Etiqueta: sostenibilidad

  • ‘En Ecuador hay buenos ejemplos de sostenibilidad’

    Redacción Cuenca

    (I)

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    María José Ayala es Ingeniera Ambiental por la Universidad San Francisco de Quito. Tiene una maestría en Ciencias, Tecnología Ambiental por el Imperial College London. Además, una licenciatura en Ciencias Naturales que obtuvo en Saint Anselm College de Estados Unidos.

    Es oficial de Innovación y Sostenibilidad de la Universidad San Francisco de Quito. Antes laboró en la minera LundinGold, Municipio de Quito, Hidro Equinoccio, Ministerio del Ambiente, entre otras entitidades o empresas.

    ¿Cuáles son las nuevas tendencias globales sobre la sostenibilidad?

    Mirar a la sostenibilidad como un valor agregado que debe estar incorporado en la propuesta de las empresas. Mirarla como una herramienta para acceso a nuevos mercados, consumidores, innovación y resiliencia. Otra tendencia es usar herramientas como los reportes de sostenibilidad para transparentar prácticas y gestión. Además, el consumo responsable, cómo se diseñan productos y servicios más sostenibles y el poder que tienen los consumidores a través de sus decisiones de compra para generar una demanda en productos y servicios.

    ¿Cómo estas nuevas tendencias logran una sostenibilidad entre una empresa, la sociedad y el ambiente?

    Son efectivas porque la sostenibilidad pasa de ser un elemento ajeno a las operaciones de las empresas, las instituciones y la sociedad a ser un eje transversal que materializa el llamado “ganar-ganar”. Otra sinergia se da en relación con el ahorro financiero con la implementación de estrategias efectivas de sostenibilidad. Los recursos naturales cada vez son más escasos, intermitentes o costosos, lo que hace que las estrategias de sostenibilidad se traduzcan en mejoras en eficiencia en las operaciones de una industria e incluso de ciudades, llegando a la triple línea de base: beneficio social, ambiental y económico.

    ¿Cuáles son los países más avanzados en este ámbito?

    La Unión Europea e Inglaterra tienen legislación y mercados innovadores en el área. Estos países tienen un balance interesante entre legislación que impulsa la sostenibilidad a través de una mezcla de incentivos y tasas/multas. Los sistemas judiciales toman casos interesantes de cómo aplicar estas normas en la gestión de ciudades, desde decisiones como la del aeropuerto de Heathrow en Londres, en el cual la construcción de una pista adicional fue prevenida por elementos de cambio climático y emisiones. Al mismo tiempo tienen mercados interesantes para impulsar energías alternativas, gestión de residuos, economía circular y en general el desarrollo de productos y servicios sostenibles.

    ¿Qué avances se ha logrado en Ecuador?

    Sin duda ha tenido avances, se ve el efecto de muchas multinacionales que ya cuentan con estrategias y que requieren que sus filiales en el país implementen estas estrategias. Hay ejemplos interesantes de empresas y gremios industriales que están incorporando la sostenibilidad en sus gobiernos corporativos, en campañas de gestión y en comunicación con los clientes. La Asamblea aprobó la Ley de Emprendimiento e Innovación que reconoce a las Sociedades BIC (Beneficio e Interés Colectivo), una legislación que promueve crear empresas que desde su concepción tengan incorporado el chip de sostenibilidad en sus estatutos. El movimiento de empresas B ha crecido en Ecuador con firmas reconocidas por sus prácticas de sostenibilidad en el mercado nacional e internacional, y más empresas y gremios se suman a esta iniciativa con un compromiso por mejorar su desempeño en sostenibilidad.

    La oficial de Innovación y Sostenibilidad de la U. San Francisco de Quito da su opinión. Foto: Cortesía María José Ayala
    La oficial de Innovación y Sostenibilidad de la U. San Francisco de Quito da su opinión. Foto: Cortesía María José Ayala
  • La educación es clave para llegar al consumo verde

    Priscilla Alvarado (I)

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    El consumo de productos amigables con el ambiente, aunque se incrementó en los últimos cinco años, requiere de mayor educación de parte del consumidor y compromiso político. Así lo explica la abogada en derecho ambiental María Amparo Albán.

    “La oferta es cada vez más amplia, eso es evidente. Pero lo que aún no está claro es si hay una verdadera y madura demanda de estos productos y servicios”, señala.

    El comprador “verde” se convierte en uno de los más recientes y rentables hallazgos para el mercado local ecuatoriano.

    Si bien aún es una industria que se encuentra en crecimiento, ya existen productos que pueden reemplazarse por opciones que viabilicen que se reduzca el impacto ambiental generado por el consumo humano.

    De hecho, se puede iniciar un cambio de hábitos haciendo uso de cubiertos, cepillos de dientes o sorbetes de materiales que, a la larga, contaminen menos. En perchas de los principales supermercados ya se observan productos que obedecen la tendencia.

    Las compañías apuestan cada vez más por atender estas necesidades que van en línea con la conservación del medioambiente.

    Pablo Macías, director de la empresa de gestión de residuos Proyección Futura, asegura que el tema de sostenibilidad ya es transversal. “Es un trabajo que toma tiempo pero que poco a poco se está haciendo. Las empresas analizan cómo incidir en puntos ambientales y económicos”.

    La presión de medios informativos y académicos acerca del cambio climático ha llevado a que el consumidor empiece a buscar productos de este tipo, asegura Paulina Criollo, directora del programa de Sostenibilidad de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol). “Los mileniales, en su mayoría, se han involucrado en ser parte de una solución mundial por el planeta”, explicó.

    Sin embargo, el desconocimiento y la falta de cultura de compra responsable no permite al consumidor identificar los insumos amigables con el medioambiente.

    “Hay empresas que hacen ‘greenwashing’ y se apropian del tema de productos verdes cuando en realidad no lo son”, indica.

