El Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) apoyará un plan de recuperación rápida de pescadores y campesinos afectados por el terremoto, que el pasado 16 de abril asoló la provincia de Manabí y el sur de su vecina Esmeraldas, en la costa norte de Ecuador.
Se trata de una «asistencia de emergencia para la recuperación de los medios de vida de los productores y pescadores de pequeña escala afectados por el terremoto» y para el «fortalecimiento de las capacidades de respuesta» a las emergencias, informó la oficina de la FAO en Quito.
El programa, que se ejecutará tras un pedido del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP) de Ecuador, cuenta con un presupuesto de 500 000 dólares y favorecerá a 2 010 familias de las jurisdicciones de Muisne, Pedernales, San Vicente, Sucre, Montecristi y Jaramijó, entre las más afectadas por el sismo.
El objetivo del proyecto es evitar al aumento de la inseguridad alimentaria y de la pobreza entre las familias afectadas, según explicó en un comunicado Pedro Pablo Peña, representante de la FAO en Ecuador.
«El Gobierno ha solicitado el apoyo de emergencia bajo el Programa de Cooperación Técnica de la FAO para permitir a familias de productores y productoras agropecuarios, pesqueros, y acuícolas afectadas por el terremoto, recuperar rápidamente sus fuentes de sustento asociadas a estas actividades», añadió Peña.
El ministro ecuatoriano de Agricultura, Javier Ponce, resaltó la respuesta inmediata de la FAO, tanto en la entrega de equipos de emergencia tras el terremoto y ahora con la puesta en marcha del programa de recuperación de productores de pequeña escala ubicados en zonas rurales dispersas.
«Esto ha sido fundamental para restituir los medios de vida de las poblaciones rurales de las provincias de Esmeraldas y Manabí, quienes han sido gravemente afectadas por este desastre natural», expresó Ponce.
El proyecto permitirá una «rápida restauración de las actividades de producción de alimentos, devolverá la capacidad de los principales medios de sustento y, por lo tanto, apoyará en la lucha contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición», señala el comunicado de la FAO.
Las actividades durarán 12 meses y brindarán «apoyo a pequeños productores familiares, incluidos pesca, acuicultura, agricultura y ganadería, para la reactivación rápida de sus actividades productivas.
También apoyará a la «rehabilitación de infraestructuras comunitarias de procesamiento y comercialización» y ofrecerá apoyo técnico «para el fortalecimiento de las capacidades institucionales en respuesta a situaciones de emergencia y gestión de riesgos», añade el texto.
El plan de recuperación favorecerá a 2 010 familias de Muisne, Pedernales, San Vicente, Sucre, Montecristi y Jaramijó. Foto: Archivo LÍDERES
El Grand Bazaar realiza del 3 al 5 de junio una edición especial denominada ‘Un Verano Solidario en El Grand Bazaar’. La quinta edición de esta vitrina de emprendimiento y creatividad recaudará fondos en beneficio de los niños de la costa afectados por el terremoto del pasado 16 de abril. Lo que se reúna servirá para la creación de una escuela móvil en conjunto con el Proyecto Amor 7.8 para niños y niñas de las zonas afectadas.
Esta feria, que comenzó con 3 000 visitantes, convoca en la actualidad a unas 10 000 personas en cada una de sus ediciones: El Grand Bazaar Mayo; El Grand Bazaar Gourmet; El Grand Bazaar Navidad; y por esta ocasión una edición especial de Grand Bazaar Solidario.
El evento se desarrolla en el Club California, en Cumbayá, cerca de la Urbanización La Vieja Hacienda. 95 expositores presentan su oferta con una serie de productos organizados en diversas áreas como: moda masculina y femenina (sombreros, ropa, calzado, pieles y accesorios), niños, decoración, mini market y lounge bar. Además se realizarán shows especiales para que los visitantes puedan disfrutar junto a su familia y amigos.
Por otro lado, El Grand Bazaar junto con la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI) vuelven a aunar esfuerzos para entregar un premio a los tres mejores emprendimientos que exhiban sus productos en esta Feria. El reconocimiento les dará la oportunidad de contar con asesoría y capacitación por parte de la AEI, así como financiamiento para impulsar su iniciativa.
95 expositores presentan su oferta con una serie de productos organizados en diversas áreas como: moda, decoración, mini market y lounge bar. Foto: Archivo Líderes
Los desastres naturales, más allá de las tragedias, despiertan el espíritu de solidaridad y el nacimiento de emprendimientos. Así, luego del terremoto de hace un mes surgió la iniciativa 16/16.
Tras el sismo que sacudió en especial a Manabí y Esmeraldas un grupo de jóvenes de la maestría de Dirección de Empresas Inmobiliarias y Constructoras de la Universidad San Francisco de Quito desarrolló un proyecto para ayudar a las personas que se quedaron sin hogar en las zonas afectadas.
Mario Carrión, vocero de la iniciativa, indica que 30 alumnos de la maestría y 21 voluntarios externos forman parte de este proyecto. El eje es la construcción de refugios a los que denominaron 16/16, por la fecha del sismo.
La idea surgió un lunes, dos días después del terremoto. Amigos y compañeros habían apoyado en el trabajo de recepción y acopio de donaciones al día siguiente de la tragedia y se preguntaron qué más podían hacer. “Un amigo me mandó una foto de un refugio diseñado por el arquitecto japonés Shigeru Ban y nos preguntó si podría hacerse aquí. Fue cuando mi papá tomó unos tubos y los armó como legos. Ese fue el primer esquema. Luego desarrollamos un prototipo ”, dice Carrión.
A través de redes sociales se buscó donaciones de insumos para la fabricación de los refugios como tornillos, tubos de PVC, telas, etc. Los alumnos de la maestría hicieron sus propias donaciones.
Melissa Villacís, quien tiene una fábrica de prendas de vestir, entregó 550 metros de telas para mochilas, que servía en vez de lonas. “Tenía la tela en la bodega de mi casa (…) podía haberla usado para la nueva temporada escolar, pero preferí ayudar”.
Los alumnos obtuvieron la colaboración de más amigos y empresarios. Con estos apoyos los jóvenes de la Iniciativa 16/16 lograron construir 20 refugios. 10 ya fueron enviados a Portoviejo y fueron canalizados a damnificados con la colaboración de personal de las Fuerzas Armadas. La otra mitad será enviada en los próximos días a la zona esmeraldeña de Muisne.
