años y la transición hacia una “nueva economía de los plásticos dicta que para el 2025 los plásticos de un solo uso deben desaparecer”.

    “Si como industria trabajamos en que (los plásticos) sean compostables, reciclables, reusables, o tengan un plan de manejo veremos resultados en 2025-2030”.

    Entre tanto, emergen posibilidades para que los ciudadanos vean el reciclaje como algo accesible e intuitivo. En la capital mexicana ya es habitual ver máquinas que, a cambio de botellas vacías, otorgan puntos con los que se pueden pagar servicios digi­talmente.

    El mexicano Luis Felipe Molina cuenta su caso mientras inserta sus botellas en una de estas máquinas, en un parque del centro de la capital. Lleva cerca de dos meses acudiendo semanalmente a entregar los envases y acumula ya cerca de 78 botellas entregadas.

    “Entras a la tienda de Google, descargas la aplicación Innovation y cuando abres tu aplicación te dan un código QR”, explica Molina sobre el funcionamiento de este sistema. La máquina escanea el código y te permite insertar las botellas. Cada botella es un punto.

    Además de esto, cabe destacar lo que hace la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC). La compañía comparte algunos consejos prácticos para incentivar y facilitar el acopio, y reciclaje de envases, para contribuir a conseguir un mundo sin residuos.

    Entre ellos, dice que “no es necesario que enjuagues tu botella y mucho menos que le introduzcas objetos porque eso podría dificultar su proceso de reciclaje”.

    Recomiendan también aplastar el envase, pues esto “ayuda a reducir hasta 4 veces el tamaño de una botella y hace que su traslado a los centros de acopio sea más fácil”.

    Además, indican que las tapas de los envases también se pueden reciclar, por lo que lo más adecuado es entregar las botellas tapadas. Por último, lo ideal es llevar las botellas a un contenedor exclusivo de tereftalato de polietileno (PET).

    Reciclaje de PET

    El caso de la IMCC es uno de los casos de éxito de reciclaje en México gracias a un modelo de acopio de reciclaje. Del 56% de PET que se acopia en México, la IMCC representa el 35%.

    Gracias a sus dos plantas de reciclaje, PetStar e IMER, tiene la capacidad de procesar más de
    85 000 toneladas al año de este material. De igual forma, el IMCC ha conseguido que el 43% de su portafolio se componga de envases retornables que son una muestra del compromiso con la economía circular, porque por cada envase retornable se dejan de producir 25 con resina virgen.

    Destaca también su innovación en el ecodiseño y producción de envases sustentables con la incorporación de resina reciclada, con lo que ha conseguido que millones de sus botellas tengan más de una vida útil posconsumo.

    El objetivo de la compañía es que para el año 2030 se recolecten y reciclen el equivalente al 100% de sus envases vendidos para alcanzar un Mundo sin Residuos.

    Así como contar con 50% de resina reciclada en todos sus envases para la misma fecha. Esta meta coincide con las políticas que está impulsando el Gobierno de México con su plan Cero Basura, con el reciclaje como uno de los pilares esenciales.

    Como un ejemplo de ello, cerca de 3 000 jóvenes participaron desde junio a agosto pasado en el movimiento ambiental Verano Sprite, durante el que se realizaron 10 limpiezas de cuerpos de agua en todo el país, para recuperar espacios verdes y urbanos de gran valor.

    En total, se recolectaron más de 24 toneladas de residuos, como residuos orgánicos, botellas, plásticos, vidrio, llantas y colillas de cigarros, entre otros.

    Sobre estas iniciativas, Martín Manjarrez, profesor de posgrado en el programa de Pedagogía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo a EFE que “las calificaría como excelentes”.

    Pero advirtió que, aunque “es una ayuda, no tenemos que pensar que eso va a ser el hito; o que va a resolver los problemas. Queda mucho por hacer aún”.

    Un hombre deposita un envase de plástico en la máquina recolectora. Foto: EFE
    Un hombre deposita un envase de plástico en la máquina recolectora. Foto: EFE
  • Los ‘envases del futuro’ ante la crisis ambiental

    Agencia EFE

    (I)

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    Los llamados ‘envases del futuro’, hechos a partir de materiales reciclados, se perfilan no solo como alternativa y solución, sino como el camino que se debe seguir para aliviar los niveles de contaminación de plásticos derivados de los modelos de producción masivos.

    “Los envases del futuro permiten tratar de revertir problemas como las emisiones contaminantes y el uso desmedido de recursos naturales y energía”, dice Florent Bouchonneau, gerente de Desarrollo de Mercado de la petroquímica Dow en México.

    El experto sostiene que, de cara a la próxima década, teniendo en cuenta las predicciones científicas en torno al cambio climático, el diseño de los envases “tiene que estar sujeto a la sostenibilidad”.

    Aquí entran en juego conceptos y modelos como “el de ecodiseño y el de la economía circular”, basados en la reutilización. Y, en ese sentido, el reciclaje es el pilar esencial, en el que conviene “dar un uso circular a la materia prima, al plástico mismo”.

    Según Bouchonneau en algunos casos la cantidad del plástico virgen utilizado para producir los envases se reduce del 15% al 30%.