    María Amparo Albán concuerda con la catedrática y asegura que se requiere un porcentaje alto de instrucción desde el colegio.

    “La educación para el consumidor responsable debe complementarse con una agenda diaria que incluya estrategias productivas de parte del Gobierno”.

    Albán resalta que se debería trabajar en incentivos claros para las empresas que generan productos con sello verde. Además, revisar las restricciones arancelarias para que estos productos puedan tener una relación armoniosa entre la calidad y el precio.

    La docente de la Espol dice que desde la academia se está trabajando en investigación y posicionamiento de estos temas. La Escuela Politécnica del Litoral, por ejemplo, ya cuenta con un Programa de Sostenibilidad. Allí, los estudiantes informan a la comunidad sobre la reducción de la Huella de Carbono y ‘tips’ para realizar, en el día a día, actividades de sostenibilidad.

    Para Marcela Pérez, docente de administración de empresas de la Universidad de las Américas, las empresas deben centrarse en el impacto que generan las prácticas sostenibles. “Se debe tener conciencia económica, ambiental y de comunidad”.

    Las empresas deben tener modelos innovadores que atiendan una necesidad acuñando un diseño amigable con la naturaleza, concluye la catedrática.

    Los consumidores tienen cada vez una mayor oferta de productos con sello verde.
    Los consumidores tienen cada vez una mayor oferta de productos con sello verde. Foto: Freepik.es
  • Tres ámbitos pueden interactuar

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    El Aeropuerto Ecológico de Galápagos (Ecogal) ganó este mes el premio de calidad de servicios ASQ por parte del Consejo Internacional de Aeropuertos, que galardona a los aeropuertos, según su región y tráfico de pasajeros.

    El programa ASQ reconoce la excelencia a través de 33 indicadores claves, que miden la satisfacción de los pasajeros en acceso, instalaciones, ambiente, control y otros parámetros.

    Según Jorge Rosillo, gerente de Ecogal, este reconocimiento se suma al trabajo que empezó con el cuidado ambiental y que continuó con la responsabilidad social y la sostenibilidad.

    En el 2014 recibieron el certificado Leed Gold y fueron considerados el principal aeropuerto ecológico del mundo. Luego optaron por reducir la emisión de CO2 y en el 2017 fueron catalogados como el primer aeropuerto carbono neutro de Latinoamérica.

    Tres años antes midieron su huella de carbono y lograron reducir a la mitad, tras aplicar iniciativas como sustituir el consumo de energía fósil por solar y eólica. “En estas tareas se incorporaron las aerolíneas, cafeterías, tiendas, buses… para impactar en menor cantidad al ambiente”.

    La administración de esta terminal aérea también identificó que no solo se debe hacer una operación limpia, sin contaminación, sino también que se debe involucrar con la sociedad y empezaron un programa de mejoramiento continuo de procesos y atención.

    De esa forma, dice Rosillo, ingresaron en conceptos de sostenibilidad. “No solo hay que ser ecológicos, sino también que el negocio sea rentable y que nuestros empleados y comunidades aledañas estén contentos”.

    En esa línea va el análisis de Francisco Valencia, docente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Las Américas. Según él, las nuevas tendencias de sostenibilidad hablan de adoptar prácticas de desarrollo de economía circular y nuevas tecnologías que sean amigables con el ambiente.

    Valencia señala que los mayores logros los han alcanzado Suiza, Alemania, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suecia, Holanda, Francia, Italia, Canadá, Australia… “Sus legislaciones han generado mejores estructuras sociales, mejor distribución de la riqueza y mayor conciencia ambiental”.

    Él sostiene que avanza lenta la generación de conciencia y la concreción de acciones para instalar hábitos que desencadenen una cultura sólida en sostenibilidad. “Se requieren decisiones políticas, aportes económicos, alianzas de varios sectores para pasar de buenas intenciones a la acción”.

    El Aeropuerto de Galápagos ha recibido premios y reconocimientos internacionales por sus proyectos ambientales y para mejorar el servicio.
    El Aeropuerto de Galápagos ha recibido premios y reconocimientos internacionales por sus proyectos ambientales y para mejorar el servicio. Foto: Cortesía Ecogal
  • El objetivo es elevar el impacto social

    Redacción Quito

    (I)

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    En los próximos cinco años se espera que las empresas sostenibles se destaquen 11% más en el mercado bursátil frente a sus competidores. Así lo explica Camila Hernández, experta en Sostenibilidad de Deloitte.

    Este tipo de organizaciones tiene una cuenta de triple resultado, es decir son aquellas cuyo eje se centra en lo económico, social y ambiental. Estas tienen un notable compromiso dentro de la alta dirección y en sus decisiones buscan generar impactos positivos en las tres áreas, por lo que es un buen negocio para todos.

    Cada vez es más relevante la sostenibilidad, sea en las empresas que nacieron bajo esta lógica, como en aquellas que están adoptando estrategias en este sentido. El estudio Tendencias de Sostenibilidad, elaborado por Deloitte en Ecuador en el 2019, muestra que el 74% de 105 empresas consultadas ha hechos explícito su compro­miso por lo sostenible en su misión, visión, etc.

    Hernández explica que como parte de una política de transformación o profundización de la estrategia de sostenibilidad, a futuro las empresas deben preguntarse ¿en dónde está la atención del de­sempeño financiero?, ¿dicha atención genera impactos positivos o negativos a actores del cadena de valor?, ¿cuáles son los riesgos y oportunidades de no atender dichos impactos?, ¿cuáles son las tendencias del mercado a futuro?

    Compañías con origen sostenible como Vertmonde, que se dedica a la gestión de desechos electrónicos, ya lo ha hecho.

    El año pasado inició un proceso de certificación como empresa de sistema B, es decir de alto impacto social y ambiental definido. La firma busca enfocarse más en sus trabajadores y aumentar el contacto con la comunidad. Asimismo, este año abrirá una segunda planta de tratamiento de residuos para atender a más sectores.