Estos refugios son albergues temporales en los que pueden vivir hasta siete personas. Lo que llama la atención es que esta iniciativa no tiene fines de lucro y los creadores no la patentarán. “La idea es que otra gente reproduzca esto y ayude a los damnificados. Sería terrible patentar esto y buscar que nos paguen en un momento de tanta tragedia. Nosotros no nos damos abasto y falta tiempo, por eso es mejor que más manos aprendan de la elaboración y sigan construyendo”.
Los refugios son fabricados con materiales como telas, tubos de PVC y otros materiales donados. Foto: Cortesía Iniciativa 16/16
Patricio Salas, secretario ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros habla sobre los efectos de las normativas emitidas por las autoridades, las estrategias para mejorar los indicadores del sector y sobre el impacto del terremoto del 16 de abril
El sector asegurador encara una nueva normativa desde septiembre del 2014.¿Cómo se han adaptado las empresas aseguradoras? Las reformas importantes nacen en 2010, cuando se dan cambios para adecuar el margen de solvencia a estándares internacionales. Desde ese momento el sector da cumplimiento a esas normativas. Lo que ocurre con la reforma que estableció el Código Orgánico Monetario, en septiembre del 2014, es que se regularizaron ciertas reformas dadas mediante resolución y se incorporó otro grupo de reformas por un motivo: fomentar una mayor retención de riesgos del sector asegurador, es decir contratar menos reaseguros. Esa era la esencia de la reforma del Código; las autoridades nos dijeron que las empresas del sector bajen su cesión de reaseguros. Y para que eso se dé, pidieron que se eleve el capital para que las aseguradoras tengan mayor capacidad de retención.
¿Esos dos puntos son los más relevantes del Código Monetario?
Es lo principal del Código. Otro tema importante es el cambio de ente regulador, que pasó de la Junta Bancaria a la Junta de Regulación Monetaria, y el ente controlador pasó a ser la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros en lugar de la Superintendencia de Bancos. Lo del Código fue para que el sector retenga más riesgo para defender la balanza de pagos y la dolarización. Además, la reforma tributaria de finales del 2014 complicó el tema de los reaseguros porque se establecieron nuevas trabas tributarias para contratar reaseguros. Se incrementaron costos en retención al impuesto a la renta a niveles inauditos, desorbitados, lo cual desmotivó al reasegurador.
¿De ese tiempo hasta la actualidad qué ha pasado?
El sector dio cumplimiento a la normativa. Las compañías capitalizaron acorde con la norma; para eso había recursos frescos y reservas de las mismas empresas. Al final del plazo dado por las autoridades, que fue en marzo pasado, quedó un pequeño grupo de compañías que estaban en el proceso, pero que no habían terminado su capitalización y la Junta dio un plazo adicional de un año y medio más. Es entendible porque una cosa era el Ecuador en septiembre del 2014 y otra es el Ecuador a estas alturas. En el tema del reaseguro, desde junio del 2015, una vez que salió en marzo una resolución que regulaba el reaseguro, se dispuso que cinco principales ramos que suman la mitad de las primas del mercado deben tener casi una retención completa de riesgo, dejando un ligero margen para cubrir con reaseguros excesos de pérdidas, que son coberturas de fluctuaciones o coberturas catastróficas. Entonces las compañías dieron cumplimiento a las disposiciones.
¿Se redujo el reaseguro?
Por supuesto que sí. Al ver las estadísticas se demuestra que hay una mayor retención de primas y eso significa una mayor retención de riesgos. Y esa mayor retención de riesgos tiene efectos colaterales en términos financieros como son las reservas técnicas y en los capitales que se requieren para inversiones obligatorias.
¿Qué pasó con las capitalizaciones? Subieron. El mínimo para una compañía de seguros es tener un capital pagado de ocho millones de dólares y de trece millones de dólares para una compañía de reaseguros. En el país hay dos firmas de reaseguros y están en proceso de capitalización y 36 de seguros. El número se ha mantenido, algunas han salido, otras han entrado, pero el mapa no se ha modificado. Hasta marzo la mayoría cumplió con la capitalización y las demás están en el proceso.
Usted dice que el Ecuador de ahora es otro en comparación con el 2014. ¿Cómo estuvieron las cifras de las aseguradoras en 2014 y 2015? Tuvimos buenas cifras hasta el 2014. En 2015, si bien en resultados las compañías mantuvieron un nivel adecuado de rentabilidad, sí se afectaron los niveles de ventas. Por primera vez en lo que va de la dolarización, el sector asegurador tuvo una tasa de crecimiento real negativo de -2% en términos nominales. Fue el efecto del impacto en la economía en todos los sectores incluido el sector público y empresas o personas vinculadas con la inversión y el gasto público que tuvo una contracción. Eso tiene un rezago y la tendencia en el 2016 es la misma tónica y esperamos un resultado en términos reales de crecimiento negativo. Esto ocurre mientras los niveles de costos se incrementan y eventualmente la siniestralidad tiende a dispararse en ciertos ramos.
¿La previsión del 2016 la tenían antes del terremoto? Sí, ya se veía que se estaba contrayendo el mercado, tal como se ha contraído la economía. Con el terremoto principalmente operarán los reaseguros tan discutidos y tan restringidos, pero que son los que mayoritariamente contribuirán con el país.
Ante la situación complicada que vive el sector, ¿qué estrategias se preparan? La principal es tratar de mantener las ventas. Es difícil en un escenario donde la economía está tan restringida tomar iniciativas en otro sentido. Pensamos que es el momento de fomentar y permitir que los seguros desarrollen nuevos esquemas de distribución que, por cierta legislación o conceptos de las autoridades, se ven limitados. Esto tiene que ver con microseguros, seguros masivos y enfocados hacia los quintiles de la población más expuestos a riesgos, así como para pymes y para ciertos sectores que no tienen acceso a este tipo de protección.
¿Esto se tiene que dialogar?
Es un proceso que estamos conversando con las autoridades. Lo cierto es que en un momento de crisis es difícil pensar en crecimiento o en bonanza. Por eso la estrategia es cuidar bien la casa, controlar costos y ser eficientes.