    Para incluir material reciclado en los envases es necesario que “el material se recupere, se triture, se lave, para volver a ser peletizado (convertido en diminutas bolas) que después se reutilizan” para hacer otras botellas, explica.

    El experto añade que un caso de éxito en la industria del plástico en México es el de la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC) y su planta de reciclaje PetStar, ya que el modelo de acopio de reciclaje desarrollado para Tereftalato de polietileno (PET) de grado alimenticio es de los más completos y avanzados en el mundo y el principal reciclador de este material en México.

    Del 56% de PET que se acopia en México, la IMCC representa el 35%. Además, por medio de sus dos plantas de reciclaje, PetStar e IMER, tiene la capacidad de procesar más de 85 000 toneladas al año de este material.

    De igual forma la IMCC, ha conseguido que el 43% de su portafolio se componga de envases retornables que son una muestra del compromiso con la economía circular, por que por cada envase retornable se dejan de producir 25 con resina virgen.

    Destaca también su innovación en el ecodiseño y producción de envases sustentables con la incorporación de resina reciclada, con lo que ha conseguido que millones de sus botellas tengan más de una vida útil posconsumo.

    El objetivo de la compañía es que para el año 2030 se recolecten y reciclen el equivalente al 100% de sus envases vendidos para alcanzar un Mundo sin Residuos.

    Esta meta coincide con las políticas que está impulsando el Gobierno de México con su plan Basura Cero, con el reciclaje como uno de los pilares esenciales.

    Bouchonneau también explica que hay plásticos más “difíciles de reciclar” pero que pueden ser utilizados para crear soluciones innovadoras. Como por ejemplo “convertirlos en carpeta asfáltica”, para recubrir calles.

    Incluso el plástico posconsumo se puede convertir en ladrillos, como ya se hace para construir “escuelas en comunidades marginadas de países como Colombia, Brasil o México”.

    El manejo en el hogar

    Pero pese a las acciones que se están llevando a cabo, el experto recalca que para incrementar el reciclaje primero hay que mejorar la tasa de acopio de plástico “y eso pasa primero por lo que hacemos nosotros con nuestros residuos”.

    “Entre menos se separan los residuos urbanos, más difícil es separarlos luego y eso complica procesos de reciclado y procesado”.

    En algunos lugares en México se separan los residuos en 4 categorías: orgánicos, inorgánicos no reciclables, inorgánicos reciclables y de manejo especial, aunque hay países que separan en 40 categorías. Todo radica en la cultura y responsabilidad que tenemos como ciudadanos interesados en generar un mundo sin residuos, indica Bouchonneau.

    De cara a la próxima década, que a priori parece llamada a marcar un antes y un después en modelos de producción más ecológicos, circulares y respetuosos con el medioambiente, mencionó que “existen muchos compromisos a escala internacional de tener un porcentaje de material reciclado en los empaques para 2025 y 2030”.

    Los expertos aseguran que, de cara a la próxima década, el diseño de los envases tiene que estar sujeto a la sostenibilidad. Además incidirá la cultura del consumidor. Foto: Ingimage
    Los expertos aseguran que, de cara a la próxima década, el diseño de los envases tiene que estar sujeto a la sostenibilidad. Además incidirá la cultura del consumidor. Foto: Ingimage
  • Empaques reciclados pensados para el agro

    Redacción Quito

    (I)

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    En poco más de un año, una pequeña cartonera instalada en Cayambe pasó de facturar apenas USD 4 000, en su primer mes, a registrar ingresos mensuales por más de USD 120 000.

    Se trata de StarBox, un negocio familiar que fue ideado para abastecer con paquetes al sector floricultor de Cayambe, pero que terminó captando y dominando otros segmentos agrícolas, como el tomate, que se sentían desatendidos por la industria.

    La empresa se constituyó formalmente en 2017. La idea del negocio surgió de Roberto José Jaramillo y su padre Roberto Antonio Jaramillo. Su historia está marcada por la perseverancia y resiliencia, la capacidad para adaptarse y superar la adversidad, porque en el camino se han presentado grandes obstáculos que supieron sortear con éxito.

    Seis años antes, Roberto padre comunicó a sus dos hijos que vendería la florícola (ubicada en Cayambe) que había pertenecido a la familia por 25 años, por problemas económicos.
    Los hijos decidieron no vender. Roberto José resolvió dejar su trabajo en una prestigiosa ensambladora de vehículos, para asumir la administración de la florícola y rescatarla. Logró su objetivo superando barreras financieras y siendo autodidacta para industrializar la línea de producción.

    Aprendió cómo elaborar flores preservadas y así constituyó una nueva marca de exportación. Sin embargo, la empresa tenía limitaciones para ser más competitivos en el exterior, debido a que el empaque tenía problemas.

    Los Jaramillo buscaron proveedores en varios lugares, incluso en el exterior, pero ninguno cumplía las expectativas. Aquello los motivó a cambiar de horizonte en los negocios, vender la florícola e instalar una industria. Corría entonces el año 2014.

    La idea preliminar era una fábrica de autopartes para los ensambladores nacionales. Era el anhelo de Roberto José, quien desde niño ha sido un gran apasionado por el automovilismo. Pero casi al mismo tiempo a su padre se le ocurrió que sería mejor una cartonera.