    Vertmonde conformará una corporación en la que participarán fabricantes de equipos electrónicos, academia, importadores, la misma compañía, entre otros actores para desarrollar una campaña permanente de reciclaje de residuos electrónicos.

    Las empresas de menor tamaño, con origen sostenible, no se quedan fuera de estas transformaciones. Twins Grill es un restaurante de carnes que tiene políticas de no desperdicio de alimentos: los cortes son los apropiados para los comensales, los vegetales que un cliente deja se recogen y sirven para la preparación de compost, para la siembra por parte de terceros, el aceite se recicla y se entrega a gestores, etc.

    “El futuro es crecer en número de ventas pero aplicar las mismas metodologías en mayor grado, con la idea de cubrir varias áreas de la ciudad”, indica la pyme.

    Mientras que Alku, que fabrica juguetes de mascotas con plástico y otros artículos reciclados, tiene como proyección impulsar más su producción. Por cada juguete que elabora recicla una botella plástica. Las etiquetas son de caña reciclada, lo que permite que los gestores las reutilicen.

    La mayoría de empresas que se han enfocado seriamente en estrategias de este tipo buscan cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030. José Miguel Yturralde, director de la consultora de Ypsilom, explica que esto se reforzará durante la década. “Hay firmas que, incluso, están apadrinando un objetivo. Las Naciones Unidas tienen una metodología que se llama Brújula de los ODS, con cinco pasos, que indican, que las empresas deben enfocarse en uno de ellos, establecer metas e indicadores de cumplimiento, comunicar, etc”.

    Vertmonde se dedica a la gestión de desechos electrónicos. A corto plazo busca involucrarse más con la comunidad y abrir otra planta.
    Vertmonde se dedica a la gestión de desechos electrónicos. A corto plazo busca involucrarse más con la comunidad y abrir otra planta. Foto: Cortesía Vertmonde
  • El CEO y los directivos juegan un rol fundamental

    Redacción Quito

    (I)

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    En el camino hacia la sostenibilidad, los CEO tienen un papel vital. Su liderazgo y su capacidad para proyectarse hacia el futuro son dos cualidades que asegurarán el camino de una empresa que busca un impacto social, sin descuidar el beneficio económico.

    El CEO y los altos directivos de una compañía tienen la obligación de involucrarse en una política sostenible, según el informe ‘Una década para cumplir: un llamado a la acción empresarial’, elaborado por Pacto Mundial de las Naciones Unidas y Accenture, publicado en septiembre pasado por la ONU, en Nueva York.

    El documento recoge respuestas de 1 000 CEO de todo el mundo y el 80% no cree que las empresas estén haciendo lo suficiente en lo que a sostenibilidad se refiere. En el documento, Alan Jope, CEO de Unilever, cree que el tema de sostenibilidad “no es solo algo agradable, sino que es un camino hacia un mundo próspero”.

    El reporte añade que los CEO están conscientes de que se debe cambiar la manera de colaborar entre empresas, con el fin de asegurar la sostenibilidad.

    En Ecuador hay ejemplos de empresas, grandes y pequeñas, que desarrollan acciones al respecto, con el liderazgo de sus altos ejecutivos. Productos Paraíso del Ecuador trabaja en temas de reciclaje desde 1990. Esta firma tiene dos líneas: una es productos de descanso (colchones y almohadas); la segunda es la producción de empaque flexibles, fundas de polietileno, empaques para alimentos, fundas recicladas, etc.

    Productos Paraíso del Ecuador tiene una planta de reciclaje, donde se reutiliza plástico y se produce materia prima que sirve para elaborar nuevos productos plásticos. Allí, cada día se procesan entre 25 y 30 toneladas de material reciclado, según detalla Erasmo Vera, gerente de Planta de Productos Paraíso del Ecuador.

    Vera indica que un CEO debe tener pasión por el tema ambiental. “En la planta educamos y fomentamos una cultura a los empleados para que reciclen en sus hogares. Les hablamos de la importancia de reutilizar desechos plásticos”. Además, la compañía trabaja con comunidades de Cayambe, por ejemplo, para que recuperen desechos de la industria florícola.

    Los directivos de Productos Paraíso del Ecuador están conscientes de que cada vez existen más exigencias en materia ambiental. Para enfrentar con éxito ese reto la clave es invertir en tecnología y contar con procesos auditados, dice Vera. “Así ganamos prestigio y reconocimiento entre nuestros clientes y la comunidad”.

    Otro caso es el de Pacari, la empresa de chocolates premium que se exportan a Europa, Asia y América. Su fundador, Santiago Peralta, considera que la sostenibilidad parte de la cabeza de toda compañía y añade que el tema no funciona creando un departamento de sostenibilidad. “Funciona solo si se involucran los más altos directivos de una empresa y con su trabajo el tema llega hasta todos los niveles de una empresa”.

    En el caso de Pacari, explica Peralta, la sostenibilidad es el eje fundamental con el que nació la empresa. “Hoy en día una empresa que no tiene esa génesis tiene resistencia al cambio y se le dificulta ser sostenible. En Pacari estamos muy pendientes de nuevas tendencias globales, como empaques biodegradables, por ejemplo. En cada proceso nos involucramos los altos directivos”.

    La educación de los colaboradores es clave, según Peralta. Él detalla, como ejemplo, que al responsable financiero de Pacari le costó en principio entender que no podía tocar los costos del cacao. “Se dio cuenta que los precios son el ADN y que no somos una empresa común. No podemos tener el mejor chocolate si no pagamos los mejores precios a los productores. Sin eso no tendríamos premios, ni reconocimiento. La calidad se paga”.