¿Cómo están segmentos como vivienda o vehículos? El año pasado no hubo tantos vehículos nuevos que buscaran seguros, pero hubo renovaciones y eso permitió que el seguro de vehículos, que es la cuarta parte del mercado, se sostenga. Pero se cayeron ramos vinculados con obra pública, con importaciones, seguros de fianzas, ramos técnicos, etc. Para este año el tema es muy similar.
¿El terremoto el 16 de abril marcó un antes y un después para el sector? En el sentido de poner a prueba la capacidad de actuación del sector y de ratificar su afán de servicio y cumplimiento con sus asegurados. Ese es el punto medular de este evento. Por suerte el sector, con todos los procesos de regulación, ha desarrollado las habilidades y la solvencia necesaria para cumplir este o cualquier otro evento. La exposición del país a riesgos catastróficos es elevadísimo; en menos de un año hablamos de los volcanes Cotopaxi y Tungurahua, del Fenómeno del Niño y nos tocó el terremoto. Con el sismo se demostró la operatividad del sector y las compañías están pagando siniestros desde la primera semana del evento.
Hoja de Vida
Formación. Es economista graduado en la Universidad Católica de Guayaquil. Además cuenta con una maestría en Administración de Empresas que obtuvo en el Incae.
Su carrera profesional. Básicamente toda su carrera la ha hecho en el sector de seguros, desde los 18 años; hoy tiene 53. Ha colaborado en empresas de Guayaquil y de Quito; también participó en el directorio de una empresa de seguros en Perú.
Su cargo actual. Se desempeña como Secretario Ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros. Es el vocero del sector en los temas vinculados con el terremoto.
Patricio Salas, secretario ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros. Fotos: Alfredo Lagla / LÍDERES
Un total de USD 150 millones se dejarán de exportar, por el terremoto que vivió el país el pasado 16 de abril. A este cálculo llegó la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) luego de analizar, la producción, infraestructura y logística de las firmas exportadoras que se asientan en Manabí y Esmeraldas, las dos provincias más afectadas por el sismo
Las exportaciones desde ambas provincias representan el 8% del total nacional. Pero según Fedexpor esta cifra puede estar subestimada porque no toma en cuenta que hay productos de la zona que se envían por puertos ubicados en otras provincias de la Costa.
Camarón, cacao, conservas de atún, café, oleaginosas, artesanías de tagua y sombreros de paja toquilla son las exportaciones más impactados por el terremoto (ver página 13).
Según Daniel Legarda, presidente de Fedexpor, la afectación no es generalizada y, de alguna manera, el sector exportador logró resistir a la situación. “En el sector con más evaluación de daños, por desarrollar su actividad -en su mayoría- en el cantón Pedernales, es el camaronero. Allí se cuentan 14 000 hectáreas afectadas, de las cuales 6 000 fueron totalmente destruidas”.
Según datos proporcionados por la Cámara Nacional de Acuacultura, la reactivación en estas zonas podría llegar a costar USD 40 millones y demoraría entre seis y ocho meses. Las áreas afectadas representan entre el 8 y el 10% del volumen de exportaciones de camarón en el país.
Las ventas de este sector venían creciendo, pero con el terremoto se prevé un descenso en esa curva.
En el caso de pesca y, en particular la de atún, la mayoría de empresas registró daños menores. “Un muro que se cayó, una máquina que se desconfiguró, entre otros. En ciertos casos paralizaron la actividad unos días hasta que todo volviera a la normalidad y luego continuaron con el procesamiento y exportación”, señala Legarda.
Los pescadores también esperaron que las aguas del mar vuelvan a la normalidad ya que sí hubo una alteración en la cantidad de peces. El impacto no fue alto porque existía stock de producto.
El año pasado las ventas del sector pesquero alcanzaron, de acuerdo a datos de la Cámara Nacional de Pesquería, alrededor de USD 3 300 millones. El peso de las empresas de Manta en el negocio es de alrededor del 55% del total.
Una de las empresas afectadas fue Empacadora del Pacífico, con base en Pedernales. El 20% de la planta de procesamiento resultó afectada por el sismo, según Roberto Ruales, jefe de Recursos Humanos. “La rehabilitación de la parte afectada tomará unos seis o siete meses”, según Ruales.
Pese al mal momento esta empresa se muestra con ánimo. “El terremoto nos golpeó pero tarde o temprano teníamos que reactivarnos. Son casi 800 familias que dependen de la empresa. A veces es un poco complicado con la gente que está un poco dolida, pero se les dijo que aquí están sus plazas de trabajo y que una vez que pase el impacto las actividades se reanudarán por completo”.
Bruno Leone, directivo de este gremio, explica que las plantas procesadoras en Manta resistieron el sismo y que el impacto fue en el puerto. “No es una cosa mayor, pero sí se registraron desniveles; se afectaron muros y pilotes del muelle, etc. Las empresas ahora están operando normalmente”.
Legarda indica que pese a estas afectaciones la operación en el puerto de Manta se reactivó de forma rápida y, de la misma manera, comenzó el proceso para reparación gracias al seguro -y reaseguro- de esta infraestructura.
Otros de los sectores que sufrieron impactos, aunque de tipo marginal, fueron los de tagua y paja toquilla. Se trata, incluso, de empresarios de la economía popular y solidaria de las provincias.
Fedexpor calcula que hay cinco empresas que resultaron mayormente afectadas, vinculadas con la venta al exterior de productos oleaginosos, chips, agroindustria de conservas de ají, de conservas de pesca, entre otros.
Para ayudar, entre otros sectores, a los exportadores la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI) cuenta con un fondo de apoyo que incluye donaciones y créditos, dijo Legarda. Compañías de varias áreas colaboraron.
Otro impacto para las exportadoras de las provincias es en los trabajadores. Se calcula que entre el 15 y el 20% de estos tienen una afectación directa, principalmente de falta de vivienda.
Cmarón: Piscinas dañadas en Manabí
Uno de los sectores productivos más afectados por el terremoto del pasado 16 de abril es el camaronero, particularmente concentrado en las provincias de Manabí y Esmeraldas.
En la primera provincia la producción se concentra en los cantones Pedernales, Bahía de Caráquez y Jama. Allí se encuentran alrededor de 20 000 hectáreas (ha) de piscinas camaroneras, lo que representa aproximadamente el 10% de todas las tierras dedicadas a esta actividad en el país.