    Hicieron minuciosos estudios de mercado, por cada proyecto. Al final, los resultados reflejaron que la cartonera era la más prometedora. “La visión fue tener un negocio que sea totalmente sostenible a futuro”, explica Roberto José, cuya travesía ha estado llena de momentos difíciles, en donde prevaleció la perseverancia.

    Para poner en marcha la fábrica terminaron hipotecando la florícola y aportando recursos propios, debido a que no obtuvieron créditos del sector financiero ni público ni privado. Las instalaciones estaban pensadas para ubicarse en Calderón, en el norte de Quito, pero lo hicieron en Cayambe porque encontraron menos ‘tramitología’.

    StarBox finalmente se instaló con una inversión inicial de USD 2 millones, en un área de 22 000 metros cuadrados dentro del terreno de la florícola. Hoy produce, en promedio, más de 100 toneladas de cartón al mes.

    La empresa cuenta con 30 empleados, entre operativos y administrativos. En la actualidad elabora alrededor de 15 diferentes productos de empaque.

    Su mayor valor agregado es que se abastece de materias primas nacionales recicladas. Y reutiliza el 100% de los residuos. El desperdicio que genera el proceso es compactado y vendido a molinos locales que nuevamente fabrican papel para nuevos usos.

    Aunque la industria se pensó para abastecer a las productoras de flores, no pudieron ingresar de inmediato a ese mercado. Sus primeros clientes fueron productores de tomates que se sentían desatendidos por las cartoneras existentes. Ahora ellos son el músculo de la producción.

    Actualmente, Starbox posee una cartera con 80 clientes entre productores de tomate, granadillas, pimiento, guanábana, guayaba, pitahaya, flores, etc. También realiza maquila para otras cartoneras y proveen de materia prima a industrias del sector en Quito.

    Uno de sus clientes es Ecoflor Group Chile, una productora florícola que envía flores al país del Cono Sur, para luego comercializarlas en otros mercados. StarBox provee a la firma de separadores de cartón para las flores.

    Mayra Chávez, jefa de compras de esta empresa, comenta que al inicio se presentaron inconvenientes con el empaque, pero fueron resueltos de inmediato, cubriendo todas sus necesidades. “El servicio de StarBox es excelente. Cuando surgen imprevistos ellos buscan una solución rápida. Tratan de tapar el vacío que yo tengo para no quedarme sin material”.

    Los proveedores de la cartonera, que por ahora son 30, también dan cuenta de un relacionamiento responsable en los negocios.

    Juan Carlos Houdeke, gerente de Impropak, que abastece a la fábrica de equipo de protección personal y seguridad industrial, destaca que la empresa cumple a tiempo con sus pagos. “Son personas muy serias, abiertas a lo novedoso. No tienen miedo a probar equipos nuevos. Tienen mucha apertura y un muy buen tiempo de pago”, describe Houdeke.

    Ellos conforman el equipo que lidera el rumbo de Starbox. En el centro están Roberto padre y Roberto hijo.
    Ellos conforman el equipo que lidera el rumbo de Starbox. En el centro están Roberto padre y Roberto hijo. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • La madera reciclada alimenta sus diseños

    Cristina Marquez

    Redactora (I)

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    Los ‘pallets’ que cada semana se desechan en fruterías, mercados y empresas exportadoras se convierten en obras de arte, decoraciones, mesas, sillas, salas, camas y todo tipo de muebles en las manos de Javier Flores.

    Su taller se denomina Ébano, y funciona en el centro de Chunchi, un pequeño cantón situado al sur de Chimborazo. Desde allí se hacen envíos a varios destinos del país, aunque los principales clientes están en Riobamba.

    Los muebles se caracterizan por su simpleza y rusticidad, por lo que son ideales para decorar espacios minimalistas o para lograr un ambiente moderno de estilo ‘industrial chic’, una tendencia moderna de moda en Riobamba.

    El menú de productos incluye opciones para diferentes espacios. Hay mueblería doméstica que incluye camas, veladores, juegos de sala, aparadores y estantes.

    La línea para restaurantes y bares es el producto estrella de la marca. Incluye desde los muebles más básicos para los establecimientos como mesas, sillas y mesones, hasta originales lámparas, accesorios para las paredes, tableros para el menú, basureros, maceteros y una variedad de objetos con diseños únicos.

    “Los muebles son ideales para el concepto del restaurante. Además tienen alta calidad y estilo”, opina Diego Buenaño, un cliente.

    Además del diseño ambiental, otra característica de la marca es la responsabilidad ambiental. Los muebles se tratan con productos orgánicos que no generan impacto ambiental y reducen el uso de pinturas al conservar los tonos naturales de la madera.

    “La idea de usar madera reciclada no sólo tiene que ver con esta tendencia de moda industrial, sino con evitar la tala de maderas exóticas y la tala indiscriminada de árboles. Estamos experimentando diferentes terminados y técnicas para en algún momento reemplazar totalmente los químicos”, explica el emprendedor.

    El negocio surgió en el 2017. En esa época, Javier dejó su natal Chunchi para estudiar la carrera de artes plásticas en la Universidad Nacional de Chimborazo, situada en Riobamba.