    La firma del sector de alimentos Nestlé también desarrolla prácticas de sostenibilidad. “En el caso del CEO y los líderes de la organización, el impacto de las palabras, el liderazgo y el involucramiento son fundamentales, ya que impulsan a la compañía y sus colaboradores a plantear estrategias y acciones bajo ese modelo de negocio sostenible. El CEO puede articular de manera efectiva el ADN sostenible de la compañía a todos los niveles de la empresa”.

    ¿Qué hechos muestran que una empresa es sostenible? Nestlé cuenta que para conseguir esa meta se trabaja en una serie de programas que involucran a familias y comunidades. Temas como educación, salud, empleo, negocios inclusivos, productividad son parte de la estrategia de sostenibilidad de la compañía.

    Sergio Mera, gerente de Asuntos Corporativos, explica que “nuestro enfoque está definido por el desarrollo sostenible, a través de un proceso que busca incrementar el acceso de la población mundial a una alimentación de mejor calidad, contribuyendo al desarrollo social y económico a largo plazo y preservando el ambiente para futuras generaciones”.

    Rubén Moscoso, gerente de la consultora Costecam, comenta que muchas veces el concepto de sostenibilidad se confunde con responsabilidad social. Sostenibilidad, añade, se refiere al conjunto de acciones que las empresas realizan para mejorar aspectos de la sociedad, la economía y el ambiente. “Una empresa sostenible se preocupa por satisfacer las necesidades de las generaciones de hoy sin comprometer las necesidades de las futuras, y apostando por mejorar la calidad de vida de ambas”, dice este experto.

    Moscoso añade que las compañías sostenibles pueden ser eficaces económicamente, pero cuidando la naturaleza, los recursos hídricos, los desechos, la eficiencia energética. A lo anterior se incorpora una estrategia de procesos de gestión de riesgos, así como transparencia en los reportes de acciones de soste­nibilidad.

    Parte de la planta de reciclaje de Productos Paraíso del Ecuador, ubicada en Tambillo, Pichincha.
    Parte de la planta de reciclaje de Productos Paraíso del Ecuador, ubicada en Tambillo, Pichincha. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Las empresas B, una evolución en el enfoque de los negocios

    Pedro Maldonado

    (I) 
    Editor del Semanario LÍDERES

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    Un minimercado de productos orgánicos. Una empresa de lácteos. Una marca de chocolate que se vende en cerca de 30 países. Una incubadora y aceleradora de emprendimientos sociales. Una hacienda familiar que ofrece huevos, frutillas, aguacates, espinaca y otros alimentos sembrados y cosechados sin químicos ni fertilizantes ni aditivos.

    Las mencionadas son empresas ecuatorianas, de distintos tamaños, que son parte del Sistema B, una nueva economía en la que los negocios se enfocan en el propósito y en dar soluciones a problemas sociales y ambientales. A estas se las conoce como Empresas B.

    Se trata, según los fundadores de este movimiento, de una nueva “genética” económica que permite que los valores y la ética inspiren soostluciones colectivas sin olvidar necesidades particulares encontrando trascendencia, sentido y propósito.

    Para el Banco de Desarrollo de América Latina CAF, las Empresas B son una nueva clase de negocios que genera simultáneamente rentabilidad financiera e impactos positivos en la sociedad y en el medioambiente.

    Uno de los ejemplos en Ecuador es Super Foods, un negocio que nació en noviembre del 2015 y que se convirtió en una vitrina de productores y emprendedores que creen en los alimentos orgánicos. Este negocio tiene hoy 650 proveedores, dos locales, 23 trabajadores y ha llegado con su modelo a cerca de 18 000 clientes.

    Gizella Greene es la cofundadora de esta Empresa B. Ella cuenta que desde el inicio el enfoque fue promover la alimentación saludable y ayudar a productores orgánicos. “Usamos estos alimentos en nuestra cafetería y restaurante, así como en las capacitaciones que damos a los clientes. Trabajamos con comunidades con enfoque ambiental. Nos hemos estructurado muy bien”, cuenta esta emprendedora social.

    Fruto de ese trabajo enfocado, Super Foods se certificó como Empresa B en abril del 2018.

    Este sello de calidad implica que un negocio busca un triple impacto: rentabilidad financiera, social y ambiental. Es una manera de impactar positivamente en la sociedad, beneficiando a clientes, colaboradores, proveedores, ambiente, etc., explica Daniela Peralvo, cofundadora de Impaqto, otra Empresa B ecuatoriana.

    “La base del modelo es resolver un problema. Además, estas empresas tienen un pilar más que las del modelo tradicional. Se ofrece valor, crecimiento e impacto social. Son pilares que hay que tener muy claros”, explica Peralvo.

    En Ecuador, ya son 17 empresas las que tienen esta certificación. Otra de las compañías que cuentan con esta calificación es El Ordeño, del sector de lácteos. Su gerente, Juan Pablo Grijalva, explica que la empresa ha buscado desde sus inicios generar bienestar a la sociedad, a través de un modelo de gestión asociativo e incluyente que gira en torno a estándares sociales y ambientales que generen impacto en la cadena de valor.

    Grijalva añade que ser parte del Sistema B trae al menos tres beneficios a El Ordeño. Ayuda a validar nuestra gestión con un sistema global, el cual pasa por una rigurosa evaluación de los principales estándares socioeconómicos ­empresariales.

    Además, permite que la compañía forme parte de una comunidad internacional que está generando estrategias de triple impacto. “Y nos permite ser parte de un movimiento que dinamiza, inspira y genera un efecto replicador en la sociedad actual”.

    José Ignacio Morejón, cofundador y director ejecutivo de Sistema B Ecuador, ofrece más detalles. Él explica que en el país ya se cuenta con una estructura de gobernanza, con un consejo empresarial; en el que cerca de 15 empresarios empujan este concepto.

    También explica que toda compañía que desea certificarse como Empresa B pasa por una evaluación “y ganan al poder identificar en dónde generan impactos positivos con su modelo de negocio”.