Manabí también contribuye con alrededor del 10% de todo el crustáceo que exporta Ecuador, que fluctúa entre las 5 y 5,8 millones de libras del crustáceo al mes, según datos de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), gremio que agrupa las empresas del sector.
José Antonio Camposano, representante de la CNA, considera que el sector camaronero más afectado en Manabí se ubica en el cantón Pedernales. Según el dirigente, en este cantón el 90% de sus ingresos los genera la actividad camaronera y los negocios que dependen de este cultivo. “Pedernales es eminentemente camaronero, de allí la magnitud de la afectación en esa zona”, indica el empresario camaronero.
Los daños en las camaroneras de Manabí se evidenciaron en la destrucción de las piscinas, que provocaron que el agua salada inunde los estanques, y dañe la producción. El movimiento telúrico también destruyó maquinaria, especialmente la utilizada para el bombeo del agua. Igualmente, las vías utilizadas para sacar la producción se cortaron.
Según Camposano, de los 600 productores en Manabí, unos 500 quedaron afectados. El gremio acuicultor del país estima que solo en esta provincia existen unas 4 500 personas asociadas a la cría de camarón.
La destrucción fue tal en esta zona productora del crustáceo que el gremio considera que tardará al menos nueve meses en poner nuevamente en pie.
“Cualquier afectación directa al volumen de exportación golpea a toda la cadena del camarón, porque hay costos fijos que no se pueden reducir”, asegura Camposano.
Miguel Uscocovich, productor de la zona de Bahía de Caráquez, en el cantón Sucre, y presidente de la Asociación de Camaroneros de Manabí, dice que el 70% de todas las piscinas de cría del crustáceo resultaron afectadas por el sismo.
El sector productivo privado anunció el pasado jueves, en Guayaquil su intención de emprender en un gran programa de apoyo para la recuperación económica de las zonas afectadas por el terremoto, que incluye la asistencia técnica.
Cacao: Centros de acopio, afectados
Los volúmenes de las exportaciones de cacao no se vieron mayormente afectados por el violento movimiento telúrico del pasado 16 de abril, según voceros del sector.
Una evaluación del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Magap) del pasado 23 de abril determinó que las afectaciones en la producción agropecuaria se enfocaron en el sector pesquero de las provincias de Esmeraldas y Manabí, y en cultivos como plátano, cacao, maíz, arroz, café y banano.
La Cartera de Estado detalló que un total de 692 000 hectáreas agrícolas están sembradas en la zona de afectación. De ellas, aproximadamente el 30% estará en temporada de cosecha a partir de junio próximo.
En las zonas afectadas por el terremoto se espera la cosecha de 27 000 toneladas de cacao hasta junio.
Los daños provocados por el movimiento telúrico se reflejan en la infraestructura relacionada con el cultivo de cacao. En Manabí, ocho de los 15 centros de acopio de cacao sufrieron algún grado de afectación, mientras que en la provincia de Esmeraldas sufrió daños un centro de acopio, de un total de 20.
Ecuador exportó 236 066 toneladas de cacao en el 2015, un incremento importante frente a las 199 000 toneladas del producto enviadas en el 2014, según estadísticas del Banco Central del Ecuador.
Manabí es un importante actor en la producción de la pepa de oro. Hasta abril pasado se contabilizaban 144 611 hectáreas sembradas en toda la provincia, especialmente en las zonas de Chone y el cantón Pichincha.
Iván Ontaneda, presidente de la Asociación de Exportadores de Cacao del Ecuador (Anecacao), considera que aunque los daños en su sector no resultaron significativos y no influirán en el nivel total de las exportaciones, si demandó una ayuda urgente para los productores de cacao que se vieron afectados. Una de esas ayudas ya la anunció la Corporación Financiera Nacional, con la prórroga para el pago de los créditos.
En el cantón Pedernales, epicentro del terremoto, existen 593 fincas cacaoteras, que suman 1 916 ha sembradas, según el Censo Agropecuario del 2012. Allí hubo daños estructurales en los centros de acopio.
“En este momento no tenemos una línea clara de incentivos a las exportaciones, que Ecuador requiere con suma urgencia”, indicó Ontaneda.
En el caso de la provincia de Esmeraldas, en el sector productor del cantón Muisne, el más afectado por el movimiento telúrico, alrededor de 423 predios están dedicados al cultivo de cacao, con 1 838 ha sembradas, según el Censo Agropecuario.
Oleaginosas: Las estructuras, con daños
Las exportaciones de oleaginosas resultaron afectadas tras el sismo, según el balance de Fedexpor.
Uno de los golpes más fuertes se vivió con la caída de la planta de la empresa Ales. Datos presentados luego del terremoto revelan que la planta de envasado se desplomó y los diferente equipos quedaron totalmente inservibles.
La infraestructura de la compañía con base en manta y una historia de 73 años, registró daño en mampostería y en las vigas. Según Daniel Legarda, presidente de Fedexpor, luego del sismo la firma concretó un convenio para producir las mismas marcas que tenía con otras empresas del sector. “Igualmente, le tomará entre seis y ocho meses recuperarse”.
La empresa, además, ha desarrollado mecanismos para apoyar a sus empleados que se dedican, además de la producción de aceites, al desarrollo de artículos de limpieza . Una acción planeada es mantener los puestos de trabajo y así apoyar a 1 009 familias.
En la actualidad Ales exporta su producción a destinos como Argentina, Colombia, Perú, EE.UU., Japón, Cuba, etc. Entre los productos de exportación se encuentran aceites y grasas, jabones y semielaborados industriales (aceite puro de palma que se encuentra refinado, blanqueado y desodorizado).
El sismo también afectó las plantas procesadoras y áreas de cultivo de palma de otras empresas de la zona.
César Loaiza, director ejecutivo de la Federación de Fomento de Exportaciones de Aceite de Palma y sus derivados a escala nacional (Fedapal), indica que hubo ciertos daños en infraestructura y tanques de almacenamiento de extractoras. “La verdad no son muy graves. En la infraestructura de puertos que tenemos para exportaciones también hubo daños en tanques. Se detectaron fisuras y eso exige una revisión. En algunos casos hubo derrames, inclusive”.