    Para cumplir con sus estudios él se mudó a una pequeña habitación estudiantil que estaba desprovista de muebles. “No tenía nada más que mi colchón. Así que decidí usar el poco dinero que tenía para crear mis propios muebles”, cuenta Javier entre risas.

    Él aprendió desde su infancia todo lo relacionado con ese arte. Su papá, Segundo Flores, era un ebanistero experto y el propietario de una mueblería de Chunchi,

    Los muebles que manufacturó para decorar su habitación llamaron la atención de sus amigos y familiares. Ellos se convirtieron en sus primeros clientes y empezaron a hacerle pedidos.

    Javier combinó sus conocimientos de ebanistería con su destreza para las artes plásticas, por lo que sus primeras creaciones, además de los muebles que se caracterizaron la rusticidad complementada con coloridos diseños, también incluían juguetes de madera.

    En el 2018, cuando su padre murió, tuvo que regresar a Chunchi para cuidar de su madre y continuar con el legado de su padre. Javier heredó el taller de carpintería y lo convirtió en un espacio de emprendimiento y aprendizaje.

    Chunchi es un cantón que se hizo famoso a escala mundial por el ato índice de suicidios adolescentes. Javier piensa que en gran medida se debió a la falta de actividades y espacios para los jóvenes, por lo que destinó un sitio del taller para capacitar a otros jóvenes.

    “Ellos experimentan con la madera, les enseñamos cómo hacer juguetes y pequeños accesorios para el hogar. Los chicos pasan aquí tardes enteras y la convivencia con ellos es muy agradable”, cuenta el emprendedor.

    Sus diseños se comercializan a través de un catálogo virtual disponible en el fan page de Facebook: Ebano Taller. Javier ofrece asesoría en diseño y decoración, además diseña los muebles acorde al espacio de cada establecimiento. Todas sus creaciones son personalizadas y no se repiten.

    La meta del emprendimiento es crecer este año y posesionar la marca en otras ciudades.

    Javier Flores, de 25 años, diseña muebles personalizados con madera reciclada y técnicas amigables con el ambiente.
    Javier Flores, de 25 años, diseña muebles personalizados con madera reciclada y técnicas amigables con el ambiente. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Aquí aprovechan la basura para brindar ayuda social

    Redacción Quito

    redaccion@revistalideres.ec

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    Cierta basura que se genera día a día en la ciudad es una fuente de ingresos para la Fundación Hermano Miguel. Esta entidad privada sin fines de lucro, a través del programa Yo Reciclo recolecta productos reutilizables para financiar parte de sus proyectos.

    La iniciativa para aprovechar estos recursos surgió hace seis años. El propósito era buscar un mecanismo de autogestión. Antes la fundación, que tiene 34 años de historia, se financiaba mediante donaciones, el costo de las consultas y un bingo. Pero este último dejó de organizarse.

    Para seguir cubriendo los costos que representa atender a alrededor de 5 000 pacientes con discapacidad física o mental cada año la organización resolvió dedicarse al reciclaje de residuos.

    Las empresas aliadas que deciden aportar reciben una capacitación previa sobre reciclaje y, si se requiere, la instalación de unos contenedores de gran capacidad.

    Esto permite que las personas de escasos recursos puedan ser atendidas en casi todas las especialidades médicas. Incluso reciben ortesis o prótesis pagando precios simbólicos por este servicio. En cambio, las personas que tienen posibilidades cancelan precios módicos.

    Esta fuente de ingresos, más las donaciones y el reciclaje permiten continuar con la labor social, detalla Roberto Cabezas, gerente del programa Yo Reciclo.

    A través de esta iniciativa se recibe, en su mayoría, donaciones de fundas plásticas, papeles, cartones, envases tetrapack, chatarras, basuras electrónicas, botellas de plástico y vidrios.

    En total, el programa cuenta con 270 empresas donantes de todos los sectores y con 60 personas naturales del cantón Quito.

    Yo Reciclo es un gestor ambiental autorizado por el Ministerio de Ambiente. Eso le permite otorgar un certificado de buenas prácticas ambientales a las empresas que entreguen los materiales que se pueden reutilizar.

    El retiro de este material se lo hace a domicilio siempre y cuando la cantidad a donar supere los 150 kilos. Cuando se trata de un volumen menor se recibe estos desechos en las instalaciones de la fundación, ubicada en El Batán, calle De los Colimes N41-182 y Granados. También en el centro de acopio en Carcelén, en las calles Diamante y Cuarzo.

    La recepción del material se realiza de lunes a viernes desde las 08:00 hasta las 17:30.

    En estas instalaciones se recolectan productos reusables, se clasifica y se vende a gestores finales para que transformen esta materia. En promedio, esta gestión representó en el 2018 alrededor de USD 120 000. Con esto se cubre parte del presupuesto que requiere la fundación Hermano Miguel. Al año esta entidad sin fines de lucro requiere USD 150 000.

    Las personas interesadas en aportar con esta iniciativa se pueden comunicar al 02 511 2060, en horarios de oficina.