    Otro punto clave que menciona Morejón es que los estatutos de la empresa sean reformados y apunten hacia el triple impacto. Así mejora la gobernanza y se amplia el deber fiduciario de los administradores de una compañía.

    Los compromisos son fundamentales

    El origen de las Empresas B está en Estados Unidos. Allí, la firma de helados Ben & Jerry’s, fundada en 1977 por Ben Cohen y Jerry Greenfield, se comprometió a ser sostenible desde sus inicios.

    La idea siempre fue ofrecer un producto de alta calidad, con una preocupación especial por la comunidad, dar trato justo a sus proveedores y mantener buenas condiciones laborales con sus trabajadores. Todo iba bien con la empresa hasta el 2000.

    En ese año, la Corte Suprema de EE.UU. determinó que los fundadores de Ben & Jerry’s tenían que vender su negocio a Unilever, que les había hecho una oferta para comprarla. Ellos la rechazaron porque querían mantener el espíritu de su compañía, según detalla el sitio Sistemab.org.

    El Ordeño cuenta con la certificación de Empresa B desde el 2019. La empresa de lácteos trabaja con 6 000 productores y tiene 254 colaboradores. Foto: cortesía
    El Ordeño cuenta con la certificación de Empresa B desde el 2019. La empresa de lácteos trabaja con 6 000 productores y tiene 254 colaboradores. Foto: cortesía

    Los empresarios no tuvieron ningún argumento legal para frenar la compra, porque la obligación de la empresa era maximizar las utilidades para sus accionistas. Además, el monto propuesto por Unilever era lo suficientemente alto como para que tuvieran que aceptar la oferta. La venta se dio y lo bueno fue que Ben & Jerry’s mantuvo el espíritu y las políticas sustentables, que Unilever respetó y que hoy promueve.

    El caso trascendió y motivó a otros empresarios con el mismo propósito. En el 2006 Bart Houllahan, Jay Coen y Andrew Kassoy crearon y promovieron el concepto de Benefit Corporations o B Corps. El concepto se españolizó como Empresas B y halló tierra fértil en Chile el 2012; de allí el modelo se ha propagado por la región a países como Brasil, Argentina, Colombia, Paraguay, Perú, etc.

    Daniela Peralvo, cofundadora de Impaqto, cuenta que existen empresas que nacen con ese espíritu, aunque no necesariamente saben del modelo. “Tienen la necesidad de cambiar las estructuras económicas, hacerlas más equitativas. Los emprendedores de hoy piensan de esa manera”.

    ¿Qué compromisos adquieren las empresas B? Juan Pablo Grijalva, gerente de El Ordeño, responde que esta certificación “amplía el deber fiduciario de nuestros accionistas y gestores en nuestros estatutos, los cuales los hemos modificado para incorporar intereses no financieros de largo plazo”. De esta manera, añade Grijalva, se da cumplimiento al compromiso de mejorar de forma continua los impactos socioambientales y de operar con altos estándares de desempeño y transparencia.

    Con esta certificación, agrega Grijalva, El Ordeño se compromete a medir constantemente sus impactos y a reportarlos. “Es un compromiso de mejora continua con nuestra gente, con el país y con el planeta”.

    Otro ejemplo es Pacari, empresa que elabora chocolate con procesos sustentables y orgánicos y que llega con sus productos a Europa, Asia, EE.UU. y otros mercados. Esta empresa cuenta con estrategias para la cadena de suministros que ayudan a reducir la pobreza por medio de las condiciones de compra, condiciones laborales y apoyo para proveedores en situación de vulnerabilidad, según Sistema B. Además, la empresa trabaja sin intermediarios con 3 500 agricultores de pequeña escala, a quienes se les paga un precio justo: entre dos y tres veces más del valor normal del cacao.

    José Ignacio Morejón, cofundador y director ejecutivo de Sistema B Ecuador, indica que normalmente una empresa responde a sus accionistas y el enfoque tradicional impide tomar decisiones que, aunque generen beneficios en el largo plazo, afecten la rentabilidad inmediata del accionista. “El reto transformador es convertir a las empresas ya existentes en empresas con propósito”, comenta Morejón.

    Sobre el futuro de esta clase de negocios existe optimismo. Morejón dice que este tipo de empresa sirve de ejemplo para otras. “Lo que están haciendo es una suerte de motivador para otras empresas en el país”.

    Inversión de impacto

    La inversión de impacto es el diferenciador de las empresas B. Estos recursos se encaminan para producir bienes y servicios con conciencia por lo que ocurre alrededor, según Sistema B.

    El año pasado, las inversiones de impacto sumaron a escala global cerca de USD 114 000 millones, según un reporte de Global Impact Investing Network. De esa cifra, el 5% se concentró en América Latina.

    Los expertos señalan que los emprendedores de la región tienen grandes oportunidades de obtener recursos siempre que desarrollen productos y servicios que solucionen grandes problemas. Sectores como ‘fintech’, salud y ambiente son algunos de los que pueden beneficiarse.

    La ley de Emprendimiento acoge el concepto de Sociedades BIC

    La ley de Emprendimiento e Innovación, aprobada hace un mes en la Asamblea y que ahora está a la espera del veto del Ejecutivo, reconoce a las Sociedades BIC (Beneficio e Interés Colectivo). El objetivo es dar visibilidad y seguridad jurídica a las empresas que tienen un propósito más allá de la ganancia económica y buscan generar un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente.

    La diferencia entre una Empresa B y una Sociedad BIC es que las primeras tienen la certificación y las segundas no necesariamente pasan por un proceso de certificación, pero al menos miden y evalúan como gestionan sus impactos, según José Ignacio Morejón, director de Sistema B Ecuador.