Según Loaiza, la mayor afectación la tuvo la parte industrial. Sin embargo, al momento las plantas se encuentran totalmente operativas y exportando.
Una información enviada a EL COMERCIO a fines de abril por otra de las empresas procesadoras, La Fabril, revela que su planta no sufrió daños estructurales, pero que luego del terremoto suspendieron sus operaciones en el complejo industrial de Montecristi. Desde la última semana de abril, sin embargo, la empresa trabaja al 100% de su capacidad, en tres turnos.
La compañía también apoyó a sus trabajadores, quienes enfrentaron pérdidas materiales y humanas , a través de diferentes mecanismos, como entrega de kits y ayuda psicológica.
Café: Los impactos son menores
L a producción y exportación de café también sintieron efectos del terremoto. Según Fedexpor, en unas pocas áreas de cultivo se registraron ciertos daños porque se abrieron grietas en las plantaciones. Sin embargo, el daño es algo marginal y no hay una cuantificación de los daños. Cada empresa maneja los datos de su situación en cuanto a plantaciones e infraestructura.
Astley Delgado, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé), explica que no perdieron frutos y, por lo tanto, la afectación no fue mayor, debido a que aún estaban verdes. “Si hubiesen estado maduros con el remezón del terremoto se hubiesen caído. Pero, una afectación sensible no existe por ahora”.
Hasta marzo se exportaron USD 29, 3 millones de café. Rusia es uno de los principales destinos, aunque el producto también se envía a Polonia, EE.UU., Ucrania y otros países. Ecuador exporta café industrializado, arábigo (lavado y natural) y robusta, de acuerdo a información de ProEcuador.
Delgado señala que el sector enfrentó daños en infraestructura en determinadas haciendas. Ese es el caso de la de Igor Ayala, quien también es directivo del gremio exportador de café. Este empresario asegura que los principales daños fueron en las áreas de secado. “En los tendales, en la infraestructura. Como se cayeron paredes esto afectó a las máquinas. También se dañó la parte eléctrica. En realidad son daños no muy grandes, pero sí detienen la producción de la firma”, dijo.
Según datos de ProEcuador, desde 1860 se cultiva café en el Ecuador. En Manabí, la zona de Jipijapa es uno de los lugares en los que más se produce el fruto, pero también se registran plantaciones en otros sectores.
Actualmente, indica la entidad, hay más de 100 000 familias dedicadas a la producción cafetalera en el país.
Ayala está entre los productores. Él explica que en estos momentos se encuentra en proceso de reparación de las maquinarias. Calcula que la afectación de la planta bordea los USD 100 000.
Con relación a la parte de cultivos dice que están habilitando para arrancar de nuevo y que espera que “cuando ya empiece a salir el café no tengamos ningún inconveniente adicional”. Contando desde la semana pasada se espera que en un mes esta empresa esté operativa por completo. Para solventar los gastos, la compañía no tiene previsto hacer un crédito sino reparar con los propios recursos.
En el caso de los daños a los cerramientos, la reparación de los daños la concretarán a través del seguro que tiene la firma.
Una de las firmas afectadas por el terremoto del 16 de abril fue Empacadora del Pacífico, que tiene sus instalaciones en Pedernales. Allí se cumplen ahora trabajos de rehabilitación. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
La titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senaplades), Sandra Naranjo, dio a conocer hoy 3 de mayo del 2016 el plan para la reconstrucción.
En la presentación también participaron Diego Zorrilla, coordinador residente del sistema de Naciones Unidas para el Ecuador; Omar Bello, coordinador de la Unidad de Desarrollo Sustentable y Desastres de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal); y José Rosero, director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En una primera etapa, el Gobierno realizará una evaluación y cuantificación del monto de las pérdidas, el impacto económico y social, etc. En esta fase participarán organismos internacionales.
Luego se realizará una determinación de las necesidades de la zona y, finalmente, la priorización y diseño de políticas para la reconstrucción.
El país usará la metodología de evaluación de desastres desarrollada por la Naciones Unidas, la Unión Europea y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El país está recibiendo apoyo técnico de estos organismos.
Entre el 3 y 13 de mayo del 2016, el INEC levantará la primera información sobre daños y pérdidas en el sector productivo en las zonas afectadas en Manabí y Esmeraldas.
Para ello cuentan con una muestra de 1 696 empresas entre grandes, medianas y pequeñas. Se tomarán en cuenta, principalmente, a las firmas vinculadas a cuatro sectores: agrícola/ganadero/pesquero, turismo, comercio y manufactura.
Un segundo proceso que llevará a cabo el INEC será el levantamiento de información de familias y hogares en albergues y refugios. Se trabajará en 97 albergues, incluidos aquellos ubicados en Santo Domingo y Los Ríos. La entidad valorará pérdidas de ingresos, de empleo, etc., para determinar el impacto social en esta población.
También se levantará el registro único de damnificados, que se calcula en 6 748 familias; es decir, 20 785 personas.
Para este proceso, el INEC cuenta con 170 voluntarios que están recolectando información y 70 adicionales que se encargarán de la digitación.
La información que se obtenga de la evaluación, según Bello, se prevé que esté lista en junio. Naranjo, por su parte, indicó que los procesos de reconstrucción tendrán un sustento clave en los datos que se recopilen.
Ella también dio explicación sobre otros procesos que se han puesto en marcha para enfrentar los impactos del terremoto, como es de la venta de activos del Estado.
Entre aquellos activos que se venderán está el Banco Pacífico. “En el caso de CNT y Flopec, por ser de sectores estratégicos, hay una restricción, por lo tanto se puede abrir el capital hasta el 49%. Tenemos, por ejemplo, los medios incautados como Gama y TC, que también están a la venta. La idea es que sirvan como medidas complementarias para financiar la reconstrucción».
El presidente Correa anunció el sábado pasado que también se venderá la central hidroeléctrica Sopladora, que también es un sector estratégico.
Bello indicó que en otros países ya se han vendido activos. Colombia, por ejemplo, vendió parte de los activos de Ecopetrol, luego del desastre por la ola invernal en el 2010 y el 2011. Zorrilla explicó que ese país decidió extender un impuesto que se iba a eliminar y en Chile usó fondos que ya tenía.