    Roberto Cabezas es el gerente del programa Yo Reciclo, que recibe  productos reciclables donados por empresas y personas. Foto: LÍDERES
    Roberto Cabezas es el gerente del programa Yo Reciclo, que recibe productos reciclables donados por empresas y personas. Foto: LÍDERES
  • Las joyas diseñadas por Dennise Calero tienen un toque urbano

    Redacción Quito

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    En el taller de la diseñadora Dennise Calero el orden es una prioridad. Las herramientas cuelgan de la pared, varios de sus diseños aparecen en un mueble de madera, mientras la luz penetrante de la mañana abrigaba el lugar.

    En el taller ubicado en el sector de El Condado, en el norte de Quito, esta mujer diseña y elabora una serie de accesorios para mujeres, elaborados con materiales reciclados que otras personas los catalogan como desechos inutilizables.

    La creatividad, el estilo, la originalidad y la pasión por los accesorios femeninos llevaron a la diseñadora de productos, egresada de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, a desarrollar su emprendimiento que en la actualidad es su fuente de ingresos. La idea arrancó en el 2014.

    En la búsqueda de los materiales para el desarrollo de su proyecto, la joven emprendedora se planteó la idea de los ‘Frutos Urbanos’. Fue a partir de esto que la diseñadora encontró gran potencial en la recolección de vidrios rotos y el bambú, materiales que llamaron la atención de Calero debido a sus propiedades físicas y ecológicas.

    El proyecto tuvo cabida dentro del mercado dentro del museo Nahim Isaías, en
    Guayaquil. Fue en el 2014 cuando la joven empezó a exhibir sus productos a través de las redes sociales y su página web,. En esos espacios virtuales se gestionan las ventas de los diseños de Calero.

    Actualmente el desarrollo del producto ha llegado a tener altos estándares estéticos, ergonómicos y de calidad, lo que ha permitido a esta joven conectarse cada vez más con los compradores.

    El emprendimiento tiene una serie de beneficios para quien adquiere sus diseños. Las pulseras, los aretes y los collares, por sus dimensiones, favorecen a estéticamente a la mujer, según la forma de su rostro y cuello, explica la diseñadora quiteña.

    A los materiales reciclados Calero le suma la plata, lo que da un toque distinto, al mismo tempo que evita una reacción alérgica en la oreja del consumidor.  La plata proviene de Chordeleg una población de Azuay que se caracteriza por ser fuente de materiales para joyeros de todo el Ecuador.

    A partir del 2015, la marca ha recibido apoyo por parte del Centro Iberoamericano de Artesanías y Artes Populares y de la Junta Nacional de Defensa del Artesano, instituciones que han sido sus gestores para exponer su producto en ferias.

    Además, el emprendimiento se ha expandido a escala nacional, gracias a ferias de emprendedores, e internacional. La bisutería de Calero se expone en la Boutique Équatorianne, ubicado en París, Francia. Otra vitrina es una plataforma en línea en EE.UU.

    La emprendedora manifiesta que la temporada en la que las ventas de sus diseños aumentan son el Día de la Madre, San Valentín y Navidad. Sus joyas son solicitadas como obsequios.

    Betzabé Cepeda ha adquirido diseños de Calero. Ella manifiesta que compró más de un accesorio de la bisutería, especialmente aretes debido a la comodidad y estética que le brindan estas joyas elaboradas a mano. Cepeda añade que lo puede combinar con ropa deportiva o casual, con la seguridad de que no le generarán alergias a comparación de otras bisuterías.

    Datos

    Las ventas anuales inicialmente eran de, aproximadamente USD 10 000. En la actualidad los ingresos pueden llegar hasta los USD 25 000 al año.

    La inversión inicial hecha por Calero fue de USD 2 000, para preparación académica y la compra de materiales.

    Tiene una producción anual de 420 piezas que varían entre aretes, collares y pulseras.

    El número de clientes varía de 30 a 35 compradores mensuales.

    Dennise Calero enseña sus diseños. Su taller está ubicado en el sector de El Condado, en Quito. Foto: Patricio Terán  / LÍDERES
    Dennise Calero enseña sus diseños. Su taller está ubicado en el sector de El Condado, en Quito. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Una estación que incentiva el reciclaje plástico

    Redacción Quito

    Reducir, reutilizar y reciclar. Estas tres acciones son conocidas como las tres “R” del reciclaje. La Asociación Ecuatoriana de Plástico (Aseplas) las tomó como mensaje central de una campaña de educación y reciclaje que emprendió este año.

    Se trata de Héroes del Reciclaje, la primera campaña educativa de concienciación en torno a la importancia de reciclar el plástico que emprende Aseplas en sus 40 años de vida gremial.

    Alfredo Hoyos, presidente de Aseplas, cuenta que la idea nació en el 2016, pero en 2017 el gremio pudo poner en marcha el proyecto, con una inversión que bordea los USD 10 000 y la colaboración de las 120 empresas socias.

    “El plástico ha venido a mejorar la calidad de vida de muchas personas, pero poco se habla de la necesidad de un manejo responsable de los residuos, por eso creímos necesario empreder esta idea”, señala Hoyos.

    Héroes del Reciclaje consiste en la difusión de videos informativos en redes sociales y en la instalación de una estación de reciclaje móvil que recorrerá varios centros comerciales, universidades y colegios del país.