    La Cumbre Latinoamericana de Inversión de Impacto en Quito se cumplió en octubre del año pasado en Ecuador. Foto: archivo / LÍDERES
    La Cumbre Latinoamericana de Inversión de Impacto en Quito se cumplió en octubre del año pasado en Ecuador. Foto: archivo / LÍDERES

    Algunos antecedentes a escala global son Italia (Societá Benefit) y el estado de British Columbia en Canadá, quienes ya apoyan a las empresas de triple impacto (económico, social y ambiental), brindando un marco legal para operar. También en 37 estados de Estados Unidos existe este reconocimiento legal para la B Corps.

    En América Latina, Colombia fue el primer país en promulgar la ley de Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo en el 2018.

    La normativa define qué debe hacer una empresa para poder definirse públicamente como BIC. Además explica derechos y obligaciones de administración e información con socios, inversionistas y la comunidad en general.

    Según Sistema B Ecuador, con esta nueva personería jurídica será más fácil reconocer las empresas de triple impacto para que puedan surgir beneficios del mercado o de políticas que el Estado pueda implementar a través de programas de compras públicas preferenciales, facilidades de acceso al crédito, a fondos u otros recursos para crecer.

    El segundo local de Super Foods ubicado en la Floresta, en el norte de Quito. Esta Empresa B se fundó en el 2015, cuenta hoy con 23 trabajadores y suma cerca de 18 000 clientes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    El segundo local de Super Foods ubicado en la Floresta, en el norte de Quito. Esta Empresa B se fundó en el 2015, cuenta hoy con 23 trabajadores y suma cerca de 18 000 clientes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Sostenibilidad

    Gabriel Figueroa

    La sostenibilidad se refiere a la satisfacción de necesidades presentes, sin comprometer las futuras. Cuando utilizamos recursos naturales pensamos en necesidades presentes, pero nunca debemos perder de vista que podemos estar comprometiendo futuras necesidades.

    Así que dime: ¿Te has dado cuenta que la sostenibilidad aplica también a temas personales?
    Cuando nos decidimos por un mal hábito, sea fumar, tomar o simplemente desvelarnos, lo hacemos, por lo general, por una satisfacción presente. Qué diferente sería si con cada cigarro sintiéramos un golpe que nos diera a entender que estamos sacrificando vida y comprometiendo nuestro futuro.

    Igualmente, cuando decidimos dar todo en exceso por un proyecto, sacrificamos salud, energía y en general nuestro futuro bienestar. Quizá tengamos éxito, pero curiosamente estaríamos sacrificando el bienestar y la energía necesarios para tener éxito de manera sostenible. Esa pequeña gran diferencia entre un solo éxito y éxito sostenible, es la clave del alto rendimiento: Lograr sosteniblemente cuidando nuestro bienestar.

    opinion columnistas editorial
    Ilustración: LÍDERES
  • La economía circular, el eje de un encuentro

    Redacción Guayaquil

    (I)  
    redaccion@revistalideres.ec

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    La elaboración de alimentos saludables y de productos respetuosos con el medioambiente está en auge. La segunda edición de la Semana de la Innovación (i3Week) Escuela Politécnica del Litoral (Espol), la semana pasada, trató esta temática bajo la tendencia de la economía circular.

    Guido Caicedo, director del Centro de Desarrollo de Emprendedores, destacó que los estudiantes actualmente reconocen la importancia de promover y desarrollar la cultura emprendedora, respetando los objetivos de desarrollo sostenible establecidos por la ONU. “Las competencias y el talento para crear valor a través de la innovación es lo que se incuba desde las aulas”.

    De hecho, el objetivo de más de cinco proyectos universitarios expuestos en este evento demostró que sabor, salud y sostenibilidad pueden ir de la mano.

    El club alimentario (IFT, por sus siglas en inglés) demostró que es posible crear alimentos funcionales a partir de residuos alimentarios.

    Gabriel Paz es un estudiante de octavo semestre de la carrera de Ingeniería en Alimentos. El joven ideó la elaboración de unas rosquitas integrales que incluyen suero de leche, harina de garbanzo y harina de trigo.

    Paz cuenta que para crear el bocadillo tomó en cuenta el alto contenido proteico del suero de leche que, actualmente, es dese­chado. “Queremos apostar por la utilización de desechos de la industria y promover la soberanía alimentaria con la elaboración de productos con ingredientes autóctonos”, dijo Iana Cruz, quien presentó su proyecto de reutilización de la cebada para la elaboración de harina.

    La estudiante y miembro del IFT señaló que esta es una manera de aprovechar todos los recursos y fomentar la sostenibilidad.

    Durante los seis días del i3Week se desarrollaron charlas magistrales sobre sostenibilidad y economía circular con expertos internacionales además de talleres.

    Una de las ponencias fue la del italiano Nicola Cerantola. El ingeniero industrial, fundador y responsable de Ecologing y creador del Ecocanvas (2012), dijo que se tienen que introducir parámetros que permitan diseñar productos, servicios y negocios desde una perspectiva regenerativa.

    Es decir, “soluciones basadas en la idea de ver lo que nos rodea y aprovechar todos los componentes de un producto”.

    Así mismo, Linda Breukers, consultora especialista en el sector de residuos sólidos, destacó la importancia del rol del Gobierno. “No solamente haciendo normas, es pensar mucho más en instrumentos económicos, en incentivos para lograr la ‘circularidad’”.

    En las jornadas de debate y en medio de los desafíos que el mundo plantea a las universidades, existen retos comunes que deben nacer desde las aulas.

    Cecilia Paredes, rectora de la Espol, señaló que en el campus se trabaja para reforzar los conocimientos sobre sostenibilidad.

    Semana de la innovación

    Proyectos. Los clubes PhyCom, Argumentum, Taws, Anifonix; y los capítulos estudiantiles AICHE, ASME, IEEE e IFT de la ESPOL, de varias carreras, presentaron productos innovadores el 2 de diciembre.

    Asesoría. Los emprendedores tuvieron la oportunidad de tener asesoría de expertos en temas de Marketing, Comercio Exterior, Imagen, entre otros. La cita fue el 3 de diciembre.