Además, indicó que la reconstrucción es un proceso de largo aliento y puede demorar años. La secretaría de Senplades, por su parte, señaló que el monto de USD 3000 millones en pérdidas ha sido preliminar y que en seis semanas se tendrá el dato oficial una vez que termine la evaluación de los daños y las pérdidas.
Con relación a un posible ajuste del Estado, la funcionaria detalló que el proceso de optimización de entidades comenzó en el 2007 y ya han sido eliminadas 111 entidades. Actualmente, dijo que existen 136 entidades públicas.
“Va a ser importante un reajuste de prioridades dado lo ocurrido. Eso está contemplado y lo vamos a contar una vez que termine el diagnóstico”, indicó.
Construcción en el barrio Tarqui, Manabí, afectada por el terremoto del 16 de abril. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
En medio de una catástrofe, el empleo no es solo una fuente de ingresos, sino también de dignidad. Esa fue la lectura que hizo Keiko Kamioka, directora de la oficina de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en Japón, luego del terremoto que enfrentó ese país en marzo del 2011.
Hace dos semanas, Ecuador enfrentó una de las peores catástrofes naturales de los últimos años con el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que devastó poblaciones de seis provincias. Con el sismo se calcula que más de 30 000 negocios pequeños resultaron afectados y, con ello, las personas perdieron sus trabajos.
El impacto también es para las medianas y grandes empresas, aunque la afectación en infraestructura y trabajadores todavía no ha sido contabilizada.
Diego Román, presidente de la Asociación de Gestión Humana del Ecuador (AGHE), explicó que las firmas deben enfrentar la tragedia y darle un sentido a su actividad y la de los trabajadores. Por eso considera que un primer momento debe centrarse en el apoyo a la comunidad afectada.
Esto porque los trabajadores logran mantenerse activos, se fijan un objetivo y, en cierto modo, dejan atrás la tragedia. Pero, también deben recibir apoyo, principalmente en la parte emocional, de los departamentos de gerencia y de recursos humanos de la empresa en la que trabajan.
Previo a reanudar operaciones la compañía debe evaluar cuántos de sus colaboradores han resultados afectados, cuántas de las familias de los mismos están impactadas, entre otros. “Todo esto tiene que manejarse con liderazgo (…) y el área de recursos humanos debe saber manejar un equilibrio entre la parte emocional y laboral”.
También, es clave manejar el desconcierto. Esto implica aclarar lo más pronto posible si van a seguir operando o no.
Esto último solo es posible cuando se realiza una inspección técnica de la infraestructura de la compañía. Este proceso debe desarrollarse entre los directivos de la misma, expertos en construcciones y representantes de los bomberos o autoridades de riesgos que permitan realizar una evaluación de las estructuras.
Pablo Suasnavas, decano de la Facultad de Seguridad y Salud Ocupacional de la Universidad SEK, explica que tras la emergencia debieron haberse activado las brigadas para controlar evacuaciones y primeros auxilios en las oficinas y plantas de las empresas.
Luego de la tragedia deben arrancar los planes de contingencia o continuidad. “Las empresas tienen que definir estrategias y acciones con el fin de volver a operar. Esto debe incluir cómo se va a manejar los temas de facturación, manejo de activos, control de infraestructura, reemplazo de recursos humanos, etc.”.
En la parte humana Suasnavas considera que se debe evaluar el daño psicológico y emocional que hayan sufrido los trabajadores. Añade que la gente necesita capacitaciones y apoyo con psicólogos que le permitan retomar su rutina.
Tras desastres naturales, entidades como la OIT han desarrollado programas que incluyen el aspecto social, así como la recuperación del empleo. En el caso de Japón, por ejemplo, se puso en marcha un proyecto para recoger y difundir lecciones aprendidas con el terremoto, así como mecanismos para recuperar los puestos de trabajo durante el proceso de reconstrucción.
De la misma forma, los gremios productivos apoyaron a algunas personas a montar negocios en las zonas en las que existían posibilidades para volver a empezar. Además se implementó un mecanismo de protección social del Gobierno, narra la OIT en un artículo publicado en su página web dedicado al sismo de Japón.
No todos los países corren la misma suerte. De ahí que la Organización desarrolló un programa de respuesta a la crisis y reconstrucción. No solo se aplica en el caso de desastres naturales sino para toda situación adversa.
La entidad considera clave la puesta en marcha de la producción para lograr que la economía mejore, que los trabajadores obtengan recursos y reanuden sus vidas en general.
Suasnavas considera que en este proceso las empresas deben reestructurar su talento humano. Esto implica ver qué personal está todavía operativo, si hay heridos o fallecidos…
Además, recomienda operar con los recursos con los que se tiene, para lo cual es necesario una distribución de las tareas. Según Román, cuando una persona especializada falta puede haber talentos escondidos que puedan reemplazarlo.
Asimismo, los departamentos de recursos humanos deben empezar lo más pronto que puedan a gestionar indemnizaciones, de ser el caso o la puesta en marcha de programas sociales. De trabajar con aseguradoras también es importante una colaboración entre estas, empresa y trabajadores.
Reacción
Luego de una catástrofe natural, las empresas deben contar con un plan de continuidad de operaciones. Las tareas se multiplican en el área de recursos humanos.
417 empresas fueron afectadas en la zona de Pedernales, donde fue el epicentro del sismo.
El sector hotelero de Manabí mantuvo reuniones de trabajo la semana pasada para analizar la rehabilitación de sus servicios. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
Tras el terremoto vienen las cuentas y el sector financiero no escapa a esta tarea. En la banca privada y pública ya se revisa con detenimiento el impacto del sismo del pasado 16 de abril, cuyo epicentro estuvo en Manabí.
Uno de los indicadores que mayor atención merece es el de la cartera de crédito. Según datos de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE), la cartera de crédito de Manabí y Esmeraldas, las provincias más afectadas por el sismo, bordeaba hasta marzo de este año los USD 860 millones; esa cifra se reparte principalmente en crédito comercial (cerca de USD 370 millones) y de consumo (alrededor de USD 275 millones); el resto se divide entre créditos para vivienda y microcréditos.
El total de la cartera de crédito de Manabí y Esmeraldas representa el 4,6% de la cartera total nacional, que hasta marzo de este año estaba en USD 18 528 millones, según estadísticas de la Superintendencia de Bancos.