    La estación está formada por dos caracteres corpóreos de 1,5 metros, el número “3” y la letra “R”; y una letra “S” de 1,20 metros. Los tres caracteres funcionan como depósito de botellas, con una capacidad de recolectar mil botellas de plástico. “Cuando se llenan se envía a centros de acopio en donde el plástico se reusa y recicla”, explica Hoyos.

    Para el representante del gremio, esta iniciativa es importante porque de esta manera se crea conciencia entre la comunidad sobre el manejo adecuado de los residuos de plástico. Hoyos destaca que todavía existen personas que no saben que el plástico es 100% reciclable.

    Las empresas que forman parte de la asociación, que representan al 92% del mercado, procesan unas 560 000 toneladas métricas de plástico al año, de las cuales unas 200 000 corresponden a plástico reciclado.

    “Las empresas que transforman plástico en el país reciclan, pero esta campaña es para crear conciencia sobre todo en las generaciones más jóvenes sobre el manejo del plástico”, comenta el presidente de Aseplas.

    El lanzamiento de Héroes del Reciclaje se realizó el 28 de julio, en el centro comercial Mall del Sol, en Guayaquil. En ese espacio la estación permaneció tres semanas, y se recolectaron 3 000 botellas plásticas.

    El siguiente espacio fue el campus Campus Gustavo Galindo Velasco de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), en Guayaquil, en donde la estación se instaló el pasado 22 de agosto. En este centro educativo la estación ermanecerá hasta el 15 de septiembre.

    El centro comercial Mall del Sur, en Guayaquil será el siguiente espacio, en donde la estación se instalará la última semana de septiembre. Hoyos añade que la campaña será permanente para llegar a otras ciudades como Quito, Cuenca y Machala, se hará la difusión respectiva.

    Otras iniciativas

    Clasificación.  El Consorcio Puerto Limpio, encargado de limpieza en Guayaquil, emprendió la campaña “Ponte la Camiseta”, con la que incentiva la clasificación de los desechos en orgánicos y reciclables.

    Puntos limpios. Emaseo, en Quito, también emprende acciones relacionadas a la clasificación. Entre ellos son los Puntos Limpios. dispositivos de acopio diferenciado para clasificar residuos.

    La estación de Héroes del Reciclaje está desde el 22 de agosto en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol). Foto: Cortesía Aseplasa
    La estación de Héroes del Reciclaje está desde el 22 de agosto en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol). Foto: Cortesía Aseplasa
  • La batería que surge del reciclaje en Baterías Ecuador

    Redacción Quito

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    Lo que hoy es Baterías Ecuador es resultado de un trabajo planificado y sostenido de la familia Rubio, que encontró la fórmula para relanzar la empresa, recuperar la marca y convertirla, hoy en día, en protagonista del sector autopartista ecuatoriano.

    La empresa nació en 1956 y fue de las primeras firmas nacionales en elaborar baterías para vehículos. Los fundadores mantuvieron la línea hasta mediados de la década de 1980, hasta que por los cambios de tecnologías se dejó de producir las baterías.

    En la década de 1990, la familia Rubio adquirió la empresa y dio paso a una segunda etapa de esta marca, valorada en la industria automotriz ecuatoriana. Así fue como Baterías Ecuador retomó la fabricación de baterías y poco a poco fue recuperando la confianza del mercado. Galo Rubio hijo cuenta que las inversiones permitieron relanzar el producto.

    Lo primero que se hizo fue comprar maquinaria para instalar una planta de producción de
    4 000 metros cuadrados, ubicada en Carcelén, en el norte de Quito. Allí trabajaban 150 personas.

    La meta, en ese entonces, era tener un suficiente volumen de producción que permita ganar peso en el mercado. Allí se producían -en 1992- cerca de 5 000 baterías al mes. Rubio cuenta que la marca aún tenía recordación entre distribuidores y clientes. “Eso nos sirvió para tener presencia, el apoyo de los distribuidores fue clave”.

    El siguiente reto era contar con la materia prima -el plomo- a precios competitivos. En un principio, el plomo se importaba desde Perú, pero esto hacía que la rentabilidad sea limitada. Por eso, la empresa diseñó un modelo de negocio en el que el reciclaje de baterías es el núcleo.

    Desarrollar el proceso de reciclar tomó su tiempo y arrancó en el 2010, cuando la empresa ya estaba operando en sus nuevas instalaciones, en la vía E-35 al oriente de Quito. “Con el nuevo modelo los costos bajaron y empezamos un proceso con un alto componente ambiental”.
    Baterías Ecuador contó con el apoyo del Municipio de Quito y elaboró un modelo efectivo. Los camiones que reparten las baterías nuevas en los puntos de venta y de distribución regresan a la planta con baterías viejas.

    Según Rubio, en Ecuador se reciclan cerca de 90 000 baterías mensuales. La empresa tiene el 50% de ese mercado.

    El ejecutivo destaca que con el reciclaje se controla la aleación de los materiales empleados en la batería, lo que garantiza la producción y la calidad. Por este proceso, Baterías Ecuador cuenta con la certificación ISO TS16949, dirigida para autopartistas y que, en pocas palabras, asegura la prevención de errores y certifica la reducción de desechos en procesos productivos.

    Hoy en día, la empresa ecuatoriana tiene dos canales para colocar sus productos. El 85% de las baterías que produce se mueve por su red de distribuidores. El 15% restante va para ensambladoras de autos como Aymesa, en Quito, y Ciauto, en Ambato.