    Lanzamiento. El grupo Mantra y la Espol lanzaron un reto en el que los estudiantes desarrollaron productos a partir de licencias autorizadas, como Disney y Marvel. El evento se realizó el 4 de diciembre.

    Iana Cruz y Gabriel Paz expusieron sus proyectos alimenticios en la Semana de la Innovación de la Espol. Foto: Mario Faustos / LIDERES
    Iana Cruz y Gabriel Paz expusieron sus proyectos alimenticios en la Semana de la Innovación de la Espol. Foto: Mario Faustos / LIDERES
  • Firmas seguras para invertir

    Priscilla Alvarado

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    (I)

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    La decisión de invertir en un negocio evoluciona junto a la aplicación de tendencias basadas en la sostenibilidad. La eficiencia en lo ambiental, social y gobernabilidad corporativa vuelve atractiva a una empresa y da un ‘plus’ porque el ambiente la muestra como segura.

    En el Global Sustainable Investment Review 2018 (GSIA, por sus siglas en inglés) se detalla que la inversión sostenible ha crecido en los dos últimos años.

    Países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda concentran el 50% de activos; le siguen Estados Unido con 26% y Japón con 18%. Lo que deja a América Latina y el Caribe en un plano secundario de inversiones.

    Sin embargo, Roberto Salas, fundador de Sustainable Management Initiative, detalla que a escala regional y local se va por buen camino. Cada vez son más las empresas que incluyen dentro de su gestión la trilogía de la sostenibilidad. Soluciones ambientales, sociales y de gobiernos corporativos ya no son una moda, sino que obedecen a una exigencia mundial, señala Salas.

    Los inversores buscan ‘targets’ con mayor impacto y menor riesgo. Esto quiere decir, que cuenten con estructuras de capital sanas, estrategias con ventajas competitivas, sistemas de gestión de riesgos estructurados, transparencia en la información y gestión responsable de los ‘stakeholders’.

    Salas indica que actualmente existen nuevos instrumentos financieros como: Fondos de inversión Social Responsable, bonos verdes y bonos de carbono, que captan dinero a largo plazo pero el impacto y el aporte en sostenibilidad es mayor.

    Jorge Rodríguez, profesor de la Escuela de Negocios de la Espol (Espae), explica que para este tipo de inversores se vuelve más atractiva la sostenibilidad, porque aseguran un retorno de su capital a largo plazo.

    Esto quiere decir que aunque el proceso demora un poco y la sustentabilidad exige sacrificios de corto plazo, los resultados se medirán a futuro.

    El docente universitario añade que en la actualidad es raro ver a una empresa que cotice en la Bolsa o que sea sujeto de inversión que no cuente con este tipo de prácticas que están alineadas con la Agenda Global que está dada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

    ¿Un ejemplo? La compañía azucarera Valdez cuenta con la Certificación Ecuatoriana Ambiental Punto Verde como empresa Eco-Eficiente. La Unidad de Negocios Agroindustrial ha invertido USD 29,6 millones en mejoras al medioambiente.

    El sector productivo ya aplica planes

    Redacción Guayaquil (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Las inversiones que realizan los sectores productivos para apegarse a la tendencia mundial de sostenibilidad son notables, dice José Javier Guarderas, gerente general de Soluciones Ambientales Totales (Sambito).

    Esto implica cumplir con estándares de sostenibilidad y protección al medioambiente, ofreciendo productos más confiables y naturales para los consumidores.

    Uno de los puntos que más rescata es la iniciativa de reducir la huella de carbono. En el país hay 70 firmas financieras, turísticas y comerciales, así como industrias petroleras y agrícolas han sido certificadas por su manejo eficiente de emisiones de gases.

    La agroindustria ha ido implementando este tipo de mecanismos para tener un valor agregado. Así mismo, las empresas que exportan productos frescos adoptan técnicas de sostenibilidad y trazabilidad.

    Para empresas como la compañía azucarera Valdez, el tema es prioridad. Paula Chacón, directora de Sostenibilidad, cuenta que uno de los aportes que hacen al ambiente es que las calderas de la industria operan por debajo del límite de emisión de CO2 particulado al aire.

    En 1992, Valdez operaba con ocho calderas de baja presión con un consumo aproximado de 1,2 millones de galones de fuel oil por zafra.

    Actualmente, la industria opera con dos calderas propulsadas por bagazo de caña, con una reducción de aproximadamente 60 000 toneladas del gas que eran anteriormente emitidas a la atmósfera.

    Del lado exportador, los sectores bananero, camaronero y atunero optaron por prácticas sostenibles. En marzo se presentó en Boston, EE.UU., el primer lote de 1 000 toneladas de camarón calificado Sustainable Shrimp Partnership (SSP).

    Este camarón fue certificado por la Aquaculture Stewardship Council (ASC), como un crustáceo cultivado sin el uso de antibióticos, que mantiene completa trazabilidad y es producido sin generar impacto negativo al medioambiente.

    Con el banano, se ha destacado la importancia de promover la sostenibilidad en el sector con el cumplimiento de normas y certificaciones además de prácticas sociales para alcanzar una mayor competitividad y apertura de mercados.

    Las empresas atuneras también trabajan en planes para modelos más trazables en sus productos.

    En el ámbito educativo existen instituciones que se quieren sumar a los modelos sostenibles.

    La Universidad Ecotec, por ejemplo, busca convertirse en el primer centro educativo verde, al ser considerado ‘carbono neutro’. Este centro de estudios firmó finales de octubre pasado un convenio para trabajar en el levantamiento de un plan con alternativas para un entorno más equilibrado.

    Azucarera Valdez cuenta con la Certificación Ecuatoriana Ambiental Punto Verde. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Azucarera Valdez cuenta con la Certificación Ecuatoriana Ambiental Punto Verde. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Jimmy Andrade: ‘Hay que migrar a la sostenibilidad’

    Mónica Mendoza

    (I)

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    Entrevista a Jimmy Andrade, director Ejecutivo de Cemdes

    ¿En qué momento está el Ecuador en temas de responsabilidad social corporativa?