Julio José Prado, director ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados (ABPE), informa que una de las preocupaciones entre las entidades financieras es el incremento del índice de morosidad, en especial en los segmentos de microcrédito y consumo.
Según cifras de la ABPE, en Manabí el índice de morosidad está en un promedio de 6,6% y en Esmeraldas llega al 11,7%, por encima del promedio nacional que hasta marzo estaba en 4,6%.
Prado detalla que en poblaciones como Pedernales el índice llega al 9% y en Portoviejo se ubica en 10%. “Esos indicadores subirán con revisiones y actualizaciones que se hagan con el tiempo”.
Además, indica que la mayoría de créditos tiene seguro de desgravamen por la muerte del beneficiario del préstamos o ante desastres naturales.
Banco Solidario es una de las entidades que revisa la situación. Esta entidad cuenta con cerca de 35 000 clientes, en Manabí y Esmeraldas. En esas provincias sus créditos están divididos un 56% para microcrédito productivo y un 44% en microcrédito de consumo, según indican sus voceros.
La Superintendencia de Bancos considera que si bien se podría esperar en el corto plazo un incremento en la tasa de morosidad de la cartera colocada, esto dependerá del segmento y la ubicación. “No todos los sectores fueron afectados de la misma forma y muchas empresas tampoco sufrieron grandes daños”, respondió el organismo.
Además, la Superintendencia de Bancos dio a conocer que para mitigar los efectos, se está trabajando en un proyecto de ley que faculte a las entidades financieras el diferimiento de las cuotas de por lo menos 90 días.
Sobre este tema, la ABPE planteó el diferimiento de pagos de créditos. Prado explica que las cuotas de abril, mayo y junio se diferirán tres meses en los créditos para los habitantes que viven en las zonas afectadas por el terremoto. En tarjetas se diferirán cuotas e intereses de consumo por tres meses. Y en crédito se van a analizar casos puntuales para determinar si conviene que los intereses se paguen como una cuota final o si se devengan de manera mensualizada.
La banca pública también activó un plan. La Corporación Financiera Nacional (CFN) tiene en Manabí y Esmeraldas 806 operaciones crediticias, la mayoría están concentradas en Manabí. María Soledad Barrera, presidenta del Directorio de la CFN, indica que la entidad tiene USD 147 millones de exposición en la zona afectada, que incluye a Muisne y la zona turística de la provincia de Esmeraldas. Aproximadamente USD 130 millones corresponden exclusivamente a Manabí.
“Hemos resuelto como medida inmediata, declarar una moratoria de seis meses sin que tengan que pagar sus cuotas de capital ni de intereses”, señala Barrera.
Además, explica que tras los seis meses se podrá decir qué plan de refinanciamiento o de reestructuración aplica para cada empresa, según la afectación. “Esto es importante para ir dando una señal de aliento y de alivio al sector productivo que tiene distintas afectaciones”.
Finanzas
La cartera de crédito de Manabí y Esmeraldas, las provincias más afectadas por el sismo, bordeaba hasta marzo de este año los USD 860 millones; esto representa el 4,6% de la cartera nacional de créditos. Los planes de contingencia para los deudores se activaron.
Los préstamos serán reprogramados
Un total de 298 000 socios de cooperativas de ahorro y crédito se cuentan en Esmeraldas y Manabí, según los últimos datos de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria. El 97,6% está concentrado en esta última provincia.
En Manabí y Esmeraldas, que son las más afectadas por el terremoto del 16 de abril, funcionan 54 instituciones financieras de la economía popular y solidaria, ya sea con carácter local o con oficinas que mantienen entidades de otras regiones del Ecuador.
La afectación que el sismo tuvo en los socios de las cooperativas de ahorro y crédito aún no está definida. Sin embargo, el Comité Técnico del Sector Financiero Popular y Solidario planteó diferir por un período de 90 días el cobro de las cuotas de los préstamos a las personas, que tienen inconvenientes por el terremoto.
También, ofreció la reprogramación de deudas vencidas y por vencer. Según el vocero técnico de este comité del sector financiero popular y solidario, Juan Pablo Guerra, en este aspecto es necesario analizar cada uno de los casos, porque existen personas que están afectadas en gran medida y otras, en menor. “Hay quienes pueden necesitar la reprogramación o, incluso, mayores recursoseconómicos”.
Lo importante, agrega, es ofrecer una ayuda porque en estos momentos su mayor preocupación es recuperarse y reconstruir sus inmuebles o reanudar las actividades de sus negocios.
La semana pasada, los dirigentes del sector cooperativo mantuvieron reuniones con los representantes de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria para coordinar la colaboración y “que las acciones se cumplan a la brevedad posible”, dice Guerra.
En la actualidad, cada institución financiera de Esmeraldas y Manabí realiza el levantamiento de la información para coordinar con los socios los procesos de reprogramación de los préstamos.
Aunque es prematuro saber cuáles son las afectaciones, Guerra indica que la mayor concentración de colocaciones está en los segmentos de microcrédito y préstamos de consumo.
“Por el momento, se ofreció una opción de una reprogramación durante los próximos 90 días, es decir, los socios podrán acercarse a las instituciones y reprogramar sus obligaciones”. Él estima que en el transcurso de esta semana se tendrá un panorama más preciso de la situación en ambas provincias. Esto permitirá definir las acciones de apoyo que ejecutará el sector cooperativo.
La semana pasada recopilaron información y trabajaron paralelamente en un proyecto de estas instituciones de todo el país.
Según Guerra, existen varias opciones para aportar, pero lo más importante es generar condiciones favorables. Entre otras rediseñar el esquema de desarrollo de las zonasafectadas creando cooperativas de trabajo y vivienda y para ello se necesita inyectar recursos económicos. Una vez que se tenga este plan de apoyo será anunciado.
Tras el sismo, la primera acción del sector cooperativo fue garantizar el funcionamiento de las oficinas de las instituciones en las zonas afectadas. El objetivo fue reanudar la atención en los locales y que funcione la red de cajeros para que los socios tengan acceso al dinero y a los otros servicios que ofrecen las cooperativas.
Guerra asegura que todo está funcionando y existen las garantías para brindar los servicios. Se revisaron que las oficinas no presenten riesgos estructurales, que haya comunicación y la provisión de recursoseconómicos.