    El titular de Ciauto, Pietro Pilo Pais, cuenta que la ensambladora trabaja desde hace dos años con Baterías Ecuador, en los vehículos de la marca Great Wall. En ese tiempo no se ha registrado ningún problema, dice Pilo Pais.

    Otro testimonio es el de Rolando Rivera, gerente de Importaciones Full Energy. Él distribuye el producto Baterías Ecuador desde el 2007. “La calidad del productos hace que sea de las más vendidas en el país hoy en día”. Rivera añade que la empresa ha perfeccionado el modelo de distribución y la atención al cliente. “Solucionan con agilidad cualquier inconveniente”, dice Rivera, quien distribuye el producto en Pichincha, Santo Domingo, Carchi, Napo…

    Los retos para la empresa de la familia Rubio continúan. El más cercano es enfrentar la contracción de las ventas del sector automotor de los últimos tres años. “Nosotros recién sentiremos ese bajón este año y el siguiente por que las baterías de vehículos se cambian cada dos años, en promedio”. El crecimiento de este año y el siguiente, por ejemplo, será de 1% o 2%, menor al 5% que crecía la empresa hasta el 2016.

    Para eso la firma ya tiene un plan que pondrá énfasis en la parte comercial y en los distribuidores. Además sigue con las inversiones. En los próximos cinco años planea destinar USD 3,5 millones para ampliar la capacidad de producción. “La hacemos -dice Rubio- porque creemos en el país”.

    Subgerente Galo Rubio
    Una de las claves para crecer es el sistema socialmente responsable de controlar los residuos. Eso favorece la cadena de distribución y reduce los costos de la empresa, lo que nos permite ser más competitivos. En este modelo es vital el trabajo de recolectar baterías viejas y tratarlas en nuestra planta, para aprovechar el plomo que tienen. Todo ese proceso se controla al detalle. Hoy por hoy, el 100% de la materia prima es producto reciclado. Al reciclar controlamos la calidad de la baterías.

    Dos empleados de Baterías Ecuador revisan el producto en la planta de producción, que está ubicada en la vía E-35, al oriente de Quito, cerca de Píntag. Fotos: Pavel Calahorrano / LÍDERES
    Dos empleados de Baterías Ecuador revisan el producto en la planta de producción, que está ubicada en la vía E-35, al oriente de Quito, cerca de Píntag. Fotos: Pavel Calahorrano / LÍDERES
  • Una aplicación que ayuda en el reciclaje

    Redacción Quito

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    La tecnología también da una mano al reciclaje. En Quito, un grupo de técnicos desarrolló el año pasado una aplicación móvil que permite conocer qué tipo de material reciclar y cómo contactar a los recicladores.

    En el desarrollo de la herramienta digital participaron estudiantes de la Tecnología de Análisis en Sistemas Informáticos de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), con sede en Quito.

    La idea de la ‘app’ surgió en el taller Incentivo al Reciclaje, convocado por la Fundación Chilena Ciudadano Inteligente. Allí, participaron miembros de la organización ReciVeci, que se dedica a crear una cultura de reciclaje inclusivo. En este espacio, destinado al desarrollo de un producto tecnológico relacionado con el reciclaje, 15 miembros de la organización, entre voluntarios y fundadores, participaron en la creación y difusión del proyecto.

    El desarrollo de la aplicación móvil tomó cerca de cinco meses. Miembros de diferentes áreas colaboraron de manera voluntaria en la elaboración y perfeccionamiento de esta herramienta.

    Actualmente, integrantes de ReciVeci y estudiantes de la EPN se encuentran actualizando la aplicación. Esta renovada versión ha incorporado nuevas rutas de recicladores en el barrio de la Floresta (norte de Quito), información de los centros de acopio, entre otros beneficios.

    La inversión para arrancar con esta iniciativa fue mediante donaciones. Voluntarios-fundadores de ReciVeci emprendieron una colecta bajo la modalidad de ‘crowdfunding’. Amigos, compañeros, familiares y particulares colaboraron en este proyecto de financiamiento colectivo. Como resultado, se logró recaudar USD 7 000, que sirven para la difusión de esta iniciativa.

    Para Lorena Gallardo, voluntaria-fundadora de ReciVeci, el desarrollo de un reciclaje inclusivo, que visibilice esta labor, fue el principal justificativo del proyecto. Los resultados, comenta, son positivos. “Las recicladoras triplicaron la cantidad de material y sus condiciones han mejorado”.

    Blanca Pulupa, recicladora del sector La Carolina, menciona que ReciVeci, representa un apoyo para los recicladores del sector. Las charlas y capacitaciones lograron el reconocimiento de su labor. Sin embargo, “falta aún más apoyo de la ciudadanía para que aprenda a valorar el reciclaje”, por lo que la tarea no termina.

    Ahora ReciVeci , con base en La Floresta, realiza labores de capacitación entre vecinos y recicladores. En el corto plazo la meta es consolidar un programa de reciclaje, que beneficie a más recicladoras de la ciudad.