    Es importante conocer que hasta el 2017 existían más de 600 000 empresas en el país, de esas 4 033 son empresas grandes; pero muy pocas hacen memorias de sostenibilidad.

    ¿Qué significa eso?

    Un informe de sostenibilidad debe incluir su gestión en temas económico, social y ambiental, si uno de esos enfoques falta, es desarrollo social, económico o ambiental por sí solo. Desde Cemdes hablamos de negocio sostenible porque es lo que permite al empresario comprender cuando se habla de esos temas de responsabilidad o sostenibilidad.

    ¿Hay que pasar del concepto de responsabilidad corporativa a sostenibilidad?

    Las grandes empresas del mundo, y en Ecuador, han migrado su área de responsabilidad corporativa a gerencia de sostenibilidad. Pero todavía buscamos posicionamiento de marca con pocos elementos que permitan demostrar qué tan sostenible o responsable eres.

    ¿Las empresas han logrado incorporar en su estrategia de negocios la sostenibilidad?

    Son limitadas o iniciativas aisladas, pero que no responden a su estrategia de negocios.

    ¿Cómo cuáles?

    Construir o pintar las bancas de la escuela cercana a la planta de operaciones; se toman las fotos y ‘soy socialmente responsable’. Desarrollar modelos de negocios es complicado, pero hay que enseñar cómo hacerlo. Se requieren metodologías que permitan mostrar su contribución con indicadores de impacto y no con indicadores de cumplimiento.

    ¿Cómo incluir la estrategia?

    Hay que traducir la sostenibilidad en oportunidades de negocios; cuando eso ocurra va a ser más fácil que el empresario se enganche. Hay que analizar lo que se hace en el día a adía, cuáles son las contribuciones. Si ayudo a los proveedores, por ejemplo, puedo contribuir al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8, de crecimiento económico y trabajo decente.

    ¿Qué ganan las empresas?

    La sostenibilidad agrega valor, porque ayuda a posicionar marca. Mejora la competitividad; uno de los temas claves es la eficiencia y con seguridad va de la mano de la reducción de costos. En el momento actual -en que se habla de la desigualdad en la región- hay que trabajar en las licencias sociales para mantener la paz en el país; eso permite generar oportunidades para las personas de escasos recursos e impactar positivamente en las comunidades. Así nacieron los negocios inclusivos.

    ¿Cómo se obtiene?

    La sociedad te la da, porque se convierte en tu aliada y protege el negocio porque sabe lo que significa para el desarrollo. La licencia social debe ser incorporada cuando se habla de sostenibilidad. El contrato tiene que ser para que los dos crezcan: el proveedor garantiza un producto de calidad y la empresa le asegura su mercado y pago de un precio justo.

    ¿Cuántas empresas están en los negocios inclusivos?

    Hay alrededor de 30 en el país. Negocios inclusivos es una herramienta para llegar a la licencia social. La tendencia desde hace dos años es que el 70% de la población vive en las ciudades. La pregunta es: ¿quién se va a quedar en el campo? y eso tiene que ser un llamado de atención a lo privado y a lo público, para ver qué estrategias se usan para que se queden, pero no con las mismas condiciones sino con valor, que les haga ver un futuro con más optimismo.

    ¿Es más fácil abordar el tema para una gran empresa, que para una pyme?

    Cuando se habla de temas de sostenibilidad tiene que venir desde la cabeza, si el CEO no está convencido no va pasar nada. Acabamos de presentar -con la Cámara Ecuatoriana-Americana- el primer caso de una empresa pequeña que incorpora los ODS en su negocio.

    ¿El consumidor lo valora?

    Cuando hablan todos son ambientalistas, pero en la práctica no se refleja. Por ejemplo, mañana todos los plásticos son biodegradables y no va a dejar de contaminarse los ríos ni la playa porque es un tema cultural, falta cambiar los estilos de vida.

    ¿Qué cambiará con la llegada de mileniales a las gerencias?

    El proceso se acelera con ellos en puestos estratégicos de empresas familiares, pequeñas o grandes. Son los que traen la nueva información para el negocio y para atender a la sociedad en lo que quiere y necesita.

    ¿Qué papel desempeña Cemdes en este tema?

    Como parte de la red World Business Council for Sustainable Development, la misión es facilitar al sector empresarial herramientas hacia un modelo de negocio sostenible. Hay 60 empresas miembros entre grandes, medianas y pequeñas.

    ¿Qué guías han desarrollado?

    Desarrollamos la iniciativa para una empresa miembro, Almacenes Tía, que fue de crecimiento compartido. Está diseñada para nuevos emprendedores, parte de cero, le ayudan a construir su modelo de negocios para que se convierta en proveedor de la empresa. Así ambos crecen. Además, el primer país en el mundo donde se hicieron negocios inclusivos es Ecuador, trabajamos con la ayuda de la Cooperación Holandesa. Luego se replicó en ocho países de Centro y Sudamérica.

    ¿Hay una Guía para CEO en ODS?

    Busca que el CEO en una sola mirada pueda encontrar información rápida, fácil y contundente sobre ODS hablando en términos de negocios. Que explore, se involucre y encuentre oportunidades.

    Con Espae hay una iniciativa de negocios competitivos y sostenibles ¿en qué consiste?

    Son talleres con ejecutivos donde se logra que salgan hablando de desarrollo sostenible y saquen propuestas de soluciones de negocios. No solo aprenden sino que identifican el ODS con una oportunidad de negocios y luego la empresa implementa el modelo de negocio.

    Jimmy Andrade, director Ejecutivo de Cemdes. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Jimmy Andrade, director Ejecutivo de Cemdes. Foto: Mario Faustos / LÍDERES