De acuerdo con los últimos datos de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, en las provincias de Manabí y Esmeraldas las cooperativas recibieron depósitos o captaciones por USD 253,8 millones y concedieron colocaciones o préstamos por USD 252,3 millones.
Cooperativas
Otra medida de apoyo es diferir por 90 días el cobro de las cuotas de los créditos.
En el centro de Portoviejo se observa la destrucción causada por el terremoto. En ese sector se concentraban distintos negocios que perdieron sus locales o están cerrados. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
Se definen como «una serie de amigos» reunidos para ayudar a cientos, e incluso, a miles de kilómetros de distancia, a quienes sufrieron los embates del terremoto del pasado 16 de abril en Ecuador por medio de un mapa virtual de necesidades tras el temblor.
Como otros cientos de ciudadanos y empresas, tan pronto se conoció de la dimensión de la tragedia que había dejado el terremoto, con 659 fallecidos, estos «amigos» engrosaron las filas de los solidarios que donaron alimentos, agua y otras vituallas para los damnificados.
Y como otros voluntarios que viajaron a la zona del desastre, estos «amigos» también fueron un paso más allá, aunque en realidad, no se movieron de su entorno diario y decidieron ayudar con aquello en lo que son expertos: tecnología y programación.
Así, transformaron una plataforma usada para ubicar en el mapa las zonas donde ocurren crímenes, en una en la que usuarios, desde un computador o un teléfono celular, vía redes sociales o mensajes directos, exponen sus necesidades como consecuencia del terremoto.
En sus casi dos semanas de funcionamiento, el portal www.terremotoecuador.com ha recibido más de 40.000 visitas y unos 400 reportes de gente que encontró en esa página una especie de altavoz para gritar al ciberespacio sus necesidades más apremiantes.
A Andrés Garzón, vocero de la mencionada plataforma, le extrañó que uno de los reportes, solicitando transporte, se generara en Quito, lejos del lugar del desastre, pero al mirar el detalle del mensaje encontró que se trataba de un grupo de médicos voluntarios que necesitaba ir a la zona dañada por el movimiento telúrico.
Alguien del Ayuntamiento de Quito vio el mensaje en el mapa de Ecuador que aparece en la plataforma, los contactó y poco después los damnificados recibían atención sanitaria de esos galenos.
Garzón comentó que la mayoría de reportes recibidos tienen que ver con la necesidad de provisión de alimentos y agua, mensajes que, espera, encuentren respuesta.
Por el momento, la plataforma solo recibe los reportes de requerimientos, pero ya trabajan en mejoras que incluya ofertas de asistencia y la posibilidad de seguimiento de los casos reportados.
Según Garzón, tras la plataforma está el trabajo gratuito de unas 70 personas, la mayoría de Ecuador, pero también las hay de Estados Unidos y Colombia.
Dijo conocer solo a unos 15 de ellos. El resto son amigos y amigos de los amigos de los primeros 15 que se sumaron para hacer un mapa donde se reporten las necesidades dividiéndolas en categorías: agua, alimentos, transporte, medicinas, entre otras.
La página, según Garzón, tiene dos tipos de usuarios: aquel que reporta y aquel que mira la información y toma iniciativas.
«La idea es no duplicar los esfuerzos«, indicó al asegurar que en su plataforma tienen cabida todos: actores públicos, privados, ONGs, ciudadanos de a pie.
Lo «lindo» de la tecnología -para Garzón- es que les permite ayudar sin necesidad de dejar sus rutinas y ni siquiera tienen que desplazarse a sitios específicos para reunirse en su proceso de mejora de la plataforma. Hablan en línea.
«Somos una comunidad de empresas y voluntariado. No somos una organización; por ahora no somos nada. Somos una serie de amigos que estamos trabajado para ayudar en el área que conocemos, sin fines de lucro» y sin ánimo de protagonizar, dijo.
Según él, las empresas involucradas tienen la tecnología ya implementada para manejar la plataforma, y por ello no les cuesta mucho tenerla en funcionamiento, siempre y cuando el tráfico se limite a «miles» o, incluso, «cientos de miles» de usuarios entre quienes piden ayuda y quienes la ofrecen.
«No es una página de noticias, sino de acción«, puntualizó al especular que, como la razón de su aparición es coyuntural, la plataforma podría funcionar durante un año, poco más, algo que dependerá de las necesidades de los usuarios.
Para los involucrados, tampoco supone un gran esfuerzo pues es su día a día, solo que enfocado en una ayuda específica, explicó.
Ni son ni quieren ser los únicos que usan internet para ayudar en la crisis provocada por el terremoto, que dejó miles de damnificados, pero aspiran a convertirse en un punto de convergencia, a través del software libre, que haga visible en un mapa las necesidades de los afectados.
«No es una competencia, sino (un proyecto para) ayudar entre nosotros, cada uno ayuda como puede», subrayó.
Un grupo de jóvenes creó una plataforma web en la que se visualizan las necesidades de los damnificados por zonas. Foto: Captura
«Ser puente entre la gente que necesita y quiere surgir; y ayudar» esa es la consigna global que lleva el proyecto Desafío Levantemos Chile. Un emprendimiento social que nació en el 2010, luego del terremoto y maremoto que azotó a este país y que causó más de 500 muertos.
Con el objetivo de difundir su mensaje, este 26 de abril del 2016, se realizó una charla en Quito con los creadores de la plataforma.
Sergio Calvo, director de Desafío Levantemos Chile, durante hora y media expuso los casos de éxito para incentivar el emprendimiento en poblaciones afectadas por desastres naturales. Su presentación se desarrolló en el auditorio de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), ante medio centenar de personas, entre voluntarios y empresarios que buscan soluciones para los habitantes del sur de Esmeraldas y Manabí, provincias golpeadas por el terremoto de 7,8 grados.
Ideas de emprendimiento en áreas como salud, educación, arte, cultura o deporte; y conocer la realidades de estos sectores para construir planes que les permita renacer desde los escombros fue el eje central de la exposición de Calvo.
Alfredo Maldonado, presidente del Club Rotario Quito Colonial, una de las organizaciones que junto a la CCQ organizaron la charla, agradeció a los asistentes y reiteró que la ayuda social para los damnificados debe mantenerse.
Desafío Levantemos Chile en el auditorio de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Foto: Líderes