    DATOS ADICIONALES


    Nuevos integrantes
    . Estudiantes de la Tecnología en agua y saneamiento ambiental de la EPN y estudiantes de las carreras de Bioanálisis y Comunicación de la PUCE también se encuentra colaborando con ReciVeci en tareas de caracterización de residuos, análisis de sangre a recicladores y charlas la ciudadanía.

    Reuniones. Miembros de ReciVeci y estudiantes universitarios realizan charlas, capacitaciones puerta a puerta para vincular a recicladores y vecinos.

    Beneficiados. Recicladores y moradores del sector de la Carolina ya fueron beneficiados con este programa de corte social y ambiental.

    En uno de los puntos de acopio, recicladores del barrio La Floresta recogen cartones y plásticos. Foto: Cortesía ReciVeci
    En uno de los puntos de acopio, recicladores del barrio La Floresta recogen cartones y plásticos. Foto: Cortesía ReciVeci
  • El reciclaje trae una nueva ‘madera’

    Valeria Sorgato (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Con 310 000 envases de un litro de leche o jugos, la empresa Ecuaplastic construyó su oficina de 90 metros cuadrados (m²) en un mes.

    En este espacio, las puertas, que parecen de mármol, contienen unos 69 kilos de plástico y aluminio reciclado. Las paredes, los floreros, las mesas, el techo y el piso están hechos de pequeños trozos de polialuminio triturado y compactado, que en vez de arrojarlos a la basura se reciclaron. Incluso muebles, como un sofá de color rojo, son resultado de la reutilización de materiales.

    Ecuaplastic opera en el país desde el 2008 y uno de sus objetivos es reciclar los cartones de la firma suiza TetraPak (empaques de leche, jugos, cereales…)

    Desde el 2013, las dos empresas se aliaron para reducir la huella ecológica de los mencionados productos. Además de Ecuaplastic, TetraPak tiene otros aliados en el país: Cartopel, Surpapel e Incasa, que separan el cartón del polialuminio. El 75% de los envases es cartón y el 25% restante es plástico y aluminio.

    En el 2015, la empresa suiza logró recuperar en Ecuador 836 toneladas de recipientes (cerca de 67 millones de unidades), esto es un 11,9% de todo lo que vendieron ese año. El 88,1% terminó en rellenos y botaderos. Para el 2020 la meta de la compañía es recolectar y reciclar el 40% de los envases consumidos en el país.

    En Ecuaplastic, las máquinas -valoradas en USD 200 000- limpian, secan y trituran el plástico y aluminio que llegan de las empresas que separaron y reciclaron el cartón. A la mezcla se la coloca en una prensa. Con el calor y la presión el material se compacta y se crean tablones de diferentes grosores. A estos se los trabaja como a la madera para crear un sinnúmero de productos.

    La combinación de plástico y aluminio es lo que hace que este material sea térmico, moldeable, resistente a la humedad, liviano, duro, flexible e inmune a los insectos y hongos. Édgar Mora, gerente de Ecuaplastic, cuenta que actualmente el 50% de su producción está destinada a Manabí, por la demanda de casas luego del terremoto del 16 de abril.

    A las características citadas se suma la ventaja económica. El kilo de envases de Tetra Pak cuesta USD 0,10. Por ello, los productos finales son baratos: los tableros para pisos cuestan USD 10 por m², mientras que una cubierta está en USD 16, dice Mora.

    Cada día Ecuaplastic produce 120 cubiertas y procesa 30 toneladas de envases al mes. Pero no son suficientes para cubrir la demanda, por lo que ampliará su planta de producción con una inversión de USD 300 000 para procesar 100 toneladas mensuales.

    Un 20% de los envases son importados de países vecinos, como Colombia o Perú, pues la cantidad que se recupera en Ecuador no es suficiente para procesar 30 toneladas mensuales. “No queremos importar, preferimos reciclar la basura del Ecuador”, alega Mora.

    TetraPak tiene puntos de recolección de envases en centros comerciales, Supermaxi, escuelas, entre otros. Pero un 80% de lo recuperado de la basura ecuatoriana la separan los recicladores en las estaciones de transferencia.

    Durante cinco años, TetraPak ha invertido USD 1 millón en reciclaje, cuenta su gerente en Ecuador, Rodrigo Godoy. La firma compró parte de la maquinaria de sus socios y ha mejorado las condiciones de trabajo de 3 500 gestores ambientales. Según Godoy, el reciclaje, más que un negocio sirve para reducir su huella ecológica.

    LA PLANTA

    Tamaño. En 3 000 m² de terreno y 1 300 m² de área construida.

    Personal. Trabajan 32 personas.

    Tiempo de trabajo. La jornada dura 24 horas y se cumple en tres turnos. Abren el lunes a las 08:00 y cierran el sábado a las 08:00.

    Ventas. Ecuaplastic factura USD 420 000 al año por el reciclaje de envases.

    Ubicación. Está en el sector de La Merced, en el valle de Los Chillos.

    El cartón del polialuminio se divide en las cartoneras. A Ecuaplastic llega solo el polialuminio, donde se lo limpia, seca y tritura. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
    El cartón del polialuminio se divide en las cartoneras. A Ecuaplastic llega solo el polialuminio, donde se lo limpia, seca y tritura. Foto: Pavel Calahorrano / EL COMERCIO